Está en la página 1de 17

ISSN 2347-081X

http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

Formas modernas de creer.


Algunas notas sobre las prácticas
culturales de los/las jóvenes
cristianos pentecostales en
Comodoro Rivadavia 1

Modern ways of beleiving. Some notes


on cultural practices of Pentecostal Christian youth
in Comodoro Rivadavia

Luciana Lago
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (UNPSJB)
CONICET/ IESyPPat
lucianalagocr@gmail.com

Resumen
En este artículo nos proponemos presentar algunos avances de nuestra investigación
referida a las formas de religiosidad de los grupos de jóvenes cristianos en la ciudad
de Comodoro Rivadavia. Vamos a considerar en particular los modos en que estas
formas de religiosidad se expresan en clave generacional, lo que implica reactualiza­
ciones doctrinarias, cambios en torno a lo normado institucionalmente y ciertas ten­
siones con las generaciones precedentes.

En relación al dilema sobre de qué manera “vivir una vida cristiana en un mun­
do moderno” en estos grupos de jóvenes surge la cuestión del “estilo de vida cristia­
no” como una elección y una forma de distinción que se liga a los modos como
reelaboran los sistemas de normas y prohibiciones de sus iglesias en clave generacio­

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 89


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

nal. En este sentido, sostenemos que indagar en las prácticas religiosas de los secto­
res juveniles representa un modo de aproximarse a la dinámica de las formas religio­
sas producto de la interacción generacional, lo que nos permite comprender cambios,
transformaciones –y también continuidades– en torno a los sentidos y los modos en
que es experimentada su adscripción religiosa.

Palabras clave
jóvenes ­ pentecostales ­ estilo ­ generaciones

Abstract
In this paper we put forward present our research regarding ways of religiosity of
Christian youth groups in the city of Comodoro Rivadavia, considering in particular
the ways in which these forms of religion are expressed in different generations,
which implies doctrinal re­actualizations, changes around institutionally regulations
and certain tensions with previous generations.

Around the dilemma on how to "live a Christian life in a modern world" in these
youth groups raises the issue of "Christian lifestyle" as a choice and as a form of dis­
tinction. This is linked to the ways in which they re­elaborate the rules and prohibi­
tions of their churches in terms of generation belonging. In this sense, we argue that
the analysis of the religious practices of youth groups represents a way of approa­
ching the dynamics of religious forms product of generational interaction, allowing
us to understand changes, transformations –and continuities– around senses and the
ways in which their religious affiliation is experienced.

Keywords
young – pentecostal – style ­ generations

90 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

Sobre la presencia protestante y toman como unidad de análisis la situa­


pentecostal en Comodoro ción nacional.
Rivadavia
En el caso particular de Comodoro
Un posible punto de partida desde el Rivadavia la presencia de iglesias pro­
cual indagar la presencia de protestantes testantes es muy temprana y se vincula
y pentecostales en la Patagonia argenti­ desde principios del siglo XX a los gru­
na, es la encuesta nacional realizada a fi­ pos migrantes bóers3. Para este grupo su
nes del 2007 en el marco del proyecto adhesión a la iglesia reformada –de cor­
“Religión y estructura social en la Argen­ te calvinista– representó una forma de
tina del siglo XXI2”, la cual arroja algu­ conservar su identidad reforzando as­
nos datos interesantes respecto a la pectos étnicos. Así, su pertenencia reli­
diversidad religiosa en el país. En líneas giosa se transformó en un instrumento
generales la encuesta reafirma la condi­ idóneo para la reinvención de la identi­
ción creyente de la sociedad argentina al dad (Bjerg, 2001, p. 47), oficiando de re­
sostener que nueve de cada diez entre­ fugio étnico y –a la vez– de espacio de
vistados manifiestan creer en Dios, de diferenciación con los “otros” criollos o
los cuales entre el grupo etario de los jó­ también migrantes pero católicos.
venes entre 18 a 29 años los creyentes
representan el 85,1 %. Los datos desta­ Respecto a la presencia pentecos­
can el pluralismo y la diversidad presen­ tal, ésta se liga principalmente a la co­
tes en el campo religioso, siendo los rriente migratoria proveniente del sur de
grupos evangélicos la primera minoría Chile. Los grupos chilenos migran en
alcanzando el 9 % ante el 76% represen­ número significativo a mediados de la
tado por los católicos. Considerando las década de los cuarenta y en particular
particularidades regionales, la Patagonia durante la Gobernación Militar4 (1946­
es la región con más alta concentración 1955) dada la demanda de mano de obra
de evangélicos alcanzando el 21,6 % de la para la construcción de obras públicas
población. en el marco de los planes quinquenales
del peronismo, incorporándose como
En Comodoro Rivadavia la centra­ mano de obra no calificada. La llegada
lidad de la explotación minera ligada al de estos migrantes dio lugar a la instala­
petróleo como principal actividad econó­ ción de las iglesias bautistas –de corte
mica ha signado una serie de rasgos par­ pentecostal– en los “barrios altos” de la
ticulares a lo largo de su historia, inicia­ ciudad, ligados al estigma de una reli­
da hacia 1901. Básicamente desde la ins­ gión de “chilotes y canutos” (Lago,
talación de la ex empresa estatal YPF y 2013b, p.15).
otras de capitales extranjeros, se con­
formó un mercado de trabajo que atrajo Antes de continuar avanzando,
a trabajadores de origen europeo, de mi­ partamos de reconocer las principales
grantes internos y limítrofes de origen características del Pentecostalismo como
chileno. Esta heterogeneidad poblacio­ movimiento religioso. El pentecostalis­
nal también se manifestó a nivel religio­ mo, que es una corriente que surge en el
so, generándose un tipo de pluralismo, interior del protestantismo norteameri­
que comparativamente al de la sociedad cano a principios del siglo XX, se desa­
argentina, resulta muy marcado y ante­ rrolló en América Latina de forma expo­
rior al señalado en investigaciones que nencial a partir de la década de los se­

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 91


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

senta. A nivel general, se distinguen de clave en torno al desarrollo del pente­


las Iglesias históricas por la reivindica­ costalismo en Argentina, consideramos
ción de la experiencia pentecostal, que se que ello no puede generalizarse para to­
define a partir de la manifestación del do el territorio argentino. En el caso
Espíritu Santo el día de Pentecostés. Los particular de la región Patagónica y en
miembros de este movimiento creen en base a nuestro trabajo de investigación
la acción directa del Espíritu Santo, en con iglesias pentecostales, encontramos
los carismas y dones espirituales men­ que la presencia de esta corriente se vin­
cionados en el Nuevo Testamento: pala­ cula en particular a los grupos migrato­
bra de “sabiduría”, don de curación, de rios de origen chileno, donde el pente­
profecía, de lenguas, de interpretación costalismo se encontraba ampliamente
de las lenguas, etc. (Wynarczyk y Semán, extendido entre los sectores populares5.
1995). Otro rasgo de esta corriente son
sus formas de culto, las cuales se distin­ Años más tarde la llegada de mi­
guen del protestantismo histórico por el grantes internos y limítrofes también
carácter festivo de las mismas y la gran pentecostales generó que el pentecosta­
expresividad que se manifiesta en el uso lismo, como corriente religiosa se torna­
de distintos cánticos como forma de ala­ ra más plural y diverso en su
banza. A lo anterior se agrega la rápida composición, dejando de ser una reli­
capacidad de conectarse con experien­ gión particular de los grupos de chile­
cias propias de la religiosidad popular nos. Luego del retorno a la democracia,
(Semán, 2006, p. 57), aun adaptándolas el marcado y sostenido crecimiento de
a sus singulares interpretaciones. las iglesias pentecostales incidió en el
desarrollo de vínculos políticos que die­
Respecto a la presencia pentecostal ron lugar a su legitimación pública, lo
en Argentina, Semán y Wynarczyk cual es notorio, por ejemplo, en el desa­
(1995, pp. 33­34) señalan dos momentos rrollo de campañas de evangelización en
claves: el primero corresponde al perío­ espacios públicos. Desde la década de los
do 1920­1940 y se vincula a misiones de noventa se produjo la proliferación de
iglesias extranjeras de raíz estadouni­ distintas iglesias principalmente entre
dense. Al segundo momento lo sitúan en los barrios de sectores populares de la
los años cincuenta destacando en par­ ciudad. Actualmente las iglesias pente­
ticular la campaña del evangelista costales reconocidas por el Concejo de
Tommy Hicks, dada su relevancia en tér­ Pastores local son 50, sin embargo, la
minos numéricos. En la misma línea cantidad de “pequeñas iglesias” que
Bianchi (2004, pp. 223­228) señala, en proliferan en los sectores de expansión
particular, los vínculos de Hicks con el poblacional, duplica el número de las
presidente Perón y el impacto que dejó oficialmente reconocidas. Esta situación
su campaña en términos de repercusión se asemeja a la descripta por Semán
social, marcando una impronta distinta (2010, p. 29) respecto a las pequeñas
en los perfiles que, a partir de allí, ad­ iglesias de barrio.
quirirían los líderes pentecostales argen­
tinos. Considerando la temprana presen­
cia de grupos protestantes y pentecosta­
Si bien ambos autores coinciden en les en la ciudad, con varias generaciones
sus periodizaciones y en destacar la de conversos pentecostales, podemos
campaña de Hicks como un momento notar que el campo religioso local se ca­

92 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

racteriza por el pluralismo religioso y respectivamente. En Argentina junto a


por la legitimidad obtenida por los pen­ los trabajos de Semán (2006, 2008),
tecostales en la escena pública y cultural Míguez (2000, 2002) se registran las
(más acentuada en los últimos 30 producciones de Mosqueira (2012) y La­
años)6. En este sentido, consideramos go (2013a, 2013b y 2011).
que esta pluralidad es un rasgo par­
ticular en comparación con lo señalado En los trabajos referidos al pente­
en investigaciones que toman como uni­ costalismo, es una constante la pregunta
dad de análisis la situación nacional, por por las posibles causas del crecimiento
lo que requiere una atención especial; de esta corriente religiosa (Frigerio,
mucho más si se considera que se trata 2007, Stoll, 1990) En nuestro caso opta­
de un caso en que los procesos migrato­ mos por que nuestras preguntas giren en
rios han sido recurrentes a lo largo de la torno a los propios cambios que pode­
historia de la ciudad, lo que ha generado mos observar en el seno de estas comu­
un contexto propicio para el desarrollo nidades religiosas, en las cuales los
del pluralismo religioso extendido sectores juveniles se destacan por desa­
(D´Epinay, 1968). rrollar distintas acciones y prácticas que
buscan separarse de las formas más es­
tandarizadas de las generaciones prece­
Pensar la religiosidad de los dentes.
jóvenes cristianos en
perspectiva generacional Entre estos jóvenes, la relación con
el mundo y con su iglesia es distinta de
En torno al crecimiento de las comunida­ la de sus padres, dado que no tuvieron
des pentecostales, ciertos trabajos acadé­ que convertirse, a la vez que generacio­
micos se han centrado en el análisis de nalmente surge la necesidad de marcar
los procesos de conversión o de llegada al una diferencia en el modo en que desean
evangelio (Frigerio, 1993; Frigerio y Ca­ experimentar su religiosidad en térmi­
rozzi, 1994). Sin embargo, un número nos culturales más “actualizados”. Al
creciente de protestantes y pentecostales respecto resulta valioso incorporar la
han nacido y crecido dentro de estas mi­ noción de generación. Siguiendo a Ale­
norías religiosas. Son creyentes de segun­ sandro Cavalli:
da generación, y en algunos casos de
tercera generación, de padres e incluso Se habla de generación cuando se de­
abuelos pentecostales. Tal como señala sea poner énfasis en el hecho de haber
Garma Navarro (2007, p. 278), su núme­ nacido o vivido durante los años cru­
ro y proporción aumentará gradualmen­ ciales del desarrollo de un ambiente
te, por lo que el impacto de esta tendencia cultural particular, marcado por suce­
amerita una reflexión al respecto. sos específicos así como históricos,
singulares, que han dejado una huella
En relación a los estudios enfoca­ permanente sobre las formas como los
dos en los sectores juveniles y el pente­ individuos sienten, piensan y actúan
costalismo encontramos como principa­ (cit. en Garma Navarro, 2007, p. 288).
les antecedentes los trabajos de Corpus
(2008), Garma (2000, 2007) y los estu­
dios de Pinheiro (2008) y Jungblut El hecho de pertenecer a un perío­
(2007) para el caso mexicano y brasilero do específico “propio” es común a una

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 93


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

generación y es lo que la diferencia de mente, gran parte de los jóvenes que


otros períodos previos y sucesivos. En participan en este tipo de iglesias provie­
un sentido similar, acordamos con Man­ nen de familias cristianas y su socializa­
heim (1928) en comprender a la genera­ ción se produjo dentro de la religión
ción como una conexión que se basa en evangélica, pero desean experimentar la
una construcción sociohistórica, cultural religión de modo diferente a como la han
y situada, producto de una ruptura que vivido su padres, a la vez que aspiran a
tiene que ver con la creación e innova­ una experiencia más protagónica y más
ción. Este autor plantea también que la “actualizada” en términos culturales.
“situación generacional” consiste en “es­
tar expuesto a ciertos fenómenos socio­ Muchas iglesias son conscientes de
culturales similares” (Manheim, 1961, p. estas circunstancias, por lo que se plan­
48). tean distintas estrategias de retención de
estos jóvenes “cristianos de cuna”. Entre
Consideramos sumamente útil la estas estrategias se habilitan nuevas po­
noción de generación, dado que visibili­ sibilidades para expresarse y para predi­
za la condición de jóvenes y habilita la car mediante el teatro, el graffiti y
revisión de su constitución desde la principalmente la música. Así y todo, en
perspectiva histórica y, a su vez, advierte base a nuestro trabajo de campo et­
sobre el mundo adultocéntrico y el juego nográfico en distintas comunidades
de poder en función del cual se estable­ pentecostales, pudimos notar que dentro
cen normas, clasificaciones y miradas de los grupos de jóvenes se manifiesta
sobre la juventud. Por otro lado, el reco­ una marcada movilidad en términos de
nocimiento de las generaciones posibili­ abandono o desafiliación religiosa, y
ta promover espacios para problematizar también en lo que podríamos llamar un
la propia condición generacional, de mo­ “transitar” por distintas creencias y co­
do de tornarla consciente configurando munidades religiosas.
espacios de subjetivación.
En el siguiente apartado presenta­
Dentro de estos “fenómenos socio­ mos una serie de testimonios de jóvenes
culturales similares”, los medios de co­ que se refieren a estas situaciones de
municación y las nuevas tecnologías son tránsito y movilidad religiosa. A través
decisivos en la configuración de nuevas de estos relatos es posible ver cómo se
formas de sociabilidad juvenil (Mordu­ reflejan posturas respecto al modo en
chowicz, 2008). Así, los jóvenes, a partir que experimentan los sujetos jóvenes la
de sus consumos culturales, pueden de­ tradicional división iglesia/mundo, las
finir formas de identificación/diferen­ motivaciones a partir de las cuales
ciación social, que repercuten en los abandonan/retornan a las iglesias de las
modos de vida, en los patrones sociocul­ que formaban parte y la incidencia de su
turales, en el aprendizaje y fundamental­ historia familiar entre otros aspectos.
mente en la interacción social (Reguillo
Cruz, 2000, p.25).
Pablo, Bruno y Karina: entre la
En este contexto para los jóvenes iglesia y el mundo
pentecostales se plantea el dilema: ¿Cómo
vivir una vida cristiana en un mundo “mo­ Es una preocupación común en las igle­
derno”? Cómo mencionábamos anterior­ sias pentecostales el hecho de que mu­

94 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

chos jóvenes nacidos y socializados en la una lógica de “conversión”, como tam­


fe cristiana, a partir de cierta edad, bién el caso de jóvenes cristianos que
cuando amplían sus círculos de amista­ toman una distancia –temporal– res­
des a través del trabajo o el estudio, se pecto a los sistemas de normas de sus
alejan, o en algunos casos abandonan iglesias de referencia.
por completo, la comunidad de la iglesia,
volcándose al “mundo”. En ese desborde Conocimos a Pablo hace un par de
e interacción con el mundo comienzan años cuando iniciábamos nuestro traba­
los cuestionamientos respecto a la vali­ jo de campo, en ese entonces él era uno
dez de ciertas prohibiciones –por ejem­ de los líderes del grupo juvenil “Jóvenes
plo las relacionadas con el propio para Cristo” de la iglesia “Asamblea de
aspecto–, las elecciones de música, el Dios” y tuvimos la posibilidad de entre­
consumo de alcohol, las salidas noctur­ vistarlo en profundidad, intentando re­
nas y las relaciones sexuales fuera del construir su trayectoria religiosa.
matrimonio.
La historia de Pablo incluye dos ti­
En líneas generales, en base a pos de movilidad: geográfica y religiosa.
nuestro trabajo de campo pudimos ob­ Nació en el 1992 en un pequeño pueblo
servar cómo los jóvenes cristianos suelen rural de la provincia de Buenos Aires.
mantener relaciones con otros grupos de Debido a ciertas dificultades económicas
referencia como sus compañeros de es­ por la falta de trabajo la familia fue tras­
tudio o de trabajo, pero también se evi­ ladándose por distintos pueblos hasta
dencian lo que podríamos llamar los que, a partir de comentarios de algunos
“costes de pertenencia”. Estos costes se familiares, decidieron radicarse en Co­
relacionan con la importante cantidad modoro Rivadavia aproximadamente en
de tiempo que demanda la participación 2003. Dado que no contaban con recur­
en este tipo de grupos religiosos que en sos económicos debieran asentarse en
general es reclamada por los familiares un barrio popular donde Pablo comenzó
debido al tiempo que pasan fuera de sus a experimentar situaciones periódicas de
hogares. Respecto a sus amistades surge violencia.
el tema de ciertas limitaciones que tie­
nen los jóvenes para participar en sali­ Para iniciar sus estudios secunda­
das recreativas (por ejemplo asisten a rios optó por una escuela católica
cumpleaños, pero no van a boliches o –coordinada por sacerdotes salesianos–
pubs bailables). En estas interacciones destinada en particular a jóvenes de sec­
emergen representaciones negativas que tores populares donde se hace hincapié
se reflejan en apodos como “Flanders”7, en la formación en oficios (carpintería,
o burlas sobre el posicionamiento cris­ albañilería) pero donde la educación re­
tiano respecto a la castidad y al ejercicio ligiosa tiene un lugar destacado. Allí
de la sexualidad fuera del matrimonio. participó en la escuela confesional, aun­
que luego fue sintiéndose decepcionado
A continuación iremos presentan­ porque:
do las historias y trayectorias de tres jó­
venes cristianos –dos varones y una “Solo conocí algo de religión, pero
mujer–, donde se reflejan formas de mo­ aprendí muy poco, entendía poco,
vilidad religiosa que implican tanto el aprendí a recitar el padre nuestro y
ingreso a una comunidad religiosa desde otros rezos pero más por imitar a los

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 95


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

otros que por una cosa religiosa. Todo Un año más tarde volvimos a acer­
eran misas, confesiones, padre acá, pa­ carnos a la Iglesia, y ya no formaba parte
dre allá, todo muy formal (…) Antes re­ del grupo de jóvenes. Conseguimos con­
zaba de memoria, ahora aprendí a tactarnos con él quien nos manifestó el
orar, que es otra cosa, es hablar con estar atravesando “una crisis en su lide­
Dios, con el corazón” razgo” por lo cual había tomado la deci­
sión de retirarse de la iglesia. Actual­
Tiempo después y ya en una comu­ mente si bien no participa de ninguna
nidad pentecostal se mostraba muy crí­ comunidad religiosa, todavía comparte
tico respecto a estos aprendizajes por el espacio con una banda musical de
considerarlos memorísticos, repetitivos, rock que si bien no es pentecostal, está
basados en la historia y la doctrina. A la integrada por un par de jóvenes cristia­
vez las críticas al formalismo venían nos.
acompañadas de un descreimiento sobre
el lugar de la iglesia católica y su llamada Así como Pablo, que luego de su
“opción por los pobres”, en contraste con conversión al pentecostalismo vive una
las escasas acciones sociales que desa­ etapa de distanciamiento con la iglesia,
rrollaban en el barrio en que residía. esta situación es todavía más común en
el caso de jóvenes de segunda genera­
Años después Pablo junto a otros ción, es decir jóvenes que nacieron en
amigos formó una banda de heavy me­ familias ya cristianas, por lo que fueron
tal, con ellos fue de a poco adentrándose socializados en esta fe sin vivir la expe­
en el mundo de la “magia negra”, parti­ riencia de la “conversión” como una
cipando en algunos rituales que incluían elección personal. A continuación pre­
el infringirse dolor a través de cortes y sentamos la historia de Karina y Bruno
laceraciones en la piel. En esta situación quienes se separaron de sus iglesias por
y dado que se sentía fuera de control, le un tiempo, pero luegan retomaron el
comentó esta situación a una vecina contacto en función de un tipo de con­
quien lo puso en contacto con el pastor vocatoria donde la música ocupa un lu­
de la iglesia “Asamblea de Dios”. Allí, gar destacado.
luego de una serie de encuentros Pablo
experimentó su “conversión” –al relatar­ Karina tiene 22 años, y estudia pa­
la es notorio como prima lo que pode­ ra ser maestra de educación primaria.
mos llamar un modelo paulino Los tiempos que le demandaba el estu­
marcando un antes y después de la con­ dio y ciertos conflictos que tuvo con al­
versión–, en la que tuvieron lugar expe­ gunas jóvenes de la iglesia hicieron que
riencias físicas tales como temblores, durante algún tiempo estuviera “perdi­
espasmos y desmayos, entre otras. A da”. Si bien Karina pertenece a una fa­
partir de su conversión se dedicó plena­ milia cristiana, ciertas “malas juntas” y
mente a las actividades religiosas parti­ amistades que ella considera perjudicia­
cipando activamente de las distintas les la llevaron a apartarse de la fe. Du­
tareas desarrolladas por su iglesia, am­ rante esa etapa comenzó a vivir expe­
plió su formación bíblica y en breve fue riencias que antes le habían estado ve­
designado líder de jóvenes. Fue en ese dadas, en sus palabras “probó de todo”,
contexto cuando le realizamos una en­ mantuvo una relación amorosa que con­
trevista en profundidad sobre su trayec­ cluyó de mala manera, lo que le generó
toria. una profunda depresión. Al verla en esa

96 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

situación sus padres contactaron al líder “marca” de ser un hijo de pastor y a la


de jóvenes del grupo al que Karina vez nieto de los fundadores de una de las
asistía y luego de varias conversaciones y iglesias más importantes de la ciudad:
de recuperar el contacto con el grupo,
ella pudo “salir de ese estado depresivo, “Ser hijo de pastor es tener una carga
de tristeza y falta de deseos de vivir extra, es como que el hijo de pastor tie­
gracias a reencontrarme con el señor, y ne que ser el modelo, y capaz algún día
sentir su amor nuevamente”. Ese reen­ salís, o hacés algo fuera de lo normal y
cuentro se produjo a partir de la insis­ empiezan los comentarios «el hijo del
tencia de ciertos jóvenes de su iglesia pastor esto o aquello». Es una mochila
quienes constantemente la convocaban a pesada porque no siempre podés ser «el
participar nuevamente en las actividades hijo perfecto». A mí me pasó, me alejé
de la iglesia, en especial aquellas vin­ un tiempo, quise vivir otras cosas con
culadas a la expresión artística como el otra gente, nada de otro mundo, ir al
teatro y la música y no al tradicional boliche, ponerme en pedo8, pero bueno,
“culto de los domingos”. ya fue, porque me di cuenta que eso no
me llenaba y esto que estoy haciendo
Dentro de los grupos cristianos, al con la música sí.9”
considerar que la salvación es individual,
la “conversión” o el “encontrarse con el Garma Navarro ha llamado la
Señor” también puede darse en jóvenes atención sobre la apostasía y desafilia­
criados en una familia cristiana o de se­ ción de los hijos de pastores en México
gunda generación. Es más, se dan casos partiendo del extendido dicho popular
como el de Karina en que se permite un “Hijo de pastor, lo peor” (Garma Nava­
alejamiento de la Iglesia para que expe­ rro, 2007, p. 280). La carga extra sobre
rimenten situaciones críticas, para luego la conducta de los hijos de pastores se
descubrir y reencontrarse con su fé y te­ produce porque se espera que ellos
ner su “segunda conversión”. Así, al pa­ cumplan las normas religiosas de mane­
sar por el “pecado”, ella cuenta con un ra estricta, porque se vincula a la idea de
relato de gran eficacia simbólica como es que si el pastor como líder de la comu­
el tener una experiencia para testimo­ nidad religiosa falla en su familia, tam­
niar. bién puede fallar en la conducción de la
iglesia. Por ello, desde las iglesias pente­
Una situación similar es la de Bru­ costales se manifiesta un particular es­
no, hoy cantante de una banda de fuerzo para retener a los hijos de pasto­
reggae ska llamada Klan Destino. Los res y dirigentes. En el caso de Bruno esa
abuelos de Bruno fueron parte de la co­ retención fue vehiculizada a partir del
munidad fundadora de la iglesia Ta­ incentivo para la formación de la banda
bernáculo de la Fe en la década de los musical.
sesenta, sus padres fueron criados y so­
cializados en esta Iglesia y años más tar­ En los testimonios presentados se
de se ordenaron como pastores, (actual­ destaca la relevancia que tuvo para ellos
mente este matrimonio está destinado a la participación en actividades ligadas a
una obra misional en Facundo, un pue­ la expresión musical en su “retorno” a
blo rural del centro de la provincia). sus comunidades religiosas de referen­
Bruno, tercera generación de pentecos­ cia. En este sentido, y en base a nuestro
tales, comenta cómo es vivir con la trabajo de campo, pudimos observar có­

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 97


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

mo desde las iglesias cristianas se insiste cristianos no representa la expresión


en “no perder a los jóvenes”, para lo cual sistemática, ni el reflejo de la posición en
se han flexibilizado ciertas normas y el espacio social en términos de Bour­
prohibiciones, a la vez que los jóvenes dieu. Consideramos que la idea del “es­
van teniendo un mayor margen de auto­ tilo de vida” implica principalmente una
nomía, desde el cual resignifican y reela­ forma de diferenciación pero respecto a
boran algunas de estas prohibiciones las generaciones previas, que en el caso
bajo la idea de vivir la fe como “un estilo de muchos de estos jóvenes son las de
de vida”. sus padres y/o abuelos. En una lógica
doble, observamos cómo se intenta mar­
car por un lado esta diferenciación con
Marcar la diferencia desde el los modos de vivir la religiosidad de las
estilo generaciones precedentes y a la vez se
busca “acortar” esta diferenciación con
Ser un joven cristiano demanda, a priori, las pautas culturales de las culturas ju­
acordar y sostener una serie de valores y veniles urbanas, redefiniendo así la tra­
prácticas religiosas que pueden repre­ dicional división “iglesia/mundo” expre­
sentar una forma de distinción. En este sada en los discursos institucionales.
sentido, a través de nuestro trabajo de
campo encontramos que esta distinción Observamos que para los grupos
en muchos casos es expresada como un juveniles evangélicos la idea de “estilo de
“estilo de vida”. En general el término se vida” viene seguida de una negación de
utiliza no como categoría interpretativa la clasificación de su fe en términos de
o heurística sino como sustantivo de uso religión. Este rechazo se funda en una
cotidiano. Se lo encuentra asociado a la concepción de la religión como imposi­
idea de forma de vida: como estilo de vi­ ción ideológica, dogmática, criticando
da, como cualidad, manera, condición, así solapadamente al catolicismo, y a su
modo de hacer. Al respecto, una primera “inerte tradicionalismo” (Ceriani Cerna­
definición del término la podemos tomar das, 2013, p. 16). Este autor remarca que
de Bourdieu: en el caso de los evangélicos pentecosta­
les es clave reconocer el énfasis que po­
El estilo de vida es un conjunto unita­ nen en el carácter no mediado de la
rio de preferencias distintivas que ex­ relación de los sujetos con la divinidad,
presan, en la lógica específica de cada en la elección personal de esta adscrip­
uno de los subespacios simbólicos – ción, por lo que el término religión es
mobiliario, vestimenta, lenguaje o he­ confrontado, erosionando sus sentidos
xis corporal – la misma intención ex­ con otras categorías más inclusivas des­
presiva, principio de la unidad de de las perspectivas de los actores, como
estilo que depende directamente de la es la idea del “estilo de vida” cristiano.
intuición y que el análisis destruye al
recortarlo en universos separados Son múltiples y muy variadas las
(1983, p. 82). formas de diferenciación que marcan
estos jóvenes con las generaciones pre­
Esta definición puede tomarse co­ cedentes. Al respecto, y en base a lo ex­
mo un punto de partida reconociendo puesto anteriormente, consideramos que
críticamente que el “estilo de vida” en la un lugar donde se evidencia esa diferen­
forma que lo manifiestan los jóvenes cia con el “otro” adulto, es a partir de la

98 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

significación que le otorgan a la música “fachada” a partir de la vestimenta y el


los jóvenes cristianos en sus prácticas adorno personal, el uso de las redes so­
religiosas y en su cotidianeidad. Enten­ ciales, los cambios y continuidades con
demos junto a Frith (1996, p. 184) que la las generaciones precedentes en torno a
música –prescindiendo de su género las reuniones de culto y en particular el
musical– puede ser analizada como una uso de la música cristiana.
actividad social, una experiencia, una
metáfora de la identidad, y que la misma Tal como sostiene Reguillo Cruz:
cumple diferentes funciones de acuerdo
con las necesidades de cada una de las Si el lenguaje, la música y la apariencia
personas y grupos. Y el amplio espectro son altamente valoradas por los jóve­
de estilos musicales actuales también nes es porque en los territorios de la
están para esto: “para desmarcar las ge­ expresión cultural los jóvenes han en­
neraciones nuevas de las viejas y para contrado un espacio propicio para, en
dotar de signos de identidad a los dife­ primer lugar, vincularse entre ellos
rentes ámbitos humanos, grupos, o co­ mismos, es decir, autodotarse de for­
lectividades de nuestra sociedad” (Pérez, mas de autorreconocimiento que des­
1995, p. 17) bordan los márgenes institucionales
(2000, p. 25).
Así como este “estilo” implica cam­
bios respecto a cómo “ser pentecostal”, En las entrevistas y encuentros con
también encontramos continuidades los jóvenes cristianos, notamos la impor­
respecto a ciertas cualidades y valores tancia que ellos le otorgan a su aspecto y
vinculados a un “ethos cristiano”, entre vestimenta, a la portación de piercings
los que se destacan: manifestar un com­ y/o tatuajes, al igual que los jóvenes se­
promiso constante con la figura de culares. Al respecto, cuando les consulta­
Jesús, la idea de “vivir el evangelio” co­ mos comentaron lo siguiente:
mo una relación personal con Dios, que
se experimenta en la cotidianeidad (más “Vos decís cristiano y en seguida pien­
allá del marco institucional de su iglesia) san en lo religioso y en las prohibicio­
y en el respeto de principios como la ho­ nes, ah no podés hace esto, no podés
nestidad, la cordialidad y el auto disci­ hacer lo otro, y acá nadie te impone na­
plinamiento. da, no se prohíbe (…) nosotros defende­
mos el derecho a la identidad, y que si
tenés claro tus valores y principios en
El estilo de vida cristiano desde nada afecta que te vistas así, o que te
las prácticas peines de tal modo” (Isaías, 20 años).

En este apartado describimos y analiza­ “A mí me pasa con mi abuelo, que me ve


mos algunas de las prácticas culturales cómo voy vestido a la iglesia y no lo en­
de los jóvenes cristianos, indagando en tiende. Para él hay que ir de camisa y
las formas de negociación de ciertas nor­ corbata y para mí eso es de viejo, o de
mas y prohibiciones cristianas, resignifi­ los mormones, los pibes vamos como
cadas en torno a la idea de un estilo de estamos. Además vos predicás con lo
vida cristiano. Entre las múltiples prácti­ que hagas, con tus acciones, yo me pue­
cas de estos jóvenes, expondremos as­ do vestir de saco y corbata y ser terrible
pectos ligados a la construcción de una estafador” (Bruno, 19 años).

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 99


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Como sostiene Le Breton (1995) el nuevas formas de culto, innovando en


cuerpo constituye el asiento de la subje­ los rituales y en la liturgia. En el marco
tividad a la vez que expresa los códigos de estas innovaciones se encuentra la
de la cultura. En el caso de los jóvenes, incorporación de toda una serie de bie­
la vestimenta y la música constituyen nes culturales procedentes de las llama­
una de las más importantes mediaciones das industrias culturales religiosas, en
para la construcción de identidades ju­ las que se desataca la producción de
veniles. Tomando algunos aportes del música “góspel”, o la llamada “industria
interaccionismo simbólico desde la pers­ de la alabanza” (Garma Navarro, 2000).
pectiva de Goffman (1981), considera­
mos que el aspecto físico y el modo de Uno de los espacios en que pudimos
vestir poseen una significatividad como notar los distintos usos y posibilidades de
parte de la “fachada” personal, a través la música cristiana producida desde estas
de la cuál los jóvenes se presentan den­ industrias religiosas fue en el marco de
tro de sus grupos sociales. las reuniones de culto para jóvenes. Par­
ticipando de una de ellas pudimos cono­
En los relatos que presentamos cer un género nuevo: el reggaetón cristia­
previamente es notable la manera en que no. El reggaetón secular ha generado de­
a través de la vestimenta estos jóvenes bates sobre su apropiación cultural, su
buscan diferenciarse del “otro” adulto mérito estético y sobre todo la crítica por
(como en la discusión de Bruno con su el contenido sexual en sus letras (Galluc­
abuelo respecto al modo “adecuado” de ci, 2009) y las referencias al derroche
vestirse para asistir a la Iglesia), y cómo material, a las fiestas descontroladas y al
a la vez desde la elección de ciertas ropas consumo de drogas. En el caso del reg­
y peinados buscan presentarse de un gaetón cristiano se conserva el ritmo y la
modo similar a los “otros” jóvenes. Por estética del reggaetón secular, pero en sus
otro lado, son críticos de las posiciones letras se suele narrar el “testimonio” de
más tradicionales de ciertas iglesias res­ artistas recientemente convertidos al
pecto al recato e imposición/prohibición cristianismo, planteando el antes y des­
de determinadas prendas, por conside­ pués de sus vidas, haciendo referencias
rar que no se vinculan necesariamente críticas al reggaetón secular, y llamando
con los valores y principios cristianos. también a la reflexión y a la conversión de
Sin embargo, en las observaciones de otros artistas10.
campo pudimos notar de qué manera los
espacios marcan pautas diferenciales de El uso y la proyección de videos de
vestimenta para los géneros, por ejemplo reggaetón cristiano en estas reuniones
en reuniones de culto o en eventos re­ de culto, y en otras reuniones de sociali­
creativos nocturnos las mujeres deben zación, derivó en ciertas críticas por
estar mucho más conscientes de su cuer­ parte de algunos integrantes adultos de
po y de “controlar su sexualidad” en re­ la comunidad de fieles. Luisa y Roberto
lación con los jóvenes varones. –un matrimonio con cierta incidencia en
la estructura organizacional de la Igle­
En torno a las reuniones de culto, sia– plantean que se estaría cerca de lle­
distintos autores han llamado la aten­ gar a una situación de “libertinaje”, si se
ción sobre las transformaciones de la ex­ sigue con estas “modas de imitar al
periencia religiosa en el contexto actual, mundo”, y que de seguir así “se está vol­
lo que ha dado lugar al desarrollo de viendo muy fácil ser cristiano”.

100 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

El reggaetón, dado su estética, mo­ los muros se busca “dar la palabra”, re­
do de ser bailado –el perreo– y las letras curriendo a testimonios, versículos bíbli­
que hacen referencia a gran parte de las cos, o compartiendo videos de música
prohibiciones de todo cristiano (consu­ cristiana, entre otras posibilidades. Al
mo de alcohol, sexo irresponsable, vio­ respecto Jungblut (2002, p.17) analizan­
lencia, etc.) provoca la resistencia y do el campo religioso virtual en Brasil, ha
oposición de las generaciones adultas, señalado cómo los evangélicos utilizan las
quienes consideran que no toda la músi­ comunidades virtuales como recurso para
ca es válida de ser “cristianizada”. En favorecer la interacción y sociabilidad de
respuesta, los jóvenes demuestran po­ sus miembros, presentándose formas di­
seer códigos culturales diferentes al versificadas de visibilidad institucional y
plantear que todo tipo de música puede personal. En este caso, es en el perfil de
ser usada, marcando la distinción entre los grupos con que trabajamos (“Jóvenes
música y letra o mensaje (Lago, 2013, para Cristo” y “Jóvenes vientos de cam­
p.269). A la vez, sostienen que dado que bio”, junto a los perfiles de sus líderes y
es un género ya conocido por los jóvenes colaboradores) donde encontramos que
“qué mejor que escucharlo pero con un abundan proclamas y distintos tipos de
mensaje que te edifique” y que “se puede “marcaciones” religiosas, las cuales son
cantar a Dios de todas formas”. consideradas formas estratégicas para
establecer y consolidar los vínculos con
Así como en estas reuniones de cul­ otros jóvenes fuera del espacio institucio­
to se encuentran elementos de novedad nal de la Iglesia.
y ruptura con las formas tradicionales de
liturgia, también es importante marcar Uno de los lugares extrainstitucio­
ciertas continuidades con las prácticas nales donde solemos realizar trabajo de
de las generaciones adultas. En este sen­ campo son los recitales de bandas cris­
tido, en primer lugar, lo que no se modi­ tianas. En varias oportunidades me ha
fica es el lugar predominante de los sorprendido la escasa presencia de
textos bíblicos, su lectura e interpreta­ “marcaciones religiosas” tanto en el es­
ción, aunque desde una perspectiva que pacio como en los dichos de quienes
busca retomar y ejemplificar historias participan. Al consultarle a Isaías, uno
bíblicas a partir de situaciones cotidia­ de los organizadores de un recital a be­
nas. En este punto, un claro ejemplo es neficio, nos comentó
la recuperación de la “parábola del hijo
pródigo” con su secuencia de pecado­ “Ponerse a orar, o a dar la alabanza es
arrepentimiento­perdón, para explicar y caer en los lugares comunes que se es­
exponer las historias de jóvenes de se­ pera de un grupo religioso, nosotros
gunda generación como los casos de quisimos diferenciarnos… En un mo­
Bruno y Karina presentados anterior­ mento habló uno de los músicos pero
mente. porque él quiso, y habló de tener una
elección de vida distinta, eso fue como lo
Otro punto que quisiéramos destacar más cristiano del evento… nosotros qui­
respecto a las prácticas de estos jóvenes es simos hacer algo diferente y siempre
el marcado uso de las redes sociales, en marcado el tema de la libertad, de mos­
particular Facebook, tanto para comentar trar que no porque seas cristiano sos un
como para difundir las distintas activida­ anormal, que somos así porque elegi­
des que desarrollan. También a través de mos este estilo de vida” (Isaías).

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 101


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Remarcar que como jóvenes cristia­ El estilo de vida cristiano implica


nos eligen un “estilo de vida”, implica una una forma de distinción con respecto no
toma de distancia respecto a los discursos sólo a los “otros” jóvenes, sino también
religiosos más institucionalizados, soste­ respecto a las generaciones precedentes.
niendo que pueden vivir su religiosidad Este último aspecto es aún más notorio
de un modo distinto al estandarizado por cuando se trata de jóvenes segunda gene­
las generaciones adultas; lo que conside­ ración, es decir jóvenes que han sido cria­
ramos un aspecto clave para comprender dos y socializados en comunidades reli­
la experiencia de estos jóvenes. giosas pentecostales. En este caso son jó­
venes que viven el pentecostalismo como
una religión “heredada” –y hasta impuesta
A modo de cierre en algunos casos– por lo que requieren
A lo largo del trabajo buscamos exponer encontrar otros modos de vivir su religio­
distintos rasgos de las formas en que se sidad en términos culturales más actuali­
expresa la religiosidad de los sectores ju­ zados y en diálogo con las culturas
veniles pertenecientes a iglesias pente­ juveniles urbanas. De esta forma, actuali­
costales en una ciudad como Comodoro zan y marcan su postura en torno al tradi­
Rivadavia, donde la presencia de este ti­ cional debate acerca de la intersección
po de instituciones es notoria y se en­ entre lo secular y lo religioso o “el estar en
cuentra muy extendida. el evangelio” o “estar en el mundo”.

A la vez, a través de las historias de


jóvenes como Pablo, Karina y Bruno in­ Notas
tentamos presentar algunos de los ras­
gos y motivaciones que influyen en las 1 Una versión previa de este artículo fue pre­
movilidades religiosas en términos de sentada como ponencia en la IX RIFREM
entrada/salida de sus iglesias de referen­ (Reunión de investigadores del Fenómeno
cia. En este sentido, también la cuestión Religioso en México), El Colegio de la Fron­
de vivir la fe cristiana como un “estilo de tera Norte, Tijuana, 16, 17 y 18 de mayo de
vida” puede representar otro modo de 2013.
movilidad, si se considera cómo desde
esta posición se flexibilizan o desplazan 2 Disponible en <http://www.ceilpiet­
algunas de las normas más tradicionales te.gov.ar/areasinv/religion/relproy/encues­
respecto a lo que podría llamarse el “et­ ta1.pdf>
hos cristiano”. Esto último puede notar­
se en función de las prácticas culturales 3 En el caso de los migrantes bóers se trata de
de estos jóvenes, por ejemplo en las in­ una migración planificada con el gobierno
novaciones presentadas respecto al uso argentino. Entre 1902 y 1905 arribaron dis­
de la música, tanto en el marco de las tintos grupos familiares quienes se asentaron
reuniones de culto como en los recitales en las tierras que les habían sido concedidas
de música cristiana. Así, quisiéramos formando la Colonia Escalante –distante de
destacar que a través del estudio de las Comodoro Rivadavia a 70 km–. Esta colonia
prácticas de los jóvenes pentecostales es representó un núcleo de población diferen­
posible acercarse y conocer algunas de ciado, que intentó desde sus inicios mante­
las claves de las transformaciones reli­ ner sus características: idioma, religión,
giosas, y del tránsito de ciertos valores y costumbres sociales, intención que se vio
creencias en la experiencia de los fieles. ampliamente favorecida por el factor distan­

102 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

cia. En este sentido las pautas matrimoniales la liberación de las llamadas “plagas” que afec­
de grupo fueron marcadamente endogámi­ tan a la ciudad (la inequidad, la violencia, la
cas, lo cual se evidencia en los extendidos la­ trata de personas, entre otras).
zos de parentesco que muchas familias
conservan en la actualidad (Edwards, 1998). 7 Este apodo se refiere a un personaje de “Los
Simpson”, devoto fiel de una iglesia protes­
4 En el contexto de la Segunda Guerra Mun­ tante.
dial, dada la consideración del valor estraté­
gico que poseía la zona, en particular por el 8 Se refiere a alcoholizarse.
recurso del petróleo, dentro de los Territo­
rios Nacionales de Chubut y Santa Cruz se 9 Bruno, 21 años, entrevista personal realizada
creó la Gobernación Militar, con capital en en junio de 2012.
Comodoro Rivadavia. Esta nueva forma de
organización política y territorial redundó en 10 Para el consumo de esta música no se re­
un importante crecimiento económico y po­ quiere de capital económico, gran parte de la
blacional de la ciudad. discografía está disponible para ser “bajada”
de sitios como You Tube y el más reciente
5 El más difundido estudio sobre el movimiento God Tube.
pentecostal chileno es la obra de Christian La­
live D’ Epinay (1968), en la cual indaga el cre­
cimiento del pentecostalismo en Chile basán­ Bibliografía
dose en la historia de este país y destacando el Bianchi, Susana (2004). Historia de las religio­
concepto de anomia, frente a esta situación el nes en la Argentina. Las minorías religiosas.
pentecostalismo se habría presentado como Buenos Aires: Sudamericana.
una nueva estructura que viene a reemplazar
el modelo de la Hacienda tradicional. Al res­ Bjerg, María (2001). Entre Sofie y Tovelille: Una
pecto es interesante el aporte de Hans Tenne­ historia de los inmigrantes daneses en la Ar­
kes (1984) quien discute y profundiza el gentina (1848­1930). Buenos Aires: Biblos.
concepto de anomia usado por D’ Epinay,
concibiendo al pentecostalismo como res­ Bourdieu, Pierre (1983., “Gostos de classe e esti­
puesta a una búsqueda de comunidad, seña­ los de vida”, Coleção Sociología, S.P., Ática, pp.
lando a la vez que el éxito del pentecosta­ 82­108.
lismo en los sectores populares se debe a la
existencia de ciertos rasgos de esta religión Carozzi, Ma. Julia. & Frigerio Alejandro (1994).
como la preocupación por los problemas con­ “Los estudios de conversión a nuevos movimien­
cretos de la existencia diaria, vinculados por tos religiosos: perspectivas métodos y hallazgos”
ejemplo a la búsqueda de salud y/o trabajo en El estudio científico de la religión a fines del
siglo XX, CEAL, Buenos Aires.
6 Como ejemplos que ilustran esta legitimidad
en la escena pública podemos citar la “bendi­ Ceriani Cernadas (2013). “La religión como cate­
ción de las puertas de la ciudad”, una actividad goría social, encrucijadas semánticas y pragmá­
que se realiza anualmente en la ciudad y que es ticas”. En Revista Cultura y Religión, Vol. VII,
organizada por el Consejo de Pastores junto a nª 1, pp. 10­ 29.
las autoridades municipales locales. La misma
consiste en demarcar los principales puntos de Corpus, Ariel (2008). Tesis de maestría: Jóvenes
ingreso a la ciudad, luego se realiza una oración tzeltales presbiterianos y sus prácticas diver­
por la prosperidad de la ciudad y se “proclama” gentes. Los mensajeros de Cristo en la Iglesia

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 103


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Gólgota de El Corralito, Oxchuc. CIESAS, Cen­ – (2000). “Del himnario a la industria de la ala­
tro de Investigación y Estudios Superiores en banza. Un estudio sobre la transformación de la
Antropología Social música religiosa". En Ciencias Sociales y Reli­
gión. Año 2, n°2, pág. 63­85. Porto Alegre.
D´Epinay, Lalive (1968). El refugio de las ma­
sas: estudio sociológico del protestantismo chi­ Gallucci, María José (2008). Análisis de la ima­
leno (1968). s/d gen de la mujer en el discurso del reggaetón. Op­
ción [online]. abr. 2008, vol.24, no.55 p.84­100.
Espinoza Mariana (2009). “El sentido de elegir y [consultado el 10 Agosto 2011], Disponible en:
la experiencia de hacerlo. Un estudio socio­an­ http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_
tropológico sobre evangélicos en Santiago del arttext&pid=S101215872008000100006&lng=e
Estero”. En Trabajo y sociedad: Indagaciones s&nrm=iso
sobre el trabajo, la cultura y las prácticas políti­
cas en sociedades segmentadas, Número 13, vol. Goffman, Erving (1981). La presentación de la
XII, 2009. Santiago del Estero persona en la vida cotidiana. Buenos Aires:
Amorrourtu editores.1era. edición 1959.
Farfán Rivera Carolina y Juarez Cerdi, Elizabeth
(2007). Más allá del espíritu: actores, acciones Jungblut, Airton (2007). A salvação pelo Rock:
y prácticas en Iglesias Pentecostales. México: sobre a “cena underground” dos jovens evangéli­
Centro de investigaciones y Estudios superiores cos no Brasil. Religião & Sociedade. n. 2. v. 27.
en Antropología Social: El Colegio de Michoacán ago. 2007. Rio de Janeiro. p. 144­162.

Frigerio, Alejandro (2007). “Repensando el mo­ – (2002). Os evangélicos brasileiros e a coloni­


nopolio religioso del catolicismo en la Argenti­ zacao da Internet. En Ciencias Sociales y Reli­
na”. En Carozzi. M.J, & Cernadas Ceriani, C gión, Porto Alegre, año 4, n 4, p. 149 166, oct.
–Coord.­ Ciencias Sociales y Religión América 2002.
Latina. Perspectivas en debate, Bs As, Biblos:
Lago, Luciana (2011). “S.O.S Familia. El grupo
– (1993). “Perspectivas Actuales sobre Conver­ «Jóvenes para Cristo» ante el matrimonio igua­
sión, De conversión y "Lavado de Cerebro". En litario en Comodoro Rivadavia”. En Revista Cul­
Nuevos Movimientos Religiosos y Ciencias So­ tura y Religión, Vol. V, Nº 2 (Diciembre del
ciales, vol. I. A. Frigerio, compilador. Buenos Ai­ 2011) pp.137­153
res: CEAL. 1993. Págs. 46­80.
Lago, Luciana (2013a) “Esto no es religión, es un
Frith, Simon. (1996). “Música e identidad”. En estilo de vida. Jóvenes y pentecostalismo en Co­
Hall, Stuart.; Du Gay, Cuestiones de identidad modoro Rivadavia”. En Algranti, Joaquín
cultural. Amorrortu editores. Buenos Aires –Ma­ (coord.) La industria del creer: sociología de las
drid mercancías religiosas, Buenos Aires, Biblos

Garma Navarro, Carlos (2007). “Hijo de pastor, lo Lago, Luciana (2013b). “Protestantes y pen­
peor. Apostasía y desafiliación religiosa entre los tecostales en Comodoro Rivadavia. Cruces
pentecostales de segunda generación en México” entre formas de religiosidad y procesos mi­
en Farfán Rivera Carolina y Juarez Cerdi, Eliza­ gratorios en Patagonia durante el siglo XX”.
beth, Más allá del espíritu: actores, acciones y Ponencia presentada en las XVI Jornadas
prácticas en Iglesias Pentecostales. México: Cen­ Interescuelas/ Departamento de Historia,
tro de investigaciones y Estudios superiores en Universidad Nacional de Cuyo, 2 al 4 de oc­
Antropología Social: El Colegio de Michoacán. tubre de 2013.

104 Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013


ISSN 2347-081X
http://www.revistas.unp.edu.ar/index.php/textosycontextos

Le Breton, David (1995). Antropología del cuer­ en antropología de la religión. Serie, XI Con­
po y modernidad. Buenos Aires: Ediciones Nue­ greso de Antropología de la FAAEE, Donostia,
va Visión Ankulegi Antropología Elkartea [en línea]
<www.ankulegi.org>. Consultado el 05 de
Mannheim, Karl. (1961). Diagnóstico de nuestro marzo de 2013
tiempo. FCE: México.
Reguillo Cruz, Rossana. (2000). Emergencia de
– (1993 [1928]). “El problema de las generacio­ culturas juveniles. Estrategias del desencanto.
nes”. En Revista Española de investigación so­ Buenos Aires: Norma.
ciológica. Nº 62, Pp. 193­242.
Semán, Pablo (2010). “De a poco mucho: las
Miguez, Daniel (2002). “Inscripta en la piel y en pequeñas iglesias Pentecostales y el crecimien­
el alma. Cuerpo e identidad en profesionales, to pentecostal. Conclusiones de un estudio de
pentecostales y jóvenes delincuentes”. En Reli­ caso”. En Revista Cultura y Religión, Vol. 4,
giao e Sociedade, vol. 22, nª 1. N° 1. Disponible en http://www.revistacultu­
rayreligion.cl/articulos_vol4_num1_a­
– (2000).”Jóvenes en riesgo y conversión reli­ bril_2010.htm . (Consultado el 10 de febrero
giosa. Esquemas cognitivos y transformación de de 2011).
la identidad en iglesias pentecostales e institu­
ciones de minoridad”. En Sociedad y Religión, Stoll, David (1990). Is Latin America turning
nª 20/ 21, Buenos Aires. protestant? Berkeley. U.C. Press.

Morduchowicz, Roxana (2008). La generación Tennekes, Hans (1984). El movimiento Pente­


multimedia: significados, consumos y prácti­ costal en la sociedad chilena. Iquique: Universi­
cas culturales de los jóvenes. Buenos Aires: dad Libre de Amsterdam
Paidós.
Wynarczyk, Hilario y Semán, Pablo (1995).
Pinheiro Leitao, Marcia (2008). “Juventudes, "Campo evangélico y pentecostalismo en la Ar­
experiencias musicales y religiosidad”. En Cor­ gentina". En El Pentecostalismo en la Argentina.
nejo, Mónica; Cantón, Manuela y Llera Blanes, Alejandro Frigerio (comp.) Buenos Aires: Centro
Ruy (coords.) Teorías y prácticas emergentes Editor de América Latina.

Textos y Contextos desde el sur, N° 1, Vol I (1), diciembre 2013 105

También podría gustarte