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CLASE N°2

objetivo: comprender

Darwin llamó selección natural al efecto de la presión ambiental y de


la competencia con otras especies por los recursos disponibles. Este
fenómeno es la fuerza que desencadena el cambio evolutivo y que, por lo
tanto, da origen a las distintas especies de seres vivientes.

El conjunto de teorías científicas que propuso el darwinismo fue producto de


los largos viajes de Darwin por el mundo a bordo de la embarcación Beagle.
Se plasmó en el libro El origen de las especies, publicado en 1859, que
revolucionó para siempre numerosos campos científicos y del saber.

Más que una única teoría, se trata de un conjunto de disquisiciones científicas


interrelacionadas, cuyos fundamentos pueden resumirse en tres puntos clave:

 El transformismo. Se llama así al hecho comprobable de que las


especies no son órdenes fijos e inmutables de la vida, sino que van
cambiando de manera gradual a lo largo del tiempo. Por eso durante
años se llamó “transformismo” a lo que hoy conocemos como
“evolucionismo”.
 La diversificación y la adaptación de la vida. Las distintas especies de
seres vivientes que hay o que hubo, son producto del empeño de la vida
en adaptarse a las condiciones ambientales en que vive, como parte de
una lucha por prosperar y multiplicarse, superando las adversidades. De
allí se puede concluir que todas las especies poseen un ancestro común,
y que por lo tanto están en algún grado emparentadas (filogenia) entre
sí y con un antepasado común remoto.
 La selección natural. Dicha adaptación de la vida al entorno se produce
debido a lo que Darwin llamó “selección natural”, y que es el resultado
de dos factores: por un lado la variabilidad natural que los individuos de
una especie heredan a su descendencia, para que ésta se encuentre
mejor adaptada al entorno; y por otro lado la presión que sobre dichas
variaciones ejerce el ambiente, distinguiendo entre las especies exitosas
que se reproducen y multiplican, y las no exitosas que disminuyen hasta
extinguirse.

La teoría de Darwin se mantiene vigente a pesar de algunas inexactitudes y


desconocimientos característicos de la época. Se trata en el fondo de una
aproximación materialista al hecho de la vida, en la que no hay cabida para
ideas religiosas o mágicas como las del alma o el espíritu.

Por esa razón fue combatida durante años por las distintas iglesias
occidentales. Sin embargo, finalmente su mayoría reconoció la indiscutibilidad
de la evidencia y actualizaron sus credos para entender la evolución como
parte de la obra divina.

Fuente: https://concepto.de/teoria-de-darwin/#ixzz6JVlJuCQZLA
COMPETICIÓN POR SOBREVIVIR

Darwin aplicó esa idea a la naturaleza: las criaturas se multiplican y, en una


competición por sobrevivir y reproducirse, salen adelante los que mejor se adaptan,
los que nacen con alguna ventaja, como un pico algo más duro. Sus hijos lo heredan
y poco a poco se hace más común y se convierte en un pico robusto con el que unos
sinsontes se especializan en triturar semillas. Y siguen prosperando y cambiando
durante miles de generaciones hasta ser una especie distinta, que ya no se puede
aparear con el sinsonte primitivo ni con otro que se ha especializado en comer
insectos.
R
etrato de Charles Darwin en 1881. Crédito: Elliott and Fry
Había descubierto el motor de la evolución, la selección natural, agitando un cóctel
de ideas que estaban al alcance de muchas personas. Así que mientras Darwin dejó
evolucionar su teoría más de veinte años, Alfred Wallace llegó a la misma
conclusión con un solo golpe de intuición, aunque a Darwin se le reconoce la
primicia y su esfuerzo por reunir pruebas y analizar pros y contras con todo cuidado.

LA TEORÍA DE DARWIN SIGUE PROSPERANDO

Aún así, cometió algunos errores y precisamente lo que nunca explicó fue el
origen de las especies: no llegó a entender qué es lo que mueve el motor de la
evolución, en general lentísimo. Hoy sabemos que la causa son las mutaciones
genéticas, conocemos casos de evolución a cámara rápida, como el de las bacterias
que en pocos años se vuelven resistentes a los antibióticos, y además los genomas
nos confirman los parentescos entre especies.
Gracias a esas nuevas pruebas la teoría de Darwin sigue prosperando. Nació con
muchas ventajas sobre las explicaciones no científicas, que son sólo hipótesis
imposibles de demostrar. Como en una selección natural, en la ciencia las ideas van,
vienen y, al final, sobreviven las que mejor se adaptan a la realidad. En 2017 una
encuesta en EEUU indicaba que un 38% de los adultos sigue creyendo que Dios
creó al hombre tal y como es hace unos 10.000 años, el menor porcentaje desde que
los estudios de opinión pública comenzaron a hacer esta pregunta con regularidad.

Francisco Doménech
@fucolin

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C harles Darwin es el pilar más poderoso del pensamiento evolucionista: fue renombrado
naturalista inglés del siglo XIX, quien ha sido reconocido como uno de los más destacados
investigadores de todos los tiempos. Fue un hombre muy respetado por su sabiduría y honestidad
intelectual, pero fue también duramente combatido, especialmente por el clero de su tiempo,
porque el razonamiento y las conclusiones de sus estudios sobre el origen y evolución de los seres
vivos y del hombre mismo, no se ajustaban con la interpretación de la Biblia. La mayor parte de
sus investigaciones las realizó durante un viaje de cinco años alrededor del mundo a bordo del
barco Beagle, patrocinado por el gobierno británico. Hizo importantísimas observaciones viajando
a través de océanos y costas de América del Sur, las islas Galápagos, Australia y África del Sur.
Cuando regresó a Inglaterra, continuó sus estudios e hizo investigaciones sobre fenómenos que
constituyen las bases de su teoría del origen y evolución de las especies. Cuando Darwin desarrolló
su teoría, las leyes de la herencia y la genética eran desconocidas. Sin embargo, sus razonamientos
continúan siendo válidos hasta ahora; los avances de la ciencia han confirmado sus ideas. En el
siguiente párrafo del autor, se expresa la esencia de su teoría: "Puesto que de cada especie nacen
más individuos de los que pueden sobrevivir y, por consecuencia, frecuentemente estos tienen
que luchar por su existencia, se deduce que cualquier variación ventajosa para un ser viviente,
ante las complicadas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá una mayor oportunidad de
sobrevivencia y, por tanto, seleccionado en forma natural. De acuerdo con los vigorosos principios
de la herencia, cada variedad seleccionada tenderá a propagarse en esa nueva y modificada forma.
La selección natural causa casi invariablemente una gran extinción de las formas de vida menos
perfeccionadas y conduce a lo que es conocida como "divergencia de caracteres". En otras
palabras, los seres vivos deben desarrollar un constante esfuerzo para sobrevivir a las condiciones
adversas, tales como los cambios del ámbito natural, enfermedades, depredadores, escasez de
alimento, entre otras. En su existencia, rodeada de peligros, algunas especies adquieren ciertas
características que las hace más aptas, tales como tener un olfato fino que les sirva para percibir la
proximidad de un enemigo oportunamente; una visión más amplia y acuciosa que les permita
discernir objetos minúsculos a grandes distancias; unas extremidades más largas y poderosas que
las haga más veloces; una piel con abundancia de pelo y grasa que las proteja del frío intenso, etc.
Gradual e imperceptiblemente estos y otros atributos que se adquieren con el paso del tiempo,
hacen que ciertos individuos se vuelvan bastante diferentes de sus ancestros. Por otra parte, los
seres vivos que sufren cambios naturales desfavorables o aquellos que no han experimentado las
modificaciones para enfrentar con éxito los riesgos de la vida, tienden a desaparecer. Es así como
la "selección natural" ocurre, por la sobrevivencia del más apto y la extinción del menos
favorecido. Darwin postuló muchos conceptos fundamentales de la biología moderna, uno de ellos
es el que expresa que las formas vivientes son el resultado de un lento y gradual proceso
evolutivo: "Un ser simple o un órgano simple pueden transformarse y perfeccionarse hasta
convertirse en un ser altamente desarrollado o un órgano hermosamente construido". Darwin
estaba convencido que las especies no fueron creadas independientemente y que no han
permanecido inmutables, sino que son descendientes de otra especie, generalmente extinta; el
hombre mismo desciende de especies inferiores y para fundamentar esa aseveración, Darwin
ofrece numerosos argumentos, uno de los cuales es el proceso de formación del ser humano
dentro de la matriz durante los nueve meses de vida intrauterina; primero pasa por la fase del ser
unicelular (óvulo fecundado). Luego un simple ser multicelular (mórula) y de ahí cubre las fases
que lo hacen similar estructuralmente a un pez, reptil, ave, mamífero primitivo y, finalmente,
simio.

Jean Baptiste de Monet (1744-1829), conocido universalmente por su titulo


aristocrático de "caballero de Lamarck", fue el primero en exponer una teoría
científica sobre la evolución, cosa que hizo en su libro "Filosofía zoológica" (1809).
Esta teoría, conocida como la "Teoría de los
caracteres adquiridos", "Transformismo", o simplemente "Lamarckismo", es la
primera teoría de la evolución y en ella, Lamarck concreta las ideas expuestas por los
primeros científicos evolucionistas, como Erasmus Darwin (abuelo de Charles Darwin)
o Georges-Louis Leclerc (conde de Buffon), y utiliza sus observaciones sobre fósiles y
animales y plantas actuales para dar forma a toda una teoría con amplia base
científica.

Dicha teoría recoge como ideas esenciales las siguientes:

 Los seres vivos pueden sufrir cambios a lo largo de su vida para adaptarse a las
circunstancias cambiantes o nuevas del medio en que habitan (es decir, los seres
vivos evolucionan).
 Estos cambios son caracteres adquiridos, ya que no se heredan de los
progenitores, y se originan por el uso continuado o el desuso de ciertos órganos o
partes del cuerpo a lo largo de la vida.
 Dichos nuevos caracteres se transmiten a la descendencia y se van
perfeccionando a lo largo de generaciones.

Como sabemos, esta teoría resultó ser errónea, siendo su error más evidente la idea
de que los caracteres adquiridos a lo largo de la vida se pueden transmitir a la
descendencia. Lamarck pensó que esto podría ocurrir en la naturaleza como
consecuencia de la necesidad de los organismos de perfeccionarse y mejorar sus
posibilidades de supervivencia cuando su entorno cambiaba. Esta exigencia vital era la
que obligaba a la naturaleza a conservar esos cambios conseguidos con tanto esfuerzo.
No le parecía lógico que los caracteres adquiridos para sobrevivir y adaptarse al
entorno se perdieran y el ciclo natural tuviera que empezar de nuevo, pues de este
modo nunca se consolidarían las variaciones entre los individuos y la idea de la
evolución se encontraría en un callejón sin salida.
De este modo, la necesidad de alcanzar el alimento que cada vez se encontraba a
mayor altura provocó que ciertos animales fueran estirando su cuello a lo largo de su
vida, para poder llegar a las hojas de los árboles. Este alargamiento del cuello (una
mejora originada por la necesidad de sobrevivir, es decir, un carácter adquirido) se
transmitía a sus descendientes, pues de otro modo estos no habrían sobrevivido. Así,
al cabo de muchas generaciones, dichos animales acabaron originando las actuales
jirafas. Es decir, las condiciones naturales obligaban a los seres vivos a cambiar y a
heredar esos cambios.

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