Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Madrid, España
No podía retrasar ese momento mucho más así que aunque sus manos
temblaran y su corazón estuviera golpeando su pecho con fuerza, hasta el
punto de crearle un sonido desternillante.
-Buenos días señorita Puente –Respondió con su gran pero correcta sonrisa
de siempre –Bienvenida de nuevo al Gran Palace. ¿Tuvo usted un buen
viaje hasta Madrid?
Dulce tenía que ser correcta, ella era una de las clientes más fieles de este
hotel y hacerla sentir cómoda era su trabajo. Aunque intentara huir de ese
momento y una parte de ella quisiera que esa conversación terminara lo
más pronto posible, la otra parte deseaba retrasarlo, deseaba realmente
saber cómo se encontraba, pero sentía miedo. Miedo de los momentos en
los que sus ojos se cruzaban. Miedo de no controlarse y dejarse llevar por
esa persona que se esconde tras la fachada de la correcta y amable
relaciones públicas.
-Bueno nunca será plato de buen gusto pasar casi medio día metida en un
avión. Pero siempre merecerá la pena, sólo por poder disfrutar de esta
ciudad. –Dijo mirando fijamente a la recepcionista.
-Lo entiendo… Son muchas horas de vuelo desde Mexico. Pero supongo
que sí merecerá la pena, ya que podemos disfrutar de su estancia unas
cuantas veces al año.
-Sin duda… Madrid es mi lugar perfecto para escaparme.
Mientras mantenían esa mini conversación Dulce introducía todos sus datos
en la pequeña pantalla, haciendo efectiva la reserva. Unos segundos más
tarde tenía en su poder los papeles necesarios y los colocó encima del
mostrador para que ella pudiera firmarlos.
-Muy bien…Ya está todo listo señorita Puente –Dijo ofreciéndole una
tarjeta –Esta es la llave de su habitación, en seguida un compañero subirá
su maleta. Arriba tiene todo lo necesario y algunos obsequios de parte del
hotel.
Intrigada por esa chica. Esa chica que veía cada vez que volvía y que le
producía tanta curiosidad, por su forma de mirarla… Era aparentemente
seria, correcta aunque muy amable y educada, pero se notaba que mantenía
las distancias con un punto de frialdad. Pero en el momento en el que sus
miradas se cruzaban, aunque fueran pocos porque parecía esquivarla, podía
ver algo más. Tenía una mirada intensa pero dulce al mismo tiempo. Sentía
cariño en sus ojos… en esos cortos momentos era como si esa chica se
volviera vulnerable, como si ocultara algo, como si tuviera un sentimiento
más allá de su trabajo. Le inspiraba confianza… a pesar de la intriga, se
sentía cómoda, incluso era ella misma la que buscaba su mirada
continuamente aunque la otra no pudiera aguantar más de dos segundos.
Una vez terminado ese ciclo, Anahí siguió dedicándose a su música, pero
solamente tuvo éxito en América. Pasó el tiempo entre telenovelas y discos,
sus trabajos iban madurando al mismo tiempo que ella. Ya no buscaba
grandes estadios, con grandes multitudes, simplemente era feliz viviendo
de lo que amaba. Aunque eso en ocasiones se volvía en su contra. Alguna
que otra vez al año necesitaba respirar, escaparse, volar a un sitio en el que
nadie la conociera ya, donde no se abalanzaran sobre ella para pedirle un
autógrafo, una foto. Donde simplemente fuera Any…
Y ese sitio era Madrid, parte de su familia paterna vivía en esa ciudad y
sobre todo, después de diez años, muy poca gente se acordaba de su éxito
en aquel grupo. Podía perfectamente hospedarse en la casa de algunos de
sus familiares, pero aunque le encantaba estar con ellos, necesitaba sus
momentos de intimidad y por ello, lleva años hospedándose en el Gran
Palace de Madrid. Un sitio que a pesar de ser un hotel de cinco estrellas, es
cálido, o al menos así le hacían sentir sus trabajadores.
Sin duda, llevaba años sin poder cambiar de hotel y aún no sabía que era
exactamente lo que la ataba a él, lo que hacía que volviera cada vez que
podía darse una escapada y lo que conseguía que de entre otros miles
hoteles de la misma ciudad, siempre optara por el mismo.
Segunda parte
Anahí llegó a su habitación.
D.M Espinoza.
Estaba demasiado cansada para seguir pensando, así que sin más se
abalanzó sobre la cama y en apenas minutos, calló rendida. Los viajes tan
largos la mataban y necesitaría el resto de la tarde para recuperarse.
Dulce, por otro lado había terminado el turno en recepción y continuó con
su trabajo. Ahora mismo, en el interior de esa oficina, a solas, era ella
misma, Dulce…
Pero no podía permitírselo, no podía ceder una vez y flaquear porque si no,
le iba a ser imposible volverse a esconder tras esa fachada. Ya no era esa
niña alocada y soñadora, ahora era una mujer, que había luchado para
llegar a donde estaba profesionalmente…y si por un momento dejaba salir
a esa niña rebelde, lo perdería todo, incluso a ella.
Llegó la noche.
Y por fin estaba a punto de terminar su turno, había pasado prácticamente
todo el día en el hotel. Adelantando algunas cosas y… simplemente
estando allí.
-Hola…
-De eso quería hablarle –Dijo algo tímidamente y bajando la mirada, cosa
que a Dulce además de extrañar le enterneció.
-¿No le gustó?
Anahí había notado que los ojos de Dulce no expresaban lo mismo que su
sonrisa, sabía que en el fondo le había hecho gracia, incluso podía apreciar
algo más. Pero la chica no se desprendía de esa pose misteriosa que había
adoptado.
-Anahí
-Dulce, simplemente.
-Muy bien Dulce –Dijo estrechando su mano. –Yo también soy Anahí,
simplemente.
Y aunque le hubiera gustado estar así años, sin soltarla, sintiendo el calor
que desprendían sus manos. Cuando por fin su cuerpo respondió, se soltó
bruscamente, bajando ligeramente la cabeza para que no se le hiciera más
difícil aun, teniendo que mirarla a los ojos.
Anahí se había quedado impactada por ese sentimiento, por esa corriente,
esa sensación que nunca había tenido y también por la reacción tan brusca
de Dulce.
-Te acabo de dar permiso para hacerlo. Sé que hay algo más…
-¿Por qué no quieres llamarme Anahí? –Preguntó una vez más, agarrándola
del brazo para que no evitara mirarla a los ojos.
-No puedo… -
Es la primera vez que le doy confianza a alguien que no conozco para que
me trate como una más y huye despavorida. –Definitivamente Any, tienes
un ojo clínico para fijarte en la gente. –Se decía irónica a sí misma. –Y lo
peor de todo es que mientras más te acercas a ella mas curiosidad te inspira.
Ahora todavía más… si viste lo que creíste ver, va a tener que explicártelo.
-¿Por qué te pasan estas cosas Dul? ¿Por qué no eres capaz de controlarte?
Esa niña de 18 años ya no existe, eres otra persona. Eres adulta y capaz de
controlar tus emociones…
Una vez más esa voz retumbó en su cabeza, definitivamente ese día estaba
siendo el más agotador para la mente de Dulce.
Dulce ya sabía lo que Anahí quería ver, pero si esa era la única forma que
había para que no le hiciera más preguntas…
-¿Cómo que por qué? Porque llevo años viniendo a este hotel, viéndote por
pocos segundos, cruzando miradas a lo lejos que cuando van a durar más
de dos segundos la esquivas, tiemblas cuando te toco y haces todo lo
posible por no encontrarte conmigo, a pesar de ser la persona que mejor me
ha tratado y más me ha consentido en ninguno de los hoteles a los que he
ido… ¿O crees que me creo ese cuento de los obsequios por fidelidad de
parte de la dirección? Sé que todo es cosa tuya y no lo entiendo… no
entiendo por qué me huyes y tienes un tatuaje exactamente igual que el
mío.
Y Dulce no aguantaba más, no podía seguir con esa situación, con ese
silencio y mucho menos viéndola a ella así.
-¿Qué es esto Dulce? ¿Y qué tiene que ver con que me llames por mi
nombre?
-¡Tiene mucho que ver! ¿No te das cuenta que llevo años intentando evitar
esta situación? –Comenzaba a desesperarse –Ya no tengo 18 años…han
pasado 10 años Anahí. He hecho mi vida, he madurado, he estudiado, me
he labrado un futuro, tengo un trabajo que me encanta y una vida
totalmente diferente a la de entonces, tengo absolutamente todo bajo
control…hasta que tú vuelves y mi mundo empieza a tambalearse y esa
niña de 18 años para la que tú significabas todo, grita y patalea porque
quiere salir… ¡No lo entiendo! No entiendo nada de lo que pasa a mi
alrededor cuando estás cerca. Sé que fuiste muy importante para mí, te
admiraba como a nadie y he hecho cosas por ti que… -Movía los ojos hacia
arriba como si no pudiera expresarlo con palabras –Pero eso ya pasó…te
desapareciste del mapa y contigo mis sueños de entonces, sueños sin
sentido de niña alocada. Tuve que buscarme otros, tuve que pesarme un
futuro… ¿Por qué la primera vez que te vi entrar por la puerta del hotel mi
mundo se detuvo? ¿Por qué me pasa eso cada vez que te veo? Ya basta…
ya crecí para controlar ese tipo de sentimientos, ya no deberían ni existir,,,
–Sus ojos comenzaron a humedecerse demasiado. –Por esto no me atrevía a
llamarte por tu nombre, aquí dentro siempre has sido la señorita Puente y
yo Espinoza… sabía que en el momento en que volvieras a ser Anahí no
iba a poder luchar más conmigo misma.
Anahí la había estado escuchando atentamente, atónita con cada palabra y
tenía tantos sentimientos que no entendía…
Por una parte, le aliviaba enormemente saber el motivo por el cual Dulce la
esquivaba desde que la conoció, eso siempre la había hecho sentir mal y
ahora descubría que no era por algo malo o porque no pudiera soportarla,
más bien todo lo contrario.
Pero por otro lado también descubrió que ese cariño, que siempre había
visto en ella, en sus ojos…simplemente era el recuerdo del amor que siente
un fan por su ídolo. ¿Y por qué le entristecía eso? ¿A caso esperaba que
fuera otra cosa?
Sin dejar de hacerse esas preguntas, pero dejándose llevar por el momento
y un impulso, se dirigió hacia Dulce y acarició suavemente su mejilla,
secando alguna de las lágrimas que sin querer habían caído.
-¿Qué? –Dijo Dulce, saliendo del trance que le había producido esas
caricias.
-¿Qué? Pero A…
Ese “todo” es demasiado largo de contar así que no sabía ni por donde tenía
que empezar.
Estaban en una simple carretera, no muy lejos del hotel ni de los comercios,
así que Anahí solo tuvo que darle la dirección al taxista y en cinco minutos
se encontraba ahí. Pero no era más que eso, una carretera, sin nada en
especial.
Las extendió en el suelo, justo delante de su coche que les servía para
alumbrar el lugar y se sentó indicándole a Anahí que hiciera lo mismo.
-Es mágico.
Anahí notó esa mirada y esta vez siendo ella la intimidada decidió romper
ese momento.
Anahí la observaba atenta… era una foto suya, de hace algunos años.
Estaba más joven y tenía el pelo rubio, bastante más claro que ahora, que
lucía su castaño natural. Apreció que no iba maquillada ni bien vestida,
más bien de sport.
Y a su lado había una niña con el pelo castaño oscuro, a la que agarraba
con fuerza el rostro, como abrazándola y pegándola más a ella.
Ambas sonreían. Pero al reparar en los ojos de esa niña pudo ver que
brillaban, parecía que algunas lágrimas habían escapado de su control, fue
entonces cuando se dio cuenta de a quien pertenecía esa mirada.
Era Dulce…la chica que tenía a su lado, era la niña a la que abrazaba en esa
foto. Con el color de pelo también cambiado por eso no la reconoció en el
primer momento.
-Somos nosotras…
*Flashback*
Volvió a ese día, se vio a sí misma frente a esa chica, mirándola fijamente a
los ojos.
-¿Nos hacemos también una foto? –Dijo amablemente la rubia a esa niña.
Cerrando los ojos al sentir la unión de sus cuerpos, aferrándose con fuerza
tanto la una como la otra.
Anahí rompió el abrazo, sosteniendo entre sus manos el rostro de esa chica.
Haciendo que la mirara directamente a los ojos.
-No cambies nunca… -Finalizó con una sonrisa, conmoviéndose al ver los
ojos de la niña humedeciéndose con cada palabra. –Ahora sí… ¡Foto! –
Dijo girando su cara para “obligarla” a mirar a la cámara y que pudiera
llevarse un recuerdo de ese momento.
-Eso era lo que más me ataba a ti… sentía que con solo mirarme entendías
mis sentimientos, sin necesidad de hablarte. Siempre…siempre me hacías
sentir especial, aunque estuviéramos en un estadio con 40.000 personas,
habían momentos en los que nuestras miradas se cruzaban y…me
desarmabas, me sentía única entre tanta gente.
-No… esa fue la más especial. Pero tuve mucho camino antes de llegar a
ese momento.
-Te conocí con 16 años, la primera vez que te vi en televisión hubo algo
que me llamó la atención. Me pareciste la típica niña pija y caprichosa de
las novelas –Dijo sonriendo con nostalgia. –Pero aún así había algo que me
llamaba, que me hacía sentarme dia a dia para verte. Poco tiempo después
visitaste mi ciudad…la verdad es que me decepcione un poco, te sentí más
lejana que el resto del grupo y después de eso estuve aproximadamente un
mes enfadada contigo –Anahí sonrió divertida –Después no sé que me
paso, mientras más te veía más me interesaba por tu vida. Por tu
persona…tus creencias, lo que enseñabas, lo que inculcabas, con todo me
sentía absolutamente identificada. Fue como si me hicieras encontrar mi
camino… una ilusión para despertarme cada mañana y saber algo nuevo de
ti.
Anahí sonrió aún más, le encantaba ver lo nerviosa que se ponía Dulce al
recordar esos años. Pero le gustaba aún más darse cuenta de que ese
nerviosismo seguía patente aunque hubiera pasado mucho tiempo.
-Pero solo tenías 18 años y dices que nunca habías viajado sola…Madrid es
muy grande ¿Cómo lo hiciste? ¿No tenías miedo?
-Continúa…
Dulce, a pesar de haberse puesto nerviosa con el contacto, esta vez era
diferente, sus ojos le daban tranquilidad, así que respondiendo a esa
mirada, continuó…
-Llegué a Madrid, dormí los dos días antes del concierto en la puerta del
recinto. Esta ciudad es demasiado grande, aquí tenían muchos más fans y
sabía que no me iba a ser fácil tener un buen puesto, así que tenía que
hacerlo. Conocí a bastante gente, incluso hice amigas. Todo el mundo iba a
su casa a descansar y alguien se quedaba haciéndoles el relevo menos yo…
no quiero ni pensar como olía durante esos días –Dijo bromeando, lo que
causó la risa de Anahí. –El mismo día del concierto, conseguí que alguien
se quedara guardándome el sitio, así que por la mañana pude ir al hotel que
había reservado para las dos noches siguientes, era el mismo en el que
ustedes se hospedaban, dejé mi maleta, me duché por fin y de nuevo salí
para seguir haciendo cola. Por un momento todos creímos que el concierto
iba a ser cancelado, pues hubo un accidente en el aeropuerto, no sé si lo
recuerdas, murió mucha gente y la ciudad estaba de luto –Anahí asintió
dando a entender que si lo recordaba –Gracias a dios no se suspendió.
Conseguí un buen sitio, no tan perfecto y cercano como el de un año antes,
pero te podría ver perfectamente. Aunque tú a mi no… o eso creía. Disfruté
muchísimo, creyendo que seguramente fuera el último, lloré, canté, reí…
pero me faltaba algo, tus miradas. Cuando había perdido completamente la
esperanza de sentirme tan cerca de ti, como en el concierto de mi ciudad,
hubo como un milagro. Estabas en tu parte del escenario, ni siquiera
cercana al borde, yo tenía dos o tres filas de personas por
delante…estábamos bastante lejos así que a día de hoy sigo sin entender lo
que pasó. Levanté el brazo y comencé a señalarte mi muñeca con la otra
mano, simplemente porque ese era uno de los motivos de mi viaje,
enseñarte el tatuaje que me hice el día de tu cumpleaños… Y no sé cómo ni
por qué, pero cuando pude darme cuenta estabas ahí arriba, mirándome,
intentando entender los gestos que te hacía… recuerdo que te llevaste una
mano a la boca asombrada y seguidamente comenzaste a imitar mis gestos,
pero esta vez enseñándome tú el tuyo. Eso fue todo lo que necesité… para
saber que mi viaje había merecido la pena. Pero seguía habiendo algo
dentro de mí, no me conformaba, quería más… Lo sentí como una señal
¿sabes? Como si alguien estuviera queriendo decirme, sigue luchando, no
te detengas, lo vas a conseguir. Esa fue la primera vez que pude dormir en
una cama, después de tres días, aunque dormir es solo una forma de hablar.
Me levante muy temprano, no sabía qué día se irían así que tenía que verte
cuando salieras e intentar averiguar algo. Entonces sentí que todo
terminaba, el hotel estaba lleno de fans, tanto dentro como fuera, iba a ser
imposible acercarme a ti y lo comprobé minutos más tarde cuando sin
espéramelo fueron saliendo uno a uno y metiéndose en un autobús… creía
que al menos iban a quedarse un día más en Madrid, pero no fue así. A
penas pude verte entre la multitud. Y minutos más tarde desapareciste,
dejándome con una sensación de vacío enorme. Se había terminado. No
podía parar de llorar. Entonces nuevamente el universo puso una señal en
mi camino. Había una niña que quiso consolarme preguntándome por qué
lloraba, le expliqué y sin siquiera pensárselo me dijo, “vete a Barcelona”,
recuerdo que esa frase retumbó en mi cabeza como si antes hubiera sido
algo imposible, no me lo había planteado hasta el momento…y es que
realmente lo veía imposible. No podía, no tenía tiempo, mi vuelo salía al
dia siguiente y aún me quedaba una noche más en el hotel. Todos los
impedimentos pasaron por mi cabeza hasta que un simple motivo tuvo
suficiente peso para ganar a todo lo demás… tú. Averigüé con un miembro
del equipo en que hotel estarían hospedados y sin siquiera pensármelo
llamé a mi madre, para darle el disgusto de su vida a la pobre. “me voy a
Barcelona” le dije, no puedo llegar a imaginarme su cara. Pero aún no sabía
si podría hacerlo, mi vuelo salía al dia siguiente y como te dije, no me daría
tiempo, así que comencé a hacer llamadas, primero a la compañía aérea
para intentar retrasar el vuelo, aunque sabía que mi tarifa no me lo permitía.
Pero eso no importaba…el universo me estaba demostrando que
simplemente necesitaba desear algo con todo mi corazón para que
conspirara a mi favor. Por primera vez estaba sintiendo en carne propia
todas las cosas que me habías enseñado. –Anahí se emocionaba con cada
palabra y apretaba la mano de Dulce que aún seguía agarrando. –Me
dijeron que mi tarifa no me lo permitía pero que a causa del accidente,
estaban cambiando todos los vuelos durante los próximos dos días, ya que
había ocurrido en esa misma compañía y casualmente era con destino a mi
ciudad, yo podría haber estado ahí. Ese fue el primer paso, cambié el vuelo
para regresar dos días más tarde. El próximo paso era el hotel, intenté que
me convalidaran la reserva de mi última noche al hotel de la otra ciudad,
eran de la misma cadena, pero se negaron porque ya lo había pagado… así
que eso me desmoronó un poco, pero no me detuvo. Decidí abandonar el
hotel, con la última noche pagada y sin disfrutar. Compre por internet los
billetes del tren. Hice la reserva en el otro hotel, ya estaba todo listo, recogí
mis cosas y volví a la aventura. Ni siquiera tuve tiempo de comer, eran
tantos los nervios que nada entraba en mi estómago. Me costó bastante
llegar a la estación de tren, no conocía Madrid, aun no sabía cómo
funcionaba el metro y tenía que ir preguntando a todo el mundo para poder
llegar a los sitios. Pero eso me pasó factura, entre tanto alboroto creía que
mi tren salía a las 6:30 de la tarde, pero estaba equivocada y no me di
cuenta hasta llegar allí, a las 6:02, intentar sacar el billete y enfadarme por
creer que había una equivocación. Tuve que preguntar y me informaron
que mi tren había salido a las 6:00, lo había perdido definitivamente y ya
no se podía cambiar el billete así que tendría que comprar uno nuevo. Tuve
ganas de tirar la toalla…ya había gastado mucho dinero ese día, dinero
tirado a la basura prácticamente. Y por primera vez sentí miedo, de estar en
una ciudad desconocida, de que las cosas se estaban escapando de mi
control y de estar completamente sola. Pero no podía hacer nada,
necesitaba llegar a Barcelona, necesitaba verte y que todo esto mereciera la
pena, así que compre un nuevo billete, para unas horas más tarde. También
tuve unos cuantos percances al entrar al tren, era la primera vez que subía a
uno y no sabía ni cómo funcionaba –Recordaba avergonzada –Pero bueno,
nada que después de tanto me importara. Por primera vez en todo el dia, me
sentí a salvo al sentarme y saber que mi próximo destino era Barcelona y
que allí me esperabas tú.
-¿Hiciste todo eso sin siquiera saber si podrías verme? –Preguntaba
incrédula.
-Hice todo eso porque necesitaba estar contigo, ni siquiera sabía para qué,
pero a pesar del miedo, me sentía fuerte cuando pensaba que tú estabas allí.
-Esa noche pude verte, pero no me hiciste ni caso, habían pocas fans en el
hotel, seguramente no se habían enterado de que ya habían llegado. Así que
volviste de cenar, algunas se te acercaron, hablaste con ellas y enseguida te
fuiste. Creo que estabas algo… -Miraba hacia arriba buscando la palabra
adecuada -¿contenta? –Preguntó intentando molestarla.
-Si como dices había ido a cenar, seguramente el vino me estaba haciendo
efecto –Reconocía avergonzada.
-Pasé dos días allí, sin conseguir verte por ningún lado. Conocí a una chica
que iba con su madre, vivían cerca del hotel pero aun así se hospedaban en
él para verte. Así que me ofrecieron compartir habitación y así solo
pagaríamos la mitad cada una. Estuve todo el tiempo con ellas, te conocían
de alguna que otra ocasión y la señora era bastante espabilada, hacia
amistad con todo el mundo para que su hija pudiera verte. Así que el
universo me puso delante a las personas indicadas. Aún así esta vez no
tuvimos suerte y ahora sí pensaba que todo había llegado a su fin. Era mi
último día en el hotel y ya no podía hacer nada más, estaba repleto de fans
y tú no salías si no era con seguridad. Cuando estaba bajando a recepción
para pagar pasé por delante de una sala y sin querer vi allí dentro a una de
tus compañeras, volví a ver la luz… las tres nos quedamos sorprendidas y
vimos una posibilidad, así que rápida y discretamente fuimos a la
recepción, pedimos información sobre esa sala y nos dijeron que era una
especie de salón VIP, había un pequeño buffet las 24 horas, una televisión,
mesas… etc. Pero había que pagar un extra, no demasiado barato. Ni
siquiera me lo pensé, era mi última carta… quizás en algún momento de
día entraras en esa sala y lo único que tenía que perder era más dinero. Así
contraté ese servició completamente desesperada por subir. Estaba a mi
nombre pero podíamos entrar las tres, subimos. La madre de mi compañera
de habitación habló con la encargada de esa sala, para darle nuestros datos
y que comprobara que efectivamente acabábamos de contratar. Yo me
quede observando el lugar, habían algunas personas, muy pocas y ni
siquiera me detuve a mirarlas hasta que… escuché tu voz. La reconocí al
instante, estabas hablando muy animadamente con algunas chicas, sentada
en una de las mesas. Me quedé paralizada, no podía creerme que estuvieras
allí, tan cerca y sobre todo sin nadie que gritara alrededor. Lo único que fui
capaz de hacer fue avisar a mis dos acompañantes que estabas allí, aún no
se habían dado cuenta, porque no estabas muy reconocible. Y en el resto
tengo algunas lagunas, recuerdo que a pesar de que me decían que fuera a
decirte algo no podía, me movía de un lado para otro, estabas tan
alcanzable y no sabía ni que hacer que me frustraba. Así que me senté en
un sillón. Te levantaste a buscar algo de comida y la señora que iba
conmigo aprovechó para cogerte a solas y pedirte que vinieras en cuanto
pudieras. No me lo creía te lo juro, no sabía si correr, gritar… tenía ganas
de mil cosas al mismo tiempo y no era capaz ni de hablar. A los pocos
minutos apareciste donde estábamos, con toda naturalidad te sentaste en el
sofá que estaba a mi lado. Era cierto que estaba muy nerviosa…pero no sé
por qué en el momento en que llegaste, me miraste, me sonreíste y
comenzaste a hablar, el mundo desapareció, simplemente te escuchaba
mantener una conversación con mis acompañantes, en la que yo no
intervenía, con cada frase que decías me mirabas, me hacías gestos para
saber si estaba de acuerdo o no, me hacías participe como si estuvieras
hablando con una amiga de toda la vida… y poco a poco fui perdiendo el
miedo, tus ojos me daban paz y tu naturalidad me hizo olvidar que eras la
cantante a la que llevaba tres años siguiendo, en ese momento solo eras la
mujer que llevaba tres años admirando. Nos contaste que tenías miedo por
el fin del grupo, que no sabías lo que iba a pasar con tu carrera, incluso te
llegaste a emocionar y recuerdo que terminamos nosotras consolándote a
ti… te sentí tan cerca como… ahora –Dijo mirándola fijamente a los ojos. –
Hubo un momento en el que te levantaste y fue como si al perder de vista
tu mirada volviera al mundo real, estaba contigo, hablando, lo había
conseguido y necesitaba contárselo a alguien. Llamé rápidamente a mi
madre, antes de que volvieras, le conté lo que estaba pasando y con unos
gritos que casi no me hizo falta el teléfono para escucharla, me exigió que
te contara todo lo que había hecho, pero le dije que era incapaz, así que
poniéndose ya muy nerviosa me pidió que te diera el teléfono. Pensé que
estaba loca, no iba a hacer eso. Pero en ese momento llegaste, me sonreíste
y supe que tenías que saberlo todo aunque yo no fuera capaz de contártelo.
A penas sin pensarlo, te pregunte si podrías ponerte al teléfono. Lo cogiste
muy extrañada por esa pregunta y entonces comenzaste a hablar con mi
madre, o más bien a escucharla… estabas muy atenta y me mirabas con…
no sé qué expresaban tus ojos pero brillaban. No sabía que te estaba
diciendo, solo recuerdo que antes de finalizar la conversación le dijiste que
no se preocupara, que me ibas a cuidar. Cuando colgaste el teléfono,
simplemente me agarraste la mano y me dijiste: “¿De verdad hiciste todo
eso?” Asentí con la cabeza y lo siguiente fue: “Eres una valiente”. Esas
palabras hicieron que ya no me importara nada más, lo que había pasado, lo
que ocurriría a partir de entonces, nada importaba, estaba ahí…contigo,
dispuesta a escuchar lo que tenía que contarte. Fue entonces cuando te
enseñe el tatuaje…el resto ya lo sabes.
-Con más razón, eras una niña que hizo de todo para conseguir su sueño
-¿El qué?
-¿Por qué huías de mi? Hiciste tantas cosas cuando eras niña por acercarte
y cuando el destino me pone en tu camino ¿me evitas?
-Si… pero aun así me evitabas. Sabía qué hacías cosas por mi bienestar en
el hotel y después prácticamente salías corriendo. Por eso me descolocabas
bastante… Lo último que hubiera pensado es que habías sido una fan,
porque lo más lógico sería comentármelo o aprovecharte de ello.
A Dulce le extraño esa petición, pero era lo que estaba deseando hacer
desde el preciso momento en que vio a Anahí entrar a su hotel la primera
vez. Así que se acercó a ella, sentada justo a su lado y sin dudarlo un
momento más, la rodeo con sus brazos. Con su cuerpo tan cerca que podía
sentir los latidos de su corazón golpeando su pecho. No podía evitar apretar
con fuerza, eran tantos años los que llevaba queriendo hacer eso, que
rezaba porque ese momento no terminara nunca.
-¿Entonces?
-Este… no quiero irme al hotel todavía pero… hace frio ¿Podemos ir a otro
sitio? –Seguía muy nerviosa -A menos que tú quieras irte ya.
-Si…
Cuarta Parte
Diez minutos más tarde habían llegado a la casa se Dulce. Era un piso no
muy grande pero bastante bonito y acogedor.
-¿Qué me ofreces?
-La foto...
-Ah Si… ¿Dónde es? –A la vez que cogía la cerveza que le ofrecía.
-¿Y la chica?
-Oh Ya… -No muy convencida con la respuesta -¿Por qué decidiste venir a
vivir a Madrid?
-Extraño a mi familia y la playa, pero voy siempre que tengo vacaciones así
que…
-Por nada en especial… es solo que parece mentira que haya pasado tanto
tiempo. Tienes otra vida completamente distinta.
-No tengo pareja… Pero oye llevo toda la noche contándote mi vida ¿Qué
hay de la tuya?
-Apuesto a que sabes bastante de ella –Respondió con una mirada
cómplice.
-¿Estás enamorada?
-Pues aunque te cueste creerlo por tu gesto, no… la mayoría de los novios
que me inventan todas las semanas son falsos.
Esa pregunta le sorprendió todavía más, sobre todo al darse cuenta de que
no sabía lo que responder.
-No lo sé
-Pues… siempre he creído que si… ya sabes, sales con un chico, te rompe
el corazón, pasas días llorando…etc. Pero… ya no estoy muy segura.
-¿Por qué?
-No lo sé… porque de pronto siento que tiene que ser algo más grande,
como un ¡chas! Conoces a la persona y ya…todo tu cuerpo
tiembla…Supongo que tengo el amor demasiado idealizado –Finalizó
resignada.
Dulce se quedó mirando a Anahí fijamente, esta vez sin ningún tipo de
miedo, sin tener que apartar la vista a los dos segundos.
-No sé qué le ves de raro… pero sí. La gran ídolo está siendo intimidada
por su fan
Por alguna razón a Dulce le gustaba esa idea de que Anahí se intimidara y
se pusiera nerviosa, así que no pudo evitar sonreír.
-En cómo es posible que alguien haya sido capaz de romperte el corazón.
-No sé, no hay más que verte para saber lo que vales… definitivamente los
hombres del mundo cada vez son más estúpidos.
-Más bien porque como tú dices, tengo al amor muy idealizado. Siempre he
querido sentir esa corriente que te pasa por todo el cuerpo y te deja sin
habla.
-¿Por qué?
-También puede ser eso –Dijo pensativa. -¿Y tú? ¿Tienes pensado trabajar
toda la vida en el Palace?
-¡No! Adoro mi trabajo pero… sé que algún día, dentro de muchos años
voy a viajar por el mundo.
-¿Y por qué dentro de muchos años? Puedes viajar también ahora…
-Nunca me había encontrado con una persona tan soñadora como tú –Dijo
Anahí mirándola a los ojos con mucha intensidad.
-¿A no? Pues yo recuerdo que cierta chica me enseñó a creer hace algunos
años…
-Claro que se me olvida… Pero entonces recuerdo como hace diez años
cumplí mi sueño a pesar de los miles de obstáculos. Y recuerdo que solo
hay que creer…y luchar… entonces…
-No…lo que yo te dije es que no tengo pareja porque para mí el amor tiene
que ser impactante, sentir una corriente por todo el cuerpo que te deje sin
habla… en ningún momento te dije que no he sentido eso.
No sabía por qué razón pero esa respuesta la había decepcionado, se sentía
mejor sabiendo que Dulce nunca se había enamorado. Y no entendía por
qué le importaba tanto era como… como si estuviera celosa.
-¿Y… entonces… que has hecho por amor? -Preguntó con miedo.
Así que eso la hizo despertar y darse cuenta de que se estaba equivocando.
Rápidamente se apartó saliendo de su trance…
Separando los labios, pero aún seguían una encima de la otra. Mirándose
intensamente a los ojos mientras recuperaban el ritmo normal de su
respiración.
-No lo sé… Pero siento que eres la única persona en la tierra que tiene ese
poder.
Quinta Parte
Unas horas más tarde, Dulce abrió los ojos, un poco aturdida a causa de la
luz del sol que penetraba intensamente por la ventana. Tardó unos
segundos en darse cuenta de que estaba en el sofá y seguidamente todos los
recuerdos de esa noche vinieron a su mente, pero… ella no se encontraba a
su lado.
Dulce sonrió –No… es solo que… al no verte creía que todo había sido un
sueño.
Dulce acarició esa mano que tenía sobre su mejilla… No podía creer el
efecto que producía en ella, una caricia, un roce de Anahí.
Dulce abrió los ojos asombrada -¿Y por qué nos levantamos tan pronto?
-Me despertó el teléfono… que por cierto, cae una bomba a tu lado y sigues
durmiendo eh, porque ni te enteraste –Dijo divertida mientras Dulce se
sonrojaba –Y ya no pude dormir más… quería aprovechar el día.
-Me llamó mi manager… tengo que regresar a México mañana mismo Dul.
-Yo también –Dijo igual de triste –Pero surgió algo, me adelantaron una
grabación y no puedo negarme.
-¿Lo mismo?
Estas palabras hicieron que los ojos de Anahí se humedecieran… sentía que
no quería separarse de esa chica, que no podía hacerlo… pero había sido
todo tan repentino y complicado, que ni siquiera había tenido tiempo de
pensar. Ni en lo que sentía, ni en lo que pasaría… simplemente se había
estado dejando llevar.
Extrañada por esa pregunta que aparentemente no tenía nada que ver con lo
que estaban hablando –En teoría… pero ayer hice doble turno, puedo no ir
¿Por qué?
-¿Te puedo pedir un favor?
-Quiero pasar cada minuto de este día contigo, sin pensar en nada más que
no seamos… tú y yo ahora
Sin dejarla terminar de hablar, Anahí se inclinó, sostuvo su cara con ambas
manos y nuevamente atrapó sus labios en un beso. Esta vez más corto,
simplemente para callarla, pero lleno de sentimientos, demostrándole que
ambas tenían exactamente los mismos miedos.
-No pienses en después… Piensa en ahora -Dijo al separar sus labios, sin
dejar de mirarla intensamente.
-¿Preparada para pasar el día más mágico de tu vida? –Preguntó una Dulce
completamente convencida.
Anahí para nada se esperaba ese gesto por parte de Dulce, así que la
emoción hizo que se abalanzara sobre ella, rodeándole el cuello y dándole
un tremendo beso, bajo la mirada de ese vendedor atónito.
A los pocos segundos volvió, con ella mucho más pequeña, había cortado
el tallo.
-Preciosa… -Finalizó siendo ella esta vez la que le diera un pequeño beso.
-¡Sí! … Son tan… felices siempre. Mira que poco les hace falta para reír a
carcajadas y correr sin importarles lo que diga la gente.
-Si… Pero oye si se trata de reír a carcajadas y correr sin importarnos lo
que diga la gente, me parece que nosotras estamos siendo más niñas que
ellos, hoy.
-¿Si verdad? Creo que nunca había sido tan feliz con tan poco…
-Porque aunque estoy disfrutando cada minuto que paso contigo, no puedo
dejar de preguntarme qué es lo que está pasando.
Con cada palabra que decía Anahí, a Dulce le iba aumentando el brillo de
sus ojos… Al principio había tenido miedo de hacer esa pregunta, pero sin
duda la respuesta superó todas sus expectativas.
-¿Y tú? –Continuó Anahí al ver que simplemente la miraba, sin decir nada
–¿Has estado con alguna chica?
-Si…
Sin decir nada más ambas se quedaron mirando fijamente unos segundos.
Esas respuestas sin duda, hacían notar que fuera lo fuese lo que les estaba
pasando, era igual de especial para ambas.
-Primero vamos a comer algo, que ya se nos pasó la hora y tenemos que
coger energía.
Y así fue, en ese mismo parque había unos puestos de perritos calientes
(Hot Dog), Así que compraron uno para cada una, acompañado de unas
papas que compartirían y se dispusieron a disfrutar de su comida sentadas
en un banco, observando el paisaje y a la gente que iba y venía.
Al cabo de aproximadamente una hora llegaron a un recinto cerrado,
entraron y vieron una pista enorme de patinaje sobre hielo con adultos y
niños deslizándose en su interior.
Anahí la miró y después de recibir una sonrisa cómplice por parte de Dulce
y responder de la misma forma, se dirigieron hacia la pista, se colocaron
sus patines y se prepararon para la aventura.
En uno de los juegos Anahí empujó a Dulce sin querer, haciendo que esta
perdiera el equilibrio y cayera de espaldas…siendo arrastrada por la
pelirroja, cayendo justo encima de ella.
Sus labios se unieron… con tanta dulzura y pasión que podían derretir el
hielo sobre el que se encontraban. A pesar de que ya se les dificultaba la
respiración, no sólo por el esfuerzo y el nerviosismo sino también por la
excitación, no pudieron evitar profundizar el beso, haciendo que sus
lenguas chocaran, juguetearan, se comunicaran…
Después de dar unas cuantas vueltas más a la pista, para disimular, salieron
de allí. Sin poder para de reír… como dos adolescentes a las que acababan
de pillar.
Ya era de noche.
-No me puedo creer que nos haya pasado eso –Decía Anahí entre risas.
-Si… te pusiste roja… pero del calor no de la vergüenza –Dijo Dulce, con
una sonrisa pícara y traviesa, lo que consiguió que Anahí volviera a
sonrojarse –¡¡Ves!! Como ahora –Continuó picándola.
Sin responder, Anahí se abalanzó sobre ella pero entre risas logró escapar.
No por mucho tiempo, pues después de dar unas cuentas vueltas por la
casa, la cantante consiguió alcanzarla y la empujó hacia el sofá, cayendo
ella encima una vez más. Ambas seguían riendo pero Anahí quería
vengarse así que aprovechando que ella llevaba el control, comenzó a
hacerle cosquillas.
Anahí no sabía bien que hacer, no sabía ni lo que quería hacer, solo sabía
que su cuerpo estaba ardiendo y no podía despegarse de Dulce, al contrario,
necesitaba más contacto. Así que en un intento por disimular, la cantante se
mordió el labio inferior, intentando controlar sus impulsos… Pero no eran
solamente los suyos los que había que controlar. Ese gesto fue la prueba de
fuego para que Dulce, sin pensarlo, agarrase su rostro y la atrajera hacía
ella, atrapando ese labio que antes se mordía.
Así que empezó por lo más cercano, los pechos… Comenzó dando
pequeños besos y mordiscos alrededor, algo tímida al principio pero
completamente segura después. Segura de que lo único que le importaba
era saborear todo el cuerpo de Dulce, sentirlo suyo.
Dulce no para de excitarse cada vez más con las caricias y besos de Anahí,
un simple roce hacía que su cuerpo se desestabilizara y erizara, así que
sentir sus besos por todos lados, hacía que perdiera completamente el
control.
Pero quiso recuperarlo, esta vez quiso ser ella, la que disfrutara y saboreara
cada centímetro de Anahí. Así que con un movimiento rápido, la volteó
quedando ella encima…
Y comenzó a dejar besos por todo su cuerpo, succionando sus pechos con
delicadeza, mordisqueando en sitios claves que hacían gemir a esa chica.
Comenzó a bajar sus besos hasta el broche del pantalón y al encontrarse ese
impedimento, lo desabrochó y se deshizo definitivamente de él.
Una vez más, Anahí fue rápida y antes de que Dulce volviera a su posición
ya le había desabrochado el botón para que también se lo quitara.
Dulce continuó besando a Anahí, esta vez desde su obligo hacia arriba. Con
la diferencia de que movía sus caderas sensualmente, haciendo que alguna
parte de su cuerpo rozara con el clítoris de Anahí y esta sentía que
enloquecía.
Ambas comenzaron un baile, primero despacio y a medida que subía la
temperatura, aumentaba la intensidad de los movimientos. De arriba
abajo… cada vez más rápido.
Y de pronto… Anahí agarró la cara de Dulce, con fuerza, con los ojos
cerrados y abrió los labios produciendo un gemido diferente, indicando a la
pelirroja que ya había llegado a su punto máximo.
Esa fue la señal para que Dulce, redujera sus movimientos, esperando la
mirada de Anahí, cuando consiguiera salir de esos segundos de éxtasis.
El día había sido muy agotador y en ese momento de relax, sin volver a
pronunciar una palabra… no pudieron evitar quedarse profundamente
dormidas.
Siento haberme ido así, pero aún tengo que recoger todas mis cosas,
cancelar los días que me quedaban en el hotel, etc… Y a ti aun te faltan un
par de horas para entrar a trabajar, así que no quise despertarte…te ves tan
linda durmiendo profundamente.
No quiero que te pongas triste Dul. Y por favor… pase lo que pase, quiero
que sepas que he pasado contigo el mejor día de mi vida. No lo olvides
nunca…
Te quiero…
Anahí. “
¿Te quiero...?
Sexta parte
Dulce ya estaba camino al hotel.
Después de leer esa nota, rápidamente se duchó, vistió y salió. Tenía que
llegar antes de que Anahí se fuera.
-Buenos días… -Respondió con un brillo en los ojos y una enorme sonrisa
que iluminaban toda su cara.
-Está bien… –Dijo Dulce mientras tecleaba algunas cosas, intentando que
el ordenador reaccionara. –No te preocupes Christian yo continuo con esto.
-Aún me voy a quedar un rato más, me faltan algunas cosas por recoger.
No tardes. Anahí “
Así fue… minutos más tarde buscó un hueco para escaquearse y subió a la
habitación. Tenía una llave que habría todas las habitaciones pero aún así
tocó la puerta y a los pocos segundos estaba Anahí recibiéndola. Que sin
decir nada agarró su mano, tirando de ella hacia dentro, rápidamente para
que nadie las viera y sumiéndose ambas en un abrazo…profundo,
intenso…como si hiciera siglos que no se veían.
-Claro que no te voy a olvidar Dulce… no me digas eso por favor. Esto no
es una despedida –Decía ya con lágrimas en los ojos. –Voy a volver y…
espero que no seas tú la que me olvides.
-Llevo más de diez años enamorada de ti… ¿Cómo crees que podría
olvidarte ahora?
Anahí se emocionó más, al escuchar esas palabras… Era la primera vez que
Dulce decía directamente lo que sentía por ella.
Sin decir una palabra más, Dulce la agarró por la cintura, pegando
completamente su cuerpo al suyo y la besó más intensamente que nunca,
como si quisiera quedarse para siempre con esa sensación… como si
realmente fuera el último beso.
-Gracias…
-Bueno… ya me voy
-¡Dul espera! –Dijo volteándola, sin poder evitar darle un último abrazo.
Fue intenso, ambas apretaban sus cuerpos con la intensión de unirse en una
sola, para no tener que separarse… Pero tuvieron que cortarlo de nuevo.
Anahí agarró la mano en la que Dul tenía su mismo tatuaje y le colocó una
pequeña pulsera que se había quitado.
Dulce sonrió. –Lo hago a cada segundo… pero gracias… así siempre
estarás conmigo.
-Te quiero
-Yo te amo…
Y sin dejarla responder, le dio un pequeño y rápido beso en los labios para
después salir de aquella habitación, en la que aun estaba la mujer de su
vida.
Aproximadamente unos diez minutos más tarde, Anahí bajo a la recepción
con todas sus cosas. Entregó la llave de la habitación a Christian que
nuevamente le deseó buen viaje y se dispuso a salir de hotel… no sin antes
echar la última mirada a Dulce que se encontraba sentada en la mesa de
“Atención al cliente”, también esperando para verla por última vez…
Se dedicaron una última sonrisa y está vez si… Anahí salió definitivamente
del Gran Palace, para subirse en su taxi, rumbo al aeropuerto.
El día transcurrió bastante normal para Dulce. Gracias a dios había tenido
mucho trabajo y pudo mantenerse distraída… Pero aún así, Anahí no salió
ni un solo segundo de su cabeza. La extrañaba muchísimo y sentía un vacío
enorme, como si solamente con ella a su lado pudiera sentirse completa.
Ya había terminado su turno, así que volvió a casa, para esperar esa
deseada llamada telefónica.
Había intentado leer un poco… pero le fue imposible, cuando al abrir una
de las páginas de su libro se encontró con la rosa blanca que Dulce le había
regalado el día anterior.
Sentía que se ahogaba dentro de ese avión, necesitaba salir, hablar con ella,
saber como estaba, necesitaba respirar aire porque la angustia que sentía
era como si fueran a encerrarla en una jaula de cristal. Donde no existiera la
libertad que había sentido el día anterior.
Salió del avión, recogió su maleta y cuando iba a salir hacia la zona de
recibimiento, escuchó un alboroto enorme que provenía de ahí. Mucho
ruido y gritos que no sabía a qué se debían.
Así que fue a salir y en el preciso momento en el que las puertas mecánicas
se abrieron, Anahí sintió como unas luces empezaban a dispararse contra
ellas, casi cegándola e impidiendo que viera lo que estaba pasando.
-Está todo lleno de paparazis –Decía entre gritos –Tuve que traer a Pepe
para que te pudiera sacar de aquí, si no te matan.
-¿Qué hay de los rumores? ¿Son ciertos? –Preguntaba uno que había
conseguido introducir el micrófono
-¿Qué rumores? –Preguntó ella, pensando que habrían inventado esta vez
para que se armara tanto alboroto.
-¡¡Los rumores de que tienes una novia en España!! ¿Son ciertos? ¿Eres
lesbiana Anahí?
-¡¡¿Y la foto?!!
Con lágrimas en los ojos y la mandíbula apretada con rabia, escuchó como
su teléfono sonaba.
Séptima Parte
*México*
Anahí estaba desesperada… Había llamado a Dulce unas cuantas veces
más. Sin obtener respuesta.
No podía ser que de buenas a primera no quisiera hablar con ella, eso tenía
que significar que ya lo había visto todo.
-No te preocupes má… estoy cansada del viaje y… aun aturdida por el
jaleo del aeropuerto, nada más.
-Any… sabes de sobra que a las madres no se les puede mentir…y mucho
menos a mí que te conozco más que a mí misma.
Anahí bajó la cabeza sin responder, estaba triste, agobiada… no sabía cómo
solucionar esa situación, no sabía qué hacer. Sin poder reprimirlo más unas
lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas.
-Siento que soy una cobarde… Siento que le fallé y que me fallé a mí
misma.
-No… Quiero saber lo que sientes por ella.
-Mucho tiempo mamá… ella era fan cuando estaba en el grupo –Recordaba
con nostalgia. –Por casualidades de la vida, cinco años después nos
encontramos en el HOTEL al que voy cuando visito Madrid, trabaja allí…
pero llevo cinco años viéndola, observándola, fijándome en ella más de lo
normal, sin saber nada… hasta hace unos días… He vivido junto a ella los
mejores días de mi vida.
-Pero… ¿era fan del grupo? ¿Y cómo sabes que lo que siente es…?
-Tú corazón si sabe lo que tienes que hacer mi vida… Solo tienes que
escucharlo, porque te está hablando muy alto.
*España*
Por otro lado Dulce no había dormido nada en toda la noche. Intentaba no
llorar pero le era imposible… no solo tenía que luchar con la decepción que
le habían causado esas imágenes, lo peor era que a pesar de eso…seguía
extrañándola y le dolía enormemente no responder sus llamadas. Pero no
podía…se sentía demasiado mal y después de lo que vio, nada de lo que
Anahí dijera podría ser bueno.
Fue a trabajar como cada mañana, aunque esta era diferente, sus ojos
desvelaban esa noche tan angustiosa llena de lágrimas.
-¿Dul…? ¿Qué te pasó amiga? Traes una cara… -Dijo Christian mientras la
veía entrar en la oficina.
-Mmm ya… -No muy convencido –¿Tiene algo que ver con Anahí Puente?
Completamente sorprendida por la pregunta -¿Por qué iba a tener algo que
ver con Anahí Puente?
-No Chris… lo que creíste ver en ella era solo una mentira
-¡No quiero hablar con ella Chris! Lo único que quiero es empezar a
olvidar de una maldita vez… y lo siento, pero no puedo hablar más de este
tema. ¿Te importa si me quedo hoy todo el día trabajando en la oficina? No
me apetece ver a nadie…
-¿Diga…?
-¿Entonces por qué no respondes mis llamadas? ¿Por qué no quieres hablar
conmigo?
-¿Sabes? Dices que tengo que entenderte… pero eres tú la que no entiendes
nada
-Déjalo ya por favor… Tengo que seguir trabajando así que voy a colgar…
Adiós Anahí
-¡¡Adelante!!
-No mucho la verdad… pero bueno llevo todo el día pensando y vine a
entregarte esto.
-Mi renuncia
-Lo sé… pero por ahora prefiero pensar bien las cosas y organizarme.
-Está bien…las puertas de los Palace siempre estarán abiertas para ti. Y si
necesitas recomendación sabes que sólo tienes que decirlo…
-¡Gracias Chris, en serio! No sé qué haría sin ti… Me voy ya ¿vale? Estoy
muy cansada… Mañana dejaré todo más o menos organizado para que no
tengan problema y me despediré de todos.
-De todos menos de mi… que aunque ya no trabajes aquí, no te vas a librar
tan fácilmente –Dijo bromeando, intentando animarla un poco.
Dulce sonrió levemente –Eso espero… Bueno pues hasta mañana entonces.
*México*
-No se me va a cerrar nada por irme dos días… dos días que no son nada
comparado con los cinco que me deben de mis VACACIONES –Esto
último lo enfatizó demasiado.
-¿Llevas desde los dos años en esto y todavía no conoces cómo funciona?
Si rompes este contrato puede que te arrepientas toda la vida… Es lo que
llevamos tiempo buscando Anahí. Te prometo que te daré esos cinco días
pero más adelante… por favor, solo tienes que cumplir con estas escenas y
ya… te dejo libre. Sea lo que sea lo que tengas que hacer…si realmente
merece la pena, esperará…
-Por favor Any… el productor está ahí dentro –Señalando la puerta de una
enorme sala de reuniones –No lo hagamos esperar más…
Entonces sintió como algo rozaba su pierna, miró hacia abajo y encontró
esa preciosa rosa blanca que Dulce le había regalado…
Había conseguido escabullirse de entre las páginas del libro para posarse
delicadamente en el suelo.
Octava Parte
Nuevamente Dulce pasó una mala noche. Esta vez sí pudo dormir por
momentos, pero el recuerdo de Anahí, de todo lo que había pasado y de su
última conversación seguía abordando su cabeza.
Lo mejor que podía hacer era desaparecer, intentar olvidar todo lo que
había pasado y centrarse de nuevo en sí misma, en construirse otra vida, y
de una vez sacarse ese amor del corazón. Ese amor que en todas sus etapas
siempre terminaba haciendo que lo dejara todo.
Como cada mañana, se levantó temprano, se ducho y salió dispuesta a
cumplir su último día de trabajo.
Lo cierto es que fue una despedida corta, no tenía ganas de más momentos
de tristeza así que en cuanto pudo se puso manos a la obra y continuó con
su trabajo.
Un poco diferente al que hacía normalmente. Hoy había decidido crear una
especie de agenda, donde estuvieran organizados todos los eventos del mes,
incluidos números de teléfonos, contactos, clientes interesados…etc.
Quería dejarlo todo muy bien organizado, pronto tendrían que poner una
sustituta y quería ayudarla lo máximo posible.
Fue un día bastante entretenido, con tantas cosas pendientes apenas tuvo
tiempo de pensar.
Cuando la mesa ya estaba casi vacía, encontró encima de ella una pequeña
pulsera, la pulsera que Anahí le había regalado antes de irse. El día
anterior, después de esa conversación telefónica se la había quitado
bruscamente, deseando no tener nada que le recordara a ella.
*Flashback*
-Te quiero…
-Yo te amo…
Dulce recordó eso con nostalgia y una enorme sensación de tristeza invadió
su corazón, así que intentando no volver a llorar, suspiró…
-¿Por qué estás tan segura de que no es así? –Preguntó una voz que había
salido de la nada.
Una voz que al escucharla, Dulce sintió una fuerte punzada en el pecho,
que dio paso a los acelerados latidos de su corazón.
Levantó la cabeza con miedo. Miedo de que sus sentidos le hayan jugado
una mala pasada. Miedo de no encontrar lo que tanto ansiaba su corazón o
quizás miedo a encontrarlo y nuevamente sentirse completamente
vulnerable.
-Ya… pero quiero que me lo repitas mirándome a los ojos –Anahí bordeó
la mesa y se acercó lentamente a ella, agarrando suavemente su mejilla y
obligándola a que no apartara la mirada. –Dime que no me amas, que
quieres que salga de tu vida para siempre.
-Me voy porque tengo que empezar de nuevo y me alejo para poder
superarte.
-Dulce por dios… lo siento ¿vale? Siento haber dicho lo que dije… llevaba
un viaje muy largo, me cogieron desprevenida, no esperaba que nos
hubieran visto y no supe reaccionar…se que te fallé, pero lo siento…
-¡¡Sí!! ¡¡No me mires así!! Estoy cansada de esto, de que me digas que
quererme te hace daño, de ver en tus ojos que me amas y sigas teniendo
miedo… Yo también tengo miedo ¿Sabes? ¡¡También me estoy juagando
mucho!! ¡¡Y si no me importaras no estaría aquí!! Eres la primera persona
por la que muevo un solo dedo, por la que viajo a otro país para pedirle
disculpas, para darle una explicación… ¡¡Y sigues con tu cabezonería!! Si
no sintieras esto… -Dijo rozando su brazo con una caricia, demostrando
como Dulce se estremecía al tocarla. –Si no sintiéramos esto… -Haciendo
lo mismo pero guiando la mano de Dulce hacia su brazo. –Te mandaría a la
mierda… me rendiría y volvería a mi vida perfecta… Pero por suerte o por
desgracia ambas lo sentimos.
Sin dejarla responder y bajo la mirada cada vez más atónita de Dulce,
agarró su mano y la sacó de aquella oficina, dirigiéndose hacia la salida del
HOTEL.
-¡¡¿Por qué nos citaste a todos aquí Anahí?!! –Preguntaban unos -¡¡¿Es esa
chica con la que últimamente se te ha estado vinculando?!! –Gritaban otros
señalando a una Dulce completamente perpleja y confundida.
-Les hice venir a todos para contarles algo… Esta chica que está a mi lado
no es con la que se me ha estado vinculando últimamente. Esta chica que
está a mi lado… –Volteándose para mirar a Dulce -…Es la mejor persona
que he conocido en mi vida. Esta chica, con su sencillez y su amor me ha
hecho vivir los momentos más mágicos que he vivido jamás…Esta chica,
ha conseguido despertar en mi lo que nadie ha conseguido… Por eso estoy
aquí…frente a todos ustedes –Mirando ahora a los periodistas un segundo y
volviendo su mirada hacia los ojos de Dulce –Para decirle que si… que
estoy completamente enamorada de ella… como nunca pensé llegar a
estarlo. Que por primera vez en mi vida siento que no soy nada sin otra
persona… y qué… ya que te preocupas tanto por mi felicidad, antes que
nada tienes que saber…que ya no conozco felicidad alguna si no estás a mi
lado… -Los ojos de Dulce comenzaron a llenarse de lágrimas. Y Anahí
después de agarrarle fuertemente la mano volvió a mirar hacia los
periodistas. –Aun así, no vine hasta aquí para pedirle nada. Sólo quiero que
sepa, al igual que ustedes… ¡¡que se acabó!! Mi carrera como actriz y
cantante llega a su fin… -Todos comenzaron a hacer sonidos de asombro –
Hace unas horas…me fui de México dejando allí, la que seguramente, haya
sido la mejor oferta de trabajo de todos estos años… y a pesar de lo que
diga mi manager sé que eso no tendría por qué ser el “Fin”… Por eso lo
estoy decidiendo yo… Por primera vez en mi vida he encontrado algo que
me llena más que cantar y actuar… y si no la tengo a ella, nada más puede
hacerme feliz. Así que… -Dijo mostrando unos papeles que la habían
acompañado todo el tiempo. –Aquí tengo dos billetes de avión…Dos
billetes para ir a la India, a comenzar un nuevo sueño que un día me
prometieron… -Se volteó para mirar a Dulce nuevamente –Quizás la oferta
no siga en pie… pero aquí frente a todos quiero decirte… que te amo
Dul… y que quiero que sigas cumpliendo tus sueños a mi lado.
Dulce no podía dejar de mirarla, Asimilando cada palabra que decía con
más lentitud de lo normal, su corazón golpeaba tan rápido que apenas podía
escuchar. Ya hacía bastante tiempo que las lágrimas se rebelaron contra
ella y cayeron sin ser controladas. No podía hablar, su garganta no era
capaz de articular una sola palabra… Y su mirada no podía apartarse de la
de Anahí, intentando que escuchara lo que su corazón gritaba…
Novena Parte
(Un mes después)
Anahí y Dulce habían estado viajando por muchos lugares de Asia, primero
La India donde conocieron a diversos santeros, mojes, gente que dedicaban
su vida a la espiritualidad.
Después su destino las llevo hacía Tailandia… todo parecía estar escrito,
conocían a la persona adecuada en el momento adecuado y las conducía al
sitio indicado.
-Tú… Eres una guerrera –Dijo apretando fuertemente su mano –Amas con
intensidad… Cuando sientas que no mereció la pena, busca en el interior de
su mirada, donde no se encuentre su miedo…
Esas fueron las palabras que aquel anciano tailandés, que parecía entender
el idioma de la naturaleza, les dijo al verlas, sin conocerlas de nada, sin
saber que eran pareja… simplemente, conectando con sus almas.
Estuvieron una semana entera, en una escuela, llena de niños sin recursos.
Niños completamente pobres, que no tenían ni para comer, mucho menos
para estudiar… pero a pesar de eso, siempre mantenían una sonrisa en la
cara. Cualquier gesto que tuvieras con ellos, lo agradecían de corazón y con
un enorme cariño.
-¿Demasiada aventura?
-Nunca llegué a pensar que viviría así –Dijo volteándose para quedar cara a
cara.
-¿El qué? ¿Qué me has convertido en una hippie? Salta a la vista cariño…
-¡Dulce Maria Espinoza! ¿Cuándo será el día en que dejes tus miedos e
inseguridades a un lado? ¿Crees que si no deseara tener una vida completa
contigo, habría dejado mi carrera?
-No…
-Pues entonces deja ya de pensar lo que no tienes que pensar… Es más, voy
a hacerte ver lo real que soy –Dijo con una mirada completamente picara.
-Ya lo verás…
Esa última frase fue el botón que terminó de desatar el deseo de Dulce.
Agarró con mucha pasión la cara de Anahí y la besó con intensidad, con
desesperación, con deseo. Dando paso a su lengua que jugueteaba
desesperada en busca de su compañera. Pero a los pocos segundos de darle
gusto, Anahí rompió el beso bruscamente… observando cómo Dulce la
miraba con frustración y desesperación. Disfrutando completamente de ese
momento.
-No tan rápido preciosa… -Dijo con una sonrisa -Esta noche mando yo
Décima Parte
Al día siguiente llegaron a México, lógicamente Dulce había decidido
acompañarla y estar con ella en esos momentos.
Desde que pisaron el país, lo primero que hicieron fue dirigirse al Hospital.
Allí se encontraron con la madre de Anahí y sus hermanas. Los padres
llevaban años divorciados pero mantenían una perfecta relación de amistad
y seguían siendo una familia unida.
-Así que… ¿tú eres la persona que puso patas arriba el mundo de mi hija,
consiguiendo que abandonara toda su vida?
Dulce se sintió intimidada, aún nos sabía si su suegra aceptaba lo que
estaba pasando o simplemente la odiaba antes de conocerla.
-Pues… eres bastante más guapa que en fotos eh. Y conozco toda tu
historia… Sé que mereces su corazón… pero te advierto una cosa, es muy
delicado… espero que sepas cuidarlo.
-Eso le pasa por no hacernos caso… viejo testarudo, se cree que tiene 20
años.
-Si… -Dijo sonriendo –Ya sabes que siempre ha sido así. Siento haberlas
hecho venir pero ayer creía que era mas grave.
Dulce sonrió al acordarse de las mismas palabras que le había dicho Anahí
un mes antes y esta al darse cuenta:
Desde lejos pudo ver como un chico, alto, moreno y bastante guapo se
acercó a Anahí… y después de darle un tremendo beso en los labios… se
sumieron en un abrazo.
Dulce se quedó atónita ante esa imagen. Su mente se nubló, no era capaz de
pensar y escuchar nada así que sin decir nada salió de aquel hospital, aún
en estado de shock por lo que había visto.
Minutos más tarde, cuando ya iba calle abajo sin detenerse su novia la
alcanzó.
-Exactamente…
-¿Poncho? ¿Es que…? ¿Un ex… un amigo? ¿Sabes qué? ¡¡Me da igual lo
que sea Anahí!! ¡¡Te acaba de dar un tremendo beso delante de mis narices
y tu respuesta fue abrazarlo tan feliz!!
Dulce se quedó allí de pie, observando cómo se iba, sin poder detenerla…
efectivamente era demasiado tarde. Sus miedos, como había anticipado el
anciano vidente, le hicieron una mala jugada.
Había dejado todo por ella y aún así seguía teniendo miedo. Miedo a que
no fuera real, a que un día se cansara y la dejara tirada. Es entendible…
lleva 12 años completamente enamorada de ella pero al mismo tiempo,
pensando que era inalcanzable, al menos en ese sentido. Y cuando de
pronto todo cambió… ¿Cómo podía asumirlo? ¿Cómo iba a cambiar esos
12 años amándola en silencio para expresarlo ahora a los cuatro vientos?
Por otro lado…Anahí también estaba sumida en una profunda tristeza por
la desaparición de Dulce. Pensaba que seguramente habría vuelto a España
o quien sabe… No podía creer que todo hubiera acabado así.
Pero eso solo fue al principio, cuando se le pasó el enojo, lo único que
hacía era extrañarla, llorarla, pensar donde se podía haber metido, como
estaba…y por qué lo había abandonado todo así. ¿Por qué no había
intentado volver a hablar con ella? Quizás a final de cuentas era Dulce la
que no amaba tanto como decía.
Pero no podía dejar de extrañarla y sentir una profunda tristeza por no saber
nada de ella.
Pero volvieron a tocar, nuevamente no hizo caso… Sonó una tercera vez y
entonces salió enojada.
Abrió la puerta con intensión de decirle cuatro cosas a esa persona tan
insistente… Pero en el momento en que sus ojos se cruzaron con los de su
visitante, ni una palabra salió de su boca. Su cuerpo comenzó a temblar
inevitablemente y sus ojos estaban completamente perdidos en esa mirada,
definitivamente era la última persona que hubiera esperado en ese
momento.
-Sé que soy una estupida… se que quizás pienses que no merezco nada de
lo que has hecho por mí y tienes razón… No lo merezco porque mis
miedos me han impedido ver la realidad… pero eres el amor de mi vida y
sé que yo también soy el de la tuya. No vine a prometerte que voy a ser la
persona más segura del mundo, a partir de ahora… Vine a decirte que te
amo Anahí y que mi amor por ti está por encima de miedos, inseguridades,
celos etc… No estoy dispuesta a perderte porque quiero pasar el resto de mi
vida contigo…por eso…de nuevo te pido… ¿Quieres casarte conmigo?
Dulce bajó la mirada, como una niña pequeña cuando hace algo malo.
Anahí sonrió completamente enternecida y con mucha delicadeza le
levantó la barbilla para que la mirara a los ojos.
-Eres una miedosa, insegura y orgullosa –Dijo bajo la mirada aun triste de
Dulce… -Pero no puedo vivir sin ti… Y aunque la hayas fastidiado…yo
también lo hice en su momento Y…esto es lo más bonito que alguien ha
hecho por mí.
Un brillo se apoderó de los ojos de esa chica pelirroja, un brillo debido a la
emoción.
***
¿Luna de miel?
Su luna de miel consistió en seguir viajando por todo Sudamérica, con una
mochila a cuestas y viviendo la intensidad de las diversas culturas que se
expandían por las regiones.
Anahí rió ante la ocurrencia –¿Cómo estás tan segura de que será un “Best-
Seller”?
Dulce la miró alucinada, se suponía que era ella la intensa pero en este
momento Anahí la había superado.
-¡¡Si Mañana!!… Pero hoy… -Comenzó a decir con una picara sonrisa,
mientras acercaba su silla a la de Anahí.
-¡Ven aquí! ¿Qué es eso de estar echando de cabeza a tu madre eh? Te vas
a enterar –Continuaba diciendo, mientras el niño reía desesperado.
Anahí simplemente los observaba, era tan feliz viendo esa imagen… no
sabía cuál de los dos era más infantil, pero en esos momentos sentía que su
vida estaba completamente llena.
-Bueno ya… Te dejo vivir por hoy… Nada más porque ya es hora de
dormir –Continuó Dulce.
El niño abrazó fuertemente a Dulce y después de darle un beso en la mejilla
y hacer lo mismo con Anahí, se fue a su habitación con la condición de que
ambas fueran a darle las buenas noches antes de dormir.
-Completamente… ¿Y tú?
-Y lo que nos queda… siento que contigo cada día es un nuevo sueño
cumplido.
-Creía que me podía pasar… pero hemos vivido tantas cosas… Sueño que
se nos ponía en el camino, sueño que cumplíamos… Incluso ahora, después
de haber dejado los viajes, adoptado a nuestro hijo, formar una autentica
familia… seguimos cumpliendo sueños. El sueño de plasmar nuestras
vivencias en libros para que el mundo entero las conozca… es imposible
echar en falta nada o arrepentirse porque lejos de convertirse en rutinario o
simplemente morir el amor… Siento que cada día te amo más…
-Un anciano ***** indú nos dijo que nuestro amor era eterno ¿recuerdas?
-Si… aunque con muchas piedras en el camino como también dijo, pero el
amor sigue intacto… ¿Cuál sería la recompensa a la que se refería? –
Recordó de pronto.
En esa foto, aparecían ellas dos con Erik, su hijo, en brazos. El niño era
más pequeño y estaba más delgado, pero tenía una sonrisa que iluminaba
todo el paisaje de la fotografía. Era una foto del día en que por fin se
convirtió en su hijo oficialmente y fueron a recogerlo para llevarlo a casa.
El día en el que después de tanta lucha, la familia era completa.
Dulce abrazó a Anahí por la cintura mientras esta observaba la foto…
Fin