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TEORIA DE LA EVOLUCION.

DEFINICIONES.

La definición de evolución refiere al cambio de condición que da origen a una nueva

forma de determinado objeto de estudio o análisis. Es importante marcar que las

evoluciones son procesos graduales, cambios que se dan paulatinamente y que se

pueden observar solo a través del paso del tiempo.

El termino evolución tiene su uso más básico en el cambo de la biología, en particular

para referirse al surgimiento de las especies que habitan el mundo, pero también usos

correspondientes a otras ciencias.

La evolución biológica se produce por la modificación de la composición genética,

derivada de la necesidad de adaptación al medio donde viven los seres vivos. Todas las

especies naturales han detenido evoluciones, y las que no han sido capaces de llevar a

cabo estos procesos se han extinguido. Los seres vivos, en particular en los animales

superiores, se pueden observar ligeras modificaciones de algunos órganos como

consecuencia de su uso y, sobre todo, es más fácil de constatar la atrofia de aquellos

órganos que no se usan. Según Collado-González, S (2009)

Este proceso evolutivo se inició en el mar primitivo, donde se generó la vida primera, y

a partir de eso las composiciones moleculares se fueron alterando, conservando ciertas

similitudes que permiten dar cuenta de la cadena evolutiva completa.

ANTECEDENTES.

La teoría de la selección natural que Charles Darwin y Alfred Wallace propusieron de

consuno había de explicar el origen y la evolución de la diversidad biológica. Esa

coincidencia se rompió a propósito del dimorfismo en los caracteres sexuales


secundarios. Darwin atribuía la evolución de los caracteres sexuales secundarios en

apariencia mal adaptados, como la cola del pavo real, a la selección natural, es decir, a

las estrategias que posee cada sexo para aumentar su ventaja reproductiva; distinguía

entre selección natural y selección sexual. “Las especies que no se adaptan con éxito a

los cambios de su entorno no se reproducen y, por lo tanto, no sobreviven” (Darwin, C.,

Fuster, J., & Oliver, M. A. 1971, p.1)

Wallace incluía la adquisición de los caracteres sexuales secundarios en la obra de la

selección natural. (Les separaron otros asuntos de alcance, como la interpretación del

origen del hombre y la interpretación de la esterilidad de los híbridos.)

Desde entonces, los biólogos no han dejado de investigar en la dinámica evolutiva de los

sistemas genéticos. Fruto de ello ha sido el largo elenco de teorías sobre la celeridad de

la evolución, desde la tesis estática hasta la cuántica, pasando por la gradual y la de los

equilibrios puntuados. Muchas se apoyaban en la comparación de los cambios de los

rasgos morfológicos en el transcurso de escalas temporales geológicas, según quedan

reflejados en el registro fósil. Pero de un tiempo a esta parte se va abriendo camino a

una nueva forma de contemplar las pautas y los procesos evolutivos, donde los datos

paleontológicos se suman a los experimentales, moleculares, genómicos, celulares, de

desarrollo y poblacionales. Ha transformado de raíz nuestra interpretación de la

disciplina al conceder importancia principal a los sistemas genéticos de evolución célere.

Aun poseemos cerca de esta materia pruebas más convincentes que los cálculos

teóricos: los numerosos casos registrados de sorprendente rapidez en el aumento

de diversos animales que gozan la plena libertad que les da el estado natural en

que se hallan, cuando les han sido favorables las circunstancias en dos o tres

temporadas consecutivas. (Darwin, C. 1963, p.118)


El tiempo y modo de evolución conforman nuestro conocimiento de los procesos y

sistemas fundamentales de la vida. Durante largo tiempo se aceptó un esquema

simplificado de evolución, recibido como axioma por generaciones de biólogos que

siguieron a Darwin; a saber: un proceso de cambio lento y continuo que resultaría de la

acumulación constante de ligeras modificaciones hereditarias en el transcurso de

millones de años. Junto con la variación en la adaptación, el carácter gradual del proceso

se incrusto en el núcleo de la teoría evolutiva. Se presentaba verosímil, pues no

observamos cambios evolutivos discernibles durante nuestro propio intervalo de vida,

ni es de esperar que veamos en la fluctuación del medio una dirección neta de su

fluctuación; además, la inmensidad de la escala temporal evolutiva, percibida desde el

registro fósil, abonaba ese ritmo parsimonioso.

REVISION DE LA LITERATURA Y TEORIAS.

En su documento Wallace solo citaba, como ejemplo de la “lucha por la existencia”,

animales (vertebrados, insectos). En cambio, Darwin se refiere explícitamente tanto a los

animales como a las plantas.

Wallace hacía hincapié en la competencia de los animales con la relación al medio

ambiente (tanto vivo como inorgánico) y entre especies separadas: la lucha contra

enemigos y depredadores es el proceso decisivo en su planteamiento. Darwin enfatizaba

la competencia intraespecífica: la lucha entre individuos de la misma especie es la más

dura, porque estos tienen los mismos requerimientos. Al final esta pugna resulta

determinante en la reproducción diferencial. “La selección natural puede causar a lo

largo de varias generaciones pequeños cambios en una especie, por ejemplo, en su color

o tamaño. Esto se llama microevolución” (Darwin, C., Fuster, J., & Oliver, M. A. 1971,

p.1)
Desde el principio de su carrera como evolucionista, Wallace (1858) rechazo de la

herencia de caracteres adquiridos sistematizado por Lamarck, mientras que Darwin lo

adopto a lo largo de su vida.

Darwin puntualizo la importancia de los intervalos de tiempo geológico con respecto al

origen de nuevas especies y se refirió a miles (o millones) de generaciones, Wallace no

abordo este aspecto, ni surgió la cantidad de generaciones que deben sucederse para

percibir los efectos invisibles de la selección natural.

VARIABLES.

El peso de las objeciones puestas a su teoría, junto con el desconocimiento de las leyes

de la genética llevaron a Darwin, después de 1959, a restar importancia al mecanismo de

la selección natural e incluso a aceptar la existencia de mecanismos de tipo lamarkiano

como explicación de las transformaciones en los seres vivos.

Una de las principales objeciones a la teoría de Darwin en estos años fue puesta por

William Thomson (Lord Kelvin). Kelvin compartía con Darwin un mundo de entender

la transmisión de los caracteres hereditarios que le llevaba a concebir el proceso de

evolución por selección natural de una manera extraordinariamente lenta. No solamente

los cambios que servían de materia para la selección natural eran diminutos y graduales,

sino que para transmitir los caracteres a la descendencia sin ninguna perdida de

variación era necesario que la novedad apareciera en dos individuos y que estos se

aparearan entre

sí. La probabilidad de que ocurrieran las cosas de esta manera era tan pequeña que para

poder explicar la evolución y variedad de la vida en la Tierra tal como se presenta a

nuestra experiencia era necesario que el proceso hubiera durado billones de años.
POSTURAS DE AUTORES.

Durante el siglo XVII un grupo de investigadores, que fueron llamados naturalistas,

consiguieron reunir una gran cantidad de información sobre la fauna y la flora en muy

diversas zonas de nuestro planeta. Un problema que planteó la acumulación de tan

noble volumen de información fue su organización. La clasificación de los seres vivos se

realizó, en un primer momento, mediante amplias descripciones de la morfología y

procedencia de los distintos individuos encontrados. Este tipo de descripciones no

constituían una verdadera ayuda para conseguir clasificaciones que fueran

suficientemente univocas.

Para Linneo las especies identificadas constituían grupos de seres bien diferenciados y

sin ninguna relación de procedencia. El criterio de parentesco, como hemos indicado,

era meramente morfológico. Esta perspectiva llamada fijista consideraba que cada una

de las especies estaba creada tal y como era, y sus individuos no experimentaban

cambios a lo largo del tiempo.

Para Lamarck, las especies provienen unas de otras, de las mas simples a las mas

complejas. Los órganos de cada especie se desarrollarían como consecuencia de la

reacción y adaptación al ambiente. Los cambios por tanto serian paulatinos y se

producirían a lo largo de grandes periodos de tiempo. Lamarck pensaba que el fijismo

era absurdo porque los animales no hubieran podido sobrevivir, sin evolucionar, a las

cambiantes condiciones climáticas que en algunos periodos de tiempo fueron muy

agresivas.

REFERENCIAS.
Collado-González, S. (2009). Teoría de la Evolución.

Darwin, C., Fuster, J., & Oliver, M. A. (1971). Teoría de la evolución (Vol. 36). Península.

Darwin, C., & Wallace, A. R. (2009). Selección natural: tres fragmentos para la historia.

Editorial CSIC-CSIC Press.

Darwin, C. (1963). El origen de las especies por la selección natural (Vol. 2). Ediciones

Ibéricas y LCL.

Darwin, C. (1859).El origen de las especies mediante selección natural.

Barbadilla, A. (2013). La evolución biológica.Departamento de genética y microbiología.

Universidad Autónoma de Barcelona,8193.

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