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ABREVIATURAS

AVISA: Años de Vida Saludables Perdidos


CONASA: Comisión Técnica Nacional Intersectorial para la Salud Ambiental
COTSA: Consejo Territorial de Salud Ambiental
DALY: disability-adjusted life year
DTS: Direcciones Territoriales de Salud
EHS: Environmental Health Sciences
EPA: Environmental Proteccion Agency
IHME: Institute for Health Metrics and Evaluation
MAITE: Modelo de Acción Integral Territorial
MINSALUD: Ministerio de Salud y Protección Social
NCEH: National Center for Environmental Health
NEHA: National Environmental Health Association
ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible
OMS: Organización Mundial de la salud
ONS: Observatorio Nacional de Salud
OSAB: Observatorio de Salud Ambiental de Bogotá D.C.
PDSP: Plan Decenal de Salud Pública
PISA: Política Integral de Salud Ambiental
SDI: Socio-demographic Index
SISVEA: Sistema de vigilancia epidemiológica ambiental
SIVIGILA: Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública
SUISA: Sistema Único de Información en Salud Ambiental
WHO: World Health Organization
El concepto de Salud Ambiental fue acuñado por la organización Mundial de la Salud para referirse a la
relación entre los factores ambientales y la salud humana. Ha sido un largo proceso que ha tenido que
recorrer la investigación para relacionar diversos procesos de enfermedad en el ser humano con factores
ambientales, basta mencionar a manera de ejemplo el conocido caso del uso durante décadas del tetraetil
de plomo en la gasolina como aditivo, tiempo en el que se fueron demostrando sus efectos en la salud
humana y presionando a los gobiernos a que tomaran acciones para prohibirlo, como por ejemplo a la
Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos – EPA, quien finalmente promulgo en 1973
regulaciones para proteger la salud pública al reducir la cantidad de plomo en todos los grados de gasolina
(Environmental Proteccion Agency, 1973).

Lo que afecta al ambiente, afecta de igual manera a sus diferentes componentes y a los procesos que se
llevan a cabo en él. Así, los diferentes elementos que el ser humano incorpora en los ecosistemas tales
como contaminantes, tóxicos, metabolitos de fármacos, metales pesados entre otros, tanto en el aire,
como en el agua y en el suelo, interactúan y generan riesgos en las poblaciones humanas y animales.

Actualmente la base de conocimiento de la triada humano, ambiente y salud permite establecer relaciones
causales directas e indirectas entre diversos factores ambientales, como, por ejemplo, los contaminantes,
con diversas patologías como enfermedades cardiovasculares, diabetes, problemas reproductivos, entre
otros.

La salud une a los seres humanos y a los demás animales con quienes ha convivido durante miles de años
en el planeta, sin embargo, es relativamente reciente, del orden de unos 40.000 años que han estrechado
ese vínculo humano animal a través de procesos de domesticación, bien sea con fines de producción,
compañía o de trabajo. Esta estrecha convivencia conlleva que los humanos compartan sus espacios
urbanos y rurales con los animales y por ende, tanto humanos como los demás animales enfrenten retos
ambientales similares en sus entornos.

Este curso de Salud Ambiental le permitirá al estudiante acercarse al amplio campo de conocimiento
desarrollado por esta ciencia, comprender las afectaciones en la salud humana y así, interconectarla con
la salud animal facilitando, además, el entender la importancia de los esfuerzos que se realicen para la
mitigación de los daños a la salud asociados a los retos de salud ambiental que enfrenta la sociedad.
El ambiente cumple un papel crucial en la salud humana, en la salud animal y en la salud de los
ecosistemas. Aunque relacionar los posibles efectos peligrosos en la salud de agentes físicos, químicos y
biológicos ha sido una búsqueda constante a lo largo de la historia de la humanidad, es relativamente
reciente -unas 6 décadas aproximadamente- y particularmente con el cambio climático, que el tema
adquiere una mayor atención por parte del público.

El Acuerdo de París, sobre el cambio climático, o la misma Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible son
evidencia de este hecho. Así mismo, los múltiples conflictos socio ambientales que, de acuerdo con el Atlas
de Justicia Ambiental suman en la actualidad más de 2500 en todo el mundo, o el fortalecimiento de los
movimientos ambientalistas, dan cuentan de la importancia en la agenda pública mundial del fenómeno.
(Instituto Nacional de Salud & Observatorio Nacional de Salud, 2018)

Para comprender por qué el concepto de Salud Ambiental adquiere tanta importancia actualmente, se
precisa hacer una breve revisión de su evolución tanto histórica como conceptualmente.

Aclarando que faltarían muchos nombres, se revisan algunos hitos y personajes históricos que
contribuyeron a identificar la relación entre la salud humana y el ambiente.

Hipócrates y la influencia del clima en la salud humana


Hipócrates (460-377 A.C.), filósofo griego
conocido como el padre de la medicina,
buscó siempre una causa natural de las
enfermedades dejando de lado hechizos y
conjuros, tratando de encontrar una causa-
efecto que explicara mejor el origen de los
males que aquejaban al ser humano; con eso
logró crear los principios de lo que hoy se
denomina Propedéutica de la Clínica
(Antillón, 2018). Se le atribuye la creación
del Corpus Hippocraticum (al menos una
parte y el resto por sus estudiantes), el cual es una colección de 71 obras médicas de la antigua Grecia
entre las cuales se encuentra una titulada Los aires, las aguas, los lugares, en el cual se destaca el efecto
de factores ambientales y del clima sobre la salud humana:
Quien desee desarrollar correctamente la investigación médica debe proceder así: en primer lugar
considerar las estaciones del año, cuál efecto puede producir cada una de ellas; en efecto, no se asemejan
entre sí, sino que difieren mucho en sus caracteres y en sus transformaciones; luego considerar los vientos
fríos y cálidos, principalmente aquellos que son comunes a todos los hombres, luego también aquellos que
son propios de cada región. Debe considerar también las propiedades de las aguas: así como las mismas
difieren en el gusto y en el peso, del mismo modo difiere la propiedad de cada una. Así, cuando un médico
ha llegado a una ciudad que no conoce, debe examinar su posición, dónde está colocado ya sea con
respecto a los puntos en los que surge el sol, ya sea con respecto a los vientos… Debe examinar esto con
el mayor cuidado, y cuáles son las condiciones relativas a las aguas, y si se hace uso de aguas estancadas
y flojas o de duras que provienen de lugares altos y rocosas, o de saladas y crudas…(Pugliese, 1971)

La relación entre el clima y las enfermedades para Hipócrates se puede resumir en que existen lugares
más “saludables” que otros y que los cambios del clima en un lugar determinado predisponen o vuelven
susceptible al hombre a ciertas enfermedades. El carácter saludable lo precisa en algún grado en otra de
sus obras, en particular en la sección tercera de los “Aforismos”:

Aforismo 1 “Los cambios de estación, especialmente, producen enfermedades; y dentro de las estaciones,
las grandes variaciones de frio o de calor, y asimismo, lo demás, de acuerdo con este principio”.

Aforismo 3 “Cada enfermedad esta naturalmente bien o mal dispuesta con otra, y asimismo, las épocas
de la vida respecto a estaciones del año, países y dietas”.

Aforismo 19 “Todas las enfermedades se producen en todas las estaciones, pero durante algunas de estas,
se producen y se agravan especialmente algunas de aquellas”. (Salaverry, 2017)

Muchos de los principios identificados por Hipócrates con respecto al impacto del medio ambiente en la
salud humana y las enfermedades siguen siendo creíbles a pesar de los grandes aumentos en el
conocimiento médico que se han producido desde la época de Hipócrates. Por ejemplo, ahora se sabe que
el agua contaminada está asociada con muchos tipos de infecciones transmitidas por el agua (p. ej., cólera
y criptosporidiosis). Consistente con la creencia de que el aire es un factor en las enfermedades es el origen
del término malaria (mal aire), una enfermedad transmitida por mosquitos en el aire que habitan en
piscinas de agua estancadas (Friis, 2019).

Esta relación entre clima y salud permaneció vigente en los practicantes de la medicina de la época durante
aproximadamente 500 años, sin embargo, dio paso a las concepciones astrológicas, divinas o
sobrenaturales como causantes de las enfermedades en épocas posteriores.
Marcus Vitruvius, el arquitecto que sugirió no emplear plomo en las tuberías

Hacia el año 25 A.C. Vitruvius escribía De


Architectura, el tratado de arquitectura
más antiguo que se conoce y conserva.
Advirtió que el uso de tuberías de plomo
era peligroso y que no se debía utilizar
para conducir el agua potable, tras la
observación realizada por este
arquitecto entre los distintos
materiales, fuentes y su relación con la
salud humana llegó a una conclusión
muy clara: los trabajadores de las fundiciones de plomo no se ven saludables, de hecho, se ven
constantemente así. A pesar de la advertencia, este material se siguió empleando por su bajo costo y
conveniencia en la construcción (Hodge, 1981).

Dioscórides, el plomo y la mente

Este médico griego, reconocido por su De


materia medica (Acerca de la materia medicinal
en español), obra precursora de la farmacopea
moderna, realizó una importante observación
hacia la década del 60 D.C.: "El plomo hace que
la mente ceda". Increíblemente, las primeras
prohibiciones gubernamentales de plomo no
tuvieron lugar hasta principios del siglo XX. En
1909, Francia, Bélgica y Austria prohibieron la pintura interior a base de plomo blanco, y en 1922, la Liga
Europea de Naciones prohibió la pintura a base de plomo. Este fue un enfoque de precaución que protegió
la salud infantil al prevenir la intoxicación por plomo. Estados Unidos no prohibió la pintura a base de
plomo hasta 1978, e incluso hoy en día, el plomo todavía se encuentra en algunos productos de consumo
(The Collaborative on Health and the Environment, s. f.).
Hyeronimus Fracastorius y el renacimiento de la relación salud ambiente

Durante el Renacimiento, esta relación


con el clima tiene una nueva
interpretación. Hyeronimus Fracastorius
publica en 1546 “De contagione et
contagiosis morbis et curatione” en el
cual planteaba que las epidemias se
originaban por la transmisión de unas
“semina” o semillas, que causaban la
enfermedad al entrar en contacto con
una persona sana…en efecto lo que plantea es que los “semina”, sea cual sea su naturaleza, surgen de la
descomposición o fermentación de la materia viva en la naturaleza, lo cual a su vez está determinado por
una particular combinación de las cualidades fundamentales del ambiente como el calor y la humedad.
Así, nuevamente, se plantea la existencia de lugares saludables donde se evitarían las enfermedades
(mediadas por los “semina”) y lugares insalubres donde las condiciones para el contagio de estos
“gérmenes” son adecuadas. Para el siglo XVII se acumulan evidencias sobre la relación entre el surgimiento
de epidemias y enfermedades y las condiciones sanitarias, es decir la limpieza, la provisión de agua y la
disposición de excretas. (Salaverry, 2017).

Thomas Sydenham y las fiebres estacionales

Hacia 1680 Sydenham considera que las


enfermedades febriles pueden clasificarse en
dos categorías, las que tienen su origen en los
cambios atmosféricos, las fiebres estacionales,
y en las que dependen de la susceptibilidad de
cada individuo, las fiebres intercurrentes. Para
Sydenham, las fiebres estacionales tenían
ciertas características particulares que, aunadas
a la época en que se presentaban, permitían un diagnóstico adecuado. Las fiebres dejaban de ser un
conjunto difuso de nombres y características, para ser un conjunto ordenado de enfermedades, no sólo
en su temporalidad o curso sino en las ocasiones en que se esperaba su aparición. Esto naturalmente
conducía a un tratamiento determinado, el cual podía variar o ser discutido, pero correspondía
específicamente a una misma enfermedad, permitiendo así un progresivo y ordenado acúmulo de
información clínica sobre las fiebres o epidemias. Una segunda consecuencia de las teorías de Sydenham
es la vinculación de la medicina con la observación ambiental o climática; a partir de entonces, la medicina
no se limitará a observar sólo al paciente sino también su entorno. De esta última consecuencia se derivan
grandes cambios en la salud pública y hasta en temas político-sanitarios. (Salaverry, 2017).
Bernardo Ramazzini y las enfermedades ocupacionales

En el siglo XVIII Bernardo Ramazzini


escribió por primera vez sobre las
enfermedades asociadas al trabajo, De
morbis artificum diatriba en donde
señala:

La variada y múltiple cosecha de


enfermedades que con harta frecuencia
algunos artesanos reciben, con
gravísimo daño de su vida, como salario de aquellas profesiones en que desarrollan su actividad germina,
según creo, principalmente por dos causas: de ellas, la primera y más importante es la índole perjudicial
de la materia manipulada que, al exhalar deletéreas emanaciones y ligeras partículas nocivas a la
naturaleza humana, provoca distintas enfermedades; la segunda está relacionada con ciertos movimientos
violentos y descompuestos, así como forzadas posturas del cuerpo, debido a las cuales se altera la natural
estructura de la máquina vital, de modo que, por ello, poco a poco acaban originándose graves dolencias
(Castro Albarrán et al., 2014).

Semmelweis, el obstetra que salvo miles de vidas

La gran capacidad de observación y análisis


epidemiológico que este médico realizó
entre 1847 y 1856 salvó la vida de miles de
mujeres y sentó las bases, aunque por
hipótesis pero con mucha deducción, de la
incidencia de los factores biológicos en la
salud humana. Él mismo cuenta en un libro
que el gran Hospital de Viena de
maternidad se dividía en 2 secciones: la primera era para estudiantes varones de medicina y la segunda
para mujeres parteras. Los estudiantes de la primera sección pasaban de estudiar cadáveres -fuerte de la
educación médica de la época-, a revisar casos obstétricos. Hasta ahí nada que llame más la atención que
la segregación por sexo, sin embargo, había una notable diferencia entre las 2 secciones: la tasa de
mortalidad de las mujeres (y sus recién nacidos) que ingresaban a la clínica debido a la llamada fiebre
puerperal (proceso séptico), era 5 veces mayor en la primera sección que en la segunda. Tuvo que verlas
morir de un proceso puerperal, pero para cuyas muertes no podía encontrar la explicación de su etiología.

Fue la muerte de un colega, el profesor de medicina forense Kolletschka, quien murió mostrando los
mismos signos (septicémicos) mostrados por las mujeres con fiebre puerperal tras ser pinchado por uno
de sus estudiantes con un cuchillo con el que realizaba una autopsia. Pero la capacidad de sus
observaciones (los hallazgos en las mujeres, en los recién nacidos y en su colega) se comprenden mejor si
se leen sus palabras:

Concluí que los recién nacidos habían muerto de fiebre puerperal o, en otras palabras, que
murieron de la misma enfermedad que las pacientes de la maternidad. Debido a que se
encontraron resultados idénticos en la autopsia de Kolletschka, se confirmó la deducción de que
el profesor murió por la misma enfermedad.] La excitante causa de la muerte del profesor
Kolletschka era conocida: se trataba de la herida producida durante la autopsia por el cuchillo que
había sido contaminado de partículas del cadáver. No fue la herida, sino su contaminación por
partículas del cadáver lo que produjo su muerte. Kolletschka no era el primero en morir de esta
manera. Me vi forzado a admitir que si su enfermedad era idéntica a la que mató a tantas
pacientes, entonces debió haberse originado de la misma causa que la produjo en Kollctschka. En
el caso del profesor, el factor causal específico fueron las partículas cadavéricas introducidas a su
sistema vascular. Me vi obligado a preguntarme a mí mismo si estas partículas no habrían sido
introducidas a los sistemas vasculares de las pacientes que yo había visto morir de la misma
enfermedad. Tuve que contestar de manera afirmativa (Semmelweis, 2008).

Hablar de partículas cadavéricas, cuando aún no se descubría la existencia de los microorganismos, marca
un hito en la salud pública. Y de esta observación que realizó, junto con el flujo de movimiento de los
estudiantes que realizaban las autopsias y que pasaban a atender directamente a las mujeres en sus
labores de parto, introduciendo las mismas manos que antes habían estado en contacto con materia
orgánica en descomposición sin ningún proceso de lavado y desinfección. Es así como en mayo de 1847
introdujo el lavado de manos con solución de cloro y posteriormente cal clorada para destruir la materia
cadavérica adherida a las manos de los doctores y estudiantes. Los resultados fueron impresionantes,
logrando disminuir las tasas de mortalidad en un 90%. La explicación y el soporte a la idea revolucionaria
de este médico, obvia en la actualidad pero atacada ferozmente en su época, vino años más tarde con
Louis Pasteur y su teoría de los gérmenes como causantes de las enfermedades infecciosas.

Rachel Carson y la primavera silenciosa

En 1962 Rachel Carson publica su libro La


Primavera Silenciosa en el cual advertía
de los efectos perjudiciales de la
incorporación de pesticidas en el
ambiente centrado principalmente en
poblaciones animales, pero vinculando la
salud humana también:

"Por primera vez en la historia (…), todo ser humano está sujeto al contacto con peligrosos productos
químicos, desde su nacimiento hasta su muerte. En menos de dos décadas, los plaguicidas sintéticos han
sido tan ampliamente distribuidos (…), están virtualmente por todas partes. Se han hallado sus residuos
en la mayoría de los sistemas fluviales, e incluso en corrientes subterráneas que fluyen a lo largo de la
tierra; donde pudieron ser aplicados una docena de años antes; en el cuerpo de pescados, pájaros, reptiles
y animales salvajes y domésticos, hasta el punto de que los hombres de ciencia que efectúan experimentos
con animales les es casi imposible localizar a seres libres de tal contaminación. Han sido hallados en peces
de lagos situados en montañas remotas, en lombrices de tierra recogidas en sembradíos, en huevos de
pájaros... y en el propio hombre (…) en la leche de las madres y en los tejidos de los niños por nacer
(Mallén, 2012).

Como se puede apreciar en el breve recorrido histórico efectuado, los factores ambientales físicos como
el clima, químicos como el plomo y los pesticidas y los biológicos como los microorganismos, han
acompañado el desarrollo de la humanidad, interactuando de diversas maneras e influenciando la salud
humana. De seguro existieron otros personajes que intuyeran esta relación, pero no se cuenta con los
registros de sus observaciones. La adecuada observación de los fenómenos y factores relacionados con la
salud, junto con las valiosas herramientas tecnológicas con las que cuenta actualmente la humanidad -y
las que se desarrollarán posteriormente- podrán ayudar a identificar adecuada y tempranamente los
factores de riesgo ambiental que puedan afectar a los humanos, a los animales y a los ecosistemas.

En 1972 se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano –
Estocolmo, evento clave para el medio ambiente pues se reconocieron las principales problemáticas
ambientales -como la contaminación en general pero en particular de los mares, la sobreexplotación de
los recursos y el daño ambiental, sus causas -entre ellas los modelos de desarrollo, y se plantearon una
serie de principios y un plan de acción con recomendaciones, fue así un hito, pues era la primera vez que
el medio ambiente entraba como protagonista. Para la salud ambiental destaca la recomendación 76 que
se transcribe a continuación:

Recomendación 76
Se recomienda :
a) Que se emprenda un esfuerzo considerable por desarrollar programas de vigilancia y de
investigación tanto epidemiológica como experimental mediante los cuales se obtengan datos que
constituyan una señal de alarma y una prevención anticipada de los efectos nocivos de los diversos
agentes ambientales que actúan aislada o conjuntamente y a los que el hombre está expuesto en
grado cada vez mayor, de forma directa o indirecta, y sirvan para evaluar los riesgos potenciales para
la salud humana, atendiendo especialmente a los riesgos de mutagenicidad, teratogenicidad y
cancerigenicidad. La Organización Mundial de la Salud debería orientar y coordinar estos
programas;…(NACIONES UNIDAS, 1973)

En 1977, la Asamblea Mundial de la Salud decidió que el principal objetivo social de los marcos de
referencia de los gobiernos y de la OMS debería ser el logro de todas las personas del mundo para el año
2000 de un nivel de salud que les permita llevar una vida productiva económica y socialmente, conocida
popularmente como "Salud para todos para el año 2000" (World Health Organization, 1981).

Durante la Conferencia Internacional de Atención primaria en Salud, celebrada en Alma-Ata, Rusia, en


septiembre de 1978 se promulgó la Declaración de Alma-Ata, en la cual se instaba a los gobiernos, al sector
salud y a la comunidad a actuar de manera urgente para proteger y promover la salud de todas las
personas. En su numeral 7.3 menciona que la atención primaria en salud “incluye al menos: educación
sobre problemas de salud prevalecientes y los métodos para prevenirlos y controlarlos; promoción del
suministro de alimentos y adecuada nutrición; un suministro adecuado de agua segura y saneamiento
básico; …inmunización contra las principales enfermedades infecciosas; prevención y control de
enfermedades endémicas locales” y en el numeral 7.4 resalta que “implica, además del sector de la salud,
todos los sectores y aspectos relacionados con el desarrollo nacional y comunitario, en particular
agricultura, ganadería, alimentación, industria, educación, vivienda, obras públicas, comunicaciones y
otros sectores; y demanda los esfuerzos coordinados de todos esos sectores” (World Health Organization,
1978)

En 1979, el Consejo Ejecutivo de la OMS emitió los principios orientadores para formular estrategias de
“Salud para todos en el año 2000”, describiendo la estrategia como las amplias líneas de acción requeridas
en todos los sectores para efectuar la política de salud. La estrategia describe las amplias líneas de acción
a emprender a nivel político y operativo, nacional e internacional, en el sector de la salud y en otros
sectores sociales y económicos, para alcanzar la salud para todos en el año 2000 (World Health
Organization, 1981).

El siguiente hito se encuentra en la formulación en 1981 de la Estrategia Global para Salud para Todos en
el año 2000 por parte de la Organización Mundial de la Salud en la cual, entre otros aspectos, se instaba
al sector industrial a tomar medidas para proteger el ambiente de la contaminación y al sector comercial
a controlar los bienes de consumo que pudieran causar efectos adversos en la salud; de igual manera a
proteger a las personas de los riesgos ambientales así como su control, incluyendo los efectos en la salud
de largo plazo de los químicos en el ambiente. Este tópico de la industria lo concreta aún más al mencionar
que “los problemas de salud ambiental debido a la industrialización y la urbanización están tomando
importancia; esos mismos problemas pueden afectar a los países en vía de desarrollo a medida que se
industrializan”

Ya en 1985 la importancia del ambiente para la salud humana empieza a destacar en la literatura de salud
pública. En el informe Metas para la salud para todos. Metas en apoyo de la estrategia regional europea
para la salud para todos de la OMS ocupaba un capítulo entero, el 5 específicamente que se titula
Ambiente saludable y en el cual se incluyen metas en cuanto a políticas multisectoriales, mecanismos de
control y monitoreo, control de la contaminación del agua, control de la contaminación del aire, seguridad
alimentaria, control de desechos peligrosos, asentamientos humanos y vivienda y ambiente de trabajo
(World Health Organization, 1986).

Pero es en 1989, en el marco de la Primera Conferencia Europea en Ambiente y Salud celebrada en


Frankfurt, donde se acuña por primera vez el concepto de Salud Ambiental. En el documento de la
conferencia titulado Ambiente y Salud. La Carta Europea y Comentario (Environment and Health, 1990), se
menciona respecto a la Salud Ambiental:

La naturaleza de la salud ambiental

La conferencia se centró en todos los aspectos de la relación entre el medio ambiente y la salud
humana, un tema denominado por la OMS como salud ambiental.

La salud ambiental comprende aquellos aspectos de la salud y enfermedad humana que están
determinadas por factores en el ambiente. También se refiere a la teoría y práctica de evaluar y
controlar factores en el medio ambiente que potencialmente pueden afectar la salud.

Salud ambiental, como es utilizado por la OMS-Oficina Regional para Europa, incluye tanto los
efectos patológicos directos de productos químicos, radiaciones y algunos agentes biológicos, y los
efectos (a menudo indirectos) sobre la salud y el bienestar tanto del ambiente físico, psicológico,
social y estético, lo cual incluye la vivienda, el desarrollo urbano, el uso del suelo y el transporte.

Estos dos aspectos de la salud ambiental plantean diferentes demandas científicas y organizativas,
pero son parte de un todo coherente. Los programas de la Oficina Regional en Salud Ambiental
incluyen suministro de agua y saneamiento, control de la contaminación del aire y del agua, gestión
de residuos sólidos, seguridad química y alimentaria, protección radiológica, vivienda y
asentamientos, y salud ocupacional. La Carta tiene todo esto en cuenta.

Actualmente, la relación entre el ambiente y la salud humana es un campo de las ciencias bien establecido,
conocido como la Ciencia de la Salud Ambiental – Environmental Health Sciences, EHS, y que hace parte
de las Ciencias de la Salud Pública.
Tal como se mencionó en el apartado anterior, la Salud Ambiental es la rama de la Salud Pública que se
ocupa de las relaciones entre el medio ambiente y la salud humana.

Según Friis, 2019, la Salud Ambiental no es fácil de definir por su amplio enfoque y diferentes
subespecializaciones, tal como se puede apreciar al revisar tan sólo 3 definiciones, la de la Organización
Mundial de la Salud – OMS, la de la National Environmental Health Association – NEHA y la empleada por
el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia:

La salud ambiental está relacionada con todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una
persona. Es decir, que engloba factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la
prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud. Por consiguiente,
queda excluido de esta definición cualquier comportamiento no relacionado con el medio ambiente, así
como cualquier comportamiento relacionado con el entorno social y económico y con la genética
(Organización Mundial de la Salud, s. f.-b)
La salud ambiental es la ciencia y la práctica de prevenir lesiones y enfermedades humanas y promover el
bienestar mediante la identificación y evaluación de fuentes ambientales y agentes peligrosos y limitar la
exposición a agentes físicos, químicos y biológicos peligrosos en el aire, el agua, el suelo, los alimentos y
otros medios o entornos ambientales que pueden afectar negativamente la salud humana (National
Environmental Health Association, s. f.).

Conjunto de políticas, planificado y desarrollado de manera intersectorial, con la participación de los


diferentes actores sociales, que buscan materializar el derecho a un ambiente sano, que favorezca y
promueva la calidad de vida y salud de la población de presentes y futuras generaciones, a través de la
transformación positiva de los determinantes sociales, sanitarios, laborales, ocupacionales y ambientales
(Ministerio de Salud y Protección Social, 2013a)

El concepto de salud ambiental ha cambiado con el tiempo, y el siglo XX ha sido testigo de sus cambios
más abruptos. De asumirse casi como un sinónimo de saneamiento básico ―provisión de agua, control de
excretas, manejo de residuos―, pasó a concebirse como todos aquellos aspectos de la salud y enfermedad
que son determinados por los factores ambientales, hasta llegar a definirse de manera simultánea, como
un campo complejo de interacción entre las dinámicas ambientales y las actividades humanas que
producen condiciones favorables o dañinas para la salud, y como una disciplina científica que se ocupa de
las interacciones positivas y negativas entre el ser humano y el ambiente en que habita y trabaja (Eslava,
2016).
Se evidencia así que la Salud Ambiental no es un simple tópico, sino más bien una gama colorida, compleja
y diversificada de materias interrelacionadas, incluidas todas las ciencias básicas, ingeniería, informática,
gobierno, enfermedad, identificación, prevención y control de lesiones (Koren, 2005).

Algunos de los conceptos básicos en salud ambiental son:

Determinantes sociales de la salud:

Las condiciones de la sociedad en la que una persona nace, crece, vive, trabaja y envejece; esas condiciones
se conocen como determinantes sociales de la salud. Ello abarca las experiencias de los primeros años, la
educación, la situación económica, el empleo y el trabajo digno, la vivienda y el medio ambiente, y sistemas
eficaces de prevención y tratamiento de los problemas de salud (Organización Panamericana de la Salud,
2012).

Estos determinantes están estrechamente relacionados con el nivel de desarrollo de los diferentes países,
a modo de ejemplo, en la Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales de la Salud celebrada en Río
de Janeiro en el 2011 se identificaban los siguientes determinantes sociales clave para las Américas
(Organización Panamericana de la Salud, 2011):

Transporte. Los sistemas y la infraestructura de transporte en las Américas favorecen a los automóviles
y producen unas 142.000 muertes y 5 millones de heridos al año. Peatones, ciclistas y motociclistas son
los más vulnerables.
Vivienda. Quienes viven en las zonas urbanas más pobres y las áreas rurales suelen tener condiciones
de salud más débiles, por la falta de servicios de saneamiento y agua potable, y por otros problemas
relacionados con la vivienda. Los residentes de áreas rurales con frecuencia son más vulnerables a las
enfermedades transmitidas por insectos y a los parásitos, debido a las condiciones precarias de sus
viviendas o al ambiente en el que se mueven.

Medio Ambiente. La urbanización rápida y sin planificación ha aumentado la vulnerabilidad a los


desastres naturales tales como inundaciones, terremotos y huracanes.

Cambios en los estilos de vida. La transición nutricional que está ocurriendo en las Américas hace que
los consumidores estén cambiando sus dietas tradicionales de consumo de comida fresca por dietas
más modernas con más calorías y comidas procesadas. Muchas áreas urbanas carecen de espacios de
recreación o de la seguridad adecuada para realizar actividades al aire libre.

Los factores sociales inciden a su vez en algunos factores ambientales que se consideran críticos para el
favorecimiento de la salud humano y/o factores de riesgo para la misma. Por ejemplo, si se analizan las
acciones tomadas para el manejo de la situación de pandemia generada por el COVID-19 se demuestra
que controlar pandemias apelando a aspectos sociales no es una situación fácil.

En Colombia el Dr. Álvarez, Coordinador Nacional de estudios sobre Covid-19 ante la OMS indica al
respecto: Esa es la dificultad de controlar las epidemias. Las medidas de aislamiento funcionan,
definitivamente, para un virus que se transmite por el contacto entre humanos. Pero además imperan
otros factores como la misma vulnerabilidad social. No se le puede pedir a alguien que vive en una
habitación con cuatro personas que haga aislamiento físico. Hay un problema que siempre planteo: se
habla de los factores de riesgo, la edad, las condiciones de salud, pero desafortunadamente en todas las
enfermedades, y en particular las infecciosas, el principal factor de riesgo es la pobreza. Mientras más
pobreza haya, menor posibilidad de controlar una enfermedad como esta (Álvarez, 2020)

Determinantes ambientales

La salud de las poblaciones es el resultado de múltiples y complejas interacciones entre diferentes


determinantes sociales, ambientales, económicos y políticos. Dichas interacciones se dan en contextos
sociohistóricos concretos. Han sido considerados como uno de los más importantes determinantes de la
salud poblacional, tanto por los impactos que producen como por su dimensión. Se considera que las
condiciones ambientales se ubican en los niveles estructurales, intermedios y proximales y que éstos
corresponden jerárquicamente con diferentes niveles poblacionales, o sea a nivel de la sociedad (modos
de vida), a nivel de las comunidades (condiciones de vida) y a nivel de los individuos (estilos de vida)
(Ministerio de Salud y Protección Social & Organización Panamericana de la Salud, 2014a).

Una consideración fundamental sobre los factores de riesgo es que se refieren a causas potencialmente
modificables, de ahí la importancia de su conocimiento para la orientación de acciones que puedan
disminuirlos. Como se puede ver en la figura los principales factores de riesgo ambiental identificados por
la OMS son:

Figura. Cómo influye el medio ambiente en nuestra salud.

Nota: Tomado de Infografía: Impacto del medio ambiente en la salud (p. 3), por la Organización Mundial
de la Salud, s.f.

En la medida que la salud ambiental fue tomando relevancia, se hizo necesario diseñar indicadores y
metodologías que ayudaran a las organizaciones y a los gobiernos a identificar, analizar, evaluar, gestionar
prevenir y para la toma de decisiones respecto a los factores de riesgo ambiental. Así, en 1999 la OMS
plantea la metodología de fuerzas impulsoras o motrices, cuyo marco de referencia, desarrollado por
Briggs en 1996 se muestra en la figura:

Figura. Modelo de fuerzas motrices


Fuente: Tomado de Modelo de Fuerzas Motrices en el marco de la Dimensión de Salud Ambiental del Plan
Decenal de Salud Pública 2012-2021. (p. 31), por Ministerio de Salud y Protección Social y Organización
Panamericana de la salud, 2014.

Brevemente se revisa a qué hace referencia el autor en cada uno de los componentes de este marco
conceptual:

Fuerzas impulsoras: son los factores socioeconómicos que motivan e impulsan los procesos ambientales
involucrados. Son variadas estas fuerzas, pero destacan por ejemplo el crecimiento de la población, los
modelos de producción, los hábitos de consumo, las tecnologías disponibles, el modelo de desarrollo
económico, las políticas, los modelos de gobierno, los niveles de educación, entre muchos otros. Estas
fuerzas generan:

Presiones: Las presiones ambientales ejercidas por las actividades humanas se generan tanto a la entrada,
es decir, por el uso de los recursos como por ejemplo la extracción de agua, como en la salida al descargar
en el ambiente residuos, vertimientos y emisiones. Todas las actividades y procesos realizados por el ser
humano en mayor o menor grado generan presiones, pero en el contexto de la salud ambiental y dado
que representan el punto de partida para los diferentes contaminantes, también representan el punto
más efectivo de prevención y control. Una vez en el medio ambiente, los contaminantes pueden sufrir una
amplia gama de transferencias secundarias. Por lo tanto, gran parte de la política ambiental se centra en
tratar de regular las actividades de origen o incorporarles métodos de control de emisiones. Estas
presiones a su vez modifican el:

Estado: En respuesta a las presiones, el estado del medio ambiente cambia, y dichos cambios pueden ser
complejos y de largo alcance, afectando a casi todos los componentes y procesos que se desarrollan en él.
Por ejemplo, una presión como una extracción masiva del recurso agua puede modificar el estado del
recurso y/o sus procesos conllevando a la escasez del agua. Estos cambios no amenazan invariablemente
la salud humana, la exposición debe ocurrir:

Exposición: se refiere a la interacción entre los individuos y/o poblaciones y los factores de riesgo
ambiental. La Academia Nacional de Ciencias define la exposición como "un evento que ocurre cuando
hay contacto en un límite entre un humano y el medio ambiente con un contaminante de una
concentración específica por un intervalo de tiempo"(Briggs, 1999). Tomemos el caso del incidente nuclear
de Chernóbil, el factor de riesgo ambiental existe, sin embargo, sólo si se está presente en la zona de
influencia se estará expuesto a la radiación presente en el lugar, así como la intensidad de la exposición
determinará la dosis absorbida. Los trabajadores que se ocuparon de controlar directamente el incidente
sufrieron dosis mucho mayores que aquellos que se ocuparon de otras actividades de contención, para
entender este concepto de exposición se recomienda ver el vídeo en el aula denominado Liquidadores de
chernobyl. La exposición puede conducir al:

Efecto: se refiere a los efectos en la salud humana causados por la exposición a los factores de riesgo
ambiental, los cuales pueden variar en tipo, manifestándose bien sea con cuadros subclínicos, agudos,
crónicos, enfermedades o muerte dependiendo del tipo de peligro al que las personas han estado
expuestas y al nivel de exposición. Ante estos efectos, la sociedad típicamente intenta invocar una gama
de:

Acciones: al haber tantos puntos de intervención en las problemáticas de salud ambiental, se pueden
tomar diferentes acciones o respuestas para abordarlas. A corto plazo, las acciones suelen ser
principalmente correctivas (por ejemplo, el tratamiento de las personas afectadas). A largo plazo, las
acciones pueden ser protectoras (por ejemplo, tratando de cambiar el comportamiento individual y el
estilo de vida para evitar la exposición). Alternativamente, se pueden tomar medidas para reducir o
controlar los peligros en cuestión (por ejemplo, limitando las emisiones de contaminantes o introduciendo
medidas de control de inundaciones). Sin embargo, quizás las acciones más efectivas a largo plazo son
aquellas de enfoque preventivo, destinadas a eliminar o reducir las fuerzas que impulsan el sistema. Las
acciones a largo plazo más efectivas son aquellas que tienen un enfoque preventivo dirigido a eliminar o
reducir las fuerzas que impulsan el sistema (HEADLAMP et al., 1996).

Las fuerzas motrices, las presiones, el estado, la exposición y el efecto son categorías jerárquicas; es decir,
las fuerzas motrices constituyen el nivel más macro que moviliza las demás categorías, por eso las acciones
(intervenciones) que se hagan sobre las fuerzas motrices son las que tendrán mayor capacidad de impacto
(Ministerio de Salud y Protección Social & Organización Panamericana de la Salud, 2014a).

El Modelo de Fuerzas Motrices permite no sólo caracterizar la situación de la salud ambiental en el


territorio sino, además, orientar la toma de decisiones en torno a las intervenciones que se deben
desarrollar para afectar positivamente los determinantes ambientales de la salud. En ese sentido, el MFM
contribuye a identificar las acciones estructurales que se deberían implementar fuera y dentro del sector
salud para impactar los determinantes ambientales y las acciones tradicionales que desde el sector salud
se deben implementar de manera sistemática y organizada para la atención y curación de las
enfermedades provocadas por la exposición a riesgos ambientales. Este modelo es el instrumento
metodológico que el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS), en el marco del Plan Decenal de Salud
Pública (2012-2021), adoptó para analizar las condiciones ambientales que afectan la salud poblacional y
el cual es útil, además, para definir las acciones necesarias para impactar de manera positiva dichas
condiciones (Ministerio de Salud y Protección Social & Organización Panamericana de la Salud, 2014a).

De igual modo, estos determinantes ambientales consideran una variedad de problemas de salud
ambiental: desde riesgos "tradicionales" como saneamiento deficiente, refugio y acceso a agua segura,
hasta riesgos "modernos" como la radiación y la seguridad química de los alimentos.

En la medida que los procesos desarrollados por el ser humano son objeto de análisis sobre los efectos en
el ambiente y en la salud humana que estén generando o que potencialmente puedan llegar a generar, así
como la preocupación por el rápido avance en la creación de diferentes sustancias o agentes sin
evaluaciones a largo plazo sobre sus posibles riesgos, se genera que aumente el nivel de preocupación y
conciencia sobre los riesgos que puedan generar en la salud humana estos agentes incorporados día tras
día al ambiente, así como sobre el conocimiento y desarrollo de nuevas tecnologías para la detección de
contaminantes, la estimación de los niveles límite de exposición y otros conceptos relacionados con el
flujo de los contaminantes en los diferentes compartimentos ambientales, es decir, su liberación, difusión,
concentración, dilución, transformaciones, inactivación o activación. Son diversas las ramas que ayudan
en este propósito, pero en el contexto de la salud ambiental se mencionarán la toxicología ambiental, la
ecotoxicología y la epidemiología ambiental.
Toxicología y ecotoxicología ambiental

Son 2 ramas de la Toxicología estrechamente relacionadas, mientras la Toxicología ambiental se encarga


de caracterizar, analizar y evaluar los efectos y los riesgos de los tóxicos que se encuentran de manera
natural o por intervención humana en los seres vivos, la Ecotoxicología se especializa en los efectos de los
tóxicos en el funcionamiento de los ecosistemas.

El ser humano se puede exponer a los factores de riesgo ambiental por diferentes vías y situaciones, bien
sea en su entorno laboral, local o personal, de manera individual o colectiva. Sin embargo, la ruta de
exposición es relativamente similar como lo describió en 1996 el proyecto HEADLAMP y que se muestra
en la figura:

Figura. Ruta de exposición en salud ambiental

Fuente: Adaptado de Health and Environment Analysis for Decision-making (HEADLAMP) project, 1996

Según la web worldometers.info/es, la cual genera estadísticas en tiempo real sobre algunos indicadores
sociales, económicos y ambientales, en lo que va del año 2020 se han liberado en el ambiente más de 5
millones de toneladas de químicos tóxicos en el ambiente (Worldometer, 2020) . Se sugiere revisar
también otros datos sobre medio ambiente en la página https://datos.bancomundial.org/
Se puede entender la importancia de estas ciencias para la salud pública al revisar, por ejemplo, la
Resolución 2254 de 2017 en la cual se establecen los parámetros de calidad del aire en Colombia. En ella
se encuentran los niveles máximos permisibles de los principales contaminantes del aire, valores que han
sido establecidos a lo largo del tiempo con el aporte de las ciencias de la salud ambiental, dichos valores
se aprecian en la figura:

Figura. Niveles máximos permisibles de contaminantes criterio

Nota: Tomado de Resolución 2254 de 2017 "por la cual se adopta la norma de calidad del aire
ambiente y se dictan otras disposiciones", por Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2017

Epidemiología ambiental

La epidemiología es el estudio de la distribución y los determinantes de estados o eventos (en particular


de enfermedades) relacionados con la salud y la aplicación de esos estudios al control de enfermedades y
otros problemas de salud. (Organización Mundial de la Salud, s. f.-a). La Epidemiología ambiental
(denominada también como ecoepidemiología) es una rama de la epidemiología, moldeada por los
factores ambientales que inciden en la salud humana.

Los riesgos ambientales que provocan lesiones y enfermedades son los mecanismos por los cuales los
esfuerzos de salud pública pueden prevenir de manera más eficiente y efectiva la pérdida de salud.
Efectuar mejoras en la salud de la población, por lo tanto, requiere comprender no solo las lesiones y
enfermedades que generan cargas para la salud, sino también los riesgos que provocan lesiones y
enfermedades. Décadas de investigación epidemiológica han cuantificado la naturaleza y magnitud de las
asociaciones entre las exposiciones al riesgo y los resultados en las poblaciones estudiadas. Más allá de los
estudios individuales de poblaciones individuales, esta evidencia se puede sintetizar para extraer
conclusiones completas y sólidas que son necesarias para intervenir en una buena política de salud pública.
(GBD 2017 Risk Factor Collaborators, 2018).

Según Méndez, 2001, los problemas ambientales y sus efectos en la salud conducen a pensar el quehacer
de los epidemiólogos ambientales de manera diferente a como se hace usualmente en otras áreas de
investigación en epidemiología y, en consecuencia, impulsan su desarrollo como disciplina como se
resume a continuación:

1. Su enfoque es en las exposiciones y no en los efectos: busca caracterizar las fuentes de los
agentes externos y las rutas y vías potenciales que deben recorrer esos agentes para llegar a un
individuo, hace énfasis en el entendimiento del grado de exposición para comprender las relaciones
causales, ampliando la visión del proceso salud enfermedad más allá de la clínica, sin perderla de
vista. Además, permite entender el contexto de los determinantes de la salud de esa población e
identificar las posibles consecuencias múltiples de una sola exposición como, por ejemplo,
exposición a metales pesados durante el embarazo y sus consecuencias tanto para la madre como
para el feto, así como proponer de manera más clara qué intervenciones podrían eventualmente
favorecer o contrarrestar esas exposiciones.

2. Es por naturaleza interdisciplinar. Entender los diferentes tipos de contaminantes, sus


características, fuentes, distribución y su forma de contacto con las poblaciones requiere mucho
más allá del conocimiento médico, por lo que en el área de epidemiología ambiental se
encuentran equipos de trabajo entre profesionales de la salud humana con ingenieros,
químicos, toxicólogos, trabajadores sociales, ecólogos, clínicos, y claro, médicos veterinarios
también, entre otros profesionales, para poder dar cuenta de la complejidad de la relación entre
ambiente y salud. Es importante mencionar algunos enfoques interdisciplinarios que se
relacionan con la epidemiología ambiental como Ecohealth y Onehealth.

3. Investiga las raíces sistémicas de los problemas y sus consecuencias. Adicional a manejar los
modelos estadísticos y explicativos usuales de la epidemiología, el reto es cuando se deben
considerar los diferentes niveles en que se necesita comprender las causas (individual, familiar,
barrio, ciudad, región, etc.) y las interacciones entre esos niveles con conocimientos
provenientes de varias disciplinas, así como los factores culturales, sociales y económicos que
no pueden dejarse por fuera de consideración. Por supuesto, este cambio hacia visiones más
integradas no es una tarea analíticamente sencilla, pues implica poder manejar la
multicausalidad y la falta de linealidad en las relaciones estudiadas, que en los modelos
tradicionales de la epidemiología se abordan asumiendo que son cajas negras, errores aleatorios
o variables no medidas. En síntesis, con base en la experiencia del trabajo en epidemiología
ambiental, es necesario plantear que la investigación de las causas y consecuencias sistémicas
de los problemas de salud en epidemiología requiere abordar modelos diferentes de análisis,
donde se integren los determinantes contextuales en la trama de causalidad y en la
determinación del impacto de las intervenciones.

4. Necesita considerar la visión de las comunidades. En muchas ocasiones la investigación en


epidemiología ambiental es motivada por requerimiento de la población que considera que su
salud puede ser afectada por factores ambientales. Las investigaciones realizadas en esos
contextos implican retos mayores, por los diferentes intereses en conflicto de los actores
sociales que en ocasiones pueden llegar a afectar los resultados si no se tienen en cuenta las
concepciones que cada uno de esos actores tiene sobre el problema, por lo que es fundamental
que en el diseño, ejecución y análisis del estudio, y en la difusión de sus resultados, se tengan
en cuenta los múltiples puntos de vista sobre el problema. El ignorar esas visiones podría tener
consecuencias negativas tanto en la validez como en el uso de los resultados. Dicho de manera
breve, la epidemiología necesita incorporar en sus teorías y métodos las visiones de las
comunidades para hacer mejor y más aplicables sus investigaciones. Adicionalmente, debe
transformar su lenguaje y adaptarlo a las necesidades de los individuos para que ellos puedan
incorporar esos resultados, y así lograr que todos los interesados sean finalmente agentes de
cambio.

5. Se conecta directamente en su quehacer con procesos económicos y políticos. El ser humano


interactúa con los recursos naturales y de dicha interacción, se generan consecuencias en la
salud, bien sea por el uso excesivo de los recursos, malas prácticas, inadecuada o nula gestión
de los residuos entre muchos otros aspectos. Adicional a entender los factores ambientales, se
requiere entender los procesos económicos donde son generados y poder entender los
diferentes puntos donde se pueden hacer intervenciones. Por ejemplo, en la investigación de
los efectos en salud de los rellenos sanitarios podríamos preguntar ¿cuáles son las acciones que
pueden tomarse para que un relleno mal manejado deje de tener efectos en la salud de las
poblaciones que viven cerca? En contraste se podría preguntar ¿dónde se debe establecer un
nuevo relleno? O ¿podemos realizar desarrollo urbano de viviendas en un área cercana a un
antiguo relleno? Reconocer los fuertes lazos de interdependencia económica que hay entre el
ambiente y la salud, sugiere que también debería existir correspondencia en las políticas de
ambiente y salud. Estas observaciones sugieren que el analizar la relación entre los procesos
productivos y la salud ayuda a identificar las raíces socioeconómicas de los problemas bajo
estudio, y esto conecta la epidemiología a la salud pública y a los determinantes sociales del
bienestar.

6. Visibiliza problemas de inequidad: Un hallazgo recurrente durante el estudio de problemas de


ambiente y salud es observar que las minorías y las comunidades con mayores desventajas están
expuestas a una mayor carga de exposición a riesgos en el ambiente. La contribución teórica
desde otras disciplinas como la sociología, la economía y la geografía han llevado a que en la
epidemiología ambiental sea necesario consolidar un marco conceptual para evaluar las
diferentes categorías de análisis de lo que significa inequidad. Ejemplos de esas categorías de
análisis son el estrato socioeconómico, el nivel educativo, la ocupación y la raza. En este último
caso, algunos desarrollos específicos han tratado de contribuir a caracterizar la raza y su papel
en temas de justicia ambiental en los países latinoamericanos. De otra parte, la epidemiología
ambiental ha avanzado en estrategias para definir y medir mejor cuáles son los grupos en más
alto riesgo, los más susceptibles o los más expuestos. En un estudio local, por ejemplo, se pudo
evidenciar que el vivir cerca a una zona industrial urbana donde se procesan metales es
potenciado por pertenecer a los estratos más pobres, y en consecuencia, los niños pobres y
expuestos tienen niveles más altos de plomo en sangre que lo esperado por los efectos
independientes de los dos factores de riesgo. Los epidemiólogos ambientales han reconocido
que la exposición a situaciones de riesgo por variación climática, y a contaminantes en
alimentos, agua, suelos y aire afectan de manera desproporcionada a los más pobres y a
aquellos que viven en los países de menores ingresos.

Concluye Méndez que la epidemiología ambiental en países como Colombia, en toda Latinoamérica y en
naciones similares, plantea retos particulares debido a los riesgos acumulados y a la situación de pobreza
e inequidad que afrontan las poblaciones.

Ya se estableció previamente que las actividades desarrolladas por el ser humano generan presiones
ambientales de diferente tipo y magnitud. Y dichos desequilibrios ambientales están incidiendo de manera
creciente y con diversos gradientes de intensidad sobre la calidad de vida de toda la población a escala
planetaria, afectando directa e indirectamente su salud. Las evidencias disponibles indican que muchos de
estos desequilibrios ambientales además de ser acumulables corren el riesgo de ser ya irreversibles e
irreparables (Organización Panamericana de la Salud, 2010).

Las condiciones ambientales se constituyen en un aspecto fundamental de la calidad de vida y salud de la


existencia humana. En el mismo sentido de su existencia misma, para las comunidades la relación con el
ambiente se encuentra ligada al mantenimiento de sus costumbres, sus formas de vida ancestrales, la
conservación del tejido social, es decir, a la esencia de su cultura, además de ser la manifestación directa
de los dilemas que plantea el desarrollo económico, así como de la complejidad de esta relación y, por
tanto, de los desafíos que implica su comprensión (Instituto Nacional de Salud & Observatorio Nacional de
Salud, 2018).
Pero comprender el nivel de presión que la humanidad de modo global ha venido ejerciendo sobre los
recursos naturales se puede entender mejor al analizar la figura , una serie de gráficas denominadas en
conjunto La gran aceleración (Frumkin, 2016)

Figura. La gran aceleración.

Nota: Tomado de Executive Summary. Global Change and the Earth System: A Planet Under Pressure. Por
W. Steffen and S. Eliott, 2004

El panorama más amplio de la anterior gráfica lleva a pensar que el fenómeno continuará con esta
tendencia en los próximos años, magnificado incluso por el momento actual de pandemia que está
llevando a millones de personas a la pobreza y que, en el contexto de una región biodiversa como lo es
Suramérica, podrían estar ejerciendo mayores presiones ambientales sobre la biodiversidad para la
extracción de recursos naturales.

La relación entre el nivel de desarrollo y los factores de riesgo ambiental ha sido ampliamente investigada
y conceptualizada en el marco de los determinantes sociales de la salud y en cuanto a los determinantes
ambientales ya se cuenta con estudios actualizados sobre la relación entre el desarrollo y la exposición a
diferentes factores de riesgo ambiental como se verá en la siguiente unidad.
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