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Ejemplos de prejuicios

1. Prejuicios de origen. Consisten en privilegiar un grupo humano por encima de


otros, o en rechazar alguno a priori, simplemente por compartir su lugar de
origen o nacionalidad, o por desestimar la nacionalidad de dicha persona. Por
ejemplo, en América Latina algunas nacionalidades son desfavorecidas, como la
colombiana, asociada al tráfico de drogas y el sicariato.
2. Prejuicios raciales. Basan su apreciación de las colectividades o los individuos
en sus rasgos fenotípicos o su color de piel, atribuyéndoles determinadas
características mentales, físicas o culturales. Por ejemplo, a menudo se afirma
que los afrodescendientes son buenos para actividades físicas pero no para las
mentales, o que los hombres negros tienen penes grandes.
3. Prejuicios de género. Proponen valoraciones de los individuos o los colectivos
de acuerdo a su género biológico, masculino o femenino. Muchos roles sociales
se determinan en base a esta naturaleza prejuiciosa. Por ejemplo, que las
mujeres no saben conducir un automóvil, o que son más emocionales y menos
racionales, o que los hombres son básicos en su emotividad y no deben nunca
llorar.
4. Prejuicios sexuales. Semejantes a los de género, se fundamentan en la
orientación sexual y los roles sexuales tradicionales, para validar o rechazar a
priori algún colectivo o conducta. Por ejemplo, se afirma a menudo que los
homosexuales son promiscuos o que son más propensos a enfermedades,
adicciones o conductas delictivas que los heterosexuales.
5. Prejuicios de clase. Atribuyen a los individuos de las distintas clases sociales
alguna característica ética, moral o conductual específica, a menudo derivando
hacia el clasismo. Por ejemplo, afirmar que los pobres son más propensos a
delinquir sólo por serlo.
6. Prejuicios políticos. Fundamentan su apreciación de una persona o una
colectividad en su adherencia a un sector político determinado o sus ideales
sociales. Por ejemplo, creer que por ser comunista se es flojo o no se quiere
trabajar, o que se es violento y peligroso.
7. Prejuicios de apariencia. A menudo expresan rechazo por un individuo cuya
apariencia derive de los cánones aceptados, atribuyéndole conductas,
preferencias o defectos. Por ejemplo, se suele decir que las mujeres rubias son
tontas o que los gordos son simpáticos.
8. Prejuicios de edad. Suele atribuirse características a los individuos en base a su
edad, ignorando que el desarrollo psíquico y social varía de acuerdo a otros
factores que el crecimiento cronológico. Por ejemplo, el lugar común de que los
ancianos son inofensivos y bondadosos, o desapasionados e inocentes.
9. Prejuicios étnicos. Semejantes a los raciales, pero juzgan a partir
de costumbres culturales, gastronómicas, musicales, a un conjunto humano
determinado. Por ejemplo, se dice que los asiáticos comen perros y gatos,
mientras que los franceses son buenos cocineros.
10. Prejuicios profesionales. Atribuyen a un individuo o a su colectividad
profesional alguna condición específica, a menudo vinculada con una
apreciación de otra naturaleza, ya sea sexual, moral o de género. Por ejemplo,
que las secretarias se acuestan siempre con sus jefes, o que los arquitectos
suelen ser homosexuales, o los abogados ladrones fríos e inescrupulosos.
11. Prejuicios religiosos. Cercanos a los étnicos, rechazan o aprueban a priori a
quienes profesen algún tipo de terminado de religiosidad o misticismo. Por
ejemplo, se acusa a los protestantes de puritanismo, a los católicos de
hipocresía y a los budistas de imperturbabilidad.
12. Prejuicios educativos. Fundamentan su discrecionalidad en el nivel de
educación formal de un individuo. Por ejemplo, que ir a la universidad garantiza
inteligencia y honradez, o que las personas educadas son aburridas y frígidas.
13. Prejuicios lingüísticos. Atienden a la manera específica de hablar de un
individuo o un colectivo humano: los neologismos empleados, la entonación,
etc. Por ejemplo, en ciertos lugares se privilegia el español castizo al
latinoamericano, o se prefiere alguna variante dialectal local por encima de
otra.
14. Prejuicios con animales. A menudo se tiene también una actitud prejuiciosa
respecto a grupos de animales o a las personas que interactúan con ellos o que
los prefieren. Por ejemplo, se dice que los dueños de perros son de una manera
y los dueños de gatos de otra, que las mujeres solas prefieren a los gatos, etc.
15. Prejuicios de otra naturaleza. Existen prejuicios puntuales de otra naturaleza,
vinculados a tribus urbanas, gustos estéticos, preferencias personales o
conductas de consumo que, si bien no entran del todo en ninguna de las
categorías anteriores, son también movilizadoras del imaginario social. Por
ejemplo, a menudo se piensa que las personas tatuadas son más propensas al
vicio.

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