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Trastorno disocial de la personalidad

Trastorno de la personalidad caracterizado por desprecio hacia las obligaciones sociales


y cruel despreocupación por los sentimientos de los demás. Existe una gran disparidad
entre las normas sociales vigentes y su comportamiento. El comportamiento no es
fácilmente modificable por experiencias adversas, incluido el castigo. Hay una baja
tolerancia a la frustración y un bajo umbral para descargas de agresividad, incluido el
comportamiento violento; hay tendencia a culpar a otros o a presentar racionalizaciones
verosímiles del comportamiento conflictivo con la sociedad
A este trastorno también se lo conoce como:
Trastorno de la personalidad: amoral, antisocial, asocial, psicopático, sociopatico
Deben estar todos los criterios generales de trastornos de la personalidad
G2. La desviación debe manifestarse de forma generalizada como un
comportamiento rígido y desadaptativo que interfiere en una amplia gama de
situaciones personales y sociales (p. ej., no se limita a una situación o estímulo
desencadenante).
G3. Se produce malestar general, efecto negativo en el entorno social o ambos,
claramente atribuibles al comportamiento referido en el criterio G2.
G4. Evidencia de que la desviación es estable y de larga duración, con inicio al
final de la infancia o la adolescencia.
G5. La desviación no puede ser explicada como una consecuencia o
manifestación de otros trastornos mentales del adulto. No obstante, pueden
darse condiciones agudas o crónicas que se recogen en las categorías FOO-F59
o F70- F79 de esta clasificación y que coexisten o se superponen a la misma.
G6. La alteración no se debe a enfermedad del sistema nervioso central,
traumatismo o disfunciones cerebrales.
Deben estar presentes al menos tres de los siguientes:
1. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás.
2. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por
las normas, reglas y obligaciones sociales.
3. Incapacidad para mantener relaciones personales permanentes, aunque no
para establecerlas.
4. Muy baja tolerancia a la frustración y bajo umbral para descargas de
agresividad, incluyendo reacciones violentas.
5. Incapacidad para sentir culpa y para aprender de la experiencia, en especial
del castigo.
6. Marcada predisposición a culpar a los demás o a presentar racionalizaciones
verosímiles del comportamiento conflictivo
Nota: para diagnosticar este trastorno se debe evidenciar que estos síntomas
aparezcan en la niñez o en la adolescencia y que perduren en la adultez, para su
diagnóstico mínimo 2 años presentando los síntomas.

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