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Estudios Bíblicos
Predicación de Hoy: El temor
Estudios Bíblicos Lectura Bíblica de Hoy: Números 13:17-33
Introducción
«…En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor...» (1 Juan 4:18).
En la actualidad y desde la fundación de la creación “El Temor” es una de las principales
conductas que enfrenta el ser humano (Génesis, 3:9,10), que pueden ser causadas por
situaciones del pasado que están reprimidas, de situaciones presentes y también de
pensamientos destructivos acerca del futuro.
Esto se debe al recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en sus
personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado. Según el
diccionario de la Real Academia Española (DRAE) 8 el miedo es la “perturbación
angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. El vocablo procede del latín
metus, que tiene significado análogo. Como todas las emociones admite graduación.
EL TEMOR DE DIOS
El temor de Dios es una actitud de reverencia y respeto hacia Dios, que pasa
progresivamente por las siguientes etapas:
• Una conciencia de que Dios es el dueño de nuestras almas, y tiene el poder de
otorgarnos la salvación eterna o condenarnos a la destrucción. Aunque la motivación que
genera este temor es completamente egoísta, es preferible a no tener ningún temor de
Dios.
• Una conciencia de que Dios está permanentemente mirando todo lo que pensamos,
decimos y hacemos, y que Él tiene el poder para premiarnos o castigarnos de acuerdo a
nuestra conducta; lo cual nos debería motivar a ser cuidadosos y apartarnos del mal.
• Un deseo consciente y permanente de agradar a Dios en todo lo que hacemos y no
ofender Su santidad.
• Un reconocimiento humilde de que El es Dios y nosotros somos Sus criaturas, y por lo
tanto, El es digno de ser temido y reverenciado.
Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios específicas para cada caso
y confiar en su poder y fidelidad.
PARA RECORDAR;
(Salmo 27:1), (Sofonías 3:17), (Salmo 28:6,7), (Romanos 8:15), (2 Timoteo 1:7).