6-LA DESCENA TRAGICA Y EL PACTO DE LA EMBAJADA (1913) PAG:16-18
7-LA INTERVENCION NORTEAMERICANA (1914) PAG:19-21
8-LA INTERVENCION NORTEAMERICANA DE 1916 (LA EXPEDICION UNITIVA
CONTRA PANCHO VILLA) PRIMERAS INTERVENCIONES: POINSETT BUTLER Y EL IMPERIALISMO OFICIOSO COMO FUENTE DE INTERVENCIONISMO (1825-1836)
Una consecuencia inmediata del surgimiento de México a la vida independiente en
1821, fue su apertura al contacto directo con otros países. Luego de trescientos años de aislamiento casi total, pues la corona española monopolizo el comercio exterior de sus colonias, los mexicanos comenzaron a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con Europa y los Estados Unidos.En consecuencias, una serie de agentes diplomáticos, comerciantes y grandes masas de inmigrantes extranjeros comenzaron a penetrar en el recién abierto país, lo que proporciono la integración de México en el ámbito internacional, pero también, el surgimiento de los problemas y conflictos con el extranjero que serian la fuente del intervencionismo de las grandes potencias.El primer agente diplomático extranjero acreditado ante el gobierno mexicano fue Joel R. Poinsett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos desde 1825, cuya misión esencial consistía en convencer al gobierno mexicano de vender Texas a los Estados Unidos. Pero una vez en México, Poinsett se abocó a promover entre la clase política mexicana y las virtudes del sistema del gobierno democrático y republicano de los norteamericanos, con la idea de contrarrestar la influencia del ministro británico Ward, quien trabaja para obtener privilegios para su país, en materia política y económica.La competencia entre las diplomacias de las grandes potencias incitó en diversas ocasiones a sus representantes a ir más allá de sus instrucciones, y a tomar decisiones en el terreno sin consultar a sus respectivos gobiernos. Esta actividad arbitraria de los agentes diplomáticos puede calificarse de imperialismo oficioso, pues sin contar con autorización oficial, usaban el poder y la influencia de sus respectivas naciones para tratar de influenciar, e incluso presionar y amenazar a los gobiernos ante los cuales estaban acreditados, o inmiscuirse en la política interna del país en el cual trabajaban.Hacia 1825 la masonería había penetrado en el país, y su forma de organización, la lógica, había sido adoptada por los políticos mexicanos como una estructura básica de organización para agrupar a gente con ideas y metas políticas afines, así como para difundir una ideología política y trabajar para obtener posiciones importantes en el gobierno. En estas circunstancias, las logias masónicas funcionaron como partidos políticos, aunque sin llegar a selo plenamente, pues el carácter secreto de la masonería era incompatible con el carácter público de la actividad política, además de que en un principio tales organizaciones carecieron de un programa de trabajo definido y de un proyecto nacional claro. Por aquellos años se crearon en México dos logias masónicas.A raíz de la creación de la logia yorkina, la vida política mexicana cayo en una encarnizada lucha entre yorkinos y escoceses que llevo al rompimiento de la estabilidad interna y al inicio de las sucesivas guerras civiles que aquejaron al país hasta la década de 1870. La opinión pública no dudo en señalar al ministro plenipotenciario de los Estados Unidos como promotor del divisionismo entre los mexicanos y exigió al gobierno su expulsión. El presidente Victoria no tuvo entonces más remedio que solicitar al gobierno norteamericano el retiro de Poinsett. La participación de Poinsett en la creación de la logia yorkina constituyo la primera intervención extranjera de importancia en la historia de México, a la vez que es un buen ejemplo de la actitud intervencionista que en lo sucesivo adoptarían los diplomáticos de las potenciales extranjeras en México.En enero de 1830 llego a México, en calidad de Ministerio plenipotenciario, Anthony Butler, con la misión de restablecer la armonía entre los dos gobiernos luego del escándalo provocado por Poinsett, concluir los tratados de límites y comercio y convencer al gobierno mexicano vender Texas. Tras conseguir la firma del tratado del comercio el ministro Butler se empeño en obtener Texas para país. Ante la evidente negativa por parte del gobierno mexicano, Butler se valió de diversas argucias legales para presionar al gobierno mexicano, e incluso intento, sin éxito, sobornar a funcionarios mexicanos.Ante la imposibilidad de lograr su objetivo, Butler emprendió una estrategia de chantaje hacia México, consistente en promover que los ciudadanos norteamericanos radicados en México formularan reclamaciones económicas al gobierno mexicano por daños sufridos en sus personas y en sus bienes. Por causa de los frecuentes levantamientos armados, motines e inseguridad en los caminos. En 1833, el ministro Butlerr, presento al gobierno mexicano un documento en el que exigía un pago exorbitante por reclamaciones de ciudadanos norteamericanos, con lo que pretendía que los mexicanos se vieran obligados a ceder Texas para hacer frente al acuerdo en cuestión.La estrategia intervencionista de Butlerr, si bien no ofreció los resultados esperados, si ocasiono un gran daño al gobierno mexicano, toda vez que deterioro notablemente las relaciones entre ambos países y fue adoptada también por diplomáticos de las potencias europeas, lo que genero constantes conflictos diplomáticos, que llegaron a desembocar en acciones bélicas de intervención.El estallido de la rebelión de Texas en 1836, que llevaría a ese territorio a separarse de México, hizo inútiles las intrigas y maniobras de Anthony Butlerr; además, su gobierno lo retiro ese mismo año. Sin embargo, su gestión diplomática tuvo graves consecuencias para el futuro, pues el nuevo ministro norteamericano, Pawhatan Ellis, llego al país con ordenes de presionar hasta lograr el cobro de las reclamaciones, lo cual, combinando con la protestas mexicanas en contra del intervencionismo norteamericano en Texas, llevo a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países y los coloco a un paso de la guerra.Si la guerra no estallo fue gracias a que en 1838 el gobierno norteamericano acepto someter todo el cumulo de reclamaciones coleccionadas por Butlerr, a un arbitraje internacional. Sin embargo, debido a que resulto imposible pagar el importe de las reclamaciones fijado por el arbitraje en dos millones de pesos, en 1846 este se convirtió en el pretexto ideal con el cual es presidente James K. Polk justifico su declaración de guerra en México, con el oculto propósito de conquistar y retener los territorios del norte. Una consecuencia inmediata del surgimiento de México a la vida independiente en 1821, fue su apertura al contacto directo con otros países. Luego de trescientos años de aislamiento casi total, pues la corona española monopolizo el comercio exterior de sus colonias, los mexicanos comenzaron a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con Europa y los estados unidos. Una serie de agentes diplomáticos, comerciantes y grandes masas de inmigrantes extranjeros comenzaron a penetrar en el recién abierto país, lo que propicio la integración de México en el ámbito internacional, pero también, el surgimiento de los problemas y conflictos con el extranjero que serian la fuente del intervencionismo de las grandes potencias. Una vez en México, Poinsett se aboco a promover entre la clase política mexicana las virtudes del sistema de gobierno democrático y republicano de los norteamericanos, con la idea de contrarrestar la influencia del ministro británico Ward, quien trabajaba para obtener privilegios para su país, en materia política y económica. INVASION DE BARADAS (1829) 11 de Septiembre de 1829.Es derrotado Isidro Barradas, su vencedor Antonio López de Santa Anna y Manuel Mier y Terán firman la capitulación del primero en Pueblo Viejo, Veracruz. Barradas había llegado a México el 26 de julio anterior procedente de Cuba, con la intención de reconquistar el país para España.El Brigadier Isidro Barradas, por encargo del gobierno español organizó en La Habana un cuerpo expedicionario llamado División de Vanguardia de casi cuatro mil elementos armados.Barradas eligió el puerto de Tampico, lugar que, si bien no estaba preparado para la defensa, estaba muy distante de la Capital; llegó en agosto pasado y tomó sin gran resistencia Tampico, Altamira y otros pueblos. En uno de sus manifiestos dijo: “Cualesquiera que hayan sido los sucesos posteriores al mes de Septiembre de 1821, en que una turba de militares insubordinados, aprovechándose de circunstancias particulares, osó aclamar la rebelión con el nombre de independencia, jamás se ha desprendido S. M. de los incontestables derechos que heredó de sus progenitores; jamás el nieto de Fernando y de Isabel ha dejado de ser el legitimo soberano del pueblo de América que aquellos ínclitos reyes, sus antecesores, descubrieron y conquistaron, etc.… Hermanos vuestros son los que parten a sofocar el monstruo nefando de la anarquía y a restituiros todos los bienes que nuestros padres y vosotros mismos habéis disfrutado durante la larga serie de trescientos años. una es nuestra religión, nuestro idioma y nuestros usos; lejos de nosotros toda idea de rencor y todo sentimiento de venganza por pasados agravios; el olvido más completo de todo lo pasado, sin excepción de personas, clases ni circunstancias, la conservación de los empleos y cargos tanto militares como civiles y eclesiásticos que actualmente obtengan los que obedezcan la voz del soberano Yo os ofrezco, mexicanos, en el real nombre de S. M. el Señor Don Fernando VII que se echará un denso velo sobre todo lo ocurrido en los ocho últimos años Barradas de inmediato se enfrentó a una serie de problemas: encontró rechazo y carecía de víveres. Entonces expidió un manifiesto “venimos de paz… Venid a la playa con gallinas y demás comestibles, que se os comprará todo. Asimismo los caballos que podáis y algunas mulas que las compraremos en dinero de contado. El comandante general que manda las tropas de vanguardia que están al frente, es el brigadier Isidro Barradas, que viene por la primera vez, así como sus tropas, a este país. Confiad en él, que os quiere y os tratará bien según lo manda el Rey nuestro Señor”.Muy pronto Barradas se encontró con las tropas que el gobierno nacional había enviado al mando del general Manuel de Mier y Terán. El general en jefe, era Antonio López de Santa Anna; en Veracruz, de inmediato impuso préstamos forzosos; ocupó los buques mercantes y de guerra surtos en la bahía y en ellos embarcó a caso dos mil hombres que eran su fuerza de infantería. Instruyó a la caballería para que, costeando, fuera a Tampico.Santa Anna llegó a Pueblo Viejo, cerca de los invasores. Mientras tanto, Terán se fortificó en la hacienda del Cojo, próxima a Tampico. Terán mandó al general Felipe de la Garza a hacer un reconocimiento de las fuerzas del enemigo y se le entregó a éste con muy poca o ninguna resistencia.A las diez de la noche del 20 de agosto, Santa Anna atacó Tampico con cuatrocientos infantes y un escaso número de dragones, luchó contra seiscientos españoles que guarnecían la población pues los demás del ejército marcharon con Barradas dispuestos a ocupar el pueblo de Altamira; pero tuvo que acudir en apoyo de los de Tampico.Terán acude al llamado de Santa Anna y la noche del 9 de septiembre, hay violentos combates. Barradas capituló para rendir sus armas y obtuvo la garantía de la vida y la propiedad particular de sus hombres, y a los oficiales se les honró dejándoles las espadas. “Así terminó aquella jornada en que el gobierno español, mal informado o inadvertido, sacrificó a sus veteranos… “El gobierno español… o gentes asalariadas por el gabinete de Madrid o enteramente envilecidas por las odiosas sugestiones de partido, escribían libelos infamatorios y negaban la presencia de la expedición, provocando, por otra parte, a la sedición al ejército, diciendo: que debía primero destruirse al gobierno nacional y después marchar a combatir con el enemigo… En medio de tal barahúnda, el Congreso general no desatendió sus deberes ni dejó de conocer la gravedad de la situación, lo cual sirvió para que revistiese al presidente de facultades extraordinarias y para expeditar la acción del gobierno”.El 20 de septiembre siguiente, el presidente Vicente Guerrero, asistirá a una función de teatro, un ayudante se presentará en el palco y entregará al Presidente un pliego cerrado. Aunque se mantendrá impasible, el público intuirá la derrota de Barradas en Tampico e interrumpirá la representación con los entusiastas vivas a la República.Guerrero, al llegar a su casa verá la ciudad iluminada. El pueblo, se presentará para felicitarlo, Juan de Dios Arias (México a Través de los Siglos) describe: “y el jefe del Estado se vio en aquellos venturosos momentos rodeado de todos los representantes de la sociedad, desde el más rico hasta el más humilde, confundiéndose ente las inmensas oleadas de la multitud que le dirigía la palabra y le aclamaba padre de la patria. Guerrero no podía contestar más que con lágrimas de gozo, al ver que en aquella hora feliz los arranques del patriotismo hacían ennudecer las pasiones, los odios y hasta las opiniones políticas; hora oportuna para que el gobierno hubiese readquirido toda su respetabilidad matando de un solo golpe la discordia. La suerte no lo quiso así; las aptitudes de Guerrero no estaban á. la altura de la ciencia política ni se prestaban a combinaciones violentas y propias para utilizar esa disposición de todos los ánimos en horas propicias. Por su parte el general Santa Anna escribía al presidente, repitiendo las frases de Julio César dirigidas al Senado romano; Veni, vidi, vici; frases que llenaban de satisfacción al primer magistrado, que contentaban su patriotismo inclinándolo a pensar que el venturoso suceso que acababa de verificarse, era dichoso augurio para lo porvenir y para la consolidación de su gobierno. Esto no obstante, Guerrero tenía lacerado el corazón por la calumnia y por los ultrajes que le dirigían los libelistas después de haberles sacrificado tanto y de haberles dado autonomía y libertad; y con todo esto, y a pesar de los dolores tísicos que le causaba la herida incurable que recibió en el pulmón cuando en Jalmolonga luchaba sosteniendo la causa de la República, erguíase feliz el caudillo y pareció olvidarlo todo en aquellos días dados para celebrar con efusión los triunfos de la patria.Santa Anna y Terán llegarán a la ciudad de México la noche del 1 de octubre con las banderas tomadas al enemigo. Guerrero, los ascenderá a generales de brigada y a los que se habían distinguido en la lucha, también los ascendió, entre ellos Landero, Heredia, Mejía, Darán y Lemus; y a otros de los batallones cívicos.Garza volverá a México, su traición o su cobardía quedarán impunes. Pero la derrota de los españoles fue algo más que el triunfo de un solo hombre. En aquel momento se probó que la novel nación mexicana estaba dispuesta a defender su libertad a cualquier precio. Por un breve lapso, la mayor parte de los estados que conformaban la República Mexicana estaba dispuesta a participar en el esfuerzo de guerra. Al final, durante un buen tiempo, las del 11 de septiembre figuraron entre las fiestas cívicas más importantes del año.Es de reflexionar que un día de unidad y patriotismo haya pasado al olvido, no solo por los errores de Santa Anna en su último periodo como presidente en la década de 1850, sino por la propia historiografía que lo volvió el arquetipo del traidor y, con ello, buscó ocultar sus victorias, minimizando su importancia histórica. Los habitantes de Pueblo Viejo, Tampico y Altamira no deberían de olvidar que en su tierra se libraron los últimos combates por defender la independencia ante las pretensiones de reconquista española. El resto de los connacionales deberíamos de recordar que en esa zona la libertad se defendió con fuego, metralla y sangre. PRIMERA INTERVENCION FRANCESA (1838- 1839) Del 16 de abril de 1838 al 9 de marzo de 1839, tuvo lugar el primer conflicto bélico entre Francia y México que mantuvo los puertos mercantes mexicanos bajo bloqueo de los buques de guerra franceses, por más de ocho meses, para presionar al gobierno mexicano a ceder a sus demandas, hasta la declaración de guerra. El 27 de noviembre de 1838 los franceses abrieron fuego contra la fortaleza de San Juan de Ulúa y la tomarían, y el 5 de diciembre atacaron el puerto de Veracruz. Esta primera invasión francesa se conocida como la “Guerra de los Pasteles”. El conflicto ocurrió durante el segundo mandato presidencial de Anastasio Bustamante y dentro de la etapa histórica de México conocida como centralismo.Desde la proclamación de la independencia de México en 1821, pasando por el frustrado Imperio de Iturbide, la transición del triunvirato, hasta el establecimiento de la república, el país fue el centro de atención, principalmente de tres potencias europeas: España, Inglaterra, Francia, así como de los Estados Unidos (EUA). España no renunciaba a la idea de recuperar “su colonia" fuente inagotable de recursos y mano de obra explotada; Inglaterra, en la competencia con EUA, se centraba en el comercio y la repatriación de las ganancias de sus compañías. Los Estados Unidos desde su conformación como nación, instauraron el principio de su política exterior la Doctrina Monroe, para respaldar su carácter expansionista, acabando con los sueños del imperio español en América y mandando claro mensaje de lo que consideraban “sus dominios” a las demás potencias europeas; por su parte Francia estaba involucrada en los aspectos político y económicos de América Central y las Antillas y su negocio comercial marítimo.Al interior del país se viven tiempos difíciles en un esfuerzo por consolidar a la nación mexicana y su reconocimiento en el mundo. Desde 1824 en que se consolidó México como Republica Federal democrática y representativa, con Guadalupe Victoria como primer presidente, el proceso fue largo y tortuoso; se viviría una época de intrigas y conspiraciones, entre bandos que poco a poco se conformarían en dos partidos: el conservador o clerical, que promovía un gobierno centralista, y el liberal, defensor de una república federal y contra el dominio de las corporaciones (clero, militares, empresas extranjeras).No cesaban los acosos a la recién instaurada nación, que se encontraba en bancarrota e incapacitada para obtener recursos para salir del total endeudamiento en el que estaba sumida, y para hacer frente a los poderes extranjeros; mientras internamente continuaban levantamientos por los posicionamientos encontrados de los partidos en la disputa por el gobierno, distrayendo a las ya de por sí mermadas fuerzas armadas, y se enfrentaba, además, el proceso de independencia de Texas en el norte del país En 1827, se celebró un convenio provisional, entre México y Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que asentaba las bases diplomáticas y comerciales que regirían la convivencia entre ambos países, acuerdo, que no fue ratificado. Los europeos buscaban trato y protección especial.La invasión francesa se enmarca dentro del intento de Francia de conseguir privilegios económicos en América Latina, con el uso de acciones desestabilizadoras y de intromisión en los aun inestables y recién formadas naciones. Por más de dos años establecieron bloqueos en Buenos Aires, Argentina, con el consabido deterioro económico y financiero del país y en Uruguay en 1837, el bloqueo a las entradas fluviales del Rio de la Plata, propicio la organización de un levantamiento contra el presidente de Uruguay, que junto con el bloqueo marítimo acabó tomando la capital del país.México había acabado en 1836 la guerra con Texas, y el 28 de diciembre de ese mismo año, finalmente España reconoce la independencia de México, y cuando llega el año de 1838, aún no se había podido concertar un tratado definitivo con Francia, pese a la firma de un nuevo tratado en 1830, y una convención en 1834, el representante francés, el barón Antoine-Louis Deffaudis había abandonado las negociaciones al no coincidir con dos artículos: uno referente a contribuciones en préstamos forzosos impuestos a nacionales y extranjeros, y el otro sobre la suspensión del comercio al menudeo, cuando los intereses de la República lo exigieran. En consecuencia, en enero de 1938, Deffaudis abandonó su misión diplomática en México, los comerciantes franceses avecindados en México enviaron con él una serie de reclamaciones sobre la merma de sus ganancias y destrozos ocasionados durante los conflictos internos, el gobierno mexicano había respondido que no sus demandas, negándose a indemnizarlos al ser reclamos cuantiosos y desproporcionados. Y Deffaudis regresó a Francia, para volver al poco tiempo en marzo, acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno. Fondearon frente a la Isla de Sacrificios, Veracruz, Deffraudis envió una nota extraordinariamente ofensiva al Gobierno mexicano, con el carácter de “ultimátum” con vencimiento el 15 de abril, amenazando con invadir el territorio mexicano, sí México no cumplía sus condiciones, esto llevo a una controversia diplomática que no tuvo solución, por lo que el comandante M. Bazouche envió un oficio al comandante de Veracruz el general Rincón, anunciando el rompimiento de relaciones entre ambas naciones.Es entonces cuando las amenazas francesas se hicieron realidad, el 16 abril de 1838 se inició un bloqueo naval de las costas mexicanas por fuerzas francesas que reclamaban indemnizaciones, el pago de la deuda externa y además la destitución de un juez, un general y un coronel. La situación en el puerto de Veracruz y San Juan de Ulúa se volvió crítica, informaban los generales Rincón y Gaona: no contaban con dinero para medicinas, no llegaba ayuda para la defensa en caso de ser atacados. La situación del Gobierno de la República, no era menos desconsoladora, mientras intentaba someter a revolucionarios que en diversas partes del país se habían levantado contra Bustamante, sus ingresos ya insuficientes de por sí, se veían reducidos por el bloqueo; mientras, continuaban llegando buques franceses. El 26 de octubre en la fragata “Nereidas” llegó el ministro plenipotenciario de Francia el contra-almirante Charles Baudin, solicitó permiso para trasladarse a la Ciudad de México llegando ahí el 1º de noviembre para iniciar negociaciones, el gobierno mexicano pidió que se suspendiera el bloqueo mientras estas se realizaban, a lo cual se negó y para el día 4 ya estaba de regreso en Veracruz. Las negociaciones continuaban y el 17 de noviembre, y sin suspensión del bloqueo, se reunieron en Jalapa. México aceptó pagar los 600,000 pesos y el contra-almirante y atacante, negociador por Francia, renunció a la destitución del juez y los militares, pero añadió en la petición un millón de pesos como indemnización por los gastos incurridos por Francia en el bloqueo; y que la indemnización al comercio francés se reconociera como legal. Las pláticas terminaron el día 19, Baudin reiteró sus peticiones poniendo como límite el día 27 de noviembre, se regresó a Veracruz llegando el día 21, Entre las demandas presentadas, se exigía la indemnización por los saqueos y destrucciones, ya fuera por parte del pueblo o los partidos beligerantes, que habían sufrido los súbditos franceses, dentro de estas, se encontraba el reclamo de un pastelero francés de nombre Remontel cuyo negocio se situaba en Tacubaya, Ciudad de México, mismo que supuestamente había sido saqueado y arruinado en 1828 (10 años antes) por oficiales mexicanos durante el gobierno de Santa Anna. Remontel reclamó al gobierno mexicano una absurda indemnización de 60 mil pesos (una suma realmente exagerada para la época). Por este motivo es que a esta intervención militar se le conoce en México como la “Guerra de los Pasteles” . Debido a esto México decide nuevamente no ceder ante los reclamos, carentes de sustento legal, y el día 27 de noviembre de 1838, ante las infructuosas negociaciones de México por llegar a un arreglo, Baudin, efectivamente abrió fuego sobre San Juan de Ulúa. Santa Anna llego al día siguiente y fue comisionado para revisar los daños, consideró prudente la capitulación.La noticia causó gran indignación en el país, el gobierno ordenó a Rincón entregar el mando a Santa Ana, y declaró la guerra a Francia, aumento el ejército y ordenó la salida de los súbditos franceses. Mientras continuaba el arribo de buques franceses, Baudin volvió a proponer aceptaran sus condiciones, pero el ataque a Veracruz se efectuó y el general Rincón decidió defender la plaza.La guerra culminó el 9 de marzo de 1839, firmándose ese día en Veracruz el Tratado de Paz entre México y Francia. Dentro de este tratado el gobierno mexicano se comprometió a pagar 600,000 pesos de indemnización para los residentes franceses, pero se negó a conceder el tratado que exigían en 1827, se ofreció al gobierno francés el mismo trato comercial que se daba a otros países, el cual no incluía la libertad para comerciar al menudeo.La invasión francesa fue un plan desestabilizador que aprovechaba las condiciones difíciles e inestables del país: Al bloqueo, siguió la expedición de Baudin: el bombardeo de Ulúa y el breve desembarco de fuerzas francesas en Veracruz el 5 de diciembre. Lo que Francia esperaba era el sometimiento de México. LA INTERVENCION NORTEAMERICANA(1846- 1848) Hasta este momento, Estados Unidos había conseguido engrosar su territorio sin apenas haber disparado un mosquete desde la Guerra de Independencia, en su gran mayoría adquirido mediante pagos. La guerra contra México cambiaría esto y supondría el nacimiento de un Estados Unidos beligerante y militarista con sus vecinos. No obstante, James K. Polk había planteado un conflicto limitado, no quería una aniquilación mexicana, sino un conflicto que durara lo justo e infligiera el daño suficiente para obligar a México a comprar la paz cediendo los territorios de Nuevo México y Alta California. En total, la guerra duraría aproximadamente quince meses y aunque la resistencia mexicana fue relevante en algunos enfrentamientos, lo cierto es que las victorias norteamericanas se sucedieron casi sin interrupción hasta el final. El ejército mexicano estaba en sus horas más bajas cuando los Estados Unidos atacaron y esto quedó demostrado en los campos de batalla.La estrategia estadounidense a nivel militar se basó en atacar en diversos frentes. La República de México no estaba preparada para la guerra y sus pobres fuerzas armadas no podrían repeler todos los avances. El caos fue tal que las autoridades mexicanas se vieron obligadas a llamar de nuevo al general Santa Anna, exiliado en Cuba desde la independencia de Texas, para dirigir sus fuerzas. El ejército estadounidense lanzó tres operaciones principales sobre la Alta California (junio de 1846-enero de 1847), Nuevo México (agosto de 1846-febrero de 1847) y continuando la ruta de Texas hacia Ciudad de México (mayo de 1846- febrero de 1847)[2], apoyadas por dos campañas navales que se encargaron de tomar primero los puertos de Alta California y tiempo más tarde el puerto de Veracruz (abril de 1847-septiembre de 1847). Esta última propició el avance sobre Ciudad de México, que culminó con la caída de la capital y la derrota final del país latinoamericano.Las fuerzas norteamericanas que lucharon sobre el terreno alcanzaron los 30 000 hombres, aunque en total se alistaron 72 000 voluntarios [3]. Ocupando puestos de oficialidad se encontraban personajes como Robert E. Lee, Ulysses S. Grant, William T. Sherman, George G. Meade, y un largo etcétera que serían después destacados comandantes en la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865).El primer enfrentamiento de la guerra se sucedió el día 8 de mayo, cuando el contingente del general Taylor se enfrentó al general mexicano Mariano Arista en la batalla de Palo Alto. Aunque ninguno de los dos contingentes sufrió en exceso, los mexicanos se retiraron del campo de batalla. La victoria estadounidense se debió básicamente a que su despliegue artillero fue mayor. Al día siguiente, ambos contingentes volvieron a enfrentarse en Resaca de la Palma, donde los estadounidenses volvieron a imponerse a las fuerzas mexicanas. Las bajas en esta ocasión fueron mayores, Taylor lamentó 45 muertos mientras que los mexicanos, cerca de 160. Con este enfrentamiento Taylor expulsó a los mexicanos del territorio en disputa y tomó la ciudad de Matamoros. A partir de aquí esperó refuerzos para continuar las operaciones en suelo oficial mexicano.En junio, los mexicanos debieron enfrentarse a otro problema. En el territorio de la Alta California comenzó una rebelión contra el poder central. La rebelión californiana fue iniciada por el topógrafo John C. Fremont, que adoptó la bandera con el oso y la estrella roja para el nuevo estado independiente. El ejército mexicano estaba poco preparado para la lucha y aunque lograron retrasar la pérdida del territorio, los estadounidenses lograron una victoria tras otra. El comodoro Sloat se encargó de la toma de San Francisco (8 de julio) y de San Juan Bautista (17 de julio). Su proclama revelaba las intenciones estadounidenses, según dijo él mismo “Izaré la bandera de los Estados Unidos por toda California… En adelante California será parte de los Estados Unidos”.El comodoro Sloat fue sustituido en el mando por Stockton, quien llevó a cabo la ocupación de San Diego (29 de julio), San Pedro (6 de agosto) y Los Ángeles (13 de agosto). El 2 de agosto también se inició la campaña contra el territorio de Nuevo México, dirigida por el coronel de dragones Esteban W. Kearney que con un ejército de 1700 hombres logró tomar Las Vegas, San Miguel y Santa Fe en una misma semana, sin encontrar resistencia por parte del ejército mexicano. Tanto en Alta California como en Nuevo México los comandantes mexicanos no pudieron hacer nada más que huir, aunque soldados y civiles que quedaron atrás organizaron una defensa desesperada por detener el avance estadounidense. En Alta California esta resistencia se llevó a cabo en forma de guerra de guerrillas hasta el 13 de enero de 1847 cuando fueron finalmente sometidos; en Nuevo México esta resistencia aguantó hasta el 3 de febrero. Comparando ambas defensas, Alta California llevó a cabo una oposición más férrea gracias a la guerra irregular.Tras haber sido el primer militar estadounidense en combatir a los mexicanos, el general de división Zachary Taylor, al frente de 6000 hombres, se enfrentó una vez más al ejército regular de Santa Anna en la población de Monterrey el 19 de septiembre de 1846. La batalla se produjo en un lugar propicio para la defensa mexicana, quienes contaban con 5000 soldados. Tras una dura lucha calle por calle y la toma de las fortificaciones mexicanas, Taylor se abrió paso una vez más con unas bajas mínimas frente a las de su enemigo. Después de la batalla, el comandante mexicano Pedro de Ampudia logró un pequeño armisticio de ocho semanas para que pudieran retirarse sin contratiempos.A finales de febrero de 1847, el general Taylor no había detenido su avance y volvió a combatir a las huestes mexicanas en Buena Vista. Allí el militar estadounidense se enfrentó al mismísimo general Santa Anna que según las fuentes comandaba un ejército de cerca de 15 000 hombres frente al contingente de apenas 4700 soldados al mando de Taylor. Durante la batalla, que se sucedió entre los días 22 y 23 de febrero, Santa Anna intentó flanquear a los norteamericanos por la derecha, aunque fue rechazado. Luego su caballería dispersó a estos, pero Taylor se las arregló para conseguir refuerzos y detener el esfuerzo mexicano. Al final Santa Anna decidió retirarse hacia el sur y Taylor se hizo con la victoria, aunque a costa de pérdidas notables.Con esta batalla, el progreso del ejército estadounidense se detuvo en su avance hacia el sur. La resistencia en Alta California, Nuevo México y Texas había finalizado. En marzo de 1847 la armada tomó el puerto de Veracruz, donde desembarcaron nuevos contingentes de tropas que deberían avanzar directamente sobre Ciudad de México, con cuya captura se esperaba el final de la resistencia. Este nuevo ejército llegado por mar estaba dirigido por el general de división Winfield Scott. A mediados de abril Scott se enfrentó al ejército de Santa Anna en Cerro Gordo. Allí, 8500 soldados estadounidenses se enfrentaron a 12 000 soldados mexicanos. A pesar de la superioridad numérica, como en Buena Vista, los mexicanos se vieron incapaces de inmovilizar a sus enemigos para que no salieran de las zonas de desembarco.Los estadounidenses tuvieron graves problemas con las guerrillas que se organizaron por el territorio y no pararon de hostigarles en su avance; sin embargo, entre el 19 y el 20 de agosto, Scott se volvió a enfrentar a Santa Anna en la batalla de Churubusco. En dos días de enfrentamiento, los asaltos estadounidenses contra la posición del general mexicano hicieron que sus tropas se desmoronaran. El ataque frontal norteamericano dejó acorralados a muchos soldados, incluidos a los desertores del ejército estadounidense, principalmente inmigrantes irlandeses y alemanes católicos, del famoso Batallón San Patricio. La caballería de Scott persiguió a los que huían casi hasta las puertas de Ciudad de México. En Molino del Rey y Chapultepec el ejército de México luchó sus dos últimas batallas de la guerra. La primera de ellas se dio el 8 de septiembre, y fue un enfrentamiento con bajas notables para ambos bandos. La batalla de Chapultepec fue el último intento desesperado de Santa Anna de acabar con los estadounidenses. Entre el 12 y el 14 de septiembre de 1847, las tropas de Scott asaltaron la fortaleza con la ayuda de un importante despliegue artillero y un asalto a las murallas utilizando escalas. A pesar de que fue realmente otro ataque frontal sin demasiada brillantez, la resistencia mexicana fue decayendo hasta que el día 14 de septiembre Santa Anna y sus tropas abandonaron el lugar. Ese mismo día el general de división Winfield Scott entraba triunfante en la capital de México. Las operaciones militares entre ambos ejércitos habían llegado a su fin. LA INTERVENCION FRANCESA (1862-1867) FUENTES BIBLIOGRAFICAS