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La Paz y la Guerra empiezan en el hogar

¡Comunicación, Perdón, Compromiso, Amor

Queridos papás y mamás aquí presentes:

Todos y cada uno de nosotros, como seres humanos, anhelamos,

necesitamos, soñamos, aspiramos por vivir la paz porque sin paz no puede haber

convivencia, armonía y felicidad.

Sin embargo estamos inmersos en un nuevo mundo, golpeador y golpeado,

herido por la violencia, los conflictos sociales, económicos, políticos que

destruyen toda posibilidad de vivir en paz.

Esta realidad afecta a cada uno de nosotros, nuestras sociedades, nuestras

familias, nuestras organizaciones, escuelas y hasta grupos religiosos.

Hoy nos centraremos en el núcleo de la sociedad, es decir, en nuestros

hogares que cada uno de nosotros construimos y sabemos perfectamente que la

paz y la guerra empiezan en nuestros corazones y en cada uno de nuestros

hogares.

A lo largo de esta charla tendremos presente cuatro realidades que

debemos cultivar y promover entre todos y cada uno de los que integramos

nuestro hogar: comunicación, perdón, compromiso y amor.

Ciertamente la base, el fundamento, el ingrediente, la condición y el

mecanismo que es indispensable para que pueda haber comunicación asertiva,

perdón sincero y compromiso real es el amor.

Por lo que lo más importante en un hogar, es el que todos y cada uno,

empezando por papá y mamá, seamos constructores de amor, cuidemos el amor

mutuo, recuperemos el amor cuando es lastimado por alguno de los miembros de


la familia, promovamos actitudes, ambientes y acciones que alimentan, purifican,

fortalecen, remuevan el amor en el seno del hogar.

Analicemos algunos elementos que favorecen o lesionan el amor y por

consecuencia la paz en una familia.

Partamos de la realidad de que somos seres humanos, que no somos

perfectos sino seres en camino, en búsqueda, sujetos a cambios, influenciables

por las circunstancias de la vida, enfermedades, etc.; no digo esto para excusar

nuestros errores sino para prever y evitar cometerlos voluntaria y

conscientemente; ya hablaremos más ampliamente del gran remedio a nuestros

errores: El Perdón, claro que requiere de una fuerte capacidad de humildad.

La comunicación se traduce en tiempo dedicado a nuestros hijos,

comunicación que es presencia, cercanía y atención.

Presencia significativa, serena, afectuosa, respetuosa, tolerante, amorosa,

oportuna y adecuada; comprendo que el principal enemigo de la comunicación y

dedicación a los hijos es el AGOBIO del TRABAJO y la problemática de la

ECONOMÍA familiar.

No es lo único ni lo más grave. (Ya lo diremos un poco más adelante) pero

es real y determinante.

Comentemos algo del otro elemento al que me referí desde el inicio de esta

charla: Compromiso.

El diccionario nos dice que esta palabra significa “Obligación libremente

contraída por una persona que se hace responsable de algo o con alguien” y

lógicamente en este caso estamos hablando del hogar, de la pareja y de los hijos,

¡TODO ESTO ES POR AMOR!

Por lo que no es difícil comprender que en el grado o medida que haya amor

verdadero, habrá paz o guerra en un hogar.


Por eso al hablar de compromiso hablamos de que hay amor o desamor y

volvemos a sacar el tema de nuestra debilidad humana, de nuestros principios

educativos o morales y, permítanme decirles que en este tema o realidad muchos

ya no conocen, o ya olvidaron, o les estorban y hacen a un lado LA FE; y hablo

aquí de la FE en un Dios Amor, un Dios Creador, un Dios Misericordioso, un Dios

Providente, un Dios Humano en Jesús, el Hombre Perfecto, el Jesús del

Evangelio, el Modelo de la Humanidad.

La familia hoy está herida porque no le inculca a sus hijos el amor a Dios y

al prójimo, porque hemos sacamos a Dios de nuestro corazón, de nuestro hogar y

aun de nuestra sociedad, porque relativizamos la verdad, y no abrimos espacios

para orar.

Es tiempo de abrir las puertas de nuestros hogares de par en par, para dejar

entrar a Dios y nos regale su paz, su providencia, su misericordia, su luz y su

amor.

Dios bendiga nuestras familias, lugares donde reine el amor de Dios, donde

se ame al SEÑOR por encima de todas las cosas, circunstancias y problemas;

donde establezcamos relaciones al estilo del corazón de Jesús, porque la fe se

contagia, se comparte, se desarrolla o puede correr el peligro de extinguirse.

La familia está herida porque hemos descuidado y deshabilitado nuestra

autoridad moral y pedagógica como padres, no entendemos ni aceptamos que

nuestros hijos tengan defectos que requieren corrección amorosa, firme y

sensata o bien, al contrario, les permitimos todo y les brindamos una vida en

bandeja de plata, sin límites y les robamos la capacidad de experimentar la

frustración y la dificultad.

Es tiempo de ser mejores familias y de reconocer humildemente nuestros

errores en la formación de nuestros hijos, jamás contradecirnos y discutir como


pareja frente a ellos, mucho menos agredirnos, ofendernos y faltarnos al respeto

como pareja, jamás maltrato verbal o físico entre cónyuges y con ellos.

Deseo insistir sobre ese valor llamado Perdón.

Reflexión sobre el perdón (diciembre 2017, Hermano Bosco)

Complementaremos las ideas expuestas con uno o dos vídeos del Papa

Francisco, en que invita a los conyugues a vivir valores humanos y Evangélicos

para hacer de sus hogares un remanso de Paz, de Amor y de Felicidad.

ANEXO

Pequeña introspección personal sobre:

1.- ¿Qué tan buen papá o mamá soy?

2.- Y que tan sólido, profundo y amoroso hogar tenemos:

Excelente ( ) Muy bueno ( ) Regular ( )

Pero di porque ________________________________________________

___________________________________________________________________

Calificación

__________________________________________________________________________________________

__________________________

Pero que faltaría ___________________________________

Hermano Juan Bosco Morales Pérez

2019 ENERO

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