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ALTERITAS, Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos

Año 9, N° 10, 2020, págs. 237–267


ISSN 2309–9887

WARI: SEMÁNTICA, TOPONIMIA Y MITO–CREENCIAS EN EL CENTRO–SUR


ANDINO PERUANO

Néstor Godofredo Taipe Campos


Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga
ngtaipe@yahoo.com
Recibido: 28/02/2020
Aceptado: 20/04/2020
COMO CITAR/CITATION
Taipe, N. (2020). “Wari: Semáñtica, topoñimia y mito–creencias en el centro–sur an-
diño peruaño”. Alteritas. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos(10),
237–267.
Resumen. El artículo estudia la semántica del término wari en el ámbito del centro–sur
andino peruano, analiza la toponimia existente y pone en evidencia la influencia de los
mito–creencias en la praxis social de los sujetos que comparten estas tradiciones. Los
referentes empíricos fueron la tradición oral contemporánea, la información etnohistó-
rica y los diccionarios kichwas y aymaras tempranos. El tipo de investigación fue analí-
tico–sintético e interpretativo–explicativo, con método etnográfico, filológico y herme-
néutico. Como resultado fueron elaborados tres cuadros que presentan la semántica, la
toponimia y la praxis condicionada por los mito–creencias sobre los waris. Con base en
estos cuadros se estableció que wari designa a animales, espacios, objetos, tiempos, un
dios y espíritus andinos. Fue determinada que no existe correspondencia entre el área
de vigencia del dios Wari, la toponimia y el alcance territorial del imperio Wari. Final-
mente, la praxis condicionada por los mito–creencias tiene que ver con 1) los espacios
prohibidos, las transgresiones y sus consecuencias, 2) los contactos indebidos con obje-
tos afines a los waris, 3) los tiempos y las proxemias con los habitáculos de los waris, y
4) el agravio discursivo a la gente antigua; por último, se expone las respuestas cultura-
les frente al daño causado por las transgresiones a los tabúes impuestos.
Palabras clave. Wari. Semántica. Toponimia. Mito. Creencia.
WARI: SEMANTICS, TOPONYMY AND MYTH–BELIEFS IN THE CENTRAL – SOUTHERN PE-
RUVIAN
Abstract. The article studies semantics of the term "wari" in the Peru´s south-central
area, analyzes the toponymy existing and highlights the influence of mythical beliefs on
the social praxis of the social actors who share these traditions. Empirical references
were contemporary oral tradition, ethnohistorical information, and the earliest Kichwa
and Aymara dictionaries. The type of research was analytical-synthetic and interpretive-

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explanatory, with an ethnographic, philological and hermeneutical method. As a result,
three tables were created that present semantics, toponymy, and praxis conditioned by
mythical beliefs about waris. Based on these tables, it was established that wari desig-
nates animals, spaces, objects, times, a god and Andean spirits. It was determined that
there isn´t correspondence between the validity area of the god Wari, the toponymy and
the territorial scope of the Wari empire. Finally, the praxis conditioned by the myth-be-
liefs has to do with 1) the prohibited spaces, the transgressions and their consequences,
2) the inappropriate contacts to objects related to the waris, 3) the times and the prob-
lems with the habitats of the waris, and 4) the discursive grievance to ancient peoples;
finally, cultural responses to the harm caused by transgressions to imposed taboos are
exposed.
Keywords. Wari. Semantics. Place names. Myth. Belief.

Introducción
Existen descripciones aisladas sobre la semántica del término wari que van desde el
nombre de un imperio andino prehispánico y sus sitios arqueológicos, hasta un com-
plejo toponímico, deidades y seres espirituales, nombre de algunos animales, la referen-
cia a un tiempo primordial y un tipo de enfermedad. Por tanto, a partir de las tradiciones
orales de los kichwas (quechuas) contemporáneos del centro–sur andino peruano (Ju-
nín, Huancavelica y Ayacucho), interesa construir una aproximación que conjunte siste-
máticamente a los significados de wari, teniendo en cuenta sus usos en contextos tem-
porales diferentes.
En un entorno social y lingüístico, donde wari generalmente está asociado al impe-
rio andino prehispánico, a los sitios arqueológicos y a otros aspectos relacionados con
estos, se hace necesario esclarecer la polisemia de este término y proyectarlo en su real
riqueza y complejidad.
Wari es un sustantivo propio y común. Un recuento diacrónico hace notar que fue
escrito como wari, huari, uari, vari, guari, guare, huali y lari. Las diferencias aludidas son
explicadas porque la estandarización de la escritura kichwa y aymara fue tardía.
C. de Molina (2010) le dio una connotación de lo primigenio, lo antiguo y prece-
dente de una dañza (“Taqui Guari”); P. I. de Arriaga (1621) refirió coñ “huari” a uña
“huaca”, a uñ “gigañte”, a los primeros pobladores y a uña etñia; Cieza de León (1922)
describió al río “Viñaque” doñde estuvo la “añtigualla” coñocida hoy como la ciudad ar-
queológica de Wari en Ayacucho. Gvaman Poma (1980a) lo reseñó como a la gente de
las dos primeras edades de indios y refirió también de hombres blancos y barbados y de
gigantes. En contraste, algunos estudios contemporáneos asociaron a los waris con los
hintilis (gentiles) (Ansión, 1987; Muñoz, 2015; Vivanco, 2004).1
Por su parte, los arqueólogos Mario Benavides (1984), Luis Lumbreras (2007), Wi-
lliam Isbell (2010), José Ochatoma y Martha Cabrera (2001) y muchos otros, describie-
ron a Wari en su mayoría solo como la denominación del imperio andino, la ciudad ca-
pital del mismo y para referir a los pobladores y todo lo relacionado con ellos.
Desde la etnohistoria, la antropología y la literatura puedo mencionar a los trabajos
realizados por W. Espinoza (2019), Luis E. Valcárcel (2016), E. González y F. Rivera

1Los vocablos con negrita y cursiva son palabras castellanas quechuizadas o combinaciones de castellano
con quechua.

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(2014), Urbano Muñoz (2015) y algunos tradicionalistas ayacuchanos como J. Peralta,
N. Cabrera y S. Cavero y otros que han referido a wari (Muñoz, 2018). Quizá los estudios
de P. Duviols (2016a) sean los más sistemáticos sobre la polisemia del término wari.
La contribución de los lingüistas C. Itier (2012), G. Taylor (2011) y A. Torero (2011)
son importantes. Wari provendría de la palabra waray que por moñotopgacióñ “ay” se
coñvirtió eñ “i”; es decir waray devino en wari. Waray es el amanecer, es el mismo Sol;
por tanto, wari es equivalente al Sol (Torero, 2011; Itier, 2012). Hasta ahora en quechua
wanka se dice todavía walakama como equivaleñte de “hasta el ñuevo amañecer”.
Otros aportes provienen de los léxicos, vocabularios y gramáticas kichwas y ayma-
ras tempranos elaborados por D. de Santo Thomas (1560), D. González Holguín (1608),
L. Bertonio (1879a), los Franciscanos (1905) y los jesuitas anónimos (1586; 1603;
1614).
Como se puede apreciar, la aproximación al tema elegido es bastante rica y com-
pleja. Este panorama fue otro elemento a favor de la justificación de la investigación. Y,
como anoté, fueron varias las perspectivas disciplinarias y distintos los autores que ha-
blaron del término wari, entre los que he identificado a cronistas hispanos e indígenas;
a lexicógrafos, etnohistoriadores, antropólogos, arqueólogos y etnógrafos. A lo anterior
hay que añadir a los especialistas en medicina tradicional andina, porque en alguna de
sus acepciones, los waris son causantes de ciertas enfermedades.
Los antecedentes referidos me dejaron en condición de plantear tres preguntas:
¿Cuál es la semántica del término wari en una perspectiva diacrónica en el ámbito del
centro–sur andino peruano? ¿Es absoluta la relación entre la toponimia, el área del dios
Wari y los sitios arqueológicos waris? ¿Cómo influyen los mitos–creencias en la praxis
social de los sujetos que comparten las tradiciones sobre los waris?
Condicionado por las interrogantes formuladas, los objetivos de investigación fue-
ron, primero, estudiar la semántica del término wari en épocas diferentes entre los an-
dinos coetáneos del centro–sur peruano; segundo, analizar la toponimia andina wari y
su correlación con el área del dios Wari y los sitios arqueológicos waris; tercero, poner
en evidencia la influencia de los mito–creencias en la praxis social de los sujetos que
comparten las tradiciones sobre los waris.

Material y métodos
La investigación fue etnográfica, filológica y hermenéutica, basada en fuentes primarias
y secundarias. El referente empírico de estudio fue la tradición oral (mitos y creencias)
obtenida entre los kichwa (quechua) hablantes actuales del centro–sur andino peruano.
En Junín registré datos en las zonas este y sur del valle del Wankamayu (Mantaro); en
Huancavelica hice trabajo de campo en Colcabamba, Salcahuasi y San Marcos de Rocchac
(Tayacaja). Los informantes ayacuchanos fueron de Huanca Sancos, Cangallo y Hua-
manga. A lo anterior se añadió la información obtenida por los etnógrafos, etnohistoria-
dores, arqueólogos, cronistas y los primeros vocabularios kichwas y aymaras; por tanto,
la investigación hizo referencia a los usos de este vocablo más allá del escenario demar-
cado.
Las técnicas fueron la concentración de información primaria y secundaria. En el
primer caso realicé entrevistas semiestructuradas en kichwa y luego fueron traducidas
al español y, en el segundo, hice la concentración de datos explorando el documental
diverso existente.

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Las consideraciones éticas tuvieron que ver básicamente con el respeto a la voz del
“otro”, doñde el iñvestigador evitó juzgar o adjetivar a los datos. La ñeutralidad garan-
tizó que se estudie objetivamente al dato que vieñe del “otro” y ño lo que el iñvestigador
considere o crea que sepa sobre el objeto de estudio. Antes de realizar las entrevistas,
fueron explicadas a las personas las razones de la investigación y se tuvo sus consenti-
mientos para grabar y hacer un registro fotográfico.
Por último, la ruta recorrida para el tratamiento de los datos obtenidos fue: Acopio
de iñformacióñ → Ordeñamieñto y clasificacióñ → Añálisis → Iñterpretacióñ → Síñtesis
→ Exposicióñ.

1. Semántica del término wari


En este apartado expongo, primero, las formas como fueron escritos el término wari y,
segundo, desarrollo la semántica compleja del vocablo entre los kichwas y aymaras en
épocas diferentes.
1.1. Formas del término wari
La revisión de las fuentes antiguas (los primeros diccionarios kichwas y aymaras y las
crónicas tempranas), además de la literatura etnohistórica y etnográfica contemporá-
nea, ha arrojado que el vocablo estudiado fue registrado de ocho formas diferentes: wari,
huari, uari, vari, guari, guare, huali y lari, los mismos que están sistematizados en la pri-
mera columna del cuadro siguiente:
Cuadro N° 1: Formas y significados del término wari.
FORMAS SIGNIFICADOS IDIOMAS FUENTES
Huari vicuũa Animal salvaje. Aymara (Bertonio, 1879a).
Uari Vicuña. Aymara (Franciscanos, 1905).
Wari “Vicuña; color beige” (p. 245). Aymara (Carbajal y otros, 2001).
Huari caura Hijo de alpaca, y camero raso. Aymara (Bertonio, 1879a).
Cruce de la llama con la alpaca denominado
Wari QII C (AMLQ, 2015).
warisu.
Wari paqo- Pacocha híbrida, resultante del cruce de al-
QII C (AMLQ, 2015).
cha paca y llama.
Warillama Hijo de alpaca y llama. QII C Registro de trabajo de campo.
Camélido producto del cruce de alpaca hem-
Warisu QII C (AMLQ, 2015).
bra y llama macho.
Warisu Wanaco macho. QII C (AMLQ, 2015).
Wari shauca Muca y armadillo. QI (Weber y otros, 1998).
“Lechuzas, tucus, uscos, tordos, culebras y
Guaris QI (Duviols, 2016a).
guachaos”.
Lari o wari Monstruo en forma de gato. QI (Duviols, 2016a).
Wari “Autóctoño, primitivo, oriuñdo”. Aymara (AMLQ, 2015).
Huari “Llaqtayoq”, ñatural de aquel pueblo. LG (Arriaga, 1621).
Huaripampa Llanura de vicuñas. LG (Franciscanos, 1905).
Huari Guarida, cueva, escondite de animales. LG Parker y Chávez (Itier, 2012).
Lugar de entierros antiguos. Sin. Gentil o
Huali QI (Castro, 2005).
Shintil.
Huari / Vina- “Añtigualla” hecha por gente barbada y
(Cieza de León, 1922).
que blanca anteriores a los incas.
Guaribilca Fuente con tres molles sagrados. QI (Cieza de León, 1922).

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Guare “La proviñcia de Guare”. QI (Vázquez de Espinosa, 1948).
Huari kara Soga de nervios de vicuña. Aymara (Bertonio, 1879b).
“Líquido, no espesso: Dizese de maҫamorras,
Huari Aymara (Bertonio, 1879a)
y cosas assi”.
Huari Muy líquido. Aymara (Bertonio, 1879a).
Una olla cerámica adornada hecha por los
Wari manka QI (Weber y otros, 1998).
antiguos.
“Pescuezo de vicuña”. Yerba cabelluda color
Guariconca LG (Cobo, 1890).
blanco contra la tos.
Huari kasaa Tiempo de grande hielo. Aymara (Bertonio, 1879a).
Wari Dañino, funesto (como las heladas). QII C (AMLQ, 2015).
Huari Gente del tiempo antiguo. LG (Itier, 2012; Duviols, 2016a).
Vari/uiraco-
“Primer yñdio deste rreyño”. LG (Gvaman Poma, 1615).
cha runa
Uari runa “Que desceñdió de Noé del diluvio”. LG (Gvaman Poma, 1980a).
Huariruma Tercer hijo de Pariacaca. LG (¿Tomás?, 2008).
Huaris Primeros pobladores gigantes. LG (Arriaga, 1621).
Huari Primeros pobladores gigantes. LG (Calancha, 1638).
Wari Waris Gigantes de tiempos remotos. Aymara (Oblitas, 1963).
Warirunas o
Gigantes de tiempos remotos. Aymara (Oblitas, 1963).
warilajas
Warilaja “Gigañte”. Aymara (Carbajal y otros, 2001).
Huari Primera danza realizada por Manqu Qhapaq. LG (Molina, 1943/1574).
Huari Taki del Qhapaq Raymi en el warachikuy. LG (Molina, 1943/1574).
Danza practicada en el Qhapaq Raymi en el
Taqui guari cual los hijos de la ñobleza iñqa se “armabañ LG (Cobo, 1890).
caballeros”.
Wari Canto o canción utilizada en el warachikuy. QII C (AMLQ, 2015).
Ttonapa Va-
Wiracocha. LG (Santacruz Pachacuti, 1879).
rivillca
Huari Dios creador agrícola. QI (Duviols, 2016a)
Huari Divinidad agrícola. LG (Itier, 2012).
Huari El Sol. LG Torero (Itier, 2012).
Huari Dios de las fuerzas. LG (Arriaga, 1621).
Huari Héroe cultural. QI (Duviols, 2016a).
Wariruna Hombre rubio con cuerpo de vicuña. Aymara (Oblitas, 1963).
Wari Espíritu maligno. QII C (AMLQ, 2015)–
Huari Machu, mallki o gentil. LG (Duviols, 2016a).
Huari Enfermedad de huesos. LG (Duviols, 2016a).
Huari Aire mefítico. QI (Duviols, 2016a).
Huari pukyu Huari que está en el agua. LG (Duviols, 2016a).
Huari rumi Huari que está en la piedra. LG (Duviols, 2016a).
Huari qaqa Huari que está en los precipicios. LG (Duviols, 2016a).

Expuesto las formas como fueron escritas, los idiomas a los que pertenecen y las
fuentes de las cuales fueron obtenidas la información, ahora me ocuparé de los signifi-
cados de este vocablo.
1.2. Polisemia diversa y compleja de wari

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De acuerdo con la información proyectada por la segunda columna del cuadro 1, el vo-
cablo wari presenta una semántica diversa y compleja. Esta semántica puede ser agru-
pada como nombre de ciertos animales, de varios tipos de espacios, de ciertos objetos,
del tiempo, de lo primitivo o antiguo relacionado con gigantes, de lo primitivo relacio-
ñado coñ el origeñ “del taqui llamado guari”, de uñ dios añdiño y uñ héroe cultural y de
referencia a un espíritu. Desarrollo lo afirmado:
1.2.1. Wari como nombre de ciertos animales
“Huari” (wari eñ kichwa) y “uari” (en aymara) refieren a la vicuña (Franciscanos, 1905)
y a las vicuñas salvajes (Bertonio, 1879a). “Huari caura” es el “hijo de alpaca, y carñero
raso” (Bertonio, 1879a: 159). Carbajal y otros (2001), además de darles la significación
de “huari” por vicuña, les dieron a este término el sentido de color beige. La AMLQ
(2015) señaló que wari es el cruce de una llama macho con una alpaca hembra y es de-
nominado warisu; en cambio el cruce de una alpaca macho con una llama hembra es
denominado waripaqucha; este mismo animal en algunas zonas de Ayacucho es deno-
minado warillama. Además, warisu es también el nombre del “wañaco macho” (urqu wa-
naku) (AMLQ, 2015).
Por el ñorte, J. C. Tello reportó que “lari o wari” es uñ moñstruo iñvocado por el brujo
eñ la laguña y se “preseñta eñ forma de uñ gato de cuyos ojos y pelos se despreñdeñ
ráfagas de fuego” (Duviols, 2016a: 84).
En Cajatambo, los “guaris” podíañ trañsformarse eñ “lechuzas, tucus [tukukuna], us-
cos [usqukuna], tordos, culebras y guachaos [wachwakuna]”. Del cañto de esas aves los
campesiños temíañ porque creíañ que los “guaris” se comían a la gente o que han de
morir (Duviols, 2016a).
Eñ la selva alta adquiere otra coññotacióñ, así “warishauca” en kichwa del Huallaga
(QI) refiere a la muca o zarigüeya (qarachupa en QII C) y al armadillo (kirkinchu en QII
C) (Weber y otros, 1998).
1.2.2. Wari como denominación de varios tipos de espacios
Wari indica a la autoctonía (AMLQ, 2015), al natural de un pueblo y al llaqtayuq (Arriaga,
1621). “Huari” en los Andes norteños era la etnia agrícola cuyo dios fue el Sol que se
oponía complementariamente a los llacuaces (llakuashkuna) pastores advenedizos cuyo
dios era Libiac (Duviols, 2016a). Según W. Espinoza (2019), los “huari” se jactabañ de
haber venido de Puquinaqucha (lago Titicaca) y se establecieron en los aledaños de la
cordillera de Huayhuash; en contraste, los llacuaces se jactaban de haber venido de la
meseta de Pumpu o Bombón donde está el Chinchayqucha (lago de Junín).
Los Franciscanos (1905) anotaron que wari es la llanura donde viven las vicuñas;
en cambio, Parker y Chávez (Itier, 2012) afirmaroñ que “huari” son las guaridas, cuevas
y escondites de los animales. En Anan Wanka me ilustraroñ que “Huarisca” vieñe de
walisha que significaría escondite. Por su parte, H. Castro Pozo (1979) añotó que “huali”
(en wanka) refiere a los lugares de entierros antiguos de los shintilis (gentiles).
Pienso que es pertinente ubicar aquí a Wari (Ayacucho) como ciudad capital del
imperio del mismo nombre (700 – 1100 ñ. e.) o “Cultura Wari” como J. C. Tello (1970) la
denominó primigeniamente por el año 1931 (fotografía 1). P. Cieza de León describió al
río Vinaque: “[…] adoñde estáñ

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Fotografía 1: Centro ceremonial y mausoleos en el sitio arqueológico Wari, Ayacucho
(Néstor Taipe, 2019).

Fotografía 2: Molles sagrados en el templo Wariwillka y junto a Waripukyu en Huancán – Huan-


cayo
(Ecoperuana.wordpress.com, 2014).

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unos grandes y muy antiquísimos edificios, que cierto, según están gastados y ruinados,
deben de haber pasado por ellos muchas edades. Preguntado a los indios comarcanos
quién hizo aquella antigualla, responden que otras gentes barbadas y blancas como no-
sotros, los cuales, muchos tiempos antes que los ingas reinasen, dicen que vinieron a
estas partes e hicieroñ allí su morada” (1922: 283–284).
Fueron P. de Rivera y A. de Chaves (1879) los que precisaron que el río Yucay, al
juntársele con el Guatata y el que va de Guamanga, toma el nombre de Uniaca que en
leñgua de los iñdios es “crece”; pero después describieroñ al valle “Viñaca” eñ el que
todos los ríos van juntos. En el kichwa contemporáñeo “crece” (wiñan) es una
conjugación de tercera persona y tiempo presente de wiñay (crecer). Por la forma como
lo describieron debió tratarse de wiñaq (/el que crece/; es decir, “el río que crece”), pero
fue añotado como “Viñaque”, “Uniaca” y “Viñaca”.
Waripukyu es una fuente (paqarina) ubicada al sur del valle del Wankamayu, del
cual salieron un varóñ y uña mujer llamada “Urochombe” (Uruchumpi) de quienes pro-
cedeñ los wañkas. “Añtiguameñte –anotó Cieza de León–, cabe la fuente ya dicha edifi-
caron un templo, a quien llamaban Guaribilca; yo lo vi; y junto a él estaban tres o cuatro
árboles llamados molles, como grañdes ñogales. A éstos teñíañ por sagrados […]” (1922:
276). Si entre los recuerdos de Cieza de León no aparece el nombre del varón, Santacruz
Pachacuti (1879) añotó que se trató de “Atay ymapuranicapya” que habría sido uñ iñdio
wañka que “forñicó” coñ la “guaca hembra” (Uruchumpi).
Con la información anterior, C. Villanes (1978) postuló que “Atayimapurankapia”
(Tayta) y Uruchumpi (Mama) nacieron de Waripukyu (manantial creado por el dios
Wariwillka). De esta pareja descendieron los wankas, en cuyo honor construyeron el
templo “Guaribilca” (Wariwillka). Un día regresó el dios Wariwillka y su mujer persegui-
dos por sus enemigos y se hundieron en la tierra en el centro del templo y de sus cuerpos
brotaron los dos molles sagrados que hasta hoy existen junto a Waripukyu (fotografía
2).
Auñ cuañdo más adelañte veremos sobre los topóñimos, diré que “Guare” es uñ re-
gistro realizado por Vázquez de Espinoza (1948) sobre la provincia ancashina que en
otras añotacioñes aparece como “Huari”.
El trabajo de campo permitió identificar que, en Junín, Huancavelica y Ayacucho
contemporáneos, wari refiere a las fuentes, rocas, cuevas húmedas y lugares pantanosos
asociados todos ellos con colores oxidados.
1.2.3. Wari como nombre de ciertos objetos
Eñ aymara “huarikara” o “huari kara” es uña soga hecha coñ los ñervios de la vicuña
(Bertonio, 1879a; Bertonio, 1879b).
“Huari” en aymara refiere a lo muy líquido, lo líquido, lo no espeso como las maza-
morras (Bertonio, 1879b). “Huariaca” refiere a la chicha de maíz fermentada (Paz
Soldan, 1877). Eñ efecto “aca”, aqa y aswa sigñificañ chicha. Eñtoñces “huariaca” puede
ser el equivalente de ñawin aqa o la primera porción de chicha sacada de la vasija y que
generalmente tiene uso en los rituales propiciatorios, curativos y mortuorios.
Eñ el quechua del Huallaga, “wari mañca” (wari manka) alude a “uña olla cerámica
adorñada hecha por los añtiguos” (Weber y otros, 1998: 329).
Por su parte, B. Cobo (1890) anotó que “Guaricoñca” (Warikunka, Gnaphalium dom-
beyanum) o “pescuezo de vicuña” es uña yerba cabelluda de color blañco, de tempera-
mento caliente y húmedo que los indios tomaban contra la tos, actuando como un

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expectorante, aliviando del asma y limpiando las llagas de los pulmones.
Por los alrededores del complejo arqueológico Wari en Ayacucho, los campesinos
denominan waritullu a los restos óseos de dicha gente que, según sus creencias, su con-
tacto enferma y, por tanto, es muy temida (Muñoz, 2015).
1.2.4. Wari como nominación del tiempo
Huari kasaa en aymara es época de grandes heladas que ni siguiera los camélidos andi-
nos pueden soportarlos (Bertonio, 1879b). Wari es también un adjetivo que refiere a lo
dañino y funesto (AMLQ, 2015) como las épocas de grandes heladas, los lugares y los
objetos que dañan a la salud de las personas.
Wari refiere a los primeros pobladores (Calancha, Coronica moralizada del orden
de San Avgvstin en el Perv, con svcesos egenplares en esta monarqvia, 1638), a la gente
del tiempo antiguo (Itier, 2012), a lo primitivo (AMLQ, 2015). Los occidentales llamaron
geñéricameñte de “geñtil” (hintil) a todo runa prehispánico; es decir, a toda la gente
aborigen antigua.
Gvamañ Poma habló de “Uari Uira Cocha Runa y de Uari Runa y de Purun Runa y de
Auca Runa hasta el tiempo de los Yngas” (1980a: 179). De modo específico refirió a las
cuatro primeras como “edades”. Segúñ F. Pease (1980), la última puede incluir a los
“Yñgas”. P. Duviols (1980) escribió que, para Guaman Poma, dios trajo a dos españoles
que salieron del arca de Noé. Entonces el primer hombre en estas tierras fue un español
llamado Viracocha. A partir de estos vástagos se originaron las cuatro edades de indios.
La primera generación se llamaba Viracocharuna (“los hombres de Viracocha”) y,
porque el primer español fue Viracocha, el primer indio fue llamado Variviracocharuna
(Duviols, 1980). La seguñga geñeracióñ fueroñ los “Uari Runa –unos dizen que estos
fueron gigantes–” (Gvaman Poma, 1980b: 854).
En contraste, en la mitología huarochirana prehispánica, Huariruna fue el tercer hijo
de Pariacaca, uno de los vencedores de los yunkas, que refiere a los indios naturales de
los llanos o de tierras calurosas (Valera, 2018). Por tanto, Huariruna estuvo relacionado
con el rayo, el granizo, la lluvia y los vientos, elementos estos con los que su padre Paria-
caca venció a Huallallo Carhuincho (¿Tomás?, 2008).
1.2.5. Wari como lo primitivo o antiguo relacionado con gigantes
Wariruna y warilaja en aymara significa gigante. Los cronistas Arriaga (1621), Calancha
(1638) y Gvaman Poma (1980a) escribieron que los waris fueron los primeros poblado-
res gigantes de estas tierras. Tenemos también que W. Espinoza (2019) describió que la
Carta annua de 1627 corroboró el mito de que los “huari” fueroñ gigañtes que edificaroñ
aposentos muy enormes con techos de una sola gran piedra que lo cubrían todo.
Más tardíamente, E. Oblitas identificó que, eñtre los callawayas (Bolivia), los “Wari
Waris” fueroñ uños “gigañtes que vivieroñ eñ tiempos remotos (chchamacpachá)”
(1963: 66), después precisó que los warirunas o warilajas “coñstruyeroñ grañdes edifi-
caciones en la cordillera de Akhamani, quebrada de Laura y Tuana y otros lugares con-
vertidos hoy eñ bosques y laguñas” (1963: 89).
Por su parte, U. Muñoz (2015) registró que los campesinos ayacuchanos describie-
ron a los waris como hombres sabios, con tecnologías y poderes extraordinarios, que
podían manejar y hacer caminar a las piedras a su antojo. Además, expuso que se trataba
de gente más sana y longeva por su alimentación natural.

245 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
1.2.6. Wari como lo primitivo relacionado con el origen del “taqui guari”
Según C. de Molina (2010) y B. Cobo (1956), guari taqui (wari taki) refiere a la danza
primera realizada por Manqu Qhapaq inmediatamente después de salir del Paqariqta-
mpu, y que luego se instituyó para que sea realizada en cada Qhapaq Raymi, durante el
ritual de paso denominado warachikuy, proceso por el cual los hijos de la nobleza inqa
eran declarados guerreros–capitañes o se “armabañ caballeros”.
C. Molina registró que esta danza le fue dado por Viracocha a Mañqu Qhapaq “para
que lo cantara en esta fiesta y eñ ñiñguña otra” (2010: 83). Lo anterior nos pone frente
al arquetipo mítico de esta danza, porque proviene del propio dios andino; entonces
toda danza es un ritual y todo ritual tiene un precedente mítico.
1.2.7. Wari como un dios andino y héroe cultural
El imperio andino Wari, perteneciente al Horizonte Medio (700–1100 n. e.), a partir de
Vinaque o Uniaca en Ayacucho, se expandió en una extensión considerable, su alcance
por los Andes meridionales llegó hasta Cusco, Arequipa y Moquegua y por los Andes
septentrionales ostentó presencia en Lambayeque y Cajamarca. El dios Wari o dios de
los Báculos es el Sol antropomorfizado, cuya cabeza tiene por rayos solares a cóndores,
pumas y serpientes tal como se puede apreciar en la fotografía 3. En esta vasija se puede
notar junto a las azas dos plantas con mazorcas de maíz y otras dos mazorcas en direc-
ción de los ángulos superiores del rostro, lo que lo indica que se trató de un dios agrícola.
Según Santacruz de Pachacuti (1879), los wañkas dijeroñ que “Ttoñapa Varivillca”
(Tunapa Wariwillka) estuvo por esas tierras. El cronista identificó a Tunapa con Viraco-
cha y con Santo Thomás. En el valle del Wankamayu, Tunapa hizo su morada, por esta
razón, Qhapaq Yupanqui habría ordenado hubiese servicios y repararos en ella. Esta
casa estuvo al pie de un cerro y al lado de un río ubicado como entrando del sur hacia el
valle de Xauxa. Obviamente, esta relación refiere al templo Wariwillka.

Fotografía 3: Dios Wari o


dios de los Báculos (Museo
Nacional de Arqueología,
Antropología e Historia del
Perú).

Por otra parte, Wari fue una deidad de las etnias que hacían cultivos de maíz con

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬246
riego; por tanto, era una divinidad agrícola opuesta a Libiac considerada divinidad de
los pastores–guerreros (Duviols, 2016a). En este último caso hay identificación con el
propio Sol, ya que waray significa amanecer, vocablo que devino por monotopgación en
wari (“ay” deviño eñ “i”). Después wari, por metátesis, devino en wira que dará lugar al
sustantivo Wiraqucha (Wiracocha o Viracocha), la metátesis explica el cambio de posi-
cióñ de dos vocales eñ uña misma palabra: “a” e “i” permutaroñ eñ “i” y “a” (wari=wira)
(Itier, 2012).
En Conchucos (Ancash), por el s. XVII, fue registrado que el Wari no comía, pero pe-
día sacrificios en las casas y chacras y recorría al mundo en forma de hombres, culebras
y aires llevando enfermedades (Duviols, 2016a).
Wari fue conocido también como el dios de las fuerzas (Arriaga, 1621). Sin embargo,
esta cualidad estuvo más relacionada con wari como héroe cultural. Así, J. C. Tello pun-
tualizó que Wari construyó las represas y los canales de irrigación de la pasada prospe-
ridad agrícola; resolvió los conflictos por las tierras, puso muros, repartió las tierras y
aguas para riego. Podría tratarse de un antepasado mítico (un hombre–waka) que se
petrificó o más bien habitó una piedra llamada wanka. Dicen que ellos crearon los ma-
nantiales y las lagunas; que trajeron las plantas de cultivo como el maíz, las papas y la
coca; y afirmaban que era el esposo de la diosa maíz o la saramama (Duviols, 2016a).
Los warirunas entre los callawayas bolivianos fueron animales míticos, eran hombres
rubios con cuerpos de vicuña. Creyeron que las personas que los veían se convertían en
piedras, árboles o manantiales. Unos afirmaban que fueron de tamaño normal y otros que
eran gigantes y de fuerza descomunal. Refirieron que se consideraban hijos del Sol y que
por esa razón eran rubios. La causa de su transformación en vicuñas fue el querer conver-
tirse en dioses, por tanto, los machulas Akhamani, Sunchulli, Tuana y otros los castigaron
(Oblitas, 1963).
1.2.8. Wari como referencia a un espíritu
Wari significa asimismo espíritu maligno, dañino y funesto, que puede enfermar y pro-
vocar la muerte de animales y personas que profanan los tiempos, espacios y objetos
sagrados. Un grupo de informantes y los registros realizados en Ayacucho por Perroud
y Chouvenc identificaron a los waris como espíritus malignos y que están en el agua
(waripukyu), en las rocas (warirumi), en los precipicios (wariqaqa) y en las cuevas hú-
medas o con restos de humanos antiguos (warimachay) (Duviols, 2016a; Castro Pozo,
1979); otro grupo lo identifica como espíritus que habitan los pantanos, los ríos, las la-
gunas (fotografías 4 y 5) y los árboles viejos (fotografía 2). Como espíritu adopta las for-
mas de mujer y hombre. La primera puede encantar y devorar a los varones. El segundo
puede penetrar en las mujeres y provocar falsos embarazos y, en otros casos, a las mu-
jeres las hace parir peces, cerdos y batracios, también las puede hacer orinar chirapa (de
colores)2.
El wari, tanto en sentido de objetos como en el de espíritus, enferma a las personas,
les provoca “daño”, llagas, sarpullidos, “alcañzo” y “chapla”. Cuañdo el wari es hintil, en-
tonces el contacto con sus huesos puede enfermar y provocar la muerte. Lo anterior da
lugar, como por el callejón de Conchucos, a que “huari” sea también el aire mefítico que
se

2Los falsos embarazos no solo los provocan los waris sino también otros seres místicos como los duendes
que habitan las acequias, los ríos, los arroyos y los manantiales (Millones, L. y R. Mayer, 2019a).

247 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
Fotografía 4: Río Wari (S.M. de Rocchac). El wari habita en el río y las rocas (M. Laurente, 2014).

Fotografía 5: Laguna de Wari o Quchapata en S.M. de Rocchac, Tayacaja (N. Taipe, 2004).

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬248
desprende cuando excavan las “huacas” de los añtepasados (Duviols, 2016a). Este aire o
gas eñ Juñíñ, Huañcavelica y Ayacucho es coñocido como “añtimoñio” que, de acuerdo a
los registros de Takahiro Kato (1991), en el valle del Wankamayu, a los que buscan te-
soros preinqas e inqas (incas) y lo ingieren, los puede matar, volverlos ciegos, sordos o
mudos; además, anotó T. Kato, el antimonio puede transformarse en vicuñas, caballos,
escorpiones y otros animales.
Del mismo modo, en algunos pueblos del sur de Ayacucho, creen todavía que el
waripukyu transforma a los cabellos de las mujeres en pequeñas víboras. Esta creencia
es compartida con los pueblos meridionales de Tayacaja. Aquí es pertinente recordar
que la serpiente simboliza al agua (como ríos y avenidas) y al arco iris, pero está también
conformando los rayos del dios Wari o de los Báculos junto a los cóndores y pumas (fo-
tografía 3).
En el suroeste del valle del Wankamayu, como reportó M. Pardo (2017), en San-
tiago León de Chongos Bajo, el wali fue visto por una lugareña junto a unos saúcos viejos
como una mujer con vestidos viejos. La informante, después de sentarse en una piedra
grande enfermó, los vecinos le dijeron que era el wali y fue tratada por un curandero.
Días después volvió a ver a aquella mujer y luego murieroñ sus añimales como “aplasta-
dos por algo”. El seguñdo caso ñarrado por M. Pardo refiere a uñ joveñ que, eñ el distrito
de Tres de Diciembre, podó las ramas de un viejo molle y luego enfermó hinchándose el
rostro y el cuello y le
apareció una rara granulación y tuvo fiebre alta. El joven fue tratado y sanado también
por otro curador.
En esta parte del valle del Wankamayu, según mencionó M. Pardo (2017), se cree
que los walis son espíritus de gente antigua que moran en los troncos de árboles viejos
como los saúcos, molles, quishuares, quinuales, alisos y guindos; pero también pueden
habitar las peñas, los puquiales, las escarpas rocosas y hasta los saltos de agua. Estos
espíritus despiertan en luna llena y vagan por los campos y los caminos, se materializan
como vientecitos o aliento de la tierra, en forma de manchas o sombras nocturnas y
hasta como lenguas de fuego.
M. Pardo informó que los chonguinos tienen una especie de mapa mental de los
lugares con wali y saben que no pueden acercarse a ellos sin antes haber cumplido algu-
ñas prescripcioñes culturales que los proteja del “daño” que pueda causar eñ la salud de
las personas.

2. Toponimia, deidad y sitios arqueológicos waris


En este apartado expongo primero, la toponimia andina wari en el ámbito peruano y,
segundo, su correlación con el área del dios Wari y los sitios arqueológicos waris, ade-
más realizo una descripción breve de cinco lugares con este nombre.
2.1. Toponimia wari en el ámbito peruano
La revisión del Diccionario geográfico estadístico del Perú de M. F. Paz Soldan (1877), el
Diccionario geográfico del Perú de G. Stiglich (2013) y el registro del trabajo de campo
que añadí, arrojó el resultado de 163 topónimos en 16 departamentos (ver cuadro 2 en
el anexo 1): 2 en Amazonas referidos a chacras; 28 en Ancash referidos a divisiones te-
rritoriales, terrenos, cerros con nevados, caseríos, aldeas, fundos, quebradas, pastizales
y ríos; 3 en Apurímac referidos a dos aldeas y una estancia; 6 en Arequipa referidos a

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aldeas, haciendas, terrenos y un nevado; 7 en Ayacucho referidos a un caserío, una es-
tancia, una hacienda, un terreno, una meseta, una quebrada y un lugar; 3 en Cajamarca
referidos a una vertiente, un caserío y una aldea; 5 en Cusco referidos a una meseta, un
cerro, un fundo y dos chacra; 27 en Huancavelica referidos a un distrito, haciendas, po-
blados, caseríos, terrenos, llanuras, cuevas, comunidades, aldeas, lagunas, quebradas y
ríos; 10 en Huánuco referidos a chacras, fundos, haciendas y caseríos; 27 en Junín refe-
ridos a fundos, aldeas, caseríos, distritos, villas, haciendas, molinos, terrenos, cerros y
cordilleras; 6 en La Libertad referidos a chacras, aldeas y cerros; 9 en Lima referidos a
aldeas, haciendas, caserío, chacra y quebrada; un caserío y una aldea en Moquegua; 4 en
Piura referidos a dos aldeas, una hacienda y una laguna; 22 en Puno referidos a tambos,
aldeas, tierras, fincas, llanuras, manantiales, estancias, caseríos y fundos; finalmente, un
caserío en Tacna.
2.2. Áreas del dios wari, de la toponimia y los sitios arqueológicos
C. Itier contribuyó a construir una proyección del área en el que tuvo vigencia el dios
Wari, y el cuadro 2 permite determinar que no necesariamente existe correlación entre
el área anterior, los sitios arqueológicos y la toponimia wari.
2.2.1. El área del dios Wari
Al hacer una comparación de las funciones culturales de las deidades añálogos: “Viraco-
cha”, “Huari” y “Huichama”, C. Itier (2012) describió que el área que el dios “Huari” com-
prendió fue Conchucos y Cajatambo; Huánuco; Huancabamba; Huancas; Ancash; Oyón,
Canta y Yauyos (en Lima); Tarma y Huancayo (en Junín); Recuay y Conchucos (en Huá-
nuco norte), Canta y Huancas (en el sur); Angaraes, Chocorbos, Vilcas, Lucanas, Soras y
Chancas (por el centro–sur).
Los datos anteriores comparados con la toponimia del cuadro 2 son diferentes, esta
última abarca mayor extensión territorial llegando hasta Amazonas y Piura en el norte
y Tacna por el Sur (Paz Soldan, 1877; Stiglich, 2013). La arqueología ha establecido que
el antiguo imperio Wari se expandió en una extensión considerable y su alcance por los
Andes sureños habría llegado hasta Cusco, Arequipa y Moquegua y por el norte habría
tenido presencia en Lambayeque y Cajamarca.
Además, como se pudo notar en el cuatro 2, Ancash (28), Junín (27), Huancavelica
(27), Puno (22), Huánuco (10), Lima (9) y Ayacucho (7) son los que presentan mayor
número de topónimos wari. Sin embargo, debemos tener presente que la toponimia y
los asentamientos waris no necesariamente coinciden. En el ámbito ayacuchano apenas
aparecen 7 toponimias registradas entre Paz Soldan (1877) y G. Stiglich (2013); sin em-
bargo, J. L. Soto (2019), arqueólogo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Aya-
cucho, registró 61 sitios arqueológicos correspondientes al Horizonte Medio (Wari) en
el área norte de Ayacucho.
2.2.2. Descripción de cinco lugares Wari
Estos lugares son Waripirqa, Wariwillka, Huari, Huarisca y Huaribamba que son detalla-
dos a continuación:
1) Waripirqa. En el distrito de Vinchos (Huamanga) existe una comunidad denomi-
nada Waripirqa, está en una zona altoandina, la razón de su denominación está re-
lacionada, según los testimonios registrados, con las construcciones antiguas he-
chas con muros (pirqa) de piedras. En este caso, la roca y la antigüedad están aso-

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬250
Fotografía 6: Waripukyu en el templo Wariwillka (www.huancayoturismo.com).

Fotografía 7: Laguna Waqraqucha o Akili en territorio de la comunidad “Huari” en San Marcos de


Rocchac (N. Taipe, 2014).

251 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
ciadas con el vocablo wari. Además, el criterio de lo antiguo de wari se ve reforzado
por la presencia de restos óseos preinqas.
2) Wariwillka. El templo Wariwillka está ubicado en el distrito de Huancán en la parte
meridional del valle del Wankamayu, está asociado con Waripukyu, manantial crea-
creado por el dios Wariwillka de donde emergieron la pareja Atayimapurankapia y
Uruchumpi (ancestros míticos), en honor de los cuales los wankas construyeron el
templo, en cuyo centro se hundieron el dios Wariwillka y su pareja, de cuyos cuerpos
germinaron los dos molles sagrados que hasta hoy están junto a la paqarina Wari-
pukyu (fotografía 6).
3) Huari. “Los Libertadores de Huari” es actualmeñte uña comuñidad campesiña ubi-
cada en zona altoandina en territorio de San Marcos de Rocchac (Tayacaja). El po-
blado está al pie de una montaña rocosa con formaciones ondulantes, en la parte
baja tiene áreas pantanosas. Más arriba del poblado están las lagunas de Waqraqu-
cha o Akili (laguna macho) (fotografía 7) y Wariqucha o Quchapata (laguna hembra)
que son consideradas habitáculos de los waris. Hacia la parte superior e inferior de
Akili, hasta el Centro Poblado Huari, está la quebrada Waritanqa. Al mismo tiempo,
en estas lagunas nace el río Wari que más abajo adopta el nombre de río Acobamba
(Aqupampa) y al juntarse con el río Maparumi adopta el nombre de río Matibamba
(Matipampa) y desemboca en el río Pariahuanca (Paryawanka) que, a su vez, es tri-
butario del Wankamayu (Mantaro).
4) Huarisca. Wariska (término que viene de walisha) es un centro poblado ubicado en
el distrito de Ahuac (Chupaca en Anan Wanka) en el oeste del valle del Wankamayu.
Por sus bajíos recorre el río Cunas que desemboca en el Wankamayu. En su territo-
rio vivieron los antiguos wankas; por tanto, hay varios espacios con construcciones
y restos óseos antiguos. Por la parte del bosque comunal existe algunas cuevas que
dicen servían como escondites. De allí que walisha, según sus pobladores, signifique
escondite o guarida.

Fotografía 8: Quebrada, Centro Poblado y río Huaribamba en Tayacaja (N. Taipe, 2014).

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬252
5) Huaribamba. Waripampa (Pampa del wari) fue un curato del antiguo corregi-
miento de Guanta y hoy es un centro poblado capital del distrito del mismo nombre
y está ubicado en la provincia de Tayacaja (fotografía 8). Además, existe una comu-
nidad campesina, una quebrada y un río con este mismo nombre que desemboca en
el río Huancachaca (Wankachaka) que más abajo hace el río Huanchuy (Wanchuy)
y como tal desemboca en el Wankamayu (río Mantaro). Huaribamba está en zona
templada; por tanto, es zona maicera, frijolera y de cucurbitáceas. Por las partes al-
tas cultivan tubérculos andinos.

3. Mito–creencias, tabúes y praxis social


En este último apartado, expongo la influencia de los mito–creencias en la praxis social
de los sujetos que comparten las tradiciones sobre los waris.
3.1. Tabúes, transgresiones y consecuencias

En el proceso de investigación he encontrado los siguientes tabúes relacionados con los


waris, las transgresiones y las consecuencias que estas acarrean:
Cuadro N° 3: Tabúes, transgresiones y consecuencias.
Tabúes Transgresiones Consecuencias
Ingreso a los cementerios preinqas. Enferma y puede provocar la muerte.
Ingreso a los habitáculos preinqas. Enferma y puede provocar la muerte.
Ingreso a cuevas con waris. Enferma y puede provocar la muerte.
Hace soñar que la personas era cas-
Dormir cerca de manantiales con waris.
trada.
Espacios prohibidos. Ingreso a las lagunas con waris. La laguna devora o petrifica.
Algunas aguas se llaman ayawari cuyo
consumo enferma y mata.
Ingreso a los ojos de aguas y pantanos Si ingresan a estos manantiales y panta-
con aguas amarillentas (orina del wari). nos, enferman y pueden morir.
Si el wari ingresa al cuerpo de una mu-
jer, alumbrará cerdo, pez o sapo.
Dejar cabellos en los manantiales con Los cabellos se convierten en serpien-
wari. tes.
Lavar ropas en manantiales con wari. El manantial devora.
Contacto con los huesos de los hintilis o Enferma y puede provocar la muerte
waris. haciendo crecer huesos en el cuerpo.
Contactos prohibidos. Uso de objetos antiguos de los hintilis o
Enferma y puede provocar la muerte.
waris.
Contacto con rocas ríspidas o de color
Enferma y puede provocar la muerte.
óxido con waris.
Contacto con rocas grandes con waris
en las orillas del río, en bordes de cami- Enferma y puede provocar la muerte.
nos y medio de chacras.
Proximidad de manantiales con wari en
momentos en que hay lloviznas, nebli- Enferma y puede provocar la muerte.
Espacios, tiempos y
nas o arco iris.
contactos prohibidos.
Tiempo, contacto y proximidad de árbo- Enferma y puede provocar la muerte de
les viejos con wari. personas y de animales.
Agravio a los antiguos. Hablar mal de los hintilis o waris. Enferma y puede provocar la muerte.

253 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
3.2. Praxis condicionadas por los mito–creencias sobre los waris
Igual que otros estudiosos he sostenido que los mitos y las creencias en unos casos pau-
tan y en otros condicionan la praxis social, esto es entre los hombres y entre estos con la
naturaleza y sus deidades (Taipe, "El mito en el debate interdiciplinario", 2018; Díaz,
1998).
Una proyección clasificatoria basada en el cuadro 3, presenta cuatro tipos de tabúes
que acarrean determinadas consecuencias contra la salud humana y las crianzas. En
consecuencia, los sujetos de estudio han desarrollado una serie de praxis para evitarlas,
para remediar o minimizar los daños. Estos tabúes tienen que ver con el acceso a espa-
cios; con el contagio (o contacto); con el espacio, tiempo y contacto; y con el agravio a
los antiguos. Sin embargo, existen además registros de prácticas de personas que buscan
gozar de los favores de los waris cuando son guardianes de las parcelas de cultivo y ga-
rantes de la presencia de humedad o cuando hace de patrona de las hilanderas.
3.2.1. Espacios prohibidos, transgresiones y consecuencias
Los cementerios prehispánicos, especialmente los anteriores a los inqas, como las cue-
vas, las partes bajas de las rocas, las escarpas rocosas, los patios de viviendas, los depó-
sitos, los mausoleos y otros, los pueblos antiguos o desaparecidos (denominados mawka
llaqtakuna o llaqta qulluqkuna), los muros de las calles, las plazas, los templos o adora-
torios y las viviendas, son espacios prohibidos de los cuales los pobladores creen que su
transgresión enferma y puede causar la muerte de las personas (fotografías 9 y 10).
El ingreso a las cuevas con waris es otra transgresión a un espacio prohibido que
puede enfermar y matar. En Huanca Sancos hay una caverna con restos óseos de gente
antigua, muy temida por los pastores, denominada Ayawari y es considerada habitáculo
del wari. Por Buligio, en el barrio Maras en Colcabamba (Tayacaja), hay un paraje pan-
tanoso con wari en uno de sus rincones hay una especie de cueva con piedras ríspidas
que dicen que enferma a la gente que se acerca, se sienta o queda dormida cerca de ella.
H. Castro Pozo (1979) hizo unas anotaciones referidas a otras cavernas en Surcubamba
(Tayacaja) y Parcostambo (Acobamba) y en las cercanías de Jauja a las que los poblado-
res les rendían cierto culto agrícola y textilera, pero que a los extraños que se aproxima-
bañ los podía eñfermar coñ “mal de aire” y hasta les podía provocar la muerte.
Ronald Núñez narró que, en Chuschi (Cangallo, Ayacucho), un hombre se quedó
dormido cerca de un manantial con wari y en sus sueños otra persona quiso castrarlo.
Dijo también que en Chacolla, Chuschi, el manantial Chukuña devoró a un jovencito que
lavó su ropa en sus aguas. Elena Taipe informó que en Paccha (Vinchos, Huamanga), los
pobladores creen que el ingreso a los ojos de aguas y pantanos con aguas amarillentas
(que son consideras la orina del wari), enferma y mata a las personas. Astrid Pacconcca
reportó que en Huanca Sancos (Ayacucho) hay un paraje denominado Warisuyu del cual
sale unas aguas que la denominan ayawari cuyo consumo es letal. En varios lugares de
Huamanga, nos informaron que, si el wari penetra al cuerpo de las mujeres, estas ten-
drán un aliento fétido, y en unos casos provoca un falso embarazo y en otros la preñez
termina haciendo parir cerdos, peces o batracios.
El ingreso a las lagunas con waris puede llevar a la devoración o petrificación de la
persona transgresora por este accidente pluvial. En el norte de Tayacaja he registrado
varios testimonios que dan cuenta que las lagunas Wari o Quchapata y Waqraqucha o
Akili están habitadas por waris que son como personas blancas (hombres, mujeres y jó-

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬254
Fotografía 9: Arwaturu, antiguos almacenes en Anan Wanka, cuyos espacios son sagrados
(https://c5.staticflickr.com/1/346/19446805884_1ef89f289e.jpg).

Fotografía 10: Tunanmarka, asentamiento Xauxa, cuyos espacios son sagrados


(https://i.pinimg.com/originals/ef/b8/bf/efb8bf4e6bd51f098f33c06b830b4919.jpg).

255 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
venes de ambos sexos), también se visualizan como inmensos “bultos” ñegros y como
un gran rayo de luz.
Aseguran los informantes que inclusive en un rincón de la laguna Waqraqucha hay
un wanka (comerciante de ganado) cuyo toro está echado a su lado y ambos fueron pe-
trificados por los waris.
3.2.2. Contactos prohibidos, transgresiones y consecuencias
Según la tradición de algunos pueblos sureños de Ayacucho, la sumersión de los cabellos
en el agua de los manantiales con wari hace que los pelos se conviertan en pequeñas
culebras. Esta creencia la he encontrado también en algunos pueblos de Tayacaja meri-
dional. En la cerámica de la fotografía 3, cinco serpientes aparecen como iconos que re-
presentan a los rayos solares (junto con halcones, pumas y mazorcas de maíz), dos ser-
pientes están dentro del rostro y tres debajo de la cintura, esto porque wari en otra de
sus connotaciones es el propio Sol.
Como señalamos más arriba, en Wariqucha y Waqraqucha viven los waris. En este
caso, debo señalar que no todas las lagunas son habitáculos de estos seres, otras son
moradas de los wamanis, las sirenas y los amarus. Pero en todo caso, estos accidentes
pluviales constituyen espacios diferentes a los profanos o bien por su carácter sagrado
o porque aún no están culturizados. Las ofrendas que entregaban a las lagunas iban
desde sacrificios humanos, de animales y otros. Así, M. Berrocal (2017) registró varias
ofrendas prehispánicas a las lagunas en diferentes puntos del actual departamento de
Ayacucho. En 1811, el indígena Pedro Alanya (proclamado profeta de Santiago y que
hablaba con los wamanis/espíritus tutelares) y un grupo de seguidores regaron chicha
y enterraron 12 cuyes junto a la laguna Canlalay (Lircay) en un rito propiciatorio para
atraer lluvias (Lienhard, 1992). Por otra parte, la etnografía contemporánea narra que
las lagunas bravas persiguen a los viajeros y que alguñas de ellas fueroñ “amañsadas”
después de que una acémila con carga de sal fuera tragada por sus aguas.
Entre los pobladores que están asentados en espacios de los antiguos peruanos, es
un gran tabú el contacto con los restos óseos de aquellos. La transgresión de este pre-
cepto puede provocar el crecimieñto de “huesos” o “ñódulos” eñtre los miembros iñfe-
riores y los brazos. El discurso de los campesinos no es homogéneo, unos diferencian
radicalmente a los hintilis de los waris. Según J. Ansión (1986), los hintilis serían más
antiguos que los waris. Otros consideran a los hintilis y waris como sinónimos. Aquellos
que los diferencian, consideran que las enfermedades provocadas por los primeros son
curables, en cambio las causadas por los segundos (o waritullus) son incurables. En am-
bos casos, estas enfermedades son tratadas solo por los especialistas andinos.
Entre los kichwas del norte de Tayacaja he registrado un testimonio que da cuenta
de que inclusive al encontrar en el monte restos de venados como las astas, no los pue-
den llevar a casa, porque por la noche, el wari (en este caso el hintil) se enoja con la
persoña reclamañdo por su “miski tullu” hacieñdo alusióñ al hueso que eñ el campo usañ
como saborizante de las sopas. Esto me hizo recordar que ciertos comestibles silvestres
dicen que son de los hombres de aquella edad como el hintilpurutu y la hintilpapa (po-
rotos y papas de los gentiles).
Se han dado casos, según testimonian los informantes, que las personas que toma-
ron los objetos de los habitantes prehispánicos (denominados unas veces waris y otras
hintilis) pueden enfermar. Por esta razón, los lugareños evitan traer las herramientas,
armas, cerámicas o cualesquiera enseres, salvo que, previamente hayan realizado

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬256
ciertos rituales otorgando ofrendas y pidiendo permiso para su uso. En caso de la adqui-
sición de algún mal, la persona enferma debe ser atendida por el hampiq.
En varios testimonios wankas, tayacajeños y ayacuchanos me han informado que
los waris están asociados con rocas ríspidas y que presentan coloraciones oxidadas. Por
tanto, se trata de rocas como las que existen en el interior de las cuevas que casi siempre
están húmedas, pero también se trata de rocas que componen muros naturales, o los
existentes por los costados de los ríos y las cataratas. Además, se trata de las rocas gran-
des que son habitáculos de los waris que pueden estar en los bordes de los caminos, de
los ríos, en medio de los terrenos de cultivos o en medio de las kanchas ganaderas en las
punas.
Castro Pozo (1979) describió que a las personas que no realizan ciertos rituales
para su proximidad, los podían enfermar; en cambio, si se ganan sus favores, los waris
que viven en estas cuevas y piedras cuidan de las sementeras y aseguran la humedad
necesaria para los cultivos.
En Santiago León de Chongos Bajo existe una gran roca llamada Chapina Wanka
que sirve como oráculo para los viajeros que le ofrendan arrojando piedras pequeñas, si
queda en ella tendrán buen viaje, si cae al suelo les irá mal. Este ritual lo realizan con la
maño derecha, eñ cambio los que se dedicañ a la “brujería” arrojañ las piedrecillas coñ
la mano izquierda (Aguirre, 1996). En Chungui existe otra piedra llamada Viudarumi
que da muerte a la pareja infiel. En Sarhua hay una piedra que está prohibida acercarse
y tomar contacto con ella porque existe el antecedente de que mató a una persona que
se golpeó al resbalarse sobre ella (Millones, L. y R. Mayer, 2019b). Un poco más arriba
de Huando (Huancavelica) hay una piedra muy temida por los lugareños. En el norte de
Tayacaja, don Teodor Reyes me relató que una vez se recostó sobre una piedra kankas
(piedra calcárea) y, cuando volvió a su casa, por la noche empezó a dolerle la cintura. Su
hija le frotó (qaqupa) el cuerpo con un cuye y encontró sangre muerta en la cintura. Al
día siguiente fue al lugar donde está la piedra y con un martillo la hizo pedazos, trajo un
trozo de ella, la hizo hervir, tomó el agua y se sanó.
2.2.3. Tiempos, contactos y proximidades transgredidas y consecuencias
En el pensamiento mítico, el tiempo tiene diversos significados, por eso es que el primer,
segundo y tercer wallpa waqay (canto del gallo) son simbólicamente diferentes. Son de-
siguales también el paqariy (aurora), achikyay (amanecer), miskipa (descanso de media
mañana), wayrapa (descanso de media tarde), tutayay (anochecer), chawpi punchaw
(medio día), chawpi tuta (media noche), etc. El tiempo negativo en relación con el wari
(como espíritu) que vive en los troncos de los árboles viejos es aquella frontera entre el
día y la noche, cuando a esta hora ocurre el encuentro entre una persona y el wari, aque-
lla se enferma y puede morir si es que no es tratada por un curador especialista en estas
enfermedades. Este tipo de registros corresponde especialmente al sur del valle del
Wankamayu (Chongos Bajo y Tres de Diciembre) y parece coincidir con la existencia de
los molles viejos al lado del manantial en el templo Wariwillka en Huancán.
Que los waris tengan por habitáculo a los árboles viejos no es extraño dado que,
entre las múltiples formas de las paqarinas, el árbol es una de ellas, recordemos esta
función cultural del quinual (Polylepis racemosa) en el manuscrito de Huarochirí
(¿Tomás?, 2008). Además, está la tradición que de los cuerpos del dios Wariwillka y su
pareja brotaron los dos molles que están al lado de Waripukyu en el templo de Wariwi-
llka. Ya anoté también que, entre los callawayas, las personas que ven al wariruna se

257 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
convierten en piedra, árbol o manantial. J. Ansión (1986) hizo notar el simbolismo del
árbol como articulador del uku, hawa y hanan pacha, y anotó que los árboles antiguos
sobre los que la gente se recuesta puede enfermar del chapla (agarrado) como que trans-
mitiera las propiedades ñegativas de las aguas de los mañañtiales que los “agarra” a los
distraídos.
Sin embargo, los testimonios que hemos obtenido en el trabajo de campo tienen
que ver con árboles (molles, saúcos, alisos, etc.) que tienen waris o que son sus moradas
que pueden ser abandonados en determinadas épocas u horas del día. Estamos pues
ante una homología del monolito wanka que constituye un habitáculo ocasional de los
mallkis (ancestros) o los willkas (seres u objetos sacralizados) (Duviols, 2016b).
De otro parte, hay circunstancias temporales como cuando hay lloviznas con sol
(chirapa), cuando hay arco iris (chirapa en kichwa y tulumanya en wanka) y cuando hay
neblinas con sol, en las que las personas no deben estar próximos a los manantiales con
waris. Huyen de ella o se cobijan intentando que sus cuerpos no tengan contacto visual
con dichas fuentes. Las personas que no se protejan pueden enfermar con sarpullidos e
hinchazones y las muchachas pueden quedar embarazadas u orinar chirapa (de colores)
y luego se mueren. Aunque la forma haya cambiado, aún hay continuidad entre las
creencias del pasado y las contemporáneas relacionadas con este fenómeno meteoroló-
gico. Juan Pérez de Bocanegra, por 1631, anotó como una superstición a un ritual que
realizaban los indígenas para evitar que el arco iris penetre en las tripas o en la barriga
de la persona que la ve (Taylor, 2007).
3.2.4. Discursos agraviantes y consecuencias
Al hablar de los antiguos habitantes, no se los puede referir despectiva o burlonamente
como “geñtiles”, “waris”, “abuelos” o “viejos”. Afirmañ que, eñ caso ñecesario, debeñ re-
ferirlos coñ afecto y respeto, coñ palabras como “los abuelitos” o “los viejitos”. Eñ caso
de que los hayan referido irrespetuosamente, el espíritu de estos hombres antiguos in-
terfiere los sueños y amenaza con enfermarlos y provocar sus muertes.
En Huarisca (Chupaca en Anan Wanka) me contaron que una señora, al hacer los
cimientos de su casa, encontró un cementerio de gente antigua, y los puso en dos costa-
les. Al referir de ellos ñuñca les decíañ “geñtiles” ñi “abuelos”, siño los ñombrabañ como
“abuelitos”. Cuañdo masticabañ coca, los restos ño los botabañ, siño los poñíañ junto a
los huesos, cuando tomaban chicha o aguardiente, también derramaban algunas gotas
sobre los huesos. Nunca los hizo asustar ni enfermar. Hasta que una noche, en el sueño
de la señora uñ viejito quería llevárselo, eñtoñces le hicieroñ uña “mesada” y lo trasla-
daron a otro lugar donde los enterraron.
En la ciudad de Huancavelica, allá por el 2002, dos amigos visitaron al museo del
Instituto Nacional de Cultura (INC), donde vieron un par de restos momificados de los
antiguos wankawillkas, y se burlaron y rieron por el tamaño pequeño de aquellos. Por
la noche, los amigos tuvieron grandes pesadillas. Al día siguiente hubo que ir al museo y
pedir “disculpas” por la afreñta hecha el día añterior.
3.3. Respuestas culturales
Las enfermedades provocadas por los waris estáñ calificadas como “síñdromes cultura-
les”, mismas que ño puedeñ ser ateñdidas por los médicos u otros profesioñales alópa-
tas, únicamente pueden ser atendidas por los especialistas nativos que son los hampi-
qkuna (curadores) o los yachaqkuna (sabios) (Pariona, 2017). Los registros siguientes

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬258
son ilustrativos:
1. Un wari penetró a una adolescente. A ella le apestaba el aliento. Los curanderos
le hacían tomar kerosene y otras cosas con gran olor. Tiempo después ella alum-
bró un sapo al que lo quemaron con kerosene.
2. Para los enfermos que contactaron con los huesos de los hintilis o waris hacen
caldo de cabeza de perro con ayanisperos y a las partes afectadas los sometían
al vapor y de esos huesos reventaban líquidos como pus. Esto hacían dos o tres
veces hasta que la persona sane. Si los huesos volvían a crecer, entonces los en-
fermos quedaban cojos o con los pies torcidos.
3. Los remedios para curar los males causados por el wari son kerosene, gasolina
y vegetales fétidos como la yareta, antiajos (es como la raíz del carrizo y crece
en la montaña), bolati (es un líquido verde muy amargo que venden en botella),
achwiri (es de color amarillo y crece en la montaña), belenya (le dicen bala del
rayo, es una piedra plomiza que pesa como plomo), sillana (piedra amarillenta
que apesta extraño), hatun hampi (es una raíz que viene con tierra) y otros.
4. Cuando hay lugares con wari, entierran en ellas sillana molida (piedra blanca
como la cal) con excremento de cerdo y ceniza para que muera el wari.
5. Para sanar a los enfermos por wari, los hampiqkuna llevan como pagapu al ho-
cico y los colmillos del cerdo, otros curadores llevan cabeza de un burro junto
con flores y coca. Así logran que libere a las almas que el wari los tiene aprisio-
nados.
6. Recogen barro del manantial con wari, la cuecen en una olla de arcilla y, cu-
briéndolo con una manta, al enfermo lo exponen a los vapores del barro her-
vido.
7. El hampiq trae el hueso del wari, lo muele y le hace tomar con aguardiente. De
lo contrario la persona enferma puede morir.
8. A las enfermedades provocadas por el wari, otros especialistas los curan sacri-
ficando algún animal.
9. Cuando el wari enferma a una persona, el hampiq lo cura hacieñdo uña “me-
sada”, la chakchapada y el pagapu.
10. Para ganarse los favores del wari o wariwillka personificados en piedras calcá-
reas que, eñ alguñas zoñas de Huañcavelica, creíañ que “además de cuidar las
chacritas, conservan la humedad en estas y preservan los sembríos de los hie-
los” (Castro Pozo, 1979: 158), los agricultores les ofrendaban coca, cigarros y
muchas veces gotas de sangre de carneros negros.
11. Eñ Jauja, eñ “Huarmimachay” (Warmimachay) hay una wari warmi (mujer wari)
de oficio hilañdera. “Casi todas las hilañderas de oficio la tieñeñ como patroña
y sacrificañle […] sañgre de carnero negro, coca, frutas y cigarrillos. La piedra
de que está formada tiene la virtud de hacer girar el huso vertiginosamente, lo
mismo que aligera los dedos” (Castro Pozo, 1979: 159), los pirurus (tortera) de
las hilanderas de esta región están hechas de trozos de dicha roca.
En todo caso, si hay necesidad de ingresar a los espacios con (o de los) wari, pueden
realizarlo solo siguiendo ciertos ritos de entrada y salida (Gennep, 2008). Ello explica las
razones de porqué el curador y sus asistentes o acompañantes se unten el cuerpo con

259 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
ciertas sustancias, preparen el cuerpo tomando aguardiente y fumando tabaco,
consideran determinados tiempos para iniciar el ritual preparatorio, para salir de la casa
y dirigirse al espacio donde depositarán las ofrendas y para retornar a la vivienda. De no
hacer los rituales prescritos, existe el peligro de que los oficiantes enfermen o mueran.
En síntesis, si van a tratar con seres, espacios y tiempos sagrados, los oficiantes tienen
que proceder con rituales de sacralización y desacralización.

Conclusiones
1. El término wari ha sido y es polisémico. Se lo utiliza para denominar a algunos ca-
mélidos e híbridos resultado del cruce entre estas especies, a un marsupial (la
muca), un clamifórido (el armadillo), adopta además formas de aves, gatos salvajes
y serpientes. Nombra diferentes espacios autóctonos, llanuras, guaridas, ciudadelas
arqueológicas, paqarinas, manantiales, templos y topónimos. Designa a objetos
como sogas de nervios, líquidos no espesos, ollas antiguas de cerámica y hierbas
medicinales. Denomina a tiempos disímiles como épocas de heladas, lo primitivo,
gente del tiempo antiguo y de las dos primeras edades andinas, época de los gigan-
tes y el origen del wari taki. Significa el Sol y es dios agrícola y de las fuerzas, alude
también a un héroe cultural relacionado con la agricultura. Es asimismo un espíritu
maligno que mora en los manantiales, pantanos, lagunas, ríos, rocas, cuevas y árbo-
les viejos.
2. El área en el que tuvo vigencia el dios Wari (Ancash, Huánuco, Lima, Junín, Huanca-
velica, Ayacucho y parte de Apurímac) no necesariamente tiene correlación territo-
rial con los sitios arqueológicos wari ni con la toponimia existente. Los topónimos
registrados por M. F. Paz Soldan y G. Stiglich incluyen a Amazonas, Piura y Tacna,
mientras que la arqueología ha demostrado que el imperio Wari se expandió por el
sur hasta Cusco, Arequipa y Moquegua y por el norte hasta Lambayeque y Caja-
marca. La cantidad de topónimos tampoco es equivalente al número de sitios ar-
queológicos, en Ayacucho solo hay 6 topónimos mientras que al año 2019 fueron
registrado unos 61 sitios arqueológicos correspondientes al Horizonte Medio en la
zona norte de este departamento.
3. Los mito–creencias en los waris pautan o condicionan la praxis social de sus creyen-
tes. Fue puesto en evidencia la existencia de cuatro tipos de tabúes cuyas transgre-
siones acarrean efectos contra la salud de los humanos y las crianzas. En consecuen-
cia, los sujetos de estudio han desarrollado una serie de praxis para evitarlas, reme-
diar o minimizar los daños. Estos tabúes tienen que ver con el acceso a espacios con
waris; con el contagio con los objetos que tienen wari; con espacios y tiempos en el
que se desplazan o aparecen fenómenos relacionados con los waris; y con el agravio
que hacen los contemporáneos de las gentes antiguas. Sin embargo, también existen
prácticas de personas que buscan gozar de los favores de los waris cuando son guar-
dianes de las parcelas de cultivo y garantes de la presencia de humedad o cuando
hace de patrona de las hilanderas.

Agradecimiento
A todos mis informantes kichwas, de modo especial a Lucía Reyes, Rebeca Gutiérrez,
Felimón Castillo, Mauro Pardo, Mauro Pérez, Antonio Zuasnabar, María S. Campos,

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬260
Nélida Arias, Elena Taipe, Ronald Núñez y Astrid Pacconcca, de quienes he aprendido
sobre la tradición contemporánea sobre los waris entre los wankas, tayacajeños y
ayacuchanos. Finalmente, a David Quichua, Raúl Mancilla y Mario Maldonado que
comentaron al borrador del presente.

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Anexo: La toponimia wari en el ámbito peruano


Cuadro N° 2: La toponimia wari en el ámbito peruano.
N° Depto. Nombre Referencia Provincia Distrito Fuentes
1 Amazonas Huariya Chac. Bongará San Carlos (Stiglich, 2013).
(Paz Soldan,
2 Amazonas Huariya Chac. Chachapoyas San Carlos
1877).
3 Ancash Huari Chac. Bolognesi Acas Stiglich (2013).
4 Ancash Huari Dist. Huari Huari Stiglich (2013).

263 ‫ ׀‬ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020
5 Ancash Huari Prov. Huari ––– Stiglich (2013).
6 Ancash Huaribamba Cas. Huari San Marcos Stiglich (2013).
7 Ancash Huaribamba Queb. Yungay Llumpu Stiglich (2013).
8 Ancash Huaricancha Pastos Huaraz Huaraz Stiglich (2013).
9 Ancash Huarijirca Terres. Huaraz La Libertad Stiglich (2013).
10 Ancash Huarijirca Nevado Corongo Pallasca Stiglich (2013).
11 Ancash Huarimayo Cas. Huari Chavín/S.M. Stiglich (2013).
12 Ancash Huarimayo Terres. Huari Chavín/S.M. Stiglich (2013).
13 Ancash Huarin Terres. Pomabamba Piscobamba Stiglich (2013).
14 Ancash Huaritambo Fundo ––– ––– Stiglich (2013).
15 Ancash Huari Prov. Huari Paz Soldán (1877).
16 Ancash Huari Dist. Huari Huari Paz Soldán (1877).
17 Ancash Huari Villa ––– Huari Paz Soldán (1877).
18 Ancash Huari Río ––– ––– Paz Soldán (1877).
19 Ancash Huari Chac. Cajatambo Acas Paz Soldán (1877).
20 Ancash Huariamasga Ald. Huari Huachis Paz Soldán (1877).
21 Ancash Huarimayo Ald. Huari Chavín Paz Soldán (1877).
22 Ancash Huaripampa Queb. Pomabamba ––– Paz Soldán (1877).
23 Ancash Huaripampa Hda. Pomabamba Piscobamba Paz Soldán (1877).
24 Ancash Huaripampa Chac Pomabamba Llumpa Paz Soldán (1877).
25 Ancash Huaripampa Ald. Huari Chacas Paz Soldán (1877).
26 Ancash Huaripampa Ald. Huari San Marcos Paz Soldán (1877).
Independen-
27 Ancash Huaripampa Chac. Huaraz Paz Soldán (1877).
cia
28 Ancash Huarirca Chac. Huaraz Pampas Paz Soldán (1877).
29 Ancash Huaris Chac. Cajatambo Ocros Paz Soldán (1877).
30 Ancash Huaritambo Ald. Huari Huari Paz Soldán (1877).
31 Apurímac Huaripa Ald. Andahuaylas Pampachiri Paz Soldán (1877).
32 Apurímac Huaripampa Ald. Abancay Lambrana Paz Soldán (1877).
33 Apurímac Huaripampa Est. Abancay Lambrana Paz Soldán (1877).
34 Arequipa Huaria Terres. Condesuyos Chuquibamba Stiglich (2013).
35 Arequipa Huariaca Hda. Camaná Quilca Stiglich (2013).
36 Arequipa Huaricancha Ald. Caylloma Tischo Paz Soldán (1877).
37 Arequipa Huarimayca Hda. Islay Quilca Paz Soldán (1877).
38 Arequipa Huaripampa Ald. Arequipa Paucarpata Paz Soldán (1877).
39 Arequipa Huaripampa Chac. Arequipa Paucarpata Paz Soldán (1877).
40 Arequipa Huaripata Nevado ––– ––– Paz Soldán (1877).
Huaricullani–
41 Ayacucho Terres. Parinacochas Corculla Stiglich (2013).
bamba
42 Ayacucho Huaripirca Lugar Lucanas Chipao Stiglich (2013).
43 Ayacucho Huaritaya Quebr. Lucanas Huacaña Stiglich (2013).
44 Ayacucho Huari Hda. Huanta Huamanguilla Paz Soldán (1877).
45 Ayacucho Huaribamba Pbl. Huanta Huamanguilla Paz Soldán (1877).
46 Ayacucho Huari Meseta ––– ––– Paz Soldán (1877).

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬264
47 Ayacucho Huaripircca Est. Huamanga Socosvinchos Paz Soldán (1877).
48 Cajamarca Huariguro Cas. Cajamarca Cospán Stiglich (2013).
49 Cajamarca Huarimarca Vertiente Chota Llama Stiglich (2013).
50 Cajamarca Huarimaca Ald. Chota Llama Paz Soldán (1877).
51 Cusco Huarihuari Meseta Paucartambo Paucartambo Stiglich (2013).
52 Cusco Huarinturpa Cerro Canchis ––– Stiglich (2013).
53 Cusco Huaripata Chac. Chumbivilcas Colquepata Stiglich (2013).
54 Cusco Huarisi Fundo Chumbivilcas Velille Stiglich (2013).
55 Cusco Huaripata Chac. Chumbivilcas Colquepata Paz Soldán (1877).
56 Hvca. Huarirumi C.P. Angaraes Ccochaccasa Trab. de campo
57 Hvca. Huaripampa C.P. Angaraes Licary Trab. de campo
58 Hvca. Huari Hda. Huancavelica Acoria Stiglich (2013).
59 Hvca. Huari Hda. Huancavelica Huancavelica Paz Soldán (1877).
60 Hvca. Huaripata Hda. Huancavelica Huancavelica Paz Soldán (1877).
Castrovi-
61 Hvca. Huarica (S.J.) Pobl. Chupamarca Stiglich (2013).
rreyna
62 Hvca. Mallmahuari C.P. Tayacaja Colcabamba Trab. de campo
63 Hvca. Huari Hda. Tayacaja Colcabamba Trab. de campo
64 Hvca. Huarisca C.P. Tayacaja Colcabamba Trab. de campo
65 Hvca. Huarisilla C.P. Tayacaja Colcabamba Trab. de campo
66 Hvca. Huarimachay C.P. Tayacaja Chinchihuasi Trab. de campo
67 Hvca. Huari Hda. Tayacaja Huaribamba Paz Soldán (1877).
68 Hvca. Huaribamba Dist. Tayacaja Huaribamba Paz Soldán (1877).
69 Hvca. Huaribamba Pbl. Tayacaja Huaribamba Paz Soldán (1877).
70 Hvca. Huaribamba Com. Tayacaja Huaribamba Trab. de campo
71 Hvca. Huaribamba Río. Tayacaja Huaribamba Trab. de campo
72 Hvca. Huaribamba Queb. Tayacaja Huaribamba Trab. de campo
73 Hvca. Huaribamba Cas. Tayacaja Paucarbamba Stiglich (2013).
74 Hvca. Huaribambilla Queb. Tayacaja Paucarbamba Trab. de campo
75 Hvca. Huaribambilla Terres. Tayacaja Paucarbamba Stiglich (2013).
76 Hvca. Huaricancha Chac. Tayacaja Paucarbamba Stiglich (2013).
77 Hvca. Huaribambilla Ald. Tayacaja Paucarbamba Paz Soldán (1877).
78 Hvca. Huarican Chac. Tayacaja Paucarbamba Paz Soldán (1877).
79 Hvca. Huari Com. Tayacaja S. M. Rocchac Trab. de campo
80 Hvca. Huari Queb. Tayacaja S. M. Rocchac Trab. de campo
81 Hvca. Huari Laguna. Tayacaja S. M. Rocchac Trab. de campo
82 Hvca. Huari Río. Tayacaja S. M. Rocchac Trab. de campo
83 Huánuco Huarica Chac. Huánuco Higueras Stiglich (2013).
84 Huánuco Huaribamba Fundo Huánuco Chinchao Stiglich (2013).
85 Huánuco Huarichaca Terres. Pachitea Molino Stiglich (2013).
86 Huánuco Huarigancho Lugar Marañón Huacrachuco Stiglich (2013).
87 Huánuco Huarigancho Hda. Marañón Huacrachuco Stiglich (2013).
88 Huánuco Huarihuaín Cas. Dos de Mayo ––– Stiglich (2013).
89 Huánuco Huarijirca Terres. Panao Pachitea Stiglich (2013).

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90 Huánuco Huaricu Chac. Huánuco Higueras Paz Soldán (1877).
91 Huánuco Huaripampa Hda. Huánuco Huánuco Paz Soldán (1877).
92 Huánuco Huarilca Chac. Huánuco Huacar Paz Soldán (1877).
93 Junín Huali–Anta Fundo Concepción Jauja Stiglich (2013).
94 Junín Huali Ucro Ald. Tarma Tarma Stiglich (2013).
95 Junín Huari Cas. Huancayo Huancayo Stiglich (2013).
96 Junín Huari Pbl. La Oroya Yauli Stiglich (2013).
97 Junín Huariaca Dist. Pasco Huarica Stiglich (2013).
98 Junín Huaribamba Cas. Acobamba Tarma Stiglich (2013).
99 Junín Huaribamba Hda. Huancayo Pariahuanca Stiglich (2013).
100 Junín Huaricancha Cas. Junín Tarma Stiglich (2013).
101 Junín Huarimarca Molino Yanahuanca Pasco Stiglich (2013).
102 Junín Huarincro Terres. Tarma Palcamayo Stiglich (2013).
103 Junín Huarisana Cerro Yauli Yauli Stiglich (2013).
104 Junín Huariucro Cas. Tarma Tarma Stiglich (2013).
105 Junín Huariuran Hda. Tarma Tarma Stiglich (2013).
106 Junín Huariyapunco Hda. Pasco Pasco Stiglich (2013).
107 Junín Huari Pbl. Tarma Yauli Paz Soldán (1877).
108 Junín Huarica Dist. Pasco Huariaca Paz Soldán (1877).
109 Junín Huarica Villa Pasco Huarica Paz Soldán (1877).
110 Junín Huaricancha Pbl. Huancayo Pariahuanca Paz Soldán (1877).
111 Junín Huaricolca Hda. Tarma Tarma Paz Soldán (1877).
112 Junín Huarichuran Ald. Tarma Tarma Paz Soldán (1877).
113 Junín Huaripallac Ald. Tarma Tarma Paz Soldán (1877).
114 Junín Huaripampa Dist. Jauja Huaripampa Paz Soldán (1877).
115 Junín Huaripampa Pbl. Jauja Huaripampa Paz Soldán (1877).
116 Junín Huaripampa Ald. Jauja Jauja Paz Soldán (1877).
117 Junín Huaripampa Pbl. Tarma Acobamba Paz Soldán (1877).
118 Junín Huarisca Pbl. Huancayo Chupaca Paz Soldán (1877).
119 Junín Huaritanga Cordillera Huancayo Pariahuanca Paz Soldán (1877).
120 La Libert. Huarilca Chac. Pataz Huancaspata Stiglich (2013).
121 La Libert. Huarimarca Ald. Pataz Tayabamba Stiglich (2013).
Cerro aurí-
122 La Libert. Huariracra Pataz Pataz Stiglich (2013).
fero
123 La Libert. Huaris Chac. Otuzco Usquil Stiglich (2013).
124 La Libert. Huarigancho Chac. Pataz Buldibuyo Paz Soldán (1877).
125 La Libert. Huarimarca Ald. Pataz Tayabama Paz Soldán (1877).
126 Lima Huaribamba Ald. Casta Huarochirí Stiglich (2013).
127 Lima Huaricanga Cas. Barranca Paramonga Stiglich (2013).
128 Lima Huaricanga Hda. Barranca Paramonga Stiglich (2013).
129 Lima Huariconga Queb. Chancay Pativilca Paz Soldán (1877).
130 Lima Huariconga Ald. Chancay Pativilca Paz Soldán (1877).
131 Lima Huariconga Hda. Chancay Pativilca Paz Soldán (1877).
132 Lima Huaripa Chac. Lima Canta Paz Soldán (1877).

ALTERITAS. Revista de Estudios Socioculturales Andino Amazónicos. Año 9, N° 10, 2020 ‫ ׀‬266
133 Lima Huaripampa Ald. Huarochirí Casta Paz Soldán (1877).
134 Lima Huariquiña Ald. Huarochirí Matucana Paz Soldán (1877).
135 Moquegua Huarina Cas. Moquegua Ubinas Stiglich (2013).
136 Moquegua Huarina Ald. Grl. Sánchez C. Uvinas Paz Soldán (1877).
137 Piura Huaricancha Ald. Huancabamba Sondor Paz Soldán (1877).
138 Piura Huariaca Hda. Huancabamba Huarmaca Paz Soldán (1877).
139 Piura Huaringa Laguna Huancabamba Huancabamba Paz Soldán (1877).
140 Piura Huaringa Hda. Huancabamba Huancabamba Paz Soldán (1877).
141 Puno Huaricapa Tambo Carabaya Coasa Stiglich (2013).
142 Puno Huaricunca Lugar ––– ––– Stiglich (2013).
143 Puno Huaricunca Tierras Azángaro San Antonio Stiglich (2013).
Origen de
144 Puno Huarihuari Sandia Inambari Stiglich (2013).
Inambari
145 Puno Huarijón Finca Puno Capachica Stiglich (2013).
Llanura en el
146 Puno Huarina ––– ––– Stiglich (2013).
Collao
147 Puno Huaripullo Fundo Chucuito Juli Stiglich (2013).
148 Puno Huaripullo Manantial Chucuito Juli Stiglich (2013).
149 Puno Huaripuquio Terres. Azángaro Asillo Stiglich (2013).
Huariramu-
150 Puno Est. Chucuito Yunguyo Stiglich (2013).
lauyo
151 Puno Huarisupo Fundo Lampa Pucará Stiglich (2013).
152 Puno Huariuma Ald. Ayaviri Orurillo Stiglich (2013).
153 Puno Huariumaya Fundo Huancané Rosaspata Stiglich (2013).
154 Puno Huariuyo Cas. Puno Pichacani Stiglich (2013).
155 Puno Huaricunca Ald. Melgar Macarí Paz Soldán (1877).
156 Puno Hurihuacari Lav. de oro Sandia Phara Paz Soldán (1877).
157 Puno Huarihuma Ald. Lampa Orurillo Paz Soldán (1877).
158 Puno Huarihuyo Ald. Puno Pichacani Paz Soldán (1877).
159 Puno Huarijo Ald. Puno Acora Paz Soldán (1877).
160 Puno Huarina Llanura Puno Coata Paz Soldán (1877).
161 Puno Huarira Est. Chucuito Yunguyo Paz Soldán (1877).
162 Puno Huarisco Ald. Huancané Huancané Paz Soldán (1877).
163 Tacna Huari Cas. Jorge Basadre Ilabaya Stiglich (2013).

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