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Hay conceptos que hacen historia. Por su poder de síntesis, de graficar una situación con
rapidez, la noción de empate es unos de esos signos perdurables, persistentes en nombrar
distintas situaciones históricas. En los últimos años, autores tan variados como José
Nátanson, Pablo Gerchunoff, Ricardo Aronskind, Ana Castelani y Alfredo Pucciarelli han
buscado en la vieja fórmula del "empate argentino", como sintagma que sintetice los
dilemas políticos argentinos.
Ante este panorama –reactualización, en nuestro presente, de un significante que hizo época
para encuadrar la reflexión crítica- nos interesa detenernos en tres ejes: 1- resituar el
concepto en su emergencia, analizar cómo Portantiero lo utiliza en los 70' para dar cuenta
de la crisis de dominación abierta por la caída del peronismo en el 55'; 2- detenernos en los
modos en que ese concepto se resignifica y recupera para pensar en los impasses y
bloqueos que tiene el modelo macrista para consolidarse en tanto orden durable ; 3- rastrear
algunas hipótesis -muy provisorias inclusive- que, al mismo tiempo, retome algunas de las
reflexiones contemporáneas y que, como mirando por el ojo de una cerradura, nos permita
entender ciertos reacomodamientos políticos actuales, justamente, como síntomas de esos
bloqueos.
Para el autor, esa crisis en las alturas para sintetizar un proyecto, crea posibilidades
revulsivas para el universo plebeyo, pues crea las condiciones para que sea el movimiento
nacional y popular, encabezado por el proletariado peronista, el que resuelva esa crisis
hegemónica en crisis revolucionaria. Pero ese movimiento, para ese Portantiero, no era
homogéneo. Por el contrario, el peronismo tenía en su interior tanto a sectores que se
movilizaban por la constitución de un bloque anticapitalista y nacional, como también
“cuñas larvadas del capitalismo monopolista”, es decir, representantes del pasado nacional-
reformista-burgués en el presente: la burocracia sindical. Dos almas se escondían tras el
pecho del movimiento peronista, y todos los enigmas encerrados en la apertura camporista
residían en si podía abandonar su forma histórica tradicional reformista, burocrática y
ciegamente verticalista para desplegar su verdadero contenido socialista, emancipatorio y
revolucionario.
Luego del golpe del 76', Portantiero se exilia en México y regresa al concepto de
empate en Economía y política en la crisis argentina (1958-1973) para pensar, no la
hipótesis de una crisis revolucionaria, sino la derrota en todos los frentes de ese proyecto. 3
Si se lo compara con el artículo publicado en Pasado y Presente hay una evidente pérdida
de las esperanzas pretéritas respecto a la deriva socialista de la experiencia peronista. Ésta
pierde las dos almas que contenía en la víspera. Nuevamente aparece la crisis hegemónica
como signo para pensar la crisis política del capitalismo argentino en el pos-peronismo:
crisis en la construcción de un modelo de acumulación compartido por todos los sectores
del gran capital. Imposibilidad de trasladar la preeminencia económica al plano de un
proyecto político estable que sintetice esa preeminencia. Vacancia hegemónica que, según
el texto, se cierra con la fuerza bruta del triunfo de la espada, con el advenimiento del golpe
del 76'. El peronismo, despojado de sus contenidos revulsivos, designa específicamente al
sindicalismo como actor organizado; habrá sido uno de los grupos de presión que, al
interior del sistema político, impedían, defensivamente, la estabilización de un orden que
cristalice políticamente la hegemonía que el sector de la burguesía transnacionalizada ya
había conseguido en la economía. En 1973, el objetivo del peronismo en el gobierno, para
el Portantiero exiliado, consistió en intentar romper la situación de “empate” entre las
clases dominantes apoyándose en la pequeña burguesía urbana nacional; intento que derivó
en un absoluto fracaso.
3
Portantiero, Juan Carlos, "Economía y política en la crisis argentina (1958-1973), en Revista Mexicana de
Sociología, Vol. 39, Nª 2, Abril-Junio (1977), pp. 531-565.
4
Castellani, Ana; Pucciarelli, Alfredo: "Introducción. El kirchnerismo y la conformación de un régimen de
hegemonía escindida" en Pucciarelli, Alfredo; Castellani, Ana (Coordinadores), Los años del kirchnerismo. La
disputa hegemónica tras la crisis del orden neoliberal, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017, pp 15-31.
moral e intelectual sobre un bloque de fuerzas sociales que proyecten hacia el resto de la
sociedad un sentido coherente de desarrollo, unidad y orden.
El año 2008 es el momento del surgimiento de una hegemonía escindida entre dos
proyectos prehegemónicos en disputa: uno de carácter republicano, conservador y
neoliberal; y el otro de carácter nacional-popular y democrático.
Pero otros ecos del empate recorren las reflexiones actuales de autores inesperados.
Habitando cierto borde imposible -cierto posibilismo liberal-conservador, cierta
centroizquierda macrista-, defensor a ultranza del "gradualismo" y de la necesidad de
otorgarle consistencia social y espesor político al gobierno de Macri para proyectar sus
reformas en el largo plazo, Pablo Gerchunoff intenta dotar -en entrevistas y artículos- al
bloque neoliberal, una mirada estratégica, una visión de conjunto. Quizás, por primera vez,
debemos agradecer la ceguera cortoplacista y la ausencia de escucha gubernamental
macrista.
A su vez, las debilidades del proyecto liderado por Macri para consolidarse, la
podemos encontrar en los modos en que ha amalgamado en la función pública a los Ceos de
las grandes empresas.
5
Gerchunoff, Pablo, "No hay duda de que 2011-2020 será una década perdida en Argentina", El País, 6 de
octubre de 2017. Disponible en
https://elpais.com/internacional/2017/10/05/argentina/1507218303_606369.html
6
Aronskind, Ricardo, "De Alsogaray a Macri" en El cohete a la luna, Argentina, 23 de Septiembre 2018.
Disponible en https://www.elcohetealaluna.com/de-alsogaray-a-macri/
Castellani y Gaggero demuestran en un artículo reciente, los modos en que se
conformó el Foro de Convergencia Empresarial hacia el año 2013. 7 El mismo ofició de
mixtura política y organizativa de las oposiciones al kirchnerismo: desde Massa hasta
Binner, desde Macri hasta Carrió o Saenz pasaron por sus estrados, en un ambiente que
sugería la integración de la oposición en un frente unificado y, por sobre todo, componía
bajo un mismo pliego el discurso republicano del respeto de la división de poderes y de la
ley, la profesionalización administrativa de los funcionarios y la posibilidad de establecer
puentes de cooperación entre el empresariado y el estado en un proyecto que no inhiba, con
dirigismos anacrónicos, la inversión privada. El punteo temático, en síntesis, con que
Cambiemos iba a construir su gramática electoral próximamente ganadora.
Una vez que triunfa Cambiemos en las elecciones del 2015, según las autoras, se
produce el desembarque en el Estado de los Ceos agregados en el Foro. Es imposible
pensar la conformación Cambiemos sin los apoyos que brindó desde un principio el Foro;
más de un tercio de los funcionarios del gabinete nacional de Macri habían ocupado puestos
de alta o media gerencia en el sector empresarial, muchos de ellos inmediatamente antes de
asumir. Más que una conexión, es una toma del Estado por la tecnoburocracia gerencial del
gran capital argentino. La larga marcha de los Ceos para cumplir la promesa postergada de
la "modernización" del país.
7
Castellani, Ana; Gaggero, Alejandro, "La relación entre el Estado y la élite económica" en Pucciarelli,
Alfredo; Castellani, Ana (Coordinadores), Los años del kirchnerismo. La disputa hegemónica tras la crisis del
orden neoliberal, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017, pp. 175-208.
Como plantea Aronskind en el texto arriba mencionado, el amontonamiento
desordenado de medidas a pedido de los principales vectores del poder económico, la
utopía de darle a cada fracción del capital lo que pida,- independientemente de su impacto
en el conjunto del esquema para que, una vez que esté liberado de las trabas a su
despliegue, el mercado haga el resto-, también lleva a la imposibilidad hegemónica. Un
Estado habitado por las pujas de las grandes corporaciones está empujado a bailar al ritmo
de sus intereses y se encuentra maniatado en ganar autonomía y autoridad para enmarcar las
medidas en una visión de conjunto. El endeudamiento, entonces, ofició de un puente
anestésico para que el cambio en el modelo de acumulación no creara grandes convulsiones
en el bloque empresarial y en los sectores sociales agredidos. El corte del financiamiento
externo, el pedido de salvataje al FMI y la política de ajuste draconiano es el fin de la
utopía; la de contentar, al un mismo tiempo, a todos los sectores del capital concentrado,
simplemente cumpliendo todas sus exigencias. La puja se desata contra los sectores
asalariados, medios y populares, pero también con fracciones aliadas que -más allá de
apoyar en sí mismo el paradigma cambiemitas (flexibilidad laboral, achicamiento de
impuestos, reducción del gasto público) sufren directamente los efectos devastadores de la
crisis afectando directamente su rentabilidad.
C. Queda articular algunas hipótesis que recupere algo de lo expresado arriba pero también
se abra a pensar nuestra situación signada por la aparente descomposición del bloque
macrista.
Luis Betnaza visitando en el Instituto Patria a Kicillof. Hugo Méndez reconociendo su error
estratégico y de cálculo al apoyar a Cambiemos. Eduardo Costantini quejándose porque no
es más billonario sino millonario gracias a la gestión macrista. Un Grobocopatel
despreocupado por el retorno kirchnerista -con otros entornos y otra política económica-, en
lo posible. La recomposición de los vínculos y cercanías entre Moyano y sus antiguos
aliados del peronismo kirchnerista bajo el sintagma de la unidad. Todos estos son signos
que anuncian la posibilidad de la recomposición de un bloque defensivo que pueda
nuevamente bloquear los proyectos neoliberales y situarnos en un nuevo capítulo de nuestro
empate.