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ben eficio la han establecido las leyes, sus hered eros o cesionario s. Por
ejemplo, si un contra to es celebrado por un relati vam ent e incap az, sólo
él, sus hered eros o cesionarios podr án alega r la nulidad. Por el contrario,
si un acto adolece de obje to ilícito, cua lq uiera qu e tenga int erés en ello
pu ede pedir la declaración de la nulidad. E l juez no pu ed e declar ar de
oficio la nu lida d relati va, deb e declararl a a pediment o de part e. En
cambio, no sólo puede sino qu e deb e declarar de oficio la nulidad abso-
luta cuando aparece de man ifiesto en el acto o contrato. La nulidad
absoluta, si bien pu ede ser alega da por todo el que tenga int erés en ello,
no pu ed e serlo por el que ejecu tó el ac to o celeb ró el contra to, sabiendo
o debiendo saber el vicio que lo inva lida ba, por la sencilla razón de que
nadie pu ede aprovecha rse de su propio dolo 5 .
La doctrina, en forma casi unánime, no ha ac epta do la aplicación a la
nulidad de ma trimon io de la clasificación qu e hace el Códi go Civil de
ella en absoluta y relativa.
Ha conside rado qu e por esta r trat ad a la nulidad de matrimonio en
una ley espe cial, cual es la Ley de Mat rimonio Civil, no rige pa ra ella
lo dispu esto en el Código Civi l. Cons idera qu e se tr at a de u na nulidad
especial, sui gen eris.
Agreg a, qu e lo qu e caracteriza a la nu lida d relat iva de los actos p atri-
moniales es el hecho de qu e pued e ser ra tifica da , Que lo que distingu e
a la nulidad absoluta de la relativa es el distint o plazo en que prescrib en,
en diez años la abso lu ta y en cua tro la relati va.
L a verdad es qu e la nuli da d de matr imonio jam ás se sanea por la rati-
Iicació n y que, por regla genera l, no pr escrib e, y en t odos los casos,
excepcionales, en que prescribe, el plazo es de un año.
Por otra parte, hay que tener p resen te q ue la doctr ina se ha basado
para pensar así, ad emás de las razones expresa das, en motivos de carác ter
histórico. Ant es de la dictación de la Ley de Matrimonio Civil , la nulidad
de ma trimonio se regía por las disposiciones del Derecho Canónico, que
no distingue entre nulidad abso luta y relativ a.
Nu nca compartimos la posición mayorit aria de la doctrin a y siemp re
pensamos qu e la clasif icació n de la nulidad en ab soluta y relativ a se
aplica a la nuli da d de matrimonio, pu es lo que det ermina el carác ter de
la nuli dad no es el hecho de qu e pu ed a o no pu ed a sanea rse por la rati-
ficación, o que su plazo de pr escrip ción sea de tal o cua l núm ero de años.
Cree mos qu e la rat ificación y el pl azo de pr escripción son carac terísticas
establecidas discrecionalm ent e por el legislad or, que no determ inan la na-
tur aleza de la nuli da d y qu e pu eden variar sin afectar la esencia de las
cosas. Tanto es así, que el pl azo de pr escripción de la nulida d abso luta
:; Id. ar t. 1683.
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