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¿Qué es la Teoría M?

Definición y principios

La Teoría M es una hipótesis que busca unificar las 5 teorías de cuerdas en una
sola. Cuando sus problemas matemáticos se resuelvan, haría empíricamente
posible la existencia de un Multiverso.

Año 1968. Leonard Susskind, Holger Bech Nielsen y Yoichiro Nambu, tres físicos
teóricos, marcan, quizás sin saberlo, un punto de inflexión en la historia no solo de
la física, sino de la ciencia general. Establecen los principios de la famosa Teoría
de Cuerdas.

La Teoría de Cuerdas nace por la necesidad de unificar dos mundos, el de la


relatividad general y el de la mecánica cuántica, que, hasta ese momento,
parecían totalmente inconexos. La mecánica cuántica era capaz de explicar el
origen cuántico de la gravedad. Y esta Teoría de Cuerdas era capaz de hacerlo.

Reducir la naturaleza elemental del Universo a cuerdas unidimensionales que


vibran en un espacio-tiempo de 10 dimensiones era no solo elegante, sino que
permitía asentar las bases de la tan ansiada unificación de las leyes del Cosmos:
la Teoría del Todo.

El problema es que, cuando se avanzó en esta teoría, nos dimos cuenta de que lo
que creíamos que era una sola teoría, eran en realidad cinco marcos teóricos
diferentes. Y en este contexto, nació, en 1995, la teoría más asombrosa de la
historia y, seguramente, la más complicada de entender. La Teoría M. Prepárate
para que te estalle la cabeza, porque hoy te vamos a explicar los fundamentos
de la hipótesis que quiere unificar las cinco teorías de cuerdas en una sola.
Después de que en 1968 se asentaran las bases de la (las) Teoría de Cuerdas, en
1995, Edward Witten, marcó la segunda revolución creando la Teoría M.
Estaba consiguiendo algo increíble e impensable por aquel entonces: unificar las
cinco teorías de cuerdas aparentemente inconexas en una sola.

Según Witten, el nombre de “M” está sujeto a interpretación personal. Hay quienes
creen que la “M” viene de misterio, madre o magia. Yo, personalmente, creo que
viene de Mordor. Pero consideraciones personales a parte.

Año 1968. Leonard Susskind, Holger Bech Nielsen y Yoichiro Nambu, tres físicos
teóricos, marcan, quizás sin saberlo, un punto de inflexión en la historia no solo de
la física, sino de la ciencia general. Establecen los principios de la famosa Teoría
de Cuerdas.

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La Teoría de Cuerdas nace por la necesidad de unificar dos mundos, el de la


relatividad general y el de la mecánica cuántica, que, hasta ese momento,
parecían totalmente inconexos. La mecánica cuántica era capaz de explicar el
origen cuántico de la gravedad. Y esta Teoría de Cuerdas era capaz de hacerlo.

Reducir la naturaleza elemental del Universo a cuerdas unidimensionales que


vibran en un espacio-tiempo de 10 dimensiones era no solo elegante, sino que
permitía asentar las bases de la tan ansiada unificación de las leyes del Cosmos:
la Teoría del Todo.

El problema es que, cuando se avanzó en esta teoría, nos dimos cuenta de que lo
que creíamos que era una sola teoría, eran en realidad cinco marcos teóricos
diferentes. Y en este contexto, nació, en 1995, la teoría más asombrosa de la
historia y, seguramente, la más complicada de entender. La Teoría M. Prepárate
para que te estalle la cabeza, porque hoy te vamos a explicar los fundamentos
de la hipótesis que quiere unificar las cinco teorías de cuerdas en una sola.

 Te recomendamos leer: “¿Qué es la Teoría de Cuerdas? Definición y


principios”

¿Por qué nace la Teoría de Cuerdas?

Antes de entrar a analizar la fascinante Teoría M, debemos poner un poco de


contexto. Y para ello, primero debemos entender qué es la Teoría de Cuerdas y
por qué fue necesaria su formulación a finales de los años 60.

Como bien sabemos, las fuerzas fundamentales del Universo son cuatro: el


electromagnetismo, la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte y la
gravedad. La relatividad general de Einstein nos permite predecir a la perfección
la naturaleza de dichas fuerzas a nivel macroscópico y hasta el atómico. Todas las
fuerzas del Universo, siempre que no acudamos al nivel subatómico, se explican
por las predicciones de la relatividad especial.

Pero, ¿qué pasa cuando viajamos al nivel subatómico? Básicamente, que todo se
desmorona. Al entrar al mundo cuántico, nos desplazamos a un nuevo mundo que
no sigue las leyes físicas que conocemos. Un mundo que juega con sus propias
reglas. Y entender estas reglas ha sido y es una de las mayores ambiciones de la
Física.

En este contexto, la física cuántica teorizó la existencia de unas partículas


subatómicas elementales que, en principio, explican la naturaleza cuántica de las
fuerzas fundamentales del Universo. Y decimos “en principio” porque el modelo
estándar de partículas subatómicas las explica casi todas. Pero hay una que
falla: la gravedad.
Hemos encontrado las partículas subatómicas responsables del
electromagnetismo, de la fuerza nuclear débil y de la fuerza nuclear fuerte, pero no
hay ni rastro de la partícula responsable de la gravedad. En otras palabras, no
podemos explicar la naturaleza cuántica de la gravedad. Y si una de las cuatro
fuerzas fundamentales no puede explicarse a través del modelo de partículas
subatómicas, es porque seguramente estábamos equivocados. Había que
empezar de cero.

Y esto es precisamente lo que hicieron Leonard Susskind, Holger Bech Nielsen y


Yoichiro Nambu, los tres físicos teóricos que, entre 1958 y 1969, establecieron los
fundamentos de la Teoría de Cuerdas, una de las hipótesis que nos hace estar
más cerca de la Teoría del Todo. En cuanto se resuelvan sus problemas y
podamos explicar la naturaleza cuántica de la gravedad a través de estas cuerdas,
habremos unificado el mundo de la relatividad general con el de la mecánica
cuántica. Por esta razón nace la Teoría de Cuerdas. Para entender la naturaleza
elemental de la gravedad.

 Te recomendamos leer: “Las 4 fuerzas fundamentales del Universo (y sus


características)”

Antes de la Teoría de Cuerdas, no podíamos explicar la naturaleza cuántica de la


atracción gravitatoria.
La Primera Revolución de las Cuerdas: las 5 teorías

A finales de los años 60 y con la formulación de la Teoría de Cuerdas,


empieza una auténtica revolución en el mundo de la física. Tanto es así que
recibió su propio nombre: la Primera Revolución de las Cuerdas. No se trabajaron
demasiado el nombre, no. Pero, ¿qué nos dice exactamente esta teoría?

Tenemos un artículo en el que contamos en profundidad los principios de la Teoría


de Cuerdas. Te animamos a leerlo si quieres conocer más detalles porque en el
artículo de hoy queremos profundizar en la Teoría M, así que solo explicaremos
las cosas más fundamentales.

La Teoría de Cuerdas es una hipótesis que defiende la idea de que la naturaleza


más elemental del Universo no serían las partículas subatómicas del modelo
estándar, sino que habría un nivel de organización inferior al subatómico: las
cuerdas.

Pero, ¿qué son estas cuerdas? La teoría postula que las cuerdas serían hilos
unidimensionales que vibran en el espacio-tiempo y que en función de su
modo de vibrar, dan lugar a las partículas subatómicas. Es decir, el origen
fundamental de las fuerzas del Universo se encuentra en el modo de vibrar de
estos hilos de una sola dimensión.

Los cálculos matemáticos de la teoría permiten la existencia tanto de cuerdas


abiertas (hilos extendidos) como de cuerdas cerradas (anillos). Las cuerdas
abiertas permiten explicar la naturaleza cuántica del electromagnetismo, la fuerza
nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte. Pero, y aquí viene lo increíble, las cuerdas
cerradas permiten hacer encajar, por primera vez, la gravedad dentro del mundo
cuántico. La atracción gravitatoria estaría debida a anillos de cuerdas emitidos por
los cuerpos con masa y que los entrelazan en el espacio.

Pues todo fantástico, ¿no? Bastante simple. “Simple”. Sí, pero hay una cosa a
tener en cuenta. Y es que para que los cálculos matemáticos de la teoría
funcionen, hay que presuponer que en el Universo existen 10 dimensiones.
Las cuatro que conocemos (tres espaciales y una temporal) y otras seis extras que
no podemos percibir pero por las que las cuerdas, en teoría, podrían desplazarse.
¿Te estalla la cabeza? Pues no te quejes porque cuando se formuló la teoría, era
necesario presuponer la existencia de 26 dimensiones. Nos lo han reducido a 10.
Somos unos afortunados.
Pero una vez aceptamos la existencia de diez dimensiones, ¿todo funciona?
Ojalá. Pero no. Hay un pequeño problema. Y es que te hemos mentido. La Teoría
de Cuerdas no es una teoría. Son, en realidad, cinco teorías.

Es decir, dentro del mundo de las supercuerdas (se llaman así tras la reducción de
las 26 dimensiones a las 10), hay cinco marcos teóricos. Cinco modelos
totalmente (bueno, tampoco totalmente, pero sí bastante distintos) diferentes que
explican el funcionamiento de las cuerdas.

En este sentido, la Teoría de Cuerdas está formada por cinco teorías: TIPO I,
TIPO IIA, TIPO IIB, Heterótica SO (32) y Heterótica E8E8. Por el nombre no te
preocupes, porque su explicación es meramente histórica. Y si quieres entender
las diferencias entre ellas, tampoco te preocupes. A no ser que seamos físicos
teóricos, no vamos a entender nada. Simplemente quédate con que en cada una
de ellas, las cuerdas se comportan de forma diferente e interaccionan de forma
única entre ellas.

Teníamos, por lo tanto, cinco caras de la misma moneda. Pero, ¿significaba esto
que solo había una correcta y había que desechar cuatro? No, pobres. Cada una
de las cinco era perfectamente válida dentro de su modelo. Por lo tanto, los
esfuerzos por encontrar la Teoría de Cuerdas “buena” eran inútiles. Y en este
contexto, cuando Edward Witten, físico matemático estadounidense, dio una
conferencia en 1995 hablando sobre una nueva teoría que unificaba a estas cinco
teorías de cuerdas, el mundo de la ciencia cambió para siempre. Había nacido la
Teoría M.
 Te recomendamos leer: “¿Qué es la materia oscura?”

La Segunda Revolución de las Cuerdas: la Teoría M

Después de que en 1968 se asentaran las bases de la (las) Teoría de Cuerdas, en


1995, Edward Witten, marcó la segunda revolución creando la Teoría M.
Estaba consiguiendo algo increíble e impensable por aquel entonces: unificar las
cinco teorías de cuerdas aparentemente inconexas en una sola.

Y antes de empezar a describir los fundamentos de la Teoría M, dejemos algo


claro: en comparación, la Teoría de Cuerdas es algo del temario de preescolar. Sí.
Como lo oyes. En comparación con la Teoría M, la Teoría de Cuerdas es la cosa
más sencilla del mundo. Y si una teoría que nos obliga a pensar en cuerdas
unidimensionales que vibran en un espacio-tiempo de diez dimensiones es cosa
de niños, imagina cómo de complicada es la Teoría M.

Según Witten, el nombre de “M” está sujeto a interpretación personal. Hay quienes
creen que la “M” viene de misterio, madre o magia. Yo, personalmente, creo que
viene de Mordor. Pero consideraciones personales a parte, ¿por qué nace esta
teoría?

Los físicos querían una teoría de cuerdas inevitable. ¿Qué significa esto?
Querían una teoría de cuerdas de la que surgiera, sin buscarlo, la explicación a
todas las otras leyes del Universo. Es decir, queríamos ser capaces de, desde
dentro de las matemáticas de la teoría, predecir sucesos que conocemos. Cuando
no podemos evitar que una teoría se cumpla (de ahí que sea inevitable), es que
vamos por buen camino.

La Teoría M es una hipótesis que unifica las cinco teorías de cuerdas en un


solo marco teórico postulando la existencia de 11 dimensiones en el Universo
dentro de las cuales unas hipersuperficies de entre 0 y 9 dimensiones conocidas
como branas sirven como punto de anclaje para las cuerdas unidimensionales
abiertas o cerradas.

en lugar de diez dimensiones, es matemática (de acuerdo al modelo) y físicamente


posible que en el Universo haya 11 dimensiones.

“¿Y qué más da una más?” Ya. Puede parecer que ya puestos a tener 10
dimensiones, no pasa nada por tener 11. Error. Sí que pasa. Lo cambia
absolutamente todo. Cuando las cuerdas se encuentran en régimen de
complemento fuerte (interactúan muy fuertemente entre ellas), en el espacio-
tiempo emerge la undécima dimensión.

Pero, ¿por qué lo cambia todo? Porque en la undécima dimensión, las cuerdas
dejan de ser cuerdas. Lo que son cuerdas en la dimensión número 10, pasan
a ser membranas en la dimensión número 11. Para entenderlo (“entenderlo”),
cuando añadimos una dimensión más, las cuerdas de tipo IIA dejan de ser hilos
unidimensionales y pasan a ser membranas bidimensionales (hemos añadido una)
que viven enrolladas en estas dimensiones.

Por lo tanto, la Teoría M no es una teoría de cuerdas. Es una teoría de


membranas. Bueno, no, realmente también hay cuerdas. Pero poco a poco. Estas
membranas que emergen “por arte de magia” de la propia teoría cuando añadimos
una dimensión reciben el nombre de branas.

Y las membranas bidimensionales (de dos dimensiones) que emergen de la teoría


de cuerdas IIA se conocen como M-2 branas. Y estas membranas de dos
dimensiones, que significa que tienen longitud y anchura pero son infinitamente
delgadas (porque no hay la tercera dimensión de altura), pueden existir
perfectamente en esta hipotético marco teórico de 11 dimensiones.

 La Teoría M permite la existencia de branas en cualquiera de las 9


dimensiones espaciales (luego habría una extra que es la temporal pero no
cuenta). Y estas branas son lo que se conoce como hipersuperficies.

La Teoría M nos dice que no solo habría cuerdas de una dimensión, sino unas
membranas (o hipersuperficies) que pueden tener todas las dimensiones posible
desde el 0 hasta el 9. Es decir, desde la dimensión espacial 0 (un punto) hasta la
dimensión espacial 9 (nueve dimensiones enrolladas entre ellas).

la Teoría M nos dice que estas branas que emergen de forma natural al sumar
una dimensión al modelo serían superficies de anclaje para las cuerdas . Los
extremos de las cuerdas abiertas (hilos extendidos) viajarían a la velocidad de la
luz, sí, pero siempre anclados fijamente en estas membranas. Los dos extremos
pueden estar en una misma brana o un extremo en una brana y el otro extremo en
la brana paralela.

Pero lo verdaderamente importante es no solo que este anclaje de las cuerdas en


las branas haga posible entender la naturaleza de las partículas subatómicas
elementales, sino que explica también el origen cuántico de la gravedad.

Y es que puede suceder que los extremos de una cuerda abierta se unan y que la
cuerda cerrada resultante, al no poder seguir anclada en la hipersuperficie,
abandone la brana. Y esto refuerza la idea de que la atracción gravitatoria se
debe al “viaje” de anillos de cuerdas.

En resumen, la Teoría M es una de las teorías más ambiciosas de la humanidad y


que, a través de esta unificación de las cinco teorías de cuerdas, es lo más cerca
que nos encontramos de dar con una Teoría del Todo. Lo más cerca que
estamos de entender la naturaleza fundamental de todo está en la Teoría M, una
hipótesis absolutamente fascinante y que nos demuestra hasta dónde es capaz de
llegar el ser humano para comprender lo que le rodea.

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