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ANTOLOGÍA DE

POEMAS

COMPILADOR

MAESTRO

FRANCISCO CHAPARRO ESCALANTE

Supervisor escolar zona 145


Sector 29

Hidalgo del Parral, Chih. Marzo del 2022

1
INDICE

Introducción 6
Los niños héroes de Chapultepec 8
Hidalgo 8
Allende 9
Morelos 9
A Morelos 10
Ofrenda 10
Juan Aldama 11
Mariano Matamoros 11
Nicolás Bravo 12
Muerte a Morelos 12
El Grito de Independencia 13
A la Corregidora 14
15 de Septiembre 15
Salud ¡Oh Patria Mía! 16
Guerra de abrazos 18
Organización de las Naciones Unidas 19
Cristóbal Colón 20
Himno de la alegría 21
Mujer de mirada triste 22
Francisco Villa 23
Emiliano Zapata 24
Agrarista 26
El Apóstol Madero 26
Carabina 30-30 27
La Adelita 28
México libre 28
La Dictadura 30
¿Qué es la Navidad? 31

2
A la Constitución 31
La Bandera 32
Mi estandarte tricolor 32
A la Bandera 32
Ángeles Blancos 33
Ejército Mexicano 35
Al General Lázaro Cárdenas 36
Expropiación Petrolera 37
Benito Juárez 38
Poema a Benito Juárez 38
Poesía a Don Benito Juárez García 39
La vida una primavera 39
Primavera 41
La muerte de Zapata 43
Los Changuitos de mi tierra 43
La niñez 44
Día del animal 45
Mamá 46
Adiós Abuelita 46
Madre 47
Acróstico a la madres 48
Un ángel caído del cielo 48
Regalo del día de la madre 49
Gracias 49
Amor lindo 50
Al trabajo 51
Fruto del trabajo 51
El trabajo 52
El obrero 53
Día del trabajo 53
Cinco de mayo 54

3
Batalla del cinco de mayo 55
A mi profesora 55
A ti maestro 56
Poema al día del maestro 57
A mi padre 59
Lo que hizo falta 60
El padre 62
Maistrito de pueblo 64
Despedida de mi escuela 69
Adiós a la escuela 71
Fin de cursos 71
Credo 72
Viva Balleza 73
Feliz Calandria 74
Breve ensayo 75
El brindis del bohemio 75
La agonía de Bardo 79
Las abandonadas 84
Encuentro 85
Post Umbra 87
El billete 90
Que me perdone la ciencia 92
Como Dios manda 94
Porque me quite del vicio 96
Desafío postrero 99
Pistacho el perro verde 102
Los motivos del lobo 104
Solo tengo 17 años 108
A mis hijas 109
Poema al bebe no nacido 110
Adiós México 112

4
La desdicha de ser sirviente 114
El matricida 116
El bracero 117
Reír llorando 121
El hijo que no he tenido 122
El último beso 125
La Chacha Micaila 126
Puede que me rajara 129
Herminia 131
Los parias 136
El renco 138
Poema 20 139
La ramera 140
BIBLIOGRAFÍA 143

5
INTRODUCCIÓN.

Dice el adagio aquel, que de poeta y loco todos tenemos un poco; y es, en verdad
una pena que aquel amplio tiempo libre que tienen los niños lo desaprovechen en
actividades que en muchos casos no les dejan nada de provecho, por eso
debemos encaminar a nuestros alumnos por el sendero del conocimiento,
despertando en ellos la inquietud por la lectura.
Los seres humanos a través del tiempo han aprendido a manifestar sus
sentimientos y a la vez manifestar sus vivencias, en un equilibrio tan perfecto
como lo es la escritura; en donde la poesía cobra vital importancia, aquellos
pensamientos interpretados en versos que a lo largo del tiempo nos han hecho
reír, sufrir, llorar, suspirar y a la vez amar.
La poesía es algo importante que se debe trabajar con frecuencia en las escuelas
de educación básica, como una herramienta del profesor para generar en los
niños un aprendizaje, o ya sea para mejorarlo. Las manifestaciones poéticas
tienen diversas dimensiones que debemos analizar y comprender para poder
aprovechar sus implicaciones y lograr impactar en la educación de los niños. Por
lo anterior pudiera interpretarse que la poesía siempre está ligada, o debe estarlo
a determinados contenidos definidos por los planes y programas de estudio, por
eso es necesario el aprendizaje de memoria, de algunas poesías en la escuela.
Esto es de mucho valor e importante para la formación de los niños, porque se les
da la oportunidad de retener los poemas más hermosos de la literatura española e
iberoamericana si el maestro tiene el acierto de escogerlos. Los niños al salir de la
escuela, en cualquier época de su vida deben llevar prendidas en su memoria
aquellas poesías que cantan a la vida, al amor, a la naturaleza, a la patria, a la
familia, a sus héroes y a la cultura.
El alumno que memoriza e interpreta poesía, ejercita esa potencia y lo más
probable es que la llegue a perfeccionar con recuerdos útiles, optimistas y
constructivos; enriquece su vocabulario y adquiere bonitas formas de expresión;
además, contribuye al buen éxito de la parte literaria de los programas escolares,
pero no es así como comprendemos que entre las finalidades de este arte está el
mero disfrute de lo que se está haciendo. Considero que lo verdaderamente

6
importante no son los lineamientos de la asignatura de español sino las
oportunidades que les podamos ofrecer a los niños para aprovechar los recursos
poéticos.
Los maestros tienen que ir descubriendo y preparando entre los niños de sus
grupos, a aquellos que manifiesten inclinación por la palabra en público, para que
con tiempo dedicación y tenacidad, los dirijan en el aprendizaje de poesías
adecuadas y convenientes a las ocasiones en que la escuela, organice y
desarrolle los programas en las fechas cívicas que marca el calendario escolar.
Durante el desarrollo de este trabajo se tuvo la precaución de escoger poemas
relacionados con los acontecimientos históricos más importantes de nuestro país;
así como de sus costumbres y tradiciones, al mismo tiempo se agregan algunos
poemas que por su importancia y belleza han hecho historia, en el mundo de los
amantes de la poesía, a la vez que pretende hacer un homenaje y reconocimiento
a aquellos autores que aquí fueron seleccionados. Así pues este material
representa un apoyo importante para alumnos y maestros en las festividades
escolares, e incluso para los concursos de poesía individual que la misma escuela
promueva.
Espero que en realidad esta antología de poemas les sea útil en su quehacer
cotidiano.

Afectuosamente su amigo.

Francisco Chaparro Escalante


Supervisor de la zona 145

7
LOS NIÑOS HÉROES DE CHAPULTEPEC

Los otros eran fuertes.


pero nosotros no
teníamos más fuerza
que nuestro corazón.

Vinieron el alcázar
los fuertes a asaltar,
allí no hay más que niños
¿quién los defenderá?

Los niños lo defienden,


mas, ¡ay, tan pocos son!,
y luchan con millares,
y van cayendo en flor.

Sus labios juveniles


sonríen al morir,
¡qué importa partir joven,
cuando se parte así!

En vueltos en la santa
bandera tricolor,
desplómanse graciosos
como un antiguo dios.

Divinos niños héroes,


la patria es inmortal,
con ella vuestros nombres
por siempre vivirán.

HIDALGO
Manuel Acuña

Sonaron las campanas de Dolores,


voz de alarma que el cielo estremecía
y en medio de la noche surgió el día
de augusta libertad con los fulgores.

Temblaron de pavor los opresores


e Hidalgo audaz al porvenir veía
y la patria, la patria que gemía,
vio sus espinas convertirse en flores.

¡Benditos los recuerdos venerados


de aquellos que cifraron sus desvelos
8
en morir por sellar la independencia;
aquellos que, vencidos, no humillados,
encontraron el paso hasta los cielos
teniendo por camino su conciencia!

ALLENDE

¡Salve, Allende!, gran soldado,


bienhechor de los indígenas,
tu memoria de héroe excelso
se levanta por los siglos.

El legado de tu audacia
es semilla redentora,
relicario de valores,
pedestal de grandes hechos.

Con Hidalgo y varios hombres


cual centella te lanzaste
a la libertaria lucha
que mi pueblo ambicionaba.

Majestuosas tus ideas


fueron armas indomables,
que al realista sanguinario
atacaste con valor.

Tu espíritu de valiente
como estrella en el espacio,
alumbró con sus destellos
los caminos de la patria.

MORELOS

Héroe sin par, intrépido insurgente,


continuador de nuestra independencia,
tu genio militar, fue toda esencia,
en la lid por la libertad ferviente.

El relista que te miró valiente


pretendía acabar con tu existencia,
pero tú, con patriótica existencia
supiste combatir y hacerle frente.

Tu audacia y tu valor, ¡oh gran Morelos!


como destello de perpetua gloria

9
fulgura majestuoso en nuestro suelo;
Y al pronunciar tu nombre la memoria,
un preludio de amor, roba los cielos,
para cantar por siempre tu victoria.

A MORELOS

En los relatos de nuestra historia


surge tu nombre de gran señor,
rodeado siempre de eterna gloria
bajo los rayos de ardiente sol.

Grandes recuerdos dejó tu hazaña


grandes principios de gran valor,
tu mano augusta alzó la espada
contra la infamia del opresor.

Morelos mártir, padre bendito


que cante el bardo en tu honor,
porque tú fuiste en nuestra patria
el más glorioso libertador.

OFRENDA

A los héroes conocidos


por los hombres y la historia,
mi poema les dedico
con respeto y con amor.

Su valor en el combate
por la causa libertaria,
se encendió como una hoguera
majestuosa de fulgor.

El milagro de los años


con su inquietud de progreso,
cristalizó los ideales
del sagrado paladín.

Hombres grandes de mi pueblo,


héroes santos de mi patria,
el bullicio de mi canto
hoy los viene a saludar.

Porque el alma me lo ordena


y mi pecho me lo grita,
héroes nobles y magníficos
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que nos dieron libertad.

JUAN ALDAMA

La noche estaba tranquila


en San Miguel Guanajuato,
cuando un augurio aniquila
el alma de un bello pacto.

Juan Aldama recibió


de Josefa un raro aviso:
la conjura fracasó,
¡avísales, es preciso!

Se marchó sin contratiempos


para el pueblo de Dolores,
melancólicos los vientos
¡en acción conspiradores!

A las dos de la mañana


el insurgente llegaba,
llama a misa la campana
la Independencia empezaba.

En Celaya a Juan Aldama


lo ascienden a mariscal,
iba creciendo su fama
en la causa nacional.

En el Monte de las Cruces


se destaca en la batalla,
mi teniente coronel
¡muy valiente, está en la raya!

Grave error guarda la historia


Aculco y Puente de Calderón,
dos derrotas sin la gloria
además de una traición.

Elizondo por migajas se vendió,


con los jefes Juan Aldama,
al cadalso se le envió
¡qué triste está la mañana!

MARIANO MATAMOROS

Insurgente gigante y valeroso


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que en el sitio de Cuautla grande fuiste,
soportando el embate más furioso
del realista que altivo perseguiste.

Tus hazañas quedaron en la historia


impregnada con astros en los cielos,
y tu nombre nimbado por la gloria
resplandece, al igual, que el de Morelos.

Te rendimos la magna pleitesía


con arpegios divinos de mil coros,
pues tu nombre palpita todavía,
siempre ilustre, Mariano Matamoros.

NICOLÁS BRAVO

Glorioso caudillo de la Independencia


la historia venera tu ejemplo inmortal,
magnánimo ejemplo que dio a tu conciencia
el beso perpetuo de paz celestial.

Haber perdonado la vida al realista


después que a tu padre lo hicieron morir,
es algo grandioso que toda revista
en página bellas lo debe escribir.

Por eso en mi rima pregono tu gloria


gentil insurgente de nuestra nación,
de México, el alma, palpita de euforia,
al darte la ofrenda de eterna canción.

MUERTE DE MORELOS

Honor y gloria para el héroe


que a punto de morir se sonreía,
morir es poco cuando bien se quiere
el horizonte y la luz de un nuevo día.

Morelos fue la furia y la nobleza


un coloso en las artes de la guerra,
el clérigo forjado en la rudeza
reformador con las armas en la tierra.

Del púlpito brotaron sus arengas


en pro de la justicia con sus fieles,

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era Morelos un semidiós en las contiendas
la gloria misma cubierta de laureles.

Las golondrinas planeando con sus alas


anuncian fuertes lluvias torrenciales,
el tropel y el silbido de las balas
el único remedio a tantos males.

Sitiado en Cuautla, resiste con orgullo


las mortíferas descargas de cañones,
desesperado rompe el cerco al barullo
de ambos bandos, en un mar de confusiones.

Triunfantes siguieron las hazañas de Morelos,


extendiendo de la causa sus ideales,
la blanca luna brillando por los cielos
veía siluetas de fauces criminales.

Morelos, “El rayo del sur” al fin caía,


un frío invierno del siglo diecinueve,
era la aurora anunciando un nuevo día
del sacrificio de un héroe que conmueve.

Adiós patriota de rústicos modales,


descansa en paz baluarte de la guerra,
el pueblo tiene presente tus ideales,
descansa en paz indómito estratega.

EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA
Guillermo Prieto

Golpes suenan en la puerta,


en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.

Se hace luz, en las estancias


se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.

Y sin más rodeos y preámbulos


dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"

Oye la nueva, tranquilo,


con calma y sosiego, Hidalgo. . .
13
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"

Mientras se ajusta las armas,


y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.

Manda llamar a los serenos,


y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.

Las veruquientas campanas,


despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.

Y en una de las ventanas,


erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .
¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!
¡Viva México!! ¡Viva México! ¡Viva México!
¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!
¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!
¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!

A LA CORREGIDORA
Manuel Gutiérrez Nájera

Al viejo primate, las nubes del incienso;


Al héroe, los himnos; A Dios, el inmenso
De bosques y mares solemne rumor;
Al púgil que vence, la copa murna;
Al mártir, las palmas; y a ti –la heroína—
Las hojas de acanto y el trébol en flor.

Hay versos de oro y hay notas de plata;


Mas, busco, señora, la estrofa escarlata
Que sea toda sangre, la estrofa oriental:
Y húmedas, vivas, calientes y rojas.
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A mí me entienden las trémulas hojas
Que en gráciles redes columpia el rosal.

¡Brotad, nuevas flores! ¡Surgid a la vida!


¡Despliega tus alas, gardenia entumida!
¡Botones, abríos! ¡Oh, mirtos, arded!
¡Lucid, amapolas, los ricos briales!
¡Exúberas rosas los pérsicos Chales
De sedas joyantes al aire tended!

¿Oís un murmullo que, débil, remeda


El frote friolento de cauda de seda
En mármoles tersos o limpio marfil?
¿Oís?... ¡Es la savia fecunda que asciende,
Que hincha los tallos y rompe y enciende
Los rojos capullos del príncipe Abril!

¡Oh, noble señora! La tierra te canta


El salmo de vida, y a ti se levanta
El gérmen despierto y núbil botón;
El lirio gallardo de cáliz erecto;
Y fúlgido, leve, vibrando, el insecto
Que rasca impaciente su blanda prisión!

La casta azucena, cual tímida monja,


Inciensa tus aras; la dalia se esponja
Como ave impaciente que quiere volar,
Y astuta, prendiendo se encaje a la piedra,
En corvos festones circunda la yedra,
Celosa y constante, señora, tu altar!

El chorro del agua con ímpetu rudo,


En alto su acero, brillante desnudo,
Bruñido su casco, rizado el airón,
Y el iris por banda, buscándote salta
Cual joven amante que brinca a la alta
Velada cornisa de abierto balcón.

Venid a la fronda que os brinda hospedaje


¡Oh pájaros raudos de rico plumaje;
Los nidos aguardan; venid y cantad!
Cantad a la alondra que dijo el guerrero
El alba anunciando: ¡Desnuda tu acero,
Despierta a los tuyos… ¡Es hora…Marchad!

15 DE SEPTIEMBRE
Manuel Acuña
15
Después de aquella página sombría
en que trazó la historia los detalles
de aquel horrible día.
cuando la triste Méxitli veía
sembradas de cadáveres sus calles;
después de aquella página de duelo
por Cuauhtémoc escrita ante la historia,
cuando sintió lo inútil de su anhelo;
después de aquella página, la gloria
borrando nuestro cielo en su memoria
no volvió a aparecer en nuestro cielo.

La santa, la querida
madre de aquellos muertos, vencedores
en su misma caída,
fue hallada entre ellos, trémula y herida
por el mayor dolor de los dolores…
en su semblante pálido aún brillaba
de su llanto tristísimo una gota…
a su lado se alzaba
junto a un laurel una mecana rota…
y abandonada y sola como estaba,
vencido ya hasta el último patriota,
al ver sus ojos sin mirada y fijos,
los españoles la creyeron muerta,
y del incendio entre la llama incierta
los echaron en la tumba con sus hijos…

Y pasaron cien años y trescientos


sin que a ningún oído
llegaran los tristísimos acentos
de su apagado y lúgubre gemido:

SALUD ¡OH PATRIA MIA!

Saludo ¡oh Patria mía, la tumba de los héroes


que están en gloria eterna, gozando en dulce paz
pa´ ensalzar el nombre de Hidalgo y otros Héroes
y bendecir la historia que hoy vino a consagrar

Recordando de aquellos nobles ancianos


hoy la fecha de mil novecientos once,
que han libertado nuestro pueblo mexicano
del intento que amaban los españoles.

16
Hoy la patria en sus glorias secas no vio sus flores,
la más pulida esencia de cáliz apuró,
convertida entre tanto en sangre y ardores
al ver que sus promesas ninguna se cumplió.

Dios le ha dado un poder tan soberano


a otro Hidalgo que ha nacido en nuestra Patria
estas honras recibió don Emiliano
a quien nombramos General, Sr. Zapata.

Hoy si Benito Juárez volviese aquí a la vida


iríamos muy gustosos a dar nuestra ovación,
entonces levantara su faz más resentida
como serena el alba los tintes de una flor.

Este hombre que ha nacido en nuestro Estado


le ha pedido por su honra a Dios clemencia,
porque se ha visto con la espada en la mano;
él defiende con honor la independencia.

Comprendo yo que Juárez le dio desde su gloria


su cetro y su corona al bendecir su honor,
es fuerza que le demos de lauro la historia
y libre de este yugo a toda la nación.

Si el trino que se escucha entre las aves


y la flor que da su aroma al suelo santo
miles de honras te consagro en tus altares
y con el trino matinal borren tu llanto.

En fin, si en lo futuro mis nobles Ciudadanos


llegase otra conquista de gobierno español,
tendremos siempre en cuenta al Sr. don Emiliano
el irá a su defensa de nuestro pabellón.

Si en tumba más sombría llegase a verte


una palma dolorida voy a darte
y al llegar yo besaré tu loza inerte,
recordando de la historia que dejaste.

En fin, señores, yo pienso cual pobre mexicano


pedir una indulgencia si la merezco yo
y reciba por obsequio hoy don Emiliano
laureles y guirnaldas y el cetro de su honor.

A ti, digno general, hoy te pido


que te dignes dispensarme por tu honra,
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de mi es un elogio el que he tenido
porque el Autor fuiste en la sangre redentora.

En fin, ya me despido de esta amable reunión,


suplico que se sirvan mis versos otorgar,
Ustedes. muy bien saben que mi ramo no es trovar
también me perdonen si he venido a importunar.

Mas en fin, nobles caudillos, me despido,


Señor Eufemio y también don Emiliano,
Dios los bendiga para siempre por su mano
para librar a nuestro pueblo mexicano.

GUERRA DE ABRAZOS
Héctor José Corredor Cuervo

Ya la aurora despertó
con una bella sonrisa
diciendo que amaneció
y que imitemos con prisa
a ese ser que ayer soñó
en un mundo sin ceniza.

Iniciemos ya la guerra
sin bombas ni cañonazos
utilizando en la tierra
la fuerza de los abrazos
para sentir donde quiera
la libertad sin más lazos.

Demos abrazo a la madre


por darnos amor y vida,
al hermano, a nuestro padre,
quien trabaja cual hormiga
bajo el sol que da su lumbre
sin temor al homicida.

Demos abrazo al amigo


al hijo, a los compañeros,
al que ha sido un enemigo,
al maestro, al limosnero,
a quien impone castigo
al superior y al obrero.

Construyamos ya trincheras
de ideales con mucho altruismo
para enfrentar a las fieras
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que siembran con egoísmo
políticas extranjeras
con bombas y terrorismo.

Libremos con solo abrazos


las batallas entre hermanos,
sin odio, sin más balazos,
para soñar como humanos
en una paz sin pedazos
hasta morir bien ancianos.

¡No más izquierda o derecha!


¡No más pugnas entre estados!
cerremos ya esa gran brecha
abierta por los malvados
en una Patria maltrecha
sin trabajo y sin arados.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

Es hora ya de que guardemos los fusiles


y que lancemos flores en vez de proyectiles.
Que un abrazo de amor todos nos demos
y que las armas destructoras enterremos.

No mas balas…ni bombas…ni misiles.


No más muertes por causa de metralla
ni por terrorismo, ni en campos de batalla.
usemos como armas la filantropía
un NO bien alto…gritemos a la Guerra
y hagamos un puente de paz y armonía.

Compartamos el pan de cada día


con aquellos a quien nunca llega el pan,
y pensemos en aquellos… que en agonía
por causa de las guerras mutilados están.

Unamos nuestros pechos como hermanos


y todos como amigos démonos las manos.
Cultivemos con amor la flor de la amistad…
y de ese amor construyamos un haz
que nos una con lazos de hermandad
y entonces así juntos brindemos por LA PAZ.

Marchemos unidos en una sola fila


en contra de la guerra que a todos aniquila.
No mas muertes causadas, por balas asesinas
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ni cuerpos mutilados tirados en las esquinas.

Forjemos más maestros y hagamos más escuelas


y demos a los niños mas libros y acuarelas.
Mantengamos la fe… recemos en vigilia
haciendo del mundo una sola familia.
y mostremos al mundo de lo que es capaz
la fuerza de un pueblo cuando quiere la paz.

CRISTÓBAL COLÓN

Los marinos gritaban furiosos:


–es inútil seguir nuestra marcha,
los bajeles pretenden hundirse
en el mar que nos roba la audacia.

Regresemos, Colón, regresemos,


que la mar sólo ofrece borrascas,
ya las olas murmuran tragedia
y el océano profundo nos llama.

Ya perdimos la ruta segura,


ya perdimos también la esperanza;
muchos días han sido de viaje
y no hallamos señales humanas.

Es locura buscar lo imposible


y tratar de vencer a las aguas;
regresemos, Colón, regresemos,
sin riqueza y sin gloria a la patria.

¿Qué no ves que se acaban los víveres


y que lejos estamos de España,
que por más que tratemos ser fuerte
esta angustia terrible nos mata?

Regresemos, Colón, regresemos,


que el temor ya se siente en nuestra alma,
nuestras fuerzas se van acabando…
–y Colón solamente callaba –.

Parecía que aquella aventura


era escena de cielos y agua
y que el sueño de intrépidos hombres
no hallaría la tierra soñada.

Muchos días duró la odisea


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y por fin en feliz madrugada,
¡tierra… tierra! – exclamó delirante
el marino Rodrigo de Triana.

Y así fue como aquel navegante


sin temor y con firme esperanza,
victorioso en un doce de octubre
una América, al mundo entregaba.

HIMNO DE LA ALEGRIA

Escucha hermano
la canción de la alegría
el canto alegre del que espera
un nuevo día
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.
Escucha hermano
la canción de la alegría
el canto alegre del que espera
un nuevo día
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.
Si en tu camino solo existe la tristeza
Y el llanto amargo
de la soledad completa
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.
Si en tu camino solo existe la tristeza
y el llanto amargo
de la soledad completa
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.
Si es que no encuentras
la alegría en esta tierra
búscala hermano más allá
de las estrellas
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
21
en que los hombres
Volverán a ser hermanos.
Si es que no encuentras
la alegría en esta tierra
búscala hermano más allá
de las estrellas
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
Volverán a ser hermanos.

MUJER DE MIRADA TRISTE

Mujer de mirada triste:


¿dime que ves en las velas,
son espectros de la noche
o son flores de la tierra?

¿Qué guardas en tu regazo,


llena de luz, transparente,
si hasta el aire del espacio
tu piel morena parece?

Doble llama en el sentido,


doble dolor, doble ausencia,
las flores se han vuelto ríos
y los perfumes se quejan.

Contemplación de la noche,
velación de la quimera,
manojo de luces, ecos,
trasnochándose la espera..

Mujer de mirada dulce,


las llamas sacan sus lenguas;
se están burlando del tiempo
o están latiendo las treguas.

En tu rostro iluminado
la vida rejuvenece,
noche de oro en la mirada
para los que aman la muerte.

Para los que aman la vida


es noche de desconcierto,
la cera besa las flores
y la llama el sentimiento.
22
FRANCISCO VILLA

Aquí está Francisco Villa


con sus jefes y oficiales
Es el que viene a ensillar
a las mulas federales.

Ora es cuando, colorados,


alístense a la pelea,
porque Villa y sus soldados
les quitaron la zalea!

Ya llego su amansador,
Pancho Villa el guerrillero,
¡pa' sacarlos de Torreón!
y quitarles hasta el cuero!

Los ricos con su dinero


recibieron una buena,
con los soldados de Urbina
y los de Maclovio Herrera.

Vuela, vuela, palomita,


vuela en todas las praderas,
y di que Villa ha venido
a hacerles echar carreras.

La justicia vencerá
se arruinará la ambición,
a castigar a toditos
Pancho Villa entró a Torreón.

Vuela, vuela, águila real,


lleva a Villa estos laureles,
que ha venido a derrotar
a Bravo y sus coroneles.

Ora, jijos del Mosquito,


que Villa tomó Torreón,
pa' quitarles lo maldito
a tanto mugre pelón.

¡Viva Villa y sus soldados!


¡Viva Herrera con su gente!
Ya han visto, gentes malvadas,
lo que pueden los valientes.

23
Ya con esta me despido,
por la Rosa de Castilla:
¡Aquí termina el estribillo
del General Francisco Villa!

EMILIANO ZAPATA
José Muñoz Cota

Vengo a cantarles, señores,


una nueva novedad:
y es que Zapata está vivo,
pero vivo de verdad.

Cuando los viejos platican


-- cuento que el viento llevó --
gustan de hablar de Zapata,
que muy niño se anunció.

Cuida el pueblo su leyenda


con alfarero fervor.
La pule, la va puliendo,
la guarda en una canción.

Después nos llega el "corrido"


de un ignorado cantor,
y así vive entre su pueblo,
lo que este pueblo adoró.

Gesta de los hombres fuertes


que dió la Revolución...
Zapata desde muy niño
en un corrido vivió.

Nos dice y anda diciendo,


algún viejo decidor,
que Zapata muy temprano
apuntó a libertador.

En Anenecuilco fue,
misérrima población
cerca de Villa de Ayala,
donde Zapata nació.

Jacales de Anenecuilco,
calleja donde creció

24
su cuerpo de niño serio
y concentrado vigor.

Una leyenda señala


su prematura intuición.
Leyenda que el pueblo quiere
y que este pueblo amasó.

Siendo muy niño, nos dice,


Emiliano presenció
cómo despojaba al padre
la injusticia del patrón.

¿Es que la tierra no es nuestra?


Si en esta tierra nació,
si en esta tierra ha jugado
y en esta tierra creció.

Zapata mira a su padre


que el trabajo encaneció.
Las manos del viejo tiemblan,
tiembla de rabia la voz.

Zapata mira a su madre


ocultando su dolor,
tras el rebozo que ciñe
y que el llanto ya mojó.

Zapata, el niño, no entiende


la injusticia del patrón.
¿Cómo les quita la tierra
cuando aquí siempre vivió?

Zapata niño predica


del jornalero la unión
y recuperar la tierra
que la codicia quitó.

-- No seas tonto, ha dicho el padre.


Todo lo puede el Señor.
Todo lo tienen los amos,
el indio sólo el dolor.

Entonces dijo Zapata


con extraña decisión:

25
Cuando sea grande, la tierra
se la quitaré al patrón.

AGRARISTA
Salvador pliego

Tengo en la sangre una penca


y emblema de jornalero,
un surco labrado en el pecho
y el trinche sublevando al ranchero.

Por mi sombrero agrarista


y el huarache de liana y cuero,
de cara digo y sostengo:
¡la tierra es lo primero!

Ya nos vemos, agraristas,


con el manifiesto de Zapata.
Ya nos vemos levantando
al maizal y al pueblo entero.

Desde la Villa de Ayala,


hasta Tulyehualco y Topilejo,
se abrieron esos linderos
enseñando los sombreros.

¡Ya carguen todos cananas


en las blusas y en las faldas!
¡Ya recarguen esos cartuchos
en las manos libertarias!

Que no se rajen, rancheros;


que no se rindan, poblados:
por mi sombrero agrarista
la tierra ha de hablar primero.

EL APÓSTOL MADERO

Demócrata incansable
de noble corazón,
alzaste la protesta
en contra del tirano
para salvar a México
de la vil opresión.

Treinta años de injusticia


treinta años de opresión,
26
que el pueblo esclavizado
sentíase humillado
bajo la dura mano
del mísero patrón.

Gobierno y hacendados
tenían esclavizado,
al pueblo sin razón,
la ley sólo era el crimen
y como única bandera
la infame explotación.

Pero surgió una chispa


de luz como un reguero,
que iluminó la cima
que hizo arder el risco,
bajo el mandato noble
de Francisco I. Madero.

Y al fundirse los hierros


que forjara el tirano,
el esclavo irredento
sintió nueva emoción,
al sentirse ya libre
y al sentirse ya sano,
de las garras infames
de la vil opresión.

CARABINA 30-30

Con mi treinta treinta me voy a alistar


y engrosar las filas de la rebelión,
para conquistar, conquistar libertad,
a los habitantes de nuestra nación.

Con mi treinta treinta me voy a pelear


y a ofrecer la vida en la revolución,
si mi sangre piden, mi sangre la doy,
por los habitantes de nuestra nación.

Carabinas treinta treinta


que cargamos los rebeldes
que viva el Señor Madero
desde´l veinte de noviembre.

Gritaba Francisco Villa:


¿Dónde te hallas Argumedo?
27
Nos veremos en Bachimba
tú que nunca tienes miedo.

Madre mía de Guadalupe,


tú me has de favorecer,
para no rendir las armas
hasta morir o vencer.

Ya nos vamos pa´ Chihuahua


ya se va tu negro santo,
si me “quebra” alguna bala
ve a llorarme al camposanto.

LA ADELITA

En lo alto de una abrupta serranía


apostado se encontraba un regimiento
y una moza que valiente lo seguía,
locamente enamorada del sargento.

Popular entre la tropa era Adelita,


las mujer que el sargento idolatraba,
porque a más de ser valiente era bonita,
y hasta el mismo coronel la respetaba.
Y se oía, que decía,
aquel que tanto la quería:

Soy soldado y la Patria me llama


para sus campos, que vaya a pelear
Adelita, Adelita de mi alma,
no me vayas por Dios a olvidar.

Si Adelita se fuera con otro,


la seguiría por tierra y por mar,
si por mar en un buque de guerra,
si por tierra en un tren militar.

Y si Adelita quisiera ser mi novia,


y si Adelita fuera mi mujer,
le compraría un vestido de seda
para llevarla a bailar al cuartel.

MÉXICO LIBRE

Autor: Anónimo.
México lindo descubre ese velo
que ciñe tu frente guardando el dolor
28
para que conozca así el mundo entero
a quien la patria se le debe ese honor.

Diste un hombre de sanos ideales


que encabeza la revolución
se oyó aquel grito por tierras y mares
como proclama de la redención.

El General Emiliano Zapata


guerrero y caudillo de nuestra nación
Francisco I. Madero del plan se retracta
que fue el motivo de la rebelión

Año 11 fué el 30 de Agosto


cuando Zapata les dijo a sus hombres
hoy seguiremos peleando con gusto
que de Morelos serán los honores.

Los Generales que voy a nombrar


Otilio Montaño y Jesús Capistrán
fué de su confianza Amador Salazar
Lorenzo Vázquez y Felipe Beltran.

Felipe Neri y Francisco Mendoza


Eufemio Zapata y Francisco Alarcón
Antonio Barona en toma de plazas
con estos se dieron un buen atorón.

En el año de mil novecientos once


noviembre veintiocho fué día memorable
el Plan de Ayala con gusto firmóse
piensa en tu patria que debe salvarse.

Ordenando Emiliano Zapata


aquellos jefes de buen cumplimiento
con su bandera triunfante y sesante
sobre las tierras de el repartimiento.

Presiaremos lo más importante


que fué en el año del doce al catorce
el zapatista peleando con arte
jurando bandera se hizo notable.
Plazas tomadas fué la de Chilapa
de Chilpancingo a Mazatepec
el zapatista el camino les tapa
tomando la hacienda de Zacatepec.

29
Fuerzas de Ojeda fueron rechazadas
sembrando en Morelos el pánico horror
aunque aquellas fechas han sido pasadas
aquí en nuestro pecho se encuentra el dolor.

Tú nunca olvides mi patria querida


que tienes hombres de mucho valor
el mexicano no aprecia su vida
la da con orgullo probando su honor.

Aquí en Morelos se encuentra la cuna


de aquellos ideales de un buen pensador
y Pablo González desde su tribuna
ordena a Guajardo su plan de traidor.

Año diez y nueve fue el 10 de Abril


cuando Zapata fue sacrificado
aunque de este mundo dejó de existir
aquí en nuestro pecho ha quedado grabado

LA DICTADURA

Porfirio Díaz impuso


un gobierno con su ley
y después lo descompuso
para vivir como rey.

Su palabra ante el pueblo


era orden y mandato,
ese lenguaje de cerdo
se tradujo en maltrato.

De compadres se rodeaba,
de lujos y cosas vanas,
el pueblo entero aclamaba
garantías soberanas.

El dictador satisfecho
atiende a sus invitados,
luce medallas al pecho
como premio a sus pecados.

El dictador poco habla


todo lo tiene arreglado,
el inconforme se calla
o termina asesinado.

30
El indio jamás opina,
nada tiene que decir
porque la mano asesina
no lo puede permitir.

El dictador no permite
contraorden a su ley
espérate a su desquite
es la espina del maguey.

Treinta años, siglos fueron


en Palacio Nacional,
treinta años nos trajeron
dictadura tan bestial.

¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

Es amor. Es esperanza. Es fe.


Es alegría.
Es principio de Redención.
Es una etapa de nuestra historia de Salvación.
Es encuentro con Cristo, Niño.
Es conversión y renovación.
Es paz interior.
Es vida nueva.
Es camino que se abre para el tiempo
y para la eternidad.
Es verdad que se alimenta del Amor.
Es vida que fructifica y madura,
sin dejar de nacer siempre.

A LA CONSTITUCIÓN

Fue Morelos el primero


“Gran siervo de la Nación”
quien nos diera sabias leyes
sin agravio o deshonor.

El congreso en Chilpancingo
se mostró con gran fervor;
por consagrar el derecho
en nuestra Constitución.

Allí figuraron héroes…


como el gran López Rayón,
que lucharon por la patria

31
y por su liberación.

Por eso hoy México entero


está lleno de emoción,
al recordar en febrero
a nuestra Constitución.

LA BANDERA

Al grave redoblar de los tambores,


marcando el paso con marcial donaire,
la tropa marcha, desplegando al aire
la enseña nacional de tres clores.

- Mira, madre, prorrumpe un rapazuelo


que ciñe diez abriles por guirnalda:
una perla, un rubí y una esmeralda…
¡Qué engaste más hermoso bajo el cielo!

-¡Calla, niño, no sabes lo que dices!


El verde, el blanco y el rojo se han unido
para escuchar la tierra en que has nacido,
donde libres y en paz, somos felices.

El verde es el laurel de la victoria;


el blanco, del honor limpia azucena;
el rojo es, ¡ay!, la sangre que en la arena
regó el martirio y consagró la gloria.

¡Es la bandera! ¡Mírala! Confió


en que al seguir su inmaculada huella,
sabrás luchar y sucumbir por ella.
¡Todo tu corazón dale, hijo mío!

MI ESTANDARTE TRICOLOR

Bandera del alma mía


mi estandarte tricolor,
me causa mucha alegría
verte airosa bajo el sol.

Cuando flotas arrogante


al aire siempre triunfal
de gloria te miro ungida
bajo el cielo nacional.

A LA BANDERA
32
Queremos a la bandera,
con toda nuestra pasión,
por ella la vida entera
daremos sin dilación.

Como buenos mexicanos


cuidaremos de su honor,
haciendo que flote airosa
nuestra enseña tricolor.

Y si manos extranjeras
la quisieran mancillar,
iremos a la batalla
orgullosos a luchar.

ANGELES BLANCOS
Gustavo Prochazka Travi

En mi largo trajinar
me aquejaron ciertos males,
cuatro veces fui a parar
a las camas de hospitales.

Males propios de la edad


me afectaron muy de lleno,
me llegaron a tumbar
a las manos de un galeno.

En tan grave circunstancia


me asaltaba el gran temor
¿será mi última estancia?
¿me ocurrirá, aquí, lo peor?.

Es terrible el gran sopor


que te invade al contemplar
el recinto en que, quizás,
sobrevenga eso, lo peor.

Pienso en mis seres queridos,


que cómo han de quedar,
tras mis últimos suspiros,
¿quién me los va a consolar?

Quedo en manos del doctor,


de su gran sabiduría,
o quizás de una pastilla,
33
o los designios de Dios.

Con mis solos pensamientos,


entre esas cuatro paredes,
esperando el tratamiento,
se me hace firmar papeles.

Pronto asumo la esperanza


de que estoy con buena gente,
cuando alguien, de repente,
llega, y calma, y da confianza.

Llega de blanco vestida,


se hace amiga y confidente,
me levanta la autoestima,
pese al mal, me siento fuerte.

Es, me dicen, mi enfermera,


pero es mucho más que eso,
con ternura me sosiega,
es sin duda mi ángel bueno.

Mientras hace sus tareas


y me aplica el tratamiento,
me conversa, me da aliento,
me renueva las ideas.

Mi enfermera, mi ángel bueno,


quién con su vestido blanco,
a la par cuida mi cuerpo
y mi alma, con encanto.

Sus palabras, sus cuidados,


me disipan los temores,
y son sus diestras manos
como pétalos de flores.

Cuando tienen que curar


ciertas zonas protegidas,
lo hacen desinhibidas,
con decencia y dignidad.

Me ha devuelto la confianza
en la ciencia del doctor,
me revierte la esperanza,
y conmigo está el Señor.

34
“Relájese, no sea nervioso,
ya muy pronto va a estar bien”.
Pienso en todo, fui estudioso,
me gustan los viajes en tren.

Pienso en libros de mi estante,


mis lecturas preferidas,
en Gardel y otros cantantes
y en mis locas poesías.

Comenzado el tratamiento,
pastillas, una inyección,
un fuerte relajamiento,
¡Se inicia la operación!

Veo el techo artesonado,


es mi visión muy borrosa,
”Sí, señor, ya está operado,
voy a medir su glucosa”.

Bajo sus mágicas manos


y encantadores modales,
pronto se van, espantados,
los dolores y los males.

El doctor, un semidiós,
la enfermera, semidiosa,
esmerada, bondadosa,
les doy gracias, a los dos.

El milagro está cumplido,


ya no existe mi dolor,
veo al frente a mi doctor,
y a la del blanco vestido.

Ya se alejaron los males,


estoy de nuevo muy sano,
gracias a las suaves manos
de la de dulces modales.

EJERCITO MEXICANO

Ejercito glorioso de mi Patria,


ejercito valiente, mexicano
guardián de nuestro pueblo soberano
que a través de la historia
te has cubierto de gloria.
35
Dispuesto siempre a entregar la vida
por defender nuestra soberanía
garante eres de paz y de armonía
en los muchos confines de la Patria mia.
A ti te debe en parte su progreso
y su tranquilidad social,
en esta Nación bendita y soberana
que en esta hermosa y singular mañana
del día dedicado a venerarte
te trae una canción en que se hermana
la gratitid al arte.
Permite que en las cuerdas de mi lira,
donde hay bordones de aspero sonido
que lanzan maldicion de los tiranos
resurja conmovido,
un canto de amistad a mis hermanos
¡los gallardos soldados mexicanos!
Se siempre igual ejercito valiente
Mantente leal a las instituciones,
al gobierno legal y constituido
protege a nuestro Presidente
y dale tu respaldo permanente
al honorable Congreso Nacional
como por siempre en nuestra historia ha sido.
Cumple con tus deberes de soldado
que si en esa labor pierdes la vida
te premiará la patria agradecida,
y la Enseña Tricolor de la Iguala
¡Te envolverá con sus sendas y sus galas!

AL GENERAL LÁZARO CÁRDENAS

Jiquilpan fue tu cuna,


tu cielo es Michoacán,
ilustre mexicano
el pueblo te venera
con jubiloso afán.

Tú le diste a la Patria
tesoros sin igual,
al expropiar las minas
y conquistar la gloria
del suelo nacional.

Hoy México te aplaude


henchido de emoción,
porque supiste darle
36
con tu recia figura
riqueza, paz y honor.

Con tu sabia experiencia


y tu férreo valor,
pusiste un fuerte dique
al necio extranjerismo
y al vil explotador.

Y la inmensa riqueza
que tu honor conquistó
ha de ser de la patria,
la infinita grandeza
con que Juárez, soñó.

EXPROPIACIÓN PETROLERA

En el subsuelo bendito
de la india tierra mía,
ha brotado un arroyito
valioso en economía.

Cuántos países quisieran


esta riqueza infinita,
en las costas proliferan
muy cerca de la arenita.

Los gringos y los holandeses,


alemanes y otros más,
se enriquecieron con creces
con el petróleo y el gas.

No les cobraban impuestos


eran personas de honor,
con los nuestros deshonestos,
con los suyos lo mejor.

En mi patria mexicana
brota como una canción,
don Lázaro lo reclama
ordena su expropiación.

Este dieciocho de marzo


con orgullo y alegría;
¡soy acero, no soy cuarzo!
¡Qué viva la patria mía!

37
BENITO JUÁREZ
Francisco Huerta

En casa lejana
de barro y de paja,
el niño Benito
nació una mañana.

Vestido de manta
y jerga de lana
soñaba mirando
el agua encantada.

Tocaba su flauta,
su flauta tocaba
y las ovejitas
balaban, balaban.

Y aquel indiecito,
calmando sus ansias
valiente se marcha
con rumbo a Oaxaca.

Y fué licenciado,
llegó a Presidente.
¡ Que viva el gran Juárez !
¡ Que vivan sus leyes!

POEMA A BENITO JUAREZ


De pies curtidos y angustia desbordante,
de piel morena y cuerpo pequeño,
de mirada tierna y tacto gentil,
así es el niño que dista del héroe
hospedado en el porvenir.

Juárez: la leyenda, el mito,


el hombre adelantado a su época,
Juárez: el legislador, el funcionario... el héroe;
miles de páginas dedicadas a tu nombre,
bibliotecas rebozantes sobre tu obra.

Tu nombre encierra el debate,


para unos eres el héroe,
para otros el demonio encarnado,
pero tus obras están vigentes.

38
Dirigido a la conciencia de los pueblos,
cual saeta veloz e imparable,
el apotegma juarista imperecedero,
retumba en aguas, cielos y montañas:

POESIA A DON BENITO JUAREZ GARCIA

Saludo, oh Patria mía, la tumba de los Héroes


que están en gloria eterna gozando en dulce paz,
para ensalzar el nombre de Hidalgo y otros héroes
y bendecir la historia que hoy vine a consagrar.

Recordando de aquellos nobles ancianos


hoy la fecha de mil novecientos once
que han libertado a nuestro pueblo mexicano
del intento que amaban los españoles.

Hoy México en sus glorias secas no vio sus flores


la más pura esencia de su cáliz apuró,
convertida entretanto en sangre y en ardores
al ver que sus promesas ninguna se cumplió.

Dios le ha dado un poder tan soberano


a otro hidalgo que ha nacido en nuestra patria,
estas honras recibió don Emiliano
a quien nombramos señor General Zapata.

Hoy, si Benito Juárez volviese aquí a la vida,


iríamos muy gustosos a dar nuestra ovación,
entonces levantara su faz más resentida
como serena el alma de los tintes de una flor.

Este hombre que ha nacido en nuestro Estado


le ha pedido, por su honra, a Dios clemencia,
porque se ha visto que con la espada en la mano.

Comprendo yo que Juárez le dio desde su gloria


su cetro y su corona al bendecir su honor,
es fuerza que le demos del lauro la historia
y libre de este yugo a toda la Nación.

Si el trino que se escucha entre las aves


y la flor que da su aroma al suelo santo
mil honras te consagro en tus altares
y con el trino matinal borren el llanto.

LA VIDA UNA PRIMAVERA

39
Es triste la primavera
cuando no viene florida,
es lo mismo que la vida
si la adornas de tristeza.

Vístela hoy de alegría,


conviértela en primavera,
con rosas y madreselvas,
que la vida es bella y linda.

Y si la tristeza llega
dí: "tristeza, buenos días"
"sin tí no habría alegrías"
y haz de tu vida una fiesta.

Une alegrías con penas,


las sonrisas con las lágrimas,
abre de par tus ventanas
y que nada te detenga.

Con tristeza o alegría,


la vida es primavera,
depende de tu autoestima
y el cristal con que la veas.

Primavera que hoy llenas


de colores mis praderas...
Y de flores perfumadas
dejas mis manos llenas.

Los azahares como lluvia


caen sobre mi cabeza...
Convirtiéndome en una novia
frente al altar de una iglesia.

El coro angelical de aves


ensayan a toda orquesta.
Es que el hemisferio sur
se engalana y viste de fiesta..

Este corazón que galopa


con la sangre que corre con fuerza.
Y me brotan por los poros
manantiales de poemas.

¡Gracias Señor! por la vida


y por esta obra maestra
40
que lleva tu rúbrica divina
impresa en la paleta.

Colores cálidos , pasteles...


todos en una danza se mezclan.
Hasta los árboles se abrazan
en sus copas y se besan.

Me miro de nuevo en el espejo


y los años ¡Ni me pesan!
Mi piel sigue lozana
y rosada como una fresa.

Los ancianos rejuvenecen


y hasta la enfermedad se aquieta.
Los hospitales custodiados por ángeles
disfrazados de enfermeras.

Es la única estación del año


que le hace frente a la pobreza.
El que no tiene una manta
se cubre con las estrellas.

Primavera ¡Quédate a vivir!


para siempre en nuestras venas.
Insúflanos tu alegría.
Aleja todas nuestras penas.

Bandadas de mariposas
revolotean en mi cabeza.
Diseñándome una corona
que brilla como diadema .

Yo se que todo en la vida


tiene un precio y ¡Mucho cuesta!
Pero esta vez otórgame un préstamo:
Que la gente ame a su hermano
y ¡Se una! a esta gran fiesta ...

PRIMAVERA

Primavera que hoy llenas


de colores mis praderas...
Y de flores perfumadas
dejas mis manos llenas.

Los azahares como lluvia


41
caen sobre mi cabeza...
Convirtiéndome en una novia
frente al altar de una iglesia.

El coro angelical de aves


ensayan a toda orquesta.
Es que el hemisferio sur
se engalana y viste de fiesta..

Este corazón que galopa


con la sangre que corre con fuerza.
Y me brotan por los poros
manantiales de poemas.

¡Gracias Señor! por la vida


y por esta obra maestra
que lleva tu rúbrica divina
impresa en la paleta.

Colores cálidos , pasteles...


todos en una danza se mezclan.
Hasta los árboles se abrazan
en sus copas y se besan.

Me miro de nuevo en el espejo


y los años ¡Ni me pesan!
Mi piel sigue lozana
y rosada como una fresa.

Los ancianos rejuvenecen


y hasta la enfermedad se aquieta.
Los hospitales custodiados por ángeles
disfrazados de enfermeras.

Es la única estación del año


que le hace frente a la pobreza.
El que no tiene una manta
se cubre con las estrellas.

Primavera ¡Quédate a vivir!


para siempre en nuestras venas.
Insúflanos tu alegría.
Aleja todas nuestras penas.

Bandadas de mariposas
revolotean en mi cabeza.
Diseñándome una corona
42
que brilla como diadema .

Yo se que todo en la vida


tiene un precio y ¡Mucho cuesta!
Pero esta vez otórgame un préstamo:
Que la gente ame a su hermano
y ¡Se una! a esta gran fiesta ...

LA MUERTE DE ZAPATA

¡Ay! Chinameca ingrata.


¡Ay! Guajardo traicionero
tú mataste a Zapata
porque le tuviste miedo.

Voy a escribir está fecha


en el reverso de un sobre,
ya mataron a Zapata
el defensor de los pobres.

Los pelones carranclanes


lo mataron a la mala,
porque Emiliano Zapata
los desafió cara a cara.

Por toditas las cañadas


las cámpanulas de plata,
se doblegan tristemente
¡por la muerte de Zapata!

LOS CHANGUITOS DE MI TIERRA


Libia Beatriz Carciofetti

Son “ellos”, los changuitos de mi tierra


Que viven pidiendo ¡por favor! una moneda.
Que mendigan por las calles
porque los supera la miseria.

Los mismos que a la hora de dormir


quieren hacerlo con sus barriguitas llenas.
Que se arropan todos juntos
Cubiertos con las estrellas.

Los mismos que en mi provincia


juntan del agua de las represas.
Que es una “planta potabilizadora”.
llamada verdín, regalo de la madre naturaleza.
43
Esos niños que cuando llego
me escudriñan de los pies a la cabeza.
Que me rodean como moscas
y saben del amor, pues me abrazan y me besan.

Son los mismos que faltan a clase


porque deben ir al monte en busca de leña.
Y que cuando tienen examen
me suplican que les tenga paciencia.

Son los mismos que me hacen subir


a su carro aguatero, y me llevan a dar una vuelta.
Cual si fuera un gran carrusel.
pero tirado por una mula muy diestra.

Son los mismos que me acompañan


en sueños que nada nos cuestan.
Pues con ellos me siento una maga
que saca juguetes y golosinas de su galera.

Son esos niños que se arrodillan al irme


rogando a Dios que me cuide en el viaje de vuelta.
Que me dejan las mejillas sucias y melosas
pero con el alma llena de alas sueltas.

¡Señor! te pido por el futuro


de esta Argentina ¡Tan nuestra!
Provéeles de trabajo, educación, bienestar
en que el estudiar y ser alguien, sea una fiesta.
Que se acaben las agresiones.

A quienes con tanto afán les enseñan.


Porque no saben de contención.
Ya que al no tener hogar, nadie les amonesta.
Que no sufran el abandono ¡Por favor!

Erradica para siempre la pobreza.


Que cuando sean mayores no se olviden
que viviendo en el monte, ellos tuvieron maestra.

LA NIÑEZ
Ana María Sánchez

La niñez... ese mundo de magia y caramelo,


donde guía los pasos, nuestro Ángel Guardián.
Donde anidan los sueños translúcidos, etéreos
44
y con duendes traviesos, desmigamos el pan.

La niñez, ese cielo de caminos ingenuos


en que, con la inocencia se puede transitar.
La de dientes de leche y manos pegajosas,
la de ojos asombrados aún... ¡sin contaminar!

La que estalla en la risa, cual cascabel del cielo


o se quiebra en mil lágrimas de fulgente cristal.
La de juegos y cuentos con dulzor de ternura,
la de las golosinas, con tibieza de hogar.

¡Niñez!...Burbuja plena de soles y recuerdos


en que nos abstraemos cuando, cansados ya,
del nefasto presente que nos hiere y agobia,
buscamos...¡Un remanso, para no claudicar!

DIA DEL ANIMAL


Mario Rojman.

Es el día del animal


y quién no tiene o no tuvo
una tortuga, un peludo
o un gorrión sentimental.

Una calandria, un zorzal,


alguna gallina, un pato,
un canario, un perro ñato,
un pájaro carpintero,
algún loro barranquero
o acaso un mimoso gato.

Celebrando al animal,
hoy las familias devotas,
les brindan a sus mascotas
su amor incondicional.

En tanto el pobre zorzal


sufre triste y enjaulado
soñando ser liberado,
yo, en un lírico arrebato,
quiero dejar mi alegato
a favor del condenado.

45
Que se suelten las cadenas,
que las jaulas sean abiertas,
que se abran todas las puertas
y la libertad sea plena.

Que cumplida su condena,


mistos, canarios, jilgueros,
recuperados sus fueros,
librados del opresor,
vuelen un mundo mejor
sin celdas ni carceleros.

MAMÁ

Estaba oscuro...
Solo el rayo de la luz de tus ojos.
Me enseñaste a respirar
y tus entrañas acariciaban mi frágil cuerpo.
Soñaba con colores
y te imaginaba hermosa,
fueron nueve meses en un mundo rosa.
Crecí de a poco con tu calor
me alimentaba con tus caricias
y frases de amor.
El momento llegaba
iba a conocerte,
estaba muy protegida
con miedo de perderte...
Se hizo la luz
una mañana de febrero,
mamá ahí estabas tú
tan maravillosa y tan dulce
como te había imaginado.
Aprendí con el correr del tiempo
y en mis andanzas peligrosas
de cada uno de tus consejos
valorados en cada acto
de mis diecinueve años,
y soñando cada vez
que me encuentro lejos,
con tus palabras
que envuelven mis vivencias
y acobardan los miedos
de mi juventud.

ADIOS ABUELITA

46
Tus ojos son dos estrellas brillantes
Que en el día más triste se apagaron
Y que nunca más mi alma iluminaron
Me invadió un dolor que nunca sentí antes.

La tristeza es tal como un océano profundo


Entre más caes más obscura se torna tu alma
Tan solitaria y callada tal como su fondo
Mi corazón te llora te suplica y te aclama.

Tú moriste sin morir ya que estas aquí


Tú cuerpo se fue pero tú alma sigue aquí
Tú estás en cada recuerdo de mi corazón
Siempre querré verte y esa será mi ilusión

Mi corazón llora por tu ausencia


Y ese dolor atormenta mi existencia,
Pero siempre buscas como recordarte
y por eso yo nunca podré olvidarte.

MADRE

Estas son unas líneas,


Líneas que solo una gran mamá podrá tener
En este día tan especial,
Sé lo importante que es para mi
la mas bella madre tener.

Como la luna en la noche,


como el sol en el día,
como una rosa en el desierto
eres tú, mamá.

Tú eres esa persona que das sentido a mi vida,


eres lo más grande que me ha dado Dios
y aunque no estés aquí conmigo
eres lo único por lo que estoy aquí
escribiéndote estas líneas.

Ahora, mi familia se rompió,


mi hogar se separó
y sé de ese inmenso dolor
que en tu corazón dejó
dolor que tanto daño me hace como hija que soy
y aunque muy joven estoy
yo comprendo
y trato de callar ese amargo sentimiento,
47
dolor que agobia mi corazón
y pienso en ti
¿Y qué más quisiera yo
que poder compartir aunque sea tan solo un día
con toda mi familia unida?

Madre, hoy que es tu día


de lejos te ofrezco mi apoyo,
mi amor,
te digo que eres ese tesoro
que en mi corazón está
y bendigo el momento en el que
Dios te creó para ser mi madre
por que en verdad no hay otra como tú.
Madre:
Yo te amo desde lo más profundo de mi,
Feliz día de las madres.

ACRÓSTICO AL LA MADRE

Fuiste la sonrisa de mi infancia


Eres mas que una joya y su elegancia
Los años no envejecen tu dulce mirada
Iluminas mi conciencia, mi sentido
Pureza acaricia el fondo de tu alma.

Dibujas el camino cuando estoy perdido


Intentarías todo por estar conmigo
Abrazas mi espalda cuando tengo frío.

Me tocas con tus manos tiernas, bellas


Abres tu corazón para escucharme
Miras mis fallas para corregirme
Alcanzarías por mi, miles de estrellas...

UN ÁNGEL CAÍDO DEL CIELO

Un ángel cayo del cielo


y a mi casa fue a dormir
enviado por María
para hacernos sonreír.

Aquel ángel
mi rostro tocaba
con manos llenas de dulzura
y cuando yo despertaba, admiraba su hermosura.

48
Después de un rato descubrí
que aquel ángel era mi mami
que bajo esa piel hermosa descubrí
un corazón lleno de amor para mi.

REGALO DEL “DÍA DE LA MADRE”

Mamacita linda,
mamacita buena,
hoy en este día...
con grata emoción;

Vengo aquí a decirte


que te quiero mucho
y a darte una ofrenda
con esta canción;

Le pedí a los cielos,


una blanca estrella,
a los verdes campos,
les pedí una flor.

A la noche quieta,
un rayo de luna
al mar una perla
y un trino al gorrión.

Cuando tuve todo,


lo junte con besos,
es lo que yo tengo
y es lo que te doy.

Lo amarré con lazos


de amor encendido
y dentro, muy dentro...
¡Va mi corazón!

GRACIAS…
Cuando una gota cae sin previo aviso, y la lluvia comienza;
Tú estás ahí, para protegerme, para cubrirme del mal tiempo.
Cuando el botón de una rosa abre por fin sus pétalos,
Sin duda es algo hermoso y bello;
Pero más hermoso es estar a tu lado cada mañana.
En el camino hacia el futuro,
Yo te veo ahí, conmigo, siempre a mi lado,
Dándome tu mano, y alegrándome cada día
Con tu hermosa sonrisa.
49
Tú no corriges mi vida, solo la guías.
Y eso siempre te lo agradeceré.
Hoy me siento feliz, por tenerte a mi lado,
La vida sin ti no sería vida, no habría motivo de alegría
Si no te tuviera, las cosas serían muy tristes.
Pero tú eres mi rayo de luz; mi Sol
TE AMO TANTO, y eso nadie lo cambiará.
Se que algún día tendré que alejarme de ti,
Y cuando ese momento llegue,
Pondré en práctica todo lo que me enseñaste;
Sin duda nada saldrá mal pues…
Tus enseñanzas me harán fuerte en los momentos difíciles,
Y humilde cuando me equivoque.
Gracias mama por todo lo que me haz dado,
Se que no es fácil, pero estas aquí, conmigo;
Y eso es importante para mi, TE AMO.

AMOR LINDO

Madre mía, linda mujer,


hoy visto de luto, se fue mi querer…
Amor infinito, amor que eres fiel,
amor que te siento a simple flor de piel.

Mi triste recuerdo,
mi espera impaciente,
mi gran desespero,
mi lluvia y torrente…

Amor sin puntos,


amor sin comas,
amor tan lindo,
amor que lloras…

Mirada triste,
mirada ausente,
mi corazón que llora,
al no tenerte…

Amor que vives,


amor que mueres,
adiós que lloro,
amor que dueles…

Mi día de negro,
mi vida de luto,

50
mi gran desconsuelo,
de tu adiós es un fruto…

Mi dolor de noche,
mi dolor de día,
mi amor ausente,
mi lenta agonía…

Adiós amor mío,


adiós madre mía,
adiós no me olvides,
mi viejita querida…

Adiós amor mío,


adiós yo te quiero,
adiós madre mía,
adiós mi lucero…

Este adiós me robó el alma


y me quitó el sonreír,
pero se que algún día
estaremos juntas, juntas hasta el fin.

AL TRABAJO
De: Francisco González

Gloria al yunque y al arado


que en una mística unción
hacia todos los trabajadores
elevan su gran oración.

Gloria al pensador y al obrero


que forjando dicha van
en bien de nuestros pueblos,
con cariño y afán

FRUTO DEL TRABAJO


De: José Arnaldo Márquez

Del suelo brota el tallo


que riega el labrador,
y crece cada día
pidiendo luz al sol.

El tallo ya es espiga
51
ya el grano se formó,
esta dorado el trigo
al fin de la estación.

No habrá en la pobre choza


más hambre ni dolor;
el pan de cada día
le manda ya el buen Dios..

EL TRABAJO
De: José M. Gabriel y Galán

Es el trabajo fuente de riqueza,


y aguijón diligenete de la pereza,
la ruina y los pecados más lastimosos,
son fruto obligados de los ociosos.

Porque eres fuente pura


que manas oro de la secreta hondura,
fecunda y rica en mi canción te llamo,
porque eres levadura
del humano vivir, buena te aclamo.

Redimes y ennobleces,
fecundas, regeneras, enriqueces,
alegras, perfeccionas, multiplicas,
el cuerpo fortaleces
y el alma en tus crisoles purificas.

Fecundo hiciste el mundo,


feliz no lo entregó tu amor profundo,
y cuando el crimen tu rigor atrajo,
nuevamente fecundo,
si no feliz, nos lo tornó el trabajo.

Labra, fecunda, modela,


toma rico el erial, pinta, cincela,
incrista, sierra, pule y abrillanta,
edifica, nivela, inventa, piensa,
escribe, rima y canta.

Y gloria a Tí, Oh fecundo sol del


TRABAJO, alegrador del mundo; sin
ofensa de Dios, que fue el primero, TU
el creador profundo, bien te puedes
llamar del mundo entero.
52
EL OBRERO
De: Gabriela Mistral

Madre: cuando sea grande


¡ay que mozo el que tendrás!
te levantaré en mis brazos
como el viento alza el trigal.

Yo no sé si haré tu casa
cual me hiciste tú el pañal,
o si fundiré bronces,
los que son eternidad.

¡Que hermosa casa ha de hacerte


tu niñito, tu titán,
y que sombra tan amante
el alero te va a dar!.

Yo te regaré una huerta,


y tu falda he de colmar
con los frutos perfumados:
pura miel y suavidad.

DÍA DEL TRABAJO

Feliz Día a los que trabajan


todo el año sin parar.
Merecido es su descanso,
por su esfuerzo en progresar.

Los que se levantan temprano


cuando sol aún no esta,
"Al que madruga Dios lo ayuda"
esa es una gran verdad.

Los que no piden limosnas,


solo quieren ganarse el pan,
con el sudor de su frente
y conseguir bienestar.

Hoy les toca un descanso,


bien merecido por demás,
son los que hacen la patria,
son un orgullo nacional.

53
CINCO DE MAYO

La tierra tiembla, el aire se espesa


hombres a pie y en bestias,
cuerpos de piel morena
contra hombres que hablan rarezas.

General Márquez y conservadores:


¿Por qué auxilian al invasor?
¡Qué bueno sería quemar Puebla,
pero no todos perdieron su honor!

Fuertes de Loreto y Guadalupe


cobijen a sus bravos guardianes,
soporten la incendiaria pólvora,
resistan el ataque de los invasores.

Valle de Cuetlaxcuapan tus hijos caen,


la bayoneta no tiene misericordia,
el machete se tiñe escarlata
¡Qué lejos está la concordia!

¿De qué están hechos estos bárbaros?


¡No temen y sólo tienen piedras y palos!
¡Maten a los descalzos, a los de harapos!
¡Pagarán desafiar a los gallardos zuavos!

Hijos de Morelos e Hidalgo: ¡Presente!


Compañías de Tetela, zacapoaxtlas
Batallón de Cazadores, xochiapulcas,
luchen, desafiemos a la muerte.

¡Sorprendente, los hijos de Francia huyen!


con menos hombres y balas se gana,
es día de júbilo y orgullo nacional
¡Nuestras armas se han cubierto de gloria!

Pase de lista a los generales,


los que comandaron hambrientas gentes:
Ignacio Zaragoza, General en Jefe,
Ignacio Mejía, Santiago Tapia,
Joaquín Colombres, Miguel Negrete.

¡Larga vida a los paladines!


¡No más invasores y traiciones!

54
¡Qué esta lid inspire a los que vienen!
¡Somos hijos de soberanos y valientes!

BATALLA DEL CINCO DE MAYO

Recién firmado el convenio Soledad


Llegaron los franceses y rompieron su amistad
Traían la consigna de acabar con la Nación
Y derrotar a Juárez por orden de Napoleón

Cayeron diez y ninguno mexicano


Vinieron otros seis y empezaron a notar
que a ningún francés, en aquel cinco de mayo,
se le veían los pies y corrían sin parar.

Laurences dijo en su carta a Napoleón:


con los seis mil franceses fácil es nuestra misión,
mejor es nuestra raza, también la organización,
pero los mexicanos le enseñaron la lección.

Cayeron diez y ninguno mexicano


Vinieron otros seis y empezaron a notar
que a ningún francés, en aquel cinco de mayo,
se le veían los pies y corrían sin parar.

El General Zaragoza comprobó


que la lucha a bayoneta cuerpo a cuerpo fue mejor
que los franceses invencibles ya no son
Restándole prestigio al famoso Napoleón

Cayeron diez y ninguno mexicano


Vinieron otros seis y empezaron a notar
que a ningún francés, en aquel cinco de mayo,
se le veían los pies y corrían sin parar.

Corrían a pie y corrían como trenes


saltaban los magueyes al disparo del cañón,
brincaban nopales más alto que la liebre
y otros se arrastraban como herido camaleón

Cayeron diez y ninguno mexicano


Vinieron otros seis y empezaron a notar
que a ningún francés, en aquel cinco de mayo,
se le veían los pies y corrían sin parar.

A MI PROFESORA
Autor: Eliseo León Pretell
55
Quiero con mi poesía
colmarle de mi cariño,
por lo que hace día a día
con mi alma pura de niño.

Quisiera traer mil flores


arrancadas del camino,
pagarle con sus olores
el cambio de mi destino.

Perdóneme profesora
cuando no hago mi deber,
la distancia es mi demora
no es que no quiera aprender.

Mi madre con tanto amor


quiere hacerme la tarea,
pero yo tengo el temor
que usted jamás me lo crea.

Mi padre se desespera
cuando no logro entender,
él ayudarme quisiera
pero no sabe leer.

Voy ha darme por entero


por su cariño y amor,
estudiar con más esmero
y un día ser el mejor.

Profesional quiero ser


para cumplir mi promesa,
jamás a mis padres ver
nunca más en la pobreza.

A TI MAESTRO
Fidencio Escamilla Cervantes

¿Dónde quedó tu juventud, maestro?


¿La dejaste en el campo y en la montaña?
Allá donde hiciste un pueblo despierto
Y una nueva esperanza del mañana.

Dónde quedó tu juventud; ¿perdida?


Y olvidada se quedó en la escuela;
Allí, donde niños con risas cantarinas
56
Por el espacio de la imaginación les vuela.

La dejaste pasar con tal vehemencia


Que la vida ya un siglo te ha quitado,
Pero venciste el misterio de la ciencia
Día tras día que ha pasado.

Entonces tu labor no ha sido en vano


Y ni tu esfuerzo se quedó en la escoria;
Cumpliste con tu fe de mexicano
Sin recibir laureles de victoria.

Será tu palabra un día reconocida


Y escuchada por todos los humanos?
Sabrá valorarte el que te mira
Con un libro y un gis entre las manos?

Esperemos con paciencia el resultado


con aire tranquilo y de esperanza,
a que la fe total te hayas ganado
y de todos, toda la confianza.

Habla, habla tu verdad, MAESTRO,


Y que no humillen tu vida y tu presencia;
Si has demostrado ser héroe sin cetro,
También demuestra que tu voz es ciencia.

Y no serás de la montaña el esclavo


Y ni tu voz se perderá en la sierra;
Se escuchará con emoción y halago
En todos los pueblos de la tierra.

POEMA AL DIA DEL MAESTRO

¿Qué si te quiero?
Remucho de plano que te respeto
Pos a todititos tu les das
La educación con empeño
Aquél año que llegaste; a la escuela de mi pueblo.
Te vi cara de curita, merólico o marrullero
Y aunque té vias arreglao o te vi cara de menso
Tu escuela sé “jue” llenando de hartos escuincles chimecos
Unos chicos y otros grandes, unos listos y otros mensos
Pero todos mugrosotes, todos con pelos regueltos.
Mocudos y fajaos, sin lápiz y sin cuadernos.
No se como te aguantaste tanto endino de mi pueblo:
Pues eran como demonios de malcreados y serperos

57
Nomás te estaba yo espiando sobre la tapia del templo
Pa’ ver que demonios ibas a hacer con tanto mocoso
Como si “jueras” su padre te lo llevaste al riachuelo
Les lavaste suavecito; cara, pies, manos y cuerpo…
Más “crioque” también les lavaste el alma de aquellos lelos.
Porque luego regresaron rebonitos y contentos
Té vi echarle harto pico, te fajaste rete recio;
Trabajaste noche y día tupiéndole como negro…
Les hacías hartos trabajos: payasos, toros, muñecos…
Les enseñaste las cuentas, las ciencias y el alfabeto.
También todos los alumnos contigo, retecontentos
Y al año, como navajas, estaban de puros leídos;
Poco a poquito tu mano. Al pie toditito tu empeño
Cambiaron aquella cara que presentaba mi pueblo
Antes no nos visitaban los señores del gobierno
Y ahora llegan personajes de Oaxaca y hasta México.
La culpa la tienes tú, pues el pueblo todo entero
Lo has cambiado toditito pa´que luzca como nuevo
Pero en esta ocasión, que dizque es día del maestro
Te han hecho mucho relajo allá donde estás viviendo
Te llevaron mañanitas, hasta flores y un montonero de gente
Dizque para abrazarte y hasta para darte un beso
Ya se acaban con tu fiesta, contigo está el pueblo entero,
Sólo yo, sólo yo, no me he arrimao, pos de plano té haigas el pelo,
Me da muina tu fiesta, me encorajina ver esto.
Siento a lo macho harta tierra, siento envidia, siento celos,
No he recibido la luz que tu trajiste a mi pueblo…
Por eso me caes re’ gordo, por eso, sólo por eso.
Ya que la maldita suerte me dejó de al tiro rengo
Mi suerte tan desgraciada, además quiso que yo fuera tuerto
Pa’ que te iba yo a seguir si me ibas a ser el feo.
Te ibas a burlar de mí para aumentar mi sufrimiento
Por eso me caes re’ gordo, por eso sólo por eso.
Un libro yo te robe pa’ ver si podía yo leerlo
Y a escondidas te escuché sobre la tapia del templo
Me he pasado como iguana, casi, casi un año entero;
Oyendo todas tus clases y tus cosas aprendiendo.
Como yo no tengo nada y además por ser muy feo
No he podido en este día estar contigo… maestro
Pero la verdad de Dios que hasta salud te deseo
Pues aunque te digo te odio: En verdad te estoy queriendo.
Todos te ofrecen canciones, yo mi silencio te ofrezco
Otros te dan porque tienen, yo no te doy por que no tengo
Pero cuando la verdad llegue a tu vida maestro…
O cuando todos te abandonen porque estás enfermo y viejo;
Yo llegaré junto a ti y me sentiré contento,
Pa’ poderte servir de algo en el amargo momento.
58
Cuando tu te quedes sólo sin amigos ni dinero,
Sin que se acuerden de ti, niños, hombres, ni gobierno,
Ojalá te pueda ver, ojalá te vea sonriendo,
Pa’ decirte que en la vida la gratitud es un templo
Y si mueres maestrito, ojalá que sea en mi pueblo
Sólo para cerrarte los ojos y llevarte al cementerio,
Que pa’ seguirte admirando no le hace que este rengo
Y pa’ llorar sobre ti… poco importa que este tuerto.

A MI PADRE
Juan de Dios Pesa

Yo tengo en el hogar un soberano,


único a quien venera el alma mía;
es su corona su cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fé con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.

La amarga proscripción y la tristeza


en su alma abrieron incurable herida;
es un anciano, y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.

Ve del mundo las fieras tempestades,


de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como cristo el Tiberiades,
de pie sobre las ondas encrespadas.

Seca su llanto, calla sus dolores,


y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.

Me ha dicho: “A quien es bueno, la amargura


jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al mas ligero soplo se dehoja.

“Haz el bien sin temer al sacrificio,


el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
“Si eres pobre confórmate y sé bueno;
si eres rico protege al desgraciado,

59
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.”

“Ama la libertad, libre es el hombre


y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu herencia”.

Este código augusto, en mi alma pudo


desde que lo escuché, quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.

Mi padre tiene en su mirar sereno


reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!

La nobleza del alma es su nobleza;


la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.

Siendo el culto de mi alma su cariño,


la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.

Quiera el cielo que el canto que me inspira


siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
éstos los dignos de su nombre sean.
LO QUE HIZO FALTA
Claudio Martínez Payma

De veras te lo digo:
Me voy, padre, de tu casa...
Lo digo así,¡de tu casa!
Porque no la siento mía.
Porque aunque aquí he vivido
Desde el día que nací,
Cuando empecé a comprender,
Entendí que con nacer
No basta para ser hijo.
Por eso me voy, y gracias,
Lo digo sinceramente.
Nada me faltó a tu lado,

60
Ni la casa ni la escuela,
Ni el doctor ni el juguete favorito;
Ni la ropa que hoy me viste
Ni el coche que ayer usé.
Pero... ¿soy tan ambicioso?
¿Parezco tan exigente?
Si te digo que no basta
Que no me fue suficiente,
Ni la ropa ni el dinero
¿Ni ese coche ni esta casa?
Porque quiero... siempre quise-
Algo más que no me diste.
Y tu abultada cartera,
Fuente siempre surtidora
De remedios materiales,
Nunca contuvo billetes
Para comprar un minuto
De tu atención necesaria,
De un tiempo fundamental
Para ocuparte de mí.
Pensaras que fui un buen hijo
Porque nunca te enterabas:
¿Sabes que troné en la escuela?
¿Qué termine con mi novia?
¿Qué corrí una borrachera
En antros de mala nota?
¿Qué hacía pinta en el colegio?
¿Qué probé la marihuana?
¿Y que robaba a mama?
No, no lo sabes.
No hubo tiempo de pensar en triviales cosas.
Total, los adolescentes
Somos traviesos y flojos,
¡Pero al hacernos hombres
Enderezamos los pasos!
Pues no, padre, ¡no era el caso!
Y toda mi delincuencia
Era un grito de llamada
Al que jamás contestaste
¡Que quizás nunca lo oíste!
Por eso si hoy me preguntas
En qué punto me fallaste,
Sólo podría responderte:
Padre... ¡me fallaste!
¿Qué voy hacer?
¡Quién sabe!
¿A dónde iré?
61
¡Qué importa!
¿Dónde encontrare el dinero
Para pagar esta vida
A la que me he acostumbrado?
No puedes creer que viva
Si aire acondicionado;
Si feria para la disco;
Sin las chicas, sin las fiestas;
Sin un padre involucrado
En industrias y grandes empresas,
Que es importante en la política,
Ha viajado al extranjero
Y frecuenta altas esferas.
¿Qué no he de vivir sin esto?
¿Qué así mi vida está hecha?
¡Y quien dijo que era vida
La estancia en estos salones
Por los que sales y entras!
Pero nunca puedo decirte:
Padre, ¿hoy si te quedas?
Nunca he vivido en tu casa.
Nunca ha sido vida esta...
Ahora es que voy a vivir
Fuera de aquí, lejos de ti,
Sin la esperanza que vengas
A mí y nunca llegas.
Me voy padre...
Tus negocios, e inversiones de amor
Se han ido a la bancarrota,
Y declaras tu quiebra del comercio de mi amor.
Pagaste caro, y hoy casi pierdes toda la inversión.
Pero si sacas los pocos bienes que quedan
Para salvar el negocio, ¡e propongo como socio!
Y atiende bien a mi oferta, que no habrá mejor postor;
Yo te compro, para padre,
El tiempo que no tuviste para dárselo a tu hijo.
Te compro, para gozarlo,
Todo este cariño inútil que nunca supiste usar.
Pagaré bien por tu risa, tu palabra, tu preocupación.
Tu celo y tu caricia.
Te los compro: escucha el precio,
Que, aunque no se de finanzas,
Podré ser buen comprador.
Si te vendes para padre
¡Yo te pago con el corazón!

EL PADRE
62
Mi negra…..¿te puedo hablar?
Ya los niños se han dormido
así que deja ese tejido que luego te equivocas.
Hoy te quiero preguntar porqué motivo las madres
amenazan a sus hijos con ese estribillo fijo:
¡ah, cuando venga tu padre!
Y con tu padre de aquí…y con tu padre de allá
resulta de que al final, al verme llegar a mí
ven entrar a Caín y escapan por todos lados,
y yo que vengo cansado de trabajar todo el día
recibo de bienvenida una lista de acusados.
Tú empiezas con tus quejas y yo tengo que enojarme,
lo mismo hacía mi padre, cuando escuchaba a mi vieja,
entraba a fruncir las cejas apoyando a ese fiscal que
en medio del temporal se erigía en defensora…..
Lo mismo que tú ahora que siempre me dejas mal.
Si los perdono….. ¡Qué ejemplo! Es así como los educas
si los castigo….. ¡Eres un bruto, no tienes sentimientos!
A mí… A mí que llegué contento y no tuve más remedio que poner
cara de serio y escuchar tu letanía,
a mí que me paso el día pensando en jugar con ellos.
Yo sueño con llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo,
de la gente y de todo lo que pasa.
Los hijos son la esperanza y el porqué de nuestras vidas,
por eso nunca le digas: ¡ah, cuando venga tu padre!
No quiero encontrar culpables, quiero encontrar alegría,
que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre
que consiguió que a mi padre lo imaginara un verdugo,
él llegaba y te aseguro que se acababan las risas
y en lugar de una caricia o hablarle como un amigo,
lo miraba compungido presintiendo una paliza,
y el pobre que me entendía sacudiendo la cabeza,
escuchaba con tristeza lo que mi madre decía, y que él de
sobra sabía:
¡que con éste no se puede! ¡que trajo las suelas rotas!
¡que la calle………. La pelota! ¡que me saca las canas verdes!
¡a la cama sin cenar! Aburrido me ordenaba,
mi madre me consolaba y yo le culpaba a él…..
A él que había llegado recién de trabajar cansado
y ya lo había abrumado con todas mis travesuras.
Los hijos nunca analizan el sentimiento del padre
porque el brillo de la madre es tan grande que lo eclipsa,
sólo le hacemos justicia cuando nos toca vivir
a nosotros el problema.
¡ay, si mi padre viviera! ¡qué recién lo comprendí
y porqué nunca me dijo lo mucho que me quería,
63
si hoy yo sé cómo sufría al ver enfermo a su hijo,
porque me miraba fijo.
El primer pantalón largo y sé que hasta me habrá
besado cuando ya estaba dormido.
Hoy que todo lo comprendo por qué no estás aquí ahora
para abrazarte bien fuerte viejo lindo y ofrecerte mi cariño
a todas horas.
Ves a tu hijo que llora pero llora con razón
porque te pide perdón al pensar en esos días
en que ciego no veía que eras todo corazón.
Déjame negra que llore, es tan lindo desahogarse
veamos qué hacen nuestros futuros señores.
¡Mira esos pantalones! ¡Tapa un poco a la niña!
Si, ya sé, no me lo digas hoy se fue a la calle sola,
acuéstate rezongona… Mañana, mañana será otro día.

MAISTRITO DE PUEBLO
Abraham Rivera Sánchez

Que ya te dije que no


Y tus caprichos no acepto,
Aunque me dejes de hablar,
Aunque te sientas molesto,
Aunque me cuelgues la cara,
Y aunque me hagas sentimientos,
No he de darte permiso...
Antes te saco cuero.
Tanto dinero he gastado,
Tanto celo, tanto empeño...
La primaria, la secundaria,
Prepa y curso propedéutico,
tanta hablada de tu parte
Con todos tus compañeros
Diciendo...que tu serías
Un profesionista bueno,
Que ibas pa’ licenciado,
O que sino serías... médico,
Contador, militar, cura,
Político o ingeniero.
Y hoy que estás como chiflado,
O loco te estás volviendo,
Me sales de babosote
Con la idea de ser maestro...
Tanto dinero gastado,
Tanto afán y tanto empeño,
Tantas felicitaciones
De amigos y compañeros...
64
Para que hoy... ¡con gran cinismo!
Tú me digas... "ya no quiero
Llegar a ser burgués cursi,
Sino preciado maestro".
¿Qué no te va a dar vergüenza
de rebajarte tan feo?
¿Qué no vas a sonrojarte
de bajar a tal empleo?
¿Maistrito? ¡Qué gran cosa!
¡Qué dignidad! ¡Qué talento!
¡Qué porvenir! ¡Qué importancia!
¡Qué prestigio! ¡Qué abolengo!
Maistrito de escuela... un torpe que nada sabe de cierto,
Haragán, irresponsable,
Vago, pobre... un majadero.
Maistrito... sólo un Don nadie,
Un vulgar vago del pueblo,
Que va a organizar plantones,
Marchas, huelgas y jaleos.
Un flojo que sólo quiere
Ganar dinero y dinero
Sin importarle los niños,
Ni sentir el magisterio,
Que no venera la patria,
hombre ruin politiquero,
pues para él sólo es valioso
pasarla de mitotero.
Explíqueme... licenciado,
Dígame usted... ingeniero,
¿Qué va a enseñarle a los niños?
¿Cómo va a orientar al pueblo?
¿Cómo va a exponer su clase
a los niños de primero?
Si usted no sabe contar,
Ni jugar, ni está contento,
Ni sabe del trato amable,
Y menos contar un cuento,
Y sólo sabe vestirse
Más o menos... de cirquero.
Muy sabiondo el hombrecito,
¡Que ni quebrados ni enteros,
decimales ni nada
sabe el señor embustero!
Así que... ¡ya dije que no!
¡Y no me siga moliendo...!
Qué normal ni que normal...
¡No quiero que seas maestro!
65
Antes te llevo al ejido
Pa’ que seas jornalero,
Pa’ que el sol te dé en el lomo,
Y te pongas fuerte y prieto.

Así me dijo mi padre,


Y yo que mucho lo quiero,
Bajé la frente y salí
Diciéndole... "Estoy de acuerdo,
Yo seré lo que usted diga,
En verdad... se lo prometo,
pero ya no esté enojado,
pues le hace daño... y me apeno."
Salí a la calle, vagué
Por las calles y los huertos,
Por al jardín, la placita,
Por la iglesia y el colegio...
Miré a los peones cansados,
Sudorosos, sin aliento,
Poniendo sobre un papel
Sólo la huella del dedo,
Vi a las mujeres descalzas
Cargando leña del cerro,
Vi a los niños, muchos niños
Jugar en los basureros.
Recogí desesperado
A esa gente de mi pueblo,
A esa gente sin fortuna
Sin redención, sin consuelo,
Los metí en mi corazón,
En mi entraña, en mi cerebro,
Les di patria en mi conciencia
Y me confundí con ellos.
Allí frente aquellos niños
Frente a esos enfermos,
Pensé que eran angelitos
despreciados por el cielo.
Miré que no tenían alas,
Los mire casi sin cuerpo,
Ángeles sin un hogar,
Sin Dios y sin consuelo.
Y pensé... "si me aferrara
a ser licenciado o médico
contador, conferencista,
sacerdote o ingeniero,
¿Cómo podría despertar
la conciencia de mi pueblo?
66
¿Qué les favorecería
que yo lograra alto empleo
si ni justicia, ni amor,
ni palabras de consuelo
podría darles y ofrecerles
para calmar su tormento?"
Entonces volví a mi hogar,
Todo lo tenia resuelto,
Llamé a mi padre y le dije:
"Yo a usted mucho lo respeto...
Comprendo sus sacrificios,
Sé de sus ansias y sus sueños,
Pero hoy... quiero que me escuhe
Por favor, sólo un... sólo un momento:
Si quiere que sea feliz
Y desea que sirva al pueblo,
Si quiere que colabore
Para mejorar a México,
Si usted quiere que mi vida
la dedique a lo que quiero,
luchando por la igualdad,
por la ciencia y el progreso...
deje que yo tenga
la profesión con que sueño,
deje que yo sea feliz
con mis niños sin colegio.
Deje que mi vocación
Se torne clase y recreo,
Que sea lección de cariño,
Que sea canto, que sea verso,
Que pueda yo ser lucero
Con la luz del alfabeto,
Que pueda ser manantial,
Que sacie la sed del pueblo.
Déjeme sufrir... luchar,
Déjeme vivir con ellos,
Para lograr educarlos,
Para construir un colegio,
Déjeme... que luche...
Deme permiso, le ruego,
Para sembrar esperanzas,
Para apuntalar anhelos,
Deje que forme una escuela,
Escuela a los cuatro vientos,
Escuela de libertades
Donde haya luz y contento.
Deme permiso papá...
67
Que sea un maistrito de pueblo,
Que marque programas justos,
Que trace caminos nuevos,
Deje que siembre la mies
Deje que se propicie el vuelo
De esa águila que parece
No tener alas ni aliento.
Deje que escuche mi voz
El militar, el gobierno,
El sacerdote, el artista,
El paria y el jornalero.
Si ya mi hermano es doctor,
y el mayor ya es arquitecto
¿por qué no me permite usted
que yo me torne maestro;
si ellos en su ingratitud,
ya han formado un mundo nuevo,
de explotación, de egoísmo,
de lujos y de dinero?
Si de usted se han olvidado,
Si ya no vienen al pueblo,
Y en su situación burguesa
Gratitud y amor han muerto
Si ellos saben que aquí, en casa
Hay pobreza y hay apremios,
Porque ni por caridad,
Lo atienden cuando está enfermo..."

Mi padre quedó pensando,


Silencio guardó un momento,
Luego... me abrazó y me dijo.
"Sí, muchacho... te comprendo
Vete a luchar, hijo mío.
Yo esperaré tu regreso,
Sabiendo que traerás cosas
Logradas con Fe y Empeño.
Cuando vuelvas, hijo mío
Vamos a estar muy contentos,
Y se llenará la casa,
Con tu amor y tus pequeños,
Si aquí no me encuentras ya,
Sé que tendrás el consuelo
De regresar a tu pueblo,
Yo sé que vendrás a verme,
Y querrás con toda tu alma,
Enseñarme el alfabeto.
Mas si aquí no me encontraras,
68
Ve a buscarme al campo santo,
Y allí solitos los dos
Envueltos en el silencio,
Me dirás de tus afanes,
De tus luchas y proyectos,
De tus sencillas tareas
De tu honor y de tus éxitos.
No me traigas flores, hijo,
Yo sé que no las merezco,
Ni cruz, ni ceras, ni nada,
Sólo quiero tu recuerdo.
Anda, hijo mío... vete, vete ya,
México espera tu esfuerzo,
Te espera el hombre ignorante
Y los niños macilentos,
Yo aquí me quedo esperando
Con orgullo verdadero,
Porque sé que cumplirás
Ser prestigiado maestro.
Anda hijo mío... vete ya,
Que si de momento muero,
Con orgullo gritaré:
MI HIJO....
¡ES MAISTRITO DE PUEBLO!

DESPEDIDA A MI ESCUELA

Triste es dejar la escuela bendecida


Triste es decir adiós a los maestros,
Aquellos profesores que tan nuestros
Nos dieron un blasón para la vida.

Nos vamos desarmados frente al mundo,


Llevamos la enseñanza que redime
Y la ciencia bendita que no gime
Ante el dolor, que a veces es profundo.

La sabia educación que nos brindaron


Será la luz que alumbre nuestra vera;
Será su ensueño, nuestra primavera,
Nuestras flores, las frases que expresaron.

Este templo que siempre fue testigo


Del contento vertido en el recreo,
Por siempre guardará el dulce deseo
Que ferviente entregamos al amigo.

69
Las aulas, donde efímeras las horas
Transcurrían durante nuestro estudio,
Nuevamente dirán con su preludio:
Volverán, volverán, nuestras auroras.

Hoy se va otra generación primaria,


Ya vendrán otras voces infantiles,
Que entonen la canción de los pensiles
Y reciten la mística plegaria.

Una oración que trémulos los labios


Tantas veces dijeron con dulzura,
Y que hoy, bañados de feliz ternura,
Van musitando los consejos sabios.

Adiós escuela, espiritual casona,


Mi corazón enfermo se despide,
Pero antes de partir suplica y pide
Que lo perdones, pues ya te abandona.

La vida misma, ordena que partamos


Y que busquemos nuevos derroteros;
Presto vamos buscando otros senderos
Llevando como luz lo que estudiamos.

Si el llanto nubla nuestros tristes ojos


Es que nuestra emoción se manifiesta;
Vamos todos soñando una floresta
Aunque tengamos que pasar abrojos.

Adiós escuela, nido de ilusiones,


Nos vamos ya, mas nunca olvidaremos,
Lo mucho que te amamos y queremos
Porque nos diste mil aspiraciones.

En ti dejamos nuestras inquietudes,


También el alma henchida de esperanza,
Y tú, en cambio, nos diste las virtudes,
Del amor, del saber y la esperanza.

Mañana, cuando pasen muchos años,


Quizá volvamos otra vez a vernos,
Y entonces mirarás si los inviernos
En nuestra alma dejaron desengaños.

Adiós escuela, escucha nuestro canto,


Que brota triste de los corazones,
70
Adiós, adiós también a los salones
Que recogieron nuestra risa y llanto.

Un beso de fervor y pleitesía


Sobre su frente límpida dejamos,
Y en mil notas, fervientes, pregonamos,
Que seas por siempre eterna; ¡Escuela mía!

ADIOS A LA ESCUELA

Al terminar mis estudios primarios


Queda en mi alma, honda preocupación,
Porque abandono las aulas queridas,
Que me brindaron cariño y calor.

Hacia adelante, seguiré nuevas rutas,


Que me permitan formar mi porvenir;
Yo soy cual barca, que en celoso río,
Busca el remanso para navegar.

Adiós, Adiós, maestros muy queridos,


Vos sois baluarte de la educación;
Que seáis felices por toda la vida,
Aquí os dejo, mi eterna gratitud.

FIN DE CURSO

Resumimos con gusto placentero


El final de un período de labores
Y expresamos con amor sincero,
Dicha infinita y algunos sin sabores.

Disfrutarán felices vacaciones,


Allá donde sus padres y hermanos,
Gozarán de las bellas emociones,
En las canchas partidos o reuniones.

La soledad invadirá las aulas;


Faltará en ellas, sus voces y sonrisas,
El calor que todos le hemos dado,
La presencia y ternura de sus almas.

Más algunos, no volverán,


Esta generación que hoy despedimos;
Aquí quedarán recuerdos y alegrías,
Pues en este hogar, juntos convivimos.

71
Continuad estudiando sin medida:
Sed valientes, honrados y ambiciosos,
Para resolver los problemas de la vida;
Sed tenaces, intachables y estudiosos.

Proseguid sin desmayo el camino;


Que les permita, vivir con dignidad;
Con paso firme, hallarán su destino,
Con la frente en alto, ante la Sociedad

CREDO
Ricardo López Méndez.

México, creo en ti como en el vértice de un juramento,


Tú hueles a tragedia tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa,
es la envoltura de un dolor callado.
México, creo en ti sin que te represente en una forma,
porque te llevo dentro,
sin que sepa lo que tú eres en mí,
pero presiento que mucho te pareces a mi alma,
que sé que existe, pero no la veo.
México, creo en ti, en el vuelo sutil de tus canciones,
que nacen porque sí,
en la plegaria que yo aprendí para llamarte Patria,
algo que es mío en mí,
como tu sombra que se tiende con vida sobre el mapa.
México, creo en ti en forma tal que tienes de mi amada,
la promesa y el beso que son míos,
sin que sepa por qué se me entregaron,
no sé si por ser bueno o por ser malo,
o porque del perdón nazca el milagro.
México, creo en ti sin preocuparme el oro de tu entraña,
es bastante la vida de tu barro,
que refresca lo claro de las aguas,
en el jarro que llora por los poros,
la opresión de la carne de tu raza.
México, creo en ti porque creyendo te me vuelves ansia,
y castidad y celo y esperanza,
si yo conozco el cielo es por tu cielo,
si conozco el dolor es por tus lágrimas,
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.
México, creo en ti, en tus cosechas de milagrería,
que sólo son deseo en las palabras,
te contagias de auroras que te cantan,
72
y todo el bosque se te vuelve carne,
y todo el hombre se te vuelve selva.
México, creo en ti, porque nací de tí,
como la flama es compendio del fuego y de la brasa,
porque me puse a meditar que existes,
en el sueño y materia que me forman,
y en el delirio de escalar montañas.
México creo en ti, porque escribes tu nombre con la X,
que algo tiene de cruz y de calvario,
porque el águila brava de tu escudo,
se divierte jugando a los volados,
con la vida y a veces con la muerte.
México, creo en ti, como creo en los clavos que te sangran,
en las espinas que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura,
para que tomes en la forma humana,
hechuras de sirena en las espumas.
México creo en ti, porque si no creyera que eras mío,
el propio corazón me lo gritara,
y te arrebataría con mis brazos,
a todo intento de volverte ajeno,
sintiendo que a mí mismo me salvaba.
México creo en ti, porque eres el alto de mi marcha,
y el punto de partida de mi impulso,
mi credo ¡PATRIA!, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva,
y como el ancla.

“VIVA BALLEZA”
Francisco Chaparro Escalante

Marchemos unidos cantándole a Balleza


cantando y trabajando por algo mejor;
que en el futuro sea menos la pobreza,
y que los ballezanos fomentemos el amor.

Viva Balleza, viva Chihuahua,


vivan los hombres que saben trabajar
y que las nubes nos traigan pronto el agua
para ponernos con ganas a sembrar.

Unidos seremos fuertes


y seremos respetados;
formemos un solo frente
y trabajemos organizados.

73
Viva Balleza, viva Chihuahua,
vivan los hombres que saben trabajar
y que las nubes nos traigan pronto el agua
para ponernos con ganas a sembrar.

FELIZ CALANDRIA
(Acróstico)
Francisco Chaparro Escalante

Bajo las hojas de una enredadera


La joven calandria a su nido llegó,
Allá en el fondo de la pradera
Nuevos niditos pronto encontró;
Cuatro polluelos ya los tenía
Al poco tiempo llegaron otros dos.

El ave, dichosa se estremecía,


La protegía la mano de Dios.
Entre las aves de aquella pradera
Nunca el silencio se formalizó;
A todas horas y por donde quiera.

Con alegría un gorjeo se oyó,


Hubo momentos maravillosos
Alegres y dulces cantos de amor;
Viendo a mil seres tan venturosos,
Es venturoso el observador
Zarzas, nopales, cardos y abrojos.

Han inspirado cierto temor.


En los amores, los labios rojos
Recrean la vista vierten fulgor;
Recordar quiero, que aquel nido
En estos días luce mejor;
Regocijado, quien lo ha construido
Ahora se siente el vencedor.

74
BREVE ENSAYO
(Acróstico)
Francisco Chaparro Escalante

Feliz aquél que sigue la luz de la esperanza


Regando su camino con gotas de sudor;
Aquél que no se aflige si pierde la confianza,
Ni tiene por espinas las penas de amor.
Cuando los horizontes se llenan de neblina,
Insiste y sin desmayo fomenta la bondad;
Si sufres un fracaso, levántate y camina
Con todo entusiasmo, firmeza y dignidad;
Oirás estas palabras: ¡apártate del vicio!

Cualquiera que las diga, lo hace por tu bien;


Han dicho que las copas nos llevan al suplicio,
A veces me pregunto: ¿lo escuché de quién?
Pasamos por el mundo cayendo y levantando,
Acaso recordando la historia de un amor;
Reveces de fortuna vivimos desafiando
Rogándole a la suerte nos dé algo mejor,
Olas embravecidas llegan a la playa.

En breve se deshacen sobre el arenal;


Se aplaca el iracundo cuando el prudente calla,
Con tiento se entorpecen los proyectos del mal;
Allá, en el espacio, se miran las estrellas,
Luceros refulgentes, el sol alumbrador;
Acá, en los bosques, las avecillas bellas,
Nidos entretejidos con todo el amor;
También sobre la tierra dejamos nuestras huellas,
Es todo lo que entiende un pobre trovador.

EL BRINDIS DEL BOHEMIO


Guillermo Aguirre y Fierro

En torno de una mesa de cantina,


una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban


y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

75
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,


inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,


aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas


hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,


aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...

Una voz varonil dijo de pronto:


—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza


que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
76
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia


puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado


esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...

—Bebo y brindo, clamó el interpelado;


brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...

Brindo por el ayer que en la amargura


que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente


brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas


Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,


porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
77
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,


de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,


por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.


El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa


Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:

—Brindo por la mujer, mas no por ésa


en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,


siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño


78
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana


que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,


por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,


que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora


y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento


profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.
LA AGONIA DEL BARDO
Julio Sesto

¡Qué duro, qué amargo recuerdo


quedome de aquella desgracia...

79
si a solas en ella medito,
aún suelen saltarme las lágrimas!

...Dejé mi chambergo en la percha;


crucé sigiloso la sala;
(hallando la casa en silencio,
me dio una corazonada...)
Alzando la verde cortina,
miré receloso a la estancia
en donde tranquilo, sonriente,
mi amigo el poeta, expiraba.
¡Qué cuadro! La mesa de noche,
en donde hacía guiños la lámpara,
cubierta de drogas acerbas
que no le sirvieron de nada;
con heces de medicamentos,
pocillos, goteros, cucharas,
cucharas que vi que aún tenían
la huella del labio marcada,
de un labio tedioso, pasivo,
que el líquido aquel desdeñara,
de un labio que, ya medio muerto,
sintiendo las drogas amargas,
por ser obediente, sorbía,
por falta de fe, no apretaba,
dejando su hastío en las heces
de aquellas vasijas untadas.
La pobre mujer de mi amigo,
al lado del lecho, espantaba;
los niños también allí junto,
haciendo la escena más agria:
la niña, de tres primaveras,
absorta a los pies de la cama,
asiendo a la madre el vestido
y viéndola fijo a la cara,
y el niño más pequeñuelo, divino,
e irónico ser que no andaba,
cruzando la alfombra, sonriendo,
¡y echando carreras a gatas!

Yo estaba perplejo en la puerta


80
de aquella tristísima estancia;
no pude, no pude moverme,
¡aquello partíame el alma!
De pronto la faz del enfermo
se puso ojerosa y opaca,
la pobre mujer lanzó un grito:
¡Hijitos, papá se nos marcha!...
Y nada los niños dijeron,
¡decir qué podrían sus ansias
si aún la mayor no entendía
y aún el pequeño no hablaba!
Mas, viendo los dos al enfermo,
en sus inocentes miradas,
qué bien comprendí qué decían
ingenuos: ¡Papá... no te vayas!
Yo quise auxiliarlos entonces
mas vi que mi amigo, con calma,
después de moverse, esforzado,
y como si reaccionara,
tomando la mano a la esposa,
le dijo a intervalos:

Amada:

La muerte se acerca... no temas,


no llores, enjuga tus lágrimas,
la muerte de ti tuvo celos,
y viene a pedir que compartas
con ella mi ser, que era tuyo,
mis penas, mis dichas, mis ansias.
La muerte también es mujer:
no riñas con ella, me ama,
verdad que se lleva mi cuerpo
mas queda contigo mi alma,
la muerte va a ser... mi querida,
mas tú sigues siendo la casta
Señora que manda en mi espíritu,
de todo mi amor Soberana.

Yo siento dejarte tan bella,


y siento dejarte enlutada,
81
y siento dejarte a los hombres
vulgares expuesta mañana,
que van a prender en tu veste
de luto, pasando sus garras...
¡Vampiros de espíritus tristes,
vampiros de carne enlutada!
¡Ah... son las viudas hermosas
manjar con que muchos se sacian;
no sé cómo así la engullen,
no sé... cuando saben a lágrimas...!

¡Cuán vas a extrañar mis caricias;


mis rimas, cuán vas a extrañarlas,
y cuando por mi te pregunten
los niños pasado mañana
¡oh angustia! qué vas a decirles,
qué vas a decirles, cuitada!

¡Los niños!... Acércalos llámalos,


que quiero llevarme grabadas,
a flor de mis frías pupilas
tu cara amorosa y sus caras;
serán en mi tumba dos dijes
mis ojos cerrados, amada!

La pobre mujer aún tenía


oyéndolo hablar, esperanza
mas viendo ponerse por grados
aquellas mejillas más pálidas,
y viendo que aquellas pupilas
tornábanse tristes y vagas,
alzando los ojos al cielo
en son de reproche y plegaria,
¡Dios mío!...-clamó ¿por qué injusto
te llevas el pan de esta casa?
Y el cielo, por toda respuesta,
al bardo inspiró que gritara,
con voz de una angustia infinita,
con voz que los huesos helaba:
¡Qué abismo... me hundo... me hundo,
tus brazos... tus brazos... amada!
82
Tomolo aquel ángel en brazos;
logró también él abrazarla;
vibraron los nervios de bronce
del lecho vibró el que expiraba:
tomó ella en un beso el aliento
postrero que el bardo exhalara;
quedáronse así un instante
la muerte y la vida enlazadas...
y entonces creí que se oía,
moviendo la oscura ventana,
y como rozando los vidrios,
un suave ruido de alas,
tal cual si pasase por ellos,
en vuelo magnífico, un alma...

¡Oh, cuando yo quise prestarle


socorro a la esposa, se hallaba
opresa en los brazos del muerto,
tal cual si quisiera llevársela!
¡Qué esfuerzo inaudito hice entonces
y cómo he podido arrancarla
al fin de los rígidos brazos
llorosa sin fuerzas y flácida!
Y cuando después de mi esfuerzo
volví hacia el muerto la cara,
lo vi con los brazos en círculo,
cual si me pidiese abrazarla,
y como diciéndome, mudo,
con una sonrisa macabra:
!Si es mía... ¿por qué te la llevas...?
Si es mía por qué me la arrancas...!

La noche llegó a los cristales


muy negra, muy triste, enlutada,
y como una madre amorosa,
fue ella quien trajo a la cámara
el cirio más grande: la luna
un cirio de luces muy blancas.
En tanto, lloraban los niños;
los perros, en torno, aullaban;
la triste mujer, en mis brazos,
83
lanzaba suspiros con ansias;
el muerto, los brazos en círculo,
sonriendo, la esposa esperaba...
¡Señor! ¿Por qué el muerto reía
en tanto los vivos lloraban?

¡Qué duro, qué amargo recuerdo


quedome de aquella desgracia:
si a solas en ella medito,
aún suelen saltarme las lágrimas!

LAS ABANDONADAS
Julio Sesto

¡Como me dan pena las abandonadas,


que amaron creyendo ser también amadas,
y van por la vida llorando un cariño,
recordando un hombre y arrastrando un niño!...

¡Como hay quien derribe del árbol la hoja


y al verla en el suelo ya no la recoja,
y hay quien a pedradas tire el fruto verde
y lo eche rodando después que lo muerde!

¡Las abandonadas son fruta caída


del árbol frondoso y alto de la vida;
son, mas que caída, fruta derribada
por un beso artero como una pedrada!

Por las calles ruedan esas tristes frutas


como maceradas manzanas enjutas,
y en sus pobres cuerpos antaño turgentes,
llevan la indeleble marca de unos dientes....

Tienen dos caminos que escoger: el quicio


de una puerta honrada o el harem del vicio;
¡ y en medio de tantos, de tantos, de tantos rigores,
aun hay quien a hablarles se atreve de amores!

Aquellos magnates que ampararlas pueden,


mas las precipitan para que más rueden,
84
¡ y hasta hay quien se vuelva su postrer verdugo
queriendo exprimirlas si aun les queda jugo!

Las abandonadas son como el bagazo


que alambica el beso y exprime el abrazo;
si aun les queda zumo, lo chupa el dolor;
¡son triste bagazo, bagazo de amor!

Cuando las encuentro me llenan de angustias


sus senos marchitos y sus caras mustias,
y pienso que arrastra su arrepentimiento
un niño que es hijo del remordimiento...

¡El remordimiento lo arrastra algún hombre oculto,


que al niño niega techo y nombre!
Al ver esos niños de blondos cabellos
yo quisiera amarlos y ser padre de ellos.

Las abandonadas me dan estas penas,


por que casi todas son mujeres buenas;
son manzanas secas, son fruta caída
del árbol frondoso y alto de la vida.

No hay quien las ampare, no hay quien las recoja


mas que el mismo viento que arrastra la hoja...
¡Marchan con los ojos fijos en el suelo,
cansadas en vano, de mirar al cielo!

De sus hondas cuitas, ni el señor se apiada,


porque de estas cosas...¡ dios no sabe nada!
y así van las pobres, llorando un cariño,
recordando un hombre y arrastrando un niño.

ENCUENTRO
Julio Sesto

Hola…
Por fin te encuentro en mi camino.
Ha mucho tiempo ya que te buscaba.
¡Que has hecho de mi vida y de la tuya?

85
¡Respóndeme malvada¡

¿Por qué dejaste abandonado el nido


cuando mas tu calor necesitaba?

Como escapaste aquella noche fría,


en que espere con ansia a que volvieras
antes de extinguirse
el calor de tu cuerpo entre las sabanas…

Aquella noche que empezó con duda


y termino con rabia.
¡Alza la vista¡ ¡veme fijamente¡
¡Mírame cara a cara¡

Ya la niña murió, murió en mis brazos,


y al morir te llamaba…

¡No vayas, indiscreta, a preguntarme


en donde esta enterrada¡
Tiene una tumba entre otros niños muertos,
con una cruz muy blanca..

Que no se te vaya a ocurrir llevarle flores.


¡Que nunca se te ocurra profanarla¡
Pudiera suceder si tal tú hicieras
que se abriera la tierra y te tragara.

¡Ah¡ que castigo por muy cruel que fuese


podría borrar tu falta.
No encuentro uno lo bastante cruel,
no encuentro uno que me satisfaga.

Seria preciso…que yo fuera…lumbre,


que pudiera envolverte en una llama
y que fueras ardiendo por el mundo
como una antorcha humana.

Seria preciso que yo fuera nube


que te llevara a una región muy alta,
y al dejarte caer desde la altura
86
que en un montón de espinas te clavaras.

Yo quisiera ser ave de rapiña,


buitre, cóndor o águila,
y sacarte los ojos con el pico
y el corazón sacarte con las garras.

Seria preciso que yo fuera rió,


que en mi profundo cauce te ahogaras,
que tu cadáver en vaivén macabro
en mis hondas flotara,
y que fuera azotándolo mi furia
de cascada en cascada,
hasta arrojarlo sobre alguna orilla
en donde algún chacal te devorara.

POST UMBRA
Juan de Dios Pesa

Con letras ya borradas por los años,


en un papel que el tiempo ha carcomido,
símbolo de pasados desengaños,
guardo una carta que selló el olvido.

La escribió una mujer joven y bella.


¿Descubriré su nombre? ¡no!, ¡no quiero!
pues siempre he sido, por mi buena estrella,
para todas las damas, caballero.

¿Qué ser alguna vez no esperó en vano


algo que si se frustra, mortifica?
Misterios que al papel lleva la mano,
el tiempo los descubre y los publica.

Aquellos que juzgáronme felice,


en amores, que halagan mi amor propio,
aprendan de memoria lo que dice
la triste historia que a la letra copio:

«Dicen que las mujeres sólo lloran


cuando quieren fingir hondos pesares;
87
los que tan falsa máxima atesoran,
muy torpes deben ser, o muy vulgares.

»Si cayera mi llanto hasta las hojas


donde temblando está la mano mía,
para poder decirte mis congojas
con lágrimas mi carta escribiría.

»Mas si el llanto es tan claro que no pinta,


y hay que usar de otra tinta más obscura,
la negra escogeré, porque es la tinta
donde más se refleja mi amargura.

»Aunque no soy para sonar esquiva,


sé que para soñar nací despierta.
Me he sentido morir y aún estoy viva;
tengo ansias de vivir y ya estoy muerta.

»Me acosan de dolor fieros vestigios,


¡qué amargas son las lágrimas primeras!
Pesan sobre mi vida veinte siglos,
y apenas cumplo veinte primaveras.

»En esta horrible lucha en que batallo,


aun cuando débil, tu consuelo imploro,
quiero decir que lloro y me lo callo,
y más risueña estoy cuanto más lloro.

»¿Por qué te conocí? Cuando temblando


de pasión, sólo entonces no mentida,
me llegaste a decir: "te estoy amando
con un amor que es vida de mi vida".

»¿Qué te respondí yo? Bajé la frente,


triste y convulsa te estreché la mano,
porque un amor que nace tan vehemente
es natural que muera muy temprano.

»Tus versos para mí conmovedores,


los juzgué flores puras y divinas,
olvidando, insensata, que las flores
88
todo lo pierden menos las espinas.

»Yo, que como mujer, soy vanidosa,


me vi feliz creyéndome adorada,
sin ver que la ilusión es una rosa,
que vive solamente una alborada.

»¡Cuántos de los crepúsculos que admiras


pasamos entre dulces vaguedades;
las verdades juzgándolas mentiras
las mentiras creyéndolas verdades!

»Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,


me imaginaba estar dentro de un cielo,
y al contemplar mis ojos y mi boca,
tu misma sombra me causaba celo.

»Al verme embelesada, al escucharte,


clamaste, aprovechando mi embeleso:
"déjame arrodillar para adorarte";
y al verte de rodillas te di un beso.

»Te besé con arrojo, no se asombre


un alma escrupulosa y timorata;
la insensatez no es culpa. Besé a un hombre
porque toda pasión es insensata.

»Debo aquí confesar que un beso ardiente,


aunque robe la dicha y el sosiego,
es el placer más grande que se siente
cuando se tiene un corazón de fuego.

»Cuando toqué tus labios fue preciso


soñar que aquél placer se hiciera eterno.
Mujeres: es el beso un paraíso
por donde entramos muchas al infierno.

»Después de aquella vez, en otras muchas,


apasionado tú, yo enternecida,
quedaste vencedor en esas luchas
tan dulces en la aurora de la vida.
89
»¡Cuántas promesas, cuántos devaneos!
el grande amor con el desdén se paga:
Toda llama que avivan los deseos
pronto encuentra la nieve que la apaga.

»Te quisiera culpar y no me atrevo,


es, después de gozar, justo el hastío;
yo que soy un cadáver que me muevo,
del amor de mi madre desconfío.

»Me engañaste y no te hago ni un reproche,


era tu voluntad y fue mi anhelo;
reza, dice mi madre, en cada noche;
y tengo miedo de invocar al cielo.

»Pronto voy a morir; esa es mi suerte;


¿quién se opone a las leyes del destino?
Aunque es camino oscuro el de la muerte,
¿quién no llega a cruzar ese camino?

»En él te encontraré; todo derrumba


el tiempo, y tú caerás bajo su peso;
tengo que devolverte en ultratumba
todo el mal que me diste con un beso.

»Mostrar a Dios podremos nuestra historia


en aquella región quizá sombría.
¿Mañana he de vivir en tu memoria...?
Adiós... adiós... hasta el terrible día».

Leí estas líneas y en eterna ausencia


esa cita fatal vivo esperando...
Y sintiendo la noche en mi conciencia,
guardé la carta y me quedé llorando.

EL BILLETE

Una viejecita de alba cabellera, de mirar inquieto,


ansia que sus ojos ocultar no pueden,
camina despacio por frente a la verja de una casa rica;

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cerca de la puerta, bronceada una placa,
de su dueño anuncia la encumbrada talla.
Los ancianos dedos nerviosos oprimen el timbre de acero,
asoma una criada -¡No está el amo en casa!- uraña le dice
cerrando de nuevo y con visible gana la lujosa puerta de la gran morada.
Entre los arriates, sobre un banco, triste, la ancianita espera.
De sus ojos caen, por el césped ruedan luminosas gotas
que el sol mañanero de iris colorea. Una brisa tenue de aromado vuelo agita las
hebras con la sabia muerta de su blanco pelo,
al pasar le deja tropel de recuerdos que estremecen todo su pequeño cuerpo.
De pronto, en la calle, se cimbra un carruaje
viene un caballero de orgullosa estampa, continente altivo,
en sus manos lleva con cintas y flores paquetes de varios estilos y formas,
a su vera corre con saltos alegres, un locuaz chiquillo de amplios ojos verdes.
¡Abuelita!- exclama, ¿por qué no has venido desde aquella tarde en que me
contabas la historia del niño que nació muy pobre? Y se hecha en los brazos que
tiernos le invitan, y besa la frente que surcaron crueles las luchas y el tiempo.
Pero el caballero, con augusto genio, a la anciana increpa de brusca manera
-¿ No te he dicho madre, que nunca me esperes en lugar visible? ¡Qué dira la
gente que al pasar te vea, pensarán mil cosas que no me convienen! Es mejor que
vengas cuando ya esté en casa y llames discreta por aquella puerta que es la de
los criados, así no te expongas a que mi consorte que es tan delicada, si tiene un
disgusto te lo heche en cara.
-Si solo he venido, contesta la anciana- a ver como estaban, hace muchos días
que no tengo noticias de tí y de mí nitecito que tanto me extraña, ya me retiraba.
-Puedes ir tranquila de nosotros madre, no nos pasa nada que tu remediraras, y
cuídate mucho, no sea que un día de estos vayas a enfermar, y no andes
contando esa mala historia que al niño le dices a modo de fábula.
Por ser diez de mayo, toma este billete, y dispensa mucho que esta vez siquiera
no pueda invitarte a estar con nosotros el día de las madres, pues tenemos fiesta,
y como tu sabes que mis invitados son gente de rango, no estarías contenta ni
alternar podrías con ellos un tanto.
-Creemelo hijito, que ni me acordaba que hoy es diez de mayo, en este momento
me paso de largo, que tengas muy linda tu fiesta de madres.
Y salió a la calle con pasitos leves, llevando en las manos sin parar ni mientes, ¡el
billete! precio de una ausencia fuerte.
Del viento una ráfaga envolvióla toda, huyeron las lágrimas por los arroyuelos de
su cara pálida, el viento, vengando la injuria tremenda que un hijo cobarde con
regalo infame clavara en el alma de una santa madre, de sus graves manos
arrancó el billete sin que la ancianita ni cuenta se diera, remontólo presto por las

91
azoteas, lo llevó a lo alto describiendo al paso caprichosos giros, lo tiró a lo lejos
como vil ofensa y a la madre tierna susurró al oído: TU, BENDITA SEAS.

QUE ME PERDONE LA CIENCIA


Claudio Martínez Payma

Estoy solito en mi rancho,


he quedado solo en la casa
y ladran los perros afuera
como si vieran fantasmas.
Alones de pájaros negros
me ponen luto en las mangas
y es tan grande el sufrimiento
que voy llevando en el alma
que no lo explican las cosas
ni lo dicen las palabras.
Ocho años, acho años
tenía el pobre hijito de mi alma
que despertó una mañana
con los ojitos encendidos
y el cuerpecito echando llamas.
Me muero, mamás, decía
me muero tata gritaba
tengo una sed de martirio
y un fuego que me abrasa.
Besé al cachorro en la frente
y a la madre en la mirada
y volé, volé en mi caballo
al pueblo.
Siete leguas, siete leguas
de distancia
y el grito de mi hijo adentro
¡agua mamá! ¡agua tata!
Le expliqué al doctor el caso,
se acomodó en su butaca,
me miró de arriba abajo
y me dijo:
Lo siento mucho,
pero la senda que va a tu rancho
es muy mala
y me va a estropear el auto.
Ahí, ahí yo comprendí entonces
que la ciencia no es tan ciencia,
porque no se tiene conciencia,
porque por esos caminos
donde muchos médicos no andan
corre a galope la muerte,
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va y viene la desgracia.
Encargó que le comprara
al pasar por la botica
un frasco de limonada
y que trajese al enfermo
cuando la fiebre pasara.
Y yo, yo regresé a mi rancho
como todo padre regresaría
en iguales circunstancias,
con el corazón en los labios
y la tristeza en el alma.
Y el médico no venía,
y el médico no venía
y no era por la senda que iba a mi rancho, ¡no!
sino porque yo no tenía
con qué pagarle a la ciencia.
La fiebre duró poquito,
se le cortó una mañana
entre cantos de zorzales
y el suave aclarar del alba.
La madre abrazaba al hijo,
¡mi hijo con la frente helada!
y yo sin voz,
ahí parado junto a su cama,
poco después de enterrarlo
se fue turbando mi Juana,
se la pasaba todo el día llorando.
Con las manos sobre el pecho,
lo mismo si arrullara un niño
recién nacido,
así, así se me fue la pobre,
así, así la guarda la tierra
con las manos sobre el pecho
acunando su desgracia.
Y ahora sí estoy solito en mi rancho,
he quedado solito en la casa
y ladran los perros afuera
como si vieran fantasmas
y alumbran en mis pensamientos
candiles de luces malas.
Afilo en la medianoche
mi cuchillo cabo de plata,
la única plata del pobre
que nunca sirve pa’ nada
y medito mi venganza.
Por eso le grito al mundo
¡Que me perdone la ciencia!
93
No me culpen si mañana
dicen que soy un bandido
o un mal hombre sin entrañas.
Nací buey y me hacen puma,
fui cordero y me ponen garras.
Dios todopoderoso
has que despierte el alba
y arráncame de mi pecho
ese grito, ese grito,
ese grito que me mata:
¡Agua mamá, agua tata!

COMO DÍOS MANDA


Autor anónimo.

Yo me casé por la iglesia,


me casé como Dios manda:
un ramito de azahar
mustio sobre la solapa
santiguando los pecados
de un hombre que apunta canas.

Ella vestida de blanco


¡pureza certificada!
Una alfombra hasta la puerta,
órgano, misa, campanas,
y un anillo de oro
con una fecha grabada.

Pero fue lo que Dios quiso


por esa cosas que pasan
entre hombres y mujeres
que nadie puede explicarlas.

Ella torció su camino


de la noche a la mañana...
no sé si fueron razones
o fue un cariño que abraza;
pero a nadie...a nadie deseo
ese tormento que mata.

La duda entre ceja y ceja

94
como un cuchillo clavada,
viendo irse de las manos
algo que se nos escapa.

Nunca le hice reproche


ni le dije una palabra,
pero yo lo presentía,
que el corazón nunca engaña;
y un día.....nos separamos
y aquí la historia se acaba.

Y más solo que la una


me quedé solo en mi casa
con un silencio de muerte
y las puertas empestilladas.

Lo que pasé, Dios lo sabe,


hay penas que nunca se acaban.

Un día encontré a la otra....


¡La otra!... esa palabra
que sin tener filo muerde
y sin ser cuchillo mata.

La otra.....una mujer de la calle


con un corazón de oro
y una vergüenza en la cara....

Un cariño recio y hondo


fuerte como una muralla
trabajadora y sencilla,
alegre, risueña, casta;
leona pa´ defenderme
y una hormiga pa´ la casa.

¡Y a esa le llaman la otra!


como una espina que daña...
¡y es la que sufre conmigo
y es la que seca mis lágrimas
y se funde en mi alegría
igual que el oro en la fragua!
95
¡Sí...yo me casé por la Iglesia
me casé como Dios manda...!
Ella vestida de blanco...
"pureza certificada..."

La otra...ni se ha vestido de blanco


ni le han tocado campanas
ni le han prendido azahares
que a ella no le hacen falta
para ser pura y sencilla
como una fuente sellada...

Y aunque la llamen "la otra"


yo sé que es la mía ¡y basta!
Pero que nadie la toque,
nadie diga una palabra
que pueda ofender su nombre;
que nadie intente humillarla,
que me juego de hombre a hombre
y me mato cara a cara
con quien sea y donde sea.

Que si no tiene un anillo


con una fecha grabada,
yo le he regalado uno
con besos limpios, sin mancha,
y la he vestido de novia
con rayos de luna blanca...

Y aunque no es mi SEÑORA
ni le han tocado campanas
ni le han prendido azahares
Me quiere......¡como Dios manda!

POR QUE ME QUITE DEL VICIO


Carlos Rivas Larrauri

No es por hacerles desaigre...


Es que ya no soy del vicio...
Astedes me lo perdonen,

96
pero es que hace más de cinco
años que no tomo copas,
onque ande con los amigos...
¿Que si no me cuadran?...¡Harto!
Pa' qué he di hacerme el santito;
si he sido rete borracho...
¡Como pocos lo haigan sido!
Perora sí ya no tomo,
¡manque me lleven lo pingos!

Dende antes que me casara


encomencé con el vicio,
y luego ya de casado,
también le tupí macizo...
¡Pobrecita de mi vieja!
¡Sempre tan guena conmigo...!
¡Por más que l'ice sufrir
nunca me perdió el cariño!
Era una santa la pobre
y yo con ella un endino.
Nomás porque no sofriera
llegué a quitarme del vicio,
pero poco duró el gusto...
la de malas se nos vino
y una noche redepente,
quedó com'un pajarito...
Dicen que jué el corazón...
¡Yo no sé lo que haiga sido!,
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el qu'hizo que nos dejara
solitos a mí y a m'hijo,
un chilpayate de ocho años
que quedaba guerfanito
a l'edá en que hace más falta
¡la madre con su cariño!

Me sentí desesperado
de verme solo con m'hijo...
¡Pobrecita criatura!
¡Mal cuidado, mal vestido!
sempre solo... ricordando
al ángel que 'bía perdido...
Antonces pa' no pensar
golgí a darle al vicio
porque poniéndome chuco
me jallaba más tranquilo,
97
y cuando ya estaba briago
y casi juera de juicio
¡parece que mi dejunta
'taba allí junto conmigo!

Al salir del trabajo,


m'iba yo con los amigos.
Y aluego ya a medios chiles
mercaba yo harto refino,
y regresaba a mi casa
'onde mi aguardaba m'hijo.
Y allí...¡duro!, trago y trago
hasta ponerme bien pítimo...
¡Y aistaba la tarugada!
Ya indiantes les he dicho
luegito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo a contestar con ella
como si juera dialtiro,
cierto lo questaba viendo,
y en tan mientras que m'hijo
si abrazaba a mí asustado
diciéndome el pobre niño:
¿'Onde está mi mamacita?...
Dime 'onde está papacito...
¿Es verdá que ti está hablando?
¿Cómo yo no la deviso?...
"Pos qué no la ve, tarugo...
¡Vaya que li haga cariños!"
Y el pobrecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quien tanto quiso.

Una nochi, al rigresar


d'estarle dando al oficio,
llego y al abrir la puerta
¡Ay Jesús lo que deviso!
Hecho bolas sobre el suelo
'taba tirado m'hijo
risa y risa como un loco,
y pegando chicos gritos...
"¿Qué ti pasa?...¿Qué sucede?...
¿Te has guelto loco dialtiro?"...
Pero entonces, en la mesa
98
vide el frasco del refino
que yo 'bía dejado lleno,
enteramente vacío...
luego, luego me dí cuenta
y me puse retemuino;
¡Qui has hecho, izcuintle malvado!
¡Ya bebites el refino!...
¡Pa' qui aprendas a ser gueno
voy a romperte el hocico!...
Y aluego con harto susto...
que l'hizo volver al juicio,
y con una voz de angustia
que no he de olvidar, me dijo:
"No me pegues papacito,
jué por ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jué pa' que ella me besara
y m'hiciera hartos cariños!...
Desde entonces ya no tomo,
onque ande con los amigos
No es por hacerles desaigre,
es que ya no soy del vicio...
Y cuando quiero rajarme
porque sento el gusanito
de tomarme una copa,
nomás mi acuerdo de m'hijo
y entonces si, ¡ ya no tomo
manque me lleven los pingos!...

DESAFIO POSTRERO
Ismael de la Serna

Y qué, ya ves que ni moverme puedo


y aun quiero desafiar tu orgullo vano,
a mí no logras infundirme miedo
con tus iras
imbéciles ¡tirano!

Soy joven, fuerte soy, soy inocente


y ni el suplicio de la muerte esquivo;
me ha dado Dios un alma independiente,
pecho viril y pensamiento altivo.

Que tiemblen ante ti los que han nacido


para vivir de infamia y servidumbre;
los que nunca en su espíritu han sentido
ningún rayo de luz que los alumbre.
99
Los que al infame yugo acostumbrados
cobardemente tu piedad imploran,
los que no temen verse deshonrados
porque hasta el nombre
del honor ignoran.

Yo llevo en mi espíritu encendida


la hermosa luz del entusiasmo ardiente;
yo amo la libertad más que a la vida,
yo no nací para inclinar la frente.

Por eso estoy aquí do altivo y fuerte


tu fallo espero con serena calma,
porque si puedes decretar mi muerte
nunca podrás envilecerme el alma.

Hiere, yo tengo en mi prisión impía


la honradez de mi nombre por consuelo,
¡qué me importa no ver la luz del día
si tengo en mi conciencia
la del cielo!

¡Qué me importa que entre muros y cerrojos


de la luz del sol la libertad me vedes,
si ven celeste claridad mis ojos,
y hay algo en mí que encadenar no puedes!

Sí, hay en mí más fuerte que tu yugo


algo que sabe despreciar tus iras,
y que no puede sujetar, verdugo,
el terror que a los débiles inspiras.

Hiere, bajo tu látigo implacable


débil sucumbo ante el dolor impío,
podrás flaquear el cuerpo miserable
¡pero jamás el pensamiento
mío!...

Más fuerte se alzará, más arrogante,


víctima del placer, señor de un día,
si todos ante ti doblegan la frente
yo siento orgullo en levantar la mía.

Y te apellidas liberal ¡bandido!,


¡tú que a las fieras en furor igualas,
tú que a la juventud has corrompido,
con tu aliento de víbora que exhalas!
100
¡Tú que llevas veneno a las entrañas
del hombre del hogar, del hombre honrado!
¡tú, asesino y ladrón, tú que mil veces
has merecido la horca por
malvado!

¿Tú liberal? … Mañana que a tu oído


con imponente furia acusadora
llegue la voz del pueblo escarnecido
tronando en tu conciencia pecadora.

Mañana que a la patria se presente


a reclamar sus muertas libertades
y que la fama pregonera cuente
al asombrado mundo tus maldades.

Al tiempo que maldiga tu memoria


el mismo pueblo que hoy tus plantas lame;
el dedo inexorable de la historia
te marcará como Nerón… ¡infame!

Entonces de estos antros tenebrosos


donde el honor y la inocencia gimen,
donde velan siniestros y ostentosos
los inícuos esbirros de tu crimen.

De estos antros sin luz, estremecidos


por tantos ayes de
amargura y duelo,
donde se oye entre llantos y gemidos
el trueno de la cólera del cielo.

Con aterrante voz y prolongada


se estremecerá tu infernal caverna,
se alzará cada víctima inmolada
para lanzarte maldición eterna.

En tanto, hiere, déspota… arrebata


la honra, la fe, la libertad, la vida;
tu misión es matar … sáciate … mata,
mata y báñate en sangre… ¡fratricida!

Mata Caín… la sangre que derrames


entre gemidos de dolor
prolijos,
irá a manchar, infame de entre infames,
irá a manchar la frente de tus hijos.
101
Aquí tienes también la sangre mía,
sangre es de corazón joven y bravo;
no quiero tu perdón, me infamaría,
mártir prefiero ser, a ser esclavo.

Hiéreme a mí, que te aborrezco, impío,


a ti que con crueldades inhumanas,
mandaste asesinar al padre mío
sin respetar sus años ni sus canas.

Quiero que veas que tu furia arrostro


yo sin temblar, que agonizar me
veas
para lanzarte mi saliva al rostro
y decirte al morir: ¡Maldito seas!

PISTACHO EL PERRO VERDE


(Carmen Gil)

Tuvo la perra Marcela


-puede que alguien lo recuerde-
tres cachorritos canela,
cuatro grises y uno verde.

“¡Qué disgusto y qué sofoco!;


¡Vaya perro tan extraño!
Y si lo lamiera un poco...
Y si le diera un buen baño...”

Lo echó de cabeza al río,


lo sumergió unos instantes:
salió morado de frío,
pero más verde que antes.

Y Marcela lo lamía
entre lamento y lamento,
pero el perrito seguía
tan verde como un pimiento.

“A este chucho mamarracho,


con un color tan feúcho,
le voy a llamar Pistacho
y lo voy a querer mucho”.

A Pistacho, desde chico,


le gustaba coger flores
y pintar con el hocico
102
mariposas de colores.

Ver las hojas en otoño,


sentarse a mirar la luna
en la rama de un madroño
con una gata moruna...

En aquel barrio apartado,


entre burla y cotilleo,
los perros daban de lado
a un chucho tan raro y feo.

Marcela, siempre pendiente,


sufría cada vez más:
“¡Ojalá fuese corriente
como todos los demás!”

Pistacho, al verla llorar,


tomó una gran decisión:
dejar de ser singular,
ser un perro del montón.

Se tiñó de gris el pelo.


Se pasó días enteros
persiguiendo con su abuelo
a los gatos callejeros.

Imitando sin parar


a los perros que veía
consiguió ser popular,
pero perdió la alegría.

Y así se hubiera tirado


toda su vida perruna
si no se hubiera mojado
con una lluvia oportuna.

No era una lluvia cualquiera,


era un regalo del cielo
que llegaba en primavera
a volverle verde el pelo.

Otra vez de su color,


empapado y hecho un lío,
fue a ver si entraba en calor
tomando el sol en el río.

103
Y vio de pronto algo extraño:
un animal sorprendente
se daba en el río un baño
mirándolo fijamente.

“¡Qué perro tan fascinante!,


¡qué color tan especial!,
¡qué aspecto tan elegante!,
¡qué can tan original!

¡Pero si ese rabo es mío!;


lo que veo es mi reflejo
que me lo devuelve el río
como si fuera un espejo.

Pues me gusto como soy,


verde, alegre y vivaracho;
así que a partir de hoy
voy a ser siempre Pistacho.”

Aquella hermosa mañana


regresó a su casa el perro
verde como una manzana
y gritando desde el cerro:

“Yo soy verde, sí, señores,


y me gusta dibujar
mariposas de colores
y ver las hojas volar”.

Y ahí va un consejo perruno:


“No hay que ser perro normal:
cada uno es cada uno
y cada quien, cada cual”.

LOS MOTIVOS DEL LOBO


Autor: Rubén Darío

El varón que tiene corazón de lis,


Alma de querube, lengua celestial,
El mínimo y dulce Francisco de Asís,
Está con un rudo y torvo animal,
Bestia temerosa, de sangre y de robo,
Las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo.
Rabioso ha asolado los alrededores,
cruel ha deshecho todos los rebaños;
104
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió: al lobo buscó en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: -”¡Paz, hermano
lobo!” El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas
y dijo: -”¡Está bien, hermano Francisco!”
-”¡Como! -exclamó el santo-. ¿Es ley que tu vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor?
¿No han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te han infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?”
Y el gran lobo, humilde: -”¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer, y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar”.
Francisco responde: -”En el hombre existe mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
105
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!”
-”Está bien, hermano Francisco de Asís”.
-”Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata”.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto lo seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó a la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: -”He aqui una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo
me juró no ser ya nuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios”. -”¡Así sea!”-,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, torno a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
106
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mis querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
-”En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote” -dijo- “¡oh, lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho”.
Como en sora lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
-”Hermano Francisco, no te acerques mucho
Yo estaba tranquilo allá en el convento,
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas, empecé a ver que en todas las casas
estaban la envidia, la saña, la ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos se hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos,
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como una agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad”.
107
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con un profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: “Padre nuestro, que estás en los cielos…

SOLO TENGO 17 AÑOS

El día de mi muerte fue tan común como cualquier otro día de mis estudios
escolares. Hubiera sido mejor que me hubiera regresado como siempre en el
autobús, pero me molestaba el tiempo que tardaba en llegar a casa.
Recuerdo la mentira que le conté a mamá para que me prestara su automóvil;
entre los muchos ruegos y súplicas, dije que todas mis amigas manejaban y que
consideraría como un favor especial si me lo prestaba.
Cuando sonó la campana de las 2:30 de la tarde para salir de clases, tiré los libros
al pupitre porque estaría libre hasta el otro día a las 8:40 de la mañana.Corrí
eufórica al estacionamiento a recoger el auto, pensando sólo en que iba a manejar
a mi libre antojo.
¿Cómo sucedió el accidente?, eso no importa.
Iba corriendo con exceso de velocidad me sentía libre y gozosa disfrutando del
correr del auto.
Lo último que recuerdo es que rebasé a una anciana, pues me desesperó su
forma tan lenta de manejar.
Oí el ensordecedor ruido del choque y sentí un tremendo sacudimiento. Volaron
fierros y pedazos de vidrio por todas partes, sentía que mi cuerpo se volteaba al
revés y escuché mi propio grito.
De repente desperté, todo estaba muy quieto y un policía estaba parado junto a
mí, también vi un doctor.
Mi cuerpo estaba destrozado y ensangrentado, con pedazos de vidrio encajados
por todas partes; cosa rara, no sentía ningún dolor.
¡Hey, no me cubran la cabeza con esta sábana! no estoy muerta. Sólo tengo 17
años, además tengo una cita por la noche, tengo que crecer y gozar una vida
encantadora, ¡no puedo estar muerta!
Después me metieron en una gaveta. Mis padres tuvieron que identificarme, lo
que más me apenaba es que me vieran así, hecha añicos.
Me impresionaron los ojos de mamá cuando tuvo que enfrentarse a la más terrible
experiencia de su vida. Papá envejeció de repente cuando le dijo al encargado del
anfiteatro: “Sí, ése es mi hijo”.
El funeral fue una experiencia macabra; vi a todos mis parientes y amigos
acercarse a la caja mortuoria; uno a uno fueron pasando con los ojos
entristecidos.
Algunos de mis amigos lloraban, otros me tocaban las manos y sollozaban al
alejarse.
¡Por favor, que alguien me despierte! Sáquenme de aquí, no aguanto ver
inconsolables a papá y mamá; la aflicción de mis abuelos apenas les permite
andar; mis hermanas y hermanos parecen muñecos de trapo.
108
Pareciera que todos están en trance, nadie quiere creerlo; ni yo misma.
Por favor, no me pongan en esa fosa! Te prometo, Dios mío, que si me das otra
oportunidad seré la más cuidadosa del mundo, sólo quiero otra oportunidad más.
¡Por favor, Dios Mío, sólo tengo 17 años!

A MIS HIJAS
Autor: Juan de Dios Peza

Mi tristeza es un mar; tiene su bruma


que envuelve densa mis amargos días;
sus olas son de lágrimas; mi pluma
está empapada en ellas, hijas mías.

Vosotras sois las inocentes flores


nacidas de ese mar en la ribera;
la sorda tempestad de mis dolores
sirve de arrullo a vuestra edad primera.

Nací para luchar; sereno y fuerte


cobro vigor en el combate rudo;
cuando pague mi audacia con la muerte,
caeré cual gladiador sobre mi escudo.

Llévenme así a vosotras; de los hombres


ni desdeño el poder ni el odio temo;
pongo todo mi honor en vuestros nombres
y toda el alma en vuestro amor supremo.

Para salir al mundo vais de prisa.


¡Ojala que esa vez nunca llegara!
Pues hay que ahogar el llanto con la risa,
para mirar al mundo cara a cara.

No me imitéis a mí: yo me consuelo


con abrir más los bordes de mi herida;
imitad en lo noble a vuestro abuelo:
¡Sol de virtud que iluminó mi vida!

Orad y perdonad; siempre es inmensa


después de la oración la interna calma,
y el ser que sabe perdonar la ofensa
sabe llevar a Dios, dentro del alma.

Sea vuestro pecho de bondades nido,


no ambicionéis lo que ninguno alcanza,
coronad el perdón con el olvido
y la austera virtud con la esperanza.
109
Sin dar culto a los frívolos placeres
que la pureza vuestra frente ciña,
buscad alma de niña en las mujeres
y buscad alma de ángel en la niña.
Nadie nace a la infamia condenado,
nadie hereda la culpa de un delito,
nunca para ser siervas del pecado
os disculpéis clamando: estaba escrito.

¡Existir es luchar! No es infeliz


quien luchando, de espinas se corona;
abajo, todo esfuerzo se maldice,
arriba, toda culpa se perdona.

Se apaga la ilusión cual lumbre fatua


y la hermosura es flor que se marchita;
la mujer sin piedad es una estatua
dañosa al mundo y del hogar proscrita.

No fijéis en el mal vuestras pupilas


que víbora es el mal que todo enferma,
y haced el bien para dormir tranquilas
cuando yo triste en el sepulcro duerma.

Nunca me han importado en este suelo


renombre, aplausos, oropeles, gloria:
procurar vuestro bien, tal es mi anhelo;
amaros y sufrir tal es mi historia.

Cuando el sol de mi vida tenga ocaso


recordad mis consejos con ternura,
y en cada pensamiento, en cada paso,
buscad a Dios tras de la inmensa altura.

Yo anhelo que, al morir, por premio santo,


tengan de vuestro amor en los excesos:
las flores de mi tumba vuestro llanto,
las piedras de mi tumba vuestros besos.

POEMA AL BEBE NO NACIDO


Fidencio Escamilla Cervantes.

Hijo: yo sé que no me escuchas,


Aunque te siento dentro de mi vientre,
Pero tengo necesidad de decirte estas palabras.
110
Palabras que me harán infeliz,
Que las recordaré por siempre,
Que marchitarán mi corazón,
Que me romperán el alma;
Pero tengo que decirlas y tú escucharlas.
¡Tú no debes nacer!
No venir a este mundo poblado de injusticias,
Harto de cieno y repleto de inmundicia
Carente de amor, de hermandad y de sonrisa
Donde el látigo hambruno es la única caricia.
¡Tú no debes nacer! No en este tiempo
en que el minuto señala la hora fraticida,
en que los tanques se llenan de locos y suicidas,
en este tiempo de horas reducidas
que nos da un marcapaso del lapso de la vida.
¿Venir al mundo, ¡para qué!? ¡A la miseria!
A ser esclavo y carnada de una guerra
Que tuvo principio en el odio y dominio por la tierra;
Donde el ser humano es un pleito sin fin:
¡Tú no debes nacer!
No venir a un mundo poblado de carroña,
En donde cada humano es semilla de ponzoña,
A un mundo inhóspito y aterrador,
Sediento de venganza,
Donde cada día por venir es fiesta de matanza.
Venir a sufrir ¿Nacer para eso?
Tú que estabas llamando a ser punto del progreso,
A ser hombre útil de una patria prometida,
A ser tierra fértil de la siembra de semillas.
…Nacer ¿Para qué?…
Perdona, hijo, las palabras que te digo,
Pero es necesario decirlas y al decirlas me maldigo;
Porque he de parecer él más peor de los humanos,
Serpiente entre serpientes,
De instintos crueles y malos.
No debes nacer porque te pregunto:
¿Quién te librará de hambres y humillaciones?
Con un padre destrozado por los mismos hombres,
Con una madre sin brazos y sin piernas
Resultado fatal que dejaron las cruentas explosiones.
¿Quién te ayudará a nacer si estoy lisiada?
¿Quién amamantará tu carne pobre y flaca?
Y si lloras -porque el llanto es señal que algo té falta-
¿Quién hará una caricia a tu frente tibia y pálida?
¿A ver un mundo horroroso humeante entre las brazas?
¿A esperar la hora final de esta podrida raza?
¡No, tu no debes nacer! ¡Yo moriré contigo!
111
Sin piernas y sin brazos
¿Qué puede ser más cruel castigo?
Morir así, juntitos, hijo mío, es mi consuelo
Y si es cierto que reina un Dios en nuestro cielo,
A mi me ha de perdonar, a tí, abriré su reino, y
Como angelito que eres, regalarte alas
Y así puedas brincar, correr, jugar
Y montarte en las estrellas
Y en las noches tranquilas y serenas,
Iluminadas por esplendorosa luna llena,
Mires lo poco que queda de la tierra,
y mi hijo, hijito mío,
Pueda decir su vocecita tierna:
Mi madre, tenías razón:
Tu sin brazos y sin piernas,
Yo, huérfano de corazón,
Y la humanidad entre tinieblas.
Ahora se cuanto te quiero
Porque soy ángel del señor;
Mi madre, madrecita mía, ¡Tenías razón!
Y desde mi cuna, que es el cielo,
A dónde quiera que estés,
Te perdono, ¿Te perdono de todo corazón?”

ADIÓS A MÉXICO

Pues que del destino en pos


débil contra su cadena,
frente al deber que lo ordena
tengo que decirte adiós;

Antes que mi boca se abra


para dar paso a este acento,
la voz de mi sentimiento
quiere hablarte una palabra.

Que muy bien pudiera ser


que cuando de aquí me aleje,
al decirte adiós, te deje
para no volverte a ver.

Y asi entre el mal con que lucho


y y que en el dolor me abisma,
quiero decirte yo misma,
sepas que te quiero mucho.

Que enamorada de tí
112
desde antes de conocerte,
yo vine sólo por verte,
y al verte te puse aquí.

Que mi alma reconocida


te adora con loco empeño,
porque tu amor era el sueño
más hermoso de mi vida.

Que del libro de mi historia


te dejo la hoja mas bella,
porque en esa hoja destella
tu gloria más que mi gloria.

Que soñaba en no dejarte


sino hasta el poster momento,
partiendo mi pensamiento
entre tu amor y el del arte.

Y que hoy ante esa ilusión


que se borra y se deshace,
siento ¡ay de mí! que se hace
pedazos mi corazón...

Tal vez ya nunca en mi anhelo


podré endulzar mi tristeza
con ver sobre mi cabeza
el esplendor de tu cielo.

Tal vez ya nunca a mi oído


resonará en la mañana,
la voz del ave temprana
que canta desde su nido.

Y tal vez en los amores


con que te adoro y admiro
estas flores que hoy aspiro
serán las últimas flores...

Pero si afectos tan tiernos


quiere el destino que deje,
y que me aparte y me aleje
para no volver a vernos;

Bajo la luz de este día


de encanto inefable y puro
al darte mi adiós te juro,
113
¡oh dulce México mío!

Que si él con sus fuerzas trunca


todos los humanos lazos,
te arrancará de mis brazos
pero de mi pecho, nunca!

LA DESDICHA DE SER SIRVIENTE


Humberto Ibarra Córdova.

En un tribunal de la ciudad
A un famoso delincuente presentaron
En presencia de la alta sociedad
Por homicida y ladrón lo condenaron.
-¿que es un ladrón y asesino?
“Que lo maten” contesto la sociedad
Un hombre como ese debe morir
Y debe morir porque atenta contra nuestras vidas
El juez dicta la sentencia y a muerte lo condena
Después de condenarlo el juez se le acercó
Y haciéndole alarde de su cobardía con voz de burla e ironía
Al reo condenado pregunto:
¿No quisieras ser mejor hombre bueno?
El acusado se puso de pie
Alzó la cara y miro al juez para decirle
“Vaya” que pregunta señor juez
¿Por qué he de arrepentirme de lo hecho?
Si sabiendo que soy malvado
Que aquí en el tribunal de la justicia
Ustedes me condenaron a la muerte
Si por todo lo que he hecho esa es mi pena
La recibo complacido y satisfecho
Esta bien señor juez, cumplo mi pena
Pero nunca he de volver sobre mis pasos
Mejor ordene ya mi ejecución
Que disparen sin piedad y con acierto
Porque juro que sólo estando muerto
Dejare de ser un gran ladrón.
“está bien” dice el juez te doy permiso
Habla todo lo que quieres sin temor
-ante aquella respuesta el ya occiso comenzó una historia de dolor-
Cuando yo era niño todavía
Conocí a una sirvienta desdichada
Que a pesar de su trabajo noble y bueno
Era siempre por sus amos maltratada

114
En el día soportaba los trabajos los desprecios y regaños
Por la noche después de acomodarme entre sus brazos
Se dormía entre lágrimas y rezos.
Así pasaron los meses y los años
Hasta que una tarde en la que se empezaron a extraviar cosas
Maldita sea esa tarde para siempre los patrones la acusaron de ladrona
Y después de torturarla moralmente
Dos guardias se la llevaron presa
Dos días lloro en prisión
Dos noches rezo en aquella celda fría
Dos noches porque al día siguiente
Murió de un ataque al corazón.
Esa mujer de la que les estoy hablando
Esa mujer señores de la sociedad
Esa pobre que mataron sin piedad
Era nada más y nada menos que mi madre
Mi madre malditos
Mi madre vampiros
Mi madre cobardes
Mi madre
Mi madre que murió desesperadamente
En aquella celda que aun veo todavía
Pero mi maldad no vino ahí señor juez se lo aseguro
Mi maldad vino después
Cuando una tarde hallé a un niño que lloraba y se quejaba
Era un niño que tirado en un andamio frío llamando a su mamá se deshacía
Corrí hacia él rápidamente
Quise hablarle pero ya no pude porque a la hora de levantarlo
Quedó entre mis manos y entre los brazos de la muerte.
Minutos después llegó su madre
Con gritos de dolor y ojos de muerte
“señora” le grité “por que dejó que se muriera”
Y ella dijo “señor usted no sabe que los hijos de los criados
Por ser pobres estorban a los hijos de los ricos
Yo soy la sirvienta de aquella casa
y mi trabajo es cuidar a los hijos de ellos
y me prohíben cuidar al mío.
Entonces sí señor juez Corrí, no como perro hambriento
Sino como lobo rabioso que a la fuente de venganza va sediento
Maté, a los verdugos de mi madre, después vengué la muerte de aquel niño
Y ante la furia brutal de mi venganza he visto temblar y llorar a los cobardes
Entonces sí señor juez
Ordene ya mi ejecución
Que la voy a recibir gustosamente
¡Pues prefiero morir como ladrón que morir como mueren los sirvientes!

115
EL MATRICIDA

Sobre el banquillo gris, del acusado, se encuentra un hombre de mirar perdido y


de ver su semblante entristecido el corazón se siente apesarado.
Hundida entre las manos la cabeza y sumido en el mar de sus sollozos ante la ley
brutal y los curiosos que mofándose están de su tristeza.
Grave y sereno el juez; fruncido el ceño impasible se encuentra en el estrado sin
embargo en la faz del magistrado, se adivina un pesar jamás domeño.
El turno es del fiscal; con voz de trueno ante la turba hostil de odio cegada lanza
su acusación de hiel cargada cual lanza la serpiente su veneno.
¡Ahí lo tenéis señores es la bestia! el hombre sin entrañas el ladino el ser más
despreciable ¡el asesino! que priva de la vida sin molestia.
¡Es un chacal! malvado y truculento, un ente sin piedad ¡un MATRICIDA! quien
con sus garras arrancó la vida de la mujer que le brindo el sustento.
De la mujer que lo veló de niño, de la mujer que lo forjó en su sangre, de esa
mujer que como toda madre le arrulló alguna vez en su corpiño. Y cómo le pagó
¡qué cruel delito! que injusticia sin par... que cobardía arrancarle la vida en forma
impía señores este ser ¡es un maldito!
Es un chacal y al condenarlo en suerte que se cumpla la ley en su persona y si
Dios su pecado le perdona ¡Que la justicia le condene a muerte!
Calló el fiscal; la turba enardecida con rugido feroz gritó al momento ¡Muera,
muera; pero antes al tormento! ¡Que muera el indeseable matricida!
Habla por fin el juez desde su estrado imponiendo silencio al ruido hecho y dice:
todo ser tiene derecho que hable sobre el asunto el acusado.
Anegados los ojos por el llanto la faz ajada... hirsuta la cabeza jamás he visto tan
fatal tristeza, jamás he visto sufrimiento tanto.
... ¡Yo soy el asesino la he matado! y lo juro ante Dios... ¡no me arrepiento! si por
ello me aplican cruel tormento por su dicha lo doy por bien empleado.
Más mienten los que dicen que con saña a mi madre maté, ¡miente la plebe! yo la
maté sin el dolor más leve la maté con amor, y así no daña. La maté con ternura,
suavemente... se extinguió su existencia tormentosa cual leve palpitar de mariposa
y abandonó la vida... dulcemente.
Dulcemente murió, ¡cuánto la quise! difícil es medir lo que es cariño maté a quien
me arrulló cuando era niño sin embargo es amor; porque lo hice.
Cuántos de los hipócritas humanos a quien yo supliqué pidiendo ayuda hoy me
escarnecen con terrible duda ¡y todavía pretenden ser cristianos!
Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita! con atroces dolores en el pecho implorándole a
Dios desde su lecho ¡sufriendo aquella enfermedad maldita!
¡Jamás he de olvidar aquella noche! en que gritando de dolor me dijo ¡Mátame por
piedad, mátame hijo! y no esperes de mi alma ni un reproche.
Yo bendigo tu mano hijo de mi alma, ¡Mátame ya!... y dame sepultura yo bien sé
que mi mal no tiene cura, ¡Mátame por piedad!... dame la calma.
Y ese grito salvaje y lastimero, que anhelaba la muerte suplicante taladraba mi
alma a cada instante ¡Mátame hijo! ¿Dios mío por qué no muero? Y se ofuscó la
luz de mi conciencia, y dejé de ser hijo... ¡fui verdugo! y le arranqué del sufrimiento
el yugo yo le quité señores ¡la existencia!

116
Lo demás ya lo saben; qué tortura ¡ya no soporto del dolor el peso! y aquí me
encuentro ante vosotros preso y es mi única pasión la sepultura.
Mas no es la ley quien deberá juzgarme, aunque sí soy culpable de eutanasia no
se van a reír de mi desgracia ¡No lo harán! porque yo ¡voy a matarme!
Una daga sacó de la cintura que en el pecho clavóse con violencia al cielo suplicó
¡Señor... clemencia! y se borró en su rostro la amargura.
Y así termina la existencia agita de un hombre que de amor es ¡MATRICIDA! y
deja en los anales de la vida ¡UNA HISTORIA DE AMOR CON SANGRE
ESCRITA!

EL BRACERO
(Enrique Cisneros L.)

No me mires con ojos desconfiados


Hombre gringo, no soy una alimaña;
Soy un hombre que el hambre ha impulsado
A venir a implorar a tierra extraña
Un mendrugo de pan para mis hijos,
A cambio del sudor de mis espaldas.
Es por ellos que sufro en silencio,
Es por ellos que sufro la infamia
De la ofensa que enciende mi orgullo
Y el fuetazo de altiva mirada.
Cuando escucho la burla infamante,
El desprecio que se hace a mi raza,
El dicterio que enciende mis venas,
O el puñal de acerada palabra,
Pienso al acto que ya no debiera
Soportar impasible esta infamia,
Cuando tengo dos puños y en el cinto
Escondida una daga.
Pero el dólar me vence y prosigo
Con la vista en el surco clavada,
Y en mi boca mordiendo respuestas
Que me pierden, si un día se me escapan.
La miseria ¡Maldita miseria!,
A qué estado tan vil nos arrastran
Los que sólo pensando en sí mismos
Condenaron a miles de parias,
A llevarle tan sólo a sus hijos
Un menú de tortillas y lágrimas.
Pero el día ha de llegar en que todos
Sin distingos de credos ni castas,
Escuchando tan sólo en la sangre
El llamado y la voz de la patria.
En fraterno conjunto ofendemos
Nuestro esfuerzo fecundo en sus aras
117
Para hacer este México ¡grande!
El país que yo sueño en mis ansias.
El país que no vea con tristeza
Que sus hijos por hambre se marchan
Al país donde somos tan sólo,
Mercancía morena en subasta.
Al país donde sólo nos quieren
Como bestias de carga…
ANGEL SIN ALAS
Ayer, vague por las calles
de cualquier ciudad,
parecía que fuese la primera vez,
estaba impresionado,
absorto y sorprendido,
con sus grandes y fastuosos edificios,
sus letreros luminosos
el trafico... y la muchedumbre,
ese mar de gente que iba y venía sin cesar
y que por momentos me arrastraba.
El ulular de las sirenas,
el bullicio y la algarabía,
que te envuelve... que te asfixia,
algo pasaba,
algo sucedía,
una extraña sensación me invadía,
una inmensa soledad me acompañaba.
Ayer vague por las calles de cualquier ciudad,
quería encontrarte
o quizá encontrarme a mí mismo
camine... no sé cuántas calles,
no sé cuántas horas,
ni cuantas veces te vi...
en la calle,
en la plaza,
en la esquina,
!en todas partes te encontré!
y cuando te vi...
un remanso de paz me invadía,
¡que sencillez!¡que lozanía!.
Tus ojillos traviesos,
coquetos, risueños,
semejaban dos albas... dos atardeceres,
tu risa celestial,
¡el cando! ¡El trinar de los pajarillos!
Y tu figura graciosa, diminuta, frágil,
una flor en medio del vendaval...
el vuelo de un ave en perfecto equilibrio.
118
Ayer te vi,
y retrocedí en el tiempo,
¡retrocedí!
Recordé los sueños
que se tienen cuando se es como tú.
¡Cuando se es niño!
cuando se es niño,
¡cuántas ilusiones! ¡Cuántas esperanzas!
Cuando sea grande... seré como mi papá,
y a ti mamá...
te voy a comprar una casa muy grande
y con muchas flores,
¡voy a ser abogado!
¡Voy a ser presidente de la republica!
¡Cuando se es niño!
Cuando se es niño,
¿cuántos sueños? ¡Cuántos deseos!
Voy a tener mucho dinero,
voy a comprar muchos juguetes.
Cuando se es niño,
¡cuánta riqueza espiritual!
No hay codicia,
ni prejuicios,
no hay pasiones, ni avaricia,
¡solo hay amor y justicia!
Ayer te vi,
y retrocedí en el tiempo
¡retrocedí!,
recordé la escuela,
los amigos,
los regaños de papá...
y la dulzura de mamá.
No sé cuánto tiempo estuve absorto,
no sé cuánto tiempo estuve ido,
hasta que me volvió la realidad,
¡tu voz!
¡Tú lamento!
¡Tú gemido!
¡El periódico! ¡Extra! ¡Extra!
¡Mueren más niños por desnutrición
en Etiopía! ¡El periódico!
¡Chicles! ¡Chicles! ¿Compra chicles?,
¡le limpio el vidrio al carro señor?
¡Lo que guste cooperar!
¡Una limosna señor...no he comido!
¡Una limosna!
Y un frío glacial recorrió todo mu cuerpo,
119
la angustia el ansia y la desesperación
se adueñaron de mí.
Ahí estabas frente a mí,
ángel y demonio,
luz y sombra,
sueño y pesadilla,
risa y llanto,
por más que mis ojos lo negaron,
por más que mis labios lo callaron,
¡ahí estabas frente a mí!
Y tu cuerpo escuálido,
tu ropa raída... tus pies descalzos,
parecieron llorar,
¿sueños? ¿Ilusiones? ¿Esperanzas?
¡Me las han acabado! ¡Me las han destruido!
La madre que no he tenido,
el padre que no he conocido,
los que ocultan su fracaso,
sus frustraciones, su cobardía,
el vicio y el abandono
han elegido por vía.
¡Soy un niño de la calle!
sin hogar y sin destino
mi casa es la ciudad,
mi escuela... son los amigos
para mí no existe el tiempo
no hay pasado, ni presente, ni futuro,
no hay cumpleaños,
no hay edad... no hay navidad,
¡si lloro!, ¡si enfermo!
No hay consuelos,
no hay mimos.
¡Ahí estabas frente a mí!
¡Ángel sin alas!
Y tus ojos tristes,
tus ojos acusadores,
parecieron gritar... ¡Basta!
¡Basta ya de hablar del día del niño!
basta ya de lavar la conciencia
con festivales y donativos,
basta ya de hablar paz, de amor,
mientras haya odio,
guerra discriminación y contaminación,
¡no quiero más Vietnam!
¡No quiero más Nicaragua!
¡Ni misiles o la guerra palestina!
¡Basta de hablar de juticia!
120
¡Del dólar! ¡De la bolsa de valores!
Mientras hayan niños con hambre,
niños sin hogar,
niños con frió
Maestro
¡no más palabras!
Poeta
¡no más versos!
Cantor
¡no más canciones!
Es tiempo de despertar
de tener los ojos abiertos,
es tiempo de actuar,
de que construyas mis sueños,
¡por que tu presente es mío!

REÍR LLORANDO
Juan de Dios Pesa

Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,


el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen los altos lores,


en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez ante un médico famoso,


llegose un hombre de mirar sombrío:
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;


no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.

-Viajad y os distaeréis. -Tanto he viajado


-Las lecturas buscad -Tanto he leido-
Que os ame una mujer - ¡Si soy amado!
-Un título adquirid -Noble he nacido.

¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas


- ¿De lisonjas gustáis ? - ¡Tantas escucho!
-¿Que tenéis de familia?...-Mis tristezas
121
-¿Vais a los cementerios?... -Mucho, mucho.

¿De vuestra vida actual tenéis testigos?


- Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

-Me deja- agrega el médico -perplejo


vuestro mal, y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.

-¿A Garrick ? -Sí, a Garrick...La más remisa


y austera sociedad lo busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡tiene una gracia artística asombrosa !

-Y a mí me hará reir?-Ah, sí, os lo juro !;


él, sí, nada más él...Mas qué os inquieta?...
-Así -dijo el enfermo -no me curo:
¡Yo soy Garrick ! Cambiádme la receta.

¡Cúantos hay que, cansados de la vida,


enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reir como el autor suicida
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay ! ¡ Cuántas veces al reír se llora!..


¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro rie!

Si se muere la fe, si huye la calma,


si sólo abrojos nuestras plantas pisa
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto;


que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

EL HIJO QUE NO HE TENIDO


Aldo Monges

Esta tarde te vi. Por la calle caminabas


sin darte cuenta, que mis ojos
122
entre el gentío te buscaban.
Y anduve así largo tiempo,
con mis ojos en el niño
que de tu mano llevabas.

Y retrocedí en el tiempo.
retrocedí a aquellas noches
en que dijiste me amabas.
Esas noches en que hablábamos, sin palabras.
Solo con amor...con las miradas.
Me vi besando tu pelo, tu frente
y jugando en tu garganta
con ese humilde collar, que un día te regalara.
Y sentí tus manos en las mías.
Tu aliento y tus besos en mi cara.
Y tu sonrisa feliz, y sin querer escuché
nuevamente esas palabras...
esas palabras tan simples
de pareja enamorada:
¡Cuándo me diga papá!...¡Ay cuándo me diga papá!
que dicha grande la mía!
Con cuánto agradecimiento,
te voy a abrazar querida.
¡Cuántas veces me tendrás
dando gracias de rodillas
dándole gracias a Dios y al cielo por tanta dicha
Porque es mi niño el que habla.
Porque es mi niño el que ríe.
Porque es mi hijo el que llora.
Si. Porque iba a ser mi hijo.
Y tú....y tu serias mi esposa.
Que hermosos hubieran sido
para los tres las mañanas.
Hubiéramos correteado...jugueteando por la casa...
y hubiéramos roto cosas,
mientras mamá nos retaba.

Pero ya ha pasado el tiempo.


Otro tiempo nos separa.
Y es otro niño ese niño
que de tu mano llevabas.
Ya no eres esa mujer, de la orgullosa elegancia.
Ya no eres esa muchacha, que de mi brazo paseaba
con la sonrisa feliz, y la frente levantada.
Hay tristeza en tu semblante.
Hay belleza en tu mirada.
Yo tampoco soy el mismo,
123
mi juventud ya se ha muerto.
Esta marchita mi cara
marchita de sufrimiento, que la soledad depara.

Esta tarde te ví...Cuánto dolor en mi pecho.


Cuántas ganas de gritar
este grito que ahora siento.
Cuántas ganas de romper
este transcurrir del tiempo.
Cuántas ganas de gritar
la verdad que estoy viviendo,
porque es mentira que vivo!!!
hace rato que estoy muerto!!!
Porque no tengo ni hogar,
ni esposa ni el niño mío.
Porque en el calor del mundo
me estoy muriendo de frío
Porque nada pudo ser.
Pues solo fue un sueño mío.
Ya no volverán las noches
en que rondaban los trinos.
los trinos de mil zorzales
cantándole a nuestro niño.
Ese niño que en mi pecho
solamente había nacido.

Es por eso que esta noche


en mi cuarto de soltero.
Quiero arrojar este llanto.
Quiero gritar lo que siento.
Quiero culpar a la vida
por todo este sufrimiento.
Porque no fue culpa mía,
y Dios sabe que no miento.
Quiero gritar mi verdad.
Que nunca feliz he sido
Que me perdone la vida
si soy mal agradecido.
Que me perdone mi Dios, por lo que ahora le pido
Quiero morirme esta noche
total no tiene sentido
el que yo siga viviendo.
Si hace tiempo que no vivo.
Déjame morir Señor!
Es todo lo que te pido!

124
Para acunar en mi sueño, para acunar en mí sueño
al hijo que no he tenido...al hijo que no he tenido.

EL ÚLTIMO BESO
Mariano Osorio
Como todas las mañana desde hace ya seis años, me despertó mi madre
temprano para ir a la escuela; yo había pasado mala noche, tuve pesadillas y la
verdad me costaba trabajo levantarme; a los 10 minutos mi madre volvió a
despertarme, esta ves con más ternura -se te esta haciendo tarde -me decía, me
levante de prisa apenas y me lave la cara, me trague el desayuno en un abrir y
cerrar de ojos, y ahí, ahí estaba mi madre diciéndome :-come despacio q te vas
ahogar- con las prisas del momento le contesté mal - si ya lose no me empieces a
regañarme mama -aun tuve q soportarle los preguntas de rigor; llevas el almuerzo,
te cepillaste ya los dientes, tienes los libros listos, yo aun mas impaciente le
contestaba levantando un poco la vos -que te dije que si-, y ella sonrió
suavemente, y me dijo -anda dale un beso a tu madre y ve con cuidado ala
escuela,- alce los hombres con fastidio y le dije me dio enfadado -mama ya es
muy tarde no tengo tiempo para eso-, -esta bien hijo ve de prisa y que dios te
proteja-, aun retumban mis propias palabras en mi odio NO TENGO TIEMPO
PARA ESO ,con las prisas y el enfado, me paso por alto un largo destello de
tristeza en su mirada mientras iba corriendo ala escuela estuve apunte de
regresarme a darle el beso que le debía, sentía extrañamente un nudo en el
corazón, pero mis compañeros comenzaron a llamarme y fui hacia ellos con que
excusa regresaría, -que iba a darle un beso a mi mama- se hubiesen reído de mi
de todas formas al regresar a casa después de clases vería a mi madre en la
puerta de mi casa esperándome como siempre temerosa de que me sucediera
algo, impaciente como siempre ,si tardo mas de la cuenta, no la verdad a veces
me he entretenido un poco con
los alumnos.
El día se me paso volando en la escuela entre clases, juegos y almuerzo ya se me
había olvidado el incidente de la mañana sin embargo esta ves apenas sonó el
timbre, salí corriendo a mi casa sin entretenerme, desde la esquina esperaba
minimizar la figura de mi madre en la puerta, pero, pero no había nadie esta ves,
supuse entonces que estaría adentro entretenía, quizás preparando algo en la
cocina, extrañe de momento su presencia tan segura, apresure el paso y antes de
tocar el timbre salió ala puerta mi padre, pero por que mi viejo se veía mucho
mayor de lo que siempre me había parecido: los ojos caídos, los ojos hinchados y
un profundo largo de triste q lo rodeaba, y mi corazón empezó a latir
alocadamente presintiendo algo, a penas me salió la vos para decir -que pasa
papa mama esta bien- en un suspiro me contesto -tu madre sufrió un ataque al
corazón esta mañana su muerte fue instantánea nadie se entero hasta que
vinieron a visitarla y la encontraron allí tendida en el pasillo fue muy rápido hijo se
nos fue nuestro ángel- un sollozo salió de su garganta y no pudo terminar
agregando: mi mama, mi mama, la que todas las mañanas me despierta, la que
por las noches risa conmigo , me cobija y me da un beso de buenas noches, mi
madre a la que esta mañana conteste de mal modo, ala que no le di un beso de

125
despedida, mi mama, Dios perdóname por favor y dile a ella que me perdone ,que
aun soy un niño pretendiendo ser un hombre, dile por favor que ella lo que mas
quiero en esta vida, que sus abrazos siempre me han dado seguridad y es allí en
su regazo donde me he sentido mas protegido en la vida; dile que _-su suave
sonría me acompañara toda la vida y que de ahora en adelante prometo valorar a
las personas que comparten conmigo mi existencia, no malhumorarme con ellas
sin ningún motivo y sobre todas las cosas darle a mis hijos y a mis nietos mil
besos día a día, por todos los que no puede darle a ella ,Diosito cuídala por mi,
que ella es muy buena y dile por favor que cuando me toque la hora de partir de
este mundo que venga aquí, a mi lecho para cobijarme, amarme y besarme como
siempre lo hizo.
LA CHACHA MICAILA
Autor: Antonio Guzmán Aguilera

Mi cantón, magresita del alma,


ya pa que lo quero,
si se jué la paloma del nido,
si me falta el calor de su cuerpo,
si ya sus canarios
de tiricia se han ido muriendo
si los capulines
ya no sueltan sus frutos del tiempo,
y las campanillas y las dormideras
se han caído tan recio
que cualquiera que va a visitarme
pisa sobre pétalos.
Y yo que la vide, dialtiro decaída
con los ojos negros
zambutidos en unas ojeras
cenizas, y aluego
los tales quejidos;
los tales mareos
que dizque eran vaídos
al decir del médico
¡ Algame la Virgen!
Yo nomás de acordarme, padezco
muncho escalofrío
y mi` hogo del pecho,
y se mi hacen las manos y pieses,
como los badajos de los timbres létricos.
¡Qué poco a poquito se me jué muriendo!
Tosía, tosía
y lloraba la probe en silencio.
-No llores, Micaila,
por toitos los santos del cielo,
decíale al verla llorando

126
y al decirlo, lloraba yo mesmo.
-Si te pondrás guena,
con los revoltijos que ti ha dado el médico
no sias disconfiada con las medecinas
que a mi me sanaron de aquel muermo.
¡Andale!, mi Chacha,
quero ver en tu rostro trigueño,
como dos tizones achispaos, tus lindos ojuelos
¡Ahi te ha traido
un rebozo de bola
mi compadre Chencho,
pa´ cuando te alivies
y en el cuaco trotón, en el prieto,
he pensado pa´ entonces que vayamos
los dos riales un sábado a verlo
¿Queres trigueñita?, y el domingo le entraremos
muy recio al mole
y a la barbacoa,
y a los asaderos.
y en cuanti qui Dios escurezca,
por el valle abajo
asegún se sigue la falda del cerro.
¡Micaila!, no llores
y le daba un beso,
Ella sonreía
un instante, pero
me miraba despues en silencio,
como si la sombra del presentimiento
le preñara los ojos de llanto,
que después derramaba en silencio.
El día de su muerte,
su rostro cenizo, me dio muncho miedo.
-¿Pos qué tienes, Chacha?
-No sé lo que tengo,
pero sé que me voy y es pa siempre
-Correré si quieres por el siñor médico,
¿queres, trigueñita?
-¿Ya pa que?, mejor tate aquí en sosiego,
quero hablarte por ultimo chacho,
antes de que me hoguen los remordimientos.
Asiéntate y oye. yo quise decírtelo
dende hace muchísimo tiempo
pero a la guena gueno, pos se me arrugaba,
¡Uno es mujer! Chacho, ¡Qué caray!,
y el miedo dizque no anda en burro,
pero ahora qué li hace, mi prieto,
si ya se te muere tu Chacha
127
qué se llegue a saber su secreto.
Hace unos seis años, siguro ¿recuerdas
que nos envitaron a los herraderos
los siñores amos?
-Vaya si mi acuerdo;
¿no jué aquel domingo
que salí cornao por un toro prieto,
cerca de las trancas, en el Rancho Verde
de`ñor Juan?
-El mesmo,
ya vide que si te acordates;
pos ahi tienes nomás qui al saberlo,
por la puerta falsa de la casa grande
me salí corriendo,
en las trancas jallé a don Antonio,
el hijo mayor de don Pedro,
que era por entonces alcalde del pueblo,
Pregúntele al punto
por ti, por tu herida, por tu paradero,
me dijo que en una camilla
te jalaron pa casa del médico
que si quería que me llevaba en ancas
en el punto mesmo;
aceté, ¡ qué caray!, no era cosa
de dejarte morir como un perro,
No nos vido naiden salir de las trancas
llegamos de un bote al potrero,
y a galope tendido trepamos
la cuesta del cerro,
y al bajar el barranco del Cristo,
tan jondo y tan negro,
don Antonio empezó con sus cosas,
con sus chicoleos;
que si yo era una rosa de mayo
que si eran mis ojos nocturnos luceros,
Yo a todo esto callaba, callaba; él se puso necio
me dijo que tú eras muy probe:
total un ranchero;
que él, en cambio, era dueño de hacienda
y de munchas talegas de pesos;
que ti abandonara
que nos juéramos pa México,
o pa los Uruapas o pa los Querétaros.
Yo me puse muy jira y le dije,
qui aunque probe, me daba mi prieto
pa presumir mucho
y andar diariamente con el zagalejo
128
muy lentejueliao
y cada semana con rebozo nuevo.
-Por si no no por amor, por la juerza,
me dijo rayando su penco,
y sin más me apretó la centura
y mi boca manchó con un beso,
Nunca lo jiciera, sentí que la sangre
cegaba mis ojos, y el furor mi seno;
saqué del arzón el machete,
y por las espaldas, lo jundí en su cuello.
Cayó hacia delante con un grito horrendo.
y rodó rebotando hasta el jondo
del desfiladero...
Naíden supo nada;
cuando lo jallaron todito disecho,
guiados por el puro jedor del barranco,
los jueces dijieron,
quesque jué un suicidio
por no sé qué amores y enredos,
Yo me estuve callada la boca
pero ahora, pos dime, ¿ya pa que, mi prieto?
Se quedó como estática; acaso
rezaba al morir, por el muerto,
La abracé llorando,
la besé en silencio,
y como una santa
que poco a poquito,
se me jué muriendo...
Mi jacal tá maldito...
si lo queres, pos ahi te lo dejo,
si te cuadra quémalo,
si se te hincha, véndelo;
yo mi güelvo a las filas, mi mamá,
a peliar por la patria mi güelvo;
si me quebra una bala, qué liace,
al cabo en el mundo,
pa los que sufrimos la muerte en el alma.
vivir o morir es lo mesmo.
Mi cantón magresita del alma
sin ella ¿ya pa que lo quero?
PUEDE QUE ME RAJARA
Carlos Rivas Larrauri

¿Que vaya yo a verla?... ¡Ni manque esté loco!


¡Antes qu'ir a verla... primero me matan!

129
Pa mi, como muerta;
a mí no m'importa qu'esté güena o mala;
yo no tenga culpa
de lo que le pasa...

Y... mira, mi cuate, por lo que más queras,


no güelvas a hablarme d'esa desgraciada;
ni quero oir su nombre,
ni quero ya d'ella saber ni palabra...

Tú sabes, mi hermano, que yo la quería


con todita mi alma;
harto a ti te costa qui a naide en el mundo,
crioque ni a mi madre, ¡ni a mi madre santa
he querido tanto
como a'quella ingrata!...
¿Pa quén trabajando me pasaba el día?...
¿Pa quén era todo lo que yo ganaba?...
¿Pa quén mi cariño?
¿Pa quén mi costancia?...
Y aluego... ¿pa qué? Dimpués di todo eso,
ya vites, manito, cómo jué la paga...
Dendi antes, muncho antes
qu'ella se largara,
yo vide clarito que ya mi cariño
no le daba di ala;
yo vide clarito qu'estaba a desgusto;
ya no era la mesma mujer de su casa;
ya era sólo el lujo
lo que le cuadraba...
Y como soy probe,
y pa ella era poco lo que yo ganaba,
no quiso la endina seguir siendo güena,
no quiso la endina seguir siendo honrada,
s'echó pa la calle... se tiró a la vida...
y jué una de tantas...
Y ora qui han pasado
dos años de qui anda
rodando y rodando mesmamente como
si juera una hilacha;
ora qu'está probe;
ora qu'está mala;
ora que no tiene quén se ocupe d'ella,
ni quén se priocupe de lo que le pasa;
ora que ricuerda que cuando era güena
nada le faltaba,

130
ora es cuando quere que yo la perdone
y que vaya a verla, pero... ¡qué esperanzas!

¡Antes qu'ir a verla...


primero me matan!

Pero... oye, manito... aguárdati un pelo;


hazme una valona antes que te vayas:
di ai sobre la mesa agarra esos jierros,
son los de mi raya...
Llévaselos todos... llévaselos luego...
¡no vaya a ser cosa de que li hagan falta...!
Pero eso sí; júrame que no has de dicirle
de mí una palabra...
No quero que sepa que mi ocupo d'ella...
No quero que sepa ni quén se los manda,
porque si si alivia, pué ser qui algún día,
la muy atascada,
si alcanzara el punto de venir a verme
pa darme las gracias...
Y si viene a verme y en sus ojos prietos
~más prietos que su alma~,
deviso que bulle
siquera una lágrima...
pué que me ricuerde de cuando la quise
con todita mi alma;
pué que me ricuerde que sólo vivía
resollando el aigre qu'ella resollaba;
pué ser que de nuevo
me buiga esta cháchara,
y manque he jurado que nada ni naiden,
por nada del mundo, mi hará perdonarla,
si ansina sucede... si ansina ricuerdo...
si miro en sus ojos siquera una lágrima...
antonces, mi cuate... ¿pa qué he d'engañarte?
¡Manque soy muy hombre... pué que me rajara!

HERMINIA
Antonio Plaza
I
Me diste un ángel ¡Dios mío!
¡Era su faz peregrina,
un lampo de luz divina
en mi horizonte sombrío!

Su espíritu celestial
brotó de mi corrupción,
131
como la santa oración
del labio de un criminal.

Apareció ante mis ojos


Herminia, bella, graciosa
era el botón de una rosa
en mi corona de abrojos.

En el corazón desierto
brilló ese querube tan santo,
como la gota de llanto
sobre la tumba de un muerto.

Mi hija nació entre aflicciones,


velada por negra nube:
le di todo lo que tuve...
lágrimas y privaciones.

De la mártir que bendigo,


era su grande riqueza
mi ridícula pobreza,
y mi desnudez su abrigo.

Con su amargo desconsuelo


recuerda mi mal profundo,
que vino muy pobre al mundo,
que volvió muy pobre al cielo.

Dejad que mi culto rinda


aunque el pesar me taladre;
era tan pobre... ¡tan linda!
porque... no es amor de padre...

Tenía rizado el cabello,


negros, divinos los ojos;
los labios húmedos, rojos,
y de paloma su cuello.

Manos y pies elegantes...


¡si la hubierais conocido!...
Era un serafín vestido
con harapos humillantes.

Y ¿creéis que la hija mía,


que fue mi postrer creencia,
en medio de su inocencia
mi gran amor comprendía?
132
Al verme, ¡noble criatura!,
noble me llamaba,
y en su mirar reflejaba
indefinible ternura.

Y yo sintiendo un extraño
placer, que expresar no puedo,
la alzaba con tanto miedo,
cual si fuera a hacerle daño...

Hija del alma querida


¡cuánto el alma te adoraba
eras néctar que endulzaba
la horrible hiel de la vida!
II
Era la primera noche, pesadumbre
vaga, oprimió mi corazón gastado,
y quise, contrariando la costumbre,
retirarme al hogar desmantelado.

Abatido por negras impresiones


llegué a mi casa, triste, displicente,
y al pasar los primeros escalones,
observé mucha luz y mucha gente.

Subí... en el umbral me detenía


ignoro quién; pero al abrir la puerta
miré sobre una mesa a la hija mía;
y mi hija ¡santo Dios! ¡estaba muerta!
III
Sobre Herminia me arrojé,
y con loco frenesí
su cadáver abracé,
su yerta frente besé
y su vestido mordí.

Entre tanto, mis sensibles


pobres hijos, a porfía,
lanzaban gritos horribles,
y en convulsiones terribles
la madre se retorcía.

Con la cabeza abrumada,


con el corazón crecido,
con el alma traspasada,
arrojé una carcajada,
133
que me dejó sin sentido.

Yo que he vivido sufriendo,


en mis horas de quebranto
estoy de risa muriendo,
¡porque ya no tengo llanto!
IV
Horas después, aislado me encontraba
frente al cadáver yo... todos dormían;
el aullido de un perro molestaba,
el huracán furioso rebramaba
y las vidrieras al temblar crujían.

Cuatro luces de cera, agonizantes,


con sus flamas siniestras oscilando
al impulso de vientos sollozantes
avivaban sus brillos chispeantes
el fulgor de un incendio remedando.

Con ansiedad ingente contemplaba,


de negras horas los pesados giros;
un temor vergonzoso me asaltaba
y sentí que al hincharse reventaba
mi corazón, preñado de suspiros.

Al rimbombar en su furor el cielo,


crispábanse mis nervios excitados;
si los ojos cerraba mi desvelo,
veía a través de un amarillo velo,
muchos rostros de niña, inanimados.

Cruzaron por la mente mil visiones


aquella noche de crespón cubierta;
yo vi tumbas, y cruces y blandones;
y me inspiró cobardes impresiones
el severo semblante de la muerta.

Aquel cuadro de horror me parecía


sueño fatal, y lúgubre y pesado
la vista en torno sin cesar volvía,
y aun a veces creí que se movía
el cadáver de flores circundado.

Las flores fueron para mí muy bellas;


pero al mirarlas junto a un ángel yerto,
que hoy reside sin duda en las estrellas,
me chocaron las flores... todas ellas,
134
desde entonces... no sé... huelen a muerto.
V
Por fin, asomó la aurora
su frente de rosicler;
y cuando sus primitivos
rayos inciertos miré,
desfilaron poco a poco
los fantasmas que en tropel
hiciéronme aquella noche
de pavor estremecer.

Cual estremece al villano


lo que el pavor le hace ver.
En seguida las campanas
oí monótono tañer.

El toque de alba... --¡qué triste!


¡Qué triste ese toque es
para el hombre a quien el día
luto sólo ha de traer!

Antes que el sol amarillo


comenzara a aparecer,
con respeto religioso
y con suma timidez,
a la preciosa cabeza
de mi Herminia le corté
un rizo de su cabello,
que guardo y... no quiero ver.

Sin que nadie sintiera,


tomé la puerta después,
y silencioso a la calle
salí, sin saber a qué;
Porque siendo el ancho mundo
tan extenso como es,
me faltaba, ¡cielo santo!,
con que alquilar esa vez
un agujero en la tierra
para sepultar en él,
a la hija de mis entrañas,
que tanto, tanto adoré.
VI
Pesares hay, en verdad,
con que el alma descreída
olvidando su impiedad,
siente la necesidad
135
de creer en otra vida.

El mortal en su aflicción,
humilla su frente al suelo
y anonada su razón;
que tales pesares son
avisos que manda el cielo.

Pesares con que la boca


soberbia depone el brío,
y el ánima a Dios invoca;
porque Dios con ellos toca
el corazón del impío.

Yo que la fe dejé atrás,


y que si el dolor me aqueja,
mi orgullo de Satanás
siento crecer más y más,
no di entonces una queja.

Por la vez primera lleno


de humildad, ante la muerte,
bendije a Dios como bueno,
y apuré todo el veneno,
que me dio la negra suerte.

Yo a mi hijita encajoné;
yo su inerte faz cubrí;
yo al panteón la llevé,
y ahí, ¡cielos!, la deje
en la fosa que elegí.
VII
En el Campo Florido, ¡Dios eterno!
duerme cadáver la que fue tan bella;
a sombra escasa de arbolillo tierno
cubre su tumba anónima... En aquella
triste mansión de luto sempiterno,
el sepulcro más pobre es el de ella...
Sin inscripción, sin mármoles, sin nada...
¿qué ha de tener mi hijita infortunada?

LOS PARIAS
Salvador Díaz Mirón

Allá en el claro, cerca del monte


bajo una higuera como un dosel,
136
hubo una choza donde habitaba
una familia que ya no es.
El padre, muerto; la madre, muerta;
los cuatro niños muertos también:
él, de fatiga; ella de angustia;
¡ellos de frío, de hambre y de sed!

Ha mucho tiempo que fui al bohío


y me parece que ha sido ayer.
¡Desventurados! Allí sufrían
ansia sin tregua, tortura cruel.
Y en vano alzando los turbios ojos,
te preguntaban, Señor, ¿por qué?
¡Y recurrían a tu alta gracia
dispensadora de todo bien!

¡Oh Dios! Las gentes sencillas rinden


culto a tu nombre y a tu poder:
a ti demandan favores lo pobres,
a ti los tristes piden merced;
mas como el ruego resulta inútil
pienso que un día —pronto tal vez—
no habrá miserias que se arrodillen,
¡no habrá dolores que tengan fe!

Rota la brida, tenaz la fusta,


libre el espacio ¿qué hará el corcel?
La inopia vive sin un halago,
sin un consuelo, sin un placer.
¡Sobre los fangos y los abrojos
en que revuelca su desnudez,
cría querubes para el presidio
y serafines para el burdel!

El proletario levanta el muro,


practica el túnel, mueve el taller;
cultiva el campo, calienta el horno,
paga el tributo, carga el broquel;
y en la batalla sangrienta y grande,
blandiendo el hierro por patria o rey,
enseña al prócer con noble orgullo
¡cómo se cumple con el deber!
Mas, ¡ay! ¿qué logra con su heroísmo?
¿Cuál es el premio, cuál su laurel?
El desdichado recoge ortigas
y apura el cáliz hasta la hez.
Leproso, mustio, deforme, airado
137
soporta apenas la dura ley,
y cuando pasa sin ver al cielo
¡la tierra tiembla bajo sus pies!

EL RENCO
¿Qué si te quiero?
Remucho de plano que te respeto
Pos a todititos tu les das
La educación con empeño
Aquél año que llegaste; a la escuela de mi pueblo.
Te vi cara de curita, merólico o marrullero
Y aunque té vias arreglao o te vi cara de menso
Tu escuela sé “jue” llenando de hartos escuincles chimecos
Unos chicos y otros grandes, unos listos y otros mensos
Pero todos mugrosotes, todos con pelos regueltos.
Mocudos y fajaos, sin lápiz y sin cuadernos.
No se como te aguantaste tanto endino de mi pueblo:
Pues eran como demonios de malcreados y serperos
Nomás te estaba yo espiando sobre la tapia del templo
Pa’ ver que demonios ibas a hacer con tanto mocoso
Como si “jueras” su padre te lo llevaste al riachuelo
Les lavaste suavecito; cara, pies, manos y cuerpo…
Más “crioque” también les lavaste el alma de aquellos lelos.
Porque luego regresaron rebonitos y contentos
Té vi echarle harto pico, te fajaste rete recio;
Trabajaste noche y día tupiéndole como negro…
Les hacías hartos trabajos: payasos, toros, muñecos…
Les enseñaste las cuentas, las ciencias y el alfabeto.
También todos los alumnos contigo, retecontentos
Y al año, como navajas, estaban de puros leídos;
Poco a poquito tu mano. Al pie toditito tu empeño
Cambiaron aquella cara que presentaba mi pueblo
Antes no nos visitaban los señores del gobierno
Y ahora llegan personajes de Oaxaca y hasta México.
La culpa la tienes tú, pues el pueblo todo entero
Lo has cambiado toditito pa´que luzca como nuevo
Pero en esta ocasión, que dizque es día del maestro
Te han hecho mucho relajo allá donde estás viviendo
Te llevaron mañanitas, hasta flores y un montonero de gente
Dizque para abrazarte y hasta para darte un beso
Ya se acaban con tu fiesta, contigo está el pueblo entero,
Sólo yo, sólo yo, no me he arrimao, pos de plano té haigas el pelo,
Me da muina tu fiesta, me encorajina ver esto.
Siento a lo macho harta tierra, siento envidia, siento celos,
No he recibido la luz que tu trajiste a mi pueblo…
Por eso me caes re’ gordo, por eso, sólo por eso.
Ya que la maldita suerte me dejó de al tiro rengo
138
Mi suerte tan desgraciada, además quiso que yo fuera tuerto
Pa’ que te iba yo a seguir si me ibas a ser el feo.
Te ibas a burlar de mí para aumentar mi sufrimiento
Por eso me caes re’ gordo, por eso sólo por eso.
Un libro yo te robe pa’ ver si podía yo leerlo
Y a escondidas te escuché sobre la tapia del templo
Me he pasado como iguana, casi, casi un año entero;
Oyendo todas tus clases y tus cosas aprendiendo.
Como yo no tengo nada y además por ser muy feo
No he podido en este día estar contigo… maestro
Pero la verdad de Dios que hasta salud te deseo
Pues aunque te digo te odio: En verdad te estoy queriendo.
Todos te ofrecen canciones, yo mi silencio te ofrezco
Otros te dan porque tienen, yo no te doy por que no tengo
Pero cuando la verdad llegue a tu vida maestro…
O cuando todos te abandonen porque estás enfermo y viejo;
Yo llegaré junto a ti y me sentiré contento,
Pa’ poderte servir de algo en el amargo momento.
Cuando tu te quedes sólo sin amigos ni dinero,
Sin que se acuerden de ti, niños, hombres, ni gobierno,
Ojalá te pueda ver, ojalá te vea sonriendo,
Pa’ decirte que en la vida la gratitud es un templo
Y si mueres maestrito, ojalá que sea en mi pueblo
Sólo para cerrarte los ojos y llevarte al cementerio,
Que pa’ seguirte admirando no le hace que este rengo
Y pa’ llorar sobre ti… poco importa que este tuerto.

POEMA 20
Pablo Neruda

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

139
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

LA RAMERA
Manuel Acuña

Humanidad pigmea,
tu que proclamas la verdad y el Cristo,
mintiendo caridad en cada idea:
tu que, de orgullo el corazón beodo,
por mirar a la altura
te olvidas de que marchas sobre lodo:
tu que diciendo hermano,
escupes al gitano y al mendigo
porque son un mendigo y un gitano:
Ahí está esa mujer que gime y sufre
con el dolor inmenso con que gimen
los que cruzan sin fe por la existencia;
escúpela también... ¡anda!... ¡no importa
que tu hayas sido quien la hundió en el crimen
que tu hayas sido quien mató su creencia!

¡Pobre mujer, que abandonada y sola


sobre el oscuro y negro precipicio,
en lugar de una mano que la salve
siente una mano que la impele al vicio;
y que al bajar en su redor los ojos
y a través de las sombras que la ocultan
no encuentra mas que seres que la miran
y que burlando su dolor la insultan...

Antes era una flor... una azucena


rica de galas y de esencias rica,
140
llena de aromas y de encantos llena;
era una flor hermosa
que envidiaban las aves y las flores,
y tan bella y tan pura
como es pura la nieve del armiño,
como es pura la flor de los amores,
como es puro el corazón del niño.

Las brisas le brindaban con sus besos,


y con sus tibias perlas el rocío,
y el bosque con sus álamos espesos,
y con su arena y su corriente el río;
y amada por las sombras en la noche,
y amada por la luz en la mañana,
vegetaba magnífica y lozana,
tendiendo al aire su purpúreo broche;
pero una vez el soplo del invierno
en su furia maldita,
pasó sobre ella y le arrancó sus hojas,
pasó sobre ella y la dejó marchita;
y al contemplar sin galas
su cálice antes de perfumes lleno,
la arrebató impaciente entre sus alas
y fue a hundirla cadáver en el cieno.

Filosofo mentido!...
¡Apóstol miserable de una idea
que tu cerebro vil no ha comprendido!
Tu que la ves que gime y que solloza,
y burlas su sollozo y su gemido...
¿Que hiciste de aquel ángel
que amoroso y sonriente
formó de tu niñez el dulce encanto!
¿Que hiciste de aquel ángel de otros días,
que lloraba contigo si llorabas
y gozaba contigo si reías...?
¡Te acuerdas!... Lo arrancaste de la nube
donde flotaba vaporoso y bello,
y arrojándola al hambre,
sin ver su angustia ni su amor siquiera,
le convertiste de camelia en lodo:
le transformaste de ángel en ramera!

¡Maldito tu que pasas


junto a las frescas rosas,
y que sus galas sin piedad les quitas!
¡Maldito tu que sin piedad las hieres,
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y luego las insultas por marchitas!
¡Pobre mujer!... ¡Juguete miserable
de su verdugo mismo!...
Víctima condenada
a vegetar sumida en un abismo
mas negro que el abismo de la nada
y a no escuchar mas eco en sus dolores,
que el eco de la horrible carcajada
con que el hombre le paga sus amores.

¡Pobre mujer, a la que el hombre niega


el derecho sublime
de llamar hijo a su hijo!
¡Pobre mujer que de rubor se cubre
cuando escucha que le grita madre!
Y que quiere besarle, y se detiene,
porque sabe que un beso de sus besos
se convierte en borrón donde lo imprime!

Deja ya de llorar, pobre criatura,


que si del mundo en la escabrosa senda,
caminas entre fango y amargura,
sin encontrar un ser que te comprenda,
en el cielo los ángeles te miran,
te compadecen, te aman,
y lloran con el llanto lastimero
que tus ojos bellísimos derraman.

¡Y que se burle el hombre, y que se ría!


¡Y que te llame harapo y te desprecie!
Déjale tu reír, y que te insulte,
Que ha de llegar el día
en que la gota cristalina y pura
se desprenda del lodo
para elevarse nube hasta la altura.

Y entonces en lugar de un anatema,


en lugar de un desprecio,
escucharás al Cristo del Calvario,
que añadiendo tu pena
a tus lágrimas tristes en abono
te dirá como ha tiempo a Magdalena:
Levántate, mujer, yo te perdono.

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BIBLIOGRAFIA

Carmen G Basurto El teatro en la escuela.

Declamador sin maestro (Selección poética)

Tesoro del declamador.

M. Méndez y Pelayo Las cien mejores poesías liricas de la lengua castellana.

Cien poesías escogidas de la literatura universal.

Poesías para niños.

Nuevo declamador mexicano

Poesías de México y del mundo.

Poesías a la madre.

Rafael Romero. (Lira de Plata)

Poesías a la madre.

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