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El comportamiento humano es sorprendentemente adaptable, y eso hace

que, si nos lo proponemos, seamos capaces de dominar aptitudes muy


útiles. Por mucho que cuando nos sentimos mal mostremos una
tendencia a pensar de manera pesimista que nunca cambiaremos para
mejor, esto no tiene por qué ser así, podemos mejorar nuestras
habilidades sociales.
En este artículo, por ejemplo, veremos una serie de ejemplos
de habilidades sociales que se pueden entrenar si las entrenamos de
manera regular a través de nuestros hábitos.
Nuestra Terapia Psicológica Online
Índice
 ¿Qué son las habilidades sociales?
 Ejemplos y hábitos de habilidades sociales que se pueden entrenar
o 1. Escucha activa
o 2. Asertividad
o 3. Contacto visual
o 4. Gestionar el sentido del ridículo
o 5. Regular la ira
o 6. Expresar afecto
o 7. Saber enseñar
o 8. Pedir perdón de manera honesta
o 9. Pedir ayuda
o 10. Liderazgo
o 11. Persuasión
o 12. Control del lenguaje no verbal
o 13. Capacidad de crear objetivos colectivos
o 14. Demostraciones de fiabilidad
o 15. Afronta las conversaciones importantes teniendo en cuenta
las ideas que debes expresar
o 16. Asegúrate de cumplir un mínimo de horas semanales de
interacción social
o 17. Exterioriza tu interés por los demás a través de las preguntas
o 18. Practica la visualización para aumentar tu tolerancia al
rechazo
o 19. Capacidad de conciliación
o 20. Gestión del miedo al rechazo
o 21. Sentido del humor
 Distorsiones cognitivas que dificultan las habilidades sociales
 Los componentes de las habilidades sociales
 La opción más eficaz para mejorar las habilidades sociales: el
proceso de psicoterapia
 ¿Te interesa contar con asistencia psicológica profesional ?
¿Qué son las habilidades sociales?
Las habilidades sociales son un conjunto de aptitudes vinculadas a la
capacidad para expresarse verbal y no verbalmente, empatizar y
comprender el punto de vista de los demás, y adaptarse rápidamente
a los cambios producidos en los intercambios comunicativos.

Por otro lado, el hecho de disponer de buenas habilidades sociales tiene


un impacto muy significativo en prácticamente todos los ámbitos de la
vida, en lo profesional, lo afectivo, lo educativo, etc.

Ejemplos y hábitos de habilidades sociales que se pueden


entrenar
Las habilidades sociales dan forma a buena parte de lo que ocurre en
nuestras vidas. Nos afectan a la hora de hacer amigos, a la hora de
encontrar trabajo e incluso a la hora de argumentar, convencer y
quejarnos por las injusticias que nos puedan ocurrir a lo largo de los
años. Además, afectan indirectamente a nuestra autoestima.

Por eso, reforzar las habilidades sociales es una de las áreas de trabajo
más importantes en buena parte de las sesiones de terapia que realizan
los psicólogos, tanto en casos en los casos en los que hay trastornos
diagnosticados como en los que no los hay. El modo en el que
interactuamos con los demás puede, por sí solo, hacer que nuestra calidad
de vida mejore o empeore significativamente.

Así pues, si te interesa saber cómo mejorar en este conjunto de aptitudes,


sigue leyendo; en las próximas líneas encontrarás varios ejemplos de
habilidades sociales que se pueden entrenar, y consejos sobre cómo
hacerlo.

1. Escucha activa
La escucha activa es el conjunto de conductas por las que se expresa
interés y reacción emocional ante lo que explica la otra persona. Por
sí solo, este elemento psicológico tan sencillo es la mitad de lo que
significa tener buenas habilidades sociales, porque sirve de poco
escuchar si no parece que escuchamos.
Aprender a tener una buena escucha activa propicia conversaciones
significativas en las que la otra persona no se siente presionada para
dejar de hablar.
Las actividades vinculadas a la escucha activa hacen que las
conversaciones sean más fluidas y satisfactorias para ambas partes.
Hacer esto consiste no solo en escuchar con atención lo que te dicen, sino
además hacerlo saber. Acostúmbrate a mirar a los ojos, a realizar
señales no verbales de que sigues el hilo de la conversación, a
expresar tus reacciones emocionales ante lo que escuchas, etc. Eso sí,
con cuidado de que estas señales no sean tan intensas o prolongadas
como para interrumpir a la otra persona.
2. Asertividad
La asertividad es la capacidad de comunicar todo lo que queremos
comunicar, sin miedo a las posibles reacciones negativas por parte de
los interlocutores y a la vez respetándolos y manteniendo las buenas
formas. Se trata de tener en cuenta la necesidad de que haya un equilibrio
entre los intereses del otro y los intereses de uno mismo.
Para potenciar la asertividad no es algo que se consiga de la noche a la
mañana, pero es totalmente posible si buscamos formas honestas de
expresarnos pero sin que parezcan una acusación. Contar con
asistencia profesional por parte de psicólogos ayuda mucho a reforzar
esta habilidad social.
3. Contacto visual
Puede parecer una tontería, pero el simple hecho de mirar a los ojos a la
otra persona hace que la comunicación sea mucho más fluida y que
ofrezcamos una imagen mucho mejor, expresando seguridad en uno
mismo.

Para conseguirlo, trata de tener en cuenta el tiempo que pasas sin


establecer contacto visual y redúcelo progresivamente hasta que te
acostumbres a mirar a los ojos de manera espontánea. Esto es mejor que
tener como objetivo pasar mucho tiempo mirando a los ojos, dado que
esto puede resultar artificial y generarte aún más nervios.
4. Gestionar el sentido del ridículo
El sentido del ridículo puede ser un verdadero obstáculo a la hora de
interactuar con desconocidos o con gente a la que conocemos poco. El
miedo a quedar mal o a exponernos a silencios incómodos lleva al
aislamiento a mucha gente.
Sin embargo, lo cierto es que es muy complicado realizar acciones que
sean por sí mismas motivo para quedar en ridículo: en la mayoría de los
casos, la actitud que uno tiene a la hora de comportarse y de demostrar
seguridad en uno mismo determina de qué manera valoran lo que
hacemos. Una misma acción puede ser vista como algo ridículo o como
algo admirable dependiendo del modo en el que expresemos autoestima
y seguridad: por ejemplo, intentar hacer malabares en una fiesta (de
manera no profesional) y fallar la mayor parte de las veces.
5. Regular la ira
La ira puede hacer que realicemos acciones que nos perjudican a
nosotros y a los demás.
Nadie gana si, por ejemplo, reaccionamos con mucho enfado cuando
nuestra pareja ha tenido un día muy malo y llega a casa con mal
humos, contestando de malas maneras cuando hacemos preguntas
normales. Hay que saber leer la situación y comprender el contexto en el
que otra persona se muestra hostil. Además, incluso cuando la actitud del
otro no sea nada justificable, normalmente adoptar su mismo estado de
ánimo es totalmente contraproducente.
Realizar ejercicios de Inteligencia Emocional nos ayuda a entrenar
esta habilidad social.
6. Expresar afecto
Este es otro de los ejemplos de habilidades sociales más importantes que
podemos entrenar en nuestro día a día. De poco sirve querer o sentir
aprecio por una persona si esta no lo sabe.

Para ello, hay que superar autoconceptos demasiado rígidos según los
cuales nuestra identidad se caracteriza por el distanciamiento y la
frialdad en las relaciones personales.

7. Saber enseñar

En muchas de nuestras interacciones sociales, deberemos instruir o


formar a otras personas, aunque sea de una manera no formal. Por
ejemplo, es lo que pasa al ayudar a nuestro hijo o sobrino a estudiar, al
enseñar a nuestra madre a usar un ordenador, al explicar un
procedimiento a un alumno de universidad que hace un trabajo en grupo
con nosotros, etc.

Para ello, hay que acostumbrarse a no dar por sentado que todo el


mundo sabe lo que nosotros sabemos, y tener paciencia.
8. Pedir perdón de manera honesta
Nadie es perfecto, y debemos admitir nuestros errores para reparar
relaciones. Por eso, una de las habilidades sociales que podemos
entrenar y que resultan más importantes es la capacidad de disculparse.
Negar nuestras equivocaciones, a la larga, ni siquiera sirve para proteger
nuestra autoestima, ya que nos aleja de los demás y favorece el
aislamiento.
Para acostumbrarse a hacerlo, lo más recomendable es pensar cuál es la
idea principal a comunicar, pensar en fórmulas que podrían ser
interpretadas como una excusa para evitar no caer en ellas, y expresar esa
idea de la manera más espontánea posible teniendo en cuenta lo anterior
y ofreciendo disposición para reparar el daño.
9. Pedir ayuda
Tener demasiado orgullo como para pedir ayuda es siempre una
mala idea. Ni siquiera es algo que nos permita aprender mejor, pues
probablemente hará que nos quede un sabor amargo al intentar hacer
aquello para lo que no estamos preparados, haciendo que tiremos la
toalla de un modo innecesariamente pesimista.

Para entrenar esta habilidad social, lo mejor que puedes hacer es revisar
tu autoestima y tu autoconcepto y cuestionarte si es razonable perseguir
como objetivo una versión de ti tan idealizada.

Las personas autosuficientes no existen.


10. Liderazgo
No todo el mundo es igualmente bueno liderando en general, pero todo
el mundo es capaz de liderar en contextos específicos. Incluso si eres
una persona tímida, lo más probable es que puedas aprender a ser líder en
trabajos relacionados con tu área de especialización.
11. Persuasión
Gran parte del impacto emocional que tiene lo que decimos no depende
del contenido de lo comunicado, sino de su forma. Encontrar las
fórmulas lingüísticas adecuadas para expresar una idea ayuda mucho a
convencer, y esto es algo que se puede entrenar parándonos a pensar
sobre las diferentes alternativas de las que disponemos para expresar
algo.
12. Control del lenguaje no verbal
Este es otro de los ejemplos de habilidades sociales más importantes que
podemos entrenar en nuestro día a día. Comunicar una actitud cercana y
abierta es importante para que los demás actúen en consecuencia
cuando se relacionan con nosotros. Para esto, es buena idea grabarse en
vídeo hablando o dando un discurso, y centrarse en cambiar elementos
de la comunicación no verbal que sugieren distanciamiento o
desconfianza.
13. Capacidad de crear objetivos colectivos
Esta habilidad social es muy útil para cohesionar grupos y para
finalizar disputas. Consiste en la capacidad de entender las
motivaciones de los demás y encontrar puntos en común, y se puede
hacer si no damos por supuesto que las personas quieren solamente lo
que dicen querer. Por ejemplo, tras haber discutido, una de las
motivaciones que suelen tener las partes enfrenadas es no dar la imagen
de haber sido derrotada.
14. Demostraciones de fiabilidad
Es importante que los demás sean conscientes de las cosas que hacemos
en beneficio de sus intereses. La falsa modestia de hacer cosas por los
demás sin que estas lo sepan no lleva a ningún lado y pasa factura a
nivel de frustración y cansancio.
La asertividad, la empatía, iniciar una conversación, dar las gracias y la capacidad de
escucha… son un conjunto de conductas emitidas por las personas en contextos sociales
que llamamos Habilidades sociales (HHSS).
Saber expresar sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de
un modo adecuado a la situación resuelve los problemas inmediatos y
minimiza la probabilidad de problemas futuros. Las habilidades sociales
son una importante fuente de autoestima y bienestar personal que
deben desarrollarse y ampliarse a lo largo de toda la vida.
15. Afronta las conversaciones importantes teniendo en cuenta las ideas que
debes expresar
La asertividad es la capacidad de expresar las ideas importantes a
pesar de que puedan generar un cierto malestar en los interlocutores, y
hacerlo manteniendo en todo momento el respeto por quien
escucha,intentando que la incomodidad causada por lo que decimos sea
la mínima posible. Así, se trata de encontrar un equilibrio entre los
intereses propios y los de los demás, pero sin dejarte nada en el tintero.

Para asegurarte de que vas aplicando este principio a tu manera de


comunicarte con los demás, es bueno que antes de tener conversaciones
importantes, memorices al menos una o dos ideas principales que crees
que necesitas expresar y que a la vez te costará un poco verbalizar por el
miedo a la desaprobación.

16. Asegúrate de cumplir un mínimo de horas semanales de interacción


social
Las habilidades sociales van siendo aprendidas sobre todo a través de la
experiencia, la interacción con otros en tiempo real. Para evitar que otras
formas de aprendizaje eclipsen esta vía de desarrollo de tus
aptitudes, asegúrate de exponerte a un mínimo de horas de
interacción cara a cara con frecuencia semanal.
17. Exterioriza tu interés por los demás a través de las preguntas
Si te interesa conocer a alguien, no tienes por qué decirlo explícitamente
(esto podría ser demasiado difícil si eres una persona con tendencia a la
ansiedad social), pero sí puedes indicarlo de manera
implícita preguntándole cosas sobre él o ella. Además, de esta manera
estarás rebajando la presión sobre ti, dado que la parte más “complicada”
la tendrá la otra persona, que debe explicarse, a la vez que va dando pie a
una verdadera conversación (o a una conversación derivada de la
anterior, haciendo que tengáis más cosas sobre las que hablar).

Como iniciar un diálogo suele ser la parte que suele costar más, esta
clase de patrones de comportamiento te llevará a perderle el miedo a las
situaciones en las que intentas conocer gente.

18. Practica la visualización para aumentar tu tolerancia al rechazo


Este es otro de los ejemplos de habilidades sociales más importantes que
podemos entrenar. La visualización consiste en realizar pequeños
ejercicios de entre tres y diez minutos en los que deberás cerrar los ojos e
imaginar tan vívidamente como puedas experiencias que crees que
suponen un reto para ti. En el caso de la mejora de las habilidades
sociales, suele ser útil adoptar el hábito de realizar, unas dos veces por
semana, sesiones de este tipo en las que imaginas que te rechazan (por
ejemplo, al proponer una primera cita a alguien que te gusta). El objetivo
es que vayas perdiendo el miedo a esta clase de experiencias.

Eso sí, es recomendable que empieces imaginando situaciones que crees


que te generan relativamente poco estrés (por ejemplo, te rechazan, pero
de una manera muy educada) para que no tires la toalla desde un
principio debido al malestar que te genera la experiencia.

19. Capacidad de conciliación


Es importante saber hacer que las personas se sientan cómodas en las
conversaciones incluso al tratar temas delicados o en situaciones en
las que hay intereses contrapuestos. En esto, la capacidad de
conciliación es básica. Dependiendo de cómo se nos dé encontrar puntos
en común, será más fácil evitar que los demás se pongan a la defensiva.
20. Gestión del miedo al rechazo
Ser capaces de afrontar el miedo al rechazo es importante para no
ceder a los pensamientos de auto-sabotaje que nos llevan a
encerrarnos en nuestra propia realidad y no darnos la oportunidad de
conocer gente nueva. Esta habilidad está muy relacionada con la
capacidad de gestión de la ansiedad, y además es fundamental a la hora
de ligar.
21. Sentido del humor
El sentido del humor tiene una faceta importante como habilidad social
(aunque su utilidad no se limita a este dominio). Sirve para crear un
buen clima comunicativo y aproximar posturas con los demás a
través de situaciones divertidas y distendidas. Por otro lado,
contribuye a que el resto de personas sientan más interés por nosotros, al
tener un buen recuerdo de la primera toma de contacto (las emociones
quedan más grabadas en nuestra memoria que los contenidos de las
conversaciones).
Distorsiones cognitivas que dificultan las habilidades
sociales
Estas distorsiones llevan a una percepción inadecuada de uno mismo y
de los demás (baja autoestima, ansiedad, frustración…, etc.):

 Inferencia arbitraria: sacar conclusiones no respaldadas x


la experiencia: como me va a decir que no, pues no le invito.
 Abstracción selectiva: seleccionar solo detalles negativos de
una situación (quedarse
solo con lo malo)
 Interpretación del pensamiento: interpretar los
sentimientos de los demás (si hablan al oído es que hablan
mal de mi)
 Sobregeneralización: conclusiones generales de un hecho
aislado (he dicho algo que no ha gustado esto es porque no
valgo para ello)
 Personalización: atribuirse la culpa
 Pensamiento todo/nada: considerar como fracaso los logros
que no responden a las
expectativas previstas
 Descalificación de los positivo: buscar las lecturas negativas

Los componentes de las habilidades sociales


Al relacionarnos con otras personas podemos decir que utilizamos una
serie de componentes que permiten establecer una relación con los
demás. El componente mas importante es el conductual. La conducta es
la manera que tiene la persona de comportase, actuar o dar respuesta en
determinadas situaciones.

Esta conducta puede ser asertiva (permite a una persona actuar con base


a sus intereses mas importantes, defenderse sin ansiedad, expresar
sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los de
los otros; o puede ser no asertiva (conducta pasiva como no ser capaz de
defender sus derechos, pensamientos y sentimientos abiertamente o no
saber decir no; conductas agresivas que violan los derechos de los demás,
expresando pensamientos y opiniones imponiéndose, amenazando de
manera
directa con insultos o indirecta a través de ironías y gestos no verbales).
Expresar sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de
modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los
demás y resolviendo los problemas inmediatos son habilidades
sociales

También poseemos una serie de componentes cognitivos que son


necesarios para desarrollar habilidades sociales. En la teoría del
aprendizaje social, W. Mischel habla de los recursos que una persona
tiene para adquirir y desarrollar estos aprendizajes. En este sentido habla
de potencialidad de la conducta, es decir, la capacidad para construir y
generar estrategias cognitivas y conductuales sociales. Incluye
costumbres sociales, HHSS adecuadas (saber qué y cómo se debe hacer)
y reconocer las señales de nuestros interlocutores y de la ejecución de la
conducta, es decir, forma en que la persona piensa, percibe e interpreta el
mundo que le rodea. Para ello necesario percibir correctamente a los
demás (emociones y actitudes) a partir de elementos comunicativos; la
previsión sobre las consecuencias de una conducta y el valor que la
persona da a las consecuencias de su conducta.
En el modelo de Ellis y Beck las emociones y conductas de las personas están influidas por
su pensamiento, lo que determina es la manera en que se interpreta la situación.
Cuando el pensamiento distorsiona la interpretación da lugar a pensamientos irracionales
o distorsiones cognitivas (esquemas equivocados en la interpretación de los hechos
que dan lugar a una visión simplista y negativa).

Déficit de habilidades sociales


Hay déficit de habilidades sociales cuando se tienen dificultades para
iniciar una conversación, no saber qué decir o inhibirse, no atreverse a
pedir un favor… Las causas de estos déficits de deben generalmente a
una falta de aprendizajes y a la dificultad para ponerlos en
práctica (aunque las conoce no las pone en práctica por diversos factores
que pueden ser emocionales, conductuales o cognitivos).
Algunas manifestaciones del déficit de HHSS se muestran en:
 timidez
 bloqueo (no hablar porque nos produce una situación de estrés)
 sobreadaptación (actuar en base a los deseos de los demás)
agresividad (autoritaria)
 ansiedad social (miedo a la interacción)
 fobia social (nivel muy elevado de ansiedad que afecta a su
vida diaria)
 aislamiento (evitación de situaciones sociales), entre otras.

La opción más eficaz para mejorar las habilidades


sociales: el proceso de psicoterapia
La terapia psicológica es el recurso más eficaz para ir mejorando con
ejemplos y adquisición de hábitos, tus habilidades sociales Esto es así, ya
que te ofrece la asistencia personalizada de expertos en el ámbito de la
socialización y la gestión de las emociones. Por eso, si quieres asegurarte
de que obtienes buenos resultados en cuestión de semanas y que estos se
mantienen y pasan a formar parte de tu día a día, busca ayuda
profesional.
 Te recomendamos: ¿Cómo mejorar las habilidades sociales
con un psicólogo?

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Referencias bibliográficas:

Schloss, P.J.; Schloss, C.N.; Wood, C.E.; Wendy S. (1986). A Critical


Review of Social Skills Research with Behaviorally Disordered Students.
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