Está en la página 1de 23

​ Derecho y justicia en la época de la confederación”

Materia:​ “

Alumnos:​ RUIZ, Martín Walter

SALAS TOLENTINO, Luis J.

SANCHEZ BILAT, Sandra M.

SCHWINTT, José Maria

Docente:​ OLAZA PALLERO, Sandro Fabricio


LA GUERRA DEL PARAGUAY Y LAS MONTONERAS ARGENTINAS.

I.Introducción.

​ La guerra contra el Paraguay fue un conflicto bélico en el que se enfrentaron las


fuerzas militares de la triple alianza conformada por Argentina, Brasil y Uruguay contra el
Paraguay. Esta guerra fue considerada la más sangrienta y la más larga de la historia de
América Latina. Para Argentina tuvo un rol importante en la construcción del Estado
Nacional. Sorprendentemente es una guerra olvidada, o al menos ignorada a la hora de hablar
de guerras trascendentes para el acontecer nacional. Intentamos con este trabajo verificar
cómo se fueron suscitando los hechos que llevaron a cambiar la historia de los países
involucrados con una visión crítica y sin hacer un revisionismo histórico sobre el hecho en
cuestión.

II.Alberdi y el crimen de la Guerra​.

El crimen de la guerra fue escrito para un concurso que intentaba poner fin a la guerra
como fenómeno global, fue organizada por la liga internacional y permanente de la paz en
1870 ofreciendo un premio de cinco mil francos. Juan bautista Alberdi participó de este
concurso. La liga se disolvió al año siguiente porque estalló la guerra franco prusiana, lo cual
suspendió el concurso.

El crimen de la guerra está relacionado con el derecho de la guerra y esto quiere decir que
la guerra es el derecho del crimen, es decir, el derecho del homicidio, del robo y demás
atrocidades que nos podamos imaginar, sin estas grandes particularidades, la guerra no es
guerra.
Siendo estos actos crímenes tipificados por todas las naciones del mundo. Lo que hace la
guerra es sancionarlos y convertirlos en actos honestos y legítimos. (por eso es el derecho del
crimen).
Se consideraba a la guerra como una industria legítima como lo es para nosotros el
comercio, la agricultura, el trabajo industrial. La conquista, el despojo, la anexión violenta,
son practicados como medios de engrandecimientos, se buscaba ser grande y poderoso por
vía de lujo, esto era razón legítima para apoderarse del débil y comérselo.​(1)
“La guerra es el crimen de los soberanos, es decir, de los encargados de ejercer el derecho
del Estado a juzgar su pleito con otro Estado. Toda guerra es presumida justa porque todo
acto soberano, como acto legal, es decir, del legislador, es ​presumido justo”.​(2)
La guerra se funda en el derecho de defender la propia existencia. Solo en defensa de la vida
se puede quitar la otra vida. La guerra va a empezar a ser un crimen desde que su empleo
excede la necesidad estricta de salvar la propia existencia, Convirtiéndose la defensa en
agresión y el derecho en crimen.
El crimen de la guerra tiene como objeto la conquista, la destrucción estéril, la mera venganza, la
destrucción de la libertad o independencia de un Estado y la esclavitud de sus habitantes; en sus medios cuando
es hecho por la traición, el dolo, el incendio, el veneno, la corrupción, el soborno; o en sus resultados y efectos,
cuando la guerra, siendo justa en su origen, degenera en conquista, opresión y exterminio​(3)​.
Uno de los motivos o de los pretextos más a la moda para las guerras de nuestro tiempo,
es el interés o la necesidad de completarse territorialmente. Ningún Estado se considera
completo, esto es relativo, lo que es completo hoy día no tarda en dejar de serlo o parecerlo,
siendo hoy motivo de estar en paz y que mañana será razón para ponerse en guerra. Aquello
que motiva la guerra es la ambición, el deseo instintivo del hombre de someter a su voluntad
el mayor número posible de hombres, de territorio, de riqueza, de poder y de mayor
autoridad. Los que propagan la guerra no son mayormente los estados más débiles y más
pobres sino los más poderosos y extensos, beneficiándose los fuertes en detrimento de los
débiles.
En Sudamérica la guerra tiene como su objeto y fin, el interés de ocupar y poseer el
poder. Cada hombre o grupo de hombres busca el poder una necesidad de su naturaleza, y los
conflictos son las consecuencias de dicha necesidad.
El que pelea por límites, pelea por más o menos extensión de su poder. El que pelea por la independencia
nacional o provincial, pelea por ser poseedor del poder que retiene el extranjero(foráneo). El que pelea por el
establecimiento de un gobierno mejor que el que existe, pelea por tener parte en el nuevo gobierno. El que pelea
por derechos y libertades, pelea por la extensión de su poder personal​(4)​.
En Sudamérica, en la guerra del Paraguay, luego de la batalla de caseros, con la derrota
de Juan Manuel de Rosas en 1852. Paraguay era uno de los países ricos y económicamente
independiente, no se le podía comprar con dinero y tampoco admitía injerencia foránea, todo
lo contrario, a Argentina y Uruguay.
Brasil, que tenía la hegemonía imperial luego de Caseros, entendía que Paraguay le debía
su independencia y quería cobrar ese crédito buscando mejorar sus fronteras, tener ventajas
fluviales y participación política.
“Brasil había mandado a Asunción instructores militares, armamentos y dirigido la
construcción de la fortaleza de Humaitá preparada contra la Confederación Argentina; esto
eran señalados favores a retribuirse, por lo menos, con ventajas territoriales y fluviales”​(5)​.
Brasil a través de la fuerza buscaba intimidar y hacer entender que ellos eran los únicos
dueños de la cuenca de la plata desde caseros y aquel que no recibía dinero(patacón), recibía
cañonazos.
Argentina también participó de la guerra contra el Paraguay, Mitre, alegaba que se
luchaba contra la tiranía, que fueron a vengar una ofensa y reivindicar la libre navegación de
los ríos y reconquistar nuestras fronteras, siendo una casualidad que encontrasen a los
brasileños en las zonas de los paraguayos con el mismo fin.
Otro que estímulo para que se produzca la guerra fue Inglaterra a través de su ministro
inglés en Buenos Aires, Edward Thornton. Como todo diplomático inglés es enemigo del
Paraguay, porque cierra sus ríos a la navegación libre británica, tiene sus propios hornos de
fundición, tampoco consume tejidos de Manchester ni necesita del capital y apoyo inglés.
Con la guerra lo que se buscaba era quitarle a Paraguay la soberanía de sus ríos, Cargar a
lo que quedase de Paraguay con la deuda de guerra y Repartirse entre Brasil y Argentina una
inmensa cantidad de territorio en litigio, o exclusivamente paraguayo.
La guerra trae pérdida de libertad y riqueza, no puede nacer ni existir la riqueza
donde falta la libertad, y uno no puede ser libre si no posee los medios para realizar su propia
voluntad. Con la guerra se genera la dictadura y el gobierno militar creando un estado de
cosas anormal y excepcional incompatible con toda clase de libertad, la ley marcial se
convierte en ley permanente, enterrando todo tipo de libertad (político, religioso).
La guerra es la muerte de la agricultura y del comercio, y el resultado es el
empobrecimiento y la miseria de sus pueblos; es decir, fuente de miseria, de pobreza y
debilidad.
La guerra es causa de empobrecimiento para la nación en general, con ello surge el
aumento de la deuda pública, por empréstitos o emisiones de fondos a interés, disminuye el
haber de los particulares, aumenta el monto de las contribuciones, y es indudable que la
guerra pesa siempre sobre muchas generaciones, empobreciendo a los que viven y a los que
no han nacido.
La guerra trae al país pérdida de la población, su disminución, estas grandes bajas de la
población mayormente se da por la emigración que el temor que la conscripción (servicio
militar) produce, las pérdidas de vidas en los campos de batallas, etc.
En la guerra del Paraguay, en tuyutí, que es una isla entre mar y pantanos a la orilla
paraguaya del Paraná.
​López buscaba en una sola batalla decidir la guerra. Con 25 000 hombres se lanzó contra 39.000 aliados
(21.000 brasileños, 16.000 argentinos y 2000 orientales). Se fueron dejando un número impresionante de
muertos: 5000 muertos según el parte paraguayo. 7000 en el aliado; y una cantidad igual de heridos. La suma de
muertos y heridos aliados fueron: 4000 según ellos, 8000 para los paraguayos. Tuyuty fue la batalla más
sangrienta que hubo hasta ese momento en América del Sur, entre 13.000 y 15.000 muertos en sus cinco horas
de combate.​(6)
La guerra se prolongaba y no duró 6 meses como lo habían previsto, sino que se ganó
luego de 5 años terribles. Cada batalla costaba miles de vida sin resultado apreciable. A todo
esto, se sumó la peste que provenía de Brasil, con los contingentes que iban a la guerra, el
vómito negro o fiebre amarilla, así como el cólera. La guerra del Paraguay se manifestaba en
las calles de buenos aires por la terrible pandemia brasileña. Quienes pudieron escaparon de
las ciudades por el miedo a la peste.
Desapareció Paraguay, Brasil no pudo resistir el enorme costo en hombres y dinero de
exterminar a un pueblo. La guerra consumió mucha población de todos países beligerantes, a
la Argentina le costó diez veces más sangre y dinero que el que le costó toda la guerra de su
independencia contra España.
Probablemente no llegará jamás el día en que la guerra desaparezca del todo de entre los
hombres, pues mientras haya unos que las hacen y otros que las hacen hacer, mientras se
mate y se muera por un tercero, no se ve por qué motivo va a disminuir la frecuencia de las
guerras, pues, aunque las causas de codicia, de ignorancia y de atraso que antes las
motivaban, se hayan modificado o disminuido, siempre subsistirán la pasión, la
susceptibilidad, las vanidades.
Si bien no va a desaparecer del todo el crimen de la guerra, se puede prevenir o disminuir
su frecuencia, a través de la responsabilidad penal, complicidad e intención (principios del
derecho penal). Mientras los autores principales del crimen de la guerra gocen de inmunidad
y privilegios para perpetrar en nombre de la justicia y de la ley, la guerra no tendrá ninguna
razón para dejar de existir. Ella se repetirá de manera constante como los actos lícitos de la
vida ordinaria. La guerra sería menos frecuente si los que la hacen tuvieran que exponer sus
vidas a los resultados sangrientos, el primer culpable sería el soberano que lo lleva adelante.
Si esos actos son el homicidio, el incendio, el saqueo, el despojo, los jefes de las Naciones en
guerra deben ser declarados, cuando la guerra es reconocida como injusta, como verdaderos
asesinos.
Se va a ver al comercio como el pacificador del mundo, esto es, para que pueda lograrse
la paz entre las naciones, estas deben depender unas de otras para su subsistencia, comodidad
y grandeza, esta se lograría por la libertad comercial a cambio de productos y ventajas
respectivas. La paz internacional será a través del pan, el vestido, el alimento, etc.
​Esa dependencia mutua y recíproca, por el vínculo de los intereses, no afectaría la soberanía entre las partes,
alejando la guerra que los perjudica, logrando una nación universal, unificando y consolidando sus intereses,
facilitando la institución de un poder internacional, que reemplazaría el pobre recurso de la defensa propia en el
juicio y decisión de los conflictos internacionales.​(7)

Se va a buscar la asociación de las naciones que forman el pueblo mundo, con ello la
creación de tribunales que sustituyan a las naciones beligerantes para la solución de sus
diferencias. Esto suprimiría las distancias y barreras formando un cuerpo de asociación
general, con lo cual disminuiría la repetición de las guerras internacionales.
​No hay más que un medio de transformar la guerra en el sentido de su legalidad: es arrancar el ejercicio de
sus violencias de entre las manos de sus beligerantes y entregarlo a la humanidad convertida en Corte soberana
de justicia internacional y representada para ello por los Estados más civilizados de la tierra. Consiste en
sustituir la violencia necesariamente injusta y culpable de la parte interesada, por la violencia presumida justa en
razón del desinterés del juez: es colocar en lugar de la justicia injusta que se hace por sí mismo, la justicia justa,
que sólo puede ser hecha por un tercero; la justicia temible del odio y del interés armado, por la justicia del juez
que juzga sin odio y sin interés.​(8)

Hoy en día esa asociación de naciones sería, la Organización de las Naciones Unidas ex
Liga de Naciones, que tiene como objetivo mantener la paz y la seguridad internacional,
fomentar entre las naciones relaciones de amistad, realizar la cooperación internacional en la
solución de problemas internacionales y fomentar el respeto de los derechos humanos. La paz
y la seguridad internacional se mantiene a través del consejo de seguridad, busca que las
partes en conflicto lo solucionen de manera pacífica y también recomienda métodos o
condiciones de arreglo.
La Unión Europea, el MERCOSUR(que están integrados por los países que llevaron
adelante la guerra de la triple alianza)entre otros, que surgieron con el anhelo de acabar con
los frecuentes conflictos entre vecinos países y mejorar y fortalecer sus relaciones,
comerciales, políticas, etc. Aumentando su desarrollo económico y todos ganan.

III.Testimonios sobre la guerra del Paraguay.

“En ningún caso deberíamos haber consentido que los brasileños la hubieran hecho solos,
por cuanto el triunfo, con mayores o menores sacrificios, hubiera sido de ellos, a la larga, y
entraña un peligro para nuestro país, tenerlos con un ejército victorioso sobre nuestras
fronteras. Los atropellos constantes de López, teniendo en su poder la mitad de Misiones, sus
repetidas amenazas en cuanto intentábamos acercarnos al Bermejo siquiera, y sus tentativas
de ayudar a los opositores en la República, eran motivos suficientes para ir a la guerra,
ayudados por el Brasil y el Estado Oriental, siendo seguramente nosotros los que mayores
1
ventajas sacaremos de la triple alianza”.​
“En el viaje nos acompañaban los ecos de los que nos alentaron con sus ovaciones cuando
nos embarcamos, sin embargo, aunque como recuerdo fugaz, llevo la impresión simpática de
una morocha de 15 años, a la que he visto varias veces y estaba entre las niñas que nos
vivaron desde la Capitanía del Puerto, acompañada de una prima. A Dardo Rocha le llamé la
atención sobre ella un día que pasó por delante de su casa acompañada de su padre y de su
2
hermana. Es Fanny Agrelo”. ​
“Somos todavía una agrupación de pueblos nómades, el sentimiento de la nacionalidad
aún no está consolidado, pasarán muchos años y correrá bastante sangre antes que la unión
sea perfecta e inconmovible. El sentimiento republicano, que importa para el gobernante
respetar los derechos sagrados del ciudadano, velar por la felicidad de los demás, con el
sacrificio de su persona, se traduce, por lo general, en opresiones vergonzosas y en la
adquisición de riquezas y satisfacción de todo género de goces, para los que trepan al
gobierno, sin respetar los medios y sin reunir las condiciones- superiores que el desempeño
de esas altas funciones requiere”.​3
“Hemos sostenido largas discusiones sobre esta guerra; yo no creía en la tenacidad de la
resistencia de los paraguayos, aun cuando los pueblos son más tenaces, en lo malo, cuanto

más brutos son”, 4​


“Ya va a hacer un año que salimos de Buenos Aires, estuvimos juntos delante de la casa
de Don Bartolo, cuando nos dijo que en tres meses estaríamos en la Asunción y salí lleno de
entusiasmo a alistarme para hacer la campaña, pero al paso que vamos seremos felices si
estos meses se convierten en años. La guerra ha de ser sangrienta y de exterminio. Algunos
tomaron esta frase del General Mitre al pie de la letra, pero ninguna persona seria pudo creer

posible, lo que fue improvisación en medio de la calle”.​5

“Ya te serán conocidos los resultados de la batalla del 24, la más grande que se haya dado
hasta hoy en la América del Sud. Veintiséis mil aliados contra otros tantos paraguayos. Los
paraguayos habrán tenido 5000 muertos y 10.000 heridos, los aliados 800 muertos y 2800
heridos. El ejército aliado ha obtenido un triunfo espléndido y puede estar satisfecho el
general Mitre y orgullosos los argentinos de tener un general en jefe de su talento, valor y
6
pericia”.​

“Los paraguayos han sufrido el fuego de 100 cañones próximamente. Piernas y brazos
humanos y patas y trozos de caballos volaban por el aire con la consiguiente alegría de los
felices apuntadores, festejando este acontecimiento las bandas de música, los clarines,
cornetas y tambores. El exterminio entre los hombres, conduce a la embriaguez y matar es un
goce que, en momentos dados, se eleva a lo sublime. Estas guerras, que algunos atribuyen a
castigos de la divinidad y cuya protección imploran ambos beligerantes a la vez, no son más
que los efectos de la perversidad humana y de la ambición innoble de los déspotas. Estos
pobres paraguayos, tiranizados, fanatizados y extenuados por el hambre, viejos hasta de 60
años y niños de catorce, se lanzan sin temor y con ardor a la pelea. Todos usan morriones de
cuero, alguna camiseta y los hay en mangas de camisa, tal vez el uniforme más cómodo para
7
combatir y el menos peligroso para las heridas”.​
“Desde el principio de la guerra, en 14 meses, ya han librado el ejército y las escuadras
aliados, siete batallas terrestres, fuera de diversos encuentros, algunos muy serios, dos
combates navales importantes y otros menores. Los paraguayos han perdido entre muertos
por acción de guerra, por enfermedades y heridos 60.000 hombres, además de 10.000
8
prisioneros y los aliados 5.500 muertos y heridos y algo más por enfermedades”.​

“Quiero hablarte de la admiración que me inspiran las mujeres que acompañan al ejército.
Estas infelices siguen nuestros movimientos, se visten pobremente, se alimentan con lo que
sobra, se albergan en ramadas, lavan para los soldados, les cocinan y les prodigan los
mayores cuidados cuando se enferman o están heridos. Sus maridos o amigos las estropean
muchas veces y morirán olvidadas, nadie se acordará de ellas sino para menospreciarlas. Son
dignas de lástima y de compasión, sin embargo, aumentan la aflicción que nos inspiran las

miserias humanas”. 9​

“Te será ya conocido el gran desastre que hemos sufrido el 22, pero no en todos sus
tristes por menores. Las pérdidas del ejército argentino son 5 jefes, 27 oficiales y 666
hombres de tropas muertos, 11 jefes, 97 oficiales y 1.044 de tropa heridos, 1 jefe, 23
oficiales, 151 de tropa contusos y 155 dispersos. Total una baja de 2.078 hombres. Los
brasileños han tenido un número de bajas igual a las nuestras, más o menos. Tomó López su
revancha de Tuyutí, pues si allí perdió 15.000 hombres, causó a los aliados 3.600 bajas,
mientras que en este asalto no alcanzó a perder cien hombres”.​10

​Cándido López.​ Representó la guerra del Paraguay (1865-1870), en la que combatió hasta
su herida en Curupaytí, mediante una pintura analítico-descriptiva, derivada de la
representación de batallas de la cartografía militar europea. La idea de representar las
vivencias de la guerra tuvo su origen durante la campaña, la pintura fue su herramienta de
reclamo, equiparable a la acción pública de los veteranos, al pedido de los sueldos y
pensiones; y por medio de ella logró incorporarse al sistema clientelista del orden
conservador. Tanto la muestra individual como su adquisición completa por el estado son
casos excepcionales en la historia del arte argentino del siglo XIX. Es probable que la
condición de inválido del artista haya influido en la repercusión pública: se trató de la
observación del pintor manco que adiestró la mano inhábil, como si fuera uno de aquellos
fenómenos de los espectáculos populares del siglo XIX.

Cándido López escribía descripciones de los episodios representados, para “después de la


batalla de Curupaytí” su texto fue: “Obedeciendo al toque de retirada, las tropas la iniciaron
sin ser perseguidas por el enemigo. Cuando al alcance del cañón no quedó un solo soldado
aliado, el regimiento n° 12 de la infantería paraguayo salió de las trincheras a recoger el
botín”.

IV. Los gauchos y su posición frente a la guerra.

1. Comienzos del gaucho como símbolo.

Para comenzar con mi análisis, en lo relativo a la posición que tuvieron los gauchos
en la guerra contra el Paraguay, hay que poner en contexto la situación del país frente a dicha
guerra (desde mi perspectiva exterminio) y entender el papel que tuvieron los gauchos en
nuestra historia a lo largo de los años que preceden al conflicto bélico contra el país vecino.

La historia argentina como hoy la conocemos se ha formado, en parte, gracias a los


gauchos que combatieron en las guerras independentistas de principios del siglo XIX y más
adelante en los levantamientos contra el centralismo de Mitre y su manera de llevar adelante
la guerra contra el Paraguay.

Entre los años 1814 y 1825 se da la llamada “guerra gaucha” en el noroeste del país, ,
más precisamente en la actual Salta (Jujuy y Tarija estaban integradas a la provincia),contra
los ejércitos realistas .Estas milicias que luchaban contra los invasores estaban comandadas
por el General Martin Miguel de Güemes y, en su mayor parte, estaban nutridas de gauchos
guerrilleros que prácticamente le hacían la vida imposible a los invasores, tanto es así que
resistieron nueve invasiones españolas.

Su destreza, sagacidad y gran apego a la lucha por una causa justa, como lo era su
libertad y soberanía, hicieron que la frontera norte quede liberada del invasor. Por el
contrario, Buenos Aires que seguía los intereses del imperio optó por no enviarle el apoyo
que Güemes le pedía para defender la frontera norte, consecuentemente las clases altas de
Salta también se negaron a brindarle apoyo por temor a que el poder del General Güemes
aumentara.

Estos hechos van a generar un caldo de cultivo que concluye con la muerte del
General Güemes. Los terratenientes y grandes comerciantes de Salta, las clases poderosas, se
disponen a darle su apoyo a los realistas conducidos por José María Valdez apodado “el
barbarucho”, un coronel salteño traidor que estaba a las órdenes del ejército español. Previo a
estos hechos, y como demostración de lo incorruptible de la figura de Güemes, el capitán
Pedro Antonio Olañeta fue comisionado por el Virrey del Perú para sobornar a Güemes,
quien se negó rotundamente:

Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren
esclavizarlos. Con éstos únicamente espero a usted, a su ejército y a cuantos mande de España.
Convénzanse ustedes que jamás lograrán seducir no a oficiales, sino ni al más infeliz gaucho. En el
magnánimo corazón de estos hombres no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad; (…) el
1​
pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete​ .
Tras los pedidos de ayuda fallidos de Güemes a Buenos Aires, a la cual no le
importaba perder las provincias del Norte, y concatenado con el apoyo que las clases altas le
dan a las fuerzas reales comandadas por José María Valdez avanzan estas hasta ocupar Salta
(7 de junio de 1821).El General Güemes se refugia en la casa de su hermana Magdalena
Güemes de Tejeda en donde, tras un intento de homicidio Güemes muere a los diez días
siguientes, en Cañada de la Horqueta. Mientras que los pobres de Salta se quedaron sin
“padre”, La Gaceta de Buenos Aires ,muy lejos de los valores de su fundador Mariano
Moreno ,informaba feliz y desvergonzadamente a sus escasos pero influyentes lectores:
“murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos ;ya tenemos
2​
un cacique menos”​ .

Los acontecimientos hasta aquí expuestos dejan plasmado en nuestra historia la


enemistad, por llamarla de algún modo, entre el pueblo de las provincias, que mayormente
eran poblaciones gauchas, y el centralismo que siempre impuso Buenos Aires al resto de las
provincias.

A lo largo de los años los gauchos veían como separaban a sus familias, violaban a
sus mujeres y asesinaban a sus hijos cada vez que los “civilizadores” entraban en sus
comunidades, motivo no menor para sacar a flor de piel las peores pasiones y encarnizar las
más oscuras personalidades de cualquier ser humano. Más allá de que la figura del gaucho ya
existía desde el siglo XVII, fue en las guerras independentistas de principios del siglo XIX en
donde tomó más relevancia dicha figura, valga la redundancia. Con el devenir de la historia y
adentrándome en lo que es la segunda mitad del siglo XIX ,los gauchos van a estar ahora
comandados por caudillos provinciales, estos durante la guerra contra el Paraguay se van a
oponer, una vez más, a los intereses centralistas del gobierno de Mitre y se van a levantar ,en
la mayoría de las provincias, en contra de dicha guerra, para ellos “fratricida” por ser llevada
a cabo contra un país hermano que lo único que hizo fue no depender de ninguna potencia
extranjera para auto sustentarse como país.

2. El gaucho frente a la guerra del Paraguay (1865-1870)


Por estos años y, para comprender el rol del gaucho hay que entender que el país pasó
de las guerras por la independencia a las guerras internas en defensa de la confederación, de
la patria grande, es por esto que la guerra contra el Paraguay fue ampliamente impopular y en
consecuencia los levantamientos se van a dar contra las políticas centralistas del gobierno de
Buenos Aires, presidido por Bartolomé Mitre.

El gobierno nacional necesitaba gente, no solo para enviar al Paraguay, sino que
también la necesitaba para combatir a las mismas montoneras que se alzaban en todo el Norte
y cuyo argentino. Las atrocidades perpetradas por las líneas mitristas, comandadas por
Paunero, Arredondo, Sandes, Irrazabal(todos jefes extranjeros, mercenarios del poder
imperial) para engrosar las filas que serán enviadas al Paraguay y ,además, combatir en las
provincias para aumentar el poder de influencia de Mitre en todo el territorio, hacen del
gaucho una persona muy fuerte en sus convicciones y en sus ansias de libertad, sin embargo,
la situación del país también llevó a los gauchos a luchar contra el sistema imperante, donde
la producción ganadera siempre fue benéfica y fructífera para los grandes terratenientes. El
gauchaje con este sistema de producción tenía un papel relegado y en situación de semi
esclavitud, en donde a veces no tenían ni lo mínimo indispensable para subsistir, motivo por
el cual muchos de ellos incursionaban en el cuatrerismo. En nuestro país, la producción
ganadera era una fuente inagotable de ganancias y de especulación, casi sin esfuerzo. El
escritor Vicuña Mackenna, viajero que visita nuestro país, y recordando las acertadas
palabras de Domingo F. Sarmiento, escribe:

Así, en la República Argentina, un liviano tercio de la vida de un hombre basta para enriquecerlo y casi
sin trabajo alguno. El señor Sarmiento ponderaba característicamente la facultad de hacerse rico, me
aseguraba un día que en la provincia de Buenos Aires se hacía con frecuencia el negocio de pedir
prestadas 10.000 cabezas de ganado (vacuno) para volverlas dentro de cuatro o cinco años en cuyo
término el individuo obtendrá 8 o 10.000 terneros de producto. Tan descansado es esto que los
estancieros de Buenos Aires visitan muy rara vez sus haciendas y es un hecho muy sabido que don
Nicolás Anchorena no conoce ninguna de sus numerosas haciendas, cuyo territorio general me
3​
aseguraban pasaba de 100 leguas cuadradas ​ .

Todo este contexto hace más fuertes las convicciones de los defensores de la
confederación, que no estaban dispuestos a ceder parte de su autonomía a Buenos Aires y
tampoco querían ser carne de cañón en Paraguay. Felipe Varela lanza una proclama llamando
a la rebelión y a no participar en la guerra “fratricida” contra el país hermano; dice: “Ser
porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad,
sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa
es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el Paraguay y
4​
la unión con las demás repúblicas americanas” ​ .

Durante la guerra contra el Paraguay se van a dar levantamientos muy grandes como
los del “Chacho” Peñaloza, Felipe Varela o los de Juan Saá en donde se oponían a las
políticas del mitrismo, a sus ejércitos de línea y a su guerra contra el país vecino, luchando en
defensa de la confederación. Si bien estos caudillos estaban opuestos al gobierno de Mitre,
entre ellos fueron muy distintos en cuanto a sus formas. Mientras Varela y Saà tenían
montoneras desordenadas, obligadas por el miedo que los mismos caudillos impartían y sin
una causa justa por la cual movilizarse sin desertar, del otro lado tenemos al “Chacho”
Peñaloza que poseía filas mucho más ordenadas y que combatían por una causa noble y justa
como lo eran el bien y la libertad de sus hijos. Las montoneras del “Chacho” no impartían el
terror como si lo hacían las montoneras de Varela y Saá cuando entraban a una ciudad y la
saqueaban en busca de recursos y de gente para unir a sus filas.

En definitiva, el gobierno nacional se encontraba en una disyuntiva que le hacía más


difícil sus objetivos respecto de la guerra contra el Paraguay, por un lado tenía que atender a
los montoneros que se alzaban constantemente en las provincias, cosa que le distraía fuerzas
del ejército que Buenos Aires tenía destinado para el Paraguay y, por otro lado lidiaba con la
misma gente de las provincias que para escapar a las fuerzas de línea de Mitre desertaba y se
refugiaba en las filas de los caudillos, generando un gran poder a dichos caudillos. Si bien
todas las provincias enviaron gente a las filas destinadas al Paraguay, la mayor parte de los
provincianos preferían combatir contra el gobierno nacional oponiéndose así, a la guerra
“fratricida” contra el país hermano del Paraguay.

V.La historiografía argentina y la guerra del Paraguay.

​Hacia 1862 Paraguay se había convertido en el país más


desarrollado de Sudamérica. Producía yerba mate con lo que abastecía a
gran parte de Sudamérica, exportaba madera a Europa y producía
algodón, una materia prima muy apreciada por Inglaterra. La mayoría de las propiedades
rurales pertenecían al Estado. Fue el primer país de Sudamérica en tener ferrocarril y también
el primero en tener telégrafo. Paraguay no tenía de deuda externa. Toda su población sabía
leer y escribir. Era un estado socialista. El presidente de Paraguay, Carlos Antonio López,
muere el 10 de septiembre 1862 y deja un país rico, próspero, en paz, y nada hacía sospechar
que en poco tiempo afrontaría una guerra. Luego de su muerte le sucede su hijo Francisco
Solano López, que será quien afronta la guerra del Paraguay.

En esos años Argentina era gobernada por el General Bartolomé Mitre quien tenía por
objetivo lograr la organización del país. Esto significaba establecer un
mismo gobierno para todo el territorio Argentino, poner en vigencia
plena la Constitución Nacional, construir puentes, caminos, sancionar
leyes, escuelas públicas y un ejército nacional que reemplazará aquellos
ejércitos provinciales. Argentina tenía constantemente enfrentamientos
internos que no le permitían lograr la ansiada organización nacional. La
Batalla de Caseros, la Batalla de Cepeda y la Batalla de Pavón fueron
enfrentamientos armados trascendentes para la historia de la
Argentina.

El 3 de febrero de 1852, el ejército de


Urquiza, llamado Ejército Grande, conformado
por tropas de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe,
con el apoyo de Uruguay, los exiliados unitarios
y Brasil libra la Batalla Caseros. Esta contienda
se desató por el descontento de las políticas que
llevaba adelante Rosas, la cual no permitía la
libertad comercial, ni la autonomía de las provincias del interior. El contexto de la época era
complejo.

En Uruguay, Manuel Oribe mantenía a la ciudad de


Montevideo bajo sitio y para esto contaba con el respaldo de
Rosas. Rosas tenían hasta ese momento la representación de las
relaciones exteriores de toda la Confederación. Rosas prohibió
todo comercio con Montevideo y esto perjudicaba a Entre Ríos.
Esta situación se complicó cuando Brasil decidió intervenir a
favor de Montevideo lo cual hizo estallar el conflicto. Esta batalla trajo consecuencias
trascendentales para la Argentina. El ejército Grande venció al ejército rosista que estaba
conformado por la provincia de Buenos Aires y por los federales. Juan Manuel de Rosas
renuncia a su cargo y se exilia en Gran Bretaña, Argentina pierde territorio por el pacto que
firma Urquiza con los brasileños, se deroga la ley de aduana de 1835, que determinaba un
sistema proteccionista para la economía de la Confederación Argentina y se abandona la
política exterior que aplicaba Rosas.

El 23 de octubre de 1859 se dió la Batalla de Cepeda, en la Cañada del Arroyo de Cepeda,


actualmente provincia de Buenos Aires (esta fue la segunda Batalla de Cepeda, la primera se
dio en 1820), siendo una de las causas principales que desató este conflicto militar, la
negativa de Buenos Aires en apoyar la política exportadora de las otras provincias. Buenos
aires se encontraba así separada del resto del país y de la Confederación. El ejército de Mitre
fue vencido. La provincia de Buenos Aires estaba constituida como un Estado independiente
y esto perjudicaba económicamente a las demás provincias. La Confederación presentaba
serios problemas económicos, básicamente por no contar con una aduana importante que le
permitiera conseguir suficientes ingresos para reducir su déficit. El grupo de dirigentes de
Buenos Aires se negaba a organizar el país mediante una Constitución federal, se negó a
participar en la sanción de la Constitución de 1853, no la aceptó y no se consideró
incorporado a la Confederación Argentina. El País estaba dividido en dos. La confederación
tenía problemas económicos dado que el comercio exterior seguía pasando exclusivamente
por la aduana de Buenos Aires. Esta batalla fue ganada por el ejército de la Confederación
Argentina. Una de las consecuencias más importantes de esta contienda, fue la firma del
Pacto de San José de Flores, en el cual se estableció que Buenos Aires y la Confederación, se
integrarían bajo una misma Constitución y un mismo gobierno. Cepeda fue un gran triunfo
del partido federal, pero esto no fue definitivo. Al poco tiempo volvieron a enfrentarse en la
Batalla de Pavón. El 17 septiembre de 1861 se enfrentan el ejército porteño dirigido por Mitre
y el ejército de la Confederación Argentina comandado por Urquiza, cerca de la estancia del
Palacio junto al Arroyo Pavón en Santa Fe. Pese a la superioridad del ejército de la
Confederación, Urquiza retiró a sus tropas y la victoria fue para los porteños, que extendieron
su dominio a todo el país. Este triunfo generó sospechas, hubo distintas versiones, algunos
dice que intervino la masonería, otro que un misterioso norteamericano de apellido Yamenon
concertó un arreglo entre los dos bandos, todo podía ser creíble menos lo que se dijo, que
Urquiza abandonó la lucha “​enfermo y disgustado al extremo por el encarnizado combate​”.
Pero lo cierto es que esta batalla puso fin a la separación entre las provincias de Buenos
Aires y la Confederación Argentina y comienza la tan aclamada Organización Nacional.
“Pavón no es solo una victoria; es un triunfo de la civilización sobre los elementos de guerra
de la barbarie”​ , le escribe Mitre a su ministro de guerra. Mitre impulsa el reemplazo de los
jefes provinciales por otros que aceptaran someterse al poder central. Rápidamente los viejos
gobernadores fueron cayendo. Parecía que reinaba la civilización ante la retirada pacífica de
Urquiza, pero en realidad por todo el interior se escucha el grito de "​viva Urquiza​" en desafío
a los invasores porteños. Urquiza tiene todo el poder, su ejército intacto y se lo esperaba con
impaciencia pero Urquiza no llega, entonces en noviembre de 1861, ocurre la llamada
"​masacre de Cañada de Gómez"​ . Es un sorpresivo ataque de tropas de Buenos Aires, sobre el
ejército federal que sigue esperando órdenes de Urquiza. Se dice que fue la página más
sangrienta de la historia Argentina en el siglo XIX, no solo por el número de víctimas sino
también por la ferocidad y crueldad con que se mataba a las personas.

Tras lo sucedido en Cañada de Gómez, se desata una ola de sangre que comienza en el
territorio Argentino, alcanzando al Uruguay y Paraguay, con la excusa de civilizar el Plata,
aventando “​los elementos de guerra de la barbarie​”. El ejército federal cae a manos de
Venancio Flores. Tras estos sangrientos sucesos se levanta el general riojano Ángel Vicente
Peñaloza, apodado “Chaco” quien se rebela contra el gobierno mitrista. Toma la bandera
abandonada por Urquiza, quien descansaba en su palacio de Entre Ríos. El Chacho no
pretende imponerse a Buenos Aires, lo hace para evitar las vejaciones que estaban sufriendo.
No cuenta con un ejército de línea, sólo con voluntarios que se van plegando a la causa. El
Chacho Peñalosa firma un acuerdo de paz y se somete a la autoridad nacional, pero en 1863
se da un nuevo levantamiento, alegando que Mitre no había cumplido
con su promesa. Finalmente el Chacho Peñaloza fue asesinado en
Olta y su cabeza expuesta en una plaza de la misma localidad. Pero
además de todos estos problemas internos, Mitre tiene que afrontar la
guerra del Paraguay. La antesala de este conflicto militar la
encontramos en Uruguay donde se encontraban enfrentados los
Blancos y Colorados. El 19 de abril de 1863 Venancio Flores,
general del ejército mitrista y jefe del Partido Colorado en Uruguay,
parte desde Buenos Aires y desembarca en la Republica Oriental
para comenzar una guerra civil que se transforma en algo más que
una disputa entre Blancos y Colorados para imponer sus ideas
políticas. Uruguay estaba gobernado por Bernardo Berro del Partido Blanco, quien unido al
Partido Federal argentino se oponía a la intervención brasileña. Argentina era gobernada por
Bartolomé Mitre, del partido liberal que aún seguía con levantamientos en el interior del país
porque rechazaban la imposición del gobierno central. El gobierno de Brasil ejercía políticas
en contra de los Blancos de la República Oriental. En Paraguay había asumido recientemente
Francisco Solana López. Los paraguayos apoyaban a los Federales argentinos, a los Blancos
orientales y eran adversarios de los que ellos llamaban anarquistas y macacos. En apoyo a
Uruguay, Solano López advirtió a Argentina y Brasil que consideraría cualquier agresión
hacia el pueblo Uruguayo como un atentado del equilibrio de los Estados de la Plata. Brasil
desoye esta advertencia y en octubre de 1864 tropas brasileñas invadieron territorio
uruguayo. Paraguay en respuesta a esta invasión a Uruguay, el 12 de octubre de ese año, toma
el buque mercante brasileño Marqués de Olinda, dando comienzo con este hecho a la guerra
del Paraguay o también llamada Guerra de la Triple Alianza. Comienza así una guerra donde
Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay forman parte y lejos de la predicción de Mitre que
sería una contienda breve, se extiende desde 1864 hasta 1870. Las fuerzas paraguayas en
diciembre de 1864 invaden el Mato Grosso situado en Brasil. Solana López después de
invadir el Mato Grosso intentó llegar a Uruguay con sus tropas para cual solicita la
autorización al presidente argentino Bartolomé Mitre quien se lo niega. Hasta ese momento
Argentina mantenía una posición neutral frente a este conflicto. Como respuesta a esta
negativa, las tropas paraguayas invaden Corrientes en abril de 1865 obligando de esta manera
a entrar en guerra a la Argentina.

La entrada de Argentina a esta guerra fue impopular, hubo diversos levantamientos en el


interior del país oponiéndose a esta decisión, por lo que se enfrentan conflictos internos y la
guerra del Paraguay al mismo tiempo.
Argentina firma un pacto con Brasil y Uruguay
conformando de esta manera la llamada Triple
Alianza. Paraguay avanza sobre la
Mesopotamia, el 11 de abril de 1865 afronta un
sangriento combate naval ante la marina
imperial de Brasil en el riachuelo, quedó fuera
de combate y los ríos quedaron en poder de sus
enemigos. El 17 de septiembre 1865 una parte
de las fuerzas paraguayas se rindieron en
Uruguayana, localidad de Brasil. Solano López había puesto en esta misión cerca de 30.000
hombres y tras esta derrota debió ordenar que se replieguen. Las batallas se fueron
sucediendo, Estero Bellaco (2 de mayo de 1866), Tuyutí (24 de mayo de 1866), Boquerón (16
a 18 de junio) Paraguay continuaba solo, con sus propios recursos, sin conexión con el
exterior y en la mayoría de los casos con resultados desfavorable. El 12 de septiembre 1866
en Yataytí, se da un encuentro propuesto por López, entre él y Mitre donde le propone la paz.

Como respuesta Mitre le envía una carta diciendo que ha convenido con Polidoro, jefe de
la división brasileña, que la decisión será tomada por los gobiernos respectivos y “​sin hacer
modificación alguna de la situación de los beligerantes”​ . El 22 de septiembre de 1866 se da
la batalla de Curupaytí. Solano López no confío en la promesa que le había hecho Mitre de no
“​hacer modificación alguna de la situación de los beligerantes”​ y preparó a sus mejores
hombres para dar pelea. La contienda dejó un saldo de diez mil muertos argentinos y
brasileros. Mientras Paraguay solo perdió 92 hombres.

1.Después de la Batalla de Curupaytí,de Cándido López,1893.

Luego de esto se gestiona la vuelta de Mitre a su país, usando el argumento que


revolucionarios paraguayos se habían apropiado de las provincias del oeste y las montoneras
volvían a dar pelea en La Rioja.
Después de la Batalla de Curupaytí, de Cándido López. 1893

La victoria de Curupaytí no fue suficiente, Paraguay estaba debilitado, su derrota era cuestión
de tiempo. El 5 de enero de 1869, ya bajo el gobierno de Sarmiento, la fuerza de la Triple
alianza entra en Asunción. Solano López no se rinde, continúa dando pelea con pocos
hombres y un pueblo devastado por la guerra, afectado por el hambre y enfermedades. La
guerra continúa hasta que matan a Solano López en el Cerro Corá. Esta guerra finalizó en
1970 bajo el gobierno de Sarmiento. Las consecuencias de esta guerra fueron económicas,
políticas y demográficas. Uruguay pudo mantener el gobierno que se había levantado y si
bien no ganó territorio, si obtuvo réditos económicos. Brasil anexó tierras a su territorio
específicamente el Mato Grosso, tierras que venían ya disputándose con Paraguay de manera
diplomática. Además Paraguay debió indemnizar por los daños causados en la guerra.
Argentina se quedó con algunas tierras, lo que hoy es la provincia de Misiones y las del sur
del Pilcomayo que forman actualmente la provincia de Formosa, tierras que acabaron en
manos de los terratenientes de Buenos Aires. También esta guerra provocó un gran
endeudamiento para Argentina, pero logra la unidad nacional, formar un ejército único y de
esta manera los levantamientos internos desaparecen. Paraguay perdió territorio y su
población quedó diezmada, quedó reducida a la mitad. En la guerra debieron combatir
hombres en edad militar pero también, adolescentes, niños, ancianos y mujeres. Su economía
quedó arrasada.

VI.Conclusiones:
En el trabajo realizado se puede llegar a visualizar cómo es que fue desarrollándose la
guerra contra el Paraguay ,el contexto político y también el contexto social en cual se hallaba
la sociedad, el país todo, en los tiempos del conflicto bélico. No se puede concluir
basándonos solamente en el contexto de nuestro país, sino que también se analizó, mediante
los datos expuestos por la historiografía argentina, la situación político-social de los países
vinculados en esta guerra fratricida. Los datos historiográficos nos ponen en contexto
espacio-temporal para entender los sucesos más trascendentes de la guerra y cuáles fueron las
consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas de los países en conflicto.

Saliendo de los datos duros y fechas relevantes, se puede observar, además, desde las
entrañas mismas del conflicto, como lo fueron viviendo los grandes actores de la guerra a
través de testimonios vivos de aquella época tan cruenta y sanguinaria para la Argentina y
para el continente. Testimonios estos que muestran la realidad vivida en cada uno de los
combates más significativos de dicha guerra.

En lo relativo a la revuelta social que fue generando esta guerra en la población, se


puso de manifiesto como una de las figuras más importantes, el gaucho, fue siempre relegada,
difamada, estigmatizada y llevada a la más feroz ignominia por parte del gobierno nacional.
La figura del gaucho, queda evidenciado, es o carne de cañón para llevar a combatir al
Paraguay o es ultrajado, él y sus familias, por los generales enviados desde Buenos Aires a
las provincias o por los mismos caudillos que también necesitaban agrandar sus filas.

Todo lo analizado no va a ser pasado por alto para Juan Bautista Alberdi, uno de los
grandes pensadores e idearios de nuestro derecho positivo. Se pone de manifiesto que esta
guerra realmente fue un exterminio a secas del cual, mediante argumentos sólidos, Juan
Bautista Alberdi nos muestra los intereses que había en pugna en estos años y el porqué de lo
impopular de esta guerra fratricida.

Como hilo conductor de este análisis fijamos como horizonte poder generar una
visión crítica de los hechos acontecidos y así ver con claridad cómo la lucha de poderes
siempre es algo que deja recursos humanos en el camino. A su vez entender que los intereses
antagónicos siempre, o casi siempre, van a terminar en una explosión en la cual se ponen en
juego las economías, la política y por sobre todo lo cultural y social.

Para poder entender el presente y el porqué de ese presente, es útil y necesario


entender cómo se fueron desarrollando los hechos más determinantes y de quiebre que
acontecieron en el pasado, objetivo que plantea este trabajo en conjunto. Este análisis pone
claridad a la hora de interpretar la lucha y la contrariedad que siempre se vivió entre las
provincias y el centralismo de Buenos Aires impuesto por el gobernante de turno, en este
caso Bartolomé Mitre y al final de la guerra Domingo F. Sarmiento.

Referencias:

“Alberdi y el crimen de la guerra”(punto II). 

1.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra,pág.40. 

2.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra, pág.42. 

3.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra,pág. 62. 

4.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra,pág.57. 

5.ROSA, jose maria- la guerra del paraguay y las montoneras argentinas,pág.33. 

6.ROSA, jose maria- la guerra del paraguay y las montoneras argentinas,pág.180. 

7.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra,pág.281. 

8.ALBERDI,Juan Bautista, crimen de la guerra,pág.81. 

“Testimonios de la guerra del Paraguay”(punto III). 

 
1.Coronel Juan B. Charlone, 1865. Página 51, SEEBER, Francisco, Cartas sobre la Guerra
del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907.
2.​Página 51, Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, L. J.
Rosso, 1907.
3.- Coronel esteban García, 1865. Página 63. Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra del

Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907


4.- comandante Carlos Urien, 1865. Página 93. Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra

del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907


5.- Comandante Evergisto Vergara. Página 117. Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra

del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907


6.- ”.​ Página 127, CARTA IX. Tuyuty, Mayo 30 de 1866. Seeber, Francisco, Cartas sobre

la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907


7.- Página 138. CARTA IX. Tuyuty, Mayo 30 de 1866. Seeber, Francisco, Cartas sobre la

Guerra del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907


8.- Comandante Diaz, Tuyutí julio 6 de 1866. Página 146. CARTA X, Seeber, Francisco,

Cartas sobre la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907.


9.”. Capitán Napoleón Uriburu, 1865. Página 211, Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra
del Paraguay, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1907.
10.- Página 211, Seeber, Francisco, Cartas sobre la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, L.

J. Rosso, 1907.

”El gaucho y su posición frente a la guerra”(punto IV).

1. Cornejo, Atilio, historia​ de Güemes, ​Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia,


Espassa-Calpe, 1946.

2. Citado por Busaniche, José Luis, ​historia argentina, ​Buenos Aires, Solar-Hachette, 1976.

3. Mackenna Vicuña, Benjamín, ​páginas de mi diario durante tres años de viajes


(1853-1854-1855), Santiago de Chile, 1856, p 389.

4. Galasso, Norberto, ​Felipe Varela: un caudillo latinoamericano, e​ ditorial del Noroeste


1975, p 50.
Bibliografía consultada:

CASAS, Matías Emiliano, ​“Entre la anarquía y la unidad nacional. Los gauchos y los
caudillos en los textos escolares argentinos (1930-1955)”,​ en ​Revista de Educación y
Desarrollo​ n° 35, Guadalajara, Octubre-Diciembre 2015.

GUTIERREZ, Eduardo, ​la muerte de un héroe.continuación y fin del chacho, los montoneros
y el rastreador,​ Buenos Aires, N. Tommasi, s/f.

RODRÍGUEZ MOLAS, Ricardo, ​historia social del gaucho​, Buenos Aires, Centro editor de
américa latina, 1982.

ROSA, José Maria, ​la guerra del Paraguay y las montoneras argentinas,​ Buenos Aires, A.
Peña Lillo, 1968.

”Historiografía argentina y la guerra del Paraguay”(punto V)

ROSA, José Maria, ​la guerra del Paraguay y las montoneras argentinas,​ Buenos Aires, A.
Peña Lillo, 1968.

También podría gustarte