Está en la página 1de 84

Aunque pase el tiempo por Anónimo

-Aunque Pase El Tiempo-

(Más Allá De Un Sueño)

Hotel Gran Palace 5*

Madrid, España

-Dulce, ¿Puedes cubrir la recepción un rato esta mañana? El personal ha


tenido problemas y hasta que no llegue el próximo turno nos vamos a ver
agobiados. Además hoy tenemos bastantes reservas pendientes de llegar.

Definitivamente Dulce no esperaba esa petición y mucho menos


hoy…Sabía perfectamente que reservas habían para este día y no pudo
evitar sentir miedo al saber que ella tendría que recibirlas…justamente hoy,
hoy que llegaba ella.

-No te preocupes Chris, me haré cargo de la recepción hasta que entre el


próximo turno.

-Gracias amiga… tú como siempre solucionándonos los problemas.

Dulce María Espinoza 28 años. Actualmente vive en Madrid, trabaja desde


hace algunos años en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad. Se
encarga de las relaciones públicas del mismo, satisfacer todas las
necesidades del cliente. Recomendar actividades, lugares para visitar en la
ciudad y organizar todo para que los clientes no tengan que preocuparse
por nada más que no sea asistir y disfrutar. Ha estudiado varias cosas así
que siempre está dispuesta a ayudar en el Palace y solucionar los repentinos
problemas ocasionados. Por eso no es extraño verla en la recepción, o en
diversos sitios, asegurándose de que todo esté bien. Se toma muy en serio
su trabajo y por eso le gusta tener todo bajo control…incluida las entradas
y salidas de los clientes.

Ya había comenzado a hacer su trabajo de esa mañana, recibió a algunas


personas, siempre con su gran sonrisa y amabilidad. Pero estaba nerviosa,
aunque nadie lo notara, pues en su trabajo siempre mantenía la compostura,
estaba muy nerviosa porque mientras más tiempo pasaba, mas se acercaba
el momento de que ella llegara. Rezaba por que fuera lo más tarde posible y
pudiera escapar de ese momento, cediéndole el trabajo a los encargados del
siguiente turno.

Mientras tanto, a la espera de que siguieran llegando huéspedes, continuaba


organizando cosas en el computador, bastante distraída aunque siempre al
pendiente de una nueva presencia.

-Buenos días –Dijo una voz, rompiendo su concentración.

El corazón de Dulce dio un vuelco. Reconocería esa voz en cualquier lugar,


en cualquier momento. Y lo peor del caso es que seguía creando en ella
exactamente las mismas sensaciones… pase el tiempo que pase.

No podía retrasar ese momento mucho más así que aunque sus manos
temblaran y su corazón estuviera golpeando su pecho con fuerza, hasta el
punto de crearle un sonido desternillante.

Dejó de teclear y dirigió su mirada hacia esa persona, intentando mantener


la compostura, como siempre.

-Buenos días señorita Puente –Respondió con su gran pero correcta sonrisa
de siempre –Bienvenida de nuevo al Gran Palace. ¿Tuvo usted un buen
viaje hasta Madrid?

Dulce tenía que ser correcta, ella era una de las clientes más fieles de este
hotel y hacerla sentir cómoda era su trabajo. Aunque intentara huir de ese
momento y una parte de ella quisiera que esa conversación terminara lo
más pronto posible, la otra parte deseaba retrasarlo, deseaba realmente
saber cómo se encontraba, pero sentía miedo. Miedo de los momentos en
los que sus ojos se cruzaban. Miedo de no controlarse y dejarse llevar por
esa persona que se esconde tras la fachada de la correcta y amable
relaciones públicas.

-Bueno nunca será plato de buen gusto pasar casi medio día metida en un
avión. Pero siempre merecerá la pena, sólo por poder disfrutar de esta
ciudad. –Dijo mirando fijamente a la recepcionista.

-Lo entiendo… Son muchas horas de vuelo desde Mexico. Pero supongo
que sí merecerá la pena, ya que podemos disfrutar de su estancia unas
cuantas veces al año.
-Sin duda… Madrid es mi lugar perfecto para escaparme.

Mientras mantenían esa mini conversación Dulce introducía todos sus datos
en la pequeña pantalla, haciendo efectiva la reserva. Unos segundos más
tarde tenía en su poder los papeles necesarios y los colocó encima del
mostrador para que ella pudiera firmarlos.

-Muy bien…Ya está todo listo señorita Puente –Dijo ofreciéndole una
tarjeta –Esta es la llave de su habitación, en seguida un compañero subirá
su maleta. Arriba tiene todo lo necesario y algunos obsequios de parte del
hotel.

-¿Obsequios? –Pregunto extrañada

-Si… No se preocupe, son solo detalles para compensar su fidelidad con


nosotros. Espero que tenga usted una buena estancia, si necesita cualquier
cosa no dude en comunicarlo. Permítame darle de nuevo la bienvenida al
Gran Palace y a Madrid en general. –Finalizó con una sonrisa.

-Gracias señorita Espinoza –Dijo respondiendo a la sonrisa, cosa que a


Dulce desencajó. Pues le sorprendió que recordara su nombre ya que
habían sido muy pocas las ocasiones en las que habían podido hablar. –Sin
duda se me harán bastante cortas las vacaciones.

Sin decir más, salió de allí.

Intrigada por esa chica. Esa chica que veía cada vez que volvía y que le
producía tanta curiosidad, por su forma de mirarla… Era aparentemente
seria, correcta aunque muy amable y educada, pero se notaba que mantenía
las distancias con un punto de frialdad. Pero en el momento en el que sus
miradas se cruzaban, aunque fueran pocos porque parecía esquivarla, podía
ver algo más. Tenía una mirada intensa pero dulce al mismo tiempo. Sentía
cariño en sus ojos… en esos cortos momentos era como si esa chica se
volviera vulnerable, como si ocultara algo, como si tuviera un sentimiento
más allá de su trabajo. Le inspiraba confianza… a pesar de la intriga, se
sentía cómoda, incluso era ella misma la que buscaba su mirada
continuamente aunque la otra no pudiera aguantar más de dos segundos.

Anahí Puente, 34 años. Vive en la cuidad de México. Es actriz y cantante


desde que tenía dos años de edad. Hace diez años perteneció a un grupo
musical que le abrió las puertas por muchos rincones del mundo, incluida
España.

Una vez terminado ese ciclo, Anahí siguió dedicándose a su música, pero
solamente tuvo éxito en América. Pasó el tiempo entre telenovelas y discos,
sus trabajos iban madurando al mismo tiempo que ella. Ya no buscaba
grandes estadios, con grandes multitudes, simplemente era feliz viviendo
de lo que amaba. Aunque eso en ocasiones se volvía en su contra. Alguna
que otra vez al año necesitaba respirar, escaparse, volar a un sitio en el que
nadie la conociera ya, donde no se abalanzaran sobre ella para pedirle un
autógrafo, una foto. Donde simplemente fuera Any…

Y ese sitio era Madrid, parte de su familia paterna vivía en esa ciudad y
sobre todo, después de diez años, muy poca gente se acordaba de su éxito
en aquel grupo. Podía perfectamente hospedarse en la casa de algunos de
sus familiares, pero aunque le encantaba estar con ellos, necesitaba sus
momentos de intimidad y por ello, lleva años hospedándose en el Gran
Palace de Madrid. Un sitio que a pesar de ser un hotel de cinco estrellas, es
cálido, o al menos así le hacían sentir sus trabajadores.

Sin duda, llevaba años sin poder cambiar de hotel y aún no sabía que era
exactamente lo que la ataba a él, lo que hacía que volviera cada vez que
podía darse una escapada y lo que conseguía que de entre otros miles
hoteles de la misma ciudad, siempre optara por el mismo.

Segunda parte
Anahí llegó a su habitación.

Soltó cuidadosamente el pequeño bolso que traía y observó que encima de


la mesa había una bandeja llena de bombones. Entre ellos y muy bien
colocada se encontraba una tarjeta con el símbolo del hotel.

“Estimada Srta. Puente

La Dirección y nuestro departamento de Relaciones Públicas le


informamos que tiene una invitación para cenar esta noche en el restaurante
más exclusivo de nuestro hotel. Además de poder disfrutar todos los días,
mientras dure su estancia, de sesiones con masajes en nuestro servicio
Wellness. Simplemente reservando la hora con anterioridad en ambos
casos.
Esperamos que sea de su agrado y que tenga una feliz estancia entre
nosotros.

D.M Espinoza.

Atención al cliente- Ext.810 “

Después de leer esa tarjeta una sonrisa se dibujó en su cara, la trataban


realmente bien. Pero aun así le extrañaba tanta atención.

D.M Espinoza… ¿Sería todo cosa suya?

-Bueno ¿Y a ti que más te da Any? Deja de pensar en esa chica…que


además de ser muy rara, encima es eso…una chica. Definitivamente te
estás volviendo loca –Se decía a sí misma.

Estaba demasiado cansada para seguir pensando, así que sin más se
abalanzó sobre la cama y en apenas minutos, calló rendida. Los viajes tan
largos la mataban y necesitaría el resto de la tarde para recuperarse.

Dulce, por otro lado había terminado el turno en recepción y continuó con
su trabajo. Ahora mismo, en el interior de esa oficina, a solas, era ella
misma, Dulce…

No tenía que aparentar nada ni mantener una posición. Y no podía dejar de


pensar en ella. No podía dejar de recordar cada instante de esos últimos
años, en los que la veía aparecer por esa puerta, iluminando todo el salón
con sus ojos. A veces triste a veces feliz, pero siempre con una sonrisa.
Tantas veces estuvo a punto de caer…en esos momentos en los que sus
miradas se cruzaban, siempre flaqueando, pensando que en cualquier
momento iba a dejar de ser la Relaciones Publicas para convertirse
simplemente en Dulce, la chica.

Pero no podía permitírselo, no podía ceder una vez y flaquear porque si no,
le iba a ser imposible volverse a esconder tras esa fachada. Ya no era esa
niña alocada y soñadora, ahora era una mujer, que había luchado para
llegar a donde estaba profesionalmente…y si por un momento dejaba salir
a esa niña rebelde, lo perdería todo, incluso a ella.

Llegó la noche.
Y por fin estaba a punto de terminar su turno, había pasado prácticamente
todo el día en el hotel. Adelantando algunas cosas y… simplemente
estando allí.

Se sentía bien sabiendo que estaban en el mismo lugar, aunque ni siquiera


hablaran, la posibilidad de encontrarse por los pasillos y dedicarle una
sonrisa de milésimas de segundos hacía que quisiera pasar el mayor tiempo
posible en su trabajo. Aunque ese día no la había vuelto a ver.

Estaba en una de las terrazas superiores, viendo y comprobando si todo


estaba en orden en la zona de espectáculos, que se encontraba en la parte
baja.

Pero fue interrumpida de nuevo.

-Hola…

Nuevamente su corazón comenzó a latir desesperado al escuchar su voz,


todo su cuerpo comenzó a temblar evitando que pudiera volver a escribir
algo en ese cuaderno. Ya debería estar completamente acostumbrada a
tratarla y a controlarse, pero le era imposible con ella, por mucho que
quisiera aunque lo disimulaba muy bien, todo su cuerpo se alborotaba
cuando la tenía cerca.

-Buenas noches Srta. Puente –Dijo volteándose y ofreciéndole una leve


sonrisa. -¿Está todo bien? ¿O tiene algún problema?

-Ningún problema… todo está perfecto. Quería agradecerle personalmente


por los obsequios de bienvenida que había en mi habitación.

-Oh no tiene nada de agradecer, para nosotros es un placer que siempre se


hospede en el Palace. ¿La cena fue de su agrado?

-De eso quería hablarle –Dijo algo tímidamente y bajando la mirada, cosa
que a Dulce además de extrañar le enterneció.

-¿No le gustó?

-Pues…lo sabría si hubiera reservado mesa. Pero… verá, es que según


llegué a la habitación me quedé dormida y me acabo de despertar.
Dulce sonrió, le había parecido muy tierno como intentaba disculparse con
ella y como se avergonzaba al reconocer que había pasado el dia
durmiendo.

-No se preocupe, yo misma puedo hacerle la reserva en este momento y


cuando usted quiera se pasa por allí.

-Muchas gracias…pero si no es mucha molestia ¿Podría cambiarlo para


mañana? No tengo ganas de formalidades ni exclusividad hoy. Más bien
me comería una enorme hamburguesa de esas por las que mañana tendré
que estar tres horas en el gimnasio. –Dijo esto último algo resignada.

Dulce sonrió levemente aunque por dentro le había hecho muchísima


gracia el comentario, pero sobre todo la cara de resignación que había
puesto Anahí.

-No se preocupe Srta Puente, mañana o cuando a usted le apetezca, solo


tiene que comunicarlo para reservar una mesa.

Anahí había notado que los ojos de Dulce no expresaban lo mismo que su
sonrisa, sabía que en el fondo le había hecho gracia, incluso podía apreciar
algo más. Pero la chica no se desprendía de esa pose misteriosa que había
adoptado.

-Anahí

-¿Perdón? –Preguntó extrañada.

-Que me llamo Anahí y me siento mayor si me sigues tratando de usted,


Srta. D.M Espinoza. –Dijo intentando picarla. -¿A que equivalen esas D y
M?

-Dulce María –Respondió aún seria.

-Oh ¿y todo el mundo te llama Dulce María?

-Dulce, simplemente.

-Muy bien Dulce –Dijo estrechando su mano. –Yo también soy Anahí,
simplemente.

No podía librarse de ese momento, aunque lo temía, esa conversación se


había ido por un rumbo que ella no esperaba. Pero tampoco podía ser
grosera y…estaba pasando todo tan rápido que no era capaz de inventar
una salida.

Así que respondió a ese estrechamiento…

y en el momento en que sus manos tuvieron contacto, una corriente recorrió


el cuerpo de ambas, desde la punta de sus dedos, pasando por cada parte y
erizando cada espacio a su paso.

Los ojos de Dulce se humedecieron, fue un acto inevitable.

Y aunque le hubiera gustado estar así años, sin soltarla, sintiendo el calor
que desprendían sus manos. Cuando por fin su cuerpo respondió, se soltó
bruscamente, bajando ligeramente la cabeza para que no se le hiciera más
difícil aun, teniendo que mirarla a los ojos.

-No creo que yo… deba…

Anahí se había quedado impactada por ese sentimiento, por esa corriente,
esa sensación que nunca había tenido y también por la reacción tan brusca
de Dulce.

-¿Qué pasa? –Preguntó.

-Nada Srta. Puente, Simplemente es que no veo correcto tutearla, yo trabajo


aquí y usted es una huésped.

-Te acabo de dar permiso para hacerlo. Sé que hay algo más…

-¿Qué más podría haber? –Dijo llevándose una mano a la frente, en


símbolo de cansancio y nerviosismo. -Discúlpeme pero tengo que seguir
trabajando.

Cuando dulce se disponía a retirarse dando por terminada esa conversación


antes de que empeorara…

-¿Por qué no quieres llamarme Anahí? –Preguntó una vez más, agarrándola
del brazo para que no evitara mirarla a los ojos.

-No puedo… -

Finalizó desprendiéndose por fin de ella.


Dejándola pensando, extrañada. No entendía nada, no entendía ese
sentimiento y mucho menos entendía a Dulce.

Es la primera vez que le doy confianza a alguien que no conozco para que
me trate como una más y huye despavorida. –Definitivamente Any, tienes
un ojo clínico para fijarte en la gente. –Se decía irónica a sí misma. –Y lo
peor de todo es que mientras más te acercas a ella mas curiosidad te inspira.

Ahora todavía más… si viste lo que creíste ver, va a tener que explicártelo.

Dulce llegó desesperada a su oficina, quería rápidamente recoger todas sus


cosas para irse de allí lo más pronto posible, necesitaba pensar.

-¡¡No!! Pensar es lo que menos necesitas Dulce, necesitas relajarte.


¡¡Mierda!! –Se decía también a sí misma, desesperada porque su torpeza no
la ayudaba al caérsele todas las cosas de las manos.

Decidió parar y se sentó en la silla, apoyando la cabeza entre sus manos,


agotada de tanto pensar y de tanto luchar contra sí misma.

-¿Por qué te pasan estas cosas Dul? ¿Por qué no eres capaz de controlarte?
Esa niña de 18 años ya no existe, eres otra persona. Eres adulta y capaz de
controlar tus emociones…

¡¡Pero ella no me ayuda caray!! ¿Por qué demonios se acerca a mí ahora?


Si nunca ha hablado con ninguna de las personas que trabajan aquí… ¿Qué
interés tiene en que la llame por su nombre? ¿Y por qué demonios en vez
de huir no soy capaz de tratarla como a una persona normal y no temblar
cada vez que la escucho?

La mente de Dulce iba a explotar por tantas preguntas que se hacía a sí


misma. Cuando de pronto escuchó como golpeaban suavemente la puerta.

-Adelante… -Dijo sin ningún ánimo.

-Necesito hablar contigo.

Una vez más esa voz retumbó en su cabeza, definitivamente ese día estaba
siendo el más agotador para la mente de Dulce.

-Dígame lo que necesita Señorita P…


Sin dejarla acabar –¡No! No quiero hablar con la Relaciones Públicas del
Palace, quiero hablar con Dulce.

-Somos la misma –Dijo sin ánimo de darle más importancia al asunto de


antes.

-Está bien… ¿Puedes enseñarme tu muñeca izquierda?

-¿Cómo? –Preguntó totalmente perdida.

-Te prometo que si me la enseñas no te haré más preguntas y te dejaré en


paz.

Dulce ya sabía lo que Anahí quería ver, pero si esa era la única forma que
había para que no le hiciera más preguntas…

Ya se había levantado de su silla pero aún estaban separadas por la mesa,


así que sin más alargó el brazo, dejando que fuera ella misma quien
destapara lo que quería ver.

Anahí se acercó, agarró la mano estirada de Dulce, volviendo a sentir esa


especie de corriente al contacto y notando como ella apretaba ligeramente,
en un acto reflejo, quizás para evitar el suave temblor que comenzaba a
invadirla y ambas notaban.

Subió un poco la manga de la elegante chaqueta que componía la parte


superior del uniforme de Dulce. Destapando así ese tatuaje que había visto
por casualidad momentos antes, al estrecharle la mano cuando se presentó
informalmente, y aunque no llego a apreciarlo bien, era lo que ella pensaba.

-¿Breathe? –Preguntó mientras lo acariciaba con la yema de sus dedos,


cosa que hacía temblar más aún a Dulce.

-Prometiste no hacer preguntas.

-Tienes razón… -Dijo Anahí, resignada pero haciendo notar su enfado -


Creo que será mejor irme de este hotel mañana mismo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¿Cómo que por qué? Porque llevo años viniendo a este hotel, viéndote por
pocos segundos, cruzando miradas a lo lejos que cuando van a durar más
de dos segundos la esquivas, tiemblas cuando te toco y haces todo lo
posible por no encontrarte conmigo, a pesar de ser la persona que mejor me
ha tratado y más me ha consentido en ninguno de los hoteles a los que he
ido… ¿O crees que me creo ese cuento de los obsequios por fidelidad de
parte de la dirección? Sé que todo es cosa tuya y no lo entiendo… no
entiendo por qué me huyes y tienes un tatuaje exactamente igual que el
mío.

Anahí estaba completamente confundida, desorientada con esa chica.

Y Dulce no aguantaba más, no podía seguir con esa situación, con ese
silencio y mucho menos viéndola a ella así.

-Joder Anahí…esto es lo que no quería que pasara.

-Por fin me llamas por mi nombre.

-Si…y si no lo he hecho es porque no quería que pasara esto.

-¿Qué es esto Dulce? ¿Y qué tiene que ver con que me llames por mi
nombre?

-¡Tiene mucho que ver! ¿No te das cuenta que llevo años intentando evitar
esta situación? –Comenzaba a desesperarse –Ya no tengo 18 años…han
pasado 10 años Anahí. He hecho mi vida, he madurado, he estudiado, me
he labrado un futuro, tengo un trabajo que me encanta y una vida
totalmente diferente a la de entonces, tengo absolutamente todo bajo
control…hasta que tú vuelves y mi mundo empieza a tambalearse y esa
niña de 18 años para la que tú significabas todo, grita y patalea porque
quiere salir… ¡No lo entiendo! No entiendo nada de lo que pasa a mi
alrededor cuando estás cerca. Sé que fuiste muy importante para mí, te
admiraba como a nadie y he hecho cosas por ti que… -Movía los ojos hacia
arriba como si no pudiera expresarlo con palabras –Pero eso ya pasó…te
desapareciste del mapa y contigo mis sueños de entonces, sueños sin
sentido de niña alocada. Tuve que buscarme otros, tuve que pesarme un
futuro… ¿Por qué la primera vez que te vi entrar por la puerta del hotel mi
mundo se detuvo? ¿Por qué me pasa eso cada vez que te veo? Ya basta…
ya crecí para controlar ese tipo de sentimientos, ya no deberían ni existir,,,
–Sus ojos comenzaron a humedecerse demasiado. –Por esto no me atrevía a
llamarte por tu nombre, aquí dentro siempre has sido la señorita Puente y
yo Espinoza… sabía que en el momento en que volvieras a ser Anahí no
iba a poder luchar más conmigo misma.
Anahí la había estado escuchando atentamente, atónita con cada palabra y
tenía tantos sentimientos que no entendía…

Por una parte, le aliviaba enormemente saber el motivo por el cual Dulce la
esquivaba desde que la conoció, eso siempre la había hecho sentir mal y
ahora descubría que no era por algo malo o porque no pudiera soportarla,
más bien todo lo contrario.

Pero por otro lado también descubrió que ese cariño, que siempre había
visto en ella, en sus ojos…simplemente era el recuerdo del amor que siente
un fan por su ídolo. ¿Y por qué le entristecía eso? ¿A caso esperaba que
fuera otra cosa?

Sin dejar de hacerse esas preguntas, pero dejándose llevar por el momento
y un impulso, se dirigió hacia Dulce y acarició suavemente su mejilla,
secando alguna de las lágrimas que sin querer habían caído.

-¿A qué hora sales? –Preguntó

-¿Qué? –Dijo Dulce, saliendo del trance que le había producido esas
caricias.

-¿Qué a qué hora termina tu turno?

-Ya… estaba recogiendo para irme.

-Nos vemos en una hora, en el sitio que tú elijas… Déjame la dirección en


mi habitación antes de irte.

-¿Qué? Pero A…

-No es una pregunta, es una afirmación. Necesito saber absolutamente todo.


Yo llevo la cena… ¡Estoy hambrienta! ¿Te gustan las hamburguesas no?

-Solo las de pollo

-Muy bien –Dijo mientras abandonaba la oficina –Una hora… Recuerda


dejarme la dirección.

Y sin más, salió de aquel lugar.

Dejando a una Dulce descolocada que a pesar de no entender nada ya sabía


perfectamente en que sitio se verían.
Tercera Parte
Una hora más tarde,

Dulce se encontraba en el interior del coche, esperando que ella apareciera.


Justo antes de salir, como habían acordado, dejó la dirección del lugar
escrita en un papel y la introdujo por debajo de la puerta de Anahí. Se había
duchado y cambiado en el mismo hotel, así que también tuvo tiempo de
pasar por su casa, que no estaba muy lejos, para recoger algunas cosas.

Y allí estaba, puntual, nerviosa, aun asimilando lo que había pasado


momentos antes. No sabía exactamente qué es lo que quería saber Anahí,
ya le había contado el motivo de sus reacciones. Y aun así quería saber
más, quizás fuera simplemente intriga, curiosidad, pero aun así se había
tomado la molestia de pedirle o más bien obligarla a encontrarse para que
le contara todo…

Ese “todo” es demasiado largo de contar así que no sabía ni por donde tenía
que empezar.

A los pocos minutos apareció un taxi.

De él se bajó Anahí que después de echar un vistazo a su alrededor con


cara de extrañada, se acercó al coche que estaba aparcado, se inclinó
asomándose por la ventanilla del copiloto.

-Servicio de hamburguesería a domicilio –Dijo levantando la bolsa que


traía consiguiendo que Dulce sonriera –Mmm ¿Esté es el sitio más bonito
que conoces de Madrid?

Estaban en una simple carretera, no muy lejos del hotel ni de los comercios,
así que Anahí solo tuvo que darle la dirección al taxista y en cinco minutos
se encontraba ahí. Pero no era más que eso, una carretera, sin nada en
especial.

-Entra… -Dijo Dulce, abriendo la puerta desde dentro.

Anahí obedeció y Dulce arrancó el coche introduciéndose por una salida de


la carretera que ni siquiera estaba asfaltado, era simplemente un viejo
camino.
Después de unos cuantos botes y al cabo de dos minutos, llegaron a su
destino.

Se bajaron del coche y mientras Anahí miraba a su alrededor, Dulce cogía


unas mantas del maletero.

Las extendió en el suelo, justo delante de su coche que les servía para
alumbrar el lugar y se sentó indicándole a Anahí que hiciera lo mismo.

-¿Te gusta? –Dijo señalando el paisaje que se encontraba justo enfrente de


ellas.

-¡Es precioso! –Respondió Anahí sin salir de su asombro, pues estaba


sentada sobre una manta, en un trozo de tierra, pero frente a ella podía
disfrutar la vista de una gran parte de la ciudad, toda iluminada por ser de
noche. -¿Cómo descubriste esto?

-Hace algunos años, buscando un sitio para perderme y alejarme del


bullicio de una ciudad tan grande. Desde aquí puedes verlo todo…pero
nadie te ve a ti.

-Es mágico.

Dulce se quedó mirándola por un momento, disfrutando al verla


hipnotizada y preguntándose, ¿Cómo una persona que lo tiene todo y puede
estar en cualquier parte del mundo que desee, puede haberse quedado tan
maravillada con su “rincón favorito”, un sitio tan simple?

Anahí notó esa mirada y esta vez siendo ella la intimidada decidió romper
ese momento.

-¿Comemos? –Preguntó sacando las cosas de la bolsa -¿De pollo verdad?

Dulce asintió recibiendo su hamburguesa y un refresco.

Comieron tranquilamente, sin hablar, pero sin incomodidad…simplemente


disfrutando del paisaje y de la compañía.

Una vez terminaron…

-Bueno…Ahora sí, ya puedes empezar a contarme –Dijo Anahí de pronto.

-¿Qué más exactamente quieres saber?


-Todo… ¿Nos vimos alguna vez?

Sin responder a esa pregunta Dulce se levantó dirigiéndose al coche, cogió


un libro y volvió a sentarse junto a ella, bajo su atenta mirada.

De ese libro sacó una foto y sin decir nada se la ofreció.

Anahí la observaba atenta… era una foto suya, de hace algunos años.
Estaba más joven y tenía el pelo rubio, bastante más claro que ahora, que
lucía su castaño natural. Apreció que no iba maquillada ni bien vestida,
más bien de sport.

Y a su lado había una niña con el pelo castaño oscuro, a la que agarraba
con fuerza el rostro, como abrazándola y pegándola más a ella.

Ambas sonreían. Pero al reparar en los ojos de esa niña pudo ver que
brillaban, parecía que algunas lágrimas habían escapado de su control, fue
entonces cuando se dio cuenta de a quien pertenecía esa mirada.

Esa mirada que aunque pasasen años, no cambiaba en cuanto a intensidad.

Era Dulce…la chica que tenía a su lado, era la niña a la que abrazaba en esa
foto. Con el color de pelo también cambiado por eso no la reconoció en el
primer momento.

-Eres tú… -Dijo mirándola, sin salir de su asombro.

-Somos nosotras…

-¿Esto cuando fue?

-Hace exactamente diez años, en Barcelona, penúltimo concierto que


hicieron en España antes de que el grupo se desintegrara.

De pronto unos leves recuerdos vinieron a la mente de Anahí.

*Flashback*

Volvió a ese día, se vio a sí misma frente a esa chica, mirándola fijamente a
los ojos.

-¿Nos hacemos también una foto? –Dijo amablemente la rubia a esa niña.

-No… yo no quiero una foto. Sólo quiero un abrazo.


Anahí la miró curiosa. No esperaba esa respuesta, pero le enterneció y tenía
una mirada tan intensa y dulce al mismo tiempo, tan transparente que era
como si pudiera ver todo lo que sentía, todo lo que había dentro de ella.

Así que dedicándole una tierna y cómplice sonrisa, la abrazó…

Cerrando los ojos al sentir la unión de sus cuerpos, aferrándose con fuerza
tanto la una como la otra.

-Eres una reina –Decía Anahí mientras la abrazaba –Gracias por


todo…nunca me dejes sola por favor.

-Siempre voy a creer en ti Any…Te prometo que aunque no puedas verme,


siempre voy a estar aquí. Nunca te dejaré sola.

Anahí rompió el abrazo, sosteniendo entre sus manos el rostro de esa chica.
Haciendo que la mirara directamente a los ojos.

-No cambies nunca… -Finalizó con una sonrisa, conmoviéndose al ver los
ojos de la niña humedeciéndose con cada palabra. –Ahora sí… ¡Foto! –
Dijo girando su cara para “obligarla” a mirar a la cámara y que pudiera
llevarse un recuerdo de ese momento.

*Fin del flashback*

-Lo recuerdo... –Dijo bajo la mirada atenta y extrañada de Dulce –Cuando


me enseñaste tu tatuaje creí haber tenido una especie de “déyà vu” Como si
ya lo hubiera visto antes.

-Ese día te lo enseñé –Afirmaba Dulce -¿Cómo es posible que te acuerdes?

-He conocido a muchísima gente en todos estos años, a millones de fans


cuando estaba en el grupo. Pero al ver la foto ese momento vino a mi
memoria porque fue… fuiste… no lo sé. Eras solo una niña… pero había
algo en tu mirada… no sé cómo explicarlo, era algo real… unos
sentimientos que iban más allá de querer un autógrafo o una foto. Eso me
hizo detenerme a observarte, no simplemente mirarte… porque me mirabas
de una forma… nadie me había mirado de esa manera tan…no sé ¿intensa?
Exactamente igual que en los pocos momentos en que nuestras miradas se
han cruzado estos años.
Anahí intentaba explicarse de la mejor forma posible, pero le costaba, no
sabía muy bien lo que quería decir y no sabía por qué la mirada de Dulce se
había quedado grabada en ella.

-Eso era lo que más me ataba a ti… sentía que con solo mirarme entendías
mis sentimientos, sin necesidad de hablarte. Siempre…siempre me hacías
sentir especial, aunque estuviéramos en un estadio con 40.000 personas,
habían momentos en los que nuestras miradas se cruzaban y…me
desarmabas, me sentía única entre tanta gente.

-¿Entonces no solo me viste esta vez? –Preguntó refiriéndose al dia de la


foto.

-No… esa fue la más especial. Pero tuve mucho camino antes de llegar a
ese momento.

-Cuéntame –Dijo intrigada

-Te conocí con 16 años, la primera vez que te vi en televisión hubo algo
que me llamó la atención. Me pareciste la típica niña pija y caprichosa de
las novelas –Dijo sonriendo con nostalgia. –Pero aún así había algo que me
llamaba, que me hacía sentarme dia a dia para verte. Poco tiempo después
visitaste mi ciudad…la verdad es que me decepcione un poco, te sentí más
lejana que el resto del grupo y después de eso estuve aproximadamente un
mes enfadada contigo –Anahí sonrió divertida –Después no sé que me
paso, mientras más te veía más me interesaba por tu vida. Por tu
persona…tus creencias, lo que enseñabas, lo que inculcabas, con todo me
sentía absolutamente identificada. Fue como si me hicieras encontrar mi
camino… una ilusión para despertarme cada mañana y saber algo nuevo de
ti.

Mi familia no pasaba por un buen momento económico y yo no tenía


ninguna motivación en los estudios. Sabía que si volvían a España no
tendría dinero para ir a un concierto. Así que deje de estudiar…comencé a
trabajar.

Un año después de la primera vez, volvieron a mi ciudad y yo tenía mi


propio dinero para acudir al concierto. Pero te confieso que fui con miedo,
llevaba un año siguiéndote, admirándote a pesar de sentirte fría la primera
vez que te vi en persona…no quería que eso volviera a pasar y
decepcionarme.
-¿Y qué paso? –Preguntó Anahí, completamente atenta a la historia.

-Que no solo no me decepcionaste, sino hiciste que me sintiera parte de ti.


Con tus gestos y miradas en el concierto… al principio creí estar
loca…sentía que siempre bailabas y te parabas por el lado del escenario en
el que yo estaba. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban me hacías un
gesto, me sonreías y yo no podía creérmelo…estabas tan lejos y tan cerca
al mismo tiempo. Fue la experiencia más bonita de mi vida.

Al día siguiente muy temprano fui al hotel en el que se hospedaban para


verte por última vez. Había algunas fans, recuerdo que cuando saliste se te
abalanzaron pidiéndote fotos, autógrafos…incluso llegue a pensar que te
hacían daño con tanta euforia. Así que ni siquiera me acerqué a ti, me
quede apartada, solamente quería verte. Entonces conseguiste librarte de la
multitud y al seguir tu camino me viste, mirándote…Te acercaste a mí, me
dijiste “Hola” con tu gran sonrisa. No pude decirte nada, simplemente te di
una carta que había escrito para ti, recuerdo estar temblando. Así que me
diste las gracias, un beso en la mejilla y continuaste tu camino. Siempre
terminaba enfadándome conmigo misma por no poder articular una palabra
cuando te tenía enfrente…quería decirte tantas cosas y no era capaz de
decir ninguna. A veces pensaba que se me había olvidado hablar –Dijo
dándose un pequeño golpe en la cabeza a lo que Anahí volvió a sonreír con
ternura.- Después de ese momento, salí del hotel para seguir viéndote los
pocos minutos que quedaban, te habías subido al coche que los llevaba al
aeropuerto, al cabo de unos minutos la marabunta de chicas apareció,
siguiendo a algunos de los integrantes que faltaban. Se agolparon todas
alrededor del coche intentando hablar con ustedes. Cuando el coche
arrancó, desaparecieron de nuevo, esperando a que salieran los dos últimos
integrantes que irían en otro vehículo. Pero yo me quedé allí, viendo cómo
te alejabas. Recuerdo que las ventanas eran un poco oscuras, así que en la
lejanía no podía ver muy bien lo que pasaba dentro. Pero el conductor se
detuvo a los pocos metros de haber arrancado y yo seguía allí intentando
verte… hasta que para mi sorpresa, sin saber por qué, vi como tu silueta se
giraba hacia atrás, mirando hacia donde yo estaba. Entonces me dijiste
adiós con tu mano, todo mi cuerpo se desestabilizó, tenía ganas de correr a
abrazarte… pero me sorprendiste aún más cuando después de ese gesto,
levantaste la carta que te había dado minutos antes y la señalaste… no sé si
me estabas diciendo que la ibas a leer o que ya lo habías hecho… pero me
hiciste la persona más feliz del mundo. Ni siquiera podía creerme que te
acordaras de mi habiendo saludado a más gente, que te voltearas
simplemente para mirarme. Quería mandarte un beso, quería abrazarte en la
distancia… no sabía que gesto hacer para darte las gracias y lo único que
mi cuerpo pudo hacer fue levantar el dedo pulgar… Dios me vuelves torpe
–Decía sonrojándose al recordar el momento.

Anahí sonrió aún más, le encantaba ver lo nerviosa que se ponía Dulce al
recordar esos años. Pero le gustaba aún más darse cuenta de que ese
nerviosismo seguía patente aunque hubiera pasado mucho tiempo.

-Vivías cada momento tan intensamente… –Dijo asombrada -¿Qué pasó


después?¿Nos volvimos a ver?

-Si…después de eso te habías convertido en mucho más que un ídolo para


mí. Eras todo… Sentía que había conocido a la persona, me sentía
afortunada, especial…porque en el fondo de mi corazón sabía que habías
visto algo más en mí, no simplemente a una fan. Quizás solo fueran sueños
de adolescente pero a partir de ese momento tú eras lo mas importante en
mi vida, mis sueños… Así que seguí trabajando un año. Y ahorrando
dinero. Llegó el verano…anunciaron la separación del grupo y todo se me
vino abajo… sufrí al verte llorar, suplicar que hiciéramos algo para que no
sucediera, me uní a todo lo que hubo y si aún se podía, te admiré más por
intentar luchar, por armar un ejército para rebelarnos. Pero era algo
inevitable… -Ambas recordaron esto último con tristeza. –Así que ese
mismo mes, volvieron a España, aunque para mi desgracia solo harían dos
conciertos, en las dos ciudades más importantes del país y la mía no estaba
entre ellas. Ya había cumplido los 18 años… pensaba que podía ser la
última oportunidad que tendría de verte así que pedí permiso en mi trabajo
para hacer un viaje de cuatro días, pero no me lo concedieron… renuncié –
Esta vez Anahí abrió enormemente los ojos en cambio los de dulce
brillaban, pero no a causa de lágrimas, sino porque recordar eso la
emocionaba. –Con 18 años fue la primera vez que vine a Madrid, nunca
había viajado sola y vengo de una ciudad muy pequeña, donde ni siquiera
hay trenes… así que ya te imaginaras el miedo que sentí al llegar aquí.

-¡Wou! ¿Y por qué no te acompañó nadie?


-Nadie que yo conociera podía permitirse el lujo de venir a esta ciudad,
desde donde yo vivo cuesta bastante caro. Y sinceramente…era mi sueño y
mi aventura, debía vivirlo sola.

-Pero solo tenías 18 años y dices que nunca habías viajado sola…Madrid es
muy grande ¿Cómo lo hiciste? ¿No tenías miedo?

-Estaba muerta de miedo… pero tú eras mi meta, me sentía capaz de hacer


cualquier cosa.

Al escuchar estas palabras, Anahí se emocionó más de lo que hubiera


pensado. Entonces, en un acto reflejo, agarró suavemente la mano de Dulce
y mirándola fijamente a los ojos, esta vez siendo ella la admiradora…

-Continúa…

Dulce, a pesar de haberse puesto nerviosa con el contacto, esta vez era
diferente, sus ojos le daban tranquilidad, así que respondiendo a esa
mirada, continuó…

-Llegué a Madrid, dormí los dos días antes del concierto en la puerta del
recinto. Esta ciudad es demasiado grande, aquí tenían muchos más fans y
sabía que no me iba a ser fácil tener un buen puesto, así que tenía que
hacerlo. Conocí a bastante gente, incluso hice amigas. Todo el mundo iba a
su casa a descansar y alguien se quedaba haciéndoles el relevo menos yo…
no quiero ni pensar como olía durante esos días –Dijo bromeando, lo que
causó la risa de Anahí. –El mismo día del concierto, conseguí que alguien
se quedara guardándome el sitio, así que por la mañana pude ir al hotel que
había reservado para las dos noches siguientes, era el mismo en el que
ustedes se hospedaban, dejé mi maleta, me duché por fin y de nuevo salí
para seguir haciendo cola. Por un momento todos creímos que el concierto
iba a ser cancelado, pues hubo un accidente en el aeropuerto, no sé si lo
recuerdas, murió mucha gente y la ciudad estaba de luto –Anahí asintió
dando a entender que si lo recordaba –Gracias a dios no se suspendió.
Conseguí un buen sitio, no tan perfecto y cercano como el de un año antes,
pero te podría ver perfectamente. Aunque tú a mi no… o eso creía. Disfruté
muchísimo, creyendo que seguramente fuera el último, lloré, canté, reí…
pero me faltaba algo, tus miradas. Cuando había perdido completamente la
esperanza de sentirme tan cerca de ti, como en el concierto de mi ciudad,
hubo como un milagro. Estabas en tu parte del escenario, ni siquiera
cercana al borde, yo tenía dos o tres filas de personas por
delante…estábamos bastante lejos así que a día de hoy sigo sin entender lo
que pasó. Levanté el brazo y comencé a señalarte mi muñeca con la otra
mano, simplemente porque ese era uno de los motivos de mi viaje,
enseñarte el tatuaje que me hice el día de tu cumpleaños… Y no sé cómo ni
por qué, pero cuando pude darme cuenta estabas ahí arriba, mirándome,
intentando entender los gestos que te hacía… recuerdo que te llevaste una
mano a la boca asombrada y seguidamente comenzaste a imitar mis gestos,
pero esta vez enseñándome tú el tuyo. Eso fue todo lo que necesité… para
saber que mi viaje había merecido la pena. Pero seguía habiendo algo
dentro de mí, no me conformaba, quería más… Lo sentí como una señal
¿sabes? Como si alguien estuviera queriendo decirme, sigue luchando, no
te detengas, lo vas a conseguir. Esa fue la primera vez que pude dormir en
una cama, después de tres días, aunque dormir es solo una forma de hablar.
Me levante muy temprano, no sabía qué día se irían así que tenía que verte
cuando salieras e intentar averiguar algo. Entonces sentí que todo
terminaba, el hotel estaba lleno de fans, tanto dentro como fuera, iba a ser
imposible acercarme a ti y lo comprobé minutos más tarde cuando sin
espéramelo fueron saliendo uno a uno y metiéndose en un autobús… creía
que al menos iban a quedarse un día más en Madrid, pero no fue así. A
penas pude verte entre la multitud. Y minutos más tarde desapareciste,
dejándome con una sensación de vacío enorme. Se había terminado. No
podía parar de llorar. Entonces nuevamente el universo puso una señal en
mi camino. Había una niña que quiso consolarme preguntándome por qué
lloraba, le expliqué y sin siquiera pensárselo me dijo, “vete a Barcelona”,
recuerdo que esa frase retumbó en mi cabeza como si antes hubiera sido
algo imposible, no me lo había planteado hasta el momento…y es que
realmente lo veía imposible. No podía, no tenía tiempo, mi vuelo salía al
dia siguiente y aún me quedaba una noche más en el hotel. Todos los
impedimentos pasaron por mi cabeza hasta que un simple motivo tuvo
suficiente peso para ganar a todo lo demás… tú. Averigüé con un miembro
del equipo en que hotel estarían hospedados y sin siquiera pensármelo
llamé a mi madre, para darle el disgusto de su vida a la pobre. “me voy a
Barcelona” le dije, no puedo llegar a imaginarme su cara. Pero aún no sabía
si podría hacerlo, mi vuelo salía al dia siguiente y como te dije, no me daría
tiempo, así que comencé a hacer llamadas, primero a la compañía aérea
para intentar retrasar el vuelo, aunque sabía que mi tarifa no me lo permitía.
Pero eso no importaba…el universo me estaba demostrando que
simplemente necesitaba desear algo con todo mi corazón para que
conspirara a mi favor. Por primera vez estaba sintiendo en carne propia
todas las cosas que me habías enseñado. –Anahí se emocionaba con cada
palabra y apretaba la mano de Dulce que aún seguía agarrando. –Me
dijeron que mi tarifa no me lo permitía pero que a causa del accidente,
estaban cambiando todos los vuelos durante los próximos dos días, ya que
había ocurrido en esa misma compañía y casualmente era con destino a mi
ciudad, yo podría haber estado ahí. Ese fue el primer paso, cambié el vuelo
para regresar dos días más tarde. El próximo paso era el hotel, intenté que
me convalidaran la reserva de mi última noche al hotel de la otra ciudad,
eran de la misma cadena, pero se negaron porque ya lo había pagado… así
que eso me desmoronó un poco, pero no me detuvo. Decidí abandonar el
hotel, con la última noche pagada y sin disfrutar. Compre por internet los
billetes del tren. Hice la reserva en el otro hotel, ya estaba todo listo, recogí
mis cosas y volví a la aventura. Ni siquiera tuve tiempo de comer, eran
tantos los nervios que nada entraba en mi estómago. Me costó bastante
llegar a la estación de tren, no conocía Madrid, aun no sabía cómo
funcionaba el metro y tenía que ir preguntando a todo el mundo para poder
llegar a los sitios. Pero eso me pasó factura, entre tanto alboroto creía que
mi tren salía a las 6:30 de la tarde, pero estaba equivocada y no me di
cuenta hasta llegar allí, a las 6:02, intentar sacar el billete y enfadarme por
creer que había una equivocación. Tuve que preguntar y me informaron
que mi tren había salido a las 6:00, lo había perdido definitivamente y ya
no se podía cambiar el billete así que tendría que comprar uno nuevo. Tuve
ganas de tirar la toalla…ya había gastado mucho dinero ese día, dinero
tirado a la basura prácticamente. Y por primera vez sentí miedo, de estar en
una ciudad desconocida, de que las cosas se estaban escapando de mi
control y de estar completamente sola. Pero no podía hacer nada,
necesitaba llegar a Barcelona, necesitaba verte y que todo esto mereciera la
pena, así que compre un nuevo billete, para unas horas más tarde. También
tuve unos cuantos percances al entrar al tren, era la primera vez que subía a
uno y no sabía ni cómo funcionaba –Recordaba avergonzada –Pero bueno,
nada que después de tanto me importara. Por primera vez en todo el dia, me
sentí a salvo al sentarme y saber que mi próximo destino era Barcelona y
que allí me esperabas tú.
-¿Hiciste todo eso sin siquiera saber si podrías verme? –Preguntaba
incrédula.

-Hice todo eso porque necesitaba estar contigo, ni siquiera sabía para qué,
pero a pesar del miedo, me sentía fuerte cuando pensaba que tú estabas allí.

-No te imaginas de qué forma estoy sintiendo esta historia.

-Tenía miedo de contarte… no quería que me vieras como una loca


obsesionada contigo.

-Simplemente cuando te miro a los ojos es imposible ver a una loca…es


como si pudiera sentir lo que tú sientes y sé que es real.

Dulce presionó ligeramente la mano con la que Anahí la agarraba y le hizo


suaves caricias, dándole las gracias por su comprensión.

-¿Qué pasó cuando llegaste a Barcelona?

-Esa noche pude verte, pero no me hiciste ni caso, habían pocas fans en el
hotel, seguramente no se habían enterado de que ya habían llegado. Así que
volviste de cenar, algunas se te acercaron, hablaste con ellas y enseguida te
fuiste. Creo que estabas algo… -Miraba hacia arriba buscando la palabra
adecuada -¿contenta? –Preguntó intentando molestarla.

Anahí abrió enormemente los ojos y sin poder evitarlo se sonrojó.

-Si como dices había ido a cenar, seguramente el vino me estaba haciendo
efecto –Reconocía avergonzada.

Dulce sonrió, le había parecido muy tierna esa forma de justificarse.

-No te preocupes… nadie se dio cuenta –Dijo guiñándole un ojo.

-Sigue contándome –Apresuró intentando seguir con el hilo de la


conversación.

-Pasé dos días allí, sin conseguir verte por ningún lado. Conocí a una chica
que iba con su madre, vivían cerca del hotel pero aun así se hospedaban en
él para verte. Así que me ofrecieron compartir habitación y así solo
pagaríamos la mitad cada una. Estuve todo el tiempo con ellas, te conocían
de alguna que otra ocasión y la señora era bastante espabilada, hacia
amistad con todo el mundo para que su hija pudiera verte. Así que el
universo me puso delante a las personas indicadas. Aún así esta vez no
tuvimos suerte y ahora sí pensaba que todo había llegado a su fin. Era mi
último día en el hotel y ya no podía hacer nada más, estaba repleto de fans
y tú no salías si no era con seguridad. Cuando estaba bajando a recepción
para pagar pasé por delante de una sala y sin querer vi allí dentro a una de
tus compañeras, volví a ver la luz… las tres nos quedamos sorprendidas y
vimos una posibilidad, así que rápida y discretamente fuimos a la
recepción, pedimos información sobre esa sala y nos dijeron que era una
especie de salón VIP, había un pequeño buffet las 24 horas, una televisión,
mesas… etc. Pero había que pagar un extra, no demasiado barato. Ni
siquiera me lo pensé, era mi última carta… quizás en algún momento de
día entraras en esa sala y lo único que tenía que perder era más dinero. Así
contraté ese servició completamente desesperada por subir. Estaba a mi
nombre pero podíamos entrar las tres, subimos. La madre de mi compañera
de habitación habló con la encargada de esa sala, para darle nuestros datos
y que comprobara que efectivamente acabábamos de contratar. Yo me
quede observando el lugar, habían algunas personas, muy pocas y ni
siquiera me detuve a mirarlas hasta que… escuché tu voz. La reconocí al
instante, estabas hablando muy animadamente con algunas chicas, sentada
en una de las mesas. Me quedé paralizada, no podía creerme que estuvieras
allí, tan cerca y sobre todo sin nadie que gritara alrededor. Lo único que fui
capaz de hacer fue avisar a mis dos acompañantes que estabas allí, aún no
se habían dado cuenta, porque no estabas muy reconocible. Y en el resto
tengo algunas lagunas, recuerdo que a pesar de que me decían que fuera a
decirte algo no podía, me movía de un lado para otro, estabas tan
alcanzable y no sabía ni que hacer que me frustraba. Así que me senté en
un sillón. Te levantaste a buscar algo de comida y la señora que iba
conmigo aprovechó para cogerte a solas y pedirte que vinieras en cuanto
pudieras. No me lo creía te lo juro, no sabía si correr, gritar… tenía ganas
de mil cosas al mismo tiempo y no era capaz ni de hablar. A los pocos
minutos apareciste donde estábamos, con toda naturalidad te sentaste en el
sofá que estaba a mi lado. Era cierto que estaba muy nerviosa…pero no sé
por qué en el momento en que llegaste, me miraste, me sonreíste y
comenzaste a hablar, el mundo desapareció, simplemente te escuchaba
mantener una conversación con mis acompañantes, en la que yo no
intervenía, con cada frase que decías me mirabas, me hacías gestos para
saber si estaba de acuerdo o no, me hacías participe como si estuvieras
hablando con una amiga de toda la vida… y poco a poco fui perdiendo el
miedo, tus ojos me daban paz y tu naturalidad me hizo olvidar que eras la
cantante a la que llevaba tres años siguiendo, en ese momento solo eras la
mujer que llevaba tres años admirando. Nos contaste que tenías miedo por
el fin del grupo, que no sabías lo que iba a pasar con tu carrera, incluso te
llegaste a emocionar y recuerdo que terminamos nosotras consolándote a
ti… te sentí tan cerca como… ahora –Dijo mirándola fijamente a los ojos. –
Hubo un momento en el que te levantaste y fue como si al perder de vista
tu mirada volviera al mundo real, estaba contigo, hablando, lo había
conseguido y necesitaba contárselo a alguien. Llamé rápidamente a mi
madre, antes de que volvieras, le conté lo que estaba pasando y con unos
gritos que casi no me hizo falta el teléfono para escucharla, me exigió que
te contara todo lo que había hecho, pero le dije que era incapaz, así que
poniéndose ya muy nerviosa me pidió que te diera el teléfono. Pensé que
estaba loca, no iba a hacer eso. Pero en ese momento llegaste, me sonreíste
y supe que tenías que saberlo todo aunque yo no fuera capaz de contártelo.
A penas sin pensarlo, te pregunte si podrías ponerte al teléfono. Lo cogiste
muy extrañada por esa pregunta y entonces comenzaste a hablar con mi
madre, o más bien a escucharla… estabas muy atenta y me mirabas con…
no sé qué expresaban tus ojos pero brillaban. No sabía que te estaba
diciendo, solo recuerdo que antes de finalizar la conversación le dijiste que
no se preocupara, que me ibas a cuidar. Cuando colgaste el teléfono,
simplemente me agarraste la mano y me dijiste: “¿De verdad hiciste todo
eso?” Asentí con la cabeza y lo siguiente fue: “Eres una valiente”. Esas
palabras hicieron que ya no me importara nada más, lo que había pasado, lo
que ocurriría a partir de entonces, nada importaba, estaba ahí…contigo,
dispuesta a escuchar lo que tenía que contarte. Fue entonces cuando te
enseñe el tatuaje…el resto ya lo sabes.

Anahí se había emocionado, sus ojos brillaban, seguramente tanto como


ese día, escuchar toda esta historia contada por Dulce era… simplemente
no se lo esperaba.

-Recuerdo algunas cosas de esa última parte… no muchas, pero recuerdo


sentir algo parecido a lo que estoy sintiendo ahora.

-¿Qué sientes? –Preguntó Dulce con curiosidad, pues no sabía a lo que se


refería.
-Admiración… no sé quien admira más a quien…si tu a mi o yo a ti.

-Simplemente era una niña…

-Con más razón, eras una niña que hizo de todo para conseguir su sueño

-Esto siempre ha ido “más allá de un sueño”

Anahí no podía dejar de mirarla enternecida, admirada por todo lo que


llevaba escondiendo esa chica durante tantos años, había imaginado cosas,
pero nunca algo así

-Hay algo que no entiendo –Dijo de pronto

-¿El qué?

-¿Por qué huías de mi? Hiciste tantas cosas cuando eras niña por acercarte
y cuando el destino me pone en tu camino ¿me evitas?

-Como te dije, cuando el grupo se desintegro desapareciste, me tuve que


conformar con saber de ti a través de internet… nunca he dejado de seguir
tu vida ni tu carrera. Pero eso no era suficiente, por un día había
conseguido ser alguien en tu vida y después de eso no volví a verte, poco a
poco me fui dando cuenta de que tenía que hacer algo conmigo, con mi
futuro, así que empecé a trabajar en él. Estudie idiomas y turismo… Hace
cinco años, cuando te vi por primera vez entrar al Palace sentí que mi
mundo se desmoronaba, que nada de lo que había hecho tenía sentido
porque el único momento de felicidad que había vivido me los habías dado
tú, y tuve que tenerte enfrente para darme cuenta de ello, de que nada me
hacía temblar de esta forma. Pero me negaba a ello, me negaba a que todo
lo que había conseguido desapareciera por mis sueños adolescentes.
Además venias a Madrid para despejarte, para olvidarte de la cantante
famosa y ser simplemente Anahí… si hubieras descubierto que la
Relaciones Públicas del hotel era una antigua fan, además de sentirte
incomoda, quizás no volverías. Y una parte de mí tenía miedo de que eso
sucediera… Así que escondí a la niña en mi corazón y me dediqué a
observarte desde lejos, manteniendo las distancias para que no luchara por
salir.

-¡Wow! Y yo pensando que te caía mal…

Dulce sonrió ante ese comentario


-¿Cómo ibas a caerme mal? Creo que te dabas cuenta de cómo te miraba…

-Si… pero aun así me evitabas. Sabía qué hacías cosas por mi bienestar en
el hotel y después prácticamente salías corriendo. Por eso me descolocabas
bastante… Lo último que hubiera pensado es que habías sido una fan,
porque lo más lógico sería comentármelo o aprovecharte de ello.

-No eras simplemente un ídolo…

-Y tú no eras simplemente una fan… -Dijo entornando los ojos, mirándola


fijamente – ¿Puedo pedirte algo?

-Lo que quieras… -Respondió con curiosidad.

-¿Me das un abrazo?

A Dulce le extraño esa petición, pero era lo que estaba deseando hacer
desde el preciso momento en que vio a Anahí entrar a su hotel la primera
vez. Así que se acercó a ella, sentada justo a su lado y sin dudarlo un
momento más, la rodeo con sus brazos. Con su cuerpo tan cerca que podía
sentir los latidos de su corazón golpeando su pecho. No podía evitar apretar
con fuerza, eran tantos años los que llevaba queriendo hacer eso, que
rezaba porque ese momento no terminara nunca.

Anahí sentía que su corazón quería salir disparado, no entendía nada, ni


siquiera por qué le había pedido eso. Pero ahí…entre sus brazos sentía que
había encontrado su sitio.

Después de unos minutos se separaron, estaban estrechándose con tanta


fuerza que si seguían así dejarían de respirar. Quedaron cara a cara, más
cerca de lo que ellas pensaban, perdidas en los ojos de la otra…y sin poder
evitarlo, bajaron ambas la mirada a los labios… con sus respiraciones más
agitadas que antes, sintiendo como un imán las atraía… pero…

-Hace frio –Dijo Anahí rompiendo el momento y sacando a Dulce de su


trance.

-Si…si –Dijo nerviosa. ¿Nos vamos ya?

-Si por favor… -Respondió levantándose.

-Está bien… te llevo al hotel


-¡No! –Dijo de pronto, como si ni siquiera lo hubiera pensado.

-¿Entonces?

-Este… no quiero irme al hotel todavía pero… hace frio ¿Podemos ir a otro
sitio? –Seguía muy nerviosa -A menos que tú quieras irte ya.

Dulce también se había puesto nerviosa, pero su actitud la descolocaba, no


quería irse, tenía frio, ¿A dónde podía llevarla?

-No…pero… -Y sin más se le ocurrió -¿Quieres venir a mi casa? –


Arrepintiéndose después de que malinterpretara esa propuesta.

Anahí dudo un momento, le había pillado desprevenida, no sabía


exactamente por qué no se iba al hotel en este mismo momento y por qué
no quería separarse de ella aun.

-Si…

Cuarta Parte
Diez minutos más tarde habían llegado a la casa se Dulce. Era un piso no
muy grande pero bastante bonito y acogedor.

-¿Vives sola? –Preguntó Anahí dándose cuenta de que no sabía nada de la


vida actual de Dulce.

-Si…tranquila que nadie nos molesta. ¿Qué quieres de tomar?

-¿Qué me ofreces?

Dulce se quedó pensando unos segundos, pero al darse cuenta de que no


recordaba sonrió y se dirigió hacia la cocina.

-¡¡¿Cerveza te parece bien?!! –Gritó desde allí –O bueno también puedo


bajar a comprar algo –Dijo esta vez asomándose hacia el salón.

-Una cerveza está bien –Respondió con una sonrisa.

En lo que Dulce llegaba, Anahí estuvo observando algunas cosas de la sala,


en especial una foto, donde aparecía Dulce con otra chica… estaban en la
playa, muy sonrientes. Era una foto muy bonita porque de fondo se podía
apreciar el mar, y el color del paisaje era anaranjado, típico color del
atardecer.
Ambas estaban en biquini y por un momento Anahí se quedó observando el
cuerpo de Dulce, un poco más bronceada que ahora, quizás fuera verano, su
piel brillaba y su sonrisa destacaba más con el moreno de su piel.

Es muy guapa –Pensó

-¿Te gusta? –Interrumpió Dulce sacándola de sus pensamientos.

-¿Qué? –Preguntó asustada

-La foto...

-Ah Si… ¿Dónde es? –A la vez que cogía la cerveza que le ofrecía.

-En mi ciudad, las vacaciones del año pasado.

-¿Y la chica?

-Una amiga –Respondió cortamente

-Oh Ya… -No muy convencida con la respuesta -¿Por qué decidiste venir a
vivir a Madrid?

-Por el trabajo –Dijo dirigiéndose hacia el sofá y sentándose. –Cuando


terminé de estudiar me ofrecieron trabajar en el Palace y me encantó la
idea, un cambio de aires era perfecto.

-¿Y no extrañas algo…alguien?

-Extraño a mi familia y la playa, pero voy siempre que tengo vacaciones así
que…

-¿Qué edad tienes exactamente?

-28… ¿Por qué?

-Por nada en especial… es solo que parece mentira que haya pasado tanto
tiempo. Tienes otra vida completamente distinta.

-Lo sé… ya soy una mujer –Dijo sonriendo.

-¿Y no tienes pareja? Se me hace raro que vivas sola…

-No tengo pareja… Pero oye llevo toda la noche contándote mi vida ¿Qué
hay de la tuya?
-Apuesto a que sabes bastante de ella –Respondió con una mirada
cómplice.

-Si… de la profesional sí, pero no sé nada de la personal

-A ver Srta. Espinoza ¿Qué quiere saber?

-¿Estás enamorada?

Anahí la miró fijamente a los ojos, no se esperaba esa pregunta o al menos


no de esa forma.

-N… No –Respondió sin mucha credibilidad.

Dulce alzó una ceja -¿No estás saliendo con nadie?

-Pues aunque te cueste creerlo por tu gesto, no… la mayoría de los novios
que me inventan todas las semanas son falsos.

-¿Te has enamorado alguna vez?

Esa pregunta le sorprendió todavía más, sobre todo al darse cuenta de que
no sabía lo que responder.

-No lo sé

-¿Cómo que no lo sabes? –Preguntó extrañada.

-Pues… siempre he creído que si… ya sabes, sales con un chico, te rompe
el corazón, pasas días llorando…etc. Pero… ya no estoy muy segura.

-¿Por qué?

-No lo sé… porque de pronto siento que tiene que ser algo más grande,
como un ¡chas! Conoces a la persona y ya…todo tu cuerpo
tiembla…Supongo que tengo el amor demasiado idealizado –Finalizó
resignada.

-¡Pues ya somos dos!

Dulce se quedó mirando a Anahí fijamente, esta vez sin ningún tipo de
miedo, sin tener que apartar la vista a los dos segundos.

-¿Por qué me miras así?

-Lo siento… solo estaba pensando


-No te preocupes es solo que… me intimidas

-¿Perdón? ¿Qué yo te intimido a ti? –Preguntó atónita, exagerando.

-No sé qué le ves de raro… pero sí. La gran ídolo está siendo intimidada
por su fan

Por alguna razón a Dulce le gustaba esa idea de que Anahí se intimidara y
se pusiera nerviosa, así que no pudo evitar sonreír.

-¿En qué pensabas? –Continuó preguntando Anahí

-En cómo es posible que alguien haya sido capaz de romperte el corazón.

Esa respuesta hizo que el corazón de Anahí diera un vuelco y comenzara a


latir desesperado.

-¿Por qué dices eso? –Preguntó nerviosa

-No sé, no hay más que verte para saber lo que vales… definitivamente los
hombres del mundo cada vez son más estúpidos.

-Por eso tú tampoco tienes novio ¿no? –Dijo sonriendo.

-Más bien porque como tú dices, tengo al amor muy idealizado. Siempre he
querido sentir esa corriente que te pasa por todo el cuerpo y te deja sin
habla.

-¡¡Somos unas románticas caray!! –Gritó Anahí levantando su botella de


cerveza para brindar, a lo que Dulce respondió de la misma forma.

Pasaron algunas horas, ya iban por la tercera cerveza. Llevaban todo el


tiempo hablando, de sus vidas, riendo. Con una complicidad y una
confianza absoluta, esas cervezas ya habían hecho el efecto de que ambas
olvidaran quien era la otra, sobre todo Dulce que había olvidado por
completo que estaba con su ídolo de toda la vida.

Seguían en el sofá, pero después de haberse colocado en mil posturas


diferentes durante la conversación, ahora Anahí estaba acostada, con la
cabeza apoyada en las piernas de Dulce, que permanecía sentada,
observando perfectamente las risas y ocurrencias de la chica.

-Oye…¿Cómo ves tu futuro? –Preguntó la pelirroja.


-¿A qué te refieres exactamente?

-¿Quieres seguir en la música y en la tele de por vida? ¿O tienes algún otro


sueño aun sin realizar?

Anahí se quedó pensativa –Siempre he dicho que en el momento en que


esto no me llene lo dejaré, si lo que me hace feliz en un futuro es vender
tomates, viviré vendiendo tomates…Pero la verdad es que no me he
planteado hacer otra cosa. Llevó desde los dos años en esto, no conozco
nada más.

-¿Y serias capaz de dejarlo todo por amor?

Dudó un momento… -Siento que si…pero es contradictorio.

-¿Por qué?

-Porque nunca he sido capaz de hacerlo, la mayoría de mis relaciones se


han roto por mi trabajo…muchos viajes, agobio de la prensa,
mentiras…Pocas personas son capaces de aguantar eso. Pero a la hora de la
verdad nunca me he atrevido a dejarlo todo por alguien. Así que a veces
dudo que pueda

-A lo mejor si puedes…pero solo cuando sientas amor verdadero

-También puede ser eso –Dijo pensativa. -¿Y tú? ¿Tienes pensado trabajar
toda la vida en el Palace?

-¡No! Adoro mi trabajo pero… sé que algún día, dentro de muchos años
voy a viajar por el mundo.

-¿Y por qué dentro de muchos años? Puedes viajar también ahora…

-Ya… pero no me refiero a viajes normales en grandes HOTELES, quiero


recorrerme el mundo, empezando por la India… vivir como vive la gente
de cada país, meditar, aprender, conocer todas las culturas… y escribir.
Escribir todas mis vivencias y crear historias con lo aprendido en cada
viaje… Soy una soñadora –Finalizó con una tímida sonrisa.

Anahí la observaba alucinada, la forma en que hablaba y soñaba, mirándola


a los ojos sabía que se propusiera lo que se propusiera esa chica, lo iba a
conseguir.
-¡Wou! Dime que algún día lo haremos…

-¿Qué? –Preguntó Dulce extrañada.

-Dime que algún día iremos a la India, a meditar y nos recorreremos el


mundo, viviendo al límite con nuestros ahorros y con lo que vayamos
ganando… dime que lo haremos, aunque solo sea por soñar despiertas.

-¡Claro que lo haremos! –Respondió Dulce convencida ¿O acaso no hemos


conseguido ambas todo lo que hemos deseado?

-¡Seremos una especie de Paulo Coelho! –Decía ya totalmente emocionada,


mirando hacia el techo como si realmente estuviera imaginándose ese
futuro.

Dulce la miraba con ternura.

Tenía enfrente a la mujer que tanto admiraba, la mujer que le había


enseñado a creer en sus sueños y es como si ahora hubiera sido ella la que
le hubiera recordado quien era en el fondo.

-Nunca me había encontrado con una persona tan soñadora como tú –Dijo
Anahí mirándola a los ojos con mucha intensidad.

-¿A no? Pues yo recuerdo que cierta chica me enseñó a creer hace algunos
años…

-¿Nunca se te olvida? ¿Nunca crees que es más cómodo tener una


estabilidad en vez de soñar cosas que quizás no pasen?

-Claro que se me olvida… Pero entonces recuerdo como hace diez años
cumplí mi sueño a pesar de los miles de obstáculos. Y recuerdo que solo
hay que creer…y luchar… entonces…

-El universo conspira… -Interrumpió

-Exacto –Dijo sonriendo levemente.

Se quedaron unos segundos mirando fijamente a los ojos, Dulce


sonriendo… Anahí intentando averiguar algo.

-¿Qué harías por amor, Dul? –Preguntó incorporándose un poco.

-Todo lo que ya he hecho…y más.


Anahí se quedó algo extrañada -¿Cómo que lo que ya has hecho? ¿No
decías que tenías el amor idealizado y no te has enamorado?

-No…lo que yo te dije es que no tengo pareja porque para mí el amor tiene
que ser impactante, sentir una corriente por todo el cuerpo que te deje sin
habla… en ningún momento te dije que no he sentido eso.

-Oh… -Respondió Anahí.

No sabía por qué razón pero esa respuesta la había decepcionado, se sentía
mejor sabiendo que Dulce nunca se había enamorado. Y no entendía por
qué le importaba tanto era como… como si estuviera celosa.

-¿Y… entonces… que has hecho por amor? -Preguntó con miedo.

Dulce no sabía muy bien lo que estaba haciendo ni diciendo, el efecto de


las cervezas le estaba pasando factura y decía las cosas sin pensar, como si
su corazón hablara por sí solo.

-Pues… viajé a otra ciudad, dormí en la calle, luché, perdí, sentí


miedo...seguí luchando… -A medida que iba hablando, se iba acercando a
la cara de Anahí, sin siquiera pensarlo, simplemente sintiendo cada palabra
que salía de su corazón -…Volví a perder, volví a luchar…y el universo
conspiró para que yo llegase hasta ti…

Dulce agarró suavemente la cara de Anahí, ya no controlaba ninguno de sus


movimientos, se estaba dejando llevar… acarició con uno de sus dedos los
labios de la cantante y sin poder evitarlo cerró los ojos, sintiendo más
profunda y cercana su respiración agitada, completamente nerviosa, parecía
que se iba a quedar sin aliento…

Así que eso la hizo despertar y darse cuenta de que se estaba equivocando.
Rápidamente se apartó saliendo de su trance…

-Lo siento…yo no quería… -Intentaba justificarse nerviosa.

Cuando Anahí salió de su hipnosis se dio cuenta de que Dulce quería


levantarse, intentando apartarla para poder irse de esa situación tan
incómoda.

Pero con un movimiento rápido, sin siquiera pensarlo agarró la cara de la


pelirroja y atrapó sus labios, sumiéndose ambas en un beso. Al principio
Dulce no supo cómo reaccionar, sentir el contacto de los labios de Anahí
hizo que toda su piel se erizara. Pero poco a poco fue correspondiendo,
aprovechando esas sensaciones para profundizarlo y hacerlo
completamente apasionado. Introduciendo su lengua, buscando
desesperadamente la de Anahí y sintiendo que su corazón estallaba en el
preciso momento en el que se encontraron.

Anahí pasó sus brazos alrededor del cuello de Dulce, abrazándola,


intentando que sus cuerpos quedaran completamente unidos, la pelirroja
hizo lo mismo rodeando su cintura. Y con un movimiento dulce y delicado
consiguió recostarla, quedando ella encima.

La intensidad del beso fue disminuyendo a pesar del calor y la excitación


que ambas sentían. Comenzaban a quedarse sin aliento así que poco a poco
se fueron separando.

Separando los labios, pero aún seguían una encima de la otra. Mirándose
intensamente a los ojos mientras recuperaban el ritmo normal de su
respiración.

De pronto un terrible temor asaltó los pensamientos de Dulce y no pudo


evitar casi suplicar…

-No me hagas daño por favor…

-¿Y por qué iba a hacerte daño?

-No lo sé… Pero siento que eres la única persona en la tierra que tiene ese
poder.

-Dul… -Dijo mientras le agarraba el rosto obligándola a que la mirara


directamente a los ojos. –No sé qué demonios me está pasando, pero lejos
de hacerte daño…quisiera cuidarte toda la vida.

Estas palabras aliviaron un poco el profundo miedo de Dulce. No


comprendía mucho lo que estaba pasando pero no era hora de pensar… era
hora de disfrutar, de sentir y dejarse llevar.

Sin dejar de mirarla ni un segundo, se recostó a su lado. Anahí se volteó


para quedar nuevamente cara a cara… y después de una sonrisa, sus ojos se
fueron cerrando. Sin poder evitar quedarse dormida, bajo la mirada de
Dulce que se negaba a dormir por si eso era simplemente un sueño.
Si era así y dentro de poco despertaba, quería quedarse con esa última
imagen, esa imagen de su amor profundamente dormida, esa imagen que se
quedaría para siempre grabada en su corazón…

Pero no pudo resistir mucho más…finalmente el sueño le ganó la partida.

Quinta Parte
Unas horas más tarde, Dulce abrió los ojos, un poco aturdida a causa de la
luz del sol que penetraba intensamente por la ventana. Tardó unos
segundos en darse cuenta de que estaba en el sofá y seguidamente todos los
recuerdos de esa noche vinieron a su mente, pero… ella no se encontraba a
su lado.

¿Habría sido solo un sueño?

Cuando se incorporó para sentarse escuchó la puerta de la calle abrirse y


tras ella apareció una sonriente Anahí.

-Buenos días dormilona –Dijo mientras dejaba una bolsa encima de la


mesa. -¿Qué te pasa? –Viendo la cara de susto que tenia la pelirroja. –
Parece que viste un fantasma.

Dulce sonrió –No… es solo que… al no verte creía que todo había sido un
sueño.

Anahí se enterneció, se acercó a ella con una sonrisa.

-Aquí estoy –Dijo acariciándole la mejilla –Aunque no te equivocas en eso


de que todo ha sido un sueño, un sueño del que no quisiera despertar.

Dulce acarició esa mano que tenía sobre su mejilla… No podía creer el
efecto que producía en ella, una caricia, un roce de Anahí.

-Iba a prepararte el desayuno –Siguió contando –Pero no tenías mucho


donde elegir así que bajé a comprar unos croissants… y ahora preparo el
café.

-Yo te ayudo –Dijo levantándose y siguiéndola de la mano hasta la cocina.


–Por cierto…¿Qué hora es?

-Las diez más o menos

-¿Y sobre qué hora nos dormimos?


-Creo que sería las cinco o las seis de la mañana

Dulce abrió los ojos asombrada -¿Y por qué nos levantamos tan pronto?

-Me despertó el teléfono… que por cierto, cae una bomba a tu lado y sigues
durmiendo eh, porque ni te enteraste –Dijo divertida mientras Dulce se
sonrojaba –Y ya no pude dormir más… quería aprovechar el día.

-¿Por qué? ¿Pasó algo? –Preguntó preocupada.

De pronto Anahí se puso algo seria, el momento feliz iba a terminar.

-Me llamó mi manager… tengo que regresar a México mañana mismo Dul.

La cara de Dulce, antes alegre, pasó a expresar una enorme tristeza.

-Creía que ibas a estar aquí una semana.

-Yo también –Dijo igual de triste –Pero surgió algo, me adelantaron una
grabación y no puedo negarme.

Dulce no respondía, miraba al suelo con demasiada tristeza. Anahí se


acercó y con un gesto dulce, le levantó la cara para que la mirara a los ojos.

-¿Qué pasa? –Preguntó intentando averiguar por qué estaba así

-Siento que otra vez me pasa lo mismo Any…

-¿Lo mismo?

-Si… otra vez me vuelvo a acercar a ti, a sentirme importante, parte de tu


vida y cuando más te siento conmigo… se termina. Como si solo pudiera
estar cerca de ti un tiempo determinado.

Estas palabras hicieron que los ojos de Anahí se humedecieran… sentía que
no quería separarse de esa chica, que no podía hacerlo… pero había sido
todo tan repentino y complicado, que ni siquiera había tenido tiempo de
pensar. Ni en lo que sentía, ni en lo que pasaría… simplemente se había
estado dejando llevar.

-Dul… ¿Tienes que ir a trabajar hoy? –Preguntó de pronto.

Extrañada por esa pregunta que aparentemente no tenía nada que ver con lo
que estaban hablando –En teoría… pero ayer hice doble turno, puedo no ir
¿Por qué?
-¿Te puedo pedir un favor?

-Claro… -Respondió intrigada.

-Quiero pasar cada minuto de este día contigo, sin pensar en nada más que
no seamos… tú y yo ahora

-Y después volveré a perderte…Any…yo…

Sin dejarla terminar de hablar, Anahí se inclinó, sostuvo su cara con ambas
manos y nuevamente atrapó sus labios en un beso. Esta vez más corto,
simplemente para callarla, pero lleno de sentimientos, demostrándole que
ambas tenían exactamente los mismos miedos.

-No pienses en después… Piensa en ahora -Dijo al separar sus labios, sin
dejar de mirarla intensamente.

-¿Preparada para pasar el día más mágico de tu vida? –Preguntó una Dulce
completamente convencida.

Anahí sonrió satisfecha al ver esa reacción –¡Completamente preparada!

Al acabar de desayunar, se ducharon. Anahí se puso algo de ropa prestada


por Dulce, todas sus cosas estaban en el HOTEL y no querían perder
tiempo yendo a buscarlas.

Salieron del apartamento y condujeron hasta el centro de Madrid. Durante


el camino Anahí no paraba de cantar como una loca las canciones que
Dulce llevaba en el coche y esta la seguía. Parecían realmente felices.

Dejaron el coche aparcado en un buen lugar y decidieron pasar el día


caminando, entre una cosa y otra casi se les había hecho la hora de comer
pero aún no tenían hambre.

Se dirigían hacía un parque, observando todo a su alrededor. La gente


caminaba muy rápidamente, algunos hablando por teléfono, otros mirando
hacia el suelo. Había un día precioso y soleado y nadie se detenía a
disfrutarlo, excepto ellas dos…todo era perfecto y parecían ser las personas
más felices del mundo en ese momento.

En la entrada al parque había un puesto, en el que Dulce se detuvo… Anahí


no se dio cuenta y siguió caminando unos metros, hasta que notó la
ausencia de la pelirroja y volteó para ver donde estaba.
Se sorprendió al verla ofreciéndole unas monedas al vendedor y
seguidamente vio cómo se acercaba a ella, con una gran pero tímida sonrisa
y estiraba su brazo, ofreciéndole una preciosa rosa blanca.

Anahí para nada se esperaba ese gesto por parte de Dulce, así que la
emoción hizo que se abalanzara sobre ella, rodeándole el cuello y dándole
un tremendo beso, bajo la mirada de ese vendedor atónito.

-¡¡Gracias… mi amor!! –Dijo en un susurró al DESPEGAR sus labios.

¿Mi amor? ¿Acaba de decirme mi amor?, Se preguntaba Dulce… Esas


palabras habían hecho que su estómago sintiera un enorme cosquilleo, un
cosquilleo síntoma de la felicidad que le gustaría sentir el resto de su vida.

-Espera un momento –Dijo Dulce llevándose de nuevo la rosa, hacia el


puesto donde la había comprado.

A los pocos segundos volvió, con ella mucho más pequeña, había cortado
el tallo.

-Así no tienes que llevarla en la mano –Le explicó a una Anahí


sorprendida.

Seguidamente, apartó un poco el pelo de la cantante y con delicadeza


colocó la pequeña rosa apoyada en su oreja. Nuevamente colocó el cabello
apartado en su lugar y con una sonrisa…

-Preciosa… -Finalizó siendo ella esta vez la que le diera un pequeño beso.

Entrelazaron nuevamente sus manos y se adentraron corriendo en el


parque, exactamente igual que dos niñas pequeñas.

Unos minutos más tarde se encontraban apoyadas en una barandilla que


asomaba a un pequeño lago donde había patos, peces y algunos animales
más. Mientras intentaban recuperar el aliento por la reciente carrera, Anahí
observaba entretenida como unos niños lanzaban comida a los peces.

-¿Te encantan los niños verdad? –Preguntó Dulce observándola.

-¡Sí! … Son tan… felices siempre. Mira que poco les hace falta para reír a
carcajadas y correr sin importarles lo que diga la gente.
-Si… Pero oye si se trata de reír a carcajadas y correr sin importarnos lo
que diga la gente, me parece que nosotras estamos siendo más niñas que
ellos, hoy.

-¿Si verdad? Creo que nunca había sido tan feliz con tan poco…

Dulce no recordaba en qué momento de su vida la felicidad de Anahí había


pasado a ser lo más importante para ella. Pero en este momento sentía un
enorme lleno en el corazón al darse cuenta de que a ninguna de las dos les
hacía falta nada más que estar juntas para sentir autentica felicidad.

-Any… ¿Alguna vez has estado con una chica?

Esa pregunta la pilló bastante desprevenida y fue obvio por su expresión.

-¿Por qué me preguntas eso?

-Porque aunque estoy disfrutando cada minuto que paso contigo, no puedo
dejar de preguntarme qué es lo que está pasando.

-Nunca he estado con ninguna chica, Dul. Nunca me ha gustado ninguna


chica.

-¿Entonces por qué…?

-No lo sé –Dijo interrumpiendo la pregunta –La primera vez que te vi en el


Palace llamaste mi atención… por tu forma de mirarme quizás… me
esquivabas, pero los pocos segundos que duraban esas miradas me
intimidaban. Tengo miles de hoteles para elegir en todo Madrid y siempre
terminaba en el mismo… Al principio solo iba una vez al año, pero poco a
poco mis visitas a Madrid fueron aumentando. Necesitaba ir a ese hotel,
aunque fueran unos días…necesitaba ver a esa Relaciones Publicas que
tanto interés me despertaba a pesar de que no me hiciera ni caso… Nunca
quise preguntarme qué era lo que me estaba pasando contigo, incluso me
pasaba las tardes en la habitación dándole vueltas a algún gesto que me
hacías al entrar o a las atenciones que el hotel tenía conmigo...algo me
decía que todo era cosa tuya. Siento cosas cuando me miras, cuando me
tocas que no he sentido en toda mi vida… y anoche cuando fuiste a
besarme y te arrepentiste, sentí que no podía más… mi cerebro se
desconectó y mis labios fueron directos hacia los tuyos, como un imán…
Esta mañana antes de levantarme estuve algunos minutos observándote
mientras dormías, te veías tan… dulce, tan… linda que no pensaba en otra
cosa que no fuera besarte o acariciarte… Nunca me ha atraído una mujer
pero es que contigo…además de atracción siento que hay una conexión,
cuando nos miramos, cuando nos tocamos…

Con cada palabra que decía Anahí, a Dulce le iba aumentando el brillo de
sus ojos… Al principio había tenido miedo de hacer esa pregunta, pero sin
duda la respuesta superó todas sus expectativas.

-¿Y tú? –Continuó Anahí al ver que simplemente la miraba, sin decir nada
–¿Has estado con alguna chica?

-Si…

-Osea, ¿Qué no soy la primera? –Preguntó algo decepcionada.

-Si eres la primera Any…

-Pero si acabas de decir que…

Sin dejar que terminara la frase –Fuiste la primera… porque antes de


conocerte nunca me había fijado en otra chica. Porque poco a poco me fui
dando cuenta de que lo que sentía por ti, iba mucho más allá de
fanatismo… y porque aunque haya estado con otras chicas y hayan pasado
diez años, sigo teniendo las mismas emociones cuando te veo, cuando me
tocas… no sólo eres la primera, Anahí, sino la única.

Sin decir nada más ambas se quedaron mirando fijamente unos segundos.
Esas respuestas sin duda, hacían notar que fuera lo fuese lo que les estaba
pasando, era igual de especial para ambas.

-¿Sabes patinar? –Preguntó Dulce, cambiando completamente de


conversación.

-Si… -Respondió Anahí intentando asimilarlo -¿Por qué?

-Primero vamos a comer algo, que ya se nos pasó la hora y tenemos que
coger energía.

Y así fue, en ese mismo parque había unos puestos de perritos calientes
(Hot Dog), Así que compraron uno para cada una, acompañado de unas
papas que compartirían y se dispusieron a disfrutar de su comida sentadas
en un banco, observando el paisaje y a la gente que iba y venía.
Al cabo de aproximadamente una hora llegaron a un recinto cerrado,
entraron y vieron una pista enorme de patinaje sobre hielo con adultos y
niños deslizándose en su interior.

-Bienvenida al palacio del hielo –Dijo Dulce, señalando la pista.

-Hace años que no patino sobre hielo –Respondió completamente


alucinada.

-Yo también… pero bueno, confío en que me agarraras si caigo.

Anahí la miró y después de recibir una sonrisa cómplice por parte de Dulce
y responder de la misma forma, se dirigieron hacia la pista, se colocaron
sus patines y se prepararon para la aventura.

Al principio iban muy despacio… ambas agarradas de la barandilla, hasta


que consiguieron soltarse y decidieron patinar por el resto de la pista. Pero
eso sí, en ningún momento soltaron sus manos.

A medida que iban pasando los minutos se iban acostumbrando a esa


situación, cada vez patinaban más rápido, eran completamente las reinas de
la pista, jugaban, bromeaban, se empujaban, corría una detrás de la otra,
hacían carreras, volvían a patinar de la mano como sí de una película
romántica se tratase.

En uno de los juegos Anahí empujó a Dulce sin querer, haciendo que esta
perdiera el equilibrio y cayera de espaldas…siendo arrastrada por la
pelirroja, cayendo justo encima de ella.

Ambas reían desesperadamente, se estaban viendo bastante torpes y habían


caído delante de todo el mundo… Pero eso pasó a dejarles de importar en
el preciso momento en que sus ojos se cruzaron nuevamente. Se quedaron
mirando unos segundos, mientras sus carcajadas se iban apagando para
convertirse simplemente en unas sonrisas y miradas intensas.

El mundo desapareció, los gritos y risas de la gente que patinaba a su


alrededor dejaron de estorbar… no existía nada. Nada más que sus miradas,
sus labios, sus cuerpos sintiendo el calor que desprendían… y sin poder
evitarlo más…

Sus labios se unieron… con tanta dulzura y pasión que podían derretir el
hielo sobre el que se encontraban. A pesar de que ya se les dificultaba la
respiración, no sólo por el esfuerzo y el nerviosismo sino también por la
excitación, no pudieron evitar profundizar el beso, haciendo que sus
lenguas chocaran, juguetearan, se comunicaran…

Poco a poco la intensidad del beso fue disminuyendo y el ruido volvió a


aparecer, haciendo que ambas se sonrojaran al darse cuenta de que se
habían besado delante de todo el mundo, y no había sido un beso
cualquiera sino algo subido de tono.

Anahí rápidamente se levantó y le tendió la mano a Dulce para que hiciera


lo mismo.

Después de dar unas cuantas vueltas más a la pista, para disimular, salieron
de allí. Sin poder para de reír… como dos adolescentes a las que acababan
de pillar.

Ya era de noche.

Llegaron al apartamento de Dulce y aún estaban riendo, recordando todas


las anécdotas del día… desde la cara del vendedor de flores, hasta las
personas me patinaban a su alrededor… Parecían dos niñas traviesas
haciendo locuras.

-No me puedo creer que nos haya pasado eso –Decía Anahí entre risas.

-Quien no se lo podían creer eran los que patinaban, que se quedaron


alucinados con la forma en la que terminó nuestra caída.

-¡¡Ai si por dios!! Qué vergüenza...seguro que me puse, roja, morada…y de


todos los colores posibles.

-Si… te pusiste roja… pero del calor no de la vergüenza –Dijo Dulce, con
una sonrisa pícara y traviesa, lo que consiguió que Anahí volviera a
sonrojarse –¡¡Ves!! Como ahora –Continuó picándola.

Sin responder, Anahí se abalanzó sobre ella pero entre risas logró escapar.
No por mucho tiempo, pues después de dar unas cuentas vueltas por la
casa, la cantante consiguió alcanzarla y la empujó hacia el sofá, cayendo
ella encima una vez más. Ambas seguían riendo pero Anahí quería
vengarse así que aprovechando que ella llevaba el control, comenzó a
hacerle cosquillas.

A lo que Dulce suplicaba, ya totalmente abatida y sin apenas poder hablar.


De pronto, Anahí detuvo su tortura y sonriendo victoriosa permaneció en
su posición, intentado que su respiración volviera al ritmo normal, pero le
era imposible.

El pecho de Dulce golpeaba el suyo desesperado. Lejos de calmarla… eso


hacía que ambas sintieran cada vez más calor, debido al esfuerzo, a las
risas… pero sobre todo a la excitación.

Anahí no sabía bien que hacer, no sabía ni lo que quería hacer, solo sabía
que su cuerpo estaba ardiendo y no podía despegarse de Dulce, al contrario,
necesitaba más contacto. Así que en un intento por disimular, la cantante se
mordió el labio inferior, intentando controlar sus impulsos… Pero no eran
solamente los suyos los que había que controlar. Ese gesto fue la prueba de
fuego para que Dulce, sin pensarlo, agarrase su rostro y la atrajera hacía
ella, atrapando ese labio que antes se mordía.

Y besándose tan desesperada y apasionadamente como no lo habían hecho


nunca. Sus lenguas luchaban, el beso subía de todo… Dulce comenzó a
introducir las manos por dentro de la blusa de Anahí, acariciando su
espalda, después el abdomen. Haciendo suyo cada espacio, avanzando a
medida que ella se lo permitiera.

Llegó con sus manos al broche de la parte superior, de la ropa interior de


Anahí. Así que… se apartó un momento para mirarla a los ojos y que le
diera su permiso. La cantante simplemente sonrió y continuó besándola.
Así que Dulce desabrochó el sujetador de Anahí, dejándolo suelto, pero aún
con la blusa puesta.

Aunque no durante mucho tiempo. Se incorporó un poco, quedando


sentada para que Anahí quedara completamente erguida, así que aprovechó
ese momento en el que levantó los brazos ayudándola, para deshacerse
definitivamente de esa camisa que tanto estorbaba y seguidamente del
sujetador que ya estaba suelto. Antes de que Dulce volviera a recostarse,
ella hizo lo mismo.

Ambas quedaron en igualdad de condiciones. Y ambas se quedaron unos


segundos observando el cuerpo semidesnudo de la otra… admirándolo.

Si en ese momento estuviera pensado, Dulce no se creería nada de lo que


estaba pasando…tener entre sus brazos a esa persona con la que tantos años
había soñado.
Pero no era capaz de pensar nada, simplemente sentía cada caricia que
Anahí le hacía como las caricias del amor de su vida. Admiraba su cuerpo
como el cuerpo más perfecto que nunca había visto, el único cuerpo que le
hacía sentir tantas sensaciones a la vez.

Anahí observaba los pechos de Dulce con admiración, nunca se había


imaginado en una situación parecida, nunca había imaginado que admiraría
tanto y sentiría tanto al ver una mujer desnuda. Pero esa chica era tan
especial, tan perfecta y preciosa que quería devorar cada parte de su cuerpo
que encontrara a su paso.

Así que empezó por lo más cercano, los pechos… Comenzó dando
pequeños besos y mordiscos alrededor, algo tímida al principio pero
completamente segura después. Segura de que lo único que le importaba
era saborear todo el cuerpo de Dulce, sentirlo suyo.

Dulce no para de excitarse cada vez más con las caricias y besos de Anahí,
un simple roce hacía que su cuerpo se desestabilizara y erizara, así que
sentir sus besos por todos lados, hacía que perdiera completamente el
control.

Pero quiso recuperarlo, esta vez quiso ser ella, la que disfrutara y saboreara
cada centímetro de Anahí. Así que con un movimiento rápido, la volteó
quedando ella encima…

Y comenzó a dejar besos por todo su cuerpo, succionando sus pechos con
delicadeza, mordisqueando en sitios claves que hacían gemir a esa chica.

Comenzó a bajar sus besos hasta el broche del pantalón y al encontrarse ese
impedimento, lo desabrochó y se deshizo definitivamente de él.

Una vez más, Anahí fue rápida y antes de que Dulce volviera a su posición
ya le había desabrochado el botón para que también se lo quitara.

Ahora sí estaban desnudas, simplemente con unas diminutas braguitas.


Pero que no impedían tener las sensaciones que estaban teniendo.

Dulce continuó besando a Anahí, esta vez desde su obligo hacia arriba. Con
la diferencia de que movía sus caderas sensualmente, haciendo que alguna
parte de su cuerpo rozara con el clítoris de Anahí y esta sentía que
enloquecía.
Ambas comenzaron un baile, primero despacio y a medida que subía la
temperatura, aumentaba la intensidad de los movimientos. De arriba
abajo… cada vez más rápido.

Anahí respiraba ya con dificultad y no podía evitar apretar el cuerpo de


Dulce contra sí misma.

La pelirroja notaba que su chica ya estaba lo suficientemente excitada así


que sin dejar de lado esos movimientos, bajó una mano hacia la intimidad
de Anahí y comprobó que estaba completamente mojada.

Continuó estimulando el clítoris con unos movimientos circulares esta vez


con la mano y cuando sentía que Anahí ya no podía más introdujo dos de
sus dedos, dentro de ella, a lo que esta respondió arqueando la espalda y
apretándola más contra sí.

Comenzó a mover los dedos despacio dentro de Anahí, al ritmo de su


cuerpo. Pero mientras más le indicaba con su simple anatomía que podía
continuar, más intensidad ponía en sus movimientos, hacia adentro y hacia
afuera, haciendo que la chica respirara cada vez con más dificultad.

Ambas sudaban, gemían, los movimientos aumentaban en rapidez…

Y de pronto… Anahí agarró la cara de Dulce, con fuerza, con los ojos
cerrados y abrió los labios produciendo un gemido diferente, indicando a la
pelirroja que ya había llegado a su punto máximo.

Esa fue la señal para que Dulce, redujera sus movimientos, esperando la
mirada de Anahí, cuando consiguiera salir de esos segundos de éxtasis.

Efectivamente, Anahí abrió los ojos y se encontró a Dulce mirándola con


una sonrisa tierna y victoriosa al mismo tiempo, respirando con dificultad.

Exactamente igual que ella. Así que después de responderle de la misma


forma y de darle un tierno beso en los labios, Dulce se recostó sobre su
pecho, escuchando su corazón aún acelerado.

El día había sido muy agotador y en ese momento de relax, sin volver a
pronunciar una palabra… no pudieron evitar quedarse profundamente
dormidas.

Sintiendo sus cuerpos calientes y sus corazones latiendo al mismo ritmo.


A la mañana siguiente Dulce se despertó sola en el sofá, tapada con una
manta que no recordaba haber cogido.

Miró a su alrededor y no había rastro de Anahí… Así que estiró la mano


para alcanzar su móvil y ver la hora, cuando un papel se cayó de encima de
la mesa.

“Buenos días mi amor…

Siento haberme ido así, pero aún tengo que recoger todas mis cosas,
cancelar los días que me quedaban en el hotel, etc… Y a ti aun te faltan un
par de horas para entrar a trabajar, así que no quise despertarte…te ves tan
linda durmiendo profundamente.

No te preocupes que estaré esperándote para despedirnos.

No quiero que te pongas triste Dul. Y por favor… pase lo que pase, quiero
que sepas que he pasado contigo el mejor día de mi vida. No lo olvides
nunca…

Gracias por un día y una noche tan mágicos.

Te quiero…

Anahí. “

¿Te quiero...?

Esas palabras hicieron que por un momento Dulce se olvidara de la


realidad... la quería...y si eso era cierto, nada más importaría.

Sexta parte
Dulce ya estaba camino al hotel.

Después de leer esa nota, rápidamente se duchó, vistió y salió. Tenía que
llegar antes de que Anahí se fuera.

Para su mala suerte, encontró un poco de tráfico, pero el hotel estaba


apenas a diez minutos de su casa, así que no le causó mucho retraso.

Una vez allí, se vistió con su elegante uniforme y se dirigió hacia la


recepción. Allí se encontró a Anahí, aparentemente arreglando la
cancelación. Era Christian quien la estaba atendiendo, pero se veía un poco
apurado.

Así que se acercó a él.

-Buenos días Srta. Puente.

Anahí al escuchar su voz, sintió un enorme cosquilleo por todo el cuerpo,


no se la esperaba en ese momento… pero sin duda, aunque solo hubieran
pasado unas horas, la extrañaba, la necesitaba.

-Buenos días… -Respondió con un brillo en los ojos y una enorme sonrisa
que iluminaban toda su cara.

Dulce respondió de la misma forma y sin poder evitarlo, se quedaron


mirando unos segundos, embobadas, como dos adolescentes enamoradas.

Christian por un momento había olvidado su problema con el ordenador y


las miraba extrañado, sin entender mucho esa complicidad repentina.

-¡Buenos días Dulce María! –Dijo el chico intentando que su amiga y


compañera volviera a la realidad

-Oh perdón… ¿Tienes algún problema Christian? –Preguntó refiriéndose al


ordenador.

-¡¡Sí!! No sé qué pasa pero de repente se bloqueó… la Srta. Puente


abandona el hotel hoy, así que tenemos que cancelar los días restantes y
hacer una nueva factura.

-Está bien… –Dijo Dulce mientras tecleaba algunas cosas, intentando que
el ordenador reaccionara. –No te preocupes Christian yo continuo con esto.

-Muy bien, gracias… No se preocupe Srta. Puente enseguida estará todo


listo, la dejo en buenas manos –Dijo sonriendo refiriéndose a Dulce –
Espero que tenga usted un buen viaje de regreso a México y que pronto
esté de vuelta… Ya sabe que siempre será bienvenida en el Gran Palace.

Y sin más, después de recibir un amable “gracias” por parte de Anahí,


desapareció del lugar. Mientras esta continuaba observando a Dulce… tan
concentrada en su trabajo que le resultaba encantadora.
-Aquí está… -Dijo la pelirroja entregándole unos papales –Una firma por
aquí y todo listo.

-Que eficiente es usted Srta. Espinoza –Respondió sonriendo mientras


firmaba.

-Hay clientes que merecen eso y más…

Anahí sonrió dulcemente. Nuevamente se quedaron unos segundos mirando


fijamente a los ojos, olvidándose del mundo exterior.

-Tiene usted razón… Bueno, ¿Entonces ya está todo listo?

-Todo… solamente díganos cuando exactamente va a abandonar el hotel y


llamaremos a un taxi para que la lleve al aeropuerto.

-Aún me voy a quedar un rato más, me faltan algunas cosas por recoger.

Diciendo esto le entregó a Dulce el bolígrafo con el que había firmado y


junto a él, había un pequeño papelito muy bien doblado.

-Perfecto, pues cuando esté lista avísenos –Dijo recogiendo el bolígrafo y


guardando el papel. –Por último queremos agradecerle por su estancia
nuevamente, aunque haya sido más corta de lo que esperábamos…
Esperamos que vuelva a visitarnos pronto Srta. Puente, ya sabe que el
Palace es su casa y estamos encantados de recibirla siempre que visita
Madrid.

-Gracias Srta. Espinoza… Espero estar de vuelta lo más pronto posible.


Dejo parte de mi corazón en Madrid…

Sin decir más, ocasionando una sonrisa nostálgica en el rostro de Dulce al


escuchar la última frase, abandonó la recepción dirigiéndose a su
habitación.

Después de observar cómo se iba, muy disimuladamente, Dulce sacó el


papel que le había entregado y lo leyó.

“Cuando puedas te espero en mi habitación.

No tardes. Anahí “

Así fue… minutos más tarde buscó un hueco para escaquearse y subió a la
habitación. Tenía una llave que habría todas las habitaciones pero aún así
tocó la puerta y a los pocos segundos estaba Anahí recibiéndola. Que sin
decir nada agarró su mano, tirando de ella hacia dentro, rápidamente para
que nadie las viera y sumiéndose ambas en un abrazo…profundo,
intenso…como si hiciera siglos que no se veían.

-Te echaba de menos –Dijo Dulce al separarse, juntando sus frentes.

La cantante acarició su mejilla. –Yo también Dul… pero tenía que


adelantarme para arreglar todo.

-¿Cuándo sale tu vuelo?

-En dos horas y media… Ahora mismo tengo que irme.

Dulce no pudo evitar entristecerse al escuchar eso.

-¿Me vas a olvidar Anahí? –Preguntó bajando su cabeza.

Pero seguidamente la chica se la levantó, obligándola a mirarla a los ojos.

-Claro que no te voy a olvidar Dulce… no me digas eso por favor. Esto no
es una despedida –Decía ya con lágrimas en los ojos. –Voy a volver y…
espero que no seas tú la que me olvides.

-Llevo más de diez años enamorada de ti… ¿Cómo crees que podría
olvidarte ahora?

Anahí se emocionó más, al escuchar esas palabras… Era la primera vez que
Dulce decía directamente lo que sentía por ella.

-No lo sé… pero no lo hagas. No olvides nada de lo que vivimos ayer… y


por favor, recuerda siempre que todo ha sido real, que conseguimos que el
mundo desapareciera… ¡Gracias!... gracias por haberme hecho sentir como
lo hiciste.

Sin decir una palabra más, Dulce la agarró por la cintura, pegando
completamente su cuerpo al suyo y la besó más intensamente que nunca,
como si quisiera quedarse para siempre con esa sensación… como si
realmente fuera el último beso.

Pocos segundos después, tuvieron que separarse, apenas podían respirar.

Durante el beso, algunas lágrimas cayeron de los ojos de Dulce y Anahí


pudo apreciarlo después.
-No quiero que te quedes triste –Decía mientras le secaba las lágrimas.

-Es solo que no quiero que este sueño termine…

-No va a terminar ¿ok? … cree en mí.

-Siempre creeré en ti Any.

Esta acarició una vez más la mejilla de la pelirroja, completamente


emocionada y enternecida con el momento, pero también sentía una
enorme tristeza… Tristeza que solo aumentaría si seguían despidiéndose.

-Tengo que irme ya, mi amor…

-Si… y yo tengo que volver a trabajar… Bueno pues…

-Te llamaré cuando llegue a México

-Perfecto –Dijo sonriendo con un poco de tranquilidad. –Espero que te sea


leve el viaje.

-Gracias…

-Bueno… ya me voy

-¡Dul espera! –Dijo volteándola, sin poder evitar darle un último abrazo.

Fue intenso, ambas apretaban sus cuerpos con la intensión de unirse en una
sola, para no tener que separarse… Pero tuvieron que cortarlo de nuevo.

Anahí agarró la mano en la que Dul tenía su mismo tatuaje y le colocó una
pequeña pulsera que se había quitado.

-Toma… para que te acuerdes de mí a todas horas.

Dulce sonrió. –Lo hago a cada segundo… pero gracias… así siempre
estarás conmigo.

-Te quiero

-Yo te amo…

Y sin dejarla responder, le dio un pequeño y rápido beso en los labios para
después salir de aquella habitación, en la que aun estaba la mujer de su
vida.
Aproximadamente unos diez minutos más tarde, Anahí bajo a la recepción
con todas sus cosas. Entregó la llave de la habitación a Christian que
nuevamente le deseó buen viaje y se dispuso a salir de hotel… no sin antes
echar la última mirada a Dulce que se encontraba sentada en la mesa de
“Atención al cliente”, también esperando para verla por última vez…

Se observaron unos segundos, con nostalgia, con añoranza, con algo de


tristeza pero al mismo tiempo con agradecimiento y sobre todo…con amor.

Se dedicaron una última sonrisa y está vez si… Anahí salió definitivamente
del Gran Palace, para subirse en su taxi, rumbo al aeropuerto.

El día transcurrió bastante normal para Dulce. Gracias a dios había tenido
mucho trabajo y pudo mantenerse distraída… Pero aún así, Anahí no salió
ni un solo segundo de su cabeza. La extrañaba muchísimo y sentía un vacío
enorme, como si solamente con ella a su lado pudiera sentirse completa.

Esperaba con ansias el momento en que la llamara, necesitaba saber cómo


le había ido el viaje, como se encontraba y si también la extrañaba tanto
como ella.

Ya había terminado su turno, así que volvió a casa, para esperar esa
deseada llamada telefónica.

Por su parte, Anahí había pasado un vuelo pésimo.

Había intentado leer un poco… pero le fue imposible, cuando al abrir una
de las páginas de su libro se encontró con la rosa blanca que Dulce le había
regalado el día anterior.

Una sonrisa tonta se dibujó en su cara al recordar ese momento y después


de ese, todos los recuerdos del día anterior vinieron a su mente, incluido el
de la noche… la forma en la que Dulce le hizo el amor y la forma en la que
ella se sintió en ese momento, como si realmente pudiera tocar el cielo.

Sentía que se ahogaba dentro de ese avión, necesitaba salir, hablar con ella,
saber como estaba, necesitaba respirar aire porque la angustia que sentía
era como si fueran a encerrarla en una jaula de cristal. Donde no existiera la
libertad que había sentido el día anterior.

Después de muchas horas de vuelo, llegó a México…


Su manager, Guillermo iría a recogerla al aeropuerto, eso la aliviaba
bastante, además de manager era muy buen amigo suyo, pero la verdad es
que en ese momento no tenía ganas de hablar con nadie.

Salió del avión, recogió su maleta y cuando iba a salir hacia la zona de
recibimiento, escuchó un alboroto enorme que provenía de ahí. Mucho
ruido y gritos que no sabía a qué se debían.

Así que fue a salir y en el preciso momento en el que las puertas mecánicas
se abrieron, Anahí sintió como unas luces empezaban a dispararse contra
ellas, casi cegándola e impidiendo que viera lo que estaba pasando.

Escuchaba su nombre por todas partes, preguntas, todo el mundo hablaba a


la vez, no entendía nada.

Y de pronto alguien la agarró del brazo.

-¡¡Any vamos!! ¡¡Esto es un alboroto!!

-¿Guillermo? ¿Qué está pasando?

-Está todo lleno de paparazis –Decía entre gritos –Tuve que traer a Pepe
para que te pudiera sacar de aquí, si no te matan.

Efectivamente, el guardaespaldas de Anahí se colocó protegiéndola para


que pudiera salir sin que se abalanzaran sobre ella. Pero aun así algunos
periodistas consiguieron entrometer sus micrófonos y hacer preguntas que
ella, como siempre, respondía con una sonrisa.

-¡¡¡Anahí Anahí!!! –Gritaban

-¿Qué hay de los rumores? ¿Son ciertos? –Preguntaba uno que había
conseguido introducir el micrófono

-¿Qué rumores? –Preguntó ella, pensando que habrían inventado esta vez
para que se armara tanto alboroto.

-¡¡Los rumores de que tienes una novia en España!! ¿Son ciertos? ¿Eres
lesbiana Anahí?

En ese momento sintió que se le caía el mundo encima, seguía escuchando


gritos y la misma pregunta por todas partes, estaba completamente
aturdida.
-¿De dónde sacaron eso? –Preguntó intentando salir del paso.

Entonces un periodista alargó su mano ofreciéndole una foto.

Anahí la cogió y efectivamente… eran ella y Dulce, en la pista de patinaje,


cuando cayó sobre ella antes de que se besaran.

De pronto comenzó a temblar, sintió que todo su cuerpo se desestabilizaba,


que sudaba a mares y se asfixiaba, necesitaba salir de allí, no sabía que
hacer, no sabía que decir.

-¡¡¿Es cierto Anahí?!! ¡!¿Eres lesbiana?!! –Continuaron preguntando.

Y sin más, dijo lo primero que se le ocurrió

-¡¡Claro que no es cierto flaco!! ¿Cómo voy a ser lesbiana?

-¡¡¿Y la foto?!!

-¡¡No conozco de nada a esa chica!! Simplemente fui a patinar y tropecé


con ella, pero no la he visto en mi vida…

Después de decir esa frase, Guillermo y Pepe consiguieron sacarla a salvo


del aeropuerto y llevarla al coche. Pero ella estaba demasiado nerviosa…
no pensó lo que dijo, la pillaron de sorpresa y no sabía por dónde salir,
estaba agobiada, temblaba…

-¡¡Dulce!! ¡¡Tengo que llamarla!! –Decía nerviosa mientras buscaba su


número en el celular –Necesito hablar con ella antes de que…

Pero ya era demasiado tarde…

En España, Dulce había decidido sentarse en el ordenador y vio en riguroso


directo, por internet, toda la llegada de Anahí…

Con lágrimas en los ojos y la mandíbula apretada con rabia, escuchó como
su teléfono sonaba.

En la pantalla aparecía un nombre… “Anahí”

Pero sin siquiera mirarlo, dejó que sonara y sonara…

Séptima Parte
*México*
Anahí estaba desesperada… Había llamado a Dulce unas cuantas veces
más. Sin obtener respuesta.

No podía ser que de buenas a primera no quisiera hablar con ella, eso tenía
que significar que ya lo había visto todo.

-¿Dios como se lo explico? –Se preguntaba a sí misma nerviosa.

La puerta de su habitación se abrió y tras ella apareció su madre, se quedó


unos segundos observándola… Anahí ni siquiera se dio cuenta de que había
entrado.

-Cariño… ¿Estás bien?

-¡Mamá! –Dijo sorprendida –Si… estoy…estoy aquí.

-Pues yo no diría que estás aquí precisamente…

Anahí sonrió levemente, sin ánimos de comenzar una conversación.

-¿Me vas a contar lo que te pasa?

-No te preocupes má… estoy cansada del viaje y… aun aturdida por el
jaleo del aeropuerto, nada más.

-¿Aturdida? ¿O con cargo de conciencia por haber mentido?

-¡¡¿Qué?!! –Preguntó Anahí, completamente sorprendida

-Any… sabes de sobra que a las madres no se les puede mentir…y mucho
menos a mí que te conozco más que a mí misma.

Anahí bajó la cabeza sin responder, estaba triste, agobiada… no sabía cómo
solucionar esa situación, no sabía qué hacer. Sin poder reprimirlo más unas
lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas.

Su madre al notarlo, se sentó a su lado y agarró una de sus manos,


haciéndole caricias, esperando a que estuviera preparada.

-No sé qué hacer mamá

-Cuéntame lo que sientes…

-Siento que soy una cobarde… Siento que le fallé y que me fallé a mí
misma.
-No… Quiero saber lo que sientes por ella.

Se quedó unos segundos pensando, nunca había tenido estos sentimientos


hacia una chica, no sabía bien cómo explicarlo. Pero tampoco había mucho
que explicar.

-La quiero… –Dijo sin más

-Eso se ve a leguas querida, pero… ¿Cuánto hace que la conoces?

-Mucho tiempo mamá… ella era fan cuando estaba en el grupo –Recordaba
con nostalgia. –Por casualidades de la vida, cinco años después nos
encontramos en el HOTEL al que voy cuando visito Madrid, trabaja allí…
pero llevo cinco años viéndola, observándola, fijándome en ella más de lo
normal, sin saber nada… hasta hace unos días… He vivido junto a ella los
mejores días de mi vida.

-Pero… ¿era fan del grupo? ¿Y cómo sabes que lo que siente es…?

Interrumpiéndola –Lo siento con cada gesto… me mira como nadie lo


había hecho antes, me toca y todo su cuerpo tiembla, al igual que el mío…
No expresa mucho con palabras, es aparentemente fría y sin embargo es la
persona de la que más cerca me he sentido nunca.

-¿Ha visto lo que pasó en el aeropuerto?

-No me responde las llamadas… Me suplicó que no le hiciera daño


mamá… -Explicaba entre lágrimas. –Y lo primero que hago al pisar
Mexico es fallarle… y fallarle a mis sentimientos. ¿Por qué tuve miedo?
¿Por qué no puedo afrontar la verdad si ahora siento que me muero al no
saber de ella? No sé qué hacer…

-Tú corazón si sabe lo que tienes que hacer mi vida… Solo tienes que
escucharlo, porque te está hablando muy alto.

-Necesito hablar con ella…

*España*

Por otro lado Dulce no había dormido nada en toda la noche. Intentaba no
llorar pero le era imposible… no solo tenía que luchar con la decepción que
le habían causado esas imágenes, lo peor era que a pesar de eso…seguía
extrañándola y le dolía enormemente no responder sus llamadas. Pero no
podía…se sentía demasiado mal y después de lo que vio, nada de lo que
Anahí dijera podría ser bueno.

Fue a trabajar como cada mañana, aunque esta era diferente, sus ojos
desvelaban esa noche tan angustiosa llena de lágrimas.

-¿Dul…? ¿Qué te pasó amiga? Traes una cara… -Dijo Christian mientras la
veía entrar en la oficina.

-Nada Chris… una mala noche.

-Mmm ya… -No muy convencido –¿Tiene algo que ver con Anahí Puente?

Completamente sorprendida por la pregunta -¿Por qué iba a tener algo que
ver con Anahí Puente?

-Vamos Dul… te conozco perfectamente y no me preguntes cómo pero


llevo años viendo como la miras, como la observas, lo que sientes cuando
se te acerca… Aunque nunca me dijeras nada, hasta por los poros te salen
tus sentimientos... y ayer me di cuenta de que a ella también

-No Chris… lo que creíste ver en ella era solo una mentira

-¿Por qué dices eso?

-Porque me negó… -Sus ojos se volvieron a empapar de lágrimas –


Entiendo que no tenga que dar explicaciones sobre su vida y que se sintiera
acorralada de buenas a primeras… pero si realmente sintiera algo, no me
hubiera negado de esa forma… “No la conozco de nada” –Decía irónica
refiriéndose a las palabras de Anahí. –No esperaba que dejara todo por mi
¿sabes? Al contrario… ¡¡yo estaba dispuesta a dejarlo todo por ella joder!!
Pero no merece la pena… nada merece la pena cuando de pronto olvida y
niega el que según ella, había sido el mejor día de su vida.

-Dul… tienes que hablar con ella.

-¡No quiero hablar con ella Chris! Lo único que quiero es empezar a
olvidar de una maldita vez… y lo siento, pero no puedo hablar más de este
tema. ¿Te importa si me quedo hoy todo el día trabajando en la oficina? No
me apetece ver a nadie…

-No te preocupes… Te pasaré las llamadas. Y cualquier cosa…ya sabes


dónde me tienes.
-Gracias amigo…

Y sin más, Christian salió de la oficina dejando a una Dulce, afligida,


triste…que tenía que comenzar a trabajar.

Pasaron algunas horas.

La pelirroja estaba llevando a cabo su trabajo a través del ordenador y de


llamadas telefónicas. Al menos eso la mantenía distraída… había
conseguido no pensar tanto como la noche anterior, aunque seguía sin
poder sacarse a Anahí de la cabeza.

De pronto sonó el teléfono de su despacho.

-¿Diga…?

-Dul te paso una llamada importante

-Está bien, gracias Chris

Después de un largo pitido dijo:

-“Está llamando al departamento de atención al cliente del HOTEL Madrid


Gran Palace, habla con Dulce Maria Espinoza, ¿En qué puedo ayudarle?

-Hola… -Dijo una voz al otro lado del teléfono.

Dulce sintió como su corazón comenzaba a latir desesperado, su estomago


se contrajo y sus manos comenzaron a sudar… reconocería esa voz en
cualquier lugar.

Se produjo un corto silencio, pues no quería responder.

-No cuelgues por favor… necesito hablar contigo –Continuaba diciendo


Anahí.

-¿Para qué me llamas aquí? –Preguntó fríamente.

-Porque es la única forma que encontré de hablar contigo

-No sé de qué quieres hablar Anahí, ya lo dijiste todo

-Dul por favor… Necesito que me entiendas. No fue mi intención…yo no


quería… me agobié…no esperaba que estuvieran allí…no sabía cómo salir
del paso –Intentaba explicarse.
-Yo no he dicho que no te entienda…

Esa respuesta sorprendió a la cantante

-¿Entonces por qué no respondes mis llamadas? ¿Por qué no quieres hablar
conmigo?

-Porque no tenemos nada de qué hablar… entiendo todo lo que dijiste


antes, entiendo que ese es tu mundo… pero también entiendo que yo no
soy parte de él. Entiendo que te amo como una estúpida, que llevo más de
diez años enamorada de ti y que ya es hora de empezar a olvidar… Te pedí
que no me hicieras daño Anahí y ahora mismo siento que para ti solo fui un
juego, ¿querías probar lo que se sentía estando con una chica? Bien… pues
ya lo sabes… Ahora tengo que seguir con mi vida y borrarte de ella de una
vez…

-Dulce por favor… -Suplicaba con la voz entrecortada, notándose que


estaba llorando –No jugué contigo…Todo lo que vivimos fue real, lo que
siento por ti es real…

-Anahí… no quiero seguir pensando en eso… cuando alguien siente de


verdad…simplemente… No lo niega. Por favor… No me lo hagas mas
difícil –Decía también entre lágrimas –Necesito sacarte de mi corazón para
siempre

-Dul… esto no es fácil, tienes que comprenderme…

-¿Crees que para mí es fácil?

-Eres tú la que estas rompiéndolo todo…

-¿Sabes? Dices que tengo que entenderte… pero eres tú la que no entiendes
nada

-¡¡Estoy jugándome mi carrera Dulce!!

-¡¡Y yo me jugué el corazón joder …y perdí!! ¿Vas a explicarme tú como


demonios voy a olvidarte? ¡¡No solo tengo que olvidar dos días ¿sabes?!!
¡¡Tengo que olvidar prácticamente la mitad de mi vida… porque desde que
tengo 16 años Tú eres lo más importante de ella…!! ¿Sabes qué? –Dijo
riendo irónicamente –Tienes razón… no me he jugado nada.
-Dulce… -Intentó continuar hablando, pero apenas un hilo de voz salía de
su garganta.

-Déjalo ya por favor… Tengo que seguir trabajando así que voy a colgar…
Adiós Anahí

Y sin esperar a recibir respuesta colgó el teléfono. Sumiéndose después en


un profundo llanto… A solas, sin que nadie escuchara ni interrumpiera.

Creía que después de lo que había llorado la noche anterior ya no le


quedarían lágrimas…pero estaba comprobando que para Anahí siempre
había mucho más.

Al cabo de unas horas recogió sus cosas y se dirigió al despacho de


Christian.

Tocó la puerta… sabía que su amigo se encontraba dentro.

-¡¡Adelante!!

-Chris… ¿Puedo hablar contigo un momento?

-Claro Dul… siéntate ¿Estas mejor?

-No mucho la verdad… pero bueno llevo todo el día pensando y vine a
entregarte esto.

-¿Qué es esto? –Dijo cogiendo el sobre que Dulce le ofrecía.

-Mi renuncia

Su amigo la miró completamente atónito.

-¿Cómo que tu renuncia Dulce María? ¿De qué estás hablando?

-Me voy del Palace Chris… Mañana es mi último día

-Creo saber cuál es el motivo pero… ¿Estás segura de ello?

-Completamente… Probablemente Anahí seguirá viniendo y si sigo


viéndola nunca podré avanzar.

-¿Y qué va a pasar con tu vida?


-No te preocupes por eso… tengo bastante dinero ahorrado… puede que
vuelva a mi ciudad, puedo trabajar allí o quizás me vaya a algún otro
país… hay muchos HOTELES por todo el mundo.

-Sabes que podemos trasladarte a otro HOTEL de nuestra cadena…

-Lo sé… pero por ahora prefiero pensar bien las cosas y organizarme.

-Está bien…las puertas de los Palace siempre estarán abiertas para ti. Y si
necesitas recomendación sabes que sólo tienes que decirlo…

-¡Gracias Chris, en serio! No sé qué haría sin ti… Me voy ya ¿vale? Estoy
muy cansada… Mañana dejaré todo más o menos organizado para que no
tengan problema y me despediré de todos.

-De todos menos de mi… que aunque ya no trabajes aquí, no te vas a librar
tan fácilmente –Dijo bromeando, intentando animarla un poco.

Dulce sonrió levemente –Eso espero… Bueno pues hasta mañana entonces.

Y sin más, salió de aquel despacho…dejando a su amigo con una carta de


renuncia que hace dos días no hubiera imaginado que tendría que entregar.

Se dirigió directamente hacía su casa, necesitaba sobre todas las


cosas…descansar.

*México*

-¡¡Guillermo te estoy diciendo que necesito ir a España lo antes posible!!

-¡¡Any por dios!! No estás siendo objetiva… este es el contrato más


importante que firmamos en años, tienes que cumplir las condiciones y
grabar esas escenas ahora mismo… si no, se te cerraran muchísimas
puertas.

-No se me va a cerrar nada por irme dos días… dos días que no son nada
comparado con los cinco que me deben de mis VACACIONES –Esto
último lo enfatizó demasiado.

-¿Llevas desde los dos años en esto y todavía no conoces cómo funciona?
Si rompes este contrato puede que te arrepientas toda la vida… Es lo que
llevamos tiempo buscando Anahí. Te prometo que te daré esos cinco días
pero más adelante… por favor, solo tienes que cumplir con estas escenas y
ya… te dejo libre. Sea lo que sea lo que tengas que hacer…si realmente
merece la pena, esperará…

Anahí permaneció en silencio unos segundos… quizás Guillermo tuviera


razón.

-Por favor Any… el productor está ahí dentro –Señalando la puerta de una
enorme sala de reuniones –No lo hagamos esperar más…

Después de un suspiro de resignación, finalmente Anahí aceptó. Cogió su


libro, que momentos antes había dejado encima de una pequeña mesa y
caminó junto a Guillermo hacia la entrada de esa sala.

Entonces sintió como algo rozaba su pierna, miró hacia abajo y encontró
esa preciosa rosa blanca que Dulce le había regalado…

Había conseguido escabullirse de entre las páginas del libro para posarse
delicadamente en el suelo.

Anahí se inclinó para recogerla y sin poder evitarlo la acercó a su nariz


para olerla, impregnándose no sólo de su increíble aroma, sino de todos los
recuerdos que consigo traía… recuerdos de sentimientos.

-Any… ¿Vamos? –Volvió a repetir Guillermo.

Octava Parte
Nuevamente Dulce pasó una mala noche. Esta vez sí pudo dormir por
momentos, pero el recuerdo de Anahí, de todo lo que había pasado y de su
última conversación seguía abordando su cabeza.

Había conseguido calmar la rabia por lo sucedido, pero aún permanecía el


dolor… Entendía que Anahí no había matado a nadie, entendía su situación
y que sintiera tanto agobio, pero eso solo le había demostrado que si seguía
con esto iban a acabar sufriendo. Por eso no le sirvieron sus
explicaciones…

Lo mejor que podía hacer era desaparecer, intentar olvidar todo lo que
había pasado y centrarse de nuevo en sí misma, en construirse otra vida, y
de una vez sacarse ese amor del corazón. Ese amor que en todas sus etapas
siempre terminaba haciendo que lo dejara todo.
Como cada mañana, se levantó temprano, se ducho y salió dispuesta a
cumplir su último día de trabajo.

Al llegar allí comunicó la noticia al resto de sus compañeros que la


recibieron con bastante tristeza, pues era muy querida entre todos.

Lo cierto es que fue una despedida corta, no tenía ganas de más momentos
de tristeza así que en cuanto pudo se puso manos a la obra y continuó con
su trabajo.

Un poco diferente al que hacía normalmente. Hoy había decidido crear una
especie de agenda, donde estuvieran organizados todos los eventos del mes,
incluidos números de teléfonos, contactos, clientes interesados…etc.

Quería dejarlo todo muy bien organizado, pronto tendrían que poner una
sustituta y quería ayudarla lo máximo posible.

Fue un día bastante entretenido, con tantas cosas pendientes apenas tuvo
tiempo de pensar.

Pero pasaron unas horas y llegó el momento de la despedida. Terminó su


trabajo y ahora si…tendría que recoger todas sus cosas. Pues no volvería
nunca más a ocupar esa oficina.

Consiguió una caja y comenzó a meter algunos artículos que a lo largo de


los años había ido comprando para adornar su escritorio. Sus documentos,
sus fichas personales…todo.

Cuando la mesa ya estaba casi vacía, encontró encima de ella una pequeña
pulsera, la pulsera que Anahí le había regalado antes de irse. El día
anterior, después de esa conversación telefónica se la había quitado
bruscamente, deseando no tener nada que le recordara a ella.

Se quedó observándola unos minutos, recordando el momento en el que se


la regaló…

*Flashback*

-Toma…para que te acuerdes de mi cada hora.

-Lo hago cada segundo…pero gracias… así siempre estarás conmigo.

-Te quiero…
-Yo te amo…

*Fin del flashback*

Dulce recordó eso con nostalgia y una enorme sensación de tristeza invadió
su corazón, así que intentando no volver a llorar, suspiró…

-Ojala hubiéramos sentido lo mismo Any –Dijo como si estuviera pensando


en voz alta.

-¿Por qué estás tan segura de que no es así? –Preguntó una voz que había
salido de la nada.

Una voz que al escucharla, Dulce sintió una fuerte punzada en el pecho,
que dio paso a los acelerados latidos de su corazón.

¿Estaría soñando una vez más?

Levantó la cabeza con miedo. Miedo de que sus sentidos le hayan jugado
una mala pasada. Miedo de no encontrar lo que tanto ansiaba su corazón o
quizás miedo a encontrarlo y nuevamente sentirse completamente
vulnerable.

Pero efectivamente, al buscar esa mirada de la que procedía la voz, se


encontró con esos ojos azules que tantas veces a lo largo de su vida había
visto…y que aunque pasasen años seguían hipnotizándola como la primera
vez.

-An…cuando…cómo… ¿qué… qué haces aquí? –Preguntó casi


tartamudeando.

-¿Tu qué crees que hago aquí Dulce?

La pelirroja se llevó una mano a la cabeza y cerró los ojos en señal de no


entender nada.

-Te dije que no me lo hicieras más difícil –Decía mientras continuaba


guardando sus cosas.

-Ya… pero quiero que me lo repitas mirándome a los ojos –Anahí bordeó
la mesa y se acercó lentamente a ella, agarrando suavemente su mejilla y
obligándola a que no apartara la mirada. –Dime que no me amas, que
quieres que salga de tu vida para siempre.

Dulce tenía todo el cuerpo en ebullición ¿Qué estaba pretendiendo Anahí


con esa cercanía y con preguntarle eso que obviamente no podría contestar?

-Sabes perfectamente que no puedo decir eso

-¿Entonces por qué te vas? ¿Por qué te empeñas en alejarte de mí?

-Me voy porque tengo que empezar de nuevo y me alejo para poder
superarte.

-Dulce por dios… lo siento ¿vale? Siento haber dicho lo que dije… llevaba
un viaje muy largo, me cogieron desprevenida, no esperaba que nos
hubieran visto y no supe reaccionar…se que te fallé, pero lo siento…

-Anahí –Dijo cogiéndole las manos –No te he pedido explicaciones, te dije


ayer que te entendía…me dolió lo que pasó, pero no puedo culparte. Si
tomo esta decisión es porque eso me hizo darme cuenta de que no sentimos
lo mismo y tengo todas las de perder en esto… No quiero sufrir, pero
tampoco quiero que sufras tú… tu felicidad es lo que más me importa en el
mundo

-¿Crees que si no te quisiera estaría aquí? –Sus ojos comenzaron a


humedecerse.

-Puede que me quieras y no puedo pedirte más teniendo en cuenta el poco


tiempo que hemos pasado juntas… pero entiéndeme tú a mí. Para mí esto
es mucho más… No voy a olvidarte Anahí, si lo hiciera tendría que olvidar
mi vida desde los 16 años, mi adolescencia, mi juventud, mis sueños…y
sobre todo, tendría que olvidarme de mi misma… porque soy lo que soy
gracias a ti. No voy a olvidarte… pero necesito avanzar de una vez y por
todas… necesito no querer dejarlo todo por ti a la primera de cambio,
necesito ver que pasan diez años y mi corazón no sale disparado al verte.

-¿Sabes qué? ¡¡Estoy cansada!! –Decía empezando a desesperarse.

Dulce se quedó completamente sorprendida al ver esa reacción.

-¡¡Sí!! ¡¡No me mires así!! Estoy cansada de esto, de que me digas que
quererme te hace daño, de ver en tus ojos que me amas y sigas teniendo
miedo… Yo también tengo miedo ¿Sabes? ¡¡También me estoy juagando
mucho!! ¡¡Y si no me importaras no estaría aquí!! Eres la primera persona
por la que muevo un solo dedo, por la que viajo a otro país para pedirle
disculpas, para darle una explicación… ¡¡Y sigues con tu cabezonería!! Si
no sintieras esto… -Dijo rozando su brazo con una caricia, demostrando
como Dulce se estremecía al tocarla. –Si no sintiéramos esto… -Haciendo
lo mismo pero guiando la mano de Dulce hacia su brazo. –Te mandaría a la
mierda… me rendiría y volvería a mi vida perfecta… Pero por suerte o por
desgracia ambas lo sentimos.

Sin dejarla responder y bajo la mirada cada vez más atónita de Dulce,
agarró su mano y la sacó de aquella oficina, dirigiéndose hacia la salida del
HOTEL.

Está completamente sorprendida solo podía dejarse llevar, sin entender


nada de lo que Anahí estaba haciendo.

Al llegar a la salida, Dulce pudo ver como decenas de personas se


agolpaban ante la puerta del Palace. Haciendo un enorme estruendo al ver
como Anahí salía arrastrándola a ella.

Gritaban…hacían millones de preguntas a la vez…disparaban sus flashes


contra ellas, provocando que Dulce se cegara y cada vez entendiera menos
lo que estaba pasando.

De pronto Anahí se paró justo enfrente de ellos y todos se callaron, se había


provocado un enorme silencio. Entonces ella, como si de la reina de un país
a sus pies, se tratara, comenzó a hablar bajo la atenta mirada de todos esos
periodistas.

-Gracias por venir chicos… -Dijo muy tranquilamente.

-¡¡¿Por qué nos citaste a todos aquí Anahí?!! –Preguntaban unos -¡¡¿Es esa
chica con la que últimamente se te ha estado vinculando?!! –Gritaban otros
señalando a una Dulce completamente perpleja y confundida.

-Les hice venir a todos para contarles algo… Esta chica que está a mi lado
no es con la que se me ha estado vinculando últimamente. Esta chica que
está a mi lado… –Volteándose para mirar a Dulce -…Es la mejor persona
que he conocido en mi vida. Esta chica, con su sencillez y su amor me ha
hecho vivir los momentos más mágicos que he vivido jamás…Esta chica,
ha conseguido despertar en mi lo que nadie ha conseguido… Por eso estoy
aquí…frente a todos ustedes –Mirando ahora a los periodistas un segundo y
volviendo su mirada hacia los ojos de Dulce –Para decirle que si… que
estoy completamente enamorada de ella… como nunca pensé llegar a
estarlo. Que por primera vez en mi vida siento que no soy nada sin otra
persona… y qué… ya que te preocupas tanto por mi felicidad, antes que
nada tienes que saber…que ya no conozco felicidad alguna si no estás a mi
lado… -Los ojos de Dulce comenzaron a llenarse de lágrimas. Y Anahí
después de agarrarle fuertemente la mano volvió a mirar hacia los
periodistas. –Aun así, no vine hasta aquí para pedirle nada. Sólo quiero que
sepa, al igual que ustedes… ¡¡que se acabó!! Mi carrera como actriz y
cantante llega a su fin… -Todos comenzaron a hacer sonidos de asombro –
Hace unas horas…me fui de México dejando allí, la que seguramente, haya
sido la mejor oferta de trabajo de todos estos años… y a pesar de lo que
diga mi manager sé que eso no tendría por qué ser el “Fin”… Por eso lo
estoy decidiendo yo… Por primera vez en mi vida he encontrado algo que
me llena más que cantar y actuar… y si no la tengo a ella, nada más puede
hacerme feliz. Así que… -Dijo mostrando unos papeles que la habían
acompañado todo el tiempo. –Aquí tengo dos billetes de avión…Dos
billetes para ir a la India, a comenzar un nuevo sueño que un día me
prometieron… -Se volteó para mirar a Dulce nuevamente –Quizás la oferta
no siga en pie… pero aquí frente a todos quiero decirte… que te amo
Dul… y que quiero que sigas cumpliendo tus sueños a mi lado.

Dulce no podía dejar de mirarla, Asimilando cada palabra que decía con
más lentitud de lo normal, su corazón golpeaba tan rápido que apenas podía
escuchar. Ya hacía bastante tiempo que las lágrimas se rebelaron contra
ella y cayeron sin ser controladas. No podía hablar, su garganta no era
capaz de articular una sola palabra… Y su mirada no podía apartarse de la
de Anahí, intentando que escuchara lo que su corazón gritaba…

Y por primera vez, su corazón…ignorando completamente a su cerebro, le


envió una orden a su cuerpo. Dulce agarró suavemente el rostro de Anahí y
después de una sonrisa, acompañada de los últimos segundos de
miradas…Ladeó la cara para unir sus labios en un profundo y pasional
beso, olvidándose de los periodistas, de sus compañeros, de sus
pensamientos y en definitiva… del mundo entero.
Escuchando de fondo como unos aplausos repentinos, se iban alejando
dando paso al único sonido que ambas escuchaban en estos momentos… el
de sus corazones, latiendo como si fueran uno solo.

Novena Parte
(Un mes después)

Anahí y Dulce habían estado viajando por muchos lugares de Asia, primero
La India donde conocieron a diversos santeros, mojes, gente que dedicaban
su vida a la espiritualidad.

Aprendieron mucho de cada persona que se cruzaba en su camino.


Vivieron en contacto directo con la naturaleza, al límite, sin lujos,
conociéndose en profundidad, la una a la otra y también a sí misma, sus
almas espirituales.

Después su destino las llevo hacía Tailandia… todo parecía estar escrito,
conocían a la persona adecuada en el momento adecuado y las conducía al
sitio indicado.

En las profundidades de ese país tan pobre y después de haber sufrido,


algunos percances; incluido un robo, que las hizo casi tirar la toalla.
Conocieron a un “*****”, un señor que vivía en las profundidades de un
bosque tailandés.

Llegaron a él por pura casualidad… pero curiosamente, el anciano llevaba


tiempo esperándolas.

-Tú… -Dijo agarrando la mano de Dulce –Sientes un profundo amor... pero


también un terrible miedo –Dulce escuchaba muy atentamente –Lucha
contra él y entrégate, solo entonces estarás a salvo…

El anciano soltó la mano de Dulce y agarró la de Anahí, que estaba a su


lado. Con la mirada en la lejanía pues era capaz de ver más allá pero
incapaz de ver lo físico.

-Tú… Eres una guerrera –Dijo apretando fuertemente su mano –Amas con
intensidad… Cuando sientas que no mereció la pena, busca en el interior de
su mirada, donde no se encuentre su miedo…

Agarró nuevamente a Dulce, y esta vez, uniendo las manos de ambas…


-Este amor es fuerte…intenso… eterno… pero no ha sido, ni será fácil…
hay muchas piedras en el camino. Nunca pierdan de vista sus miradas…
Una recompensa muy grande está reservada para ustedes.

Esas fueron las palabras que aquel anciano tailandés, que parecía entender
el idioma de la naturaleza, les dijo al verlas, sin conocerlas de nada, sin
saber que eran pareja… simplemente, conectando con sus almas.

Después de esa experiencia en Tailandia, llegaron a Camboya. Un país


lleno de pobreza, donde convivieron con una ONG y sus niños a cargo.

Estuvieron una semana entera, en una escuela, llena de niños sin recursos.
Niños completamente pobres, que no tenían ni para comer, mucho menos
para estudiar… pero a pesar de eso, siempre mantenían una sonrisa en la
cara. Cualquier gesto que tuvieras con ellos, lo agradecían de corazón y con
un enorme cariño.

Sin duda, esas experiencias hacen replantearse muchas cosas.

Después de un largo día en la escuela, ayudando en lo que podían y a veces


simplemente jugando con los niños, Anahí y Dulce llegaron a su cabaña.

Una pequeña casa de madera, aparentemente construida por ramas, bastante


inestable a primera impresión… pero cómoda para pasar las noches. Al fin
y al cabo no necesitaban nada más.

-¡¡Estoy muerta!! –Dijo Anahí lanzándose sobre la cama.

Dulce, después de sonreír la acompañó, recostándose a su lado, con la


cabeza apoyada en su mano, para poder mirarla.

-¿Demasiada aventura?

-Nunca llegué a pensar que viviría así –Dijo volteándose para quedar cara a
cara.

-¿No es lo que esperabas? –Preguntó con miedo

-¿Estas de broma? Es mucho más de lo que esperaba… he aprendido y


madurado más en un mes, que en toda mi vida

-Si… -Dijo Dulce sonriendo.


-¿No es lo que tú esperabas? –Preguntó la ex cantante, al ver el poco
entusiasmo de su novia.

-También es mucho mejor de lo que esperaba…

-¿Entonces? ¿Por qué te apagaste de pronto?

-Porque sigo temiendo que sea un sueño… llevamos más de un mes


viajando juntas, viviendo aventuras y es todo tan… perfecto, a pesar de los
obstáculos que hemos tenido… estar contigo es tan perfecto que aún no
creo que haya pasado. Que hayas dejado todo por mí… y que estemos aquí,
viviendo lo que siempre soñé, aprendiendo juntas… no sé.

-No es un sueño mi amor… -Dijo haciendo una leve caricia en su mejilla –


Estamos aquí, hemos vivido todo esto y aún nos queda mucho más por
vivir… Eso sí, lejos de Camboya porque ya hemos apadrinado a tres niños,
como sigamos aquí, terminaremos adoptando –Poniendo un poco de humor
al asunto –Y antes de eso, aun tenemos que hacer más viajes… Y seguir
convirtiéndome en hippie. ¿Has visto esto? –Dijo señalando su ropa -
¿Dónde se quedó mi ropa fashion de última moda? Mira en lo que me estás
convirtiendo

Dulce la miraba, con una sonrisa, completamente enternecida… Era cierto


que ambas habían cambiado su estilismo en el último mes. Parecían
completamente hippies, llenas de colgantes y pulseras, hechos
artesanalmente. Y con la ropa más cómoda que pudieron encontrar.

-¿En serio crees eso?

-¿El qué? ¿Qué me has convertido en una hippie? Salta a la vista cariño…

- No… Lo de adoptar un niño… ¿Te has imaginado haciendo eso alguna


vez…? ¿Conmigo…?

Después de mirarla extrañada, Anahí dio un salto y se colocó sobre ella.

-¡Dulce Maria Espinoza! ¿Cuándo será el día en que dejes tus miedos e
inseguridades a un lado? ¿Crees que si no deseara tener una vida completa
contigo, habría dejado mi carrera?

-No…
-Pues entonces deja ya de pensar lo que no tienes que pensar… Es más, voy
a hacerte ver lo real que soy –Dijo con una mirada completamente picara.

-¿Ah si? ¿Y cómo piensas hacer eso? –Con la misma picardía.

-Ya lo verás…

Anahí comenzó a besar el cuello de Dulce apasionadamente, mientras esta


comenzaba a perder la cordura.

-A…Any….No…Nos van a escuchar –Decía casi jadeando

-Seguramente nos escucharan –Dijo sin dejar su labor –Porque pienso


hacerte gritar.

Esa última frase fue el botón que terminó de desatar el deseo de Dulce.

Agarró con mucha pasión la cara de Anahí y la besó con intensidad, con
desesperación, con deseo. Dando paso a su lengua que jugueteaba
desesperada en busca de su compañera. Pero a los pocos segundos de darle
gusto, Anahí rompió el beso bruscamente… observando cómo Dulce la
miraba con frustración y desesperación. Disfrutando completamente de ese
momento.

-No tan rápido preciosa… -Dijo con una sonrisa -Esta noche mando yo

Anahí incorporó un poco a Dulce para quitarle definitivamente la camiseta,


bajo la mirada deseosa de esta. Continuó después con el sujetador.

Dulce intentó hacer lo mismo pero su novia, le dio un pequeño empujón en


ambos hombros, sin brusquedad pero con mucha firmeza, consiguiendo que
volviera a quedar recostada.

Comenzando a besar todo su cuerpo semidesnudo, jugueteando con sus


pechos, entre caricias y besos.

Bajando hasta su ombligo…

Continuó bajando hasta que llegó a su pantalón. Levantó un segundo la


vista, buscando la de Dulce, solamente para provocarla con su pícara
sonrisa, y volviendo a levantarse, introdujo rápidamente su mano por
dentro del pantalón de la pelirroja, acariciando su intimidad con algo de
intensidad, a lo que Dulce no pudo evitar producir un fuerte gemido, pues
no se lo esperaba.

La ex cantante sonrió nuevamente y ahora sí, se desprendió de una vez por


todas de esa molestosa prenda… Seguidamente se quitó también el suyo y
pasó a quedar sentada encima de las caderas de Dulce, que intentó
incorporarse para besarla. Pero nuevamente su novia le impidió el
movimiento, sosteniendo sus manos a ambos lados de su cabeza. Mientras
volvía a sonreír observando la frustración y desesperación que expresaba el
rostro de su chica.

Sin dejar de sonreír, provocando y en esa misma postura, comenzó a hacer


sensuales movimientos con sus caderas. Rozando ambas su parte más
íntima, haciendo que su novia callera en un profundo delirio. Cada vez
aumentaban sus movimientos, en cuanto a intensidad y rapidez.

Anahí sonreía mientras a Dulce se le entrecortaba la respiración, a causa de


la profunda excitación… Cuando ya no pudo más consiguió sacar fuerzas y
colocar a Anahí debajo, que esta vez sí se dejó. Pero no para que Dulce
tomara el control si no, para seguir tomándolo ella desde otra perspectiva.

La pelirroja, ajena a esos propósitos, comenzó a besarla desesperadamente,


como llevaba tiempo queriendo hacer, con una pasión incontrolable.

Anahí respondió y aprovechando ese momento, llevó su mano hacia la


intimidad de Dulce y después de acariciarla y comprobar que tenía vía libre
y estaba completamente excitada, introdujo dos de sus dedos. A lo que la
pelirroja respondió con un sonoro gemido.

Y ambas después de haber separado sus labios, sonrieron.

Dulce comenzó un baile, moviendo sus caderas al ritmo que necesitaba,


primero despacio, sensual, provocativa… después necesitaba más e iba
aumentando en la rapidez, mientras su novia además de tener dos dedos
dentro, con un tercero rozaba su clítoris en círculos. Haciendo que perdiera
completamente el control y se dejara llevar por el éxtasis y la pasión…
hasta que sin poder evitarlo un segundo más, llegó a la cima, a ese
momento clave en el que su cuerpo sintió una explosión interna y con un
grito, tal y como Anahí había anticipado, le hizo entender…que ya había
llegado.
Anahí sonreía victoriosa mientras Dulce intentaba recuperar el ritmo
normal de su respiración.

-¿Qué tal? –Preguntó sin dejar de sonreír.

-Pff ya te deseaba… pero hoy me volviste completamente loca

Anahí completamente satisfecha le dijo…

-Eres lo más importante en mi vida Dul…

-Y tú eres toda mi vida Any…

Sin más, se dieron un tierno beso y recostándose una al lado de la otra,


abrazadas se quedaron profundamente dormidas.

Pero ese sueño fue interrumpido por el sonido inoportuno de un teléfono.

Anahí lo reconoció y a ciegas intentó buscarlo.

-¿Bueno? –Preguntó al descolgar… ¿Mamá? Está bien… no te


preocupes…gracias…te quiero, bye.

-¿Any? ¿Qué pasa? –Preguntó Dulce aún adormilada.

-Dul… era mi mamá. Tengo que volver a México, mi padre está en el


hospital.

Décima Parte
Al día siguiente llegaron a México, lógicamente Dulce había decidido
acompañarla y estar con ella en esos momentos.

Desde que pisaron el país, lo primero que hicieron fue dirigirse al Hospital.
Allí se encontraron con la madre de Anahí y sus hermanas. Los padres
llevaban años divorciados pero mantenían una perfecta relación de amistad
y seguían siendo una familia unida.

Anahí, después de saludar con un efusivo abrazo a su madre y hermanas,


no le hizo falta hacer presentaciones, pues su madre tomó la iniciativa y se
acercó a una Dulce bastante tímida, que había entrado a la sombra de su
novia.

-Así que… ¿tú eres la persona que puso patas arriba el mundo de mi hija,
consiguiendo que abandonara toda su vida?
Dulce se sintió intimidada, aún nos sabía si su suegra aceptaba lo que
estaba pasando o simplemente la odiaba antes de conocerla.

-Me temo que si… -Dijo algo miedosa.

-Pues… eres bastante más guapa que en fotos eh. Y conozco toda tu
historia… Sé que mereces su corazón… pero te advierto una cosa, es muy
delicado… espero que sepas cuidarlo.

-Espero estarlo haciendo bien…

Anahí le lanzó una mirada y una sonrisa tranquilizadoras, mientras cortaba


la conversación.

-¿Cómo sigue papá?

-Bien… la verdad es que ha mejorado mucho. Le dio un amago de infarto y


es por no cuidarse… a partir de ahora vamos a estar todos pendientes de él.
Pero el médico nos dijo que no nos preocupáramos, simplemente cuando se
recupere del todo hay que convencerlo para que se relaje un poco y coma
mejor.

-Eso le pasa por no hacernos caso… viejo testarudo, se cree que tiene 20
años.

-Si… -Dijo sonriendo –Ya sabes que siempre ha sido así. Siento haberlas
hecho venir pero ayer creía que era mas grave.

-No se preocupe –Intervino Dulce –Nos viene bien un alto en el camino


también.

-Gracias por tu compresión Dulce… pero hay algo que ya no me está


gustando. Eso de que me llames de usted me hace demasiado vieja.

Dulce sonrió al acordarse de las mismas palabras que le había dicho Anahí
un mes antes y esta al darse cuenta:

-De tal palo tal astilla cariño…

-Ya me doy cuenta –Respondió aun sonriendo.

-Soy Marichelo –Dijo dándole un beso en la mejilla.

Después de unas horas aún seguían en el hospital.


Dulce se llevaba muy bien con la familia de su novia, todos la trataban de
lujo y Any no la dejó un segundo sola, continuamente agradecía su apoyo
al haberla acompañado.

Ya tenían un poco de hambre así que la pelirroja se ofreció a bajar a la


cafetería para buscar unos cafés o algo de comer.

Cuando regresó se encontró con la sorpresa de que en su ausencia, había


llegado más gente.

Desde lejos pudo ver como un chico, alto, moreno y bastante guapo se
acercó a Anahí… y después de darle un tremendo beso en los labios… se
sumieron en un abrazo.

Dulce se quedó atónita ante esa imagen. Su mente se nubló, no era capaz de
pensar y escuchar nada así que sin decir nada salió de aquel hospital, aún
en estado de shock por lo que había visto.

Escuchó como Anahí de fondo pronunciaba su nombre, pero no se detuvo,


continuó caminando hacia la salida.

Minutos más tarde, cuando ya iba calle abajo sin detenerse su novia la
alcanzó.

-¡¡Dul…para por favor!!

-Déjame en paz Anahí –Decía aun en ese estado de incredulidad.

-¿Vas a dejarme explicarte? Lo que viste no es…

-¿Qué me vas a decir? –Preguntó interrumpiéndola, comenzando a alterarse


–¿Que lo que vi, no era lo que parecía?

-Exactamente…

-Já –Rió irónica

-Dul…déjame explicarte, Poncho es…

-¿Poncho? ¿Es que…? ¿Un ex… un amigo? ¿Sabes qué? ¡¡Me da igual lo
que sea Anahí!! ¡¡Te acaba de dar un tremendo beso delante de mis narices
y tu respuesta fue abrazarlo tan feliz!!

-Dul…Escúchame, no es lo que parece… Poncho


-¡¡No quiero saber nada!! ¡¡Me voy!! Quédate con Poncho… Si ya sabía yo
que…

-¿Ya sabías tu qué? –Preguntó Anahí completamente enfadada

-Que nada de lo que sentías era real

-¿Sabes qué? ¡¡Vete a la mierda Dulce María!! ¡¡Tú y tu inseguridad


colmaron mi paciencia!! Poncho… ¡¡Escúchalo bien!! ¡¡ES GAY!! –Dulce
se quedó completamente atónita, eso no se lo esperaba, aunque aún no lo
entendía… pero había comenzado a sentir que se estaba equivocando y
quizás ya fue tarde -Pero ya da igual… nunca estarás segura de lo que
siento por ti… y no quiero estar con alguien que no confíe en mis
sentimientos. Me estás demostrando que nada de lo que he hecho por ti,
merece la pena…así que lárgate de mi vida -Finalizó corriendo de vuelta al
hospital.

Dulce se quedó allí de pie, observando cómo se iba, sin poder detenerla…
efectivamente era demasiado tarde. Sus miedos, como había anticipado el
anciano vidente, le hicieron una mala jugada.

Pasaron dos días, Dulce no volvió a dar señales de vida, se sentía


tremendamente culpable por lo sucedido, por no haberla dejado explicarse
y decir incoherencias todo el rato. Pero lo que más le dolía era no haberse
dado cuenta a tiempo de lo que significaba para Anahí.

Había dejado todo por ella y aún así seguía teniendo miedo. Miedo a que
no fuera real, a que un día se cansara y la dejara tirada. Es entendible…
lleva 12 años completamente enamorada de ella pero al mismo tiempo,
pensando que era inalcanzable, al menos en ese sentido. Y cuando de
pronto todo cambió… ¿Cómo podía asumirlo? ¿Cómo iba a cambiar esos
12 años amándola en silencio para expresarlo ahora a los cuatro vientos?

No podía… y aunque no dejase de llorar ni un segundo, tampoco podía


buscarla. No…hasta que ese miedo desapareciera por completo. Porque si
no, tarde o temprano terminarían sufriendo más.

Le dolía enormemente no poder estar a su lado en estos momentos,


apoyándola… pero tenía que esperar… esperar a que pasase la tormenta y
pensar, analizar muchas cosas y cuando realmente estuviera preparada y
liberada de esos miedos absurdos… actuar, y demostrárselo…
demostrárselo de verdad.

Por otro lado…Anahí también estaba sumida en una profunda tristeza por
la desaparición de Dulce. Pensaba que seguramente habría vuelto a España
o quien sabe… No podía creer que todo hubiera acabado así.

Al principio estaba terriblemente enojada, con rabia, no sabía cómo hacerle


entender a esa niña testaruda que la amaba con todo su corazón. Dejó su
carrera… fue capaz de abandonar toda su vida por una relación de un mes y
eso la enojaba aún mas…

Pero eso solo fue al principio, cuando se le pasó el enojo, lo único que
hacía era extrañarla, llorarla, pensar donde se podía haber metido, como
estaba…y por qué lo había abandonado todo así. ¿Por qué no había
intentado volver a hablar con ella? Quizás a final de cuentas era Dulce la
que no amaba tanto como decía.

Pero no podía dejar de extrañarla y sentir una profunda tristeza por no saber
nada de ella.

Anahí acababa de salir de la ducha, pero aún se encontraba en el baño,


peinando su cabello mojado. Estaba sin maquillar y con los ojos algo
irritados de tanto llorar, pero al menos ya no tenía la cara de muerto
viviente de hace unos minutos.

Se vistió con unos jeans y una camiseta normalita, quería ir a visitar a su


padre que ya había salido del hospital y toda su familia estaba con él. No le
apetecía mucho estar entre multitudes, pero necesitaba el cariño de su
familia.

De pronto, escuchó como tocaban el timbre. Esperando que alguien fuera a


abrir la puerta, permaneció dentro del baño peinándose.

Pero volvieron a tocar, nuevamente no hizo caso… Sonó una tercera vez y
entonces salió enojada.

-¡¡¿Qué nadie piensa abrir la puerta?!! –Gritó…dándose cuenta a los pocos


segundos de que estaba sola en casa. –Aii Any… definitivamente deberías
volver a la cama.
En medio de sus pensamientos, el timbre volvió a sonar. Estresándola aún
más.

-¡¡Ya voy caray!! –Decía mientras se acercaba a la puerta –¿No sé supone


que si nadie abre, la casa está vacía? ¡¡Que intensidad!!

Abrió la puerta con intensión de decirle cuatro cosas a esa persona tan
insistente… Pero en el momento en que sus ojos se cruzaron con los de su
visitante, ni una palabra salió de su boca. Su cuerpo comenzó a temblar
inevitablemente y sus ojos estaban completamente perdidos en esa mirada,
definitivamente era la última persona que hubiera esperado en ese
momento.

-¿Du… Dul? –Preguntó casi tartamudeando.

Esta tenía una leve sonrisa dibujada en su rostro…Extremadamente leve,


casi imperceptible. Se notaba que estaba muy nerviosa… Y casi temblando
le ofreció una rosa, nuevamente blanca, que la chica aceptó prácticamente
por inercia, sin salir todavía del shock.

Y sin si quiera responder, bajo la mirada aún atónita de Anahí.

Se colocó con una rodilla apoyada en el suelo, le tomo la mano…dándose


cuenta de que ambas estaban igual de temblorosas y después de hacer unas
leves caricias, para tranquilizarla y tranquilizarse… comenzó a cantar

<< Con la voz quebrada…y de rodillas,

Tomo tu mano fuerte… Y en lágrimas te juro… “PARA SIEMPRE”…

Quiero Amarte…Y cuidarte por el resto de mi vida…

Besarte…Hasta que duela el corazón…

¡Quiero caminar contigo… Nunca más decirte adiós!

Y que el tiempo no pase jamás… >>

Al mismo tiempo en que terminaba la última frase,

Dulce extendió su mano y la abrió lentamente, dejando que Anahí


observara un precioso anillo posado en su palma.

La miro directamente a los ojos, cogió aire en un suspiro… y preguntó:


-¿Quieres casarte conmigo?

Anahí no podía si quiera reaccionar, su cerebro iba más lento de lo normal,


esa pregunta retumbaba en su cabeza. Su corazón quería salir disparado y
sus ojos se humedecieron.

-Pe.. pero… -Fue lo único capaz de decir.

Dulce se incorporó y antes de que continuara hablando tapó su boca con un


dedo, haciéndola callar.

-Sé que soy una estupida… se que quizás pienses que no merezco nada de
lo que has hecho por mí y tienes razón… No lo merezco porque mis
miedos me han impedido ver la realidad… pero eres el amor de mi vida y
sé que yo también soy el de la tuya. No vine a prometerte que voy a ser la
persona más segura del mundo, a partir de ahora… Vine a decirte que te
amo Anahí y que mi amor por ti está por encima de miedos, inseguridades,
celos etc… No estoy dispuesta a perderte porque quiero pasar el resto de mi
vida contigo…por eso…de nuevo te pido… ¿Quieres casarte conmigo?

Anahí no respondió, se quedó observándola directamente a los ojos,


buscando en ellos una explicación, una respuesta…o simplemente
disfrutando de lo que hace días no veía.

Mientras pasaban los segundos, mas aumentaba el nerviosismo de Dulce.


No respondía y esos segundos le parecían horas…

-Bueno… quizás llego tarde…y ya no…y ya no…me quieres –Intentó


decir.

Anahí cambió completamente su expresión y como si le hubiera salido del


alma, le dio un pequeño golpe en el hombro.

-¿Tú nunca cambiaras verdad? –Le dijo con expresión molesta.

Dulce bajó la mirada, como una niña pequeña cuando hace algo malo.
Anahí sonrió completamente enternecida y con mucha delicadeza le
levantó la barbilla para que la mirara a los ojos.

-Eres una miedosa, insegura y orgullosa –Dijo bajo la mirada aun triste de
Dulce… -Pero no puedo vivir sin ti… Y aunque la hayas fastidiado…yo
también lo hice en su momento Y…esto es lo más bonito que alguien ha
hecho por mí.
Un brillo se apoderó de los ojos de esa chica pelirroja, un brillo debido a la
emoción.

-¿Eso quiere decir…?

-Que si… ¡¡Quiero casarme contigo!! –Finalizó con una sonrisa.

Ahora si… Sin poder evitarlo más, ambas se sumieron en un romántico y


pasional beso…

***

Poco tiempo después, Anahí y Dulce se casaron.

Hicieron una ceremonia bastante íntima, a penas la familia cercana de


Anahí, padres y hermanas, la mamá de Dulce y por supuesto Christian, su
antiguo jefe y gran amigo.

La firma de papeles la hicieron en España y la ceremonia íntima en


Cancún. Como siempre habían soñado ambas… Con las personas más
importantes de su vida, todos vestidos de blanco y disfrutando del sol que
salió específicamente para bendecirlas y esas aguas cristalinas, dignas de
un paraíso.

Fue una boda de ensueño…

¿Luna de miel?

Su luna de miel consistió en seguir viajando por todo Sudamérica, con una
mochila a cuestas y viviendo la intensidad de las diversas culturas que se
expandían por las regiones.

No necesitaban lujos, ni grandes HOTELES… cuando se tenían la una a la


otra, el resto carecía de sentido.

Años más tarde


-¡¡¡ Y…. Por fin !!! –Dijo Dulce levantando su mano derecha –¡¡Choca
esos cinco mi amor!!

Anahí después de su sobresalto por el tremendo grito, hizo caso y golpeo


suavemente la mano de su amor.

- No me lo puedo creer –Decía también emocionada.


-¡¡Eh aquí nuestro primer “Best-Seller”!!

Anahí rió ante la ocurrencia –¿Cómo estás tan segura de que será un “Best-
Seller”?

-Mmm… Pues… Porque lo escribimos nosotras, porque es una historia


preciosa, porque es solo el primero de los muchos libros que escribiremos
juntas y simplemente porque creo en ello.

Anahí observó con admiración el entusiasmo que aún sentía Dulce.

-¡¡Sin duda nuestra historia cautivará al mundo!! Y hemos aprendido tantas


cosas en nuestros viajes que… ¡¡todo hay que plasmarlo!! Mañana mismo
empezamos a escribir uno nuevo…

Dulce la miró alucinada, se suponía que era ella la intensa pero en este
momento Anahí la había superado.

-¡¡Si Mañana!!… Pero hoy… -Comenzó a decir con una picara sonrisa,
mientras acercaba su silla a la de Anahí.

-¡¡Mamá mamá!! –Dijo una voz, interrumpiéndolas mientras un niño veloz,


pasaba en medio se ambas y de un salto se sentaba sobre las piernas de
Anahí.

-¿Bebé? ¿Qué pasó? ¿Tú no estabas durmiendo? –Preguntó preocupada.

-Si… pero es que mamá me despertó -Señalando a Dulce, a la cual Anahí


miró entornando los ojos, como echándole la bronca directamente con la
mirada.

Dulce cogió al niño y después de sentarlo en sus piernas, comenzó a


hacerle cosquillas…

-¡Ven aquí! ¿Qué es eso de estar echando de cabeza a tu madre eh? Te vas
a enterar –Continuaba diciendo, mientras el niño reía desesperado.

Anahí simplemente los observaba, era tan feliz viendo esa imagen… no
sabía cuál de los dos era más infantil, pero en esos momentos sentía que su
vida estaba completamente llena.

-Bueno ya… Te dejo vivir por hoy… Nada más porque ya es hora de
dormir –Continuó Dulce.
El niño abrazó fuertemente a Dulce y después de darle un beso en la mejilla
y hacer lo mismo con Anahí, se fue a su habitación con la condición de que
ambas fueran a darle las buenas noches antes de dormir.

-¿Eres Feliz? –Preguntó Anahí de pronto, mientras veía a Dulce


observando la partida de su hijo.

-Completamente… ¿Y tú?

-Ni en mis mejores sueños imaginé una vida tan feliz…

-Hemos vivido muchas cosas juntas mi amor…

-Y lo que nos queda… siento que contigo cada día es un nuevo sueño
cumplido.

-¿Alguna vez te has arrepentido de dejar la música?

-Creía que me podía pasar… pero hemos vivido tantas cosas… Sueño que
se nos ponía en el camino, sueño que cumplíamos… Incluso ahora, después
de haber dejado los viajes, adoptado a nuestro hijo, formar una autentica
familia… seguimos cumpliendo sueños. El sueño de plasmar nuestras
vivencias en libros para que el mundo entero las conozca… es imposible
echar en falta nada o arrepentirse porque lejos de convertirse en rutinario o
simplemente morir el amor… Siento que cada día te amo más…

Dulce sonrió y se emocionó al escuchar esas palabras.

-Un anciano ***** indú nos dijo que nuestro amor era eterno ¿recuerdas?

-Si… aunque con muchas piedras en el camino como también dijo, pero el
amor sigue intacto… ¿Cuál sería la recompensa a la que se refería? –
Recordó de pronto.

Dulce se levantó y agarrando la mano de Anahí para que hiciera lo mismo


la llevó hacia una mesa, donde había un marco con una foto.

En esa foto, aparecían ellas dos con Erik, su hijo, en brazos. El niño era
más pequeño y estaba más delgado, pero tenía una sonrisa que iluminaba
todo el paisaje de la fotografía. Era una foto del día en que por fin se
convirtió en su hijo oficialmente y fueron a recogerlo para llevarlo a casa.
El día en el que después de tanta lucha, la familia era completa.
Dulce abrazó a Anahí por la cintura mientras esta observaba la foto…

-Esta es la mayor recompensa que hayamos podido recibir… -Le susurró al


oído –Todo lo que hemos construido. Porque el amor y la admiración que
sentía cuando tenía 18 años y te veía encima de un escenario… No se
comparan en nada con lo que siento ahora, al verte cada mañana despertar a
mi lado…Porque “aunque pase el tiempo”… siempre te amaré más.

-Estoy más enamorada de ti que el primer día Dul –Decía emocionada.

-Yo también mi amor… -Respondió volteándola para quedar cara a cara –


Pero oye… ¿Dónde nos habíamos quedado antes de que el enano hiciera su
aparición? –Preguntó con la misma picara sonrisa de antes.

-¿Tu nunca cambias verdad? –Dijo intentando picarla.

-¿Pues para que voy a cambiar si así me quieres?

Y sin dejarla responder, atrapó sus labios en un beso.

Primero dulce, relajado… pero a medida que aumentaba la temperatura,


iban añadiendo pasión. Exactamente la misma pasión que el primer día.

Poco a poco fueron caminando a ciegas hacia su habitación, sin


DESPEGAR un solo segundo sus labios que seguían sintiendo como sus
lenguas jugueteaban y luchaban por ganar terreno. Cerraron la puerta a su
paso y así…

...entre besos y caricias le demostraron al mundo que su amor, sí era para


siempre...

Fin

También podría gustarte