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Historia de México
No. Reporte IV
PASAJES DE LA DIPLOMACIA MEXICANA
Para el 31 de mayo de 1863, el ejército francés avanzaba hacia la Ciudad de México, por
ende, Benito Juárez había clausurado las sesiones en el Congreso Nacional, tuvo que abandonar
la ciudad y establecerse en San Luis Potosí, donde provisionalmente instauró su gobierno.
El gobierno presidiario por Juárez se había enfocado en organizar la resistencia para la cual
requería de armamento y hacerles frente a los invasores. Desde luego, Estados Unidos era el lugar
para adquirir el arsenal necesario para el objetivo, pero, los trámites para comprar se dificultaron,
pues el país vecino se había declarado neutral con relación a los asuntos de México. Quedaba de
manifiesto que, dada la guerra civil en México, los norteamericanos no deseaban complicar su
situación con Francia si intervenían en el conflicto. De manera ambigua, Estados Unidos
otorgaba facilidades a Francia para la compra de armamento y municiones; mientras que, al país
vecino del sur, ponía obstáculos a sus representantes para llevar a cabo la misma operación.
Para abril de 1863, con el apoyo del ejército francés, el clero y gran parte de conservadores, se
estableció el segundo imperio en el territorio mexicano con el archiduque austríaco Maximiliano
de Habsburgo al frente. La mayoría de las monarquías reconocían su imperio, a excepción de
Brasil y Guatemala.
Mi opinión, en consecuencia, es que el Gobierno se abstenga de toda relación con las potencias
europeas, limitándose a cumplir lo que mejor que le sea posible los compromisos pecuniarios
que están pendientes, esperar a que ellas reclamen la observancia de los antiguos tratados y
manifestarles entonces que habiéndolos dado ellas mismas por terminados, México no entrará
con ellas en relaciones diplomáticas, sino mediante otros nuevos, prometiendo entre tanto una
estricta observancia de las leyes y del derecho de gentes con los extranjeros.
El canciller mexicano en esa época, Sebastián Lerdo de Tejada, compartía la opinión de Terán, y
en el triunfo de la República Mexicana, tanto en el gobierno de Benito Juárez como en el de
Lerdo de Tejada después; se puso en marcha las sugerencias de Terán llevándose a cabo una
política exterior independiente que no buscó establecer relaciones a cambio de aceptar tratados
que perjudicaran al país.
El llamado segundo imperio busco consolidarse en nuestro país; por lo que decretó una ley que
declaraba a los republicanos como criminales y bandoleros; que, en consecuencia, serían
juzgados por cortes marciales y se les declararía culpables por solo pertenecer a la banda y serian
condenados. Con base en esta ley, fueron ejecutados muchos generales republicanos.
Con el triunfo republicano, el país vivía aislado del mundo europeo. El fusilamiento de
Maximiliano y la política exterior en el gobierno de Benito Juárez (una inflexible relación)
obligaron a diversos países del continente europeo a que no recocieran el gobierno de la
república.
Esta nueva política mexicana en cuestión de las relaciones internacionales estableció que no se
firmarían tratados ni convenciones con los países que invadieron y apoyaron el imperio en
México. Era un acto de justicia y de soberanía; esto era lo mínimo que podía hacer el gobierno
para ser por lo menos respetado en el extranjero. La nueva política exterior mexicana, buscaba
establecer relaciones bajo condiciones justas y convenientes; y no a expensas de los intereses de
otros países en cuanto a lo que respectaba de los convenios comerciales internacionales. México,
además no buscaba el reconocimiento de ninguno de estos países, sino que estaba dispuesto a
reanudar sus relaciones con ellos cuando lo solicitaran.
Sebastián Lerdo de Tejada se caracterizó por su firmeza frente a las presiones extranjeras; en
muchas ocasiones puso un alto siendo canciller a las diversas pretensiones del gobierno
norteamericano. Su política exterior no varió con respecto a la de su antecesor Benito Juárez.
Los hechos ocurridos durante estos periodos de gobierno (Juárez-Lerdo), ponen de manifiesto la
brillantez y grandeza de las generaciones de mexicanos que tuvieron en sus manos la defensa de
México, a ellos se les debe el reconocimiento y la admiración, pues no se inclinaron ante nadie e
hicieron frente a quienes se querían aprovechar de la situación que atravesaba el país; son
realmente un paradigma para todos los mexicanos.