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Cahiers d'études hispaniques

médiévales

La formulación lingüística del mandato y la prohibición en varios


textos historiográficos medievales castellanos
Belen Almeida Cabrejas

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Almeida Cabrejas Belen. La formulación lingüística del mandato y la prohibición en varios textos historiográficos
medievales castellanos. In: Cahiers d'études hispaniques médiévales. N°34, 2011. pp. 185-199;

doi : 10.3406/cehm.2011.2262

http://www.persee.fr/doc/cehm_1779-4684_2011_num_34_1_2262

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Resumen
En este trabajo se aborda el modo en que distintos textos historiográfi cos medievales castellanos
expresan los conceptos de mandato y prohibición, qué formas léxicas se eligen y en qué
estructuras se incardinan estas formas, prestando una especial atención a colocaciones o
expresiones frecuentemente repetidas, así como al empleo de fórmulas de origen documental.
Por otra parte, se analizará quién es el emisor de las órdenes y prohibiciones y quiénes sus
receptores, y cuáles son las posibles respuestas de estos (obediencia o desobediencia, acuerdo o
desacuerdo). El análisis de todos estos elementos permite llegar a la conclusión de que la
representación de estas órdenes y de las reacciones que suscitan constituyen una de las
principales armas del historiógrafo para retratar a sus protagonistas.

Résumé
Ce travail traite de la façon dont divers textes historiographiques médiévaux castillans expriment
les concepts d’ordre et d’interdit : quelles formes lexicales choisit-on ; dans quelles structures ces
formes prennent-elles corps ? On s’intéresse tout particulièrement aux collocations et aux
expressions souvent répétées, ainsi qu’à l’emploi de formules d’origine documentaire. D’autre
part, on analyse l’émetteur des ordres et des interdits et les récepteurs et aussi quelles sont les
possibles réponses de ces derniers (obéissance ou désobéissance ; accord ou désaccord).
L’étude de tous ces éléments permet d’arriver à la conclusion que la représentation de ces ordres
et les réactions qu’ils suscitent constituent l’une des principales armes de l’historiographe pour
dresser le portrait de ses protagonistes.
La formulación lingüística del mandato y la
prohibición en varios textos historiográficos
medievales castellanos

Belén ALMEIDA CABREJAS


Universidad Autónoma de Madrid
FFI 2009-10817 – AILP (GDRE 671)

RESUMEN
En este trabajo se aborda el modo en que distintos textos historiográficos
medievales castellanos expresan los conceptos de mandato y prohibición,
qué formas léxicas se eligen y en qué estructuras se incardinan estas formas,
prestando una especial atención a colocaciones o expresiones frecuentemente
repetidas, así como al empleo de fórmulas de origen documental. Por otra
parte, se analizará quién es el emisor de las órdenes y prohibiciones y quiénes
sus receptores, y cuáles son las posibles respuestas de estos (obediencia o
desobediencia, acuerdo o desacuerdo). El análisis de todos estos elementos
permite llegar a la conclusión de que la representación de estas órdenes y
de las reacciones que suscitan constituyen una de las principales armas del
historiógrafo para retratar a sus protagonistas.

RÉSUMÉ
Ce travail traite de la façon dont divers textes historiographiques médiévaux castillans
expriment les concepts d’ordre et d’interdit : quelles formes lexicales choisit-on ; dans
quelles structures ces formes prennent-elles corps ? On s’intéresse tout particulièrement aux
collocations et aux expressions souvent répétées, ainsi qu’à l’emploi de formules d’origine
documentaire. D’autre part, on analyse l’émetteur des ordres et des interdits et les récepteurs
et aussi quelles sont les possibles réponses de ces derniers (obéissance ou désobéissance ;
accord ou désaccord). L’étude de tous ces éléments permet d’arriver à la conclusion que la
représentation de ces ordres et les réactions qu’ils suscitent constituent l’une des principales
armes de l’historiographe pour dresser le portrait de ses protagonistes.

En este trabajo se abordará el modo en que distintos textos historiográficos


medievales castellanos expresan los conceptos de mandato y prohibición.

CAHIERS D’ÉTUDES HISPANIQUES MÉDIÉVALES, n o 34, 2011, p. 185-199


186 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

Primero se analizará qué elementos léxicos principales asumen este papel,


para luego pasar a examinar las estructuras sintácticas en que se incardinan,
y después los términos que suelen acompañarlos, en combinaciones más o
menos fijadas. Por último, se atenderá a la función de distintos elementos
que ilustran las situaciones de las que surgen el mandato y la prohibición,
así como las reacciones que suscitan y la valoración que una orden o pro-
hibición merecen a sus destinatarios o al autor de la obra.
Para estudiar estos aspectos, se ha partido de distintos textos historiográ-
ficos de los siglos XIII al XV. Se han tenido en cuenta tanto obras dedicadas
a la historia contemporánea o poco anterior al momento de la redacción
de los textos como otras que historian períodos antiguos; e igualmente
obras de redacción original en español y traducciones o adaptaciones.
Se han consultado en el CORDE1 las obras marcadas como «Historio-
grafía» hasta el año 1500, así como algunas, como la Crónica de don Pero
Niño o Victorial, marcadas como «Biografía», aunque seleccionando para
ciertos análisis de frecuencias algunas de ellas: la segunda sección de la
Estoria de España (EE II), la Gran crónica de Alfonso XI (GCr. Alfonso XI ), la Cró-
nica del rey don Pedro (Cr. Pedro I ) de López de Ayala, la citada Crónica de don
Pero Niño, de Díaz de Games, y la Crónica de los Reyes Católicos (Cr. RRCC )
de Pulgar, así como las obras dedicadas a la Antigüedad, la General Estoria
(GE ), la Traducción de Tito Livio de López de Ayala y las traducciones de
Salustio de Vasco Ramírez de Guzmán.

La presencia de órdenes y prohibiciones expresas, especialmente de las pri-


meras, es frecuente en toda la historiografía consultada. Puede observarse,
sin embargo, una menor presencia de estos elementos en las obras dedi-
cadas a la historia antigua con respecto a otras obras de la misma época
que tratan de la historia contemporánea o poco anterior a los redactores.
Por ejemplo, mientras que en la segunda sección de la Estoria de España las
formas del verbo mandar suponen un 0,2 % del total de palabras, en la Quinta
Parte de la General Estoria suponen solo un 0,11% (y en la primera parte de
la Estoria de España una cantidad intermedia, un 0,16 %). En la Crónica del rey
don Pedro, mandar supone un 0,19% del total de palabras, mientras que en la
traducción del mismo Ayala de las Décadas de Tito Livio (a través de la ver-
sión francesa de Bersuire), mandar aparece prácticamente la mitad (0,1% del

1. Real Academia Española, banco de datos, Corpus diacrónico del español (CORDE), [en línea],
[URL: http://www.rae.es/cordenet.html]. Por las ediciones aquí contenidas se citan todas las
obras salvo la Segunda Parte y la sección gentil de la Quinta Parte de la General Estoria, citadas por
Belén ALMEIDA (ed.), ALFONSO X, General Estoria, Segunda Parte, Madrid: Castro, 2009, y Belén
ALMEIDA (ed.), ALFONSO X, General Estoria, Quinta Parte (sección gentil), Madrid: Castro, 2009.
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 187

total de palabras)2. Una posible causa es que en la historiografía dedicada a


hechos recientes las acciones de quienes imparten las órdenes son conocidas
en detalle y minuciosamente expuestas, mientras que en la historia antigua
la narración de los sucesos, siguiendo las fuentes de que se disponía, es cla-
ramente más esquemática. Sin embargo, esta particularidad se puede poner
también en relación con la modalidad de traducción glosada propia de las
traducciones medievales y que va desapareciendo al calor del humanismo,
puesto que en las traducciones de Salustio de Vasco Ramírez de Guzmán,
de un corte más fiel, la proporción de mandar sube hasta acercarse a la de
obras dedicadas a la historia contemporánea: 0,17 %.
El principal emisor de órdenes y prohibiciones es el rey, de quien se consi-
deran propias (vid. p. ej. EE II: «metiosse el enel Regno. por mayor que
todos. & mandaua. & uedaua. como Rey»; Pulgar, Cr. RRCC: «Yo siempre
oí decir que proprio es a los reyes el mando, e a los súbditos la obediencia»),
aunque en los textos centrados en períodos sin rey o en la actividad de otras
personalidades, encontramos gran número de órdenes procedentes de otros
emisores (en el Victorial, el rey es el sujeto de solamente un 20 % de las apari-
ciones de mandar, mientras que Pero Niño lo es de más de la mitad; el resto
corresponde a gobernantes antiguos, a Dios o a usos metonímicos).
El mandato se concreta lingüísticamente sobre todo en el verbo mandar,
mientras que las prohibiciones, mucho menos frecuentes, se expresan
mediante vedar, defender, mandar + que non y devedar, entre otras.
Mandar traduce sobre todo el término latino iubeo, pero también impero,
construcciones sin verbos de mandato e incluso volo, pues el deseo del señor
se traduce en una orden:
GE 2:
quid vis ut faciat puer > como mandas que faga del niño ( Jueces, 13,
12 / Jueces, cap. 624)
GE 5:
Tu quoscumque uoles in planum effundere muros, / his aries actus dis-
perget saxa lacertis > e cualesquier muros que tú mandes derribar e tornar
en llano, estos braços esparzirán ende los cantos con el engeño del car-
nero (Lucano, Farsalia, 1, 383-4 / GE 5, libro 1, cap. 5)

Mandar, por otra parte, no es un verbo monosémico, puesto que signi-


fica también ‘otorgar un don’, o incluso ‘prometer, otorgar (en general)’,
así como ‘gobernar’. Sin embargo, el significado principal es el de impartir
órdenes. Covarrubias define mandar como
[…] ordenar a otro haga alguna cosa, como de superior a inferior. Latine

2. P. ej. en el Victorial supone un 0,19%. En la Cr. RRCC de Pulgar, la misma búsqueda arroja
el altísimo resultado de 0,33%, y en la Crónica de Enrique IV de Enríquez del Castillo un 0,29 %.
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iubeo & impero; aunque le tomamos del verbo mando, as, aui. mandar algunas
vezes sinifica embiar recaudo con tercero, y la embaxada mandado ¶ Mandar
es gouernar, y ninguno deue mandar a otro sin que sea su criado, o subdito,
o por alguna otra via tenga imperio sobre el; porque faltando esto le podran
dezir, mandaldo, y hazeldo vos (Tesoro, s. v. mandar)3.

Mandar presenta, efectivamente, una fuerte exigencia sobre el emisor de


la orden, que resulta ser, en la práctica totalidad de los casos, una persona
con autoridad sobre aquella o aquellas a quienes se dirige la orden4. Así
resulta lógico que se produzcan cadenas de mandatos en que la persona
de superior categoría emite una orden que es trasmitida a otras:
Cr. Pedro I:
E estonçe mando el rrey a Uasco Alfonso de Portogal e a Aluar Gonçalez
Moran, que eran dos caualleros […], que dixiessen a los ballesteros que
tenian preso a Garçi Laso que lo matassen. E ellos […] mandaron a los
ballesteros que lo matassen.

El verbo mandar aparece, por la propia naturaleza de los textos histo-


riográficos, en general en tercera persona, en la mayoría de las ocasiones
en perfecto. El empleo de la primera persona está relacionado con con-
textos de mayor formalidad, con órdenes de mayor alcance y con el uso,
del que hablaremos más tarde, de fórmulas propias de la lengua docu-
mental (incluida la reproducción o recreación de documentos). La estruc-
tura argumental de mandar puede incluir tres elementos:
– un nombre que designa una entidad humana de la que parte la orden
(como se ha dicho siempre una persona con autoridad sobre otras), o
bien, por metonimia, otro tipo de sustantivos; este nombre se realiza en
general como sujeto;
– un segundo elemento que designa una entidad humana, el receptor
de la orden y el sujeto semántico del verbo subordinado, que adopta la
forma de complemento indirecto o pronombre átono dativo (excepcio-
nalmente de acusativo5) o de sujeto sintáctico (en general pospuesto) del
verbo subordinado. Este elemento se omite con frecuencia, lo que hace
evidente la focalización de los verbos de mandato y prohibición sobre el
emisor de la orden y la orden misma, que permite la indeterminación de
quien pondrá en práctica lo ordenado6.

3. Nebrija, en su Vocabulario español-latino de 1495, diferencia entre «mandar el príncipe»


(edico), «mandar como señor» (praecipio, impero) y «mandar como quiera» (iubeo).
4. Son raros los casos en que, mediante un proceso de metonimia, el sujeto de mandar es
el fuero, el derecho, la costumbre…
5. La preponderancia del dativo en el complemento de persona está relacionada, como
demostró Beardsley (Wilfred A. BEARDSLEY, Infinitive Constructions in Old Spanish, Nueva York:
AMS Press, 1921) con el hecho de que el verbo subordinado sea transitivo o intransitivo.
6. Vid. Milagros ALFONSO, Construcciones causativas en el español medieval, México: UNAM,
1998, p. 144.
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 189

– por último, aparece un elemento que designa el hecho ordenado (en


el caso de mandar, en general es una acción, no un proceso ni un estado)
que suele desempeñar el papel de complemento directo de mandar, y que
puede ser un pronombre referido a una proposición anterior o a un hecho
identificable por el contexto, una oración de infinitivo o una oración com-
pletiva con que más verbo en subjuntivo.
En la alternancia infinitivo / que + subjuntivo, la solución preferida en
todos los textos consultados es la primera (con porcentajes que van desde el
56 % en la Crónica de Pedro I hasta 76 % en el Victorial). No se han advertido
diferencias semánticas entre ambas construcciones7, entre las que parece
posible que se dé, en ciertas ocasiones, una variatio estilística:
Cr. RRCC:
A un capitán que se llamaba Pedro de Velasco, con la gente de su capi-
tanía, mandó que estoviese en Sant Román de Ornija. A don Fadrique Man-
rique, con la gente de su capitanía, que estoviese en una aldea que se llama
Pedrosa. A Vasco de Bivero e a Juan de Biedma mandó que estoviesen en
Benares. Al obispo de Ávila, e a Alonso de Fonseca, mandó estar con su
gente en Alahejos (I, p. 267).

Si no existe entre las dos construcciones una diferencia de significado,


sí son diferentes, en cambio, sus distribuciones sintácticas, pues en todas
las obras es muy rara la construcción de infinitivo cuando aparece un
complemento indirecto («mandar a alguien matar», por ejemplo), y, salvo
en el Victorial, relativamente rara la construcción con que cuando no apa-
rece complemento indirecto. En cualquier caso, esta última construcción
(«mandar que» sin complemento indirecto) se presenta sobre todo con
verbos intransitivos (ir, salir, apearse, recogerse, tornar, fablar, quedar, venir), con
ser y estar y en construcciones de pasiva.
Los verbos de mandato se diferencian de otros causativos como por
ejemplo hacer, obligar o permitir en que el mandato o la prohibición siempre
tienen carácter verbal, mientras que en el caso de otros verbos la influencia
no se ejerce necesariamente de esta manera8. A pesar de ello, mandar u otras
expresiones de mandato no son empleados nunca para la introducción de
discurso directo9. Para representar el mandato mediante discurso directo, se
emplea sobre todo dezir y, dentro del propio discurso directo, el imperativo.

7. Es también la conclusión de Marta LÓPEZ IZQUIERDO, «Semántica de las construcciones


proposicionales en el primer romance castellano: los verbos factitivos y los verbos modales
factuales», in: Yves MACCHI (éd.), Panorama de la linguistique hispanique, Lille 2000, Lille: Univer-
sité Charles-de-Gaulle – Lille III, 2001, p. 69-80. Otras obras analizadas son la EE II (62% de
construcción con infinitivo), la GCr. de Alfonso XI (67%) y la Cr. RRCC de Pulgar (58%).
8. Vid. M. ALFONSO, op. cit., p. 144, y también M. LÓPEZ, art. cit.
9. Puede verse en este ejemplo cómo se evita este uso: «E mandó éll estonces a los suyos
e díxoles: “Id e tomat cantos muy grandes […]”» (GE 2, Josué, cap. 30).
190 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

En los siguientes ejemplos, se observa cómo en el texto se identifica


como orden el elemento (discurso directo) introducido por dezir.
GE 2:
que esto ovieron fecho díxoles Josué: «Id agora e abrit la cueva ó ence-
rrastes los cinco reyes e sacadlos e adozítmelos.» E ellos fueron e fizieron
cuemo les él mandó e aduxiérongelos (Josué, cap. 30).
Cr. de veinte reyes, Esc. Y-I-12:
[…] fuesse para Su posada & dixo a su fijo Rodrigo arias fijo pensad de
caualgar quanto mas ayna pudieredes & yde vos para çamora. […] Rodrigo
arias fuesse estonçes & fizo assi commo le mando Su padre (fol. 86ro).

Sin embargo, esta construcción no está sometida a las mismas restric-


ciones que mandar, puesto que dezir más discurso directo con imperativo
no está limitado a la expresión de mandatos con un sujeto que presente el
rasgo [+ autoridad]10, sino que su uso se extiende a otros ámbitos, como
las relaciones entre iguales o incluso de inferior a superior11:
Pulgar, Cr. RRCC:
Algunos de sus parientes e criados que con él estauan dixeron: –Ya vedes,
señor, este perdimiento; dexá el esfuerço para pelear, e aved consejo para
escapar, pues vedes que no ay otro remedio sino poneros en saluo (II,
p. 68).

Las construcciones con mandar presentan concomitancias con otras


introducidas por otros verbos causativos, e incluso con construcciones
sin verbo modal. Por ejemplo, mandar + proposición y el causativo facti-
tivo fazer + proposición (de infinitivo), así como el uso factitivo del verbo
simple, son intercambiables en numerosos contextos, puesto que las tres
construcciones expresan «la imposición de la acción de un sujeto sobre
otro»12. Este uso factitivo del verbo simple es perfectamente explicado en
el prólogo a la Primera Parte de la GE por los compiladores alfonsíes, a

10. Decir es también un verbo empleado en todos los textos consultados para introducir
órdenes referidas; aunque, al igual que sucede en su uso para introducir discurso directo, la
presencia de que + subjuntivo introducido por dezir no implica que exista una orden en el modo
en que lo hacen verbos puramente de mandato, puesto que también adoptan esta forma comu-
nicaciones en que no interviene el factor de autoridad.
11. Las situaciones en que alguien se dirige a otra persona situada más alto en la escala
social con fórmulas que incluyen imperativos pueden dividirse en situaciones de consejo y
situaciones de enfrentamiento o reto. Los autores marcan, mediante las fórmulas de trata-
miento, la introducción o no de elementos de cortesía y otros rasgos, la intención del emisor.
Vid. Elena LEAL ABAD, «La fuerza ilocutiva en los debates medievales castellanos de contro-
versia y su plasmación lingüística», e-Spania, 6, 2008, [en línea], puesto en línea el 30 de octubre
2008, [URL: http://e-spania.revues.org/13833], consultado el 14 de septiembre 2011, donde
la autora señala que una formulación imperativa poco cortés implica una amenaza para la
imagen del destinatario.
12. Vid. M. LÓPEZ, art. cit.
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 191

quienes angustia, como antes de ellos a los comentaristas bíblicos, cual-


quier posible inexactitud o contradicción encontrada en la Biblia.
GE 1:
Moisén […] escrivió estonces en las tablas los X mandados de la ley
[…] assí como gelas mandó [Dios] allí escrivir. Dell escrivir d’estas palabras
avedes oído en el començamiento d’este capítulo cómo dixo Nuestro
Señor que él las escrivirié. E aquí dize […] que las mandó escrivir a Moisén,
e avredes otrossí en el libro que á nombre Deuteronomio […] que diz
que Nuestro Señor que él mismo las escrivió; e semeja que son contrallas estas
razones. E sobr’esta contralla fabla maestre Pedro, e depártela d’esta guisa:
diz que todo es bien dicho, e que podemos entender e dezir que com-
puso Nuestro Señor las razones de los mandados, e que ovo ell autoridad
e el nombre dend porque las mandó escrivir, mas que las escrivió Moisén, assí
como dixiemos nós muchas vezes el rey faze un libro non por quel él escriva con
sus manos […] e nós assí veo que usamos de lo dezir (fol. 216).
Como se aprecia en los siguientes ejemplos, las tres formas pueden
aplicarse a la misma realidad en momentos distintos del texto, a distintas
acciones en las que el sujeto tiene una responsabilidad similar o, en tra-
ducciones, modificarse con respecto al texto subyacente:
GCr. Alfonso XI:
E aquellos dos omes […] fizieron fazer estacas de fierro. […] entretanto que
conbatian la villa, los que avian mandado fazer las estacas de fierro llegaron
al pie de la peña, e posieron las estacas fincadas de vna en vna (I, p. 413).
Traducciones de Jeremías, 26, 23:
Vulgata: percussit eum gladio et proiecit cadaver eius in sepulchris vulgi ignobilis
(Biblia hebrea: and·he-is-csmiting·him in·the·sword and·he-is-cflinging carcass-
of·him to tombs-of sons-of the·people13) > E6: [el rey Joaquín] matol con
espada e echó so cuerpo en el fossar de los ombres viles / GE 3: el descabeçol
& mando soterrar el cuerpo en el cimiterio del pueblo menudo / E3: & matolo
con espada e echo su cuerpo en las sepolturas de los fijos del pueblo / E5:
matolo a espada & fizo lançar su calabrina en el enterramiento de los pobres14.
Cr. Pedro I:
[…] fallo ý a doña Vrraca de Osorio, madre del dicho don Iohan Alfonso
de Guzman, e con grand saña que auia de su fijo, fizola prender e matola
muy cruel mente e mandole tomar todos sus bienes que ella e su fijo auian.
EE II:
[…] et mando derribar las puertas et fizo enchir toda la uega de agua […].

13. Traducción literal al inglés tomada de la página web www.scripture4all.org.


14. Se han tomado las citas de todos los manuscritos castellanos de: Andrés ENRIQUE-
ARIAS (dir.), Biblia Medieval, 2008, [en línea], [URL: http://www.bibliamedieval.es], consul-
tado el 14 de septiembre 2011. E6 (Esc. I-I-6) y GE 3 (Tercera Parte de la General Estoria) se
basan en el texto latino de la Vulgata; E3 (Esc. I-I-3) y E5 (Esc. I-I-5) traducen desde el hebreo.
192 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

GE 5:
Classica det > Tanga el César sus bozinas e mande tañer sus estrumentos
(Lucano, Farsalia, 4, 186 / trad. de Farsalia, libro 4, cap. 3)15
Sin embargo, la identidad ocasional de significado entre mandar + verbo
y el verbo simple no resulta suficiente para la lengua jurídica, que busca,
en lo posible, la exactitud, por lo que encontramos en esta variedad la fór-
mula «verbo o mandar + verbo» («tomar o mandar tomar», p. ej.), fórmula
que encontramos también ocasionalmente en la historiografía:
Fuero Juzgo:
establecemos que todo joyz que tomar o mandar tomar, o ffazer algún dano
en las cosas que non pertenescen a él […] faga enmienda por el danno
& por el tuerto que fizo (fol. 16vo).
GCr. Alfonso XI:
E aquellos mensajeros […] pusieron con el rrey que don Joan […] no
tomase ni rrobase ni mandasse tomar ni rrobar ninguna cosa de la [tierra] del
rrey ni de sus vassallos (II, p. 99).
A pesar de las semejanzas apuntadas, existe una importante dife-
rencia16 entre estas construcciones: las de fazer tienen un valor implica-
tivo17, puesto que su afirmación presupone la verdad de la proposición
subordinada, mientras que una orden o prohibición implican la posibi-
lidad de eludir su cumplimiento. Por tanto, la diferencia fundamental, en
lo que a nosotros nos interesa, entre ambas construcciones es que solo con
mandar puede haber una expresión de desobediencia. La desobediencia a
una orden es una respuesta relativamente rara en relación con el número
de órdenes recogidas en los textos historiográficos. Se expresa con fre-
cuencia con los verbos no(n) querer, pero también no(n) osar18 y no(n) atre-

15. En esta cita, los alfonsíes traducen det tanto como tanga como mande tañer, en una doble
traducción con un miembro más fiel y otro más interpretativo, algo que es relativamente fre-
cuente en los romanceamientos alfonsíes. Vid. al respecto p. ej. Belén ALMEIDA (ed.), ALFONSO X,
GE, Quinta Parte, «Introducción», Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 2009.
16. Hay otras, pero no nos interesan en este contexto: la proposición es con fazer siempre en
infinitivo y nunca con que más subjuntivo; el sujeto de fazer no lleva siempre el rasgo [+ auto-
ridad] o [+ dominio]: «la fambre le fizo tornar» (Esopete ystoriado, fol. 96vo); el verbo subordi-
nado en fazer + infinitivo puede referirse tanto a una acción como a un estado, mientras que
con mandar suele referirse prácticamente siempre a una acción.
17. Vid. Lauri KARTTUNEN, «Implicative Verbs», Language, 47, 1971, p. 340-58, apud M. LÓPEZ,
art. cit.
18. P. ej. en Cr. Pedro I se encuentra en dos casos una formulación muy similar cuando se
explica la reacción de unos ballesteros a los que se ordena que maten a dos hombres de calidad:
«[…] e (avn) los ballesteros no lo osavan fazer». El «no osar» o «no atreverse» lo puede inter-
pretar el historiógrafo como causado por el «miedo al rey», una emoción inspirada por el mal
señor aduciendo la cual llega a justificarse la desobediencia, o bien por la conciencia de la mala
actuación y el temor a la justicia real. Vid. François FORONDA, «El miedo al rey. Fuentes y pri-
meras reflexiones acerca de una emoción aristocrática en la Castilla del siglo XIV», e-Spania, 4,
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 193

verse, así como mediante el verbo del mandato negado, aunque el modo
de expresión es muy variado.
GCr. Alfonso XI:
[…] e el rrey dixo que le acogiessen en el castillo, pues era del su señorio e
del su rreyno. E el freire non le quiso acoger.
Enríquez del Castillo, Cr. Enrique IV:
Quando el rrey llegó a la puerta […] dixo a Perafán de Ribera que le pres-
tase su cavallo en que fuesen, el qual […], syn vergüença ninguna, le dixo
que no quería.

Incluso tomando el caso de una orden o prohibición cumplidas o res-


petadas, estos verbos no tienen un comportamiento igual al del factitivo
fazer: una construcción con fazer tiene aspecto perfectivo y sitúa el acento
sobre el resultado final de la acción, mientras que en un mandato o pro-
hibición se pone de relieve el punto inicial de la causación19, lo que sig-
nifica que solo estos verbos, y no las construcciones con valor factitivo,
permiten el añadido de elementos que especifiquen que una acción ha lle-
gado realmente a su fin, y marquen así la obediencia. La expresión de la
obediencia, como reacción normal a una orden, se omite con frecuencia,
y cuando aparece es más breve y formulística que la de la desobediencia:
«así lo fizieron», «fizo como el rey mandó», «cunpliolo luego ansi». Tam-
bién se da con frecuencia la repetición de lexemas contenidos en la orden,
y se subraya la rapidez de la obediencia con el adverbio luego.
GE 4:
«[…] adozidme del olio […] e cerrad la puerta de la huerta.» Ellas fueron
& fizieron como les mando & cerraron luego las puertas & salieron por el pos-
tigo (fol. 69vo).
Pulgar, Cr. RRCC:
E luego mandó a todos los de sus villas e logares que se juntasen con
aquellos que avían entrado en la Hermandad, & fuesen particioneros e
conprehendidos en ella; e así lo fizieron luego todos los de sus tierras.

En cambio es posible como respuesta tanto a mandar como a fazer la expre-


sión del acuerdo o desacuerdo ante las medidas tomadas. Este acuerdo o
desacuerdo no tienen por qué manifestarse de modo verbal ante el emisor
de la orden, sino que se trata con frecuencia simplemente de la emoción
suscitada por una orden, prohibición u otra medida entre los espectadores
directos, la población en general o dentro de algún grupo social concreto.
Esta reacción se convierte así en uno de los medios más importantes con

2007, [en línea], puesto en línea el 14 de enero 2010, [URL: http://e-spania.revues.org/2273],


consultado el 14 de septiembre 2011.
19. Vid. M. ALFONSO, op. cit., p. 122.
194 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

los que el historiógrafo, incluso sin hacer explícito ningún juicio de valor
personal, hace llegar al público de la obra elementos de juicio sobre cómo
valorar una orden o prohibición.
Los elementos más habituales para la expresión de acuerdo son «con-
tento», «pagado», «de su voluntad», «d’esto plogo», mientras que el des-
acuerdo se expresa con «mal contento», «mal pagado», «quejado», «no
de buena voluntad», «le(s) non plazía», «d’esto pesó mucho», «d’esto non
plogo». Las personas cuyo juicio los historiógrafos aducen como impor-
tante para la valoración de la actitud del señor suelen ser bien los inte-
grantes de un grupo influyente, bien la mayoría o todos de los que oyen
una medida real expresada mediante una orden: «los caballeros del regno»,
«muchos», «todos», «toda la gente»… En cambio, expresiones como «a
algunos» o «a algunos […] a otros» puede introducir el motivo narrativo
de la desobediencia o del descontento nobiliario no justificado por el autor.
Cr. Pedro I:
E ally acaesçio que entre los de la çibdat que el rrey mando matar, vn
platero viejo, que auia ochenta años, e teniendolo para matar, llego al
rrey vn fijo del dicho platero, que auia fasta diez e ocho años, e pidiole
merçed que mandasse matar a el e escapar a su padre, e fue fecho assy.
E pluguiera a todos que el rrey mandara que non matassen a ninguno dellos
nin al padre nin al fijo.
Escavias, Repertorio de príncipes:
E como quier que al Çid mucho non plogo, por mandárxelo el rrey otorgólo.
Refundición de la Crónica del Halconero:
E como quier que algunos de los grandes que allí estauan non plogo
mucho de la tal declaraçión, a los procuradores y al pueblo, y a muchos
de los otros, paresçió ser bien fecho.
Pulgar, Cr. RRCC:
[…] & con esta justiçia que fizieron, los omes çibdadanos e labradores,
e toda la gente común, deseosos de paz, estauan muy alegres, e dauan
graçias a Dios.

Otra construcción que puede expresar mandato es la de enviar más infi-


nitivo: «enbió matar a don Lope Sánchez» (Cr. Pedro I ). En este caso enviar
añade a la idea de mandato la de movimiento o traslación20. Lo más fre-
cuente en las obras analizadas es la pareja envió mandar, que implica al
parecer prácticamente siempre que la orden se transmite por medio de
carta21, lo que queda de manifiesto por la presencia habitual de elementos
como «por sus cartas» y por oponerse con frecuencia en los textos a mandar,

20. Ibíd., p. 144 y 153.


21. Pero vid. Biblia I-I-3: «segund que mande a vuestros ancesçesores, e lo que les enbie
mandar por mano de mis sieruos los profetas».
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 195

como orden impartida por carta frente a orden directa (vid. ejemplos que
siguen). Se trata de una fórmula de origen documental22 cuya entrada en
la historiografía (y en otros géneros) se da sobre todo a partir de mediados
del siglo XIV, mientras que es muy rara en las crónicas alfonsíes.
Victorial:
E quando el capitán supo quién heran, mandó alçar el pendón del rey e
armar toda su gente, e enbióles mandar que se diesen a prisión.
GCr. Alfonso XI:
e mando fazer vna carta, en la qual le enbio a mandar que se viniese a ver
con el.
Cr. de Enrique IV de Castilla 1454-1474:
Y el arçobispo escrivio al rey, faziendole saber de su partida, e porque el
rey no le enbiase mandar el contrario no espero la respuesta, mas luego se
partio […].

Pregonar es otro verbo de comunicación habilitado para impartir órdenes,


y se encuentra en los textos historiográficos bajo las formas mandó pre-
gonar + mandato (también existe mandó pregonar + información), fizo pre-
gonar + mandato. Va con frecuencia acompañado por un complemento
que indica los destinatarios del mensaje: «por toda la hueste», «por toda la
villa». Tanto enviar + mandar como mandar + pregonar representan, a través
de enviar y pregonar, dos caminos distintos para informar de las órdenes
reales a quienes no tienen acceso directo al rey.
EE II:
Et por esta razon mando pregonar por la çibdat de valençia que ninguno
non fuesse osado de se yr […].
GE 5:
duplicia quam usque ad id fueran possessionum aliarum rerum uena-
lium pretia statuerentur > fue establecido por corte e mandáronlo pregonar que
todas aquellas cosas que se vendiesen por aver, tan bien las eredades e las
viandas e los siervos como las otras cosas todas, que oviesen doblados los
precios23 (Orosio, Historiae adversus paganos, VI, 19, 19 / Augusto, cap. 13)

El verbo mandar es, con diferencia, el más frecuente entre los de man-
dato. Sin embargo, existen también otros verbos, como requerir, ordenar,
decir, y construcciones como «fazer mandamiento», «enviar (su) mandado»,
«mandar/enviar sus cartas que/mandando», «dar cargo», etc.

22. Vid. p. ej. una carta de Alfonso X de 1272: «Bien sabedes de cómo vos embié mandar
por mi carta abierta que dexássedes al prior e al convento meter las uvas e el vino de sus casas
en vuestra villa» (Documentos del Archivo Histórico Nacional [a1200-a1492]).
23. El texto de GE 5 innova, como puede apreciarse, con respecto al texto que traduce introdu-
ciendo una mención a la información que se hace llegar al pueblo sobre una norma recién estable-
cida. Se trata de la recuperación de una fórmula documental (sobre este tipo de fórmulas, vid. infra).
196 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

Unida con la potestad de impartir órdenes aparece regularmente la de


impartir prohibiciones. Ya Quintiliano (7, 5, 5) apunta que «lex iubet aut
vetat». Las prohibiciones, mucho menos frecuentes que las órdenes, son
también propias del señor, especialmente del rey (vid. EE II: «mandasse.
& uedasse. como Emperador. & sennor»). Como también se aprecia en
esta fórmula «mandar y vedar», el verbo preferido para la prohibición
es vedar, aunque las prohibiciones son también expresadas con el mismo
verbo mandar más elementos negativos («mandó que nadie», «mandó que
non»), así como devedar y defender.
Sin embargo, en el uso de vedar se advierte una dualidad paralela a la
que se da entre mandar y fazer + infinitivo: vedar (en su construcción con
proposición) puede significar tanto ‘impedir’ como ‘prohibir’. La primera
acepción no supone la existencia de un acto de habla, y va dirigida hacia
el final de la acción, mientras que en su significado de ‘prohibir’ vedar per-
mite como respuesta la obediencia y la desobediencia.
Por ejemplo en el fragmento que sigue parece oponerse «les dixiesse que
lo no fiziessen» (prohibición o admonición, acto verbal) con «vedassen»
(impidiesen físicamente o por otros medios):
EE I:
& fallaronse en poner un cabdiello que ouiessen siempre consigo en la
cibdat & en sus huestes o mester fuesse. E quando los consules fuessen
contra ellos mas de so derecho, que aquel cabdiello les dixiesse que lo no fiziessen.
& que les fiziesse usar de los sos derechos. & guisassen porque uisquiesse
la yent en paz. E si por alli lo non quisiessen dexar; que ge lo no suffriesse.
& el. con el comun que ge lo uedassen. & a este princep pusieron nombre
dictador.

Defender es junto a vedar el otro gran verbo de prohibición. Junto a y sobre


su significado de prohibición tiene ya en los textos medievales el de ‘pro-
teger’, lo que hace que, pese a su relativa frecuencia en la formulación de
prohibiciones, no aparezca como prohibir ni como impedir en Nebrija,
aunque sí lo hace en Covarrubias («defender, vale vedar»). Aparece con
el valor de prohibir ya en la EE:
EE I:
[Domiciano] A las mugieres malas deffendioles que no yoguiessen en lecho.

En la historiografía alfonsí es frecuente su conjunción con mandar, de


origen documental:
Documento de Fernando III, 1246:
E mando e defiendo firmemientre que nenguno non sea osado de venir
contra esta mi carta, nin de contrallarla nin de menguarla en nenguna
cosa […].
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 197

GE 1:
Mas una cosa les mandó e defendió, que carne con sangre que la non
comiessen […].
GCr. Alfonso XI:
Pero el rrey enbio a mandar e defender que ninguno saliese a pelear […].

Salvo la fórmula «mandar e defender», defender siempre se empleó sobre


todo con sujetos inanimados como ley, derecho o religión, único uso que se
mantiene en las obras examinadas del siglo XV:
Victorial (único empleo):
Ansí que estas cosas la ley las defiende, e la razón non las sufre.
Pulgar, Cr. RRCC:
La Sacra Escritura espresamente defiende rebelar, y manda obedezer a los
reyes […].
Del Castillo, Cr. Enrique IV (único caso):
[…] lo semejante hera defendido en la rreligión christiana.

Analizaremos a continuación la presencia en los textos historiográ-


ficos de fórmulas tomadas del estilo documental. La emisión de órdenes
y prohibiciones se inserta dentro de situaciones fuertemente reguladas
que determinan quién las emite, quién las transmite o cómo se responde
a ellas, situaciones que son representadas verbalmente, como se ha visto,
por medio de elementos y combinaciones de elementos que se repiten con
frecuencia. Un paso más dentro de la formalización verbal de estas situa-
ciones es el frecuente empleo de fórmulas de origen legal o documental24.
Estas fórmulas son combinaciones más o menos fijas de términos proce-
dentes, como se ha dicho, del lenguaje jurídico y documental, que encuen-
tran un lugar en determinados contextos dentro de las obras de género
historiográfico: cartas, discusión de asuntos legales, juramentos, y natural-
mente las situaciones en que se imparten órdenes y prohibiciones, tanto
verbales como por medio de un escrito.
Aunque podría aducirse que algunos de los documentos incluidos en
las crónicas son reproducción o copia de otros que existieron realmente
en la situación narrada, de los que algunos historiógrafos pudieron ser-
virse gracias a su privilegiada posición en la corte (como cronistas reales,
por ejemplo), en su gran mayoría se trata de creaciones del historiógrafo,
que aprovecha en su redacción sus conocimientos sobre las características
de los documentos y textos jurídicos medievales.

24. Vid. Belén ALMEIDA y Elena TRUJILLO, «La influencia de los documentos de la can-
cillería alfonsí en la Quinta Parte de la General Estoria», in: F. BAUTISTA y J. GAMBA (ed.), Estudios
sobre la Edad Media, el Renacimiento y la temprana modernidad, San Millán de la Cogolla: Cilengua,
2010, p. 25-34.
198 BELÉN ALMEIDA CABREJAS

Esta influencia del lenguaje jurídico y documental, que se concreta


como decimos en la presencia de ciertas fórmulas, no se da solamente en
aquellas obras historiográficas dedicadas al ámbito medieval, sino que se
extiende a otras situadas en la Antigüedad, como por ejemplo la General
Estoria, donde se da incluso en el interior de pasajes que no son de redac-
ción original alfonsí, sino traducción de obras en otras lenguas: aquí se
comprueba, mediante la comparación del texto castellano con sus fuentes
directas, que el romanceador25 se aleja de su fuente para introducir en el
texto castellano fórmulas que conoce e identifica como propias de la redac-
ción de documentos, y con las que consigue acercar el tono de distintas
situaciones presentadas en el texto original a la presentación habitual en
el medievo. Entre estos elementos inspirados en la lengua jurídica o docu-
mental en el ámbito del mandato y la prohibición encontramos:
– el empleo de verbos de mandato y prohibición en primera persona
de presente, en enunciados performativos:
GE 5:
et omnes dies […] sint isti omnes inmunitatis et remissionis > E mando que
todos los días […] sean todos de quitamiento e de relaxamiento (Macab. I,
10, 34);

– las fórmulas enviar + mandar, mandar + pregonar, que hemos examinado antes;
– la fórmula «mando que ninguno non sea osado», con variantes (como el
adverbio firmemente o la doble forma «mando e defiendo»), surgida dentro
del estilo documental y componente habitual en los documentos como la
manera más frecuente de presentar las órdenes y prohibiciones; es incluso
recogida por el Espéculo como parte necesaria en la redacción de algunos
tipos de escritos reales:
Espéculo:
Portadgo puede quitar el rrey a alguno de que deue sseer ffecha la carta desta
guisa. De nos tal rrey a todos los portadgueros & A todos los omnes del
rregno que la vieren ssalut. Sepades que nos quitamos a ffulan de por-
tadgo […]. Et deue y otrossi dezir la rrazon por quel ffaze aquel quita-
mjento […]. Onde manda que njnguno non ssea ossado del enbargar njn de
contrallar por ello ssi non quel pecharie tanto en coto. & la otra pena
que pussiere el Rey […].
Rodríguez de Almela, Valerio de las historias:
Saul Rey de ysrrael commo viese que sus enemigos los filisteos foyan.
mando que ninguno non fuese osado de comer so pena de muerte;

25. A pesar de la notable fidelidad que caracteriza las traducciones contenidas en la General
Estoria con respecto por ejemplo a las que se encuentran en la Estoria de España, fidelidad que
ha sido resaltada en numerosas ocasiones (vid. p. ej. Inés FERNÁNDEZ-ORDÓÑEZ, Las estorias de
Alfonso X, Madrid: Istmo, 1992).
LA FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DEL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN 199

– la fórmula verbo o mandar más infinitivo de ese verbo26, igualmente


propia del lenguaje jurídico y documental;
– otras combinaciones estables de palabras como «mando e otorgo»,
«tengo por bien e otorgo», «do(y) e otorgo», «mando e defiendo firme-
mente», «ordeno e mando»27…
GE 1:
[…] mandó dar su mugier a Abraham […] e díxoles: –Catad por todo
mio regno, e si en toda mi tierra quisiéredes fincar el logar que fallaredes
de que vos más paguedes tomadle, e poblad en él, e yo vos le dó e otorgo
d’aquí.

A lo largo de estas páginas, se ha pretendido señalar algunos de los


rasgos más característicos en la formulación de las numerosas órdenes y
prohibiciones recogidas en la prosa historiográfica castellana medieval,
mediante las que se expresa, sobre todo, la voluntad real. El rey habla y
actúa a través de sus órdenes, y la representación de estas órdenes y de
las reacciones que suscitan entre los súbditos constituye una de las prin-
cipales armas del historiógrafo para retratar a sus protagonistas reales.

26. A esta fórmula nos hemos referido más arriba cuando hablábamos del valor facti-
tivo del verbo simple.
27. Además de las citadas, relacionadas con la expresión de órdenes y prohibiciones,
existen en la historiografía otras muchas colocaciones, expresiones y usos peculiares tomados
del estilo documental. Muchos de estos usos de raigambre legal y documental que van encon-
trando paulatinamente un lugar en la historiografía medieval son después recogidos por la
novela de caballerías.

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