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Bosquejo: Desarrollar fortaleza en medio de la adversidad:

2da. Co 4:7-11
Introducción:
En los tiempos difíciles que estamos transitando, es necesario reconocer
nuestra humana fragilidad y educar nuestra mirada por medio de la fe, viendo
los acontecimientos adversos que nos rodean como parte ineludible en
nuestras vidas e ir desarrollando en consecuencia un espíritu confiado, que
dará solidez a nuestra vida cristiana.

El apóstol Pablo en 2da. Co 4:7-11 (se lee el pasaje) expresa claramente la


contraposición existente entre la debilidad humana y la gloria divina.

I. Viviendo por la fe (v .7)


1. El tesoro en vasos de barro.
2. La excelencia del poder de Dios

II. La crisis es parte de la vida (v.v. 8,9)


1. Nada podrá separarnos del amor de Cristo. (Ro 8:35-39)
2. Afrontando las aflicciones con entereza. (Sal 46:1)

III. La muerte que dio vida (v.v 10,11)


1. Entregados a muerte por causa de Jesús.

2. La vida de Jesús se manifiesta en nosotros.

Conclusión: Para enfrentar estos momentos difíciles debemos recrear día a día
nuestra fe, aceptando las tribulaciones como una parte constitutiva de la vida
del ser humano. La fe en Jesús, que nos dio nueva vida, nos brindará los
recursos para estar atribulados, mas no angustiados, en apuros, mas no
desesperados, perseguidos, mas no desamparados, derribados, mas no
destruidos. Oración final.
Desarrollo del bosquejo:

Introducción:

En los tiempos difíciles que estamos transitando, es necesario reconocer


nuestra humana fragilidad y educar nuestra mirada por medio de la fe, viendo
los acontecimientos adversos que nos rodean como parte ineludible de nuestra
existencia, e ir desarrollando en consecuencia un espíritu confiado, que dará
solidez a nuestra vida cristiana.

El apóstol Pablo en 2da. Co 4:7-11 (se lee el pasaje) expresa claramente la


contraposición existente entre la debilidad humana y la gloria divina.

Desarrollo del mensaje:

En primer lugar, Pablo compara a los cristianos con vasos de barro, portadores
del precioso tesoro en Cristo Jesús, es así como el poder de Dios se magnifica.

Estamos en esta tierra y todo lo que acontece en ella nos afecta, nos
condiciona, existen situaciones por las que tenemos que pasar
inexorablemente, no podemos huir de ellas, y afrontarlas con dignidad es parte
del “deber ser” de todo cristiano. (Narración de una vivencia personal a modo
de ilustración) Es así como el apóstol enumera ciertos contrastes que denotan
cómo deberíamos proceder. Son los siguientes:

 Atribulados en todo, mas no angustiados: El término “atribulado” viene


del latín: “tribulatio”, que significa triturado, molido, machacado. Se
afirma en el v.8 que podemos sentirnos triturados, pero al mismo tiempo
no sentir la angustia de aquellos que no tienen fe. El cristiano sabe que
este estado no perdurará en su vida, por lo tanto, la angustia no lo
invadirá, pues en el Señor está su esperanza.
 En apuros, mas no desesperados: se relaciona íntimamente con lo
anterior, sabemos que en el mundo pasaremos por situaciones
adversas, pero no perderemos la confianza, pues nada podrá
separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. (Leer Ro: 8:35 -39)
 Perseguidos, mas no desamparados: Podemos sufrir distintos tipos de
persecución por parte de los hombres, pero en medio de ellas Dios
nunca nos abandonará. “Él es nuestro amparo y fortaleza, nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones”. (Sal 46:1)
 Derribados, pero no destruidos: Podemos recibir los golpes de la vida,
pero el Señor siempre nos levantará, ya que, cuando se terminan
nuestros recursos, se manifiestan los recursos de Dios. Pablo demostró
que la necesidad humana era la mejor oportunidad para probar el poder
divino.

Si bien no sufrimos la persecución y posterior muerte como los primeros


cristianos, hay otras formas de “morir” que llegamos a padecer los que
buscamos andar y permanecer en sus caminos. El “morir” de los cristianos a
través de los sufrimientos padecidos en el transcurso de la vida, da lugar a la
poderosa manifestación de la vida de Jesús en nosotros. v.11

Conclusión: Para enfrentar estos momentos difíciles debemos recrear día a día
nuestra fe, aceptando las tribulaciones como una parte constitutiva de la vida
del ser humano. La fe en Jesús, que nos dio nueva vida, nos brindará los
recursos para estar atribulados, mas no angustiados, en apuros, mas no
desesperados, perseguidos, mas no desamparados, derribados, mas no
destruidos.

Oración final invitando a los hermanos a identificar cuáles son sus


padecimientos actuales (de diversa índole) y entregarlos delante del Señor,
para descansar en El, llenando los corazones de esperanza porque cumplirá
sus propósitos en nuestras vidas.

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