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Reseña de libro

Misterios de un rostro maya: nuevas


perspectivas sobre K’inich Janaab’
Pakal de Palenque
Kazuo Aoyama

P
alenque es uno de los sitios mayas mejor conocidos incluso al otro lado
del mundo, es decir, Japón, desde donde escribo. En ese contexto Miste-
rios de un rostro maya: La máscara funeraria de K’inich Janaab’ Pakal de
Palenque, publicado recientemente (2010) por el Instituto Nacional de Antro-
pología e Historia en México, dirigido tanto a académicos como al público en
general, redunda en un muy atractivo y excelente libro. Éste resume los resul-
tados de los estudios llevados a cabo por un equipo multidisciplinario sobre
el gobernante —también conocido como Pakal el Grande— más importante
de dicho reino maya. Las abundantes fotografías antiguas y recientes que nos
ofrece, incluidas las tomadas en la década de los cincuenta en el momento
del descubrimiento de este notable contexto funerario, son de gran impor-
tancia científica. Tanto las fotografías, cuya calidad es excelente, como las
figuras, notablemente nítidas, ayudan al lector a entender mejor el texto.
Especialmente me dejó una grata impresión el maravilloso dibujo hipoté-
tico (Filloy Nadal y Martínez del Campo, 2010: 125, figura 26) donde se
señala la ubicación en que debieron haber quedado colocadas las piezas
del ajuar sobre el cuerpo del soberano al ser enterrado. Por su parte, varios
cuadros aportan datos numéricos presentados muy efectivamente. Consi-
FIGURA 1. Portada del libro Misterios dero que el cuadro 1 en particular, acerca de la cronología de la vida de
de un rostro maya: la máscara funeraria de K’inich Jannab’ Pakal, elaborado por Simon Martin, es de gran utilidad
K’inich Jannab’ Pakal de Palenque, Laura
Filloy Nadal (coord.) 2010, México, inah. (Martin 2010: 84-87).
Según nos narra el texto, al volver a intervenir recientemente la máscara
funeraria de Pakal se realizaron trabajos de investigación que incluyeron as-
pectos tan diversos como la arqueología, la antropología física, la mineralogía,
la epigrafía, la biología y, por supuesto, la propia restauración de la máscara.
El libro deja ver la magnífica labor de conservación realizada al ajuar de Pakal
por Laura Filloy Nadal y Sofía Martínez del Campo, notable por su minuciosi-
dad y rigor. Es evidente que ésta fue una intervención que requirió paciencia y
profesionalismo —realmente de calidad mundial—, que logró mantener vivas
la esencia y la imagen que los artesanos mayas intentaron elaborar de su rey.
Gracias a su investigación sabemos que la máscara, principal pieza del
ajuar, estuvo formada por más de 340 teselas de piedra verde, 4 aplicaciones
de concha y 2 discos de obsidiana decorados con pigmento negro para simu-
lar la pupila. No es de sorprender que se haya verificado que algunas teselas

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de jade son piezas de joyería reutili- El libro aporta un pormenorizado contrario, que aparece emergiendo
zadas, pues esto era frecuente entre microanálisis de los materiales con de ella (Stuart y Stuart 2010: 52).
los mayas del Clásico. Nos reportan, los que fue cubierta, presumible- En mi opinión, una pregunta rele-
además, que para dar volumen y mente durante su ritual funerario, la vante que estamos obligados a hacer-
profundidad al señorial rostro se em- osamenta del rey encontrada en el nos después de leer este espléndido­
plearon intencionalmente jades de al sarcófago, que detectó al menos seis libro es quiénes fueron los artesanos
menos seis tonos de verde. estratos superpuestos de distintos mayas de Palenque responsables de
Por lo que respecta al análisis, do­ materiales: resina natural, cinabrio, la elaboración de los magníficos ob-
cumentado en el libro, de los mate­ chapopote, cinabrio mezclado con jetos encontrados junto al cuerpo
riales utilizados por los lapidarios hematita, y hematita mezclada con del rey. Si podemos aprender de lo
para elaborar la máscara, sus conclu- chapopote. estudiado en Aguateca (Guatemala),
siones indican que la mayoría de ellos Como los autores de Misterios otra ciudad maya del Clásico que
fueron importados a tra­vés de inter- de un rostro maya subrayan, más de tuvo que ser súbitamente abandona-
cambios a larga distancia, y com- medio siglo ha pasado desde que el da por sus ocupantes (alrededor del
prueban que el jade provenía de la gran arqueólogo Alberto Ruz Lhuiller 810 dC), los datos líticos sugieren
cuenca del río Motagua, Guatemala, (1906-1979) hiciera, en 1952, el tal que una porción significativa de las
mientras que la obsidiana y la con- vez mayor descubrimento de entre elites mayas (tanto hombres como
cha se obtuvieron, respectivamen- los restos de la cultura maya: la tum- mujeres), incluidos cortesanos de
te, de los yacimientos de El Chayal, ba de Pakal el Grande. Si bien hoy en alto rango y aun la propia familia
Guatemala, y de la costa del océano día éste es uno de sus gobernantes real, se dedicó a la creación artística­
Pacífico. La identificación sobre ma- más concienzudamente investigados y a la producción artesanal altamen­
teriales y adhesivos utilizados­por los y, a través de estudios como los que te­especializada, trabajando frecuen­
mismos mayas en la reparación de la aquí se reseñan, conocemos muchos temente en dos contextos: tanto
máscara da como resultado el uso de más detalles sobre él, algunos aspec- producción independiente como de­
copal y cera de abejas. tos a su respecto siguen generando pendiente (Aoyama 2009).
En particular sobre los ojos de la grandes debates. Entre ellos está, por Esperamos que nuevas exca-
máscara, las autoras proponen que ejemplo, el de la edad del personaje vaciones y estudios como los que
su parte blanca fue hecha de con- enterrado. Los antropólogos físicos conforman el libro que aquí nos
cha marina tallada con materiales Arturo Romano Pacheco y Josefina ocupa puedan darnos en un futu-
líticos. Según mi experiencia de mu- Bautista Martínez siguen sostenien- ro próximo más luz sobre la corte
chos años de investigación sobre ar- do en el capítulo que escriben que real de Palenque y sobre quienes en
tefactos líticos en Copán y Aguateca se trata de un individuo de entre 40 ella participaban en la producción
(Aoyama 1999 y 2009), el análisis de y 50 años (Romano y Bautista 2010: artesanal y artística. Si, como re-
microhuellas a través de microsco- 102), mientras que Stout y Streeter saltan David y George Stuart en su
pios de gran alcance (en concreto el (2006) proponen, con base en lo do- contribución (Stuart y Stuart 2010:
metalográfico de 50-500X con acce- cumentado por la epigrafía y en el 47), hasta la fecha se ha explorado
sorio de luz incidente) permite con- análisis histomorfométrico de hueso­ tan sólo 2%, aproximadamente, de
cluir que la concha marina fue traba- cortical de la costilla de Janaab’ todo ese famoso sitio, es evidente
jada en esos sitios por los mayas del Pakal, que el soberano sobrevivió­ que queda mucho trabajo por ha-
Clásico, específicamente con lascas alrededor de 80 años. Asimismo, cer y aún nos esperan múltiples y
de sílex y algunas navajas gruesas de varios especialistas interpretan la ico­ maravillosos hallazgos, lo que no
obsidiana, por lo que sugeriría a las nografía de la famosa tapa de su sar- solamente será de gran interés para
autoras la utilización, en futuros aná- cófago como representación del rey México sino también para el resto
lisis, de este mismo tipo de micros- en el preciso momento en que, al del mundo.
copio para poder estudiar en detalle morir, desciende a la tierra, en tanto
huellas de uso. que otros muchos consideran, por el

68 Intervención Año 2. Núm. 4 Julio-diciembre 2011


Referencias máscara funeraria de K’inich Janaab’ Laura Filloy Nadal (coord.), Misterios
Pakal de Palenque, México, inah. de un rostro maya: la máscara funera-
Aoyama, Kazuo Filloy Nadal, Laura y Sofía Martínez del ria de K’inich Janaab’ Pakal de Palen-
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Copán Valley and the La Entrada Re- Filloy Nadal (coord.), Misterios de un of the cortical bone of Janaab’ Pakal’s
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chaeological Project First Phase, vol. Romano Pacheco, Arturo y Josefina Bau- lenque, 1922-2005”, en Laura Filloy
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Press. 2010 “Estudios antropométricos de los maya: la máscara funeraria de K’inich
Filloy Nadal, Laura (coord.) restos esqueléticos de K’inich Janaab’ Janaab’ Pakal de Palenque, México,
2010 Misterios de un rostro maya: la Pakal y de sus imágenes en estuco”, en inah, 43-67.

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