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TEMA 13

CLASES SOCIALES Y LUCHA DE CLASES

Objetivo del tema: Conocer, analizar y explicar el papel de las clases sociales en la lucha de clases.

1. INTRUDUCCIÓN. -
Unos luchan por la liberación y otros por la opresión. En el esclavismo los amos se apropiaron de la
producción, lo tenían todo y dominaban a los esclavos o productores. En el feudalismo, la minoría
que se adueñó de la tierra y la producción dominaba a la mayoría que fue expropiada, es decir, a los
que no tenían nada.

En el capitalismo dominan los se han enriquecido con la tierra que es propiedad de todos y con la
acumulación originaria, (saqueo de riquezas a otros pueblos) se adueñaron además de todos los
medios de producción, de la materia prima, del trabajo y del trabajador o esclavo de nuevo tipo a
través de la esclavitud asalariada.

El Estado no es más que el Instrumento perfecto para la opresión de una clase social sobre la otra.
Es una maquinaria de dominación que los explotadores han construido para imponerse sobre los
que producen o trabajadores.

Regularmente el Estado se presenta con 3 poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), pero en realidad
es un abanico de poderes ocultos con que los explotadores se adueñan de la producción y de las
riquezas de la sociedad.

Los poderes del Estado explotador son represivos Ejemplos: los griegos, los egipcios, los romanos
etc., utilizaban el poder militar para reprimir al pueblo esclavo.

Jesús, Galileo, Tupac-Amaru, el indio Atuey, Espartaco, etc, y todos los que murieron acusados,
torturados, crucificados o quemados vivos en las hogueras, fueron víctimas del poder religioso. (y el
poder judicial no funciona para los pobres, sino que defiende a los ricos)

¿Qué son las Fuerzas Productivas?

Fuerzas productivas se refiere a los trabajadores, a los que producen, a los que ponen en marcha
los medios de producción (maquinarias, herramientas, equipos etc). Sin las fuerzas productivas,
(trabajadores), las máquinas no se mueven. Las herramientas solas no producen.

¿Qué produce el Proletariado?

El proletariado o trabajadores asalariados, son los que producen todos los bienes materiales que
necesita la sociedad. Son bienes reales, concretos, palpables, tangibles, constantes y sonantes. El
proletariado produce todo lo necesario para la vida, la existencia y el desarrollo humano. La
burguesía produce lo contrario.

¿Qué produce la Burguesía?

La burguesía produce ilusiones, sueños, lo abstracto, lo fatuo, lo irreal, lo que no existe, promesas
que nunca se cumplen, es decir, una clase social proletarios, produce toda la riqueza que necesita
la sociedad y la otra clase social (burgueses) produce lo ilusorio, lo ficticio, eso quiere decir que no
producen nada, pero con eso les roban la producción y los bienes materiales a los trabajadores.
Ambas clases son antagónicas, es decir, enemigas por excelencia.

¿Qué son Clases Antagónicas?

Se refiere a los explotadores y explotados. En nuestros tiempos a la burguesía y al proletariado.


Estas dos clases sociales son irreconciliables, son contrarias, no se unen. Es como el amo y el
esclavo. El esclavo jamás puede amar al amo que lo maltrata, pero el amo para sobrevivir, necesita
maltratar al esclavo hasta matarlo, luego en la sociedad llena de miserias y necesidades, encuentra
otro esclavo (esclavo asalariado) al que succiona su energía, su trabajo y su sangre hasta el
exterminio en una cadena interminable de explotación del hombre por el hombre.

Esta lucha por la liberación, por un lado y el proceso de sometimiento a la ignorancia, la esclavitud y
la explotación por el otro, es la esencia de un fenómeno denominado lucha de clases.
2. CLASES SOCIALES Y MODO DE PRODUCCIÓN. -
En el proceso de producción de bienes materiales se establecen formas específicas de relación entre
los propietarios de los medios de producción2 y los productores directos o trabajadores. Los que son
dueños de los medios de producción explotan a los que carecen de estos medios.3 3. En el sistema
esclavista, por ejemplo, el amo era dueño no sólo de la tierra y otros medios de producción, sino que
también era dueño de los hombres que trabajaban la tierra, que remaban en sus barcos, que servían
en sus casas. Estos hombres eran considerados por él como un instrumento de trabajo más, y por
ello los obligaba a trabajar hasta donde dieran sus fuerzas, dándoles de comer y permitiéndoles
descansar sólo para que pudieran reponer la energía gastada durante el trabajo, y así estar listos
para salir a trabajar al día siguiente. 4. En el sistema servil, el terrateniente, dueño del medio de
producción más importante: la tierra, concedía pequeños pedazos de ella a los campesinos, los que
en cambio se veían obligados a trabajar en el terreno que el terrateniente se guardaba para sí. Esto
lo hacían durante una gran cantidad de días al año sin recibir ningún pago por ese trabajo, debiendo
sobrevivir con los frutos obtenidos del trabajo de su pequeño terreno. 5. En el sistema capitalista, los
obreros, para poder vivir, necesitan ir a ofrecer su fuerza de trabajo a los capitalistas; estos les pagan
un determinado salario y obtienen, gracias a este trabajo, grandes ganancias, que no van a parar a
manos de los trabajadores, sino a manos de los industriales. Si los obreros reclaman, el patrón les
dice: “De que se quejan, yo los contraté por cuarenta pesos al día; ¿acaso no es eso lo que les estoy
pagando? Yo soy el dueño de esta fábrica, y si no les gustan las condiciones de trabajo, vayan a
buscar trabajo a otra parte.” Pero como los obreros saben que donde vayan les dirán lo mismo,
tienen que resignarse a trabajar para que el dueño de los medios de producción se enriquezca.

En resumen, en todos los sistemas de producción que hemos analizado, en que los medios
producción están en manos de unos pocos, los dueños de estos medios se apoderan del trabajo
ajeno, explotan a los trabajadores.

Sin embargo, la explotación no ha existido siempre. En los pueblos primitivos, donde se produce
apenas para sobrevivir, no existe propiedad privada de los medios de producción: ellos pertenecen
a toda la comunidad y los frutos del trabajo de sus miembros se reparten entre todos en forma
igualitaria.

En estos pueblos no existen relaciones de explotación, sino relaciones de colaboración recíproca


entre todos los miembros de la sociedad. La explotación no es, por lo tanto, algo eterno, tiene un
origen histórico bien determinado. Ella aparece cuando un grupo de individuos de la sociedad logra
concentrar en sus manos los medios de producción fundamentales, despojando de ellos a la mayor
parte de la población. Y ella desaparecerá cuándo desaparezca la propiedad privada de los medios
de producción y éstos pasen a ser propiedad colectiva de todo el pueblo.

En todo proceso de trabajo se establecen, por consiguiente, relaciones específicas entre los
propietarios de los medios de producción y los trabajadores o productores directos. Estas relaciones
que se establecen entre los hombres, determinadas por la relación de propiedad que éstas tienen
con los medios de producción, es lo que nosotros hemos llamado relaciones sociales de producción.

Ahora bien, las diferentes relaciones sociales de producción dan origen a grupos sociales diferentes.
Estos grupos son las llamadas clases sociales.

Lenin define las clases sociales de la siguiente manera: “Las clases son grandes grupos de hombres
que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente
determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción
(relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte), por el papel que desempeñan en la
organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben
la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales
puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de
economía social”

Examinemos por partes esta definición:

Tenemos, en primer lugar, que “las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre
sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado”. Esto
quiere decir que forman una misma clase social personas que tienen un papel semejante en la
producción, y que este papel cambia en las distintas épocas históricas: no siempre en la Historia han
existido capitalistas y obreros; en épocas anteriores existieron amos y esclavos, señores y siervos.
En segundo lugar, Lenin dice: “Por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios
de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte).” Esto significa que el
papel que desempeñan los individuos en la producción depende de la relación que ellas tienen con
los medios de producción. Estas relaciones que se dan en la práctica económica tienden a ser
confirmadas a través del sistema jurídico de la sociedad, lo que contribuye a asegurar su continua
reproducción. Los que tienen la propiedad sobre los medios de producción explotan a los
trabajadores que no son propietarios de ellos.

En tercer lugar, Lenin dice: “Por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo.” Es
decir, estos grupos se definen como tales no solo por la propiedad o no propiedad que ellos tienen
respecto de los medios de producción, sino que además es necesario tener en cuenta las formas de
control que estos grupos tienen sobre el proceso de producción. Por ejemplo: los capitalistas no sólo
son propietarios de los medios de producción, o sea, de las fábricas, sino que además dirigen y
administran estas fábricas; en cambio, los obreros no tienen ningún control sobre la marcha de ellas:
realizan un trabajo parcial bajo las órdenes de un supervisor o administrador.

En Cuarto Lugar, Lenin dice: “Y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la
parte de la riqueza social de que disponen.” Esto significa que el nivel de ingresos es una de las
formas en que se diferencia un grupo de otro, pero que este nivel depende del lugar que ocupan los
individuos en la producción.

Por eso la conclusión a que llega Lenin en su definición sintetiza bien lo que llamaremos clases
sociales: Las CLASES SOCIALES son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el
trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social.

Está definición nos lleva a caracterizar las clases como grupos de la sociedad que tienen
contradicciones entre sí, ya que las relaciones que se establecen entre ellos son relaciones de
explotador a explotado (uno se apropia el trabajo de otro). Ahora bien, está definición que está
basada en las relaciones que los individuos tienen con los medios de producción fundamentales, es
muy distinta de la definición de clases sociales que hace la burguesía.

Según esta última, existen tres clases sociales: la clase alta; la clase media y la clase baja Es decir,
que define las clases en función de los bienes materiales con que cuenta cada uno de estos grupos,
lo que depende en gran medida de sus ingresos.

Esta es una definición descriptiva que se limita a señalar que existe individuos más ricos que otros y
que mete en un mismo saco a personas que tienen funciones e intereses muy diferentes dentro de
la sociedad: dentro de la clase media cabría desde el obrero que recibe salarios altos hasta el
industrial pequeño que a veces gana menos que un obrero calificado, aunque se apropie del trabajo
de otros obreros. Aquí también se incluiría a un sector de las fuerzas armadas, a los profesores, a
los profesionales, sea que ejerzan libremente o como empleados, etc.

Pero lo que no explica esta definición es la razón por la que unos tienen mas dinero y otros tienen
menos.

¿Cuál es la respuesta de la ideología burguesa a esta pregunta?


Los pobres son pobres porque “son poco inteligentes”, porque “son viciosos”, porque “no se
esfuerzan por superarse”, porque “son ignorantes”, etc.

El gran mérito de Marx es haber demostrado que la desigualdad social no depende de naturalezas
humanas mejor o peor dotadas, sino que dependen fundamentalmente del tipo de relación que tienen
los individuos con los medios de producción.

Como ya hemos visto, son los propietarios de los medios de producción los que se apoderan de la
mayor parte de las riquezas que se producen, recibiendo, en cambio, los trabajadores una parte muy
insignificante de ellas. La forma en que se reparte el ingreso en un país depende, - 6 - por lo tanto,
de la situación que tienen los diversos grupos en la producción. Los terratenientes y los capitalistas
reciben los ingresos más altos porque son los propietarios de los principales medios de producción.

Estas relaciones de producción generan intereses sociales antagónicos. Esto se expresa en una
continua lucha entre obreros y patrones, señores y siervos, amos y esclavos. El grupo dominante
lucha por reproducir constantemente las condiciones materiales y sociales que le permiten continuar
explotando a los trabajadores que carecen de medios de producción. El grupo dominado lucha por
destruir las condiciones de su explotación. Esta lucha se da, como veremos mas adelante en los
distintos niveles de la sociedad.

Partiendo de las relaciones de producción ya analizadas, podemos distinguir las siguientes clases
sociales con intereses antagónicos: amos esclavos. señores siervos. capitalistas obreros. Es
importante aclarar que para estudiar las clases sociales en un país determinado no podemos
limitarnos a usar los conceptos de explotadores y explotados. Son conceptos demasiado generales,
que pueden aplicarse a diferentes formas de producción de bienes materiales.

Son, por ejemplo, explotadores el amo, el señor terrateniente y el capitalista. Son explotados el
esclavo, el siervo y el obrero. Y, sin embargo, el carácter de la explotación es muy diferente en uno
u otro caso.

¿Por qué es importante definir este carácter?


Debido a que de él dependerá el tipo de reivindicación revolucionaria que surja de las clases
oprimidas. La reivindicación del campesino siervo es muy diferente a la del proletariado agrícola o
industrial. El primero tiende a luchar por conseguir un pedazo de tierra para él; el segundo tiende a
luchar por la destrucción de toda propiedad privada sobre los medios de producción.

Ahora bien, en un país donde dominan las relaciones de producción capitalista, las dos clases
antagónicas son fundamentales: la burguesía o clase capitalista y el proletariado o clase obrera.

3. GRUPO SOCIAL, CLASE, FRACCIÓN DE CLASE. -


Debemos aclarar que no todos los grupos que existen en una sociedad se llaman clases sociales.
Sólo se llaman clases sociales los grupos de la sociedad ligados directamente al proceso de
producción de una sociedad.

Sin embargo, la actividad económica, siendo la fundamental, no es la única actividad dentro de la


sociedad. Ya hemos visto15 que la sociedad, además del nivel económico o infraestructura, está
constituida por otro nivel que descansa sobre el económico, pero que tiene su carácter propio: la
superestructura. Este nivel está formado por la región jurídico-política (Estado, Derecho, etc.) y por
la región ideológica (conjunto de ideas y comportamientos sociales). CEP, número l, Explotados y
explotadores.

Pues bien, de la misma manera en que el nivel económico funciona a través de grupos de la sociedad
ligados a la producción, el nivel de la superestructura funciona a través de grupos de la sociedad
ligados a los organismos del Estado, a los organismos transmisores de ideología, etc. Estos grupos
son los funcionarios del Estado o burocracia estatal, fuerzas armadas y carabineros, jueces,
profesores, empleados de la salud, etc.

Por esta razón, por estar ligados a actividades de la superestructura, estos grupos de la sociedad no
constituyen clases sociales. Sin embargo, existen un conjunto de personas que, estando ligadas a
la producción, tampoco constituyen una clase social por el papel intermedio que ellas ocupan entre
las dos clases antagónicas, como lo analizamos con anterioridad.

De todo lo dicho hasta aquí podemos concluir, entonces, que en toda sociedad existen clases
sociales y grupos sociales. Las clases sociales son grupos de la sociedad directamente ligados a la
producción de bienes materiales que, por el papel que juegan en este proceso, tienen intereses
sociales contradictorios.

Los grupos sociales, en cambio, están constituidos: Por aquellos grupos de la sociedad que no están
ligados directamente a la producción de bienes materiales, sino que están al servicio de instituciones
de la superestructura (burocracia estatal, fuerzas armadas, profesores, etc.), o de la infraestructura
(peluqueros, lavanderas, empleadas domésticas); Por aquellos individuos que, estando ligados a la
producción de bienes materiales, ocupan un papel intermedio entre las dos clases antagónicas
(administradores, supervisores, etc.). Ahora bien,

¿Por qué es importante distinguir entre clases sociales y grupos sociales?


Esta es una distinción que hizo por primera vez Marx, y no por casualidad. Por el contrario, ésta es
una distinción fundamental en su teoría revolucionaria.

Si la forma en que los hombres producen los bienes materiales es aquello en torno a lo cual se
organiza toda sociedad, las transformaciones de la sociedad deberán ser cambios de las formas de
producción. Y, por consecuencia, quienes dirijan estas transformaciones deberán ser aquellos
grupos que, por su papel en la producción, tienen determinados proyectos de sociedad que ofrecer.
El capitalista tiene un proyecto de sociedad que ofrecer.

Lo tiene también el proletariado. Pero ¿qué proyecto de sociedad puede ofrecer un empleado de la
burocracia estatal o un intelectual o un supervisor, si no es aquel del capitalista o del obrero?
Son las clases sociales las que entran en pugna entre sí. La Clase explotadora lucha por mantener
su situación de dominio y explotación. La clase dominada lucha por liberarse de esta explotación. La
primera lucha por mantener las relaciones de producción y las relaciones superestructurales (poder
político e ideológico), que la constituyen como clase dominante. La segunda lucha por crear las
nuevas relaciones de producción que permiten terminar con sus intereses.

4. INTERESES DE CLASE. -
Llamaremos PROLETARIADO O CLASE OBRERA a la clase explotada del sistema de producción
capitalista, formada por trabajadores ligados a la producción de bienes materiales, que venden su
fuerza de trabajo por un salario para producir o realizar plusvalía, desempeñando un trabajo
parcial13, subordinado a las órdenes de sus superiores que son los que a distintos niveles controlan
el proceso.

Llamaremos PEQUEÑA BURGUESIA a la clase social formada por pequeños productores


independientes que venden sus productos en el mercado.

Llamaremos BURGUESIA O CLASE CAPITALISTA a la clase que controla y dirige el sistema de


producción capitalista. Con dinero acumulado compra medios de producción y fuerza de trabajo a fin
de obtener una cantidad de dinero mayor de la que invirtió al iniciar este proceso, dinero que obtiene
través del trabajo no pagado de los trabajadores del sector industrial.

5. CONCIENCIA DE CLASE E INSTINTO DE CLASE


Habíamos dicho antes que entre las clases fundamentales de la sociedad capitalista, el proletariado
y la burguesía, surgían intereses antagónicos. ¿Podemos considerar como intereses de clase el
conjunto de las aspiraciones espontáneas de una determinada clase social, como son, por ejemplo,
las aspiraciones de los obreros a tener un mejor salario, una buena casa, posibilidades de salir a
veranear, de mandar a sus, hijos a la universidad, etc.?

Por otra parte, una huelga que se limita a expresar aspiraciones reivindicativas, sin poner nunca en
cuestión el sistema capitalista, ¿puede ser considerada como la expresión del interés de clase del
proletariado?

Para responder a estas preguntas, debemos distinguir primeramente dos tipos de intereses. Los
intereses espontáneos inmediatos y los intereses estratégicos a largo plazo.

Los intereses espontáneos inmediatos son las aspiraciones que manifiestan las clases, o grupos
sociales, motivadas por problemas actuales de su existencia. Tienen en general por objetivo lograr
un mayor bienestar inmediato, una mejor participación en el reparto de la riqueza social. Por ejemplo,
el interés espontáneo inmediato de un grupo de obreros de bajos salarios es conseguir el aumento
de sus entradas para poder hacer frente al alza del costo de la vida. El interés inmediato de un grupo
de campesinos es que se compren sus productos a un precio conveniente. En ambos casos se
pretende alcanzar una solución a un mal actual, sin buscar la causa profunda de este mal.

De ahí que el proletariado, abandonado a sus intereses espontáneos inmediatos, no logra ir más allá
de una lucha puramente reformista: lucha por mejores salarios, mayor asignación familiar, más horas
de descanso, etc., aspiraciones que en si no están mal, pero que no pueden, transformarse en la
meta final de la lucha de clase del proletariado, ya que no atacan el sistema mismo de explotación
que es la verdadera causa contra la que los obreros deben luchar para superar su situación.

Por lo tanto, los intereses, espontáneos inmediatos no pueden ser considerados como los intereses
finales de la clase obrera. ¿Qué se entiende, entonces, por interés de clase?
Los intereses de clase o intereses estratégicos a largo plazo son aquellos que surgen de la situación
propia a cada clase en la estructura económica de la sociedad.

El interés estratégico a largo plazo de la clase dominante es mantener su dominación; el de la clase


dominada es destruir el sistema de dominación. El interés estratégico del proletariado, por ejemplo,
es destruir el sistema de producción capitalista, origen de su condición de explotado, destruyendo
aquello en lo que se basa: la propiedad privada de los medios de producción.
Es importante señalar que estos intereses estratégicos a largo plazo no surgen en forma espontánea
en la clase obrera. Ellos sólo pueden ser planteados por ésta cuando ella logra conocer el
funcionamiento profundo de la sociedad capitalista y, por consiguiente, su lugar en este proceso.
Este conocimiento lo aporta la teoría científica de la sociedad: la teoría marxista. Ella permite a la
clase obrera combatir las ideas espontáneas y deformadas de la sociedad que sustenta la clase
dominante y plantearse como clase la necesidad del cambio, para superar realmente su situación.

Es necesario recordar, sin embargo, que es partiendo de la lucha por sus intereses inmediatos como
el proletariado avanza hacia la toma de conciencia de sus intereses finales de clase. Lenin fue muy
claro y severo respecto a este punto.

Para conducir al proletariado a la lucha política contra los servidores del capital “es necesario ligar a
esta lucha con determinados intereses de la vida cotidiana... Pero si se esfuman estos intereses
detrás de reivindicaciones únicamente políticas, comprensibles solamente para la intelectualidad ¿no
significa esto retroceder de nuevo, limitarse de nuevo a la lucha de la sola intelectualidad, cuya
importancia acaba de ser reconocida?”

Por lo tanto, es necesario combatir dos errores: Considerar como intereses finales de clase las
aspiraciones espontáneas inmediatas de una clase. Olvidar que es necesario partir de los intereses
inmediatos de una clase para conducirla a comprender sus verdaderos intereses de clase.

Ahora bien, cuando una clase social está consciente de sus intereses de clase, o sea, de sus
intereses estratégicos a largo plazo, decimos que tiene conciencia de clase.

No siempre la clase obrera ha tenido conciencia de clase. En las primeras etapas del movimiento
obrero, los trabajadores tendían a reaccionar en forma aislada y espontánea. En Europa, por
ejemplo, los obreros reaccionaron contra el aumento de la explotación producido por la introducción
de las máquinas en la industria destruyéndolas físicamente, como si ellas fueran la causa de todos
los infortunios. Reaccionaron también uniéndose por gremios en organismos de ayuda mutua para
socorrerse en caso de enfermedad, accidentes del trabajo, etc. También lograron, por medio de
estas incipientes organizaciones, mejorar algo sus condiciones de trabajo y de vida. Sin embargo,
todas éstas luchas estaban ligadas sólo a los intereses inmediatos de los obreros; ellas no iban
dirigidas a destruir las verdaderas causas de su explotación, aunque fue justamente a través de ellas
como la clase obrera se abrió paso a formas superiores de lucha.

Cuando el movimiento obrero descubre estas causas, uniendo su experiencia de lucha a la teoría
revolucionaria de Carlos Marx que señala el papel que la clase obrera tiene en la sociedad; cuando
se da cuenta de cuál es la solución definitiva a sus problemas: la destrucción del sistema capitalista
y su reemplazo por un sistema socialista; esto es cuando se da cuenta de cuáles son sus verdaderos
intereses de clase, decimos que el movimiento obrero ha adquirido conciencia de clase.
Pues bien, si observamos el movimiento obrero en algunos países nos damos cuenta de que existen
todavía sectores del proletariado que tienen una escasa conciencia de clase, que creen que sus
luchas deben ser puramente “gremialistas,” “apolíticas”, sin entender que esta forma de plantearlas
les ha sido inculcada por la burguesía para evitar que ellos luchen por sus verdaderos intereses de
clase.

Es importante, por lo tanto, distinguir entre la pertenencia a una clase y la existencia de una
conciencia de clase entre sus miembros. Finalmente precisemos un último concepto: el concepto
de posición de clase.

Ya hemos visto que no todos los individuos de una sociedad forman parte de alguna de las clases
sociales; muchos de ellos forman parte de los grupos sociales. Hemos visto también cómo estos
individuos tienden a adoptar las posiciones o intereses de alguna de las clases en pugna en dicha
sociedad.

Por otro lado, no basta pertenecer a una clase para estar dispuesto a luchar por los intereses de esa
clase. Existen casos de burgueses que reniegan de su clase y empiezan a defender las posiciones
del proletariado. Pero también hay obreros que traicionan a su clase defendiendo los intereses de
los patrones.

6. CLASES SOCIALES Y FORMACIÓN SOCIAL


En el marxismo, el conjunto de los elementos que configuran una sociedad, en un momento
determinado de su desarrollo histórico (tanto los elementos relacionados con la producción, como
los elementos jurídico-políticos e ideológicos).

Un modo de producción es un objeto teórico ideal definido por una relación de producción
determinada, de modo que existen tantos modos de producción como relaciones de producción
(comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, modo de producción asiático, capitalismo y
comunismo) mientras que una formación social es la concreción real de una sociedad determinada
(la Inglaterra victoriana, la Alemania de Bismarck, la Francia de Napoleón, etc.) que sería la síntesis
de varios modos de producción de los cuales uno sería dominante; por lo que habría tantas
formaciones sociales como “casos concretos” queramos investigar.

El modo de producción es el objeto de conocimiento básico del materialismo histórico, de modo que
Althusser definió también al materialismo histórico como la ciencia de los modos de producción, y
está formado por la articulación de tres estructuras regionales: una estructura económica (que es la
estructura determinante, por lo que se la llama “base” o infraestructura), una estructura jurídico-
política (el estado) y una estructura ideológica.

Para Althusser las tres estructuras que forman una formación social tienen una autonomía propia
respecto a la totalidad que conforman, de modo que cada una de ellas puede ir
“retrasada”o“adelantada” respecto a las otras. Por ello, criticó las interpretaciones “historicistas” del
marxismo (a las que consideró interpretaciones hegelianas) por considerar a cada formación social
como una “totalidad expresiva”, en la que cada estructura (económica, jurídico-política e ideológica)
fuera la expresión de la totalidad.

7. CLASES EN TRANSICIÓN
el concepto de formación socio-económica permite estudiar la sociedad humana en cada período de
su desarrollo como un “organismo social” único, que incluye en sí todos los fenómenos sociales en
su unidad orgánica e interacción sobre la base del modo de producción. Por último, en cuarto lugar,
permite reducir las aspiraciones y acciones de los hombres aislados a las acciones de las grandes
masas, de las clases, cuyos intereses se determinan por su lugar en el sistema de relaciones sociales
de la formación dada. Cada una de las formaciones socio-económicas tiene sus propias leyes
específicas de surgimiento y desarrollo. Al mismo tiempo, en toda formación rigen leyes generales
que las vinculan en un proceso único de la historia mundial. Una formación se sustituye por otra a
consecuencia de la revolución social. La sociedad capitalista es la última de las formaciones basadas
en el antagonismo entre las clases. Ella da término a la prehistoria de la humanidad. La formación
comunista, (el socialismo es etapa de su devenir y desarrollo) crea por primera vez en la historia las
condiciones necesarias para el progreso ilimitado de la humanidad sobre la base de la liquidación
de la desigualdad social y el desarrollo acelerado de las fuerzas productivas. La formación comunista
inaugura la verdadera historia del género humano.

8. SITUACIÓN DE CLASE
¿Cuáles son los verdaderos Poderes del Estado opresor en la lucha de clases?
Son siete y son los poderes esenciales que los explotadores necesitan para robarle la producción a
la clase trabajadora. Ellos son:

1.- Poder político. (Ejecutivo-gobierno)


2.- Poder económico. (Capitalistas-explotadores-especuladores-Banqueros)
3.- Poder social. (Pueblo organizado) (los explotadores luchan para que el pueblo no se organice)
4.- Poder de medios de comunicación. (Funcionan a favor de la burguesía)
5.- Poder judicial. (tribunales, jueces etc. La justicia responde a la clase alta)
6.- Poder militar. (Cuerpos represivos. Defienden los intereses de los explotadores)
7.- Poder religioso (ideológico) (Alto clero. Salvaguarda los sagrados intereses de los explotadores.

Controlando la mente o las ideas, se controla la producción)


Así que en la lucha de clases están involucradas las fuerzas productivas, proletariado y burguesía,
eternas clases antagónicas

9. CLASES SOCIALES Y COYUNTURA POLÍTICA


Procedente del latín cum, que significa “con”, y iunctura, “unión”, la palabra coyuntura denota, según
el diccionario castellano, “sazón, oportunidad para algo” o “combinación de factores y circunstancias
que, para la decisión de un asunto importante, se presenta en una ación”.
En el ámbito de lo político, la coyuntura es el conjunto de factores y circunstancias que concurren,
en un momento dado, a crear una situación propicia o adversa para tomar una decisión o asumir una
acción de orden público.

Ella resulta de la confluencia de episodios que facilitan o dificultan una acción política o económica.

El vocablo es especialmente usado por los economistas para designar lo contingente y cambiante
en la vida económica, en oposición a lo estructural, que es lo esencial, lo permanente y lo básico en
ella.

Desde este punto de vista, las estructuras son las partes fundamentales que sustentan la
organización social y la política económica, en tanto que las coyunturas son lo pasajero, accidental
y variable de ellas, sin que por eso dejen de ser factores determinantes en un momento dado.

La coyuntura está formada por elementos sociales, políticos, económicos e, incluso, geográficos,
climáticos y meteorológicos, locales e internacionales, pero es siempre una situación de corto plazo,
que no alcanza a configurar un ciclo económico. Por eso se dice que una situación
es coyuntural cuando es pasajera en el curso del proceso económico.

Los encargados de tomar decisiones de política económica han estado siempre atentos a
la coyuntura. Los gobiernos han creado organismos dedicados al estudio de lo coyuntural a partir de
la constitución en 1920 del National Bureau of Economic Research en Nueva York, dirigido por el
economista norteamericano Wesley Clair Mitchell (1874-1948), profesor de la Universidad de
Columbia. La Unión Soviética instituyó un servicio de investigación similar en el mismo año. Después
lo hicieron Alemania, en 1926, con su Institut für Konjunkturforschung, e Italia en 1959 con el Istituto
Nazionale per lo Studio della Congiuntura. Y muchos otros países siguieron la misma línea.

Los sectores empresariales privados en Estados Unidos fueron los primeros en investigar
los business cycles, es decir, la coyuntura en el sector privado de la economía, que es para ellos una
variable decisiva en la formulación de sus metas de producción, ventas, exportaciones y utilidades.

Bajo esta inspiración, los modelos de planeamiento estratégico público se inclinaron también a
estudiar la coyuntura, o sea la sucesión de episodios afortunados o desafortunados que se suscitan
en el proceso económico nacional e internacional, para identificar las oportunidades y las amenazas
a corto plazo.

10. CONCEPTO DE LUCHA DE CLASES. -


La lucha de clases es un fenómeno que se refiere al eterno conflicto entre las dos clases sociales
existentes, entre los que producen y los que no producen, entre los que sin trabajar se adueñan de
la producción y excluyen a los que trabajan, entre explotadores y explotados; históricamente entre
amos y esclavos, patricios y plebeyos, terratenientes y campesinos, burgueses y proletarios, ricos y
pobres, entre depredadores y presa, entre el 1% y el 99%

11. LOS DIFERENTES TIPOS DE LUCHA DE CLASES


Ya hemos visto cómo las clases sociales antagónicas, el proletariado y la burguesía en la sociedad
capitalista, por ejemplo, son grupos sociales que tienen intereses opuestos.

Ahora bien, ¿de qué manera se manifiestan en la vida concreta estos intereses antagónicos?
Estos se manifiestan en continuos enfrentamientos a distintos niveles, es decir, en una lucha por
imponer sus propios intereses en la sociedad.

Se llama LUCHA DE CLASES al enfrentamiento que se produce entre dos clases antagónicas
cuando estas luchan por sus intereses de clase.

¿Quiere ello decir que todo enfrentamiento que se produce entre los obreros de una fábrica y sus
patrones debe ser considerado como expresión de una lucha de clases?

No, en muchos casos sólo se trata de un germen de lucha de clases cuando esa lucha parcial de los
obreros de una fábrica contra sus patrones no se encuentra conectada a la lucha de la clase obrera
contra la clase capitalista y su gobierno.

Pero, suponiendo que se logre movilizar a toda la clase obrera contra toda la clase capitalista,
¿podemos afirmar que en este caso se trata de una verdadera lucha de clases?
No, esta movilización puede ser también sólo un germen de la lucha de clases si la clase obrera
actúa únicamente por sus intereses inmediatos; por ejemplo, cuando la clase obrera de un país se
moviliza por obtener un salario mínimo o una jornada de trabajo más reducida.

¿Qué condiciones se requieren, entonces, para hablar de una verdadera lucha de clases?
Que el enfrentamiento que se produzca entre los obreros y sus patrones forme parte de la lucha de
la clase obrera contra la burguesía y su gobierno y, por lo tanto, que aunque defienda los intereses
inmediatos de ese grupo de trabajadores, esté conectada a la lucha organizada de esa clase por la
realización de sus intereses a largo plazo, es decir, a la lucha por la conquista del poder político para
poder llegar desde allí a destruir la sociedad capitalista y construir la sociedad socialista.
Pues bien, para que se cumplan estas condiciones es necesario que la clase obrera esté
organizada como clase a nivel nacional a través de su organización sindical y que sus luchas
estén orientadas por un partido proletario que reúna a los sectores más avanzados de ella. De esta
manera la lucha por objetivos inmediatos de un grupo de trabajadores puede llegar a conectarse con
los objetivos a largo plazo de toda la clase obrera.

Ahora bien, después de haber definido lo que entendemos por lucha de clase en general, debemos
detenernos a examinar los diferentes tipos de lucha que podemos distinguir en los enfrentamientos
entre las clases sociales opuestas. Podemos distinguir enfrentamientos a nivel económico o del
proceso productivo, a nivel ideológico o de las ideas, y a nivel político o del aparato de Estado.
Distinguimos, por lo tanto, tres tipos de lucha de clases: económica, ideológica y política.

1) LA LUCHA ECONÓMICA. - La lucha económica es el enfrentamiento que se produce entre


las clases opuesta a nivel de la infraestructura o región económica. Este enfrentamiento se
caracteriza por la resistencia que oponen a este nivel las clases explotadas a las clases
explotadoras. Lenin define de la siguiente manera la lucha económica del proletariado: “La
lucha económica es la lucha colectiva de los obreros contra los patrones por
conseguir condiciones ventajosas de venta de la fuerza de trabajo, por mejorar las
condiciones de trabajo y de vida de los obreros”. El sindicato es la forma de organización
que se ha dado la clase obrera para realizar esta lucha de tipo reivindicativo. Es una
organización que tiende a reunir a toda la clase obrera, sin distinción de credos o partidos
político, para luchar por estos intereses inmediatos comunes. Ella permite ir alcanzado una
unión y organización cada vez mayores de la clase obrera y eleva su nivel de conciencia de
clase, preparándola para los enfrentamientos de nivel superior, aquellos que van a suprimir
definitivamente su explotación: la lucha por el poder político.

2) LA LUCHA IDEOLÓGICA. La lucha de clases se da también en el terreno de las ideas, ya


que las ideas burguesas contribuyen a mantener la dominación de la clase explotadora sobre
los explotados. La burguesía logra imponer estas ideas debido a que, gracias a su poder
económico, controla las instituciones a través de las cuales se difunden las ideas: radio,
prensa, televisión, cine, escuelas, universidades, etcétera. Las ideas de la burguesía
penetran en todas las actividades de la sociedad e incluso logran introducirse en los
organismos de la clase obrera si ésta no logra mantener una actitud de permanente
vigilancia. A esta lucha en el terreno de las ideas la llamamos lucha ideológica.
En una batalla sin tregua. Si no se combate en forma continua contra la penetración de las
ideas de la burguesía en el seno la clase obrera y el pueblo, no se lograra jamás una
conciencia revolucionaria capaz de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Esta es
difícil, ya que la burguesía usa actualmente un lenguaje seudorrevolucionario para confundir
a las masas y debilitar así nuestras propias banderas de lucha. Para contrarrestar esta
acción ideológica de la burguesía, la clase obrera debe armarse con la teoría revolucionaria:
tiene que saber claramente cuáles son los objetivos finales para poder combatir en cada
momento las ideas que impiden avanzar hacia ellos.

3) LA LUCHA POLÍTICA.- La lucha política es el enfrentamiento que se produce entre las


clases antagónicas a nivel de la región jurídico-política de la sociedad, o sea, la lucha de los
explotados contra las leyes y las instituciones que mantienen la dominación de las clases
explotadoras. En la sociedad capitalista, ella abarca desde la lucha de los obreros por
mayores libertades políticas hasta su forma definitiva: la lucha por el poder político para
destruir a través de él al capitalismo e instaurar una nueva sociedad, la sociedad socialista.
Ahora bien, estos diferentes tipos de lucha no se dan aislados unos de otros, sino que, por
el contrario, se combinan formando una unidad en la que uno de los tipos de lucha domina
a los otros.
Y esto se debe a que cada tipo de lucha no es sino un aspecto de la lucha de clases que se
da en forma simultánea en los tres niveles de la estructura social. Así, por ejemplo, en una
huelga, en que el tipo dominante de lucha es el económico, se da también por parte
del sector más avanzado de los obreros una lucha ideológica por mantener la unidad
de los trabajadores, por hacerles ver el origen de su situación de explotados y cómo
llegar a terminar con ella, etc. Por otra parte, esta huelga que tiene, en un comienzo,
un carácter puramente económico, puede llegar a tener un carácter
predominantemente político si llegan a intervenir las fuerzas armadas y la policía para
desalojar a los huelguistas de la entrada de la fábrica. 144. Por último, debemos plantear
que la lucha de clases tiene por objetivo final, en la sociedad capitalista, destruir el sistema
de explotación capitalista suprimiendo la propiedad privada de los medios de producción, y
que esto sólo puede lograrse si la clase obrera y sus aliados llegan a apoderarse del poder
político.

El poder político es el único medio a través del cual la clase obrera puede destruir las
relaciones de producción capitalistas e imponer las relaciones de producción socialistas para
construir la nueva sociedad, ya que solo desde esa posición de fuerza es posible
contrarrestar la resistencia que opone la burguesía a esta transformación. El desarrollo de
la lucha de clases prepara el acceso del proletariado al poder político a través de cada
batalla, aumentando la organización y nivel de conciencia de la clase obrera, al mismo
tiempo que va debilitando al enemigo. En un momento determinado, la lucha de clases
adquiere un carácter específico, ella se concentra exclusivamente en el nivel de lo político,
estando dirigida a la toma del poder político.

12. LAS FORMAS DE LUCHA DE CLASES


Ahora bien, cada uno de estos tipos de lucha: económica, ideológica y política, puede tomar distintas
formas: legales o ilegales; pacificas o violentas.

Las huelgas pueden ser, por ejemplo, legales o ilegales, según se sometan o no a la legislación del
trabajo que rige en cada país. Lo mismo ocurre con las concentraciones públicas. Sólo son legales
aquellas concentraciones que tienen un permiso previo de la autoridad correspondiente.

A su vez, la lucha política puede darse en forma legal y pacífica, a través de un proceso electoral,
por ejemplo, o puede darse en forma violenta, a través de una insurrección armada, de guerrillas
rurales o urbanas, de una guerra popular prolongada, etc.

Por otra parte, estas formas no se dan de manera alternativa: o legal o ilegal, o pacifica o violenta,
sino que a menudo se presentan combinadas, y es frecuente que durante un mismo proceso se pase
de una forma de lucha a otra. Por ejemplo, una huelga que empieza pacíficamente puede tomar el
carácter de lucha violenta si los patrones utilizan la fuerza pública para penetrar en la industria que
está custodiada por los obreros huelguistas. Sentado esto, ¿existe una forma de lucha mejor que
la otra? ¿Podemos decir, por ejemplo, que la lucha pacífica es mejor que la lucha armada? ¿O
viceversa?

El marxismo admita las formas de lucha más diversas. No rechaza de plano ninguna, ni tampoco
valora más una u otra en abstracto. Por el contrario, afirma que la mejor forma de lucha es aquella
que responde más a la situación histórica concreta que se está viviendo. No se puede decidir qué
procedimiento de lucha utilizar sin examinar antes de manera detallada la situación en que se
encuentran las masas, su grado de desarrollo, su nivel de conciencia, los aspectos fuertes y débiles
del enemigo, etc. Por otra parte, esas mismas masas dan origen a nuevas formas de lucha, a nuevos
procedimientos de defensa y de ataque en relación con las nuevas coyunturas políticas que el
proceso revolucionario va generando en su desarrollo.
El marxismo sostiene, contra el voluntarismo, que es necesario aprender de la práctica de masas,
que no se pueden inventar formulas de lucha detrás de un escritorio. Pero también sostiene, contra
el espontaneísmo, que es necesario que los partidos de la clase obrera organicen y dirijan la lucha
de masas. Son ellos los que deben determinar en estrecho contacto con las masas cuál es la forma
de lucha que debe ocupar el papel principal en cada momento y de que manera deben subordinarse
a ella las otras formas de lucha.

En el caso de una invasión imperialista, por ejemplo, la principal forma de lucha puede llegar a ser
la guerra de liberación nacional. Las otras formas se siguen empleando, pero ellas están
subordinadas a la principal. Así, se plantean huelgas políticas en los territorios conquistados por el
enemigo, concentraciones de apoyo a la lucha por la liberación nacional, asaltos terroristas a los
diplomáticos del país invasor, etc. Hasta aquí hemos visto como se da la lucha de clases, sus
diversos tipos y formas, y como ellos se combinan en todo proceso político.
Ahora, antes de terminar, debemos hacernos una última pregunta: ¿En todo proceso político la lucha
directa y frontal entre las clases antagónicas es el elemento dominante? O, dicho de otra manera,
¿puede el proletariado aliarse, por ejemplo, con ciertos sectores de la burguesía contra un enemigo
más importante, considerando como secundarias en este momento las contradicciones que existen
entre la clase obrera y la clase burguesa?

La experiencia histórica de los movimientos revolucionarios de algunos países nos señala que ésa
ha sido la forma en que se ha logrado la victoria en determinadas etapas del proceso. Así ocurre,
por ejemplo, en China cuando se forma un frente unido con la llamada burguesía nacional en contra
del invasor japonés. En Cuba sucede algo parecido. En el proceso revolucionario que derrota a
Batista, todo el pueblo incluidos los más amplios sectores de la burguesía apoyó la lucha contra ese
dictador, iniciada por Fidel. Pero, entonces, ¿desaparecen las contradicciones que existen entre la
burguesía y el proletariado?, ¿deja de tener sentido la lucha entre esas clases?

No, ya que las contradicciones entre esas clases tienen una causa real: la explotación de una clase
por otra, que es lo que tiene que desaparecer para que la lucha entre ellas deje de existir. Lo que
ocurre en determinadas coyunturas políticas es que las contradicciones entre ciertas clases pasan a
ocupar un papel secundario en relación a la contradicción principal que se crea frente a un enemigo
común a ambas. La lucha entre la burguesía y el proletariado se encuentra subordinada a la lucha
contra el enemigo principal.

Por último, debemos advertir que la lucha de clases no termina cuando las clases hasta ahora
dominantes son destituidas del poder por las clases dominadas; por el contrario, ella se agudiza en
estos momentos, ya que las clases desplazadas entran a la ofensiva, ya sea abierta o subterránea,
para recuperar el poder, aprovechando cualquier debilidad, cualquiera disminución de la vigilancia
revolucionaria de la clase obrera y del pueblo en general

TEMA 14
LA REVOLUCION SOCIAL

Objetivo del tema: Conocer, analizar y explicar las condiciones de un proceso revolucionario.

Las revoluciones sociales no las hacen los individuos, las “personalidades”, por muy brillantes o
heroicas que ellas sean. Las revoluciones sociales las hacen las masas populares. Sin la
participación de las grandes masas no hay revolución. Es por ello que una de las tareas más urgentes
del momento es que los trabajadores se eduquen, que eleven su nivel de conciencia, que se
capaciten. Los Cuadernos de Educación popular responden a la necesidad que tiene cada país de
producir sus propios textos de educación política para elevar la conciencia de las grandes masas y
permitir que sean ellas quienes construyan en forma efectiva y creadora su propio futuro.

1. CONSIGNAS; TACTICAS Y ESTRATEGIA DE LUCHA

Bolivia optó por los cambios sociales en democracia. Complejo panorama y difícil proceso por sus
características coloniales, pigmentocráticas y racistas, donde los pueblos indígenas, es decir los
dueños de estos territorios, jamás tuvieron que ver con los imaginarios del Estado republicano.

Cambios sociales, por tanto, en Bolivia existen muchos hechos que pasaron a la historia, muchas
visiones encontradas y absolutamente contrarias en mentalidades y sueños; sin embargo, ése es el
sueño: cómo combinar, cómo hacer de estos espacios asuntos colectivos y plurinacionales, es decir
donde hagamos alquimia y arte en la convivencia de distintos.

Habría sido más sencillo hacer una revolución sangrienta. Habríamos resumido muchas cosas por
varios años, porque nuestras posibilidades de eliminar lo malo y perjudicial, por la fuerza, pues,
justificadas y asumidas hubieran sido. Pero optamos por el camino democrático y pacífico hasta
donde todavía se estila. Entonces, los enemigos siguen en estos territorios, los complotadores y
guardianes del orden establecido colonial siguen vigentes.

Las mentalidades del apartheid en las clases medias y altas siguen siendo cotidianas. La Iglesia
Católica sigue promulgando su odio todos los domingos desde sus púlpitos coloniales. Es decir,
varias cosas, muchas cosas mentales no han cambiado en nada. Sólo están disimulando su rencor
y odio. Y despiertan con cierto entusiasmo cuando ven la oportunidad de golpear al proceso de
cambio. Lo hacen desde todas sus trincheras: prensa, Iglesia, universidades, sindicatos racistas del
magisterio y salud, colegios privados católicos, etc., etc. Su poder es muy fuerte, lo que se olvida
con demasiada ingenuidad o quizás complicidad.

Todas las revoluciones y procesos sociales de cambio se han derrumbado cuando los soñadores,
los que han dado su sangre y los convencidos poetas de esos sueños han sido reemplazados por
los tecnócratas y “especialistas en revoluciones”.

En Rusia, los soñadores fueron a dar sus vidas en las tantas guerras que les avasallaron. Se
quedaron atrás los tecnócratas y especialistas (con la excusa de construir Estado), entonces murió
su revolución. En todas las revoluciones sucedió más o menos lo mismo.

En nuestro caso, muchas de las veces la memoria histórica es demasiado frágil y demasiado
traicionera. Muchos dirigentes incluso de las organizaciones sociales olvidan rápidamente de estos
sacrificios colectivos. Desde su comodidad y disfrute pequeño-burgués del proceso, exigen cosas
imposibles y alejadas de la realidad. Instalados en el nuevo sistema se alejan de los sueños, sino
sólo en el discurso.

Los bien tratados por este proceso, como son los mineros de Huanuni, son los primeros en aliarse a
la derecha más colonial de este país. Las legitimidades económicas y sociales no deben ser excusas
políticas para aprovechar de mala manera el pánico y fundar un partido político. Y este movimiento
coyuntural tiene el objetivo político de fundar el PT (Partido de los Trabajadores). Lo grave de esta
supuesta legitimidad es que lo hacen de la manera más reaccionaria posible. Con banderas del Che
y Lenin incluidos en sus reaccionarias proclamas.

Definitivamente, existe ese potencial peligro en este proceso de cambio: el acomodo y la inercia de
las ideas en muchos sectores y organizaciones sociales. Los sueños y los sacrificios han pasado al
instalarse bien y la complicidad con las costumbres pequeño-burguesas: tertulias y vivir bien en
nombre de los cambios sociales.

Se configuran peligrosamente aristocracias obreras y mineras que simplemente adquieren la


connotación tradeunionista del reclamo sectorial y salarialista, sin considerar el conjunto de las
estrategias ni siquiera las alianzas de clases o sectores. Y esa peligrosa lógica del instalarse bien
puede desembocar en el desánimo de sectores menos favorecidos: sin sueldos, sin seguridad social,
sin jubilaciones que son la mayoría de este país. Y coincide ese dato otra vez con indígenas y
campesinos, siempre al margen de esos beneficios occidentales.

Este proceso de cambio debe seguir contando con los soñadores, con aquellos que darían su vida
por estos territorios ocupados y saqueados por colonias extranjeras que siguen presentes, que
siguen ocupando instituciones bancarias, cámaras de comercio y edificios y barrios de lujo
absolutamente extraños a este país. Las cosas no han cambiado mucho, a pesar de los enormes
esfuerzos de estos años.

Los complotadores y antiindígenas siguen siendo cotidianos. Para el cambio de estas grotescas
mentalidades racistas y pigmentocráticas faltan demasiados años. Los procesos educativos deben
ser más agresivos, pues no debemos confiarnos tan rápidamente e instalarnos en el sistema como
si todo ya habría cambiado. En realidad, es el inicio. Y deberíamos trabajar junto a los soñadores
como si fuera el primer día. Los tecnócratas y especialistas son muy necesarios; pero que vengan
después.

Hoy los golpes de Estado oligárquicos y los complots de los sindicatos occidentales reaccionarios,
financiados por el sistema, siguen vigentes como antes.

2. LA EVOLUCIÓN Y LA REVOLUCIÓN.

La evolución es una acumulación lenta, gradual, de cambios cuantitativos; y la revolución es un


cambio brusco, radical, cualitativo, total.
Asimismo, debemos establecer las características de la evolución y revolución. -
EVOLUCIÓN:
1. Se trata de un proceso de cambios muy complejo.
2. Este tipo de cambios requieren de un lapso de tiempo muy prologado
3. Los cambios que ocurren dentro del sistema son a todos niveles.
4. La secuencia de cambios mantiene siempre un orden y utiliza una diferenciación morfológica
y funcional.
5. Estos cambios se basan totalmente en cómo ha funcionado el sistema.
6. El contexto será un factor muy importante para el desarrollo de la evolución.
7. Los cambios de este tipo dependerán del momento en que se apliquen.
EVOLUCIÓN. –
1. En comparación con los cambios evolutivos, estos no necesitan de un lapso de tiempo tan
prolongado.
2. Los cambios surgen como una respuesta aplicada para corregir la falla de un sistema.
3. En ese caso los cambios solo surgirán en case al análisis de una sola causa.
4. En este aspecto solo se ajunta una parte o elemento del sistema, esto no garantiza una
corrección total.
5. Las revoluciones garantizan en menor grado la existencia y continuidad de un sistema.
6. Una ventaja es que estos cambios con una manera de respuesta rápida a las fallas que un
sistema pueda tener.

En estos antecedentes, señalamos que la depresión de 1929 tendrá implicancias inmediatas en


Bolivia; estas contradicciones se reflejaron en la Guerra del Chaco. Esta contienda sin mucho sentido
para ninguno de los dos países más pobres de la región abrirá en Bolivia una desestabilización de
la “Rosca”, como se llamaba a la oligarquía minera que gobernaría el país hasta 1952, que no podrá
mantenerse por mucho tiempo. La guerra devendrá en una contradicción trágica para la clase
oligárquica, abriendo la posibilidad de un cambio radical en la estructura de poder.

Al salir de la guerra la oligarquía empieza a perder su prestigio; lo único que le quedaba era gobernar
con su brazo armado. Las dictaduras militares se turnarán en el gobierno. Pero cuando la clase
obrera (ausente hasta estos tiempos) va a la guerra, vive una experiencia de lucha casi “fundacional”;
se confronta con las clases que dirigen la guerra y comienza a hacer una experiencia con ellas. Años
después toma un papel importantísimo tanto en la conformación de los sindicatos como en la derrota
del ejército en los enfrentamientos de la semana de abril del 52.

Como señalaba el más importante sociólogo boliviano del siglo XX, René Zavaleta Mercado, “fue en
el Chaco donde Bolivia fue a preguntarse en qué consistía su vida. Aquí, donde el propio tuscal se
retuerce cual, si lo seco hubiera convertido en dolor, es donde ocurrió la guerra, punto de partida de
toda Bolivia moderna. Boquerón, Nanawa, Kilómetro 7, Picuiba, Cañada Strongest”.

Esto sólo pueden ser topónimos que para los que no han vivido la guerra, sólo suman un nombre.
Pero estos lugares hoy día perdidos en la sequedad del Chaco (en el cual la vida juega día a día con
la muerte), están marcados por miles de muertos que en su gran mayoría eran indígenas. Los
oficiales racistas no daban la menor importancia a sus soldados, haciendo que murieran de sed y
otras plagas, lo que llevó a innumerables deserciones (racismo que hasta la fecha no ha sido
eliminado).

Estos acontecimientos derivarán de una sucesión de gobiernos militares por toda la década del 40.
Para acentuar las contradicciones de la oligarquía, la crisis económica se refleja en una caída del
precio del estaño, mineral con el que Bolivia se conectaba económicamente con el mundo. El estaño
tendrá bajas de precio considerables cuando se termine la Segunda Guerra Mundial, sumado a que
económica y políticamente el país había quedado muy deteriorado con la guerra.

Estados Unidos será el principal comprador de mineral, y dirigirá desde Washington los rumbos del
país a través de los títeres que estarán en el gobierno. No obstante, gobiernos como el de Villarroel
serán fundamentales para la conformación inicial de los organismos de la clase obrera y el
aglutinamiento del partido nacionalista que, con corte bonapartista, dará algunas libertades
democráticas.

Gualberto Villarroel será depuesto por una turba en el que participó el Partido Comunista; militares
emparentados con la rosca que veían con temor dar espacios a la clase obrera sacarán al presidente
de la casa de gobierno y será colgado de un farol en la Plaza Murillo (sede del palacio presidencial),
acción que fue tomada porque denuncio defraudación de impuestos de los barones del estaño.
Es así como se llega a la revolución proletaria del 52. Pero esta revolución hecha por los mineros y
fabriles no pudo mantenerse. La falta del partido revolucionario fue determinante y costó
históricamente muy caro haber perdido la oportunidad de la toma del poder.

Si bien el Partido Obrero Revolucionario tenía algún peso por la tradición y logros de los años
recientes, no tuvo la fuerza ni la organización para conducir la revolución hacia la vía del socialismo,
no supo sostener una orientación independiente.

Parte de la capitulación de este partido será dejar el poder al MNR (Movimiento Nacionalista
Revolucionario, encabezada por el político patronal Paz Estensoro que hará toda una parábola del
nacionalismo al neoliberalismo, pero siempre con buenas relaciones con los EE.UU.) con una política
de “apoyo crítico”, que le costará muy caro no sólo a Bolivia sin a la clase obrera y el movimiento
revolucionario de Latinoamérica.

Otra discusión es que hasta hoy se pretende mantener la idea de que la revolución fue “realizada
por el MNR” desconociendo todo elemento proletario de aquella revolución. Que el MNR haya
tomado la dirección de la revolución no significa en ningún modo que la haya realizado, o siquiera
deseado. Pero quedó en la historia que la gesta habría sido realizada por los militantes del MNR.

Se trata esta de una confirmación de cómo la historia oficial está escrita por los vencedores (en este
caso, los que no hicieron más que traicionar la revolución); versión que el gobierno actual de Morales
y Linera no ha hecho más que reproducir interesadamente.

Al respecto, dice Mario Murillo en su crónica sobre los hechos del 52 que “en la construcción
conceptual de la acción del MNR, tres grandes nociones se constituyeron en las dominantes: alianza
de clases, nacionalismo y coloniaje, y vanguardia minera” (La bala no mata sino el destino).

Los desafíos que estuvieron planteados y las lecciones que la revolución dejó como la única
revolución propiamente proletaria en Latinoamérica en las décadas inmediatas de la segunda
posguerra tiene enorme valor ser rescatada como una experiencia histórica que puede servir de
antecedente o “nexo” hacia las revoluciones proletarias que están en el porvenir en este siglo XXI.
Esta revolución será acaudillada por la clase obrera, algo que no fue la característica de las otras
revoluciones que se dieron en la posguerra como las de China o Cuba (de base social campesina y
de las clases medias), más allá de que la revolución boliviana no alcanzó a llevar al poder a los
trabajadores.

Esta tradición de alguna manera sigue presente en los organismos de la clase obrera de la Bolivia
de hoy, y debe ser recuperada conscientemente para el relanzamiento de la lucha por el socialismo
en el país del Altiplano. Esta tarea debe hacerse en dura lucha con el gobierno del Movimiento al
Socialismo y lo que fue el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que han tratado de esconder el
verdadero carácter proletario de la revolución de 1952 en cuanto homenajes o recordatorio realiza.

Según ellos, se habría tratado de una “revolución nacional”. Su carácter proletario y la posibilidad de
que si la clase obrera hubiera tomado el poder hubiera ido más allá del capitalismo quedan
convenientemente opacados. Lo mismo que la tarea que asumió el gobierno nacionalista, que fue la
de reconstruir el Estado burgués y sus fuerzas armadas, desarticuladas por la revolución, a punto tal
que sus miembros fueron obligados a desfilar en condiciones degradantes frente a las milicias
proletarias formadas durante la revolución.

De nada de esto habla el relato nacionalista, que hace décadas alimenta el mito de la “revolución
nacional”, y que hoy el gobierno del MAS convenientemente recoge y desarrolla.

La revolución del 52 fue realizada por trabajadores con fusiles en mano y dinamita, derrotando al
ejército en las calles y también dentro de sus cuarteles. Veremos después en detalle que hasta hubo
ajusticiamientos de la oficialidad luego de haber tomado el cuartel Camacho de Oruro o el Estado
mayor en La Paz.

Es decir, se trató de una revolución proletaria en regla que incluyó elementos de democracia obrera
y que fue a contramano de las tendencias dominantes de la segunda posguerra, donde lo
característico fue una base social campesina y el encuadramiento burocrático por arriba.

Esta revolución, de haber triunfado, hubiera significado la apertura de una vía obrera y realmente
socialista frente al carácter anticapitalista limitado de revoluciones como la de China y Cuba.
En la parte de los enfrentamientos de tres días que sucedieron en abril del 52, nos detendremos a
dar algunos detalles. Hoy día es poco contado (a ningún Estado le gustaría contar esto) que el pueblo
salió a las calles en armas destruyendo al ejército.

Este poder que se alzó en las calles y derrotó al ejército oligárquico de aquel entonces es orgullo de
todo revolucionario y tiene que estar presente en el día a día.

El doble poder que había sido creado por los trabajadores en armas y que constituyó la Central
Obrera Boliviana (COB) se va disipando y el MNR va haciéndose de la revolución que le era ajena y
nunca pretendió hacer.

Esta revolución que va perdiendo sus conquistas tiene su mecanismo de cooptación, y es el MNR
junto con la nueva burocracia de Juan Lechín al frente de la COB (Central Obrera Boliviana) el que
termina de sacar todo elemento obrero a la revolución.

Cuando el “cogobierno” del MNR junto con la COB, Lechín era el dirigente de este organismo de
representación obrera recién fundado, que fue puesto al servicio del nuevo gobierno burgués del
MNR. Lamentablemente, el POR boliviano le capitula a este gobierno, aconsejado por la dirección
oportunista de ese entonces en la IV Internacional, encabezada por Michel Pablo.

Planifican la disolución de las milicias obreras y conforman el nuevo ejército; esto determina el
principio del fin y la gran pérdida de la oportunidad de conformar una Bolivia socialista.

En lo que sigue, recapitularemos entonces la historia de la enorme revolución obrera de 1952 y de


cómo fue traicionada por la dirección nacionalista.

3. FACTORES OBJETIVO Y SUBJETIVOS. -

Las Tesis de Pulacayo

Tras la caída del gobierno de Villarroel, la Federación de Mineros llamó a un Congreso Extraordinario
en el distrito de Pulacayo. La situación que se vivía en el país era tensa, una nueva Junta militar
estaría en el gobierno.

En resumen, estas tesis delinean la acción de la Federación de Mineros: un programa que hizo
historia y está trabajado desde la Revolución Permanente junto con el Programa de Transición
escritos por Trotsky, conjuntamente con la realidad boliviana de aquel entonces.

Propone una estrategia de acción sobre la independencia de clase y las conquistas democráticas
como parte del camino hacia una revolución socialista: “Los países atrasados se mueven bajo el signo de
la presión imperialista; su desarrollo tiene un carácter combinado: reúnen al mismo tiempo las formas
económicas más primitivas y la última palabra de técnica y de civilización capitalista. El proletariado de los
países atrasados está obligado a combinar la lucha por las tareas democrático-burguesas con la lucha por las
reivindicaciones socialistas. Ambas etapas, la democrática y la socialista, no están separadas en la lucha por
etapas históricas, sino que surgen inmediatamente una de la otra”.

En otras palabras, lo que representaba la tesis era el programa de la clase obrera boliviana para la
revolución socialista en el país altiplánico. Esto comprendía reivindicaciones como la lucha por las
40 horas de trabajo, la escala móvil de salarios, independencia sindical, creación de fondos de huelga
y llegaba a plantear la conformación de milicias obreras.

Las tesis eran la herramienta teórica fundamental de los mineros. Pero también era una forma de
desenmascarar la política reformista que venía realizando el MNR. Por otro lado, las tesis dicen lo
siguiente: “La clase media o la pequeña burguesía es la más numerosa y, sin embargo, su peso en la economía
nacional es insignificante. Los pequeños comerciantes y propietarios, los técnicos, burócratas, los artesanos y
los campesinos no han podido hasta ahora desarrollar una política de clase independiente, y menos lo podrán
en el futuro. El campo sigue a la ciudad, y en ésta el caudillo es el proletariado”.

El POR, en esos primeros tiempos, se posicionó correctamente, a nuestro entender, realizando un


trabajo de concientización hacia el proletariado en la cuestión de independencia de clase.
Recordemos que la conformación de la Federación había sido realizada por el movimiento
nacionalista, y que un gran sector del proletariado creía en el gobierno que le había dado la
posibilidad de tener un organismo de la clase.
La lucha por la independencia política de todo gobierno burgués, por más “progresista” que
pareciera, era imprescindible para que la clase obrera empezara a tener experiencias independientes
y se planteara la cuestión de su propio poder.

Por supuesto que esto fue dejado de lado muy tempranamente. Seis años después, el POR dejaba
en manos del MNR la revolución realizada por el proletariado.

El POR tenía en 1952 una amplia, aunque no muy orgánica, influencia de masas, y un programa
como eran las Tesis de Pulacayo. Pero en el momento en que tuvo que dar la batalla por una
estrategia independiente, salió a apoyar críticamente el nuevo gobierno burgués de Paz Estensoro.

Se podía tener uno de los mejores programas para la época; la cuestión es que, al momento de
llevarlo a cabo, no se hizo caso de lo que fue escrito años antes.

De ayer a hoy

De las conquistas que se lograron en el 52 queda bastante poco. Pero algunas son para tomar en
cuenta. La principal es la memoria colectiva de que la clase obrera minera tiene una trayectoria de
lucha y es reconocida por la población.

Por otro lado, la COB hoy día perdió el norte de su objetivo por el que se fundó, paso a ser parte del
oficialismo, velando interese personales o de sector y no así de todas las instituciones que la
aglutinaron en un tiempo lo que le ocasiono su alejamiento de varios sectores quitándole
representatividad y con ella el poder de convocatoria que en un momento histórico fue determinante
para alcanzar el reconocimiento de derechos negados por los empresarios burgueses y políticos
racistas (clase dominante).

Lamentablemente la nacionalización de las minas se revirtió en 1985. Pero en este último período,
desde las “guerras del agua” y en Octubre del 2003 que abrió el ciclo de rebeliones en Bolivia, a
través de incansables luchas con muertos y heridos, los trabajadores mineros han podido lograr que
se nacionalice Huanuni, Colquiri y Vinto, ello como se dijo por el poder de convocatoria de sus bases,
su organización y dirección en su incansable lucha por sus fuentes de trabajo.

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