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¿Hasta cuándo,

oh Señor?

DESMOND FORD
Traducción al español de
Luis Medina Apablaza
¿Hasta cuándo, oh Señor?
Una introducción al libro de Daniel

Copyright © 2010 Desmond Ford

Fecha de revisión de iUniverse: 4/16/10

Fecha de revisión de iUniverse: 4/16/10

ISBN: 781-4502-2729-2 (pbk)


ISBN: 978-1-4502-2732-2 (ebook)

Impreso en Estados Unidos de América


¿Hasta cuándo,
oh Señor?
Una introducción al libro de Daniel

DESMOND FORD

Traducción al español
de Luis Medina Apablaza
Índice

Cap. Título Página


Perspectiva general V
1 El tema de Daniel 8
2 ¿Cómo debemos interpretar el libro de Daniel? 10
3 Dos pistas vitales: El mensaje principal de cada capítulo 14
4 ¡Diez veces mejores! (Daniel 1) 16
5 Muéstrame el sueño y su interpretación (Daniel 2) 18
6 No hay Dios que pueda librar como este (Daniel 3) 20
7 ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué? (Daniel 4) 21
8 La escritura en la pared (Daniel 5) 22
9 El ángel cerró la boca de los leones (Daniel 6) 24
10 El reino que nunca pasará (Daniel 7) 26
11 La visión del tiempo de la vindicación (Daniel 8) 28
12 Para traer la justicia perdurable (Daniel 9) 30
13 ¿Qué nos depara el futuro? (Daniel 10) 32
14 El tiempo de angustia y la liberación del pueblo de Dios (Daniel 11 y 12) 33
15 Las dos ciudades de Daniel: ¿Qué significado tienen para nosotros? 34
Perspectiva general

Pido disculpas por estas palabras grandilocuentes: "La ideología depende de la antropología", pero su comprensión es
vital si queremos comprender este mundo y nuestra vida en él. La afirmación significa que todas las teorías sobre la vida
y el mundo surgen de nuestra visión de lo que es el ser humano. ¿Somos producto del tiempo, más el azar, más el barro?
¿O somos hijos e hijas de Dios? El hombre moderno ha perdido su rumbo y su domicilio. Aquel que en el pasado hacía
las preguntas ahora es una pregunta para sí mismo. Toda la cultura moderna afirma un único mensaje: "El hombre está
enfermo". Está enfermo porque está perdido.

El filósofo alemán Schopenhauer estaba desconsolado en uno de los bancos de un parque a punto de cerrar cuando un
guardia le preguntó: "¿Quién eres?". Él respondió: "Ojalá lo supiera". Eso mismo desean saber millones de personas.
Actualmente, el aburrimiento es uno de los problemas más serios del mundo occidental. En gran parte se debe a esta
pregunta sin respuesta. Aquellos que nunca responden a la pregunta del guardia del parque finalmente se hundirán en
el exceso de trabajo, en la indulgencia excesiva, en la desesperación o el suicidio.

Una pregunta similar es esta: "¿Es el mundo un barco o un iceberg?" ¿El mundo va hacia algún lado? ¿Acaso tiene un
capitán? Durante miles de años, el mundo pagano, sus sacerdotes y filósofos propiciaron el simbolismo de un círculo que
se fusiona en una serpiente como imagen de la realidad; el círculo declaró que la existencia era una cuestión de
repetición constante como si una serpiente se tragara la cola y finalmente emergiera de nuevo como serpiente.
Nietzsche también enseñó este "eterno retorno", por lo que siempre había algún Nietzsche enseñando infinitamente lo
mismo, y lo habría para siempre. En otras palabras, el mundo no va a ningún lado, solo da vueltas y vueltas.

El mundo gira permanentemente, como un molino que muele vida y muerte, lo bueno y lo malo.

El punto de vista cristiano que se encuentra en las Escrituras es muy diferente. Representa la existencia no como un
círculo, sino como una flecha que va hacia un objetivo, un objetivo que se alcanzó en la cruz y que se consumará en la
segunda venida. Lo que los cristianos llaman escatología estudia eso, basándose en las Escrituras proféticas. Algunas de
estas Escrituras son apocalípticas, es decir, consisten en símbolos inusuales que expresan mensajes sobre los días
venideros. La literatura apocalíptica ha sido llamada "la madre de la teología cristiana" porque sus temas son centrales
para comprender las enseñanzas de Cristo tal como se encuentran en los Evangelios.

El primer gran apocalipsis fue Daniel, el que, según muchos eruditos como el famoso Westcott, "ejerció mayor influencia
sobre la iglesia cristiana primitiva que cualquier otro escrito del Antiguo Testamento".

Considérese, por ejemplo, solo uno de los Evangelios: Marcos. Allí encontramos las siguientes ideas apocalípticas
tomadas de Daniel: "el reino de Dios", "el Hijo del Hombre", "la venida del Hijo del Hombre en gloria con los ángeles", "la
vida", "el siglo venidero", “la resurrección”, “el Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo”, “la herencia de la vida
eterna”, “la abominación desoladora” y la cercanía del reino venidero. Ver, por ejemplo, lo siguiente:

“The time has come,” he said. “The kingdom of God is ... diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios
near. Repent and believe the good news.” se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
Mark 1:15 Marcos 1:15

And he said to them, “I tell you the truth, some who are También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de
standing here will not taste death before they see the los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta
kingdom of God come with power.” que hayan visto el reino de Dios venido con poder.
Mark 9:1 Marcos 9:1

As they were coming down the mountain, Jesus gave Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie
them orders not to tell anyone what they had seen until dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del
the Son of Man had risen from the dead. Hombre hubiese resucitado de los muertos.
Mark 9:9 Marcos 9:9

“And if your eye causes you to sin, pluck it out. It is Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es
better for you to enter the kingdom of God with one entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos
v
eye than to have two eyes and be thrown into hell.” ojos ser echado al infierno.
Mark 9:47 Marcos 9:47

“I tell you the truth,” Jesus replied, “no one who has Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay
left home or brothers or sisters or mother or father or ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o
children or fi elds for me and the gospel will fail to hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras,
receive a hundred times as much in this present age por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien
(homes, brothers, sisters, mothers, children and fi veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos,
elds—and with them, persecutions) and in the age to hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y
come, eternal life.” en el siglo venidero la vida eterna.
Mark 10:29-30 Marcos 10:29-30

“For even the Son of Man did not come to be served, Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
but to serve, and to give his life as a ransom for many.” sino para servir, y para dar su vida en rescate por
Mark 10:45 muchos.
Marcos 10:45

When the dead rise, they will neither marry nor be Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán
given in marriage; they will be like the angels in heaven. ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles
Mark 12:25 que están en los cielos.
Marcos 12:25

“When you see ‘the abomination that causes Pero cuando veáis la abominación desoladora de que
desolation’ standing where it does not belong—let the habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el
reader understand—then let those who are in Judea fl que lee, entienda), entonces los que estén en Judea
ee to the mountains.” huyan a los montes.
Mark 13:14 Marcos 13:14

“At that time men will see the Son of Man coming in Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las
clouds with great power and glory.” nubes con gran poder y gloria.
Mark 13:25-27. Marcos 13:25-27. [debe ser 13:26]

“I tell you the truth, I will not drink again of the fruit of De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid,
the vine until that day when I drink it anew in the hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de
kingdom of God.” Dios.
Mark 14:25 Marcos 14:25

Again the high priest asked him, “Are you the Christ, El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres
the Son of the Blessed One?” tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
“I am,” said Jesus. “And you will see the Son of Man Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre
sitting at the right hand of the Mighty One and coming sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las
on the clouds of heaven.” nubes del cielo.
Mark 14:61b-62 Marcos 14:61b-62

En el sermón que dio Cristo sobre el futuro desde el monte de los Olivos el último martes de su vida terrenal, se
resumen las enseñanzas de Daniel sobre el fin de los tiempos. Ver Mateo 24, 25; Marcos 13; y Lucas 21. En él se refirió
particularmente al “reino”, “la abominación desoladora”, “la tribulación”, “el fin”, “la apostasía” y la necesidad de
“entender”. Este último término, "entender", se encuentra en diversas formas unas treinta veces en Daniel. De los
escritores de los Evangelios, solo Juan no registró este discurso, y el Cristo resucitado le dio una edición ampliada
mientras Juan estaba en la Isla de Patmos (el Libro de Apocalipsis).

Para quienes hemos vivido las épocas del conflicto global y el caos filosófico (como el existencialismo y el
posmodernismo) nada podría ser más pertinente que el mensaje de Daniel explicado por los mensajes de Cristo en el
Nuevo Testamento. Si bien puede parecer que Dios murió en el siglo XIX (Darwin, Marx, etc.) y el ser humano en el siglo
XX (Freud, Tillich, etc.), una comprensión de la profecía apocalíptica puede provocar una maravillosa resurrección de
ambos para el pensamiento de seres humanos aturdidos.

Antes de continuar con nuestro estudio, debemos eliminar una telaraña: el asunto de la datación de Daniel. Habiendo
analizado esto en un libro reciente (En el corazón de Daniel), me limitaré a repetir algunos de los comentarios que
realicé allí.

vi
Incluso si se pudiera probar que Daniel fue escrito en el siglo II a. C., no haría ninguna diferencia en la naturaleza
milagrosa del libro, especialmente en sus profecías que incluyen el Calvario y la era cristiana, así como la segunda
venida. Sin embargo, las últimas décadas han echado por tierra las afirmaciones de que el lenguaje de Daniel solo se
puede asignar a una fecha tardía. Numerosos eruditos defienden actualmente la posición tradicional. La mayoría de los
problemas históricos, como la historicidad de Belsasar, se han resuelto. Edwin M. Yamauchi, profesor de historia,
comenta: “No existen barreras insuperables para aceptar una fecha del siglo VI para el libro” (JETS, marzo de 1980, págs.
13 a 21).

Kenneth Kitchen, eminente egiptólogo y erudito del Cercano Oriente, ha escrito extensamente sobre la autenticidad del
apocalipsis del Antiguo Testamento. Ver su On the Reliability of the Old Testament, páginas 73, 74 y 78. Uno de los
eruditos más recientes en escribir un comentario sobre Daniel es Ernest C. Lucas. Ver las páginas 307 y 308 para conocer
su regreso al tan apreciado siglo II a. C. como fecha para Daniel.

El profesor Alan R. Millard, Rankin Reader de idiomas semíticos hebreo y arameo en la Universidad de Liverpool, escribe
en su comentario lo siguiente:

Argumentos históricos, lingüísticos y de otro tipo extraídos para reforzar esta posición (la fecha del siglo II a. C.) se
han analizado más arriba y también en el Comentario. Ninguno de ellos obliga a aceptar una fecha del siglo II a. C.,
como admitió hace mucho tiempo S. R. Driver…

The International Bible Commentary, pág. 849

Cabe señalar también que los primeros seis capítulos de Daniel contrastan con la crisis de la era macabea. Indican
resistencia pasiva, no la violencia que caracterizó a Matatías y a sus hijos. Por lo tanto, varios eruditos liberales,
admitiendo tales disparidades, han insistido repetidamente en que los capítulos uno a seis pertenecen a épocas muy
anteriores al 165 a. C. Además admiten que incluso los capítulos proféticos posteriores también pueden tener su origen
en fragmentos literarios anteriores. (Para obtener más información sobre este tema, se pueden consultar mis tres libros
anteriores sobre Daniel).

En Daniel hay una sección que tiene pruebas abrumadoras de la inspiración divina del libro. Ver el capítulo 9:24-27. El
versículo 24 es el único versículo del Antiguo Testamento que promete un cumplimiento mesiánico de todas las
promesas y profecías del Antiguo Testamento. Los versículos que siguen inmediatamente nos dicen que Aquel que sería
tanto Rey como Sacerdote sería ejecutado en Jerusalén, logrando así la salvación del mundo. Considérese también que
esta misma profecía predice la destrucción de la ciudad, el rechazo del Mesías y la desolación de su gran templo. Para un
comentario detallado sobre estos versículos, consultar mi texto En el corazón de Daniel.

“Para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna” es lo que promete el evangelio de Daniel 9:24. Aquí está la
predicción de los cuatro Evangelios y la semilla de la principal epístola teológica del Nuevo Testamento: el libro de
Romanos. Estas maravillosas frases encapsulan el cumplimiento sacrificial de Cristo en el sistema ceremonial del
Pentateuco y las profecías mesiánicas desde Génesis 3:15 hasta Malaquías 3:1-4. ¡Qué genio sin inspiración podría haber
contenido tanto en tan poco!

vii
CAPÍTULO UNO

El tema de Daniel

El nombre Daniel significa "Dios es juez", y las páginas del libro desarrollan esa verdad. El libro comienza y termina con
juicio: primero el juicio sobre el Israel apóstata, finalmente el juicio sobre los impíos representados por el anticristo, "el
rey del norte". (El título mismo del gran rebelde recuerda a Isaías 14:12-13).

How you have fallen from heaven, ¡Cómo has caído del cielo,
O morning star, son of the dawn! oh lucero de la mañana, hijo de la aurora!
You have been Has sido derribado por tierra,
cast down to the earth, tú que debilitabas a las naciones.
you who once laid low the nations! Pero tú dijiste en tu corazón:
You said in your heart, «Subiré al cielo,
“I will ascend to heaven; por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono,
I will raise my throne y me sentaré en el monte de la asamblea,
Above the stars of God; en el extremo norte.
I will sit enthroned on the mount of assembly, (LBLA)
on the utmost heights of the sacred mountain.
(Ver también la KJV).

Incluso al final del libro se menciona el día del juicio, cuando se asignará su destino eterno a los santos de Dios. Ver
12:13 y comparar con el Salmo 1:5:

As for you, go your way till the end. You will rest, and Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para
then at the end of the days you will rise to receive your recibir tu heredad al fin de los días.
allotted inheritance. (Dan. 12:13 RVR-1960)
(Dan. 12:13. Ver también la KJV).

Therefore the wicked will not stand in the judgment, Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
nor sinners in the assembly of the righteous. Ni los pecadores en la congregación de los justos.
(Ps. 1:5) (Sal. 1:5)

En el corazón de este antiguo apocalipsis (7:9-13) encontramos una de las escenas de juicio más grandes de las
Escrituras, en la que Dios se representa como el Anciano de Días con los libros del juicio abiertos y la multitud de testigos
angelicales presentes. Y a cada lado de esta pieza central están los juicios sobre Nabucodonosor y Belsasar (los tipos del
anticristo) y la promesa de 8:14 de que Dios, su pueblo y su verdad serán vindicados.

Sin embargo, debemos tener en cuenta el significado más amplio de las palabras "juez" y "juicio" para el antiguo pueblo
de Dios. Los dirigentes de Israel como Gedeón, Sansón y Jefté fueron infinitamente más de lo que los modernos quieren
decir con "jueces". Eran salvadores, libertadores y gobernantes. La raíz hebrea primitiva din significa "hacer justicia" y
"juzgar". Así como en la práctica las ideas de gobernar y juzgar están estrechamente unidas en Oriente, también lo están
en el uso lingüístico. Juzgar a alguien significaba "condenar", "castigar al culpable" (Gén. 15:14; Job 36:31) o "defender el
derecho de alguien" (Gén. 30:6; y Sal. 54:1, [la KJV en inglés]). El sustantivo está relacionado con el hebreo Adonai, que
significa el Fuerte, el Soberano o el Controlador. Así, también es prominente en este libro (que Cristo cita
reiteradamente) la palabra “reino” (malkuth), que aparece con mucha mayor frecuencia en Daniel que en todos los
demás profetas juntos. Los conceptos hebreos relacionados fueron sadaq y mishpat, que pertenecen a lo que es recto y
justo (Deu. 1:16; 16:18 y Jer. 11:20).

Al comparar el significado de esta evidencia lingüística con el significado del nombre hebreo Daniel (se le nombra más de
setenta veces), encontramos en él un testimonio de Dios como Rey, Juez, Libertador, Vindicador y Guerrero, todos
nombres particularmente apropiados para este libro. Cada capítulo de Daniel testifica de Dios en alguno de estos
aspectos. Se le ve liberando a su pueblo amenazado, juzgando y castigando a los rebeldes, vindicando la verdad y a sus
creyentes, controlando las aflicciones de las naciones y estableciendo finalmente su reino de justicia eterna.

8
Los teólogos suelen hablar de "teodicea", un término que significa la vindicación de Dios a pesar de la existencia del mal
y de su, a menudo, aparente victoria. El día del juicio logrará ante el universo que el nombre de Dios sea limpiado de
todas las quejas, dudas, sospechas y calumnias. (Ver Apocalipsis 15:3-4 y 16:7).

No es ético suponer que la condición moral del mundo es la de un suspenso sin fin, en que el bien y el mal se equilibran
permanentemente y se disputan el derecho a heredar la tierra. Esta concepción dualista es prácticamente atea, y toda la
Biblia podría leerse como una protesta contra ella. Tampoco es ético suponer que la historia moral del mundo consista
en ciclos en los que el bien y el mal son alternativamente victoriosos. La doctrina cristiana del juicio final no consiste en
poner fin arbitrariamente al curso de la historia; es una doctrina sin la cual la historia deja de ser capaz de una
construcción moral.

Pensemos en los setenta millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial, ocasionados por la maldad de hombres
como Hitler, Stalin y Tojo. Pensemos en el presidente Mao y en los millones que mató con la espada y el hambre.
Pensemos en Pol Pot y los millones asesinados por su loca determinación de salirse con la suya. Pensemos en las más de
cien guerras que han ocurrido desde 1945, precipitadas a menudo por hombres crueles y ambiciosos. Pensemos en los
empresarios y financistas codiciosos que, con sus sutilezas fiscales, llevan la pobreza a millones de personas que confían
en ellos. Pensemos en los políticos e incluso en algunos dirigentes de la iglesia que colocan su posición de autoridad por
encima de su conciencia y, en consecuencia, son culpables de injusticias. ¿Acaso Dios no se hará cargo de ellos? De
hecho, lo hará. ¡El día del juicio ya viene!

Juan Calvino escribió lo siguiente acerca de las trágicas experiencias de Israel que comenzaron con los eventos que
aparecen en los primeros versículos de Daniel: la quema del templo y el cautiverio de la raza elegida:

Si alguna vez hubo momentos de angustia, que podrían tentar a los seres humanos a imaginar que Dios dormía en
el cielo y se había olvidado de la raza humana, ciertamente fue entonces, cuando las revoluciones que tuvieron
lugar fueron tan frecuentes como variadas.

Daniel, edición de 1852, reimpresa en 1966, pág. 80

El mal estaba en el trono y el bien en el cadalso. ¿Qué estaba haciendo Jehová? ¿Estaba durmiendo o viajando mientras
su pueblo sufría a fuego y espada? ¿Por qué se permitió a los idólatras paganos triunfar sobre los adoradores del Dios
verdadero? No es de extrañar que encontremos la pregunta: "¿Hasta cuándo?" en Daniel 8:13. ¿Hasta cuándo triunfaría
la maldad? ¿Cuánto tiempo faltaba para que se inaugurara el ansiado reino mesiánico?

¿Acaso no te has hecho la misma pregunta? ¿No ha habido injusticias y tragedias inexplicables en tu experiencia? A
menos que seas muy joven, eso debe haber pasado. Así que el mensaje de Daniel es para ti. Dios corregirá todos los
males. Explicará todos los misterios (Juan 13:7).

Todo esto muestra la importancia de lo que llamamos escatología, esa sección de la teología que se basa en las
promesas bíblicas sobre el fin del mundo, la resurrección de los muertos, el traslado de los justos vivos, el día del juicio y
la renovación del mundo con la nueva Jerusalén como capital.

Al comprender el tema de Daniel, la teodicea, la vindicación de Dios, de su pueblo y de su verdad, estamos preparados
para estudiar sus páginas más a fondo.

9
CAPÍTULO DOS

¿Cómo debemos interpretar el libro de Daniel?

“Si un burro mira dentro de un libro, no podemos esperar que un ángel salga de él” (Tomás de Aquino). Esta conocida
sentencia nos recuerda que a menudo todos nos hemos comportado de manera tonta al intentar desentrañar el
significado de las Escrituras. Es muy fácil abordar el texto sagrado con nuestra opinión preconcebida de lo que debe
significar y luego encontrar un texto o pasaje que parezca estar de acuerdo con nosotros. Esto se conoce como el
método de "texto de prueba". Hay grupos religiosos completos que basan sus creencias en este enfoque.

Quienes han pasado la mayor parte del día durante gran parte de su vida en el estudio de las Escrituras siguen ciertas
reglas exactas, reglas que no son esotéricas, sino de sentido común para un estudiante inteligente de la Biblia. Esas
reglas asumen la sola Scriptura, el axioma de que solo la Biblia tiene autoridad. Esto procede entonces en armonía con
nuestro enfoque académico normal de toda la literatura. Este enfoque se ocupa del significado de las palabras
individuales, de la sintaxis de las oraciones y de los contextos textuales e históricos.

Cuando era adolescente me dieron un artículo que "probaba" la inspiración de las Escrituras porque era congruente con
la ciencia conocida. Sabía poco de la ciencia y de la Biblia, pero se notaba que este artículo manejaba horriblemente mal
las Escrituras. Tomaba modismos poéticos y los literalizaba de una manera burda y retorcida. Más tarde me dieron
material que mostraba regocijo por la "profecía" de Daniel 12:4, que en el tiempo del fin "muchos correrán de aquí para
allá, y el conocimiento aumentará". La profecía bíblica supuestamente predecía nuestros métodos de viajes modernos y
el aumento del conocimiento científico a partir de Edison. Pero la expresión hebrea "correr de aquí para allá" significa
buscar. (Ver 2 Crónicas 16:9). El conocimiento del que se habla es el conocimiento de las profecías de Daniel, como lo
muestra claramente el contexto.

Hay cuatro sistemas de interpretación de la profecía apocalíptica que son populares. El primero es el preterismo, que
insiste en que tales profecías tienen un cumplimiento contemporáneo o casi contemporáneo. Quienes sostienen que el
origen de Daniel corresponde al siglo II a. C. enseñan que todo el libro está relacionado con la crisis que se produjo en los
días de Antíoco Epífanes, cuando el templo judío fue profanado y sus adoradores fueron perseguidos. Como la mayoría
de las herejías, el preterismo tiene algo de verdad en lo que afirma, pero ninguna en lo que niega. Casi todos los
intérpretes concuerdan en que Antíoco es prominente en las profecías de Daniel, pero los evangélicos agregarían que
está presente como un tipo y no como el cumplimiento absoluto. Véase cualquiera de mis tres libros anteriores sobre
Daniel para informarse más sobre esto.

El futurismo es prácticamente lo contrario del preterismo y entiende las profecías como pertinentes principalmente para
la última generación de cristianos. Los futuristas dispensacionales, por ejemplo, insisten en que en la profecía de las
setenta semanas hay una pausa entre el final de la semana sesenta y nueve y el comienzo de la setenta. J. N. Darby, un
ferviente abogado cristiano, se refirió mucho a este enfoque que lamentablemente domina gran parte del
fundamentalismo protestante actual, especialmente en Estados Unidos. La Biblia de Scofield y la teología sistemática de
L. S. Chafer representan en gran medida el futurismo dispensacional. La mayoría de los eruditos bíblicos rechazan esto.
Es dudoso que alguno de los cuarenta y cuatro editores de Christianity Today acepte las enseñanzas distintivas de los
dispensacionalistas. Los comentarios del Dr. George Beasley-Murray son apropiados de citar:

El punto de vista "futurista" fue el de los primeros siglos de la iglesia y los cristianos evangélicos de hoy lo
sostienen ampliamente. En su forma popular, sin embargo, está expuesto a críticas serias, ya que ignora casi por
completo el marco histórico del libro. De hecho, a menudo se dice que Juan escribió Apocalipsis no para su propia
época, sino para la iglesia del tiempo del fin. Por lo tanto, el libro se concibió para dar información e ideas de una
manera que el profeta nunca soñó. Los caprichos de este tipo llevan a muchos lectores a valorar el libro
únicamente desde un punto de vista estético, negando que alguna vez haya tenido un propósito específico.

Los símbolos, sin embargo, significan algo. Juan fue más que un poeta que expuso en vagas imágenes el triunfo de
Dios sobre todo mal. Escribió para las iglesias que estaban bajo su cuidado, teniendo en mente una situación
concreta, a saber, la posibilidad de que el culto popular al César de su época se les impusiera a todos los

10
cristianos. Nadie que dijera que "Jesús es el Señor" podía confesar al mismo tiempo que "César es el Señor"; la
última exigencia amenazaba la existencia de toda la iglesia de Dios. Al captar los principios que estaban en juego,
se le permitió a Juan ver la consumación lógica de las tendencias en acción, la humanidad dividida por la
obediencia a Cristo o al anticristo. En el lienzo de su época, por lo tanto, y en el color de su entorno, Juan describió
la última gran crisis del mundo, no solo porque, desde un punto de vista psicológico, no podía hacer otra cosa,
sino por la correspondencia real entre su crisis y la de los últimos días. Así como la iglesia se enfrentaba entonces
con una persecución devastadora por parte de Roma, a la iglesia de los últimos días se le opondrá violentamente
la potencia mundial prevaleciente.

“Revelation”, The Revised New Bible Commentary, págs. 1279, 1280

Nótese cómo Beasley-Murray usa aquí la verdad que hay en la escuela del preterismo y en la del futurismo. Pero un gran
número de otros comentadores insisten con razón en que el texto también tiene significado para los tiempos que están
entre el primer y el segundo advenimiento. Debido a que la naturaleza de Dios, de Satanás y del ser humano no cambia,
los eventos tienden a repetirse, y se intensificarán hasta alcanzar un clímax. Esto se conoce como el principio
apotelesmático. Por ejemplo, Génesis 3:15 tuvo su primer cumplimiento en el conflicto entre Caín y Abel, aplicación
continua en las muchas crisis que vivieron los creyentes en las siguientes épocas, incluida la cruz, y tendrá un
cumplimiento final con la última generación.

El historicismo tiene una excelente herencia en el hecho de que la mayoría de los reformadores protestantes lo usaron.
Concibieron la profecía apocalíptica como un pergamino que se desplegaba progresivamente a través de los siglos.
Claramente, hay mucha verdad en esto. Pero el problema del historicismo, tal como se utiliza habitualmente, es su
inclinación a encontrar (en personajes, acontecimientos y fechas seculares) un cumplimiento contemporáneo de las
predicciones del Vidente. Cristo prohíbe hacer esto. Ver Hechos 1:7.

La navaja de Occam es el conocido principio filosófico de que las soluciones deben ser lo más simples posible. El énfasis
del Nuevo Testamento en la inminencia del advenimiento es una navaja de Occam para las gargantas ideológicas de la
mayoría de los comentadores. En ninguna parte las Escrituras insisten en que debe haber miles de años entre los dos
advenimientos. Considérense los siguientes versículos:

“When you are persecuted in one place, flee another. I Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra;
tell you the truth, you will not finish going through the porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer
cities of Israel before the Son of Man comes.” todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del
Matt. 10:23 Hombre.
Mateo 10:23

“I tell you the truth, some who are standing here will De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,
not taste death before they see the Son of Man coming que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo
in his kingdom.” del Hombre viniendo en su reino.
Matt. 16:28 Mateo 16:28
“I tell you the truth, this generation will certainly not De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta
pass away until all these things have happened.” que todo esto acontezca.
Matt. 24:34 Mateo 24:34

“I tell you the truth, this generation will certainly not De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta
pass away until all these things have happened.” que todo esto acontezca.
Mark 13:30 Marcos 13:30
In the past God spoke to our forefathers through the Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
prophets at many times and in various ways, but in maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
these last days he has spoken to us by his Son, whom en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a
he appointed heir of all things, and through whom he quien constituyó heredero de todo, y por quien
made the universe. asimismo hizo el universo;
Heb. 1:1, 2 Heb. 1:1, 2

Then Christ would have had to suff er many times since De otra manera le hubiera sido necesario padecer
the creation of the world. But now he has appeared muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora,
once for all at the end of the ages to do away with sin en la consumación de los siglos, se presentó una vez
by the sacrifice of himself. para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de
Heb. 9:26 en medio el pecado.
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Heb. 9:26

Dear children, this is the last hour; and as you have Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis
heard that the antichrist is coming, even now many que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos
antichrists have come. This is how we know it is the last anticristos; por esto conocemos que es el último
hour. tiempo.
1 John 2:18 1 Juan 2:18

The night is nearly over; the day is almost here. So let La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos,
us put aside the deeds of darkness and put on the pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas
armor of light. de la luz.
Rom. 13:12 Rom. 13:12

What I mean, brothers, is that the time is short. From Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta,
now on those who have wives should live as if they had pues, que los que tienen esposa sean como si no la
none; those who mourn, as if they did not; those who tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que
are happy, as if they were not; those who buy se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran,
something, as if it were not theirs to keep; those who como si no poseyesen; y los que disfrutan de este
use the things of the world, as if not engrossed in them. mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia
For this world in its present form is passing away. de este mundo se pasa.
1 Cor. 7:29-31 1 Cor. 7:29-31

According to the Lord’s own word, we tell you that we Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
who are still alive, who are left till the coming of the nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la
Lord, will certainly not precede those who have fallen venida del Señor, no precederemos a los que
asleep. durmieron.
1 Thess. 4:15 1 Tes. 4:15

The revelation of Jesus Christ, which God gave him to La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
show his servants what must soon take place. He made manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
it known by sending his angel to his servant John. […] pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a
Blessed is the one who reads the words of this su siervo Juan [...]Bienaventurado el que lee, y los que
prophecy, and blessed are those who hear it and take oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas
to heart what is written in it, because the time is near. en ella escritas; porque el tiempo está cerca.
Rev. 1:1, 3 Apo. 1:1, 3

Now I say to the rest of you in Thyatira, to you who do Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a
not hold to her teaching and have not learned Satan’s cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo
so-called deep secrets (I will not impose any other que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os
burden on you): Only hold on to what you have until I digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis,
come. retenedlo hasta que yo venga.
Rev. 2:24, 25 Apo. 2:24, 25

To the angel of the church in Sardis write: These are Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los
the words of him who holds the seven spirits of God siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo
and the seven stars. I know your deeds; you have a conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y
reputation of being alive, but you are dead.[…] Since estás muerto. [...] Por cuanto has guardado la palabra
you have kept my command to endure patiently, I will de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la
also keep you from the hour of trial that is going to prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para
come upon the whole world to test those who live on probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo
the earth. I am coming soon. Hold on to what you have, vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno
so that no one will take your crown. […] Here I am! I tome tu corona. [...] He aquí, yo estoy a la puerta y
stand at the door and knock. anyone hears my voice llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a
and opens the door, will come in and eat with him, and él, y cenaré con él, y él conmigo.
he with me. Apo. 3:1, 10, 11, 19
Rev. 3:3, 10, 11, 20 [Debe ser Rev. 3:1, 10, 11, 19]

Behold, I am coming soon! Blessed is he who keeps the ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda
words of the prophecy in this book. […] Then he told las palabras de la profecía de este libro. [...] Y me dijo:
me, “Do not seal up the words of the prophecy of this No selles las palabras de la profecía de este libro,
book, because the time is near.” […] He who testifi es porque el tiempo está cerca. [...] El que da testimonio
to these things says, “Yes, I am coming soon.” Amen. de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.
Come, Lord Jesus. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

12
Rev. 22:7, 10, 20 Apo. 22:7, 10, 20

Si el pueblo judío se hubiera arrepentido y la iglesia primitiva hubiera mantenido su pureza y celo originales, el fin podría
haber llegado en el siglo primero. Nótese cómo Pablo esperaba que algunos tesalonicenses estuvieran vivos cuando
Cristo regresara. Véase también el uso que Cristo hace del "vosotros" [implícito en español] para referirse a su público
apostólico que escuchaba su sermón de los Olivos sobre el tiempo del fin.

Eclesiastés 1:9, Jeremías 18:1-10 y Lucas 19:41-44 tienen excelentes consejos para todos los intérpretes. Muchas
profecías están condicionadas a la respuesta de los primeros a quienes se dirigieron. Algunas cosas se predicen como
advertencias para que NO sucedan. "De aquí a cuarenta días Nínive será destruida". Y no lo fue. El Señor le dijo a
Ezequías que moriría. Y no murió. Vivió durante años debido a su cambio de actitud. (Ver mis otros comentarios sobre
Daniel y Apocalipsis para consultar más material sobre este tema).

Entonces, ¿cómo interpretaremos la literatura apocalíptica? Prestaremos mucha atención al significado de cada palabra
y a la sintaxis del texto original, y luego consideraremos los contextos históricos y textuales. Al orar por el mismo Espíritu
que inspiró la Palabra para interpretarla en nuestro corazón, podemos avanzar maravillosamente en la comprensión de
las Escrituras apocalípticas y también en la comprensión de otras. Recordaremos que las profecías fueron dirigidas
primero al Israel literal del Antiguo Testamento y que solo debido a su fracaso ahora se puede entender que tienen
importancia para el Israel espiritual: la iglesia. Sobre todo, debemos tomar en serio las palabras de nuestro Señor: “If any
man is willing to do God’s will, he shall know of the doctrine” (Juan 7:17). [Si alguno está dispuesto a hacer la voluntad
de Dios, conocerá la doctrina.]

13
CAPÍTULO TRES

Dos pistas vitales

Cristo ―el Alfa y la Omega que encierra y encarna toda la verdad― es la clave de todo conocimiento esencial. Cuando
Jesús habló en Nazaret (para explicar la profecía de Isaías 61), el texto dice que, después de haber enrollado el libro y
haberse sentado, los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él (Lucas 4:20). Así debe ser después de cada lectura
de las Escrituras. Ver Juan 5:39 y Lucas 24:44-47.

Lo que es cierto del último gran apocalipsis (Apocalipsis) también es cierto del primero (Daniel). El primer versículo de
Apocalipsis nos dice que estas palabras finales de la Escritura son de Jesús y se refieren a Él. Y el primer héroe que
encontramos en el libro de Daniel, un príncipe exiliado de la casa de Judá, es un hermoso tipo de nuestro Señor.

Hace aproximadamente un siglo y medio, un famoso obispo anglicano escribió uno de los mejores comentarios bíblicos
jamás escritos. Se trata del obispo Christopher Wordsworth, pariente del gran poeta. En esta obra, describió bellamente
la manera en que el mismo Daniel tipificó a su Señor y al nuestro. Citamos:

Daniel venció mediante el sufrimiento, y el Mesías de Daniel también venció mediante el sufrimiento. […] En
ciertos aspectos Daniel tenía un parecido sorprendente con Cristo. Era un príncipe de la casa de Judá y un hombre
de sufrimiento y dolor; también fue un exiliado y un cautivo; se le llama "Hijo de Hombre".

También se le llama un hombre muy amado, UN HOMBRE DE DESEO, o (como dice literalmente) "un hombre de
deseos", o incluso, en abstracto, "deseos", y el "Hijo muy amado", en quien el Padre está muy complacido. Daniel
era como Cristo en sabiduría. “Ser más sabio que Daniel” era un proverbio incluso en su propia época.

Fue como Cristo en obediente lealtad a los gobernantes que lo despreciaban y lo perseguían. Fue como Él en
intercesión. También fue como Cristo en la forma de sufrir y en sus consecuencias. Fue condenado a causa de su
reverencia y de su obediencia a Dios. Los príncipes de Persia se enfurecieron contra él, como los gobernantes de
Judá se enfurecieron contra Cristo.

Daniel fue arrojado al foso de los leones, tal como el salmista dice que Cristo estaba en el foso, y su alma estaba
entre los leones. La prisión de Daniel estaba cerrada con una piedra, sellada con el sello del rey y con el sello de
sus señores; había una piedra en la entrada del sepulcro de Cristo, y estaba sellada con el sello de los sumos
sacerdotes. Daniel se levantó de ese foso para honra y gloria; lo mismo hizo Cristo al salir de la tumba.

Después de la resurrección de Daniel, se emitió un decreto “a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan
en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi
reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por
todos los siglos, y su reino no será jamás destruido”. Y después de la resurrección de Cristo, se dio a los apóstoles
la comisión de predicar el evangelio de paz a todas las naciones, y Cristo prometió estar con ellos hasta el fin del
mundo.

Después de que fue librado del foso de los leones, "Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el
reinado de Ciro el persa". Aquí hay un leve destello de la gloria de Cristo por medio del sufrimiento. Se describe a
Daniel intercediendo por su pueblo (como el gran Intercesor mismo) y orando por su restauración. Y, mientras
oraba, lo visitó el ángel Gabriel, cuya función especial parece haber sido llevar mensajes de la encarnación de
Cristo.

Commentary on the Bible, Vol. 6, pág. xix

Otra pista de gran importancia es esta: las historias son las claves de las profecías. Confieso con vergüenza que leí el libro
de Daniel durante muchos años antes de darme cuenta de esto. Los comentadores se han referido a la forma en que se
dieron las profecías para subrayar la importancia de los primeros seis capítulos, pero lo contrario también es cierto.

14
Los gobernantes paganos, Nabucodonosor y Belsasar, son tipos del anticristo que prefieren la “abominación desoladora”
que es tan prominente en este libro. Su idolatría, su orgullo, su arrogancia y sus feroces amenazas apuntan a
características similares a las de los anticristos de todas las edades. Las pruebas sobre la ley y la adoración del Dios
verdadero que se encuentran en los capítulos 1, 2, 3, 5 y 6 también tipifican los conflictos que sobrevendrían a los santos
en todas las edades

“Librar” es un verbo clave del libro y su uso en los capítulos 3 y 6 debe compararse con 12:1 [libertar], que promete la
liberación de los santos en el tiempo del fin. Este principio es particularmente importante cuando llegamos al capítulo 9
y al estudio de los versículos 24 a 27. La mayor parte del capítulo describe la intercesión de un gran profeta por su
pueblo. Contra este mediador no se registra ningún pecado; sin embargo, en su oración lo encontramos asumiendo el
pecado y la culpa de su pueblo. Acepta su culpa y ministra ante Dios en favor de él. Entonces, en el momento de la
ofrenda del sacrificio vespertino del santuario, es cuando se agrega la profecía de los versículos finales. El lector debe
notar la importancia del hecho de que la profecía emplea las palabras clave de la oración, como "santuario", "pacto",
"ciudad", "pecados", "iniquidad", "justicia" y "desolación".

Por lo tanto, Daniel en su persona y en su obra, incluso en el momento de su oración, prefigura a Cristo, el Rey-
sacerdote que viene y su intercesión por la iglesia. Nuestro Señor, que era inmaculado, ha tomado nuestra culpa sobre sí
mismo, y fue a la hora del sacrificio vespertino, a las tres de la tarde, cuando hizo expiación por los pecados del mundo.
Así como Gabriel visitó a Daniel cuando oraba por su pueblo, así también el mensajero del cielo visitó a Cristo en
Getsemaní.

Estos hechos sobre Daniel 9 dejan en claro que el tema principal de la profecía no se trata simplemente de los eventos
de los días de Antíoco Epífanes. Esta maravillosa predicción tiene que ver con quitar la culpa del mundo y hacer que la
justicia eterna esté disponible para todos los que creen. El capítulo valida maravillosamente todo lo que los cristianos
han extraído de los cuatro Evangelios y del libro de Romanos.

No solo en el capítulo 9 la experiencia de Daniel es clave para comprender la visión relacionada, sino que lo mismo
ocurre con todo el libro. Patrick Fairbairn, un gran erudito escocés, reconoció esto hace mucho tiempo y escribió lo
siguiente:

La historia de Daniel también estuvo estrechamente relacionada con su profecía. La primera puede considerarse
adecuadamente como un tipo de la otra, y por eso, probablemente, ocupa tanto espacio en su libro. El gran
objetivo de las revelaciones que se le impartieron fue desplegar el progreso del reino de Dios desde una profunda
depresión, pasando por múltiples luchas, hasta alcanzar el lugar supremo de honor y gloria. Ese proceso ya está
representado en el maravilloso ascenso del mismo Daniel desde la condición de exiliado hebreo hasta el lugar de
mayor poder e influencia en la corte de Babilonia.

The Interpretation of Prophecy, pág. 35

15
CAPÍTULO CUATRO

¡Diez veces mejores! (Daniel 1)

El libro de Daniel fue escrito con un talento indiscutible. Incluso desde un punto de vista literario, este pequeño volumen
compensa diez veces al estudiante diligente. El capítulo inicial es el prólogo (como el capítulo 12 es el epílogo), y revela,
al que investiga en profundidad, un arte y una sutileza que el lector ocasional no puede apreciar. Los primeros versículos
nos proporcionan la esencia de lo que se discutirá tanto en las partes narrativas como en las visiones: el ataque de
Babilonia contra el pueblo de Dios, su templo y su verdad.

En el capítulo 1 encontramos las semillas de todo el resto del libro. Todos los temas principales que se desarrollarán
posteriormente en las partes narrativas y en la visión están presentes en esta sección introductoria. Por ejemplo, a la
Biblia se le ha llamado a menudo un "cuento de dos ciudades", Jerusalén y Babilonia, las cuales se mencionan por
primera vez en Génesis (14:18; 11:9) y por última vez en Apocalipsis (3:12; 21:2; 21:10; 14:8; 18:2; 16:19 y 17:5). El
versículo inicial de Daniel menciona ambas ciudades como una pista para comprender el conflicto entre la religión
verdadera y la falsa que se desarrollará posteriormente.

La declaración que se encuentra en 10:1 ―"la palabra era verdadera, y el conflicto grande"― encaja admirablemente en
todo el libro desde el comienzo. La gran controversia es entre Cristo y Satanás, y su tema es el conflicto sobre la
adoración. La primera “batalla” en este mundo sobre el tema de la adoración ocurrió en las mismas puertas del Edén,
cuando un adorador mató a su hermano. Y la última batalla de la tierra también será sobre el tema de la adoración. La
historia comienza y termina con el conflicto religioso. (Ver Génesis 4 y Apocalipsis 16:13, 14; 13:11-15; 14:6-12; 12:17 y
11:7-12).

A lo largo de las páginas de Daniel se ilustra gráficamente el conflicto entre la adoración verdadera y la falsa. La primera
mitad del libro es narración y la segunda es revelación profética. Pero ambas mitades giran en torno al tema de la
adoración. En seis formas diferentes, la parte narrativa muestra la supremacía del Dios verdadero y sus adoradores
sobre la adoración opresiva e idólatra de Babilonia y sus sucesores.

• El capítulo 1 revela que quienes adoran a los ídolos son inferiores en sabiduría a los adoradores del Creador.

• El capítulo 2 describe cómo solo un verdadero adorador puede comprender los misterios del futuro.

• El capítulo 3 relata cómo Dios puede librar del fuego a quienes se niegan a someterse a la adoración idólatra.

• El capítulo 4 demuestra la superioridad de la soberanía divina sobre la soberanía del mayor hombre secular de la
época.

• El capítulo 5 enseña que el sacrilegio debe traer inevitablemente una retribución. La historia de la fiesta profana de
Belsasar culmina con la aterradora escritura del juicio en la pared. La adoración hecha por el ser humano resulta en
una cosecha de muerte.

• El capítulo 6 ilustra cómo el Legislador divino puede derrotar los programas perseguidores de los legisladores
terrenales. El decreto de Darío se desploma, y Daniel sale ileso del foso de muerte.

La segunda mitad de Daniel procede a enseñar mediante visión profética lo que ya se ha representado en la parte
narrativa. El tema sigue siendo el conflicto entre la adoración verdadera y la falsa.

Así, el capítulo 1 resume en cierto sentido el resto del libro. Y si estudiamos las palabras que se encuentran hacia el final
del último capítulo, descubrimos que son una repetición de las palabras clave del primero. Nótese, por ejemplo, el uso
de "el fin de los días" [at the end of the days], "levantarse" [stand] y "entender" [understanding]. Ver la King James
Version.

16
No menos importante en las enseñanzas de este primer capítulo es el énfasis en que la disciplina en materia de comida y
bebida puede preparar el camino para asuntos más importantes, y que la fidelidad en las cosas pequeñas es en realidad
algo importante. Recordemos que los grandes comensales y los grandes bebedores rara vez son buenos para algo más.

17
CAPÍTULO CINCO

Muéstrame el sueño y su interpretación (Daniel 2)

Aquí hay una historia y una profecía que ha llevado a miles de personas a tener fe en la Biblia como una revelación
milagrosa de Dios. Toda la historia del mundo desde los días de Daniel hasta el fin de los tiempos está cubierta... ¡en
doscientas trece palabras! Aquí encontramos una vista panorámica de la historia y el ABC de la profecía bíblica.

Al igual que el capítulo 1, este también es una miniatura de todo el libro. Contiene hebreo y arameo, narración y
profecía. Habla de cómo es probado el pueblo de Dios por medio de los paganos, así como de la prueba providencial a la
que es sometido el genio gentil. El resultado de la prueba es la elevación de los santos y la derrota de sus competidores
idólatras. Todos los temas principales que se ampliarán más adelante se encuentran aquí.

Ahora sabemos mucho más sobre el simbolismo de la piedra y la montaña de lo que se ha entendido en épocas
anteriores. Para los que vivían en el antiguo Oriente, las “montañas” y los “templos” apuntaban a la misma verdad: el
reino de los cielos. Por lo tanto, Daniel 2:44, 45 y 8:14 están mucho más relacionados de lo que hasta ahora se percibía.
La vindicación del santuario es idéntica al establecimiento del reino eterno simbolizado por la montaña. El paralelo entre
los capítulos 7, 8 y 9, 11 y 12, también enseña lo mismo.

Además, en Oriente existía una relación bien conocida entre una piedra angular, un templo y una montaña. Cristo habla
de la piedra de Daniel 2 como idéntica a la rechazada piedra angular del santuario, y anticipó lo que ha demostrado la
investigación reciente.

Para los antiguos, la tierra era un cuerpo vivo, y la piedra angular del templo era su ombligo.

Debe mencionarse otro paralelo más entre el capítulo 2 y las visiones posteriores. Así como la piedra y la montaña
concluyen el simbolismo del capítulo 2, y el santuario el simbolismo del capítulo 8, lo mismo sucede con “el hijo de
Hombre” en el capítulo 7. Los hebreos estaban muy familiarizados con la paronomasia (juego de palabras con
sustantivos que suenan similares) en relación con las palabras "piedra" (‘eben)," hijo" (ben)," hijos" (banim) y "construir"
(banah). Matthew Black escribió que "el juego de palabras 'eben-ben es uno de los más antiguos y más conocidos del
Antiguo Testamento". Juntando Daniel 2:44, 45 y 7:13, podemos ver tanto en la piedra como en el hijo de hombre las
anticipaciones del Mesías prometido que volvería a hacer el mundo.

En un artículo inédito, el Dr. Paul Porter comentó acertadamente este capítulo de Daniel de la siguiente manera:

El sueño de Daniel 2 no solo describe la caída de la abominación y la restauración del templo, sino que también
describe estos temas en términos más simples y claros que los que se encuentran en las visiones posteriores. Con
respecto a la abominación, el capítulo 7 emplea el símbolo de un cuerno pequeño (v. 8); el capítulo 8 habla de un
cuerno pequeño que crece enormemente (v. 9), mientras que el capítulo 11 emplea la figura de un rey (v. 36). En
marcado contraste con estas sutiles metáforas, Daniel 2 describe la abominación en términos simples y literales:
es simplemente un ídolo, aunque compuesto. Lo mismo se aplica al tema del templo y su restauración: mientras
que el capítulo 7 habla del juicio del cuerno pequeño [...] el capítulo 8 habla de la purificación del santuario (v. 14)
y el capítulo 11 de la destrucción del rey que profana el templo (v. 4, cf. v. 31), el capítulo 2 simplemente promete
un día en que finalmente se establecerá la piedra angular del templo.

Por lo tanto, se ve que la primera visión de Daniel no solo armoniza admirablemente con las visiones posteriores,
sino que también proporciona una clave simple para comprenderlas.

“Daniel 2 and the Temple”1

1 El Dr. Paul Porter también es autor de Metaphors and Monsters: A Literary Critical Study of Daniel 7 & 8, Tesis
doctoral, Universidad de Uppsala, Suecia, 1985 (ISBN-10: 0969202709 y ISBN-13: 978-0969202707)

18
Es un gran error considerar que esta profecía omite el primer advenimiento de Cristo. Nuestro Señor tomó el simbolismo
de esta profecía y se lo aplicó a sí mismo. Ver Lucas 20:17, 18. La venida de la piedra en Daniel 2:34, 44 apunta tanto al
reino de gracia como al reino de gloria de Cristo.

Para conocer detalles sobre la exégesis de este capítulo, el lector puede leer mis demás comentarios. Pero ahora es vital
que enfaticemos algo que se ha entendido poco entre los laicos que leen este gran apocalipsis.

Anteriormente hemos enfatizado que el ingrediente de verdad en el preterismo es que reconoce que las profecías
tenían sentido para sus destinatarios originales. Esto es cierto tanto en la profecía de Daniel 2 como en la mayoría de las
demás profecías. A menudo es necesario distinguir entre el significado pleno o completo de la Escritura para todos los
tiempos y su significado inicial, que generalmente es local y limitado. (Por ejemplo, considérese Génesis 3:15 y las
profecías del Día del Señor en los profetas mayores y menores). Está bastante claro que el Nuevo Testamento aplica el
cuarto imperio de Daniel a Roma (ver Mateo 24:15; y Apocalipsis 13:1-4). Pero también está claro que aquellos que
vivieron la gran crisis del tiempo de los macabeos (cuya conmemoración fue observada por Cristo; Juan 10:22) vieron en
el cuarto reino el poder sirio cuando Antíoco Epífanes lo transformó en una agencia de tiranía. La hipérbole utilizada
para describir el cuarto imperio no se refiere originalmente al poder político mundial, sino a la terrible intensidad de la
oposición al pueblo de Dios.

Recordando que cada profecía en cadena sucesiva de este libro amplía la precedente, es seguro que debemos buscar en
la última visión la clave del resto. Daniel 11 se extiende muy rápidamente sobre Medo-Persia y Grecia (al igual que el
capítulo 2), y luego, desde el versículo 21 en adelante, el resto del capítulo es absorbido por la maldad del anticristo
típico del Antiguo Testamento ―Antíoco Epífanes―, el primero de los gobernantes de la tierra en perseguir a la raza
elegida por motivos religiosos. Así como Deuteronomio 18:15-19 se aplicó primero a Josué y a los sucesivos profetas,
pero finalmente a Cristo; y así como las predicciones del Día del Señor describieron inicialmente juicios locales y
limitados, pero que encontrarán su cumplimiento completo en la ira final de Dios contra el mal mundial; así también
estos pasajes de Daniel que apuntan primero a Antíoco y a Siria (7:7-10, 25; 8:13; y 9:26 y siguientes) encuentran
aplicaciones más amplias a los anticristos de tiempos posteriores, incluidas la Roma pagana, la tiranía medieval entre la
Iglesia y el Estado y la apostasía mundial final cuando la política mala se una con la religión mala para perseguir a los
inconformistas del evangelio.

La evidencia de todo esto se puede captar fácilmente si se estudian las profecías paralelas de los capítulos 2, 7, 8 y 11-
12. Todas las objeciones a esta posición se equivocan (1) al ignorar el paralelismo de las sucesivas visiones de Daniel, (2)
al ignorar la antigua costumbre de usar cifras redondas ―por ejemplo, 2300, 70, 10, 3, etc.―, (3) al tomar literalmente
la hipérbole utilizada por el profeta para mostrar su angustia por los estragos de Siria contra los verdaderos adoradores
de Dios.

19
CAPÍTULO SEIS

No hay Dios que pueda librar como este (Daniel 3)

Este es el primer pasaje de Daniel que establece una base amplia para comprender la última crisis en la historia de la
tierra cuando todos se vean obligados a adorar a otro ídolo babilónico. Ver Apocalipsis 13. En ambos capítulos se emplea
repetidamente el verbo “adorar”, y en cada caso es una adoración ordenada por una unión entre un gobierno malvado y
una religión malvada. La imagen que sobresale en los capítulos 2 y 3 de Daniel se repite en Apocalipsis 13. Los capítulos
posteriores de Apocalipsis le dan a esta manifestación final del anticristo el nombre de "Babilonia". Ver los capítulos 17 y
18. Los judíos llamaban "abominaciones" a las imágenes (ídolos), y tanto la imagen de Daniel 2 como la de Daniel 3
allanan el camino para comprender las referencias posteriores a "la abominación desoladora" de los capítulos 9, 11 y 12
(y que en el capítulo 8 se menciona como "la prevaricación asoladora").

Esta es una excelente ilustración de la forma en que interactúan las partes narrativas y las partes de las visiones de
Daniel. Solo cuando reconozcamos que las narraciones son las claves de los últimos capítulos de la profecía, nuestra
interpretación será sólida. Tampoco podemos cumplir la exhortación de Cristo de "entender" su referencia a la próxima
"abominación desoladora" (Mateo 24:15; y Marcos 13:14) sin ver su asociación con el libro de Daniel.

En resumen, lo más importante a tener en cuenta acerca de los eventos de Daniel 3 es la predicción del Nuevo
Testamento de que pronto serán duplicados a escala mundial. El evento que ocurrió en el campo de Dura es el primer
caso registrado de un intento de producir conformidad en el culto idólatra mediante una ley penal. Desde entonces se
ha imitado abundantemente, pero aún nos espera la demostración más universal y drástica de persecución religiosa.

Alexander Maclaren lo formula en forma adecuada:

El deber es soberano. La obligación de resistir todas las tentaciones de ir en contra de la conciencia no se ve


afectada por las consecuencias. Puede haber esperanza de que Dios no permitirá que seamos lastimados, pero el
hecho de que lo permita o no, no debe influir en nuestra firme determinación. Ese temperamento de fe humilde y
de fidelidad inflexible que estos hebreos mostraron en el momento supremo, cuando tomaron sus vidas en sus
manos, puede estar muy noblemente ilustrado en las pequeñas dificultades de nuestras apacibles vidas. Las
mismas leyes dan forma a las curvas de las diminutas ondulaciones de una cuenca y de los rodillos atlánticos.
Nadie que no pueda decir "no lo haré" frente a los ceños fruncidos y los peligros, sean lo que sean, y se apegue a
ello, hará su parte. Quien ha superado la consideración por las consecuencias personales y no deja que lo desvíen
de su curso ni un pelo, es el señor del mundo. […]

Pero ningún horno al que entre una persona por ser fiel a Dios y por no entregar su conciencia, es una décima
parte tan caliente como parece, y no hará ningún daño real. El fuego quema las ataduras, pero no a los siervos de
Cristo, consumiendo muchas cosas que los enredan, y los libera. “Y andaré en libertad, porque busqué tus
mandamientos”, aunque tengamos que andar en el horno. Ninguna prueba que se enfrente en obediencia a Dios
será soportada sola. “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo [...] Cuando pases por el fuego, no te
quemarás”.

Expositions of Holy Scripture, Daniel, págs. 59 a 62

“Adorar” es el verbo clave de este capítulo, pero “librar” es otro. Así como los fieles hebreos fueron librados del horno
de fuego, Cristo promete que en el último día muchos de los santos fieles de Dios sobrevivirán a la última gran
tribulación. Comparar con Daniel 12:1; Mateo 24:21, 22 y Apocalipsis 14:1. Este último versículo nunca debe separarse
de las amenazas de muerte que se encuentran al final de Apocalipsis 13. También debe notarse que Daniel 11:44-45
predice que el anticristo lanzará una amenaza final sobre todos los que se niegan a adorarlo. Eso es un paralelo exacto,
no solo de las amenazas de muerte que se encuentran en el capítulo 3 de este libro, sino también de los últimos
versículos de Apocalipsis 13.

20
CAPÍTULO SIETE

¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué?


(Daniel 4)

Este capítulo nos dice que quien hace que su felicidad dependa de algo más bajo que los cielos, menos duradero que las
estrellas y menos estable que el Creador, invita a la destrucción. El colmo de un proceder tan fatal se encuentra en todas
las manifestaciones del orgullo humano, ya sea el orgullo del talento, la apariencia o la posición. "Al fracaso lo precede la
soberbia humana; a los honores los precede la humildad" (Pro. 18:12 NVI).

Este capítulo tiene un significado más amplio y profundo que el que se aplica a unos cuantos años en la experiencia de
un antiguo déspota. A “el árbol [...] tú mismo eres” no se le debe exigir más que a “tú eres aquella cabeza de oro” del
capítulo 2 de Daniel, y obviamente significa el reino incluso más que el rey. No fue Nabucodonosor quien protegió a
todos los hombres.

En un libro tan cuidadosamente escrito como el de Daniel, es poco probable que los símbolos de Daniel 2 (hierro y
bronce) y de Daniel 7 (las bestias y su juicio) se incorporen a la narración presente sin que continúen con el mismo tema.
Los eruditos modernos lo han reconocido.

Hace más de un siglo, H. G. Guinness resumió las opiniones de muchos de sus predecesores cuando escribió:

Ahora bien, la visión del árbol no es más claramente simbólica de este notable incidente en la vida de
Nabucodonosor, que ese incidente en sí es típico de ciertos rasgos morales y cronológicos de la sucesión de
monarquías gentiles.

Las principales características morales de los cuatro grandes imperios, de los cuales Nabucodonosor fue tanto
cabeza como representante, han sido la ignorancia de Dios, la idolatría y la cruel persecución de los santos.
Nabucodonosor, antes de este incidente, no conocía a Dios. Levantó una gran imagen y mandó a todos, bajo pena
de muerte, que se postraran y la adoraran; arrojó en el horno de fuego ardiente a los testigos fieles que se
negaron a obedecer el mandato idólatra. ¡Cómo han seguido este ejemplo absolutamente todos sus sucesores! La
idolatría, literal o espiritual, y la persecución, pagana o papal, han marcado toda la sucesión de monarquías
gentiles. Estos episodios en la vida de Nabucodonosor son claramente típicos; estos rasgos de su carácter han
quedado estampados indeleblemente en todos sus sucesores; estos incidentes responden a acontecimientos a
escala de naciones y siglos, con los que la historia nos tiene acostumbrados. [...]

Los "siete tiempos" que pasaron sobre él representan de manera similar todo el período de degradación moral y
espiritual, y la consiguiente idolatría y persecución existente en los reinos gentiles, desde el tiempo de
Nabucodonosor hasta la redención completa de la humanidad.

Light for the Last Days, pág. 42

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CAPÍTULO OCHO

La escritura en la pared (Daniel 5)

Junto con este capítulo deben estudiarse otros capítulos que tratan de la caída de Babilonia (Isa. 14:44-47; Jer. 50, 51).
También se debe tener en cuenta que los capítulos 16, 17 y 18 de Apocalipsis y el capítulo 5 de 1 Tesalonicenses tratan
del antitipo: el mundo babilónico de los últimos días controlado por el gobierno y la religión apóstatas.

No es una coincidencia que en el Nuevo Testamento se empleen los eventos del capítulo 5 de Daniel para describir el fin
del mundo. Los dos apocalipsis bíblicos, Daniel y Apocalipsis, ven a Babilonia como un sistema que perdura durante
todas las épocas. Apocalipsis 13:1, 2, al describir el poder de la bestia, que hará la guerra final contra Cristo y su iglesia,
se basa en el simbolismo perteneciente a la antigua Babilonia, y los capítulos posteriores desarrollan esa comparación
en detalle.

Cristo (Mateo 24:37-39), Pablo (1 Tes. 5:1-3) y Juan (Apo. 18:7) ven al mundo como un reflejo del espíritu que había en la
fiesta de Belsasar cuando su tiempo de gracia estaba a punto de cerrarse y el juicio divino estaba a punto de caer.
Debemos estudiar la historia cuidadosamente teniendo esto en cuenta. El capítulo 5 se complementa con las profecías
de Isaías y Jeremías que hablan de la venida de Ciro y la liberación de Israel. Apocalipsis declara que antes de la
liberación de la iglesia de Dios (el Israel espiritual), habrá un secamiento del Éufrates simbólico, los "pueblos,
muchedumbres, naciones y lenguas" que sostienen a la ramera espiritual (Apo. 16:12 y 17:15). Esto es lo que sucedía
mientras Belsasar y sus señores festejaban.

Ciro desvió de su curso el gran río Éufrates, la fuente de la riqueza comercial de Babilonia. Los soldados invasores usaron
el lecho del río como entrada a la capital para derrotar a sus borrachos defensores (Jer. 50:38).

Ciro funciona en Isaías 44:28 como un tipo de Jesús el Mesías. Y Ciro, cuyo nombre significa "el sol", y a quien Dios llama
"mi pastor" y "ungido", vino del oriente con otros reyes para derrotar a Babilonia y liberar a Israel. Al final de los
tiempos, Cristo, el Sol de justicia y el Buen Pastor vendrá de los cielos orientales para liberar a su pueblo amenazado. Así
como el antiguo Israel salió de Babilonia para regresar a una nueva Jerusalén, lo mismo volverá a suceder (Apo. 18:14).
En la segunda sección principal de Isaías, los capítulos 40 al 66, la redención de Israel de manos de Babilonia funciona
como un tipo tanto de la redención lograda en la cruz como de la liberación final en la segunda venida.

¿Qué precipitó el juicio del cielo sobre Belsasar y Babilonia? Fue el uso blasfemo de cosas santas. Cuando usaron los
vasos sagrados del santuario de manera profana, el tiempo de gracia se agotó para Babilonia. La Escritura predice que
cuando la religión apóstata se une al reino secular y usa el poder civil para hacer cumplir sus dogmas, entonces el día de
la salvación se acercará. La ley de Dios será profanada, y lo que Dios ha señalado como sagrado será pisoteado. En esa
hora la Babilonia espiritual anticipará un tiempo de “paz y seguridad”, pero, en cambio, “vendrá sobre ellos destrucción
repentina [...] y no escaparán” (1 Tes. 5:3). El “tiempo de angustia” internacional predicho en Daniel 12:1 es el antitipo
de la angustia que cayó sobre la Babilonia literal en su noche de jolgorio profano.

El significado práctico para todos nosotros es que la borrachera y la idolatría, las comilonas y la caída, siguen estando en
estrecha compañía. No es por casualidad que el comienzo de este libro enfatice la necesidad de controlarse para comer
y beber, que repita esa advertencia aquí en el medio y que toque la misma necesidad una vez más antes de que termine
el libro (Dan.10:3 y siguientes). El hombre o la mujer que no domina su apetito nunca puede ser paciente y tolerante. Si
alguna vez una época necesitó conocer esta verdad, es el tiempo presente. La mayoría de las personas olvida que la
muerte [dEATh] es principalmente comer [EAT].

En sentido figurado, cada uno de nosotros es un rey o una reina y está en posesión de un vaso sagrado. Pablo afirmó que
el cuerpo es el templo de Dios, y que Dios destruirá a cualquiera que profane ese templo con tanta seguridad como
juzgó a Belsasar cuando profanó los vasos en el templo de Jerusalén.

La aceptación de la fe cristiana implica un sentido de mayordomía mediante el cual reconocemos que todo lo que
tenemos, somos y podemos ser, pertenece a Dios. Significa tener diariamente conciencia de que Dios importa

22
muchísimo o no importa nada. Cada pensamiento, cada palabra y cada acción deben confesar que Cristo lo es todo y
que hemos sido comprados mediante un precio. En esto es honrado y glorificado el "Dios en cuya mano está tu vida"
[RVA-2015].

Recordar el pasado también es una de las guías de la gracia de Dios para nosotros. Belsasar olvidó la experiencia de unos
años atrás y pagó el precio. Maclaren comenta:

El destino de Nabucodonosor podría haber enseñado a sus sucesores lo que resultó de la arrogancia de olvidar a
Dios y atribuirse el éxito a sí mismo; y su restauración podría haber sido una lección objetiva para enseñar que el
reconocimiento devoto del Altísimo como soberano era el comienzo de la prosperidad y la cordura de un rey. Pero
Belsasar sabía todo esto y lo ignoró todo. ¿Fue único en eso? ¿No está el mundo lleno de ejemplos de la ruina que
acompaña a la impiedad, aunque esos ejemplos no detienen a un solo impío en su carrera? Los restos del
naufragio yacen abundantemente en la orilla, pero sus costados rotos y los esqueletos no son advertencias
suficientes para evitar que otros miles de barcos se dirijan directamente hacia los bancos de arena. […]

Además, Belsasar "se ensoberbeció" contra el Señor del cielo y "no glorificó a Aquel en cuya mano estaba su vida y
cuyos eran todos sus caminos". La esencia misma de todos los pecados es la afirmación de uno mismo como
Señor, como suficiente, como director de nuestro camino. Convertirme en el centro de mí mismo, depender de mí
mismo, entronizar mi propia voluntad como soberano, es ir en contra de la naturaleza y en contra de los hechos, y
es la madre de todos los pecados. Vivir para uno mismo es morir mientras vivimos; vivir para Dios es vivir incluso
si morimos. [...]

Belsasar, el tipo de la impiedad, había profanado los vasos sacrificiales usándolos para su borrachera, y allí había
hecho exactamente lo que hacemos nosotros cuando tomamos las facultades del corazón, de la mente y de la
voluntad, que debieran estar llenas de afectos, pensamientos y propósitos que son “olor fragante agradable a
Dios”, y los profanamos derramando libaciones ante las criaturas. ¿No se profana el amor cuando se prodiga sobre
hombres y mujeres sin hacer ninguna referencia a Dios? ¿No se profana el intelecto cuando su fuerza se gasta en
objetos de pensamiento finitos y nunca en una mirada a Dios? ¿No se prostituye la voluntad por su elevada
vocación cuando se utiliza para impulsar las ruedas de una vida que ignora a Dios?

La moneda lleva la imagen y la inscripción del verdadero rey. Es una traición a Dios dársela a cualquier mezquino
"César" de nuestra propia coronación.

Ibíd., págs. 64 y 65

23
CAPÍTULO NUEVE

El ángel cerró la boca de los leones (Daniel 6)

Este es el último capítulo puramente histórico. Su tema sigue siendo el mismo: la soberanía del Rey Invisible, su poder
para librar y destruir. Nuevamente tenemos una miniatura de la crisis final del mundo.

Vale la pena revisar el patrón de los capítulos 2 a 7, que siguen al prólogo del capítulo 1. Los capítulos constan de tres
pares: 2 y 7, 3 y 6, y 4 y 5. De los dos últimos pares, el primero muestra la omnipresencia de Dios y su disposición a salvar
a los que le son fieles cuando están en situación de necesidad, mientras que el último par ilustra cómo el mismo Dios
omnipresente puede humillar la insolencia de los gobernantes rebeldes.

También hay una progresión interesante en estos capítulos. Mientras que en el capítulo 3 Nabucodonosor exige
homenaje por su imagen, en el capítulo 4 avanza en la autoglorificación; y en el siguiente capítulo vemos una oposición
abierta manifestada en una blasfemia desafiante. De manera similar, hay una progresión que se observa en la prueba de
los creyentes. Los tres hebreos rechazaron el homenaje positivo a la imagen idólatra, pero Daniel va más allá,
rechazando incluso el homenaje negativo de omitir su adoración al Dios verdadero.

Los capítulos proféticos 2 y 7 muestran los mismos temas a escala mundial, intensificando el efecto de las historias de
los casos individuales.

Al mirar el relato del capítulo 6, se debe observar que fue un hombre de unos ochenta años quien enfrentó la mayor
prueba de su carrera, una prueba que provocaron sus propias virtudes excelentes y su negativa a conformarse a las
tradiciones mundanas. No podemos sino quedar impresionados por el tributo de sus enemigos: “No hallaremos contra
este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios” (versículo 5).

Alexander Maclaren comentó esta historia de la siguiente manera:

La obediencia a Dios debe mantenerse siempre —en algunos casos de manera más marcada, en algunos casos
menos—, pero siempre en alguna medida, mediante la desobediencia a las máximas y hábitos de la mayoría que
nos rodea. Si dicen: "Haz esto" y Jesucristo dice: "No lo hagas", entonces pueden hablar todo lo que quieran, pero
estamos obligados a hacer oídos sordos a sus exhortaciones y amenazas.

He is a slave that dare not be Es un esclavo el que no se atreve a permanecer


In the right with two or three. en la verdad cuando solo dos o tres están con él.

Como canta ese pacífico poeta cuáquero estadounidense:

En cuanto a nosotros, en nuestras pequeñas vidas, el lema, "no lo hice por temor a Dios", es absolutamente
esencial para toda conducta cristiana noble. A menos que estés preparado para estar en minoría, y que de vez en
cuando te llamen "intolerante", "fanático" y que se rían de ti porque no harás lo que ellos hacen, sino que te
abstendrás y resistirás, entonces hay pocas posibilidades de que logres mucho en tu profesión cristiana.

Expositions of Holy Scripture, Daniel, Vol. 4, págs. 74, 75

Daniel no es solo un tipo de Cristo, sino también de la última generación de cristianos. Si bien estarán dispuestos a morir
por Cristo y elegirán rechazar todo mal conocido, aún confesarán sus defectos y la pecaminosidad de su naturaleza. Ver
la oración de Daniel en el capítulo 9. Pero sobre Daniel leemos que “había en él un espíritu superior” y que los hombres
no podían encontrar motivo legítimo de queja en su contra. Así será nuevamente cuando el antitipo de estos capítulos
se cumpla de la manera como se describe en Apocalipsis 13.

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Daniel había sido educado para creer en la santidad (la plenitud para Dios). Obsérvese lo que dice el registro: “Daniel
propuso en su corazón no contaminarse […]” (1:8). Su cuerpo se consideraba objeto de una cuidadosa administración,
pero también lo eran el tiempo y el talento. La oración, para este hombre, era tan necesaria como respirar, y también el
estudio de la Palabra. Ver Daniel 9:1-3. Su religión no consistía simplemente en salvar su propia alma. Se dedica un
capítulo entero a mostrar cómo intercedió por su pueblo. Tenía la gracia de la humildad y siempre decía: "Nosotros", no
"ellos".

Se debe considerar el tremendo patetismo del sencillo registro que se encuentra al final del capítulo 1. “Y Daniel
continuó hasta el primer año del rey Ciro” [RVA-2015]. Maclaren formula y responde una pregunta sobre el entorno en
el que Daniel “continuó” durante tanto tiempo:

¿Qué clase de lugar era ese patio donde estaba Daniel? Mitad desorden y mitad pocilga. El lujo, la sensualidad, la
lujuria, el egoísmo, la idolatría, la crueldad despiadada y cosas por el estilo eran el ambiente de este hombre. Y en
medio de todo esto creció esa bella flor de un carácter puro e inmaculado, reconocido por sus enemigos, y en el
que ni siquiera los acusadores pudieron encontrar una pizca de mancha. No hay circunstancias en las que un
hombre deba llevar sus vestiduras manchadas por causa del mundo. No importa cuán profunda sea la inmundicia
por la cual tenga que pasar, si Dios lo envió allí, y si se mantiene aferrado de la mano de Dios, su pureza será más
inmaculada debido a la impureza que lo rodea. [...]

¡Qué contraste entre la noche que pasó en el foso de los leones y el palacio! "Los muros de piedra no hacen una
prisión, ni los barrotes de hierro una jaula", y las camas suaves y los lujosos placeres de los sentidos no alivian las
conciencias atribuladas. Daniel está más tranquilo (aunque su "alma está entre leones") que Darío en su palacio.
Pedro duerme profundamente, aunque la mañana que viene será la última. Es mejor ser la víctima que el autor de
la injusticia.

Ibíd. págs. 69, 79

Este era el tipo de hombre que Dios podía librar. Un hombre que no se enfadaba, ni peleaba ni echaba chispas; uno que
era igual en la oscuridad que en la luz; uno que sirvió a Dios continuamente. Era un hombre que rezaba y alababa. Este
Daniel fue perseguido, pero fue protegido, preservado, preferido, y así prosperó.

Este Daniel no solo creía en el amor y en la gracia de Dios, sino también en la ley divina. ¡Hoy el único absoluto para
muchas personas es la relatividad! Viven en un laberinto posmodernista sin estructura. Las personas se ríen del pecado,
pero no pueden reírse de los resultados de sus huesos, corazones y hogares. Olvidan que el mal [evil] es vivir escrito al
revés [live]. El camino de Cristo no es simplemente santidad, sino cordura. Lo que Él manda, la vida lo recomienda.
Daniel lo demostró. ¡Y nosotros también podemos demostrarlo!

25
CAPÍTULO DIEZ

El reino que nunca pasará (Daniel 7)

Este capítulo es una repetición y una ampliación de la profecía del capítulo 2. Aquí, sin embargo, el anticristo se presenta
de una manera nueva y aterradora. Antes de Cristo Israel interpretaba a este tirano del cuerno pequeño como Antíoco
Epífanes. Sin embargo, desde el Calvario, los cristianos, en vista de Mateo 24:15, han entendido que el símbolo también
representa los cumplimientos posteriores de los secuaces de Satanás. Estos incluyen la Roma pagana, la iglesia medieval
apóstata que vincula el poder del Estado con sus decretos y la manifestación final predicha en el capítulo 13 de
Apocalipsis.

El capítulo 11 de Daniel mira hacia a ambos lados. Se relaciona con los capítulos anteriores por su idioma, el arameo, y
con los capítulos posteriores por su forma y visión. Reitera el tema dado a Nabucodonosor, pero de aquí en adelante es
Daniel, el hombre de Dios, quien recibe las visiones y las interpretaciones. Es apropiado que esté escrito en arameo,
porque nuevamente se presenta el mensaje de que los reinos terrenales son temporales debido a su oposición a Dios y a
su pueblo. Es igualmente apropiado que el capítulo sea el registro de una visión dada a Daniel, porque las revelaciones
posteriores que se le transmitieron al profeta continúan el énfasis que tiene esta, a saber, que los santos no pueden
esperar nada más que ferocidad por parte de los poderes mundanos e incluso religiosos, y que no se puede esperar una
vindicación desde lo alto antes del juicio final.

El capítulo 7 está fechado cincuenta años después del capítulo 2. Entretanto, el profeta no solo ha visto la persecución
de su pueblo, sino también los frágiles favores de los monarcas reinantes. Babilonia está ahora a punto de caer, y el
período de cautiverio predicho por Jeremías ha pasado alrededor de las tres cuartas partes. ¿Qué le espera al pueblo de
Dios? Esta revelación advierte a Daniel y a sus lectores que esperen un renovado antagonismo de las potencias
mundanas. La experiencia que se relata en el capítulo 6, que temporalmente sigue al presente capítulo, destaca este
mensaje.

Daniel 2 describió los imperios mundanos desde un punto de vista político y militar, que era apropiado para un sueño
dado a un déspota terrenal. Pero el hombre de Dios ahora los ve desde el punto de vista del cielo. Dios nunca le da a su
pueblo ninguna otra representación de los reinos de este mundo que la de las voraces bestias de presa.

También es el designio del cielo mostrar que entre el poder representado por las piernas de hierro y el juicio final
indicado por la piedra que cae, había de suceder la peor de todas las persecuciones, y que tales persecuciones vendrían
de un poder radicado en el corazón y mediante un método mundano, y además presumiendo ser una autoridad en la
religión. Se trata de un poder que mediante engaños crecerá desde los pequeños comienzos hasta la dominación y que
constituirá una amenaza duradera para el pueblo de Dios. La profecía abarca a los césares romanos, los obispos
mundanos de la Edad Media que usaron fuego y fierro para persuadir, y la forma suprema del anticristo justo antes del
regreso de Cristo.

Pero aquí hay buenas y malas noticias. Después de la descripción dramática de las malas acciones del cuerno pequeño,
se nos ofrece otra escena igualmente dramática. La corte celestial se sienta y entrega su veredicto a Uno que es
semejante a un Hijo de Hombre, para que de ahora en adelante todas las naciones le sirvan en un reino eterno. No
debemos cometer el mismo error que muchos han cometido con el reino de Dios mencionado en Daniel 2: omitir el
reino de gracia introducido por el Calvario. Cristo citó Daniel 7:14 en su gran comisión, enseñando así que el reino
daniélico ya había comenzado con su muerte y resurrección.

Cabe señalar el contraste entre los dos símbolos dominantes de este capítulo. Por un lado, el cuerno pequeño apunta a
tal deterioro espiritual que lleva a los seres humanos a asumir las prerrogativas de Dios, buscando cambiar los tiempos
sagrados de la ley y persiguiendo a todos los que difieren. Pero el "Hijo de Hombre" señala a Dios mismo, que se inclinó
para asumir la humanidad, soportando la vergüenza, la deshonra y la muerte misma para convencer a los seres humanos
del amor de Dios por sus criaturas. El primer símbolo, el hombre que se hace a sí mismo Dios, apunta al misterio de la
iniquidad, pero el otro, Dios que se hace hombre, es el misterio de la piedad. Martín Lutero tenía toda la razón cuando
afirmó que es al papa Yo a quien más debemos temer.

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El estudio de las páginas proféticas de Daniel debe resultar, no en recriminaciones contra sistemas distintos de nuestro
propio “ismo” personal, sino en la desconfianza en uno mismo y en la emulación de Aquel que se humilló por nuestra
salvación. Si hemos de resistir la crisis final de la tierra y su reflejo en el juicio final, será resultado de la unión del alma
con el "Hijo de Hombre" celestial, el fruto de la justificación por la fe que ya nos ha dado el veredicto final.

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CAPÍTULO ONCE

La visión del tiempo de la vindicación (Daniel 8)

Ahora cesa el arameo y se retoma la lengua sagrada, porque a partir de aquí el énfasis se pone en la experiencia del
pueblo de Dios. El simbolismo también cesa en el versículo 14, aunque Israel y su geografía permanecen con nosotros.

En muchos sentidos, este es el capítulo singular del libro. Es el segundo miembro de la Deidad (Jesús) quien baja hasta
Daniel para informarle sobre las cosas que han de suceder. Su tema es la vindicación definitiva de Dios, de su verdad y
de su pueblo. Ahora, por primera vez leemos acerca del “tiempo del fin”, que para los judíos significaba los últimos días
antes de la venida del Mesías. Pero para nosotros tiene un significado aún más amplio. Es particularmente a este
capítulo (y a sus ampliaciones que se encuentran más adelante en el libro) al que Cristo se refirió en los días de su carne
(Mat. 24:15). Este capítulo no solo es la semilla del resto del libro, sino que también es la semilla de la que florece toda
la escatología del Nuevo Testamento. Nótese cómo 8:13 se vuelve a usar en Mateo 24:15, 2 Tesalonicenses 2:3, 4 y
Apocalipsis 11:2. Finalmente, el capítulo 8 es de vital importancia debido a que posee el versículo clave del libro, el único
versículo que tiene la palabra hebrea que resume el tema de todo el libro: el versículo 14 con su nitzdaq (vindicación).

Nuevamente, el cuerno pequeño se destaca haciendo la misma obra que en el capítulo 7, pero ahora se usa el
simbolismo judío: el santuario. Nuevamente, el cuerno pequeño apunta como antes al mayor enemigo de Israel en los
tiempos del Antiguo Testamento. Es decir, Antíoco Epífanes (en lo que concuerdan casi todos los expositores de los
últimos dos mil años), pero como un tipo de cumplimientos posteriores del género anticristo. Apocalipsis 12 se basa en
la escena de Daniel 8 para describir la obra de Satanás.

Debido a que en Daniel el santuario es el símbolo del reino de Dios y de su rey en la tierra, el simbolismo usado aquí une
tanto las historias como las visiones de este libro. Expone la verdad de que las cosas santas de Dios, que los poderes
inicuos han profanado a través de los siglos, pronto serán vindicadas en el juicio final, y también lo serán los adoradores
(los "santos"). Ese santuario, como se mencionó, también es un símbolo del Hijo de hombre mencionado en el capítulo 7
y que reaparecerá en el capítulo 9 como el Mesías. Todo lo que se le hace a su pueblo se le hace a Él, porque Él es el
verdadero Israel encarnado. Aunque arrojado a la cruz, se levanta como Juez supremo y Señor de toda la tierra. Aunque
fue "quitado" en el Calvario, se convierte en el intercesor de todos los seres humanos y en el que muestra a todos cómo
ir al cielo.

La "vindicación", la "restauración" y la "purificación" del santuario o templo es paralelo a los clímax de los capítulos
anteriores y siguientes, y se desarrolla en Daniel 9:24 en particular. Eso es lo que ocurre con la venida de la piedra y el
establecimiento del reino por medio de juicio divino. Significa quitar el pecado mediante la expiación y establecer la
justicia eterna: eso se cumplió en el Calvario y se consumará en la segunda venida.

En las Escrituras "Hijo de hombre" es un término simbólico para la vindicación y para el Vindicador. Matthew Black
escribe:

El antiguo apelativo apocalíptico bíblico de Hijo de hombre, por lo tanto, no ha sido endosado a las enseñanzas de
Jesús por la tradición posterior; representa la sustancia de su enseñanza sobre el juicio venidero.

Expository Times, Vol. LX (1948), pág. 33

Zacarías 3 y Lucas 18:1-8 cuentan la misma historia de la vindicación de Cristo.

La pregunta "¿Hasta cuándo?" que se encuentra en Daniel 8:13 es un clamor que resuena en todas las Escrituras,
particularmente en los Salmos, los profetas y en Apocalipsis. Es el clamor del corazón atribulado y la mente perpleja.
Todos preguntamos lo mismo reiteradamente. Nótese cómo el capítulo 6 de Apocalipsis formula y responde la misma
pregunta.

28
(Algunos fervientes cristianos han usado Daniel 8:14 en un esfuerzo por ubicar una fecha en el siglo XIX. Esto no es
posible por varias razones. Hoy en día, los eruditos bíblicos no aceptan el principio día por año como válido, y por una
buena razón. En 8:14 no se encuentra la palabra hebrea que corresponde a “días”, aunque sí se encuentra en otras
partes de Daniel. Además, la vindicación de la que se habla tiene que ver con reparar la obra del terrible cuerno
pequeño).

La traducción correcta de Daniel 8:14 como aparece en la mayoría de las versiones modernas es: "Hasta dos mil
trescientas tardes y mañanas, luego el santuario será vindicado". Así como ocurre con la mayoría de las profecías que
comprenden más de una crisis, donde algunos detalles aplicables al cumplimiento inicial no son aplicables a
cumplimientos posteriores, lo mismo sucede con esta profecía. Las dos mil trescientas tardes y mañanas se aplican a los
sacrificios vespertinos y matutinos durante mil ciento cincuenta días, el tiempo aproximado durante el cual Antíoco
Epífanes profanó el santuario. La razón por la que la KJV usa "cleansed" [purificado], que no está en el hebreo, se debe a
que la Septuaginta usó ese término creyendo que el pasaje se aplicaba a la restauración macabea después de la derrota
de Antíoco. Que nuestro Señor reconoció la gran importancia de este ataque anterior al santuario por parte de Antíoco
se aclara en Juan 10:22, donde asiste a la fiesta que conmemora la "purificación" realizada por los héroes macabeos del
siglo II a. C.

29
CAPÍTULO DOCE

Para traer la justicia perdurable (Daniel 9)

En el Antiguo Testamento existen dos profecías que son como galaxias brillantes que eclipsan a todos los demás
sistemas en la constelación profética del cielo. Son las profecías de Isaías 52:12-53:12 y de Daniel 9:24-27. Es de esta
última de la que nos vamos a ocupar ahora.

Aquí se encuentra lo más destacado del Antiguo Testamento. Encontramos aquí una mina inagotable que reluce no solo
con profecías que son vastas y abarcadoras, sino también con una serie de las promesas más brillantes y universales que
se encuentran en las Escrituras. He escrito un libro completo sobre este pasaje. Se titula En el corazón de Daniel, y se lo
recomiendo al lector.

El versículo 24 es un conjunto de promesas evangélicas que irradian desde el Calvario después del pasaje de los setenta
sietes de tiempo. Los versículos posteriores hablan de que “se quitará la vida” al Mesías y de la devastación resultante
de Jerusalén, de su pueblo y de su templo. Sir Isaac Newton, el más grande de los científicos anteriores al período
moderno, escribió un comentario sobre las profecías de Daniel y del Apocalipsis, y describió estos versículos como "la
piedra angular de la religión cristiana".

Entender este pasaje es encontrar el paraíso. Aquí se nos asegura que el Hijo de Dios ha tomado nuestra culpa, la ha
expiado y, en su lugar, ha otorgado "justicia perdurable" a todos los que la reciban.

En cuanto al destino de Israel, la profecía es condicional, como lo demuestran las palabras de Cristo cuando descendió
del monte de los Olivos siglos después. Ver Lucas 19:41-44.

El sermón de nuestro Señor en el monte de los Olivos (Mateo 24-25, Lucas 21 y Marcos 13) se ocupa principalmente de
estos versículos, ya que predice la destrucción de Jerusalén, la venida del anticristo y la gran tribulación como nunca
antes. Ese sermón del monte de los Olivos fue luego desarrollado en la revelación que se le dio a Juan en Patmos. Pablo
también se basó en él en 2 Tesalonicenses 2. (Ver The Coming Worldwide Calvary del presente autor).

El mayor comentador de la Biblia de todos los tiempos, Matthew Henry, se superó a sí mismo cuando escribió lo
siguiente sobre esta superlativa profecía bíblica. Sus palabras deben leerse una y otra vez:

Los judíos carnales esperaban un Mesías que pudiera librarlos del yugo romano y les diera poder temporal y
riquezas, mientras que aquí se les dijo que el Mesías vendría con otra misión, puramente espiritual, y por la cual Él
debía ser mejor recibido.

1. Cristo vino para quitar el pecado y para abolirlo. El pecado había provocado una disputa entre Dios y el ser
humano, había alejado a las personas de Dios y había provocado a Dios contra el ser humano. Fue esto lo que
deshonró a Dios y trajo miseria a la humanidad; el pecado fue el gran malhechor. El que quiera hacerle a Dios un
verdadero servicio y al ser humano una verdadera misericordia debe destruir esto. Cristo se compromete a
hacerlo, y con este propósito se manifestó, para destruir las obras del diablo.

Él no dice que acabará con tus transgresiones y con tu pecado, sino con la transgresión y el pecado en general,
porque Él es la propiciación no solo por nuestros pecados, los de los judíos, sino por los pecados de todo el
mundo. Primero, vino para acabar con la transgresión, para detenerla, para acabar con su poder, para herir la
cabeza de esa serpiente que había hecho tanto daño, para quitarle a ese tirano el dominio que usurpó, y para
establecer allí un reino de santidad y amor en el corazón humano, sobre las ruinas del reino de Satanás, para
que, donde hayan reinado el pecado y la muerte, reinen la justicia y la vida mediante la gracia. Cuando murió,
dijo: Consumado es. El pecado recibió entonces su herida mortal, como Sansón: Muera yo con los filisteos. […]
Poner fin al pecado, abolirlo, para que no se pueda levantar en juicio contra nosotros, obtener el perdón por el
pecado, para que no sea nuestra ruina, sellar los pecados (así dice en el margen), para que no aparezcan ni se
rebelen contra nosotros para acusarnos y condenarnos, como cuando Cristo arrojó al diablo al abismo, puso un

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sello sobre él, Apo. 20:3. Cuando el pecado es perdonado, se busca y no se encuentra, como aquello que está
sellado. En tercer lugar, expiar la iniquidad, como mediante un sacrificio, para satisfacer la justicia de Dios y así
hacer la paz y unir a Dios con el ser humano, no solo como un árbitro que solo trae a las partes contendientes a
un buen entendimiento, sino como fiador, o como el responsable de deshacerse de los muertos, por nosotros.
No solo es el pacificador, sino también la paz. Él es la expiación.

2. Él vino para traer la justicia perdurable. Dios podría haber terminado justamente con el pecado al terminar con
el pecador; pero Cristo descubrió otro camino, y así puso fin al pecado para salvar al pecador de él,
proporcionándole una justicia. Todos somos culpables ante Dios, y seremos condenados como culpables, a menos
que tengamos una justicia con la cual comparecer ante Él. Si nos hubiésemos mantenido firmes, nuestra inocencia
habría sido nuestra justicia, pero al haber caído debemos tener algo más para suplicar, y Cristo nos ha
proporcionado una súplica. El mérito de su sacrificio es nuestra justicia, con esto damos respuesta a todas las
exigencias de la ley; Cristo ha muerto, más bien, ha resucitado. Este Cristo es el Señor, justicia nuestra, porque
Dios nos ha hecho justicia, para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en Él.

Por fe nos aplicamos esta justicia a nosotros mismos y la suplicamos a Dios, y nuestra fe nos es imputada por
justicia. Rom. 4:3, 5. Esta es una justicia eterna, porque Cristo, que es nuestra justicia y el Príncipe de nuestra paz,
es el Padre eterno. Esta justicia fue eterna en sus consejos y será eterna en sus consecuencias. Su aplicación fue
desde el principio, porque Cristo fue el Cordero inmolado desde la fundación del mundo, y lo será hasta el fin,
porque Él puede salvar perpetuamente. Es justicia de virtud eterna. Esta justicia es la roca que nos sigue hasta
Canaán.

3. Él vino a sellar la visión y la profecía; todas las visiones proféticas del Antiguo Testamento, las que se referían al
Mesías. Las selló, es decir, las cumplió hasta en lo más mínimo; en Él se cumplieron todas las cosas que estaban
escritas en la ley, en los profetas y en los salmos acerca del Mesías. Es decir, confirmó la verdad de esas cosas, así
como su propia misión. Las selló, es decir, puso fin a ese método de Dios para saber lo que piensa y para conocer
su voluntad, y tomó otro curso completando el canon de las Escrituras en el Nuevo Testamento, que es la palabra
profética más segura que la que se obtiene por visión. 2 Pedro 1:19; Heb. 1:1.

4. Él vino a ungir al Santo de los santos; es decir, a Él mismo, el Santo, que fue ungido (es decir, que fue designado
para su obra y estaba calificado para ella) por el Espíritu Santo, ese óleo de gozo que recibió sin medida, más que
sus compañeros, o para ungir a la iglesia del evangelio, su templo espiritual, o lugar santo, para santificarla y
purificarla, y para apropiársela (Efe. 5:26), o para consagrarnos un camino nuevo y vivo al lugar santísimo, por
medio de su propia sangre (Heb. 10:20), tal como era ungido el santuario (Éxodo 3:25), etc. Él es llamado Mesías
en los versículos 25, 26 que significa Cristo el ungido, porque recibió la unción por sí mismo y por todos los que
son suyos.

5. Para hacer todo esto, se le debe quitar la vida al Mesías, debe morir de muerte violenta, y así ser cortado de la
tierra de los vivientes, como se predijo en Isaías 53:8…

6. Él debe confirmar el pacto con muchos. Él presentará un nuevo pacto entre Dios y el ser humano, un pacto de
gracia, ya que se había vuelto imposible para nosotros ser salvos por medio de un pacto de inocencia. Este pacto
lo confirmará mediante su doctrina y sus milagros, mediante su muerte y resurrección, mediante las ordenanzas
del bautismo y la Cena del Señor, que son los sellos del Nuevo Testamento, los que nos aseguran que Dios está
dispuesto a aceptarnos en los términos del evangelio. […] Él lo confirmó con muchos, con el mundo gentil. [...]

En relación a la destrucción final de Jerusalén, y de la iglesia y la nación judías, esto se produce inmediatamente
después de la muerte del Mesías, no solo porque fue el castigo justo de aquellos que le dieron muerte (que fue el
pecado que colmó la medida de su iniquidad y trajo la ruina sobre ellos), sino porque como estaban las cosas, era
necesario para el perfeccionamiento de uno de los grandes propósitos de su muerte. Murió para quitar la ley
ceremonial.

Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible, Daniel 9:24-27

31
CAPÍTULO TRECE

¿Qué nos depara el futuro? (Daniel 10)

Aquí se encuentra la introducción a la profecía final de Daniel (capítulos 11 y 12). El Hijo de Dios se le vuelve a aparecer a
Daniel para asegurarle que, aunque se le iba a “quitar la vida” cuando viniera como el Mesías, su resurrección y reinado
eterno como nuestro Rey y Sumo Sacerdote era seguro.

Los capítulos 10 a 12 constituyen una unidad en la que este capítulo es el prólogo y el capítulo 12 es el epílogo. El
mismo tamaño de este prólogo indica la importancia de lo que sigue. La profecía final de Daniel es una piedra
angular adecuada para todo lo que la ha precedido, y es la continua ampliación literal de las descripciones
simbólicas anteriores. Ser específico al explicar las descripciones anteriores y ser vago en esta es cambiar
completamente la intención del Autor Divino. Además, todas las interpretaciones anteriores pueden probarse con
las declaraciones sencillas que se encuentran aquí. En particular, las porciones de las profecías anteriores relativas
a los últimos días ahora se amplían. Es decir, los primeros clímax (la imagen golpeada por la piedra, la escena de
juicio y la venida del Hijo de hombre en las nubes, la "purificación" del santuario, el derramamiento de "lo que
está determinado" sobre el abominable desolador y el establecimiento de la "justicia perdurable") todos ellos se
explican ahora en un lenguaje sencillo.2

El capítulo 10 es único en las Escrituras porque describe el conflicto invisible entre los ángeles buenos y los malos
en el gran conflicto entre Cristo y Satanás. Aquí se nos motiva para que creamos en la ayuda de aliados invisibles
pero poderosos. Es aquí donde aprendemos que los eventos que ocurren en la tierra son el resultado de eventos
que ocurren en los "lugares celestiales", que lo que sucede aquí abajo depende de resoluciones previas y
conflictos previos entre los protagonistas originales del reino sobrenatural.3

2 Desmond Ford, ed. Don Short, Daniel, Southern Publishing, Nashville, TN, 1978, pág. 240.
3 Ibíd., pág. 241.

32
CAPÍTULO CATORCE

El tiempo de angustia
y la liberación del pueblo de Dios (Daniel 11 y 12)

Estos capítulos cubren el mismo terreno que las visiones de los capítulos 2, 7, 8 y 9. Al igual que en los capítulos 2 y 7, los
primeros imperios pasan rápidamente para llegar a ese despreciable, la abominación desoladora, que profanaría el
templo y derribaría al ejército. A partir del versículo 21, Daniel describe los estragos de Antíoco, avanzando en los
versículos posteriores a mayores cumplimientos del género del anticristo hasta llegar a los versículos 36 y 45, que hablan
de la manifestación del anticristo y de su obra final. Apocalipsis 13 interpreta estos últimos versículos.

El capítulo 12 comienza con la última gran tribulación que amenaza a la iglesia y promete liberación. Los versículos 4 al
13 son un epílogo que emplea varios de los términos clave del prólogo del capítulo 1. Se debe tener en cuenta que el
versículo 3 promete que en la proclamación final del evangelio muchos se convertirán a esa justicia eterna, que el
Mesías introdujo en el Calvario. Ver Apocalipsis 14:6; 10:1-3 y 18:1-4.

Es significativo que el versículo 2 sea un resumen conciso de Apocalipsis 20. Fue en este versículo que se basó nuestro
Señor para pronunciar las palabras que se encuentran en Juan 5:28, 29, cuando habló de las dos resurrecciones, una
para vida eterna y la otra para juicio de condenación (ver Lucas 14:14; 20:35, 36; 1 Cor. 15:22-24 y Apo. 20:4-6).

La promesa que se encuentra al final del libro (que en el fin de los días Daniel estaría en su heredad) es una alusión a la
antigua partición de la tierra de Canaán entre las tribus, donde a cada hombre se le regaló su porción.

El verbo “reposar” fue una maravillosa promesa para el anciano vidente que había pasado por tantas pruebas. Ese verbo
suena nostálgico para una época como la nuestra que no descansa. Para sacar lo mejor de él, debemos recordar que
Dios da el pago inicial de todas sus máximas bendiciones. Vivimos en el tiempo de los primeros frutos, y no necesitamos
esperar hasta la muerte ni la tierra nueva para experimentar el reposo de calidad sublime que Dios nos ha dado. La
palabra fue repetida por otro Príncipe de la Casa de Judá, quien en este libro se llama Miguel. Habla de un "reposo" que
podemos tener ahora, sin esperar. Es un reposo de la culpa y del miedo, inmediatamente creemos en sus promesas, y un
reposo del pecado a través de la santificación que es paralela a nuestro aprendizaje de su espíritu de mansedumbre y
tranquilidad.

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga" (Mateo 11:28-30).

33
CAPÍTULO QUINCE

Las dos ciudades de Daniel:


¿Qué significado tienen para nosotros?

Jerusalén Babilonia

(Gén. 14; Gál. 4:26) (Gén. 11 y Apo. 17)

Abel Caín

Isaac Ismael

María Magdalena Fariseos

Ladrón arrepentido Caifás

Los reformadores protestantes Miembros del Concilio de Trento

(Lutero, Calvino, etc.)

Ve el pecado como naturaleza y elección Ve el pecado primeramente como elección

Ve la caída como un golpe que deja fuera de combate o Ve la caída como un golpe que derriba
inconsciente

Entiende que los resultados de la caída incluyen locura, Cree que el resultado de la caída solo es debilidad
depravación, corrupción

Centrada en Dios y en la cruz Centrada en el ser humano y en la institución

Se regocija en una salvación presente Espera [la salvación] al fin de los tiempos

Vida eterna ahora, absolución del juicio final ahora Espera [la vida eterna y la absolución] al fin de los tiempos

Testifica con regocijo Testifica de mala gana

Se caracteriza por manifestar un "gozo inefable y glorioso" Se caracteriza por manifestar una resolución sombría o
una confianza cómoda en los programas del legalismo

Anhela la segunda venida Teme ante la segunda venida

Está motivada por la gratitud ante el amor Está motivada por la esperanza de salvación

Ama y acepta a los pecadores al tiempo que odia y Aún atraída por el pecado y rechaza a los pecadores
rechaza el pecado

Los primeros versículos de Daniel simbolizan el conflicto permanente entre el evangelio verdadero y el evangelio falso,
entre la única religión que Dios acepta y una religión que ha ideado Satanás, que es más popular y está basada en
obras.

La salvación es esto La salvación da esto como resultado

Posición justa Estado justo

Aceptar la obra que hizo Cristo POR mí Aceptar la obra que hace Cristo EN mí

Perpendicular Horizontal
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Indicativa Imperativa

Realizada En curso

Justicia imputada Justicia impartida

Título de propiedad Aptitud

Legal (pero no legalista) Moral

Objetiva Subjetiva

Completa y perfecta Incompleta e imperfecta

Un momento Toda la vida

Raíz Fruto

Gracia Deuda

Evangelio Ley

Buenas nuevas Buenos consejos

Fe Obras

Cristo nuestro Sustituto Cristo nuestro Ejemplo

Por medio de Cristo Mediante el Espíritu Santo

Perdón de los pecados Obediencia

Justificación Santificación

Justicia de fe Justicia de la ley

Sin nuestro esfuerzo Con nuestro esfuerzo, iniciada por medio del Espíritu

Fundamento de nuestra paz La base de nuestra pureza

Obtención Logro

Eliminación de la culpa del pecado y liberación del poder Eliminación del poder y de la presencia del pecado
del pecado

Herederos Siervos

La religión de Babilonia da prioridad a la columna de la derecha, pero no comprende claramente la naturaleza y


preeminencia de la justicia por la fe aclarada en la columna de la izquierda.

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