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IGLESIA DE DIOS EVANGELIO COMPLETO

BARRIO EL MITCHAL
MORALES, IZABAL.

TEMA: EL PODER DEL EVANGELIO


TEXTO BIBLICO: 2 CORINTIOS 4:7
INTRODUCCIÓN:
Este tema abarca tres puntos principales: La Luz del Evangelio, un tesoro en vasos de barro y
una gran recompensa eterna. El texto destaca el poder del Evangelio y la gloria de Dios, que son
revelados en nosotros a pesar de nuestras limitaciones y nuestros errores.
1. LA LUZ DEL EVANGELIO.
A. A diferencia de los falsos maestros, el ministerio de Pablo venía de Dios; era resultado de
su misericordia. Pablo mantuvo su seguridad a pesar de diversos atentados
desvergonzados por parte de sus enemigos de distorsionar su persona y sus
enseñanzas. Pablo se sentía seguro cuando declaraba que estaba proclamando la
verdad. No hay oposición alguna en este mundo que debilite la verdad acerca de
Jesucristo. Al contrario: el hecho de que la verdad esté encubierta es resultado de la
incredulidad de aquellos que han sido cegados por su afán de seguir a los dioses de esta
generación impía. La gente no cree, porque se niega a creer y en vez de hacerlo, prefiere
seguir los caminos de este mundo. La verdad que nosotros proclamamos no es una
sabiduría oculta, la verdad es explícita y clara para todo aquel que quiera oírla y
responder de manera positiva al gran don de Dios que es la salvación. (2 Corintios 4: 1 al
3) (Gálatas 1: 3 y 4).
B. En 2 Corintio 4: 4 al 6, Pablo amplía su explicación del motivo por el cual los incrédulos
rechazan el Evangelio: los ha cegado “el dios de este siglo” y no pueden ver la luz. Esto
se refiere a Satanás, quien es identificado de la misma manera en otros lugares de las
Escrituras (Juan 12:31). Al igual que Pablo, nosotros tampoco tenemos poder para
transformar vidas. Cuando presentamos el Evangelio, debemos estar seguros de no
atraer la atención de las personas con palabras huecas y un carisma humano. La luz del
Evangelio es la que debe brillar, para entregar la verdad a aquellos que están perdidos en
las tinieblas del pecado. (Juan 8:12).
2. UN TESORO EN VASOS DE BARRO.
A. En los tiempos del Nuevo Testamento era frecuente que las personas guardaran los
artículos de gran valor en vasijas de barro. Esta práctica ilustraba una importante verdad
espiritual. El valor del Evangelio excede incluso al mayor tesoro de este mundo. Sin
embargo, el vaso que aloja este tesoro es frágil y de poco valor. Esto significa que el valor
del Evangelio está en su mensaje transformador, y no en las cualidades o capacidades de
aquellos que lo presentan. (2 Corintios 4:7 al 9).
B. Debemos tener presente que Pablo no temía que sus sufrimientos le impidieran seguir
adelante. Al contrario, reconocia la gravedad y la dificultad de aquel sufrimiento, pero con
todo glorificó a Dios por la manifestación de su poder a través de esa aflicción.
Ciertamente enfrentó duras circunstancias como vaso frágil pero se regocijó de que Dios
lo usara para proclamar el Evangelio. (1 Corintios 2: 1 al 5).
3. UNA GRAN RECOMPENSA ETERNA.
A. Pablo era un gran hombre de fe ante la persecución. En 2 Corintios 4:13 habla de esta fe,
y además cita el Salmo 116:10. Pablo tiene ese mismo espíritu de fe. Sin embargo,
también vincula esa fe a Cristo: el mismo Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos,
también será quien levante a Pablo entre los muertos. (2 Corintios 4:13 al 15).
B. La presencia del Espíritu en el creyente es lo que nos ayuda a reflexionar que las
aflicciones del tiempo presente son ligeras, y solo duran un momento, comparadas con la
gloria eterna de la salvación que recibimos de Dios. Tenemos al Espíritu Santo que nos
fortalece en esta vida mientras nosotros esperamos anhelantes vivir eternamente con
Cristo. En Cristo podemos encontrar fortaleza para hoy y esperanza para la eternidad. En
este caso, podemos regocijarnos porque el Evangelio es predicado y Dios ilumina el
entenebrecido corazón del hombre, de manera que la luz de la presencia de Cristo obre a
través de nosotros para transformar aquellos que escuchen el mensaje de esperanza. (2
Corintios 4:16 al 18).
CONCLUSIÓN
El poder del Evangelio tiene sus raíces en las promesas y las enseñanzas de Cristo, y
manifiesta así en nuestra vida. Dediquemos un momento a pensar en una manera de
presentar el Evangelio. Cuando nos preparemos para dar testimonio de Cristo, pensemos
cómo describiríamos el tesoro que Dios nos ha dado.

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