Está en la página 1de 35

ESTRUCTURA FUNCIONAL II

HEMODINAMIA

JESUS ROBERTO BANDA ALONSO


LUZ ASTRID ELIGIO ANAYA
JENIFFER LIZBETH CARRANZA CASTRO
DIEGO ANTONIO PINSON GONZALEZ
LUIS HECTOR SALDIVAR CRUZ

DRA. EDNA GUADALUPE RODRIGUEZ HUERTA


Tras producirse el intercambio de oxígeno
(O2) por dióxido de carbono (CO2) a nivel
celular, la sangre retorna al corazón y desde
él se transporta a los pulmones para eliminar
el CO2 y cargarse nuevamente de O2.
¿QUÉ ES CIRCULACIÓN MAYOR Y MENOR?
La circulación mayor o sistémica es el circuito
o trayecto que realiza la sangre desde el
corazón hacia el cuerpo y de regreso al
corazón, mientras que la circulación menor o
pulmonar es el circuito que realiza la sangre
desde el corazón hasta los pulmones y luego
al corazón.

La circulación de la sangre recibe estos


nombres en función de la distancia que debe
recorrer: el circuito corazón-pulmones es
mucho más corto que el que va desde el
corazón hacia el resto del cuerpo.
CIRCULACIÓN MAYOR O SISTÉMICA

Este circuito comienza en el ventrículo


izquierdo, al que llega la sangre
recogida por la aurícula izquierda
procedente de los pulmones, donde se
cargó de O2.
Desde el ventrículo izquierdo, la sangre
sale por la arteria aorta, que se dirige
hacia arriba, atrás y a la derecha (aorta
ascendente), para luego describir una
curva hacia la izquierda cambiando el
sentido hacia abajo (aorta
descendente), pasando por detrás del
corazón en su camino hacia el
abdomen.
CIRCULACIÓN MAYOR O SISTÉMICA
1. En la circulación anastomótica, los vasos
arteriales finos que irrigan el lecho capilar
establecen conexiones o anastomosis,
formando una red que asegura el flujo
sanguíneo; si se obstruye una de las
arteriolas, las conexiones existentes
mantienen la perfusión capilar.
2. En la circulación terminal, los vasos
arteriales finos que irrigan el lecho capilar no
establecen anastomosis o estas son
insuficientes, de modo tal que, si se obstruye
una de estas arteriolas, el flujo sanguíneo se
ve seriamente afectado. Un ejemplo de este
tipo de circulación lo constituye la irrigación
del corazón, donde las arterias coronarias se
distribuyen por sectores específicos del
corazón.
La función principal de los capilares es el
intercambio de sustancias entre la luz de
los capilares y el intersticio celular de los
tejidos. Sólo el 5% de la sangre se
encuentra en la circulación capilar y con un
volumen tan pequeño de sangre se
asegura la función de intercambio de
sustancias. Estas sustancias son nutrientes,
gases y productos finales del metabolismo
celular.
El intercambio de sustancias entre el interior de los
capilares y el intersticio celular de los tejidos se favorece
por la sección máxima en los capilares con respecto a
todo el sistema circulatorio y la velocidad mínima de la
sangre que los recorre.

El flujo de sangre de los capilares viene La función de intercambio varía


regulado por las arteriolas que presentan según la estructura del endotelio,
musculatura en su pared, mediante dependiendo de si es continuo o
vasoconstricción o vasodilatación. fenestrado.
El flujo de sangre de los capilares viene regulado por las
arteriolas que presentan musculatura en su pared,
mediante vasoconstricción o vasodilatación.

Los tres mecanismos que regulan el intercambio de


sustancias son:

Sistema de transportadores celulares:


Generalmente funcionan a consta de energía
metabólica, seleccionan qué sustancias se
intercambian entre la luz del capilar y el
intersticio celular
Difusión: Basada en la diferencia en el
gradiente de concentraciones que va del medio
más concentrado al menos concentrado. Los
mecanismos de difusión funcionan
extremadamente bien con moléculas
liposolubles ya que pueden atravesar las
membranas como por ejemplo el oxígeno y el
anhídrido carbónico. Las moléculas más
hidrosolubles necesitan canales situados en las
membranas y pasan a través de mecanismos
de difusión. Es muy importante el peso
molecular de la sustancia para la
permeabilidad por lo que, a más peso
molecular, menos permeabilidad.
Filtración: Se refiere sobre todo al agua. Las
fuerzas que participan en la filtración
dependen de la Ecuación de Starling, que
ilustra el rol de las fuerzas hidrostáticas y
oncóticas (llamadas también fuerzas de Staling)
en el movimiento del flujo a través de las
membranas capilares.

(La presión oncótica o presión coloidosmótica es una forma de presión


osmótica debida a la diferencia de concentración de proteínas plasmáticas
que existe entre el plasma sanguíneo (en el interior de los vasos
sanguíneos) y el líquido intersticial (en el intersticio celular).
DE ACUERDO A
LA ECUACIÓN DE
STARLING, EL
MOVIMIENTO
DEL FLUIDO
DEPENDE DE SEIS
VARIABLES: La solución a la ecuación es el flujo de agua desde los capilares al intersticio (Q). Si
es positiva, el flujo tenderá a dejar el capilar (filtración). SI es negativo, el flujo
tenderá a entrar al capilar (absorción). Esta ecuación tiene un importante número
de implicaciones fisiológicas, especialmente cuando los procesos patológicos alteran
de forma considerable una o más de estas variables.
En cuanto al sistema venoso, a la aurícula
derecha llegan dos grandes venas,
la cava superior, que recoge la sangre
procedente de los miembros superiores, el
tórax, el cuello, el cráneo y la cara; y la cava
inferior, que recoge la sangre del abdomen
y los miembros inferiores.
Cada órgano abdominal tiene su propia
vena (esplénica, renal, mesentérica…), y
todas ellas drenan en la vena cava inferior.
Es un sistema venoso especial integrado por
la vena porta hepática, que recoge la sangre
procedente de estómago, intestino delgado,
intestino grueso, bazo, páncreas y vesícula
biliar, y la lleva al hígado.

Así pues, el hígado recibe sangre por la


arteria hepática y por la vena porta. Después
de atravesar el hígado, la sangre sale por la
vena hepática, que acaba en la vena cava
inferior, la cual lleva sangre desoxigenada y
cargada de nutrientes.
La llamada circulación menor comienza en el ventrículo derecho al que
llega la sangre desoxigenada recogida de todo el cuerpo por las venas
cavas superior e inferior, que la transportan hasta la aurícula derecha,
llegando al ventrículo derecho después de atravesar la válvula
tricúspide.
Desde el ventrículo derecho, la sangre sale por la arteria pulmonar y sus
ramas derecha e izquierda, y es transportada a los pulmones. Ambas
arterias se dividen hasta dar lugar a los capilares, que se relacionan
íntimamente con los alvéolos pulmonares, microscópicas estructuras
donde finalizan las ramas de los bronquios tras sus múltiples divisiones.
El intercambio de gases se produce a nivel alvéolo-capilar, liberando los
glóbulos rojos el CO2 y llenándose de O2. Desde los capilares se forman
vénulas y venas que se reúnen en dos venas pulmonares por cada
pulmón, que llevan la sangre oxigenada a la aurícula izquierda, donde
se completa el circuito.
La función de la circulación menor o pulmonar es la oxigenación de la sangre
en los pulmones.
La presión sanguínea se define como la presión
que ejerce la sangre sobre las paredes de los
vasos sanguíneos.
Esta presión es distinta en las arterias y en las
venas (presión arterial-presión venosa), e Incluso
varía entre la sístole (presión más elevada al
entrar sangre en las arterias) y la diástole (presión
más baja al «liberarse» de sangre las arterias),
disminuyendo a medida que aumenta la distancia
desde el ventrículo.
Por ello, cuando medimos la presión sanguínea (la
que se mide es la presión arterial), tenemos que
medir la sistólica y la diastólica. Ambos valores de
presión se igualan a nivel de los capilares y se
mantienen igualados a nivel venoso, donde caen a
valores muy bajos.
Esta diferencia de presiones que
existen de un punto del circuito
circulatorio a otro es lo que permite el
flujo de la sangre por el sistema
cardiovascular, pues la contracción de
los ventrículos (sístole ventricular)
provoca un aumento en la presión de
forma que la diferencia de presiones
entre el punto inicial del circuito (la
salida del ventrículo) y el punto final
(las aurículas) es suficiente para
generar un adecuado flujo sanguíneo a
pesar de la resistencia que oponen los
vasos.
Las arterias tienen un papel muy importante en generar un flujo constante a pesar
de que el corazón se contrae de forma intermitente, tienen una gran elasticidad, lo
que les permite funcionar como reservorios de la presión generada durante la
sístole y al regresar a su diámetro original mantienen una elevada presión sobre la
sangre, a pesar de que la presión dentro del ventrículo haya descendido a casi
cero.

La presión en las arterias varía con cada fase del ciclo cardiaco siendo su máximo
valor durante la sístole, donde alcanza casi 120 mmHg (presión sistólica) y su valor
mínimo durante la diástole, cuando su valor es aproximadamente 80 mmHg
(presión diastólica). La diferencia entre ambos valores es la presión de pulso, la
cual es directamente proporcional al volumen latido (el volumen expulsado por el
ventrículo con cada sístole) e inversamente proporcional a la distensibilidad de las
arterias (que se acomodan para alojar un mayor volumen de sangre).
Los valores normales de presión
arterial varían con la edad, pero
se consideran valores normales
en torno a 120 mmHg (12 cmHg)
de presión sistólica (PAS), y en
torno a 70 mmHg (7 cmHg) de
presión diastólica (PAD) (la
presión se mide en milímetros de
mercurio o centímetros de
mercurio). Cuando damos los
valores de presión, se dan ambos
valores, PAS/PAD, por ejemplo:
120/70.
Otra medida importante es la presión
arterial media (PAM) que es definida
como el promedio de la presión en las
arterias durante un ciclo cardíaco. Este
parámetro refleja la perfusión que
reciben los diferentes órganos, valores
de PAM mayores a 60 mmHg es
suficiente para mantener los órganos de
una persona promedio bien
perfundidos. Si la PAM cae de este valor
por un tiempo considerable, el órgano
blanco no recibirá el suficiente riego
sanguíneo y se volverá isquémico.
La presión arterial media (PAM) está determinada por el
gasto cardiaco (GC), la resistencia vascular periférica
(RVP) y la presión venosa central (PVC). La fórmula que
integra estos conceptos es:

PAM = (GC x RVP) + PVC

Dado que la PVC es aproximadamente 0, la fórmula


queda:

PAM ≈ (GC x RVP)

Así se puede ver que, cambios en el gasto cardiaco o en


la resistencia vascular periférica afectan la PAM, es decir,
si aumenta el GC o la RVP aumenta la PAM
compensatorios. Por ejemplo, si el gasto cardíaco
aumenta, la resistencia vascular disminuye para
mantener la presión arterial media.
Es el volumen de sangre bombeada a partir de un
ventrículo cada minuto, y es el producto de la
frecuencia cardiaca y el volumen sistólico:

Gasto cardiaco = frecuencia cardiaca x volumen


sistólico

En un adulto es reposo el gasto cardiaco es de 4–7


L/minuto, sin embargo, este varía continuamente de
acuerdo con las necesidades de oxígeno de los
tejidos corporales
El retorno venoso es el volumen de sangre que regresa al
corazón desde los vasos cada minuto y está relacionado
con el gasto cardiaco. Para que el sistema circulatorio
funcione con eficacia es esencial que el corazón pueda
bombear un volumen equivalente al que recibe, por ende,
el gasto cardiaco debe ser igual al retorno venoso.

Hasta cierto punto podemos suponer que el aumento de la


frecuencia cardiaca induzca un incremento del gasto
cardiaco, sin embargo, a medida que aumenta la frecuencia
cardiaca disminuye el tiempo de llenado de los ventrículos.
El volumen de eyección no incrementa de manera
proporcional al incremento de la frecuencia cardiaca.
El gasto cardiaco es el producto de la
frecuencia cardiaca y el volumen
sistólico. El volumen sistólico se obtiene
de la diferencia de los volúmenes
ventriculares máximo y mínimo,
volumen telediastólico y telesistólico,
respectivamente.

Existen dos tipos de mecanismos


mediante los que se regula el volumen
sistólico:
REGULACIÓN INTRÍNSECA:
MECANISMO DE FRANK-STARLING

La energía mecánica que se libera al


pasar desde un estado en reposo a
uno contraído dependerá del grado
de superposición de las miofibrillas.
Por tanto, la longitud inicial de las
fibras miocárdicas es proporcional al
volumen telediastólico.
La velocidad de contracción está
determinada por dos propiedades
especiales intrínsecas del miocito
cardiaco: la longitud inicial del
sarcómero antes de la contracción
(precarga), determinado por el
volumen telediastólico, y la fuerza
opositora que deben vencer los
miocitos al contraerse (poscarga),
determinado por la presión
arterial.
Regulación Extrínseca: Modulación de
la contractilidad por el sistema
nervioso simpático

Los cambios del estado inotrópico


(fuerza de contracción) del miocardio
son secundarios a diversos factores,
independientes de la pre y poscarga.

Los nódulos SA y AV presentan


inervación simpática y parasimpática,
a diferencia de los ventrículos que
carecen de inervación parasimpática.
Los receptores adrenérgicos B1 presentes
en el músculo cardiaco son los principales
responsables del aumento de la frecuencia
cardiaca y función inotrópica.

El efecto inotrópico positivo aumenta la


fuerza de contracción mediante la apertura
de canales de Ca2+, la inhibición del
intercambiador Na+/Ca2+ o la bomba de
Ca2+
En cuanto a las
enfermedades, haz un
habito de dos cosas:
ayudar o al menos no
hacer daño

Hipocrates
MUCHAS
GRACIAS POR
SU ATENCIÓN

También podría gustarte