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El destacado papel jugado por la “nación” castellana en Roma durante la Edad Moderna se
proyecta en la fundación de una institución como la iglesia y el hospital de Santiago y San Ilde-
fonso en la Plaza Navona. Una iglesia “nacional” en torno a la que se aglutinaron las actividades
religiosas, diplomáticas y financieras de los castellanos que vivieron en la ciudad.
El estudio arquitectónico del templo demuestra la vinculación del proyecto castellano con
sus intereses de representación en la Urbe. Sólo existen tres iglesias en Roma con una estructura
de templo salón, aquella en que las naves del templo alcanzan la misma altura y no se escalonan
siguiendo el tradicional modo basilical. Se trata, siguiendo un orden cronológico, de las iglesias
alemanas de Santa María dell´Anima (iniciada en 1430), la iglesia de la “nación” española de-
dicada a Santiago (iniciada en torno al Año Santo de 1450) y la alemana de Santa María della
Pietá del Camposanto Teutónico (iniciada en 1501 en la ciudad del Vaticano1). Son, por tanto,
de origen alemán y español, las dos nacionalidades que historiográficamente se han vinculado
con el origen de la tipología –en el caso alemán– y con su difusión y triunfo durante el siglo XVI,
en el caso español.
Con estas líneas pretendemos demostrar la vinculación entre los primeros proyectos cas-
tellano y alemán en Roma, dos iglesias cuyas historias constructivas –sus proyectos originales
y sus respectivas ampliaciones– se solapan, en un claro intento de mutua emulación para
conseguir un templo decoroso, moderno y representativo de la dignidad de la “nación”.
(Ilustración nº 1)
1
Tönnesmann y Fischer Pace, 1988, pp. 302-305; Knopp y Hansmann, 1995 y Fuessel y Vogel, 2001.
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Ilustración nº 1. La Plaza Navona en 1699. Óleo de Caspar Adriaansz van WITTEL (VANVITELLI).
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza
a cabo por el arquitecto Antonio da Sangallo el joven2. Tras la intensa vida del templo en la Edad
Moderna, éste pasará a ser propiedad de Estado español en 1754 y será vendido en 1878 y recon-
vertido en iglesia de los misioneros franceses de Nuestra Signora del Sacro Cuore y reconstruida en
1881. Una última remodelación se realizó a consecuencias de las nuevas disposiciones fascistas en el
urbanismo romano en torno a 19363.
La extensa bibliografía existente sobre este templo (desde Tormo, Tomei, Fernández Alonso o
Vaquero Piñeiro) conviene en señalar que la iglesia dedicada a Santiago y San Ildefonso se cons-
truyó ex novo4 coincidiendo con la celebración del Año Santo de 1450 gracias al dinero de don
Alfonso de Paradinas5, con el objeto de aglutinar y reorganizar en torno a esta fundación las insti-
tuciones asistenciales que ya existían en la Urbe para los peregrinos castellanos, la “nación” quizá
2
La capilla dedicada a Santiago –fundada por don Jaime Serra en sus disposiciones testamentarias (m. 1517)–, es la pri-
mera obra que realiza en el templo el arquitecto Antonio da Sangallo “el joven”. La obra estaba ya concluida en 1525, cuando
el mismo arquitecto acometió la gran obra de restauración del templo. Ésta –realizada entre los años 1525 y 1526– consistió
en la reconstrucción casi total de las naves laterales del templo “conservando las plantas y las estructuras precedentes, aunque
con una elevación general de techos y bóvedas” para hacerlas coincidir con la nueva cabecera. Según Aramburu-Zabala (1991,
p. 32) sería la preocupación por una mejor iluminación del templo lo que justificaría la intervención de Sangallo y el diseño de
una cúpula sobre el tramo crucero. Sangallo también sería el encargado de la ampliación de la iglesia nacional catalano-arago-
nesa de Santa María de Monserrat, sufragada con una importante donación del rey católico en 1514 (Fernández de Córdova
Miralles, 2005, p. 350). Los avatares de la institución después de la reforma de Sangallo pueden seguirse en Vaquero Piñeiro,
1993; Barrio Gozalo, 1994; García Hernán, 1995; Dandelet, 1997 o Barrio Gozalo, 2004.
3
García Hernán, 1995, p. 362. Desde la venta, la iglesia de la nación española en Roma pasó a ser el templo de Santiago
y Monserrat, donde se conservan parte de las obras de arte del antiguo templo nacional. Sobre Monserrat véase Lerza, 1996.
4
Existía en el mismo lugar de un antiguo templo dedicado a San Andrés in Agone, arruinado, sobre el que se
levantaría la iglesia de Paradinas. Fernández Alonso, 1956, p. 33.
5
Fernández Alonso demostró la autoría de Paradinas sobre el proyecto frente a los escritos que defendían el patro-
nato real de dicha fundación romana (Fernández Alonso, 1956).
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Ilustración nº 2. Fachada actual de la antigua iglesia de Santiago de los Españoles en la Plaza Navona.
mejor organizada y estable de cuantas existían entonces en Roma6. Aunque la fecha no tiene su
refrendo documental, sabemos por un documento de Nicolás V del año 1448 que la comunidad
castellana entonces residente en Roma mostraba su preocupación por atender las necesidades de
los peregrinos connacionales que se preveía visitasen la ciudad en el próximo Año Santo de 14507.
El momento coincide con la intensificación de los delegados y embajadas diplomáticas enviadas a
Roma por las diferentes monarquías europeas tras el Cisma. En el caso castellano es el momento
de la sistematización en el envío de embajadas al Papa8. Es además un periodo clave para la historia
de la arquitectura romana, ya que, como bien señalaba Tomei, ésta fue la única iglesia levantada en
Roma durante los años 1450-70, quizá la primera renacentista de Roma. (Ilustración nº 2)
Sabemos que en 1459 la iglesia estaba en construcción “y que con ayuda de Dios se terminaría
en breve, esperando ampliarla posteriormente”9. ¿Cómo era este primer templo? Era sin duda un
6
Recordemos que otros grupos nacionales como franceses o portugueses no contaban en esa época con instituciones
eclesiástico-asistenciales tan desarrolladas. Sobre esas otras naciones: Fernández de Córdova Miralles, 2005, p. 272, n. 43.
7
Fernández Alonso, 1983, p. 135.
8
Díaz Ibáñez, 2001. En especial, lo contenido en Fernández de Córdova Miralles, 2005.
9
Fernández Alonso, 1983, p. 138.
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Dado que hasta la fecha no existe referencia documental que nos aporte luz sobre el arquitecto
autor de este proyecto, las vías de investigación deberán, por tanto, centrarse en las posibles relaciones
establecidas por el promotor, por los artistas documentados la obra, o por relaciones de carácter estilís-
tico que podrían vincular al templo castellano con otras obras contemporáneas.
El promotor del templo fue don Alfonso de Paradinas (m. 1485), arcediano de Ledesma;
presente en Roma al menos desde 1422, canónigo de la catedral de Sevilla en 1446 y quizás
ese mismo año encargado de su tesorería, (parece que sin hacer nunca acto de presencia en la
ciudad del Guadalquivir). Se trataría de un clérigo curial. Abreviador de letras apostólicas, no
parece que se moviera de Roma y apoyado en su condición debió de obtener sus prebendas y
el privilegio pontificio que le permitió percibir la mitad de los ingresos de sus prebendas sin
residir en ellas (estos privilegios se los concedía en 1458 el papa Pío II, y eran ratificados por
el mismo papa en 1460 y 1464)16. Desde esta posición actuó como procurador del cabildo
catedralicio sevillano y en alguna ocasión facilitó a sus compañeros de coro la posibilidad de
obtener préstamos bancarios en la misma Roma. Figura por última vez en la documentación
capitular sevillana en 1461 y desde 1469 será obispo de la diócesis de Ciudad Rodrigo17. Esta
sucinta biografía nos proporciona dos vías de investigación relacionadas con sendas iglesias de
planta de salón. En primer lugar, la catedral sevillana, en construcción como un templo pseudo
salón desde 1434, y en segundo lugar, la posible relación establecida entre el canónigo Paradi-
nas y el papa Pío II (Eneas Sylvio Picolomini), nos llevaría a Pienza, donde el Papa Picolomini
(1458-1464) encargaría al arquitecto Bernardo Rosellino la construcción entre otras muchas
obras –que transformaron el aspecto de la ciudad– de una catedral al modo de las que había
contemplado en el sur de Alemania18.
Respecto a la primera hipótesis, resulta sugestivo pensar que el modelo de la iglesia castellana
de Roma procedería de las primeras experiencias castellanas en templos salón, ya que la catedral
de Sevilla es, hasta la fecha, la primera gran iglesia salón que se construye en Castilla, obra que
Paradinas debía conocer, al menos, como tesorero. Pero todas las fuentes consultadas convienen
en señalar que el canónigo no residió en Sevilla, por lo debemos tomar con cautela su posible
consciencia de la “novedad” arquitectónica que representaba el templo sevillano19.
16
Fernández Alonso, 1983, p. 137.
17
Mansilla Reoyo, 1984. Agradecemos al Prof. Ollero (Universidad de Sevilla) su amable y valiosa información
sobre Fernández de Paradinas como canónigo sevillano.
18
Pío II escribía en sus “Comentarios” (Libro IX, cap. 24):”tres, ut aiunt, naves nedem perficiunt, media latior est,
altitudo omnium par: ita Pius iusserat, qui exemplar apud germanos in Austria vidisset. Venustius ea res et luminosius
templum reddit”. Pero la relación del Papa con el arquitecto florentino Bernardo Rossellino podemos retrotraerla a la
fecha de 1452, aún antes de conseguir el pontificado, cuando el arquitecto se encontraba en Roma trabajando en el
primer proyecto de la nueva basílica de San Pedro y en la portada y galería de la iglesia de San Marco, ésta última para el
Picolomini (Tormo, 1942, p. 60).
19
En Sevilla se había levantado un templo pseudo-salón con todas las capillas colaterales levantadas a la misma
altura. Este planteamiento era novedoso en Castilla ya que el primer planteamiento totalitario de Hallenkirche no se llegó
a materializar. Se trataba de la catedral de Astorga, cuyo diseño ha sido atribuido a Juan de Colonia e iniciado hacia 1470,
tiempo después de la construcción del templo romano que nos ocupa. Deberemos esperar hasta 1490 para encontrar el
siguiente hito en las iglesias salón españolas: la Seo de Zaragoza, reformada a partir de esa fecha, creándose una estructura
de cinco naves a similar altura y capillas hornacinas más bajas (Alonso Ruiz, 2003).
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20
Clauso, 1902, pp. 193-194.
21
El propio Vasari, luego seguido por Lavagnino, Tormo, 1942, p. 60.
22
Venturi, Tomei, 1942, pp. 102-103; Aramburu-Zabala, 1991, p. 31.
23
Como señalaba G. Urban, 1961-62. Cit. por Fernández Alonso, 1983.
24
Tomei, 1942, p. 102.
25
Tal y como ya decía Fernández Alonso, 1983, p. 139.
26
Si las naves se escalonan los vanos de luz se pueden situar en la nave central y en las laterales. Por el contrario, una
iglesia de naves a la misma altura sólo permite la existencia de vanos en las naves laterales y, dependiendo de los casos, en la
fachada y cabecera. La luz de las Hallenkirchen es, por tanto, más equilibrada, aunque más escasa. La estructura resultante
a nivel de alzados y planimetría es unitaria: suele ser similar a un paralelepípedo. En el exterior destaca la horizontalidad y
los volúmenes desornamentados, sin escalonamientos y elementos salientes a diferencia del gótico clásico. En este sentido,
es la máxima expresión de un alzado “ad quadratum”, módulo hasta entonces sólo aplicado a planimetría y elementos
individuales. Por todo ello, las iglesias salón no tienen transepto marcado en planta ni cimborrio. (Sobre las iglesias salón:
Alonso Ruiz, 2003, pp. 107-139).
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Ilustración nº 6. Detalle de la portada del templo, hoy en la fachada hacia la Plaza Navona.
27
Fernández Alonso, 1958, p. 41. Le sigue Santa María del Popolo, obra durante el pontificado de Sixto IV (1472-
77), Tormo, 1942, p. 61.
28
Paolo Romano –Paolo Taccone romano di Mariano– trabajó en diversos encargos para el papa Pio II Picolomini y
en 1463 colaboraba en Roma con Fiésole, fecha que bien podría coincidir con la realización del tímpano que nos ocupa.
(Fernández Alonso, 1958, p. 43).
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Pocos años más tarde, en 1496, la iglesia sufrió una primera restauración debido a los daños
sufridos en el templo y el hospital anejo por la venida del agua del Tíber, al ser uno de los templos
de nivel más bajo acaso de toda Roma29. A partir de este momento parece iniciarse el proceso
para una ampliación del templo –ya pensado en su origen–, por su lado occidental, hacia la Plaza
Navona. Era ya nuevo gobernador y administrador de la institución española el discutido obispo
de Calahorra, don Pedro de Aranda. La primera piedra de esta ampliación –que fue costeada
directamente por el obispo– se colocaba el 14 de abril de 1496, interviniendo en estos trabajos
iniciales los maestros “scarpelino” Jacobino y Pietro30. Se conocen algunos datos más referentes
a esta etapa de construcción: los maestros de cantería encargados de la obra eran de procedencia
lombarda y se les pagaba el finiquito por su trabajo en 150831.
En junio de 1497 se pagaba la talla del escudo de los Reyes Católicos que se debía colocar
en la capilla mayor a un tal “magistro Pietro scarpelino”, identificado con el florentino Pietro
Torrigiano32. En mayo del siguiente año, tras el encarcelamiento del obispo Aranda por sospechas
de judaísmo y actuando en funciones como gobernador el embajador Bernardino de Carvajal, el
“muratore” Pietro Mateo firmaba un informe sobre la obra ya realizada y lo que se debía hacer
para concluirla. A partir de este momento se suceden las obras de reparo del tejado, se realizan las
puertas del templo hacia la Plaza Navona y Torrigiano es encargado de realizar una puerta, lavabo
y ventana para la sacristía33. Desde noviembre de 1499 a septiembre del siguiente año, “magistro
Petro, scarpelino florentino” elaboraba la escalinata de mármol de la fachada hacia la plaza. Esta
segunda fachada se asentaba sobre dicha escalinata, tenía tres puertas, la central “murata” (cerra-
da) y dos laterales abiertas, sobre la cornisa seis pilastras corintias, frontispicio con la imagen de
Santiago, flanqueado por los escudos pontificio y de los reyes castellanos.
El obispo de Zamora don Diego Meléndez Valdés desde 1499 fue nuevo gobernador de la
obra pía española tras la marcha de Aranda. Su mandato coincide con la finalización de las obras,
la construcción de un nuevo órgano y otras obras en capillas particulares, como la dedicada a los
santos Andrés y Lorenzo fundada por Francisco de Valladolid a cargo de Torrigiano, o la suya
propia dedicada a San Ildefonso –hoy tercera del lateral del Evangelio. Con estas obras de amplia-
ción, se acentuaba el espacio dedicado a capilla mayor: relacionada con la intensificación de los
aspectos ceremoniales de la representación de la “nación” castellana en la Urbe: más altares para
celebrar misas y mayor espacio para el ceremonial. (Ilustración nº 7)
La estructura de este cuerpo del templo repite la del cuerpo inicial del templo pero modificando
el módulo, elementos del orden y el abovedamiento. Son también nueve tramos y seis capillas cola-
29
Tormo, 1942, p. 63.
30
Marías, 1987, p. 26.
31
Según el documento transcrito por Aramburu-Zabala (1991, p. 33), eran Antonio Graziadei (Prato da Brescia),
Pietro de Jenaro da Caravaggio y Guillermo de Genaro.
32
Según Fernández Alonso, 1958, p. 19, quien cita bibliografía que no hemos podido consultar (Costanzi, 1935 y
Cecchelli, 1936). La presencia del escudo de los Reyes Católicos significa el beneplácito conseguido por Carvajal para la
continuación de la obra (Fernández de Córdova Miralles, 2005, p. 273).
33
Fernández Alonso defiende la autoría de Torrigiano respecto al proyecto de esta fase constructiva (1958, pp. 23-
24, 43).
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terales pero ahora las bóvedas sustituyen la crucería por baídas con lunetos. El módulo respecto a los
tramos originales es ½, de lo que resultan ahora tramos cortos y muy perlongados en comparación
con los anteriores. No se emplean columnas sino pilastras corintias y en las capillas hornacinas se
utilizan pilastras toscanas con abovedamiento de casetones, lo que refuerzan la autoría de Bramante,
de la que no existen dudas desde las palabras de Vasari34. Además, no debemos olvidar los vínculos de
esta iglesia con la fundación de San Pietro en Montorio, obra de la que desde 1488 era encargado el
propio don Bernardino López de Carvajal, gobernador de Santiago de los Españoles a partir de 1491.
La iglesia de San Pedro se consagraba en 1500 de manos del papa español Alejandro VI y dos años
más tarde comenzaba la obra del famoso Tempietto por Bramante, que se encontraba en Roma desde
1499. Estos contactos del arquitecto con la colonia española se vieron reforzados en esos años con la
obra de la fuente de Santa María del Trastévere –basílica confiada al secretario del papa Borja–.
34
Vasari: “trovosi consiglio dello accrescimento di S. Iacopo degli Spagnuoli in Navona”. Cit. Fernández de Córdova
Miralles, 2005, p. 349, n. 418. Marías ratifica la autoría de Bramante respecto al proyecto “quizá sólo como consejero de
la obra de Carvajal y Meléndez Valdés” (Marías, 1987, p. 26).
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35
Samperi, 2002, pp. 109-110.
36
Id., p. 110.
37
Los alemanes para esas fechas ya habían practicado con éxito esta tipología: tras las sutiles experiencias del siglo
XIII en obras como las catedrales de la región sajona de Westfalia (Osnabrück, Münster, Minden y Padeborn), o el ejemplo
de Santa Isabel de Marburg del Lahn (construida a partir de 1235), la Catedral de Minden (1267-1290), la iglesia de los
Dominicos de Colmar (1283-segundo cuarto del siglo XIV), llegamos a la obra de Henry Parler en iglesias como la de
Schwäbisch-Gmünd y la de su hijo Peter en la Catedral de Praga. Ya a comienzos del siglo XV será la zona meridional ale-
mana la que recoja las experiencias de arquitectos como Hans von Burghausen (m. 1432), del que destacamos la cabecera
de iglesia de los Franciscanos de Salzburgo (iniciada en 1406). Le siguen cronológicamente ejemplos como la iglesia de San
Lorenzo de Nuremberg (1439-1477). La iglesia de San Jorge de Dinkelsbuhl, comenzada en 1448 por Nicolás Esseler y
su hijo en la región de Suabia, supone otro ejemplo de la difusión del proceso de unificación espacial por toda la Alemania
meridional. Le seguirán las aportaciones de Benedikt Ried en obras como la iglesia salón con tribunas de Santa Bárbara en
Kutna Horá y el diseño de la catedral de Kuttenberg. La catedral de Friburgo (1487-1500) es ya un ejemplo contemporá-
neo a lo ocurrido en Roma que demuestra el éxito del modelo de iglesia salón en Alemania (Alonso Ruiz, 2003).
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Con todo ello podemos afirmar que cuando en torno al Año Santo de 1450 se inicia el
templo sufragado por Paradinas, la vista del promotor se dirigió hacia la cercana fundación de la
nación alemana: una gran iglesia de varias naves levantadas según un novedoso sistema a la misma
altura, lo que propiciaba un adecuado espacio para la concelebración y la representación; un sis-
tema que, además, era defendido por el papa Picolomini y conocido por el arquitecto Rosellino,
quien ya lo estaba experimentando en Pienza. Pero el viaje de influencias fue de ida y vuelta, ya
que cuando los alemanes ampliaron su iglesia con una gran capilla mayor volvieron la vista hacia
los castellanos que en 1499 habían encargado a Bramante dicha ampliación.
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