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El documento describe la película "Joker Parte 3" y analiza la risa incontrolable del personaje Arthur Fleck. Arthur vive en la pobreza en una ciudad decadente y trabaja como payaso, sufriendo abusos. Desarrolla una risa patológica debido a problemas mentales y falta de tratamiento. La risa puede ser una expresión de conflicto interno y tensión. El documento también analiza una epidemia de risa ocurrida en Tanzania en 1962, la cual pudo deberse a cambios sociales y una histeria colectiva.
El documento describe la película "Joker Parte 3" y analiza la risa incontrolable del personaje Arthur Fleck. Arthur vive en la pobreza en una ciudad decadente y trabaja como payaso, sufriendo abusos. Desarrolla una risa patológica debido a problemas mentales y falta de tratamiento. La risa puede ser una expresión de conflicto interno y tensión. El documento también analiza una epidemia de risa ocurrida en Tanzania en 1962, la cual pudo deberse a cambios sociales y una histeria colectiva.
El documento describe la película "Joker Parte 3" y analiza la risa incontrolable del personaje Arthur Fleck. Arthur vive en la pobreza en una ciudad decadente y trabaja como payaso, sufriendo abusos. Desarrolla una risa patológica debido a problemas mentales y falta de tratamiento. La risa puede ser una expresión de conflicto interno y tensión. El documento también analiza una epidemia de risa ocurrida en Tanzania en 1962, la cual pudo deberse a cambios sociales y una histeria colectiva.
Arthur vive con su madre en un piso de mala muerte
e intenta ganarse la vida como payaso en una agencia de entretenimientos. Mentiríamos si dijéramos que lo tratan bien. El mundo es sumamente injusto y violento con él y sufre toda clase de abusos durante la película. La cinta es una descripción del contexto decadente de la ciudad, infestada de basura y ratas, en la que los ricos se hacen cada día más ricos y la marginalización de los pobres no para de crecer. “¿Soy solo yo o el mundo se está volviendo cada vez más loco?”, comienza preguntándose el protagonista en los primeros minutos. Lo cierto es que las calles de la ciudad son cada vez más inseguras y el descontento general solo necesita una chispa para transformarse en una revolución. Esa chispa es el Joker. Después de que el gobierno de Gotham haga recortes en sanidad, Fleck no tiene dónde conseguir sus medicamentos y es entonces cuando comienza la verdadera locura. Hasta ese momento, vemos la parte más humana y escondida del personaje, la de una persona maltratada por el sistema, pero una vez da comienzo la violencia irracional el tono de la película también cambia. No llega a ser en ningún momento una cinta de acción, pero sí se vuelve más trepidante. Puedes sentir las escenas vibrar al tiempo que lo hace el humor de Arthur, cuyo optimismo solo puede satisfacerse con el derrame de sangre. Se pueden confundir los actos de un hombre enfermo con justicia social Risa conflictiva Un aspecto que define al personaje es su risa incontrolable. La risa parece una expresión típicamente humana; sin embargo, tiene correlatos similares en otros animales: los chimpancés ríen mostrando los dientes cuando conocen a alguien y forman nuevos vínculos sociales; los perros, ratas y pingüinos, cuando juegan, emiten sonidos cordiales parecidos a carcajadas. El neurocientífico Scott Weems, autor de Ja, la ciencia de cuándo reímos y por qué, escribe: “Según Freud, deseamos constantemente cosas como comida y sexo. Al mismo tiempo nuestras ansiedades nos impiden actuar según esos deseos, lo que conduce a un conflicto interior. El humor, al tratar con ligereza estos impulsos prohibidos, nos permite aliviar la tensión interior: en otras palabras, nos permite expresarnos de maneras anteriormente prohibidas. Por eso los chistes que triunfan tienen que ser al menos un poco provocadores. [...] Aunque hoy en día pocos científicos se toman en serio a Freud, casi todos reconocen que hay al menos algo de verdad en su teoría. Los chistes que no consiguen ni siquiera incomodarnos un poco no triunfan. Es el conflicto de querer reír, y al mismo tiempo no estar seguros de si deberíamos, lo que hace que los chistes sean satisfactorios”.
En el caso del personaje Arthur Fleck, su risa era
incontrolable y seguramente producto de una lesión orgánica, cuyo síntoma se llama usualmente epilepsia gelástica. Al decir de Weems: “La risa patológica nos dice mucho acerca del cerebro, porque nos muestra cómo el humor precisa la interacción de muchas partes diferentes. La risa se relaciona con el humor al igual que un síntoma se relaciona con la enfermedad subyacente: es una manifestación externa de un conflicto interno. Aunque ese conflicto a menudo aparece en forma de chiste, no tiene por qué. Puede ser provocado por la tensión, la ansiedad o, en casos de risa patológica, por una actividad excesiva debida a una lesión nerviosa”. Esta característica puede darse acompañada de otros síntomas (falta de alegría, euforia, confusión de placer con dolor, reducción de la inteligencia o de la memoria), pero también puede aparecer sin ningún efecto adicional.
Otra forma de lidiar con la ansiedad y el conflicto es la
violencia. Risa y agresión son dos respuestas diferentes a un conflicto interior. Cuando este Joker ríe no recurre a la violencia, y cuando recurre a la violencia no ríe. Como dice el etólogo y premio Nobel Konrad Lorenz: “Los perros que ladran a veces también muerden, pero los hombres que ríen nunca disparan”. Respecto de la risa incontrolada y sus causas, en este caso problemas sociales, existe el sorprendente reporte de una epidemia de risa que ocurrió en 1962 en Kagera, una región de Tanzania (entonces llamada Tanganica). Un martes de enero de ese año, tres alumnas de un internado religioso femenino empezaron a reír en forma descontrolada. Esa risa pronto se extendió a las aulas más cercanas y casi un centenar de jóvenes estaban riendo en forma incontrolable. Si bien el personal docente no se vio afectado, la risa de las alumnas continuó por un mes y medio. La escuela se vio obligada a cerrar. Al estar las alumnas en sus casas la epidemia terminó, pero cuando la escuela abrió nuevamente, más de un tercio de las alumnas volvieron a reír igual que antes y la escuela volvió a cerrar. La epidemia se extendió al resto de la población, llegó a provocar el cierre de 14 escuelas y se estima que más de 1.000 personas se vieron afectadas. Finalmente, un año y medio después, la risa se terminó y la epidemia se extinguió.
Respecto de las causas de dicha epidemia, que parece
salida de una historieta de Batman y Joker, se ha especulado en algunos trabajos científicos. Ninguno encontró evidencia de la presencia en la región de sustancias tóxicas o agentes biológicos capaces de provocar los ataques. Las entrevistas mostraron que las niñas afectadas querían, con todas sus fuerzas, parar de reír. Todo parece indicar causas sociales. La principal interpretación es que experimentaron una histeria colectiva provocada por un importante cambio social. Un mes antes, en diciembre de 1961, el país se había independizado de Gran Bretaña y la escuela había abandonado la segregación racial, integrando a todas sus alumnas adolescentes, que en muchos casos estaban entrando en la pubertad. Era además una época de intensa sensibilidad cultural.
Scott Lyons, Psicólogo - "Hay Una Epidemia de Dramatismo. El Mundo Entero Es Nuestro Escenario para Representar Este Gran Drama y Que Se Premie Con Likes"
Guía para El Desarrollo Del Componente Práctico y Rúbrica de Evaluación - Unidad 2 - Fase 3 - Componente Práctico - Diagnóstico Psicosocial en El Contexto Educativo.