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Emilio Tenti Fanfani: Culturas juveniles y cultura escolar

 Propósitos
La escuela para los adolescentes es una escuela en expansión. Este crecimiento cuantitativo no fue acompañado por un
aumento proporcional en los recursos públicos invertidos en el sector.
La escolarización, por un lado, crea juventud, es decir, contribuye a la construcción de nuevos sujetos sociales. Pero,
por otro lado, la masificación produce transformaciones en las instituciones escolares. La vieja escuela media
reservada a las elites, hoy debe responder a la demanda de nuevos contingentes de ingresantes, y la fuerza de la
cantidad no puede acarrear consecuencias de calidad.
No solo los jóvenes son más, sino que son diferentes, es decir, se agregan los hijos de los grupos sociales
subordinados de las áreas urbanas primero y de las rurales después. Estos recién llegados traen consigo todo lo que
ellos son como clase y como cultura. Los grandes cambios en los modos de producción, en la estructura social y
familiar, las transformaciones en el plano de producción y difusión de significados (la cultura) afectan los procesos de
construcción de subjetividades.
El poder del sistema educativo para formar personas se mide en el sistema de relaciones que mantiene con la familia y
otras instancias que producen e imponen significaciones, en especial los medios masivos de comunicación y consumo
cultural.
Todas estas transformaciones ponen en crisis la oferta tradicional de educación escolar. Los síntomas más manifiestos
son la exclusión y el fracaso escolar, el malestar, el conflicto y el desorden, la violencia y las dificultades de
integración en las instituciones sobre todo la ausencia de sentido de la experiencia escolar para producciones
significativas de adolescentes y jóvenes latinoamericanos.

 Sentido y valor de la enseñanza media en el mundo de hoy


En un principio se trataba de una antesala de los estudios universitarios reservada solo a los herederos, es decir, a los
hijos de las clases dominantes y a algunos pobres meritorios ("becarios"). Hoy se trata de la última etapa de la
escolaridad obligatoria no solo como sendero que conduce a los estudios superiores, sino como el nuevo piso de la
escolaridad obligatoria hasta los 17 o 18 años. Es una enseñanza "final" (un "techo") para la mayoría y un momento de
un proceso de formación de una minoría que tiende a prolongarse a lo largo de su trayectoria vital (educación
permanente).
Esta nueva racionalidad cambia el sentido y afecta los viejos "modos de hacer las cosas". Cuando se trataba de formar
elites, la lógica de la selección impregnaba el quehacer de docentes y alumnos. La carrera escolar era como una
carrera de obstáculos: los más capaces de superarlos llegaban al final y adquirían la entrada a la universidad (no tenía
sentido ninguna "prueba de ingreso", era el título de bachiller). La práctica sistemática de exámenes permitía
distinguir exitosos de los fracasados.
La reciente experiencia argentina de extensión de la obligatoriedad hasta el 2do año de la vieja secundaria produce
contradicciones entre los viejos mecanismos pedagógicos y disciplinarios, expectativas de docentes y alumnos y
nuevas disposiciones legales y normativas: todos los adolescentes deben estar en la escuela, es un mandato de la ley y
al mismo tiempo un mandato social. Hoy la institución ha perdido la capacidad de imponer reglas que determinen la
permanencia o el abandono escolar, en principio todos deben ser contenidos.
Determina la oferta y la demanda, las familias y los jóvenes saben que ir a la escuela o no, no es una cuestión de
elección discrecional. En cuanto a la instancia responsable de garantizar el cumplimiento de la obligatoriedad, al
Estado, se ve obligado a ampliar la oferta escolar y garantizar las condiciones mínimas de educabilidad.

 Tres problemas en la escolarización masiva de adolescentes y jóvenes


Pongo a discutir estos nuevos desafíos de la escolarización generalizada de las nuevas generaciones alrededor de 3
ejes problemáticos. Hay un 4to excluido y es el de la exclusión social: la extrema desigualdad en la distribución de
oportunidades de vida hace que para muchos la escolarización sea una experiencia imposible, algo que escapa a su
proyecto vital. No será explicada, pero permanecerá de telón de fondo que determinará las configuraciones culturales
como los sentidos, las identidades y trayectorias escolares de las nuevas generaciones.
1. Identidad y cultura de los adolescentes y jóvenes
La adolescencia y la juventud son construcciones sociales, "clases de edad" que, si bien tienen base biológica, sobre
las mismas se elaboran diversas representaciones relativamente arbitrarias e históricas. Los limites sociales son
siempre "arbitrarios y conjeturales". Y muchas veces imprecisos. Pero es necesario reducir esa imprecisión fijando
límites estrictos, homogéneos y fáciles de identificar, como en la ley y en dispositivos normativos. La incorporación al
sistema educativo formal no es arbitraria, se ingresa a la escuela en una edad legal determinada.
No todos los que tienen la misma edad participan de la misma clase de edad, ni comparten características y
experiencias vitales. Por otra parte, la propia experiencia escolar contribuyó a la creación de la juventud como
construcción social como un tiempo de vida entre la infancia y la adultez. La posición en la estructura de distribución
de bienes materiales y simbólicos de la sociedad, está determinando diversas formas de vivir la experiencia joven o
adolescente.
La vieja escuela primaria fue pensada y diseñada para los niños, y la escuela media, pese a su esfuerzo tiende a
reproducir mecanismos y estilos propios de la educación infantil tiende a tratar a los adolescentes como niños. Esto
muchas veces permite explicar el malestar y fracaso escolar.
Según Dubet y Martuccelli, más allá de las significativas determinaciones de género, clase social, etnia, hábitat, etc.,
un estudiante de colegio secundario es diferente a uno de primaria. Se pueden señalar las siguientes particularidades
observadas (en Francia, pero validas en América latina):
a. Diversidad de las "esferas de justicia". Mientras el mundo de la infancia y la escuela está organizado alrededor
de una gran unidad normativa que rige tanto en el ámbito escolar, como en la familia; el mundo del colegial
está regido por la percepción de que existen diversos ámbitos de justicia.
b. Principio de reciprocidad. El niño tiende a representarse a la autoridad y el maestro como algo natural e
indiscutido; el adolescente percibe que las instituciones constituyen mundos complejos donde existe
diversidad de actores con intereses y capacidades diferentes. La "omnipotencia" del maestro tiene a ser
sustituida por la visión más compleja y política de las relaciones y el juego. La relación del profesor alumno
no es unidireccional.
c. La emergencia de estrategias escolares. L niño percibe que debe ser aplicado y obedecer las reglas para tener
éxito. En cambio, los adolescentes perciben que "ser estudiante" es más complejo, es preciso desplegar una
estrategia.
d. Desarrollo de la subjetividad no escolar. Los niños en la escuela viven una "continuidad relativa" su estatuto
de ser niño y alumnos; los adolescentes viven una tensión entre el estudiante y el adolescente. Con la
adolescencia se forma un sí mismo no escolar, subjetividad y vida colectiva independientes de la escuela pero
que afectan la vida escolar. No todos logran articular los 2 espacios.
Los adolescentes y jóvenes son portadores de una cultura social que no coincide necesariamente con la cultura escolar.
Hubo un tiempo en que la escuela tenía una misión civilizadora, una función de reeducación; la distancia entre la
cultura espontáneamente incorporada y la que se quería inculcar era extrema. Por eso la escuela tuvo una función
misionera: la primera pedagogía era una tecnología de conversión (el ideal era la pedagogía del internado):
Hoy es imposible separar el mundo de la vida del mundo de la escuela. Los adolescentes traen su lenguaje y su
cultura, la escuela pierde el monopolio de la inculcación de significaciones que tienden a la diversificación y
fragmentación. Algunas veces las instituciones tienden al solipsismo y la negación de esto.
La experiencia escolar se convierte a menudo en una frontera donde se encuentra y enfrentan diversos universos
culturales. Esta oposición estructural es fuente de conflictos y desorden. Es más probable en clases sociales
dominadas.
El conflicto y el predominio de la "atracción y el prestigio" en el grupo de pares sobre el prestigio y los premios
propios de la actividad escolar no es más que una situación probable, como la armonización y "negociación" entre
ambos universos culturales.
El campo donde se juega la construcción de la subjetividad está dominado por tres actores básicos: la familia, los
medios de producción y difusión de sentido y las instituciones escolares. Peor la familia ha perdido fuerza y capacidad
de estructurar las personalidades de las nuevas generaciones.
2. Un nuevo equilibrio de poder entre las generaciones
Son los nuevos cambios en los equilibrios de poder entre niños y jóvenes y los adultos. El mundo de los adultos
prácticamente monopolizaba el poder en las instituciones. Los alumnos tenían más deberes y responsabilidades que
derechos y capacidades.
En la actualidad, aunque las relaciones intergeneracionales siguen siendo asimétricas y a favor de los "más grandes",
esta asimetría se ha modificado en beneficio de las nuevas generaciones.
La Convención Internacional de los derechos del niño y su incorporación prácticamente universal es un indicador del
grado de institucionalización alcanzado por nuevas relacione de poder intergeneracional.
La autoridad pedagógica entendida como reconocimiento y legitimidad sigue siendo una condición estructural
necesaria de la eficacia de toda acción pedagógica
3. El problema del sentido en la escuela
Los maestros no pueden dar por descontada su autoridad, la tienen que construir cotidianamente, y los alumnos deben
darle sentido a la experiencia escolar. Hoy para qué ir a la escuela es una pregunta pertinente y frecuente. Las
respuestas posibles y cuáles son las condicione sociales que las determinan son:
a. La obligación como sentido. Se va al secundario más por una obligatoriedad social que jurídica. Ir al colegio
no es objeto de deliberación y elección sino una experiencia ligada a la condición de edad.
b. La razón instrumental. Lógica de postergación de beneficios presentes con el fin de beneficios mayores en el
futuro.
c. El amor al conocimiento. Pasión, entrega incondicional al saber o a un campo del saber.
Estas 3 posiciones idealtípicas no están aleatoriamente distribuidas en la población, sino que son el producto de un
conjunto de factores interrelacionados: los culturales y el lugar que ocupan los individuos en la estructura social. La
relación gratuita, desinteresada y "pasional" entre conocimiento y cultura es más probable que surja en clases liberadas
de urgencias y presiones de la supervivencia. Las clases medias están predispuestas desarrollar una lógica
instrumental. La simple idea de sacrificarse en función de recompensas diferidas en el futuro aparece como algo
absurdo, impensable.

 Características de una buena escuela para los jóvenes


Aparecen como deseables y necesarias a modo de propuesta:
A) Institución abierta que valoriza y tiene en cuenta los intereses, expectativas, conocimientos de los jóvenes.
B) Favorece y da lugar al protagonismo de los jóvenes y donde los derechos de la adolescencia se expresan en
instituciones y practicas (de participación, expresión, comunicación, etc.) y no solo se enuncia en los programas y
contenidos escolares.
C) No se limita a enseñar, sino que se propone motivar, interesar, movilizar y desarrollar conocimientos significativos
en la vida de las personas.
D) Se interesa por los adolescentes y los jóvenes como personas totales que se desempeñan en diversos campos
sociales (familia, barrio, deporte, etc.) y no solo por los alumnos en tanto aprendices de determinadas disciplinas
(matemática, lengua, geografía, etc.).
E) Flexible en tiempos, secuencias, metodologías, modelos de evaluación, sistemas de convivencia, etc. y que toma en
cuenta la diversidad de la condición adolescente y juvenil (de género, cultura, social, étnica, religiosa, territorial, etc.).
F) Forma personas y ciudadanos y no "expertos" es decir, que desarrolla competencias y conocimientos
transdisciplinarios útiles para la vida y no disciplinas y esquemas abstractos y conocimientos que solo tienen valor en
la escuela.
G) Atiende a todas las dimensiones del desarrollo humano: física, afectiva y cognitiva. Una institución donde los
jóvenes aprenden a aprenden en felicidad y que integra el desarrollo de la sensibilidad, la ética, la identidad y el
conocimiento técnico -racional.
H) Acompaña y facilita la construcción de un proyecto de vida para los jóvenes. Para ello deberá desplegarse una
"pedagogía de la presencia" caracterizada por el compromiso, la apertura y la reciprocidad del mundo adulto para con
los adolescentes y los jóvenes.
I) Desarrolla el sentido de pertenencia y con la que los jóvenes "se identifican".

 Cuatro peligros probables a controlar


Si no se tiene en cuenta que todo paradigma de intervención incuba efectos perversos, entre ellos:

a. La condescendencia. Inventar escuelas para jóvenes pobres contribuyendo así a la fragmentación social de la
escuela y fortaleciendo desigualdades sociales.
b. El negativismo. Asociar la adolescencia y la juventud a situaciones indeseables, de peligrosidad social. Es
preciso no olvidar que la adolescencia y juventud es edad de energía, fuerza, belleza, curiosidad, imaginación,
creatividad, esperanza, de interés, pasión, sensibilidad, entrega, generosidad, etc.
c. El demagogismo juvenil adolescente, que consiste en ofrecer comprensión, contención afectiva, respeto a la
cultura joven, etc. sin desarrollar conocimientos y actitudes complejas necesarias para la inserción social y
política de los jóvenes en el mundo adulto.
d. El facilismo. Especie de reproducción escolar del modo de aprendizaje y de relación con la cultura que
desarrollan los medios de comunicación de masa y reproducción y circulación de culturas juveniles de masas
(pedagogía del zapping, especularización, placer inmediato, desprecio por la complejidad, esfuerzo, trabajo
escolar, disciplina, carácter acumulativo del desarrollo de la cultura, etc.).
No basta el ideal, para cambiar la escuela se requieren al menos: a. hay que saber qué hacer y cómo hacerlo; b. hay
que tener voluntad política y poder efectivo; c. hay que movilizar recursos varios y significativos (gente competente,
tecnologías adecuadas, dinero y tiempo suficientes).
Habrá que pensar formas institucionales lo suficientemente diversificadas y flexibles como para dar respuestas
adecuadas a las múltiples condiciones de vida y expectativas de las nuevas generaciones. Comprender que una escuela
deberá ser también y al mismo tiempo, una escuela de los adolescentes, institución donde las nuevas generaciones no
son simples poblaciones objetivo, sino protagonistas activos y "con derechos".

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