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© Juan Carlos Torrego Seijo (coord.), M.a José Gómez Puig, Concepción Martínez
Vírseda, Andrés Negro Moncayo
Agradecimientos
Presentación
8 preguntas sobre la acción tutorial y 8 ideas clave para responderlas
7 La acción tutorial es una tarea compartida entre todos los miembros del
equipo educativo y está en clara conexión con los recursos del entorno
La acción tutorial y el trabajo en equipo
• Las reuniones. Algunas ideas para mejorar su eficacia
• La coordinación de la evaluación
• La tutoría, el sistema de orientación y el trabajo en red
En la práctica
Para saber más
Glosario
Referencias bibliográficas
Agradecimientos
Sería imposible que este libro viera la luz hoy sin contar con el interés y respaldo de la
editorial Graó a través de Cinta Vidal, que desde el primer momento alentó esta tarea.
Tampoco hubiera sido posible si los autores no hubiéramos consultado otras obras y
participado de las ricas experiencias de formación y de asesoramiento en centros
educativos realizadas estos últimos años, con la posibilidad de compartir ideas y
prácticas, de las que somos deudores, con algunos tutores y tutoras y otros profesionales
de la educación. Además, queremos reconocer que los profesionales miembros del
equipo de formación del Proyecto de la Universidad de Alcalá en el ámbito de la
convivencia y el aprendizaje cooperativo –Carmelo Aguado, José Manuel Arribas, Isabel
Fernández, Silvina Funes, Javier López, Carlos Mas, Juan de Vicente, Emiliana
Villoslada, Laura Rayón y Yolanda Muñoz–han sido un referente fundamental para la
obra que se presenta.
Presentación
3. Todos sabemos que cuando la clase funciona como un verdadero grupo, es más fácil
lograr un ambiente de aula favorable para el aprendizaje y la convivencia. Pero el grupo
como tal no se produce de una manera espontánea. El tutor tiene que conseguir que el
agrupamiento de alumnos con que se encuentra al inicio del curso llegue a ser un grupo
cohesionado. ¿Cómo puede el tutor conseguir que su clase sea un verdadero grupo,
donde los alumnos se relacionen abiertamente, se comuniquen y colaboren entre ellos?
¿Qué estrategias puede emplear para crear conciencia de grupo? ¿Cómo puede el tutor
fomentar el diálogo y la participación activa del alumnado en la vida del aula y del
centro?
Idea clave 3. Uno de los ámbitos prioritarios de intervención del tutor es el que se
refiere al grupo-clase. El tutor ha de diseñar actuaciones para lograr que la clase
llegue a ser un verdadero grupo, donde los alumnos y alumnas se sientan a gusto,
se relacionen abiertamente, se ayuden y participen de una manera activa en la vida
del centro.
8. Si queremos que la acción tutorial consiga los objetivos que pretende, hay que evitar
que la tutoría quede reducida a una serie de actuaciones improvisadas o aisladas. Es
necesario planificar. El instrumento que utilizamos es el plan de acción tutorial. ¿Cómo
realizar una planificación de la acción tutorial que, además de estar en consonancia con
los objetivos del proyecto educativo, articule los diversos ámbitos dentro de un desarrollo
secuencial de éstos a lo largo del curso?
Idea clave 8. Una planificación cuidadosa de la acción tutorial, que responda a las
características y necesidades del contexto y que se integre de manera coherente con
los proyectos del centro, es imprescindible para poder desarrollar todas las
funciones asignadas al tutor y conseguir los importantes objetivos educativos que
se pretenden con el desarrollo de la acción tutorial.
* Todos los términos que aparecen en negrita pueden encontrarse en el glosario del libro (pp. 215-219).
Idea clave 1
Cada grupo de alumnos tiene un tutor o tutora designado por el director entre los
profesores que imparten clase al grupo. Corresponde al claustro de profesores (no al
Departamento de Orientación como suele creerse) la coordinación de las funciones de la
orientación y la tutoría, y es competencia de la jefatura de estudios la coordinación y
dirección de la acción tutorial. El Departamento de Orientación es un órgano de
asesoramiento y apoyo en el desarrollo del plan de acción.
Una síntesis de las finalidades generales de la acción tutorial sería:
• Contribuir a la personalización de la educación, es decir, a su carácter integral,
favoreciendo el desarrollo de todos los aspectos de la persona y contribuyendo
también a una educación individualizada, referida a personas concretas, con sus
actitudes e intereses diferenciados.
• Prevenir las dificultades de aprendizaje y no sólo asistirlas cuando han llegado a
producirse, anticipándose a ellas y evitando, en lo posible, fenómenos como el
abandono, el fracaso y la inadaptación escolar.
• Contribuir al desarrollo de una educación para todos que facilite el aprendizaje y la
participación desde una perspectiva inclusiva.
• Favorecer la integración y la participación activa de los alumnos en la vida del centro,
mejorando la convivencia escolar y potenciando la resolución pacífica y constructiva
de los conflictos.
• Favorecer los procesos de madurez personal, de desarrollo de la propia identidad y
sistema de valores, así como de la progresiva toma de decisiones a medida que los
alumnos han de ir enfrentándose a diferentes momentos en los que deberán
posicionarse ante distintas alternativas académicas o profesionales.
• Contribuir a la adecuada relación e interacción entre los distintos integrantes de la
comunidad educativa: profesores, alumnos y padres, así como entre la comunidad
educativa y el entorno social.
Como hemos visto hasta ahora, el papel del tutor cobra una relevancia muy importante
en el desarrollo del proceso educativo del alumno, y tiene encomendadas un gran número
de funciones de gran calado y complejidad. Por ello, es fundamental que la elección y
asignación de tutorías se lleve a cabo teniendo en cuenta la adecuación del perfil personal
del profesor tutor con todas estas responsabilidades que tiene encomendadas.
El papel del tutor cobra una relevancia muy importante en el desarrollo del
proceso educativo del alumno, y tiene encomendadas un gran número de
funciones de gran calado y complejidad.
Pero el desarrollo de la acción tutorial no requiere sólo de habilidades técnicas, sino que
son también necesarias una serie de cualidades personales tan importantes que en la
práctica determinan que alguien sea considerado por los alumnos, las familias y el resto
de compañeros, como un buen o mal tutor. Dentro de estas cualidades, podemos señalar
como fundamental la preocupación real por el bienestar de las personas tanto a nivel
individual como grupal. Esto implica el desarrollo consciente y sincero de cualidades y
actitudes como la confianza, la autenticidad, la empatía, la capacidad de escucha, el
compromiso, la convicción de que todos somos dignos de respeto y de valoración, más
allá de los comportamientos puntuales o las dificultades que se puedan ir presentando.
Para conseguir estos objetivos el tutor hará uso de distintos procedimientos como puede
ser la tutoría individualizada, que se centra sobre todo en el conocimiento de la persona y
el apoyo (bien sea al alumno o su familia) en sus necesidades, preocupaciones,
inquietudes, etc., empleando la entrevista educativa, que ha de ser realizada mediante
una escucha activa y una actitud comprensiva y de colaboración (veremos con más
detalle la técnica de la entrevista en la idea clave 5, pp. 131-150). También, realizará
actividades que implican al grupo-clase o a todo el centro, como jornadas de acogida,
asambleas de aula, jornadas de convivencia, actividades extraescolares, actividades de
elaboración democrática de normas, elección de delegados, organización en comisiones,
etc. (estos temas se desarrollan en las ideas clave 3, pp. 67-98, y 5, pp. 131-150).
Estas actitudes del tutor deben estar también presentes en su relación con el equipo
docente y otros profesionales internos o externos al centro, tratando de crear espacios de
comunicación, reflexión, apoyo mutuo y trabajo compartido, desde el respeto y la
valoración de las aportaciones de todos y cada uno (lo veremos en la idea clave 7, pp.
173-193).
Giner (2012, pp. 28-29) propone la siguiente descripción de competencias básicas del
tutor o tutora:
Competencias generales:
1. Principios éticos de implicación. Se siente comprometido con la tarea de tutor.
Actitudes que ayudan al crecimiento del alumnado de su tutoría, mostrando respeto
y aceptando a la persona como tal a partir de unos valores personales que lo
acompañan.
2. Adaptación al cambio. Tolerancia de la incertidumbre. Hace un análisis de las
necesidades y prevé los riesgos que pueden aparecer. Adapta sus respuestas en
función de las necesidades y riesgos que se puedan detectar.
3. Autogestión/Organización. Establece objetivos y prioridades. Delimita
responsabilidades y tareas adecuadas a cada grupo, persona o situación. Gestiona y
planifica el tiempo programando y actúa siguiendo esta planificación.
4. Autonomía. Lleva a cabo aquellas tareas que se ha marcado sin necesidad de
seguimiento o supervisión. Tiene independencia del entorno, no se deja condicionar
por las circunstancias adversas.
5. Comunicación. Sabe escuchar. Transmite mensajes con claridad y precisión
utilizando los diferentes elementos a su disposición. Tiene capacidad empática y
asertiva. Gestiona los procesos comunicacionales para la mejora relacional.
6. Gestión emocional. Detecta las propias emociones y las de las personas que lo
rodean, haciendo una gestión adecuada para dar una respuesta que responda a los
valores personales que lo acompañan o que quiera transmitir.
7. Desarrollo personal. Tiene capacidad de reflexión sobre su práctica. Se plantea
cambios tanto a nivel actitudinal como a nivel profesional. Selecciona formaciones
adecuadas para dar respuesta a estos cambios.
8. Liderazgo. Tiene capacidad de confluir con las personas, para poder influir, con el
fin de ayudar en el crecimiento de los alumnos que tutela.
9. Trabajo en equipo. Sabe trabajar con un equipo de diferentes profesionales.
Capacidad de dar y recibir en red, de saber aceptar responsabilidades que le tocan y
poner límites a otras que no son de su ámbito.
Competencias específicas
1. Gestión del marco legal. Saber entender y aplicar los conocimientos relacionados
con los derechos y deberes de los tutores y los alumnos, las instrucciones de
principio de curso publicadas por el Departamento de Educación y lo relativo a la
legislación vigente en el ámbito de tutoría.
2. Gestión y dinamización de grupo. Saber pasar de un agrupamiento de alumnos a un
grupo-clase, potenciando una dinámica que incremente la mejora relacional de todo
el alumnado. Poder incidir de forma práctica en el grupo para generar espacios de
interacción y reflexión entre el alumnado para que se puedan producir cambios que
los ayuden a crecer como personas.
3. Gestión, seguimiento y orientación académica de los alumnos. Aquellas técnicas
de acompañamiento académico y de orientación a los alumnos, durante su formación
obligatoria tanto en la elección de créditos o itinerarios, como en el proceso de
orientación vocacional al finalizar la educación secundaria obligatoria o el
bachillerato. Todo ello con la coordinación del equipo docente de su grupo-clase.
4. Gestión, seguimiento y orientación personal de los alumnos. Saber gestionar las
relaciones con el alumnado y tener conocimiento de las técnicas de entrevista con
alumnos y la capacidad para detectar posibles dificultades y aspectos relevantes en la
prevención de riesgos psicosociales e intervenciones de prevención de la salud.
Capacidad para realizar otras intervenciones básicas o de acompañamiento en el
crecimiento personal de los alumnos.
5. Gestión, seguimiento y orientación a las familias. Saber gestionar las relaciones
con las familias y tener conocimiento de los diferentes modelos de familia y de las
técnicas de entrevista con los padres para transmitir y obtener información relevante,
para poder colaborar. Tener la capacidad de detectar riesgos psicosociales y de salud
para intervenir o derivar si es necesario.
6. Gestión de los conflictos y mejora de la convivencia. Disponer de conocimientos
básicos para mejorar la convivencia y gestionar los conflictos mediante el
conocimiento de técnicas y estrategias relacionales, de diálogo o mediación para
abordarlos de forma no violenta y realizar una tarea de prevención.
7. Gestión y coordinación con el equipo docente. Saber gestionar la relación con el
equipo docente que interviene en el grupoclase para dar una respuesta colegiada en el
funcionamiento del alumnado, tanto individualmente como en grupo.
8. Gestión y coordinación con los servicios externos. Saber trabajar en red con los
diferentes servicios externos que actúan en el centro apoyando la tarea educativa y
de atención social.
Caso 1
En un colegio de primaria, tras la primera evaluación, se analizan en la comisión de
coordinación pedagógica los resultados de dicha evaluación. Se constata una bajada de
rendimiento en el alumnado del tercer ciclo en relación con el primer y segundo ciclo.
Se plantean como posibles causas: la falta de hábitos de estudio, tiempo insuficiente de
dedicación en casa a la realización de tareas escolares, exceso de actividades
extraescolares, escasa implicación de algunas familias.
A partir de esta situación se ponen en marcha diversas actuaciones en las que
intervendrá el tutor, el equipo docente y el orientador.
Mediante estas actuaciones se incidirá en el trabajo de aula con el grupo-clase y en
la labor de orientación a las familias, pero implicará además ámbitos de actuación
propios del plan de acción tutorial y también objetivos y contenidos del currículo de la
etapa de educación primaria.
Objetivos
En relación con el profesorado:
• Reflexionar acerca de las estrategias didácticas que utilizan y su influencia en los
diversos factores que inciden en el aprendizaje, sobre todo en la motivación.
• Diseñar actividades con el alumnado y las familias para mejorar la situación
planteada.
Actuaciones
En la reunión de ciclo, el equipo docente y el orientador analizan la situación,
determinan ámbitos de mejora y establecen un plan de acción.
Tras esta recogida y organización de la información, se identifican como principales
dificultades dentro de cada uno de los ámbitos las siguientes:
• Problemas para captar las ideas principales de los textos, falta de hábitos de estudio
y estrategias adecuadas para estudiar los temas.
• Falta de motivación para el aprendizaje.
• Escasa participación en las actividades escolares dentro de un pequeño grupo de
alumnos.
• Delegación de las familias en la escuela, condiciones ambientales poco favorables,
no dedican el tiempo necesario al trabajo personal.
A su vez, se definen acciones para llevar a cabo con los alumnos, las familias y el
propio equipo docente.
Los tutores trabajan con el grupo-clase aspectos generales para mejorar la
motivación, las estrategias de aprendizaje y los hábitos de estudio.
Cada profesor en su área trabaja las estrategias de aprendizaje priorizadas en la
reunión.
Con las familias en reunión de clase, el tutor y el orientador informan de las
actividades que se están realizando con los alumnos, tratan de recabar su colaboración
y orientan sobre pautas específicas que hay que seguir desde el medio familiar.
También se realizan entrevistas individuales con las familias o los alumnos en los casos
en que se considera necesario.
En todo este proceso el orientador aporta pautas y materiales al profesorado para
llevar a cabo las actuaciones anteriores y apoya en los aspectos del proceso que se
estimen convenientes.
Caso 2
Al término de la etapa de primaria, el alumnado y sus familias necesitan información
acerca de la nueva etapa que van a iniciar, así como orientaciones sobre la manera de
afrontar este cambio de una manera positiva. Además, para que las actuaciones sean
más eficaces, es preciso coordinar las intervenciones que se realizan desde los
diferentes ámbitos y los distintos profesionales.
Conscientes de la importancia de esta transición, los centros educativos de la zona
han realizado un proceso de trabajo para acordar un planteamiento coordinado de
orientación que facilite el cambio de etapa educativa. Los objetivos y actuaciones de
este plan son los siguientes.
Objetivos
• Favorecer la continuidad del proceso educativo de los alumnos en el cambio de
etapa.
• Facilitar la adaptación de los alumnos a la nueva etapa educativa mediante
actividades informativas y formativas.
• Facilitar información a las familias para ayudar a sus hijos en la etapa de cambio.
• Propiciar el establecimiento de cauces efectivos de coordinación entre los
profesionales de las dos etapas.
Actuaciones
• Con los alumnos:
– Presentación del programa en cada clase por parte del tutor y motivación para
desarrollarlo.
– Realizar actividades del programa relativas a la información de la etapade
secundaria y al desarrollo de habilidades y hábitos básicos que favorezcan la
incorporación al instituto.
– Preparación y realización de visitas de los alumnos a los institutos o centros de
educación secundaria correspondientes.
• Con las familias:
– Reuniones con las familias para informar del cambio de etapa, las características
psicoevolutivas de los alumnos y las pautas educativas recomendadas.
– Entrevistas de orientación con las familias de alumnos con necesidades
educativas específicas y otros que lo precisen.
– Preparación y realización de visitas de las familias a los institutos.
• Coordinaciones:
– Reuniones de los tutores con el orientador para organizar la presentación del
programa y su seguimiento.
– Organización del calendario de reuniones y visitas con la jefatura de estudios.
– Reuniones entre institutos y colegios de primaria para la coordinación de
aspectos académicos, traspaso de información y realización de visitas.
http://ntic.educacion.es/w3/recursos2/orientacion/index.html
Página web del Ministerio de Educación sobre orientación educativa. Se estructura
en cuatro apartados completados con una amplia bibliografía: apoyo al proceso de
enseñanza-aprendizaje; orientación académica y profesional; acción tutorial y
desarrollo personal del profesorado.
1. Éstas son las funciones del tutor recogidas en la normativa española actual (artículo 46 del Real Decreto 82/1996). Para
otros países, téngase en cuenta la normativa escolar correspondiente.
2. Éstas son las funciones del tutor recogidas en la normativa española actual (artículo 56 del Real Decreto 83/1996). Para
otros países, téngase en cuenta la normativa escolar correspondiente.
3. Adaptado a partir de De Miguel y otros (1996, pp. 81-84).
Idea clave 2
El tutor y el alumno
En esta idea clave vamos a abordar las funciones y tareas del tutor relacionadas con el
conocimiento de las características personales del alumno, la detección de dificultades de
aprendizaje para realizar una intervención educativa más ajustada a sus necesidades y el
seguimiento personalizado.
Para poder desarrollar estas tareas es imprescindible que el tutor conozca a cada uno
de los alumnos de su tutoría, para lo que necesita contar con herramientas teóricas y
prácticas que hagan posible disponer de un conocimiento significativo, que pueda
después ser utilizado para conseguir una mejor respuesta educativa. El conocimiento
obtenido de cada alumno será útil para intervenir:
• Con el alumno individualmente, para orientar su proceso educativo.
• Con el grupo de alumnos en su conjunto, porque la suma de las características
individuales de los diferentes alumnos nos aporta un conocimiento del perfil del
grupo.
• Con el equipo docente, porque esas características individuales deben ser conocidas
por éste y serán la base para la toma de decisiones sobre las líneas de trabajo con
alumnos concretos.
• Con las familias, para favorecer la coordinación de las actuaciones entre el ámbito
escolar y familiar.
Por tanto, este ámbito de trabajo de la tutoría tiene una influencia directa sobre todos los
demás.
A continuación pasamos a desarrollar esta idea viendo qué información hemos de
recoger, qué instrumentos podemos emplear y cómo la podemos utilizar para el análisis y
tratamiento de casos individuales o grupales.
El conocimiento del alumno
Una primera cuestión que hay que considerar en este aspecto es la necesidad de contar
con un marco de referencia que oriente sobre cuál es la información que tenemos que
recoger y qué ámbitos tenemos que analizar y observar para cumplir los objetivos que se
pretenden con este conocimiento del alumno.
Para situarnos convenientemente, hemos de tener en cuenta que nos encontramos
ante un alumno que es una persona en un momento evolutivo, que cuenta con una
historia previa y que aprende y se desarrolla dentro de un contexto escolar, familiar y
social con unas características específicas.
Por lo tanto, habrá que integrar en este conocimiento aspectos psicológicos, escolares
y sociales.
Además, nuestra experiencia nos indica que es importante recoger sólo aquella
información que sea significativa para el proceso de aprendizaje del alumno. Muchas
veces sucede que recogemos información que no vamos a poder utilizar para la toma de
decisiones sobre medidas necesarias para mejorar el aprendizaje del alumnado. Tenemos
que tener claro qué ámbitos son significativos en el proceso de aprendizaje y cuáles son
controlables desde el contexto escolar y desde las funciones del tutor, siempre respetando
la intimidad y privacidad del alumno y su familia.
Conocimientos previos
Se refiere al nivel de aprendizaje alcanzado en las áreas y que va a condicionar una
progresión adecuada en los aprendizajes posteriores. Por ejemplo, sería difícil trabajar la
formulación química sin conocer la estructura del átomo.
Aunque esto no sea una responsabilidad directa del tutor, dado que es más una
competencia del profesorado de área, su conocimiento es necesario para tener una
imagen ajustada del alumno y poder realizar las funciones orientadoras y de apoyo del
tutor.
Competencia instrumental
Hace referencia al conjunto de conocimientos que tienen un carácter de «instrumento»
para aprender en cualquier área. Por ejemplo: saber leer comprensivamente, tener
agilidad en la resolución de problemas sencillos de cálculo, entender un gráfico de
temperaturas, etc. Es necesario considerar y trabajar estos aspectos, ya que van a
condicionar mucho los aprendizajes posteriores.
Estilo de aprendizaje
Se refiere a las preferencias del alumnado a la hora de aprender, por ejemplo, si se inclina
más por tareas abiertas o cerradas, si realiza una reflexión previa o aborda las tareas de
una forma impulsiva, etc. También tiene que ver con la preferencia del canal de recogida
de la información, hay alumnos que procesan mejor la información por vía auditiva,
otros por vía visual, otros a través del tacto, etc. Sabemos, también, que hay alumnos
que funcionan mejor ante tareas muy delimitadas y otros ante tareas más abiertas y con
un mayor nivel de libertad.
Conocer el estilo de aprendizaje de los alumnos permite al profesor tomar decisiones
sobre métodos de enseñanza y tipo de agrupamientos.
Estrategias de aprendizaje
Son el conjunto de habilidades, técnicas, hábitos y forma de disponer las condiciones
ambientales que posibilitan o dificultan que el estudiante aprenda. Son sus habilidades de
estudio. Podemos decir que el alumnado dispone de una buena estrategia para el
aprendizaje si, dominando el uso de las técnicas de trabajo intelectual (resumen,
elaboración de esquemas, categorización, elaboración de mapas conceptuales, etc.), es
capaz de seleccionarlas y ordenarlas de tal manera que pueda conseguir el mayor logro
de aprendizaje con el mínimo esfuerzo.
Es importante conocer las estrategias que domina el alumno dado que explican
bastante bien su rendimiento en numerosas ocasiones.
Motivación para aprender
Es la tendencia a considerar las tareas como una ocasión para aprender, es la
predisposición positiva hacia los aprendizajes que son próximos a sus intereses y
experiencias previas, y es la confianza y las buenas expectativas sobre las propias
posibilidades para aprender. Sabemos que si un alumno o alumna está motivado,
aprende, y, al contrario, una baja motivación es un freno importante para la buena
marcha de los aprendizajes.
En los alumnos la motivación para aprender puede depender de múltiples factores,
como la implicación y motivación familiar, el estilo del docente, las oportunidades de
éxito o fracaso del alumno dentro del aula, su trayectoria académica anterior en relación
con éxitos o fracasos, sus intereses, el tipo de motivación extrínseca o intrínseca que
tenga, que está muy relacionada con otros factores que ahora comentaremos.
Las causas de la motivación son variadas. A veces, la motivación del alumno para el
aprendizaje es fundamentalmente extrínseca, es decir, el alumno realiza su trabajo escolar
para conseguir un premio o evitar un castigo, o para complacer a sus padres. El reto
consiste en lograr que la motivación de los alumnos tenga un carácter más intrínseco, de
modo que el alumno quiera aprender para vivir el sentimiento de satisfacción que le
supone el aprendizaje en sí, para sentirse competente o sencillamente porque se siente
atraído hacia la tarea o el objeto del aprendizaje.
Para analizar la motivación de un alumno podemos analizar las metas (motivos para
estudiar) que éste tiene. Unas veces es el propio saber (metas de aprendizaje) y otras
quedar bien ante los demás, evitar el fracaso o tener éxito (metas de ejecución).
Por otro lado, observaremos sus atribuciones, es decir, las explicaciones que el
alumno se da a sí mismo de sus éxitos y fracasos. De ellas depende la voluntad que
pondrá ante las tareas y ante las dificultades que se le presenten. Explicaciones del tipo
«no soy capaz» anulan la motivación para el esfuerzo, mientras que explicaciones como
«le he dedicado poco tiempo» permiten estimular la motivación.
Para analizar este elemento podemos, en función de la edad, observar al alumno,
entrevistarlo, hablar con la familia, aplicar cuestionarios, etc.
Autoconcepto
Es la idea que una persona tiene de sí misma. Incluye imágenes mentales que engloban
aspectos corporales, cognitivos, emocionales, sociales y morales. Al mismo tiempo la
persona valora, positiva o negativamente, esas imágenes que tiene de sí misma y ello
constituye la autoestima. Si ésta es positiva, el alumno o la alumna tiene una mayor
disposición para aprender.
Respecto a la autoestima, se consideran como dimensiones fundamentales: el aspecto
físico, la competencia o destrezas físicas, la competencia académica y la competencia
social en las relaciones con adultos y con los iguales.
El autoconcepto implica un proceso de construcción y elaboración del conocimiento
de uno mismo, que se prolonga durante los años de la infancia y de la adolescencia. Es
un proceso continuado de cambios que, en términos generales, conlleva una complejidad
creciente y, a medida que aumenta la edad de los alumnos, su contenido adquiere un
carácter más psicológico y social.
La información sobre uno mismo se puede obtener a partir de diferentes fuentes,
como los «otros significativos», el proceso de comparación social, la observación de la
propia conducta o los estados afectivo-emocionales propios.
En el desarrollo del alumno, los dos contextos que más influyen en el autoconcepto
son el familiar y el escolar, por lo que la información ofrecida por padres, profesores e
iguales va a representar una importante fuente de información. La opinión de los
compañeros escolares tiene mucha influencia en el proceso de comparación que
constituye la formación del autoconcepto.
Entorno familiar
Podemos definir este factor como el conjunto de elementos ambientales que rodean al
alumno en su núcleo familiar, tales como el nivel de expectativas con respecto a los hijos,
las explicaciones que se le dan a los éxitos y fracasos académicos, tipo de relación que se
fomenta entre los hermanos, actitudes de protección o sobreexigencia familiar, normas o
relaciones que establecen con el centro educativo, entre otras.
La relación y las expectativas de la familia respecto al centro y la misma convivencia
interna en el hogar influyen claramente en el rendimiento del alumnado.
Entre los aspectos que pueden ser trabajados desde el contexto escolar cabe citar:
• La motivación para el aprendizaje: podemos observar el nivel de expectativas de la
familia ante el éxito general y escolar de los hijos (ello condiciona el esfuerzo que
ponen éstos en la tarea académica), las atribuciones y explicaciones que realizan los
padres ante sus éxitos y fracasos, los refuerzos, los mensajes de apoyo o desaliento
que transmiten ante los resultados académicos de los hijos, etc.
• El fomento de la autonomía personal y el autoconcepto positivo en el seno de las
relaciones familiares: el tipo de relaciones que se fomentan en la familia, entre los
hermanos, con los amigos (de comparación o no comparación, solidaridad,
competencia), actitudesdominantes en el seno de la familia en relación con los hijos
(sobreprotección, sobreexigencia, resignación, ansiedad…), el grado de coherencia
entre las figuras de referencia del entorno familiar, etc.
• El modo como se realiza el apoyo a las tareas escolares: normas familiares y
estructura de los espacios y tiempos para el estudio, los apoyos prestados, el tipo de
relación que establece la familia con el centro (colaboración o no, expectativas sobre
el centro, seguimiento de su hijo…).
Las reuniones con las familias, individuales y grupales, la observación del alumno,
instrumentos como cuestionarios, etc., son la forma de observar estos aspectos.4
Grupo-clase
La clase es el espacio en el que convive un alumno o alumna, conviene conocer cómo se
desarrolla esa convivencia y comunicación entre sus miembros, ya que condicionará las
posibilidades de rendimiento académico.
En este aspecto debemos analizar la situación del alumno respecto del grupo, su
integración en él, sus preferencias de trabajo (individuales, grupales, por parejas…), su
adaptación a las rutinas y normas de aula, así como las habilidades de cooperación de las
que dispone.5
Para utilizar y transmitir la información que hemos recogido, hay que establecer
espacios y tiempos para el análisis de situaciones individuales y grupales, y para
la toma de decisiones respecto a la atención a la diversidad.
Cuando estamos trabajando con los compañeros del equipo docente para analizar las
características y medidas que hay que tomar con un alumno concreto o un grupo,
necesitamos un procedimiento que nos ayude a ordenar la información y a tomar
decisiones. El objetivo de esta estrategia, el análisis de casos, es buscar soluciones
eficaces a la problemática planteada.
El procedimiento que proponemos es el siguiente:7
Cuando estamos trabajando con los compañeros del equipo docente para
analizar las características y medidas que hay que tomar con un alumno concreto
o un grupo, necesitamos un procedimiento que nos ayude a ordenar la
información y a tomar decisiones.
1. Reunir y categorizar los principales problemas «tipo» que nos solemos encontrar en
este grupo o con este alumno concreto. Las cuatro grandes categorías serían: base
académica, interés por lo académico, apoyo externo al alumno y contexto escolar.
Estas categorías habitualmente se encuentran dentro de lo que el profesorado
observa, por lo que son fáciles de utilizar.
A continuación, se muestra un ejemplo de manifestaciones típicas en torno a estas
categorías:
Base académica Interés por lo académico
Mala lectoescritura, mal en matemáticas, no No hacen tareas, no estudian.
saben estudiar.
Apoyo externo Contexto escolar
No estudian, sus padres no controlan, están No se integran en clase ni en el centro, no
pensando en otras cosas. siguen las clases, molestan y distraen.
2. Priorizar la categoría que nos parezca más significativa en el caso concreto que se
esté abordando. Se puede elegir la que se considere más importante o aquella que se
piense que se puede abordar mejor.
3. Establecer la relación de esa categoría elegida con los factores correspondientes que
inciden en el aprendizaje. La relación sería la siguiente:
Base académica Interés por lo académico
Competencia instrumental, conocimientos Motivación para aprender, autoconcepto y
previos y estrategias de aprendizaje. autoestima.
Apoyo externo Contexto escolar
Entorno familiar. Grupo-clase, estilo de aprendizaje.
4. Seleccionar uno o varios de los factores; obtener información sobre ellos; analizarlos
viendo de qué manera están incidiendo en el proceso educativo, y plantear
finalmente medidas y pautas de actuación para su mejora, siempre priorizando
aquello que se puede hacer y definiendo un plan de intervención concreto.
Dentro del apartado «En la práctica» se incluyen unos guiones que pueden servir de
ayuda para realizar esta tarea.
Otro marco de uso de la información consiste en las intervenciones que, como
tutores, realizamos individualmente con cada uno de los alumnos. En estas
intervenciones hay ciertos contenidos, estilos y pautas de relación con los alumnos que
conviene tener en cuenta.
Muy importante es la actitud que hay que mantener en estos contactos de seguimiento
personal. La actitud que se considera más adecuada es mostrar una postura abierta y
comprensiva, que implica estar al lado del otro, disponible y abierto, en una posición de
escucha empática, de aceptación y respeto, para intentar comprenderlo desde su propia
situación. Esto implica evitar los interrogatorios exhaustivos, dejar de lado juicios o
interpretaciones previas, basadas sólo en nuestro punto de vista, y estar abiertos a lo que
el alumno quiere decir otorgándole protagonismo activo en las cuestiones que se estén
tratando.8
Por último, es muy importante, y por eso volvemos a insistir en ello, que en
cualquiera de estos procesos de transmisión y uso de la información seamos muy
cuidadosos con la confidencialidad de determinadas informaciones que siempre hemos de
garantizar.
En la práctica
Estilo de aprendizaje
Tareas abiertas/tareas estructuradas
Si se trata de un alumno individual, este dato sólo es necesario comentarlo en la
evaluación cuando todos los profesores plantean que presenta o puede presentar
dificultades. En ese caso conviene comentar el tipo de tareas que se le dan mejor por si
es posible tenerlo en cuenta en el desarrollo normal de las clases.
Si se trata de un grupo y predominan los alumnos que prefieren tareas abiertas,
evitaremos basar nuestra metodología en actividades muy dirigidas, marcándoles
claramente cada paso, ya que esto puede dar lugar a que se generen malos resultados y
desmotivación.
Si por el contrario predominan los alumnos que prefieren tareas estructuradas,
nuestra metodología tiene que contemplar una dirección inicial de todos los pasos que
hay que realizar, es decir, hay que explicarles claramente los pasos que deben seguir,
indicarles los trabajos que han de realizar, de qué manera…ya que en caso contrario
puede ocurrir que, aunque dispongan de los conocimientos necesarios para realizar los
trabajos, no sean capaces de enfrentarse a ellos, por lo que estas situaciones pueden
generar inseguridad y desmotivación.
Si existe un equilibrio entre los dos tipos de alumnos, es preferible comenzar por
tareas estructuradas.
Reflexivos/impulsivos
Este dato es importante tanto si se trata de un alumno individual como de un grupo en
el que predominan los alumnos impulsivos, ya que éste es uno de los principales
motivos que provocan errores en los alumnos, llegando a producir fracaso escolar y
desmotivación.
Los procedimientos que hay que seguir con estos alumnos para lograr que controlen
su impulsividad pueden ser los siguientes:
• Antes de comenzar una tarea, hacerles describir los pasos que van a seguir para
realizarla.
• Que quede claro desde el comienzo cuál es el objetivo de la tarea, contándolo
nosotros y haciendo que lo cuenten ellos.
• Cuando se produzcan fallos en una tarea por la impulsividad, hacer que un alumno
reflexivo cuente el proceso seguido, intentando destacar que el problema no se
encuentra en no dominar los contenidos, para lograr que perciban la ventaja de la
reflexión inicial.
Estrategias de aprendizaje
Adaptación de la forma de estudio en función del material, asignatura,
conocimientos previos, tipo de examen…
Cuando un alumno estudia siempre de lamisma manera, al margen de la asignatura que
sea, o cuando en el grupo predominan los alumnos que no adaptan su forma de estudio
a las condiciones de la asignatura, puede ocurrir que, a pesar de dedicar un tiempo
importante al trabajo escolar, no obtengan unos resultados satisfactorios. Los caminos
para la solución a este problema pasan por los siguientes puntos:
• Indicarles claramente lo que se quiere conseguir con ese tema.
• Explicarles la forma de examen diciéndoles si lo que tienen que hacer es recordar
literalmente datos, establecer relaciones entre los conceptos, realizar aplicaciones
prácticas, etc., de tal manera que esto condicione su forma de estudiar.
• En los primeros temas de nuestra asignatura, trabajar con ellos la forma especial de
estudiarla. Una forma puede ser mandarles como actividades para clase o para casa
las diferentes tareas que han de realizar para estudiar ese tema, en el orden en que
deben hacerlo, indicándoles que eso se dejará de hacer en los siguientes temas ya
que ésa es la forma propia de estudiar esa asignatura.
• Pedir a alumnos que estudian correctamente que cuenten a sus compañeros cómo lo
hacen para que sirvan de modelo a los demás.
• Con los alumnos individuales que no adaptan su forma de estudio, realizar lo mismo
que en el punto anterior, o bien que nos lo cuenten a nosotros, corrigiéndoles los
errores que manifiesten.
Lugar de estudio
Si el porcentaje de alumnos que no disponen de un lugar y un orden apropiado para el
estudio es alto, un posible abordaje sería el desarrollo de un programa de intervención
sobre este tema en la hora de tutoría, que ayude a los alumnos a saber organizar un
espacio de estudio (iluminación, organización del material, disposición física y postural,
etc.). Esta información tendrá mayor repercusión si paralelamente se trabaja con las
familias en esta misma línea.
Grupo-clase
Si el alumno indica que no se encontraba a gusto el curso pasado en el grupo, habrá
que tenerlo en cuenta para observarlo y favorecer su integración en la clase.
Si de forma generalizada nos encontramos con problemas de relación,
comunicación, participación, desorganización del grupo o disrupción, tendremos que
tomar medidas dirigidas a favorecer que la clase funcione como un verdadero grupo
cohesionado. Básicamente, serán actuaciones encaminadas a favorecer el conocimiento
mutuo, delimitar las reglas de funcionamiento (por ejemplo, a través de la elaboración
de normas), ofrecer cauces de participación (por ejemplo, mediante la creación de
comisiones, la elección de delegado), enseñar a resolver conflictos y fomentar
relaciones de ayuda y cooperación (por ejemplo, mediante el empleo de metodologías
de aprendizaje cooperativo o alumnos ayudantes en convivencia).
Entorno familiar
Percepción que tienen los alumnos de las explicaciones que dan sus padres a
sus éxitos (atribuciones que hacen los padres ante los éxitos o fracasos)
Éste es un dato que hay que tener en cuenta principalmente para las reuniones con los
padres, ya que un grupo en el que predominen las percepciones negativas va a tener
tendencia a la desmotivación, por lo que si queremos intervenir con los padres por
cualquier problema que surja en el grupo, es necesario cambiar previamente esta
percepción para que la intervención sea eficaz.
Organización del tiempo en casa de tal manera que les permita estudiar
La organización general del tiempo del alumno en su casa es importante ya que el
establecimiento de horarios más o menos fijos facilita la creación de «ritmos» y, por
consiguiente, de hábitos, lo que mejora indirectamente el rendimiento escolar. Si los
alumnos disponen de un horario específico de estudio, respetado en general, esto
conlleva un menor tiempo para alcanzar la concentración, con lo cual en menos tiempo
obtienen mayor rendimiento. Si en el grupo predominan los alumnos que no tienen
organizado el tiempo, es una cuestión que hay que comentar en la reunión de padres y
en las sesiones de tutoría de grupo con los alumnos.
MORUNO, P.; SÁNCHEZ, M.; TORREGO, J.C. (2011): «La evaluación del grupo
clase: procedimientos y recursos», en TORREGO, J.C. (coord.): Alumnos con
altas capacidades y aprendizaje cooperativo. Madrid. SM / Fundación
PRYCONSA, pp. 125-165. También disponible en línea en
<www.fundacionpryconsa.es/pdf/Altas_capacidades_y_aprendizaje_cooperativo.pdf>.
En este capítulo se recogen de una manera pormenorizada variables individuales
que podemos evaluar en nuestro alumnado y se ofrecen numerosos anexos con
instrumentos para realizar esa evaluación. Se centra prioritariamente en las etapas
de infantil y primaria.
4. La idea clave 6 (pp. 151-172) profundiza sobre diversos aspectos de la relación entre la familia y la escuela.
5. Para ampliar y enfocar este apartado, tenemos que ver al alumno en el contexto de lo que se menciona en la idea clave 3
(pp. 67-98), dedicada al trabajo con el grupo.
6. Lo veremos con más detalle en la idea clave 7 (pp. 173-194).
7. Adaptado de Torrego y Negro (1997).
8. Dentro de la idea clave 6 (pp. 151-172) desarrollamos con detalle la técnica de la entrevista, por lo que a ella remitimos
al lector para ampliar la información sobre objetivos, fases, actitudes y procedimientos para realizar entrevistas dentro del
ámbito educativo.
9. También se puede utilizar como material de apoyo el trabajo de Campoy y otros (1996), que referenciamos al final de
esta idea clave, dentro del apartado «Para saber más…» (p. 65).
Idea clave 3
Interdependencia
Para conseguir algunas cosas, lograr nuestros objetivos, satisfacer nuestras
necesidades…, dependemos de las actuaciones de los demás, al igual que los demás
dependen también de lo que nosotros hagamos. Esto es lo que se denomina
interdependencia positiva. Nos agrupamos porque esperamos lograr algo que no
podemos obtener individualmente o porque lo obtendremos con más facilidad si estamos
dentro de un grupo. La conclusión es que nos necesitamos los unos a los otros para
conseguir nuestros fines.
Nos necesitamos los unos a los otros para conseguir nuestros fines.
Cuando hablamos de un grupo nos referimos a aquel que tiene unos objetivos
claros, específicos y verificables, y donde sus participantes tienen objetivos
personales similares o compatibles con los del grupo.
Interacción
Un grupo existe porque sus miembros establecen relaciones entre sí, interaccionan.
Puede ser complicado distinguir esta característica de las otras dos, ya que comparte con
ellas algunos aspectos. ¿Es condición o consecuencia de la interdependencia? Sin ella no
se puede dar una percepción de la identidad grupal. La interacción depende de dos
variables:
Comunicación interpersonal
La comunicación dentro del grupo es un componente básico para el desarrollo de un
sentido de vinculación a él. La comunicación puede ser verbal, emocional, física… La
podríamos definir como toda actuación por la que cada persona influye en los demás y es
influida por los demás.
La estructura grupal queda determinada por las normas implícitas o explícitas
que posee el grupo, los roles que existen en él y el estatus que lleva asociado cada
rol dentro del grupo.
Estructura grupal
Es el resultado de la interacción social de sus miembros. Queda determinada por las
normas implícitas o explícitas que posee el grupo, los roles que existen en él y el estatus
que lleva asociado cada rol dentrodel grupo. Las normas son patrones o modelos de
conducta compartidos por los miembros de un grupo, indican el comportamiento
adecuado en cada situación y tienen como consecuencia la conformidad de los miembros
de un grupo. Llamamos rol al papel que se le asigna a cada miembro del grupo, a la
conducta que es esperada, determinada, aceptada o tolerada por el grupo en relación con
la posición que ocupa ese miembro. Es fruto de la interacción. En ocasiones los
conflictos surgen porque sus miembros se ven obligados a desempeñar un papel con el
que no están de acuerdo. El estatus es la valoración que los miembros del grupo
conceden a la posición de ese rol. Algunas clasificaciones que se realizan de los roles son
las siguientes:
• Roles formales: los establecidos directamente por el tipo de grupo, por ejemplo, rol de
alumno, de profesor, de delegado…
• Roles informales: los que surgen como resultado de las interacciones, por ejemplo,
los alumnos populares o los rechazados.
• Roles de tarea: los que tratan de favorecer la consecución de los objetivos grupales,
por ejemplo, con intervenciones destinadas a producir nuevas ideas, a informar,
resumir lo que se ha dicho, etc.
• Roles de mantenimiento: los que se preocupan del nivel socioafectivo del grupo,
animando, conciliando posiciones, negociando compromisos, etc.
• Roles individuales: desempeñados por personas que persiguen satisfacer sus
necesidades, aunque éstas no estén relacionadas con los intereses del grupo o,
incluso, sean negativas para el funcionamiento del grupo, como en el caso del
boicoteador, el agresivo o el pasota.
Dentro de los roles hay uno que es especial, el de liderazgo. Éste puede ser formal
cuando es preestablecido por la organización (por ejemplo, profesor, presidente de un
club) o informal cuando surge de la interrelación de los miembros del grupo (por
ejemplo, la persona que es escuchada en un grupo independientemente de su rol formal).
Pueden coincidir o no.
Conocer al grupo
Para conocer las características del grupo-clase, su estructura, el grado de cohesión y la
posición que tiene cada uno de los alumnos dentro de él, podemos emplear técnicas de
análisis grupal.
A continuación, describiremos algunas de las más significativas.
El análisis del sociograma nos permite obtener datos útiles para mejorar las relaciones
entre los alumnos, tomar medidas para favorecer el ajuste de los menos integrados,
potenciar una mayor cohesión, etc.
El análisis del sociograma nos permite obtener datos útiles para mejorar las
relaciones entre los alumnos, tomar medidas para favorecer el ajuste de los
menos integrados, potenciar una mayor cohesión, etc.
• Necesidades afectivas satisfechas: ¿crees que todos y cada uno los miembros de tu
clase se sienten comprendidos, aceptados y respetados en su singularidad?
• Metas grupales conocidas y compartidas: ¿crees que el grupo-clase siente que tiene
un objetivo común?, ¿saben hacia dónde se camina?, ¿están de acuerdo con las
metas que se persiguen?
• Roles asumidos: ¿los miembros del grupo tienen funciones definidas?, ¿cumplen estas
funciones?, ¿se sienten a gusto con el papel o papeles que desempeñan dentro del
grupo?
• Normas de funcionamiento claras, consensuadas y funcionales: ¿en el grupo existen
normas que regulan su vida, que aportan seguridad porque se sabe a qué atenerse en
cada momento?, ¿son normas consensuadas?, ¿son justas?, ¿son coherentes?, ¿son
útiles?
• Comunicación e interacción abierta, multidireccional y de calidad: ¿en el grupo es
posible expresar las opiniones y los sentimientos de manera abierta y respetuosa entre
todos los miembros del grupo?, ¿los alumnos disponen de habilidades de
comunicación adecuadas?, ¿participan de manera activa en distintas situaciones
(sociales, de aprendizaje)?, ¿existe comunicación e interacción entre todos los
miembros del grupo o hay subgrupos, parejas aisladas, exclusión de algunos alumnos,
etc.?
Las fuentes de problemática internas al grupo dependen de cómo se haya gestionado éste
(Torrego, 2003). Si detectamos cuál es el origen de las dificultades, podremos abordar
más eficazmente su solución. A continuación recogemos las causas más significativas de
los problemas que se suelen dar en los grupos:
Los grupos pasan por diferentes fases en su desarrollo. El tipo de actuaciones que
hay que realizar para prevenir y anticiparse a las dificultades depende del
momento en que se encuentre el grupo.
Fase 1: formación-orientación
Esta primera fase corresponde a la situación inicial de «agrupamiento», no de grupo.
Ocurre al inicio del curso y en ella cada alumno trata de saber a qué atenerse dentro del
grupo. Se combinan las expectativas positivas con la ansiedad respecto a lo que va a
suceder.
Es una fase en la que lo importante es que los alumnos se conozcan y se llegue a
crear un clima de confianza y aprecio.
El cómo vaya a transcurrir posteriormente la vida del grupo depende del tiempo y
la calidad de las actividades que se desarrollen en esta fase.
Fase 4: finalización
También denominada fase de clausura. El curso acaba y es necesario realizar un balance
final para que el grupo sea consciente de lo conseguido, y evitar así sentimientos de
frustración por la sensación de pérdida. Es la fase para aceptar la realidad de la
finalización del grupo. Se pueden producir sentimientos de alivio si la experiencia no fue
muy agradable, situaciones dolorosas y sensibles si se establecieron lazos afectivos
importantes y comportamientos desajustados como pérdida de interés, agresividad,
hiperactividad. etc.
¿Cómo se hace?
Se puede partir del análisis de casos que inviten a la reflexión sobre la necesidad de elegir
adecuadamente a los representantes o sobre la conveniencia de que el grupo esté
eficazmente organizado. El tutor deberá velar por que el proceso de selección de los
representantes se realice correctamente e informar a los alumnos elegidos sobre sus
funciones legales y el calendario de reuniones u otros compromisos que el cargo conlleve.
En el caso de las comisiones de aula, se podrá establecer un reparto periódico de
responsabilidades y un protocolo para evaluar y revisar periódicamente la marcha del
grupo.
Asamblea de clase
¿Para qué la realizamos?
Para el intercambio de informaciones, la toma de decisiones y la resolución de conflictos.
¿Cómo se hace?
1. Preparación del grupo. Es necesario que, antes de la asamblea, ésta sea convocada y
que los alumnos sepan cuándo y para qué se celebra.
2. Presentación del tema.
3. Exposición de hechos o datos por parte de los miembros del grupo. Si se trata de un
conflicto, los alumnos cuentan su versión, cómo lo han vivido. Esto tiene un efecto
liberador.
4. Propuestas de solución: la creatividad del grupo es fundamental.
5. Compromisos: delimitar claramente las responsabilidades adquiridas y cómo se
realizará el seguimiento. Publicitar el acta.
Planes de acogida
Tendríamos que diferenciar entre la acogida general que se realiza a comienzo de curso y
la acogida que se realiza a un alumno de incorporación tardía.
Con la primera se busca facilitar el conocimiento inicial de los alumnos, el
establecimiento de normas básicas, el conocimiento del entorno, etc. Consiste en dedicar
algunas jornadas a trabajar las primeras fases de la vida del grupo, que hemos descrito
anteriormente, para facilitar el paso de agrupamiento a grupo, por las ventajas que esto
conlleva. La concreción de estas jornadas iniciales de acogida depende mucho del tipo de
centro y de sus características. La acogida que se realiza a un alumno de incorporación
tardía busca facilitar la inclusión de un nuevo alumno en un grupo que teóricamente ya se
encuentra constituido y evitar así problemas de aislamiento o rechazo.
Existen abundantes ejemplos sobre cómo organizar estos planes, pero en ambos casos
su referente es la teoría de grupo que hemos visto anteriormente.12
Es necesario planificar una serie de actividades con los alumnos en todos los
cursos y niveles. Es necesaria la intervención coordinada de todos los profesores
para lograr los objetivos.
En definitiva, se trataría de crear fuertes lazos en el seno del grupo, estableciendo canales
de intercomunicación profundos, donde todos los alumnos se sientan aceptados y
valorados, y donde se creen lazos de apoyo y amistad.
¿Cómo se hace?
Se trata de acciones que forman parte del plan de acción tutorial y se concretan en los
siguientes tipos de actividades:
• Actividades de conocimiento: a principio de curso, cuando el grupo se está
configurando, es muy conveniente realizar al menos dos sesiones de carácter lúdico
encaminadas a que los alumnos se conozcan entre sí y conozcan a los profesores y
otros miembros de la comunidad educativa.
• Juegos cooperativos: una vez que los miembros del grupo se conocen es el momento
de empezar a realizar actividades de grupo. Los juegos cooperativos permiten
afianzar los lazos de pertenencia al grupo y desarrollar diferentes estrategias y
habilidades, tanto cognitivas como sociales.
• Habilidades de comunicación: algunas sesiones estarían específicamente orientadas a
practicar las habilidades de comunicación. Las actividades deberían ir encaminadas a
que los alumnos aprendan:
– A respetar los turnos de palabra.
– A expresar opiniones y sentimientos.
– A utilizar habilidades de escucha activa: empatizar, resumir, hacer preguntas,
«mensajes yo», etc.
– A escuchar con la intención de entender.
– A estructurar la información.
– A captar la relación que existe entre los distintos razonamientos.
– A incluir en los razonamientos propios los argumentos esgrimidos por los demás.
– Etc.
Estos ámbitos están estrechamente interrelacionados, de tal manera que por ejemplo,
cuando se trabaja sobre técnicas cooperativas, se está contribuyendo a cohesionar el
grupo y a que los alumnos aprendan a trabajar en equipo, o cuando estamos enseñando a
trabajar en equipo, los alumnos emplean mejor las estructuras cooperativas y se
contribuye a una mayor cohesión de grupo (Pujolàs, 2008, pp. 142-143).
El papel del profesor es imprescindible en la organización y la ayuda que ha de prestar
a los grupos. Debe realizar una cuidadosa planificación previa de aspectos como:
objetivos que persigue, tamaño de los grupos, criterios de composición, distribución de
espacios en el aula y elaboración de material. A continuación, ha de explicar claramente
la tarea a la clase y realizar un apoyo durante su desarrollo, conclusión y evaluación. Es
necesario que el profesor enseñe habilidades de colaboración, procedimientos para
resolver las cuestiones que se vaya planteando el grupo, estrategias de toma de
decisiones, etc.
Círculos dobles
Se forman dos círculos concéntricos. Los de dentro del círculo se giran para mirar cara
a cara a los del círculo de fuera (queda un círculo de parejas). El coordinador da una
consigna, por ejemplo: «Hablad de algo que os ha impresionado últimamente».
Les deja hablar durante unos minutos y posteriormente pide que los de fuera den
una paso a la derecha (de esta manera se forman nuevas parejas) y hablan de lo
mismo. El de fuera se vuelve a mover a la derecha y el coordinador da otra consigna:
«¿Qué te haría sentir muy feliz?», y se repite el proceso. Posibles preguntas:
1. Cuenta lo que te gustaba hacer cuando tenías 5 años.
2. Profesión de tu padre y de tu madre.
3. Si tuvieras que cambiarte de nombre, cuál escogerías y por qué.
4. Di a quién admiras y por qué.
5. Las mejores vacaciones que has pasado han sido…
6. ¿Qué música prefieres y por qué?
7. Si tuvieras que llevar a una isla desierta tres cosas, ¿qué llevarías?
8. Di cuáles son tus aficiones.
9. Si pudieras convertirte en un animal, ¿cuál sería?, ¿por qué?
10. Di una cosa buena que te haya pasado hace poco.
Árbol grupal
Con esta actividad se pretende que los chicos y chicas reflexionen sobre la situación en
la que se encuentran como grupo, evaluando lo ocurrido a lo largo del trimestre, y
propongan mejoras de cara al siguiente periodo.
Les facilitaremos la silueta de un árbol que representa el crecimiento del grupo y les
explicaremos cómo ir completando «su árbol» a medida que van haciendo sus
reflexiones: las raíces son las cualidades y características que cada uno aporta al
crecimiento del grupo; en el tronco están las cualidades que tienen como grupo; las
ramas del árbol son los éxitos que han ido consiguiendo a lo largo del trimestre, y las
hojas del árbol son los proyectos de futuro o mejoras que han identificado como
necesarias para continuar creciendo como grupo.
1.a sesión
Presentación y creación de grupo
Presentación personal. Cada participante usa dos etiquetas adhesivas, en una escribe
para qué se presentó a delegado y en la otra qué espera del curso de formación de
delegados. Uno a uno van diciendo su nombre y el curso del que son delegados, y leen
el contenido de sus etiquetas, que pegan en unas cartulinas preparadas al efecto.
Escriben su nombre en la cartulina de identificación y la fijan en un lugar visible de su
ropa. Al final de cada sesión se recogen las cartulinas de identificación para utilizarse en
la sesión siguiente.
Creación de grupo. El formador va pidiendo que los participantes se agrupen en
función de sus preferencias, características o modo de ser: tortilla con cebolla o sin ella,
zumo o coca-cola; hermanos o sin hermanos; el mayor, el pequeño, ni el mayor ni el
pequeño; hablar o escuchar; pesimista u optimista; paciente o impaciente; introvertido o
extravertido, etc.
El formador hace preguntas al grupo y va construyendo un discurso sobre la
identidad del grupo y la diversidad de sus miembros: ¿cómo te has sentido al decidir en
qué grupo estás?, ¿podrías definir el grupo de los delegados como un grupo «natural»
con el que compartes preferencias?, ¿hay cualidades destacables en el grupo?, ¿cuáles
son? Reflexión sobre las preferencias y el sentido de la identidad y sobre la riqueza de
la diversidad.
Presentación del curso. El formador presenta los objetivos, contenidos y
metodología del curso, así como los horarios, preguntando si hay alguna aportación.
2.a sesión
Funciones, cualidades y estrategias
Las funciones del delegado. Se entrega a los miembros de cada grupo el resumen de
las respuestas a la pregunta «¿para qué me presenté a delegado?» y se pide que se
escriban las tareas del delegado. Se hace una puesta en común y se recogen las
relacionadas con las funciones de informar, representar, animar, ayudar, escuchar,
recoger, moderar o coordinar, mediar y negociar.
Las cualidades del delegado. Se pide a cada grupo que piense en las cualidades del
delegado relacionadas con las funciones que se han señalado. Un portavoz del grupo las
presenta al gran grupo y se comentan entre todos.
Situaciones y estrategias del delegado. Se pide a cada grupo que piense en cómo
actuaría para afrontar las situaciones siguientes:
1. Intervenir en una pelea entre compañeros de clase.
2. Resolver un desacuerdo del grupo de alumnos con un profesor porque pone tareas
para casa que requieren un tiempo excesivo.
3. Desorden entre los alumnos cuando se trata de abordar un tema de interés general
para la clase.
4. La participación de la clase en la semana cultural.
5. La queja del tutor por la suciedad permanente del aula.
6. El alboroto frecuente en la clase de un profesor.
Asamblea de clase
En pequeños grupos heterogéneos se responde a las siguientes preguntas sobre el
análisis de la asamblea de clase: ¿qué temas habéis tratado en las asambleas de clase?,
¿qué otros temas podrían abordarse?, ¿deberían celebrarse periódicamente las
asambleas de clase?, ¿cada cuánto tiempo?, ¿crees que se necesitarían normas de
funcionamiento?, ¿cuáles?, escribe 4 normas básicas, ¿cómo llegar a acuerdos entre
todos?, ¿qué funciones tendría el delegado de clase en la asamblea?, ¿qué funciones
tendría el secretario de la asamblea?
Posteriormente, en gran grupo, los portavoces realizan una puesta en común. El
formador recoge las normas básicas y las propuestas de temas sobre ellas.
Se llevan a cabo prácticas de preparación y realización de una asamblea de clase
con el tema de la evaluación del trimestre y la preparación de la junta de evaluación.
Los alumnos reparten diversos papeles para dramatizar, que representan las
características del alumnado de sus clases. Un alumno hace de delegado y otro de
subdelegado.
En gran grupo se analiza el funcionamiento de la asamblea, los puntos fuertes, los
puntos débiles y las propuestas de mejora en la actuación de los delegados.
3.a sesión
La estructura y las funciones de la junta de delegados. Marco legal
A partir de la lectura de la normativa sobre participación de alumnos (reglamento
orgánico de centros y reglamentode régimen interno o normas de convivencia del
centro), se rellena en grupo el documento sobre temas de los que se puede ocupar la
junta de delegados. Se realiza la puesta en común y se ordenan los temas integrando los
distintos documentos de los grupos.
4.a sesión
Los planes de trabajo de las comisiones de la junta de delegados
Trabajo en grupos. Se continúa con el desarrollo del plan de trabajo de las comisiones
completando el documento presentado en la tercera sesión. Los portavoces de los
grupos exponen los planes de trabajo, que son completados por el gran grupo.
BRUNET, J.J.; NEGRO, J.L. (1991): Tutoría con adolescentes. Madrid. Ediciones
San Pío X. Este libro es todo un clásico dentro de las publicaciones sobre tutoría.
Su calidad, tanto teórica como práctica, hace que siga teniendo plena vigencia en la
actualidad. En él encontraremos, por una parte, una buena fundamentación teórica
sobre la dinámica de los grupos, explicada de forma sencilla, pero con mucho rigor,
y, por otra, todo un conjunto de propuestas prácticas muy útiles para el diseño de
actividades encaminadas a la creación de grupo. Las propuestas están agrupadas en
cuatro bloques:
1. Jornadas de principio de curso.
2. Ejercicios para conocernos y relacionarnos mejor.
3. Ejercicios para organizarnos como grupo de trabajo.
4. Técnicas para estudiar juntos nuestros problemas.
www.ctv.es/USERS/avicent/Juegos_paz/index.htm
Esta página web ofrece un amplio repertorio de juegos dirigidos a desarrollar
actitudes y valores relacionados con la educación para la paz, tales como la
cooperación, la ayuda, la autoestima, la confianza y otros, para niños y niñas de
edades y ámbitos educativos diferentes. Podemos encontrar juegos de presentación,
conocimiento, afirmación, confianza, comunicación, cooperación, resolución de
conflictos, distensión y juegos con paracaídas.
www.co-operation.org
Página web del centro de estudios sobre aprendizaje cooperativo de la Universidad
de Minnesota, dirigido por los profesores D. Johnson y R. Johnson.
www.Kagancooplearn.com/
Página web del centro de aprendizaje cooperativo del profesor J. Kagan.
10. La elaboración participativa de normas se aborda de manera específica dentro de la idea clave 4 (pp. 99-129).
11. En el apartado «En la práctica» (pp. 91-96) ofrecemos una propuesta de sesiones para realizar la formación de los
delegados.
12. En De Vicente (2010, pp. 208-213) encontramos una interesante propuesta de participación del alumnado en las
jornadas de acogida.
13. Diseño de formación realizado por José Manuel Arribas Álvarez, miembro del equipo de formación del Proyecto
Universidad de Alcalá.
Idea clave 4
El tutor y la convivencia
Sabemos que la influencia que un tutor puede llegar a ejercer en el clima de convivencia
de un grupo es absolutamente determinante. Todas y cada una de las funciones propias
de la labor tutorial contribuyen de forma decisiva al desarrollo del alumno y de la
dinámica grupal. Un tutor que se preocupe por sus alumnos, que mantenga un contacto
cercano con las familias, que promueva la cohesión grupal y que fomente la coordinación
de los profesores del grupo va a facilitar que éste funcione mejor y que los alumnos se
sientan más seguros. Todo ello actúa, sin lugar a dudas, como marco protector ante los
problemas de convivencia o de aprendizaje. Podemos decir, por lo tanto, que en mayor o
menor medida, todos los ámbitos de intervención del tutor inciden en la mejora de la
convivencia.
Dentro de esta idea clave vamos a desarrollar algunos temas que no han sido incluidos
en otras ideas clave de este libro y que, como decimos, también hay que tener en cuenta
como recursos para mejorar la convivencia. Los contenidos básicos que vamos a tratar
son: la implicación de los alumnos en la gestión de la convivencia mediante su
participación en la elaboración democrática de las normas, la prevención de conflictos a
través de la aplicación de programas específicos y el empleo de técnicas concretas para la
resolución pacífica y constructiva de los conflictos. Todos estos contenidos se
fundamentan en el modelo integrado de mejora de la convivencia (Torrego, 2006), que
se articula en torno a tres ejes básicos: la inserción de un equipo de mediación y
tratamiento de conflictos en la estructura del centro, la elaboración democrática de
normas y la creación de un marco protector que implica la mejora dentro de los ámbitos
organizativos y curriculares para potenciar su carácter inclusivo y democrático.
Elaboración participativa de las normas
Como señalan diversos autores (Barriocanal, 2001; Aguado y De Vicente, 2006; Pérez,
2009), la participación democrática de toda la comunidad educativa en la elaboración de
un sistema de normas claramente definidas y comprendidas por todos ofrece una
oportunidad extraordinaria para la prevención de los conflictos en los centros educativos.
Cuando todas las personas de un centro tienen un papel activo en la creación de las
normas y éstas se conceptualizan como un instrumento para mejorar el bienestar de la
comunidad, su incumplimiento deja de representar una mera desobediencia y pasa a ser
comprendido como una falta de lealtad con uno mismo y con el grupo al que uno siente
pertenecer. Las normas son valoradas y respetadas al sentirlas como algo propio y fruto
de un acuerdo grupal, lo que a su vez les confiere un lugar de auténtica autoridad moral.
Dentro de este planteamiento democrático, los distintos miembros de la comunidad
educativa (padres/madres, alumnado, profesorado, PAS, etc.) participan en diversos
espacios y momentos, según un plan previamente trazado en el centro.
Para el alumnado, será la tutoría el espacio idóneo donde realizar esta tarea de
elaboración de normas y la propuesta de consecuencias ante su incumplimiento.
Este proceso llama la atención sobre la necesidad de apartarse de actuaciones más o
menos generalizadas en los centros en relación con las normas, tales como: realizar un
recordatorio de normas externas a los alumnos, presentar un decálogo hecho por el
equipo directivo o presentar un documento que se reparte todos los años. Por el
contrario, se trata de realizar un proceso participativo estructurado en diversas fases
(véase el cuadro 4, de la página siguiente), que incluye normas, medidas preventivas y
protocolos de intervención; que se orienta desde un referente educativo, y que trata de
potenciar el crecimiento moral mediante el desarrollo de la autonomía y la
autorregulación.
Por otro lado, el carácter sistémico de esta propuesta implica que las normas
contemplan y comprometen a todos los miembros de la comunidad educativa (por
ejemplo, una norma referida a la puntualidad afecta al alumnado, al profesorado, a las
familias, al personal no docente), con lo que se refuerza la coherencia y el compromiso
de todos.14
Planes preventivos
El desarrollo de planes específicos en la tutoría, que incluyan determinados contenidos y
actividades, resulta en la práctica otro elemento valioso para mejorar la convivencia en
los centros.
Algunos temas que se consideran centrales para mejorar la convivencia y prevenir la
violencia o la exclusión son:
1. Prevención del abuso entre iguales (bullying).
2. Prevención del racismo y la intolerancia.
3. Prevención de la violencia de género.
4. Desarrollo de habilidades para la resolución de conflictos.
Cuadro 4. Fases del proceso de elaboración democrática de normas con el alumnado en tutoría
Objetivos
• Crear un proceso de reflexión sobre la eficacia de las normas compartidas para el
buen funcionamiento del centro.
• Reflexionar sobre la necesidad de una actuación y de una responsabilidad
compartida para la buena marcha de la convivencia.
Actividades
• Actividades individuales y de pequeño grupo a través del análisis de casos, que
ayuden a reflexionar sobre:
– Las normas que existen en los grupos que conocemos.
– ¿Para qué sirven las normas?
– ¿Por qué hay problemas si no tenemos normas o si éstas no se respetan?
SEGUNDA FASE: CREACIÓN DE NORMAS
Objetivos
• Facilitar la participación del alumnado en el proceso de elaboración de normas y de
sus consecuencias.
• Implicarles en su elaboración y, por lo tanto, en su aplicación.
• Hacer que las normas respondan a la realidad de la vida del centro y el aula desde la
percepción del alumnado.
Actividades
• Presentación de la actividad: procedimiento que hay que seguir, ámbito en el que se
van a definir las normas y cuáles son sus límites.
• Los alumnos por grupos han de redactar normas agrupadas en las siguientes
categorías:
– La asistencia a clase y la puntualidad.
– El cuidado del aula, del entorno, del material.
– Las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
– Actividad académica en general y realización de tareas en particular.
– Salud e higiene.
• Han de tener en cuenta las características de «las buenas normas», a saber:
– Enunciadas afirmativamente, es decir, expresando el comportamiento correcto.
– Realistas y fáciles de cumplir.
– Justas y comprensibles.
– Reducidas en número.
• Por grupos redactan las consecuencias de su incumplimiento siguiendo el mismo
procedimiento. Sería importante explicar la diferencia entre castigo y consecuencia.
Las consecuencias han de tener las siguientes características:
– Carácter educativo y recuperador.
– Guardar una relación directa con el tipo de falta cometida.
– Orientada a ayudar al infractor a comprender los efectos negativos de su
conducta, más que a penalizarla.
– Que piensen en la víctima si es que hay una.
– Que faciliten la reparación del daño, la reconciliación de las partes cuando se ha
producido un conflicto y su resolución si es posible.
• Los delegados, junto con los tutores, establecen la redacción final.
TERCERA FASE: DIFUSIÓN
Objetivos
• Dar a conocer las normas propuestas.
Actividades
• Entrega del documento.
• Incorporación en la agenda del alumno.
• Realización de diversas actividades en tutoría sobre estas normas como elaboración
de carteles, análisis del resultado final, etc.
CUARTA FASE: APLICACIÓN Y SEGUIMIENTO
Objetivos
• Poner en práctica lo acordado.
• Facilitar el cumplimiento de las normas.
• Realizar un seguimiento para comprobar la evolución y efectuar los ajustes
necesarios.
Actividades
• Con los alumnos, en función de su edad, se pueden realizar tablas con las normas
para ir marcando cuáles se cumplen, cuáles no…; priorizar aquellas que más
necesiten un seguimiento; realizar asambleas de aula regularmente para analizar la
marcha del grupo y del centro; recoger su percepción mediante cuestionarios, etc.
• En los centros donde existan estructuras de participación del alumnado como los
«alumnos ayudantes», se pueden constituir «observatorios de la convivencia», que
permiten averiguar el clima del centro.
QUINTA FASE: EVALUACIÓN
Objetivos
• Valorar el proceso de elaboración, aplicación y seguimiento.
• Realizar propuestas de mejora.
Actividades
• Obtener datos globales mediante cuestionarios, con actas de reuniones, en
asambleas, etc.
• Realizar informes de delegados, tutores, equipo de tratamiento de conflictos,
comisión de convivencia, etc., para obtener un informe final.
• Presentar el informe final en la asamblea de aula.
Para terminar este apartado queremos indicar que, si bien la tutoría es el espacio en el
que, por tradición, se suelen trabajar estos temas, se trata de contenidos transversales y,
como tales, tienen cabida perfectamente en muchas de las materias escolares. Realizar un
abordaje interdisciplinar permite un tratamiento más profundo y desde diversas
perspectivas, lo que, además de facilitar la consecución de los objetivos propuestos, dota
de coherencia los planteamientos educativos del centro y contribuye a la formación
integral del alumnado.
La mediación escolar
Una de las técnicas coherentes con la visión del tratamiento de conflictos es la mediación.
Puede definirse como un procedimiento de resolución de conflictos que consiste en la
intervención de una tercera parte, ajena e imparcial al conflicto, aceptada por las partes y
sin poder de decisión sobre éste, con el objetivo de facilitar que éstas lleguen por sí
mismas a un acuerdo por medio del diálogo y la negociación.
Algunas características inherentes a la mediación son:
1. La voluntariedad, ya que la participación en el proceso de mediación es, por
definición, voluntaria. La intervención del mediador puede ser solicitada por las
partes o el ofrecimiento puede venir de la misma instancia mediadora o de otras
instancias (director, profesor, tutor, jefe de estudios.), pero, en cualquier caso, no
podemos olvidar que la decisión última de recurrir o no a la mediación corresponde a
las partes. Además, como las partes participan voluntariamente en el proceso, tienen
derecho a retirarse en cualquier momento.
2. La confidencialidad de todo lo hablado en las sesiones de mediación, lo que supone
que no puede ser repetido fuera de ella ni por el mediador ni por las partes.
3. El mediador debe ser imparcial, objetivo y neutral. El mediador regula el proceso de
mediación, favorece la comunicación entre las partes, pero no emite juicios ni toma
partido.
4. Los acuerdos son adoptados en común por las partes, lo que suele traducirse en un
grado de cumplimiento mucho mayor que las decisiones impuestas por una autoridad
externa y, además, demuestra un interés, no sólo por solucionar el problema, sino
también por mantener y mejorar las relaciones.
5. Por último, son muchos los autores que consideran la mediación, no sólo como un
método de resolución de conflictos, sino como una vía de transformación cultural, de
socialización, que trabaja ámbitos genuinos de interrelación y aporta un sentido
comunitario que las formas meramente adversariales de regulación de conflictos
obvian (Boqué, 2002, Torrego, 2000).
La negociación
Aprender a negociar como estrategia para resolver los conflictos interpersonales puede
constituir una parte importante y muy valiosa en la formación de nuestros estudiantes,
desde un planteamiento de educación para la paz y la convivencia pacífica.
Hay que tener en cuenta que la negociación no debe cuestionar normas o derechos
que están por encima en una escala de valores o en un rango normativo. En este sentido,
no serán negociables aquellos conflictos que vayan en contra de una norma superior justa
como el derecho a la educación; la obligación de asistir a clase; derechos y deberes de los
alumnos; cuestiones relacionadas con la salud, la dignidad o los derechos humanos, o
cuestiones que tienen que ver con la organización de las instituciones y que no están
sujetas a cambios: horarios de clase, plantilla de profesores, etc. Además, antes de
negociar es necesario reflexionar sobre nuestro estado de ánimo y tratar de reconocer
nuestras propias emociones, controlar las emociones negativas (ira, rabia, enfado…) y
considerar si es mejor postergar el proceso y evitar actuar «en caliente» con el fin de
facilitar así un mejor clima para el diálogo.
Una vez que hemos aclarado tanto los límites de la negociación como las condiciones
idóneas para que ésta se lleve a cabo y después de haber formado a nuestros alumnos
suficientemente en habilidades de comunicación y escucha activa, es el momento de
iniciarles en el procedimiento para realizar una negociación (véase el cuadro 8).
Cuadro 8. Fases del progreso de negociación
Saber negociar no es una tarea fácil y requiere práctica y habilidad. Por ello será
necesario un modelado, partiendo de ejemplos de situaciones en las que se pongan en
juego conflictos de intereses cercanos y significativos para los alumnos (discusiones entre
amigos por falta de acuerdo, problemas de relaciones en el grupo, conflictos por objetos
etc.). Además, la utilización de dramatizaciones sobre conflictos imaginarios o reales
puede ser un buen punto de partida.17
Los conflictos que suelen tratar son problemas de integración en el grupo, aislamiento,
rechazo, enfrentamientos, insultos, pequeñas agresiones entre compañeros,
malentendidos y rumores, absentismo y, en colaboración con el delegado, problemas del
conjunto de la clase.
Son seleccionados por sus compañeros tras un trabajo previo en sesiones de tutoría y
después de su selección reciben una formación en habilidades de comunicación, análisis
de conflictos, clarificación de sus funciones, problemas que pueden encontrarse y cómo
hacerles frente.
En el centro se realizan reuniones periódicas para formación, seguimiento de
actuaciones y diseño de estrategias concretas de intervención. Sirven también como
observatorio de la situación de convivencia del centro.
El programa está coordinado por uno o dos profesores y se inserta en las
correspondientes estructuras organizativas y de planificación del centro.18
Los contratos
Los contratos son pactos entre dos personas (generalmente el tutor y el alumno) cuyo fin
es el logro de unos objetivos relacionados con determinados aspectos del proceso
educativo que necesitan ser mejorados.
Como punto fuerte de los contratos destaca el hecho de que el análisis de las
situaciones y la toma de decisiones relacionadas con deseos y proyectos personales
favorecen la autonomía, el autocontrol y la motivación. También se mejoran las
relaciones interpersonales con los compañeros y con los adultos. Además, permiten la
atención a la diversidad al adecuar los compromisos a las características y necesidades
particulares del alumnado. Sus debilidades tienen que ver con que su éxito depende de
que se den una serie de condiciones como la implicación del alumno y del profesorado, y
la coordinación y constancia en el proceso (cuadro 9).
Cuadro 9. Procedimiento para realizar un contrato
Los contratos pueden realizarse con un solo alumno, un grupo o una clase completa.
También pueden extenderse a otros contextos como el ámbito familiar.
La disrupción en el aula
Uno de los problemas que más preocupa al profesorado y que tiene que afrontar a
menudo en las aulas son los comportamientos disruptivos. El término disrupción es un
anglicismo (Fernández, 2006) y se refiere a un conjunto de conductas diversas que
impiden al profesorado llevar a cabosu tarea profesional de manera adecuada,
interrumpiendo sus explicaciones, obstaculizando sus actividades y dificultando el de
sarrollo de las propuestas que el profesorado plantea a sus alumnos. Propicia un clima de
aula tenso donde se crean malas relaciones interpersonales, tanto entre profesores y
alumnos como entre los propios alumnos.
Cuadro 10. Ficha de reflexión
La disrupción es un fenómeno complejo que surge de la combinación de factores
relacionados con el alumno, la institución escolar, el currículo, la gestión de aula, el
entorno familiar y social. Por todo ello, la disrupción ha de ser analizada a diferentes
niveles: individual, familiar, de clima de clase, de la escuela, de la comunidad y de la
estructura social.
A continuación presentamos una propuesta de intervención para abordar casos de
disrupción que afectan a un grupo-clase, coherente con los planteamientos de tratamiento
de conflictos que venimos realizando a lo largo de esta idea clave. El procedimiento de
actuación es el que se explica a continuación:
El tutor realiza una recogida ordenada de la información sobre la situación del grupo,
contando con las informaciones de las juntas de evaluación, las fichas de tutoría, las
reuniones familiares, las entrevistas con alumnos, los contactos con otros profesores del
grupo, las reuniones con la jefatura de estudios, etc.
En la reunión del equipo docente, el tutor comparte la información de que dispone y
trata de llegar a un consenso acerca de los comportamientos disruptivos que más les
preocupan. A continuación, los profesores proponen medidas para cada uno de ellos.
Para facilitar esta actividad, éstas se pueden distribuir en ámbitos como: respeto de las
normas de aula, realización de las tareas, respeto al profesor, respeto a los compañeros.
También es conveniente que el equipo docente reflexione sobre los diferentes estilos
de afrontar los conflictos (asertivo, pasivo, agresivo) para incorporar técnicas y actitudes
asertivas, tales como: uso del lenguaje no verbal, expresión de firmeza en el
mantenimiento de las propias posiciones, respeto de los derechos del otro, pacto, ser
firme con el tema y respetuoso con las personas, hablar en primera persona, etc.
Otro punto importante es el análisis de estrategias didácticas para hacer frente a la
disrupción, como las que plantea Fernández (2000), en los distintos momentos de la
sesión de clase:
1. Al principio de la clase: ser puntual, saludar, supervisar la entrada, contacto visual,
uso de nombres propios, dar impresiones verbales y no verbales, ocupar un lugar en
el centro del aula.
2. Al empezar la tarea: realizar actividades de motivación (activar la curiosidad e interés
por el tema, hacer explícita la organización de la tarea, etc.). En el desarrollo de los
contenidos, contemplar los tiempos y los materiales, hacer variedad de actividades,
proporcionar tareas abiertas, estructurar la actividad de forma posible y
comprensible, y distribuir la atención a todos los alumnos.
3. Durante la tarea: valorar las aportaciones de los alumnos, mantener un ritmo sin
sobresaltos, no interrumpir el desarrollo de las actividades, dejar para el final las
cuestiones que no estén relacionadas con lo que se está haciendo en ese momento,
aclarar dudas, no permitir que un grupo o un alumno monopolice la atención del
profesor y ser consciente del espacio del aula y de la posición del profesor en ese
espacio.
4. Al recoger y salir: preparar y organizar el final de la clase para que quede tiempo,
estar preparado para que los alumnos más conflictivos terminen antes que los demás
las tareas, resumir lo que se ha hecho y conectarlo con las próximas actividades. La
salida puede ser un momento para tener unas breves palabras con algún o algunos
alumnos en particular.
Por último, el profesorado tendrá que consensuar protocolos de actuación con medidas
graduadas para responder a las diversas situaciones problemáticas que se estén dando en
el aula.
Con el grupo-clase, habrá que realizar actividades encaminadas a hacerles participar
en el análisis de la situación y en la búsqueda de soluciones compartidas, y promover su
implicación en las propuestas de mejora. Un ejemplo de actividades se concreta en la
secuencia siguiente (adaptado a partir de Fernández, 2001).
Hablar con el grupo sobre cuál es la situación en la que se encuentra la clase
planteándoles que lo que se pretende es dialogar para poder llegar a acuerdos que
mejoren la marcha de la clase. Una vez que los alumnos están dispuestos, se les pide que
contesten individualmente a unas preguntas relacionadas con sus motivaciones para el
aprendizaje, con su percepción de lo que está ocurriendo en el aula, con qué es lo que les
gustaría que ocurriese y qué propuestas harían para mejorar.
A continuación, plantean las respuestas en gran grupo y se trabajan las preguntas
relacionadas con las motivaciones para el aprendizaje y con el análisis de lo que está
ocurriendo en el aula. Es importante trabajar el conflicto cognitivo que surgirá entre los
alumnos ya que, lógicamente, aparecerán puntos de vista e intereses diferentes. La
explicitación de metas e intereses sirve para guiar la tarea del grupo y establecer puntos
de acuerdo con el profesorado, con lo que se consigue una definición de objetivos
consensuados por el grupo y para él.
Posteriormente, se trabajan las preguntas que apuntan a aspectos de relación
interpersonal y mantenimiento de la disciplina, y al planteamiento de propuestas de
solución por parte de los alumnos. Ante estas situaciones aparecerán aspectos
relacionados con la forma de dar las clases (rutinas del profesor, procedimientos,
exigencias, evaluación), con las relaciones entre los alumnos, con las normas en general.
A continuación, en grupos pequeños, tienen que realizar propuestas de mejora,
analizarlas y reformularlas si es necesario para que cumplan tres condiciones: ser
prácticas, ser eficaces y que se pueda comprobar su cumplimiento. Un portavoz realiza
una puesta en común del trabajo de cada grupo y se seleccionan entre todos las
propuestas en las que hay un mayor consenso. Para finalizar, se escriben los acuerdos y
se fija un plazo para su revisión. Se indicará a la clase que estos acuerdos se transmitirán
al resto del equipo de profesores.
Finalmente, para afianzar un clima positivo en la clase habrá que reforzar las
actividades encaminadas a establecer cauces de participación en la organización del aula
y del centro que fomenten su responsabilidad, su motivación, su compromiso y su
sentimiento de pertenencia, así como actividades dirigidas a desarrollar pautas de relación
y convivencia adecuadas, entre las que se incluyen estrategias positivas de afrontamiento
de conflictos.
En los casos en los que se considere necesario, se realizarán entrevistas individuales
con los alumnos para favorecer la reflexión acerca de lo que está pasando y acordar
compromisos de mejora.
La colaboración de las familias se canalizará a través de las reuniones de clase y de las
entrevistas personales. Los temas más relevantes serían los relacionados con la
motivación, las relaciones sociales y las pautas educativas que se transmiten al alumno.
En la práctica
Analizando conflictos
Objetivos
Que los alumnos comprendan la naturaleza de los conflictos y que entiendan el
conflicto como algo de lo que se puede aprender dependiendo de cómo lo entendamos
y de cómo lo afrontemos.
Desarrollo
Pedimos a los alumnos que en grupo elijan un conflicto entre los que hayan visto o
vivido últimamente.
Dibujamos un triángulo en la pizarra que representa el conflicto como un iceberg
donde hay una parte visible y otra invisible (Galtung, 1998), y según van exponiendo el
conflicto vamos situando en cada uno de sus vértices los distintos elementos (cuadro
11).
El formador explica que los conflictos son situaciones en las que dos o más personas
entran en desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores
son incompatibles o percibidos como tal.
En todo conflicto juegan un papel muy importante los sentimientos y las emociones,
y la relación entre las partes puede salir robustecida o deteriorada en función de cómo
sea el proceso de resolución (Torrego, 2000).
El conflicto tiene una parte visible y otra invisible, es como un iceberg. La parte
visible son los comportamientos (pelea, huida, sumisión, etc.); la parte invisible son los
sentimientos, las actitudes, las creencias y la contradicción de base o el origen del
conflicto.
Cuadro 11. Representación del conflicto
Para solucionar conflictos tenemos que ser capaces de analizar todos estos
elementos y comprenderlos de una manera integral.
Pedimos a los alumnos que en grupo piensen en algún conflicto reciente que se haya
producido en el instituto y que conozcan bien. Pueden ser ellos una de las partes
implicadas o no. A continuación tienen que cumplimentar la ficha de análisis de ese
conflicto, como la que muestra el cuadro 12.
Una vez cumplimentada la ficha, la pondrán en común y el formador irá explicando
brevemente cada uno de los aspectos que forman parte de este análisis.
Cuadro 12. Ficha de análisis
Objetivos
Reflexionar sobre las formas que tenemos de afrontar los conflictos, analizando las
ventajas y los inconvenientes de cada una de ellas.
Desarrollo
Señalamos cinco lugares en la sala. Cada uno lo señalizamos con el nombre de un estilo
de afrontamiento del conflicto:
Competición. La persona sólo se ocupa de sus intereses y siempre intenta ganar lo
máximo para él. Cree que se ha solucionado el problema cuando ha conseguido lo que
quería.
• Evitación. La persona no se enfrenta a los problemas, se esconde y no hace nada.
• Acomodación. Uno se preocupa sólo por lo que quiere la otra persona. Cree que se
ha solucionado el problema cuando la otra persona está satisfecha y ha conseguido
lo que quería.
• Compromiso. La persona negocia para que cada uno consiga una parte de lo que
quiere. Cree que se ha solucionado el problema cuando nadie gana ni pierde del
todo.
• Colaboración. La persona colabora para que todos puedan conseguir sus objetivos.
Cree que el problema se ha solucionado cuando los dos han conseguido lo que
querían.
Los alumnos tienen que pensar en un conflicto que hayan vivido recientemente y
reflexionar sobre cuál fue su forma de afrontarlo. Según el estilo al que corresponda, se
sitúa en una u otra parte de la sala.
Los alumnos que estén situados en la misma parte deben rellenar la siguiente ficha:
Para finalizar, se realiza una reflexión acerca de los diferentes estilos, analizando
aspectos como: si resuelve o no el conflicto, si la resolución es duradera o superficial, si
cuida la relación entre las personas, si todos ganan o hay ganadores y perdedores, etc.
Mientras realizamos esta reflexión vamos marcando las casillas en un cuadro como
el siguiente:
Para saber más…
VAELLO, J. (2010): Cómo dar clase a los que no quieren. Barcelona. Graó.
Este libro parte de la idea central de que el secreto de la educación no es tanto
transmitir conocimientos como contagiar las ganas por aprender, sobre todo a los
alumnos que manifiestan rechazo y comportamientos disruptivos hacia todo lo
relacionado con el ámbito escolar. El autor desgrana toda una serie de propuestas
prácticas que abarcan aspectos como la actitud docente, la gestión y el control de la
clase, la asertividad, la autoestima, la empatía, la motivación, la atención, las
tutorías y el equipo docente.
http://convivencia.wordpress.com
Blog orientado a la promoción de valores y recursos educativos que favorecen la
mejora de la convivencia en el aula, en el centro y en la sociedad. Contiene
abundantes materiales de mucho interés, como documentos, protocolos, vídeos y
bibliografía convenientemente clasificada en apartados temáticos que facilitan su
consulta.
http://ntic.educacion.es/v5/web/profesores/orientacion_educativa/convivencia
Página web del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que contiene diversos
materiales útiles para la mejora de la convivencia, relacionados con temas como el
acoso escolar o la educación en valores; informes y estudios sobre convivencia;
recursos y materiales de apoyo, y experiencias de los centros que han recibido
premios a las buenas prácticas para el impulso y la mejora de la convivencia
escolar.
14. Como material de apoyo al centro y guía práctica para el desarrollo del proyecto de elaboración de normas en un
centro, se puede consultar el documento de Martínez y Negro (2007).
15. Para ampliar información sobre la mediación escolar se pueden consultar las obras de Boqué (2002) y Torrego (2000).
16. En Martínez (2009, pp. 138-164) podemos encontrar una descripción del proceso de resolución dialogada de
conflictos para alumnos de educación infantil y primaria, que es una adaptación de la mediación escolar a estas edades.
17. En Torrego (2007) se puede encontrar un programa de negociación para desarrollarlo con alumnos del tercer ciclo de
primaria y, sobre todo, con alumnos de secundaria.
18. Una amplia descripción del programa de alumnos ayudantes se puede encontrar en Fernández, Funes y Villaoslada
(2002) y en Torrego (2012).
19. Adaptado a partir de Torrego, 2000, p.13.
Idea clave 5
Para poder poner en marcha planes de futuro, los jóvenes tienen que poder tomar
y experimentar sus propias decisiones.
Sin embargo, la capacidad de tomar decisiones requiere de algo más. En primer lugar,
hay que querer tomarlas y esto se encuentra muy vinculado a la percepción de control y
al grado de autoeficacia. Es decir, si los alumnos piensan que no tienen ningún poder de
decisión, porque las decisiones son tomadas por los demás o porque no tienen
expectativas de logro o de cambio, entonces no lo harán.
En este sentido, los estudios sociológicos indican que los jóvenes que se sienten más
satisfechos con sus vidas son aquellos que tienen una mayor percepción de dirigir sus
destinos y de tener libertad para tomar las decisiones que les conciernen.
A continuación, resumimos las tareas básicas que corresponden a cada uno de los niveles
en relación con la orientación académica y profesional.
Consejo orientador
Al término de la educación secundaria obligatoria, los alumnos que promocionen o que
hayan agotado sus posibilidades de permanencia en la etapa recibirán una orientación
sobre las opciones más adecuadas en relación con su futuro académico o profesional.
Esta orientación no es vinculante, tiene carácter confidencial y es elaborada por el tutor y
el equipo docente.
El consejo orientador recoge, por un lado, la opinión del alumno en relación con su
elección o interés de carácter académico, por otro, la opinión de los profesores y, por
último, el grado de adecuación entre ambas opiniones. Un proceso de orientación que
sigue las pautas indicadas debería reflejar un grado alto de coherencia entre la opinión del
alumno y la de los profesores, ya que ello significaría que la toma de decisiones se ha
realizado llevando a cabo un proceso de reflexión fundamentado. Pero es cierto que nos
podemos encontrar, a pesar de todo, con la existencia de diferencias entre la opinión del
alumno o sus padres y la de los profesores o tutores, debido a diferentes circunstancias
(presiones familiares, no aceptación de determinadas limitaciones, expectativas
desajustadas, etc.). (Véase, en el apartado «En la práctica», «Sugerencias de actuación
ante posibles problemas en la toma de la decisión», p. 148).
Objetivos
El plan de orientación académica y profesional pretende que el alumnado:
• Descubra sus capacidades, motivaciones e intereses, y desarrolle un repertorio de
habilidades que le permitan tomar decisiones realistas con vistas a su futuro
académico y profesional.
• Tenga una información completa de los posibles itinerarios académicos o
profesionales a fin de elegir las opciones más convenientes.
• Entre en contacto con el mundo del trabajo para que lo ayude en la elección sobre su
futuro profesional y le facilite su futura inserción laboral.
• Se ejercite en la toma de decisiones y elija opciones acordes con sus posibilidades y
las ofertas del entorno donde vive.
Líneas de actuación
Realizar una serie de actividades destinadas a favorecer el autoconocimiento
Se trataría de ayudar a los alumnos a que lleven a cabo un proceso de reflexión sobre
aquellos aspectos que deben tener en cuenta a la hora de realizar una elección académica
o profesional, proporcionándoles actividades pautadas que favorezcan esta reflexión:
– Conocer mis aptitudes.
– Conocer mis valores.
– Analizar mi rendimiento escolar.
– Mis intereses profesionales.
– Mis rasgos de personalidad.
– Mi situación familiar.
Competencias de cada profesional dentro de esta línea de actuación:
• Equipo docente: transmitir información relevante de cada alumno al tutor y ayudar a
los alumnos en este proceso de autoconocimiento.
• Tutor: recabar información de los alumnos a través del profesorado y del propio
alumno, y realizar actividades que faciliten el autoconocimiento.
• Departamento de Orientación: elaborar materiales para la recogida de información,
facilitar materiales al profesorado para realizar las actividades de autoconocimiento e
intervenir directamente cuando sea necesario.
El mundo laboral
• Investigación y análisis de las opciones del mundo laboral:
– Campos y perfiles profesionales.
– Técnicas de búsqueda de empleo.
– Salidas laborales de los estudios elegidos.
– Competencias profesionales.
– Conocimiento del entorno.
• Posibles actividades:
– Investigación y obtención de datos sobre inserción laboral, yacimientos de
empleo, profesiones más demandadas, etc.
– Sesiones informativas sobre profesiones contando con la colaboración de padres y
madres, ex alumnos o profesionales del entorno.
– Visitas guiadas a distintos organismos o empresas para conocer in situ la realidad
del mundo laboral.
– Sesiones específicas sobre técnicas de búsqueda de empleo.
• Competencias de cada profesional dentro de esta línea de actuación:
– Equipo docente: vincular algunos de los contenidos de las asignaturas con su
correspondiente campo profesional.
– Tutor: realizar con los alumnos las actividades mencionadas.
– Departamento de Orientación: facilitar materiales al profesorado para realizar las
actividades sobre el mundo laboral y colaborar en la organización de las sesiones
informativas y en la planificación de las diferentes actividades.
www.mecd.gob.es/educacion-mecd/areas-educacion/estudiantes.html
Página web del Ministerio de Educación que ofrece al alumno información amplia y
útil para orientarse académicamente en educación secundaria.
www.orientared.com/orientacion.php
Esta página web ofrece toda una serie de recursos para la orientación en general y
para la orientación académica y profesional en particular. A través de sus enlaces,
podemos acceder a diversos contenidos como: el plan de orientación, itinerarios,
optatividad, consejo orientador, autoconocimiento, toma de decisiones o recursos
bibliográficos.
Idea clave 6
El tutor y la familia
Todos sabemos que la familia ejerce un papel fundamental en la educación. Tanto es así
que desde los centros educativos se la considera muchas veces como causa de las
dificultades y las diversas situaciones por las que atraviesan los alumnos: sus fracasos,
sus éxitos, sus problemas de conducta, su interés, etc. De hecho, cuando aparecen
problemas, se reconoce la colaboración familiar como una vía de solución.
La tutoría, junto con la participación en el consejo escolar y en las asociaciones de
padres, es en nuestro sistema educativo el cauce fundamental para orientar a las familias,
facilitar el intercambio de ideas e información, y favorecer la cooperación educativa entre
los profesores y los padres en el proceso formativo de los alumnos.
Dentro de esta idea clave, reflexionaremos sobre la manera de llevar a cabo esta
colaboración, mediante el desarrollo de temas como las características generales de la
relación con las familias, sus dificultades, los distintos modelos de trabajo, las maneras en
que debemos considerar la actual diversidad familiar, para presentar después las distintas
actividades que podemos realizar y las estrategias que podemos emplear para concretar la
participación y colaboración de las familias en la escuela.
Los diferentes puntos de vista entre los educadores y las familias y las
expectativas que unos depositan en los otros pueden provocar una serie de
dificultades o desencuentros que es necesario atender.
Además, los lazos afectivos que se crean con los alumnos hacen que también
aparezcan sentimientos de rabia e impotencia con determinadas familias cuando se
observa que los alumnos no están suficientemente atendidos en casa o viven en un
ambiente poco adecuado.
2. Las familias depositan muchas expectativas en la escuela y vice-versa. Esto hace
que sus peticiones y demandas a veces sean excesivas y poco ajustadas. Las familias
pueden pedir desde información detallada hasta consejos sobre cómo educar al niño e,
incluso, sobre cuestiones personales que exceden los límites de las funciones del
educador, además de esperar que la escuela realice tareas que son propias de las familias
o que mantenga una relación tan exclusiva con su hijo como la que ellos mantienen.
Por su parte, los educadores también proyectan grandes expectativas en las familias y
pueden pedir cosas que sobrepasan sus funciones, como, por ejemplo, cuando esperan
que la familia eduque a su hijo de la misma manera «profesional» que lo hace la maestra
o con los mismos criterios educativos que se consideran los mejores y únicos.
Estas diferentes visiones, necesidades y funciones de familias y educadores provocan
dificultades en la relación familia-escuela como las siguientes:
Ante estas dificultades, no se trata tanto de determinar quién tiene la razón o no, sino de
escuchar para comprender cuál es la raíz del malestar, compartir su análisis y desde ahí
realizar la intervención más conveniente, teniendo en cuenta que muchos problemas se
disuelven intentando ponerse en el lugar del otro, atendiendo a los sentimientos y
emociones que cada uno ha experimentado, y mejorando el proceso de comunicación.
También, es muy conveniente conocer y clarificar las expectativas delas familias
desde el mismo momento en el que se inicia la escolarización para que el equipo
educativo pueda reajustarlas e informar a las familias de lo que pueden esperar de la
escuela, aclarando qué es lo que se encuentra dentro de sus funciones y qué no.
Por su parte, el equipo educativo ha de reflexionar sobre sus demandas a las familias
para adecuarlas a su ámbito de intervención, evitando las injerencias en el ámbito privado
o esperando de los padres el desempeño de un rol profesional que no les corresponde.
Entonces, ¿cómo abordar la relación con las familias? A continuación, veremos
algunos aspectos que nos ayudarán a situar convenientemente el espacio y el rol que ha
de desempeñar el tutor (y el profesorado en general) en su relación con las familias.
En primer lugar, presentamos las características de los tres modelos de relación ya
clásicos entre profesores y familias, y que son útiles para analizar nuestras actuaciones y
nuestros estilos. En segundo lugar, mostraremos el carácter profesional y de colaboración
como el más adecuado para abordar las tareas del tutor relativas al ámbito familiar.
Composiciones familiares
En nuestra sociedad actual, la familia ya no responde exclusivamente al prototipo
padre+madre+hijos biológicos. Son cada vez más frecuentes las familias en las que ha
habido una separación o divorcio, las familias monoparentales, madres o padres
homosexuales, etc.
Desde el trabajo en los centros educativos, esta diversidad de estructuras y
composiciones familiares se ha de abordar con criterios de ecuanimidad y sin prejuicios.
Afectarán a cuestiones prácticas como, por ejemplo, a quién se convoca a las reuniones o
entrevistas. En el trabajo con los alumnos habrá que cuidar y preparar el tratamiento que
se hace de temas relacionados con el hogar, la familia y la vida familiar. Otra cuestión
que hay que tener en cuenta en general, pero especialmente en algunas situaciones, es la
necesidad de manejar los datos de las familias con la máxima prudencia y
confidencialidad.
Estilos educativos
Las investigaciones (Maccoby y Martin, 1983; Baumrid, 1991) han puesto de manifiesto
una serie de dimensiones que diferencian a unos padres de otros en relación con su
comportamiento y sus prácticas educativas. Las dimensiones fundamentales son cuatro:
el grado de control que se ejerce sobre el comportamiento del niño, la comunicación, las
exigencias de madurez y el afecto en la relación.
Combinando las cuatro dimensiones básicas, se diferencian tres tipos de padres
frecuentemente citados en la literatura sobre prácticas educativas: los padres
autoritarios, los que presentan altos niveles de control y exigencias de madurez, junto
con bajos niveles de comunicación y afecto; los padres permisivos, los que tienen altos
niveles de comunicación y afecto, al lado de bajos niveles de control y exigencias de
madurez, y los padres democráticos, los que presentan altos niveles de comunicación,
afecto, control y exigencia de madurez, al mismo tiempo que evitan el castigo.
Hay que decir que el afecto en la relación es una dimensión que matiza mucho la
influencia de las demás. Hace referencia a la sensibilidad de los padres ante el bienestar
físico y emocional de sus hijos, así como al orgullo ante el logro de éstos.
Todo esto tiene importancia, ya que en la comunicación con las familias va a resultar
muy útil intentar observar cómo se manifiestan estos comportamientos y prácticas
educativas en cada una de ellas, lo que ayudará a entender mejor los comportamientos
del alumno y a plantear las orientaciones y estrategias de colaboración más adecuadas en
cada familia, siempre teniendo en cuenta que no existe una única y correcta manera de
comportarse con los hijos.
Procedencia cultural
Los diferentes hábitos, costumbres, idioma y las vivencias personales asociadas a la
situación de las migraciones hacen necesario que desde el centro escolar se tomen
medidas para facilitar la participación del niño y su familia en el centro. En primer lugar,
hay que cuidar especialmente la acogida, asegurándose de que la familia comprende los
planteamientos educativos y el funcionamiento del centro, y utilizando los recursos
precisos para salvar las barreras del lenguaje si las hubiera (documentos del centro
traducidos, intérpretes…). En segundo lugar, facilitarán también esta acogida positiva
algunos mensajes simbólicos como la colocación de carteles de bienvenida en varias
lenguas o los nombres de las dependencias del centro. Otras actividades posibles son la
realización de encuentros para la formación, así como la participación en talleres o en
celebraciones y fiestas, donde lo importante sea la comunicación y la valoración de las
diferencias, intentando no caer en el folclorismo. Todos estos planteamientos tendrán que
desarrollarse en el día a día del centro y el aula, buscando la manera más conveniente de
intervenir ante las distintas situaciones que se vayan planteando y evitando posiciones
como el etnocentrismo o el relativismo cultural.
Es necesario tomar medidas y diseñar actuaciones para facilitar la integración de
los alumnos y las familias procedentes de otros contextos geográficos o
culturales.
Intercambio de información
Al comienzo de la escolarización o en los cambios de centro, son fundamentales las
informaciones que los padres aportan sobre las distintas características del alumno:
desarrollo general, gustos, hábitos, problemas de salud, etc. También lo son en el
transcurso de la vida escolar, sobre todo, en caso de los más pequeños. Por ejemplo, es
importantísimo saber cómo ha comido el niño, cómo ha dormido, si ha estado enfermo,
etc. Se puede realizar verbalmente o mediante notas informativas.
A continuación, vamos a abordar algunos de los contenidos, modos y momentos en
que se puede intercambiar esta información.
Información inicial
Es la que se recoge cuando el alumno comienza la escolarización o en los cambios de
centro. La información inicial solicitada a los padres debe centrarse en aquellos aspectos
relevantes para el proceso educativo del niño, evitando invadir el ámbito privado o
recabar datos que no son utilizables en la actividad educativa.
Circulares y cartas
Sirven para transmitir información a cada familia sobre temas generales o particulares de
un alumno concreto. En ocasiones es conveniente solicitar que la devuelvan firmada para
tener constancia de su recepción.
La entrevista
Es una técnica excelente para intercambiar información, abordar situaciones específicas y
acordar estrategias educativas. Es fundamental al inicio de la escolaridad para recabar
información sobre el niño (datos evolutivos, médicos, hábitos, estilos de relación, etc.).
También son necesarias al finalizar el curso, para informar sobre el progreso del alumno
a lo largo del año. Podrán realizarse en cualquier otro momento por iniciativa de los
padres o de los profesores.
Los cuestionarios
Pueden aportar información sistemática sobre el alumno y son muy útiles al comienzo de
la escolarización para la recogida inicial de información. Permiten unificar el tipo de
información que se pide a los padres, pero tienen el inconveniente de que proporcionan
una información demasiado escueta y parcializada.
Informes individuales
Sirven para transmitir información a los padres acerca de la evolución del alumno a lo
largo de un periodo de tiempo determinado con respecto a los objetivos planteados. El
tipo de informe que hay que utilizar es una decisión que debe ser tomada por todo el
equipo educativo. Se debe evitar el uso de términos técnicos o incomprensibles para los
padres, haciendo hincapié en las capacidades que el alumno posee y en las acciones
necesarias para favorecer su progreso. Hay que ser especialmente cuidadoso y evitar
valoraciones que supongan encasillar o etiquetar al alumno con unas determinadas
características, sobre todo en la educación infantil, al ser una etapa en la que se
modifican las situaciones con mucha rapidez, siendo muy grandes las posibilidades de
cambio.
Reuniones
Pueden tener lugar con el grupo-clase, ciclo o, incluso, a nivel de centro, dependiendo del
tema que convoque la reunión. En todas ellas es necesario tener en cuenta una serie de
requisitos prácticos:
• Ser convocadas en horarios accesibles.
• Disponer el espacio de manera adecuada.
• Prepararlas cuidadosamente en cuanto a los contenidos, la metodología (distribución
de tiempos, uso de materiales, intervenciones, etc.) y la adecuación del tamaño del
grupo a los objetivos que se quieren conseguir. En este sentido, podemos realizar:
– Reuniones generales. Son convenientes para algunos temas en los que lo
fundamental es transmitir información, como por ejemplo: presentación del
equipo del centro, dar a conocer las líneas generales del proyecto educativo o
explicitar el marco organizativo y las normas de funcionamiento del centro. Con
los más pequeños hay muchos aspectos que es necesario regular: condiciones de
asistencia, horarios, ropa para cambios, etc., y es fundamental que estén claros y
explícitos. También debe cuidarse que estas normas sean consensuadas lo
máximo posible entre el centro y los padres, evitando la imposición y la
arbitrariedad.
– Reuniones por grupos. Permiten mayor participación y diálogo que las reuniones
generales y son adecuadas para tratar temas más cercanos a la educación de sus
hijos, como: las características evolutivas de la edad, cómo aprenden los niños,
momentos importantes, etc. Por el tipo de temas, estas reuniones tienen un
carácter claramente formativo y ayudan a los padres a comprender mejor el
comportamiento de su hijo y a incorporar pautas de actuación.
Participación directa
La participación directa puede tener un carácter esporádico o sistemático, según se
produzca sólo en determinados momentos o sea más regular y estable. La implicación
sistemática supone una presencia y unaparticipación regular en el centro, previamente
planificada y organizada. Se concreta en la presencia del padre o la madre en el aula
durante algún tiempo, en actividades previamente acordadas y con una organización. En
estas situaciones es necesario transmitir a los padres qué se espera de ellos y el modo en
que podrán colaborar. Algunas de las formas en las que se puede dar esta implicación
sistemática son las tareas de apoyo de los padres en determinados quehaceres cotidianos
(merienda, patio, salidas del centro) o los talleres, donde uno o varios padres se encargan
de pequeños grupos de alumnos para realizar determinadas actividades como cocina,
juegos, teatro, etc. La participación esporádica se produce en momentos determinados a
lo largo del curso. Hay que señalar que la separación entre las formas esporádica y
sistemática no es muy nítida, ya que la primera puede convertirse en la segunda en el
momento en que se produzca de una manera organizada dentro de un proyecto.
A continuación vamos a exponer algunas de las formas en las que se concreta el
trabajo colaborativo de los padres en las actividades del centro.
El periodo de adaptación
Ésta es una de las estrategias utilizadas para favorecer la adaptación inicial del niño a la
escuela infantil y consiste en la presencia en el centro de los padres u otras personas
próximas durante los primeros días de escolarización. Con esta medida se trata de
conseguir una mayor tranquilidad en el momento de la separación entre padres e hijo,
tanto para los padres como para el niño.
Participación en talleres
Exige un compromiso importante por parte de los padres y una preparación rigurosa. Han
de trabajarse cuáles son los objetivos adecuados a la edad, qué actividades pueden
realizarse, cómo desarrollarlas y cómo evaluarlas.
Actividades extraescolares
Las salidas del centro constituyen un buen momento para contar con la colaboración de
algunos padres. Esto permite garantizar mejor aspectos como la seguridad y que las
actividades se puedan realizar en mejores condiciones. Aquí también es necesario
acordar con los padres algunas cuestiones como actitudes, reparto de tareas, objetivos de
las salidas, etc.
Fiestas
Son actividades lúdicas, generalmente muy motivadoras, en las que padres y profesores
tienen la oportunidad de participar y relacionarse de una manera más distendida. En los
preparativos, habrá que decidir qué actividades van a realizar tanto los alumnos como los
adultos, adecuar los espacios, repartir las tareas, etc.
Objetivos de la entrevista
Los objetivos se centran tanto en los aspectos de relación interpersonal como en los
contenidos que se abordan.
En cuanto a las relaciones:
• Establecer o consolidar relaciones interpersonales.
• Favorecer el conocimiento mutuo, la cooperación y la implicación del alumnado y
las familias.
Fases de la entrevista
En una entrevista podemos distinguir cinco momentos o fases: preparación, apertura,
desarrollo, cierre y planificación del seguimiento y seguimiento.
Las tareas, los procedimientos y las actitudes que hemos de contemplar dentro de
cada una de las fases son los siguientes:
Preparación
• Determinar la finalidad de la entrevista y concretar sus objetivos.
• Reunir la información previa necesaria para abordar la entrevista. Teniendo en
cuenta sus objetivos, se puede consultar el expediente académico, obtener
información de otros profesores o servicios, etc.
• Planificar el desarrollo de la entrevista, prever algunas estrategias y establecer
posibles hipótesis en su caso.
• Preparar la cita (forma de comunicarlo, tiempo y lugar).
Apertura
Crear un clima que invite a la comunicación
• Hacer que los entrevistados se sientan cómodos.
• Valorar como importante todo lo que allí suceda.
• Partir de la premisa de que las soluciones serán compartidas.
• Evitar o reconducir posibles tensiones.
• Dar la impresión de que se dispone del tiempo necesario para abordar la entrevista
sin prisa.
Desarrollo
Considerar la importancia de los siguientes aspectos
• Tener presente el objetivo de la entrevista para focalizar el tema y evitar la
dispersión.
• Confrontar las opiniones con los datos disponibles.
• Indagar la solución que ven al problema y qué cambios quieren alcanzar.
• Identificar puntos de acuerdo y preparar posibles líneas de actuación conjunta.
Cierre
• Hacer explícitas las conclusiones, señalando los logros conseguidos.
• Llegar a compromisos concretos y repartir responsabilidades.
• Hacer una síntesis del contenido de la entrevista, señalando la utilidad que haya
podido tener el encuentro.
• Hacer un planteamiento conjunto de una posible nueva entrevista, con
establecimiento de fecha, lugar y hora. Incluir a otros miembros de la familia para
posteriores entrevistas si se considera oportuno o relevante.
Seguimiento
• Registrar por escrito los acuerdos logrados.
• Asegurar la realización de las acciones previstas, de lo contrario la entrevista no
pasa de ser una expresión de deseos o buenas intenciones.
• Valorar el progreso conseguido y la necesidad de introducir modificaciones.
Para saber más…
20. Sobre la información que es conveniente recoger, remitimos al lector a lo planteado en la idea clave 2 (pp. 39-65) al
hablar del factor relativo al entorno familiar.
21. Para profundizar en el tema de la entrevista se puede consultar De Miguel y otros (1996).
Idea clave 7
En las reuniones, como en todo grupo de trabajo, siempre existen dos niveles
diferenciados: el que se refiere a la tarea y el que se refiere al plano relacional.
Una primera cuestión que hay que tener en cuenta es que en las reuniones, como en
todo grupo de trabajo, siempre existen dos niveles diferenciados: uno que se refiere a la
tarea (los objetivos que se pretenden, los temas que se tratan, los productos requeridos,
etc.) y otro que se refiere al plano relacional (las emociones, las actitudes, las habilidades
sociales, las creencias, los valores, etc.). En la preparación y el desarrollo de las
reuniones hay que tener presentes estos dos niveles como veremos a continuación.
1. Fase de preparación:
• Decidir a quién es necesario convocar (a los afectados por las decisiones, los que
necesitan disponer de información, los que han de proporcionarla, los que han de
tomar decisiones…).
• Definir los objetivos.
• Determinar el tipo de reunión (intercambio de información, toma de decisiones,
formación, etc.).
• Decidir la metodología y los tiempos, preparar los espacios y los materiales, todo
ello en función de los objetivos y el tipo de reunión.
• Prever posibles obstáculos y definir estrategias para solventarlos.
• Realizar la convocatoria y enviar a los asistentes los materiales o documentos
necesarios.
2. Inicio de la reunión:
• Comenzar puntualmente.
• Saludos y acogida de las personas.
• Presentación y negociación, si procede, del plan de trabajo (objetivos,
metodología) en términos de motivación.
3. Desarrollo:
• Presentación del tema.
• Dinamizar el grupo animando a la participación y la comunicación.
• Controlar el tiempo para cumplir el orden del día y el horario.
• Facilitar los debates y realizar síntesis parciales, concretando los aspectos que se
van tratando.
• Cuidar el clima relacional, invitando y favoreciendo una comunicación respetuosa
y constructiva.
4. Final o cierre de la reunión:
• Enumerar los acuerdos o las decisiones que se han tomado.
• Definir planes de acción y repartir responsabilidades.
• Acordar fecha para el seguimiento.
• Agradecer, mostrando los avances y aspectos positivos del encuentro.
5. Después de la reunión:
• Recoger por escrito los acuerdos de la reunión y enviar el acta a los asistentes si
procede.
• Informar de las decisiones tomadas a las personas afectadas o que deban
conocerlas en razón de su cargo.
• Realizar seguimiento del plan de acción.
• Evaluar el desarrollo de la reunión.
Para dinamizar las reuniones es importante contar con técnicas que estimulen la
producción de ideas, el análisis de situaciones, la resolución de conflictos o la toma de
decisiones.
En cuanto a las personas y a la relación, habrá que facilitar la comunicación,
reconduciendo las situaciones de hostilidad o críticas no constructivas, y evitando la
divagación y el uso exclusivo de la palabra por parte de una o unas pocas personas. Si
bien será el coordinador quien se encargue de cuidar estos aspectos, es responsabilidad
de todos los participantes colaborar para el mantenimiento de un buen clima y el
desarrollo eficaz de la reunión.
Maria Lluïsa Fabra (1992, p. 52) sintetiza en el cuadro 14 las principales funciones
que hay que desarrollar en una reunión.
La coordinación de la evaluación
El tutor ha de informar y coordinar el proceso educativo y de evaluación de los alumnos
de su grupo. Esto supone analizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en general y en
las distintas áreas o materias en particular, estudiar las circunstancias que motivan las
problemáticas presentadas por el grupo o por determinados alumnos, coordinar la toma
de acuerdos y realizar posteriormente su supervisión.
Estas funciones marcadas por la normativa tienen sentido ya que responden a la
necesidad de coordinar actuaciones educativas coherentes y eficaces con el grupo de
alumnos.
Para dinamizar las reuniones es importante contar con técnicas que estimulen la
producción de ideas, el análisis de situaciones, la resolución de conflictos o la
toma de decisiones. El tutor ha de informar y coordinar el proceso educativo y de
evaluación de los alumnos de su grupo.
La evaluación inicial
La evaluación inicial o evaluación cero corresponde a la primera reunión de evaluación
del equipo docente, tiene un carácter orientativo y se realiza al comenzar cada uno de los
niveles escolares. Sirve para conocer la situación de partida del alumno y del grupo-clase,
y tomar las medidas educativas más convenientes para la buena marcha del grupo.
Reunión del tutor con los alumnos para comunicarles acuerdos y decisiones
tomadas
Los objetivos de esta reunión serían:
• Comunicar a los alumnos los acuerdos y decisiones de la reunión de profesores para
conseguir que, como grupo, asuman sus propios compromisos.
• Que los alumnos expongan sus planteamientos y sugerencias en orden a posibles
modificaciones.
• Que acuerden como grupo algunos compromisos concretos sobre normas de
funcionamiento, convivencia, etc., como resultado de lo hablado en la evaluación
inicial.
Desarrollo:
• Información del tutor sobre lo tratado en la reunión.
• Información sobre los acuerdos y decisiones tomadas.
• Explicación de la relación entre los acuerdos alcanzados en la junta de evaluación
inicial por el equipo docente y las actividades de tutoría (aquellas decisiones que se
hayan tomado y que se vayan a desarrollar en la hora de tutoría, incidiendo en que se
han seleccionado basándose en la información inicial recogida en la ficha y la opinión
de los distintos profesores con el objetivo de que mejoren el funcionamiento y los
resultados del grupo).
• Reflexión individual acerca de algunos aspectos concretos sobre los cuales conviene
que el grupo adopte compromisos teniendo en cuenta los resultados de la evaluación
inicial.
• Trabajo en pequeños grupos: cada alumno comenta sus reflexiones y un secretario las
anota.
• Puesta en común: lectura y valoración de los resultados.
El tutor recoge las hojas resumen y, a partir de ellas y de la puesta en común, prepara
una síntesis de las conclusiones y de los compromisos que el grupo está dispuesto a
asumir, así como las aportaciones de los alumnos, que se incorporan a la programación
de la acción tutorial.
Juntas de evaluación
Son espacios idóneos para debatir sobre los procesos de enseñanzaaprendizaje y dar
respuestas coherentes y consensuadas a la diversidad del alumnado, evitando que queden
reducidas a una situación en la que simplemente se apuntan las notas de cada alumno.
En este sentido hemos de tener en cuenta que las juntas de evaluación sirven para lo
siguiente:
Las juntas de evaluación son espacios idóneos para debatir sobre los procesos de
enseñanza-aprendizaje y dar respuestas coherentes y consensuadas a la diversidad
del alumnado.
Como hemos dicho, al tutor le corresponde coordinar las sesiones de evaluación, en las
que participan todos los profesores que imparten docencia a un grupo determinado. Para
que las juntas de evaluación sean eficaces y permitan alcanzar los objetivos que hemos
comentado, es necesario que estén preparadas, siguiendo un proceso estructurado en
varias fases (Fernández, 1991, pp. 153-154) muy similar al que hemos presentado al
hablar de la evaluación inicial:
Preparación de la junta de evaluación con los alumnos (a partir del 3.er ciclo de
primaria)
• Objetivo:
– Que el grupo-clase realice una revisión y un análisis sobre su funcionamiento
como grupo, tanto a nivel de rendimiento académico como en cuanto a
adaptación y ambiente de trabajo en el aula, así como sobre las dificultades que
hayan podido presentarse en el período correspondiente a esa evaluación.
• Metodología:
– Realización de un cuestionario individual.
– Trabajo en pequeños grupos.
– Asamblea de clase.
• Material:
– Cuestionarios (véase el ejemplo de cuestionario dentro del apartado «En la
práctica», p. 191).
– Hojas de registro para cada uno de los secretarios del grupo.
• Desarrollo de la sesión:
– Breve exposición del tutor para centrar los temas que van a tratarse en el grupo-
clase (objetivos) y la metodología que se va a llevar a cabo.
– Realización de un cuestionario por parte de cada alumno, que sirve de base para
valorar el funcionamiento del grupo-clase. Las preguntas del cuestionario hacen
referencia a la valoración del funcionamiento del grupo: integración,
participación…; al clima de la clase: ambiente general, actitudes frente a las
distintas asignaturas, motivación e intereses, etc.; al análisis y la valoración del
rendimiento, y a las propuestas de mejora.
– Trabajo en pequeños grupos para llegar a conclusiones sobre las respuestas dadas
a los cuestionarios.
– Constituida la clase en asamblea, el moderador abre un debate sobre los temas
tratados en los grupos, se unifican las intervenciones y se recogen sugerencias
para que el delegado y subdelegado lo puedan exponer en la junta de evaluación si
es que existe tradición en el centro. En este sentido es muy importante hacer
hincapié en cómo se van a exponer estas reflexiones, siendo muy cuidadosos en
no caer en valoraciones subjetivas o descalificaciones hacia los profesores. Es
importante que los representantes de los alumnos adquieran unas habilidades
comunicativas que les permitan llevar a cabo su intervención respetando unas
cuestiones formales básicas.
El tutor recoge los acuerdos por escrito para su revisión en la siguiente junta de
evaluación.
Después de la evaluación
• Elaboración por el tutor del resumen de la sesión y entrega de éste a los profesores y
la jefatura de estudios.
• Comunicación de los acuerdos y decisiones de la junta de evaluación:
– A los alumnos mediante asamblea de clase: información y discusión de los
acuerdos que afectan al funcionamiento de la clase, estudio de posibles vías de
solución y acuerdo de compromisos grupales.
– A los padres: individual y colectivamente, según se determine.
Como decimos, el tutor puede contar con los servicios de orientación externos o
internos para recibir asesoramiento técnico respecto al desarrollo de su acción tutorial,
fundamentalmente sobre aspectos de programación, materiales, actividades y recursos en
los distintos ámbitos (alumnos, grupo, familias, equipo docente).
Otro ámbito importante de colaboración son las actuaciones con los alumnos que
presentan necesidades educativas específicas. Aquí el equipo de sector o el
Departamento de Orientación de los centros puede facilitar estrategias colaborativas de
valoración de necesidades educativas, como la elaboración de criterios, indicadores y
protocolos sobre los niveles de competencia curricular, estilos de aprendizaje, motivación
para aprender y otros aspectos que se consideren relevantes; procedimientos para la
realización coordinada de la evaluación psicopedagógica, y asesoramiento acerca de la
toma de decisiones y la puesta en marcha de respuestas educativas de atención a la
diversidad.
El tutor ha de colaborar con el profesorado de apoyo estableciendo acuerdos sobre la
intervención educativa que hay que realizar con los alumnos que presentan necesidades
educativas especiales. Hay que recordar que, si bien el responsable último es el tutor, la
realización de las adaptaciones curriculares es una tarea de colaboración entre distintos
profesionales: profesor tutor, especialistas de área o departamento, profesorado de
apoyo, orientador o equipo de sector. Además, implica a la comisión de coordinación
pedagógica y a la jefatura de estudios del centro.
Por otro lado, desde la perspectiva de un trabajo en red que favorezca el aprendizaje
y la participación comunitaria de las personas, es necesario realizar una coordinación
intersectorial con profesionales y servicios como los servicios de salud, servicios sociales,
educativos, ayuntamientos, etc.
Los ámbitos prioritarios de este trabajo intersectorial, según señala Bassedas (2011),
serían:
En todos estos ámbitos el tutor, desde su conocimiento preciso del alumno y su contexto
sociofamiliar, puede aportar a los distintos servicios una información muy valiosa, que a
su vez el resto de profesionales puede complementar ayudando de esta manera a
comprender la situación o problemática por la que pueden estar atravesando los alumnos
o sus familias. También, el trabajo en red permite realizar planes de intervención amplios
que abarquen diferentes aspectos y que se ajusten lo máximo posible a las características
de los contextos específicos.
Técnica de reunión
Otro aspecto que hay que contemplar en el plan de acción tutorial para llevar a cabo la
planificación son las decisiones relativas a los recursos organizativos, materiales y
temporales.
Dentro de los recursos organizativos y temporales, se incluirán:
• Las funciones del tutor.
• Los criterios para la designación de tutores.
• El calendario de las reuniones con las familias (colectivas e individuales).
• El calendario de las reuniones con el equipo docente, los profesores de apoyo, el jefe
de estudios, la estructura de orientación especializada del centro y los servicios del
entorno.
Dentro del apartado «En la práctica» (p. 210), aportamos un ejemplo de la planificación
de la acción tutorial del primer trimestre.
Para apoyar el desarrollo de la programación es muy importante que los tutores
dispongan de recursos materiales, con actividades adecuadas a cada nivel, modelos de
fichas para recoger información de cada alumno, orientaciones y propuestas de contenido
para realizar las reuniones y entrevistas con los padres, así como orientaciones y
documentos para realizar las reuniones de evaluación con el equipo docente. Dotarse de
un buen banco de actividades extraídas de publicaciones o elaboradas en el propio centro
es una tarea que con el tiempo constituye una gran ayuda para la programación y el
desarrollo de la acción tutorial.
Participar en la planificación
Además de las propuestas comentadas en los apartados anteriores, para la puesta en
marcha de la programación, es imprescindible realizar actuaciones para asegurarse de que
el plan de acción tutorial sea sentido como propio por los agentes implicados: tutores,
familias, alumnado, profesorado, y dé respuesta a las necesidades del centro.
Tomando en consideración las conclusiones de la investigación sobre procesos de
mejora en los centros educativos (Bolívar, 1999; Domingo, 2005; Escudero, 1992;
Fullan, 1993; Hopkins, 1991) y los datos de la propia experiencia de trabajo, sugerimos
que el procedimiento de puesta en marcha de un plan de acción tutorial incluya las
estrategias que se enumeran a continuación.
Por otro lado, existe una tendencia en muchos Departamentos de Orientación a dar a
los tutores actividades cerradas y diseñadas, de carácter estándar. La participación del
profesorado en su diseño suele ser nula. La experiencia nos demuestra que cuando es el
propio profesorado quien diseña las actividades, se gana en creatividad y nivel de
implicación.
El espacio más adecuado para realizar estas actuaciones puede ser la hora de
coordinación con la jefatura de estudios y el Departamento de Orientación en la etapa de
educación secundaria, o las reuniones de ciclo y nivel en las etapas de educación infantil
y primaria.
También es básico que se recojan sus aportaciones para estas actividades. Muchas
veces las familias no participan en la vida del centro, además de por la falta de tiempo,
por no sentirse reflejadas ni competentes para hacerlo. Es necesario contemplar
procedimientos para que ellas opinen y se reconozcan como parte de la vida del centro.
Como ejemplo, en las convocatorias de reuniones con familias que se suelen realizar
desde la tutoría, es sencillo poner en el «recibí» que se suele adjuntar un hueco para que
puedan sugerir algún tema o preocupación que quieran que se trate.
Los espacios y procedimientos a través de los cuales se puede llevar a cabo este
contacto con las familias pueden ser reuniones grupales o individuales con el tutor,
reuniones con el equipo directivo o el Departamento de Orientación para distintos temas
(organización del centro, actividades generales y complementarias, información
académica y profesional…), circulares informativas, agendas escolares, etc. Es
importante la institucionalización de estas actuaciones. Se puede lograr mediante su
inclusión en los diversos documentos del centro, como el plan de acción tutorial, la
programación general anual, etc. El que estén recogidas facilita su realización y
evaluación.
• Hacer que participen en todos los estamentos posibles. La práctica diaria demuestra
que cuando el alumnado participa de una forma real en los procesos de toma de
decisión que le afectan, el nivel de implicación en todos los aspectos es mucho mayor
y la convivencia en el centro mejora notablemente.
• Tratar de que las actividades que hay que realizar no sean «receptivas». Esto quiere
decir que no sean las clásicas actividades donde tengan que contestar lo evidente, lo
que se espera de ellos, sino que la tarea suponga su actividad personal, de tal manera
que tengan que crear y construir significados en el proceso.
Los espacios donde se pueden realizar estas actuaciones son la hora de tutoría, las
reuniones individuales con el tutor, reuniones de delegados, juntas de evaluación,
etc.
Al formar los grupos es importante tener en cuenta que aquellos donde existe
más heterogeneidad son más productivos, por lo que hay que evitar que los
alumnos con más dificultades se concentren en un grupo concreto.
El tutor y la convivencia 80
• Elaboración participativa de las normas 81
• Planes preventivos 81
• Técnicas y herramientas para dar respuesta a los conflictos 87
• La disrupción en el aula 96
En la práctica 101
Para saber más 105
5 El tutor ha de ayudar y capacitar al alumnado en su proceso de
107
toma de decisiones académicas o profesionales
El tutor y la orientación académica y profesional 107
• Necesidad de la orientación académica y profesional 108
• Construir la propia identidad y desarrollar un proyecto de futuro 109
• Enfoques en orientación académica y profesional 109
• Niveles en la orientación académica y profesional 111
• La orientación académica y profesional en las distintas etapas educativas 112
• Consejo orientador 113
• Contenidos y programación de la orientación académica y profesional 113
En la práctica 119
Para saber más 123
6 Las relaciones de colaboración entre el tutor y las familias
124
mejoran el proceso educativo de los alumnos
El tutor y la familia 124
• La relación familia-escuela: encuentros y desencuentros 124
• Modelos de relación entre profesores y familias 127
• Una relación de colaboración 128
• Aspectos de la diversidad familiar que influyen en las prácticas educativas 129
• Estrategias y modos de trabajo con las familias 131
En la práctica 138
Para saber más 141
7 La acción tutorial es una tarea compartida entre todos los
miembros del equipo educativo y está en clara conexión con los 142
recursos del entorno
La acción tutorial y el trabajo en equipo 142
• Las reuniones. Algunas ideas para mejorar su eficacia 142
• La coordinación de la evaluación 145
En la práctica 156
Para saber más 158
8 La acción tutorial ha de ser planificada desde un planteamiento
159
integral y en coherencia con los proyectos del centro
La planificación de la acción tutorial 159
• Plan de acción tutorial de la etapa 159
• Programación de la acción tutorial 162
• Participar en la planificación 164
• Condiciones organizativas adecuadas 167
• Evaluar la acción tutorial 168
En la práctica 172
Para saber más… 174
Glosario 175
Referencias bibliográficas 178