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De los lugares émicos, estrategias antropofágicas y antropoémicas en

Matavilela de la novela el rincón de los justos de Jorge Velasco Mackenzie

El presente ensayo tiene como objetivo analizar los lugares émicos y estrategias

antropofágicas y antropoémicas en la novela el rincón de los justos de Jorge Velasco

Mackenzie. Se describirá varias definiciones sobre los tipos de lugares para tener una

vista más clara y amplia de los conceptos. Por otro lado, se expondrá como actúa en

Matavilela. Finalmente, se reflexionará sobre el exilio que sufren los actantes marginales

de la novela.

Los lugares son sitios indispensables donde un grupo de personas desarrolla su

vida. Desde los libros sagrados, mitológicos, imaginarios y demás. Las historias se

desarrollarán en lugares en general. Los más conocidos Camelot, Utopía, Liliput, Oz,

Macondo, Santa María, Comala, Yoknapatawpha, Tierra media, Tlön, Desembarco del

Rey, entre otras.

La sociedad cuenta con muchos espacios. Algunos espacios son inexistentes para

la gente, otros son fundamentales o pasajeros. Entre ellos están los no lugares que son

aquellos que “desalientan cualquier idea de permanencia, imposibilitando la colonización

o domesticación del espacio” (Bauman, 2004, p. 110). Dicho de otro modo, son aquellos

lugares efímeros donde solo sirven de tránsito hacia otro lugar. Cuya característica

principal “Es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de la identidad, las

relaciones y la historia: los ejemplos incluyen los aeropuertos, autopistas, anónimos

cuartos de hotel, el transporte público” (Bauman, 2004, p. 111). Por esta razón, los no

lugares son la máxima expresión de individualidad, lugares de paso donde transitamos

sin historia o apego. A diferencia del espacio vacío que es:

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El vacío del lugar está en el ojo de quien lo contempla y en las piernas del
habitante o en las ruedas de su auto. Son vacíos los lugares en los que
encontramos y en los que nos sentiríamos perdidos y vulnerables,
sorprendidos, alarmados y un poco asustados ante la vista de otros seres
humanos. (Bauman, 2004, p. 113).

Dicho en pocas palabras, son lugares casi invisibles que están presentes, pero no

conocen. Si lo conocen no son transitados.

Finalmente, Bauman clasifica los espacios conforme ve los cambios que se han

producido en la modernidad. Los espacios adquieren categorías para que todo esté al

alcance del consumidor, Hernández Moreno (2016) resume:

Los espacios o lugares émicos (aquel destinado a la exclusión), los lugares


fágicos (aquel destinado a la inclusión masificada del consumo), los no-
lugares (es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de
identidad) y los espacios vacíos (lugares que siempre han estado ahí, pero
inexistentes en nuestro mapa mental). (p. 281)

Sintetizando, los lugares émicos (emo, interior) son los que van a estar destinados a la

exclusión. Los lugares fágicos (fago, comer, devorar) son las zonas diseñadas para el

consumo. Los no-lugares son aquellos que no tienen importancia. Los espacios vacíos

son donde nunca va la gente es un lugar donde la autoridad no va.

En la novela el rincón de los justos la historia nos transporta a un barrio en

particular llamado Matavilela. Un barrio aproximadamente de “cinco calles y cuatro

cuadras estrechas” (Velasco Mackenzie, 1983, p. 55). Ubicado en la ciudad de Guayaquil

de los años setenta cuando muere Julio Jaramillo. Por las referencias que da el autor la

ubicación es “Desde Machala a Quito y de Quito a Pedro Moncayo, siguiendo por Pio

Montufar, Seis de marzo hasta llegar a Santa elena” (Velasco Mackenzie, 1983, p. 55).

Un barrio popular o de gente marginal depende la perspectiva del lector, pero es un lugar.

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Para Raymundo es una bendición nacer ahí, lo expresa “Y aquel lugar ya no fue un sitio

inmundo sino mi eterno lugar sagrado” (Velasco Mackenzie, 1983, p. 35 -36). Por otro

lado, Leopoldina no piensa lo mismo, se encuentra “Sola en este patio hediondo, junto a

estas carretas que destilan agua de orines y estos charcos de lodo, todo sucio, sucio

(Velasco Mackenzie, 1983, p. 49). Ella siente la soledad y el asco de un barrio popular.

El barrio era un lugar diferente, “Llegar a Matavilela no era solamente un cambio de

barrio, era también llegar a cosas desconocidas. El ambiente se percibía al dejar la plaza

Victoria y caminar por el parterre central de la calle Quito rumbo al sur” (Velasco

Mackenzie, 1983, p. 65).

Matavivela es un barrio con muchas peculiaridades, pero es “una zona que se regía

por sus propias leyes; alejados del lugar, los agentes del orden veían en esas calles una

zona privada, mundo aparte y rojizo donde vivir era caer en el espacio de las vacilaciones”

(Velasco Mackenzie, 1983, p. 53). Cuenta con un bar que se llama “el rincón de los justos”

como la novela. El nombre ya da pertenencia de un lugar, de gente justa y trabajadora. El

bar o cantina requiere un nombre para eternizar y darlo a conocer, en el caso de La casa

verde hay un sitio “la cantina de La Estrella del Norte beben hasta caer borrachos”

(Vargas Llosa, 1900. p. 13). Dentro del bar el rincón de los justos es donde va la gente

como sitio de socialización.

La llegada del petróleo provoca una masiva migración a las ciudades más grandes.

En el caso de Ecuador las dos ciudades son Quito y Guayaquil. Guayaquil al ser una

ciudad costera con el puerto principal del país recibe más visitantes, novedades y está

actualizado de las cosas que pasan el mundo porque le llegan por los barcos. A diferencia

de Quito que es una ciudad rodeada por montañas, más conservadora y todas sus

implicaciones por tener esa etnografía especifica. Una vez instalada la modernidad, el

consumismo se apodera de las calles del país. La dominación del mercado hace que

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empresas multinacionales lleguen a los rincones más escondidos del mundo.

Principalmente llegarán donde haya una economía naciente producto del petróleo, las

marcas de talla mundial llegan a los “los escaparates de los centros comerciales al más

puro estilo del consumismo capitalista. En ellos se ofertan inventos que facilitan las tareas

domésticas y ofrecen una apariencia moderna a los consumidores, con nuevos estilos de

ropa, peinados y distracciones” (Espín Mosquera, 2013, p. 18).

Al incorporarse al mercado globalizado vienen las contras. El principal afectado

es el individuo que “se despersonaliza y pierde raudamente su identidad, y se convierte

en un hombre metálico, que depende de los aparatos que usa para comunicarse o para

proteger sus bienes (Espín Mosquera, 2013, p. 18). Por otro lado, Espín Mosquera (2013)

enfatiza que los cambios “van desde circunstancias sociales hasta arquitectónicas,

producto de los capitales que ingresan al país con motivo del Boom Petrolero. Se

incrementan, por ejemplo, los créditos para financiar las nuevas industrias y las

inversiones que hacen los habitantes del país” (p. 18). Dicho de otro modo, el capital que

llegó al país incrementó el poder adquisitivo de la población y del estado. Gracias a ello,

se pagó la deuda externa. La bonanza obliga a crear infraestructura para demostrar la

riqueza que se vive. Las principales urbes tendrán un crecimiento en todo sentido. La

década de los setenta está marcado por cambios estructurales en la arquitectura y en la

forma de la ciudad. Los negocios surgirán y los ciudadanos “se vuelven consumistas y

que además presentan al ser humano como el destinatario de los bienes que la vida pueda

ofrecer, aquí y ahora, al contrario de lo que habían dicho las creencias tradicionales

religiosas sobre los sacrificios presentes” (Espín Mosquera, 2013, p. 35).

Esa llegada de la modernidad obliga a estos personajes de Matavilela buscar un

lugar seguro para vivir. Las invasiones son una necesidad para sobrevivir y buscar un

sitio propio. Ya se ve indicios de que Erasmo “anda queriendo llevarse a la gente a invadir

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el Guasmo, tonto pendejo, no sabe que allá los chapas tumban las casas, se meten donde

la gente duerme y suácate, suácate, los tiran apaleados a la calle, que ni hay calle”

(Velasco Mackenzie, 1983, p. 61). Tiempo atrás el charolador “explicó que sus colegas

de la Plaza Central ya se habían organizado para la invasión de la pampa del Guasmo;

organizarse, repitió como un eco” (Velasco Mackenzie, 1983, p. 56). En esos tiempos “El

Guasmo era una pampa amplia y deshabilitada, propiedad de Juan X” (Velasco

Mackenzie, 1983, p. 56). El lugar es el Guasmo ubicado en la parte sur de la ciudad,

donde la gente de escasos recursos termina yendo a vivir. La idea del Sur viene con un

estigma de carencia, a diferencia de la abundancia que ofrece el Norte.

No es coincidencia que se trate de eliminar al pobre o ubicarle en un lugar para el.

Hay que eliminar a ese otro porque la modernidad y capitalismo ya llegó. Las ciudades

quieren parecerse y ser cosmopolitas como las otras. Bauman (2004) dice:

Claude Lévi-Strauss, el más grande antropólogo cultural de nuestro


tiempo, señaló en Tristes tropiques que a lo largo de la historia humana se
emplearon dos estrategias para enfrentar la otredad de los otros: la
antropoémica y la antropofágica. (p. 109)

En palabras de Lévi-Strauss (1988) es:

dos tipos de sociedades: las que practican la antropofagia, es decir, que


ven en la absorción de ciertos individuos poseedores de fuerzas temibles
el único medio de neutralizarlas y aun de aprovecharlas, y las que, como
la nuestra, adoptan lo que se podría llamar la antropoemia (del griego
emeín, 'vomitar'). Ubicadas ante el mismo problema han elegido la
solución inversa que consiste en expulsar a esos seres temibles fuera del
cuerpo social manteniéndolos temporaria o definitivamente aislados, sin
contacto con la humanidad, en establecimientos destinados a ese uso. (p.
441)
Bauman (2004) resume a la antropoémica así:

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… consistía en «vomitar», expulsando a los otros considerados
irremediablemente extraños y ajenos: prohibiendo el contacto físico, el
diálogo, el intercambio social y todas las variedades de commercium,
comensalidad o connubium. Hoy, las variantes extremas de la estrategia
«émica» son, como siempre, el encarcelamiento, la deportación y el
asesinato. Las formas superiores y «refinadas» (modernizadas) de la
estrategia «émica» son la separación espacial, los guetos urbanos, el acceso
selectivo a espacios y la prohibición selectiva de ocuparlos. (p. 109)

Por otro lado, a la antropofágica Bauman (2004) lo interpreta así:

…consiste en la denominada «desalienación» de sustancias extrañas:


«ingerir», «devorar» cuerpos y espíritus extraños para convertirlos, por
medio del metabolismo, en cuerpos y espíritus «idénticos», ya no
diferenciables, al cuerpo que los ingirió. Esta estrategia revistió también
un amplio espectro de formas: desde el canibalismo hasta la asimilación
forzosa —cruzadas culturales, guerras de exterminio declaradas contra las
costumbres, calendarios, dialectos y otros «prejuicios» y «supersticiones»
locales—. (p. 109)

En resumen, la antropoémica consiste en sacar a esa persona de nuestro lugar y la

antropofágica eliminarla.

En el rincón de los justos hay una suerte de estrategia antropofágica que consiste

en acabar con el barrio para remodelarlo. Y la estrategia antropofágica se da “La gente de

Matavilela será desalojada de sus casuchas improvisadas y el fuego se encargará de borrar

cualquier recuerdo de la faz de la memoria colectiva” (Vimos, 2015, p. 242). Destruir

todo para construir algo nuevo. Matavilela de por sí ya era una suerte de estrategia

antropoémica porque estaban exiliados, expulsados de la sociedad normativa

Guayaquileña. Vallejo (Velasco, 1990) lo define así:

Matavilela, el barrio, es el protagonista que representa e/otro orden


enfrentado a la convención social de una ciudad, Guayaquil, que lo agrede

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permanentemente: que lo reconoce de manera vergonzante como parte de
ella pero que al mismo tiempo tiene necesidad de expulsarlo de sí. (p. 38)

Es decir, Matavilela es la representación de “esa cultura marginal de la zona roja

que las grandes ciudades fenicias poseen como parle constitutiva de ellas pero que al

tiempo que anhelan exterminar” (Velasco, 1990, p. 39). Porque “está en marcha un

proceso de renovación urbana que, lamentablemente, no será dirigido a resolver los

problemas de sus actuales habitantes” (Rivadeneira, 2004, p. 40).

En conclusión, los lugares émicos son los que van a estar destinados a la exclusión.

El Guasmo es ese lugar de exclusión o exilio porque fueron separados de Matavilela que

era otro barrio de exclusión. La diferencia es que Matavilela quedaba cerca de la parte

comercial de la ciudad porque al crecer la ciudad las antiguas periferias son sitios

estratégicos para la modernidad y la urbanidad. Las periferias generalmente están alejadas

de la ciudad, pero Matavilela al tratarse de una periferia vieja se ve obligada a desaparecer

para que construyan algo nuevo o renueven ese espacio. Tanto la estrategia antropofágica

y antropoémica están presentes en estos nuevos cambios de sociedad capitalista donde

sobrevive el que tiene dinero. Y esa gente marginal debe crear un espacio o los políticos

demagogos les dan un espacio “digno” y lejos de la ciudad para que no se los vea. Con

eso se crea el Guasmo, tomado por la gente y construida con escasos recursos y mucha

falta de servicios básicos. Así nace “la formación de barrios suburbanos vendría a

constituir un fenómeno intra-urbano, pues, en cierta medida, se alimenta de “nativos de

la ciudad”, con ciertas costumbres y formas de vida adoptadas en la ciudad” (Estrada,

1977, p. 233). A medida que la economía crece y las edificaciones se alzan por los cielos,

los barrios marginales se expanden de igual manera. Sin una oportunidad de trabajo,

educación y salud se ven en la obligación de sobrevivir en la selva de cemento.

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Bibliografía

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colaboración con Jaime Arrmbide Squirru. FCE Argentina.

https://catedraepistemologia.files.wordpress.com/2009/05/modernidad-liquida.pdf

 Espín Mosquera, R. A. (2013). Tres autores representativos del cuento ecuatoriano en la

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http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/handle/22000/5941/T-PUCE-

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 Estrada Ycaza, Julio, Regionalismo y migración, Guayaquil, Archivo Histórico del Guayas,

1977.

 Hernández Moreno, J. (2016). La modernidad líquida. Política y cultura, (45), 279-282.

http://www.scielo.org.mx/pdf/polcul/n45/0188-7742-polcul-45-00279.pdf

 Lévi-Strauss, C. (2006). Tristes trópicos, introducción de Manuel Delgado Ruiz. Buenos

Aires: Editorial Paidós (Obra original publicada en 1955).

 Rivadeneira Aseicha, Luis Alberto. Los personajes de la “otra” ciudad en El rincón de los

justos y en dos cuentos de Huilo Ruales Hualca (marginales y marginalidad). Quito, 2004,

103 p. Tesis (Maestría en Estudios de la Cultura. Mención en Literatura

Hispanoamericana). Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Área de Letras.

 Rodríguez Garcés, J. E. (2022). Análisis de la teoría de la modernidad líquida de

Zygmunt Bauman en la novela Sueño de lobos de Abdón Ubidia (Bachelor's thesis, Quito:

UCE).

 Velasco Mackenzie, J. (1983). El rincón de los justos. Quito: Editorial El Conejo.

 Velasco, J. (1990). El rincón de los justos. Guayaquil: Libresa.

 Vimos, V. (2015). Símbolo y poder en la novela El rincón de los justos, de Jorge Velasco

Mackenzie. Desde el Sur, 7(2), 239-244.

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