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JUNTAS HASTA LA MUERTE

Conocí a Jade hace aproximadamente unos 3 años, al inicio, no nos tolerábamos,


tal vez era porque siempre competíamos para demostrar quien de las dos era la
más lista de la clase. Pasado el tiempo nos dimos cuenta que en realidad
teníamos más en común de lo que imaginábamos, nos gustaba la misma música,
para nosotras en ese entonces lo más importante era tener las mejores
calificaciones, éramos fanáticas de la misma banda, en fin ¿Qué más podía pedir?
Comenzamos a ser confidentes la una a la otra, para mi ella era la única que me
comprendía, la única persona que entendía mi dolor, mi felicidad y mis angustias,
paso de ser de las personas que más odiaba a ser mi mejor amiga y venir a mi
casa y yo a la suya sin parar, un día ella venía a mi casa a comer después de la
escuela, y yo al siguiente, se podría decir que nos convertimos en hermanas y así
continuamos hasta hace 6 meses cuando jade tomo la decisión de terminar con su
vida.
Fue un 26 de abril cuando recibí la llamada que cambiaría toda mi vida,
aproximadamente a las 4:00 am de un número que jamás esperaría que me
llamara a esas horas de la madrugada, Cristina, la madre de Jade. Contesté con
voz ronca ya que días antes jade y yo habíamos asistido al mejor concierto de la
historia.
- ¿bueno? - contesté un poco confundida.
- ¡Dios mío! No sé cómo decirte esto- menciono la señora con la voz quebrantada,
al escuchar esto empecé a confundirme y asustarme cada vez más.
- ¡Señora Cristina, dígame que pasa por el amor de dios! – grité a causa del
pánico que estaba empezando a crecer en mí.
- Mi hija, Jade, ¡dios! ¡Mi hija se suicidio! -
Al escuchar esas palabras colgué el teléfono, no podía ser verdad, no podía estar
pasándome esto a mí, no podía estar perdiendo a mi persona favorita en el
mundo. Avente el celular y salí corriendo a la habitación de mis padres, tomé el
brazo de mi mamá y comencé a sacudirlo sin piedad hasta que se despertó.
- ¿Qué pasa? ¿porque me despiertas así? - menciono molesta mi mamá.
- Llévame a la casa de jade, ¡ahora! - dije muy desesperada
- ¿Acaso no ves que hora es? – cada vez se molestaba un poco más.
- Cristina me llamo muy mal diciéndome que jade se había quitado la vida y
necesito comprobar que está mintiendo, necesito comprobar que mi mejor amiga
está durmiendo en su cama y está viva mamá, ¡necesito comprobarlo! - mencione
aguantándome las lágrimas.
Mi mamá no tuvo reacción alguna más que levantarse de la cama rápidamente y
dirigirse a la sala para tomar las llaves del auto y manejar hasta la casa de jade
mientras que nos encontrábamos en un silencio tan profundo que ni un ave se
atrevería a piar. Llegamos aproximadamente en 10 minutos, se podría decir que
fueron los 10 minutos más largos de toda mi existencia.
Al llegar presencie la imagen más dolorosa de mi vida, la sirena de la ambulancia
iluminando la casa de mi persona favorita, Cristina tirada en el piso llorando y
suplicando a dios que le regresara a su hija mientras que su esposo y mi mamá la
consolaban. Y por otro lado estaba yo, congelada como tal hielo en la puerta de su
casa, tratando de procesar lo que sería la peor noche de mi vida.
Recordar ese día siempre es bastante difícil, no entiendo por qué la persona más
feliz que conocía decidió que quitarse la vida era su mejor opción, no entiendo
cómo es que si tenía problemas nunca los menciono, no entiendo nada.
Ella era feliz, bueno, eso demostraba cuando estaba a mi alrededor, cuando
íbamos de compras, cuando hacíamos pijamadas cada fin de semana. Ella
demostraba felicidad cuando veíamos nuestras películas favoritas y reíamos tanto
que nos causaba dolor en el estómago, ella parecía ser feliz cuando gritaba a todo
pulmón junto conmigo las canciones de nuestros cantantes favoritos.
No entiendo que pudo haberla orillado a tomar esa decisión, si, tenía problemas,
pero todos los tenemos, ¿no? Su familia no era la más estable, a veces me
llamaba llorando cuando sus padres peleaban y yo la consolaba diciéndole que
todo estaría bien, que en algún momento íbamos a irnos muy lejos a cumplir
nuestros sueños y vivir juntas como lo habíamos planeado desde pequeñas, pero
tal vez eso no era razón suficiente para ella.
La extraño, extraño nuestras conversaciones sobre chicos en las madrugadas,
extraño el tener una compañera para cualquier cosa loca que se me ocurriera,
extraño sus palabras de consuelo cada que me rompía el corazón y extraño ser yo
la que la consolaba cada que a ella le rompían el suyo.
Mi vida se volvió un desastre desde la peor noche de mi vida, no quería salir de mi
cuarto, no quería comer, no podía escuchar la música que me gustaba porque
justamente también era la música que le gustaba a jade. Perder a mi mejor amiga
fue lo peor que me pudo haber pasado, me destrozo, me hundió tanto que aquí
me tienen, tomando una hoja y un lápiz, sentada en mi escritorio rosado, con un
bote de pastillas que encontré en el buró de mi mamá, escribiendo mi última carta,
para partir a un viaje junto a mi mejor amiga de la cual jamás pero jamás me
separare, justo como cuando juramos estar siempre juntas.

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