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Cuento corto de Perseo y Medusa.

Perseo es uno de los personajes destacados de la mitología griega, era un héroe, mitad dios y mitad hombre que protagoniza
algunos de los relatos más conocidos como el rescate de Andrómeda o la muerte de Medusa, que recogemos en este cuento.

Érase una vez un joven griego llamado Perseo que era mitad dios y mitad hombre. Su padre era el todopoderoso dios Zeus y
su madre, Dánae, era una mortal de la ciudad de Argos, era una mujer muy hermosa, tanto que un malvado rey, Polidectes,
quedó impresionado con su belleza y quiso casarse con ella.
Sin embargo, la mujer encontró a aquel rey desagradable, malvado y cruel y rechazó su oferta. El rey enfureció ante este
rechazo y quiso secuestrarla para obligarla a estar con él.

El joven Perseo, al enterarse, acudió ante él y le pidió:

- Por favor, abandona tu idea, si dejas ir a mi madre, haré lo que me mandes.

Aquel rey, despiadado y con mala intención, se burló de él y le pidió algo que parecía imposible:

- ¿Quieres que libere a tu madre? Si así lo quieres, tendrás que traerme la cabeza de la gorgona Medusa.
Perseo se quedó impactado, aquello que le pedía el rey era casi una tarea imposible, era valiente y decidido, un buen orador
e ingenioso pero, Medusa era un ser realmente peligroso. Las gorgonas eran tres hermanas muy desagradables, eran brujas
horribles unas criaturas realmente peligrosas y despiadadas. La gorgona Medusa era una de las peores, en lugar de cabello
en su cabeza, tenía serpientes y, con tan solo mirarla, los hombres quedaban convertidos en piedra.
- He prometido hacer lo que mandaras, así haré y partiré para matar a Medusa, dijo Perseo encaminándose hacia su destino.

El joven Perseo pensó que tenía pocas posibilidades pero, los dioses que observaban desde el Olimpo, quisieron darle una
oportunidad a tan valiente guerrero. Le dieron una espada muy afilada, mucho mejor que cualquier espada que se hubiese
hecho, y un escudo brillante como la plata y en el que se podía uno reflejar como en un espejo.

Perseo partió con su espada y escudo en su viaje hacia la guarida donde las hermanas gorgonas tenían su guarida. Los dioses
le habían indicado que "tres mujeres grises" conocían la ubicación. Y así, tiempo después encontró a tres mujeres mayores,
vestidas con harapos, casi ciegas y sin dientes, eran ellas y pese a su reticencia, Perseo les obligó a darles la dirección de las
malvadas gorgonas.

Cuando llegó a su guarida se sorprendió al verla llena de estatuas pero en seguida se dio cuenta de que debían ser aquellos
que osaron enfrentarse a Medusa, quien les habría convertido en estatuas de piedra.

Sigiloso, entró en la habitación donde Medusa dormía, levantó su brillante escudo y usó el reflejo de éste para poder ver
donde estaba la gorgona sin mirarla directamente a los ojos. Y así, usando su espada, pudo cortarle la cabeza a Medusa y
la metió en su bolso para llevarla a Polidectes. Las dos hermanas de Medusa, intentaron encontrar a Perseo para vengarse,
pero no lo consiguieron.
El joven Perseo, regresó para salvar a su madre, Dánae, se presentó ante Polidectes y sacó la cabeza de Medusa ante el rey y
toda su corte que quedó en aquel mismo momento, convertidos en piedra. Y así fue cómo salvó a su madre para después
entregar la cabeza de medusa a la diosa Atenea, quien la pondría en su escudo.

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