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RESEÑA HISTÓRICA Y PARTICIPACIÓN DE LOS

ORIENTALES EN LA REVOLUCIÓN GUATEMALTECA

César Gustavo Azava

Guatemala, 28 de septiembre, 2021

1
“La vinculación de varias personas consignadas en el Diario Militar a centrales sindicales, y
la acentuación de este dato en las fichas de control, denota la amplitud de la definición del
“enemigo interno”, como interés del sector patronal, consolidado en las esferas
gubernamentales del país.
Esta parte se concibe como reflexiones finales porque se sabe que es apenas una
aproximación a lo ocurrido, es indudable que la investigación de lo ocurrido durante el
conflicto armado debe continuar y que será muy importante al respecto la continuidad en
la política del Estado de seguir abriendo archivos y otras fuentes de información que
permitan esclarecer este capítulo de la historia del país. ” (La Autenticidad del Diario Militar a la
luz de los documentos históricos de la Policía Nacional. Segunda Edición. Guatemala. Secretaría de la Paz,
Presidencia de la República. Dirección de los Archivos de la Paz/ SEPAZ, enero de 2011. P. 312)

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CONTENIDO

PALABRAS PRELIMINARES, Justo homenaje en el primer aniversario de la partida física del


compañero, camarada César Reyes Lucero 5

A propósito de César Reyes Lucero 5

Dirigente estudiantil y responsable de la Escuela de Orientación Sindical 5

El comunista 5

El ser humano 6

Inquieto por aprender 7

Paso al gracias César y ahí finalizo 8

INTRODUCCIÓN 9

ANTECEDENTES INMEDIATOS 10

ALDEA ESTANZUELA, ASUNCIÓN MITA, CUNA DE REVOLUCIONARIOS 10

¿Quiénes integraban el destacamento guerrillero? 11

Reivindicación campesina 11

EL PARTIDO ANARQUISTA DE JUTIAPA 1927 11


JUAN JOSÉ OROZCO POSADAS 12
PROFESORA MARÍA CHINCHILLA RECINOS 14
Rebelión del pueblo 14
Telegrafista y periodista Alejandro Córdova 15
CHEMA DUARTE 16

LÁTIGO DEL SUR 17

RESEÑA HISTÓRICA DE LOS ORIENTALES EN LA REVOLUCIÓN GUATEMALTECA 19

RAMIRO GARCÍA JIMÉNEZ 19

EDNA LEIVA MENÉNDEZ 21

La interminable y dolorosa búsqueda de su cuerpo 25

VITALINO GIRÓN CORADO 25

Centro de documentación 25

3
CARLOS HUMBERTO CABRERA RIVERA 26

El Terremoto 27

MANUEL ANDRADE ROCA 30

EDGAR PALMA LAU 32

ANACLETO CALDERAS 33

LUIS ROLANDO PEÑATE LIMA 34

ADRIÁN GUERRA ROCA 36

LUIS TREJO ESQUIVEL 36

LUZ HAYDÉE MÉNDEZ CALDERÓN 37

RUBÉN AMÍLCAR FARFÁN 39


MANUEL RENÉ POLANCO SALGUERO 43
HUMBERTO GONZÁLEZ JUÁREZ 43
Humberto González Gamarra 44
JOSÉ ALBINO GRIJALVA ESTÉVEZ 44
SANTIAGO LÓPEZ AGUILAR 45
Legado de Santiago López Aguilar 50
MANUEL DE JESÚS MARROQUÍN CASTAÑEDA 50
JOSÉ PORFIRIO HERNÁNDEZ BONILLA 51
HERMANA MARÍA VICTORIA DE LA ROCA ALDANA 51
EDGAR LEONEL PAREDES CHEGÜEN 51
CARLOS ARNOLDO LÓPEZ NUFIO Y MYNOR CERÓN 52

GILBERTO RAMIREZ 52

REFLEXIONES FINALES 54
BIBLIOGRAFÍA 56
ANEXOS 59

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PALABRAS PRELIMINARES, justo homenaje en el primer aniversario de la partida física del
compañero, camarada César Reyes Lucero
A propósito de César Reyes Lucero
27.01.1950 - 21.09.2020
Me pidieron unas palabras acerca de César. La cuestión no es difícil, porque pensarlo y sentirlo es
fácil, conviví con él casi tres décadas y es inolvidable.
Aquí va mi intento por reflejar la vida de un personaje que trascendió en las distintas dimensiones
que lo constituyeron. Muchas otras personas podrán completar este relato, pero aquí va lo que
me consta, como su compañera, también militante del Partido Guatemalteco del Trabajo PGT
(comunista); amiga entrañable hasta el final de sus días. Es lo que me consta y de lo que puedo dar
fe. Va también lo que me contó de su larga existencia … digo larga, porque llegar a los 70 años en
este país, para un militante comunista siempre entregado - quien transitó de la clandestinidad a la
legalidad – además, un luchador social incansable; quien sobrevivió a los peores periodos de
represión, insisto en que siete décadas es bastante. Aunque sintamos que no fue suficiente,
quienes lo quisimos y admiramos.
Por motivos prácticos lo fui separando, aunque su proyecto de vida formaba un todo indivisible
por la causa y es lo que siempre le dio sentido a su existencia.
Dirigente estudiantil y responsable de la Escuela de Orientación Sindical
Lo conocí a mediados de los setenta como dirigente estudiantil de la Escuela de Ciencia Política de
la USAC, lo escuché como orador y agitador en algunas asambleas en la Plaza Rogelia Cruz. Luego
también lo tuve cerca, cuando estuvo de responsable de la Escuela de Orientación Sindical EOS
Mario López Larrave. Ya la represión, desatada salvajemente por la inteligencia militar, había
eliminado físicamente a nuestros maestros Santiago López Aguilar y Manolo Andrade Roca, por lo
que César pasó a dirigir la Escuela. Ahí estaba él, en las sesiones organizando las salidas de fin de
semana de los distintos grupos hacia las diferentes regiones. César trabajaba con comunidades del
norte y algunos de nosotros en el sur. Las capacidades organizativas fluían, era un líder que
además de tener claridad política, sentido práctico, le imprimía calidez a su liderazgo. Ese fue su
sello en las relaciones con las personas que por el motivo que fuere tenían qué ver con él.
Para terminar lo de la Escuela, acá no es el espacio para extenderme, pero la EOS sufrió un golpe
letal, debido a lo que hicieron con nuestras (os) compañeras (os) en el centro de retiros Emaús, el
24 de agosto de 1980. Vale la pena mencionarlo, porque ahí ejecutaron la desaparición forzada de
16 personas; eran compañeros (as) sindicalistas y cayó un buen número de quienes trabajábamos
y militábamos en la Escuela de Orientación Sindical. Quedó claro entonces que era imposible
continuar con la escuela.
El comunista
Empezando los ochenta, nos reencontramos en La Habana en una escuela de formación que
organizó Cuba junto al PGT. César venía de estar un año en la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas URSS, en la escuela de cuadros del Partido Comunista soviético. Llegó a sumarse de
último al grupo; la mayoría lo conocía y a las pocas semanas quedó claro que lo reconocíamos
como nuestro líder. Nos daba clases de karate y era generoso para compartir lo que conocía, sin
pedantería ni aires de sapiencia. Debo precisar que, de las seis mujeres y seis hombres comunistas
de ese grupo, muy pocos seguimos vivos.
Al volver al país se reincorporó a la vida clandestina comunista, estuvo en las estructuras
nacionales de la dirigencia del PGT y en su momento, llegó a formar parte de la Comisión de Masas
de la URNG, en representación del Partido.
Por muchos años apoyó a compañeros y sus familiares en el resguardo de su seguridad. Luego de
apoyarlos con preservar sus vidas, armó junto con otros, el aparato para que pudieran salir del

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territorio nacional o se relocalizaran donde pudieran estar relativamente seguros ellos y sus
familias.
Hizo lo imposible por retomar la relación con compañeros (as) que había quedado sin vínculo con
el Partido – a raíz de la enésima escisión - aun cuando se pusiera en riesgo en forma permanente.
Varias veces estuvieron a punto de prensarlo, pero logró sobrevivir gracias a la combinación de la
inteligencia y la casualidad, como me dijo alguna vez Julio Gómez Padilla en el DF, México. Siempre
ecuánime y aparentemente tranquilo lograba procesar los efectos de esos momentos peligrosos.
Algunos síntomas quedaron, ya que algunas veces tenía aterradoras pesadillas en que lo mataban.
En la recuperación de la memoria y elaboración de su narrativa, apoyó a muchos jóvenes que lo
buscaron para reconstruir la identidad de sus familiares víctimas de la represión, ya fueran ellos
militantes asesinados y/o desaparecidos forzosos.
Aun cuando posteriormente disolvieron el Partido, gracias a su iniciativa, a partir del cese al fuego,
cuando sentimos que ya se podría, no dejamos de celebrar el aniversario de su fundación.
Al principio lográbamos reunir en nuestra casa a compañeros, amigos y en más de una ocasión
rendimos homenaje a las (os) más antiguas (os) militantes comunistas que teníamos cerca o
habían entrado al país y aprovechábamos para estar junto a ellos.
A partir de 1987 conmemoramos esa fecha. Con el clásico fervor comunista, utilizando nuestros
símbolos lográbamos hacer presentes a los caídos y nos actualizábamos en lo que significaba en
esos tiempos ser comunista1. Era un espacio para reencontrarnos, celebrar la vida; recordar
todavía con miedo – lo quisiéramos reconocer o no - los riesgos que habíamos vivido;
compartíamos lo duro que había sido hacer el recuento de nuestros valiosos ausentes; lo difícil
que estaba siendo reincorporarse a la legalidad … De esa manera, con comida y tragos que todos
aportábamos, fluían las relaciones de amistad, solidaridad y los cariños se reactivaban … todo ello,
hacía que todavía quisiéramos juntarnos ese día para nosotros emblemático.
El último que César conmemoró en el 2019 fue el 71 aniversario, periodo en que, gracias a su
iniciativa, junto a otros compañeros convencidos militantes, ya estaban haciendo todos los
esfuerzos por reorganizar el PGT.
Siempre percibí que César encontró sentido a su vida en la militancia a la causa – nada abstracto,
todo tenía concreción en una transformación profunda de la sociedad guatemalteca y las
relaciones entre las personas - y a partir de 1989 en paralelo, le dio un sentido especial, su
entrega a la lucha por los Derechos Humanos de la Niñez y Adolescencia.
Pienso que no vivió sólo para sí mismo o, dicho de otro modo, su proyecto de vida personal,
estaba estrechamente ligado, a todo lo que podía eliminar la falta de libertades y derechos
fundamentales para todos; la desigualdad, el racismo, el sexismo, la injusticia y la impunidad.
El ser humano
Ya dije que era cálido y lo mostraba en su trato. Abrazaba, apapachaba y siempre escuchaba en
forma responsable, porque le interesaba lo que le pasaba a la gente … escuchaba, eso que los
seres humanos, tanto agradecemos, en nuestras relaciones con otras (os).
En la tarde del día que murió pudimos leer decenas de mensajes personales que daban cuenta de
esa calidez, generosidad y solidaridad.
Soy testiga de su generosidad. Por muchos años estuvimos con un estipendio del partido, bastante
magro, por decir algo leve. Cada mes yo lograba comprar con esfuerzos: ropa para él, porque
jamás se compraba nada, excepto libros usados y nuevos. Pues, así las cosas, con mucha

1 El compañero Carlos Figueroa Ibarra a raíz de la muerte de César, escribió un hermoso y contundente
epitafio denominado Ser comunista hoy. Recomiendo su lectura. Coincido en que la reorganización del PGT
tiene sentido.

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frecuencia regresaba a la casa con andrajos, después de ver a compañeros. La explicación ante mi
cara de descontento, era que los compañeros la estaban pasando fatal… me sacaba la sonrisa,
tirábamos esas ropas y yo, a intentar de nuevo comprarle algo, que pronto desaparecería.
También hacía lo mismo, con lo poco que lográbamos juntar como despensa, todo volaba porque
“aquellos y sus familiares estaban muy mal”.
En el ámbito privado era poco para armar lío y discusiones innecesarias. Puedo afirmar que casi
nunca se enganchó con las provocaciones mías. Sólo así pudimos convivir bien tantas décadas.
Tenía eso de ser reflexivo, primero pensaba y luego hablaba. Siempre le envidié ese
temperamento y personalidad. Claro que muchas veces hacía esfuerzos para lograr la armonía y
bajar el toner al intercambio de percepciones, sentires e ideas. Le fluía y de esa manera, logró casi
siempre, sacar lo mejor de mí.
Inquieto por aprender
Dejé para último esa característica que tenía. Todo el tiempo andaba viendo qué leía y aprendía.
En varias ocasiones le pregunté ¿Cuándo había desarrollado ese afán de conocer todo lo que podía
y se le antojaba? No respondía con precisión o contundencia, sólo contaba que desde chiquito … y
como nunca fue grandote - siempre hacíamos chiste - que desarrolló esa inquietud, desde sus
épocas de niño y adolescente en Jutiapa. Todos sus hermanos y amigos del barrio iban al río a
potranquear y nadar. Aquel contaba que se quedaba en un proyecto de siembra y agropecuaria.
Por esa razón, aprendió a nadar hasta los 33 en el mar Caribe, cuando nos informaron que íbamos
a entrar a Guatemala por cordillera.
Pasó por cuanto curso le parecía interesante. Aquí en la capital, en los ochentas estuvo por meses,
en una Academia Japonesa de Electricidad… y el chiste que hacíamos es que como él no estaba y
urgía, yo arreglaba las conexiones eléctricas en las decenas de casas en que vivimos y también
reparaba las resistencias de las planchas y hornillas. Luego vinieron todos los electrodomésticos
sellados y lo electrónico, por lo que ya no pudo practicar lo aprendido.
Estudió Naturopatía por cuatro años y el resto de su vida. Así fue como se cobró la deuda
histórica, de jamás haber podido estudiar medicina.
Como se tiró de cabeza al tema - porque esa era otra cualidad que tenía, todo lo asumía con
profundidad - cuando ya se sintió listo, ayudó a la gente a sanar. Era acertado para brindar su
conocimiento y le tenían confianza.
Yo lo oía hablar por teléfono y siempre escuchaba qué les recetaba a sus pacientes amigos. Pues a
veces de metida, cuando no estaba el Naturópata, yo recibía la llamada y me daba el lujo de
recomendar lo que aquel recetaba y les advertía que, de todos modos, él les iba a devolver la
llamada. Cuando aquel regresaba a la casa, en la puerta le contaba que de shute, al preguntarme
los pacientes “si recordaba qué recomendaba César”, yo les había recetado algo … ¡por cierto, le
suplicaba que llamara a los pacientes, no fuera siendo que me hicieran caso y me los parara
quebrando!
Yo también aprendía un montón con él. Siempre decía que “reafirmaba” lo que estaba
aprendiendo, contándome a mí lo que estaba leyendo. Decía que así se le terminaba de “fijar el
conocimiento”. Afortunadamente siempre me reconoció como una interlocutora válida y legítima;
porque de mis aprendizajes específicos también compartíamos y disfrutaba.
Cada vez que le preguntaban algo, siempre era generoso y se despachaba una conferencia. L
´Angela, nuestra hija, desde que estaba en primaria, era la única que le hacía preguntas y le decía
suavecito: “papa, pero respóndeme cortito, no quiero conferencia”. No se ofendía y le hacía una
breve exposición.
Después de cuatro años de vivir con él, me animé a ser mamá casi a los 30, porque estaba muy
enamorada. Lo decidí porque pensé que iba ser un buen papá y buen compañero. Así fue. César
tenía la experiencia de ser padre, ya tenía tres hijas. Además, estaba metido de cabeza en los

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DDHH de la niñez, por lo que me apoyó en el asunto de ejercer la maternidad, cuestión que le
agradezco hasta el día de hoy.
Paso al gracias César y ahí finalizo:
En las décadas que convivimos, gracias a su apoyo y estímulo pude graduarme en la USAC de
abogada, ya que cambió su jornada de trabajo para atender la casa y a la chiquita mientras yo
terminaba la carrera que había dejado tirada; estudié una maestría; trabajé a nivel nacional e
internacional en los DDHH de las mujeres. Viajaba constantemente y al frente se quedaba con la
casa y nuestra hija. Todo ello fue posible porque compartimos el trabajo y esfuerzo de la crianza
de la hija y lo doméstico, por cierto, a ratos algo arriado.
Eso se dice fácil, pero para un hombre, jutiapaneco, comunista, requirió de esfuerzos, coherencia,
consecuencia y amor de su parte.
¡Hasta la Victoria Siempre, querido camarada César!
Ciudad de Guatemala, 11 de septiembre 2021.
María Eugenia Solís García.

INTRODUCCIÓN

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De lo sucedido en Oriente durante el conflicto armado interno poco se ha escrito, en parte,
porque se ha estigmatizado a la mayoría de habitantes de la región como derechistas,
reaccionarios y lugar productor de policías y soldados. Aunque debe reconocerse que, después de
las ofensivas del ejército en los años sesenta y, quedar diezmada la guerrilla, muchos se enlistaron
en el ejército para salvar sus vidas. También es cierto que con el transcurrir del tiempo, el Oriente
del país se convirtió en bastión de la derecha, en el ámbito electoral, pero con la imposición de
candidatos a través del fraude. Esto fue posible con el derrocamiento del “soldado del pueblo”
Jacobo Árbenz Guzmán y al establecer la contrarrevolución el anticomunismo, como estandarte
para justificar la posterior represión contra quienes se beneficiaron con el programa del proyecto
democrático de 1944 a 1954 que fue la gran mayoría del pueblo guatemalteco.
Sin pretender que sea un estudio acabado, sino una aproximación al tema, desde la perspectiva de
quienes vivieron en carne propia algunos riesgos, limitaciones y vicisitudes en las selvas y
montañas de las Verapaces y otras regiones del país.
Advertimos que podría escapársenos incluir la reseña de compañeras y compañeros que, como
parte de la compartimentación practicada en tiempos de clandestinidad, no conocimos, por lo que
anticipadamente pedimos las disculpas del caso. Sin embargo, trataremos de incluir parte de
algunas compañeras y compañeros caídos en los departamentos de Jutiapa, Jalapa, Chiquimula y
Zacapa (que conforman la región Oriental), como parte de un plan represivo y de exterminio en
todo el país puesto en práctica por el ejército y la oligarquía para terminar con la vida de líderes
comunitarios, religiosos, indígenas y mestizos, políticos, sindicalistas, maestros, estudiantes,
profesionales, artesanos, campesinos y obreros, incluyendo a quienes se sospechaba de su
participación en organizaciones revolucionarias, sin tener la certeza del caso.
“Ese perverso plan significó la pérdida de valiosas vidas para la revolución guatemalteca” 2 y para el
país en general. Trataremos pues, de recoger algunos de los hechos represivos, llevados a cabo
por el Estado de Guatemala durante los años comprendidos de 1960 a 1980 que, a la vez, sirvan
para rescatar la memoria y, como justo homenaje a las compañeras y compañeros caídos que
dieron su aporte en la lucha por la liberación de nuestro pueblo, por la democracia plena, la
justicia social, que, es y ha sido el anhelo de quienes participamos en ese esfuerzo.
Hemos creído conveniente incluir una sección de anexos, en la cual se reproducen documentos
históricos, explicativos e imágenes que consideramos ilustrativos para completar la visión de este
trabajo.
Debemos agregar que, trataremos de desarrollar este trabajo con lenguaje sencillo para que
quienes lo lean les sea de fácil entendimiento, considerando que va dirigido a quienes poco o
ningún acceso han tenido a la cobertura escolar como la mayoría de nuestro pueblo, si algo han
aprendido ha sido al convertirse en autodidactas. En otros escenarios, hemos logrado acceder a la
educación media y superior hasta conseguir un trabajo después de cursar la primaria en el mejor
de los casos que ha permitido continuar con los estudios y cumplir los otros compromisos del
hogar.
Queremos agradecer a nuestros amigos y compañeros que, con su apoyo, aportes, ideas,
entrevistas y observaciones, hicieron posible que este trabajo fuera una realidad.
Agradecimiento especial y sincero a los amigos y compañeros, Rodolfo Villareal, Ronald Rivera,
Raúl Z. López, Edvin Navarrete, Fernando Palma, Eugenia Solís, Corina Paredes y su compañero;
Don Balvino Rodríguez y sus hijos; Don Eulalio Morán, Rolando Osorio, Rubén Godoy, Bélter
Morán. Por ser muchos los compañeros y amigos que colaboraron en este esfuerzo,
anticipadamente pedimos disculpas a quienes no mencionamos.

2 https:/www.lajornadadeoriente.com.mx

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ANTECEDENTES INMEDIATOS

Considerando que el movimiento revolucionario inició con el levantamiento de militares


descontentos, el 13 de noviembre de 1960 contra la corrupción y la pérdida de la soberanía
nacional provocada por el gobierno de Ydígoras Fuentes; entre los jóvenes militares se
encontraban Marco Antonio Yon Sosa, Luis Augusto Turcios Lima, Alejandro de León Aragón, Luis
Trejo Esquivel y Rubén Méndez Orozco. Trejo Esquivel y Méndez Orozco originarios de Jutiapa,
pero sólo Trejo Esquivel, entre los jutiapanecos, se sumó a la lucha guerrillera después de haberse
frustrado el levantamiento, luego de tres días de combates con miembros de la CIA y la aviación
norteamericana, que entrenaba en Retalhuleu a los mercenarios cubanos que posteriormente
fueron derrotados en la Bahía de Cochinos, Playa Girón, Cuba.
Los jóvenes militares guatemaltecos, al no cumplir con los objetivos planteados, se refugiaron en
Zacapa y Chiquimula, y, ante la persecución de la flota aérea de la CIA, se internaron en Honduras,
llegando hasta Tegucigalpa; allá logran contactar con exiliados del Partido Guatemalteco del
Trabajo –PGT-, específicamente con el compañero Humberto Carrillo. 3 Cuando regresaron del
exilio en Honduras, Méndez Orozco decidió acogerse a la amnistía general, decretada por el
gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes, 4 a la cual ya se habían acogido algunos oficiales que se
entregaron, para reintegrarse al ejército al fracasar el levantamiento, sin embargo, la respuesta
popular a aquella rebelión, fue muy positiva.
Indudablemente, en Oriente y, específicamente en Jutiapa, (en Zacapa también, con Gilberto
Ramírez, conocido después, por su arrojo y entrega a la revolución, como Comandante Alejandro,
no olvidemos que en Jalapa y Chiquimula también hubo participación) quedó prendida la chispita
de la herencia revolucionaria de estos jóvenes militares, quienes sembraron la semilla, que
fructificó en los momentos álgidos de la lucha revolucionaria y, quedaron las raíces, emulando las
de un roble en la región; sin olvidar la experiencia del intento por establecer un destacamento
guerrillero en aldea Loma Larga, Asunción Mita; por lo que creemos necesario escribir algunas
líneas en honor y justo reconocimiento a algunas compañeras y compañeros revolucionarios
caídos en la lucha, pero antes, siguiendo con parte de los antecedentes, queremos compartir un
artículo escrito en 2015 por el autor, relacionado con ese intento en Loma Larga que, se extendió a
las diferentes comunidades de Asunción Mita, como Estanzuela, Asunción Grande, La Coyunda y
área urbana; y, aldea Horcones, Atescatempa.

ALDEA ESTANZUELA, ASUNCIÓN MITA, CUNA DE REVOLUCIONARIOS


La Aldea Estanzuela en Asunción Mita Departamento de Jutiapa, tiene sus orígenes en la Hacienda
La Estanzuela. Esta hacienda, propiedad de los primeros colonizadores, producto de la entrega de
tierras a los descendientes de los conquistadores y a algunos mestizos. En su momento no
solicitaron lo que se acostumbraba en tiempos de la Colonia, que consistía en adueñarse de
terrenos que no estaban otorgados o, habían agregado ellos mismos, alrededor de sus
propiedades. Lo que se acostumbraba, era valerse del principio de composición 5 que consistía en
solicitar la composición o legalización de las tierras sobrantes o excesos que, era práctica común
en su tiempo.

3 Humberto Carrillo. Apuntes de un luchador Social. Arlington, Virginia EE. UU. s/e., 2017. P. 42
4 Louisa Frank. RESISTENCIA Y REVOLUCIÓN: EL DESARROLLO DE LA LUCHA ARMADA EN GUATEMALA. En
GUATEMALA: Una Historia Inmediata de Susanne Jonas y David Tobis. México. Siglo XXI Editores, 1976. P.
295
5 Severo Martínez Peláez. LA PATRIA DEL CRIOLLO. Ensayo de interpretación de la realidad colonial
guatemalteca. 8ª. Edición. Guatemala, Universidad Autónoma de Puebla, 1987. Pp. 143-166

10
Ese excedente de tierra fue solicitado por algunos peones, jornaleros o mozos colonos, que
poseían algunos ranchos en dicha finca, dando origen a la formación de la Aldea Estanzuela al
serles otorgado el título en 1900 como propiedad comunal durante el gobierno de Manuel Estrada
Cabrera, siendo los primeros pobladores, Tránsito Rodríguez, abuelo de Don Balvino Rodríguez 6,
colaborador sobreviviente, junto a Don Eulalio Morán, del Movimiento Revolucionario Fuerzas
Armadas Rebeldes –FAR-, que se asentó en Loma Larga entre 1963 y 1973 y, que, en busca de base
de apoyo se extendió hasta Estanzuela y otras comunidades; participaron además, como
colaboradores, Elizandro Tenas, Tránsito Recinos, Esteban Recinos, Apolonio Recinos, Antonio
Lemus, Onofre Tenas, Sabino Cameros, Juan Gámez, Dolores Jiménez, Luis Jiménez, Mauricio
Morán, Enosífero Chavarría, entre otros.
¿Quiénes integraban el destacamento guerrillero?, de acuerdo con los datos proporcionados por
don Balvino,7 los Revolucionarios Francisco, Moisés, Fernando, Romeo, Rafael, de las FAR, se
desplazaban en caminatas desde Loma Larga a Estanzuela, atravesando La Cuesta del Pucuyo,
bordeando el poblado de Asunción Mita, con el objetivo de reunirse con un pequeño grupo de
colaboradores que existía en Estanzuela, para impartirles charlas acerca de la situación social,
económica, política y militar del momento, aclarando que no llegaron a enfrentarse con el ejército,
en su calidad de colaboradores.
Reivindicación campesina
Además de los Revolucionarios que llegaban a Estanzuela, como llegaban a Mita, con don Pablito
Chang,8 cumpliendo funciones de formación política e ideológica, que menciona don Balvino, hubo
una escuadra militar, integrada por Daniel Estrada, conocido como el Teniente Ruano y Vitalino
Estrada, hermano de Daniel y otros tres compañeros. Estos fueron los primeros caídos, víctimas de
los escuadrones de la muerte en la década de los setenta como resultado de una acción
reivindicativa reclamada por los campesinos de Asunción Mita que, eran víctimas de la explotación
y abusos de un terrateniente local que fue ajusticiado en el centro del pueblo cuando hicieron
accionar sus armas para acabar con la vida de quien ordenaba a sus corraleros que, en lugar de
disfrutar la leche sobrante, la tiraran a la reposadera, “para no mal acostumbrar a la gente a vivir
de regalado”. Daniel fue herido en esa acción, falleciendo al llegar a Loma Larga. Vitalino fue
secuestrado y asesinado después, siendo enterrado en el Conacaste, testigo donde reposan sus
restos en un cementerio improvisado en aldea Girones. Simultáneamente hubo otro asesinato en
el Barrio 2 de Abril, que se le atribuye a la guerrilla de Loma Larga, pero nunca fue reivindicado el
hecho, por los Revolucionarios.9

EL PARTIDO ANARQUISTA DE JUTIAPA 1927


Otro antecedente que no debemos pasar por alto es, la crónica que nos relata el Escritor y
Cronista de la Ciudad Luciano Castro, con el título: EL PARTIDO ANARQUISTA DE JUTIAPA, pues da
testimonio de cómo Víctor Manuel Gutiérrez, Primer Secretario General de la Confederación
General de Trabajadores de Guatemala, CGTG, poderosa confederación sindical en los años de la
Revolución, inicia sus pasos como Revolucionario por influencia de sus padres que habían venido a
residir en Jutiapa, quienes formaban parte del partido Comunista, como se le conocía también:
“Para 1927, a seis de haber sido elevada la Villa de San Cristóbal Jutiapa, a la categoría de Ciudad,

6 Cuenta don Balvino (90 años de edad, Secretario Municipal de URNG) Entrevista enero, 2015
7 Entrevista con don Balvino, enero, 2015.
8 Don Pablito, igual que don Balvino sufrió vejámenes en manos de los escuadrones de la muerte, lo llevaron
secuestrado a la Zona Militar del departamento, le colocaron la capucha con gamezán, con la intención de
extraer información de los Revolucionarios de Loma Larga. (Entrevista 27 de febrero de 2005)
9 Cuenta Ronald Rivera, sobrino de la esposa de Daniel. Entrevista 7 de febrero de 2015.

11
estaba ya establecida en el Barrio Central la familia de don Domingo Gutiérrez y doña Anita Garvín
de Gutiérrez, dama de origen español.
Don Domingo Gutiérrez se desempeñaba como ayudante del Comandante de Armas, coronel
Martín Flores Barrillas, circunstancia laboral que dio lugar a que también el padre del joven Arturo
Estrada hiciera una estrecha amistad con el señor Gutiérrez.
Como las casas del Barrio Central no estaban tan distantes una de otras y todo era familiar y
descomplicado, “los canchitos Gutiérrez Garvín” disfrutaban de su infancia corriendo en el interior
de su espaciosa casa –donde hoy está la tienda de cerámica “IRIS”- hasta los Patios Galanes, como
se conocía el solar de los Estrada. Una huerta grande donde concurrían en no pocas ocasiones
aquellos dos niños rubios, quien uno de ellos iba a ser con el paso de los años el máximo dirigente
comunista que tuvo nuestro país, así como el más completo revolucionario conocido hasta hoy.
Hablamos de Víctor Manuel Gutiérrez, Primer Secretario General de la Confederación General de
Trabajadores de Guatemala, CGTG, poderosa confederación sindical en los años de la Revolución.
Ese sector de la ciudad de Jutiapa estaba destinado a ser la cuna de la democracia jutiapaneca. El
hontanar donde fluirían las ideas progresistas de la época, pues en la casa de esquina donde hace
poco funcionó la Fundación del Centavo y después el Ministerio Público, tenía su sede el Partido
Comunista de Jutiapa, casa sobre la que se izaba una bandera roja y negra, símbolo de los ideales
socialistas y del internacionalismo proletario.
Asistían a esa sede política –que en realidad era un Partido Anarquista y no Comunista como era
conocido- don Martín Flores Barillas, Comandante de Armas, don Domingo Gutiérrez, don Félix
Orozco, don Chabelito Vásquez, Víctor Escalante, Manuel Izquierdo, Miguel Yanes, un carpintero
chiquimulteco de nombre Pedro Vaccaro; don Chente Polanco y don Javier Hernández, conocido
sastre de nuestra ciudad.
Cuando Jorge Ubico llegó al poder fue disuelto el Partido Bolchevique –como también se le
llamaba a dicho partido- y sus miembros encarcelados una larga temporada en la ciudad capital.
Ese contacto temprano con las ideas progresistas sean quizá una de las causas de la vocación
revolucionaria de la familia Gutiérrez Garvín. Su espíritu democrático muy probablemente haya
nacido aquí, en el corazón histórico de nuestra ciudad. Exactamente en la casa que fuera del
coronel Pedro Ríos, lugar donde se escucharon por vez primera los modernos conceptos
sociológicos del materialismo histórico, de la lucha de clases y de la revolución proletaria.” 10 Hasta
la década de los 70, mientras seguía con vida, don Javier Hernández, quien residía a la par del Cine
Dardón, siguió perteneciendo al Partido Revolucionario, institución que con la llegada al gobierno
con Julio César Méndez Montenegro, perdió el rumbo, como queda demostrado en el pacto
firmado entre el Ejército de Guatemala y el Partido Revolucionario -PR- (Ver anexo No. 1)

JUAN JOSÉ OROZCO POSADAS, abogado de profesión, fue Secretario Privado del ex presidente de
la República, Juan José Arévalo, originario de la aldea Asunción Grande, Asunción Mita, Jutiapa.
Durante su época de estudiante en la Facultad de Derecho en la Universidad de San Carlos, fue
protagonista de grandes hazañas, entre ellas, destaca Manuel Galich que, al asumir la presidencia
Jorge Ubico en 1931, ya traía como objetivo arremeter contra los estudiantes universitarios,
porque “el pueblo los consideraba depositarios de la rebeldía, de la altivez y de la crítica mordaz.
Ubico los tenía como la fuente y origen del desorden, del “bochinche”, según término usual en él y
en sus esbirros”.11 Esa es la razón por la cual desde el inicio de su gobierno se dedicó a atacar toda
inquietud y manifestación de rebeldía de los estudiantes.

10 Luciano Castro. “CRÓNICAS DE LA CIUDAD” Tomo I. Guatemala. Studia Produccciones, 1999. Pp. 20-21
11 Manuel Galich. DEL PÁNICO AL ATAQUE. 2ª. Edición. Guatemala. Editorial Universitaria, USAC, 1985. P.
11

12
Entre sus planes contemplaba, primero, “hacer callar a todos aquellos que, como los
estudiantes, podían señalar sus errores, descalificar sus actitudes y conducir a la opinión
pública, todo lo cual le parecía anárquico y disociador; y segundo, hacer saber al pueblo
que poseía mano fuerte”12 Una de las primeras acciones del gobierno fue la supresión de
la HUELGA DE DOLORES en 1931. La Facultad de Derecho se encontraba dividida. Nos
interesa destacar la participación de Orozco Posadas, por lo que uno de los grupos
denominado “Revolución Universitaria” era dirigido “por algunos muchachos calificados
como comunistas, entre los cuales figuraban los hermanos Cuenca, que eran secundados
por Chepe Orozco Posadas, Leonidas Acevedo y otros”13
En un acto de intrepidez y rebeldía, los estudiantes trataron de seguir con la tradición
huelguera y, para el efecto invitaron una numerosa delegación de estudiantes
salvadoreños. Ubico trató de impedir que los estudiantes salvadoreños fueran recibidos
por los guatemaltecos, pero estos evadieron las instrucciones dadas a los policías.
El gobierno pretendía recibir a los estudiantes salvadoreños en la Estación Central de
Ferrocarriles para impedir dicho encuentro. Entonces, los universitarios guatemaltecos
acudieron en masa a la Estación La Ermita. De acuerdo con el relato de Manuel Galich,
“allí Orozco Posadas tuvo un rasgo heroico, una de esas genialidades desconcertantes del
incomprensible Chepe. Tomó la bandera nacional y puesto en medio de la vía, esperó la
acometida del tren, como un trágico y sublime Don Tancredo, haciendo ondear la insignia
patria. El tren frenó en seco. Los guatemaltecos se lanzaron al asalto, tomaron las valijas
de los salvadoreños e iniciaron un desfile hacia la ciudad. Anzueto había tomado sus
posiciones; distribuyó a sus hombres y dotólos de sendos batones de hule, aparecidos por
primera vez en Guatemala. Cuando la procesión estudiantil se aproximaba a la casa
presidencial, sexta avenida, entre cuarta y quinta calles, Anzuelo dio la orden de ataque a
los suyos. Los batones fueron descargados con saña sobre las espaldas chapinas y
cuscatlecas”,14 la manifestación se disolvió y muchos estudiantes fueron conducidos a las
bartolinas ubiquistas.
Los estudiantes recobraron su libertad hasta 1944 cuando triunfa la Revolución
democrático burguesa encabezada por estudiantes, maestros, militares, comerciantes y
otros sectores descontentos y afectados por la dictadura ubiquista.
En justo homenaje a la trayectoria revolucionaria, profesional y reconocimiento como uno
de los gestores en la construcción de la Escuela Nacional Tipo Federación de Asunción
Mita, en 1990 se acordó nombrarla “Lic. Juan José Orozco Posadas”.
PROFESORA MARÍA CHINCHILLA RECINOS, originaria de Asunción Mita, Jutiapa, nació en
la Aldea Las Ánimas en una humilde casa que, hasta hace
siete años se resistía a desaparecer como testigo fiel de su

12 Ibid. P. 11
13 Ibid. P. 12
14 Ibid. Pp. 12-13

13
nacimiento. Como la mayoría de autoridades de nuestro país, nunca se preocuparon por
restaurar y conservar su casa de habitación que, hasta 2013 existía en total abandono,
como aparece en la fotografía.
Fuente: archivo personal del autor Desde jovencita le tocó dejar su casa y comunidad para
6 septiembre 2013 irse a estudiar, primero a la cabecera municipal a cursar
la primaria por no haber escuela en su comunidad, luego
a Jalapa, donde “se graduó de maestra en 1927, en el
Instituto Normal Centroamericano para Señoritas –INCAS- de Jalapa, y fue abanderada de
su promoción. Desempeñó la docencia en el referido municipio y en las escuelas Felipe
Flores, Manuel Cabral y María Minera, en la capital.” 15 Estando en la capital la
sorprendieron los acontecimientos políticos y sociales provocados por la dictadura de
Jorge Ubico, en los que participó decididamente para contribuir a su derrocamiento;
siendo ella al igual que el periodista Alejandro Córdova, actores clave para constituirse con
su accionar, en factores desencadenantes que provocaron la caída del dictador Jorge
Ubico. Tampoco podemos dejar de mencionar que, el Memorial de los 311, firmado en su
mayoría por estudiantes universitarios, dirigido al Presidente de la República, fue otro
desencadenante en el derrocamiento de Ubico, al obligarlo a renunciar.
Rebelión del pueblo, para 1944, el pueblo guatemalteco ya estaba cansado de la
dictadura de Ubico y, comenzó a manifestar su descontento en las calles. En la primera
mitad de la década de 1940 —durante la Segunda Guerra Mundial— en Guatemala se
trataba de poner fin a la dictadura del general Jorge Ubico. Las medidas represivas
aumentaron y terminaron por agotar la paciencia de los universitarios y del magisterio. Es
así como se organizaron varias agrupaciones estudiantiles que después se aglutinaron en
la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). En 1943, los movimientos estudiantiles
y magisteriales marcaron el principio de la resistencia abierta contra Ubico. Al siguiente
año empezaron las Jornadas de Junio, que consistían en marchas de repudio. El 22 de ese
mes los estudiantes, en asamblea, le fijaron al Gobierno un plazo de 24 horas para que
atendiera sus demandas y las de los maestros. El Ejecutivo, en cambio, restringió las
garantías constitucionales, y así, casi al instante, se iniciaron las huelgas. Dos días después,
a las 16 horas, se le presentó al presidente de la República el documento conocido como
“Memorial de los 311”, (Ver anexo No. 7) para exigir el inmediato restablecimiento de las
garantías constitucionales. Esa tarde se efectuó otra protesta, y el Estado destacó
contingentes de policías y soldados. 16 En la mañana del 25 de junio, una multitud acudió al
centro capitalino y se registraron detenciones, heridos y muertos. La cúpula
gubernamental procuró el diálogo con los firmantes del “Memorial de los 311”, pero, a
falta de garantías, no hubo acuerdos. “(…) Un nuevo intento de manifestación del pueblo,
un desfile de señoras enlutadas que sale del atrio de la iglesia de San Francisco fue
disuelta por policías vestidos de civil, disparando contra la multitud, el saldo de ese día fue

15 prensalibre.com/hemeroteca/maria-chinchilla-origen-del-dia-del-maestro-en-Guatemala
16 Ibid. prensalibre.com/hemeroteca

14
la muerte de la profesora María Chinchilla con arma de fuego, y otras personas heridas”, 17
entre ellas Esperanza Barrientos, doña Julieta Castro de Rölz (esposa de uno de los
firmantes del Memorial de los 311) y muchas víctimas más que ingresaron a los hospitales
de la capital. El hecho ocurrió en la 6ª. Avenida y 17 calle de la zona 1 capitalina. El 25 de
junio de 1944 quedó marcado en la historia. María Chinchilla se convirtió en mártir del
magisterio y en una figura que fue sacrificada en aras de los ideales populares.
Telegrafista y periodista Alejandro Córdova, luego, el coronel Federico Ponce quiso
aprovecharse de la situación, pero el pueblo siguió la lucha y se dio la Revolución de
Octubre, proceso en el cual también tuvo participación decidida el telegrafista y periodista
Alejandro Córdova (fundador del diario “El Imparcial) que, en 1944, siendo diputado a la
Asamblea Nacional Legislativa “por el departamento de Santa Rosa,” 18 desde ese
Organismo se opuso al nombramiento del general Federico Ponce Vaides como Presidente
provisional e identificó a su periódico con las aspiraciones democráticas que condujeron
finalmente al triunfo de la Revolución de 1944 (Testimonios de esta aseveración se
encuentran en El Imparcial del 2 al 4 de julio de 1944. El día 4 entrega la Dirección del
Imparcial a David Vela. Del 25 de junio al 1 de julio no circuló el diario, por restricción de
las garantías constitucionales decretada por la dictadura ubiquista como consecuencia de
la crisis política que se vivía a raíz de las manifestaciones de protesta, que deja como saldo
más de 80 víctimas entre muertos y heridos. Entre los muertos está la profesora María

Chinchilla Recinos, hecho ocurrido durante la manifestación popular del 25 de junio). 19 La


actitud de Córdova le valió la muerte y puede afirmarse que su asesinato contribuyó a
precipitar la insurrección del veinte de octubre de 1944. 20
Con los datos aportados por Galich y Albizúrez Palma, se confirma la tesis de que el
sacrificio de María Chinchilla y de Alejandro Córdova con su asesinato, en diferentes
fechas (María Chinchilla murió el 25 de junio en la manifestación popular de ese día, y
Alejandro Córdova, asesinado por sicarios al servicio de la dictadura ubiquista, el primero
de octubre de 1944) fue decisivo o parte fundamental en la precipitación de la
insurrección y triunfo de la Revolución de Octubre de 1944.
CHEMA DUARTE, La Historia no se construye en base a hechos aislados. En este trabajo, nuestro
objeto es llegar al pueblo menos afortunado, en abandono por parte del Estado, con ausencia
total para solucionar las más mínimas de sus necesidades. Por lo que consideramos conveniente
abordar dos hechos que coinciden con el origen de la represión violenta y contrarrevolucionaria en
Oriente. El contexto de la región que estudiamos, en la que sus protagonistas son dos personajes
de la leyenda y realidad del Oriente del país, uno hace su aparición en 1954 y el otro en 1960.

17 Manuel Galich. DEL PÁNICO AL ATAQUE. Guatemala. Editorial Universitaria, 1985. Pp. 327-345
18 Nuestro Diario. Guatemala, 7 de octubre de 1944, p. 1
19 Francisco Albizúrez Palma. Diccionario de Autores Guatemaltecos. Colección Guatemala Volumen XIII,
Serie José Joaquín Pardo. Guatemala. Tipografía Nacional, 1984. p. 41
20 Ibid. P. 42

15
Es oportuno aquí, compartir con nuestros lectores el hecho que cambiaría la vida tranquila,
humilde y honesta de un campesino adolescente de 14 años de edad, originario de Aldea El Rodeo
Santa Catarina Mita, conmovido por la necesidad de alimentos de un amiguito suyo, pues no
tenían nada para comer el día que los visitó. El primer acto de solidaridad de Chema Duarte, causa
de su primer escape y búsqueda de refugio en los lugares montañosos de la Región. Adalberto
Osorio en su libro Chema Duarte, realidades y leyendas, nos relata ese hecho que marcó la vida de
nuestro primer personaje. “Un día por la tarde, cuando apenas frisaba en los catorce años de
edad, José María irrumpió de visita en el rancho mugriento, ahoyado y pajizo de un amiguito suyo
y con profunda tristeza se dio cuenta que éste, sus cuatro hermanitos menores y la madre no
habían podido comer nada en todo el día, por carecer de víveres y dinero con el cual salir a
adquirirlos. José María no pudo explicarse el origen del espantoso drama, de aquel cuadro
desgarrador de lacerante miseria que tenía ante sí; mas, en el acto, sintiendo incendiársele la
sangre de coraje, juróse resolver la cruda situación:
-Ya vuelvo- prometióles y salió agachado corriendo. Echado el sol de bruces al otro lado de los
cerros y pasada la oración, el niño se presentó de nuevo a la tambaleante choza, llevando consigo
una gallina muerta, un rimero de pishtones y un puñado de sal.
-Aquí les manda mi mamá- díjoles firmemente y dejó el ave, marchándose satisfecho.
A los dos días exactos los comisionados de la aldea, fusil al hombro y machete al cinto, andaban en
busca de Chema por haber robado una de las mejores ponedoras del gallinero de un viejo
empollador, el más rico comerciante del lugar.
Sus padres, evitando enemistades, sumamente apenados y llenos de vergüenza, de inmediato
repusieron la ovípara al avicultor, entregándole en vez de una, dos gallinas. Los comisionados, sin
embargo, instigados por el anciano ricachón, continuaron persiguiendo con saña a José María que
se vio forzado a huir y esconderse en las aldeas y caseríos vecinos.
Desde este momento el niño de catorce años aún no cumplidos, pero cuyo desarrollo físico le
hacía aparecer como un verdadero hombrecito, sintiéndose injustamente perseguido y sin un
brazo que lo guiara, inició sus peligrosas aventuras y correrías, las que con el tiempo le llevaron a
la fama.
Durante el siguiente año nada se supo de él, excepto el rumor acerca de que siempre se le
perseguía como a un feroz criminal y que, de vez en cuando, subrepticiamente, por las noches,
llegaba a estarse con sus apesarados padres y hermanos, quienes se daban cuenta con dolor que
Chemita, paulatinamente iba dejando de ser el mismo…
Desde muy niño José María había amado mucho a su noble madre y ella, que lo sabía de sobra, al
verlo ahora perseguido día y noche, asediado en todas partes, sufría lo indecible y se le partía de
tristeza el corazón. Por eso, en varias ocasiones haciendo a un lado su natural orgullo de madre,
habíase hincado, derramado lágrimas e implorado a los comisionados del lugar y de las demás
aldeas para que lo dejasen en paz; pero éstos, obedeciendo consignas privadas, no cejaban e
incluso, de paso, cada día le acumulaban más delitos.
Una noche hubo un nutrido tiroteo a las orillas de la aldea; por la mañana corrió la especie que la
escaramuza se había producido al intentar aprehender al púber fugitivo, que escapara de manera
increíble de la celada que le tendieran cinco comisionados militares, saliendo dos de ellos heridos
de la cabeza y de los hombros.
Tiempo después, cuando había cumplido ya los diecisiete años, en ocasión que daba serenata a
Prudencia, el amor de su vida, sostuvo su primer encuentro a machete con los hermanos Miguelón
y Goyo Coto, este último enemistado con él desde la infancia y a quienes, en forma valiente, ágil y
temeraria, puso fuera de combate después de furiosa lucha. Guitarras, violines y mandolinas
quedaron hechos pedazos, hechos retacitos de madera con todo y cuerdas.

16
El viejo empollador, que no había dejado un solo momento de hostigar a Chema, valiéndose de las
autoridades policíacas, ante su indiscutible fama y temeridad, se sintió inquieto, acorralado; y,
esperando de un momento a otro un sangriento desquite, estimuló y convenció a Goyo Coto para
vengarse. Coto, resentido de la paliza recibida con su hermano y creyéndose incapaz de volver a
enfrentarse cara a cara con José María, le estuvo siguiendo los pasos por las veredas y atajos de las
montañas, hasta que al fin descubrió una poza en el río Ostúa a la que el fugitivo bajaba a bañarse.
Escondido entre cañamelares pasó largo tiempo aguardando el momento. Una mañana, al rato de
esperar aguaitado, apareció la víctima. Dejó que se desnudase, apuntó bien por detrás, apretó el
gatillo y vio caer al agua a su presa. Pero, por la tarde de ese mismo día, al saber que había errado
el tiro, que sólo había herido en un brazo al temible adversario, Goyito Coto desapareció al
instante de la región.
Una airosa tarde del mes de diciembre al subir las veredas y los copados montes de la sierra, en su
amargo fugitivismo, cerca de su escondite, Chema se encontró con un hombre, un criminal
empedernido matador de mujeres y niños, considerado en la región el más brutal asesino y ladrón
hasta de la propia hacienda de su padre. José María, que acababa de cumplir los dieciocho años,
pero con estampa de gigante, rápido como lince, desenfundó el revólver y apuntando al
desconocido, le preguntó con rudeza:
- ¿Quién es usted? –El membrudo y sanguinario asesino le vio fríamente, levantó sus brazotes
hasta la cintura y repuso con calma:
-Si quieres… tu amigo, si no… pues dispárame. –Seguro de haber logrado desconcertar un tanto al
joven y gallardo delincuente, agregó-: soy Caín Lucero, un amigo que te admira y que ha días viene
buscándote en todas partes.
- ¿Y cuál es el objeto de buscarme con tanto interés? –Caín Lucero entregándose entero de una
vez, propuso:
-Toma mi rifle, mi pistola y mi cuchillo y déjame que te explique…
José María recibió las armas. El feroz y astuto asesino tomó asiento sobre un peñasco y comenzó a
hablar. Con zalamerías, promesas y juramentos logró convencer a Duarte para que se fuese con él
y formase parte de la banda de malhechores que jefeaba en los alrededores de Montarrales, (El
Chaparrón, Jalapa) municipio aledaño a Teometapa (Santa Catarina Mita, Jutiapa).
En principio fue, pues, José María Duarte Medina un delincuente solitario, un fugitivo que andaba
de cerro en cerro evitando encontrarse con las autoridades; pero que más tarde llegaría a ocupar
la atención entera del país, como cabecilla principal de la organización criminal más famosa que
haya existido hasta hoy en todo el fogoso y legendario Oriente de Guatemala.” 21 Chema Duarte
fue víctima de las circunstancias que, aunque sin orientación política, su actuar no fue el de un
delincuente común, como queda demostrado en los pasajes que incluimos en el anexo No. 2.

LÁTIGO DEL SUR, su nombre era Benedicto Ruano, originario del caserío Guacamayas aldea
Canoas, Jutiapa. Con motivación distinta a la de Chema Duarte, el Látigo del Sur se vio orillado a
luchar contra los terratenientes, el gobierno contrarrevolucionario de Castillo Armas y la United
Fruit Company –UFCO- después de haber sido contratado por ellos para acompañarlos en la
invasión a Guatemala con el objeto de derrocar a Jacobo Árbenz Guzmán, gobierno electo popular
y democráticamente en 1951.
Al sentirse abandonado y desilusionado, subsistiendo con trabajos ocasionales, como la mayoría
de soldados mercenarios que habían participado en la invasión y darse cuenta de las injusticias
que cometía el gobierno liberacionista, los terratenientes acaudalados y la UFCO en la Costa Sur,
contra los campesinos pobres que, habían sido beneficiados con la Reforma Agraria de 1952 con la
21 J. Adalberto Osorio S. CHEMA DUARTE, REALIDADES Y LEYENDAS. Guatemala. Tipografía Nacional, 1967.
Pp. 19-22

17
que se pretendía erradicar la propiedad feudal y eliminar todo tipo de explotación hacia el
trabajador, pero estaban siendo despojados de sus tierras para regresarlas a los grandes
terratenientes, toma la decisión de empezar atacando a los grandes terratenientes y a
funcionarios de la UFCO, arrebatándoles dinero y alimentos para compartirlo con los desposeídos.
Al trasladarse a vivir a Tiquisate, Benedicto se enteró que había un personaje de la CIA llamado
Lindwood Adams que había venido de Honduras para apoyar a la UFCO en el desalojo violento de
las tierras otorgadas a los campesinos amparados en el Decreto 900.
Benedicto Ruano alcanzó la fama nacional cuando empezó a afectar los intereses de los ricos en la
Costa Sur de Guatemala. Se auto-denominó “El Látigo del Sur” y dirigió sus acciones contra las
actividades de Lindwood Adams y la UFCO. https://www.guatemalachronicle.com/lindwood-
adamas-latigo-del-sur/
No todo lo malo que se dice de Benedicto Ruano es cierto, pues, por esa misma época, un
gringo también trabajador de la compañía, sintiendo simpatía por Benedicto Ruano al
considerarlo prototipo del campesino tropical guatemalteco, por ser fuerte, saludable,
tesonero en las faenas y con aspiraciones de mejorar a su pueblo, le obsequió una revista
mejicana, donde por la misma pudo enterarse de las ideas revolucionarias del sureño
Emiliano Zapata y llevadas a la práctica en México, allá por los años de 1910 con el sano
propósito de mejorar a “los de abajo” del por entonces sufrido pueblo, especialmente en
lo que respecta a campesinos y trabajadores de la tierra.
Es así como adquiere conciencia de la necesidad de emprender un proyecto
revolucionario propio. Además, Benedicto Ruano había experimentado en carne propia lo
que era tener hambre, recomendaba a los ricachos y finqueros de la zona que diesen
algunos alimentos a la gente sin medios para comprarlos, con la advertencia de que, si
alguien se negaba a ello, él iría a cobrarles. Además, con el apoyo moral ofrecido por
Lorena y su gente, a quienes día a día se les adherían más mujeres, ofreciendo ayudar a la
hora de la lucha, empezó a extender su zona de influencia más allá de los linderos de su
municipio.
Llegó un día mientras él seguía laborando en una de las fincas bananeras del sur, que ya
no cancelaron puntualmente los jornales a los trabajadores, en virtud de que éstos
deberían ser aprobados previamente por un engranaje de contadores, acumulándose con
ello hasta seis tarjetas por cobrar y de las cuales se les pagaba únicamente una cada
quince días, con lo que los trabajadores principiaron a sufrir mucho al no poder adquirir
alimentos para sus familias y a ser víctimas de los agiotistas, quienes les compraban dichas
tarjetas descontándoles por ellas hasta un cincuenta por ciento, y curiosamente esta
rapiña no la achacaban los jornaleros a los avaros prestamistas sino a los dueños de las
fincas, con lo que los agiotistas sentíanse seguros y felices.
Un fin de quincena, en ocasión en que llegó un carro motor por la vía férrea con el dinero
para pagar a los mozos, al tocarle el turno a Benedicto, éste entregó al pagador sus seis
tarjetas atrasadas por cobrar, informándole el empleado que solamente le cancelaría una
de ellas, ante lo cual Benedicto le manifestó que ya se le había acabado la paciencia ante
tal proceder, y para demostrarlo, sacó su revólver y procedió a encañonar al pagador,
mientras que con la mano libre tomó el maletín donde se guardaba todo el dinero por

18
pagar y, de inmediato huyó del lugar perdiéndose entre las matas de banano de las fincas
de la compañía.22
Fue así, como dio comienzo la vida heroica y revolucionaria, a su manera, de aquel
desesperado trabajador, tras experimentar en carne propia las miserias que sufrían sus
compañeros de trabajo, al no poder llevar a casa lo necesario para la familia. Pero, la
mayor parte del dinero obtenido por él en forma violenta, la repartió entre sus
compañeros más necesitados, con el fin de que éstos pudieran aliviar un tanto su
situación económica.
Ha de saberse que con la invasión mercenaria financiada por Estados Unidos y apoyada por la CIA,
se derogó el Decreto 900 Ley de Reforma Agraria a través del Decreto Presidencial 559 que
también fue derogado por no cumplir con las expectativas esperadas por el gobierno
contrarrevolucionario de Castillo Armas. En uno de sus Considerandos indica que en la práctica se
ha comprobado que el Estatuto Agrario no ha rendido para la comunidad campesina los resultados
deseados; en otro Considerando se establece que, solamente la conciencia de lo propio –no la
simple condición de usufructuario-, es capaz de crear el incentivo para cuidar la tierra, defenderla
y hacerla producir.
En la práctica, resultó ser un subterfugio porque lo que se pretendía con este Estatuto Agrario era,
entregar la tierra a los campesinos en propiedad para que pudieran venderla a los mismos
terratenientes por falta de atención crediticia y asistencia técnica. La posesión de la tierra en
usufructo no se podía vender y sí garantizaba la atención crediticia y asistencia técnica; más de
cien mil familias campesinas habían sido favorecidas con la Reforma Agraria del gobierno
revolucionario de Árbenz.
Luego, con la Ley de Transformación Agraria Decreto 1551, se reafirma la entrega de tierras a
campesinos en propiedad con el mismo fin de despojar a las familias favorecidas con el Decreto
900.
En uno de los Considerandos de la nueva ley se establece que, la evolución de los tiempos
modernos exige la creación de más propietarios de tierra, no usufructuarios, con el objeto de que
el campesinado prospere en lo económico (…) es así como al otorgar la tierra en propiedad con
esta nueva ley de contrarreforma, los campesinos eran despojados o ellos mismos vendían sus
tierras a los terratenientes ante la incapacidad de cultivarlas por falta de financiamiento y
asistencia técnica.
En tanto que la Reforma Agraria otorgaba las tierras en usufructo, cuya figura legal impedía vender
la tierra, contando, además, con asistencia técnica y crediticia para garantizar su bienestar.
Para respaldar lo expuesto, compartimos algunos pasajes importantes de las aventuras del Látigo
del Sur (Ver anexo No. 3) donde queda de manifiesto la solidaridad y calidad humana del Látigo
del Sur, desmintiendo las atrocidades atribuidas a él por parte de las autoridades y los
terratenientes.

RESEÑA HISTÓRICA DE LOS ORIENTALES EN LA REVOLUCIÓN GUATEMALTECA

RAMIRO GARCÍA, también conocido como Ramirón y Gustavo, originario de Asunción Mita,
arquitecto y pintor, cofundador del Frente Estudiantil Revolucionario Robin García –FERG-,
organización estudiantil que formaba parte del Ejército Guerrillero de los Pobres –EGP-, éste,
surgido a luz pública en 1975 con el ajusticiamiento de Luis Arenas, conocido en la región como “el

22 JORGE CIFUENTES VALDÉS. ALGUNAS AVENTURAS DE LÁTIGO DEL SUR. 3ª. Edición. Guatemala.
FORMATEC, 1998. Pp. 122-125

19
tigre de Ixcán”, abuelo de Rodrigo Arenas, aliado de la Fundación contra el Terrorismo, dirigida por
Ricardo Méndez Ruiz.
Para conocer sobre la comparación de Luis Arenas con el feroz animal, reproducimos el siguiente
fragmento: “En la inmovilidad de la muerte, fuera de su ambiente natural, el cuerpo del tigre
parece el disfraz abandonado de algún personaje maligno de la selva. Sus fauces, yertas, huelen a
carroña. Por su crueldad y falta de entrañas, a este animal comparaban los campesinos
guatemaltecos a aquel terrateniente que teníamos por misión castigar (…) El 7 de junio era día de
pago, hecho que facilitaba la aproximación hasta las oficinas, dada la concurrencia de mozos al
cobro quincenal. En la administración, en efecto, la peonada se aglomeraba, esperando la paga.
Frente a su administrador, mirada de ave rapaz y bigote de encomendero, el señor de la tierra
hacía rimeros de fichas y desdoblaba billetes arrugados. Al conminarlo a levantar las manos y
entregarse, por breves instantes fijó la mirada en quienes lo encañonaban, mientras con
movimiento instintivo de la mano, empuñaba la pistola. Sucesivos disparos le quitaron la vida en el
preciso instante en que lograba oprimir el gatillo del revólver a la altura del vientre. Sin dar crédito
aún a lo que había ocurrido, la peonada, inquieta, escuchó la explicación en lengua que
inmediatamente comenzó a dar uno de los guerrilleros. Pero conforme la relación hacía memoria
de desmanes e injusticias, de despojos y arbitrariedades, de entre la multitud comenzaron a
alzarse voces que asentían, que interrumpían al orador y agregaban atropelladas razones por las
que al entender de quien hablaba, aquel explotador de trabajo ajenos merecía tal castigo. Al llegar
a los vivas, un clamor ancestral, salidos de gargantas habituadas a callar y a gemir desde la llegada
de los castellanos, coreó la voluntad proclamada a gritos de que vivieran los pobres y murieran los
ricos. Del dinero desparramado sobre la mesa y el piso, la guerrilla no tocó un centavo. A partir de
entonces comenzó a decirse en la comarca que los de la montaña no eran extranjeros, pues
hablaban el dialecto de la zona; que tampoco eran ladrones, puesto que no habían tocado el
dinero, y que seguramente habían venido a hacer justicia, toda vez que habían castigado
ejemplarmente a quien se había hecho rico con el sudor y la sangre de los necesitados. Dos días de
marimba en Ilom, la aldea vecina, fueron el mejor testimonio de la alegría popular por este
acontecimiento. Cuando posteriormente visitábamos las aisladas viviendas de los indios, muchos
de ellos, sobre todo los viejos, nos tomaban las manos y nos miraban largamente a los ojos, en
señal de gratitud y reconocimiento.”23
Como otras organizaciones revolucionarias de masas, integrantes del EGP, Ramirón, sin buscar el
protagonismo, con su humildad y sencillez puestas a prueba, se entregaba a las tareas que la
revolución y las circunstancias requerían en cada campo. Él, con su capacidad y habilidad,
aportaba con su arte, pero, además, en otros espacios de participación política y social, hacía lo
suyo. En su afán por recuperar espacios de participación política y democrática, se dio a la tarea,
junto a otros compañeros de su pueblo a integrar una Coordinadora de jóvenes, estudiantes
universitarios, maestros y obreros, con el objetivo de organizar foros políticos para cuestionar a los
candidatos a la alcaldía municipal local, en el entendido de que, a partir de 1954, hasta 1985, se
cerraron los espacios de participación política a partidos de izquierda, por lo que los únicos que
participaban eran candidatos de partidos de derecha. Como el cuestionamiento a los candidatos
comprometía y ponía en tela de duda las propuestas y respuestas de los candidatos, esto molestó
o incomodó a más de alguno. El nombre de la Coordinadora era: Coordinadora Democrática
Popular, estaba integrada por Ramiro Antonio García Jiménez, Amílcar Luna (canche Luna, o
macho Luna como se le conoce en otros círculos de amistades), Fernando Palma, Oscar Escobar,
Ramón Sáenz, Roberto Cerna, Pedro Guevara, Byron Velásquez. 24 Además del objetivo anterior y,

23 Mario Payeras. Los días de la selva. 8ª. Edición. México. Joan Boldó i Climent, Editores, 1989. Pp. 102-107
24 Entrevista con Fernando Palma, septiembre, 1988

20
como parte de su proyección social, realizaban presentaciones artísticas populares en los Barrios,
tales como obras de teatro, música de protesta, en tiempos de represión sistemática, así
arriesgaban su vida, con el objetivo de formar, política e ideológicamente a los vecinos de
Asunción Mita a través del arte y el ingenio.
Finalizando la tarde del 15 de septiembre de 1980, estando en la puerta de su casa, una tienda de
artículos de primera necesidad, (donde, por cierto, nos daban fiado a quienes lo necesitábamos,
para ir pagando conforme se podía) fue asesinado Ramiro, por agentes de seguridad del Estado,
frente a una de sus hermanas menores que se encontraba atrás del mostrador de la tienda;
mientras doña Clementina, su mamá, se encontraba en la iglesia del pueblo, escuchando misa. No
les importó el dolor y daño psicológico causado a la familia al descargar su odio y sadismo,
acallando la voz de quién era un estorbo para sus planes de sometimiento.
Así segaron la vida de un muchacho, humilde, sencillo, solidario, con una gran sensibilidad social y
humana, además, con una gran generosidad, puesta a prueba cuando en nuestra calidad de
estudiantes de primaria, cursábamos el sexto grado en 1965. Él con una posición económica mejor
que la nuestra, llena de estrecheces, le habían comprado una bicicleta verde, timón gacho; César,
descalzo con ropa remendada y, cuando lo alcanzaba, camino a la Escuela Tipo Federación, bajo
aquel ardiente sol, paraba su bicicleta y le decía, “subite, te doy jalón”. Recuerda César que se iba,
sólo con los cuadernos; durante el recreo casi siempre lo invitaba a comer una tostadita con
aguacate o con frijoles colados y queso seco, eso ayudaba en parte a calmar el ruido de las tripas,
pues se quedaba en la casa, casi siempre sin algo para comer, cuidando a los hermanos menores
que, recomendaba con los vecinos para irse a la escuela, porque su papá se iba a trabajar como
jornalero al campo, y su mamá a lavar ropa ajena al rio Ostúa, en un lugar ubicado entre la poza
de la Ventana y la poza Azul, esta última con su playa privatizada y circulada actualmente, por
algunos areneros de la localidad que impiden el paso a dicha poza. Recuerda que, a mediados de
la década de los sesenta, al salir de la escuela, a las seis de la tarde, pasaba a su casa a dejar los
cuadernos y a comer una tortilla fría con frijoles o con sal y limón, previo a emprender la marcha
hacia el río, a encontrar a su mamá que regresaba de su jornada de trabajo como lavandera,
siempre trataba de llegar hasta el río, donde lavaba, para compartir el peso de la ropa mojada que
llevaba en su artesa y, se iba, pasando por la orilla de la poza azul, a un costado de la desaparecida
hielería de don Arnulfo Aragón, caminando bajo la sombra de unos chilamates, ya casi
oscureciendo, con el temor de que le saliera la siguanaba, (personaje famoso, protagonista de
varias leyendas de terror, difundidas por jóvenes de la época en Asunción Mita, que forman parte
de la tradición guatemalteca). En algunas ocasiones caminaba rumbo al río, acompañado de otros
dos compañeros de infortunio: Rolando Cho Chavarría y Mauricio Estrada; a veces se incorporaba,
Alberto Lemus Rodríguez, que también iban a encontrar a su mamá.
La destrucción y desaparición de la hielería de don Arnulfo, fue causada por aquellas tormentas
prolongadas de 1982 y 1998 que, además, modificaron el paisaje a lo largo del río Ostúa, también
destruyeron puentes y comunidades cercanas a las playas del río.
Con el asesinato del compañero Ramiro, se desarticula la Coordinadora; la mayoría de sus
integrantes, sobrevivientes de la misma, se ven obligados a exiliarse, unos se van a Costa Rica,
otros a Europa, países escandinavos, y otros en la clandestinidad para salvarse de la represión
Estatal, durante el gobierno de Lucas García.

EDNA LEIVA MENÉNDEZ, también conocida como “Comandante Maya” del Ejército Guerrillero de
los Pobres –EGP- originaria de Asunción Mita, Jutiapa, estudiante de medicina en la USAC, hija de
terratenientes y empresarios, eran propietarios de una farmacia en la ciudad capital.
Eran los días de septiembre de 1982, durante aquel temporal fuerte que cortó la carretera entre
Jutiapa y la ciudad capital a la altura de la cuesta La Conora, pero se logró pasar, unas horas antes

21
del derrumbe. Se había concertado una reunión con ella y otros compañeros en un conocido
restaurante, ubicado en la Calzada Roosevelt, allí la conocimos, era de carácter afable, corpulenta,
sonriente. A pesar de su gran responsabilidad como una de las comandantes del Frente Guerrillero
“Marco Antonio Yon Sosa” –MAYS-, no era presa del estrés. Hasta ese momento, sin saber que
éramos coterráneos, nos cautivó su personalidad y entereza para tratar los temas políticos y
militares de ese momento.
El objetivo de la reunión era para preparar las condiciones del traslado y alzamiento de dos
compañeros de Jutiapa que, pasarían a recibir entrenamiento en las selvas y montañas de Alta
Verapaz, colindantes con el Ixcán, territorios donde operaba el EGP, 25 organización integrante de
la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG-, que se acababa de constituir el 7 de
febrero de 1982 junto a las otras organizaciones hermanas, FAR, ORPA Y PGT.
Los compañeros alzados eran César Gustavo y Pedro Antonio, ambos iban con la intención de
experimentar parte de la vida guerrillera y compartir la experiencia que poseían con respecto a las
comunicaciones.
La compañera Maya, después de haber luchado, arriesgando su vida, enfrentando a tropas
especiales, entrenadas en Panamá, Estados Unidos y en el centro de entrenamiento denominado
Escuela de kaibiles en Poptún, Petén, perdió la vida en 1984, pero no en combate en las selvas del
Ixcán y las montañas de Alta Verapaz, sino siendo extraída o secuestrada de un centro hospitalario
de la ciudad capital, con motivo de haber sido internada por complicaciones de un embarazo (el
niño nació, pero también desapareció) como consecuencia de las secuelas, propias de la vida
guerrillera: poca o nula alimentación, pues cuando bien les iba en esa época, conseguían un
pedazo de tortilla para comer con una cucharada de frijoles o con sal. La mayor parte del tiempo
se subsistía comiendo harina de maíz triturado con molino de mano, la mayoría de veces sin sal,
sin aceite. Cuando bien les iba comían harina con aceite, sal y arroz que se cocía junto con la
harina. Eso sí era un manjar, pero que no tardaba en las tripas, al rato tocaba ir a abrir hoyo o
buscar la letrina, si era campamento más o menos permanente, porque siguiendo las
orientaciones del Che,26 tocaba que cambiar de lugar, permanentemente.
Otras veces se encontraba aguacates, güisquiles, raíces carnosas de malanga, planta rica en
carbohidratos, matas de caña y hongos que se comían sólo cocidos, porque allá no había aceite de
oliva ni mantequilla de ajo para sofreírlos. El pinol era también otro manjar rico, hecho de maíz
tostado y luego molido, era una bebida muy agradable y, se comía el polvo granulado, en seco
también. Otra bebida rica, era un bojote de masa de maíz, triturado también con el molino de
mano. La masa se deshacía con agua para elaborar el fresco que, en Oriente se conoce con el
nombre de agua de chiva; en q´eqchí se decía rax´uq´un, algunas veces se escuchaba decir rax´or,
perdón por no haber aprendido muchas palabras en q´eqchí, sólo las necesarias para salvar la vida.
Por ejemplo, cuando salieron de la montaña con Pedro Antonio y Chatún, les sorprendió la noche,

25 Datos históricos de cómo se origina el EGP: los primeros 15 compañeros que ingresaron por Ixcán el 19
de enero de 1972 fueron: “Benedicto (Mario Payeras), Chacaj (tío Pedro), Sebastián (Antonio Fernández),
Lacho, Jorge (Matilde Morales), Julián, Mario, Toribio, Atilio (Aparicio, Mario Domínguez, mazateco), Jacobo,
Efraín, Alejandro (Gilberto Ramírez, zacapaneco), Minche, Víctor (César Montes), Edgar”, para reimpulsar la
lucha guerrillera, contra la oligarquía y el ejército opresor. El primer campesino que se incorporó a la
guerrilla fue Saturnino (Chatún, compañero de Alejandra, hija de tío Delfino, estos dos, originarios de Cola
de Pava, Asunción Mita). En 1975 adopta el nombre de Ejército Guerrillero de los Pobres –EGP-, cuando sale
a luz pública después de la acción contra el tigre de Ixcán, el 7 de junio. Antes de ese año se conocía como
Nueva Organización Revolucionaria de Combate –NORC- (Payeras. Op. Cit. Pp. 19-30)
26 Ernesto Che Guevara. Pasajes de la Guerra Revolucionaria. Australia, editorial Ocean Pres, 2006. Pp. 134-
139

22
llegando a un cerro, cercano a San Cristóbal Verapaz, les tocó dormir esa noche parados,
recostados sobre un bordo, esperando llegar a la orilla de la carretera, cerca del pueblo de Santa
Cruz Verapaz, donde se reunirían al amanecer con los compas que venían de la capital para
llevarlos; venían acompañados sólo con un compa, armado con una granada; y, que debía regresar
al campamento con la misma. Pasaron por un terreno donde trabajaban unos campesinos,
organizados en las Patrullas de Autodefensa Civil –PAC-, su salvación, para no usar la granada, fue
levantar la mano con un saludo en q´eqchí: q´uanbi (cuanbi) que significa adiós. A manera de
anécdota, les contamos que Pedro, al momento de ver al grupo de campesinos de las PAC, susurró
al oído de César: “si cree en Dios, empiece a rezar”, ya mero rompían en risadas, pero se
controlaron.
El compañero Pedro venía recién “curado a medias”, de una herida en un brazo, ocasionada por
soldados que, en número de setecientos aproximadamente, estaban esperando en una
emboscada planificada de acuerdo con una de tantas ofensivas anunciadas por el gobierno de
facto. Pedro iba bajando un cerro, (chupando caña, lo que los distrajo un tanto), con otros tres
compañeros jovencitos recién alzados también; Tavo, era el nombre de uno de los jovencitos, se
dispersaron al momento de escuchar los balazos; ellos se incorporaron a la guerrilla, por haber
quedado huérfanos, como consecuencia de la tierra arrasada puesta en práctica por Ríos Montt
durante su paso por el gobierno como Jefe de Estado a través de un golpe de Estado el 23 de
marzo de 1982. Ese contingente de soldados, integrado por kaibiles, pensando que se enfrentarían
a una gran columna de guerrilleros, encabezada por Pedro, al momento de verlo en la punta de
vanguardia, le dispararon, acertándole un balazo con galil, fusil de fabricación israelí, 27 en el brazo
izquierdo, pero no sabían, no se percataron que sólo eran cuatro jovencitos sin experiencia
guerrillera, que se dirigían a cumplir una misión: conseguir mazorcas de maíz, que luego de
mojarlas con sus tusas, se convertían en ricos elotes asados, eso sí, más duros que una camagua.
Al precipitarse o apresurarse los soldados, disparando en ese momento, queda demostrado el
temor que tenían de enfrentarse a la guerrilla. Estaban acostumbrados a matar ancianos, mujeres,
niños, gente desarmada en las comunidades que, luego presentaban como guerrilleros.
Decimos curado a medias, porque a raíz de esa emboscada, el Jefe de una Unidad militar del
MAYS, que llegó al campamento ubicado en jurisdicción de Sacatalhi, dispuso que César se
integrara al grupo de contención a esperar que llegaran los soldados persiguiendo a Pedro que
venía herido, logrando escapar arrastrándose, sangrando. Al llegar al campamento, ya casi en

27 En cuanto a la presencia de armas israelíes en Guatemala, un informe redactado por


la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1999, señala que “los israelíes
buscaban beneficios económicos por encima de otras cosas y que no les importaba lo
que hicieran sus asesores ni cómo eran usadas las armas que habían dado a
Guatemala. (…) En 2013, el ex oficial de Inteligencia israelí, Ari Ben-Menashe, declaró
que sus “amigos estadounidenses” pidieron a su país ayuda militar para Guatemala,
demanda que fue escuchada.” Recordemos que en la década de los setenta y ochenta,
el gobierno de Estados Unidos había dejado de “ayudar” con armamento al Ejército de
Guatemala, por denuncias de violaciones a derechos humanos, sin embargo, acudió a
sus aliados como Israel y Argentina para seguir enviando armas a Guatemala. Es
oportuno mencionar que, en un acto de valentía y decisión, Saturnino (Chatún)
recuperó el primer Galil para el EGP, en el Destacamento de Pipiles, Sayaxché Petén,
enero de 1980. (Informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicado el
viernes 7 de mayo 2021 por el portal The Electronic Intifada y conocido a través del
medio televisivo TeleSur)

23
shock, contó lo sucedido, luego Chatún le preguntó en que parte del cuerpo estaba la herida,
Pedro respondió que en el brazo; “ah, entonces no te ahuevés, yo pensé que era en el estómago”,
porque Pedro llevaba el brazo, con la mano a la altura del estómago, como se acostumbra ponerlo
cuando se cuelga con cabestrillo.
Al no existir médico o alguien con conocimientos en medicina, Chatún dispuso que César se hiciera
responsable de atender a Pedro, sin conocimientos previos de medicina; la única que tenía esos
conocimientos era la compañera Maya, pero se había quedado en la ciudad. A partir de ese
momento, César es sustituido por otro compañero en la contención y pasa a ser encargado de
Servicios médicos –SM-, pues a entrarle a la tarea; lo primero que hizo fue hervir agua y empezar a
limpiar la herida, consiguió un trapo para sostener el brazo desde el cuello. Con agua hervida se
logró salvar el brazo, a falta de agua oxigenada, alcohol, antibióticos y analgésicos; lo único que, le
quedó medio torcido, medio chueco, medio pando como dicen en Jutiapa. A todo esto, los
soldados de la incursión, no llegaron al campamento de emergencia, ubicado como a
cuatrocientos metros de donde se encontraban emboscados, muy cerca del campamento anterior,
destruido la víspera por dichos soldados al retirarse los compañeros para evadir el enfrentamiento
militar, porque eran veinte en el campamento, armados sólo con carabinas y escopetas, contra
unos setecientos soldados bien armados, una diferencia abismal para montar una emboscada.
Para finales de 1982 ya estaban mejor pertrechados con fusiles M16, revólveres, lanza cohetes
RPG 13, lanza granadas y municiones; César entregó la escopeta 12 que portaba y recibió su fusil
M16 y un revólver Magnum 22 para su defensa, con lo que ya no había espacio para pensar en la
siguanaba durante las dos horas que duraba la posta nocturna.
Por la forma como le quedó el brazo a Pedro, se tuvo que trasladar a la capital, a un hospital
privado que todavía existe en la Calzada Roosevelt, por donde conocimos a Maya; le quebraron
nuevamente el brazo, se lo enderezaron colocándole un clavo de platino, lo enyesaron y quedó
perfectamente.
Volviendo a las limitaciones alimenticias en la montaña, carne casi no se consumía, era raro que se
encontrara animales domésticos, porque cuando el ejército llegaba a las comunidades, arrasaba
con todo, quemaba sus ranchos, incluidos los animales. Sólo en una ocasión, en una comunidad
por la que pasaron, se sabía que los soldados se dirigían a dicha comunidad y, tuvieron que comer
junto a los pobladores un caldo rico en proteínas, compuesto por gallinas, patos, pollos, chumpes,
todo revuelto, ese sí fue un manjar; después de comer, se fueron con el grupo a un campamento
de emergencia, mientras pasaba el peligro. En otra ocasión también ocurrió lo mismo, en una
tarde lluviosa y fría, casi anocheciendo, llegaron a una comunidad, corrieron a colocarse alrededor
del fuego, les convidaron a comer frijoles parados con arroz, cocidos como se cuecen los frijoles
con pellejos de marrano, qué rico en tiempos de lipidia. Previo a alzarse, los compañeros
idealizaban la vida en la montaña, contaban que había muchos animales salvajes, por ende, mucha
carne, que había compañeros expertos en cacería. Güechos, no se podía disparar para no delatar
la ubicación del campamento.
Cuando les daba tiempo, los pobladores, por su cuenta, lograban escapar y salvar sus vidas
buscando refugio en los campamentos de la guerrilla más cercanos o en la selva, donde
empezaban a constituirse las Comunidades de Población en Resistencia –CPR-, la gente de la
población que llegaba huyendo, corría con niños en brazos, llorando y con guacales de plástico y
ollas de metal, sonando al contacto con arbustos y entre sí; era conmovedor verlos llegar, a veces,
bajo la lluvia.
En una ocasión, sin consultar a los mandos, un grupo de compas desesperados por el hambre,
trató de cazar un gato y un chucho, que, aparecían de vez en cuando en el campamento, pero no
se dejaron cazar, no se podía disparar, por el ahorro de municiones y, por el ruido que los disparos
causarían. Por esa razón no se disparaba a animales salvajes tampoco. Tuvimos oportunidad de

24
comer carne de chucho, muy rica, por cierto, en nuestra época de estudiantes, pero no se sabía de
qué carne se trataba, hasta que circuló la noticia en los medios de comunicación, de que, en el
portalito de la Universidad de San Carlos –USAC-, se vendía ese tipo de carne asada.
Retomando las cualidades y calidad humana de la compañera Maya, es oportuno resaltar que, a
pesar de descender de familias acomodadas de nuestro pueblo natal; por haber nacido en ella una
conciencia social, humana y revolucionaria como resultado de su formación política, ideológica y
académica en la USAC, le permitió conocer las necesidades y problemas de su pueblo, por quienes
ofrendó su vida con la esperanza de lograr el cambio anhelado, y establecer la democracia
participativa, para mejorar las condiciones de vida de los desposeídos y empobrecidos de este
país, después de haberlas perdido en 1954 como consecuencia de la contrarrevolución.
Edna, antes de alzarse a las selvas del Ixcán en 1977, formaba parte del Frente “Otto René Castillo”
y, como estudiante de medicina, colaboraba en un hospitalito habilitado por el EGP en la ciudad,
junto a otros compañeros y compañeras como Corina, que compartían la misma casa y quien le
tejió un pabellón para protegerse de los abundantes jejenes en la selva.
Cuando César ha tenido oportunidad de hablar de Edna y su participación en la Revolución, se
acongoja, porque sabe que ella no tenía por qué arriesgar su vida, teniendo todas las comodidades
en su casa, pero pudo más su conciencia social y humana; vaya, uno de pobre no tiene nada que
perder y, sí mucho que ganar. En la actualidad existen pobres defendiendo intereses de los ricos,
pero no tienen la culpa ellos, es el sistema impuesto que, controla todo, los medios de
comunicación, la educación, la religión, especialmente las iglesias protestantes de las sectas que
promueven la teología de la prosperidad.
Debemos manifestar que conocimos de su identidad hasta 1988 a través del compañero Fernando
Palma, cercano al círculo familiar de Edna. Se conmovió tanto César, al saber de quien se trataba la
compañera que tuvo el gusto y honor de conocer en aquellas circunstancias.
La interminable y dolorosa búsqueda de su cuerpo, una de sus hermanas, en su afán y
preocupación por encontrar sus restos y darles cristiana sepultura al lado de sus familiares, que
fallecieron sin saber donde yace su cuerpo, se ha dado a la tarea de dar con su paradero; ya
entregó su muestra de ADN en la Fundación de Antropología Forense, pero son miles los
desaparecidos, por lo que se ha dificultado encontrarlo.
Por la misma angustia, en busca de sus seres queridos, ha estado pasando su compañera Corina,
aunque ella, ya logró recuperar los restos de un hermano, después de treinta años de insistencia y
persistencia, le falta localizar otros familiares. Se tiene la esperanza de encontrar a Edna. Hay
compañeros de lucha como Corina, que se están movilizando, contactando amigos que trabajan en
instituciones relacionadas con esas actividades, como la Fundación de Antropología Forense,
Fundación Guillermo Toriello, la PDH y otras.
Los asesinos de Edna, integrantes de esa red que extendió sus tentáculos hasta los hospitales
privados y nacionales, la sorprendieron, la desaparecieron con intenciones de desmoralizar y
acabar con la resistencia del pueblo; no saben que, pudieron acabar con su cuerpo, pero sus ideas
están más firmes y presentes en la mayoría del pueblo guatemalteco.

VITALINO GIRÓN CORADO, Economista de profesión, hijo de padre miteco y madre originaria del
municipio de El Adelanto, Jutiapa, creció en Asunción Mita, y estudió la primaria en la Escuela
Nacional Tipo Federación. Nunca olvidó su origen de clase, desde joven se preocupó por su
superación. Al terminar la primaria y, al dificultársele continuar sus estudios, consiguió trabajo en
Bandesa, (lo que hoy es Banrural), ese trabajo le permitió seguir estudiando, graduándose en una
carrera del nivel medio, ascendiendo de puesto en dicho Banco, pero sometiéndose a examen
para una plaza por oposición, luego ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas, donde se graduó
de Economista y, posteriormente por sus méritos y formación política e ideológica, militando en el

25
Partido Guatemalteco del Trabajo –PGT-, fue electo, con el apoyo de la agrupación FRENTE, como
Decano de dicha facultad, con los tres cuerpos electorales: profesionales, profesores y
estudiantes.
Sus hermanos, continuando con su tradición y, siguiendo sus pasos, estudiaron en la misma
facultad.
Centro de documentación, durante su gestión como Decano de la Facultad de Ciencias
Económicas, en 1984, antes de su vil asesinato, el licenciado Vitalino Girón, consciente de las
necesidades de los estudiantes, creó el Centro de Documentación que, luego de su asesinato el 26
de octubre de 1984, las nuevas autoridades de la Facultad, junto a docentes y estudiantes, como
reconocimiento y justo homenaje, acuerdan darle el nombre de Centro de Documentación
“Vitalino Girón Corado”.
El Centro de Documentación fue creado como una unidad de información especializada que tiene
como misión apoyar el proceso enseñanza-aprendizaje, investigación y extensión académica. Inició
sus labores con un fondo bibliográfico, constituido principalmente por libros, tesis, informes del
ejercicio profesional supervisado de las disciplinas de Economía, Administración de Empresas y
Contaduría Pública y Auditoria, carreras que se imparten en dicha facultad. 28
De acuerdo con el ensayo escrito por el licenciado Eduardo Velásquez, en base al libro de los
periodistas españoles, Pilar Crespo y Asier Andrés, “El rector, el coronel y el último decano
comunista”: la represión estatal a la academia guatemalteca en los años ochenta del siglo XX,
expone que, Carlos de León, economista, también; militante del PGT, trabajaba en sus años de
estudiante en la Secretaría General de Planificación Económica y, por la tarde estudiaba en la
USAC; siendo ya docente en la Facultad de Ciencias Económicas, fue secuestrado el 15 de
noviembre de 1983, torturado y finalmente ejecutado por el aparato represivo del Estado. La
tortura fue física y psicológica. Carlos trató de suicidarse, según la versión de los periodistas
españoles; y sus captores hicieron con él, lo que nunca hacían con la gran mayoría de presos
políticos, devolverlo a la vida cotidiana. Esto sucedió el 4 de enero de 1984. Se murmuraba en los
pasillos de la USAC, que Carlos había entregado toda la información que tenía y que algunos
miembros del PGT, podían haber sido delatados. Fue ametrallado por un comando de judiciales el
25 de octubre de 1984.29
Con estos antecedentes, los compañeros de Vitalino Girón, le aconsejaban que no convenía que
asistiera al sepelio del compañero Carlos que se realizaría el día 26, pero él consideraba que
moralmente, no podía dejar de asistir al entierro de su amigo y compañero, y así lo hizo.
El 26 de octubre de 1984 fue asesinado el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Vitalino
Girón Corado, electo para el período, 1982-1986. Crimen perpetrado por las fuerzas represivas del
Estado.
El ensayo del licenciado Velásquez, refiere que, por las entrevistas realizadas por los periodistas
españoles en el libro analizado, se conoce que el día siguiente al entierro del compañero Carlos,
Vitalino saldría al exilio a México, con lo cual salvaba su vida, por tal razón, la insistencia de sus
compañeros para que no asistiera al entierro del compañero y amigo.

CARLOS HUMBERTO CABRERA RIVERA, conocido también entre su círculo de amistades y


laborales como el Profe y como “loro” originario de Jalapa; por razones de trabajo se vino a vivir a

28 S/a. Reseña Histórica. Centro de Documentación, Guatemala. Facultad de Ciencias Económicas,


Universidad de San Carlos de Guatemala, s/f.
29 Eduardo Velásquez. Ensayo “El rector, el coronel y el último decano comunista”, libro de Pilar Crespo y
Asier Andrés: la represión estatal a la academia guatemalteca…
https://www.teseopress.com/encrucijadasabiertas/chapter/el-rector-el-coronel-y-el-ultimo-decano-
comunista-libro-de-pilar-crespo-y-asier-andresfootn

26
Jutiapa junto con su mamá y sus hermanos. Cuando César se trasladó a Jutiapa a finales de 1969,
él ya vivía aquí.
Desde la llegada de César a Jutiapa, llegó a vivir a una pensión ubicada a la par de la casa donde
vivía don Carlos con su familia; Pensión América se llamaba. Al año siguiente vinieron dos colegas
del Noroccidente del país, uno de Quiché y el otro de Huehuetenango, como que procedían de un
estrato social superior al de César, ya habían cursado tercero básico, y él, apenas con su sexto de
primaria, pero, luego buscaron cómo relacionarse con gente de su nivel social que, a la postre eran
lo mismo que él, asalariados. Como buen Oriental, ofreció llevarlos a vivir a la misma pensión, pero
al poco tiempo le dijeron, “mirá, aquí no nos sentimos muy bien, ¿por qué no nos vamos para el
Hotel Central?”, a escasas dos casas de distancia de nuestro trabajo, donde se hospedaba la
mayoría de profesionales, jueces, oficiales de los juzgados y de otras dependencias del Estado,
quienes tenían mejores salarios que los nuestros. En la pensión pagábamos veinte quetzales al
mes, con los tres tiempos de comida incluidos; en el hotel íbamos a pagar treinta quetzales; en
1969 nuestro salario era de sesenta y cinco quetzales, pero en 1970 hubo una reclasificación de
puestos y salarios, nos aumentaron a noventa quetzales, ya era algo más, con ese salario ya
pudimos hacer una casita de adobes para nuestros padres en 1974 en Mita. Recordarán que César
debía ayudar económicamente en su casa para evitar que sus papás siguieran trabajando como lo
hacían antes de que empezara a trabajar. Con su sueldo anterior de sesenta y cinco mensuales,
logró saldar la deuda que tenía con doña Clementina, la mamá del compañero Ramirón, que
traíamos de arrastre, (como dicen hoy). El compromiso adquirido con el sostenimiento de su
familia, por ser el hijo mayor, fue parte fundamental para que no cayera en los vicios del cigarro y
la bebida, como lo hacía la mayoría de sus amigos y compañeros de trabajo.
Casualmente, don Carlos (así se acostumbró a tratarlo César desde que lo conoció, y así siguió
tratándolo después de que se convirtieron en compañeros de lucha) también cambió de residencia
en esos días, se trasladó a una casa ubicada frente a su centro de trabajo.
El Terremoto, el cuatro de febrero de 1976, a las tres de la mañana, Guatemala fue sacudida por
un terremoto de magnitud 7.5 grados. 39 segundos fueron suficientes para destruir casi
totalmente varias ciudades del país. Los efectos del terremoto fueron devastadores:
aproximadamente veintitrés mil personas fallecieron, setenta y seis mil resultaron heridos y hubo
más de un millón de damnificados.30
Destacamos este conmovedor hecho, porque influyó para que en Jutiapa se abrieran las
oportunidades de estudio a nivel diversificado en la carrera de magisterio.
Para esa época, los jóvenes de escasos recursos no tenían la oportunidad de escoger carrera para
estudiar, sólo existía la carrera de Perito Contador en la Escuela Nacional de Comercio en la
cabecera departamental de Jutiapa, en los municipios no existía todavía algún centro educativo de
diversificado. Quienes conseguían alguna beca para estudiar en Chimaltenango o Mazatenango,
podían hacerlo. Cuando sus padres tenían posibilidades económicas para mandar estudiar a sus
hijos a la capital, a La Antigua, a Chiquimula o Jalapa, lo hacían también.
La mayoría de jóvenes se iban a estudiar a Jalapa y, como consecuencia del terremoto, las
instalaciones de los Institutos de Varones y de Señoritas sufrieron daños considerables, además,
por la situación económica de quienes, con apuros lograban mandar a sus hijos a estudiar fuera de
Jutiapa, grupos de maestros, estudiantes y padres de familia, iniciaron las gestiones ante el
Ministerio de Educación para lograr que en Jutiapa se abriera un establecimiento privado de
magisterio.

30 https://es.wikipedia.org./wiki/terremoto_de_guatemala_de_1976#cite_note-olcese-2

27
En ese contexto, se logra la autorización para que funcionara el establecimiento educativo el
mismo año 1976. Todo iba bien, hasta que el año siguiente, el 2 de junio de 1977, los padres de
familia se enteran por sus hijos que, algunos docentes, tratan de propasarse con algunos
estudiantes, problema que, ameritaba ser resuelto. Los padres de familia estaban organizados en
una asociación que dirigía el establecimiento y habían nombrado un maestro como Director
Administrativo. Convocan a una reunión con docentes, padres de familia y estudiantes, pero el
Director no resuelve el problema, lo que provoca que la Asociación de Padres de Familia, junto a la
Asociación de Estudiantes de Magisterio de Jutiapa –ASEMAJ- esta última, con el apoyo de la
mayoría de estudiantes, cuyo lema era “Los derechos no se mendigan, se arrebatan”, se declarara
en huelga a partir de ese momento, porque el Director Administrativo hizo a un lado a los padres
de familia, declarándose Director absoluto del establecimiento. La huelga duró un mes,
habiéndose mantenido dentro del plantel con el apoyo de los padres de familia y otros sectores de
la población.
Los estudiantes en huelga, mayoritariamente de origen proletario, triunfan, logrando expulsar al
Director autonombrado. A partir de ese momento se evidencian dos bandos entre los estudiantes
y padres de familia, los de origen proletario y los de origen pequeñoburgués; los primeros se
quedan en el local donde venía funcionando, nombrando como Directora a la Profesora Elba
Linares; los segundos siguiendo al Director autonombrado, que se solidarizó con los docentes
señalados de malos tratos, gestionaron ante el Ministerio de Educación para funcionar como
Colegio de Magisterio que, por traicionar a los estudiantes afectados, se les apodó como “Colegio
de las culebras”, ese es el origen del mote, no es por el color del uniforme a cuadros, color café en
fondo blanco. (Si como estudiantes les gustó el color, si fue consensuado o, si el director y
docentes de ese colegio lo impusieron a propósito, ese sería otro tema, objeto de estudio que
trasciende a lo psicológico); queda como inquietud para investigadores conocedores e interesados
en el tema.
Los estudiantes de origen proletario y, algunos de capas medias, triunfantes en su huelga, junto a
padres de familia y docentes, le dan el nombre de Instituto Normal Particular Mixto de Magisterio
“2 de Junio” en honor a la fecha que dio inició el movimiento.
El Director autonombrado, junto a los docentes que lo secundaban se llevaron para su colegio que,
fue autorizado inmediatamente, tomando en cuenta que gozaban del beneplácito de las
autoridades locales como el gobernador Ramiro Quijada, a los estudiantes que no apoyaron la
huelga.
El movimiento tuvo momentos de tensión, pues hubo necesidad de acudir a algunas reuniones con
el gobernador departamental de la época. En una de esas reuniones a las que asistían
representantes de grado, integrantes de la asociación de estudiantes, el gobernador dijo:
“jóvenes, no es tiempo para estar en estas cosas, la ropa sucia se lava en casa; el conflicto armado
está serio”, el lector interpretará el contenido del mensaje.
Al retirarse varios docentes que no apoyaban la huelga, la nueva directora junto a padres de
familia y estudiantes, se dieron a la tarea de contratar los docentes que hacían falta. Es así como
llegan al “2 de Junio” maestros de la talla de Carlos Cabrera (el loro), Efraín Gudiel (Chaín),
Gilberto Estrada (chero Gil), Ruth Foronda (seño Ruth), Rodolfo Mencos, Oscar Orellana y otros, de
tendencia democrática y revolucionaria; se cree que entre los dirigentes de la asociación de
estudiantes y algunos de los nuevos docentes, existía alguna relación organizativa con el Partido
Guatemalteco del Trabajo –PGT-.31

31 Rolando Osorio, estudiante, integrante del movimiento. (Entrevista 30 de julio de 2012) y con Rubén
Godoy, también estudiante e integrante del movimiento magisterial, (Entrevista 12 de mayo de 2021).

28
En 1978, estalla el movimiento reivindicativo en contra del aumento de cinco a diez centavos al
pasaje del transporte urbano en la capital, en el cual participaron todos los sectores laborales,
estudiantes de educación media, la AEU, profesionales y, el magisterio nacional, aglutinado en el
Frente Nacional Magisterial y la Coordinadora Nacional de Claustros de Catedráticos de Educación
Media, que venían funcionando desde la huelga en demanda de aumento salarial en 1973. 32
Durante ese movimiento de paro nacional, surge el Comité de Emergencia de Trabajadores del
Estado –CETE-, cuyo vocero oficial era Maco Figueroa, ex Presidente de la Asociación de
Telegrafistas y Radiotelegrafistas de Guatemala –ATRG-, quien debió irse al exilio a Costa Rica por
sentirse amenazado y ser criminalizado por las fuerzas de seguridad del Estado.
Recordamos que, al centro de trabajo de César, llegaban a solidarizarse y fortalecerlos, los
profesores Carlos Cabrera, Chaín Gudiel y el Chero Gil, con algunos estudiantes de la –ASEMAJ-.
Ese movimiento fue una escuela gremial y sindical, y de formación política e ideológica para César
y sus compañeros, con ellos aprendieron y adquirieron conciencia social. Cuando tocaba hacer
pronunciamientos, decía Chaín: “bueno, para empezar a elaborar el documento, iniciemos con los
artículos, luego seguimos con los verbos” y así daba inicio la lluvia de ideas, era todo un
acontecimiento aquello. Cuenta César que, no olvidan, cuando uno de los maestros que
acompañaba una noche de esas, Nery Gómez, de Moyuta dijo al plantear una idea: “bueno, el
Presidente de la República, también es empleado público, además del pronunciamiento público,
mandémosle un telegrama, expresándole que él también es empleado público y que goza de
mejor salario”, porque además de protestar por el aumento al transporte, también se solicitaba
aumento de sueldos.
Ese movimiento fue desarticulado por la cancelación de la personería jurídica de la ARTG con la
cual se respaldaba el CETE. Las organizaciones gremiales y sindicales quedaron acéfalas al asaltar e
intervenir violentamente con las fuerzas represivas del Gobierno de Romeo Lucas García las
dependencias del Estado que estaban en huelga. Ese asalto violento se da por órdenes del
Ministro de Gobernación Donaldo Álvarez Ruiz y el Director de la Policía Nacional Germán Chupina
Barahona, persiguiendo y capturando a los principales dirigentes, algunos logran salvar su vida,
exiliándose.
Debido a la agudización de la represión en la década de los 80, el Profe Carlos se va al exilio para
salvar su vida, después de que fueran asesinados sus colegas y compañeros, Chaín Gudiel, Gustavo
González, su hermano Simón Cabrera que, era maestro de una escuela rural y Director de una
radio local; el chero Gil se había exiliado en Costa Rica, pero hasta allá se extendieron los
tentáculos de las fuerzas represivas del Estado de Guatemala, siendo asesinado en aquel país;
otros dos maestros lograron escapar de la represión, corriendo por los montes, poco antes de que
llegaran las fuerzas de seguridad a la escuela, en su búsqueda.
Don Carlos Cabrera y sus compañeros caídos eran integrantes del partido político
Socialdemócrata, autorizado en 1979, Frente Unido de la Revolución –FUR-, cuyo máximo
dirigente era Manuel Colom Argueta, asesinado después de haber sido inscrito el partido.
Al triunfar en las elecciones de 1985 Vinicio Cerezo con el Partido Político Democracia Cristiana, ya
desaparecido, don Carlos regresó al país en 1986, confiado en el compromiso del gobierno civil,
que había expresado, respetar la vida, pero como sucedió con el gobierno de Julio César Méndez
Montenegro, él también asumió el cargo, condicionado por la cúpula militar. (Ver anexo No. 1)
En 1987 el Profe Carlos retoma sus estudios en la Facultad de Humanidades de la USAC, forma
parte de un grupo estudiantil denominado AVANZADA, desde allí empieza junto a otros
estudiantes de diferentes Facultades y Escuelas Facultativas, a hacer trabajo político para llegar a
32 GUATEMALA MEMORIA DEL SILENCIO. CEH. Guatemala. Oficina de Servicios para proyectos de Naciones
Unidas, 1999. P. 159

29
la AEU que funcionaba como Coordinadora hasta 1988 debido a la represión existente. En esas
condiciones, promueven la reforma educativa universitaria que implicaba la reestructuración
financiera, administrativa y académica de la USAC, lo que, desde luego, traería como consecuencia
que, en 1989, al salir del anonimato la Junta Directiva, el grupo, casi en su totalidad fuera objeto
de la represión durante el gobierno de Cerezo Arévalo utilizando el método del secuestro, la
tortura y posterior asesinato, dirigidos por Baudilio Hichos con la famosa panel blanca.
El nueve de septiembre de 1989 en la colonia Venezuela, zona 21, varios hombres que se
conducían en tres vehículos, lo secuestraron. Como afrenta a la comunidad estudiantil, su cuerpo
fue arrojado cerca de la universidad de San Carlos, el diez de septiembre de 1989 en la 17 avenida,
entre 35 y 36 calles de la zona 12, junto a otros compañeros que corrieron la misma suerte, ser
objeto de torturas y asesinato. No tuvieron juicio, ni abogado. Sus familiares y amigos exigen
justicia.
Fue tanta la saña de los ejecutores que don Carlos presentaba como 31 heridas penetrantes con
objeto punzocortante y pinchazos de aguja, de acuerdo con información de estudiantes, amigos y
familiares que reconocieron el cadáver.33
Con esa manifestación de terror, pretendían continuar la persecución y represión contra los
dirigentes estudiantiles de la USAC, desmantelando la organización y protesta estudiantil, por
atreverse a cuestionar a quienes han dirigido el sistema imperante desde 1954. Pero no contaban
con que, al asesinar a estos últimos estudiantes, se cerraba momentáneamente la ola de terror,
pues, por su formación académica, política e ideológica, por su entereza y valentía, fueron capaces
de soportar todo tipo de torturas que no los doblegó, impidiéndoles hablar o entregar más
compañeros. En el caso de don Carlos, falleció inmediatamente, porque fue tanta la furia, que, le
provocó un infarto demoledor, por lo que no pudieron extraerle la información requerida por los
asesinos, cortándose desde ese momento la cadena de secuestros dentro del grupo estudiantil en
el que participaba, impulsando la reforma universitaria promovida por estudiantes, trabajadores y
docentes universitarios. Otros estudiantes, lograron salvar su vida, saliendo del país.

MANUEL ANDRADE ROCA, también conocido como Manolo, nació en Puebla, Méxcio, hijo de
Betzaida Roca; originaria de Bethania, Moyuta, Jutiapa. Se casó con María Guadalupe Navas
Álvarez, también víctima de la represión. A pesar de su origen mexicano, siendo adolescente, su
madre lo trajo a Guatemala, donde cursó sus estudios de nivel medio y universitarios. Se graduó
de Abogado y Notario en la Universidad de San Carlos de Guatemala, fue cofundador de la Escuela
de Orientación Sindical y asesor de la Rectoría de la USAC. También fue cofundador del Frente
Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado –FUEGO- e integrante del Comité Central y de la
Comisión Política del Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT. El Gobierno de Miguel Ydígoras
Fuentes lo encarceló por haber participado en las jornadas de marzo y abril de 1962, impulsadas
por FUEGO. Fue asesinado, el 14 de febrero de 1979 al salir del edificio del Colegio de Ingenieros,
frente a la Iglesia de El Guarda, en donde había participado en las elecciones del Colegio de
Abogados. En homenaje póstumo, se le dio su nombre al Bufete Popular de la Universidad de San
Carlos, en Jutiapa.
Dando continuidad a los planes de contrainsurgencia, en 1979, grupos de hombres armados,
vestidos de civil, que conformaban grupos paramilitares al servicio del ejército, dieron seguimiento
a la campaña contra los intelectuales del país, atacando a prestigiosos profesionales universitarios,
miembros de la prensa, abogados, médicos, religiosos, sindicalistas y dirigentes políticos de la
oposición.

33 http://cpr-urbana.blogspot.com Mártires estudiantiles de agosto del 89. 21 agosto 2012

30
Su victimario al pasar los años sería señalado con la identidad de Pedro García Arredondo. Éste
sería condenado a 40 años de prisión por el asesinato de 37 personas en la quema de la Embajada
de España (31 de enero de 1980). El exjefe policial fue capturado el 24 de julio de 2011 por
desaparición forzada. En el periodo de dos gobiernos militares entre 1974 y 1978 Arredondo fue el
protagonista de las más graves violaciones a los derechos humanos.
Pedro García Arredondo es recordado con terror por sus víctimas, por haber sido quién dirigió
acciones represivas contra estudiantes universitarios, sindicalistas, dirigentes sociales, religiosos y
todo aquel que se atreviera a pensar diferente al statu quo imperante durante el gobierno de
Lucas García.34
Por su parte y, como justo homenaje, Jaime Ornelas Delgado, dedica a Manuel Andrade Roca,
algunas líneas que creemos necesario compartir aquí. Entre otras cosas, expone que el 5 de mayo
de 2008 fue un día significativo para los poblanos que supieron defender la soberanía nacional,
porque el Congreso de Guatemala rindió homenaje a Manuel Andrade Roca declarándolo “Héroe
de la Democracia y la Paz”.35
Además, destaca que Manuel Andrade Roca nació en 1944 en Puebla y, que, al trasladarse a
Guatemala, desarrolló una intensa vida de lucha política infatigable en favor de la democracia y el
socialismo en este país y en México también.
Al llegar a Guatemala decide incorporarse a la Juventud Patriótica del Trabajo –JPT- del Partido
Guatemalteco del Trabajo –PGT-. Siendo ya un joven comunista, empezó a participar en el
movimiento estudiantil enfrentado a los dictatoriales gobiernos que siguieron a la caída de Jacobo
Árbenz en 1954. Entre 1960 y 1962, fue un activo organizador de FUEGO, integrado por jóvenes de
secundaria y bachillerato que cumpliría un papel de primer orden en la lucha contra el corrupto
gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes.36
“Siendo ya estudiante universitario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
de San Carlos, Manuel Andrade supo combinar, con una entrega total, su trabajo en la
organización estudiantil, sus estudios de derecho y su militancia revolucionaria en el seno del PGT.
Por este motivo, a principios de 1968 fue secuestrado, torturado y finalmente consignado a las
autoridades (milagrosamente, pues ya la figura del preso político estaba siendo sustituida por la
del desaparecido político). Una vez salvada la vida, Manuel regresó a Puebla a la casa paterna de la
colonia América. Permaneció en nuestra ciudad poco más de un año, aquí vivió el movimiento del
68 y a fines de 1969 decidió regresar a Guatemala para reintegrarse a la militancia revolucionaria y
titularse como abogado y dedicarse a la vida profesional poniendo su saber al servicio de los
trabajadores. Con el tiempo, a mediados de los años 70, llegó a ser integrante del Comité Central y
de la Comisión Política de su partido, el PGT. El cambio ocurrió ya que la dictadura había asesinado
a la anterior Comisión Política encabezada por su secretario general Bernardo Alvarado Monzón y,
luego el 20 de diciembre de 1974, asesinara a su sucesor, Humberto Alvarado Arellano. En ese
ambiente de brutal represión contra todos los demócratas y con especial vesania contra los
comunistas, Manuel Andrade fue de aquellos jóvenes comunistas que en los setentas asumieron
con valentía el recambio generacional en la dirección del PGT.” 37
Es importante destacar que, desde la Escuela de Orientación Sindical, jugó un papel importante en
la organización del movimiento sindical, principalmente en el adscrito a la Federación Autónoma
Sindical de Guatemala –FASGUA- desde donde impulsó dicha escuela, dando asesoría legal y

34 areajuridicagam.blogspot.com
35 Jaime Ornelas Delgado. Homenaje a Manuel Andrade Roca. La Jornada de Oriente, Puebla, México, 8 de
mayo de 2008.

36 Ibid. Ornelas Delgado


37 Ibid.

31
capacitación política al movimiento sindical guatemalteco. Se entregó a la revolución combinando
la actividad académica con el trabajo sindical y las tareas clandestinas que la Revolución demanda
a los revolucionarios como Manuel Andrade Roca, lo que lo llevó a ser otra víctima más de
ejecución extrajudicial.

EDGAR PALMA LAU, también conocido como Comandante Chicho, nació en un municipio de
Izabal, otras versiones indican que nació en una finca de San Marcos donde su papá Pedro Pablo
Palma Pinto era administrador, pero se lo trajeron a vivir a Agua Blanca, Jutiapa.
Después de 1968, cuando fue diezmado el movimiento guerrillero encabezado por los jóvenes
militares que regresaron del exilio en Honduras, se pensó que el movimiento de masas como
expresión de la lucha de clases, no levantaría cabeza; en 1973 la desesperación causada por el alto
costo de la vida, la devaluación de la moneda, la represión y los constantes estados de sitio;
además, el Estado calculó mal, sus análisis lo llevaron a pensar que todo estaba bien, tranquilo y,
abrió ciertos márgenes de organización, reivindicación y movilización. Todo esto motivó que el
magisterio convocara a una huelga en demanda de mejores salarios.
En 1976, 1977 y 1978, los sindicatos de las fábricas; sindicatos y asociaciones estatales logran
conseguir consensos para enfrentar a las partes patronales y al Estado, con un objetivo común:
mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sin olvidar los intereses de la mayoría del
pueblo; la lucha no era sólo por intereses gremiales.
En ese contexto, César había recibido alguna formación sindical y gremial, aunque eran seminarios
auspiciados por el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre –IADSL-, nuestros
dirigentes que ya tenían alguna relación orgánica con las FAR y el PGT, aprovechaban para que las
conferencias fueran impartidas por dirigentes sindicales, ligados al PGT, las FAR y catedráticos de
la USAC; desde luego, se incluía también a dirigentes ligados al IADSL para justificar los costos y
financiamiento del seminario.
La mayoría de sindicatos y asociaciones tenía alguna relación con las organizaciones
revolucionarias, algunas de ellas ya habían salido a luz pública, otras todavía estaban en la
clandestinidad, en fase de asentamiento y expansión territorial. Entre las primeras estaban el PGT
que venía funcionando clandestinamente después de haber sido declarado ilegal en junio de 1954
como consecuencia de la contrarrevolución; había sido legalizado en 1952 al ser inscrito durante el
segundo gobierno de la Revolución encabezado por Jacobo Árbenz Guzmán; como vemos su vida
legal fue mínima, y, su participación en forma clandestina se prolongó hasta abril de 1997, cuando
la Comisión Política del momento decidió su desintegración para incorporarse a URNG como lo
hicieron las demás organizaciones que la conformaban previo a la firma de los Acuerdos de Paz.
Ha de saberse que hubo un debate a lo interno del PGT, en el cual hubo quienes se oponían y
otros que la favorecían; se impuso la mayoría que tomó tal decisión. 38
El EGP había salido a luz pública en 1975 con el ajusticiamiento de Luis Arenas, el tigre de Ixcán,
después de tres años de reconocimiento del terreno, construcción de su base social e
implantación en Quiché (Frente Ho Chi Minh); luego en Huehuetenango (Frente Ernesto Guevara);
ciudad capital (Frente Otto René Castillo); Izabal (Frente Guerrillero 13 de Noviembre); Alta
Verapaz (Frente Marco Antonio Yon Sosa); un Zonal o Regional en Baja Verapaz (Socorro Sical);
Chimaltenango (antes de finalizar la guerra ya era Zonal Augusto César Sandino); la Costa Sur (el
Llano), que incluía los departamentos de Suchitepéquez, Retalhuleu y Escuintla, donde operaba el
Frente Luis Augusto Turcios Lima.39

38 Ronald Rivera, Entrevista 10 septiembre 2015


39 Op. Cit. GUATEMALA MEMORIA DEL SILENCIO. CEH. Pp. 174-175

32
Las FAR ya se habían reagrupado para continuar la lucha desde Petén, pero en 1972 ocurre una
escisión en el Regional de Occidente, por diferencias entre Gaspar Ilom y Edgar Palma (Chicho),
surgiendo así dos organizaciones: Nuestro Movimiento –NM- dirigido por Chicho, y ORPA con
Gaspar que, en el momento de separarse del Regional, se denominaba “La Organización”, sale a
luz pública el 18 de septiembre de 1979, con la toma de la finca cafetalera Mujuliá, en Colomba
Costa Cuca, Quetzaltenango, como Organización del Pueblo en Armas –ORPA- 40 después de ocho
años de construcción y preparación de dicha organización, la cual ya contaba con tres Frentes
Guerrilleros, con base social en San Marcos, Quetzaltenango y Sololá, además de un Frente
Urbano en la Capital.
Nuestro Movimiento –NM- continúa en la clandestinidad, en 1978 viene a Jutiapa un estudiante
de la Universidad de San Carlos y contacta a Julio, quien a la vez contacta a César, reclutándolo
para formar parte de Nuestro Movimiento. Desde un inicio sabíamos que era Chicho el máximo
dirigente de –NM-, pero no conocíamos su identidad, hasta en 1982 cuando sale a luz pública
como Movimiento Revolucionario del Pueblo Ixim –MRP-Ixim-, poco antes de la caída en combate
de su máximo dirigente.
En 1978, Gabriel, un compañero y amigo del PGT trata de reclutar a César, pero ya formaba parte
de –NM-; por los efectos de esas escisiones, en 1980 deja de venir el compañero de –NM- y
aparece otro compañero del EGP que a la vez nos deja como responsable a Anacleto Calderas, (el
tío Delfino) y a tío Noel, que formaban parte del Frente 13 de Noviembre del EGP en Izabal. En
1981 (después de los dolorosos hechos ocurridos con el papá de Ana María que, para el efecto
incluimos el anexo No. 4, donde ella cuenta todos los pormenores de lo sucedido ese fatídico 11
de septiembre de 1981 -Casos 5021 y 5022- y, que nos conmovió como humanos, compañeros,
vecinos, y amigos), aparece Lidia, otra compañera de la USAC, contacta a Ana María y su
compañero Julio; con Lidia se logra que César y Pedro se alcen para integrarse al Frente Marco
Antonio Yon Sosa –MAYS- del EGP que operaba en las Verapaces, cuya experiencia ya fue relatada
anteriormente.
El 20 de enero de 1982, como a las diez de la mañana, en una casa de seguridad de la Colonia
Utatlán de la zona 7 capitalina, cayó en combate el Abogado Edgar Palma Lau, Comandante
Chicho, ex presidente de la Asociación de Estudiantes Universitarios –AEU-, 41 ofrendando su vida
por la liberación de nuestro pueblo. Se sacrificó, enfrentando, con entereza y valentía a la
descomunal fuerza militar combinada con las otras fuerzas de seguridad del Estado, la cual incluía
una tanqueta y otras armas de artillería pesada, para cubrir la retirada de dos de sus compañeros
que lo acompañaban en ese momento en dicha casa. 42
Además de su aporte en la práctica de la lucha guerrillera, Edgar Palma Lau, aporta teóricamente
al concepto de Guerra Popular Revolucionaria, en cuanto a la manera de incorporar a los indígenas
a la guerra popular. Leal a sus concepciones marxistas, opinaba que una línea de masas basada en
criterios de clase, debía ser la herramienta para incorporar a todos los campesinos en general –
indígenas o mestizos- a la guerra popular prolongada que impulsarían las fuerzas guerrilleras. 43

ANACLETO CALDERAS, también conocido como tío Delfino, originario de Aldea Cola de Pava,
Asunción Mita. Sus hijos e hijas, toda su familia se integró a la guerrilla. En 1982 en el MAYS, César
se encontró con Alejandra, una de sus hijas que era compañera de Chatún, uno de los

40 Ibid. Pp. 175-176


41 Prensa Libre, 31 de mayo de 2021
42 Ibid.
43 Edgar Palma Lau. Guatemala, sociedad de violencia. En:
http://digi.usac.edu.gt/virtual/publicaciones_files/Publicaciones/PalmaLau.pdf

33
Comandantes de dicho Frente, sin conocer de su identidad en ese momento, desde luego. En 1980
tío Delfino estaba integrado al Frente Guerrillero “13 de Noviembre” que operaba en Izabal
cuando vino a Jutiapa a tratar de contactar a César por sugerencia de otro compañero que había
sido asignado a otra zona para cumplir otras tareas. Luego tío Delfino lo contactó con tío Noel, con
quien se entrevistó en la capital, pero se perdió la comunicación. Es hasta 1981 que contactan a
Lidia a través de Ana María, como se dijo antes, y el año siguiente se va César y Pedro Antonio al
Frente Marco Antonio Yon Sosa.
El 18 de abril de 1984, en la cabecera municipal San Miguel Petapa, departamento de Guatemala,
miembros de la Policía Nacional y del BROE secuestraron al compañero Anacleto Calderas Godoy,
(quien ya militaba en otro Frente del EGP al desaparecer el Frente 13 de Noviembre), también
secuestraron a sus menores hijas, Elida y Noelia Esperanza Calderas Linares; tenían dieciséis y
catorce años de edad. Posteriormente, los policías llevaron a las víctimas al Quinto Cuerpo de la
Policía Nacional y desde ese hecho, nadie volvió a saber más del paradero de las víctimas. 44
Don Anacleto y su familia, no tuvieron derecho a juicio ni abogado, convirtiéndose en otro caso de
desaparición forzada.

LUIS ROLANDO PEÑATE LIMA, también conocido como Peñatío, y como Manuel; en 1976 llega de
Jalapa a inscribirse a quinto grado del Instituto Normal Particular Mixto de Magisterio “2 de
Junio” de Jutiapa;45 como lo hizo también Rubén Godoy y demás estudiantes que aparecen en la
foto, excepto dos o tres que, procedían de Antigua y otros lugares del país que, también sufrieron
los embates del terremoto, (Ver anexo No. 5). Desde que llegó, Peñatío se integró a la Asociación
de Estudiantes de Magisterio ASEMAJ, en la que participó activamente reivindicando los derechos
de los estudiantes, apoyando las luchas de los trabajadores también. En ese contexto, hace
contacto con compañeros del PGT, llegando a ocupar cargos de importancia en las estructuras de
la organización. Esas responsabilidades no impidieron que se graduara en 1977 como Maestro de
Educación Primaria Urbana. Se trasladó a la capital, donde continuó sus estudios, cerrando
currículum en la carrera de Derecho en la USAC.
En la capital asumió nuevas responsabilidades políticas y militares, lo que motivó que el 11 de
octubre de 1984 en la Avenida del Cementerio y 14 calle de la zona 3 capitalina, lo secuestraran las
fuerzas represivas del Estado. Según el Diario Militar fue enviado a la Dirección de Inteligencia.
Hasta el momento se desconoce su paradero. (Diario Militar, No. 165) 46
Otras fuentes o referencias que ratifican el hecho denunciado lo constituyen los documentos que
incluimos, tanto lo reportado por el Archivo Histórico de la Policía Nacional, como la ficha
elaborada por el DIT y una lista donde se registró su nombre junto a otras personas del Diario
Militar:
“64.2 Documento reportado por el Archivo Histórico de la Policía Nacional
1) GT PN 50 08 S001. Departamento de Investigaciones Criminológicas, Sección de Investigaciones
y Seguridad Interna (SISI), Registro de Personas en Investigación.
65. Luis Rolando Peñate Lima. Según el Diario Militar, Luis Rolando Peñate Lima, tenía un cargo
directivo dentro del Partido Guatemalteco del Trabajo. En torno a su secuestro no ha sido
identificada documentación necesaria para conocer con mayor precisión los hechos. Por el
momento la documentación que hace referencia a él, se limita a una ficha del DIT y a una lista en

44 CEH. GUATEMALA, POLICÍA NACIONAL. DESAPARICIÓN FORZADA, Año 1984. Certeza: 2 Caso: 812
45 Entrevista con Rubén Godoy, 12 de junio de 2021
46 www.phottic.com/es/photo/Vx3B3Mam?j=eyJOeXBlljoicHJamVjdClslmlkljo1MX

34
donde se registró su nombre junto a otras personas del Diario Militar. 300, Dirección de los
Archivos de la Paz / SEPAZ

65.1 Lo que dicen los documentos del Archivo Histórico de la Policía Nacional
Dentro de los documentos proporcionados por el AHPN, Luis Rolando Peñate Lima aparece en una
ficha del DIT (Departamento de Investigaciones Técnicas), con la referencia No. 3469, y fechada el
24 de septiembre de 1984, en donde se avisa del “extravío de documentos varios”.
Se debe apuntar que la diferencia de la fecha del extravío de documentos y aquella en que se llevó
a cabo el secuestro de Peñate Lima, distaban solamente 17 días; ello permite suponer que fue
objeto de vigilancia y seguimiento, dentro de este periodo pudo llevarse a
cabo la acción de robo de sus documentos, con la finalidad de tenerlo plenamente identificado
previo a su captura.
Por otra parte, Luis Rolando Peñate Lima también aparece en una lista, sin fecha ni referencia,
dentro del acervo de documentos de la Dirección General de la Policía Nacional.” 47
Este es un caso más de desaparición forzada, (en la que el detenido no tuvo oportunidad del
debido proceso que manda la ley), delitos por los cuales están siendo procesados y condenados
47 Documentos y análisis del AHPN, en: La Autenticidad del Diario Militar, a la luz de los documentos
históricos de la policía Nacional. 2ª. Edición. Guatemala. Secretaría de la Paz Presidencia de la República.
Dirección de los Archivos de la Paz, 2011. Pp. 299-300

35
algunos de los militares de alta graduación que ordenaron tal ilegalidad, en la que participó
también el Ministro de Gobernación, el Director de la Policía Nacional, el Director de la Guardia de
Hacienda, y otras autoridades intermedias de las fuerzas represivas de la época, además de la
oligarquía con sus recursos.
Por este hecho, el Estado guatemalteco fue demandado ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que, emitió sentencia favorable para la indemnización correspondiente, dicha sentencia
ha sido cumplida parcialmente. (Ver anexo No. 6)

ADRIÁN GUERRA ROCA, originario de Agua Blanca, Jutiapa, estudiante de Agronomía en la USAC,
fue integrante del grupo estudiantil del cual formaba parte don Carlos Cabrera, en favor de la
reforma educativa universitaria, por lo que fue perseguido y posteriormente asesinado.
De acuerdo con el apartado 2322 del Informe de la CEH, citando al Comité pro Justicia y Paz de
Guatemala: Situación de los Derechos Humanos de Guatemala. Informe Preliminar. Guatemala,
octubre de 1988, p. 22. consta que, “El estudiante Adrián Guerra Roca estuvo detenido en marzo
de 1987 en el Quinto Cuerpo, ubicado en el anillo periférico, zona 7, en la ciudad capital. Allí lo
metieron en un cuarto aislado, sin ventanas y acondicionado especialmente para aplicar torturas.
Él explicaba que la única entrada a esa pieza era una puerta pequeña como de unos 50
centímetros, de lado a lado. A esa pieza sólo entraban los torturadores y los jefes. En el momento
en que él estaba siendo torturado, no había ningún otro detenido en la misma habitación; pero
dijo que cuando él estaba esperando se dio cuenta que habían introducido a varias personas para
ser torturadas.”48
El informe no revela las circunstancias en que quedó en libertad. Posteriormente, en 1989, cuando
se encontraba en una casa ubicada en la zona 12 junto a Gustavo Rosal y otros compañeros,
fueron sorprendidos por las fuerzas represivas cuando se encontraban estudiando en grupo, al
darse cuenta, improvisaron la forma de defenderse. Adrián se quedó cubriendo la retirada de sus
compañeros, quienes lograron escapar por los techos de las casas vecinas, él cayó combatiendo
sólo con una pistola que poseía, frente a las fuerzas combinadas del ejército y la Policía Nacional.
Gustavo y los demás compañeros lograron salir del país para salvar sus vidas.
Es necesario destacar aquí, la importancia del aporte del compañero Ramiro, quien, para salvar la
vida de Gustavo y los demás compañeros, no importando los riesgos que suponía tal viaje, puso a
su disposición su vehículo para trasladarlos a salvo hasta la frontera con México. Estuvieron un
tiempo viviendo en aquel país que, fiel a su política exterior, a su solidaridad, amistad con los
pueblos del mundo, y en cumplimiento a la Declaración Universal de Derechos Humanos, que
establece el derecho de asilo, acogió a los compañeros. En 1990 se fueron para Canadá, donde
residen actualmente.

LUIS TREJO ESQUIVEL, originario de Jutiapa, Subteniente del Ejército, promoción 59 de la Escuela
Politécnica, fue uno de los dirigentes del alzamiento militar del 13 de noviembre de 1960 en
contra del gobierno corrupto del general Ydígoras Fuentes. En esa ocasión tenía la misión de
someter al cuartel militar de Zacapa, objetivo que no se alcanzó por errores de coordinación y
delaciones.
En 1962, junto a los exmilitares Marco Antonio Yon Sosa y Luis Turcios Lima, fundan el Frente
Insurreccional Alejandro de León 13 de Noviembre, surge así el MR-13 como la primera guerrilla
revolucionaria en Guatemala.
En diciembre de ese año, en representación del MR-13 fue uno de los fundadores de las Fuerzas
Armadas Rebeldes (FAR). Comandó un foco guerrillero que intentó establecerse en las montañas

48 Op. Cit. GUATEMALA MEMORIA DEL SILENCIO. CEH. P. 509

36
de Las Granadillas, el cual fracasó por desavenencias entre su segundo al mando, Bernal
Hernández y militantes comunistas. Tiempo después Hernández traicionó el movimiento y se
convirtió en un agente represivo del Estado. 49 De acuerdo con César Montes, "Trejo se mantuvo en
el Frente Guerrillero Edgar Ibarra, convirtiéndose sin lugar a dudas en el que más combatió".
Murió en combate en julio de 1966.50
En 1963 las FAR organizaron sus primeros focos guerrilleros en los departamentos de Zacapa e
Izabal: 1) El Frente Alaric Bennet (nombre del líder sindical de la United Frut Company, asesinado
por el Movimiento de Liberación Nacional en 1954), localizado en Izabal, al mando de Yon Sosa.
Contaba con un frente secundario llamado Moisés Quilo (nombre del dirigente estudiantil del
FUEGO, muerto en Concuá, Baja Verapaz), localizado en Sinaí, Izabal, y estaba a las órdenes del
teniente Rodolfo Chacón. Sus integrantes eran miembros de la JPT (Edgar Ibarra, Rodolfo Payeras,
Francisco Macías, Carlos Ordóñez, etc.), sindicalistas y campesinos de la región. 2) Frente Las
Granadillas, que comandaba Luis Trejo, localizado en las montañas del mismo nombre (Zacapa) e
integrado por ex soldados, ex miembros de la Policía Militar Ambulante, campesinos locales y
cuadros del PGT.
A mediados de 1963 el Frente Moisés Quilo fue aniquilado por el Ejército. El Frente de las
Granadillas se vio minado por las contradicciones ideológicas entre quienes lo dirigían. Esta
derrota condujo a la creación de un tercer frente, denominado Frente Edgar Ibarra (nombre del ex
dirigente del Frente Unido Estudiantil Guatemalteco Organizado –FUEGO-, que murió en combate
en 1963) localizado en la sierra de Las Minas, Izabal, capitaneado por Luis Turcios Lima, cuyo
principal cuadro político era Ricardo Ramírez de León, quien más tarde sería comandante en jefe
del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). Como segundo en la escala de mando, Turcios Lima
contó con Julio César Macías (César Montes). Desde 1963 las FAR comenzaron a sufrir una serie de
divergencias internas. Como señalaba Turcios Lima:
“Las divergencias entre las organizaciones que forman las FAR, naturales cuando se integran
grupos con diversas concepciones y distintos métodos de trabajo (...) amenazan con provocar un
rompimiento total...”51
El anterior, es un fragmento de la Carta abierta que, Turcios Lima envió a la Dirección Nacional del
MR-13 fechada en la Sierra de las Minas, el 6 de marzo de 1965.
Los familiares de Luis Trejo Esquivel no pudieron darle cristiana sepultura, porque hasta la fecha
no ha sido posible localizar el lugar donde quedó su cuerpo.

49Facebook.com/memorias de lucha/post/2984530581657372/
50 Ibid.

51 Constitución y primeras acciones de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), en: Guatemala Memoria del
Silencio. CEH, 1999. Pp. 128-130

37
26. LUZ HAYDÉE MÉNDEZ CALDERÓN

Luz Haydee Méndez Calderón, también conocida como Chave, integrante del Secretariado
del Comité Central y Encargada de Asuntos Internacionales y propaganda del PGT, a pesar
de ser originaria de Coatepeque, Quetzaltenango, su vida estuvo ligada a Jutiapa a través
de su unión con Marco Antonio Santizo Velásquez, con quien procreó dos hijos, una niña y
un niño que, desde muy jovencitos sufrieron en carne propia el secuestro, tortura y
posterior desaparición forzada de su mamá. Su papá salvó la vida junto con los dos niños,
buscando asilo en la Embajada de Canadá al ser liberados los niños por las denuncias de
familiares. Los dos niños aparecieron por la noche días más tarde, cerca de su casa de
habitación en la Colonia San Francisco, Mixco.
Es importante destacar la decidida participación de la compañera Luz Haydee Méndez en la
lucha por la liberación de nuestro pueblo como militante y dirigente del PGT a costa de
grandes sacrificios y riesgos para ella y sus hijitos, a sabiendas de lo que eso significaba.
Para fundamentar el hecho, compartimos fragmentos de la documentación generada
como consecuencia de lo sucedido, con descripción, aportes y análisis de la Dirección de
los Archivos de la Paz/ SEPAZ, citando un documento de Tzuk Kim Pop del año 2006 en: La
Autenticidad del Diario Militar, a la luz de los documentos históricos de la Policía Nacional,
2011.
El 8 de marzo de 1984, fue allanada la residencia de Luz Haydée Méndez Calderón de
Santizo, en la colonia San Francisco, del municipio de Mixco, en un operativo realizado por
miembros del ejército y policía nacional. Luego de aprisionarla fue torturada frente a sus
hijos y posteriormente desaparecida. Sus dos hijos, quienes fueron víctimas de tortura y
secuestro al igual que la madre, fueron dejados en libertad días más tarde, saliendo al
exilio para resguardar su vida. Luz Haydée Méndez de Santizo, estudió en el Instituto para
Señoritas Belén, ubicado en la zona 1 de la ciudad de Guatemala, donde formó parte del
movimiento estudiantil de nivel medio, y a su ingreso a la Facultad de Humanidades de la
Universidad de San Carlos de Guatemala, se incorporó al movimiento universitario. (TZUK
KIM POP, 2006: 10-11).
Los hechos dan cuenta que ese 8 de marzo de 1984, cuando sus dos hijos regresaron del
colegio, observaron dos vehículos estacionados frente a su casa; una camioneta tipo panel
de color blanco y un automóvil Volvo de color azul, ambos con vidrios polarizados. Cuando
entraron a su casa los niños advirtieron que ésta se encontraba en completo desorden
38
pues hombres desconocidos que ocuparon el domicilio estaban buscando quién sabe qué
cosa. En la sala había al menos 10 hombres fuertemente armados y un oficial del ejército
fácilmente reconocido por el uniforme militar y las insignias en las hombreras. Este último
sentó a los niños en unas sillas, para interrogarlos acerca de sus padres. (TZUK KIM POP,
Op. cit.: 95). Los niños fueron llevados al dormitorio de sus padres, y al pasar frente a una
de las habitaciones se percataron de que su madre estaba siendo interrogada. La niña, de
nueve
años, fue agredida físicamente, mientras que el niño fue golpeado con una de las armas
de sus captores. Luz Haydée fue torturada frente a sus hijos, la sentaron frente a ellos
para obligarlos a ver cómo le arrancaban las uñas de las manos con un alicate. Horas más
tarde fueron trasladados a una casa en la Avenida Bolívar, zona 8 de la ciudad de
Guatemala, donde estuvieron detenidos durante tres días. Debido a las múltiples
denuncias de la familia, en una nueva operación militar, los niños fueron trasladados de
regreso a su casa, por la noche y en completo secreto. Los niños y el padre salieron al
exilio para poder salvar su vida, sin embargo, Luz Haydée no corrió con la misma suerte.
Continúa desaparecida hasta la fecha. (TZUK KIM POP, Op. cit.: 96).
26.1 Lo que dicen los documentos del Archivo Histórico de la Policía Nacional.
En un oficio remitido por el Segundo Jefe del DIT, mayor de Policía Edgar Leonel Lorenzo, a
los jefes del Primero al Quinto Cuerpo de la PN, el 25 de septiembre de 1984, se citaba a
varias personas que figuran en el Diario Militar, y se solicitaba información respecto a una
lista de 83 personas entre las cuales se encuentra Luz Haydée Méndez Calderón. El jefe
policial solicita en este oficio, información respecto a si estas personas se encuentran
detenidas en algún separo de la PN.
Otro documento importante en este caso es una ficha del Departamento de
Investigaciones Técnicas con datos del señor Luis Pedro Erales Navas, fechado el 30 de
marzo de 1984.
Al parecer esta persona fue detenida por el DIT, por lo cual se hizo acreedora a la
apertura de la ficha policial. De acuerdo a esta información, Erales Navas no pertenecía a
ninguna organización guerrillera. Al contrario, en la ficha destaca un ítem de
antecedentes, en donde se consigna que participó como miembro ejecutor del secuestro
de Luz Haydée Méndez de Santizo. Este documento también hace referencia al oficio No.
2-1643 de la G-2, del 2 de mayo de 1984, con lo cual se puede deducir que Erales Navas
perteneció a la dirección de inteligencia militar. En su detención le fue decomisado: a) una
Credencial del Servicio de Inteligencia del Ejército No. 237-84 con fecha de vencimiento 15
de enero de 1985; b) una Credencial de la Dirección General de la Guardia de Hacienda
No. 1697, y c) una pistola calibre 22 WALTHER con registro 11052LR modelo PP, con su
respectiva tolva, sin cartuchos. Esta pistola fue remitida a la Dirección de Inteligencia del
Estado Mayor de la Defensa Nacional el 5 de julio de 1985. El dato de la última referencia
refuerza el hecho de que Erales Navas trabajaba para la Inteligencia militar y que en el
secuestro de Luz Haydée Méndez de Santizo, su participación fue como parte de la
Dirección de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Otro documento en el que se registra el nombre de Luz Haydée Méndez Calderón es en la
mencionada lista sin identificación, que registra el nombre de 165 personas
desaparecidas, en la que su nombre ocupa la casilla 87. (AHPN).

39
El caso de Luz Haydee Méndez, sus dos hijos menores de edad y otras víctimas de
desaparición forzada, registrados en el Diario Militar, fue llevado a instancias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, la que resolvió favorablemente. (Ver anexo No. 6)

35. RUBÉN AMÍLCAR FARFÁN

Rubén Amílcar Farfán, originario de Jutiapa. Su pecado para que el Estado lo catalogara
como “enemigo interno” y ser objeto de persecución, secuestro y desaparición fue,
participar en el Sindicato de Caminos con el objetivo de defender a los trabajadores.
Para destacar la decidida participación de Rubén Amílcar Farfán, en la lucha por la defensa
y reivindicaciones laborales, es necesario, compartir la documentación que comprueba los
hechos denunciados por los familiares contra el Estado de Guatemala.
De acuerdo al testimonio de Aura Elena Farfán, ante el Procurador de los Derechos
Humanos el 22 de enero de 1988, el ex rector de la Universidad de San Carlos, Eduardo
Meyer Maldonado, le aseguró que Rubén Amílcar fue capturado por elementos de la
Policía Nacional y de la sección de inteligencia del ejército de Guatemala. Según este
testimonio el ex rector expresó:
“(...) Tranquilícese, señora. Sí, a su hermano (...) lo capturó el Ejército, la G-2 y
el DIT. (…) también tienen a otros sindicalistas y están otros estudiantes (...)
Estamos esperando que se recuperen de la golpiza que les dieron, para poderlos
entregar; ya no siga haciendo nada, váyase a alistar la ropa, la maleta de él (...)
Vamos a llamarle para decirle dónde se van a juntar (...)”. (CEH-VI, 1999:149).
Rubén Amílcar Farfán tenía 40 años de edad cuando fue capturado por las fuerzas de
seguridad del Estado en mayo de 1984, cursaba el último semestre de la Licenciatura en
Literatura en la Facultad de Humanidades de la USAC, además trabajaba en los talleres de
la Editorial Universitaria y pertenecía al sindicato de trabajadores de esta casa de estudios.
(CEH-VI, 1999:147)
En 1980, formó parte del Sindicato de Trabajadores de Caminos, participando en la
negociación del Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo, por este motivo fue
perseguido y capturado por elementos del Comando Seis, de la Policía Nacional. Gracias a
la intervención de su familia y del entonces Decano de la Facultad de Ciencias Económicas
de la Universidad de San Carlos, Saúl Osorio, fue liberado junto a otras 9 personas que se
encontraban detenidas en el Segundo Cuerpo de la Policía Nacional, “A partir de entonces,

40
fue objeto de constante vigilancia y control por parte de las Fuerzas de Seguridad del
Estado” (Ídem).
35.1 Lo que dicen los documentos del Archivo Histórico de la Policía Nacional
Los documentos relacionados con el caso de Rubén Amílcar Farfán, encontrados en el
Archivo Histórico de la Policía Nacional, suman hasta este momento un total de 67, y se
pueden clasificar en varios grupos: a) documentos que revelan el seguimiento y control
del enemigo interno, b) documentos referentes a su desaparición, c) recursos de
exhibición personal, d) respuesta de la PN a la solicitud de recursos de exhibición personal,
e) acciones realizadas por Aura Elena Farfán.
a) Referente al seguimiento y control del enemigo interno, en distintos documentos de la
Policía Nacional aparece el nombre de Amílcar Farfán, uno de ellos es notable pues
aparece una lista de personas muy reconocidas en el plano nacional con datos como
nombre y la organización social a la que pertenecían. Entre ellos: Oliverio Castañeda de
León, presidente de la AEU (1977-1978); Saúl Osorio Paz, Rector de la Universidad de San
Carlos de Guatemala (1978-1982); Miguel Ángel Albizurez, sindicalista de una central de
trabajadores; Danilo Chinchilla, que trabajaba en una institución de la administración
pública y, Amílcar Farfán, sindicalista de la Dirección General de Caminos (1980). Otros
documentos también evidencian el control y seguimiento de Rubén Amílcar Farfán. Uno
de ellos dice literalmente: “Se tiene conocimiento que, desde hace varios meses, en las
instalaciones de la Dirección General de Caminos (DGC), han estado distribuyendo
propaganda subversiva, lo que ha ocasionado descontento entre los trabajadores”. El
documento hace alusión a que en la DGC se habían observado algunos empleados que, a
pesar de no trabajar como elementos de seguridad, portan armas de fuego.
b) Aparecen varios documentos en el expediente de Rubén Amílcar Farfán donde se
ordena o solicita la realización de recursos de exhibición personal a favor de éste. Algunos
de ellos se expresan de la siguiente manera, “Mayor brevedad informe si su Jurisdicción
encuéntrase o fue capturado Rubén Amílcar Farfán, de 40 años de edad, quien
desapareció el 15 del mes en curso, caso afirmativo indique motivo a autoridad que
efectuó detención y Tribunal de la Causa”. Circular 2737/SG of. Noct. 28.05.1984.
Estos recursos de exhibición personal trascendieron las fronteras del país debido a que
Rubén Amílcar era reconocido internacionalmente en tanto dirigente sindical. En este
sentido, los archivos registran una solicitud del Comité Ejecutivo del Sindicato Único
Nacional de Trabajadores Universitarios (SUNTU), de México, en el sentido de que las
autoridades competentes investiguen el paradero de Rubén Amílcar Farfán, asimismo
condena el hecho y solicita respeto a la integridad física de Farfán.
c) Respecto a las respuestas de la PN ante los recursos de exhibición personal, distintos
documentos las expresan de la siguiente manera: “(…) hoy a las 22 horas, se presentó a
ese Cuerpo el Licenciado Alfredo Sagastume Cabrera, Juez Cuarto de Primera Instancia
Penal, a efectuar Exhibición Personal a favor de Rubén Amílcar Farfán, quien no fue, ni se
encuentra detenido en ese Cuerpo”.

41
Instrucción dada a los jefes de cuerpos policiales de la ciudad capital de Guatemala, en relación con un
recurso de exhibición personal a favor de Rubén Amílcar Farfán.
Fuente: AHPN. Dirección de los Archivos de la Paz / SEPAZ
d) Sobre las acciones realizadas por Aura Elena Farfán aparecen documentos que registran
los datos generales y antecedentes de Aura Elena, hermana de Rubén Amílcar Farfán, y su
pertenencia al GAM. Uno de esos documentos dice: “El 06AGO84: Integra el GRUPO DE
APOYO MUTUO, por el aparecimiento con vida de su hermano Rubén Amílcar Farfán,
desaparecido el 15MAY84. Al margen letras manuscritas “V. (secuestro)”. Un memorando,
dirigido al Primer Jefe del DIT, por el Segundo Jefe del mismo Departamento, de fecha 27
de septiembre de 1984, “Informando sobre audiencia de personas que fueron recibidas en
la presente fecha” numeral VI, informa que Aura Elena Farfán expuso el secuestro de que
fue objeto Rubén Amilcar Farfán, a inmediaciones de la Universidad de San Carlos de
Guatemala, el 15 de mayo de 1984; solicitando que se investigara el caso y que se hiciera
un esfuerzo por encontrar al desaparecido. Rubén Amílcar Farfán aparece registrado en la
lista sin identificación que consigna los nombres de 165 personas desaparecidas; en la lista
mencionada, su nombre ocupa la casilla 43.52
El caso de Rubén Amílcar Farfán, registrado en el Diario Militar, también fue conocido por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos junto a otros casos que, la Corte resolvió
favorablemente, pero el Estado guatemalteco sólo ha cumplido parcialmente lo resuelto
por dicha Corte. (Ver anexo No.6)

52 Op. Cit. Documentos y análisis del AHPN, en: La Autenticidad del Diario Militar, a la luz de los documentos
históricos de la policía Nacional. Pp. 227-233

42
MANUEL RENÉ POLANCO SALGUERO, originario de Santa Catarina Mita, Jutiapa, nació en
un hogar de escasos recursos económicos. Desde jovencito, en busca de trabajo se fue a la
capital, como la mayoría de jóvenes sin oportunidades en este país; empezó a trabajar
para sostener sus estudios de secundaria, graduándose como Bachiller en una escuela
nocturna, como nos tocó, y sigue tocándole a los jóvenes actualmente. Manuel René
Polanco, estando trabajando, en Prensa Libre, llegó a ser dirigente del Sindicato de
trabajadores de esa empresa periodística. Ser sindicalista en esa época significaba
arriesgarse a perder la vida al luchar por la defensa de los trabajadores; eso le costó que el
21 de junio de 1980, las fuerzas represivas del Estado de Guatemala, se lo llevaran con
rumbo desconocido. Fue capturado junto a otros 26 sindicalistas en la sede de la Central
Nacional de Trabajadores –CNT-, ubicada en la 9ª. Avenida de la zona 1 capitalina. 53
Hasta el momento se desconoce el paradero de él y los demás sindicalistas capturados en
la CNT, este es otro caso ilustrativo de desaparición forzada.

HUMBERTO GONZÁLEZ JUÁREZ, Periodista de profesión, empresario de radio, originario


de Jutiapa, nació en el caserío Las Pozas de la aldea Canoas; desde joven emigró a la
ciudad capital, donde se abrió campo por sus propios esfuerzos. “Humberto González
Juárez ejerció como periodista. Fundó la Radio Nuevo Mundo en 1947, radio que todavía
sigue en funcionamiento, fue secretario de prensa del ex presidente de la republica
Jacobo Árbenz Guzmán (1951-1954). También dejó su huella como fundador del Radio
periódico El Independiente en 1962”.54 También fue Secretario Privado del ex presidente
Juan José Arévalo.
La Radio Nuevo Mundo se inició en los años de la revolución de 1944 (1947). Diversos
sectores de la sociedad en Guatemala valoran su presencia como un medio de
comunicación presente durante sesenta años, desarrollando un periodismo libre a través
de su radio periódico El Independiente, con 59 años en el aire. En la actualidad, aunque ha
renunciado a sus slogans que la marcaron, haciéndola distinguir como un medio
independiente, y haciendo honor al nombre del radio periódico: “Voz y corazón del
pueblo”, “por un periodismo honrado y digno “, sigue presente en el imaginario colectivo
del pueblo guatemalteco y se evoca con nostalgia la información fidedigna y editoriales
objetivos, basados en la realidad social y política de la época, denunciando la represión y
abusos de los gobiernos militares dictatoriales.
El llamado tercer gobierno de la revolución, que triunfó en las elecciones de 1965, para
tomar posesión el primero de julio de 1966, se vio obligado a firmar un pacto entre el
ejército y el partido revolucionario, en el que, entre otras cosas, se comprometía a cumplir
con la legislación vigente, aplicable a las organizaciones y personas de filiación comunista
o de tendencias comunistas, renunciando a la potestad de articular un gobierno que
respondiera al deseo de los votantes, que fue la mayoría. (Ver anexo No. 1)
53 Memorias de lucha en Guatemala. Historypin.org/en/person/107838?
fbclid=lwAR1bfRZG_VLl2aEKm8gMaGybjjuHxFyKNXTw35jEbnBChm_bRxASCiMb…
54 Raulfigueroasarti.blogspot.com

43
En atención a dicho pacto, en el cual se garantizaba que el ejército y grupos paramilitares
continuaran con la persecución de dirigentes y personalidades con ideas progresistas y
revolucionarias, “el 28 de noviembre de 1970, en la ciudad de Guatemala, elementos de
las fuerzas de seguridad del Estado capturaron a Humberto González Juárez, a su
Secretaria, de quien se desconoce su identificación, y a Armando Braun Valle.
Posteriormente Humberto González Juárez, quien había sido Secretario Privado de los
presidentes Arévalo y Árbenz, fue visto en el Segundo Cuerpo de la Policía. El 7 de
diciembre del mismo año, aparecieron los cuerpos de las tres víctimas con evidentes
señales de tortura, en la carretera al Atlántico.” 55 Con el asesinato de Humberto González
Juárez, el periodismo independiente y objetivo, comprometido con el pueblo
guatemalteco, pierde a uno de los baluartes más importantes en el derecho a la libre
emisión del pensamiento.
Humberto González Gamarra, hijo de Humberto González Juárez, continuó la tradición y
oficio de empresario radial y periodista como su padre. Fiel a sus principios e ideas
revolucionarias fue electo Secretario General del partido político Unión Democrática
Revolucionaria –UDR-.
Veinte años después, también por su combatividad y compromiso de informar
fidedignamente, “El 15 de octubre de 1990, durante el gobierno de Vinicio Cerezo, fue
ejecutado a balazos el periodista Humberto González Gamarra “El Pato”. Se movilizaba en
su vehículo por las calles de la Ciudad de Guatemala, cuando individuos desconocidos que
se conducían en una motocicleta le dispararon. González Gamarra era copropietario de
Radio Nuevo Mundo, Director del radio periódico El Independiente y secretario general
del partido político Unión Democrática Revolucionaria. En su época, la línea editorial de El
Independiente se caracterizaba por su combatividad, criticaba con acidez la política
tradicional y denunciaba los abusos de funcionarios.”56
“Las autoridades de Guatemala nunca aclararon los asesinatos contra Humberto González Juárez,
fundador de Radio Nuevo Mundo y destacado político; y el de Humberto González Gamarra, su
hijo, quien había asumido la dirección de la radio y consideraba que la democracia se construye a
partir de valores como la justicia, libertad, tolerancia y responsabilidad.” 57

La falta de tolerancia y la influencia del anticomunismo a partir de la contrarrevolución de 1954,


vigente durante todo el conflicto armado, causó luto y dolor entre las familias guatemaltecas que,
siguen esperando justicia, no venganza.

JOSÉ ALBINO GRIJALVA ESTÉVEZ, joven estudiante de Agronomía en la Universidad de San


Carlos de Guatemala, comprometido con su pueblo, no importándole ser hijo de una de las
familias más solventes económicamente de su pueblo natal, Pasaco, Jutiapa; dueños de la
Finca La Mocha, sin embargo, pudo más su conciencia social, lo que lo convierte en hijo

55 raulfigueroasarti.blogspot.com/2012/11/el-28-de-noviembre-en-nuestra-memoria.html
56 Francisco Grajeda. Memorias de lucha en Guatemala. Phottic.com
57 Carlos Cáceres en: Raulfigueroasarti.blogspot.com

44
del pueblo al luchar y formar parte del FERG, por cambiar la situación de miseria,
abandono y desesperación de los desposeídos de este país.
En el sitio web de Memorias de lucha en Guatemala aparece la denuncia del secuestro del
compañero José Albino, la que compartimos a continuación: “En el mes de febrero de
1988, individuos armados que se conducían en una panel color blanco con placas P156022
capturaron con violencia al estudiante José Albino Grijalva Estévez. El hecho ocurrió en la
30 avenida entre 14 y 15 calle de la zona 7 capitalina, cuando la víctima junto a su novia se
dirigía a la parada de buses para ir a la universidad. Al día siguiente apareció su cadáver
con señales de tortura en el kilómetro 59 de la carretera interamericana, aldea San Mateo
del municipio de Cuilapa, en la entrada de la Finca Morelia. José Albino, originario de La
Mocha, Pasaco, Jutiapa, estudiaba en la facultad de Agronomía de la Universidad de San
Carlos. Había estado exiliado 5 años, regresó en 1986 confiado en las garantías ofrecidas
por el gobierno civil de Vinicio Cerezo. Fue una de las víctimas de la llamada “Panel
Blanca”, una estructura conformada por miembros de la Guardia de Hacienda a las
órdenes del Estado Mayor Presidencial, que utilizó ese tipo de vehículos para secuestrar y
posteriormente asesinar a varias personas.”58
No es el primer caso en que un exiliado regresara al país confiado en las garantías
ofrecidas por el gobierno de Vinicio Cerezo. En otra parte de este trabajo se menciona que
Vinicio Cerezo se hizo cargo del gobierno, condicionado por la cúpula militar tal como lo
hiciera Julio César Méndez Montenegro (Ver anexo No. 1)
Creemos oportuno compartir aquí el homenaje que los Estudiantes de Agronomía
ofrecieron a los compañeros caídos con motivo del 30 aniversario de la desaparición
forzada de los estudiantes Robín García y Leonel Caballeros en 1977, publicado en la
revista electrónica albedrío el 24 de agosto de 2007. En dicho acto se designó nombre a las
distintas aulas y salones de la Facultad de Agronomía en su honor, donde aparecen los nombres de
Adrián Guerra Roca, de Agua Blanca y José Albino Grijalva Estévez, de Pasaco, como estudiantes
de dicha facultad. El listado de los nombres de los salones es el siguiente:

Salón 1-1: Robín García


Salón 1-2: José Ernesto Monzón
Salón 1-3: Sandra Calderón
Salón 1-5: Carlos Caxaj
Auditórium: Héroes y Mártires Universitarios
Almacén: Manuel Colom Argueta
Centro de reproducciones: Comité de Unidad Campesina

Salón 2-1: Aníbal Leonel Caballeros


Salón 2-2: Diego Velásquez Ac
Inventario: Adrián Guerra Roca
Salón 2-4: Carlos Alfredo Molina De León
Salón 2-5: Joaquín Rodas Andrade

58 m.facebook.com/memoriasdelucha/1947315962045511

45
Salón 2-6 José Albino Grijalva Estévez
CEDIA: Mario de León

Salón 3-1: Víctor Manuel Chicol Chali


Postgrado: DR. Antonio Sandoval
Salón 3-3: Marco Antonio Caxaj
Salón 3-4: Emil Bustamante
Salón 3-5: Erick Adolfo Suftler
Salón 3-6: Mártires del 89
Salón 3-7: FERG
Salón 3-8: Gregorio Yuja
Salón 3-9: Oliverio Castañeda de León
Salón 3-10: Alberto Fuentes Mohr
Salón 3-11: Alfonso Bauer Paiz
Salón 3-12: Rogelia Cruz
Salón 3-13: Monseñor Romero
Salón 3-14: Monseñor Gerardi
Salón 3-15: Mario López Larrave
Salón 3-16 Mártires de los Centros Universitarios
CEMAV: Filadelfo Vázquez
Salón 3-18: Federico Guillermo Murga Estrada
Salón 3-19: Dr. Carlos Martínez Durán
Cafetería: Julio Augusto García Álvarez.59

El caso de José Albino Grijalva también fue elevado a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

SANTIAGO LÓPEZ AGUILAR, abogado laboralista, originario de San Manuel Chaparrón,


Jalapa, también conocido como Inti. Integrante del Comité Central del Partido
Guatemalteco del Trabajo –PGT-. Fue Presidente de la Asociación de Estudiantes El
Derecho en la USAC. Se destacó como asesor sindical, formando trabajadores y dirigentes
conscientes para la defensa de sus derechos sindicales y gremiales, lo que lo llevó a ser
víctima de secuestro y posterior asesinato por parte de las fuerzas represivas del Estado.
No tuvo derecho al debido proceso, como corresponde en un Estado de Derecho.
Creemos necesario, compartir con nuestros lectores, documentación que comprueba los
hechos y métodos utilizados por el Estado para deshacerse de quienes son un obstáculo
para el sostenimiento del status quo.
Dirección de los Archivos de la Paz / SEPAZ
24. Santiago López Aguilar
Capítulo 5: Casos del Diario Militar documentados por el Archivo Histórico de la Policía
Nacional:

59 Albedrío.org. año 4 - 2007

46
Santiago López Aguilar era un destacado miembro del Partido Guatemalteco del Trabajo,
sus actividades incluían trabajo en la Dirección de la Escuela de Orientación Sindical de la
Universidad de San Carlos de Guatemala, de la que algunos miembros habían sido
desaparecidos en la Finca Emaus Medio Monte, Escuintla, en 1980. La persecución contra
los guatemaltecos comprometidos con la formación de las clases pobres y explotadas, se
convirtió en un distintivo que a muchos de sus practicantes los llevó a la muerte. La
diferencia entre la fecha de la captura y el aparecimiento del cadáver de López Aguilar fue
de aproximadamente 5 días, durante los cuales fue brutalmente golpeado y torturado,
pues su cadáver así lo evidenciaba, según los informes presentados en los archivos
policiales.
24.1 Lo que dicen los documentos del Archivo Histórico de la Policía Nacional
Los documentos reportados para fundamentar el caso de la ejecución extrajudicial de
Santiago López Aguilar, suman dieciséis que han sido encontrados hasta la fecha y estos
recogen información sobre su secuestro y el posterior aparecimiento del cadáver en la
zona
13 capitalina.
El documento con fecha más temprana, registrada y que hacía referencia a Santiago López
Aguilar, estaba constituido por una ficha del Cuerpo de Detectives, fechada para el 17 de
octubre de 1978, en la que se registraba que había sufrido una herida de bala.
En el contexto de la desaparición de López Aguilar, el primer documento que aparecía
registrando tal hecho, era un oficio del Colegio de Abogados, fechado para el 20 de
febrero
de 1984, en el que se hacía del conocimiento del Ministro de Gobernación el hecho del
secuestro del profesional y además señalaba que su residencia estaba siendo ocupada por
hombres armados. Se solicitaba una inmediata investigación y seguridad para la familia
del
secuestrado.
El Ministro de Gobernación, Gustavo Adolfo López Sandoval, a su vez el 21 de febrero,
trasladó el oficio citado anteriormente, al Director General de la Policía Nacional, para que
informara sobre el caso en particular, a su despacho. El Director de la PN, trasladó la
petición al Jefe del DIT el 22 de febrero, para que investigara e informara sobre el caso.
166 GT PN 50 S004 Departamento de Investigaciones Criminológicas, Expedientes de
Dirección General, Policía Nacional. Providencia 4209, 22.02.1984.
47
El mismo 22 de febrero se respondía de parte de la Sección de Archivo del DIT a la Jefatura
de Servicios, con relación a un recurso de exhibición personal, que Santiago López Aguilar
no había sido consignado por elementos de ese departamento, hasta la fecha.
167 Para la misma fecha el Comandante del Cuarto Cuerpo, respondía de igual manera en
forma negativa ante la correspondiente solicitud de exhibición personal, esto lo realizaba
a través de un telegrama.
168 Con fecha 21 de febrero, aparecieron dos documentos, constituidos el primero por
una ficha del Departamento de Investigaciones Técnicas, en la que se informaba que no se
encontraba detenido en ese departamento ni había sido capturado por elementos del
mismo; el segundo es otra ficha de la SISI, con dos anotaciones, una del 21 y otra del 23 de
febrero, en las que se consigna la información aparecida en el periódico El Gráfico, sobre
el secuestro y el posterior aparecimiento del cadáver, además se agregaba que era
“Comandante del Partido Guatemalteco del Trabajo”.
En las novedades del 22 de febrero, del DIT, presentadas ante el Director General de la
PN, se consignaba el aparecimiento de un cadáver en la Plaza Berlín y final de la Avenida
de Las Américas, zona 13, el cadáver referido era el de Romeo Antonio Sandoval López,
quien había fallecido por “politraumatismo y señales de tortura en todo el cuerpo” y en
cuyo abdomen se encontraba un rótulo con la frase “TRAIDOR P.G.T. PC”, además se
indicaba que en sus bolsillos se encontró una nota que lo identificaba como miembro de
las organizaciones PGT, PC, FAR y ORPA, con el pseudónimo de “I.N.T.I.”. Se agregaba que
el Juez 1º de Paz Penal se había quedado con el documento.
169 Para la misma fecha se registraba en una ficha de la SISI, la información sobre el
levantamiento del acta del cadáver de Sandoval López, con algunos de los datos
consignados en el documento arriba mencionado.
170 Por otra parte en un memorando confidencial de la Dirección General de la PN,
fechado para el 22 de febrero de 1984, dirigido al Jefe de Estado, Comandante General del
Ejército y Ministro de la Defensa Nacional, se consignaba la información referida en el
apartado anterior, además se agregaba que el cadáver había sido enviado al Hospital San
Vicente para la necropsia respectiva.
171 El 23 de febrero de 1984, en las novedades confidenciales enviadas al Jefe de Estado,
se indicaba que el cadáver de Romeo Antonio López Sandoval, había sido plenamente
identificado y su nombre verdadero era Santiago López Aguilar y no el mencionado en los
primeros reportes, esta identificación se daba según el documento policial a raíz de las
investigaciones realizadas por los elementos de esa institución.
172 Mientras tanto en la misma fecha se reportaba en las novedades confidenciales de los
departamentos que, en Sololá, cabecera, se había realizado una exhibición personal a
favor de Santiago López Aguilar en la sede de la Policía Nacional de la localidad, pero
según el documento no se llevó a cabo por no encontrarse la persona detenida en dichas
instalaciones.
173 Posteriormente el 5 de marzo de 1984, como respuesta a una solicitud del Ministro de
Gobernación con relación a una petición realizada por el Colegio de Abogados para
averiguar sobre el paradero de Santiago López Aguilar, el DIT informaba sobre las
investigaciones realizadas, según las cuales al ingresar el cadáver a la morgue se
identificaba como Romeo Antonio Sandoval, quien en realidad era Santiago López Aguilar,

48
quien fue reconocido por el padre, señalando éste que la cédula que el fallecido portaba,
pertenecía a un familiar.

174. De igual manera se confirmó en la funeraria si el cadáver había sido registrado como
Santiago López Aguilar, lo que fue verificado por los agentes investigadores, quienes

49
señalaron que la vivienda del profesional se hallaba vacía y no ocupada por hombres
armados como se había informado anteriormente.60
Otro hecho que es importante señalar es que, habiendo sido encontrado el cadáver del
abogado Santiago López Aguilar el 21 de febrero de 1984, en fechas posteriores con
motivo de una solicitud de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y del
Ministerio de Trabajo, para que se investigue e informe sobre el paradero del abogado, se
responde que están investigando su paradero, cuando las mismas fuerzas policiales
habían registrado el hallazgo del cadáver con plena identificación del fallecido. Estas
informaciones tan confusas sólo confirman el actuar de la policía sobre la desinformación
que fue objeto la población en general, ya sea por dolo o con la intención de confundir,
simplemente, siguiendo instrucciones superiores.
Toda la correspondencia y documentación que se encuentra en el Archivo Histórico de la
Policía Nacional y, que fue analizada por la Dirección de los Archivos de la Paz, confirman
la hipótesis de que, el derecho que gozan los ciudadanos guatemaltecos, contenidos en la
Ley de Exhibición Personal, nunca fue otorgado como corresponde, o sea exigir la
presentación del detenido ante el Juez competente. Lo que hacían los Jueces de primera
Instancia, que conocían del recurso de exhibición personal de algún detenido o
secuestrado, era simplemente enviar telegramas circulares, dirigidos a Jueces de Paz y
Jefes de Policía que, se constituyeran o informaran si se encontraban detenidas o si
conocían del paradero de las personas desaparecidas que se indicaban en el telegrama.
Los Jueces y Jefes de Policía, se concretaban a contestar que no habían sido detenidas, ni
se conocía el paradero de las personas indicadas, y con eso bastaba. En casos
excepcionales, cuando se presentaba el Juez, eran puestos sobre aviso los Jefes de Policía
y Destacamentos o Bases Militares de que llegarían a inspeccionar y, lo que hacían era
cambiar de lugar al detenido o detenida. (Ver anexo No. 8)
Legado de Santiago López Aguilar, además de su aporte a la Revolución, el compañero
dejó un gran legado, tanto a investigadores como a estudiantes, organizaciones sindicales
y para autodidactas, nos referimos a la autoría de varios textos que se utilizan
actualmente en las diferentes universidades de Guatemala y organizaciones sindicales
como: “Guía laboral para los trabajadores guatemaltecos”; su obra maestra para entender
el origen de clase: “Las clases sociales en Guatemala” y como textos obligados en las
universidades: Introducción al Estudio del Derecho I y II”. Sus restos descansan en su
pueblo natal, San Manuel Chaparrón, Jalapa.

MANUEL DE JESÚS MARROQUÍN CASTAÑEDA, originario de Jalapa, profesor universitario,


a sus 37 años de edad, su vida fue truncada por defender los derechos de los Comuneros
de Santa María Xalapán.
De acuerdo con el semanario Siete Días en la USAC, el 17 de julio de 1980, es asesinado el
profesor de Derecho Manuel de Jesús Marroquín Castañeda, de 37 años. Fue asesor legal
de los Comuneros de Santa María Xalapán, grupo al que desde hace varios años se le
había despojado, repetidamente de sus tierras en la zona entre Jalapa y Sanarate.
Marroquín fue el segundo asesor del grupo, asesinado. 61
60 Ibid. Documentos del AHPN. Pp. 180-183
61 Siete Días en la USAC. Guatemala. 21 de julio de 1980.

50
En la actualidad, amparados en el manto de la impunidad, los terratenientes de la zona
continúan despojando a los comuneros de sus tierras ancestrales, aprovechándose de la
figura legal, pero no legítima de titulación supletoria, utilizando documentos de posesión
falsos, avalados con testigos comprados.

JOSÉ PORFIRIO HERNÁNDEZ BONILLA, también conocido como Chus, militante del PGT,
originario de Jalapa, aparece en los registros del Diario Militar con la ficha No. 41.

El 7 de enero de 1984 en Jalapa, fuerzas represivas del Estado de Guatemala lo


capturaron. Se había trasladado a Jalapa para resguardarse, pues temía por su vida.
Unos días antes de su captura, un grupo de militares llegó a la casa de su esposa, luego de
interrogar a familiares, se robaron una moto y les dijeron que “en pocos días iba a ser
hombre muerto”. Según el Diario Militar, fue ejecutado extrajudicialmente el 21 de enero
de 1984.62
Este es otro caso de asesinato extrajudicial, sin respetar el debido proceso a que tenía
derecho.
Por este hecho, el Estado guatemalteco también fue demandado ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos que, emitió sentencia favorable para la indemnización correspondiente, esto
ha sido cumplido parcialmente (Ver anexo No. 6)

HERMANA MARÍA VICTORIA DE LA ROCA ALDANA, El 6 de enero de 1982, individuos


armados allanaron el convento de las hermanas Betlemitas en Esquipulas, Chiquimula, de
donde se llevaron con rumbo desconocido a la hermana María Victoria de la Roca Aldana,
quien padecía de cáncer en los huesos. Antes de retirarse los secuestradores quemaron el
convento. Hasta el momento se desconoce el paradero de la religiosa.
Su delito fue, crear comunidades de base, tomar la preferencia por los pobres, pedirle a la
clase más saludable que pagara mejores salarios, que no le aumentaran sus horas de
trabajo; para algunos “alteraba la paz”.63
Los quebrantos de salud de la hermana María Victoria, no fueron impedimento para que
las fuerzas oscurantistas hicieran desaparecer a quien era un estorbo para sus planes.

EDGAR LEONEL PAREDES CHEGÜEN, estudiante, jovencito, originario de Chiquimula. El 12


de enero de 1982 en Chiquimula, cuatro comisionados militares, entre ellos, Isidro
Cardona Osorio, capturaron al estudiante Edgar Leonel Paredes Chegüen, a quien
subieron con violencia a un vehículo; hasta el momento se desconoce su paradero.

62 www.phottic.com/es/contac

63 Blog de el coyote mayor. Recortes de la hemeroteca digital de Prensa Libre. www.phottic.com/es/contac

51
Al momento de su desaparición Edgar Leonel tenía 19 años de edad, era estudiante del
Instituto para Varones de Oriente e integrante del Frente Estudiantil Robin García –FERG-.
Sobresalía en oratoria y declamación a nivel departamental y nacional. Sus temas fueron
de denuncia ante la discriminación y desigualdad social, y por sus cualidades en oratoria
fue declarado en 1981 el “Dragón de la Palabra”.64
El oscurantismo como máxima expresión del atraso en un país como el nuestro, con
resabios del feudalismo, no ve más allá de lo que les enseñan en sus centros de
entrenamiento, financiados por el imperialismo norteamericano y asesores de Israel. Por
esa razón, no les importa truncar vidas valiosas de jóvenes talentosos como Edgar Leonel
y miles de jóvenes más.

CARLOS ARNOLDO LÓPEZ NUFIO Y MYNOR CERÓN, originarios de Chiquimula. De


acuerdo con el semanario Siete Días en la USAC, el 2 de febrero de 1980, mueren
ametrallados en una biblioteca comunitaria del barrio La Democracia, Chiquimula, dos
estudiantes universitarios: el dirigente estudiantil Carlos Arnoldo López Nufio, del Centro
Universitario de Oriente (CUNORI), y Mynor Cerón, promotor social de la Universidad
Rafael Landívar.
El hecho sucedió apenas cinco días después de que las instalaciones del CUNORI fueran
allanadas por hombres armados, vestidos de civil, supuestamente de la zona militar de
Zacapa, quienes pintaron las paredes con amenazas de muerte. 65
Este es otro hecho violento que da lugar a sospechar que los responsables fueron las
fuerzas represivas del Estado con el objetivo de acallar a quienes denuncian las injusticias
en este país.

GILBERTO RAMIREZ, conocido también como Comandante Alejandro, originario de


Zacapa. Alejandro, es uno de los primeros quince guerrilleros integrantes del grupo que
ingresó por Ixcán, procedentes de México el 19 de enero de 1972. Sus méritos, su entrega
y sacrificio lo llevaron a ser merecedor del grado de Comandante y dirigente del Frente
Guerrillero Luis Turcios Lima (FGLTC), junto a Matilde Morales (Jorge), Clemencia Paiz
Cárcamo (Cecilia), Mario Domínguez (Aparicio, Atilio).
El 17 de enero de 1978, en San Bernardino Suchitepéquez, miembros del ejército atacaron
una casa de seguridad del EGP, en la cual se realizaba una reunión de dirigentes
guerrilleros, cuyo propósito era planificar las acciones que desarrollaría el Frente
Guerrillero Luis Turcios Lima. En el intercambio de disparos fallecieron combatiendo:
Clemencia Paiz Cárcamo (Cecilia), integrante de la Dirección del FGLTL, una de las primeras
mujeres en incorporarse a la guerrilla; Gilberto Ramírez, Comandante Alejandro, era
originario de Zacapa, también miembro de la Dirección Nacional y fundador del EGP;
Matilde Morales (Jorge), también ingresó con los primeros quince, integrante de la
Dirección del FGLTL y cuadro organizador Achí, originario de Rabinal.66

64 ACOGUATE. www.phottic.com/es/photo/

65 Siete Días en la USAC. Guatemala. 31 de marzo de 1980.

66 Op. Cit., phottic.com/es/photo/

52
También fue herido de gravedad Mario Domínguez, originario de Mazatenango, conocido
como Aparicio y Atilio, integrante del grupo que ingresó con los primeros 15 por Ixcán.
Fue ingresado de emergencia al Hospital Nacional de Mazatenango, estando así, herido de
gravedad con 7 impactos de bala, fue extraído o secuestrado por las fuerzas de seguridad,
siendo objeto de torturas. Logró salvar su vida porque cuando lo estaban secuestrando,
gritó su nombre: “soy Mario Alberto Domínguez Morales”, para que las personas que lo
escuchaban, supieran de quien se trataba, porque era muy conocido en Mazatenango. Es
así como sus compañeros del EGP supieron de lo que sucedía. Inmediatamente
organizaron su rescate aprovechando que en esos días tenían en su poder al finquero
Roberto Herrera Ibargüen; iniciaron las negociaciones para canjearlo por el compañero
Aparicio, quien al ser liberado, sale al exilio a Costa Rica, regresando el mismo año al
recuperarse de las heridas, para reintegrarse a la lucha. 67
Atilio, aunque unos años menos que tío Pedro y tío Pánfilo, fueron compañeros de lucha y,
fallecieron por causas naturales. De tío Pedro ya se ha escrito algo de su aporte a la
Revolución, experto en reparación y construcción de armas, granadas artesanales y otros
pertrechos de guerra.
A tío Pánfilo también se le menciona en algunos documentos como coautor en hechos
riesgosos a pesar de su avanzada edad (hechos confirmados por Chatún); en esta ocasión
nos ocupamos por la presencia guerrillera en Oriente, debemos mencionar que tío Pánfilo
en 1988 quedó desconectado, perdió contacto con los compañeros responsables de su
atención en la ciudad. Es Chatún quien lo encuentra casualmente y, en 1989 lo traslada a
Asunción Mita para que César, Gabriel y Ramiro se encargaran de prestarle alguna
atención, pues ya empezaba a perder la vista.
En 1997, después de la firma de los Acuerdos de Paz, César logra contactar a Oswaldo,
Vicente (Dr. Víctor López) a través de Otto Peralta, ex presidente de la AEU, quien acaba
de fallecer después de una larga enfermedad. Los compañeros de URNG al conocer de la
existencia de tío Pánfilo, acuerdan trasladarlo a la ciudad, donde a los 95 años de edad
fallece en el Asilo del Centro de Salud que funciona cerca de la Avenida Elena. Antes de ser
trasladado al Asilo, vivía en la galerona de la Colonia San Cristóbal, Mixco, junto a otros
compañeros.

67 Corina Paredes, entrevista, 27 de febrero de 2021.

53
REFLEXIONES FINALES
En el presente trabajo, hemos tratado de incluir una recopilación de hechos violentos contra
quienes se atrevieron a pensar y actuar consecuentemente ante las injusticias sociales que
históricamente ha sufrido la sociedad guatemalteca, avaladas éstas por el Estado
Contrainsurgente. Exceptuando la década de 1944-1954 durante los Gobiernos de Juan José
Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán, época en que el pueblo fue beneficiado, con Arévalo el inicio de
las primeras reformas y la Nueva Constitución Política que garantizaba la soberanía nacional y
desarrollo social, económico, industrial, comercial, educativo y profesional; y con políticas de
Estado contempladas en los tres objetivos planteados en el programa de gobierno, con las cuales
Árbenz “se proponía iniciar el camino del desarrollo económico de Guatemala, tendiendo hacia los
tres objetivos fundamentales siguientes: convertir a nuestro país, de una Nación dependiente y de
economía semicolonial en un país económicamente independiente; convertir a Guatemala, de un
país atrasado y de economía predominantemente feudal en un país moderno y capitalista, y hacer
porque esta transformación se lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible
del nivel de vida de las grandes masas del pueblo” 68, para el efecto construyó la carretera al
Atlántico para competir y terminar con el monopolio de los Ferrocarriles de Centro América, la
International Railways of Central América –IRCA- de los Estados Unidos; inició la construcción de la
hidroeléctrica Nacional Jurún Marinalá para competir y terminar con el monopolio energético de
la Empresa Eléctrica, estadounidense, subsidiaria de la Electric Bond and Share; también construyó
el Puerto Nacional Santo Tomás de Castilla para competir y terminar con el monopolio de Puerto
Barrios propiedad de la UNITED FRUIT COMPANY; y, a través del Decreto 900 promulgó la ley de
Reforma Agraria con la cual favoreció a más de cien mil familias campesinas y, que fue la causa de
la invasión mercenaria – dirigida por el Gobierno de Estados Unidos, ejecutada por la CIA y
financiada por los grandes terratenientes nacionales y la UNITED FRUIT COMPANY-, desde
Honduras en junio de 1954 (el derrocamiento fue posible por la traición de la cúpula militar) al ser
afectados los intereses de la UFCO, con la que se interrumpió el proceso de avance social y
económico, despojando, persiguiendo y asesinando a las familias favorecidas con las políticas del
proyecto capitalista nacionalista.

Debemos agregar que, a partir del derrocamiento de Árbenz al asaltar el poder la


contrarrevolución, se inicia la cacería de brujas, cerrando los espacios de participación política y
social a quienes no abrazaran la corriente ideológica anticomunista impuesta por el nuevo
régimen lacayo del imperialismo norteamericano.

En ese contexto sufrieron persecución, secuestro, desaparición forzada, exilio y asesinato los
dirigentes sociales, sindicales, comunitarios, religiosos, indígenas, campesinos, obreros,
estudiantes, maestros, profesionales, que se prolongó durante treinta y seis años como lo
testimonian el Informe de la Comisión para Esclarecimiento Histórico y el Diario Militar
descubierto en el Archivo Histórico de la Policía Nacional, documentos que nos han servido como
fuente principal para presentar esta reseña histórica, que recoge los diferentes hechos violentos
contra quienes el ejército consideraba el enemigo interno, actuando en ocasiones en base a

68 Discurso de toma de posesión de Jacobo Árbenz Guzmán como presidente constitucional de Guatemala,
15 de marzo de 1951.

54
sospechas. Es importante destacar que, ante la incapacidad de terminar con la guerrilla optó por
implementar una estrategia de exterminio de población desarmada, incluyendo niños, niñas,
mujeres y ancianos.

Las políticas económicas y sociales implementadas por los gobiernos de Arévalo y Árbenz, fueron
interrumpidas por la contrarrevolución de 1954, algunas siguen vigentes, aunque deformadas por
los subsiguientes gobernantes, como la aprobación del Código de Trabajo, la creación del Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social –IGSS-, etc.

Con el modelo neoliberal a partir de la década de 1980 la situación se ha agudizado más en


perjuicio de las grandes mayorías a causa de la privatización de las empresas estatales, bienes y
servicios, además la pérdida de la soberanía al entregar el territorio y los bienes naturales a las
empresas nacionales y transnacionales, aprobando una serie de reformas a la Constitución y
nuevas leyes para facilitar la entrega del país, lo que nos permite aseverar que las causas que
originaron el conflicto armado interno siguen vigentes.

Con esta recopilación de hechos violentos y compañeros caídos, esperamos contribuir al


debate y consecución de la justicia esperada por tanto tiempo por los familiares,
compañeros y amigos del Oriente y demás regiones del país.

BIBLIOGRAFÍA

Libros

55
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Volumen XIII, Serie José Joaquín Pardo. Guatemala. Tipografía Nacional, 1984.

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Andrés: la represión estatal a la academia guatemalteca… en:

56
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Periódicos

Siete Días en la USAC. Guatemala. 31 de marzo de 1980.

Siete Días en la USAC. Guatemala. 21 de julio de 1980

57
Prensa Libre, 31 de mayo de 2021

Nuestro Diario. Guatemala, 7 de octubre de 1944

Folletos

S/a. Reseña Histórica. Centro de Documentación, Guatemala. Facultad de Ciencias Económicas, Universidad
de San Carlos de Guatemala, s/f.
Entrevistas

Fernando Palma, 10 de septiembre, 1988

Pablo Chang, 27 de febrero, 2005

Rolando Osorio, 30 de julio, 2012

Balvino Rodríguez, 12 de enero, 2015

Eulalio Morán, 12 de enero, 2015

Ronald Rivera, 7 de febrero, 2015

Corina Morales, 27 de febrero, 2021

Edvin Navarrete, 1 de marzo, 2021

Rodolfo Villarreal, 5 de marzo, 2021

Rubén Godoy, 12 de mayo, 2021

ANEXOS

58
Anexo No. 1
TEXTO DEL PACTO SUSCRITO
ENTRE EL EJÉRCITO DE GUATEMALA Y EL PARTIDO
REVOLUCIONARIO, 1966
Los infrascritos: por una parte, en representación del Ejército de Guatemala, Coronel de
Infantería Enrique Peralta Azurdia, Ministro de la Defensa Nacional; Coronel de Artillería
DEM. Oliverio Cahueque Morales, Jefe del Estado Mayor del Ejército; Coronel de
Infantería DEM. Guillermo Rendón Vasconcelos, Viceministro de la Defensa Nacional;
Coronel de Infantería Rafael Arriaga Bosque, Comandante del Cuartel General Zona Militar
General Justo Rufino Barrios; Coronel y Piloto Aviador Manuel Octavio Zea Carrascosa,
Comandante
de la Fuerza Aérea de Guatemala; Coronel de Artillería Manuel Francisco Sosa Avila,
Comandante de la Marina de la Defensa Nacional; Coronel de Infantería Adolfo Callejas
Soto, Comandante de la Brigada Militar Guardia de Honor; Coronel de Infantería Enrique
Daniel Cifuentes Méndez, Comandante de la Brigada Militar Mariscal Zavala; Coronel de
Artillería Armando Azurdia Pérez, Comandante de la Brigada Militar General Manuel
Lisandro Barillas; Coronel de Artillería José Félix Estrada Aldana, Comandante de la Brigada
Militar Capitán General Rafael Carrera; Coronel de Infantería Rafael Sáenz Calderón,
Comandante de la Zona Militar General Aguilar Santa María; Coronel de Infantería Alfredo
Lemus Amador, Comandante de la Zona Militar Mariscal Gregorio Solares; Coronel de
Artillería Manuel Antonio Girón Natareno, Comandante de la Zona Militar General Luis
García León; Coronel de Infantería Ventura Betancourth Santacruz, Comandante de la
Base Militar de Puerto Barrios y Coronel de Infantería Jaime Angel Piedrasanta Fuentes,
Comandante de la Base Militar del Puerto de San José; y por otra parte, Licenciado Julio
César Méndez Montenegro y Licenciado Clemente Marroquín Rojas, candidatos a la
Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente, por el Partido
Revolucionario y Bachiller Alberto Méndez Martínez, Secretario General del mismo
partido, convienen en lo siguiente:
Primero: El Ejército de Guatemala garantiza la entrega del poder público a los licenciados
Julio César Méndez Montenegro y Clemente Marroquín Rojas, siempre que sean electos
presidente y vicepresidente de la República, respectivamente, por el Congreso de la
República, con base en los comicios celebrados el 6 de marzo del año en curso, en los
cuales, según datos oficiales del Registro Electoral, obtuvieron doscientos un mil setenta y
siete (201,077) votos válidos, y el Partido Revolucionario que los postuló, alcanzó treinta
diputados, número que sobrepasa la mayoría necesaria para ganar la elección de segundo
grado. El Ejército garantiza, igualmente, la permanencia de dichas personas en el ejercicio
de sus cargos durante el período constitucional que se iniciará el primero de julio del
corriente año.
Las garantías a que se refiere esta cláusula quedan sujetas a que se observen
las condiciones que se consignan en este documento.
Segundo: El Gobierno que se instaure en la última fecha indicada, cumplirá y hará cumplir
estrictamente la letra y el espíritu de los artículos 27, 49 (párrafo segundo) y 64 de la
Constitución de la República promulgada el 15 de septiembre de 1965. Asimismo,

59
cumplirá y hará cumplir las demás leyes vigentes que proscriben tanto las actividades
comunistas, individuales o colectivas, como las actividades que tiendan a fomentar esa
ideología en el país.
Tercero: El futuro Gobierno Constitucional continuará la lucha contra los grupos y
facciones subversivas que perturban la paz y la seguridad nacionales y en ningún caso, ni
bajo pretexto alguno, entrará en entendimientos o pactos con tales grupos y facciones,
salvo que se tratare de proposiciones de rendición o capitulación de los mismos. En caso
contrario, el Gobierno dará al Ejército toda la colaboración necesaria para eliminarlos.
Cuarto: El Presidente y el Vicepresidente de la República constituirán un Gobierno de
unidad nacional, dando participación en el mismo a elementos capaces, aunque no
pertenezcan al partido que los postuló, pero haciendo exclusión absoluta de elementos
comunistas.
Quinto: El Gobierno Constitucional respetará y protegerá las personas y los bienes de
todos los funcionarios civiles y militares del actual régimen, así como de sus familiares. En
tal virtud, ninguno de ellos será objeto de acción represiva alguna por parte del Gobierno,
por los actos ejecutados por aquéllos con motivo de sus funciones. El respeto y protección
a que se refiere esta cláusula, se extiende a los candidatos y directivos de los demás
partidos que participaron en la contienda electoral.
Sexto: El Ejército continuará con la composición que tiene en el actual Gobierno y
mantendrá autonomía plena en su integración, organización y administración de acuerdo
con la Constitución de la República, la Ley Constitutiva del Ejército y las demás leyes y
reglamentos militares.
La designación del Ministro de la Defensa Nacional será hecha por el Presidente de la
República, con base en terna propuesta por los otros dos miembros del Alto Mando del
Ejército. El Jefe del Estado Mayor del Ejército será nombrado con base en terna propuesta
por el Ministro de la Defensa Nacional. Los jefes y oficiales integrantes del Estado Mayor y
de la Guardia Presidenciales, serán seleccionados por el Presidente de la República entre
los cuadros de jefes y oficiales actualmente de alta en el Ejército. Ningún general, jefe,
oficial o especialista del Ejército que se encuentre actualmente de baja, causará alta.
Séptimo: El Ejército mantendrá su apoliticidad institucional, y el Gobierno Constitucional
deberá respetar ese carácter con sujeción a lo dispuesto por el Artículo 215 de la
Constitución de la República, evitando toda injerencia política en el mismo.
Octavo: Se integrará una comisión con personas que representen a las partes en este
convenio, la que se encargará de formular y proponer los detalles necesarios para la
ejecución del mismo.
Este convenio se suscribe por las personas mencionadas al principio, en la ciudad de
Guatemala, a los cuatro días del mes de mayo de mil novecientos sesenta y seis, en dos
ejemplares originales, quedando uno en poder del Ministro de la Defensa Nacional y el
otro en poder del licenciado Julio César Méndez Montenegro, quienes firman, además, las
dos hojas anteriores a la presente.

60
(ff) Enrique Peralta Azurdia, Oliverio Cahueque Morales, Guillermo Rendón Vasconcelos,
Rafael Arriaga Bosque, Manuel Octavio Zea Carrascosa, Manuel Francisco Sosa Ávila,
Adolfo Callejas Soto, Enrique Daniel Cifuentes Méndez, Armando Azurdia Pérez, José Félix
Estrada Aldana, Rafael Sáenz Calderón, Alfredo Lemus Amador, Manuel Arturo Girón
Natareno, Ventura Betancourth Santacruz, Jaime Ángel Piedrasanta Fuentes.
Julio César Méndez Montenegro, Clemente Marroquín Rojas, Alberto Méndez Martínez.”
(Copiado de: GUATEMALA MEMORIA DEL SILENCIO. Informe de la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico. Guatemala. Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS), 1999. Pp. 286-
288); y (Francisco Villagrán Kramer. Biografía Política de Guatemala. Los pactos políticos de 1944-1970. 3ª.
Edición. Guatemala. FLACSO, 2009. Pp. 393-395)

61
Anexo No. 2
Algunos pasajes de Chema Duarte

LA EMBOSCADA

Seis hombres componían en total la banda que capitaneaba Caín Lucero en Montarrales. El ingreso
de José María, además de aumentar su escaso número, despertó entre los pandilleros un vivo
interés y grandes simpatías, ante lo cual Lucero sólo pujaba para adentro.

No transcurrió mucho tiempo sin que los demás maleantes fascinados por el arrojo, valentía y
audacia del nuevo compinche, puestos a prueba en los momentos más críticos de cada fechoría, se
inclinaran cada vez más, a obedecerlo y dejarse guiar más por él que por el Jefe. Esto,
naturalmente, tenía que desagradar a Caín, que se lo iba guardando todo con mucha maña.

La presencia de Chema en la gavilla del montarraleño imprimió a la misma un ritmo acelerado de


actividad: asaltos casi a diario, depredaciones por todas partes, escabullidas espectaculares,
acciones todas, cuyos frutos o botines eran cada día más valiosos. El primer año de brega gansteril
fue, pues, activísimo y, en consecuencia, extraordinariamente provechoso. Pero a cambio de esto
Caín Lucero, el temido y sanguinario jefe del grupo, veía ya desmerecida su posición de cabecilla,
había perdido terreno, hegemonía, entre sus subalternos: ya nadie hacía caso a sus ordenanzas ni
confiaba en sus ideas ni planes, triste situación que muy pronto llegaría a su fin.

El grupo de maleantes con el despliegue de semejante actividad, constituía una verdadera


amenaza pública, amenaza que, poco a poco e irremediablemente, iba envolviendo a los demás
pueblos vecinos a Montarrales, cuyas autoridades policíacas acosadas y desesperadas, se vieron
obligadas a reunirse y acordar un plan, según ellas, infalible para extirpar tan grave cáncer social,
representado por los siete asaltantes y poder así devolver la paz y la tranquilidad a las poblaciones
bajo sus jurisdicciones.

Un Jueves Santo por la mañana los siete malhechores abandonaron su escondite en la montaña y
por un atajo serpenteante y pretiloso emprendieron el descenso rumbo a Poza Azul, formada por
el río Chaparrón y escondida al pie de tres altos y montosos precipicios, sin saber que diez
polizontes bien armados y cuidadosamente seleccionados entre diferentes subestaciones
policíacas municipales, les aguardaban ocultos para sorprenderlos.

Antes de bajar hasta la poza, que esperaba fría y mansa, detuviéronse al borde de uno de los
barrancos. Escudriñaron el ambiente y revisaron sus armas; en seguida apostaron a un secuaz para
que desde allí vigilase mientras el resto se refrescaba con un baño y juntaba chiriviscos para el
fuego del almuerzo.

Al abordar el oculto, arenoso y pintoresco asiento de la poza, tras de escudriñar nuevamente el


terreno, entrados en confianza estiraron los brazos y las piernas como aflojándose el cansancio
producido por la larga caminata; y en tanto unos bostezaban, otros fueron por ahí a recoger
algunos chiriviscos y trozos para hacer fuego.

Encendido el fuego dispusieron meterse al agua: colocaron sus armas a la orilla de la poza,
zafándolas un poco de las fundas, algo así como dejándolas listas por si acaso… Procedieron a
desnudarse. Duarte, antes de meterse al agua aconsejó que, al menos, un segundo camarada

62
subiese al barranco opuesto al del primer centinela a doblar la vigilancia y que un tercero se
quedase de guardia en la estrecha playa; sin embargo, Lucero no fue del mismo parecer.

El teniente que encabezaba a los policías, desde su estratégica posición, observó todos los
movimientos, todas las prevenciones y maniobras de los pandilleros y, tácticamente, dejó que se
desvistiesen por completo y se echasen al agua para cogerlos dentro, indefensos y desarmados.
Satisfechos sus deseos, mandó deslizarse a un cabo hasta el lugar en que, parado y atisbando en
todas direcciones se encontraba el centinela. El cabo, arrastrándose sigilosamente y salvando una
serie de obstáculos por entre la brecha, cumplió la orden y cuando ya estaba a tiro del maleante,
en el mismo instante en que éste desvió la vista hacia la poza, para ver a sus compinches que
estaban con el agua a la cintura, le conminó resueltamente:

- ¡Si se mueve lo mato! El bandido, sin volverse, quedose estático, atolondrado, incrédulo.

El teniente, al enterarse del éxito obtenido por su subalterno, a gatas, para evitar ser visto, se le
acercó, desarmó al centinela y colocándole el cañón de su revólver contra la sien, desde el borde
de la cortante, aulló estentóreamente hacia el río:

- ¡Están cercados, no intenten nada, si se mueven matamos a éste! Y presionó más la punta del
revólver contra el parietal del sorprendido vigía, que aún no salía de su incredulidad.

Los seis maleantes, que totalmente desnudos se hallaban a media poza, volvieron la vista hacia la
cumbre del barranco y se quedaron paralizados de sorpresa ante la ineludible y amarga realidad
del atrapón.

El rehén, creyéndose el único culpable de todo aquel desastre, de toda aquella tragedia, jugándose
la vida, con rapidez de felino, cogió al teniente de la cintura y, elevándolo, le hizo dar una vuelta
en el aire y lo arrojó al fondo del abismo. El cabo, frente a semejante audacia, hecho una fiera
desenjaulada, en represalia, le acribilló a tiros en seguida, cuyos impactos le hicieron desprenderse
al barranco y caer en varias vueltas al asiento del filinco, cerca del cadáver del oficial. El hecho fue
hábilmente aprovechado por los demás forajidos para zambullirse en la poza, llegar bajo de agua a
su orilla, recoger sus armas y la ropa y saltar a replegarse afuera, bajo una estrepitosa torrentada
de balazos. La lucha se presentó aterradora, sangrienta, mortal.

Caín Lucero, por su parte, no se atrevió a salir del agua e ir junto a sus hombres a repeler el reñido
ataque de la policía, sino que, presa de espanto y de terror, aprovechando la aguda confusión de
la refriega, desnudo y arañando el monte, se escabulló cobardemente abandonando a sus
compañeros que quedaron cercados por el intenso fuego del enemigo.

Un policía cayó herido y dos malhechores, semidesnudos, desplomáronse muertos, quedando


únicamente tres, entre los cuales había uno con el brazo destrozado por un impacto, que se
desangraba profusamente. Chema ordenóle que huyera mientras él y el otro lo cubrían.

Al cabo de veinte minutos de sangrienta pelea y cuando caía otro policía gravemente herido,
calculando que el bandido lesionado había ganado ya suficiente camino de por medio, José María
y el otro camarada, emprendieron penosamente la retirada, la huida, único camino a la salvación.

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LA ELECCIÓN

La muerte de los tres asaltantes en la celada de poza Azul y la huida y desaparición de Caín Lucero,
jefe del grupo, dejaron a la pandilla deshecha, destrozada, sólo con tres miembros: José María,
Valiente Nova y Tiburcio Ambéliz que había sido gravemente herido del brazo derecho en la
refriega.

El día de los hechos, al darse cuenta los policías que los bandidos no contestaban ya el fuego, en
vez de ir tras ellos, se dedicaron en seguida a prestar auxilio a sus compañeros heridos y a recoger
el cadáver del teniente embarrancado, dando lugar a que aquellos tuviesen tiempo de alejarse.
Por otra parte, aunque hubiesen intentado perseguirlos la topografía peñascosa, cortante y
desconocida, se los habría impedido.

A dos kilómetros arriba de poza Azul, José María y Valiente Nova encontraron desmayado y
desangrándose a Tiburcio Ambéliz; inmediatamente, haciendo uso de sus pañuelos le
improvisaron en el brazo un torniquete, lo levantaron y lo condujeron en hombros. Al amanecer,
completamente agotados, llegaron al “Cipresón”, la cumbre más bella y elevada de todas las
montañas de San Luis Jilotepeque.

Con yerbajos, raíces, cáscaras, agua caliente y orines estuvieron curando al enfermo que a pesar
de la maravillosa y enorme fuerza de su juventud por poco muere gangrenado.

A los tres meses de hallarse escondidos en la cumbre de la verde sierra y cuando disponían
reorganizarse y emprender de nuevo las correrías, apareció en “Cipresón”, después de varias
semanas de buscarles, la rechoncha figura de Caín Lucero. Ninguno de los tres le vio con buenos
ojos, especialmente Nova y Ambéliz, quienes ostensiblemente molestos y enojados, reprocháronle
con rudeza su inconsecuencia al haberles abandonado a su suerte en la sangrienta emboscada de
poza Azul. Caín Lucero, cabizbajo, en silencio y en actitud lastimera, aceptó sin reproches su error,
su grave falta y como siempre: marrullero, prometedor e hipócrita, juró por Dios y su madre no
volver a cometer semejante pecado. Chema, de su lado se concretó sólo a escuchar el parlamento
de una y otra parte.

Zanjadas las diferencias, restablecida la calma y la amistad, dispusieron en ese mismo momento
elegir por votación pública un nuevo cabecilla, con la advertencia de descartar de una vez para el
cargo a Caín. José María votó a favor de Valiente Nova; sin embargo, éste, Ambéliz y Lucero,
votaron por él.

A la mañana del día siguiente el nuevo cabecilla, como primera medida de su jefato, impuso a los
cuatro la obligación de dividirse en rumbos distintos e ir en busca de prosélitos, bajo el entendido
que nadie debía regresar al “Cipresón” sin llevar consigo, cuando menos, dos hombres por cabeza
con los cuales aumentar el número de la nueva gavilla. Todos aceptaron de buena gana. Mas,
Lucero, a pesar de su fingido buen humor, se notaba apesarado, compungido. Duarte que se había
dado cuenta de ello y comprendiendo su origen, el dolor que a Lucero le causaba el hecho de
haber sido reemplazado, rebosante de alegría le dijo con cierta mímica:

- ¡Óigame, compadre…!

- ¿Cómo dices?, ¿compadre? –preguntó Caín sorprendido e incrédulo.

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- Sí –aclaróle José María- permítame de ahora en adelante llamarle compadre.

- Pero, pero… ¿por qué? –insistió el ex jefe con avidez.

- Pues porque acaba de nacerme una niña y deseo que usted me la apadrine.

Lucero, calculando todo lo que aquello significaba en su provecho, aceptó inmediatamente. Los
demás con un entusiasta aplauso celebraron el compromiso o futuro compadrazgo.

Luego de despedirse y augurarse buena suerte en la misión, cada forajido cogió el rumbo que más
le convino. José María se dirigió al Oriente, al Rodeo, su aldea natal.

Al concluir la segunda semana de haberse separado, uno por uno fueron apareciendo en
“Cipresón”, seguidos de dos nuevos compinches de acuerdo con la orden dictada por José María.

El último en volver fue Caín Lucero que no había podido conquistar, sino un solo hombre que
sumado a los otros, elevaba el número a once malhechores: Crescencio Coto: veintidós años, flaco
y alto; Ruperto Chilín: veintíun años, musculoso, rosado y esbelto; Estanislao Rosil: gigantón, rubio
y hecho un mono de pelos; Sotero Caniz: veinte años, regular estatura, ojos grises, cabello rizado;
Esteban Baina: diecinueve años, gran complexión, moreno, pura cara de árabe en el desierto;
Benito Broncano: casi un niño, muñeco de china, rubio, zarco, bello; Cara Filuda: diecinueve años,
completamente flaco, tipo raro, barbadísimo, con vello y pelos en el lomo y dentro de las orejas, el
más extraño de todos; Tiburcio Ambéliz: pálido, ojos negros, barbado y sereno; Valiente Nova: piel
blanca, ojos azules, pestañas canches, musculoso, rudo; Caín Lucero: veintiocho años, el más viejo
de todos, rechoncho, panzudo, tez blanca y cabello grisáceo, mala cara, desgreñado; y José María
Duarte Medina: bello, bello, bello barzón y telera del grupo.

De este modo comenzó a crecer la pandilla de Chema Duarte, pandilla que en el futuro habría de
convertirse en una verdadera sociedad de delincuentes respetada y temida por amigos y
enemigos.

LA ORGANIZACIÓN

La banda, en principio, fue creciendo despacio, lentamente; pero más tarde, a finales del año
trágico de 1954, la afluencia fue numerosa: más de cuarenta individuos engrosaron sus filas,
procedentes de varios municipios, especialmente del de Teometapa (Santa Catarina Mita) y
vecindades. A medida que aumentaba el número de sus componentes su acción se iba
extendiendo en todos los contornos y comarcas de la zona oriental de Guatemala, surgiendo
entonces la necesidad imperiosa de dividirse en grupos (en Escuadras, Comandos, Columnas,
Frentes, Zonales o Regionales). (La aclaración entre paréntesis es nuestra)

Fuera de Caín Lucero, los demás pandilleros eran jóvenes de dieciséis a veinticuatro años no
cabales, con instrucción, vivaces por naturaleza, altivos, impetuosos y, ante todo, dispuestos al
desempeño de cualquier faena, (…) Los pocos analfabetos, en cambio, poseían el don de
escudriñar las almas, leer el pensamiento y descifrar los nebulosos horizontes, sobresaliendo entre
otros: Servando Peña, Inocente Bengrado, Gumersindo Roca, Adolfo Welches, Martín Regalado,
Chentón Palma, Joacho Cameros, Mincho Zarceño y Chinto Melcocha, rubio, tan rubio, como el
oro más fino de infinitos quilates.

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Hasta este momento, desde el punto de vista criminológico y dejados de lado siete u ocho casos,
podía clasificarse a los demás hombres comandados por Chema, como delincuentes primarios y
ocasionales, todos en inmejorables condiciones de ser regenerados o readaptados a la sociedad.
Desgraciadamente, nadie estaba en situación de poder interesarse de semejante problema, ya
que en la región en esos días se vivía un remolino de humanas pasiones, un auténtico infierno,
un fatal “sálvese quien pueda”: a mediados de 1954, año liberricida al derrumbarse los
gobiernos revolucionarios, fuéronse a pique también las autoridades menores en los municipios,
siendo reemplazadas por elementos comprometidos con el nuevo régimen. Cayeron los pobres y
subieron los ricos a ocupar sus puestos.

A partir de tan cruenta fecha las autoridades civiles y militares de los pueblos comenzaron
virtualmente a ser dirigidas o controladas por comerciantes, industriales y finqueros, cuyos
odios, envidias, influencias y chismes políticos crearon un ambiente de intrigas y zozobras en
cada municipio, tan venenoso y asfixiante que, de inmediato, sus caídos adversarios no
pudieron soportar y se vieron precisados a huir escapando a las represalias, a las venganzas.
Este viento arrasante llegó al campo, a la aldea, con más fuerza, con más brutalidad, en donde
los comisionados militares cumpliendo consignas de sus adinerados amos, se convirtieron en
funestos verdugos de los propios coterráneos.

Los viejos políticos huyeron a México y a nuestra ciudad capital; sus hijos, llevados por su
juventud y coraje, no pensaron lo mismo y escaparon a las montañas buscando ingresar a la
banda de Duarte para protegerse, a la vez que repeler, si era posible la sangrienta persecución
política de sus adversarios.

José María impresionado de las quejas y sinsabores de aquella juventud, víctima del rencor y
odio políticos y aprovechando la oportunidad que todo ello le ofrecía, inició una cadena de
asaltos y atropellos contra los bienes y haciendas de los políticos intrigantes y reaccionarios.
Estos acorralados y desesperados, se reunieron y en mayoría absoluta, acordaron, con el apoyo de
las autoridades superiores, efectuar una dura barrida contra los malhechores, quienes, al instante,
en respuesta, volvieron a la carga ejecutando otra serie de correrías y depredaciones de mayor
envergadura y peores resultados. (…) (El remarcado es nuestro)

EL CÓDIGO DE CHEMA

La organización, para su gobierno y funcionamiento, tenía dividido su contingente en comandos de


ocho hombres cada uno, dirigido por un cabecilla con el doble carácter de transferible y
sustituible; lo primero por cuestiones de acomodamiento, simpatía o interés especial; y lo
segundo, con base en que un cabecilla podía o no ser capaz de dirigir satisfactoriamente a los
demás. Este método, naturalmente, mantenía alerta a cada grupo y a cada jefe y, en consecuencia,
en constante actividad y movimiento a la organización entera.

Los cabecillas de cada comando formaban, por lo general, el Estado Mayor o Consejo que era la
más alta autoridad de la sociedad, el que contaba con otros organismos: el de disciplina, el
tribunal de ejecución y el grupo asesor, cuyos miembros se escogían de entre las pandillas,
tomando en cuenta su capacidad, inclinaciones e impulsos.

El primero tenía a su cargo el mantenimiento del orden, la imposición de sanciones, expulsiones,


así como la autorización de ingresos y permisos a los pandilleros para ausentarse.

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El tribunal de ejecución, encabezado siempre a petición suya, por Caín Lucero, llevaba a cabo todo
lo resuelto por el grupo encargado de la disciplina sea contra los mismos camaradas o los
enemigos de afuera.

El grupo asesor tenía por misión aconsejar a José María cuando éste trataba con ciertos
personajes o realizaba una entrevista con periodistas nacionales o extranjeros.

En los casos de suma urgencia o gravedad el mismo consejo o Estado Mayor, por sí y ante sí,
disponía, sancionaba y ejecutaba y, claro, nadie decía nada.

El botín o tesoro lo administraba y dividía el Estado Mayor presidido por Duarte.

Las bandas o comandos actuaban en municipios diferentes y coordinaban sus acciones por medio
de un jefe de zona, con el cual se comunicaban, así como con las demás pandillas y el Estado
Mayor, a través de una curiosa y sorprendente cadena de correos que en su peligrosa misión se
valía de cuanto medio de transporte estuviese a su paso, propio o ajeno, amigo o enemigo. Cierta
vez, en que una de las gavillas se encontraba cercada por un numeroso pelotón del ejército, bajo
la albarda de la bestia de un contacto militar enviaron un S. O. S. a sus compinches más cercanos.
Estos que, disfrazados de humildes campesinos, habían bajado al camino a esperarle, mientras le
preguntaban si podían o no pasar adelante por temor a la emergencia, sin que se diera cuenta,
habíanle extraído al soldado el mensaje, disculpándose después por el abuso de haberle
entretenido.

Las bandas, a su vez, estaban compuestas de un cabecilla, un sustituto, dos centinelas, dos enlaces
y dos abastecedores.

Los centinelas debían vigilar los alrededores en que se escondía la banda o el lugar en que se
estuviese cometiendo un atraco para evitar ser sorprendidos.

Los enlaces estaban comisionados para mantenerse en contacto con los puntas de lanza, espías y
“amigos”, radicados en fincas, caseríos, aldeas y cabeceras municipales. A través de tan
importantes conexiones se iban descubriendo, poco a poco, nuevos objetivos qué atacar, a la vez
que la organización se mantenía perfectamente informada de todo lo que le interesaba para su
existencia y funcionamiento; los enlaces eran también, a la vez, veloces mensajeros.

Los abastecedores se encargaban de proveer al grupo, de comestibles, vestuario, medicinas,


municiones y artículos de lectura.

Dentro de todo este peculiar engranaje, eminentemente rotativo, nervio y esencia de la sociedad,
cada forajido, sin importar el sitio dónde actuase, el peligro que le rodease o la difícil misión que le
tocase cumplir, debía, antes que nada, tener presente el “Código de Chema”:

I. Robar únicamente al rico, especialmente al avariento, explotador y al político ladrón.


II. Matar sólo en caso necesario.
III. Dar muerte a los traidores.
IV. Ser fiel a la organización.
V. Ser infinitamente disciplinado.
VI. Ser franco, cabal y sincero.
VII. Socorrer a los pobres.

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VIII. Respetar a las damas, especialmente a las ancianas.

EL CORONEL CASTAÑUELAS

La cuesta de El Rodeo, así como el miedo que le embargaba, se le venían encima al coronel
Castañuelas, Jefe de la Policía Militar Ambulante de no sé qué departamento de Guatemala,
porque del de Jutiapa no lo era. La cuesta, realmente, se presentaba bastante empinada,
terriblemente caprichosa, como crestón de mar oleado al momento de írseles encima a las
endebles embarcaciones pesqueras, amenazando hundirlas hasta el fondo. Pero más pendientoso
y espinudo sentía el filinco que amenazaba su espíritu de sólo pensar en el encarguito que llevaba
entre manos por “órdenes superiores…”.

Al pie de la abrupta cuesta, Castañuelas aún podía estar seguro de su persona, de su integridad
física; pero no era lo mismo al llegar a la cumbre donde, entre sedosos matorrales de chaltés, se
enclavaba la aldea El Rodeo, a una de cuyas cabañas solía llegar a descansar Chema Duarte,
escurridizo y audaz forajido. Prófugo imperturbable de la justicia. Castañuelas, de ex profeso,
había sido enviado allá, a la aldea El Rodeo, para proceder, por orden del “gobierno de turno”, a la
aprehensión del temido bandolero, jefe de una desalmada organización de malhechores que
azotaba inmisericordemente toda la región.

La orden de captura era especial y directa; es decir, emanaba del “mero mero”, del coronel
presidente de la República. Decía en su parte conducente:

“Señor coronel Castañuelas…………………………………………………Estimado compañero de armas:

Basado en la confianza que me inspiran sus tradicionales buenos servicios brindados a la patria y
de manera especial, los que usted prestó en su carácter de Comandante de la Policía Rural en
época de nuestro recordado general de División don Plutarco Ubeda Carrasco, me permito
informarle que por convenir a los intereses de la nación, deberá usted trasladarse al municipio de
Teometapa, pasando antes por la Gobernación Departamental de Jutiapa a recibir últimas
instrucciones, con el fin de proceder a la inmediata detención del individuo José María Duarte
Medina, más conocido en esa zona como Chema Duarte.

Ruégole, de manera encarecida, enjaular el pájaro, no destruirle plumas, ni espolones: VIVO, VIVO.

Su afectísimo: (f)…………………Presidente Constitucional (Plebiscitario) de Guatemala”.

Después de leer el mensaje Castañuelas se había puesto a meditar, no sobre el significado del
último párrafo, el cual, por experiencia comprendía a cabalidad, sino acerca del por qué el señor
presidente quería vivo al temible bandolero; circunstancia que, desde luego, complicaba
extremadamente su captura, ya que varias escoltas, en múltiples oportunidades, no obstante
llevar la orden de “prenderlo vivo o muerto”, habíanlo intentado y hasta el momento lo único que
habían conseguido era haber sido repelidas a tiros, lamentando pérdidas entre sus soldados. Sin
duda –se dijo- lo ha de querer para su guardaespaldas. Esta era, la realidad, cuya crudeza hízole
temblar de la coronilla hasta la suela de sus botas comando.

Después de pasar a recibir las “últimas instrucciones” a la Gobernación Departamental de Jutiapa,


como indicábale el mensaje presidencial, el coronel Castañuelas se encontraba ahora subiendo la
cuesta de la aldea El Rodeo, lugar de nacimiento y de recreo del famoso forajido y en donde se le

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podía sorprender con alguna facilidad por tener allí, además, tres o cuatro querencias amorosas e
hijos, así como a sus progenitores.

Castañuelas llevaba tras de sí numerosa escolta compuesta de soldados, cabos y sargentos,


montados todos en recias cabalgaduras, armados de dagas, revólveres, rifles y hasta metralletas,
especializados “en guerrillas”, uno de los cuales gritole desde mero atrás:

- ¡Ya vamos llegando, mi coronel! Por supuesto que casi no terminó la frase, ya que el aludido le
destapó este regaño:

- ¡Cállate, animal; ¡no ves que los montes tienen, ve!, y se señaló la oreja izquierda, dando a
entenderle que “los montes tienen oídos” y debía guardar silencio absoluto. La escolta continuó su
ascendente marcha sobre el encumbrado esternón de la cuesta… cuesta arriba se les hacía en el
alma a los soldados de pensar lo temerario que iba a resultar la captura que llegan a realizar al
Rodeo, aldea llena de maleantes y asaltadores, tiradores excelentes y, por demás, desalmados a la
hora de los hechos…

A medida que se acercaban a la aldea, el alma de Castañuelas se le iba desprendiendo, le iba


abandonando, dejándole solo, flojo, débil, vacío, sintiéndose, además, presa de profundo temor,
espanto e inseguridad, al extremo de comenzar hasta oír el zumbido característico de
perdigonazos por los flancos enmontados del camino. Mas, de pronto, al salvar la pendiente y
aproximarse a la orilla de las primeras casas de la aldea, sintió hondo alivio al ver venir por el
sendero a una humilde campesina. Dio un vistazo hacia atrás, limpióse el sudor con la manga de su
camisola de caqui, sudor espeso que se derretía en la frente, espoleó fuertemente su cabalgadura
y adelantándose unos cien metros a su escolta, abordó a la aldeana preguntándole en doble tono
de seriedad:

_ ¿De dónde venís?

- De dónde quiere que venga, si no del otro lado de la aldeya, contestóle respingadamente la
campesina.

- ¡Ah!: ¿De modo que tuviste qué cruzar todo el camino real?, repreguntó el mílite.

- Ansina es, Sr. Coronel, ansina mesmo, volvió a contestar la interpelada. Gran alivio volvió a
reflejarse en el rostro arrugado de Castañuelas, quien pronto, casi sofocado, inquirió de nuevo:

- Decime: ¿no viste, entonces, poray a Chema Duarte?

- Como no, señor coronel: agorita mesmo lo acabo de ver entrar por la tranquera de su casa… si
hasta me dio los buenos días.

El militar no escuchó ya el final de la respuesta, le bastó oír sólo el principio para quedarse
estacado de una vez en su montura, lleno de espanto, sudando frío y con cierto temblor
entrelazante; mas, como ya se aproximaba a él la soldadesca, trató de disimular su estado de
ánimo, limpiándose, esta vez con un pañuelo de seda blanco, el copioso sudor que le empapaba el
rostro sonrosado. Al darle alcance su escolta, ordenó con temple severo a dos de los soldados:

- ¡A ver ustedes dos: ¡bajen de sus bestias y… rompan ese cerco de alambres… la táctica militar
aconseja, en este caso, que nos desviemos un poco del objetivo!

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La campesina se había quedado curioseando y al oír la orden del coronel Castañuelas se quedó
atónita, estupefacta, diciéndose para sí:

“¡Bonita gracia la deste coronel… sin duda viene también a capturar a Chema y como los otros se
juye por otro lado!”

LA SORPRESA

Cumplida la orden de echar abajo los hilos de alambre del cerco, el coronel Castañuelas y su
pelotón se internaron en la heredad ajena. Media hora más tarde, bastante delante de las casas de
la aldea El Rodeo, tuvieron que derrumbar otro cerco, esta vez de piedras, para lograr salir de
nuevo al camino real.

Poco antes de mediodía ingresaron a la cabecera municipal de Agua Blanca, en cuyo destacamento
policial se quedaron a pernoctar. Durante la noche, tendido en un catre de pita y petate,
Castañuelas estuvo pensando cómo hacer, qué medidas o tácticas tomar, para lograr, sin
exponerse mucho, la detención del temible asaltante. Ya por la madrugada le cayó del cielo una
idea, según él estupenda, brillante. Sin duda su avanzada edad le minaba hondamente y lo hacía
confiar con terquedad en sus propias ideas o plantes que, por cuestión de oficio, a menudo estaba
obligado a formular para resolver el espinudo problema que significaban las capturas de
delincuentes que le aparecían en su lista roja, que guardaba celosamente dentro de la copa de su
sombrero de corcho.

Esta vez, Castañuelas, desgraciadamente desconocía por completo el numeroso y complejo


componente humano que formaban las diferentes bandas jefeadas por José María Duarte, así
como la disciplina férrea que las regía, el armamento de que disponían, la increíble exactitud con
que actuaban, la extensa red de espionaje tendida y diseminada en todas partes, el poder
económico, en fin. El coronel, por el contrario, creía luchar frente a un enemigo compuesto por un
reducido grupo de maleantes desorganizados, desharrapados, hambrientos, ignorantes y
soplones. Así pensaba cuando se le coocurrió la estupenda idea, el plan de atrapar a Chema,
valiéndose de su esposa y del paternal amor a sus pequeños hijos.

En la mañana del día siguiente, contento, optimista, lleno de fe, envió por telégrafo al coronel
presidente un comunicado en clave, exponiéndole el plan, su eficacia, en fin, la seguridad
incontrovertible que ofrecía para cazar la presa. Por la tarde, encabezando a su escolta, emprendió
el regreso a la aldea El Rodeo a donde tomadas las precauciones debidas, llegó sin novedad. Las
chozas de la pequeña región montañosa asomaron a la vista inquieta de los polizontes como un
vasto nacimiento de navidad, adornado del oscuro verdor de los chaltés, conacastes, ceibillos,
izotes y piñuelares. Las hornillas de barro humeaban en los ranchos y lanzaban hasta el camino
arenoso el aroma de tortillas tostadas y de semillas de café quebrantadas en las piedras de moler
maíz. Las marranas tiradas de lado al borde de los cercos de piñuela, daban de mamar a sus
cochinitos flacuchos que más que tragar leche o savia, absorbían aire y babas. En los corrales
inclinados y hechos con ramas de ixcanal y espino blanco, uno que otro ternero entresijado yacía
amarrado bajo la sombra de un toldo con techo de zacate guate. La policía Ambulante frenó sus
mulas a la orilla de la puerta de golpe de la cabaña habitada por la esposa de José María. Nadie se
encontraba afuera; sólo escuchábanse voces infantiles en el patio interior. El coronel, luego de

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traspasar la puerta de golpe, desde su cabalgadura que mascaba y mascaba el freno como quien
quiere escupir un chicle ferroso, gritó:

_ ¡Señora, señora, abra la puerta; le habla la ley! Una voz respondió del corredor de adentro:

_ ¡Adelante, señor! ¡Pase, la casa es suya!, Castañuelas y sus agentes penetraron a la bajarecosa
cabaña. El ama de casa entró del corredor secando sus manos en su delantal pringado de masa. Al
verlos preguntó preocupada:

_ ¿Qué sucede señores por Dios?, el militar espetó:

_ ¿Cómo que qué sucede? No te hagás la chomita, no creás que puedes tontearnos; -y antes que
ella pudiera expresarse, él, en tono resuelto, continuó-: por orden del señor Presidente de la
República, señor coronel don… venimos a recoger a todos tus hijitos varones… -La madre iba a
decir algo; pero el coronel no la dejó, agregando-: y nos los vamos a llevar hoy mismo, porque si
no mañana serán otros pícaros, bandidos y asesinos iguales o peores que su padre.

_ Disculpe, señor coronel; pero es que debo aclararle…

_ ¡Nooo, nada de excusas!, gritó el militar.

_ ¡Óigame… pues es que todos mis hijos son puras hembras!

_ ¡Ehhh, ¡cómo está esto!, bufó Castañuelas, viendo llegar asombrado a cinco niñas rubias y zarcas
que, temerosas, fueron a asirse a las enaguas de su progenitora. El coronel, más asombrado aún,
perplejo, se quitó el corcho, rascóse la calva y tronando los dientes, ordenó a su pelotón montar
las bestias y seguirlo inmediatamente.

LOS TRAMPOSOS

Un día que el lujoso y bien blindado carro Presidencial se resbalaba despacito y con cuidado por
una de las vías estrechas y bachosas que comunican a ciertos pueblos del oriente de la República,
un encopetado militar, ayudante suyo, dijo al oído del coronel presidente, aprovechando el
ruidazo que metía el motor del vehículo debido a lo abrupto del camino:

- Óyeme, Carolito: es necesario deshacernos a la mayor brevedad posible del criminal ese que
dicen vive azotando estas pobres regiones. Los periódicos, como tú sabes, nos están haciendo
mucha bulla, están aprovechando sus fechorías para atacar tu régimen. Por otro lado, mi deber es
indicarte que cualquier político sagaz e irresponsable puede valerse de su fama, su audacia, su
gente, en fin, y convertirlo en un héroe, en un guerrillero, como sucedió en el norte de México con
Doroteo Arango, llamado después Pancho Villa.

- No te preocupes –musitó el Presidente que se iba escarbando las uñas con un precioso puñalito
que, en su mango de oro puro, ostentaba las iniciales: “D.E.S. of D.” al mismo tiempo que
contemplaba su rostro liso e inexpresivo en el vidrio de la portezuela de al lado. Están dadas ya las
instrucciones –continuó- al jefe de la Policía Presidencial. El plan es muy sencillo: le he mandado
llamar para que capitanee mi guardia personal. Luego, transcurrido el tiempo prudencial, se
simulará un atentado contra la persona de su jefe inmediato, justificando así su muerte… Tú
sabes… -El coronel ayudante celebró la exposición del plan con una sonrisa irónica y con un meneo
afirmativo de cabeza.

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Las piedras recibían a las llantas del automóvil igual que a acérrimas enemigas: porque si bien las
llantas pasábanse sobre las piedras, éstas esperaban vengarse de regreso pinchándoles el hule de
sus curvas y haciendo que el carro se quebrara las quijadas en la tierra. Por eso, el vehículo
presidencial bajaba poquito a poco, poco a poquito y culeando en medio de tanto obstáculo
carreteril. El conductor iba casi embrocado en el timón y fijos los en el pedreguero suelto del
camino. Desde su entrada al casi impasable ramal nada había podio oír acerca de la conversación
de los dos coroneles; pero de repente, el Presidente por poco le grita para darle ánimos:

- ¡Hay que tener magníficos carros para poder salvar estos caminos infelices!

- Es cierto, Carolito, tienes razón –coadyuvó el coronel ayudante-; cuando que lo indicado era
aconsejarle esta vez que lo primero que todo buen gobierno debe hacer es tener buenos caminos,
aunque se posean malos carros.

- ¿Qué coroneles estos? –pensó para sí el conductor oficial que ya llevaba en el sobaco del muslo
derecho un abultado incordio de “tanto meter freno” y casi zafado el brazo izquierdo de “tanto
timonear” para allá, para acá, para todos lados, ya que la carretera era, además, llena de curvas
estrechas, cerradas, cerradísimas.

(…) El coronel Castañuelas, que, de puro miedo, por espacio de dos meses había estado simulando
la persecución y captura encomendada por el Presidente de la República contra Chema Duarte,
creyó oportuno, de su deber, enviar a aquél un recado al respecto. Así le escribió lo siguiente:

Señor Presidente:

“En acatamiento a sus buenos deseos en relación a la captura encomendada especialmente al


pelotón ambulante bajo el mando de este su fiel servidor, con mucha pena de mi parte, debo
comunicarle que, a pesar de haber hecho todo lo que está dentro de nuestro deber de militares, la
misma no ha sido posible por motivos que más me gustaría indicar a usted en forma personal.

“Tiene el PÍCARO tantos amigos o espías regados que ni bien uno sale en su busca de cualquier
comandancia, él ya está enterado de todos los movimientos hasta en sus más pequeños detalles.
Se me hace, con fundada razón, que hasta las mismas autoridades municipales o algunos de sus
empleados colaboran gratuitamente en los planes de sus escapatorias. Por otra parte, el propio
pueblo infeliz, desgraciadamente, lo quiere o teme; todos, en especial las gentes del campo, le
ayudan a escabullirse. Por supuesto que ello no quiere decir nunca que yo abandone mi deber, por
el contrario: todos estos obstáculos me reaniman al cumplimiento irrestricto de mi sagrada
obligación.

“Es todo cuanto por hoy, puedo hacer de su esclarecido conocimiento.

“Su siempre fiel servidor:

(f) ………………………………………………..”.

El jefe de Estado, tomando en cuenta que el tiempo se iba y compenetrado de la ineludible y cruda
realidad de la comunicación confidencial de su amigo y subalterno, dispuso inmediatamente darle
respuesta, emborronando las siguientes líneas:

“Respetable coronel y fiel amigo:

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“Tengo otros informes que confirman lo que usted me comunica en su misiva de fecha… Sin
embargo, mi gobierno no puede permitir que semejante pájaro ande tanto tiempo libremente
volando. En vista de ello debe usted proceder, a la mayor brevedad posible, a concertar una
entrevista directamente con él, con el mayor sigilo, sin que nadie se entere de la misma. Se lo
recomiendo encarecidamente.

“(f) ……………………………”

Castañuelas recibió el mensaje del Presidente en la Sub jefatura de Policía de uno de los pueblos
vecinos al de Teometapa, lugar en el que pernoctaba y, como el mensaje anterior, por conductos
estrictamente confidenciales. Luego, impuesto de su contenido y sobre todo de la probable
emboscada que significaba, trató, tal como se le ordenaba, de hallar la fórmula adecuada de hacer
llegar al huidizo pistolero su deseo de sostener con él una plática secreta y amistosa, desprovista
de inconsecuencias, malicias o traiciones.

EN BUSCA DE CONEXIÓN

Múltiples capturas arbitrarias y violentas, había efectuado Castañuelas y su desalmada escolta con
el propósito de demostrar, ante todo, el especial interés que tenía en la aprehensión de Chema
Duarte, casi todas contra la humanidad de inocentes campesinos, haciéndolos objeto de
vejámenes y bárbaros atropellos al extremo de llegar a colgarlos desnudos de las ramas de los
árboles, entre los montarrales selvosos de las fincas. Entre ellos se contaban a mujeres y menores
de edad y a los que, no obstante, les había aplicado la “Ley del chirrión” en nalgas y espaldas.
¡Cómo se divertía el coronel en estos “quehaceres domésticos!”.

“De todos modos -acostumbraba decir Castañuelas como una excusa a su irracional conducta,
luego de estar seguro de la inocencia de sus víctimas-, las bejuquiadas nunca les caen mal a éstos,
por el contrario, les hacen mucho bien; les sirven de eterno escarmiento”, sin darse cuenta que la
rebeldía en la pubertad tira, generalmente, en sentido inverso a los fines tradicionalmente
supuestos atribuidos al castigo corporal. Muchos de los detenidos y vapuleados por la policía bajo
el jefato duro de su mano, luego de ser puestos en libertad por su comprobada inocencia, en vez
de volver al calor del hogar, del cual, aprovechando el silencio y la oscuridad de la noche, eran
extraídos salvajemente, se encaminaban con toda decisión a la montaña protectora, terminando
por incorporarse a las pandillas de José María, con el pensamiento contaminado de odio y
venganza contra las autoridades de policía que abusaban de la situación y de su mando. A pesar de
ser oriental, Castañuelas, quizás, a lo mejor, nunca había sido joven.

Al día siguiente de haber recibido el mensaje del jefe de Estado, el coronel, precisamente, iba a
dejar en libertad a ocho o diez prisioneros que hacía semanas aprehendiera. Sobre el particular se
encontraba meditando cuando le fue entregada la nota confidencial. Entre los encarcelados
estaba un muchachón menor de edad y pariente cercano del jefe de los bandoleros. El militar,
inmediatamente pensó en él como el mensajero ideal o el puente de enlace que necesitaba para
establecer comunicación con el recio forajido. Recordaba que, en sus declaraciones extraídas a
golpes de manopla y varejonazos, entre otros hechos, el prisionero había establecido con claridad
que: “…ciertamente, algunas veces me veo con Chema; pero en forma casual, de repente, y si le
asunto es porque, nadie va a negar que somos de la misma raza, somos primos hermanos de
sangre…” Con todas estas premisas en la cabeza, Castañuelas ordenó a uno de sus soldados fuera

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por el reo al calabozo municipal y lo llevara a su presencia al pequeño cuartel que ocupaba la Su
jefatura de Policía. El subalterno al instante acató la orden: llevó al campesino frente a su jefe que
se hallaba sentado plácidamente tras de una mesa vieja y rústica dentro de la pequeña
comandancia, viéndose y componiéndose a través de un espejo cuadrilongo de bolsillo con
respaldo de cartón, los bigotes gruesos, canosos y vueltos hacia arriba. Al ver al prisionero, se
embolsilló el espejo y en tono por demás cortés, lo invitó a sentarse. El soldado dio media vuelta y
desapareció, dejándolos íngrimamente solos como a un elefante frente a una liebre. El mílite abrió
el cerco de la conversación:

_ ¿Cómo te llamas, me dijiste?

_Antolín Duarte, repuso secamente el detenido.

_Antolín _reinició el coronel_ debo aclararte con mucha pena que todos esos compañeros tuyos
de prisión se van a podrir en la cárcel (Antolín miró a su interlocutor con desconfianza) pero el
caso tuyo es bien distinto, tu situación es diferente, porque eres pariente de José María y… a José
María lo estima el señor Presidente de la República, lo mismo que el Subjefe de este
destacamento y yo… también lo estimo mucho; por tu parentesco con él, pues, te vamos a dejar
en libertad, ¿qué me dices?, Antolín no comprendió más que una cosa e incorporándose asustado,
dijo sin tapujos:

_ ¡No, coronel!: le agradezco, pero prefiero podrirme también en la cárcel y no que me vayan a
matar por la espalda, porque eso es lo que usted desea al no más darme libre.

_No seas tonto, hijo, no seas tonto, siéntate, _atajó el militar de modo hipócritamente paternal_,
si desconfías de las autoridades puedes avisar a tus padres para que te acompañen.

_Hizo una pausa y prosiguió-: voy a dejarte libre, como ya te dije, por tu parentesco con José
María; pero, en cambio vas hacerme el favor de entregarle personalmente esta carta. _
Castañuelas puso en las manos del campesino un sobre y le recomendó con seriedad_: que nadie
se entere de esto, absolutamente nadie, ni tus propios papás.

Antolín se metió la carta a uno de sus bolsillos del pantalón de lona azul y, siempre con cierta
desconfianza, preguntó:

_ ¿Quiere decir entonces, que puedo mandar a llamar ya a mis hermanos para que vengan por mí?

_ Correcto, hombre, correcto. Yo mismo voy a ordenar que vengan, acentuó el coronel, regocijado
por dentro al sentirse seguro de haber salvado el primer escollo hacia el camino de la entrevista
que, “desde arriba”, tenía ordenada verificar con el audaz bandolero y de cuya aceptación no le
quedaba más que esperar dos o tres días.

El prisionero no regresó ya a su celda. Por cuestiones de táctica elemental, el coronel lo retuvo a


su lado, mientras sus hermanos, como se había convenido, acudían a él para que nada fuese a
sucederle.

El coronel estaba seguro que el sagaz bandido iba a aceptar reunirse con él; por eso, ahora su
pensamiento se concentró sobre el argumento que debía poner en juego para convencerlo de
acuerdo con los deseos, aparentemente sanos del mensaje presidencial. Sin embargo, la

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satisfacción de haber ganado la primera etapa le había producido cierto grado de cerradez en la
mente, lo cual daba lugar a que pudiera explanarse con claridad y soltura. Así confuso, enigmático,
casi torpe, estuvo por largo rato, prefiriendo, en definitiva, esperar mejor otro día.

LA ENTREVISTA

Bajo las condiciones que José María y su estado mayor lo habían acordado, Castañuelas se
presentó solo y desarmado al sitio convenido del cual, perfectamente vendado de los ojos y
dentro del estricto cumplimiento de otras precauciones, se le condujo por cinco hombres de la
banda a la quebrada de Pupujish, paraje designado en que se habría de efectuar la interesante y
esperada entrevista de importantes personajes: perseguidor y perseguido.

Pupujish no era tal quebrada; pero sí un lugar secreto, inadvertido, estratégico, embutido en lo
más ignorado de la montaña azulosa y quebrada como lomos de camellos en fila de dos, explorado
y conocido únicamente por un reducido número de criminales, los de más confianza de la
organización. Pupujish era pura virginidad de selva: ¡cómo olía a cuerpo de campesina púber!; el
bosque que aureoleaba y refrescaba su paisaje era de un verde-azul exuberante; el sol apenas
podía meter una que otra hebra luminosa por entre la ramazón entrelazada y musculosa; la
abundante hojarasca parecía una acolchonada alfombra compuesta de variedad de colores secos;
extraños pájaros saltaban y gorjeaban en las copas húmedas del singular boscaje. En conjunto el
paisaje, que extasiaba la vista, era inobjetablemente extraño, raro, aumentando su misterio el
hecho de oírse en el ambiente un airecito zumbón e irreductible. En contraste con el vivo color
verde-azul del bosque, había por el suelo, a manera de asientos, varios troncones secos y
descascarados sobre los cuales descansaban ya Castañuelas y dos de los bandidos que, atentos y
aparentemente cordiales lo vigilaban, mientras los otros tres habían ido por el jefe a la cueva
filosofal. El coronel, tras haberle sido desamarrada la venda, echó luego una mirada penetrante
por los recodos del extraño sitio, para fijarla en seguida en sus dos custodios; pero especialmente
en uno de ellos, cuyo rostro le causó sorpresa, cierta angustia, cierto remordimiento.
Transcurridos algunos minutos, preguntó con disimulo:

_ ¿Tardará mucho tiempo Duarte en venir? _Uno de los aludidos con gestos que daban a entender
claramente que no deseaba ser preguntado, se limitó a contestar:

_ Quién sabe.

El mílite, no obstante, como todo polizonte, quería orientarse, saber más o menos dónde se
encontraba, para después……por lo que, corrido cierto tiempo, re inquirió con ostensible actitud
de indiferencia:

_ Nos tardamos más de una hora en venir aquí, ¿verdad?

_ Quién sabe, terció el segundo custodio.

El militar no quiso darse por vencido; deseaba averiguar, al menos, un simple dato acerca del
secreto lugar al que lo habían llevado y, al cabo de un rato y mirando las copas de los árboles,
pregunto de nuevo:

_ Parece que aquí ya estamos en jurisdicción distinta a la de Teometapa…. ¿no?

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_ Nosotros _contestóle el primer bandolero_ obramos libremente y no reconocemos
jurisdicciones de ninguna clase.

El coronel no quiso ceder, por algo era también oriental, por eso, después de estudiada y larga
pausa, se aventuró a dejar ir un último anzuelazo enganchándole doble carnada:

_ Este sitio, muchachos, lo conozco yo y voy a decirles dónde nos encontramos. _Mejor hubiera
tirado el anzuelo de una vez con todo y vara, ya que el mismo bandolero, esta vez, lo remató:

_ Muchos sitios debe conocer, coronel, en donde en tiempos de Ubico usted fusiló a muchos
inocentes, en cuenta a mi señor padre…. ¿se recuerda?; pero lo que es este lugar…. _Castañuelas
se quedó paralizado. El terrible miedo que le sacudió no lo dejó escuchar el final de la cruda
respuesta. El corazón acelerósele y comenzó a sudar copiosamente no obstante el airecito
lengüetoso del ambiente. Su inquisición quedó cortada, hecha pedazos al pie del tallo mutuloso de
su conciencia. No osó ya ir más allá. Y bien que desde cuando se desalucinó y pudo ver mejor,
había encontrado un enorme parecido entre el físico del primer bandolero y el de un hombre
campesino a quien hacía quince años había dado espectacular caza y pasado por las armas sobre
la marcha en uno de los caminos reales de la región, dejándolo tendido con una decena de balas
en la espalda. Al recordar el criminal lance y ante la indirecta de propios labios del hijo del
asesinado, Castañuelas, naturalmente, se quedó petrificado y optó por esperar mejor en absoluto
silencio el momento en que se debía efectuar la entrevista.

Una hora más tarde se escucharon por ahí pasos de bestias, ante los cuales el coronel y sus
vigilantes se pusieron de pie. José María llegaba en esos momentos, a la cabeza de los tres
secuaces que habían ido en su busca a la cueva filosofal. Los cuatro jinetes desmontaron de sus
caballos que llevaban de barba, espesos espumarones blancos en el hocico, les recogieron las
riendas de cuero, amarráronlos en el ramaloje que se iba de pechos por el suelo y se encaminaron
frente al militar quien, después del penoso suceso con uno de sus custodios, se encontraba
sobresaltado y nerviosón. El Jefe de los bandidos, cuatro metros de por medio, se detuvo y se
quedó observando detenidamente al coronel mientras éste, lleno de genuflexiones, lo saludó
dándole cortésmente las buenas tardes. Chema díjole sin preámbulos:

_Aquí me tiene coronel. Usted dirá para que puedo servirle. _ Castañuelas se quedó perplejo ante
la esbelta y atrayente figura del afamado asaltante a quien, en el fondo de su alma deseaba
conocer, sin duda porque él también tenía algo o mucho de bandido, con la grave diferencia que
José María “estaba fuera de la ley”, mientras que él actuaba “dentro de la misma ley…” ¡Qué gran
diferencia! Apoyado siempre en sus zalamerías, el mílite suplicó a los presentes tomaran asiento
sobre los troncos secos y despellejados. A continuación, con calculada diplomacia, dio inicio el
parlamento así:

_ José María: voy a hablarte con claridad, deseando que me escuches con paciencia, ya que se
trata de tu buena estrella, de tu brillante porvenir…. ¡Ah, suerte te dé Dios hijos y lo demás poco
te importe! (con cierta falsa sonrisa y la ayuda del refrán creyó el militar dar más importancia al
arranque del diálogo), continuando_: tengo para ti un mensaje de mucho interés, de gran
trascendencia para tu futuro, el cual, por mi humilde medio, te envía el señor Presidente
Constitucional de la República, caudillo revolucionario del movimiento de....

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_ ¿De qué se trata?, interrumpió sin inmutarse ni dar importancia en lo más mínimo a lo
escuchado, el osado jefe que remató_: Dígalo de una vez. Todos aquí son de mi confianza. El
coronel se encasilló rápidamente al marco o modo de ser del asaltante y se destapó:

_ Se trata, nada menos, de que el señor Presidente de la República desea que trabajes cerca de
él… digamos que lo cuides…. Nombrándote jefe de su guardia personal….

_ ¿Y qué más? _preguntó Chema.

_ Pues que…. se te dan todas las garantías necesarias a efecto de que ningún juez pueda instruirte
proceso alguno perdonando así tus delitos…. José María, colérico, apretó con fuerza sus
mandíbulas y fijando más seriamente la mirada a su interlocutor, díjole:

_ Mis delitos…. ¡Dígale que, como bandolero, soy hijo de las entrañas mismas de mi pueblo, de su
masa desheredada, de sus sinsabores, de sus innumerables necesidades y que, de consiguiente, en
cierto modo soy más revolucionario que muchos…! y que acepto ser todo lo que su gobierno y sus
autoridades quieran que sea; ¡pero nunca un traidor a mis gentes como él a toda una nación
indefensa! _ Al oír semejante exposición, a Castañuelas le temblaron hasta los canos bigotes,
contestando airadamente:

_ ¡Ve Chema, que corrés peligro con tamaños disparates y…!

_ No sea muela, al fin militar _atajóle el enorme bandido, parándose y haciendo lo mismo sus
camaradas_, el que corre peligro es usted, porque si quiero lo mato ahora mismo y qué…. Un
silencio selvático, mortuorio, acicateó el ambiente de suyo apaciguado y tenebroso a esas horas,
casi las cinco de la tarde. Unas cuantas hojas secas desengancháronse de sus tallos y cayeron a la
alfombra hojarascosa del suelo. Un riíto de nieve, frío como cadáver encontrado en la madrugada,
le bajó de la nuca rugosa hasta las puntas de los pies a Castañuelas que se había quedado
embutido de miedo, de terror, al oír la respuesta sentenciosa, cortante y descarnada de labios del
más sagaz y valiente de los criminales de toda la zona, quien ahora con sus lugartenientes, clavó
en el rostro pálido del coronel una mirada de profundo asco y desprecio, haciéndolo tartamudear:

_ Bueno…. No…. No…. No es para tanto…. Yo sólo cumplo con mi deber y ya estuvo. Si tú… no
aceptas, pues, se acabó todo, qué voy a hacer yo. _Luego se puso de pie, se caló su sombrero de
corcho y rogó lo fueran a dejar al punto de partida. Así se hizo luego de colocarle de nuevo la
venda en los ojos.

EL TENIENTE QUETUC

La cabecera municipal de Teometapa como de costumbre, se encontraba tranquila, apacible. Sus


moradores se dedicaban a sus quehaceres habituales. Las aguaderas eran las únicas que en la pila
de la plaza, metían alguna bulla en el afán de llenar primero sus cántaros color de sangre caliente.
Frente al Cabildo, una mula pequeña, bermeja, con su albarda de cuero crudo, el pescuezo caído y
amarrado al poste, esperaba al amo que había entrado a la Alcaldía Municipal, sin duda a evacuar
alguna citación urgente del Juzgado de Paz. En el corredorón de la Comandancia, sede del
destacamento policíaco, un agente sentado en una larga banca de roble, se entretenía limpiando
el cañón de su vieja tercerola. Un hombre con cara de hiena, poco agradable, pasó frente al
policía, penetró al despacho del subjefe y después de cuadrársele, le comunicó casi ahogándose:

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_ ¡Mi teniente, mi teniente, hemos sabido que hoy por la noche la pandilla de Duarte piensa
asaltar la hacienda “El Tempisque”, ¡propiedad de don Rosendón Pimienta!

El teniente, color de berenjena, apretó sus musculosos maseteros y preguntó:

_ Y ¿ónde diablos queda eso?

_ A media legua al Norte, mi teniente.

_ Y con las ganas que traigo de agarrar a ese cochino bandido.

_ Pues ahora es cuándo, mi teniente. No crea…. Yo también le llevo ganas –remató Sabino
Ventosa, amargo jefe de comisionados militares de El Rodeo, sujeto malentrañoso, chismoso,
vengativo e intrigante.

El teniente Quetuc, ajustado de estatura, cuadrado de cara y de pies, con olor a coco pasado y
ruedas perennes de sudor espeso en el cuello y sobacos de su camisola militar caqui, sentado
frente a la mesa toda astillada de su despacho, inclinó la mirada sobre un block de papel amarillo
colocado en un extremo del mueble mugroso, lo acercó y empezó a escribir unas cuantas líneas
con más números que letras.

De lejos, el teniente parecía monolito de barro o pequeño tetunte con un poco de forma o figura
humanas. Pocos días hacía que, de su tierra natal, El Quiché, a instancias del influyente coronel
Castañuelas se le había ordenado trasladarse a Teometapa y hacerse cargo del destacamento de
policía allí concentrado. A escasa semana de estar en el pueblo no podía realmente conocer a
fondo la situación delictiva imperante en toda la comarca; pero, a pesar de ello, era seguro que
llegaba bien aleccionado acerca de la peligrosidad de Duarte, así como de las solapadas relaciones
de éste con los ricos políticos del municipio, relaciones que Castañuelas estaba interesado en
averiguar quién sabe con qué fines.

El mílite arrancó del block cuatro hojas y ordenó al jefe de comisionados militares:

_ Lleve estos dos telegramas a la oficina de correos y vea que los pongan en seguida, sin dilación.

Sabino Ventosa ostensiblemente regocijado, salió chispado con los dos mensajes a través de los
cuales el teniente Quetuc comunicaba en clave a las guarniciones policíacas de Agua Blanca y
Chaparrales, el posible asalto al Tempisque y solicitaba de sus jefes el auxilio de ley, indicándoles
que se le unieran, entrada la noche, en las proximidades de la finca, objetivo de los asaltantes,
donde les esperaría, en la seguridad de que juntos, en colaboración, habrían de aprehender al
temible bandido y poner fin a sus sangrientos desmanes y fechorías.

Antes de lo que se había imaginado se presentaba la oportunidad de demostrar a todo el


municipio y sus alrededores que él, Pedro Quetuc, teniente efectivo del Ejército Nacional, sí
cumplía con la ley, con su deber, sin temer a nada ni a nadie y que era capaz de acabar de una vez
con el negro bandolerismo que aquejaba la zona.

Sabino Ventosa no se desprendió del mostrador de la oficina de correos hasta hallarse seguro,
completamente seguro, que los dos telegramas habían sido transmitidos como correspondía y
aun, antes de retirarse clavó sobre el pobre telegrafista una mirada amenazadora que aquél

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recibió con un friíto en la espalda. Sabino no se desprendía el machetón de la cintura ni el rifle del
hombro.

El teniente hizo reunir a su escolta, a los comisionados militares y civiles, les dio instrucciones
terminantes y, pasada la oración, en forma subrepticia, partieron por diferentes rumbos hacia la
finca de don Rosendón Pimienta.

A eso de las veinte horas llegaron a los alrededores de la hacienda, en cuyos corredores todavía se
miraban las lucecitas de candiles y lámparas de gas y alguna que otra sombra de sus moradores
que, con el fin de recogerse, iban y venían de uno y otro lado y, a quienes el teniente Quetuc, por
razones de táctica militar, no quiso poner en antecedentes del asalto.

Minutos más tarde apareció la escolta de Agua Blanca. Pasadas las veintiuna horas se hizo
presente la de Chaparrales. Tanto el jefe de ésta como el de aquélla encomendaron
inmediatamente al mando del teniente Quetuc sus respectivos pelotones. Este, después de
instruir convenientemente a sus componentes, los distribuyó y situó en puntos estratégicos
dentro del boscaje que circundaba la heredad. Luego aguardaron….

BURLADOS

En el corazón de cada gendarme en la montaña, la noche se cuajaba más oscura, más prieta, más
curtida, más temeraria.

Los candiles y lámparas de la hacienda se fueron apagando uno a uno y sólo quedaron encendidas
las pupilas de los ojos bien abiertos de los policías que, atentos al menor ruido, vigilaban todo el
casco de la finca de Pimienta sin que él, ni la servidumbre, se dieran cuenta. Ricachón de piel
sensible… escapado del fondo de las entrañas del siglo diecinueve, siglo de las luces… apagadas
con sotana.

El teniente Quetuc, inquieto, dinámico, sin importarle la oscuridad y el intrincado breñal, parecía
gato de monte deslizándose de uno a otro sitio para estar al contacto con sus pelotones
distribuidos adecuadamente en cada entrada de la heredad.

Los grillos a través de sus sensibles élitros, molían sin interrupción el piedrín del infinito. Los búhos
y lechuzas tarareaban sus contrabajos y armonizaban, de vez en cuando, con los grillos. Abajo, los
perros de “El Tempisque” con sus aullidos acoyotados, acababan de alterar los nervios y erizar el
pelo a los gendarmes, que no veían la hora que amaneciera, y eso que ignoraban que apenas era
la una en punto de la madrugada. A algunos de ellos se les caía la baba por dormir siquiera un
pringo; mas, Quetuc no se los permitía, no los dejaba en paz ni un momento, parecía zorrillo, onza
o comadreja, con sus idas y venidas alertándolos, animándolos.

De pronto se quedó en silencio todo, nada se movía ni se oía; los policías agudizaron el oído, los
jefes de cada pelotón trataron de husmear el prieto horizonte. Quetuc se llevó la diestra al tronco
de la oreja, giró la cabeza en todas direcciones y, allá lejos, creyó percibir algo, un ruido sordo,
opaco… Dio órdenes de alistarse, de ponerse en guardia y esperar. Al rato entre el nítido silencio
nocturnal, se escuchó con claridad el galope de un caballo que, cerca de ellos, por poco se lleva de
pecho la puerta de golpe de la hacienda. El jinete que lo montaba, sin dar tiempo a nada, se
introdujo velozmente hasta los corredores del caserón de adobe y teja desde donde, no obstante,

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el feroz y ensordecedor ladrido de los perros, se dejó oír en todo el ambiente con un grito de
angustia:

_ ¡Tío, tío, levántese por favor! _En seguida tiróse de la bestia que jadeaba y por una puerta que
acababa de abrirse, penetró al dormitorio de Pimienta.

Quetuc, tras el grito del misterioso jinete, sin entrar en averiguaciones, aturdido por el agudo
bullicio de los perros rugió:

_ ¡Aaaa la cargaaaa!

Sus hombres al unísono como hormiguero bajaron al caserón de la finca que se había vuelto a
iluminar con candiles y ocotes y lo rodearon en un abrir y cerrar de ojos. Todo estaba alborotado:
don Rosendón, el jinete, los mozos, casi todos criminales salvadoreños, guardaespaldas del patrón
y las sirvientas, se encontraban ya de pie, alarmados, alarmadísimos; y la presencia inesperada,
increíble, a esas horas de las autoridades policíacas, les acabó de inquietar y confundir porque, de
momento, creyeron que se trataba de asaltantes…. El teniente Quetuc, que no se andaba mucho
por las ramas, rápido en todo, incluso para meter las canillas, tratando de poner orden volvió a
rugir:

_ ¡Quietos todos, todos y díganme ya, qué demonios pasa aquí!

_ ¡Señor coronel _respondió todo confundido Pimienta_ a tiempo llega usté con su escolta: en
estos momentos, según dice mi sobrino (señaló al jinete) la hacienda “Buena Vista”, de mi
hermana, ¡está siendo saqueada por los hombres de Duarte!

Quetuc por poco deja caer su tercerola; mas reaccionando al instante y convencido que en tales
casos lo aconsejable es actuar pronto, sobre la marcha, preguntó resuelto:

_ ¿Y ónde queda la hacienda de su hermana?

_ ¡Aquí nomasito, señor teniente, a tres kilómetros de distancia al Oriente! _terció sobresaltado el
sobrino de don Rosendón.

_ ¡Pues a la carga con los malditos ladrones! _gritó Quetuc a sus subalternos; y tras la orden
conminó a todos los mozos de Pimienta a auxiliarlo y seguirlo.

Cerca de setenta hombres, entre policías y civiles, a pie unos y otros a caballo armados todos y
encabezados por el bravo teniente, se dirigieron enardecidos a “Buena Vista”, la heredad atacada
por los nocturnos asaltadores.

José María y dieciséis de sus hombres luego de haber bajado a simular un brutal y dilatado asalto a
la hacienda “Buena Vista”, propiedad de doña Rosa Pimienta, hermana de don Rosendón,
subieron de nuevo al camino, el cual unía ambas propiedades; se escondieron con sus
cabalgaduras en el monte y abrigados, además, por la oscuridad, aguardaron tranquilos, seguros
de haber logrado producir los alcances previstos. Efectivamente: al rato oyeron pasar delante de
ellos una tras de otra las escoltas comandadas por Quetuc y, lo que más les interesaba, en la
retaguardia: los mozos de Pimienta. “El Tempisque” se había quedado solo, sin hombres…
Calculando que el nutrido contingente se había retirado bastante, los pandilleros bajaron al
camino y en tropel desenfrenado, fueron a desembocar a la hacienda de don Rosendón,

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verdadero objetivo del plan de atraco de Duarte, la cual saquearon tranquilamente, casi por
completo, despojándola de dinero, bestias de sillas, sobre todo, aves de corral y comestibles.

FRENTE A FRENTE

El papel que en su despacho recibió el teniente Quetuc de manos del desconocido rezaba:

“Las Lajas, Teometapa:

“Señor teniente: poray por las 4 de la tarde del domingo que viene, en las afueritas de esta aldea
puede usted capturar sin dificultad al pícaro de Duarte, pues sin querer me he dado cuenta que a
esa hora viene solo y entra a casa de la Justa Cisneros, se me hace que, a dormir con ella, quién
sabe.

“Si usted logra agarrarlo vivo le doy 500 quetzales, enviándole con el amigo, como anticipo y
muestras de lo que le digo 250 pesos. El portador le dirá quién soy”.

El teniente luego de haber entrado del corredor a su despacho, ostensiblemente contento y


optimista ante la perspectiva de la nueva oportunidad que se le ofrecía de aprender al peligroso
delincuente, se sentó y se concentró a meditar sobre la estratagema, sobre un plan que no fuese a
volver a fallarle y lo dejase en entredicho por segunda vez ante la opinión pública. Largo rato
estuvo meditando alrededor del espinudo problema, tras de lo cual, al fin creyó firmemente
haberle dado resolución favorable.

Seguro de las líneas tomadas, confiado en la eficacia de la estrategia que pondría en práctica y
previendo, por otra parte, un acto de espionaje o una simple indiscreción entre los miembros de
su propio personal, dispuso no decir nada, absolutamente nada de lo que se proponía. Dentro de
tales condiciones, de más reservas, esperó pacientemente la madrugada del propio día domingo
enunciado en el mensaje. A esas avanzadas horas llamó a cinco de sus mejores policías y sin
comunicarles un solo detalle a cada uno le entregó cierta ración del bastimento que un día antes
había mandado preparar y, en seguida, por entre extravíos y bosques, partió con ellos a la aldea
Las Lajas a la que arribaron al amanecer.

A la orilla de la aldea perdida entre el matorral, la casa de la amiga de José María, construida de
adobe, teja y de dos corredores, se hallaba ubicada exactamente en el remate de tres lomas
bastante montosas y llenas de lajas y pequeñas rocas sueltas con las cuales se podía tropezar a
cada instante. En definitiva, el lugar era clave, ideal, para una emboscada, podía ser
perfectamente copado por cualquier autoridad sin que pudiese de su parte correr ningún peligro
eso si se tenía el buen cuidado de no chocar los pies contra algunas lajas o guijarros diseminados
por todos lados.

Toda la mañana y parte de la tarde estuvieron los policías vigilando atentos la casa de Justa
Cisneros y sus alrededores. En el transcurso de cerca de diez largas horas el Jefe no cesó un solo
momento de hablarles e instruirlos acerca de la delicadeza del asunto que los había llevado allí,
haciendo hincapié sobre las medidas de conjunto que debían adoptar cuando la hora llegase y
evitar que pudiese esta vez escapar el temerario delincuente.

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De acuerdo con las instrucciones impartidas por Quetuc, hasta el más mínimo detalle, estaba listo
y ordenado, calculado y cuidadosamente planeado. Nada hacía falta. Ya sólo esperaban que la
liebre asomara, entrara a la cabaña y caerle encima. No obstante, todo aquel andamiaje de
precauciones y recomendaciones; a pesar, pues, de todo el buen cuidado y tino puestos de
manifiesto indiscutiblemente por el jefe y sus secuaces, nadie, ni el propio teniente, se dio cuenta
cómo a eso de las cinco de la tarde, de la furtiva llegada de Chema Duarte a la humilde cabaña y
de su ingreso a ella.

Un cuarto de hora llevaba Chema de estar junto a la amiga cuando de repente empezó a darse
cuenta que a cada rato chocaban contra el bahareque de la pequeña cabaña algunos guijarros
que, al parecer, llegaban rodando de la cumbre cercana. Instintivo por naturaleza y por oficio,
entró inmediatamente en malicia, en desconfianza y tanto él como Justa, luego de interrogarse
con la mirada, con especial cuidado se dieron a escudriñar desde los resquicios de la estrecha
ventana que daba para ese lado y descubrieron, además, que algunos arbustos allí cerca se movían
extrañamente.

- Es mejor que huyas –aconsejó ella.

- Sí, tienes razón –asintió él.

El bandolero dándose cuenta del riesgo que corría de caer en manos de los temibles agentes de
alguna policía, sin pestañear se extrajo del cinto su revólver y por la puerta trasera se escabulló en
dirección a la cuesta de la empinada loma del lado opuesto. Quetuc, sagaz siempre en estos casos
en que olisqueaba todo, en que husmeaba todos los horizontes, presintió la maniobra, la
escapatoria. Inmediatamente ordenó a sus agentes continuar vigilando desde sus respectivos
sitios y se escurrió en persecución del forajido al que, con inusitada sorpresa, poco tardó en
descubrir escapando. Casi inconsciente con el arma tendida y con negra brusquedad le ordenó:

- ¡Párese ay!

Tratando de ganar un robusto quebracho para protegerse y comenzar su defensa, Duarte no


obedeció. El militar a escasos cinco metros atrás y creyendo que se le escapaba la presa,
encarrerado afinó la puntería y disparó… Mas al momento de halar el gatillo, una piedra suelta por
ahí, se lle atravesó por los pies y lo echó de bruces. La bala rozó ligeramente el hombro derecho
del bandolero, quien enfurecido y con la fiereza de una pantera se volvió y, de un salto, cayó a
horcajadas sobre la espalda del teniente que sintió en el acto en su negra y musculosa nuca, la fría
y aguda punta de un espantoso verduguillo que le hizo exclamar:

- ¡No, por favor, no me mate! ¡Se lo pido de favor!

- ¡Pedazo de bestia!: cómo puede ser tan bruto que se atreva a tanto –reconvino colérico el
bandido, que se había salvado por milagro de ser muerto por la espalda de un tercerolazo.

Quetuc siguió implorando. José María, siempre en ascuas, sin perder tiempo se incorporó y luego
de despojarlo de las armas y de arrojarlas al monte, lo hizo caminar delante de él hasta el otro
lado de la loma. Allí, después de prevenirlo agriamente desapareció por entre el boscaje.

Quetuc tembloroso, verde y profundamente asustado, regresó a la carrera al sitio de la tragedia y


después de buscar y recoger sus armas, la emprendió a puntapiés contra todos los guijarros

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sueltos que tuvo a la vista, extraña tarea en la que lo sorprendieron sus agentes quienes, habiendo
desobedecido sus órdenes de permanecer quietos en sus puestos, por fin, unificando criterios,
dispusieron llegar hasta el lugar del disparo con el propósito de averiguar…

- ¿Qué le pasa mi teniente? –interrogó con avidez uno de ellos, el más sacón.

- ¡Eh! Nada, absolutamente nada que valga la pena de contar –repuso todo azorado el militar.

(Tomado de J. Adalberto Osorio S. CHEMA DUARTE, REALIDADES Y LEYENDAS. Guatemala,


Tipografía Nacional, 1967. PP. 23-230)

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Anexo No. 3
Algunos pasajes de las aventuras del Látigo del Sur
UNA NOCHE EN NUEVA CONCEPCIÓN
Debido al genio áspero del señor Espiridión, dueño del vehículo en que viajaban, los
hombres a su servicio no se atrevían a protestar por su mal manejo y velocidad para
conducir su camión, aumentando sus temores cuando se empezó a descender por la
pendiente entre la población de Palín y la ciudad de Escuintla y más aún, ante cada curva
de la carretera, cuando se les figuraba que iban a salir disparados por la tangente y no
parar sino hasta el fondo de algún barranco ya muertos o heridos, entre los restos del
camión.
Además, el señor Espiridión, siendo por naturaleza un patrón cascarrabias, pecaba tanto
por imprudencia como por impulsivo y bien podría meter un plomazo a quien le llevase la
contraria. Sus subordinados le conocían bien y aunque entre ellos se encontraban hábiles
pilotos automovilistas que hubieran podido conducir mejor el vehículo, sorteando con
precaución los peligros de la carretera, no se atrevían a manifestárselo, por no llevarle la
contraria y porque los empleos por esos primeros años de la década de 1960, solían ser
muy escasos y el señor Espiridión sí pagaba generosamente a sus empleados.
Entre los hombres que viajaban en el camión, se encontraba un jovencito recién egresado
de bachiller, quien en esa ocasión iba experimentando gran aflicción ante la temeridad de
su patrón, por no aminorar la velocidad en las curvas cerradas del camino ni respetar
llevar la derecha. Mas, para fortuna de aquellos trabajadores, la máquina empezó a fallar
y su dueño a rechinar los dientes de contrariedad, al darse cuenta que el acumulador
estaba perdiendo su potencia y que aún estaban distantes de la población más cercana o
sea Nueva Concepción, en el departamento de Escuintla, donde podrían obtener un nuevo
acumulador.
Finalmente, el patrón viose obligado a detener la marcha del vehículo y a designar entre
sus acompañantes al más joven del grupo o sea al recién graduado bachiller Ramiro
Mendoza, con el encargo de salir de inmediato a pie hacia el mencionado pueblo para
obtener dicha pieza, proporcionándole para ello las debidas instrucciones y el dinero
necesario, mas con la advertencia expresa, de estar de vuelta a su lado cual si fuese un
supermán.
El joven bachiller no sabía dónde se encontraba aquel pueblo, mayormente de noche, por
lo que, en seguida, pensó que las próximas horas serían las más aciagas de su vida, al

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contar únicamente con su juventud, estar sano y algún sentido de orientación, ya que la
noche se veía caer encima con aumentada obscuridad, debido al humo de las rozas
acostumbradas por esa temporada, en las tierras destinadas a cultivos. Su meta era, pues,
llegar cuanto antes a la población de Nueva Concepción, sin embargo, la poca gente que
transitaba para allá, lo procuraba en grupos compactos y a paso muy ligero, debido a que
corría la voz de que por ahí cerca andaba merodeando Látigo del Sur; rumor que hacía que
todos los hombres marchasen con premura empujados por el miedo y que el bachiller
tuviese que redoblar sus esfuerzos para darles alcance. Una vez apareado a uno de los
grupos, un transeúnte portador de una linterna con la cual se alumbraba el camino, le
aconsejó se uniera al pelotón, ya que todos sus componentes se encaminaban hacia el
mismo pueblo, con la advertencia de que si, así lo hacía, debería ir al paso de ellos, ya que
el peligro y las circunstancias así lo ameritaban.
Con tal proposición Ramiro se sintió animado y se alineó a ellos, esperanzado en poder
cumplir con las órdenes de su jefe que, a esas horas, estaría echando rayos y centellas
dentro del camión detenido a la orilla de la carretera, en espera de su regreso con la pieza
de repuesto solicitada.
Un poco más sereno y con la seguridad de que podría cumplir con el mandato de su
patrón, el joven bachiller observó poco después, a lo lejos, cierta iluminación en el
horizonte, muy difusa, y sobre las plantaciones de guineo de la compañía bananera, las
cuales abarcaban por ese sector gran parte del departamento de Escuintla.
- ¿A qué se debe ese resplandor que se ve allá señor? –preguntó el bachiller al hombre
que caminaba más próximo a él.
-Es por el pueblo
-Pero, ¿qué pueblo?
-La Nueva
- ¿La Nueva qué?
-La Nueva Concepción.
- ¡Ah! –exclamó con satisfacción Ramiro, sumiéndose de nuevo entre el anonimato de
aquel grupo de hombres sonando los tacones de sus zapatos, de sus caites o los talones de
sus pies descalzaos sobre la dura carretera, con ritmo acelerado, producto del puritito
miedo que a todos embargada.
Al joven se le figuró entonces que, donde se veía la difusa luz, podría estar
desarrollándose algo extraordinario y deseó como todos aquellos viajeros estar allá
cuanto antes.

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El calor sentido por la forzada y sonora marcha sumado al natural de la boca costa, hizo
sudar pronto al joven Ramiro y procedió a quitarse el medio chaleco con que cubría su
tórax, a continuación, metió una de sus manos en el bolsillo de su pantalón para
asegurarse de si aún conservaba el dinero para adquirir el acumulador encargado, pues,
de lo contrario, el señor Espiridión lo despediría de su empleo. De pronto y como suele
suceder al pensarse que las cosas aún están muy lejanas, al doblar un recodo del camino,
apareció Nueva Concepción, ante la cual se figuró el bachiller que penetraba a un lugar en
feria. Toda vez que, por ese tiempo, la población no contaba con los adelantos y servicios
que posee hoy en día y daba la impresión de una plaza en plena fiesta, con las viviendas,
negocios, bares y zarabandas iluminados con lámparas de gasolina. Los vahos de la costa
la invadían por todos los rincones, lo mismo el calor y los gritos de hombres y mujeres en
juerga. Sin embargo, en esa ocasión y a esas horas, el miedo había recogido a los patojos
ombligueros, a las mujeres honradas y a los hombres de trabajo.
El ambiente se pronunciaba así, debido a que por esos años los campesinos a quienes se
les otorgaran parcelas de tierra por mandado de la Ley Agraria, las cedían a cambio de
dinero para gastarlo en las cantinas; otros, hacían con ellas malos negocios; y, otros más,
se las arrebataban a punta de pistola a los más débiles; y, muy pocos, las dedicaban a
sembrarlas.
De manera que, por estos hechos, Nueva Concepción estaba convertida en un pequeño
San Francisco, California, del siglo pasado, tras el descubrimiento del oro en el Oeste de
los Estados Unidos, corriendo allí el dinero, el aguardiente y los centros de vicio, y por las
cuatro esquinas de la población, podían apreciarse la explotación del hombre por el
hombre y los hechos delictuosos a entera libertad, porque el amparo de la policía y demás
autoridades estaba allí minimizada.
Ante la admiración de aquel cuadro de rockolas y rockoleras y de borrachos y borrachas
lazando hijajayes de tierra al cielo; grupos de hombres en bulliciosa palabrería y de ruidos
de toda especie, al bachiller no se dio cuenta en qué momento exacto, el pelotón de
hombres con que arribara al pueblo, había desaparecido de su lado.
Se aproximaban las once de la noche y a esas horas ningún centro formal de comercio
podría estar abierto, menos aún ventas de repuestos para automóviles o expendio de
acumuladores, ni gasolineras; por lo que se dedicó a buscar alojamiento para pasar el
resto de la noche bajo techo, y temprano del día siguiente, disponerse para adquirir la
encomienda. A esas horas le importaba poco que estallara de coraje don Espiridión; lo
más urgente y necesario para él, era buscar dónde dormir. Pero, por más que indagó,
sobre alguna pensión o casa dónde pernoctar, no la encontró, únicamente supo que en la
población existía un hotel y para allá se fue, encontrándose que este se reducía a una
casona de dos pisos de madera que, por cierto, no tenía nombre, aunque los lugareños la
habían bautizado como el hotel y en el cual se le informó que un alfiler no cabía más allí;
pero, si así él lo deseaba, podría quedarse a dormir en el zaguán de entrada para carros, lo

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que le costaría muy poco dinero. Pero, bastante precavido, Ramiro fue primero a
inspeccionar el sitio, donde iba a pasar el resto de la noche (desde luego que en el suelo,
pero bajo tapado y al amparo contra Látigo del Sur), sin embargo, pudo comprobar que
aquel sitio estaba atestado de hombres tirados en el piso, durmiendo cual plátanos asados
sobre una parrilla, uno junto a otro, y de inmediato, desistió de quedarse allí, debido a un
extraordinario tufo a puras sudadas patulecas, producido no sólo por el calor reinante, la
falta de ventilación, sino por las andadas “apriesa” de los dueños, lo cual le produjo
náuseas y prefirió quedarse tirado a media calle, como lo hacen muchos hombres que tras
emborracharse, no alcanzan a llegar a sus domicilios.
También lo hizo desistir el dormir en tan maloliente lugar, el hecho de que encantándose
en el centro de la población, los gritos de los borrachos, los alaridos de las mujeres en
plena onda y las bajas notas de las rockolas no le permitirían cerrar los párpados y fuese
entonces buscando un lugarcito propicio, bajo el descampado, descubriendo para su
satisfacción, un acogedor árbol que por la semioscuridad reinante no pudo saber si se
trataba de una ceiba o de un conacaste, pero que debajo de él se hallaban varios hombres
acostados, cubiertos sus rostros con sombreros de petate y en brazos de Morfeo; y hacia
allá se fue a acomodar Ramiro, quedando entre dos de ellos, al parecer aldeanos o
jornaleros humildes, dedicados al corte y el transporte de guineo de las fincas bananeras
de la compañía hacia el ferrocarril.
Ni bien se hubo recostado, pensando ponerse el chaleco encima del pecho para soportar
el frío de la madrugada, uno de los hombres vecinos a él, acostumbrado a la poca luz de
aquel sitio, le preguntó:
-Osté ¿no es de por acá verdá joven?
Así es –respondió Ramiro, vine de la capital con otras personas y nos quedamos rezagados
por el camino, porque se agotó el acumulador del camión en que viajábamos.
- Y, ¿por qué se vino pa’cá y no buscó techo? ¿eh? Traté de encontrarlo, pero, en toda
Nueva Concepción no hay un lugarcito para dormir ni en ese barracón al que llaman hotel.
Está lleno de parroquianos, desde el zaguán hasta el segundo piso; es como una granada
de gente por estallar…
- ¿A qué se deberá osté esa gran apretazón de gente, mi estimado?
-Pues, me imagino –indicó Ramiro-, al temor que sienten por el Látigo del Sur y creo que
ese sentir hasta me lo han comunicado a mí.
- ¿Qué podría perder osté pues?
-No gran cosa, pero sí los seis quetzales del acumulador que vengo a comprar, ya que, si
Látigo no me despacha de este mundo, lo haría don Espiridión al verme regresar a su lado
con las manos vacías.

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¡Ja! ¡Ja! –se rió el hombre, de buena gana.
- ¿De qué se ríe usted? –preguntó Ramiro asombrado.
-De que, en verdá, a osté ya le contagiaron el miedo. Mas, para su tranquilidad, sepa que
Látigo del Sur no roba a los trabajadores ni a la gente pobre, ¿él sólo arrebata parte del
pisto a los explotadores, sean éstos dueños de fincas, administradores, líderes avorazados;
acaparadores y a la mala gente; pero, no a quien anda trabajando o ganándose el pan
diario con su duro trabajo. Así es que, esté osté tranquilito amigo quél no asalta a la gente
como a nosotros que tenemos que dormir bajo un bendito árbol.
-Me sosiega usted amigo –advirtió el bachiller ¡buena noche pase!
-Igualmente joven le deseyo…. Igualmente…
A las tres de la madrugada Ramiro se despertó sintiendo que le castañeteaban los dientes
por el frío; sin embargo, luego se sintió reconfortado y se durmió de nuevo.
Al otro día, cuando abrió los ojos se halló con una mantita cubriéndole el cuerpo. Al
principio creyó que seguía soñando, pero, a la luz de la amanecida pudo ver que
realmente sí estaba cubierto por ella y que el hombre que dormía a su derecha, había
desaparecido, no así el que lo hacía a su izquierda, quien permanecía allí, medio sentado,
tosiendo un poco, cual lo hacen los costeños, tras ir despertando juntamente con la tierra.
Ramiro, imaginando que el hombre que todavía estaba junto a él, le tapara con aquella
sabanilla, se lo agradeció. Mas, el desconocido jornalero le dijo entonces:
-Nues mía la manta señor, luera del otro compañero que dormía junto a osté.
-Y ¿dónde estará él para ir a agradecerle y devolvérsela? –preguntó Ramiro, admirado de
que alguien hubiese tenido aquella muestra de bien para un extraño.
-Ya se jue hace rato joven. Yantesdirse miadijo que osté la guardara…
-Es… es… ¿es posible?
-Si amigo… que la guarde o la regale a oro más pobre que osté…
-Me habría gustado –agregó Ramiro- darle las gracias personalmente a ese buen hombre…
Nadie hace una cosa así por un extraño.
-Quizá no… pero mi amigo, Látigo del Sur, pues, no era otro, oyóle anoche… él es güena
gente; no le quita nada al trabajador de la tierra ni a los que se ganan el plato con el sudor
de su frente… nada… solamente a los que nos roban a nosotros los pobres; a los que
explotan nuestras vidas; al que se aprovecha de nuestra ignorancia o a los que se amparan
tras la falsa justicia contra nos…

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Muy asombrado con lo que oía, Ramiro aun sosteniendo la manta con una de las manos,
pasó a cerciorarse con la otra si todavía tenía los seis quetzales para comprar el
acumulador, pero al comprobar que seguían en su poder, se dijo para sí: ¡qué paradójico!
¡yo huyendo de Látigo del Sur y resulté durmiendo junto a él bajo la copa de este frondoso
árbol.!
Cuando minutos más tarde el sol tropical dio de lleno en la población de Nueva
Concepción, Ramiro pudo contemplar la otra cara de aquella Villa Costeña, al ver que de
sus casas iban saliendo los hombres de trabajo para sus tareas en el campo; las mujeres
con sus tinajas a conseguir agua; y asimismo cómo se abrían las puertas de las tiendas y
comercios, cumpliéndose aquel adagio que dice “la buena obra se hace a la luz del día
mientras que la mala sólo cuando imperan las tinieblas”.
Nueva Concepción se acicalaba como patoja coqueta, cantando por sus gallos, peinábase
barriendo sus propios patios; mientras las sonrisas de los niños alegraban los corazones y
despertaban las ganas de vivir, bajo aquel cielo tropical.
LORENA VISITA A ZULEMA
No cabía la menor dudad de que Benedicto Ruano, además de saber burlar la vigilancia de
la policía, contaba con mucha suerte, toda vez que no era descubierto cuando volvía a
casa para estar al lado de su mujer.
Ahora bien, si las autoridades no lograban apresarlo a lo largo y ancho de la costa del
Pacífico, dentro de nuestro país, se debía en gran parte a que seguía al pie de la letra las
instrucciones de Lorena, a quien consideraba su segunda en mando, sobre usar múltiples
disfraces y valerse de los “cuijes” (informantes), oriundos de Escuintla y Suchitepéquez,
quienes ponían a ambos al tanto de lo que ocurría, como ser por dónde se moviliza la
policía, lo cual le permitía tomar las medidas convenientes para esquivarla o esconderse.
El medio favorito de Benedicto para viajar, lo constituía el tren, tanto del Norte como del
Sur y sólo usaba a Sombra, su caballo, cuando necesitaba recorrer tramos cortos por
donde no podían transitar los vehículos automotores.
Sin embargo, Zulema quedaba por largas temporadas sin la grata compañía de su marido,
con lo que continuaba sola trabajando y labrando la tierra como al cuidado de su crianza
de animales que poseían, mas, sin poder adquirir todo lo necesario para la casa como
cuando él estaba a su lado. Situación que debe haber tomado en cuenta la comprensiva y
valerosa Lorena, quien, ante la admiración de la mujer de Benedicto, se le presentó una
mañana en su labor.
La visitante llegó montada en su caballo roano, empantalonada, luciendo un casco blanco
en la cabeza, que le había arrebatado a un policía rural, y un pañuelo de seda de adorno
atado a la garganta. Al distinguirla Zulema se sorprendió mucho y sintiose de inmediato
agarrotada por los celos, pensando además que había llegado la hora de la confrontación

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con su contraria y de pelear hembra con hembra por Benedicto, con lo que, poniéndose
las manos a la cintura, aunque sin soltar el rastrillo que le estaba sirviendo en esos
momentos para emparejar un tablón de tierra donde sembraba algunas verduras, salió al
camino, contoneándose, al encuentro de la recién llegada, diciéndole:
- ¡Qué descaro tenés vos Lorena de venir aquí…!
- Ningún descaro –le atajó la visitante, con voz calmada-, vengo a verte y a poner las cosas
en claro…
- A oscuras dirás –contradíjole Zulema, haciendo un mohín burlesco…
- Pues, no es así, como vos lo pensás Zulema –afirmóle la hermosa dueña del caballo
roano –vengo pa´que sepás que yo, tanto como las otras mujeres que jefeo, sabemos que
vos sos la mujer de nuestro jefe y te respetamos.
- ¿De veritas? –preguntó Zulema con sorna.
- Sí. Y pa´decirte también que no te creyás de todas las cosas que teadigan que son puros
inventos…
- ¿Cómo de qué inventos? –inquirió más engallada la mujer de Benedicto –si así no fuera,
él me vendría a buscar más seguido y no me dejaría tanto tiempo aquí íngrima y sola,
pero, como vos sos la otra ¿pa´qué me quiere a mí? ¿no…?
- Estás equivocada mujer –puntualizó Lorena- y no me hablés en ese tono, porque no sea
que la fiera que hay en mí se desate ahora. Además, vos sabés y mirás que tengo más
cuerpo que vos y por ello soy más fuerte y con más inteligencia pa´pelear, porque he sido
siempre de armas tomar… Así pues, que no me tentés, mejor escuchá parejo y si no te
parece lo que te voy a decir, entonces, pégame con el rastrillo ese….
- Y, ¡qué! ¿qué tenés que decirme pues? –preguntó la Zulema un poco más calmada.
- Pos, aunque no lo creás, Benedicto sólo a vos te ama de veras. Sólo a vos, y pa´que veás
que es cierto, te digo que te envidio, porque ese tu marido es un gran hombre y aunque
dicen de él que es un bandido, es porque no le comprenden ni le conocen de corazón
como vos y como yo; y de las dos, mejor vos que yo. En lo que a mí concierne sé que
posee sueños hermosos para hacer la revolución y quitarnos la servidumbre que siempre
nos han impuesto los del cuete y los explotadores. Así que, esa, como lo oís, es la pura
verdad y no otra.
- Y, ¿si sabés eso? Entonces, ¿pa´qué venís a verme vos Lorena?
- Únicamente, pa´decirte que tanto yo, como las otras mujeres de mi grupo, hemos
llegado a la conclusión de que, en ausencia de tu marido, quien está procurando por todos
nosotros, es justo y estamos en la obligación de ayudarte, pues vos sos su mujer y estás
desamparada… ¿No es así?

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Zulema iba a responderle que no necesitaba ayuda de nadie y que para eso tenía manos,
pies y salud; pero, luego su malsano interés la hizo preguntar:
- ¿En qué podrían ayudarme vos Lorena?
- Pues, con traerte algunos lenes que hemos reunido entre todas…
Al oír aquella noticia, Zulema sintió un nudo de arrepentimiento en la garganta ¿Cómo era
posible que ella hubiese recibido a aquella mujer con tanta grosería, cuando iba en su
ayuda? Por lo que por unos instantes quedósele mirando entre incrédula y agradecida a la
hermosa Lorena que, en honor a la verdad, era un monumento de mujer, por lo que
arrepentida de su modo de actuar y a la vez bastante interesada, lo cual no podía negar,
tiró a un lado el rastrillo y con la manga de su vestido se secó las gotas del sudor de su
rostro, producido por el calor, el sol y la cólera experimentaba al ver llegar a quien
imaginaba le había quitado el amor de su vida y, dando varios pasos hacia la otra mujer,
llegó a abrazarla, diciéndole:
- Perdoname vos Lorena, pero ¿acaso no puedo estar aquí como la grandísima pudiera
venir un policía, viviendo sola todo el tiempo y pasando las de Caín, sin pisto y con el
marido huyendo poray…?
- Mas pa´tu saber y entender Zulema, tu marido no anda huyendo, él trabaja en
planear la revolución y para atraer a la gente. Por ello, no puede venir a cada poco
a verte, además la policía vigila por estos lares y a cuanto varón se acerca al
Semillero, y ten seguro que, si se presenta por acá en estos días, de inmediato lo
apresarían e iría a acabar sus días en alguna celda de la penitenciaría de Guatemala
o mandado a fusilar.
- Bueno, pues por lo que te oigo decir, vos sabés mejor que yo. En cambio, a mí toda la
cabeza se me tupe, pensando y requetepensando en lo que él estará haciendo y cuál será
al final la suerte del y la mía.
- También, por aparte, comprendo –señaló Lorena –por qué no podés unirte a nosotras,
pues estás obligada a seguir sus mandatos en cuanto a que alguien debe continuar
cultivando la tierra, para cuando estalle el movimiento siempre haya algo para comer.
- Vos sabes Lorena, porque según me han contado llegaste a la secundaria.
- Así fue –afirmó ella- mas, como el tiempo ya apremia, aquí te dejo doce quetzales y
medio, que logramos reunir entre todas y, aunque es poco, a la vez es mucho, dada
nuestra miseria…
Sin agregar más, Lorena se retiró algunos pasos para montar de nuevo en su cabalgadura
de gran alzada que la hacía ver a ella, ya en la silla, más impresionante y hermosa, y
agitando su diestra en el aire, se despidió de la otra mujer, recomendándole:

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- ¡Cuidate vos Zulema! Rezá por tu marido porque es un hombre que vale oro. ¡Ya lo
quisiera yo pa´mí! ¡hasta la próxima.!
Admirada con el proceder de la otra mujer a quien imaginaba su contraria y a la vez
agradecida por los doce quetzales y medio, Zulema quedóse apretando en una de sus
manos el dinero, pero reaccionando en seguida, en tono de reconciliación hacia la bella
amazona, gritole:
- ¡Andá con cuidado vos Lorena! ¡Perdoná todo lo que tiadije…! ¡Dale gracias por mí a
toda tu gente…!
(…) Recapacitando sobre lo anterior, no le importaba el baño de fortísimo sol que recibía a
esa hora sobre su cabeza, toda vez que hacía cuentas de lo que podría adquirir con la
suma que la otra mujer le dejara. (…) Por lo que, con gran entusiasmo recogió el rastrillo y
fuese a seguir preparando la tierra para sembrar otras semillas y cosechar más tarde
algunas verduras.
En esa tarea se encontraba, cuando vio a través del cerco de su propiedad, que se
aproximaban varios hombres uniformados, sin duda alguna policías, que andarían en
busca de su marido Benedicto, por lo que se dispuso a afrontarlos y tratar de responder
bien, por si algo le preguntaran acerca del paradero de él, e irguiéndose sobre su cintura
acercóse al alambrado del terreno y no tardó en escuchar que los agentes iban a catear su
casita y a buscar por los terrenos aledaños si no andaba por ahí el azote de la costa, o sea
Látigo del Sur.
Los guardias la instaron a que abriera la puerta de la casa, para indagar si estaba o no
escondido allí su marido y a la vez si no se guardaban armas prohibidas por la ley. En
seguida, buscarían por todos los rincones del terreno, a lo que accedió de inmediato
segura, como estaba, de que Benedicto andaba muy lejos, quizá en tren o a caballo por el
litoral o al Norte de la república.
Para esa ocasión, el hombre al mando del pelotón de policías, se aprovechó de la soledad
en que comprobó que vivía Zulema para tratar de conquistarla en amores, con el fin de
valerse de ella más tarde para encontrar el paradero del marido. Sus intenciones se
acrecentaron más, al ver lo atractiva que era la joven mujer. Eso, pensó, será como
comerme primero un rico pastel y luego hacer caer en sus redes a Benedicto. Sin
embargo, en esa oportunidad no tuvo ningún éxito, porque Zulema tenía aún presentes
las palabras de Lorena, quien le afirmara que su marido era digno de amársele y, debido a
ello, rechazó de plano todas las insinuaciones que le hizo el engreído jefe, quien le
manifestó también llamarse Margarito Magariño; pero ella sólo le vio como a un hombre
chaparrro, barrigón, de seguro por cervecero, y bastante abusivo cual policía de pueblo, al
que todo le parecía sospechoso, desde un bulto de basura a una grieta en la pared,
considerando que cualquier cosa debía de escudriñarse, siendo que lo mismito quería
hacer con ella.

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(…) En tanto que, la vuelta de Benedicto al hogar, se atrasaba de día en día, a causa de la
numerosa policía destinada a lograrle vivo o muerto por los caminos de la costa Sur o a lo
largo de la carretera que de la ciudad capital de Guatemala conduce al departamento de
Izabal. Tendría, pues, mucho tacto y suerte para poder volver a su tierra al lado de
Zulema.
REMEMBRANZAS
Es posible que la historia contada en el comedor de la ciudad de Zacapa, por su amigo
Casasola, haya hecho recordar a Benedicto su promesa de volver al lado de su mujer de
quien vivía enamorado desde el instante en que la vio por primera vez; pero, aunque él
también poseía mucha voluntad, el destino no le permitía retornar con la premura
necesaria junto a su amada Zulema, a quien él todo el tiempo designaba su novia de
siempre.
(…) Si para Benedicto era la hora de creer en la felicidad, para la joven Zulema la del
merecer y desprenderse del hogar cual lo hace la fruta madura que cae del árbol hacia la
tierra amorosa para proseguir con el ciclo de la existencia.
Pero, si esos eran los mandatos del instinto, también los unían las ilusiones de la juventud;
el deseo de divertirse juntos; de tener nuevas experiencias en la vida; saber de sus mutuos
problemas, de sus trabajos y los planes para el futuro, hasta llegar el momento de sellar su
amor con el primer beso. Benedicto recordaba a la vez que por esos días no pensaba en
ser un hombre aventurero e iba a su trabajo como Dios manda. Los días domingos,
después de asistir a misa, encaminándose hacia las pozas de los ríos cercanos a bañarse o
a sacar cangrejos y camarones, los cuales pasaba a dejar a la elegida de su corazón,
aunque a veces no tuviera el gusto de encontrarla en casa, pues la joven acostumbraba
asistir con unas primas hermanas suyas, a la iglesia de Tiquisate, por lo que tardaba un par
de horas en volver a su domicilio; en su lugar se los recibía la madre de Zulema, quien se
sentía satisfecha por la atinada selección de su hija con un enamorado que no era bebedor
de aguardiente en forma consuetudinaria o de sábados y domingos, como lo
acostumbraba el resto de los varones de la localidad, quienes si bien eran buenos
trabajadores, esos dos días de descanso los dedicaban a beber alcohol en forma
desmedida; además, le observaba sano, fuerte y siempre con una sonrisa en la comisura
de los labios de su boca, aunque a veces su manera de mirar era bastante escrutadora.
Para entonces, Benedicto poseía un potro negro al que construyó un pequeño corral en el
terreno de su propiedad. Zulema al contemplar al hermoso animal, le sugirió le nombrase
Sombra, que él consideró perfecto y adecuado.
Sin embargo, su tranquilidad y felicidad les duró poco, toda vez que inesperadamente la
madre de Zulema falleció víctima de una embolia. Este hecho motivó que Benedicto y
Zulema ya no contrajeran matrimonio entre sí, como lo deseara la difunta, sino que,
simplemente, se pusieron de acuerdo para vivir juntos, porque a ella la entristecía

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continuar habitando la casa materna que traíale muchos recuerdos de su progenitora y
por el hecho de haberla visto salir de allí hacia el cementerio de la aldea; y entonces
Benedicto le ofreció la suya, con lo que Zulema reunió sus cosas y en un par de viajes pasó
a hacer vida en común con su elegido. En seguida, vendió su derecho que tenía sobre el
inmueble propiedad de su extinta señora madre y con el producto del mismo, adquirió un
terreno aledaño al de la vivienda de su marido o sea Benedicto y siendo que ambos sabían
trabajar, pronto tuvieron crianza de animales que les proporcionaba para comer y vestir,
mas, no así para comprar algunas cosas necesarias para el hogar, con lo que Benedicto
continuó trabajando de jornalero en las fincas bananeras.
La compañía al lado de Zulema resultó muy agradable a Benedicto, pues ella se
comportaba hacendosa, limpia, querendona y muy dada a su hogar, si bien como todo ser
humano, poseía su lado flaco, cual lo era sentir codicia por el dinero; sin embargo, cuando
ambos tras las jornadas del día, llegaba la hora de reunirse en el hogar, para Benedicto y
Zulema eran las horas más agradables del día, experimentando él el mismo placer de
cuando siendo novios iba a visitarla y ella le recibía con muestras de alegría; de manera
que ambos sentíanse felices. Mas, como ya quedó consignado antes, la felicidad se
comporta al igual que las caprichosas nubes que a ratos se aglutinan o se desvanecen, se
vierten en lluvia o producen tempestades y también se interponen ante la luz del sol;
pues, con el paso del tiempo empezóse a oscurecer la dicha de la pareja, al atrasarse los
pagos de los salarios por parte de la compañía bananera donde trabajaba Benedicto, por
causa de los sabotajes producidos por los izquierdistas contra yankilandia.
Por esa misma época, un gringo también trabajador de la compañía, sintiendo simpatía
por Benedicto Ruano, al considerarlo prototipo del campesino tropical guatemalteco,
por ser fuerte, saludable, tesonero en las faenas y con aspiraciones de mejorar a su
pueblo, le obsequió una revista mejicana, donde por la misma pudo enterarse de las
ideas revolucionarias del sureño Emiliano Zapata y llevadas a la práctica en México, allá
por los años de 1910, con el sano propósito de mejorar a “los de abajo”, del por
entonces sufrido pueblo, especialmente en lo que respecta a campesinos y trabajadores
de la tierra. (El remarcado es nuestro)
Tras leer detenidamente varias veces aquella revista que contenía los ideales de Zapata,
nació en Benedicto un gran deseo por emularle y de querer ayudar a la gente más
necesitada y desposeída de tierras, prometiéndose a sí mismo que, aunque hubiese de
arriesgar su vida, quitaría un poco a los poderosos y ricos para darles a los muy
necesitados.
Tras esto empezó a comunicar sus ideales a los compañeros de trabajo, a sus vecinos, a los
clientes en la barbería, a quienes se solazaban en el parquecito y a cuanta gente solía irse
a bañar en el río los días domingos por la mañana, con el fin de que le ayudasen a
compactar sus planes y se dispusieren a acuerparle en un momento dado. Pero, no tardó
en observar que raras eran las personas dispuestas para la lucha y entre éstas solamente

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los muy jóvenes. La gente madura hasta trataba de esquivarle, debido a que aún tenían
frescos los temores padecidos en los años de la dictadura de los catorce años. Por aparte,
Ruano dábase cuenta que por ser poseedor de cierto atractivo para el sexo opuesto,
debido quizá a su fortaleza o por carecer de vicios, se le aproximaban muchas mujeres,
entre ellas, una joven ex compañera de escuela, nombrada Lorena García, hembra bien
nacida y de pelo en pecho, como suele decirse de las costeñas que saben lanzarse a la
pelea como los gallos de tierra cálida; que a la vez, tenía la virtud de ser generosa y de
saber responder cuando empeñaba su palabra, y la que habiendo oído en varias ocasiones
hablar a Benedicto sobre sus planes de cambiar las cosas en su pueblo, habíase interesado
en participar en ellos, al grado que empezó a enrolar gente que pudiese ella comandar,
con lo que la hermosa y valiente mujer no tardó en aproximarse más a su ex compañero
de escuela, para ofrecerle su adhesión incondicional y la de los hombres y mujeres
enlistados con ella que, aunque humildes y tostados por el sol de la costa, mostraban
ansia por combatir la mala repartición de la tierra y las riquezas de la patria.
Lorena, subyugada a la vez por los ideales y los hechos de su líder, también le ofreció su
amor, porque no sólo estaba enamorada de su apostura, sino también porque se daba
cuenta de que Benedicto ayuda a los desposeídos y procuraba aliviar a los enfermos, algo
que a ella también le agradaba hacer, y pronto participó con él en las faenas; y también
como una guerrillera en potencia pues le acompañaba en sus correrías por la costa,
auxiliando a quienes no tenían medios para curarse, proporcionándoles primeros auxilios
o llevándoles medicinas, las cuales obtenían en forma ignorada. Con lo que, padres o
madres de numerosa prole, no teniendo forma de pagar los favores recibidos de manos de
Benedicto, le ofrecían acuerparle, escondiéndole de las autoridades en caso necesario, y
en varias ocasiones ofreciéronle en pago donarle alguna de las hijas, pero él decíales
entonces que era bastante con que no le olvidaran a la hora llegada y que guardasen
silencio sobre los lugares donde le viesen y menos lo comunicaran a extraños o a las
autoridades.
En lo que respecta a Lorena, ya se refería a él como el próximo jefe de la revolución
campesina.
Benedicto, a su vez, habiendo experimentado en carne propia lo que era tener hambre,
recomendaba a los ricachos y finqueros de la zona que diesen algunos alimentos a la
gente sin medios para comprarlos, con la advertencia de que, si alguien se negaba a ello,
él iría a cobrarles. Además, con el apoyo moral ofrecido por Lorena y su gente, a quienes
día a día se les adherían más mujeres, ofreciendo ayudarla a la hora de la lucha, empezó a
extender su zona de influencia más allá de los linderos de su municipio. No obstante, llegó
un día mientras él seguía laborando en una de las fincas bananeras del sur, que ya no
cancelaron puntualmente los jornales a los trabajadores, en virtud d que éstos deberían
ser aprobados previamente por un engranaje de contadores, acumulándose con ello
hasta seis tarjetas por cobrar y de las cuales se les pagaba únicamente una cada quince

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días, con lo que los trabajadores principiaron a sufrir mucho al no poder adquirir
alimentos para sus familias y a ser víctimas de los agiotistas, quienes les compraban
dichas tarjetas descontándoles por ellas hasta un cincuenta por ciento, y curiosamente
esta rapiña no la achacaban los jornaleros a los avaros prestamistas sino a los dueños de
las fincas, con lo que los agiotistas sentíanse seguros y felices.
Un fin de quincena, en ocasión en que llegó un carro motor por la vía férrea con el
dinero para pagar a los mozos, al tocarle el turno a Benedicto, éste entregó al pagador
sus seis tarjetas atrasadas por cobrar, informándole el empleado que solamente le
cancelaría una de ellas, ante lo cual Benedicto le manifestó que ya se le había acabado la
paciencia ante tal proceder, y para demostrarlo, sacó su revólver y procedió a
encañonar al pagador, mientras que con la mano libre tomó el maletín donde se
guardaba todo el dinero por pagar y, de inmediato huyó del lugar perdiéndose entre las
matas de banano de las fincas de la compañía. Fue así, como dio comienzo la vida
delictiva de aquel desesperado trabajador, tras experimentar en carne propia las
miserias que sufrían sus compañeros de trabajo, al no poder llevar a casa lo necesario
para la familia. Pero, la mayor parte del dinero obtenido por él en forma tan violenta, la
repartió entre sus compañeros más necesitados, con el fin de que éstos pudieran aliviar
un tanto su situación económica. (El remarcado es nuestro)
Tal medida, fue lamentada más tarde por el propio Benedicto, porque desde aquel día se
desató contra él una campaña feroz por prensa y radio, sin tomarse para nada en cuenta
las causas que le hicieran delinquir. Y, al mismo tiempo, una especia de cacería humana se
desarrolló para apresarle, semejante a la que llevaban a cabo los deportistas ingleses tras
una zorra, pues le buscaban a caballo y a pie, gente bien armada y con perros sabuesos.
Desde el instante que empezó esta nueva fase de su existencia, Benedicto no podía
permanecer en un mismo sitio por varios días, viéndose obligado a distanciarse también
de Zulema, su gran amor y compañera de hogar; y de que, la mayoría de la gente, aún
atemorizada ante la famosa “montada”, de los tiempos de la férrea dictadura ubiquista,
evitaran su presencia al igual que a la peste, con lo que él se aproximaba únicamente a sus
amigos y conocidos de antaño y hacia quienes confiaban en él, como la joven y hermosa
Lorena, oriunda de la aldea El Semillero y la que, como ya se dijo, comandaba un buen
número de campesinos dispuestos a la lucha, ante la desesperación que producía la
miseria. También la acuerpaban mujeres deseosas de pelear por el futuro de sus hijos, y,
por lo regular, los rancheros también le refugiaban en reconocimiento a los beneficios
recibidos. Fue la propia Lorena quien, apartada un día con él en una de las orillas del
estero junto al Pacífico, le dice la idea de aprender a camuflarse o disfrazarse para pasar
desapercibido entre toda la gente. Ella, con ayuda de sus allegados y conocidos,
conseguíanle lo necesario para que se multiplicase en estampa y nadie le reconociese. Su
caballo Sombra fue trasladado del Semillero a una propiedad de un ex intendente
retirado, quien, no obstante estar entrado en años, sentía simpatía por los sueños de
Benedicto Ruano y admiración personal por la hermosa Lorena, a quien comparaba con

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las históricas amazonas por ir y venir siempre montada en un caballo roano, y a quien se
permitió hacerle un verso o corrido que no tardó en llegar a oídos de Zulema, que la ponía
celosa en tanto no veía a su marido, pero cuando él arribaba de nuevo al hogar, ella le
recibía como de costumbre, aunque con el rostro caído sobre el pecho, cual una flor
herida por los rayos de un sol vertical; mas, sin recriminarle ni decirle nada al respecto,
pasaba a servirle y amarle en igual forma que en los primeros días en que ambos
decidieran vivir juntos.
MALOS PRESAGIOS
Todavía era muy temprano cuando Látigo del Sur arribó a una estación del ferrocarril
llamada El Rancho, donde para desayunar no contaba más que con una bolsa con panes
dulces, de los nombrados por esa zona “pan de mujer”, por lo que trataba de encontrar
quien le vendiera un poco de café, pero a su alrededor únicamente le ofrecían frutas. Mas,
para colmar sus deseos, apareció una ancianita de aspecto muy humilde, portando un
jarrito de barro y ofreciendo vender la bebida buscada por él. Benedicto entonces le
solicitó un poco y la recién llegada, llena de gran satisfacción de recibir la bendición del
día, se lo sirvió en un pocillo de peltre, en tanto, Ruano observaba su pobreza y la
atención esmerada de quien quizá no poseía más fortuna que el jarrito de barro y el
pocillo de peltre, por lo que dispuso darle en pago un billete de cinco quetzales, ante el
asombro e incredulidad de la anciana, siendo que por esos tiempos el dinero tenía más
valor que ahora y no creía andar aún despierta, por lo que no terminaba de agradecer a
Benedicto su largueza, diciéndole por último:
- ¡Ay señor! Si todos los días viniese aquí alguien, así como osté, con igual bondad, en
poco tiempo me haría una vieja rica…
Tras tomar el café con el pan de mujer, Látigo del Sur continuó esperando abordar el tren
procedente de Puerto Barrios con destino a la ciudad de Guatemala, pero, para distraerse,
se dedicó a platicar con algunas personas allí presentes y quienes no le esquivaban como
en algunos otros sitios, donde conociéndole sentían temor de verse enrolados y detenidos
por la policía, por lo que se apartaban de él; en cambio ahí, le rodeaban para escucharle,
pues, ciertamente, aquel hombre tenía aspecto de líder.
(…) En esos momentos, puntual como siempre, se oyó pitar el tren del Norte,
aproximándose a la Estación El Rancho y quienes lo aguardaban procedieron de inmediato
a levantar sus bultos y demás pertenencias del suelo, para tratar de subirse a él lo más
pronto posible para lograr asientos en los carros, a lo cual se aprestaba también
Benedicto, cuando escuchó una voz femenina que, desde uno de los vagones de segunda
clase, le llamaba a gritos:
- ¡Benedicto! ¡Benedicto! ¡Súbete en este carro! ¡Aquí hay lugar…!

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Entre tanto rostro de gente asomando por las ventanillas del tren, solicitando comprar
frutas para llevarlas a sus familiares o bien para revenderlas, Benedicto pronto dio con la
persona que así lo llamaba, descubriendo con gran sorpresa a su correligionaria y especial
amiga Lorena, quien, sacudiendo una de sus manos le instaba a apresurar, toda vez que el
tren se detenía allí tan sólo unos instantes.
Pero al ir a abordar el carro donde viajaba la hermosa mujer, Látigo del Sur se vio invadido
por un extraño presentimiento o como si alguien le advirtiese que aquel sería su último
viaje en tren; mas, con el afán de saludar a la joven que con mayor entusiasmo respaldaba
sus ideales revolucionarios, se dirigió a ella, haciendo a un lado los malos presagios; quien
le recibió con muestras de gran alegría, no importándole para nada la presencia de los
otros pasajeros del tren, pues le abrazó y le besó con efusión, para luego pasar ambos a
sentarse y a platicar muy complacidos, no sólo por haberse encontrado, sino por el hecho
de que esto ocurriese en un lugar tan alejado de su terruño El Semillero.
(…) – ¿Puedo saber linda? –preguntó entonces Benedicto - ¿a qué fuiste a Puerto Barrios?
- Desde luego que sí –respondió la galana mujer, con cierto aire de satisfacción-, llegué a
saber, por boca de uno de los compañeros que trabaja en el ferrocarril que, en Puerto
Barrios, se podían conseguir, a bajo precio, armas de contrabando, así que me las arreglé
para conseguir fondos con ayuda de los muchachos y otros míos y fuime para allá y estuve
indagando…
- Y, ¿cuál fue el resultado? –preguntó intrigado Látigo del Sur.
Para informarle, ella se arrimó a Benedicto como si se propusiera a darle un beso en la
mejilla y le susurró al oído:
- No sólo di con la mercadería, sino que… la compré muy barata…
- ¿Tu palabrita, mi apreciaba Lorena?
- Sí, conseguí para ti una escuadra alemana Lugger de disparo rápido y para mí, una treinta
y ocho largo, pa’cuando viajo en mi caballo roano; pero, además…
- ¿Además qué? –le preguntó él, acercándosele como si fuese a besar una de las orejas de
aquella mujer tan perfectamente delineada por la madre naturaleza.
- Que traigo una caja completa de…
- ¿Una caja completa de qué? –le atajó admirado su acompañante.
- De purititos fusiles…
- ¡Caray! –exclamó con asombro y preocupación Látigo del Sur –pero, pero… ¿Dónde y a
quién se la dejaste recomendada?
- A nadie. Allí arriba de nosotros va, tapada y amarrada con una colchita.

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Al oír lo anterior, Benedicto miró hacia todos lados con inquietud y le preguntó a la joven
mujer:
- ¿Quién te ayudó a subirla aquí?, porque eso pesa mucho.
- Nadie ¿Acaso no soy fuerte amor mío?
- En eso estás en lo cierto –admitió él –aunque, conmigo, te portas como si fueses una
ligera pluma de gaviota de esas que cruzan el mar.
- A los dos nos unen muchos amores Benedicto –afirmó ella-, como ser hacia los
desamparados y los trabajadores; a los que aman la libertad y la justicia; y a quienes
cultivan la tierra y piensan como nosotros. Por eso, sé muy bien que te pertenezco en
cuerpo y alma y tanto apego siento por ti, mi querido Benedicto, que te confieso que no
me duele que ames a Zulema, porque estoy convencida de que ella te dio algo más de lo
que yo he podido ofrendarte, como lo fue la oportunidad de haber sido tu primer amor en
quien cristalizaste tus sueños, lo que ha derivado en que mientras tu compañera de hogar
es la dueña de tu corazón, yo soy la compañera seguidora de tus ideales, con lo cual estoy
conforme y lo mismo será cuando luchemos juntos o muramos, tratando de cambiar las
cosas malas que suceden en nuestra patria. Sé, positivamente, que tampoco podré
separar de tu pensamiento a Zulema, aunque te ame yo aún más y con toda mi alma,
porque me lo impiden los recuerdos que ella grabó en el despertar de tu juventud, con las
primeras palabras de amor, sonrisas y las alegrías de ambos en la recién alborada de la
vida, es decir, por esos años floridos que no vuelven más, ni se puede luchar tampoco para
borrarlos, están en ti en forma permanente; por ello, mi amado, dame la libertad para
amarte sola, con todo mi corazón y mis entrañas, aunque no me retribuyas con igual
moneda, tal como lo hace la tierra que todo lo da a quien la cultiva.
Sorprendido por aquella declaración de amor, sin reservas ni cortapisas de Lorena,
Benedicto se conmovió profundamente, siendo que por todo el trayecto fue saboreando
aquellas palabras de su compañera de lucha, que le confirmaba su entrega total, aunque
por ratos le preocupaba la cercanía de la caja llena de fusiles que iba sobre sus cabezas.
Luego ella, suspirando, trató de varias la conversación diciendo:
- Mejor ya no hablaré más de amores Benedicto, aprovechemos el tiempo para ponernos
de acuerdo con el plan a seguir, para cuando llegue la hora de lanzar el grito por la
libertad, allá en El Semillero. Nombre éste que me parece a mí muy grato y adecuado
para nuestra empresa, dada la casualidad que de ahí saldrá la semilla que fructificará en
todo el territorio de nuestra nación, con el amor a la justicia y por un futuro mejor para
esa gran mayoría de gente, hoy discriminada.
Y, mientras ambos conversaban y estuvieron aprobando los pasos a seguir, ella estrechaba
con cariño y firmeza una de las manos de Benedicto, para asegurarse de que no se
encontraba en otro de sus sueños de amor, sino, realmente, en compañía del hombre

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amado, mientras él la miraba complacido, por ir junto a quien consideraba la mujer más
hermosa y valiente de cuantas trasportaba el tren del Norte en esa oportunidad.
Pero, luego, Benedicto fue invadido por otro nuevo y aciago presentimiento que le apartó
de ella por algunos minutos, al preguntarse qué estará haciendo allá en El Semillero, a
esas horas, su mujer. ¿Cómo se estará comportando? ¿le seguiría siendo fiel o…? Y como
no podría responderse a sí mismo, hubiera deseado que el tren fuese arribando a la
ciudad capital, para alcanzar a tomar el nocturno que de Guatemala partía hacia el Sur del
país. Esos malos presagios se le acrecentaron cuando el tren hubo de detener su marcha,
tras la noticia de que habían ocurrido deslizamientos de rocas sobre la línea férrea, millas
adelante, con lo que él y Lorena arribaron a la ciudad fuera de hora para tomar el otro
tren y se vieron obligados a quedarse en un hotel próximo a la estación de los
ferrocarriles. Por fortuna, al descender a tierra no tuvieron ningún inconveniente en bajar
la caja encolchada repleta de armas, ni tampoco para introducirla en el cuarto que
rentaran. Y ante la perspectiva de pasar una noche a solas con Látigo del Sur y siendo que
ella no experimentaba las angustias de Benedicto, Lorena se sentía dichosa. Pero, si la
hermosa mujer en esa ocasión no durmió por estar contemplando a su gran amor,
Benedicto tampoco lo logró, abrumado por los presentimientos y la amargura de los celos
que le producía el recuerdo de Zulema, al grado que, a medianoche, se los confesó a
Lorena, quien se afligió mucho al oírle; pero, de ánimo fuerte y sobre todo llena de pasión,
procuró calmar el estado espiritual de su acompañante, diciéndole:
- ¿Me prometes oír con atención Benedicto?
- Desde luego, Lorena mía, soy para ti todo oídos y cuánto más ahora que no puedo
dormir.
- Pues, quiero decirte algo de lo que hasta ahora no me he atrevido a hablarte, por temor
de que te burles de mí.
- Yo, jamás podría burlarme de ti –le aseguró Benedicto, abrazándola con cariño y al
mismo tiempo intrigado - ¿de qué se trata hermosura mía?
- Como tú ya sabes, yo respeto mucho las creencias religiosas de cada quien, pero, en lo
que en mí concierne, soy muy creyente de la reencarnación del espíritu, es decir que, en
este o en otros mundos, vivimos muchas veces para poder purificarnos cada vez más,
hasta el punto de lograr retornar a Dios, quien nos lazara de su reino celestial por rebeldes
a sus sanos mandatos.
Pero deseando entenderla mejor, Benedicto le preguntó:
- ¿De la reencarnación me hablas?
- Sí.
- Y. ¿puedes tu explicarme de qué se trata eso?

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Lorena, mientras besábale el rostro por enésima vez, pasó a explicarle en pocas palabras y
en voz baja, para no interrumpir el sueño de los vecinos del cuarto, algo que Benedicto no
comprendió muy bien; mas, cuando ella le hizo observar que, tal como él no podía
entender el porqué de su sexto sentido que poseía para prever los hechos, así también
sucedía con todas las cosas concernientes al espíritu, razonamiento ante el cual Benedicto
ya escuchó con mayor atención lo que trataba de explicarle. Lo que aprovechó Lorena
para indicarle que no debía atormentarse tanto por los malos pensamientos, teniendo en
cuenta que lo que está por suceder de ninguna manera puede evitarse y que el espíritu
era la verdadera esencia de nuestro ser, no el cuerpo carnal, poniéndole a la vez como
ejemplo el hecho de que la semilla muere en la tierra para dar vida a otro ser o sea que
logra renacer.
- ¿Entonces? –le preguntó Benedicto, entre inquieto y preocupado- ¿podrían quedar
nuestros planes sin llevarse a cabo ante una inesperada muerte?
- Sí, amor mío, desgraciadamente, podría acontecer. Por eso, no debemos empecinarnos
demasiado con nuestras esperanzas o en tener larga vida.
- Pero, para mí, como para ti, mi querida Lorena ¿No sería un tremendo golpe ver fallidos
tan hermosos sueños? ¿Truncada la revolución que nos hemos propuesto con tanto
ahínco? ¿Qué pasaría entonces con los muchos seres que han confiado en nosotros y de
pronto vean desvanecerse sus esperanzas de cambio? ¿acaso no se sentirían frustrados al
pensar que sus hijos van a continuar llevando la misma cruz? O ¿no?
- Desgraciadamente, así lo sufrirían amor mío; pero, como ambos tenemos muy centrados
y firmes esos ideales en nuestros espíritus, juramentados para alcanzar tan gloriosas
ambiciones, si no lo pudiéramos hacer ahora en este lapso, es muy posible que lo
hagamos en un mañana no muy lejano, es decir, en nuestra próxima encarnación, ya que
como te repito, ambos estamos muy compenetrados, firmes y propuestos a ello, que si
morimos antes de ver coronados tales ideales o si aún viviésemos sin lograrlo, lo
trataremos otra vez, en una nueva encarnación tú o yo, o los dos juntos; para lo cual
debemos desde hoy prometérnoslo solemnemente que así se hará y que estaremos de
nuevo uno con el otro, quizá en El Semillero o en algún otro pueblo distante de éste, pero
siempre propicio para reanudar la lucha por nuestros ideales, porque no pelearemos para
nosotros sino para nuestros hermanos. Así que no desesperes amado mío, que, si no es en
esta vida, lo será en la próxima o en la siguiente, mas, ten la seguridad de que algún día lo
realizaremos.
- Lo que me explicas y afirmas Lorena mía –agradeció Benedicto-, calma bastante la
aflicción que me agobia, con lo que no me asustarán más esos extraños presentimientos
que me atormentan y los cuales no sé si me los causan los celos por Zulema o porque en
realidad estoy próximo a perder la vida, no puedo precisarlo exactamente, pero, de lo que
sí estoy cierto, es de que tú me sepultarás.

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- No hables más de eso mi amor –pidió ella con voz suplicante-, pues yo ¡Nunca me
avendría a tal extremo, salvo que nos fuésemos juntos en la brega por la libertad!
- Mas…
Benedicto iba a proseguir hablando del mismo tema, pero ella con una de sus manos
cabriole la boca, rogándole:
- ¡No quiero oírte hablar más de muerte, por favor, bien mío! ¡Me angustias y deprimes!
¡Mejor ámame esta noche con pasión para que yo ocupe por un rato en tus brazos el lugar
de Zulema! ¡sí! ¡en lugar de muerte quiero que me des mucha vida esta noche! ¿mucha!
Pero, ¡mucha vida mi amor! Pues, ¡con toda mi alma deseo tener un hijo tuyo…!
Al día siguiente, cuando Benedicto y Lorena abordaron el tren del Sur a primeras horas de
la mañana, él aún presentía que pronto iba a perder la vida; mientras que ella, con la
dulce esperanza de haber llegado a concebir un hijo de su hombre amado.
EL OCASO DE UN SUEÑO
Los presentimientos sufridos por Látigo del Sur sobre su próximo deceso y perder con ello
sus sueños revolucionarios y a Zulema su gran amor, no estaban tan lejos de realizarse,
porque ya se gestaba contra él una bien preparada celada para hacerlo caer.
El jefe de la policía de Tiquisate había recibido expresas órdenes de las autoridades
superiores de la república, para exterminar a cualquier precio a Benedicto Ruano, por
tenerse informes de que estaba preparando algo grande, como ser un levantamiento
popular, para lo cual contaba con muchos allegados, hombres y mujeres, dispuestos a
pelear cual juramentado y a morir en caso necesario antes de darse por vencidos. Los
enrolados no esperaban enmontañarse ni atacar solamente cual lo hacían los guerrilleros,
sino lanzarse a la lucha generalizada, sin dar cuartel, a todo lo largo y ancho del litoral del
Sur del país, aglutinando a los hombres del campo, trabajadores y a las mujeres dispuestas
a acuerparlos. No imitarían a los revolucionarios rusos en cuanto a primero pelear y
después sembrar la tierra; previsores, ya escondían granos básicos en cuevas y barrancos,
en silos improvisados bajo tierra o donde lo creían conveniente, para en seguida echarse
al combate, sabiendo que las mujeres de edad, los menores y los viejos los substituirían en
las labores agrícolas y a la vez serían los encargados de transportar los alimentos a las
huestes revolucionarias en acción.
El plan consideraba como el primer paso a dar, el apoderarse de las armas por sorpresa de
todos los bastiones de la fuerza pública; cortar las carreteras y la línea férrea; con lo que
los hombres defensores de los regímenes corruptos se verían en el caso de buscarles a
través de las montañas, donde tendrían los sublevados, francotiradores apostados;
procederían, pues, al contrario de lo que hacían las huestes guerrilleras del Norte de la
república, en cuanto a bajar esporádicamente de sus escondites para fustigar a las fuerzas
gubernativas y luego replegarse.

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Estas noticias tan alarmantes para los mandamases del gobierno, aumentadas como
siempre por los soplones, hizo que las órdenes giradas al jefe de la policía local, fuesen
terminantes, en cuanto a que debía exterminarse a Látigo del Sur, donde estuviera, ya por
las cercanías de su pueblo o por el Norte de la república, o donde se supiera que andase
merodeando, así fuese hasta por las aldeas fronterizas de San Marcos. De consiguiente,
con tal de conseguir su captura o muerte, no importaban los medios ni pagar los fondos
necesarios.
De ahí que, el jefe de la policía local urdió el plan de hacer caer en sus redes a Benedicto,
valiéndose de Zulema, la esposa de hecho de este último. Pues, conociendo que, en este
mundo, por lo regular, cada quien tiene su precio, dispuso como primera medida para
someter a la mujer, mandarla a llamar, con la promesa de que él le compraría la
producción diaria de huevos de gallina de su pequeña granjita y a la vez las pocas verduras
que por lo riguroso del clima se daban en su terreno. A sus primeras instancias, Zulema no
dejó de sorprenderse y dudar un poco ante los repetidos ofrecimientos del policía,
pensando si lo aprobaría o no su marido, pero, luego, por el afán de recibir algún dinero
en metálico o en billetes, empezó a llevar diariamente dos canastos de sus cosechas a la
comisaría; y, de inmediato, pudo darse cuenta que aquel jefe de la autoridad cumplía con
sus ofrecimientos, pagándole sin regateos sus productos, con lo que ella empezó a volver
a casa con dineros que escondía dentro de una tinaja sumergida bajo tierra, en tal forma,
que no se veía al ras del suelo. Y cada día que la joven mujer arribaba con su venta,
Magariño le hablaba sobre darle mayor cantidad de dinero si algo más llegaba a
entregarle, toda vez que era una lástima que tanta belleza como la suya estuviérase
perdiendo y consumiendo en el monte, ilusionándola a la vez, con ofrecerle un lugar
donde ella pudiera residir sin estarse tostando todo el día bajo aquel sol inclemente de la
costa y pudiera gozar de las comodidades necesarias, tales como poseer un radio, un
televisor y el tener a mano buenas cremas, deliciosos perfumes, vestidos caros y zapatillas
importadas…
Siendo ella de por sí muy codiciosa, a las dos semanas de estar transportando los
productos de su terreno a la comisaría, la joven mujer ya se mostraba interesada en
recibir, además del dinero de su venta diaria, alguna extra más que pudiera llegar a sus
manos.
Magariño, el jefe de la autoridad local, pronto descubrió con su olfato de policía que
aquella mujer amaba el dinero y que gozaba con sentir el peso de las monedas y con el
apretar el envoltorio de los billetes en alguna de sus manos, con lo que se apresuró a
decirle que él mismo podría empezar a darle buena plata si era amorosa con él, toda vez
que con el tiempo, llegaría a comprarle una casa en el barrio del Gallito, en la ciudad de
Guatemala, como también que tarde o temprano podría hacerse de carro para pasearla, si
ella se comportaba bien a su lado, además, pronto la llevaría a pasear a México, y dejaría
la vida de esclavitud padecida sobre la dura tierra y el sol inclemente que pronto llegaría a

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envejecerla; y, algo más importante, la apartaría de la soledad, de vegetar reducida a
guardar esperanzas, alejándola de la angustia diaria de que, de un momento a otro, la
pudiesen matar junto con el marido de quien, por cierto, hablábanse horrores y, para
confirmárselo, le mostró y leyó algunos recortes de periódicos de la capital, donde
pintaban a Benedicto como el terror y el azote de la costa sur de la república.
Usando esta táctica y con toda paciencia, el policía cada mañana al verla llegar, le
preguntaba sobre qué esperaba ella de la vida ¿Quedar viuda sin haberse casado? ¿Con
hijos y sin el padre de ellos? O bien, ¿señalada por la comunidad de ser la mujer de un
bandido y que la mirasen a ella y a su familia siempre de reojo? En cambio, si le hacía caso
a él, luego podría notar la diferencia, la plata correría por sus manos y el porvenir le
sonreiría. De manera que, gracias a la astucia del policía y a la codicia de Zulema, éstas no
tardaron en dar fruto, al caer esta última en brazos de aquel hombre. Esa primera vez,
Magariño se mostró magnánimo en dineros; en cambio, ella se sumió en gran
arrepentimiento, sin embargo, este sentimiento fue cubierto por la capa de billetes. Y,
cuando esa misma escena se repitió por más de cinco veces, el policía le fue franco,
diciéndole:
- Es bueno que sepás una cosa vos Zulema.
- ¿Qué cosa podrá ser ño Margarito?
- Que, si te pido que vos vengás aquí, es por el hecho de que yo nunca podría llegar allá a
tu casa, porque si tu marido Benedicto nos llegara a encontrar juntos, y quien (punto y
aparte) tiene un olfato de tigre, luego mataría a los dos, sin darnos tiempo a santiguarnos.
Por lo cual, vos tenés que seguir viniendo acá para que te siga amando y comprando los
productos de tu tierra, y así también, llegado el caso, me podrás avisar cuando él esté allá
contigo, para evitar que nos mande a pasear al otro mundo y mis hombres tengan que ir a
apresarlo o matarlo. El presidente lo quiere vivo allá en Guatemala, con el fin de saber con
cuánta gente cuenta para sus diabólicos propósitos de subvertir el orden y así castigarlo
por todo el mal que ha hecho a la comunidad de aquí y por allá…
A lo cual accedió Zulema, porque por primera vez tuvo en sus manos un billete de
“cabecita amarrada”, es decir, de cien quetzales, poniéndose de acuerdo ambos para así
proceder.
Al retornar Zulema de nuevo a su solitario hogar, experimentó arrepentimiento por su
traición a Benedicto, pero luego, al sumar los dineros recibidos del jefe de la policía, dejó
de sentir el sabor amargo de su comportamiento y menos miedo, porque sabía que
ningún varón ni merodeador podría acercarse a su vivienda, sabiendo que era la mujer de
Látigo del Sur. Vivía, pues, sola, pero al mismo tiempo bajo la sombra de su marido.
Comprendía que bastaba la imagen de él pintada por los periódicos para que la gente
sintiera terror. En resumidas cuentas, ella físicamente estaba a salvo de asaltos y de
contratiempos. Tampoco experimentaba temor por las cosas del más allá o las

104
enfermedades, porque sentíase bajo el amparo del cuadrito de la imagen del humilde San
Francisco, colgada de un clavo en su cuarto.
Sin embargo, cierta noche despertóse sobresaltada porque oyó claramente que los
animales en los corralitos se estaban alborotando, cual si algún mapache o gato montés
anduviera merodeando por los alrededores; nada medrosa, se levantó entonces, encendió
su quinqué y tomó la pistola que le dejara Benedicto y que ella guardaba escondida bajo la
gaveta de una cómoda. Previendo un ataque contra ella, puso el quinqué sobre el saliente
de la ventana que daba al terreno, mientras ella se agazapó y escondió entre las sombras
para atisbar; mas, pronto pudo distinguir que quien se aproximada era su propio marido
¡Benedicto! En esos momentos con el sentimiento de culpa por traicionarle, creyó que el
corazón iba a fallarle en el pecho. Quiso gritar y mencionar su nombre y no pudo, cuando
vino a sentir una mano fuerte la tenía asida por la garganta. Tal como lo había dicho el
policía ¡aquel hombre era como un felino y parecía ver en la oscuridad!, porque ella se
hallaba agazapada junto al umbral de la puerta y para nada la iluminaba la luz.
Pero, luego, el hombre la soltó y le dijo:
- ¡Perdóname Zulema querida que te haya venido a asustar llegando de noche! Pero, de
día me es imposible asomarme por acá, porque anda mucha gente tras de mi pellejo…
Cuando recién llegué no me imaginaba que esto estuviera sucediendo. ¡Entra a la casa!
Que el frío de la madrugada está empezando y te podés pescar un resfrío…
Sin pronunciar hasta ese momento una sola palabra, Zulema le hizo caso a Benedicto, en
tanto que le parecía que algo amordazaba su boca sin poder hablar, al tiempo que el
corazón le batía violentamente.
- ¿Por qué no me hablás Zulema? –preguntóle entonces Benedicto, con voz dulce ¿Le pasa
algo a mi novia de siempre?
Ella, tras acezar por unos instantes y ponerse ambas manos sobre el esternón tratando de
apaciguarse, por fin pudo responderle:
- ¡Nada! ¡nada! Es que…
- ¿Es que qué?
- Me asusté mucho al oír el alboroto de las gallinas y el gruñir de los cerdos en los
corralitos… Imaginé que alguna animala del monte quería comerse o llevarse alguno de los
pollos…
- Ah…!
- ¿Y, tú que tal venís…? ¿por qué has tardado tanto en estar aquí otra vez…? Parece que ya
no te importo… que ya no me querés pa’nadita la cosa… que, ahora, en lugar de la novia,
soy tu olvidada de siempre…

105
- No, no mi amor, en ti pienso continuamente y por eso he vuelto no obstante el peligro
de muerte que esto me aporta, con tanta gente que anda tras de mí.
- ¿Pa’qué entonces –se atrevió ella a recriminarle, en términos que él nunca le había
escuchado –te metés a babosadas…?
- ¿Qué decís? –le preguntó Látigo del Sur, bastante extrañado.
- Nada, nada, perdona, es que todavía estoy adormilada, no sé lo que digo ¿No querés que
te prepare café? ¿eh?
- No, gracias. Ahora sólo deseo dormir un par de horas, aprovechando que está calmando
el calor; después, ya me servirás y contarás… ¡Vamos ahora, tú a seguir durmiendo y yo a
empezar! Y… por favor, no me hablés más, porque, aunque tengo un jaracatal de cosas
por contarte, también tengo mucho qué preguntarte, preferible es pues, que sea así. Sólo
puedo decirte ahora que he pasado varias noches sin dormir… hasta mañana mi amor…
Entonces, se dirigieron ambos a acostarse en sus estrados donde se durmieron o mejor
dicho donde sólo Benedicto cayó como un rayo en brazos de Morfeo, toda vez que
Zulema, con mil pensamientos atravesándosele por la cabeza, causa de su cargo de
conciencia de haberle faltado a su marido, no pudo conciliar el sueño y aún sentía
temores cuando él la tuvo en sus brazos al amanecer, con lo que ella, sabiendo el porqué,
volvió la cara hacia la pared y lloró en silencio.
Mientras, fuera de la vivienda, se iba levantando el telón de un nuevo amanecer
esplendoroso y tropical sobre la melena arbórea llena de pájaros, saludando con sus
cantos y trinos la felicidad de tener la oportunidad de vivir un día más.
En el hogar, Zulema procuraba servir al instante en todo a su marido, como lo tenía
acostumbrado, pero, Látigo del Sur, con su especial sexto sentido, estaba advirtiendo algo
anormal en el corazón de su amada mujer, porque si bien seguía mostrándole su lindo
rostro y su misma figura ondulante y graciosa, parecía no ser ya la misma. Lo descubría en
su manera de verle interrogante y medrosa; en el extraño dejo de voz y hasta en su modo
de andar, porque no lo hacía con la naturalidad acostumbrada, sino volviendo a cada
momento el rostro hacia él, como temiendo el salto de un tigre sobre su débil humanidad.
En el corral los gallos estaban cantando con melancolía.
Para entonces, Benedicto comprobó que sus premoniciones sentidas en Zacapa y a lo
largo del camino hasta lograr estar en casa, se estaban evidenciado. Podía palpar en el
aire que algo se maquinaba en contra de su persona. Algo intangible, siniestro como
diabólico; y, si bien él amaba sobre todas las cosas de la tierra a la Zulema, no la excluía de
estar envuelta en la conjura; por lo que, nuevamente sufría estremecimientos, recordando
lo confesado por él a Lorena, en cuanto a que presentía el final próximo de sus días,

106
mayormente, viendo ahora cómo se hacían patentes sus temores y, poco a poco,
convenciéndose de que ya no podría llevar adelante sus sueños patrióticos.
Tan pronto desayunó, como habitualmente lo hacía, Benedicto fue a cortar leña para la
casa; a alimentar las aves de corral y a los marranos; pero, al poco rato cuando Zulema le
buscó para decirle que se iba al pueblo a dejar un par de canastos con verduras y huevos,
él había desaparecido. Ella aún le estuvo llamando a gritos por si andaba por algún sitió
próximo, mas, cansado de hacerlo, fuese también de la casa. Un impulso extraño
perentorio la conducía a ir a poner en antecedentes al policía de las nuevas acontecidas
en su hogar con el arribo de su marido; es decir, al hombre que también afirmábale que la
quería y que le compraría casa en el barrio del Gallito, allá en la ciudad de Guatemala,
donde colmaría de comodidades y le proporcionaría dinero a montones…
Sin embargo, a medio camino, estuvo entre volverse para su casa o proseguir hacia el
pueblo, pero, pesó más el recuerdo del billete de cien quetzales le diera el policía continuó
la marcha, tratando de no pensar en lo que hacía, por lo que procuraba jadear con fuerza,
como si las dos canastas asidas por sus manos pesaran más de la cuenta. Fue pues, su
codicia, la que condújola a traicionar a Benedicto hasta el grado de convenir con el
representante de la autoridad que, cuando ella no se presentase a su despacho con los
víveres, sería señal de la estancia de su marido en casa. También le relató a Margarito que
esa mañana él se había ido de su lado sin indicarle el rumbo, mas, pronto volvería, pues de
lo contrario le habría dejado suficiente dinero para el gasto por una larga temporada, cual
acostumbrábalo hacer.
El policía, sin poderlo evitar, se frotó las manos de pura satisfacción oyendo tales noticias,
encargando a Zulema hacer otras cosas y en seguida se apartaron. Y ella volvió a casa a
esperar el retorno de su marido, tal que, si nada hubiese pasado, mientras el policía,
cómplice y amante suyo, se dirigió a alertar a sus hombres y demás interesados en darle la
caída a Benedicto, para lo cual únicamente tendrían que esperar la señal convenida con la
mujer, para actuar.
Si bien, esa mañana, había desaparecido Látigo del Sur de su casa, sin despedirse de
Zulema, fue con el fin de ir a buscar a sus familiares quienes al verle llegar se
sorprendieron mucho, no tanto por su inesperada visita, sino por el hecho de arribar
pasado de copas, cosa nunca antes vista por ellos.
- ¿Qué te sucede querido sobrino? –le preguntó uno de sus tíos, asombrado de verle en
aquel estado, tras contarle que él siempre hacía gala de ser abstemio –tú nunca has
bebido aguardiente ¿por qué entonces vienes ahora de medio palo…?
A las preguntas de su parentela, él no quiso responder, pero tanto le insistieron que les
comunicó su sufrimiento y la convicción de que de un momento a otro iba a morir. Algo
más fuerte que su voluntad no le permitía escapar de aquella zona tan amada y donde

107
viese por primera vez la luz; como solía designar a su compañera de hogar, parecía estar
en la conjura para causarle la muerte…
Oyendo lo anterior, sus familiares le comentaron:
- Son sólo malas imaginaciones tuyas Benedicto, porque a nosotros nos consta cuánto te
quiere Zulema y quien siempre está allá en tu casa solita, esperándote, día tras día, a que
vuelvas…
Benedicto, sin hacer ningún comentario al respecto, quedó en silencio e inútiles fueron los
consejos ofrecidos por sus parientes, tratando de ayudarle en sus tribulaciones,
ofreciéndole hasta ir por Sombra, su caballo, para que partiera en él lo más pronto de allí,
pero, ante su silencio, ya no persistieron.
Por las noches, en horas avanzadas, él volvía a casa al lado de su mujer a quien
encontraba siempre sola, aunque temblando de un miedo extraño que él consideraba no
podría despertárselo su persona, toda vez que continuaba amándola y tratándola con
mucho cariño. Mas, Zulema temblaba de recelo, porque bien sabía que le traicionaba, y,
aunque sentía por ratos arrepentimiento, su codicia era más poderosa que el amor; algo
quizá imposible de aceptar para quienes no son víctimas de aquel pecado, pero, en su
cabeza de mujer se imponía la idea de que, con el dinero, ella podría adquirir cualquier
cosa y tener lujos y comodidades imposibles de obtener en un lugar tan apartado y
humilde.
De esta suerte, para Látigo del Sur ella fue la excepción en cuanto a querer en este mundo
demasiado a una criatura humana, (…)
Cuando llegó el día de que Zulema faltó con sus canastos en la comisaría del pueblo, como
señal para entregarles a Benedicto, Magariño reunió a cuanta gente disponible tenía a
mano y dio avisos telegráficos a poblaciones próximas, solicitando le acuerparan para que
Látigo del Sur no tuviera ocasión de escapar de sus manos.
La acción principió después de la hora del almuerzo, cuando Zulema, con el fin de que su
marido se quedara durmiendo un rato, le había ofrecido la última entrega de amor; y tan
luego le vio dormido, sigilosamente se apartó del camastrón y salió al descampado en
busca de un sendero donde seguramente debían estar aguardando las fuerzas de la ley.
Mas, en tanto esto sucedía, Benedicto era víctima de un sueño extraordinario, en el que
se le apareció, claramente, la hermosa Lorena, advirtiéndole:
- ¡Amor mío! ¡te van a matar! ¡pronto aléjate de allí! ¡vete a la montaña…!
Durante el sueño también vio y oyó claramente que le disparaban con metralletas ráfagas
de balas y que la muchacha le señalaba uno de los rifles que ella adquiriera en Puerto
Barrios para que lo tomara antes de partir, en tanto le instaba:

108
- Defiéndete Benedicto! ¡Muéstrales lo valiente que eres…! ¡Ahora nosotros vamos allá
para acuerparte hasta morir…!
En este punto, él despertó bruscamente y llamó a Zulema a su lado, pero ésta no
respondió, por lo que supuso que había salido por agua al nacedero próximo, nombrado El
Arena. Para el efecto, llevóse una pastilla de jabón y una toalla, dejando guardada su
pistola “la blanquita”, al considerar que se la pudieran hurtar a tiempo que él se estuviera
bañando; sin embargo, ya para partir, se acordó del sueño recién pasado y volvió sobre
sus pasos, por uno de los rifles que esa noche trajera él a casa, y se echó a andar. Afuera
hacía un calor desmedido, por lo que pensó que el baño le caería bien.
Minutos más tarde, se bañaba plácidamente a medio río, mas, de pronto y como viera y
oyera en el sueño, escuchó el ruido producido por una ráfaga de metralleta disparada
desde la ribera opuesta y vio rebotar junto a él las balas en la superficie del agua, como lo
hacen los pejes del canal de Chiquimulilla. Y, demás está decir que al instante comprendió
que le estaban atacando, por lo que de inmediato se dispuso llegar a la orilla, donde
dejara su ropa y el rifle, para lo cual se sumergió bajo la superficie del agua y se fue
nadando unos pocos metros para alcanzar la tierra; mas, al emerger con la intención de
hacerse del rifle, quienes ya le tenían copado le dispararon otra ráfaga de metralleta
pespuntándole casi de costado el abdomen. Aún herido así, logró alcanzar el rifle, fue
entonces cuando le hicieron otros múltiples disparos con armas automáticas cuyos
impactos parecían reventarle la carne de sus brazos y parte del pecho. Sin embargo, ante
la admiración general de los muchos hombres que le tendieron la emboscada, no murió
allí. Herido, se lo llevaron al hospital de Tiquisate, donde aún duró unas horas entre la vida
y la muerte.
Zulema, desde el sitio en que se encontraba, había oído el traqueteo de las metralletas y
el de los disparos sueltos de los rifles, lo que llegó a convulsionar su corazón, pero, ya sin
poder hacer otra cosa, echó a correr desesperadamente hasta alcanzar su vivienda,
sofocada por el remordimiento y la aflicción. Ella no quería le mataran sino únicamente
que lo tomaran preso. No obstante, llegó el momento que, atormentada por su propia
conciencia, lanzó un vistazo hacia el camastro donde dejara durmiendo a Benedicto y le
pareció verlo aún allí, levantándose y dirigiéndose a ella e implorándole su amor como
siempre lo hacía; con lo que, lanzando un alarido de espanto, se echó a correr
nuevamente hacia el campo hasta meterse entre la maleza, mientras jadeaba como una
fiera salvaje.
Y como a veces así lo marca el destino, esa misma tarde vino a acontecer algo muy distinto
a lo relatado, como ser que aquel par de policías secretas, quienes sin saberlo tenían por
amigo a Látigo del Sur, cuando andaba éste disfrazado de sacerdote, atraídos por la
noticia de que Benedicto Ruano había vuelto al Semillero, (…), habíanse dirigido
presurosamente a Tiquisate, donde a su arribo, a eso de las tres de la tarde, supusieron la
nueva de que el azote de la Costa Sur, había sido apresado y agonizaba en una de las

109
camas del hospital de esa misma población. Casi a la carrera ambos secretas se hicieron
presentes en la sala de dicho centro hospitalario, donde pudieron ver al hombre que había
sido detenido y baleado y quien acababa de fallecer. Pero, ante su cadáver sufrieron una
gran sorpresa como desconcierto y no tardaron en expresarlo:
- Pero… Pero… ¡él no es Látigo del Sur! –afirmaron ambos- es el pagrecito Adán
Chamelco… el del tren… el buen curita de las aldeas de allá por Alta Verapaz…
Al escucharles los otros policías que todavía hacíanle guardia al difunto, temiendo que aun
así pudiera escapárseles, les preguntaron bastante intrigados:
- ¿De verdad lo aseguran ostedes? ¿No se chancean muchá?
- Pa’nosotros es el pagrecito… no sabemos si para ustedes juera alguien más…
Y lo mismo aseguraron aquel par de policías ante el oficial del Juzgado de Paz de la
localidad, el bachiller Ramiro Mendoza Irungaray, quien se mostró perplejo, pero no por la
confusión de personalidades, sino porque aún tenía muy presente lo que le aconteciera
con Látigo del Sur, allá en la Nueva Concepción, tiempo atrás.
Al otro día, cuando Zulema despertó amodorrada y picada por la mostacilla y el jején de
los matorrales donde estuviera por muchas horas, por el arrepentimiento que le causara
el crimen cometido contra el hombre que tanto la había amado, empezó a darse cuenta
que, si bien ella había cumplido con su palabra de entregar a su marido al jefe de aquella
policía local, éste en vez de sólo apresarlo como en secreto se lo prometiera, lo había
mandado a ultimar. Con el transcurso de los días comprobó que la había engañado como a
una tonta, puesto que ni Magariño iba por ella, ni la mandaba a llamar para cumplir con lo
ofrecido. Tardíamente vino a entender que sólo había servido de cebo para ponerle una
trampa a Benedicto; y lo que más la hirió fue el hecho de que ni siquiera se hubiera
pedido previamente a Benedicto a rendirse, sino que le habían dado muerte con gran
ventaja y a mansalva.
Debido a su doloroso cargo de conciencia, tampoco ella asistió al entierro de Benedicto,
en el cual sí estuvo presente Lorena acompañada de muchas otras mujeres y regular
número de varones. La ausencia de la mujer de Benedicto, durante el sepelio, corroboró
aún más su participación en la muerte del marido, lo cual derivó de inmediato contra ella,
todo el odio del pueblo, puesto que por su medio habían ultimado a su adalid, es decir, al
hombre que les prometiera salvarlos de la miseria y de la esclavitud de los poderosos. Por
lo que, desde ese día, comprobó Zulema que se “le había volteado el Santo” y aún más, al
darse cuenta que en su vientre empezaba a crecer una criatura que, para colmo de males,
no sabía si llegaría a ser hijo de aquel infame y traicionero policía o del hombre que
sentíase feliz de renovarle diariamente su amor. Zulema entonces traicionada a su vez por
la codicia, el diario vivir llegó a complicársele, ya que al intentar volver al pueblo para
vender los productos de su pequeña granjita, los vecinos la recibían con insultos y hasta

110
lanzándole piedras, con lo que veíase obligada a retornar a su casa y a conformarse con
comer lo que lograba cosechar, mas, siendo que necesitaba también de fósforos,
candelas, jabón, café y otras muchas cosas más y éstas sólo se obtenían con dinero
contante, se vio en la necesidad de empezar a desenterrar a cada poco la tinaja donde
guardaba sus ahorros, para ir pellizcando billete tras billete.
Las dos únicas personas que fueron a buscarla a su apartada vivienda, pero no para darle
el pésame o reprocharle su acción, fueron los dos esposos pertenecientes a la policía
secreta, Benvenuto y Nicanora, que estaban recién casados, quienes querían salir de
dudas, si el hombre ametrallado en el río, realmente lo había sido el marido de ella o si
por equivocación las autoridades hubiesen ultimado al padrecito Adán Chamelco.
Además, como se recordará, Zulema no vio cuando ametrallaran a su marido en el río,
únicamente recordaba que habíale dejado durmiendo en la casa; y, como tampoco asistió
a su velorio ni a su entierro, las dudas mostradas por el par de secretas en cuanto a la
identidad del fallecido, llegaron a despertarle una terrible interrogación, la cual empezó a
atormentarla desde ese momento, al pensar que podría no ser Benedicto el muerto… y
entonces, ella no estaría libre de que, una noche de tantas, se apareciese por allí Látigo
del Sur, a cobrarle su vil traición. (Tomado de JORGE CIFUENTES VALDÉS. ALGUNAS
AVENTURAS DE LÁTIGO DEL SUR. 3ª. Edición. Guatemala. FORMATEC, 1998. Pp. 15-146)

Anexo No. 4
La desaparición forzada
La desaparición forzada ha sido uno de los métodos crueles más usados por la inteligencia
militar guatemalteca. Dentro de los testimonios recogidos, uno de cada cinco casos es de
desaparición forzada. En el proyecto REMHI, se dieron testimonios de 3,893 víctimas de
desapariciones forzadas.
Aunque se ha sabido y se ha visto que los secuestradores han sido parte de los cuerpos
militares, paramilitares o policiales, el gobierno y el Ejército siempre han dicho que no son
responsables de nada. Todavía hoy, después de la firma de la Paz, los caminos para buscar
a las personas desaparecidas han sido establecidos en las Recomendaciones de este
informe y en las de la CEH, pero no se ve voluntad del gobierno para cumplirlas.
Las personas secuestradas escogidas por su participación política o por ser líderes sociales
o gente estudiada, generalmente eran asesinadas después de que los secuestradores
obtuvieran o no lo que querían. Al desaparecer a una persona conocida, otras gentes se
atemorizan sobre la posibilidad de que les pueda pasar lo mismo.
La desaparición forzada deja para siempre la duda de ¿qué pasó?, ¿dónde quedarían sus
restos si es que lo mataron?, ¿será que algún día va a regresar?, lo que provoca mucho
sufrimiento a los familiares.
Uno de estos casos es el de la desaparición de toda una familia, según lo cuenta
Adriana Portillo, una sobreviviente:
“El viernes 11 de septiembre de 1981, como a las 9 de la mañana, un grupo de
111
hombres vestidos de particular, fuertemente armados, en un carro sin placas y
con vidrios polarizados (oscuros), secuestraron a mi papá en su trabajo... desde
ese día no volvimos a saber más de él. Su captura no fue reportada en los medios de
comunicación. Mi hermano Antonio, quien fue testigo, corrió a avisarle a mi madrastra,
pero al llegar a la casa vio que había otro operativo militar con varios carros y radio
patrullas de la policía... En la casa se encontraban mi madrastra, mi cuñada, mi hermanita
y mis dos hijas.
Llegamos a la casa de mi papá, inmediatamente fuimos rodeados por elementos de la
policía nacional, de la policía militar ambulante, el Ejército y la policía judicial. Todos ellos
estaban fuertemente armados y nos apuntaban con sus armas mientras nos interrogaban.
No teníamos la menor idea de lo que estaba pasando.
Al darnos cuenta de lo que estaba sucediendo, empezamos a alejarnos de la casa, y los
hombres empezaron a perseguirnos, pero muy cerca había un taxista quien
probablemente lo vio todo. El taxista encendió el carro, abrió las puertas para que
entráramos y nos fuimos.
Ese mismo día, en el parte oficial que dio el Ejército y el gobierno, se dijo que una casa de
seguridad de la guerrilla había sido encontrada, que estaba llena de materiales
subversivos incluyendo armamento... Dijeron también que la casa se encontraba
completamente deshabitada.
Durante muchos años esperé a que hubiera un espacio político más amplio para poder
denunciar lo sucedido, con la esperanza de saber qué pasó, especialmente en cuanto a las
niñas. Estoy consciente que a mi papá, madrastra y cuñada las mataron, pero quisiera
saber dónde están sus cadáveres. Las niñas, quizá porque eran niñas, tengo la esperanza
de que las hayan regalado, vendido o dado en adopción y que estén en algún lugar, pero si
están muertas, quiero saber dónde están sus cadáveres, para rescatarlos y darles
sepultura.”
Casos 5021 y 5022, Guatemala, 1981. (Copiado de: La Desaparición forzada. En: MEMORIA
VERDAD Y ESPERANZA. Versión popularizada del Informe REMHI: GUATEMALA: Nunca
Más. Guatemala, Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica.
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, 2000. Pp. 166-169)

112
Anexo No. 5
Primera promoción, egresados del Instituto “2 de Junio” Jutiapa en la que aparece
Peñatío

113
Primera fila de izquierda a derecha, de pie: Edgar Cedel Salguero, José Rodolfo Sandoval,
Hugo Simón Olivares, Renán Augusto Gudiel García, Natanahel Ordóñez Arias, Santiago
Mencos Cardona. Segunda fila, de pie: docente Jonathán Alvarenga, José Luis Aguilar, Luis
Rolando Peñate Lima, Otto Corado Argueta, Estuardo Guzmán, Jorge Morales Cameros,
Otto Enrique Marticorena, Fredy Almengor Bonilla, Cruz Mungía, Estuardo Jo Polanco,
Efraín Carrillo, docente Jorge Heriberto Estrada. Señoritas , sentadas: Silvia Hortensia
Pinzón, Alba Leticia Páiz, Celeste Edelvais Alarcón, Alma América Godoy, Edith Barrientos,
Águeda del Tránsito Monzón de Tobar, en la misma fila, de pie, Edwin Alfredo Aguilar.
Inclinados: Antonio Alay, docente Julio César Alejandro López, Marco Tulio Valiente,
Remberto Ronquillo, docente Óscar Orellana y Rubén Darío Godoy Rodríguez.
Fuente: Archivo personal de Rubén Godoy

Anexo No. 6

RESOLUCIÓN DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


DE 7 DE OCTUBRE DE 2019
CASO GUDIEL ÁLVAREZ Y OTROS ("DIARIO MILITAR") VS. GUATEMALA
SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIA
VISTO:
1. La Sentencia de fondo, reparaciones y costas (en adelante “la Sentencia”) dictada por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la
Corte” o “el Tribunal”) el 20 de noviembre de 20121. Tomando en cuenta el
reconocimiento parcial de responsabilidad efectuado por la República de Guatemala (en
adelante “el Estado” o “Guatemala”), la Corte declaró su responsabilidad internacional por
la desaparición forzada de 26 personas2, quienes aparecían registradas en un documento
de inteligencia militar guatemalteco conocido como el “Diario Militar”. Las desapariciones
iniciaron entre 1983 y 1985 en el contexto del conflicto armado interno en Guatemala.
Dos de ellos eran niños al inicio de la desaparición forzada, por lo que el Estado incumplió
su deber de adoptar medidas especiales de protección. Tribunal también declaró que el
Estado era responsable por la falta de investigación de dichas desapariciones, de la
muerte de Rudy Gustavo Figueroa Muñoz y de la alegada detención y tortura de Wendy e
Igor Santizo Méndez. Asimismo, la Corte declaró que el Estado era responsable por la
114
violación de los derechos a la integridad personal, la protección de la familia, la libertad de
asociación y los derechos políticos de los familiares de las víctimas de desaparición
forzada3. La Corte estableció que su Sentencia constituye por sí misma una forma de
reparación y ordenó al Estado la adopción de diversas medidas de reparación adicionales
(infra Considerando 1).
1 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 20 de noviembre de 2012. Serie C No. 253. El texto íntegro de la Sentencia se
encuentra disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_253_esp.pdf. La Sentencia fue
notificada el 21 de diciembre de 2012.
2 José Miguel Gudiel Álvarez, Orencio Sosa Calderón, Oscar Eduardo Barillas Barrientos,
José Porfirio Hernández Bonilla, Octavio René Guzmán Castañeda, Álvaro Zacarías Calvo
Pérez, Víctor Manuel Calderón Díaz, Amancio Samuel Villatoro, Manuel Ismael Salanic
Chiguil, Carlos Guillermo Ramírez Gálvez, Sergio Saúl Linares Morales, Luz Haydée Méndez
Calderón, Lesbia Lucrecia García Escobar, Otto René Estrada Illescas, Julio Alberto Estrada
Illescas, Rubén Amílcar Farfán, Sergio Leonel Alvarado Arévalo, Joaquín Rodas Andrade,
Alfonso Alvarado Palencia, Zoilo Canales Salazar, Moisés Canales Godoy, Félix Estrada
Mejía, Crescencio Gómez López, Luis Rolando Peñate Lima, Juan Pablo Armira López y
María Quirina Armira López.
3 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros Vs. Guatemala, supra nota 1, puntos resolutivos 4 a 11 y
anexo de víctimas, disponible en
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/anexo_253_esp.pdf.
4 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros Vs. Guatemala. Interpretación de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2013. Serie C No. 262, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_262_esp.pdf.
2. La Sentencia de interpretación de la Sentencia emitida por la Corte el 19 de agosto de
2013.
3. La resolución de supervisión de cumplimiento de sentencia emitida por el Tribunal el 21
de agosto de 2014.
5 Casos Masacres de Río Negro y Gudiel Álvarez y otros Vs. Guatemala. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 21 de agosto de 2014, Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/Rio_Negro_y_Gudiel_21_08_14.pdf.
6 Las víctimas del presente caso son representadas por la “Fundación Myrna Mack”.
7 Facultad que además se desprende de lo dispuesto en los artículos 33, 62.1, 62.3 y 65 de
la Convención Americana y 30 de su Estatuto y se encuentra regulada en el artículo 69 de
su Reglamento.
8 Cfr. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 17 de noviembre de
2004, Considerando quinto, y Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 14 de mayo de 2019, Considerando segundo.

115
9 Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia. Sentencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 54, párr. 37, y Caso
Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra nota 8, Considerando segundo.
4. Los informes presentados por el Estado entre agosto de 2016 y noviembre de 2018, en
respuesta a solicitudes efectuadas por la Corte o su Presidente mediante notas de la
Secretaría del Tribunal.
5. Los escritos de observaciones presentados por los representantes de las víctimas6 entre
mayo de 2016 y mayo de 2019.
6. Los escritos de observaciones presentados por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (en adelante “la Comisión Interamericana” o “la Comisión”) entre octubre de
2016 y enero de 2019.
CONSIDERANDO QUE:
1. En el ejercicio de su función jurisdiccional de supervisar el cumplimiento de sus
decisiones7, la Corte ha venido supervisando la ejecución de la Sentencia emitida en el
presente caso en el año 2012 (supra Visto 1). La Corte emitió una resolución de
supervisión de cumplimiento de Sentencia el 21 de agosto de 2014 (supra Visto 3), en la
cual, resolvió que la posición asumida por Guatemala en el 2013, durante la etapa de
supervisión de cumplimiento de sentencia constituía “un acto de evidente desacato del
Estado respecto de la obligatoriedad” de la Sentencia y le requirió dar cumplimiento a la
misma.
2. De conformidad con lo establecido en el artículo 68.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, “[l]os Estados Partes en la Convención se comprometen a
cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”. Esta obligación incluye el
deber del Estado de informar a la Corte sobre las medidas adoptadas para cumplir cada
uno de los puntos ordenados por ésta, lo cual es fundamental para evaluar el estado de
cumplimiento de la Sentencia en su conjunto8. Los Estados Parte en la Convención deben
garantizar el cumplimiento de las disposiciones convencionales y sus efectos propios (effet
utile) en el plano de sus respectivos derechos internos. Estas obligaciones deben ser
interpretadas y aplicadas de manera que la garantía protegida sea verdaderamente
práctica y eficaz, teniendo presente la naturaleza especial de los tratados de derechos
humanos9.
3. Tomando en cuenta la información aportada por el Estado a partir de 2016, en la
presente resolución la Corte se pronunciará sobre las medidas de reparación relativas a la
publicación y difusión de la Sentencia y el pago de las indemnizaciones por concepto de
daños materiales, daños inmateriales y el reintegro de costas y gastos. En una posterior
resolución se pronunciará sobre las demás medidas pendientes de cumplimiento (infra
punto resolutivo 3).
-3- A. Publicación y difusión de la Sentencia
A.1 Medidas ordenadas por la Corte
4. En el punto dispositivo quinto y en el párrafo 342 de la Sentencia, la Corte dispuso que
el Estado debía publicar, “en un plazo de seis meses, contado a partir de la notificación de
la […] Sentencia: a) el resumen oficial […] elaborado por la Corte, por una sola vez en el
diario oficial; b) el resumen oficial […], por una sola vez, en un diario de amplia circulación

116
nacional, y c) la […] Sentencia en su integridad, disponible por un período de un año, en un
sitio web oficial”.
A.2 Consideraciones de la Corte
5. Con base en los comprobantes aportados por el Estado y lo observado por los
representantes de las víctimas10 y la Comisión Interamericana11, la Corte constata que,
con posterioridad al vencimiento del plazo otorgado en la Sentencia, el Estado cumplió
con publicar: i) el resumen oficial de la Sentencia en el Diario Oficial “Centro América”12 y
ii) el resumen oficial en el diario Prensa Libre “diario de amplia circulación nacional”13. En
lo que respecta a la publicación de la Sentencia en “un sitio web oficial durante el periodo
de un año”, en su informe de 23 de febrero de 2017 Guatemala remitió un enlace
electrónico14 del sitio web oficial de la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política
del Ejecutivo en materia de Derechos Humanos (COPREDEH), por lo cual se toma esa fecha
como el inicio de la publicación, la cual desde entonces ha mantenido vigente, superando
el periodo de un año.
10 En su escrito de observaciones de septiembre de 2016, la represente indicó que “[…] a
3 años y 10 meses de haberse dictado la sentencia, el Estado […] únicamente ha cumplido
de forma parcial con una de las medidas ordenadas por la […] Corte, siendo está la
publicación de la Sentencia en su integridad en un sitio web oficial”. Con posterioridad, en
su escrito de observaciones de diciembre de 2018 señaló que “[t]al como lo expuso el
Estado […] se publicó el resumen de la sentencia el viernes 21 de octubre de 2016 en el
Diario de Centro América, y la sentencia integra en el Diario de mayor circulación, Prensa
Libre. Por lo que ha cumplido en su totalidad con esta medida de reparación ordenada por
la Corte […]”. Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de 21 de septiembre de
2016.
11 Por su parte, la Comisión Interamericana, en sus observaciones de octubre de 2016,
señaló que “la Sentencia ya ha sido publicada en la página web de COPREDEH. La dirección
electrónica indicada fue efectivamente constatada por la Comisión”. Adicionalmente, en
sus observaciones de 20 de junio de 2017 tomó nota de que el Estado y los representantes
coincidieron en que “el Estado realizó todas las publicaciones ordenadas en la Sentencia
[…]”. Cfr. Escritos de observaciones de la Comisión Interamericana de 28 de octubre de
2016 y 20 de junio de 2017.
12 Cfr. Copia de la publicación realizada en el Diario Oficial “Centroamérica”, Número 72
de 21 de octubre de 2016, págs. 22 y 23 (Anexo al informe estatal de 24 de octubre de
2016).
13 Cfr. Copia de la publicación realizada en el del Diario “Prensa Libre” de 20 de octubre
de 2016, págs. 26 y 27 (Anexo al informe estatal de 24 de octubre de 2016).
14 El enlace proporcionado por el Estado es:
http://copredeh.gob.gt/wp-content/uploads/Gudiel-Alvarez-y-otros-Fondo-Costas-y-
Reparaciones.pdf. Cfr. Informe estatal de 23 de febrero de 2017. Asimismo, la última vez
que la mencionada página fue visitada se pudo constatar que la Sentencia estaba
disponible en el referido enlace (visitada por última vez el 4 de octubre de 2019).
6. En virtud de lo anterior, la Corte considera que el Estado ha dado cumplimiento total a
las medidas de publicación y difusión de la Sentencia y de su resumen oficial, ordenadas
en el punto dispositivo quinto de la misma.

117
B. Pago de indemnizaciones por concepto de daños materiales y daños inmateriales y
reintegro de costas y gastos
B.1 Medida ordenada por la Corte
7. En el punto dispositivo octavo y en los párrafos 363, 367, 371,373 y 374 de la Sentencia,
la Corte dispuso que el Estado debía pagar, en el plazo de dos años contados a partir de la
notificación de la Sentencia, las cantidades fijadas por concepto de indemnizaciones por
daños materiales e inmateriales y reintegro de costas y gastos:
a) respecto de las indemnizaciones por concepto de ingresos dejados de percibir, la
Sentencia dispuso que el Estado debía pagar las cantidades fijadas en el párrafo 36315 a
favor de las 26 víctimas de desaparición forzada, siguiendo los criterios de distribución
establecidos en el párrafo 364 del Fallo internacional16;
b) respecto de las indemnizaciones por concepto de daño emergente17, el Tribunal
dispuso que Guatemala debía pagar las cantidades fijadas en el párrafo 36718 de la
Sentencia a favor de cada grupo familiar;
c) respecto a las indemnizaciones por concepto de daños inmateriales, la Sentencia
dispuso que el Estado debía pagar las cantidades fijadas en los párrafos 37119, 37320 y
374 de la Sentencia21, a favor de las “víctimas registradas en el Diario Militar” y los
“familiares víctimas”22. A su vez, de acuerdo con la Sentencia de interpretación, la
distribución de las indemnizaciones fijadas por concepto de los daños inmateriales sufrido
por las “víctimas de desaparición forzada” debía realizarse conforme a lo dispuesto en el
párrafo 364 de la
15 En el párrafo 363, la Corte fijó individualmente los siguientes montos en dólares de los
Estados Unidos de América por concepto de ingresos dejados de percibir: i) USD
$118,027.00 a favor de José Miguel Gudiel Álvarez; ii) USD $284,779.00 a favor de Orencio
Sosa Calderón; iii) USD $63,494.00 a favor de Oscar Eduardo Barillas Barrientos; iv) USD
$86,816.00 a favor de José Porfirio Hernández Bonilla; v) USD $122,582.00 a favor de
Octavio René Guzmán Castañeda; vi) USD $105,192.00 a favor de Álvaro Zacarías Calvo
Pérez; vii) USD $107,307.00 a favor de Víctor Manuel Calderón Díaz; viii) USD $23,922.00 a
favor de Amancio Samuel Villatoro; ix) USD $35,367.00 a favor de Alfonso Alvarado
Palencia; x) USD $135,990.00 a favor de Manuel Ismael Salanic Chiguil; xi) USD
$141,604.00 a favor de Carlos Guillermo Ramírez Gálvez; xii) USD $401,622.00 a favor de
Sergio Saúl Linares Morales; xiii) USD $2,635.00 a favor de Zoilo Canales Salazar; xiv) USD
$57,329.00 a favor de Moisés Canales Godoy; xv) USD $44,859.00 a favor de Luz Haydée
Méndez Calderón; xvi) USD $99,129.00 a favor de Juan Pablo Armira López; xvii) USD
$107,685.00 a favor de María Quirina Armira López; xviii) USD $129,946.00 a favor de
Lesbia Lucrecia García Escobar; xix) USD $60,915.00 a favor de Félix Estrada Mejía; xx) USD
$83,211.00 a favor de Otto René Estrada Illescas; xxi) USD $59,643.00 a favor de Julio
Alberto Estrada Illescas; xxii) USD $122,395.00 a favor de Rubén Amílcar Farfán; xxiii) USD
$131,926.00 a favor de Sergio Leonel Alvarado Arévalo; xxiv) USD $44,055.00 a favor de
Crescencio Gómez López; xxv) USD $124,316.00 a favor de Luis Rolando Peñate Lima, y
xxvi) USD $146,429.00 a favor de Joaquín Rodas Andrade.
16 En el párrafo 364 de la Sentencia, la Corte determinó que los montos dispuestos por
concepto de ingresos dejados de percibir, deben ser pagadas de acuerdo con los

118
siguientes criterios: a) el cincuenta por ciento (50%) de la indemnización se repartirá, por
partes iguales, entre los hijos de la víctima. Si uno o varios de los hijos hubieren fallecido
ya, la parte que le o les corresponda acrecerá a las de los demás hijos de la misma víctima;
b) el cincuenta por ciento (50%) de la indemnización deberá ser entregada a quien fuera
cónyuge, compañero o compañera permanente de la víctima, al momento de la muerte de
ésta; c) en el evento que no existieren familiares en alguna de las categorías definidas en
los literales anteriores, lo que hubiere correspondido a los familiares ubicados en esa
categoría, acrecerá a la parte que le corresponda a la otra categoría; d) en el caso de que
la víctima no tuviere hijos ni cónyuge ni compañera o compañero permanente, la
indemnización del daño material será entregado a sus padres o, en su defecto, a sus
hermanos en partes iguales; y e) en el evento que no existieren familiares en alguna o
algunas de las categorías definidas en los literales anteriores, la indemnización deberá ser
pagada a los herederos de acuerdo con el derecho sucesorio interno. En la Sentencia de
interpretación la Corte aclaró que “[…] la Corte considera que […] el párrafo 364 de la
Sentencia establece los criterios que debe aplicar el Estado a efectos de entregar las
indemnizaciones fijadas en la Sentencia a favor de las víctimas registradas en el Diario
Militar (las 26 víctimas de desaparición forzada y Rudy Gustavo Figueroa Muñoz)”. Cfr.
Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota 4, párr. 48.
17 Con relación al pago del daño emergente, la Corte señaló en el párrafo 367 de la
Sentencia que los “representantes deberían indicar, en el plazo de seis meses, contados a
partir de la notificación del fallo, la persona de cada grupo familiar a la cual deberá
entregarse dicha suma”.
18 En el párrafo 367 de la Sentencia, la Corte fijó en equidad, la cantidad de USD
$10,000.00 por concepto de daño emergente para cada grupo familiar.
19 En el párrafo 371 de la Sentencia, el Tribunal fijó en equidad: la cantidad de USD
$80,000.00 a favor de las 26 víctimas de desaparición forzada, USD $40,000.00 a favor de
madres, padres, hijas e hijos, cónyuges, compañeros y compañeras permanentes, y USD
$10,000.00 a favor de los hermanas, hermanos, nietas y nietos de dichas víctimas.
20 En el párrafo 373 de la Sentencia la Corte fijó en equidad la indemnización por daño
inmaterial: USD $20,000.00 a favor de Wendy Santizo Méndez e Igor Santizo Méndez.
21 En el párrafo 374 de la Sentencia el Tribunal fijó en equidad la indemnización por daño
inmaterial: USD $20,000.00 a favor de la víctima Rudy Gustavo Figueroa Muñoz, y USD
$10,000.00 de cada uno de sus familiares, a saber, su esposa Francisca Florinda
Maldonado Jeréz, su madre Mercedes Muñoz Rodas y sus hijos Rudy Alberto y Brenda
Marisol Figueroa Maldonado.
22 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota 1, párrs.
371, 373 y 374 y Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota
4, párr. 38.
Sentencia23, mientras que la distribución de las referidas indemnizaciones a favor de los
familiares, víctimas que hubieren fallecido antes de la Sentencia o previo al pago debía
realizarse de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 385 de la Sentencia24, y
d) respecto al reintegro de costas y gastos, la Corte dispuso que el Estado debía pagar las
cantidades fijadas en el párrafo 38325 de la Sentencia directamente a las organizaciones
representantes.

119
23 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota 4, párrs. 48
y 49.
24 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota 4, párr. 49.
En el párrafo 385 de la Sentencia la Corte indicó: “[e]n caso de que los beneficiarios hayan
fallecido o fallezcan antes de que les sea entregada la indemnización respectiva, ésta se
efectuará directamente a sus derechohabientes, conforme al derecho interno aplicable”.
25 En el párrafo 383 de la Sentencia la Corte fijó en equidad: USD $70,000.00 para la
Fundación Myrna Mack Chang por concepto de costas y gastos por las labores realizadas
en el litigio del caso a nivel internacional desde el año 2005, y USD $10,000.00 para la
IHRLC, por el litigio del caso a nivel internacional a partir del año 2007.
26 Las personas de los grupos familiares que recibieron los montos son las siguientes: i)
Miriam Nineth Ramírez Galvez; ii) María Ofelia Salanic Chiguil; iii) Sonia Guisela Calderón
Revolorio De Hernández; iv) Helver Vinicio García Escobar; v) Olivia Berenice Rojas
Andrade; vi) Luis Moises Peñate Munguía; vii) María del Rosario Bran De Villatoro, y viii)
Reyna de Jesús Escobar Rodríguez. Cfr. Copia de las actas de pago 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24
y 25 de 21 de diciembre de 2017 (anexo 1 al informe estatal de 11 de enero de 2018). A su
vez, los representantes indicaron, en su escrito de 1 de marzo de 2018, que dichos pagos
realizados en el año 2017 correspondían con los grupos familiares de: i) Carlos Guillermo
Ramírez Gálvez; ii) Manuel Ismael Salanic Chiguil; iii) Victor Manuel Calderón Díaz; iv)
Lesbia Lucrecia García Escobar; v) Joaquín Rodas Andrade; vi) Luis Rolando Peñate Lima;
vii) Amancio Samuel Villatoro; y viii) José Porfirio Hernández Bonilla, respectivamente. Cfr.
Informe estatal de 8 de enero de 2018.
27 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de 14 de diciembre de 2018.
28 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de 14 de diciembre de 2018.
29 Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros ("Diario Militar") Vs. Guatemala, supra nota 1, párr.
390.
B.2 Consideraciones de la Corte
8. El Tribunal observa que recién en el mes de enero 2018 el Estado informó que habría
pagado la indemnización por concepto de daño emergente a un total de 23 grupos
familiares de las víctimas de desaparición forzada. El Estado remitió en dicha fecha los
comprobantes de un primer pago por concepto de daño emergente a los representantes
de los grupos familiares de 8 víctimas de desaparición forzada26. Posteriormente, informó
que otros pagos se habrían realizado los días 31 de agosto (2 pagos), 7 de noviembre (11
pagos) y 14 de noviembre (2 pagos) de 2018 a favor de otros 15 representantes de grupos
familiares de víctimas de desaparición forzada. Aun cuando el Estado no aportó los
comprobantes de estos últimos pagos, los representantes no controvirtieron lo indicado
por el Estado en sus observaciones de diciembre de 2018; por el contrario, confirmaron
que “durante el 2018, se hizo efectivo el pago de indemnización por [este] concepto […] a
[los representantes de grupos familiares de víctimas de desaparición forzada] […],
totalizando a la fecha […] veintitrés pagos de daño emergente”, quedando pendiente el
pago de “un grupo familiar [correspondiente] a las víctimas Zoilo Canales Salazar y Moisés
Canales Godoy”27. Además, los representantes sostuvieron que el monto que “estaba
presupuestado para [el pago del grupo familiar de las víctimas Canales Salazar y Canales

120
Godoy], fue distribuido entre las demás familias para el pago de los ingresos dejados de
percibir”28 (infra Considerando 10).

9. El Tribunal valora positivamente que el Estado haya pagado a 23 grupos familiares el


monto dispuesto en la Sentencia por concepto de daño emergente, lo cual fue confirmado
por los representantes de las víctimas (supra Considerando 8). Sin embargo, la Corte
observa que se encuentra pendiente el pago a favor del grupo familiar de las víctimas de
desaparición forzada Zoilo Canales Salazar y Moisés Canales Godoy. Asimismo, el Tribunal
constata que los pagos ya realizados (supra Considerando 8) fueron efectuados fuera del
plazo de dos años dispuesto en la Sentencia (supra Considerando 7), el cual venció el 24
de diciembre de 2014. Por tanto, el Estado deberá pagar los respectivos intereses
moratorios a partir de la fecha señalada, según fue establecido en la Sentencia29.
10. En virtud de lo anterior, la Corte considera que el Estado ha dado cumplimiento parcial
al pago de las indemnizaciones por concepto de daño emergente, quedando pendiente de
cumplimiento el pago a favor del grupo familiar de las víctimas de desaparición forzada
Zoilo Canales Salazar y Moisés Canales Godoy, así como pagar los respectivos intereses
moratorios a favor de los 24 grupos familiares de las 26 víctimas de desaparición forzada.
El Tribunal requiere al Estado que dentro del plazo establecido en el punto resolutivo
quinto de la presente Resolución indique los avances en el cumplimiento de esta medida
de reparación.

11. En relación con el pago de las indemnizaciones por concepto de los ingresos dejados
de percibir a favor de las 26 víctimas de desaparición forzada, el Estado afirmó que “se
[pudo] efectuar un primer abono por el monto de [USD $7,500.00 (siete mil quinientos
dólares de los Estados Unidos de América)] a cada uno de los 23 beneficiarios consignados
en la Sentencia y priorizados de común acuerdo entre la Fundación Myrna Mack y los
beneficiarios”30. Por su parte, los representantes contradijeron el número de las víctimas
cuyos beneficiarios recibieron el referido pago, en tanto reconocieron que el Estado
efectuó un abono a favor de los beneficiarios de 22 víctimas de desaparición forzada31.
Adicionalmente, indicaron respecto de los beneficiarios de las “cuatro víctimas” restantes
de recibir el pago, que “una no cuenta con [familiares] vivos o herederos que hayan
radicado un proceso sucesorio, y los [familiares de las tres víctimas restantes] no viven en
Guatemala, y aun no se cuentan con los documentos que COPREDEH requiere para los
[familiares] que viven en el extranjero”32. Los representantes concluyeron que “hace falta
completar el abono otorgado a los beneficiarios de 22 víctimas registradas en el Diario
Militar y hacer el pago completo a los beneficiarios de las cuatro víctimas restantes, que
son Julio Alberto Estrada Illescas, Luz Haydée Méndez Calderon, Zoilo Canales Salazar y
Moisés Canales Godoy”33.

30 Cfr. Informe estatal de 23 de noviembre de 2018.


31 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 14 de diciembre
de 2018.
32 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 14 de diciembre
de 2018.

121
33 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 14 de diciembre
de 2018.
12. Al respecto, la Corte nota que tanto el Estado como los representantes de las víctimas
coinciden en que se pagaron los montos correspondientes a los ingresos dejados de
percibir a favor de 22 víctimas de desaparición forzada, si bien ninguna de las partes
presentó prueba a este Tribunal de tales pagos ni de que los mismos se hubieren
entregado a los familiares conforme a los criterios de distribución dispuestos en el párrafo
364 de la Sentencia (supra Considerando 7.a). No obstante, lo anterior, tomando en
cuenta que no hay controversia entre las partes respecto a que se pagaron “algunos
abonos” por las indemnizaciones por ingresos dejados de percibir a favor de 22 víctimas
de desaparición forzada, la Corte considera que el Estado ha cumplido parcialmente con
tales pagos, sin perjuicio de que se acredite que dichos pagos no fueron realizados
conforme a lo indicado en el párrafo 364 de la Sentencia. Asimismo, la Corte recuerda que
continúa pendiente el pago de las indemnizaciones de los ingresos dejados de percibir a
favor de las restantes 4 víctimas de desaparición forzada, así como completar los pagos a
los beneficiarios de 22 víctimas de desaparición forzada (supra Considerando 11), por lo
cual el Estado deberá informar al respecto dentro del plazo establecido en el punto
resolutivo 5 de la presente Resolución.

13. Por tanto, el Tribunal considera que el Estado ha dado cumplimiento parcial al pago de
las indemnizaciones por concepto de ingresos dejados de percibir, quedando pendiente el
pago de dichas indemnizaciones a favor de los beneficiarios de 4 víctimas de desaparición
forzada, así como completar los pagos a los beneficiarios de las otras 22 víctimas de
desaparición forzada (supra Considerando 12). La Corte requiere al Estado que dentro del
plazo establecido en el punto resolutivo quinto de la presente Resolución indique los
avances en el cumplimiento de esta medida de reparación.

14. Finalmente, en relación con la indemnización por concepto de daños inmateriales, el


Estado no ha informado acciones destinadas al cumplimiento del pago de estas
indemnizaciones. Sólo ha informado que “[la] COPREDEH [continúa] gestionando ante el
Congreso de la República la aprobación de la ampliación presupuestaria para el próximo
periodo fiscal 2019, a fin de dar cumplimiento a otros compromisos asumidos por el
Estado ante los órganos del Sistema Interamericano”. Por su parte, los representantes
señalaron que “[está] pendiente la totalidad de los [pagos] ordenados [por concepto de
daños inmateriales…] en favor de las víctimas [del caso y sus familiares]”34. Por otro lado,
en lo que concierne al reintegro de costas y gastos ordenado en la Sentencia, la Corte
observa que el Estado no ha remitido información al respecto, en sus diferentes informes.
El Tribunal nota con preocupación que han transcurrido más de cuatro años desde el
vencimiento del plazo estipulado en la Sentencia para que el Estado realizara los pagos
por concepto de indemnización del daño inmaterial, así como el reintegro de costas y
gastos.
34 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 1 de marzo de
2018.

122
15. Por tanto, la Corte concluye que el Estado no ha dado cumplimiento a las medidas
relativas a realizar los pagos por concepto de daños inmateriales y reintegro de costas y
gastos, según fueron ordenados en el punto dispositivo octavo de la Sentencia. El Tribunal
requiere al Estado que dentro del plazo establecido en el punto resolutivo quinto de la
presente Resolución indique los avances en el cumplimiento de estas medidas de
reparación.
POR TANTO:
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, en el ejercicio de sus
atribuciones de supervisión del cumplimiento de sus decisiones y de conformidad con los
artículos 33, 62.1, 62.3, 65, 67 y 68.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, 24, 25 y 30 del Estatuto, y 31.2 y 69 de su Reglamento,
RESUELVE:
1. Declarar, de conformidad con lo señalado en los Considerandos 5 y 6 de la presente
Resolución, que el Estado ha dado cumplimiento total a las medidas de publicación y
difusión de la Sentencia y de su resumen oficial ordenadas en el punto dispositivo quinto
de la Sentencia.
2. Declarar, de conformidad con lo señalado con los Considerandos 8 a 10 de la presente
Resolución, que el Estado ha dado cumplimiento parcial al pago de las indemnizaciones
por concepto de daño emergente, quedando pendiente de cumplimiento el pago a favor
del grupo familiar de las víctimas de desaparición forzada Zoilo Canales Salazar y Moisés
Canales Godoy, así como pagar los respectivos intereses moratorios a favor de los 24
grupos familiares de las 26 víctimas de desaparición forzada (punto dispositivo octavo de
la Sentencia).
3. Declarar, de conformidad con lo señalado en los Considerandos 11 a 13 de la presente
Resolución, que el Estado ha dado cumplimiento parcial al pago de las indemnizaciones
por concepto de ingresos dejados de percibir, quedando pendiente el pago de dichas
indemnizaciones a favor de los beneficiarios de 4 víctimas de desaparición forzada, así
como completar los pagos a los beneficiarios de las otras 22 víctimas de desaparición
forzada (punto dispositivo octavo de la Sentencia).
4. Mantener abierto el procedimiento de supervisión de cumplimiento de las siguientes
medidas de reparación:
a) iniciar, continuar y realizar las investigaciones y procesos necesarios, en un plazo
razonable, con el fin de establecer la verdad de los hechos, así como de determinar y, en
su caso, sancionar a los responsables de las desapariciones forzadas de las víctimas
señaladas en el punto declarativo primero de la Sentencia, así como de la muerte de Rudy
Gustavo Figueroa Muñoz y la alegada detención y tortura sufrida por Wendy e Igor Santizo
Méndez (punto dispositivo segundo de la Sentencia);
b) efectuar, a la mayor brevedad, una búsqueda seria, en la cual realice todos los
esfuerzos para determinar el paradero de las 24 víctimas aún desaparecidas a la mayor
brevedad (punto dispositivo tercero de la Sentencia);
c) brindar, de forma inmediata, el tratamiento psicológico o psiquiátrico a las víctimas que
así lo soliciten y, de ser el caso, pagar la suma establecida por concepto de gastos por
tratamiento psicológico o psiquiátrico para aquellas víctimas que residan fuera de
Guatemala (punto dispositivo cuarto de la Sentencia);

123
d) realizar un documental audiovisual sobre las víctimas y los hechos del presente caso, el
contexto en el que se desarrollaron y la búsqueda de justicia de sus familiares (punto
dispositivo sexto de la Sentencia);
e) construir un parque o plaza en honor a la memoria de las víctimas del presente caso,
que sirva a los familiares como un espacio donde recordar a sus seres queridos (punto
dispositivo séptimo de la Sentencia), y
f) realizar el pago de las indemnizaciones por concepto de daño emergente a favor del
grupo familiar de las víctimas de desaparición forzada Zoilo Canales Salazar y Moisés
Canales Godoy, así como pagar los respectivos intereses moratorios a favor de los 24
grupos familiares de las 26 víctimas de desaparición forzada (punto dispositivo octavo de
la Sentencia);
g) realizar el pago de las indemnizaciones por concepto de ingresos dejados de percibir a
favor de los beneficiarios de 4 víctimas de desaparición forzada, así como completar los
pagos a los beneficiarios de las otras 22 víctimas de desaparición forzada (punto
dispositivo octavo de la Sentencia);
h) realizar el pago de las indemnizaciones por concepto de daños inmateriales (punto
dispositivo octavo de la Sentencia), y
i) realizar el reintegro de costas y gastos (punto dispositivo octavo de la Sentencia).
5. Disponer que el Estado de Guatemala adopte, en definitiva y a la mayor brevedad
posible, las medidas que sean necesarias para dar efectivo y pronto cumplimiento a las
reparaciones indicadas en el punto resolutivo anterior, de acuerdo con lo considerado en
la presente Resolución, y con lo estipulado en el artículo 68.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
6. Disponer que el Estado de Guatemala presente a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, a más tardar el 3 de marzo de 2020, un informe sobre el cumplimiento de las
reparaciones indicadas en el punto resolutivo cuarto.
7. Solicitar a los representantes de las víctimas y a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos que presenten observaciones al informe del Estado mencionado en el
punto resolutivo anterior, en los plazos de cuatro y seis semanas, respectivamente,
contados a partir de la recepción del informe.
8. Requerir a la Secretaría de la Corte que notifique la presente Resolución al Estado de
Guatemala, a los representantes de las víctimas y a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos.
Corte IDH. Caso Gudiel Álvarez y otros (“Diario Militar”) Vs. Guatemala. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 7 de octubre de 2019.
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot
Presidente
Eduardo Vio Grossi Humberto Antonio Sierra Porto
Elizabeth Odio Benito Eugenio Raúl Zaffaroni
L. Patricio Pazmiño Freire Ricardo C. Pérez Manrique
Pablo Saavedra Alessandri
Secretario
Comuníquese y ejecútese,
124
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot
Presidente
Pablo Saavedra Alessandri
Secretario.
(Copiado del sitio web: http.corteidh.or.cr>Amilcar Farfán casos> seriec_253_esp1 pdf)

Anexo No. 7

Memorial de los 311

“Señor Presidente de la República:

Los suscritos ciudadanos guatemaltecos, en ejercicio del derecho garantizado por el


artículo 22 de la Constitución de la República, nos dirigimos a usted con las protestas de
nuestro mayor respeto y exponemos:

125
El día de hoy promulgó su gobierno el Decreto No 3114 que restringe las garantías
constitucionales. La parte considerativa de esta disposición consiga “que elementos
disociadores de tendencias nazi-fascistas perturban gravemente la paz de la República,
procurando obstaculizar al gobierno el mantenimiento del orden”.
Es por todos conocida la génesis de ese Decreto, y la propia Secretaría Presidencial, en un
boletín dado a publicidad en la prensa, la funda en la acción de problemas de orden
interno de la Universidad.
La opinión pública espontáneamente se ha solidarizado con las aspiraciones de los
estudiantes en esta hora trágica en que las flores de la juventud de los países libres,
ofrendan sus vidas en defensa de los altos ideales de la humanidad y de la democracia, a
cuya causa está afiliada nuestra patria.
Es por ello doloroso ver que el Primer Magistrado de la Nación, sin duda basado en
informaciones inexactas, tendenciosas e interesadas, haya lanzado a la juventud el grave
cargo de nazi-fascismo. La juventud, señor Presidente, jamás vibra al impulso de
mezquinas tendencias y, por el contrario, interpreta y encarna los ideales más limpios y las
más nobles aspiraciones. La de Guatemala no es en este caso una excepción.
Convencidos de la pureza de los ideales de la juventud universitaria guatemalteca, nos
sentimos obligados, como ciudadanos conscientes a solidarizarnos plenamente con sus
legítimas aspiraciones. Es así como movidos tan sólo por nuestro fervoroso patriotismo
venimos a rogar la ilustrada atención de usted acerca de los apremios de la hora actual y
del imperativo del deber, sentido por todos, del que el gobierno se encauce hacia metas
prometedoras que aseguren el derecho y satisfagan las legítimas aspiraciones de la familia
guatemalteca. El decreto de suspensión de garantías ha venido a crear una situación de
intranquilidad y zozobra que agudiza la angustia de la hora en que vive la humanidad, en
vez de asegurar la paz y el orden que pareció inspirarlo.
La restricción de garantías crea una situación de hecho, en la cual el pueblo carece de
medios legales para manifestar sus justos anhelos y es susceptible de provocar
consecuencias funestas que, como guatemaltecos conscientes, seríamos los primeros en
deplorar. Ante un régimen de derecho, la ciudadanía actúa dentro de la legalidad. Una
situación de hecho engendra tarde o temprano, una reacción de violencia. Con toda
hidalguía reconocemos que la actual administración presidida por usted, ha hecho, en lo
material, obra constructiva. Empero, su labor, como todo lo humano, no ha llegado a
satisfacer muchas aspiraciones populares por falte de medios de libre expresión.
Alrededor de los gobernantes actúan y medran fuerzas burocráticas e intereses creados
que se fortalecen con el transcurso de los años, y que llevan al mandatario visiones
falseadas de la realidad ambiente. Por esta razón debe desconfiarse siempre de las
“adhesiones” que, nacidas del temor o del interés, llegan hasta el gobernante a través del
mecanismo oficial, las cuales jamás presentan el auténtico “sentimiento popular”.
Seguramente corresponderá a usted, aquilatar muy pronto el valor de tales “adhesiones”
a diferencia de la genuina sinceridad que nos anima.
Guatemala no puede substraerse a los imperativos democráticos de la época. Es imposible
frustrar con medidas coercitivas los incontenibles impulsos de la generosa ideología que
está reafirmándose en la conciencia universal a través de la más sangrienta de las luchas
libradas entre la opresión y la libertad.

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Estamos seguros, Señor Presidente, que su espíritu comprensivo acogerá la presente
gestión con el mismo interés patriótico que nos mueve a dirigírsela, confiados en él,
pedimos lo siguiente:
1o. El restablecimiento de las garantías suspendidas, para que el pueblo pueda gozar, sin
demora, de la plenitud de sus derechos constitucionales; y
2o. Dictar las disposiciones pertinentes a fin de que tales garantías tengan plena
efectividad.

Guatemala, 22 de junio de 1944.

Ramón Aceña Durán, Salvador J. Acevedo, Rafael Aguilar A., Adalberto Aguilar Fuentes,
Gregorio Aguilar Fuentes, Gonzalo Aguilar Rodríguez, Bernardo Aldana, Juan José Alejos,
Hilario G. Alfaro, Juventino Alfaro, Alfonso Alvarado V., José Alvarado, José Alvarado R.,
Antonio Álvarez G., Ricardo Álvarez, Ricardo Álvarez Orantes, Adolfo Amado, Eduardo
Amado R., Eduardo Amado Guerra, Carlos Enrique Andreu, Héctor H Aragón, Osmundo
Araujo Quiñonez, Miguel Alberto Archila, Rafael Arévalo Morales, Rubén Arévalo Zelaya,
Ricardo Argueadas M., Arturo Aroche, Jorge Luis Arriola, Eduardo Arrivillaga A., Horacio
Arroyave, José Arzú, Roberto Arzú Cobos, Enrique Arzú Cobos, Manuel María Ávila Ayala,
Rigoberto Ávila, Pedro Aycinena, José Azmitia, José Barillas Izaguirre, Oscar Barrios,
Porfirio Barrios P., Joaquín Barnoya G., Enrique Batres, Augusto Bauer Arzú, Alfonso Bauer
Paíz, Gustavo Becker, Manuel Lisandro Berganza, Leopoldo Berger, Julio Bianchi, Roberto
Bianchi, G. Biguria, Ramón Blanco, Carlos Bouscayrol, Roberto Bouscayrol, César Brañas,
H. Abraham Cabrera, Francisco Cabrera, Carlos Cabrera Cruz, Eduardo Cáceres Lehnhoff,
Guillermo Cáceres Lehnhoff, Eduardo R. Cáceres López, Federico Carbonell, Antonio
Camey, Antonio Carrera Molina, Mario Carrera W., Luis A. Carrillo, José R. Carlos, J.
Alberto Castañeda, José Castañeda M., H. Castellanos, Rafael Castellanos A., Leopoldo
Castellanos Carrillo, Alberto Castillo, Francisco Castillo Murga, Francisco Catalán, Celso
Cerezo Dardón, M. Cetina, Ricardo Chávez. Jorge Luis Chávez, José L. Charnaud, Augusto
Charnaud MacDonald, Arturo Classon M., Luis Cobos S., A. Colom Argueta, Carlos Coloma,
José Luis Cordón, Roberto Cordón Méndez, M. Gabriel Coronado, Luis Coronado Chévez,
Antonio Coronado Iturbide, Luis Coronado Lira, Antonio Cruz, Héctor Cruz Franco, Eduardo
Díaz, Porfirio Díaz C., Alfonso de León, Eduardo de León S., Roberto de León, Carlos
Humberto de León, Juan José de la Hoz, Alfredo de la Hoz, Cayetano de la Hoz, Ulises de la
Roca, Ulises Ronald Dent, P. Duarte, A. Dumas hijo, Ricardo M. Echeverría, Eduardo A.
Echeverría, Ventura Echeverría, Enrique Echeverría Ávila, Guillarmo Echeverría Lizarralde,
Carlos Echeverría Lizzarralde, José Falla, Guillermo Flores A., Oscar Flores Soto, Horacio
Figueroa, Feliciano Fuentes Alvarado, Ramiro Fonseca P., Eduardo Fonseca Palomo, Jorge
Galán Jr., David E. Galicia, Héctor M García, Manuel Galich, Víctor M. García, Pedro Julio
García, Guillermo García Molina, Adolfo García Montenegro, Alfredo M. Garcia, J.
Ambrosio García, Julio García Arroyave, José Joaquín Garoz V., R. Granados D., Guillermo
Grajeda, Mario Granai, Luis Gomar, Julio Gómez Padilla, Luis Arturo González, Tomás
González L., Otto Raúl González, Eduardo González L., Carlos Gordillo Samuel Guevara R.,

127
Miguel Gutiérrez, Mauricio Guzmán, José Herrarte Sagastume, Flavio Herrera, Sarbelio
Herrera, H. Hurtado A., Juan Ibarra, C. Irigoyen, Miguel Angel Juárez O., César Lagos A.,
Guillermo Lavagnino, Eduardo Leal, Rafael Leal, Héctor A. Leal, Tomás Leal, José Luis
Lemus, Benjamín Lemus Morán, Arturo C. López, Carlos J. Luján A., Carlos Luna, Arnulfo
Maldonado, Héctor Mansilla, A. Martínez F., Manuel V. Martínez, Avelino Mariscal, Miguel
Augusto Mazariegos, José Miguel Medrano, Francisco Méndez, Mario Méndez
Montenegro, Marcial Méndez Montenegro, Julio César Méndez Montenegro, Ismael
Méndez Zebadúa, Oscar P. Mendizábal. Arturo Mendizábal, Eladio Menéndez, Gonzalo
Menéndez de la Riva, Héctor Menéndez de la Riva, Rafael Mendoza, José Minondo, Darío
Molina P., Carlos Monteros L., Augusto Monterroso Bonilla, Francisco Montenegro G.,
Gerardo Mongenegro G., Pedro P. Monroy, Carlos Federico Mora, Baltasar Morales,
Federico Morales, Justiniano Morales, G. Morán V., R. Muñoz, Enrique Muñoz Meany,
Guillermo Noriega Morales. Luis Ogarrio, Alfonso G. Orellana, M. E. Orantes, Jesús María
Ordóñez, Hiram Ordóñez, Mario Ordóñez Fetzer, Salvador Ortega, Octavio Ortiz V., Jaime
Paniagua, M. Padilla B. Braulio Padilla, Gregorio Padilla, Guido Palomo, Arturo Peralta A.,
Carlos Pérez, Pedro Pérez Valenzuela, Carlos Peyré José Octavio Pratdezaba, Roberto
Pivaral P., Héctor A. Pivaral, Pedro Posadas, Guillermo Putzeys, J. Augusto Putzeys, Oscar
Quevedo A., Edmundo Quiñónez, Enrique S. Quiñónez, Fernando Ramírez B., Marco
Antonio Ramírez, J. Roberto Ramírez, Carlos T. Recinos, Nicolás Revés O. Domingo Rivera,
José Rivera, M. Eduardo Rodríguez, G. Rodríguez Ogarrio, Federico Rölz Bennett, José Rölz
Bennett, José María Romero, H. Rosada J. Alberto Rosales, Ernesto Rosales, Guillermo
Rosales Alcántara, Juan Rosales Alcántara, Manuel J. Ruano, Manuel Ruano Mejía,
Oswaldo Rubio, R. Ruiz Aragón, David Salazar, Enrique Salazar Vassaux, A. Salguero, A.
Sandoval, Mario Sandoval, Salvador A. Saravia, Edgar Schelesinger, Jorge Schelesinger,
Jorge A. Serrano, Eugenio Silva Peña, Jorge Silva Peña, Eduardo Sinibaldi, R. Slivinski
Herrarte, Rudi Solares Gálvez. Francisco Soler y Pérez, Carlos A. Solís H., G. Solórzano,
Emilio Sosa T., Rafael Sosa, J. Vicente Sosa, Julio Soza M., Manuel Soto Marroquín, Joaquín
Soto Montenegro, Juan José Soto Montenegro, José Antonio Soto, Justo B. Suárez, Carlos
Talavera M., Conrado Tercero, Jorge Toriello, Enrique Toriello, Guillermo Toriello, Julio C.
Toriello, José Torón España, Max Tott, Oscar Ubico Zebadúa, Jorge Umaña Jesús Unda
Murillo, Bernardo Vargas, Dagoberto Vargas, Francisco Valdés Calderón, Mariano
Valverde, Antonio Valladares A., Julio Valladares Castillo, Ricardo Vega, David Vela, Mario
Velásquez, Víctor Velásquez, Leopoldo Vesco, Roberto Vesco, Ricardo A. Vassaux, Stefano
Vignolo, Ramón Vielman, Rafael Villacorta, Manuel Villacorta, Manuel Villacorta C.,
Francisco Villagrán, Manuel Francisco Villamar, Humberto Vizcaíno L., Ricardo Wer, Arturo
Wer, Carlos O. Zachrisson, Carlos O. Zachrisson hijo, Héctor Horacio Zachrisson, Edmundo
Zea R., R. Zúñiga. (Hay dos firmas ilegibles)” (Copiado de Manuel Galich. DEL PÁNICO AL ATAQUE.
Guatemala. Editorial Universitaria, 1985. Pp. 333-336; y javierbrolo.wordpress.com/2012/10/26/20-de-
octubre-de-1944-carta-de-los-311/)

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Anexo No. 8

129
Telegrama a través del cual se tramita recurso de exhibición personal a favor de Carlos Guillermo
Ramírez Gálvez; ejemplo de cómo se tramitaban los recursos de exhibición personal.
Fuente: AHPN. P. 171

Otro ejemplo cómo se tramitaban los recursos de exhibición personal a favor de personas
recluidas/desaparecidas.
FUENTE: AHPN. P. 235

“El Diario Militar, representa la puesta en práctica de uno de los postulados de la Doctrina de
Seguridad Nacional diseñada por el gobierno de Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. No
obstante, determinados intereses económicos y políticos, fueron la causa de que el Ejército

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guatemalteco como estamento de poder, ligado a los grupos de pensamiento más retrógrado, le
imprimieran su propia marca, al grado de absolutizar el uso de la fuerza, y llevar la represión a
extremos en los que se quebrantaron las garantías constitucionales e importantes convenios
internacionales, lo que permitió graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
El Diario Militar es un documento que contiene información de un período muy intenso en la
aplicación de la estrategia de contrainsurgencia, por lo que constituye una pieza importante del
rompecabezas para la reconstrucción de la memoria histórica. En su integralidad, la información
contenida revela que es un documento de inteligencia militar, en donde se esbozan acciones
coordinadas y sistematizadas, control de personas, análisis de información y seguimiento de
grupos opositores, así como del registro de ejecuciones, y destinos finales de las víctimas.
En este entendido, el Diario Militar constituye una pieza fundamental para comprender cómo se
materializó el Plan de Campaña Firmeza 83, en la ciudad capital y otros centros urbanos, como
etapa posterior al Plan de Campaña Victoria 82, en lo que el general Gramajo señala como “aislar a
las bandas de delincuentes subversivos para que fueran eliminadas por medio de acciones
tácticas” (Gramajo, Op. cit.:74).
El cotejo y análisis de la información contenida en el Diario Militar con la información que exponen
los documentos del Archivo Histórico de la Policía Nacional, permite con un alto grado de
confianza, aseverar que el Diario Militar es un producto de inteligencia del Ejército de Guatemala,
para lo cual crearon y utilizaron distintos cuerpos de seguridad no militares, pero ligados a ellos,
tales como el BROE, DIT, Cuarto Cuerpo de la PN y otros.
La coordinación entre las diferentes fuerzas de seguridad fue en principio una recomendación del
gobierno estadounidense, ante lo cual se establecieron instancias para hacer posible la
coordinación y operativización de los planes de contrainsurgencia. La subordinación de la Policía
Nacional a las fuerzas armadas y la creación de cuerpos con funciones eminentemente
contrainsurgentes, se explica en términos de la división de funciones que los respectivos mandatos
otorgaban a las fuerzas de seguridad y de su distribución territorial y el mejor aprovechamiento de
la fuerza y su infraestructura.
Los datos cuantitativos consignados en el Diario Militar, apuntalan la idea de un esfuerzo de
rearticulación del PGT y la ORPA en el área urbana, luego del aniquilamiento de muchos cuadros
políticos del EGP y de las masacres cometidas en el altiplano noroccidental en 1981 y 1982. Del
total de personas listadas en el Diario Militar, 107 cuadros políticos estaban ligados al PGT y 32 a la
ORPA, por ello la estrategia militar en este período estuvo dirigida a desarticular estas redes de la
insurgencia a nivel urbano.” (La Autenticidad del Diario Militar a la luz de los documentos históricos de
la Policía Nacional. Segunda Edición. Guatemala. Secretaría de la Paz, Presidencia de la República. Dirección
de los Archivos de la Paz, enero de 2011. P. 311)

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