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Ética Pública
Pautas y deberes de
comportamiento
ético en el
desempeño de los
funcionarios
públicos
Curso: Ética Pública
UNIDAD 1 2
ÉTICA PÚBLICA
Uno de los compromisos asumidos por nuestro país en las convenciones internacionales de lucha
contra la corrupción fue, precisamente, el establecimiento de normas de conducta para el correcto ,
honorable y adecuado cumplimiento de las funciones públicas, que garanticen el obrar íntegro,
prudente y responsable de los agentes y funcionarios públicos.
La doctrina ha entendido que: “Se trata, claramente, de un mandato de ‘actuación virtuosa’ de evidente
raigambre deontológico cuya télesis ética y moral debe ser destacada positivamente…”2.
Tanto la Ley 25188 de Ética en el Ejercicio de la Función Pública como el Código de Ética de la Función
Pública aprobada por Decreto 41/1999 —y en general, las normas sobre empleo público—, la Ley
25164, Ley Marco de Regulación del Empleo Público Nacional y hasta el Convenio Colectivo de Trabajo
General para la Administración Pública Nacional (Decreto 214/2006 y sus modificaciones posteriores 3)
prevén un conjunto de deberes y prohibiciones aplicables, sin excepción, a todas las personas que se
desempeñen en la función pública.
En el desarrollo de esta unidad, se exponen los principios y las normas que hacen a la dignidad y
responsabilidad del trabajo en la Administración Pública.
1 Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, “Ética, Transparencia y Lucha contra la Corrupción en la Administración Pública. Manual para el ejercicio de la Función Pública”, Oficina Anticorrupción, 2009, p. 14. Extraído el 10/2/2017 desde:
www.argentina.gob.ar/sites/default/files/libro_sicep_2da_parte.pdf
2 Julio R. Comadira, Derecho Administrativo, 2a. edición, Buenos Aires, LexisNexis Abeledo-Perrot, 2003, pp. 586-587.
3 Normas que modifican y/o complementan el Decreto 214/2006, Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.). Extraído el 17/2/2020
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El artículo 2º de la Ley 25188 establece que los sujetos comprendidos en la ley se encuentran obligados a
respetar los siguientes deberes y pautas de comportamiento ético:
a) cumplir y hacer cumplir estrictamente la Constitución Nacional, las leyes y los reglamentos que en su
consecuencia se dicten y defender el sistema republicano y democrático de gobierno;
c) velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a la satisfacción del bienestar
general, privilegiando de esa manera el interés público sobre el particular;
d) no recibir ningún beneficio personal indebido vinculado a la realización, retardo u omisión de un acto
inherente a sus funciones, ni imponer condiciones especiales que deriven en ello;
e) fundar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones adoptadas sin restringir
información, a menos que una norma o el interés público claramente lo exijan;
f) proteger y conservar la propiedad del Estado y solo emplear sus bienes con los fines autorizados.
Abstenerse de utilizar información adquirida en el cumplimiento de sus funciones para realizar
actividades no relacionadas con sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses
privados;
g) abstenerse de usar las instalaciones y servicios del Estado para su beneficio particular o para el de
sus familiares, allegados o personas ajenas a la función oficial, a fin de avalar o promover algún
producto, servicio o empresa;
h) observar en los procedimientos de contrataciones públicas en los que intervengan los principios de
publicidad, igualdad, concurrencia y razonabilidad;
i) abstenerse de intervenir en todo asunto respecto al cual se encuentre comprendido en alguna de las
causas de excusación previstas en la ley procesal civil.
Los deberes listados anteriormente deben ser complementados por los contenidos en los Capítulos III y IV del
Código de Ética de la Función Pública (aprobado por Decreto 41/1999) que prescriben a quienes ejercen una
función pública — en sentido amplio—, actuar con:
rectitud y honradez, procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja
personal, obtenido por sí o por interpósita persona;
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justicia, teniendo permanente disposición para el cumplimiento de sus funciones, otorgando a cada
uno lo que le es debido, tanto en sus relaciones con el Estado, como con el público, sus superiores y
subordinados;
templanza, desarrollando sus funciones con respeto y sobriedad, usando las prerrogativas inherentes
a su cargo y los medios de que dispone únicamente para el cumplimiento de sus funciones y deberes;
evitando cualquier ostentación que pudiera poner en duda su honestidad o su disposición para el
cumplimiento de los deberes propios del cargo;
idoneidad, entendida como aptitud técnica, legal y moral, condición esencial para el acceso y ejercicio
de la función pública;
responsabilidad, haciendo un esfuerzo honesto para cumplir con sus deberes (cuanto más elevado
sea el cargo que ocupa un funcionario público, mayor es su responsabilidad para el cumplimiento de
las disposiciones);
capacitación para el mejor desempeño de las funciones a su cargo, según lo determinan las normas
que rigen el servicio o lo dispongan las autoridades competentes;
evaluación de los antecedentes, motivos y consecuencias de los actos cuya generación o ejecución
tuviera a su cargo;
veracidad en sus relaciones funcionales, tanto con los particulares como con sus superiores y
subordinados y contribuyendo también al esclarecimiento de la verdad;
discreción, guardando reserva respecto de hechos o informaciones de los que tenga conocimiento
con motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de los deberes y las
responsabilidades que le correspondan en virtud de las normas que regulan el secreto o la reserva
administrativa;
obediencia, cumpliendo las órdenes que le imparta el superior jerárquico competente, en la medida
que reúnan las formalidades del caso y tengan por objeto la realización de actos de servicio que se
vinculen con las funciones a su cargo, salvo el supuesto de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas;
equidad, adecuando las soluciones legales a resultados más justos, que nunca deben ser ejecutados
en contra de los fines perseguidos por las leyes;
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con los demás agentes de la Administración y otorgando a todas las personas igualdad de trato en
igualdad de situaciones;
uso adecuado del tiempo de trabajo, desempeñando sus funciones de una manera eficiente y eficaz
y velando porque sus subordinados actúen de la misma manera. No debe fomentar, exigir o solicitar
a sus subordinados que empleen el tiempo oficial para realizar actividades que no sean las que se les
requieran para el desempeño de los deberes a su cargo;
colaboración, realizando tareas que — aun no siendo por su naturaleza o modalidad las
estrictamente inherentes a su cargo— resulten necesarias para mitigar, neutralizar o superar las
dificultades que se enfrenten;
dignidad y decoro, actuando con sobriedad y moderación, conduciéndose con respecto y corrección
en su trato con el público y con los demás funcionarios;
honor, debiendo, en el caso de que se le impute la comisión de un delito de acción pública, facilitar
la investigación e implementar las medidas administrativas y judiciales necesarias para esclarecer la
situación a fin de dejar a salvo su honra y la dignidad de su cargo;
tolerancia frente a las críticas del público y de la prensa, en un grado superior al que, razonablemente,
pudiera esperarse de un ciudadano común;
Entre los citados deberes, resulta particularmente destacable el llamado “deber de prudencia” al que se refiere
el artículo 9 del Código de Ética, norma que expresa: “El ejercicio de la función pública debe inspirar confianza
en la comunidad. Asimismo, debe evitar acciones que pudieran poner en riesgo la finalidad de la función
pública, el patrimonio del Estado o la imagen que debe tener la sociedad respecto de sus servidores”.
En sentido concordante se expresan la Ley 25164, Ley Marco de Regulación de Empleo Público Nacional, su
Decreto Reglamentario 1421/2002 y el Convenio Colectivo de Trabajo General (CCT).
Estas disposiciones resultan concordantes con las directrices formuladas en el año 2003 por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para la gestión de conflictos de intereses 4. Allí se
señalaba que “Cuidar el interés público es la principal misión de los gobiernos y las instituciones públicas.
Los ciudadanos esperan que cada uno de los servidores públicos realice sus tareas c on integridad, de una
manera justa e imparcial…” 5. Y continúa: “Se espera que los funcionarios e instituciones públicas se comporten
de una forma que puedan soportar el más estrecho escrutinio público. Esta obligación no está cumplida
4 OECD, “Recommendation of the Council on Guidelines for Managing Conflict of Interest in the Public Service”, 2003. Extraído el 10/2/2017 desde http://www.oecd.org/gov/ethics/2957360.pdf
5 Ibidem, p. 1.
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completamente simplemente actuando dentro de la letra de la ley; también implica el respeto de los valores de
la función pública más amplios, como el desinterés, la imparcialidad y la integridad”6.
En marzo 2017, la Argentina adhirió a la Recomendación del Consejo de la OCDE s obre Integridad Pública,
reforzando las prioridades establecidas por el gobierno argentino en diciembre de 2015 en cuanto al
fortalecimiento institucional, la lucha contra la corrupción y promoción de la integridad pública.
El Estudio cuenta con ocho capítulos, construidos sobre la base de los tres pilares de la Recomendación sobre
Integridad Pública de la OCDE y es el más extendido de los realizados hasta ahora por ese organismo.
6 Ibidem, p. 5.
7“Estudio de Integridad Pública de la Argentina. Lograr un cambio sistémico y sostenido”, extraído 18/2/2020 desde: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/ocde_argentina_estudio_de_integridad_2018.pdf
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ÉTICA PÚBLICA
Normativa sobre
Ética Pública.
Desempeño de
los funcionarios
públicos
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ÉTICA PÚBLICA
En esta unidad presentaremos tanto los acuerdos y las convenciones internacionales como la
normativa emanada de nuestra constitución y de las leyes nacionales.
Uno de los acontecimientos más destacados en este terreno lo constituye la Convención Interamericana
contra la Corrupción (CICC) — adoptada por la OEA el 29 de marzo de 1996 y ratificada en nuestro país por
Ley 247598—, el primer instrumento internacional en la materia que comprende de modo amplio el fenómeno,
combinando componentes tanto punitivos como preventivos, así como de asistencia y cooperación entre los
Estados.
Su artículo III contiene referencias concretas a la ética pública y a la prevención de la corrupción y compromete
a los Estados parte a considerar la aplicabilidad de medidas, dentro de sus propios sistemas institucionales,
destinadas a crear, mantener y fortalecer normas y mecanismos para el correcto, honorable y adecuado
cumplimiento de las funciones públicas, para la prevención de conflictos de intereses, para el control y la
transparencia de la gestión y la participación ciudadana, etc.
En particular se señala la consideración de “instrucciones al personal de las entidades públicas, que aseguren
la adecuada comprensión de sus responsabilidades y las normas éticas que rigen sus actividades”.
Otro de los hitos internacionales en materia de lucha contra la corrupción es la Convención de las Naciones
Unidas contra la Corrupción (CNUCC), —adoptada por la ONU el 31 de octubre de 2003 y aprobada en nuestro
país por Ley 260979 cuya sanción data del 10 de mayo de 2006. Los contenidos de la Convención son amplios,
novedosos y proveen un conjunto de instrumentos y herramientas eficaces en el diseño e implementación de
8 La Ley 24759 fue publicada en el Boletín Oficial del 17/01/1997. El Poder Ejecutivo depositó el instrumento de ratificación en la Secretaría General de la OEA el 9/10/1997, por lo que —y de acuerdo con el artículo XXV de la Convención— entró en vigencia en
la República Argentina el 7/11/1997.
9 La Ley 26097 fue publicada en el Boletín Oficial del 09/06/2006. El Poder Ejecutivo depositó el instrumento de ratificación en la sede de la ONU el 28/08/2006.
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políticas anticorrupción.
La Convención dedica todo su Capítulo II a las medidas preventivas, dentro de las cuales cabe destacar la
creación de órganos preventivos de la corrupción, el establecimiento de sistemas apropiados de contratación
de funcionarios y de bienes y servicios, el compromiso de promover el dictado de Códigos de Conducta para
el correcto, honorable y debido cumplimiento de las funciones públicas, la instauración de procedimientos de
acceso a la información pública y el fomento de la participación de la sociedad civil.
Cabe una mención breve de la Convención Internacional Contra la Delincuencia Organizada Trasnacional,
debido a que una de las facetas relevantes identificadas del delito organizado internacional es la utilización
del producto obtenido de las actividades ilícitas para financiar negocios legales. En este sentido, la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó dos protocolos complementarios de la CNUCC cuya finalidad es
promover la cooperación para prevenir y combatir la criminalidad organizada internacional. La Convención
entiende a la corrupción como uno de sus ámbitos de acción y promueve medidas de tipo legislativo y
administrativo tales como el decomiso e incautación del producto del delito, la extradición, técnicas especiales
de investigación o la protección de los testigos, entre otras.
Argentina sancionó en 2003 la ley 25764: Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados 11
11 Ley 25764, Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados. Extraído el 17/2/2020 desde http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/85000-89999/87581/texact.htm
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La reforma del año 1994 incorporó en el artículo 36 de la Carta Magna el mandato al Congreso de “sancionar
una ley sobre ética pública para el ejercicio de la función”.
“La calificación de la ética pública como un nuevo derecho y su consideración como aspecto central de la
defensa de la democracia revela que la materia ocupa un sitial de privilegio dentro del esquema de la Carta
Fundamental. Ya no se trata, pues, solo de cuestiones que atañen al correcto funcionamiento i nterno de la
administración (y de los demás poderes), sino de un verdadero derecho de los particulares al que, además,
se le ha dado rango de pilote de la democracia” 1212.
La sociedad exige de sus dirigentes la concreción, en sus gestiones públicas, de valores fundamentales, como
la honestidad, la justicia, la transparencia, la rendición de cuentas (accountability) y la igualdad ante la ley.
Todo indica que solo a través de la sostenida puesta en práctica de esos principios nuestras comunidades
volverán a creer en las instituciones de la República y en sus representantes.
La Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública (Ley 25188) y el Código de Ética Pública
(Decreto 41/1999)
Pocos meses después, en septiembre de ese año, el Congreso Nacional concretó el mandato contenido en la
Convención y en el artículo 36 de la Constitución, sancionando la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función
Pública (Ley 25188), norma que establece una serie de principios y pautas que deben respetar quienes se
desempeñen en un cargo o función pública, cualquiera sea el poder del Estado en el que las cumplan.
La Ley 25188 y el Decreto 41/1999 —este último en el ámbito del Sector Público Nacional y en todo aquello
12 Fabián O. Canda, “El régimen disciplinario de los empleados públicos (bases constitucionales y su aplicación bajo la Ley Marco de Regulación de Empleo Público y el Reglamento de Investigaciones Administrativas)”, EDA, 2003, p. 7
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en lo que no se oponga a la ley mencionada en primer término— constituyen el plexo normativo básico en
materia de ética pública.
Siguiendo los dictados de la Convención Interamericana contra la Corrupción, las normas citadas entienden
por función pública “toda actividad temporal o permanente, remunerada u honoraria, realizada por una persona
en nombre del Estado o al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles jerárquicos” 13.
Como puede advertirse, queda comprendida no solo la función desempeñada por los empleados públicos,
sino también por todos aquellos que —más allá de su jerarquía, cargo, modalidad de contratación o grado de
estabilidad— cumplen tareas “en nombre del Estado o al servicio del Estado”.
deberes, prohibiciones e incompatibilidades aplicables, sin excepción, a todas las personas que se
desempeñen en la función pública (artículo 2), estableciendo su cumplimiento como requisito de
permanencia en el cargo (artículo 3);
normas éticas sobre la publicidad de los actos, programas, obras, servicios y campañas de los
órganos públicos — que deberá tener carácter educativo, informativo o de orientación social, no
pudiendo constar en ella nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las
autoridades o funcionarios públicos— (artículo 42).
En el ámbito de la Administración Pública Nacional (APN), dentro de las normas que incorporan pautas y
deberes de comportamiento ético, encontramos a la Ley Marco de Empleo Público.
En efecto, la Ley 25164 establece un conjunto de deberes (artículo 23) y prohibiciones (artículo 24) qu e
coinciden, en lo sustancial, con los contenidos de la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública y del
Código de Ética Pública y que hacen a un ejercicio eficiente, imparcial, transparente, probo y honesto de la
función pública.
Merece una mención complementaria el Régimen sobre Acumulación de Cargos, Funciones y/o Pasividades
para la Administración Pública Nacional (Decreto 8566/1961 y sus numerosos modificatorios), que en lo
sustancial establece, con las debidas excepciones, que ninguna persona podrá desempeñarse ni ser
designada en más de un cargo o empleo público remunerado dentro de la jurisdicción y competencia del Poder
Ejecutivo Nacional. Además, declara incompatible el desempeño de un cargo público con la percepción de
jubilaciones, pensiones y/o retiros civiles y/o militares provenientes de cualquier régimen de previsión nacional,
13 Conforme art. I CICC, art.1 Ley 25188 y art.2 del Anexo al Decreto 41/1999.
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provincial y/o municipal. Asimismo, establece que el desempeño de una función o cargo remunerado o
prestación contractual con o sin relación de dependencia, bajo cualquier modalidad en la Administración
Pública Nacional, es incompatible con la percepción de un beneficio previsional o haber de retiro proveniente
de cualquier régimen de previsión nacional, provincial o municipal. La referida incompatibilidad se aplicará con
independencia de las excepciones específicas que se hayan dispuesto o se dispusieren respecto del presente
decreto, sus modificatorios y complementarios (Decreto 894/2001).
El CCT General para la APN (Decreto 214/2006 y sus posteriores modificaciones 14), por su parte, al referirse
a los principios ordenadores de la función pública, menciona entre ellos a “la ética profesional en el desempeño
como garantía de un ejercicio responsable”.
Asimismo, su artículo 17 expresa que: “Son valores éticos a respetar en el ejercicio del empleo aquellos
establecidos por la legislación nacional en la materia, entre otros, la probidad, la neutralidad, la imparcialidad,
la transparencia en el proceder, la discreción y la responsabilidad profesional siguiendo criterios de
razonabilidad en el servicio a los ciudadanos”. Finalmente, los artículos 36 y 37, insertos en el Capítulo IV,
titulado “Derechos, Deberes y Prohibiciones”, comprenden múltiples disposiciones similares en su contenido
y alcance a las previstas en la Ley Marco de Empleo Público y en las normas sobre ética antes reseñadas.
En síntesis, las normas transcriptas ponen de manifiesto la relevancia que el Estado le asigna al
comportamiento ético de sus agentes y funcionarios. Más adelante se exploran algunos aspectos específicos
que hacen a dicho comportamiento.
14 Normas que modifican y/o complementan el Decreto 214/2006, Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.). Extraído el 17/2/2020 desde http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verVinculos.do?modo=2&id=114315
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UNIDAD 3
La corrupción y
la ética pública
como modo de
prevenirla
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ÉTICA PÚBLICA
Esta situación — sumada a la creciente toma mundial de conciencia respecto de la íntima relación
entre corrupción y pobreza— colocó a la transparencia en un destacado lugar de las agendas de los
Estados y organismos internacionales, y produjo el surgimiento en paralelo de numerosas
organizaciones de la sociedad civil que controlan a sus gobiernos y propugnan por cambios en favor
de una mayor honestidad en la gestión pública.
El desarrollo de esta unidad contribuye con el cumplimento de uno de los objetivos del curso: destacar
la relevancia de las normas sobre ética pública, del respeto a las prohibiciones e incompatibilidades
funcionales previstas en el ordenamiento jurídico y del correcto funcionamiento de los mecanismos
de control para prevenir y luchar eficazmente contra la corrupción, y brindar una primera aproximación
a su aplicación práctica.
Nadie puede dudar hoy de que la corrupción como fenómeno estructural, además de socavar las instituciones
indispensables para el mantenimiento de la democracia política 115, posee un efecto sumamente nocivo sobre
la vida diaria de los ciudadanos que ven afectados los servicios que debe brindarles el Estado (en materia de
salud, construcción de rutas y otras obras públicas, seguridad, educación, etc.) por la desviación irregular de
los recursos públicos y su administración infiel.
Dado que se trata de un fenómeno complejo, los instrumentos y propuestas destinados a abordarlo también
15 Larry L. Berg, Hahn Harlan y John R. Schmidhauser, Corruption in the American Political System, Morristown, N.J., General Learning Press, 1976
.
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De tal forma, es necesario desarrollar una perspectiva que integre iniciativas de prevención del delito y de
transparencia en la gestión con instituciones de penalización de las prácticas corruptas.
En este contexto, los regímenes de Ética Pública (entendiendo como tal al conjunto de normas, sistemas y
mecanismos de aplicación y control de dichas normas) se presentan como valiosos instrumentos de
prevención que, además, tienen por efecto fortalecer la confianza de la ciudadanía —y del resto de las
naciones— en nuestras instituciones públicas.
Su importancia fue destacada en la Declaración de Belém do Pará (Brasil, 1994), en la que los ministros de
Relaciones Exteriores y los jefes de Delegación de los Estados miembros de la Organización de los Estado s
Americanos (OEA) instaron al “estudio de medidas, dentro del ordenamiento jurídico de cada país, destinadas
a combatir la corrupción, mejorar la eficiencia de la gestión pública y promover la transparencia y la probidad
en la administración de los recursos políticos. Esa acción deberá complementarse con una reflexión conjunta
sobre la importancia que la ética cívica y la probidad administrativa revisten para el fortalecimiento y la
consolidación de la democracia en el Hemisferio”.
Podemos definir la corrupción, según el Diccionario de Política, como “… el fenómeno por medio del cual un
funcionario público es impulsado a actuar de modo distinto a los estándares normativos del sistema para
favorecer intereses particulares a cambio de una recompensa. Corrupto es, por lo tanto, el comportamiento
ilegal de aquel que ocupa una función en la estructura estatal” 16.
Los autores del Diccionario refieren la existencia de dos dimensiones fundamentales de la corrupción:
Se debe abordar la problemática de la corrupción desde una mirada integral, que atienda a estas dos
dimensiones. Si no podemos negar que las estructuras que desalienten los comportamientos corruptos
tendrán poca eficacia en manos de hombres corruptos, tampoco hay duda de que los hombres experimentarán
dificultades al momento de trabajar en estructuras corruptas.
Modalidades de corrupción
Desde otro punto de vista, se han identificado dos modalidades de corrupción: marginal y estructural.
En la corrupción marginal, la cultura general de la organización respeta las reglas formales. Se dan casos
aislados de corrupción. Los organismos de control actúan con eficacia y demuestran capacidad de detectar
los casos de corrupción, aislarlos y sancionarlos.
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En la corrupción estructural, la cultura general de la organización es permisiva a las violaciones de las reglas.
Los sobornos son una forma generalizada de resolver los conflictos y los organismos de control no cumplen
con su función. No existen esfuerzos serios por controlar el problema.
Las consecuencias de los escenarios con corrupción estructural son muy graves:
los mejores negocios no dependen de las capacidades de las personas, sino de la influencia que se
pueda ejercer sobre los responsables de tomar decisiones en los procesos de compras,
contrataciones y pagos;
Si bien en nuestra legislación no existe una calificación de “delito de corrupción”, pueden considerarse como
tal las siguientes figuras contempladas en el Código Penal de la Nación:
Cohecho: Conocido habitualmente como “coima”, se configura cuando el funcionario público, por sí
o por medio de otra persona, recibe dinero o cualquier otra dádiva o acepta una promesa direct a o
indirecta, para hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus funciones.
Exacciones ilegales: Se produce cuando el funcionario público, abusando de su cargo, solicita, exige
o hace pagar o entregar indebidamente una contribución, un derecho o una dádiva o cobra mayores
derechos que los que corresponden.
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ÉTICA PÚBLICA
Tráfico de influencias: Implica solicitar o recibir algún beneficio, a cambio de influir indebidamente
ante un funcionario público para que actúe de una manera determinada. No es necesario que el
funcionario competente ceda a la presión para que el delito quede consumado.
Peculado: Se produce cuando un funcionario público sustrae de la esfera pública caudales o efectos
del Estado y los desvía en su provecho o el de terceros.
Uso de información o datos reservados con fines de lucro: Se configura cuando un funcionario
público con acceso a información privilegiada o a datos reservados en virtud del cargo que ejerce, se
vale de estos para obtener un beneficio particular.
Un caso especial de fraude es la administración infiel, que consiste en una defraudación en la que
predomina el abuso de confianza y perjudica los intereses confiados u obliga abusivamente al titular,
violando el deber que tiene a su cargo.
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ÉTICA PÚBLICA
Asociación ilícita: Consiste en tomar parte de una asociación o banda dedicada a cometer delitos.
Para que se configure, es necesario que la asociación esté integrada por un mínimo de tres personas
y que entre ellas exista un acuerdo, explícito o implícito, de asociarse para delinquir.
Años atrás se concebía a la corrupción como un delito “sin víctimas”, pues se percibía que el comportamiento
irregular de un funcionario solo afectaba al Estado en su presupuesto y en su funcionamiento interno.
Esta limitada visión se encuentra completamente superada, y puede sostenerse sin dudas que el impacto de
la corrupción sobre la sociedad en su conjunto es cada vez más severo, sobre todo, en la acentuación de la
desigualdad social y en el empobrecimiento de los más desfavorecidos.
A pesar de que la cuantificación de los daños de la corrupción es muy compleja, tanto porque muchas veces
no son inmediatos como porque no suele haber una víctima directa, sino muchas e indirectas, es un hecho
reconocido que, en general, la corrupción provoca los siguientes fenómenos expuestos por Transparency
International en 1998:
Deteriora el respeto por la autoridad constituida y, por ende, la legitimidad del gobierno.
Ejerce una influencia corruptora sobre el aparato administrativo, afectando el valor necesario para
adherirse a estándares de honradez: “Las personas se preguntan por qué ellos deben ser las únicas
custodias de la moralidad”.
UNIDAD 3 19
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UNIDAD 4
Políticas y
prácticas
preventivas de la
corrupción y
promoción de la
transparencia
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ÉTICA PÚBLICA
Ellas pueden:
dirigirse a la mejora de los controles existentes, siendo sus destinatarios directos los propios
funcionarios públicos: reglas sobre el uso adecuado de los recursos asignados a la función
pública; canales de denuncia sobre irregularidades y actos de corrupción; sistemas
transparentes para la recaudación y el control de los ingresos del Estado; sistemas de
declaraciones juradas patrimoniales; órganos de control superior para prevenir, detectar,
sancionar y erradicar prácticas corruptas.
A continuación, analizaremos con mayor detalle algunas de las principales cuestiones en estas
materias contenidas en el marco normativo sobre ética pública de nuestro país.
El artículo 18 de la Ley 25188 de Ética en el Ejercicio de la Función Pública establece que “Los funcionarios
públicos no podrán recibir regalos, obsequios o donaciones, sean de cosas, servicios o bienes, con motivo o
en ocasión del desempeño de sus funciones”.
UNIDAD 4 23
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Agrega que “En el caso de que los obsequios sean de cortesía o de costumbre diplomática, la autoridad de
aplicación reglamentará su registración y en qué casos y cómo deberán ser incorporados al patrimonio del
Estado, para ser destinados a fines de salud, acción social y educación o al patrimonio histórico-cultural si
correspondiere”.
La normativa citada persigue mantener la imparcialidad de las decisiones de los funcionarios, prohibiendo
recibir obsequios o beneficios que pudieran viciar los procesos de toma de decisión (Resolución OA 233/2011).
Pese al tiempo transcurrido desde la sanción de la Ley 25188, no se había reglamentado su artículo 18 lo que
impedía — ante la inexistencia de un registro destinado a los obsequios cuya percepción estaba permitida —
asegurar un adecuado control y seguimiento de su destino, así como evitar la ilegal incorporación de este al
patrimonio del funcionario.
Finalmente, en noviembre de 2016, el Poder Ejecutivo Nacional dictó el Decreto 1179/2016 que crea un
“Registro de Obsequios a Funcionarios Públicos” y un “Registro de Viajes Financiados por Terceros”, que
funcionan en el ámbito de la Oficina Anticorrupción y que pueden ser completados por cualquier funcionario
que reciba un obsequio a través del Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE).
El Decreto 1179/2016 reglamenta las excepciones a la prohibición de recibir obsequios establecidas la Ley
25188 (cortesía y costumbre diplomática), precisando su concepto y alcances y estableciendo la obligación
de registro en todos los casos.
Asimismo, dispone que, además de su registración, deben incorporarse al patrimonio del Estado Nacional:
Los obsequios cuyo valor no pudiese determinarse o que superen individual o conjuntamente (en este
último caso cuando se trata de varios regalos que provienen de una misma persona) 4 módulos 16.
Los obsequios recibidos por costumbre diplomática, aun en los casos en los que no superen el importe
establecido, cuando el objeto posea un valor institucional representativo del vínculo con el Estado u
organismo que lo ha entregado.
No podrán recibirse obsequios (aun cortesía y costumbre diplomática) cuando provengan de personas o
entidades:
a) que realicen actividades reguladas, fiscalizadas por el organismo donde se desempeña el funcionario;
b) que gestionen o exploten concesiones, autorizaciones, privilegios o franquicias otorgados por el órgano o
entidad en el que se desempeña el funcionario;
UNIDAD 4 24
ÉTICA PÚBLICA
c) que sean contratistas o proveedores de obras, bienes o servicios del órgano o entidad en el que se
desempeña el funcionario;
d) que procuren una decisión o acción del órgano o entidad en el que se desempeña el funcionario;
e) que tengan intereses que pudieran verse significativamente afectados por una decisión, acción, retardo u
omisión del órgano o entidad en el que se desempeña el funcionario.
Sin embargo, aun cuando provengan de una de las personas o entidades precedentemente señaladas, podrán
ser recibidos e incorporados — cuando correspondiere— al patrimonio del Estado Nacional, cuando fueran
entregados durante una visita, evento o actividad oficial pública, situación cuya razonabilidad deberá ser
ponderada a la luz de las competencias, atribuciones y responsabilidades del funcionario que se trate.
El mismo Decreto regula en qué casos es posible aceptar el financiamiento de viajes por terceros (ajenos al
Estado Nacional) para el dictado de conferencias, cursos o actividades académicas o culturales, o la
participación en ellas.
El financiamiento de viajes con este destino podrá ser aceptado cuando proceda de gobiernos, entidades o
personas humanas o jurídicas que no puedan ser incluidas en la prohibición de recibir obsequios y siempre
que su aceptación no resultare incompatible con las funciones del cargo o prohibido por normas especiales.
Los funcionarios que reciban estos beneficios deberán proceder a su registración en el “Registro de Viajes
Financiados por Terceros”.
Existe conflicto de intereses cuando se produce una confrontación entre el deber público y los intereses
privados del funcionario. Es decir, este tiene intereses personales que podrían influir negativamente sobre el
desempeño de sus deberes y responsabilidades” 17.
Entre los fines de este régimen, se encuentra el de evitar que el interés particular afecte la realización del fin
público al que debe estar destinada la actividad del Estado 18, previniendo que un funcionario pueda ver
afectada su independencia de criterio y su imparcialidad, aunque de hecho tal afectación no ocurra
(Resolución OA 130/2009 19).
En tal sentido, una situación de conflicto de intereses se configura en forma objetiva, con independencia de
las intenciones del funcionario y del beneficio concreto que este hubiere podido obtener (Resoluciones OA
UNIDAD 4 25
ÉTICA PÚBLICA
Los artículos 13, 14 y 15 de la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública describen hipótesis concretas
y objetivas en las que se presupone la configuración de un conflicto de intereses.
dirige, administra, representa, patrocina o asesora o de cualquier forma presta servicios (es decir,
realiza alguna actividad vinculada) a quien gestione o tenga una concesión o sea proveedor del Estado
o realice actividades reguladas por este, siempre que el cargo público desempeñado tenga
competencia funcional directa, respecto de la contratación, obtención, gestión o control de tales
concesiones, beneficios o actividad.
Es decir, prevé el supuesto de que un funcionario ejerza una actividad en el ámbito privado y, como agente
del Estado, tenga atribuciones directas sobre esta actividad o sobre la persona para la cual se la realiza. No
es necesario, para la configuración del conflicto de intereses, que tales atribuciones sean decisorias. Basta
que el funcionario deba intervenir de algún modo en alguna de las instancias de contratación, gestión o control
sobre la actividad o la persona particular (Resolución OA 386/2013).
Esta hipótesis presupone el ejercicio de dos funciones o la gestión de dos intereses contrapuestos (públicos
y privados) en forma concomitante. Si el interés particular es previo (es decir, si el funcionario público realizó
algunas de las actividades antes descriptas con anterioridad a asumir el cargo), resulta de aplicación el artículo
15 de la Ley 25188, al cual se hará referencia en los puntos siguientes.
Se verifica cuando un agente es proveedor por sí o por tercero del organismo del Estado en donde desempeña
sus funciones.
UNIDAD 4 26
ÉTICA PÚBLICA
El fundamento de la prohibición es evitar la influencia del funcionario en el organismo en el que trabaja para
obtener un provecho propio (Resolución OA 88/2002 22 y posteriores).
A diferencia del supuesto analizado en el punto precedente, para que se configure la situación contemplada
en esta norma es indiferente que el funcionario tenga o no competencia funcional directa sobre la contratación
o que, si la tuviera, se haya abstenido de intervenir (entre otras, ver Resolución OA 157/2010 23).
La prohibición es objetiva, solo deben cumplirse los presupuestos de hecho previstos en la disposición legal:
Los conceptos de “tercero” y “organismo del Estado en donde desempeña sus funciones” han sido
interpretados por la Oficina Anticorrupción en múltiples resoluciones.
a las personas jurídicas o sociedades de hecho de las cuales los funcionarios tienen participación
societaria suficiente para formar de la voluntad social (conf. art. 28 Decreto 1023/2001 26), (RESOL
2016-1-E-APN-OA#MJ27), ya sea en forma personal o cuando los otros socios son el cónyuge, hijos
u otros familiares (Resoluciones OA 88/2002 28 y 126/200929).
Con relación al concepto “organismo del Estado en donde desempeña sus funciones”, debe considerarse que
la prohibición se extiende a todo el ámbito de la jurisdicción donde el agente cumple tareas y donde puede
extender su influencia (Resolución OA 505/2015 30).
UNIDAD 4 27
ÉTICA PÚBLICA
actuare en los entes o comisiones reguladoras de esas empresas o servicios dentro de los tres (3)
años inmediatamente posteriores a la última adjudicación en la que haya participado.
Para que se configure esta hipótesis, es necesario que una persona, en su rol de funcionario, haya tenido
“…intervención decisoria en la planificación, desarrollo y concreción de privatizaciones o concesiones de
empresas o servicios públicos…”. No basta la mera prestación de servicios en la empresa o servicio privatizado
o concesionado.
¿Qué sucede cuando las actividades en conflicto tuvieron lugar antes o después del ejercicio
de la función?
Hoy no existe período de carencia ex ante. El funcionario puede realizar tareas en el ámbito privado
relacionadas al ejercicio de su función pública hasta el mismo momento de su designación (Resoluciones OA
427/2014 31, 509/2016 32 y 510/2016 33).
Sin embargo, conforme la redacción actual del artículo 15 de la Ley 25188, debe:
a) renunciar a tales actividades como condición previa para asumir el cargo — siendo insuficiente la
licencia— (Resolución OA 120/2007 34).
En cuanto al alcance temporal del deber de excusación, la OA ha interpretado que cesa a los tres (3) años de
UNIDAD 4 28
ÉTICA PÚBLICA
Con relación a su alcance material, se refiere solo a cuestiones “particularmente” relacionadas con las
personas o empresas referidas. Es decir, no abarca a las políticas públicas, salvo dirigidas especialmente al
sector donde posee intereses particulares (Resolución OA 509/2016 37 y sus citas).
Tampoco existe una carencia posterior, por lo menos en los amplios términos en que la concebía
originariamente la Ley 25188. Solo se considera vigente la limitación dispuesta por el artículo 46 del Código
de Ética que prohíbe a los funcionarios “durante su empleo y hasta un año después de su egreso”:
¿Qué ocurre si un funcionario interviene, controla o actúa encontrándose en una situación de conflicto de
intereses?
El funcionario será sancionado o removido por los procedimientos establecidos en el régimen propio
de su función (art. 3).
Los actos emitidos por el agente en conflicto de intereses serán nulos de nulidad absoluta (art. 17).
Tanto el funcionario actuante como las firmas contratantes o concesionarias serán solidariamente
responsables por la reparación de los daños y perjuicios que por esos actos le ocasionen al Estado
(art. 17 in fine).
UNIDAD 4 29
ÉTICA PÚBLICA
generando incentivos eficientes para la prevención de conductas irregulares, aumentando los costos
de comportarse corruptamente).
Sujetos obligados
La obligación de presentar declaración jurada alcanza a determinados funcionarios en virtud del cargo que
desempeñan o de su función. Se encuentran enumerados en el artículo 5º de la Ley 25188 (modificado por
Ley 26857).
En virtud del cargo, quedan incluidos en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional:
todo el personal de los organismos de Inteligencia, sin distinción de grados, sea su situación de revista
permanente o transitoria.
los funcionarios que tengan por función administrar un patrimonio público o privado, o controlar o
fiscalizar los ingresos públicos, cualquiera fuera su naturaleza;
Cabe señalar que la reciente reforma de la Ley 26857 incluyó a los candidatos a ocupar cargos electivos
nacionales dentro de los obligados.
UNIDAD 4 30
ÉTICA PÚBLICA
Oportunidad de presentación
De conformidad con las disposiciones de la Ley 25188 (mod. por Ley 26857), los funcionarios que
desempeñan cargos o funciones alcanzados por la obligación de presentación, deben confeccionar:
una declaración jurada inicial con motivo del alta en el cargo o función (dentro de los 30 días hábiles
desde la asunción);
una declaración jurada por baja, que originariamente debía presentarse dentro de los 30 días hábiles
desde la fecha de cesación en el cargo. Hoy, al haberse asociado el sistema a las declaraciones
juradas fiscales, se dará cumplimiento presentando la declaración anual correspondiente al año en
que dicha baja se produce, con vencimiento el 30 de mayo del año siguiente39.
Periódicamente, las autoridades de aplicación de los distintos regímenes deben publicar la lista de los oficiales
cumplidores e incumplidores en cada página web de cada Poder del Estado.
Contenido
Teniendo en cuenta los objetivos propios del sistema, la declaración jurada tiene como contenido principal
todos los bienes que se encuentren en el patrimonio del funcionario tanto en el país como en el exterior, así
como el capital invertido en títulos, acciones y demás valores cotizables o no en bolsa, o en explotaciones
personales o societarias.
Se agregan, además, los montos de los depósitos en bancos u otras entidades financieras, nacionales o
extranjeras, las tenencias de dinero en efectivo en moneda nacional o extranjera y los créditos y deudas
hipotecarias, prendarias o comunes.
Dicha descripción patrimonial debe encontrarse justificada con los ingresos del funcionario en el período. Por
ello, la declaración jurada exige también dar cuenta de los ingresos y egresos derivados del trabajo en relación
de dependencia o del ejercicio de actividades independientes y/o profesionales y los ingresos y egresos
anuales derivados de rentas o de sistemas previsionales.
Por último, a la luz de las exigencias normativas en materia de incompatibilidad y conflictos de interés, la
declaración jurada exige dar a conocer la información relativa a los antecedentes laborales, como así también
a la existencia de otras actividades actuales del funcionario.
En el anexo reservado, además de la información patrimonial del cónyuge o conviviente e hijos menores o
incapaces, se incluye información referida al nombre del banco o entidad financiera en el que tuviera sus
depósitos, los números de las cuentas corrientes, de cajas de ahorro, cajas de seguridad y tarjetas de crédito
y la ubicación detallada de los inmuebles.
38 Conforme art. 6º Resol. MJyDH 1695/2013. Apruébase el “Régimen de Presentación de la Declaración Jurada Patrimonial Integral”.
39 Conforme art. 3º Resol. Gral. AFIP 3511/2013 y art. 6º Resol. MJyDH 1695/2013.
UNIDAD 4 31
ÉTICA PÚBLICA
Publicidad
Hoy se cuenta con un mecanismo de acceso libre y gratuito al contenido de la declaración jurada de los
funcionarios a través de internet y disponible para toda la ciudadanía.
Sin embargo, quien acceda a la información pública contenida en las declaraciones juradas solo podrá
emplearlas para fines lícitos y no comerciales, no pudiendo utilizarlas para cualquier propósito ilegal; comercial
(exceptuando a los medios de comunicación y noticias para la difusión al público en general); para determinar
o establecer la clasificación crediticia de cualquier individuo; o para efectuar, en forma directa o indirecta, una
solicitud de dinero con fines políticos, benéficos o de otra índole (art. 11 Ley 25188). Tampoco podrán
infringirse las disposiciones contenidas en la Ley 25326 de Protección de los Datos Personales.
A partir de la entrada en vigencia del Decreto 117/2016 sobre el Plan de Apertura de Datos, parte del contenido
de la información pública de las declaraciones juradas es publicado bajo la forma de Datos Abiertos.
Entre los objetivos determinado al trabajo de la OA, se específica el de administrar los datos del registro de
las declaraciones juradas patrimoniales integrales de los agentes públicos y efectuar el análisis de su
contenido en orden a determinar la posible existencia de enriquecimiento ilícito o la configuración de conflictos
de intereses.
UNIDAD 4 32
ÉTICA PÚBLICA
Esta función es desempeñada por la Dirección Nacional del Sistema de Declaraciones Juradas de la Oficina.
El control de las declaraciones juradas tiene por objetivo el seguimiento de la evolución patrimonial de los
funcionarios; la detección de incompatibilidades y conflictos de intereses; la detección de posibles delitos de
corrupción, como podrían ser el enriquecimiento Ilícito, la omisión de presentación de declaraciones juradas,
la falta de información o falsedad de las declaraciones juradas, el cohecho o soborno, entre otros.
Asimismo, se verifica la verosimilitud de la información brindada por los funcionarios, mediante consultas a
bases de datos y registros (nacionales, locales y privados).
Las compras públicas representan la principal vía de relación directa entre el Estado y el sector privado, y
resultan la mayor fuente de afectación de los recursos públicos. A través de estas, se busca materializar el
interés público mediante la adquisición de bienes y servicios de diversa índole.
En virtud de sus características propias, las compras públicas constituyen la actividad gubernamental más
vulnerable a la corrupción, por lo que resulta indispensable que estas se desarrollen en presencia de un marco
normativo y operativo que favorezca las buenas prácticas y la eficiencia en la gestión de las contrataciones.
En nuestro país, la selección de proveedores para la provisión de bienes y servicio en el ámbito Sector Público
Nacional se encuentra regulada por el Régimen de Contrataciones aprobado por el Decreto Delegado
1023/2001 — reglamentado por el Decreto 1030/2016—, resultando aplicables las previsiones de la Ley 13064
en materia de obras públicas.
En dicho marco normativo, se determina que la gestión de contrataciones deberá desarrollarse en un contexto
de transparencia basado en la publicidad y difusión oportuna de las actuaciones y contratos celebrados por
los distintos organismos públicos.
A su vez, se ha establecido que las tramitaciones se efectuaran bajo una estricta observancia de los principios
de promoción de la concurrencia, competencia e igualdad de tratamiento de proveedores e interesados,
fijándose como regla general la selección de proveedores mediante el procedimiento de licitación pública o
concurso público, según corresponda.
UNIDAD 4 33
ÉTICA PÚBLICA
De este modo, se incorporan nuevas herramientas de control que permitirán a la ciudadanía ejercer un
seguimiento acabado en lo referente a la utilización de los recursos públicos, que coadyuvan a la lucha contra
la corrupción mediante la promoción de la ética y la transparencia en los procesos de selección.
La audiencia pública
Entre otras medidas preventivas de la corrupción, vinculadas directamente con la transparencia en la toma de
decisiones y la rendición de cuentas, encontramos la audiencia pública. Es un mecanismo institucional
dirigido a que cualquier ciudadano interesado, con independencia de estar o no afectado directamente por el
tema a tratar, exprese su opinión. Se busca que la autoridad tenga en cuenta distintas perspectivas e
informaciones antes de tomar decisiones definitivas.
Entre sus potenciales virtudes, se encuentran la prevención de actos ilegítimos; la expresión de los intereses
de los distintos sectores sociales afectados; la detección de posibles errores en la toma de decisiones públicas;
la construcción del consenso, y a partir de este, la eficacia de la implementación de las políticas públicas.
Este procedimiento no solo es una vía de participación del ciudadano en las cuestiones públicas, sino también
facilita el flujo de información entre los actores de la sociedad y las autoridades involucradas, lo que fortalece
el proceso de elaboración e implementación de las políticas públicas.
En la actualidad, el Régimen de Audiencias Públicas en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional se encuentra
regulado por el Anexo I al Decreto 1172/2003.
Acceso a la información
Ningún tipo de participación ciudadana es pleno y eficaz si se carece de información sobre el tema en el que
se desea intervenir. Por lo tanto, es de vital importancia que los ciudadanos accedan a información completa,
adecuada, oportuna y veraz sobre la actuación del Estado.
La importancia del acceso a la información adquiere un nivel superior en cualquier Estado democrático, pues
transparenta la gestión y da publicidad a los actos de gobierno. Hoy en día es considerado un derecho humano
UNIDAD 4 34
ÉTICA PÚBLICA
fundamental.
Para que efectivamente cumpla su cometido, todo régimen de acceso a la información debe respetar los
principios de igualdad, publicidad, celeridad, informalismo y gratuidad, evitando su desnaturalización por el
establecimiento de requisitos innecesarios que obstaculicen dar una pronta respuesta a la solicitud.
Todo ciudadano (sin discriminación y sin necesidad de invocar derecho subjetivo o interés legítimo al guno o
motivo de su consulta) debe poder acceder a la información pública que el Estado produce, recopila,
almacena, conserva u obtiene por cualquiera de sus reparticiones o incluso la información de entidades
privadas cuya producción haya sido financiada total o parcialmente por el erario público. Como excepción
resulta admisible restringir el acceso a aquella información cuya divulgación pudiera afectar otros propósitos
legítimos establecidos por la Constitución — por ejemplo, las cuestiones de defensa nacional, seguridad
interior y política exterior, la información restringida por secreto fiscal o bancario, los registros sobre secretos
industriales, comerciales, científicos y los denominados datos sensibles amparados en la legislación sobre
bancos de datos personales, derecho a la intimidad y al honor—.
El destinatario de la solicitud debe responder la consulta aunque no se encuentra obligado a crear o producir
información con la que no cuente al momento del pedido (salvo que el Estado se encuentre legalme nte
obligado a producirla). Y debe hacerlo en plazos breves y sin imponer requisitos dilatorios o que obstaculicen
la petición.
Asimismo, deben preverse recursos administrativos y judiciales para resolver controversias y denegatorias
injustificadas.
En la actualidad, el Régimen de Acceso a la Información Pública se encuentra regulado por la Ley 27275,
aplicable a todos los poderes del Estado, cuya vigencia comenzó el 29/9/2017. El Órgano rector en la materia
es la Agencia de Acceso a la Información Pública.
Otras normas contienen también disposiciones relacionadas al acceso a la información pública: la Ley 25152
de Administración Federal de los Recursos Públicos (artículo 8); la Ley 25831 de Régimen de Libre Acceso a
la Información Pública Ambiental y la Ley 25326 de Protección de los Datos Personales - Habeas Data.
En el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional, además, rigen otras herramientas de transparencia y participación
ciudadana:
la participación de la ciudadanía en reuniones abiertas de los entes reguladores (Anexo VIII al Decreto
1172/2003).
UNIDAD 4 35
ÉTICA PÚBLICA
La Convención Interamericana contra la Corrupción en su artículo III establece, entre las medidas preventivas,
que los Estados parte se comprometen a aplicar, la creación, mantenimiento y fortalecimiento de “Órganos de
control superior, con el fin de desarrollar mecanismos modernos para prevenir, detectar, sancionar y erradicar
las prácticas corruptas”.
Cabe señalar que la Ley 25188 en su texto original, teniendo en cuenta su vigencia respecto de todos los
poderes del Estado, había previsto la creación de una Comisión Nacional de Ética Pública en el ámbito del
Congreso de la Nación como órgano independiente y con autonomía funcional. Sin embargo, esta autoridad
nunca llegó a conformarse y en el año 2013, se derogó la norma que disponía su constitución (Ley 26857).
En la actualidad, la Argentina cuenta con una serie de organismos de control superior que direct a o
indirectamente persiguen este cometido. Algunos dependen del propio Poder Ejecutivo Nacional y otros del
Congreso Nacional.
La Oficina Anticorrupción
Creada por la Ley 25233, la Oficina Anticorrupción (OA), tiene como misión la de elaborar y coordina r
programas de lucha contra la corrupción en el Sector Público Nacional con competencias y atribuciones
concurrentes -en algunos aspectos- con la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (hoy Procuraduría de
Investigaciones Administrativas).
Conforme al reciente Decreto 50/2019 40 (Anexo II), algunos de los objetivos de la Oficina Anticorrupción son:
Ejercer las funciones que le correspondan en carácter de autoridad de aplicación de la Ley 25188 y
sus normas complementarias.
Impulsar las acciones tendientes a prevenir la corrupción y hacer efectivas las responsabilidades por
actos contrarios a la ética pública.
UNIDAD 4 36
ÉTICA PÚBLICA
y la transparencia en la gestión y los actos de gobierno y asesorar a los organismos del Sector Público
Nacional.
Promover, de oficio o por denuncia, investigaciones respecto de la conducta de los agentes públicos,
tendientes a determinar la existencia de hechos ilícitos cometidos en ejercicio o en ocasión de la
función pública, en el ámbito de su competencia.
Realizar investigaciones a fin de controlar a toda institución o asociación que tenga como principal
fuente de recursos el aporte estatal, en caso de indicios sobre el irregular manejo de tales recursos.
Realizar las presentaciones a que dieran lugar las investigaciones, ante las autoridades
administrativas o judiciales, a fin de impulsar su actuación, participando en carácter de parte
interesada o querellante en los casos previstos en la normativa.
Administrar los datos del registro de las declaraciones juradas patrimoniales integrales de los agentes
públicos y efectuar el análisis de su contenido en orden a determinar la posible existencia de
enriquecimiento ilícito o la configuración de conflictos de intereses.
Dictar las normas de instrumentación, complementarias y/o aclaratorias en los términos del Decreto
N° 202 del 21 de marzo de 2017 y celebrar todos los actos que se requieran para la debida
implementación del citado decreto.
El o la Titular de la Oficina Anticorrupción (Decreto 54/201942) tendrá rango y jerarquía equivalente a Ministro
y dependerá funcionalmente de la Presidencia de la Nación. Gozará de independencia técnica y cumplirá las
funciones que le competen sin recibir instrucciones del presidente de la Nación ni de ninguna otra autoridad
superior del Poder Ejecutivo Nacional. A su vez, la misma se encuentra organizada en dos Subsecretarías: la
Subsecretaría de Investigaciones Anticorrupción (SsIA) y la Subsecretaria de Integridad y Transparencia
(SsIyT).
La SSIA analiza -de oficio, por denuncia o por consulta de los funcionarios o sus superiores jerárquicos-
situaciones concretas en las que podría existir una infracción a la normativa sobre ética pública o un hecho de
corrupción, así como también:
2. Instruir las investigaciones relativas a la conducta de los agentes públicos, tendientes a determinar la
posible existencia de hechos ilícitos cometidos en ejercicio o en ocasión de la función pública.
UNIDAD 4 37
ÉTICA PÚBLICA
5. Constituirse como parte en los sumarios administrativos, en los casos en que la reglamentación así lo
establezca.
6. Investigar preliminarmente, de oficio o por denuncia, los hechos que pudieren configurar presunto
enriquecimiento ilícito o cualquier otra irregularidad en el uso de los recursos públicos por parte de los
agentes que se desempeñan en el Sector Público Nacional y en su caso, intervenir posteriormente ante
los órganos competentes.
9. Dirigir y supervisar las acciones de investigación preliminar llevadas a cabo en una investigación.
10. Evaluar el trámite de las investigaciones preliminares y en su caso elevar un informe fundado al
Secretario respecto de la procedencia de efectuar una denuncia judicial o administrativa.
La SSIyT tiene como misión elaborar y ejecutar acciones y políticas para la promoción de la ética pública, la
integridad y la transparencia en el Sector Público Nacional. A tal fin y entre otras cuestiones tiene como
finalidad:
5. Efectuar el control y seguimiento de las declaraciones juradas de los agentes públicos y analizar su
contenido en orden a determinar la existencia de situaciones que puedan configurar presunto
enriquecimiento ilícito o conflicto de intereses.
6. Dictaminar en los procedimientos de selección para la designación de funcionarios por parte del Poder
Ejecutivo Nacional, cuando este así lo requiera, en relación con la idoneidad ética de los candidatos
y eventual conflicto de intereses.
UNIDAD 4 38
ÉTICA PÚBLICA
del REGISTRO DE VIAJES FINANCIADOS POR TERCEROS, aprobados por el Decreto N° 1179 del
18 de noviembre de 2016.
Teniendo en cuenta la división de poderes y la especialización de las funciones de los organismos de control
superior, el éxito en la prevención y en la punción de la corrupción depende, en gran medida, de la buena
coordinación y articulación entre ellos.
En este sentido, es muy importante evitar las superposiciones y los vacíos de competencias, y procurar la
concatenación de sus acciones.
Teniendo en cuenta la división de poderes y la especialización de las funciones de los organismos de control
superior, el éxito en la prevención y en la punción de la corrupción depende, en gran medida, de la buena
coordinación y articulación entre ellos.
En este sentido, es muy importante evitar las superposiciones y los vacíos de competencias, y procurar la
concatenación de sus acciones.
Fue creada por la Ley 24156, goza de autarquía administrativa y financiera. Su principal actividad consiste en
examinar y auditar, con posterioridad a su ejecución, las actividades financieras y administrativas de las
entidades sujetas a su control (jurisdicciones que componen el Poder Ejecutivo Nacional y los organismos
descentralizados y empresas y sociedades del Estado que dependan de este). El modelo de control que utiliza
incluye aspectos presupuestarios, económicos, financieros, patrimoniales, normativos y de gestión.
Fue creada por Ley 25246 de Encubrimiento y Lavado de Activos de Origen Delictivo. Este organismo funciona
con autarquía funcional, hoy dentro del ámbito del Ministerio de Finanzas. Se dedica al análisis, tratamiento y
transmisión de información para prevenir e impedir el lavado de activos provenientes, entre otros, de delitos de
fraude en perjuicio de la administración pública, cohecho y tráfico de influencias, malversación de caudales
públicos, exacciones ilegales y enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados.
UNIDAD 4 39
ÉTICA PÚBLICA
Creada en 1992 por la Ley 24156 en el ámbito del Congreso de la Nación y con jerarquía constitucion al a
partir de la reforma del año 1994 (art. 85 de la Constitución Nacional). Se trata de un organismo de asistencia
técnica del Poder Legislativo, que tiene a su cargo el control externo del Sector Público Nacional en sus
aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos. Goza de autonomía funcional, y su presidente
es designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de legisladores.
La fiscalía forma parte del Ministerio Público Fiscal y depende de la Procuración General de la Nación. Entre
sus facultades se encuentran promover la investigación de la conducta administrativa de los agentes
integrantes de la Administración nacional centralizada y descentralizada y de las empresas, sociedades y todo
otro ente en el que el Estado tenga participación; efectuar investigaciones en instituciones o asociaciones que
tengan como principal fuente de recursos el aporte estatal, en caso de sospecha razonable sobre
irregularidades en la inversión dada a los mencionados recursos; y denunciar ante la justicia los hechos que
como consecuencia de investigaciones practicadas sean considerados delitos. Como puede advertirse,
algunas de sus atribuciones resultan concurrentes (aunque no excluyentes) con las de la Oficina
Anticorrupción.
Funciona en el ámbito del Poder Legislativo Nacional. Creado por el artículo 86 de la Constitución Nacional,
es un cargo elegido por cinco años y renovable por una sola vez, con el voto de los dos tercios de cada una
de las dos Cámaras del Congreso. Goza de plena autonomía funcional sin recibir instrucciones de ninguna
autoridad, con la misión, entre otras, de defender y proteger los derechos humanos y demás derechos,
garantías e intereses tutelados por la Constitución y las leyes ante hechos, actos u omisiones de la
Administración y el control del ejercicio de las funciones administrativas públicas. Su actuación está reglada
por la Ley 24284.
UNIDAD 4 40
ÉTICA PÚBLICA
Bibliografía
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UNIDAD 4 41
ÉTICA PÚBLICA
Normativa
Convenciones internacionales
Leyes
UNIDAD 4 42
ÉTICA PÚBLICA
Decretos
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