la moda de las clases acomodadas en nuestro pais es de gusto

afrancesado; de hecho, buena parte de la ropa que utilizan se trae de

Europa, principalmente de París. El gusto europeo también influye en su
concepto de belleza: entre las mujeres se aprecia la piel muy blanca, sin
maquillaje o tinte evidente, y la cintura estrecha que semejaba la figura
de un reloj de arena marcada por el corsé, el cual a veces era tan
apretado que incluso provocaba desmayos.

el vestido de diario de las mujeres consiste en una blusa ajustada al

corsé, con mangas largas y cuello alto y estrecho adornado con encaje;
en tanto que la falda tiene forma de campana y llega hasta el suelo. En
la parte trasera de ésta se observaba un remate de pliegues en forma
de cola, debido a que se acostumbraba acentuar esa parte de la figura
femenina. El ajuar se completa con accesorios como grandes sombreros
con plumas, abanicos, sombrillas y bolso. Para las ocasiones especiales
se usaban vestidos de cola con escote amplio, como el que puede
apreciarse en esta parte de la exhibición.

A su lado se observa un disfraz de odalisca, mujer que forma parte del

harén en un serrallo o palacio en el imperio otomano. Fue utilizado por
la señora Esther Guzmán de Díez Gutiérrez durante uno de los bailes de
disfraces que la sociedad encumbrada de México .El vestido fue
heredado a Emma Meade de Aiza, quien vendió éste y otros objetos al
museo en (1992).

otra fuente
Se ponen de moda los corsés rectos y largos y las faldas con poco vuelo
acompañadas de una sobrefalda, además las faldas de día se acortan
hasta los tobillos, dejando a la vista los zapatos. El segundo, a lo largo
de todo el conflicto, se caracteriza por la aparición de modas mucho
más cómodas para la mujer: las faldas continúan acortándose hasta casi
media pantorrilla y los cuerpos siguen la línea natural del cuerpo, sin
corsé. Esto se debió a la necesidad de que fueran las mujeres las que
supliesen la falta de mano de obra en los puestos de trabajo que antes
ocupaban los hombres. A causa de esta comodidad en la vestimenta,
nacerá más tarde la moda andrógina propia de los años veinte.