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Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de ciencias de la conducta 


Turno: Matutino
Grupo: 01 Materia: Psicología comunitaria
Estudiante: Sandra Martínez Martínez    No. De cuenta:1612578
Docente: Dra. Velvet Romero García

Algunas dimensiones éticas a las que los psicólogos debemos adherirnos en la


práctica de la psicología comunitaria son: el profundo respeto por el otro, el
fomento del poder de los demás y el reconocimiento del papel activo de la
comunidad, el desarrollo de las fortalezas y capacidades de la comunidad más allá
de sus debilidades y deficiencias. Los psicólogos tenemos la responsabilidad de
ser agentes de cambio social, que comparten conocimientos con otros actores
sociales de las comunidades en las que intervienen, somos portadores de
conocimientos y estamos orientados hacia objetivos transformadores.

Dichos aspectos se concretan en la necesidad de alcanzar los objetivos de la


psicología comunitaria de manera ética, de asegurar la calidad de los proyectos de
psicología comunitaria y de preservar la autonomía de las personas y las
comunidades en los contextos de intervención. El alcance de los objetivos de la
psicología comunitaria debe ser ético por tanto deben ser establecidos de manera
conjunta por la comunidad y el psicólogo comunitario. Las metas deben ser claras
y deben estar alineadas a los intereses de la comunidad. En general, los objetivos
de la psicología comunitaria deberían estar guiados por una perspectiva de
bienestar social y de calidad de vida, en el sentido de que deben ser concebidos
teniendo en cuenta el impacto positivo de los resultados de la intervención en la
vida de las personas y de las comunidades.

Sin embargo como bien lo resalta el texto no basta únicamente con querer que las
comunidades posean una ideología emancipadora, que dejen de ser pasivas, o
dejen a un lado ese rol de espectadoras, receptoras de beneficios, en búsqueda
de un héroe (experto, investigador, candidato político) que llegue a decirles que es
lo que se debe hacer, como se deben organizar y liderar para que logren el
cambio que aspiran. Porque aunque las comunidades quieran, y tengan una
ideología emancipadora y de cambio, para que esta se cumpla se necesita que las
personas las lideren de forma adecuada, que cuenten con la capacidad de
organizar y de actuar en consecuencia, de llevar a cabo estrategias que consigan
un cambio efectivo. Para que esto sea posible, se necesita que las personas que
las lideren cuenten con las habilidades, los conocimientos, las herramientas y las
técnicas necesarias para gestionar el cambio. Y es aquí donde entra la
importancia de las instituciones de educación superior que forman a estos agentes
de cambio. Las instituciones de educación superior de hoy deben ser capaces de
formar estudiantes que tengan las competencias necesarias para gestionar el
cambio, y que estén dispuestos a ponerlo en práctica.

Pero además de esto, las instituciones de educación superior deben ser capaces
de formar estudiantes que estén dispuestos a asumir el rol de líderes de este
cambio, que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de organizar las
comunidades, y a liderarlas para que logren el cambio que aspiran. La
investigación presentada en el articulo evidencia graves deficiencias en la práctica,
formación e investigación de psicólogos sociales comunitarios, dicha precariedad
se han manifestado en diversos aspectos de la práctica, tales como la falta de
capacitación en el uso de técnicas de intervención, la falta de orientación hacia la
comunidad, la ausencia de pautas orientadoras y de normativas reguladoras para
un ejercicio profesional éticamente impecable. Estas deficiencias han tenido un
impacto negativo en la calidad de las intervenciones comunitarias que se prestan a
las personas en situación de vulnerabilidad social.

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