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Tratado de bucareli

El 13 de agosto de 1923 fue firmado el Tratado de Bucareli entre


Estados Unidos y México durante el gobierno de Álvaro Obregón,
1920-1924. A partir del documento, México garantizaba los
derechos de propiedad sin límite a particulares extranjeros y a todas
las compañías petroleras estadounidenses.
El 21 de mayo de 1920, un grupo de hombres armados, liderados
por Rodolfo Herrero, asesinaron a Venustiano Carranza en
TlaxcalEl 13 de agosto de 1923 fue firmado el Tratado de Bucareli
entre Estados Unidos y México durante el gobierno de Álvaro
Obregón, 1920-1924. A partir del documento, México garantizaba
los derechos de propiedad sin límite a particulares extranjeros y a
todas las compañías petroleras estadounidenses.
El 21 de mayo de 1920, un grupo de hombres armados, liderados
por Rodolfo Herrero, asesinaron a Venustiano Carranza en
Tlaxcalantongo, Puebla. Su fallecimiento influyó en los
acontecimientos siguientes. Por un lado, Adolfo de la Huerta ejerció
el poder Ejecutivo de manera interina, de junio a diciembre, y
convocó a elecciones para elegir al nuevo presidente. Por otro lado,
la muerte de Carranza representó el fin de la revolución mexicana,
1910-1920, e inauguraba una nueva etapa en la historia de México:
el fin de la guerra civil para que se establecieran los miembros de la
rebelión de Agua Prieta, entre ellos encontramos a Álvaro Obregón
y Plutarco Elías Calles, quienes serían los próximos presidentes de
México.
Guerra de los pasteles
La primera intervención francesa en México, también
conocida como la guerra de los Pasteles o primera
guerra franco-mexicana, fue el primer conflicto bélico
entre México y Francia. Tuvo lugar del 16 de abril de 1838
al 9 de marzo de 1839.1En 1827 se había celebrado un
convenio con Francia bajo el nombre de Declaraciones
Provisionales, que sentaban las bases para el futuro
arreglo de las relaciones entre ambos países. A través
del barón Antoine-Louis Deffaudis , embajador francés, los
comerciantes franceses avecindados en México enviaron
una serie de reclamaciones, que fueron recibidas
en París con alarma. Entre estas reclamaciones se
encontraba la del señor Remontel,2 dueño de un
restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales
del presidente Santa Anna se habían comido en 1832 unos
pasteles sin pagar la cuenta (posiblemente fue por daños al
restaurante), por lo cual exigía ser indemnizado.1 Ese fue el
motivo por el cual el pueblo mexicano identifica esta guerra
con Francia con el nombre de «guerra de los pasteles».
Adicionalmente, ese mismo año, un ciudadano francés fue
fusilado en Tampico, acusado de piratería, lo que tensó
aún más las relaciones entre ambos países.1 La guerra
tuvo lugar entre e
16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.
La Guerra México-Estados
Unidos (1846-1848)
Tras la independencia de México, el país mantuvo en gran
medida los acuerdos que España había tenido con los
todavía jóvenes Estados Unidos. Entre estos tratos o
cesiones se encontraba la cuestión de la inmigración
estadounidense en suelo mexicano. Durante la época
colonial, un nutrido número de pioneros estadounidenses
se habían establecido principalmente en dos territorios:
Texas y la Alta California, donde estos inmigrantes
consiguieron crear una comunidad bastante fuerte,
especialmente en la primera. Que las nuevas autoridades
mexicanas lo toleraran sin que repercutiera en sus
relaciones con Estados Unidos no significa que lo hicieran
de buen grado.
A los inmigrantes estadounidenses que se habían
establecido en territorio de Texas se les pedía, por
supuesto, acatar las leyes mexicanas. No obstante, los
problemas con esta comunidad inmigrante llegaron por
la cuestión de la esclavitud, la cual se abolió
definitivamente en México en 1829. Esto asestó un duro
golpe económico para los estadounidenses texanos, que
basaban sus actividades en la mano de obra esclava y que
por tanto perderían la mayor parte de su fuerza de trabajo.
Aunque en un principio lograron una excepción para su
territorio, esta duraría tan poco como la estabilidad política
de México.

La independencia de Texas
En la década de 1820 e inicios de la de 1830 México se
había convertido en un hervidero de conspiraciones y de
inestabilidad política. En estos años se hizo con el poder el
general Antonio López de Santa Anna, quien se rebeló
contra el gobierno electo en las urnas. En este golpe de
Estado logró imponer su voluntad y colocar de presidente a
Vicente Guerrero, manteniéndose él como jefe del ejército
mexicano. Aprovechando estas intrigas políticas en la
capital de la República, los inmigrantes estadounidenses
texanos se pusieron en pie de guerra y pidieron que se les
concediera la independencia, ya que ellos habían jurado
lealtad al gobierno constitucional y no a las nuevas
autoridades nacidas del golpe de Estado.

La guerra de Independencia de Texas se inició con una


sucesión de contundentes victorias de las armas
mexicanas que sobrevino al asedio de El Álamo, pero la
ambición y el exceso de confianza de Santa Anna le llevó a
adentrarse en territorio enemigo en persecución de los
combatientes texanos, en retirada. Pero estos, conscientes
de la debilidad del rival, se reagruparon y sorprendieron al
ejército de Santa Anna en la batalla de San Jacinto, el 21
de abril de 1836. El general, apresado en el
enfrentamiento, se vio obligado a firmar el Tratado de
Velasco, que reconocía de facto la independencia del
territorio.
Sin embargo, el Gobierno de México nunca reconoció este
tratado y mantuvo el pulso por recuperar Texas, donde las
incursiones militares mexicanas continuaron hasta que en
diciembre de 1845 el territorio fue incorporado de manera
definitiva a Estados Unidos, que alcanzó con ello un
objetivo que perseguía desde 1825, cuando envió sendas
ofertas a México para su compra que fueron rechazadas de
manera tajante. Aunque Estados Unidos no intervino
directamente en el conflicto, sí que apoyó a los texanos y
dejó que voluntarios estadounidenses se integraran en sus
filas. Las relaciones entre México y Estados Unidos se
estaban degradando a un ritmo alarmante, y la anexión no
fue sino el paso previo a una guerra que no tardaría en
llegar.
Hasta este momento, Estados Unidos había conseguido
engrosar su territorio sin apenas haber disparado un
mosquete desde la Guerra de Independencia, en su gran
mayoría adquirido mediante pagos. La guerra contra
México cambiaría esto y supondría el nacimiento de un
Estados Unidos beligerante y militarista con sus vecinos.
No obstante, James K. Polk había planteado un conflicto
limitado, no quería una aniquilación mexicana, sino un
conflicto que durara lo justo e infligiera el daño suficiente
para obligar a México a comprar la paz cediendo los
territorios de Nuevo México y Alta California. En total, la
guerra duraría aproximadamente quince meses y aunque la
resistencia mexicana fue relevante en algunos
enfrentamientos, lo cierto es que las victorias
norteamericanas se sucedieron casi sin interrupción hasta
el final. El ejército mexicano estaba en sus horas más bajas
cuando los Estados Unidos atacaron y esto quedó
demostrado en los campos de batalla

Estados unidos se alzó con la victoria derrotando al estado


Mexicano y quitándole más de la mitad de su territorio,
Por este hecho estados unidos se comprometió a pagar un
total de $15,000,000 de pesos.

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