Está en la página 1de 19

UNIDAD 3

DETECCIÓN Y MEDIDA DE LA RADIACIÓN

PROTECCIÓN RADIOLÓGICA

ÍNDICE

3.1. Generalidades de la detección


3.2. Detectores de ionización gaseosa.
3.3. Detectores de centelleo.
3.4. Otros detectores.
Página 1

Unidad 3 Protección Radiológica


3.1. GENERALIDADES DE LA DETECCIÓN

3.1.1. Fundamentos físicos de la detección

El organismo humano no puede percibir directamente muchos agentes físicos del mundo que
le rodea, como es el caso de las radiaciones ionizantes.

Por esta razón, el hombre ha ideado procedimientos y aparatos para detectar, medir y
analizar las radiaciones ionizantes a fin de prevenir sus posibles efectos perjudiciales. Para ello
se aprovechan diversos efectos que produce la radiación al atravesar la materia.

Las partículas cargadas a su paso por la materia producen perturbaciones al interactuar con
los componentes que poseen carga (núcleos y electrones) principalmente en la forma de
interacciones electrostáticas. La radiación electromagnética, al carecer de carga, no produce
directamente estos efectos, pero sí indirectamente a través de los efectos fotoeléctrico,
Compton, o creación de pares, en los que se producen partículas cargadas. El efecto directo
de la perturbación depende de la intensidad de la interacción electrostática, pudiéndose
clasificar en:

a) Excitación de luminiscencia en algunos sólidos.


Si la cesión de energía es pequeña, se pueden producir procesos de excitación de los
electrones que son promovidos a niveles energéticos más elevados con una desexcitación
posterior acompañada generalmente de emisión de radiación electromagnética, tal y como
ocurre en algunos medios sólidos. La medida de esta radiación luminosa producida está
directamente relacionada con la radiación ionizante que la provocó. Este fenómeno es el que
se aprovecha en los detectores basados en termoluminiscencia, como los dosímetros
termoluminiscentes o TLDs o en los basados en centelleadores.

b) Producción de carga.
Si la cesión de energía supera ciertos umbrales el electrón puede recibir una energía suficiente
para que se produzca su expulsión total del átomo, lo que se denomina ionización, tal y como
Página 2

ocurre generalmente en los medios gaseosos.

Unidad 3 Protección Radiológica


Así, cuando una radiación ionizante atraviesa un gas, provoca la ionización de una parte de sus
átomos y, por consiguiente, la liberación de iones positivos y electrones negativos. Con ello, el
gas, que primitivamente se comportaba como un aislante eléctrico, pasa a ser parcialmente
conductor. Midiendo la corriente eléctrica que por él circula, en determinadas condiciones,
puede deducirse la intensidad de la radiación que lo atraviesa.

El caso de los detectores basados en semiconductor es similar al de los detectores de


ionización, con la diferencia de que ahora se producen pares electrón-hueco en un medio
sólido.

c) Disociación de la materia.
En casos más extremos de cesión energética, los efectos producidos pueden dar lugar a
disociación, proceso en el que se rompen enlaces químicos, formándose radicales libres de
gran reactividad química y produciendo alteraciones en la constitución de la materia. Un
ejemplo de este fenómeno es el ennegrecimiento de placas fotográficas. Las radiaciones
ionizantes pueden atravesar la envoltura que protege de la luz ordinaria a una película
fotográfica y ennegrecerla. Midiendo después la intensidad de dicho ennegrecimiento se
puede deducir la dosis de radiación que ha alcanzado a la película fotográfica.

Al establecer un campo eléctrico suficientemente intenso al dispositivo, los iones positivos


creados son captados por el electrodo negativo (cátodo) y los negativos por el electrodo
positivo (ánodo), midiéndose una corriente cuya intensidad estará relacionada con la
intensidad de la radiación ionizante que la ha producido.

En general, cualquiera de los tres procesos citados puede constituir el fundamento de un


detector, dispositivo genérico que puede adoptar varias configuraciones específicas que
permiten alcanzar una variada información, que puede ser por ejemplo, la mera información
de llegada de radiación ionizante, el tipo de partícula, su energía, etc. En general, se suele
distinguir entre contadores, que se limitan a contar las partículas o fotones que alcanzan el
dispositivo, o espectrómetros, donde además de la información de presencia que da el
Página 3

detector, se mide la energía de la radiación incidente.

Unidad 3 Protección Radiológica


Se debe tener en cuenta que los equipos detectores de la radiación ionizante pueden variar su
respuesta en función del tipo y energía de la radiación, la tasa de emisión, la geometría y
condiciones ambientales en las que se realiza la medida.

En un modelo de detector idealizado se supone que en un tiempo t=0 se crea súbitamente


una carga Q cuyos portadores positivos y negativos son captados por los electrodos
polarizados, proceso que requerirá un cierto tiempo de captación, que en los detectores
gaseosos puede ser del orden de los ms y en los basados en semiconductor del orden de lo ns.
Se supone que esta carga origina un flujo de corriente, i, que será constante durante el tiempo
de captación y luego nula. Pero en una situación real, en un determinado intervalo pueden
interactuar muchas partículas, dependiendo de su tasa de llegada, con lo que se pueden
producir efectos de apilonamiento de los impulsos.

Puede ser por tanto deseable trabajar en modo corriente, que es el modo principal en el que
operan la mayor parte de los detectores empleados en dosimetría personal, y en cuyo caso la
magnitud observada es la corriente media producida en el detector debido a la interacción de
varias partículas; o en modo impulso, donde se registra la carga liberada por cada suceso
ionizante que es como operan la mayor parte de los detectores.

Es necesario introducir una serie de conceptos que caracterizan a los detectores de radiación.

3.1.2 Rendimiento de detección

Si en una muestra radiactiva, cada átomo desintegrado tiene como consecuencia la emisión
de radiación ionizante (partículas cargadas o fotones), es en principio deseable que cada una
de ellas sea detectada por el equipo empleado, en especial cuando se miden muestras de muy
baja actividad. Desafortunadamente, salvo casos aislados, esta condición es difícil de cumplir y
en estos casos se requiere definir un parámetro, el rendimiento de detección o eficiencia ε,
expresable en principio como la relación entre las tasas de acumulación de impulsos N y del
número de eventos ionizantes que alcanzan el detector N0:

𝑁
Página 4

𝜀 =
𝑁𝑂

Unidad 3 Protección Radiológica


Si se conoce en un detector el valor del rendimiento, el número de eventos ionizantes se
calcula, conociendo el número de eventos registrados, como:

𝑁
𝑁𝑜 =
𝜀

Es conveniente clasificar el rendimiento de detección en dos variantes:

El rendimiento absoluto o extrínseco, εabs, se define como el cociente entre el número de


impulsos registrados y el número de partículas o fotones “emitidos por la fuente”. Esta
magnitud depende no sólo de propiedades intrínsecas del detector sino también de detalles
geométricos (principalmente de la distancia fuente-detector).

El rendimiento intrínseco, εi, que se define como el cociente entre el número de impulsos
registrados entre el número de partículas o fotones “que inciden en el detector y dan señal”.

Ambos rendimientos están relacionados por la expresión:

4𝜋
𝜀𝑖 = 𝜀𝑎𝑏𝑠
Ω

donde Ω es el ángulo sólido subtendido por la fuente y el detector.

3.1.3 Resolución en tiempo.

En todos los detectores existe una limitación en la tasa máxima de recuento de partículas o
fotones, ya que es finita su rapidez de respuesta. Así, todos los detectores ofrecen la
desventaja intrínseca de que dos eventos detectados deben estar separados un tiempo
mínimo para que ambos impulsos sean detectados; éste es el llamado tiempo de resolución o
tiempo muerto, 𝝉. Si un evento se produce en el detector durante el tiempo de resolución de
otro inmediatamente anterior, el segundo de ellos no será registrado.

Debido a la naturaleza aleatoria de los procesos de desintegración radiactiva, existe siempre


Página 5

cierta probabilidad de fallo en el registro de impulsos, cuyo valor crecerá cuanto más alta sea

Unidad 3 Protección Radiológica


la tasa de recuento. Teniendo en cuenta que la existencia del tiempo de resolución finito es
una característica ligada al proceso de detección, su eliminación es en principio imposible, y
por ello los esfuerzos se han centrado en su corrección, desarrollando fórmulas que
suministren el número real de eventos, conocido el número de impulsos registrados, y el
tiempo de resolución del sistema. Se han establecido así fórmulas correctivas en un caso
simple.

Siendo n la tasa real de eventos ionizantes en la unidad de tiempo, m la tasa de impulsos


registrados y 𝝉 el tiempo muerto, si en la unidad de tiempo se han contado m impulsos ello
significa que durante este tiempo el detector ha permanecido insensible un tiempo 𝒎 · 𝝉.
Ahora bien, si en la unidad de tiempo alcanzan el detector n eventos, durante el tiempo 𝒎 ·
𝝉 lo alcanzarán 𝒏 · 𝒎 · 𝝉 que precisamente serán los perdidos. Como los eventos no contados
son, obviamente n - m, se tiene: 𝒏 − 𝒎 = 𝒏 · 𝒎 · 𝝉
o bien
𝑚
𝑛=
1 − 𝑚𝜏

expresión que permite el cálculo de la tasa real de recuento, conocida la tasa de acumulación
de impulsos y el tiempo de resolución del sistema.

3.1.4 Resolución en energía.

En muchas aplicaciones de los detectores es preciso determinar la distribución energética de


las partículas o radiación incidente. Se habla entonces de espectros de amplitud de impulsos,
cuando su tamaño es proporcional a la energía liberada por el evento ionizante en el detector,
como los que se obtienen con el empleo de un multicanal, por ejemplo. En el caso de los
espectrómetros es muy importante definir la resolución energética.

Si se supone una situación ideal en la que llegan al detector partículas α monoenergéticas y, si


se admite linealidad de respuesta, es decir, proporcionalidad entre la amplitud del impulso y
la energía de la partícula, la función respuesta sería una línea infinitamente estrecha situada a
la energía E0 de la partícula incidente. En esta situación ideal, dos líneas mononergéticas
separadas por un intervalo energético ∆E serían apreciables individualmente y la resolución
Página 6

energética o capacidad para discernir completamente dos líneas espectrales sería perfecta.

Unidad 3 Protección Radiológica


Sin embargo, las condiciones reales implican una serie de fluctuaciones estadísticas que
conducen a una degradación de la distribución teórica, a una distribución de Gauss, como se
pone de manifiesto en la Figura 1, en la que se han representado dos casos de buena y de
mala resolución.

Evidentemente, cuanto más estrecha sea la distribución espectral de la línea observada, será
tanto mayor la capacidad de resolver detalles finos del espectro.

3.2.2.- DETECTORES DE IONIZACIÓN GASEOSA


Los detectores de ionización tienen un recinto lleno de un gas a presión conveniente en el que
se disponen dos electrodos a los que se les aplica una tensión de polarización, creando por
tanto un campo eléctrico en el interior del volumen del detector Figura 2.

Figura 2: Detector ionización gaseoso


Página 7

Unidad 3 Protección Radiológica


En las circunstancias descritas, dado que los gases son aislantes, en condiciones normales no
circula corriente eléctrica entre ambos electrodos. Pero si una partícula ionizante alcanza el
medio gaseoso, el campo eléctrico existente dará lugar a que las cargas eléctricas generadas
por la interacción de la radiación, se muevan hacia los electrodos de signo contrario. De esta
forma se origina en el circuito de detección un breve paso de corriente, o impulso de
corriente, que puede ser medido y revela la llegada de la radiación al detector.

Al variar la tensión de polarización aplicada a los electrodos, varía la amplitud del impulso
obtenido según se ve en la gráfica de la Figura 3, estableciéndose tres tipos de detectores de
ionización gaseosa que se corresponden con las zonas de la gráfica: zona de cámara de
ionización (2), zona proporcional (3) y zona Geiger (5).

Hay que tener en cuenta que las cargas formadas como consecuencia de la ionización del
medio siempre están sometidas a dos efectos antagónicos: por un lado, estas cargas tienden a
recombinarse y por otro lado el campo eléctrico aplicado provoca el arrastre de estos
portadores.

Figura 3
Página 8

Unidad 3 Protección Radiológica


En la Figura 3 se ha supuesto que al detector llegan partículas α y β de la misma energía y se
observará el comportamiento de la amplitud del impulso de corriente al crecer la tensión de
polarización aplicada.

En la zona (1) se observa el crecimiento de la amplitud del impulso con la tensión debido al
predominio paulatino del arrastre de las cargas por el campo eléctrico, conforme crece la
tensión aplicada.

En la zona (2) se da un efecto de saturación, como consecuencia de la captación completa de


los portadores creados en la ionización primaria. Es en esta zona en la que operan las cámaras
de ionización, de ahí que reciba el nombre de zona de cámara de ionización.

Si se aumenta la tensión por encima de un cierto valor Vp ambas curvas comienzan


nuevamente a crecer proporcionalmente, manteniendo su paralelismo, zona (3). Esto es así
porque en esta zona los portadores eléctricos adquieren tal energía que producen ionización
secundaria en su choque con las moléculas de gas, fenómeno que recibe el nombre de
multiplicación gaseosa. Debido a que el número de iones secundarios se mantiene
proporcional al de iones primarios formados, se denomina zona proporcional. En esta zona es
en la que operan los contadores proporcionales. Si se continúa aumentado la tensión
aplicada, zona (4), el crecimiento deja de ser lineal pues la intensa ionización generada
produce una carga espacial que causa una disminución local del campo eléctrico, con lo cual
ambas curvas presentan trayectorias convergentes. Es por esto que esta zona recibe el
nombre de zona de proporcionalidad limitada.

Superado el potencial de polarización Vg, se entra en la zona Geiger, zona (5), en la que la
descarga ocasionada por la partícula ionizante se extiende a todo el volumen del contador y
por ello el impulso originado posee una amplitud independiente de la energía y naturaleza de
la partícula.

Por último, si se continúa aumentando la tensión, se entra en la zona (6) con lo que el
detector alcanza la zona de descarga continua produciéndose ionizaciones incluso en ausencia
Página 9

de radiación incidente y el dispositivo puede dañarse irreversiblemente.

Unidad 3 Protección Radiológica


3.2.2. Cámara de ionización

En una cámara de ionización, la tensión de polarización aplicada produce un campo eléctrico


suficiente para que sea posible la captación de toda la carga generada por la radiación
incidente. Por otra parte, como la corriente generada en la cámara es muy pequeña para que
pueda ser medida por un instrumento ordinario, se amplifica previamente mediante un
circuito electrónico que constituye un amplificador.

Si se representa la corriente de una cámara de ionización en función de la tensión de


polarización se obtiene la curva característica de la cámara, Figura 4. En ella se aprecia una
meseta prácticamente horizontal o zona de saturación que es en la que se debe operar para
trabajar en condiciones adecuadas.

Figura 4

Las cámaras de ionización se clasifican, atendiendo a la forma de los electrodos, en planas o


cilíndricas, según estén dotadas de electrodos plano-paralelos, o cilíndricos. Las últimas están
formadas por un electrodo en forma de cilindro hueco, siendo el otro electrodo un alambre o
varilla central, según se muestra también en la Figura 4. La pared exterior de la cámara no
debe ser muy gruesa a fin de que pueda ser atravesada por la radiación que se quiere
detectar.
Página 10

Unidad 3 Protección Radiológica


Las cámaras de ionización se usan preferentemente para la detección de radiación X, gamma y
radiación beta. Para la detección de radiación alfa, de alcance muy corto en la materia, es
necesario que la fuente radiactiva se sitúe en el interior de la cámara, sobre uno de los
electrodos (cámaras planas). En cambio, la detección de partículas beta se consigue para
fuentes externas a través de ventanas suficientemente delgadas, dado su mayor poder de
penetración.

El rendimiento de detección, definido como el número de partículas detectadas por cada 100
partículas incidentes, se aproxima al 100% para partículas alfa y beta que alcancen el volumen
sensible de la cámara. En cambio para fotones sólo se logran rendimientos del orden del 1%.

La resolución en energía en las cámaras de ionización es meramente aceptable y en trabajos


espectrométricos se encuentran desplazadas por los detectores de semiconductor de
características mucho más ventajosas.

3.2.3. Contador proporcional

Al aumentar la tensión de polarización aplicada por encima de la zona correspondiente a la


cámara de ionización (Figura 4), se presenta el fenómeno de multiplicación de carga, al unirse
a la ionización primaria, la secundaria, originada por los electrones, que acelerados hacia el
ánodo, ganan energía suficiente para ionizar, por impacto, moléculas de gas neutro. De esta
forma aumenta el tamaño del impulso proporcionado en un factor, llamado factor de
multiplicación gaseosa, A, que vendrá dado por el número de nuevos pares de iones
producidos, n, por cada electrón primario, de modo que se puede expresar la amplitud total
del impulso originado, ∆V, como:

𝐴𝑛𝑒0
Δ𝑉 =
𝐶

donde e0 es la carga electrónica y C es la capacidad asociada al hilo.


Página 11

Unidad 3 Protección Radiológica


Para que un contador sea realmente proporcional A debe ser independiente de n lo cual sólo
ocurre si el factor de multiplicación gaseosa no rebasa la cota de 103 – 104, dependiendo de la
naturaleza del gas y la ionización específica de la partícula primaria.

El contador proporcional trabaja satisfactoriamente como espectrómetro siempre que la


partícula ionizante disipe la totalidad de su energía en el volumen sensible del detector ya que
entonces el tamaño de los impulsos es proporcional a la energía de la partícula.

Aunque la magnitud de los impulsos de tensión generados, del orden de 0,1V, es mayor que
en la cámara de ionización, se requiere como en ésta una amplificación de la señal. El tiempo
de resolución es del orden de 0,1µs.

3.2.4. Contador Geiger

Si se eleva la tensión de polarización por encima de la zona de proporcionalidad, los impulsos


resultantes alcanzan la misma amplitud, independientemente de la ionización primaria debida
a la partícula detectada. Se dice entonces que la modalidad de funcionamiento del contador
corresponde a la zona Geiger.

El fenómeno de multiplicación de la carga que ya aparecía en los contadores proporcionales,


se incrementa y se propaga a lo largo de todo el hilo central (ánodo), produciendo una
avalancha de iones que dan lugar a la formación de un impulso mucho mayor que en las
cámaras de ionización o contadores proporcionales. La amplitud del impulso es suficiente
para activar directamente sistemas electrónicos de registro, sin necesidad de amplificación
previa. Esta circunstancia, que abarata considerablemente la cadena electrónica, constituye la
cualidad más apreciada en este tipo de detector.

Los equipos detectores de radiación basados en tubos Geiger resultan así mucho más
sensibles que los basados en cámaras de ionización y más adecuados por tanto para medir
niveles de radiación muy bajos. En cambio, un sistema Geiger no supone más que un contador
de las partículas ionizantes que alcanzan el volumen sensible pero no suministra información
Página 12

alguna acerca de la naturaleza o energía de las partículas detectadas, de modo que no es


posible emplear un Geiger como espectrómetro.

Unidad 3 Protección Radiológica


Además, un contador Geiger es un instrumento de operación lenta, lo que constituye uno de
sus mayores inconvenientes cuando se trata de medir actividades que produzcan tasas de
recuento mayores de unos centenares de impulsos por segundo. Esto es debido a que
inmediatamente después de la extensión de la descarga a toda la longitud del hilo, se produce
una perturbación del campo eléctrico, causado por los iones positivos que rodean el electrodo
negativo (ánodo), que impide transitoriamente la detección de cualquier partícula o fotón.
Cuando dichos iones alcanzan el electrodo negativo, donde captan un electrón para volver a
convertirse en átomos o moléculas neutras, se restablece el campo eléctrico y el detector es
capaz de volver a detectar partículas o fotones de nuevo.
El tiempo de resolución (o tiempo muerto) el contador Geiger, puede variar entre 50 y 300
microsegundos. La eficiencia de un contador Geiger es solo del orden de 1-2% para radiación
gamma. En cambio, y debido al relativamente intenso poder ionizante de las partículas beta,
la eficiencia del contador en este caso es excelente, próxima al 100%, para todas aquellas
partículas que logran atravesar la ventana y penetrar en el volumen activo del contador. Los
contadores Geiger se usan preferentemente para la detección de radiación gamma o
partículas beta. En el caso de la radiación gamma, los contadores están provistos de paredes
metálicas o de vidrio, teniendo en cuenta el gran poder de penetración de esta radiación.

3.3. DETECTORES DE CENTELLEO

La interacción de la radiación ionizante en medios materiales, tiene como consecuencia una


absorción parcial o total de su energía por el medio. Ciertos compuestos cristalinos
(materiales luminiscentes) tienen la propiedad de que una parte de la energía absorbida la
reemiten en forma de luz visible o ultravioleta. Esta propiedad permite una nueva variante en
los sistemas de detección, los llamados detectores de centelleo, formados por una sustancia
luminiscente y un dispositivo fotoeléctrico llamado fotomultiplicador que convierte los
destellos luminosos en impulsos eléctricos y mide la luz emitida por la sustancia luminiscente.
Este detector es capaz de funcionar como espectrómetro, con las ventajas adicionales de un
alto rendimiento de detección y un tiempo de resolución corto.
Página 13

Unidad 3 Protección Radiológica


3.3.1. Los cristales luminiscentes

Las substancias luminiscentes usadas en detectores de centelleo son de composición química


orgánica o inorgánica; principalmente deben reunir una serie de características, entre las que
destacan las siguientes:

a) El coeficiente de conversión luminiscente, definido como la fracción de energía cedida por


la partícula o fotón primario que se convierte en energía luminosa, debe ser lo más elevado
posible (en la práctica, el mayor valor observado es 0,2).

b) El cristal luminiscente debe ser lo más transparente posible a la propia luz emitida, por lo
cual se usan, siempre que sea posible, monocristales de tamaño adecuado.

c) La longitud de onda dominante de los fotones luminiscentes no siempre se corresponde


con la zona espectral de máxima sensibilidad del fotomultiplicador (λ = 400 nm,
correspondiente al color azul violado). Para ajustar en cada caso la luz emitida a esta banda
espectral óptima, los cristales contienen pequeñas proporciones de substancias llamadas
activadores, que desvían la longitud de onda del cristal puro hacia valores mayores (efecto
batocrómico).

d) El espesor del cristal debe ser en lo posible igual al alcance máximo si se trata de partículas
cargadas. En el caso de radiación gamma debe tener el mayor espesor posible (limitaciones
prácticas y económicas) y poseer un número atómico lo más elevado posible para favorecer la
absorción de energía.

Entre las substancias inorgánicas fluorescentes más empleadas en detectores de centelleo,


figuran el sulfuro de cinc activado con plata, SZn(Ag) para la detección de partículas pesadas
cargadas (alfa, protones, productos de fisión, etc. Para la detección de la radiación gamma, el
NaI(Tl) constituye el cristal inorgánico más utilizado, dada su gran transparencia en la banda
de emisión luminiscente, su alta razón de conversión de energía a fotones y que un 80 % de su
masa está constituida por iodo, lo que proporciona un excelente rendimiento de detección,
Página 14

del orden de un 60 % para radiación gamma de unos 0,5MeV.

Unidad 3 Protección Radiológica


3.3.2. El fotomultiplicador

El dispositivo que convierte la luz generada por el cristal luminiscente en un impulso de


tensión medible recibe el nombre de fotomultiplicador. Este dispositivo está integrado por
una ampolla cilíndrica de vidrio en la que se ha hecho un vacío elevado Figura 5. En una de sus
bases, en la cara interna, se encuentra depositado el fotocátodo (generalmente una aleación
de antimonio, cesio y potasio) en forma de capa tan fina que resulta semitransparante y una
serie de electrodos, llamados dinodos, en disposición geométrica conveniente, y polarizados
respecto al fotocátodo con tensiones crecientes de unos 100 V.

Al incidir luz sobre el fotocátodo, se emiten fotoelectrones que son dirigidos hacia el primer
dinodo donde cada uno de ellos produce por ionización secundaria un número variable de
electrones. Este proceso de multiplicación se repite en cada dinodo, formándose una
avalancha de electrones con un factor de multiplicación del orden de 105 - 107 electrones por
cada fotoelectrón inicialmente emitido.

Figura 6
Página 15

Unidad 3 Protección Radiológica


3.4. OTROS DETECTORES

3.4.1. Detectores basados en termoluminiscencia

La termoluminiscencia es una propiedad que presentan algunos materiales por la que son
capaces de almacenar radiación en trampas electrónicas para emitirla posteriormente en
forma de luz al ser calentados. Los dosímetros termoluminiscentes, TLDs, son detectores
pasivos basados en esta propiedad y que se pueden clasificar en varias familias principales
como las del CaSO4, el CaF2, el LiF y el Al2O3 todos ellos con diferentes impurezas. Su
aspecto físico es fundamentalmente cristalino, formando obleas o chips, o en polvo y
presentan densidades variables entre 2 y 3 g/cm3.

Un dosímetro termoluminiscente, TLD, al calentarse a temperatura suficiente, emite luz con


una intensidad proporcional al producto de la dosis de radiación absorbida y la eficiencia
luminosa para esa radiación. La presencia de impurezas en cristales aislantes aporta niveles de
energía en los que los electrones excitados por la radiación (electromagnética o partículas
cargadas) pueden quedar atrapados. Estos electrones se mantienen en sus trampas mientras
no adquieran suficiente energía para escapar, lo que consiguen al aumentar la temperatura
del material hasta valores que dependen de la profundidad de las trampas. Posteriormente
los electrones liberados pueden recombinarse con huecos en centros de luminiscencia, L y el
exceso de energía ser irradiado como fotones visibles o ultravioletas dando así origen a la
termoluminiscencia, TL.

Los TLDs se emplean ampliamente como dosímetros personales.

3.4.2. Detectores basados en semiconductores

Estos detectores están formados por la unión de dos semiconductores tipo N y P formando así
un dipolo eléctrico P-N. Cuando la radiación incidente ioniza la zona útil del detector, los
Página 16

electrones y los huecos liberados se desplazan a cada uno de los semiconductores P o N


respectivamente produciendo una corriente eléctrica proporcional a la radiación incidente.

Unidad 3 Protección Radiológica


Se escoge así materiales semiconductores, en los cuales la anchura de la zona prohibida
comprendida entre las bandas de conducción y de valencia es del orden de 1 – 2 eV, frente a
los valores mucho mayores de los materiales aislantes, de los detectores de centelleo o los
gaseosos. Esto permite aumentar la eficiencia de detección y la resolución energética con
respeto a los detectores de centelleo o gaseosos

3.4.3.- Detectores de neutrones


Los instrumentos descritos en apartados anteriores, adecuados para detectar radiaciones alfa,
beta o gamma, no son capaces de detectar neutrones porque los neutrones al carecer de
carga eléctrica no ionizan directamente la materia y al no ser desviados por los campos
eléctricos de núcleos o electrones, son capaces en general de atravesar muchos centímetros
de materia sin sufrir interacciones y siendo invisibles a los detectores de tamaños normales.
Un neutrón únicamente interacciona con la materia cuando se acerca a muy poca distancia
del núcleo. Como resultado de la interacción el neutrón puede desaparecer totalmente y ser
reemplazado por partículas secundarias o variar sustancialmente su energía o dirección. Su
detección se basará, por tanto, en los efectos secundarios que resultan de sus interacciones
con los núcleos.

3.4.5. Reacciones de interés

Recordemos los principales procesos que puede sufrir un neutrón en su interacción con un
medio material.

a) Dispersión elástica (n,n): el neutrón sufre una colisión con un núcleo sin ser absorbido por
éste, siendo desviado de su dirección de incidencia pero conservándose la energía cinética
total del sistema neutrón-núcleo. La energía media cedida por el neutrón al núcleo será tanto
mayor cuanto más semejantes en masa sean ambas partículas, por lo que la máxima
transferencia media de energía por colisión tendrá lugar al chocar un neutrón con un núcleo
de H, que se convierte entonces en un protón de retroceso. Este fenómeno puede ser
empleado para la detección de neutrones rápidos (con En > 0,1MeV).
Página 17

Unidad 3 Protección Radiológica


b) Dispersión inelástica (n,n') (n,nγ): en este caso el núcleo de retroceso absorbe parte de la
energía del neutrón incidente quedando en un estado excitado, que podría ser metaestable
(n,n') o podría desexcitarse mediante la emisión de un fotón para la reacción (n,nγ). Esta
reacción sólo se da para neutrones rápidos.

c) Captura o absorción (n,γ): en este caso se produce la captura del neutrón por el núcleo que
forma un núcleo compuesto y queda excitado. Esta energía de excitación se emite de forma
prácticamente instantánea como una o varias gammas, por lo que se conoce también esta
interacción como captura radiativa. Algunos elementos presentan una alta sección eficaz
de captura para el rango térmico, mientras que otros elementos (p.j. El Au) muestran
resonancias a otras energías. Estos elementos se podrán emplear como detectores
neutrónicos en forma de láminas de activación.

d) Reacción nuclear de transmutación (n,p), (n,d), (n,α), (n,t),(n,2n)...: en este proceso el


neutrón es capturado por el núcleo y se emiten otras partículas tales como protones,
deuterones, partículas alfa, tritones. En la mayor parte de las reacciones la energía neta
resultante es negativa, por lo que el neutrón incidente deberá proporcionar energía suficiente
para que se pueda producir la reacción. Sin embargo, hay algunos casos en que la energía de
la reacción es positiva, por lo que se puede producir para neutrones de cualquier energía,
como ocurre para el 10B(n,α)7Li, el 6Li(n, α)3H o el 3He(n,p) 3H.

e) Fisión nuclear (n,f): en algunos átomos pesados, tras absorber un neutrón se produce
una escisión en dos grandes fragmentos de fisión con energías cinéticas del orden de 100MeV
y uno o más neutrones. La fisión nuclear puede tener lugar para todos los elementos con Z
> 30 si se irradian con neutrones suficientemente energéticos (del orden de varios
centenares de MeV), pero energías inferiores a 10MeV sólo se presenta la fisión para
secciones eficaces apreciables en elementos con Z > 90.

La dosimetría neutrónica se basa fundamentalmente en el empleo de detectores de


neutrones térmicos (neutrones con En < 0,5eV) más algún tipo de moderador, por lo que
Página 18

intervienen básicamente las tres reacciones de interés ya mencionadas: 10B(n,α)7Li, el 6Li(n,


α)3H o el 3He(n,p) 3H.

Unidad 3 Protección Radiológica


Así, al colisionar neutrones térmicos con núcleos de boro, por ejemplo, provocan el
desprendimiento de partículas alfa, las cuales producen corrientes de ionización en un gas o
efectos de luminiscencia en determinadas sustancias. Esta propiedad puede aprovecharse
para conseguir un detector sensible a neutrones y, si se quiere ampliar el rango energético se
rodea estos detectores de un medio moderador con alto contenido en H, principalmente
polietileno. Como se pretende obtener dosímetros de área es importante conservar la
isotropía, de modo que la respuesta del monitor sea igual en todas direcciones, por lo que se
eligen geometrías esféricas o cilíndricas. Algunos ejemplos de monitores neutrónicos
comerciales se muestran en la figura.

Bibliografía:
- CSN. Material didáctico para la obtención de la licencia de operador en instalaciones
radiactivas.
- ICRP. Publicación 103.
- ICRU. Publicación 60.
Página 19

Unidad 3 Protección Radiológica

También podría gustarte