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JURI SPRUDEN CI A

NULIDAD ABSOLUTA Y RE LATI VA E N EL MATHIMON10

Con fecha 24 de junio de 1975, la 4;·\ Sala de la Corte de Apelaci ones


de Santiago dictó una int eresant e sentencia en causa sobr e nulid ad de
matrimonio , . en la que se revoca la sentencia de p rimera inst ancia que
habí a dado lugar a la nu lida d del mat rimonio por incompet encia del
Ofi cial del Hegistro Civil , declarando la valid ez del mismo.
Como esa sent encia en sus considerandos y en su conclusión sient a la
qu e, en nues tro concepto, es la corr ecta doctrina en mat eria de nu lidades
de matrimonio, es que nos proponemo s comen ta rla.
E l Código Civil clasifica la nulida d en absoluta y relativa 1 .
Hay nuli dad absolu ta de un acto o contra to cuando se omit e en su
celebración un requi sito estableci do por la ley pa ra la validez del mismo
acto o contrato en consideració n a su naturaleza.
Son causales de nulida d abso luta el ob jeto y la causa ilícita v la omisión
de los req uisitos o form alidades qu e las leyes pr escrib en para el val or de
ciertos actos o contratos en considerac ión a la naturaleza de ellos, y no
a la calida d o estado de las p ersonas que los ejecutan o acuerdan 2.
Agr ega, que hay asimismo nulid ad abso luta en los actos y contrat os de
p ersonas abso lutam ente incap aces ( impúbe res, dement es y sord omudos
qu e no pu edan darse a ente nder por escrito ) 3 .
Por últ imo, expresa que cua lquiera otra especie de vicio pr od uce
nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrat o 4 .
En resumen, lo que det ermina si la omisión de un requisito establecid o
para la validez de un acto o contrato produ ce nu lida d ab solut a o relativa
es el hecho de si ese req uisito lo estableció la !ey en consi deración a la
naturaleza del acto o al estado o calidad de las part es q ue intervienen
en él.
El det erminar si la nu lid ad de que adol ece un acto o contrato es abs o-
lut a o rela tiva tiene mu cha imp ort an cia, ya que según la clase de nulidad
de qu e se ~ra t e, son distint as las p ersonas que pu eden pedir su declara-
ción. La nulidad abso luta puede ser alega da por todo el qu e tenga interés
en ello. La nulidad relati va sólo pu eden alega rla las personas en cuyo

1 Córneo C IVIL art. 1681.


~ Id. a rt o 1682, ine. 1.
3 Id . ar t, 1682, in e. 2.
4 Id . a rt. 1682, ine. 3.
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ben eficio la han establecido las leyes, sus hered eros o cesionario s. Por
ejemplo, si un contra to es celebrado por un relati vam ent e incap az, sólo
él, sus hered eros o cesionarios podr án alega r la nulidad. Por el contrario,
si un acto adolece de obje to ilícito, cua lq uiera qu e tenga int erés en ello
pu ede pedir la declaración de la nulidad. E l juez no pu ed e declar ar de
oficio la nu lida d relati va, deb e declararl a a pediment o de part e. En
cambio, no sólo puede sino qu e deb e declarar de oficio la nulidad abso-
luta cuando aparece de man ifiesto en el acto o contrato. La nulidad
absoluta, si bien pu ede ser alega da por todo el que tenga int erés en ello,
no pu ed e serlo por el que ejecu tó el ac to o celeb ró el contra to, sabiendo
o debiendo saber el vicio que lo inva lida ba, por la sencilla razón de que
nadie pu ede aprovecha rse de su propio dolo 5 .
La doctrina, en forma casi unánime, no ha ac epta do la aplicación a la
nulidad de ma trimon io de la clasificación qu e hace el Códi go Civil de
ella en absoluta y relativa.
Ha conside rado qu e por esta r trat ad a la nulidad de matrimonio en
una ley espe cial, cual es la Ley de Mat rimonio Civil, no rige pa ra ella
lo dispu esto en el Código Civi l. Cons idera qu e se tr at a de u na nulidad
especial, sui gen eris.
Agreg a, qu e lo qu e caracteriza a la nu lida d relat iva de los actos p atri-
moniales es el hecho de qu e pued e ser ra tifica da , Que lo que distingu e
a la nulidad absoluta de la relativa es el distint o plazo en que prescrib en,
en diez años la abso lu ta y en cua tro la relati va.
L a verdad es qu e la nuli da d de matr imonio jam ás se sanea por la rati-
Iicació n y que, por regla genera l, no pr escrib e, y en t odos los casos,
excepcionales, en que prescribe, el plazo es de un año.
Por otra parte, hay que tener p resen te q ue la doctr ina se ha basado
para pensar así, ad emás de las razones expresa das, en motivos de carác ter
histórico. Ant es de la dictación de la Ley de Matrimonio Civil , la nulidad
de ma trimonio se regía por las disposiciones del Derecho Canónico, que
no distingue entre nulidad abso luta y relativ a.
Nu nca compartimos la posición mayorit aria de la doctrin a y siemp re
pensamos qu e la clasif icació n de la nulidad en ab soluta y relativ a se
aplica a la nuli da d de matrimonio, pu es lo que det ermina el carác ter de
la nuli dad no es el hecho de qu e pu ed a o no pu ed a sanea rse por la rati-
ficación, o que su plazo de pr escrip ción sea de tal o cua l núm ero de años.
Cree mos qu e la rat ificación y el pl azo de pr escripción son carac terísticas
establecidas discrecionalm ent e por el legislad or, que no determ inan la na-
tur aleza de la nuli da d y qu e pu eden variar sin afectar la esencia de las
cosas. Tanto es así, que el pl azo de pr escripción de la nulida d abso luta

:; Id. ar t. 1683.
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no hace mu cho fu e reducido de 15 a 10 años 6. Bien p ud o el legislador


decir qu e la nulidad absoluta prescrib e en cua tro años y la relat iva en
diez, sin qu e hubieran cambiado las cosas.
Lo qu e en esencia det ermin a si una nulidad es ab soluta o relativa es
si el requisito omitido fue establecido en consideración a la nat ur aleza
del acto o a la calida d o estado de las part es.
Aunqu e la Ley de Matrimoni o Civil no dice q ue la nuli dad de matrí-
monio se clasifica en abso luta y relati va, tal clasificación la hace el Código
Civil , qu e es el cuerpo legal qu e contiene el derecho privado común y
general y cuyas disposiciones son aplicables a todas las materia s de d ere-
cho privado en qu e no haya legislació n especial en contrario. .
Por otr a part e, la clasificación de la nulida d en abso luta y relativa
resulta de la naturaleza de las cosas y constituye un principio general de
d erecho.
Por último, no hay qu e olvidar qu e el ar t. 39 de la Ley de Matr imonio
Civil dic e qu e quedan vigentes las disposiciones del Código Civil en lo
que no fu eren contrarias a esa ley. .
D e los requisitos del matrimonio, estimamos q ue han sido establecid os
en conside ración a su naturaleza y qu e, en consecu encia, su omisión pro-
duc e nulidad abso luta , la ausencia de imp edim ent os dirim ent es, la com-
pet encia del Oficial del Hegistr o Civil y la presencia de dos testigos
.hábil es. Por el contrario, cre emos que ha sido establecida en consideración
al estado o calidad de las part es, la volunta d sin vicios, val e decir, la falt a
de error, fu erza y rapto al prest arse el consentimien to p ara el matri-
monio.
Aho ra bi en, la sentencia dict ad a por la Cor te de Apelaciones de
Santiago, aunque no lo dice expresamente, hace extensiva a la nulidad
de matrimonio la clasificació n de abso lutas y re lativas al aplicarle lo dis-
puesto en el arto 1683 del Cód igo Civil, es decir, al referir la regla de la
nulidad ab soluta a la nulidad de ma trimonio po r incompetencia del Oficial
del Registro Civil.
Se desprende ello de los considerandos 159 y 169 qu e expr esan : "159
Que a mayor abundami ent o, el d emandad o h a pr etendi do justifi car el
vicio qu e afecta ría a su matrimonio, alegando ignorancia del requisito
de competencia territorial del funcionario del Hegistro Civil, argumen-
tación qu e no pu ede aceptarse porque en nuestro D erecho la ley se pre-
sume conocida de todos los habitant es de la Rep ública. 169 qu e, además,
colocándose en la situación recién descrit a, resultar ía que los contrayentes
habrían actuado a sabienda s en relación de un ma trimonio viciado, están-
dol es ahora vedado aprovech arse de su p ropio dolo p ara obtener la
declaración de nulidad".
6 Ley NQ 16.952, 1Q octubr e 1968.
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y tiene mu cha importancia práctica la interpretación que hace la Corte


de Ape laciones de Santi ago, pu es con ella se limita la posibilidad de
demandar la nulidad del matrimon io por incomp etencia del Oficial del
Registro Civil y, consecuencialmente, el fraude qu e constituyen general-
ment e los juicios de nulidad por esa causal desde el mom ento qu e, en la
práctica , sólo podrán pedir la declaraci ón de nulidad de matrimonio por
incompetencia del Oficial del Registro Civil los ascendientes de los pre-
suntos cónyuges y los qu e tengan int erés p ecuniario actual en tal decla-
ración.
Fu era del aspec to de fon do a qu e nos h emos referido en los párrafos
anteriores, la sentencia qu e comentamos nos p arece muy int eresante desde
un punto de vista pr ocesal en relación con la ponderaci ón de la prueba.
En ella se ana liza la calida d de los testigos, tanto de la celebración del
matr imonio como de los pr esentados en la secuela del juicio.
. Di ce la sen tencia q ue la calida d de los testigos de la celebración del
matrimonio es óptima, pu es son personas conocedoras de los cónyug es
a quienes éstos hacen la deferencia d e pedirl es qu e atestigüen, y deponen
en el mome nto mismo del acto sobre hechos coetáneos o recientes qu e
obviamente les constan; qu e, aparte del valor probatorio qu e pu eda asig-
narse a las declaraciones de los testigos del juicio, se ad viert en dos ver-'
siones sobre el lugar en qu e el demandant e tenía su clomicilio al casa rse.
y na tur almente una es la verdadera y qui enes sostienen la contraria faltan
a la verdad; qu e, desde este punto de vista, no parece qu e pu eda existir
motivo para que los contrayentes, el padre del novio y SI/S testigos hayan
dado una información errónea o falsa, tanto por los motivos indi cados en
los considerandos quinto y sexto ( q ue son los qu e establece n la óptima
calidad de los testigos instrumentales ) , como porque era natural qu e al
momento de casa rse qui sieran la eficacia e hicieran todo lo posible para
la valid ez del matrimonio, dando todos los datos fidedignos. Además,
considera que las declaraciones de los testigo s del juicio car ecen del valor
de convicció n suficiente para desvirtuar el mérito de los docum entos
po nderados en el considerando 59, pues fu eron int errogados sin contra-
dictor y depon en casi 20 años despu és de ocurridos los hechos a que se
re fieren.
E s decir , el fallo al pond erar la prueba testimonial pesa la calidad de
los testigos y aplica correc tamente el NQ2 del arto 384 del Código de Pro-
cedimiento Civil al dar valor de prueba suficiente para desvirtuar lo de-
clara do por los testigos del juicio a lo declarado por los testigos instru-
mentales y a lo asevera do por el novio y el padre de éste en la manifesta-
ción e infor mació n qu e se hicieron al celebrarse el matrimonio.
En ma teria de pr esunciones, la sentencia establece varias de interés.
Así, como lo hemos dicho , pr esum e qu e los contrayentes, el padre del
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novio y los testigos instrumentales, quisieron la eficacia e hicieron todo


lo posibl e para la validez del ma trimon io, dand o todos los dat os fid edignos.
Pr esum e qu e al estar present e el pad re legít imo del novio para dar el
consentimiento necesario, por ser el novio menor de edad, y al no obj etar
la mención del domi cilio del hijo qu e hici eron los testigos, corrob oró ese
dat o.
Pr esume que la versión del novio y de los testigos del juicio es menos
veraz qu e la hecha en el ac to del ma trimo nio, puesto qu e de la p rop ia d e-
man da se desprend e que al tiemp o del juicio existía un motivo para desear
que el ma trimon io fuera nulo, al expresar que "la unión entre 10 5 contra-
yentes se ha roto, debido a insalvabl es dif erencias de carácter. Como en
Chil e no existe el divorcio vincular , resulta ría conv enient e para la situa ción
descrit a que se declare la nulidad del matrimonio".
Por último, rechaza el arbitrio, de suyo inm ora l, de aparent ar un pl cito
entre los cónyuges, en que un o demand a al otro la nulidad del matri monio
invocando la incomp et encia del Ofi cial del Registro Civil qu e los casó, en
razón de no corresponder al domicilio de los con tray entes.
Agrega qu e en esas gestiones las partes actúa n de común acuerdo, sin
controvert ir los arg umentos , el derecho, los hechos ni la prueb a.
Es te arbitrio, al qu e desgraciad am ent e algunos abogados se prestan, ha
llegad o a tal extremo en nuestro país, qu e se p rodu cen los hechos men -
cionad os por la se~tencia en que la demandad a concu rrió voluntari amente
a la Secr etarí a del Juzgad o a notifi carse personalm ent e de un a dem anda
de la qu e no se le h abí a dad o notici a; contestó y duplicó aceptand o total-
mente lo afirma do por el acto r; los abogados d e las part es tienen el mismo
domicilio y oficina ; los escrito s de los litigant es evide ncian gr an simili tud
de composición, red acción y aún máquina de escribir; y, en gener al, la
demand ad a ha tenido un pap el eminentement e pa sivo (considerando 13 ).
E n resumen, se trat a de un fallo muy interesante en el qu e se pondera
muy acerta da mente, en nu estro conc epto, la pru eba; en el qu e se clasifi ca
a la nulidad d matrimo nio en absol uta y relativa, limit ánd ose así la posi-
bilidad de demand arl a ; y en el que se insiste en lo inmoral de los p roce-
dimi ento s prefabricado s apa rentes para obt ener el pronunciam ient o de las
nulidad es de matrimonio.
F ER NAK DO R OZAS V. ·

• Profesor Titul ar, Facultad de Derecho, Universidad Católica' de Chile.

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