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†
--¡Will, Will!
Un Will de cinco años se dio la vuelta hacia la voz que lo llamaba.
Allí estaba parada una hermosa chica.
Con un cabello y ojos color azure que rememoraban un manantial durante una noche clara. Como una princesa
que vivía en un palacio, era una linda chica, pero en realidad Will sabía que era una niña mimada que amaba las
travesuras.
--¿Qué ocurre, Elfi?
--¡Este libro, lo tome de Otou-san! ¡Vamos a leerlo juntos!
Elfaria Serholt.
Ese era el nombre de ella quien vivía en el orfanato al igual que Will.
Elfaria era una niña abandonada al igual que él. Además, en el orfanato donde ambos fueron recogidos, a los
niños que no tenían apellido se les otorgaba el nombre de Serholt conectado al nombre del director.
Como hermano mayor y hermana menor, o como hermana mayor y hermano menor además de ser también su
amiga de la infancia, Will asintió hacia ella con un “si”.
--¿Qué clase de libro tomaste hoy?
--La “Aventura de Demuna”! ¡La historia del Aventurero que viajo hasta el final del mundo!
Con su mano siendo jalada por Elfaria quien abrazaba el libro contra su pecho, dieron la vuelta hasta el patio
trasero del orfanato. El amplio campo donde las pequeñas flores se sacudían era su lugar de juegos.
Pero—
--Ah, Claire y los demás, otra vez no limpiaron…
Tal vez debido a que los otros niños estuvieron jugando en el campo pelotas estaban esparcidas cuerdas y sillas
rotas.
Will dejo escapar un suspiro ante esa escena y cuando intento terminar de limpiar y ordenar primero—
--Bahyuun.
Junto con esa voz desinteresada, Elfaria oscilo uno de sus brazos horizontalmente.
Al instante, se creó un viento cargado de aire frio.
Era una ventisca.
De pequeña escala, pero la ventisca que dispersaba destellos blancos se arremolino frente a Will quien cubría su
rostro con su brazo y en un instante mando a volar la montaña de juguetes.
Cuando pensó que ascenderían hacia el cielo, fueron agrupados en un solo lugar cayendo en frente del almacén
del orfanato.
La montaña de juguetes apilados, estaba cubierta de escarcha.
--… Tú Magia, es increíble, ¿Eh, Elfi?
--¿Es así? ¡También podrías hacerlo de inmediato, Will!
El sorprendido Will solo pudo sonreírle amargamente a Elfi quien sonreía como una flor.
Sin sostener una <Varita> que podía amplificar el Poder Mágico, y en adición, sin siquiera cantar un Hechizo,
Elfaria quien uso Magia era increíble, incluso con su corazón de niño lo sabía. Y ya que el director quien era un
adulto también lo murmuro seguramente no había ningún error.
Los ojos de Will siempre eran arrebatados cada vez que miraba la Magia de Elfaria, y suspiraba de admiración.
--¡Además, en lugar de mí, eres mucho más increíble, Will!
Y entonces Elfaria siempre le decía eso en respuesta.
Will, quien no podía usar la Magia como ella, solo inclino la cabeza.
Si había algo que podía hacer mejor que Elfaria, seria colocar los platos y limpiar el polvo que se acumulaba en
las esquinas de la habitación.
--¡Hey, vamos!
Con sus redondas mejillas teñidas de un ligero rojo, Elfaria sonrió y tomando nuevamente la mano de Will,
comenzó a correr.
Justo en el centro del prado estaba el asiento especial de ambos.
Desde allí, podía verse claramente la gigantesca <Torre> blanca que perforaba el cielo.
--Demuna, ¿No? Viajando por varios lugares, miro muchas cosas. ¡Por eso, sabe todo sobre lo que nadie sabe!
--¿Todo?
--¡Si! ¡Todo!
Eso era el puente de aurora que colgaba en el espacio.
O el mar de arena que creaba espejismos.
O tal vez las ruinas de la antigua era donde no conocían la Magia.
Acompañado de una maliciosa Bruja, un solo hombre iba de aventura por el mundo.
Elfaria dijo que ya lo había leído una vez, sin embargo, como si viera un tesoro que no perdía su color, pasaba
las páginas del libro.
--Especialmente, el más increíble, ¡Es la “luna” y el “sol”!
Will pestañeo repetidamente ante las palabras de Elfaria.
--… ¿”Luna” y “sol”?
--¡Así es! En el verdadero cielo, ¿Sabes? ¡La “luna” y el “sol” están flotando!
--¡¡No puede ser, Elfaria!!
Mirando las manos de Elfaria cuyos ojos brillaban.
Al voltear una página del libro abierto, aparecieron algunas ilustraciones.
Allí había un bote de luz que flotaba en la fría noche.
Allí había una fuente de luz que iluminaba la clara mañana.
La “luna” y el “sol”.
Los esplendorosos símbolos que normalmente miraban hacia abajo a las personas.
Los guardianes de la mañana y la noche.
La gracia de la luz que entregaba sus bendiciones.
Y también, el lugar que los mitos dieron vida.
Will aún no podía leer. Pero en su remplazo, el tono como una campana de Elfaria quien leía en voz alta se lo
transmitió, eso que decía en el libro para Will se sentía como algo fantástico y más misterioso que la “Magia”.
--Algo que está flotando, en el “Cielo” que no conocemos…
Will repentinamente dirigió su mirada hacia arriba.
Allí había una delgada luz con forma de arco similar a una ceja. Si tomaba prestada las palabras del libro de
Elfaria, eso podría llamarse una “luna creciente” (luna de 3 días).
Sin embargo, ahora era la “mañana”.
Faltaba el “sol” y la “luna” no aparecía.
Eso que flotaba sobre sus propias cabezas, no era la “luna” y el “sol” del que el libro hablaba, Will y los demás
lo sabían.
Eso era un “trozo de Magia”.
El guardián del mundo que los cinco más prominentes Magos en esta generación crearon, la <Gran Barrera>.
La “frontera del cielo y la tierra” que heredamos de los grandes fundadores desde la época de la Reina
Demonio.
Y entonces, quizás, claramente.
En el fondo de esa barrera, más allá del “Cielo falso”, existían la “luna” y el “sol”.
Siendo el trono de las <Cinco Varitas Supremas> que gobernaban en la cima, era el pináculo de la Magia a la
que todos los Magos apuntaban.
Llegar hasta la cima de la <Torre>, el significado de llevar el nombre de las <Cinco Varitas Supremas>, la
joven Elfaria aún no lo entendía.
Y Will tampoco.
--¡Entonces, vayamos a verlo juntos!
Sus ojos redondos que rememoraba una gota de hielo azul miraron a Will.
Y entonces sonriendo adorablemente, dio voz a un deseo infantil sin valor.
†
La “promesa” de ese día.
Si dijera que no lo lamentaba, sería una mentira.
Si pudiéramos vivir en el orfanato de Tou-san y lo demás por siempre, probablemente siempre hubiéramos
estado juntos.
Como lo “real”, no deberíamos haber dejado libre por los alrededores a Elfaria que se distinguía a sí misma.
Como un “inútil”, yo, quien sabía que no podía usar Magia, era natural que me arrastrara por la tierra.
Sin importar cuanto lo deseáramos, que nuestras manos se separaran era inevitable.
Elfaria Alvis Serholt.
Ese era su nombre ahora.
Una de las <Magia Vende>, poseyendo la <Alvis Viena> (Varita de la Princesa de Hielo), la Princesa del Hielo
Azul a quien se le permitió grabar en su propio nombre la inscripción de la supremacía.
El inútil Will.
Ese era mi nombre ahora.
Siendo un objetivo de burlas por no poder usar Magia, un rezagado “estudiante sobresaliente solo en lo escrito”.
Divididos por la <Torre>, nuestros caminos dejaron de cruzarse.
Hace 5 años cuando tuvimos nuestra despedida definitiva, la escena de ese día en que la hice llorar, incluso
ahora la veo en sueños. Junto con mi sentimiento de impotencia.
Si queríamos una eternidad para ambos, probablemente no deberíamos haber deseado esa “promesa” en nuestra
niñez.
Aun así.
Aun así.
Aun así—
†
--¡Will! ¡Despierta!
Levante mi rostro hacia la voz que venía desde arriba de mi cabeza.
Cuando nerviosamente limpie mis ojos y mire a mi lado, el profesor Wagner estaba mirándome con sus brazos
cruzados.
--¿¡Hasta cuando estarás en el aula de autoestudio!? ¡Los otros estudiantes ya regresaron!
--Ah… ¡L-Lo siento!
En la amplia aula de autoestudio que se estableció dentro de la Academia, sin duda a parte de mí y Wagner-
sensei, no había nadie más.
Nerviosamente comencé a ordenar las notas y libros de texto que se extendían sobre mi escritorio.
--Cuando pensé que extrañamente no estabas yendo al Calabozo, resulta que estabas durmiendo en un lugar
como este. Santo cielo…
--El examen “escrito” está cerca, así que ayer también me quede estudiando hasta tarde en la noche… Ahaha…
Me reí junto con esa excusa, pero como era de esperar, Wagner-sensei no fue engañado.
Recibiendo su mirada entrecerrada, apresuradamente termine mis preparaciones para regresar a casa.
La empinada cima de la Magia donde solo las personas elegidas podían subir.
Cerca de su parte más alta, en la ventada de la habitación cerca de los pisos más altos, sacando deliberadamente
una silla, incluso ahora ella estaba sentada.
Mi mirada sin duda se encontró con sus ojos azure que abrieron sus parpados lentamente.
Mientras agarraba firmemente los googles que recibí de ella, sonreí.
“Tu tomando la Varita, yo sosteniendo la Espada, juntos vamos a ver el “atardecer”.”
En ese momento, los sentimientos que abrazaba junto contigo, definitivamente no son mentira.
--Es una promesa.
Sí, es una promesa—
Arriba de la torre, ella sonrió.
Mientras que mi piel era acariciada por una gentil briza que fluyo repentinamente desde algún lugar, sentí algo
como eso.