Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
«La tradició n que de este modo llega a dominar no vuelve propiamente accesible lo
“transmitido” por ella, sino que, por el contrario, inmediata y regularmente lo
encubre. Convierte el legado de la tradició n en cosa obvia y obstruye el acceso a las
“fuentes” originarias de donde fueron tomados, en forma particularmente
auténtica, las categorías y los conceptos que nos han sido transmitidos. La
tradició n nos hace incluso olvidar semejante origen» (Heidegger, 2016: 42)
1
«la destrucció n tampoco tiene el sentido negativo de un deshacerse de la tradició n
ontoló gica. Por el contrario, lo que busca es circunscribirla en lo positivo de sus
posibilidades, lo que implica siempre acotarla en sus límites, es decir, en los límites
fácticamente dados en el respectivo cuestionamiento y en la delimitació n del
posible campo de investigació n bosquejado desde aquél» (Ídem.).
2
«toda exposició n filosó fica, incluso la má s radical, que intenta comenzar desde el
principio, está penetrada enteramente por conceptos tradicionales […] que no
podemos afirmar, como evidente de suyo, que hayan surgido auténtica y
originariamente del ámbito del ser y de la comprensió n del ser, que pretenden
comprender. Por ello pertenece necesariamente a la interpretació n conceptual del
ser […] una deconstrucció n [Abbau] crítica de los conceptos tradicionales, que, al
comienzo, deben ser necesariamente empleados, que los deconstruya hasta las
fuentes a partir de las que fueron creados. Só lo mediante la destrucció n puede la
ontología asegurarse fenomenoló gicamente la autenticidad de sus conceptos»
(Heidegger, 2000: 48)
Tras este primer apartado que su ú nica pretensió n es plasmar de forma sucinta el
estado de la cuestió n del proyecto heideggeriano para atender a la crítica de la
ontología moderna, se debe señ alar que dentro de la tarea de la deconstrucció n de
los conceptos ontoló gico-metafísicos tradicionales no se puede abarcar la totalidad
de ellos. Así pues, a partir de ahora se pasará a trasladar este estado de la cuestió n
a la deconstrucció n del concepto de sujeto en las filosofías modernas.
3
La filosofía moderna es el momento en el que se produce la construcció n del sujeto
como instancia desde la que atender a los problemas filosó ficos u ontoló gicos.
Dicho con otras palabras, se erige la categoría de sujeto para comprender el
problema del sentido del ser. En opinió n de Heidegger esto es un “problema de
principio”:
«Se ha mostrado que la filosofía antigua interpretó y comprendió el ser del ente, la
efectividad de lo efectivo, como subsistencia. […] La filosofía llevó a cabo una
inversió n completa de la cuestió n filosó fica y partió del sujeto, del yo. […] Se
esperaría que la ontología tomase, en ese momento, al sujeto como ente ejemplar e
interpretase el concepto de ser teniendo a la vista el modo de ser del sujeto […]
Pero justamente esto es lo que no ocurrió . Los motivos de la orientació n primaria
de la filosofía moderna hacia el sujeto no son los de la ontología fundamental»
(Heidegger, 2000: 160).
4
juego el sistema metafísico moderno es la idea de sustancialidad. Ante esta
caracterizació n del ser del ente Heidegger opina que:
«En la filosofía de la subjetividad, señ ala Heidegger, no hay lugar alguno para
pensar lo que no es ni puede ser objeto ni, menos aú n, para pensar un foco
originario que no sea la subjetividad absoluta, el yo pienso o la autoconciencia. El
“olvido del ser” es completo; ni siquiera puede aparecer como olvido, como
conciencia de una falta» (Rodríguez, 2004: 34-35).
5
sino que los tiene como conocidos, esto quiere decir, como objetos. Esta res
cogitans, el algo que piensa, es el sujeto de los predicados y como tal es sujeto para
objetos» (ibíd.: 164).
«Las condiciones fundamentales del ser del ente, es decir, del ser percibido, son,
por tanto, las condiciones fundamentales del cará cter de conocidas de las cosas.
Sin embargo, la condició n fundamental del conocimiento, en tanto que
conocimiento, es el yo en tanto que “yo pienso”. Por ello, […] el yo no es una
representació n, es decir, un objeto representado, no es un ente en el sentido de
objeto, sino el fundamento de posibilidad de todo representar, de todo percibir, o
sea, de todo ser percibido del ente y, por tanto, el fundamento de todo ser. Como
unidad sintética original de la apercepció n, el yo es la condició n ontoló gica
fundamental de todo ser» (ibíd.: 166).
2
Con esto no queremos afirmar que la comprensió n de la modernidad en Heidegger só lo tenga su
anclaje en la crítica al sujeto moderno. Evidentemente, la genealogía de la modernidad
heideggeriana se articula a través de otros fenó menos y otros conceptos. En la elecció n de esta
categoría como acercamiento al pensamiento heideggeriano seguimos la opinió n de Ramó n
Rodríguez segú n la cual la crítica del sujeto moderno permite comprender el despliegue de la tarea
destructiva de la metafísica y el proyecto heideggeriano que se inicia con Ser y tiempo: «el concepto
de sujeto no es só lo el que concentra lo esencial de la comprensió n heideggeriana de la metafísica
moderna, sino una noció n sin la que resulta incomprensible el desarrollo de su propio pensamiento,
pues la forma heideggeriana de pensar ha consistido siempre en un ejercicio de los dos momentos
del método fenomenoló gico que en 1927 caracterizaba como construcció n y destrucció n: la
6
a la construcció n teó rica en el seno de la filosofía moderna de la noció n de sujeto
trascendental. El aná lisis de la subjetividad moderna que desarrolla Heidegger no
termina en el sujeto trascendental, sino que analiza también la definició n kantiana
del sujeto moral y la definició n de la personalidad como fin en sí mismo. No
obstante, no se expondrá n estas ú ltimas cuestiones de la filosofía kantiana.
Solamente se dirá al respecto que, en opinió n de Heidegger, la configuració n de la
personalidad en Kant como fin en sí mismo es insuficiente. Esta insuficiencia se
tiene que comprender en el plano de la ontología fundamental: «la interpretación
del yo como persona moral no nos proporciona ninguna aclaración genuina sobre el
modo de ser del yo» (ibíd.: 182). En la interpretació n heideggeriana el ser humano
como fin en sí no es suficiente para la comprensió n originaria del ser del Dasein en
la medida en que los conceptos de existencia y de Dasein en Kant «significan só lo
subsistencia. Habla de la misma manera sobre la existencia de la naturaleza» (ibíd.:
181). No obstante, el hecho de que Kant conciba el Dasein como subsistencia tiene
que ser justificado por Heidegger. Para llevarlo a cabo parte de la idea de la finitud
de la existencia en el pensamiento kantiano. Heidegger se pregunta cuá l es el
fundamento ontoló gico de la idea de finitud que impide que las sustancias finitas
(las cosas y la persona) puedan acceder de forma originaria al ser del ente. Para
responder a esta cuestió n afirma que en Kant la determinació n ontoló gica de las
sustancias finitas radica en el ser producidas y, en este sentido, la comprensió n del
yo estaría presa de la ontología de lo subsistente:
determinació n positiva del ser del ente iba de la mano de la destrucció n de los conceptos
ontoló gicos —en el sentido de reconducció n a las experiencias originarias en que se fraguaron—
con que de antemano nos acercamos a él. La idea de sujeto es, así, una de las claves má s evidentes y
fructíferas para interpretar el significado de la obra de Heidegger. (Rodríguez, 2018: 207-208)»
7
al modo específico y originario del ser del Dasein. Este modo de ser específico del
ser humano tampoco se esclarece a través de la noció n del sujeto trascendental.
Esto se debe a la limitació n de las categorías de la naturaleza para referirse al yo.
En la medida en que el yo es la condició n de posibilidad de la objetividad, el
acercamiento al ser del sujeto no puede darse a través de las categorías por las que
se comprende el ser de las cosas. El ser del Dasein no puede ser determinado por
las categorías de la conciencia.
Desde este planteamiento existencial por el que la existencia del Dasein debe ser
tal que aparece con las cosas podemos introducir las nociones del yo como ser-
arrojado y ser-en-el-mundo. Estas nociones son formas de la existencia del ser del
Dasein. Al hablar de forma de la existencia debemos tener como referencia la
forma de «un existencial que expresa un cará cter estructural de la existencia y no
como una categoría que indica un modo de ser de las cosas» (Rodríguez, 2010: 91).
De esta manera, se elimina la significació n como presencia efectiva al modo del
pensamiento metafísico. Aunque Heidegger en este punto de su proyecto de
destrucció n de la metafísica (filosofía de la subjetividad) siga ligado al
pensamiento del sujeto, no obstante, con su modo de argumentació n y de
estructuració n de la figura del yo busca salir de la forma de pensamiento que pone
al sujeto como fundamento. Esto queda reflejado en el trabajo filosó fico de
Heidegger a través de la forma de existenciales para así dejar atrá s el pensamiento
de las categorías fundadas con el sujeto como fundamento de la objetividad y de la
idea de verdad como adecuació n. Si bien, surgen las siguientes preguntas: ¿qué
supone pensar el Dasein como arrojado a la existencia? ¿qué implicaciones
ontoló gicas tiene la estructura de la existencia del yo como ser-en-el-mundo? ¿qué
implica pensar el ser desde el marco de una ontología fundamental?
9
Pensar el ser del Dasein como un ser arrojado a la existencia abre el camino para
transformar el pensamiento metafísico del ser como presencia, es decir, como
sustancia presente. Esto es así en la medida en que se elimina la posibilidad de
pensar el sujeto como fundamento estrictamente ligado a la idea del ser como
sustancia que está ahí. El ser arrojado a la existencia como modo de ser del Dasein
refiere al cará cter fá ctico del Dasein. A este respecto dirá Ramó n Rodríguez que el
Dasein:
Esta condició n ontoló gico-estructural de facticidad que opera en el seno del ser del
Dasein impide que el yo sea concebido al modo de la subjetividad moderna. En la
medida en que el Dasein se encuentra existencialmente arrojado por su estructura
fá ctica, «el Dasein no puede asumir el papel de fundamento, de enclave ú ltimo de
legitimidad que la subjetividad posee» (Ídem.). El yo se encuentra arrojado en la
existencia y, ademá s, tiene que ser, es decir, tiene que mantenerse en la existencia
a la que ha sido arrojado. En este sentido, el yo deja de ser pensado a través de la
estructura de la autoconciencia por la cual el sujeto es fundamento de su propia
forma de ser; má s bien, el Dasein en su estar arrojado a la existencia se encuentra
abierto a varias posibilidades de determinació n del ser.
Este ser que es el Dasein está arrojado a la existencia, pero está arrojado en el
mundo. La noció n de mundo de Heidegger se separa, de la misma manera que la
noció n de sujeto, del pensamiento de la subsistencia. En este sentido, el mundo no
se comprende a través de la idea de ser como sustancia, sino que la idea de mundo
heideggeriana se entiende como “horizonte de significatividad”. El mundo al que se
refiere Heidegger que está en estrecha relació n con la existencia del Dasein no se
puede comprender al modo moderno bajo el nombre de naturaleza, objetividad o
10
realidad exterior. El mundo no es puesto por la existencia del Dasein; «el mundo es
lo que está ya de antemano develado» (Heidegger, 2000: 208). Heidegger puede
predicar del Dasein el ser-en-el-mundo en la medida en que comprende el mundo
también como existencia:
«El Dasein no es tampoco entre las cosas con la ú nica diferencia de que las
aprehende, sino que el Dasein existe en la manera de ser-en-el-mundo y esta
determinación básica de su existencia es el presupuesto para ser capaz de
aprehender algo»
CONCLUSIÓ N
A falta de tener una mejor palabra, introducimos este apartado con el nombre de
“conclusió n”. Si bien, si queremos ser honestos con la forma de este escrito, este ha
consistido en una revisió n de unos acotados textos heideggerianos para atender a
11
la crítica de la filosofía de la subjetividad desarrollados en estos. Como hemos ido
mencionando a lo largo del texto y siguiendo la lectura de Ramó n Rodríguez, esta
atenció n a la crítica del sujeto moderno ha supuesto una línea de interpretació n
muy rica para acercarnos al proyecto heideggeriano en su primera etapa 3. Esta
riqueza de la interpretació n no só lo reside en la propia estructura del pensamiento
heideggeriano. Ademá s, a través de esta lectura podemos insertarnos de forma
inmanente en esta forma de pensamiento que se abre con Heidegger. Esta forma
inmanente de acercamiento permite una comprensió n del objeto desde el objeto
mismo. El objeto es el pensamiento heideggeriano. Así pues, desde aquí se puede
estar en condiciones de atender a los aspectos problemá ticos y los aspectos
positivos de este pensamiento.
Esto que apuntamos aquí tiene un cará cter tentativo al modo de una línea de
investigació n para comprender el pensamiento Heideggeriano. Este cará cter
tentativo es el de la crítica inmanente de esta forma de pensamiento que es
instaurada por Heidegger en su reformulació n de la tradició n fenomenoló gica. Esta
línea es planteada ante la presencia de algunos aspectos que se nos presenta con
ciertas contradicciones: a través de las nociones de ser-arrojado y ser-en-el-mundo
que Heidegger establece para el Dasein, se encuentra obstruida la posibilidad de
criticar ese mundo que opera como horizonte de significatividad. En la medida en
que la realidad en la que es arrojada el Dasein no tiene un cará cter producido, sino
que se entiende de forma originaria y previa a la existencia prá ctica del Dasein, la
crítica de la propia realidad encuentra sus limitaciones en la medida en que está
inserta en el marco de una ontología fundamental.
BIBLIOGRAFÍA
3
Esta referencia a la distinció n del pensamiento de Heidegger entre el primer Heidegger y el
segundo es puramente instrumental; es utilizada como un marco de referencia en la medida en que
un trabajo como este no puede tener la pretensió n de atender a todo el pensamiento del filó sofo.
12
HEIDEGGER, Martin (2000): Los problemas fundamentales de la fenomenología,
Madrid, Trotta.
RODRÍGUEZ, Ramó n (2018): “Cuestió n del ser y crítica del sujeto”, en Guía
Comares de Heidegger, Granada, Comares.
13