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Fecha:8/08/2021

LA REVOLUCIÓN MEXICANA 1910-1920


FEBRERO DE 1913-AGOSTO DE 1914
ALUMNA: ESTEPHANIA SOTO VEAZQUEZ

El nuevo gobierno carecía del apoyo de sectores importantes. El factor más decisivo era
que no satisfacía a los Estados Unidos. Desde 1910 la rivalidad entre los Estados Unidos y
Gran Bretaña en México se había vuelto más tensa, en gran parte debido al petróleo, y a la
nueva administración de Washington el golpe le parecía una contrarrevolución de los
científicos a favor de los intereses británicos, a saber: Águila.
En vista de ello, Wilson denegó el reconocimiento de los Estados Unidos, suponiendo que
pronto habría en México un gobierno más tranquilizador para los norteamericanos. Esta
confusión preocupó a los banqueros y a los grandes hombres de negocios, que dudaban
de que el nuevo gobierno, sin el apoyo de los Estados Unidos, pudiera efectuar los pagos
de la deuda exterior que vencían a principios de junio.
Por otra parte, el nuevo gobierno pronto tuvo que afrontar una resistencia armada y
extendida. Al igual que el ejército, el Congreso y el Tribunal Supremo, todos los
gobernadores, exceptuando unos pocos, aceptaron la autoridad de Huerta. Pero el resurgir
de los científicos agravó los conflictos, así antiguos como nuevos. Y pronto estallaron
revueltas contra la «usurpación» en varios estados, las más peligrosas a lo largo de la
frontera del norte, en Sonora, Chihuahua y Coahuila.
El 26 de marzo de 1913 hizo que sus subordinados locales proclamaran el plan de
Guadalupe. Denunciando a Huerta, al Congreso y al Tribunal Supremo por traición, y
anunciando la organización del ejército constitucionalista, los coahuilenses nombra a
Carranza primer jefe del ejército. Pero, al amparo del plan de Ayala, los demás siguieron a
Zapata en una guerra de guerrillas independiente cuyo objetivo era recuperar tierras para
sus poblados. El mismo desdén que sentían por los cambios puramente políticos fortalecía
su compromiso con una causa campesina a escala nacional y ensanchaba los horizontes
de su estrategia. Zapata encontró un excelente secretario administrativo para que
gobernase su cuartel general: Manuel Palafox, antiguo estudiante de ingeniería y ex
contable.
En marzo y abril de 1913 los felicistas se organizaron en todo el país para promover la
candidatura de Díaz y León de la Barra en «las próximas elecciones». Pero el presidente
interino aumentó la paga del ejército, manipuló el nombramiento de varios generales que
eran leales a su persona para el cargo de gobernadores provisionales e hizo las paces con
Orozco, tras lo cual se alió políticamente con él.
A mediados de julio desterró a Díaz mandándolo en calidad de «embajador especial» a
Japón y soltó a Ángeles para que se exiliara en Francia.
Inglaterra aprobó los cambios y anunció el nombramiento de un nuevo ministro ante México;
el nuevo embajador se jactaba de su amistad con lord Cowdray, propietario de Ja Águila
OiL.
Fecha:8/08/2021

A medida que Huerta fue haciéndose más fuerte creció la animosidad que inspiraba a los
Estados Unidos. Las compañías petroleras norteamericanas y Wilson no veían en él a un
simple militar, sino al capital británico acumulando poder en México.
Los Estados Unidos ayudarían a imponer el armisticio, reconocerían el nuevo gobierno y
patrocinarían un nuevo préstamo. Si Huerta se negaba, los Estados Unidos no
«permanecerían inactivos».
Huerta se negó. El 27 de agosto, Wilson dio a conocer su política de «espera vigilante» y
prohibió sin excepciones el envío de armas y munición a México. Pero Huerta no tardó en
hacer nuevos pedidos de armas a Europa y a Japón.
Huerta reaccionó con astucia y atrevimiento. El 10 de octubre, después de esperar hasta
que el nuevo ministro británico hubo llegado a Ciudad de México, disolvió el Congreso y
convocó elecciones para la Cámara y el Senado de tal modo que coincidieran con las
elecciones presidenciales. Al día siguiente el ministro británico presentó sus credenciales
al presidente interino, con lo que virtualmente bendecía su golpe más reciente.
La segunda prueba fue otra ofensiva constitucionalista. Desde Sonora, Obregón coordinó
sus fuerzas con las que había en Sinaloa y el 14 de noviembre tomó Culiacán. González
conquistó Ciudad Victoria el 18 del mismo mes, instaló a su principal subordinado de
Tamaulipas, Luis Caballero, en el puesto de gobernador provisional y siguió avanzando
hacia Tampico.
La tercera prueba fue más antagonismo por parte de los Estados Unidos. Cuando Huerta
disolvió el Congreso con la aprobación del ministro británico, la oposición del presidente
Wilson se'volvió implacable.
El día 15 de noviembre empezaron las sesiones del Congreso, donde dominaban los
católicos. El 15 de diciembre confirmó a Huerta en el cargo de presidente interino y convocó
otras elecciones presidenciales para el 5 de julio. A modo de recompensa, Huerta elimino
el liderazgo de los católicos, pero permitió que la Iglesia consagrara México al Sagrado
Corazón de Jesús y organizara solemnes ceremonias públicas en honor de Cristo Rey —la
más impresionante de las cuales se celebró en Guadalajara—el 11 de enero de 1914.
También toleró una nueva organización eclesiástica que se mostraba cada vez más activa
en los asuntos cívicos, la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM).
Huerta volvió a aumentar los efectivos del ejército, que se cifraban en 200.000 hombres en
febrero y 250.000 en marzo, con otra masiva campaña de reclutamiento forzoso en los
estados centrales.

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