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Editor
Sergio D. Lara
Difusión
José Quezada
¢ Diseño
Sergio D. Lara
Habitantes de Moria
Miguel Agustín
Kurtteim Guaufttum
Leonardo de Ononvide
Luis Marín Davo Valdés
Dirección
Yeni Rueda
Movimientos
Jaime Araya / Trad. Masatoshi Miyazan
物がもっている言葉ほど真実なものはない
それは 透明で、誠実で、命運を共にする人々の言葉
それは 鳥の飛翔 か 不動の客体
言葉があるゆる方向へ放射していくのを待っている
Ángulo de toma L Luis A. Chávez
L
a cámara inicia con una panorámica desde la
llanura, avanza sin cortes poco a poco hacia
la cabaña que se observa al fondo; la puerta
de la cabaña se abre, entra la cámara y con-
tinúa; para tomar a un hombre sentado a la cabeza de
una mesa, la cámara se aproxima, avanza hacia el ros-
tro del hombre, entra por la frente y sale dejándole un
agujero atrás de la cabeza: sesos, sangre, esquirlas de
hueso, brotan de la cabeza del hombre que cae al suelo.
La cámara rompe una ventana, sigue avanzando por la
llanura, se escuchan sirenas de patrullas, bajan varios
policías, le disparan a la cámara, ninguno logra atinarle,
la cámara se pierde en el horizonte…J
I Esta calma, este silencio
Yobany García Medina José Manuel Delgado Domínguez
@DobleDDe
N
ice people take drugs es lo primero dónde empiezo?...
que leo cuando sale a recibirme.
Bonita camiseta. Unas horas José Quezada: ¿Qué influencias fueron de-
antes hablamos por el auricular y él me terminantes en tu formación y en tu pro-
explica cómo llegar. Llegas rápido. Dos ceso de maduración como escritor?
horas de camino por un descuido. Luego Luigi Amara: A los 17 años leí a Rimbaud
observo la casa —una arquitectura osten- y a Baudelaire. Son dos lecturas que hice
tosa, extravagante— y me cuenta que su mucho y que todavía sigo haciendo. De
padre la diseñó. Nos sentamos en la sala. algún modo están ahí presentes. También
Vivian y su hijo juegan en el jardín. Me leí mucho los ensayos y cuentos de Bor-
ges; al comienzo no me gustaba mucho su manera, es vital para romper los propios
poesía, me parecía muy seria, no iba con moldes mentales.
la línea que yo buscaba, eventualmente he LA: En alguna medida la prosa de Robert
ido valorándola. Walser —chispeante, inmediatista, volca-
Una de las razones por las que se definió da al presente—, me hizo ver que no todo
mi inclinación hacia el ensayo fue la lec- debía ser tan estudiado, sino que había
tura de Thomas De Quincey. El asesinato algo más, una especie de jazzismo posi-
considerado como una de las bellas artes y ble a la hora de escribir. En la poesía, por
Las confesiones de un opiómano inglés fue- ejemplo, el hecho de haber leído a algu-
ron determinantes. nos autores norteamericanos cambió mi
JQ: ¿Qué escritores mexicanos mencio- manera de ver. El hecho de haber leído,
narías? por ejemplo, a William Carlos Williams
LA: Siempre me gustó mucho Villaurru- y a Wallace Stevens abrió mi panorama.
tia. Sin embargo no creo que estuviera en A veces uno tiene una idea de la tradición
el origen. involucrada con la estructura de tu propia
JQ: Harold Bloom hablaba del proceso lengua y ellos fueron fundamentales para
de lectura, un proceso que tiene el mismo romper con ello en cierto momento. Cier-
peso que el de escritura y que, en cierta ta literatura japonesa ha sido determi-
nante para mí en los últimos tiempos, es- cie de linaje. No es que no me importe ese
pecialmente Sei Shönagon que escribió El tipo de tradición en México, de hecho la
libro de la almohada, una especie de diario he leído y me importa, pero siento que es
mental, y Kenko Yoshida que escribió Las una ruta atractiva y presente, pero… no
ocurrencias de un ocioso fueron una puerta tiene porque ser dominante.
a otro tipo de pensamiento. JQ: Y lo es a fin de cuentas, ¿no?
JQ: Se dice que la poesía mexicana tiene LA: Por eso, la idea es sentir que no tie-
como sellos de fábrica lo barroco y la falta ne porque serlo. Digamos que sanciona lo
de vitalismo. nuevo y lo que se parece lo acepta. Lo que
LA: Yo creo que efectivamente hay eso. no entra en su margen es excluido de una
En alguna medida esa tradición un tanto manera complicada, llena de supuestos.
barroca de la que hablas es una tradición En general es influyente y dominante en
muy fuerte, influyente y de mucho peso muchos sentidos. Creo que a nivel vital,
al momento de escribir por más que uno como tú lo planteas, es una tradición que
sienta que la tradición podría ser algo más le da poca salida al “debraye” personal, al
abierto y no necesariamente lo que está a juego incluso. Pero es algo más profundo,
la mano. Me refiero a que obviamente se se trata del papel del poeta en la sociedad:
forma un sentido más profundo, una espe- un poeta barroco o neobarroco o como
lo quieras llamar, un poeta que de algún con el lenguaje o una especie de ser es-
modo ha pintado su raya con respecto a la cindido entre una poesía experimental y
vida cotidiana, a la interpretación literal, arrojada y una vida pacata y gris.
al lenguaje coloquial o, en otros palabras, JQ: Hay una cosa que yo llamo la nausea
sólo puedes entrarle al mundo de todos del poeta, una especie de condición margi-
los días de un modo muy elaborado, y eso nal, en la que para obtener las estructuras
se nota viendo el tipo de poetas que fue- que se buscan deben romperse otras que
ron. Por ejemplo, si piensas en toda la tra- parecen básicas para la sociedad.
dición de los Contemporáneos, en general LA: La cuestión es cómo reinventar esa
eran burócratas, gente que trabajaba para nausea que dices para que sea vigente y
el estado, eran diplomáticos… no una copia o un remedo. Siento que esa
JQ: Menos Cuesta… nausea es casi como un espíritu artístico,
LA: Hay excepciones, pero es una mane- ¿no? En la época de los dadaístas —que
ra de entender la literatura, muy alejada había poetas, artistas plásticos y demás—,
por ejemplo de la figura del maldito o del se tenía la clara conciencia de que había
dandy. No es que yo crea que puede haber que desestabilizar la costumbre, lo dema-
todavía un maldito y un dandy, pero sí una siado firme, y eso precisamente era una in-
figura del poeta que no sea o un exquisito vención artística. El problema es que cada
vez más en nuestras sociedades parecie- JQ: El papel del poeta es un poco como el
ra que el artista ya no tiene ese impulso, papel del moscardón. Sócrates se veía a sí
que, o bien se va por el lado del mercado, o mismo como un moscardón, alguien que
bien, por el lado de la academia, pero nun- incomoda, alguien molesto, y, ¿qué haces
ca quiere quedar mal, nunca quiere des- con un moscardón? Cuando te desesperas
entonar, nunca quiere estallar. Siento que lo aplastas. Pienso que alguien como Bu-
esa nausea, como tú la llamaste, sigue allí, ñuel fue un moscardón. ¿Para ti quiénes
sólo que todavía no hay una claridad de podrían serlo?
cómo darle la vuelta para que no sea mero LA: Yo creo que hay varios, sólo que cada
remedo. Desde mi punto de vista creo que vez son menos. Si lo piensas, en los años
el dadaísmo era también una manera de 60 estaban Buñuel, incomodo para mu-
retomar el malditísmo del siglo XIX. Te- cha gente, y Pier Paolo Pasolini, el máxi-
nían un espíritu en última instancia aná- mo moscardón, una verdadera molestia;
logo, pero el dadaísmo fue en su momen- incluso hay sospechas de que su muerte
to una respuesta nueva a cómo expresar fue un asesinato político. También Jodo-
esa nausea, y la situación actual es que no rowsky era una figura molesta, ahora ya
hemos sabido cómo encausar el malestar lo dejó.
para que realmente sea escuchado. JQ: A veces pienso que el sector que Jo-
dorowsky atacó es el que ahora lo acepta. JQ: Pensaba en Phillipe Sollers…
LA: Claro, además ha hecho negocio con LA: Él también, pero ahí es un asunto de
eso. En el caso de Jodorowsky la industria ver hasta qué punto fue incomodo. Hasta
tuvo el poder de decidir que esa nausea de qué punto los moscardones son realmen-
la que tú hablas y que yo creo que él sin- te moscardones. Muchas veces tendemos
tió, se volvió con el tiempo una sonrisa un a ver hacia el pasado como si, por ejem-
tanto complaciente. No es que uno ten- plo, el fenómeno de Baudelaire hubiera
ga que enjuiciar a Jodorowsky por eso, el sido un fenómeno social importante que
único punto es que él terminó por aban- realmente estaba desestabilizando a la
donar esa actitud irruptiva. En el presen- sociedad burguesa. Y efectivamente fue
te hay algunos autores incómodos. Žižek, llevado a juicio y su libro fue prohibido,
que está siendo crítico y que realmente pero es probable que la gente de a pie ,
es una molestia para algunos, es uno de la gente de la calle, no se enterara en lo
ellos. mínimo de la existencia de Baudelaire, o
que tal vez lo tuviera presente sólo como
un eco lejano. Y eso posiblemente pasa
U
poner en duda que alguna vez se verá un
n vaso lleno de agua puede
chorro de líquido “cayendo” hacia el cielo.
derramar su contenido sin in-
—Si no me crees —replicó el “inge,”—,
tervención de fuerzas ajenas.
esto tampoco lo creerás.
No hay truco, tan fácil como
Decía conocer a alguien que tenía la curio-
que las moléculas a modo de contribución
sa creencia de que la más mínima proba-
natural, no se están quietas nunca. Bailan
bilidad de que ocurra determinado suceso
de un lado a otro, brincan, rebotan, coli-
puede incrementarse hasta emparejarse al
sionan entre sí y bastará que todas y cada
50/50 de un volado, teniendo la suficiente
una de ellas orienten sus arrestos hacia la
fe.
boca del vaso, para que el agua sea escupi-
—Hace pensar —comentó el ingeniebrio—,
da fuera. Suena a una tontería y no sé si sea
que lo del vaso de agua pasa en la vida mis-
idea propia de este ocurrente y cabizbajo
ma.
Su amigo creía posible cruzar al otro lado —Así es, pero pudo despedirse de su her-
sin papeles, por el puente, sin temor a mana.
trabas migratorias. Se proyectó llegar a —¿Cómo le hizo, entonces?
Houston con una hermana que padece lu- —Nadie sabe, lo cierto es que se dice que
pus y estaba seguro de que podía cruzar alguien de a pie y con voz resuelta evitó
ayudado por los mismísimos customs. Tal el pago de tres pesos en el puente, ya de
como el caso de las pujantes moléculas de aquel lado se dirigió con iguales modos
hachedosó del ingeniero beodo, el arrojado a los de migración. Desconcertados más
migrante anticipaba que las circunstan- que encabronados, lo llevaron pa´dentro.
cias podían alinearse a su favor si aborda- Dicen que les dio una sacudida bastante
ba a los oficiales un día que llegaran a tra- fea, que les reclamó su inclemencia, que
bajar más sensibles y menos prejuiciosos. fue tomado por un predicador o misio-
—¿Y lo hizo? nero. Y nadie lo vio salir ni regresar por
—¿Qué? donde llegó. Desde entonces, mi estima-
—Pues intentar cruzar así nomás do, me la paso alerta vigilando mi vaso de
—Sí. ron con agua mineral.J
—¿Y luego?
—No se le ha vuelto a ver.
—Eso no significa que funcionó su idea.
nunca pudo romperse
y es que en un despeje
Axis mundi
de portería, “el chato” voló
la pelota en casa de doña Li-
cha. A pesar de nuestra insisten-
Héctor R. Sapiña Flores cia no nos la quiso regresar. Uno
de los chiquillos de la bolita, amenazó
Ese día el loco Abel pasó corriendo por con apedrear la casa; pero sólo una mi-
la calle, tal como lo hacía siempre; por esa rada de doña Licha para que nos desbandá-
razón no le hicimos caso. Nosotros tenía- ramos. Los que corrimos a la esquina está-
mos más apuro en romper el empate a bamos recuperando el aliento, cuando el
cero en nuestro partido de fútbol en- “Pecas” señaló la torre de alta tensión
tre las “chivas” del Guadalajara y y todos vimos que el loco Abel es-
los “millonetas” del América. La taba trepándola —por esa época
urgencia era porque el cielo vivíamos cerca de las torres
amenazaba con lluvia. Para de alta tensión—. Armando
mala suerte el empate un alboroto de porras y
chiflidos, llegamos a la torre. El loco Abel
la base de la torre cinco, había pasado la placa de
que así era como la cono- advertencia, la de la cala-
cían los choferes de los ca- vera con los huesos cruzados,
miones chimecos que entraban a y aún continuaba su ascenso. Al
la colonia. llegar al primer brazo de la torre
Por causa de nuestra escandalera se detuvo un momento. Gritó con
llegaron los adultos y entre ellos llegó fuerza que quería tocar el cielo con las
la mamá del loco Abel. A ella la recuerdo manos; entreveró sus piernas con la es-
bien. Ése día usaba un delantal a cuadri- tructura de la torre y así afianzado, soltó
tos con bolsas en frente. Pero sus ojos, una mano, sacó de su bolsillo una pe-
hundidos en las cuencas, con tanta an- lota de esponja con unas tiras de pa-
gustia en la mirada, que al verla era pel metálico a manera de cauda de
como ver una herida que rezu- cometa. La aventó hacia arriba
maba puro dolor líquido. Una atrapándola al caer, repitien-
exclamación general me do esta suerte una y otra
hizo volver la vista hacia vez sin mayor problema.
De pronto, el viento eco, parecía que el so-
que traía la lluvia, co- nido se hubiera compri-
menzó a soplar. El loco mido en sí mismo dejando
Abel estaba excitado por la
atención que recibía de los ve-
cinos. Soltó la otra mano soste-
niéndose tan solo con la fuerza de
X un vacío, un absoluto silencio.
Al tratar de mirar de nuevo al
loco Abel, sólo pude ver unas tiras
de papel metálico cayendo lentamen-
las piernas. Tomó mucho más impulso y te, enrollándose y desenrollándose hasta
aventó la pelota tan lejos como pudo mien- quedar por fin quedan quietas, en el suelo.
tras reía y reía. Esta foto amarillenta debe tener más de
Lo que siguió lo recuerdo como un mal cuarenta años. Si mira al más alto, al de
sueño; el lugar que había ocupado la sonrisa chueca con el cabello re-
Abel se convirtió en un destello que vuelto y de traje oscuro a brinca
lastimó mis pupilas, mientras charcos, el que trae la vela de su
que un chasquido como un la- primera comunión, ése era el
tigazo tronó en el ambiente; loco Abel.J
sin embargo en lugar del
Hoy podría ser feliz, pero me pierde esta nostalgia
de no ser Dios,
asumo mi soledad de lunas rojas
y firmo actas difuntas de los hijos que no tuvimos.
Mi corazón duele,
No ser Dios
se maltrata,
quiere detenerse y sollozar.
}
Carmen Saavedra Saldívar
Busco desesperados giros hacia la luz,
escribir de plenitudes y gozos,
pero no puedo,
tengo un alfiler invisible
en el lado izquierdo de mi destino.J
La experiencia ciberliteraria:
Yeni Rueda López
Entrevista a Alberto Chimal
I
nternet es una herramienta inherente a nuestra vida diaria. Revisamos Face-
book, escribimos un correo, compramos cualquier tipo de artefacto por medio
de la web. La mayoría de nuestras actividades las desarrollamos frente a una
pantalla. Incluso los procesos artísticos se han visto tocados por los recursos
virtuales como Vimeo, Flickr o Deviantart, plataformas que permiten crear portafolios
online de un artista si así lo desea, además de que pueden compartir su obra gratuita-
mente casi en el justo momento en el que la hayan terminado. La literatura no es la
excepción, sitios como Blogger y Twitter han protagonizado el movimiento ciberlite-
rario, involucrando a escritores noveles con escritores experimentados en un proceso
diferente de creación y difusión literaria. Uno de esto escritores es Alberto Chimal,
quien inició su carrera literaria en el formato convencional y a partir de unos años
su obra ha sido conocida también por medio del Internet. Estamos, pues frente a un
escritor que se desenvuelve en dos plataformas aparentemente antagonistas. Debido
a sus ejercicios creativos y participaciones en congresos sobre el tema, Chimal es un
buen ejemplo del amalgamiento perfecto de la literatura impresa y la virtual. En esta
entrevista tuvimos la oportunidad de reflexionar un poco sobre la ciberliteratura.
Yeni Rueda: ¿Cuáles fueron los motivos YR: Cuéntanos sobre 83 novelas, un pro-
para abrir un blog y cuanto tiempo llevas yecto que se gestó en la Red ¿cómo fue el
escribiendo en Las historias? proceso de creación y publicación?
Alberto Chimal: Primero, la curiosidad, AC: La creación fue muy relajada por que
como a tantas otras personas, luego he cada minicuento se escribió primero en
seguido usando esas herramientas de pu- Twitter, como parte de mi, digamos, dis-
blicación porque me han interesado sus ciplina diaria. En los días en que no podía
posibilidades creativas. El sitio, Las histo- escribir ni una página procuraba al menos
rias, está en línea desde 2005. Es la conti- hacer una minificción. Luego vino la tarea
nuación de proyectos en línea que traigo de podar el material que había reunido y
desde el siglo XX (!) pero es el que más revisar lo poco que quedó tras la poda. De
tiempo he podido mantener. esa selección cruel salió el libro, que de-
YR: ¿Sigues algún blog, revista, bitácora? cidí publicar como libro electrónico gra-
AC: Actualmente sigo sitios como Boing- tuito para ver qué pasaba. Por supuesto,
Boing, Letters of Note (un acopio de cartas la recepción del libro, que ha sido copiosa
de muchas épocas y lugares, fascinante) y y muy buena, fue una sorpresa muy feliz.
The Comics Reporter. Y encuentro muchas YR: Cada mes realizas un concurso en Las
cosas más en las listas de información que historias ¿Cómo es la dinámica? ¿Qué te
guardo en Twitter. han parecido los resultados?
AC: La dinámica es simple: publico una que ha resultado un ambiente de trabajo
foto rara e invito a los posibles lectores muy propicio para la escritura.
a que escriban historias a partir de ella. YR: Hay un número creciente de publica-
Luego busco las que me parecen mejores ciones periódicas virtuales en las que mu-
y les doy un premio. Lo mejor de esta ac- chos escritores, sobre todo jóvenes, hacen
tividad es que ha creado una comunidad uso de ellas como plataformas de su tra-
bastante fuerte y una cierta cantidad de bajo literario. Algunos detractores opinan
cuentos excelentes. que debido a la libertad de publicación del
YR: A partir de ese concurso nació el libro Internet no hay un filtro real, cómo el que
Historias de las historias, háblanos un poco podría existir en un concurso o editorial
sobre él.
AC: Justamente esas historias excelentes
(o al menos las que se escribieron duran-
te los primeros cinco años de la bitácora,
que fue el periodo de que se seleccionó)
están en el libro. La idea fue de los edito-
res, Ediciones del Ermitaño, y me alegró
mucho porque es una constancia del tra-
V
bajo realizado por muchas personas en lo
oficial, por lo tanto carece de valor litera- largamente o bien valerse de medios de
rio. ¿Crees que sí se puede producir y por promoción más allá del Internet. Y otro
lo tanto difundir la literatura a través de aspecto de la cuestión es que no siempre
las redes sociales o sigue siendo más efec- se percibe es que el público y la reputa-
tivo (fiable) el formato impreso? ción en línea pueden no corresponderse
AC: Creo que esa generalización a la que con los de fuera de la red, porque son juz-
te refieres proviene del desconocimiento gados de manera diferente. Por está razón
del medio y de los prejuicios contra él. hay personas muy leídas pero virtualmen-
Mucho de lo que se escribe y se publica te desconocidas fuera de ellas y viceversa.
en línea es de mala calidad, sí, pero ocurre YR: ¿El formato impreso de los libros
lo mismo en el mundo de lo publicado en será sustituido por los e-books o podrían
papel. La herramienta utilizada no deter- convivir las dos plataformas?
mina la calidad de lo escrito. Las redes so- AC: Van a convivir, igual que ahora con-
ciales son simplemente otra herramienta, viven las computadoras, la imprenta, las
que ofrece diferentes ventajas y también plumas fuente y la palabra hablada: las he-
presenta problemas nuevos. El más obvio rramientas “antiguas” no desaparecen del
es que, para conseguir lectores más allá todo; pero sí se vuelven menos importan-
de sus conocidos inmediatos, una perso- tes, menos utilizadas. Se imprimirá mucho
na necesita empezar desde cero y trabajar menos y con fines muy específicos.
YR: ¿Crees que gracias a las redes socia-
les existe un contacto más cercano entre
autor/lector? ¿Cómo has experimentado
este contacto?
AC: Creo que sí hay posibilidad de más
cercanía, o más bien una cercanía distinta.
Para seguir a Alberto Chimal en la
Las relaciones que se establece vía Inter- Red hay que entrar a las siguientes
net son diferentes a las de “fuera de línea”, direcciones: www.lashistorias.com.
como bien sabemos: seguimos estando so- mx, facebook.com/albertochimalmx
los dondequiera que escribamos, pero el y twitter.com/albertochimal
contacto por medio de pura información
permite no sólo la ilusión de compañía
sino cierta compenetración que puede ser
cd
o muy racional o muy visceral y que no se
da afuera de la red. J
Oh sí, Francisco Enríquez Muñoz
(
Resquicio
Leonardo de Ononvide
Claudia Sánchez
IV
U
n té de azahar. Una deriva colgando de la tarde.
No tengo plan de vuelo: ni lugar de salida ni destino
y desde luego
tampoco tengo el tiempo estimado de la ruta
(ni la altitud, ni la categoría de turbulencia de la estela, ni la matrícula [¡mierda!,
ni la aeronave]).
Es más: no tengo nada:
sólo este té de azahar en esta fonda frente a la catedral, sólo este agosto húmedo
(cómo emigrar entonces), sólo el azúcar cande (cómo dejar atrás este jarrón
quebrado de mi vida), su aspecto de cristal, su blanco opaco. J
D
ejando de lado lo ortodoxo y
feligrés que resulta la metáfora
“Las palabras, por ejemplo, no hay día en de buscar a Dios en los cielos
que no las lustre, las cepille, las ponga en su puedo decir que hay alguien en el mun-
justo estante, las prepare y acicale para sus do que me ha enseñado a contemplar la
obligaciones cotidianas.” Julio Cortázar grandeza de un Dios (que ella no reco-
noce como suyo) fantástico en sí, por lo
que ha creado. Y comenzando por ella,
antes de hacer un listado minucioso de
lo que el mundo y la vida son para mí. el terreno pisado le pertenece, es suyo.
Es ella, tal vez, la única que de verdad Lo más probable es que lo desconozca
me ha demostrado con base en hechos y o lo niegue, porque la modestia también
actos que la vida tiene en cada segundo es algo que le aflora hasta por los ojos.
algo de mágico que los otros segundos Quizás por su excentricismo introverti-
no tienen por ser comunes y corrientes, do he llegado a verla como algo más que
o será tal vez que ella puede hacer de una persona. Su encanto por los ancia-
algo común lo extraordinario. Así me lo nos y su fijación por los animales —en
parece… especial los perros— despierta una ex-
Tanto es así que le he tomado cierto fer- traña sensibilidad de encías, dientes y
vor a sus prácticas inusuales y puedo decir temperaturas bipolares en mi persona.
que me intriga su comportamiento de so- También su imperdonable gusto por
bremanera; su porte, esa forma de andar Susanita y su desprecio sarcástico por
con soltura y valemadrismo por la vida Felipe, como si jamás hubiera leído en
sin desprenderse de ese ejemplo maravi- serio a Mafalda, o como si les tomara el
lloso de no perder la confianza; porque a pelo a las madres reprimidas. Su sueño
cada paso que da reafirma o afirma que de tocar piano o su gusto por viajar…
Pero lo que remata el cuadro romántico rada se perdió en las alturas y quise ju-
—por el romanticismo, que no por cur- rar que, ahora sí, buscaba a Dios. Nunca
silerías— es cuando va de lo particular a falta que salga a pasear en una nube y te
lo general. Como aquella vez que viajá- toque la suerte de verlo juguetear con
bamos en la ruta y de la nada sacó nubes, lluvias o arcoíris, y me dijo:
historias, conejos y lunas de la manga, —¿Ya viste? Mario y sus hermanos.
o del bolsillo izquierdo de su chamarra Yo busqué con la mirada el rostro fami-
beige; cuando mira sin mirar y sin que- liar de mi amigo de aventuras, mujeres
rer brotan de sus ojos largas playas azu- y borracheras, pero no lo vi. En su lugar
les o ramas altas como de cipreses o de encontré una herrería de la que colgaba
álamos. En esta ocasión hizo de una tar- un anuncio de metal en el que, con pin-
de calurosa, con tráfico, un ocaso tibio y tura azul y blanca, se leía: “Mario y sus
a gusto en los últimos dos asientos del hermanos”. (¡Pero claro, Mario no tiene
colectivo número uno. Íbamos hablando hermanos, sino hermanas!) y no supe
de lo cotidiano, nada fuera de lo común, qué decir a eso más que el siempre altí-
cuando de pronto guardó un silencio de simo y salvavidas:
sarcófago y funerales de repente. Su mi- —Ajá…
Después de ese incidente supuse que atractivos a ojos vista, lo importante es
V. había perdido interés en mí y en mi que, puedo apostar, nadie más que ella (y
conversación, al grado de que un nego- los que viven o trabajan en ese edificio)
cio de herrería familiar (en el que, por se ha percatado de que el edificio tiene
supuesto, no trabajaba mi amigo) atrajo cuatro pisos y es ese, su don maravillo-
su atención más que el supuesto “don del so, lo que me enloquece. Porque ella no
verbo” que creía dominar. Pero pronto ve en el edificio ladrillos apilados entre
descubrí que era un desliz para pasar solturas de cemento, ella ve colores tex-
por una grieta de este lado del espejo al turas y hasta sabores en los vitrales, en
otro, porque V no vibra en la misma fre- lo áspero de la pared que contrasta con
cuencia que todos nosotros, los simples lo irónicamente nublado y caluroso del
mortales. Como recordando que aún es- día, en las series disparejas de los baran-
taba yo, me dijo de pronto: dales. Su capacidad de volar de un cam-
—¿Ya viste?, el edificio tiene cuatro pi- po semántico a otro en menos de lo que
sos. escribo su abreviatura o pestañeo.
Y, en efecto, los tenía. Lo raro no es Es por eso que cada que paso por el edi-
que los tuviera o no, ni siquiera si eran ficio de cuatro pisos en el que se lee un
anuncio de negocio familiar de herreros A estas alturas —las de la situación, no
sigo con la vista una ruta trazada que las de las nubes que se rascan la entre
va del suelo que nos ata a ser bípedos pierna contra la antena del edificio na-
aburridos hacia el techo naranja de es- ranja— debo aceptar que tiene un no sé
tablecimiento. Cuando llego al techo qué que qué sé yo que me encanta. Sin
irremediablemente agradezco mántri- mencionar que en vez de buscar a Dios
camente a V., esté donde esté. Y de paso en las alturas, persigo el recuerdo de la
busco a Dios en el cielo, o en la tierra, o dama V. y busco una brecha de esta rea-
en los últimos dos asientos del colectivo lidad, que es nuestra, a la otra realidad
número uno. que es suya y de nadie más.
Yo juro y perjuro que para nada estoy A dos días de haber pasado y repasado
enamorado. Sí, de la señorita V. Lo único por ahí, por ese lugar que ya lleva su
que acepto es que gracias a ella soy más nombre como seudónimo: hoy pasé de
perceptible a un Dios invisible que ella nuevo, ahora con la señorita Armenta.
no proclama como suyo. Ese Dios que Hablando de ella, por supuesto… de la
quizá es ella, o yo, o los dos, o el edi- chica V.
ficio de cuatro pisos, o la vista al cielo. —Marín… no puedo imaginarte… no
te imagino, no amando a una mujer. Yo tampoco puedo imaginarme a mí
—Y qué gusto. sin amar a la señorita V. tal vez maña-
—Aunque a veces decir mujer… es des- na o pasado. Es una fortuna saber que
truirlas.— me dijo. no puedo decir que sea mujer, así no la
—Armenta, tienes frases que bien po- destruyo. Sólo sé que es viento, nubes y
drían estar en cuentos o en poemas. recuerdos. J
—Eso me halaga.