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Detrás
de los

Manuscritos

R. Amram Anidjar

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Título:
Detrás de los manuscritos

Autor:
Rab Amram Anidjar

Corrección:
Frida Adler
Israel Cortés

Diseño:
Daniel Corkidi

Impreso por:
Litográfica Santander (55312911, 55450039)

Copyright © 2019

Esta permitida la reproducción total o parcial del material de este libro, bajo cualquier tipo de sistema con la
condición de que no sea con fines lucrativos y el autor sea notificado.

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Índice
INTRODUCCIÓN ........................................................................................7

NUESTROS PATRIARCAS Y MATRIARCAS ........................................13

SHIR HASHIRIM ........................................................................................65

EL LIBRO DE YONÁ ................................................................................205

MEGUILÁT ESTHER ...............................................................................237

ESHET JAIL ................................................................................................259

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Introducción

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R abí Meir Leibush Ben Yejiel Mijal (1809 – 1879), mejor conocido como el Málbim,
fue un reconocido rabino, gran orador e intérprete de la Torá y a lo largo de este libro nos
guiaremos con sus claras explicaciones sobre la interpretación de varios libros del Tanáj,
particularmente el Shir Hashirim.

El Malbim explica que todo aquello que baja del Cielo a la Tierra, necesita “vestirse” de
materia y cuerpo para que podamos interactuar con ello y de alguna manera, verlo, palparlo
y sentirlo.

Veámoslo con los siguientes ejemplos:

• El alma se viste de cuerpo para poder residir en la Tierra

• Los ángeles que visitaron a Abraham Avinu debieron colocarse cuerpos


de nómadas del desierto

• Eliahu Hanabí requiere tomar forma física para presentarse en este mundo.

De igual forma sucede con la Torá sagrada que bajó del Cielo a la Tierra. Su esencia celestial
fue “vestida” con versículos, historias, órdenes, etc., formando su cuerpo y escondiendo
detrás su alma, por lo que nos hace un llamado: “Lee mi cuerpo y estudia mi alma”. Nuestra
tarea es descubrir la luz detrás de los manuscritos, en donde encontraremos muchos mensajes
y maravillas que nos pueden ayudar a mejorar nuestras vidas de manera inimaginable. Y
mientras nuestro cuerpo y mente disfrutan de los versículos “corporales” de la Torá, nuestra
alma se llena de regocijo al descubrir el resplandor detrás de las letras, prácticamente de alma
a alma, haciendo “clic” entre ellas.

Cabe preguntar: ¿cómo podemos llegar a ver el alma de la Torá?

A esta interrogante responde el gran cabalista Rabí Yaacov Abujatzeira z”l, a través de una
parábola:

Había una vez un grupo de amigos que caminaban rumbo al palacio real con la intención
de admirarlo, pero uno de ellos no sólo tenía la intención de admirar el palacio, sino que
también estaba interesado en ver a la hermosa princesa que vivía en la grandiosa mansión.
Cuando llegaron todos se quedaron asombrados por la arquitectura y lujo de la construcción.
Sin embargo, el joven que estaba interesado en la princesa no sólo veía la belleza y lujo del
palacio, también ponía mucha atención en el interior. Buscaba ver las habitaciones privadas
del palacio a través de las ventanas o por cualquier espacio posible para poder ver alguna
señal de ella. Después de mucho tiempo y paciencia logró ver una sombra detrás de la cortina
y esta breve visión lo puso muy contento, ya que finalmente vio a su admirada princesa.
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Así que el joven regresa a menudo al palacio, parándose por horas hasta lograr ver a la
princesa con dificultad, a lo lejos y en sombras.

Un día, la princesa se dio cuenta que este joven no sólo insistía en su búsqueda sino que
demostraba mucha pasión y emoción por descubrirla. Intrigada, se asomó por la ventana.

Cuando el joven la vio se emocionó y empezó a ser más insistente para ver si lograba verla
nuevamente. Un día la princesa saludó al joven y él, muy emocionado, le regresó el saludo.
Con el paso del tiempo ella se asomaba con más frecuencia para saludarlo hasta que un día
empezaron a hablar entre ellos y así empezaron a conocerse.

¡El joven no lo podía creer, era como un sueño! La relación entre el joven y la princesa iba
creciendo, se empezaban a contar sus deseos y esperanzas, y llegaron a un nivel de confianza
tal, que ella le revelaba sus secretos más íntimos.

Esta parábola nos enseña claramente el proceso para el estudio profundo de la Torá y que
según nuestros Sabios son cuatro niveles de interpretación:

• Pshat - literal
• Rémez - insinuaciones
• Drásh - pláticas
• Sod - secreto

Recorrer cada uno de estos niveles es similar a una escalera que va adentrándose hacia lo más
profundo de una serie de dimensiones espirituales, llenas de valiosos secretos. Nuestra meta,
al estudiar Torá, es lograr llegar a lo más profundo de esas dimensiones, y llevar a nuestra
vida cotidiana esos valiosos secretos que nos guiarán por un maravilloso sendero.

En pasajes claves del presente libro recordaremos esta valiosa enseñanza, para no perder de
vista el procedimiento y evitar que, por descuido, “nos caigamos de las escaleras”.

Regresemos a la parábola: el palacio es el texto de la Torá y la princesa su alma. Cabe


preguntar ¿cuál es la llave para abrir la puerta que separa lo literal y lo desconocido?. ¿Cómo
podemos abrir el portón del Rémez y llegar así a la princesa? La respuesta está en saber que
hay un tesoro detrás de los manuscritos.

En todos los escritos sagrados encontramos historias, consejos, bendiciones, etc., y cuando
leemos con mayor atención encontramos versículos sin relación unos con los otros, narraciones
que no terminan de comprenderse y nos preguntamos: ¿qué relación tienen entre si?

Podrá ser una historia bonita, pero si queremos percibir el alma que estos versículos contienen
tenemos que actuar como el joven que buscaba a la princesa y empezar a observar las palabras
y su significado.
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La insistencia del joven, sus deseos y la emoción a la hora de buscar a la princesa es lo que
provoca en ella la voluntad de mostrarse. Si el alma de la Torá decide no revelarse, entonces
nunca la encontrarán, ya que ella decide no revelarse a los que se admiran de la construcción
del palacio y su hermosa fachada. Ella se revelará al joven que la busca con insistencia.

A este joven ella revelará su silueta detrás de la cortina, esto se conoce como Pshat.

Al ver la gran emoción del joven y su insistencia diaria, cada vez que pasa frente al texto
palaciego, mueve la cortina y le hace una discreta señal de saludo, esto es conocido como
Rémez. Es la etapa en la cual, ante los ojos del estudiante de Torá, empiezan a aparecer
grandes insinuaciones detrás de las ventanas de los versículos.

De nuevo al ver su empeño y regocijo, su amor y emoción, la Princesa pasa al siguiente nivel
de confianza y sale a platicar con él

Este paso se conoce como Drásh y consiste en concentrarnos en los detalles, conectando un
versículo con otro, entendiendo un nuevo significado.

Después de mucho esfuerzo intelectual y espiritual, se puede merecer ayuda Celestial para
lograr revelar el significado más profundo del texto, y es cuando empezamos a captar ideas y
mensajes maravillosos que se esconden detrás de las palabras.

Éste es final de la escalera: el Sod, palabra cuya traducción literal significa “secreto”, como
ese espía que logra descifrar la clave, el académico que encuentra el “libro dentro del libro”
y que alude al momento en que la princesa (el secreto del texto) nos cuenta sus más íntimos
secretos.

Y como un claro ejemplo de todo esto, las iniciales de Pshat, Rémez, Drásh y Sod forman
en hebreo la palabra PARDÉS que significa jardín. Esto nos da a entender que para obtener
un jardín lleno de flores y colores, es necesario ver el alma que yace en lo profundo de los
escritos sagrados.

Por si esto no fuera suficiente, encontramos que la letra samaj que encabeza la palabra Sod,
es redonda, haciendo alusión a algo que cierra un círculo y que une acontecimientos.

Es curioso que al quitar la letra samaj del PARDÉS, ‫פרדס‬, queda la palabra Pered, ‫ פרד‬que
proviene de la palabra Pirud, ‫ פירוד‬que significa separación, es decir cuando no estudiamos a
profundidad lo que está escrito podemos pensar que cada versículo habla de algo diferente y
separado, pero al estudiar el Sod se puede ver la conexión y la sinfonía que estos entonan,
volviendo así el Pered en un PARDÉS un jardín lleno de lógica, color y entendimiento.

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El presente libro está dividido en cinco partes, donde en cada una de ellas conoceremos a la
princesa escondida detrás de la cortina.

• La historia de Nuestros Patriarcas: Abraham y Sara, Itzjak y Rivká,


donde podremos ver el viaje del alma, desde antes de nacer, durante la vida y después
de la vida; cerrando con Yaakov, Rajel y Lea los cuales aluden a las diversas categorías de la
Recompensa Divina.

• El libro de Shir Hashirim, cuyo mensaje oculto trata del amor del alma por el
Creador y cómo éste nos da las claves para poder meditar, desprendernos y conectarnos,
alcanzando así una satisfacción espiritual única.

• La historia del profeta Yoná y la ballena, cuyos mensajes son de la misión fallida
en la vida, la reencarnación y la reparación y así cada uno de nosotros podrá ubicarse y
entender su travesía en este mundo.

• La historia de Esther y Ajashverosh, donde conoceremos a nuestro rey, el intelecto


de cada quien, y sus esposas, Vashtí y Esther así como sus consejeros Mordejai y Hamán.

• Y cerraremos este libro con el Eshet Jail, la canción del rey Shelomó, que es un
bello cántico del cuerpo al alma (del Néfesh Behemít al Néfesh Maskélet), reconociendo sus
grandezas y virtudes para poder aprovecharla mejor.

Al finalizar la lectura del presente libro, nuestra visión sobre la belleza de los textos sagrados
de la Torá, así como sobre la naturaleza del mundo e incluso la visión sobre nuestra propia
vida, cambiará, porque aprenderemos a ver lo que el ojo simple no ve, y podremos revelar
códigos secretos que nos pone Dios detrás de cada telón y al obtenerlos tendremos las claves
necesarias para lograr iluminar nuestro camino de vida y tener las coordenadas correctas en
este intrincado mapa de nuestra existencia para lograr cumplir nuestra misión y terminar
nuestra vida diciendo: “¡Misión cumplida!”

¡Gracias a que encontramos las pistas DETRÁS DE LOS MANUSCRITOS!

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Nuestros
Patriarcas y Matriarcas
Los múltiples matrimonios entre el alma y el cuerpo

‫שרה‬ ‫אברהם‬
‫רבקה‬ ‫יצחק‬
‫לאה‬ ‫רחל‬ ‫יעקב‬

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Introducción
C omo ya explicamos anteriormente, nuestros textos sagrados tienen cuerpo y alma.
Cuando el texto se entiende en su sentido literal sería conocer su cuerpo y cuando logramos
compenetrarnos en su mensaje oculto sería conocer su alma.
Veamos ahora el alma detrás de los versículos que nos narran la historia de nuestros Patriar-
cas.
La historia de la primera pareja de Patriarcas del pueblo de Israel, Abraham y Sará, no sólo
narra los sucesos que vivieron nuestros fundadores, sino que además describe el principio
mismo del judaísmo. Abraham no sólo fue el primer “judío” de la historia, sino que él es el
fundamento mismo del judaísmo. En otras palabras, la historia de Abraham y Sará no sólo
nos relata cómo ellos vivieron sino que también nos revela la misión de nuestra alma y la
forma apropiada de llevar esta misión a la práctica.

Según el judaísmo el alma puede realizar dos clases de viaje a la Tierra cada uno bajo
condiciones diferentes. El primero se realiza con un “paquete básico”, que se compone de
vida, cuerpo, tentaciones, libre albedrio, cumplimiento de la Torá y las Mitzvot, pruebas y
desafíos etc., (pueden existir múltiples reencarnaciones del alma, pero todas se realizarán
bajo los mismos términos del “paquete básico”), mientras que el segundo viaje, que es la
resurrección de los muertos, en la era mesiánica, se realizará con un “paquete diamante”,
muy diferente e infinitamente superior al actual.

En la Torá, en donde se narra la historia de la primera pareja de Patriarcas, Abraham y Sará,


se describe la misión a realizar en el primer tipo de viaje, mientras que el relato de la segunda
pareja de Patriarcas, Itzjak y Rivká, muestra el segundo tipo de misión que el alma hará al
final de los tiempos, como afirma el Zóhar: “Dios insinuó una gran sabiduría (refiriéndose a
secretos transcendentales) con la historia de Abraham Avinu y de Itzjak Avinu”.

Para finalizar esta introducción, es importante recordar la importancia de comprender


cabalmente el texto literal de estos episodios de la Torá (es decir, el Pshat), y sólo después
profundizar en cada episodio con el fin de descubrir los mensajes que ocultan.

Estudiemos entonces, en cada versículo lo literal (el cuerpo), y al mismo tiempo nos
sumergiremos en el alma del texto.

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Prólogo
E l Zóhar en Sitré Torá, parashá Lej Lejá, nos proporciona un código para poder descubrir
el secreto insinuado detrás de los versículos; algo similar a las claves usadas en el espionaje,
en las que el significado literal de la palabra encierra un concepto oculto que sólo podrá ser
descifrado por quien tiene que saberlo y además que sabe manejar el código. Por lo tanto,
cuando el Zóhar se refiere a los tres principales personajes en la vida de Abraham Avinu,
también habla en clave sobre los tres principales conceptos del viaje del alma a este mundo:

• Abraham Avinu representa al alma

• Sará Imenu representa al cuerpo

• Lot representa al Instinto del Mal y es importante mencionar que el nombre “Lot”
en arameo significa “maldecir”, de modo que hay similitud entre el nombre y lo que
insinúa.

• Y otros códigos que iremos estudiando sobre la marcha

Este código es un susurro que nos dice, “Lean este texto de la Torá, pero en vez de leer
Abraham lean “Alma”, en vez de Sara, lean “Cuerpo” y en vez de Lot, lean “Yetzer Hará”, y
con esto se abrirá ante sus ojos un mundo oculto, lleno de preciosa información.

Es importante aclarar que muchos conceptos que explicaremos a continuación están


claramente definidos en el Zóhar, mientras que otros son deducciones basadas en los términos
que el Zóhar revela.

En este episodio de la Torá, Abraham todavía se llamaba Abram, y Saráy conservaba su


nombre completo, por ello, respetaremos estos nombres a lo largo de la traducción, sin
embargo en la explicación del texto nos referiremos a nuestros Patriarcas como Abraham y
Sara.

Con estas reglas encontraremos los secretos que esta historia oculta y su aplicación práctica
en nuestra vida.

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Capítulo 1
El primer viaje del alma
‫ֵַארצְָך‬
ְ ‫ לְֶך לְָך מ‬,‫וַי ֹּאמֶר ה’ אֶל ַאב ְָרם‬
‫ַאר ֶא ָּך‬
ְ ‫שׁר‬ ֶ ‫ָָארץ ֲא‬
ֶ ‫ אֶל ה‬,‫ּומִּמֹולַדְ תְ ָּך ּו ִמ ֵבּית ָאבִיָך‬.
Y dijo Dios a Abram, camina para ti de tu tierra, y de tu lugar natal
y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Bereshít 12:1)

Como dice el texto, Dios ordenó a Abraham abandonar su tierra, mencionando el mismo
lugar con tres términos diferentes: “tu tierra”, “tu lugar natal” y “la casa de tu padre”, sin
indicarle concretamente cuál es lugar al que debía dirigirse, como si le dijera: “Ya te indicaré
a dónde llegarás”.

Utilizando el código que nos da el Zóhar, este versículo narra el momento cuando Dios se
despide del alma, dándole la oportunidad de bajar a la Tierra, ya sea en su primer viaje o ya
sea en una reencarnación.

El versículo continúa diciendo, “…camina para ti…”, aplicando el código entendemos que
dice: “A favor tuyo abandona el Cielo y viaja a la Tierra”.

Este mensaje está insinuado en las palabras, “Lej Lejá”, camina para ti, ya que las letras
en hebreo que conforman cada una de estas dos palabras suman cincuenta, indicando que
el mundo a donde se dirigirá el alma cuenta con cincuenta niveles de santidad y cincuenta
niveles de impureza.

Este concepto lo mencionan nuestros Sabios cuando describen la rapidez con la que Dios
llevó a cabo la salida del pueblo de Israel de Egipto pues se habían degradado hasta el nivel
cuarenta y nueve de impureza y, de no salir inmediatamente, se hubiesen hundido en el nivel
cincuenta y jamás podrían salir de ahí. De igual manera, nuestros Sabios revelan que Moshé
Rabenu había alcanzado el nivel cuarenta y nueve de santidad y rogó a Dios por permitirle
conseguir el último nivel, y Dios le respondió que lo conseguiría solamente después de morir.
Es por eso que la montaña donde fue enterrado Moshé se le llamó “Nebó”, nombre compuesto
por dos palabras “Nun Bo”, que significan “cincuenta (hay) en él”, insinuando que Moshé
Rabenu consiguió los cincuenta niveles de santidad, sólo después de irse de este mundo.

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De hecho, también existe cierta alusión a los cincuenta niveles de impureza en la palabra,
“Tamé”, impuro, pues la suma de sus letras en hebreo resulta cincuenta.
Por ello, Dios advierte al alma, justo en el momento de prepararla para su viaje a este mundo,
que existen dos caminos ante ella: uno que la conduce a los cincuenta niveles de pureza y otro
que la hunde en los cincuenta niveles de impureza.

El Zóhar revela que existen cuatro dimensiones: Atzilut, Beriá, Yetzirá y ‘Asiá. Las primeras
tres son dimensiones celestiales, siendo Atzilut la más elevada y pura de ellas, mientras
que ‘Atzilut, se refiere a la dimensión del planeta Tierra. Es por eso que al momento Dios
encomendar al alma su misión en el mundo, Le explica la necesidad de dejar las alturas,
le indica abandonar, “tu tierra, tu lugar natal y la casa de tu padre”, refiriéndose a estas
tres dimensiones celestiales, las cuales deberá atravesar para llegar, “…a la tierra que te
mostraré”:

• “De casa de tu Padre”, del mundo de Atzilut, que es la morada Divina.


• “De tu lugar natal”, del mundo de Bería, que es la morada de las Almas.
• “De tu Tierra”, del mundo de Yetzirá, que es la morada de todos los seres
angelicales y celestiales.
• “A la tierra que te mostraré”, al mundo material, que es la morada de los
seres humanos.

A cada alma se le asigna una misión propia y exclusiva, recibiendo una explicación detallada
sobre lo que debe hacer. Esto lo explica el versículo para que la persona no piense que nació
en el lugar equivocado o que se encuentra en donde está por mera casualidad. Cada uno de
nosotros se encuentra en el lugar y momento que Dios indicó para que pueda llevar a cabo
su misión.

Cada mañana agradecemos a Dios por regresarnos nuestra alma, la cual sube al Cielo por
la noche y regresa cuando despertamos. Dicho de otro modo, el “viaje inaugural” del alma
cuando bajó a la Tierra (el nacimiento de la persona) se repite sutilmente cada mañana.
De ahí que el texto establecido para agradecer a Dios por Su bondad al regresarnos nuestra
alma dice: “¡Dios! El alma que me diste es pura”, refiriéndose a la dimensión de Atzilut, la
única de pureza perfecta, como lo afirma el Zóhar.

Después de esta frase, continuamos mencionando indirectamente las dimensiones por las que
viajó el alma hasta llegar a este mundo: “Atá Beratá, Atá Yetzartá”, Tú la creaste, Tú le diste
forma. Esto alude a las siguientes dos dimensiones que el alma cruzó para “aterrizar” en este
mundo y son Beriá (“Beratá”) y Yetzirá (“Yetzartá”).

Por último, concluimos nuestro rezo diciendo, “Atá Nefajtá Bi”, Tú la insuflaste dentro de mí,
es decir el momento en que finalmente fue colocada dentro de nuestro cuerpo en este mundo.

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‫ ֶו ְהי ֵה ְב ָּרכָה‬,‫שׁמֶָך‬
ְ ‫ ַו ֲאגַדְ ּלָה‬,‫ ַו ֲאב ֶָרכְָך‬,‫שָׂך לְגֹוי גָּדֹול‬
ְ ‫ ְו ֶא ֶע‬.
Y te haré una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré
tu nombre, y será bendición. (Bereshít 12:2)

En este versículo Dios le promete a Abraham: “El viaje que emprenderás te beneficiará,
convirtiéndote en una gran persona y en una gran nación”, ya que sólo ahí, y no en la casa de
Téraj, tu padre, podrás crecer.

Bajo el código del Zóhar, estas palabras de ánimo se las dice Dios al alma, explicándole
de lo que se hará acreedora si tiene éxito en su misión: “Y te haré una nación grande, y te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y será bendición”.

Para que la semilla plantada en la tierra crezca y dé frutos, primero debe salir de donde fue
plantada, pues bajo tierra no puede crecer y desarrollarse como árbol para después dar frutos.
Lo mismo sucede con la semilla/alma. No le es posible “crecer” cuando está en las dimensiones
celestiales; debe salir de ahí para dar frutos. En otras palabras, mientras continúe en donde
está no podrá desarrollar todo su potencial. Sólo en este mundo puede emplear a fondo sus
capacidades para crecer hasta convertirse en “un alma esplendorosa y grande”. Además, Dios
le promete, “Bendecirla, engrandecerla y ser bendición” a su regreso al Cielo si alcanza su
propósito en este mundo.

‫שׁ ְפּח ֹת ָהאֲדָ מָה‬


ְ ‫ ּו ְמ ַק ֶ ּללְָך ָאא ֹר; ְונִב ְְרכּו בְָך כ ֹּל ִמ‬,‫ַו ֲאב ְָרכָה ְמב ְָרכֶיָך‬
Y bendeciré a quien te bendiga, y al que te maldiga, maldeciré; y se
bendecirán en ti todas las familias de la Tierra” (Bereshít 12:3)

Dios le promete a Abraham que siempre lo acompañará, bendiciendo a quienes lo apoyen y lo


contrario a quienes lo obstaculicen, molesten y dañen, prometiéndole también que él mismo
se convertirá en una fuente de bendición para “…todas las familias de la Tierra”.
Asimismo, Dios promete al alma “Y bendeciré a quien te bendiga, y a quien te maldiga,
maldeciré”, refiriéndose a los factores y circunstancias que ayuden o comprometan el
cumplimiento de su misión.

Es interesante observar que el orden de los factores de estas expresiones está invertido, pues
con relación a todo lo que ayude al alma a alcanzar su objetivo la promesa es, “Y bendeciré a
quien te bendiga”, anteponiendo la bendición de Dios a la acción de quien ayuda, y a quienes
dificulten la misión al alma, el versículo antepone la acción, “Al que te maldiga” y sólo
después la consecuencia, “Maldeciré”.

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Nuestros Sabios explican que aquel que tenga intenciones de ayudar, merecerá la bendición
de Dios de inmediato, incluso antes de actuar. Mientras que aquél que tenga intención de
impedir al alma cumplir con su propósito, será castigado hasta después de cometer su acción
mala. Por ello, el Talmud (Kidushín 40a) afirma que las buenas intenciones Dios las considera
como acciones realizadas, mientras que las malas intenciones se castigan sólo después de
haberlas llevado a cabo.

En resumen: el primer propósito del alma es crecer y generar dividendos en este mundo,
de manera que consiga la bendición de Dios al finalizar su misión, la cual la recibirá en el
Mundo Venidero.

A continuación, el versículo describe claramente la segunda misión que el alma debe realizar
en este mundo: “Y se bendecirán a través de ti todas las familias de la tierra”, es decir, tras
ocuparse de su propio desarrollo, también deberá velar por el desarrollo de los demás.
Este concepto lo insinúa la Torá en sus versículos iniciales, pues cuando la Humanidad daba
sus primeros pasos, Dios le formuló dos preguntas, las cuales definen la misión del hombre
en este mundo:

• Después de consumir el fruto prohibido, Adam Harishón se percató de la presencia


de Dios y se escondió. Entonces Dios, con el propósito de “iniciar la plática” para que Adam
Harishón reflexionara y aceptara su falta, le preguntó, “Ayeca, ¿En dónde estás?”. Esta
pregunta clarifica la primera misión de la persona: Ocuparse de sí mismo, cuestionando en
todo momento, dónde se encuentra espiritualmente.

• Después de haber asesinado a su hermano Hébel, Dios le preguntó a Caín: “¿He


Hébel Ajija?¿En dónde está Hébel tu hermano?”. Al igual que con Adam Harishón, Dios
no sólo busca “abrir platica”, espera que Caín reflexione sobre el terrible acto que acababa
de cometer. En el plano espiritual esta pregunta define la segunda misión de la persona:
Preocuparse por los demás y preguntarse si hace lo suficiente para ayudar a sus hermanos.

Obedeciendo la orden de Dios, el alma baja a este mundo, abandonando las tres dimensiones
celestiales, con el riesgo de enfrentar los niveles de santidad e impureza, para cumplir su
primera misión -que es crecer- y de esta manera recibir a su regreso la bendición de Dios y
para cumplir también su segunda misión, que es velar por la prosperidad de los demás.

Los siguientes versículos proceden a detallar la aventura del alma en su viaje.

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‫שנִים‬
ׁ ָ ‫ וְַאב ְָרם ֶבּן ָחמֵׁש‬,‫ ַו ּי ֵלְֶך אִּתֹו לֹוט‬,’‫שׁר דִ ּ ֶבּר ֵאלָיו ה‬
ֶ ‫ּי ֵלְֶך ַאב ְָרם ַכּ ֲא‬

Y caminó Abram como le habló Dios, y se encaminó con él Lot; y


‫שנָה ְ ּבצֵאתֹו ֵמח ָָרן‬ ׁ ָ ‫שׁ ְבעִים‬
ִ ‫ְו‬

Abram contaba con setenta y cinco años cuando salió de Jarán.


(Bereshít 12:4-5)

Abraham obedeció la orden de Dios, abandonando su hogar, acompañado de su esposa y su


sobrino, llevando consigo sus pertenencias y la gente que lo seguía. De este modo partieron
de la tierra de Jarán y llegaron a su destino: la tierra de Kená’an. Cabe mencionar que Lot,
además de ser sobrino de Abraham, también era hermano de Sara.

Desde la profunda visión del Zóhar este episodio revela un precioso mensaje. En primer
término podríamos afirmar que la expresión correcta para la travesía de Abraham con su esposa
sería: “Abraham y Sara salieron…”, y sólo después comentar que su sobrino los acompañó.
Sin embargo, el versículo indica primeramente que Lot se encaminó con Abraham, y después
se menciona que Sara también viajaba con ellos. Para comprender mejor la enseñanza
mística de este versículo, debemos recordar que el alma baja a la Tierra para ganarse el Mundo
Venidero y para ello debe franquear muchos obstáculos y retos, los cuales serán puestos por el
Instinto del Mal. Para que la lucha sea justa y podamos ejercer el libre albedrio, debe haber
un perfecto equilibrio entre la potencia luminosa del alma y la fuerza del Instinto del Mal.

Esta “contraparte”, el Instinto del Mal, debe acompañar al alma antes de ser introducida
al cuerpo, pues en realidad es su adversario en la batalla, y su potencia y recursos van de
acuerdo a su categoría: peso pesado con pesado, peso pluma con peso pluma, welter con
welter, etc. Además, tanto el alma como el Instinto del Mal son celestiales, a diferencia del
cuerpo que es material. Es por eso que el versículo menciona primero a Lot (el Instinto del
Mal) como acompañante de Abraham en su viaje, y sólo después a Sara (el cuerpo en que el
alma deberá desarrollarse).

Ahora comprendemos también por qué Sara y Lot son hermanos, y al mismo tiempo es sobrino
de Abraham. Por un lado, acompaña al alma para dificultar su misión siempre de acuerdo al
nivel con el que desciende a este mundo. Por otro lado, su propósito es apoyar los anhelos del
cuerpo en el que será depositado, como un hermano. Dicho de otro modo, el cuerpo se ubica
entre el alma y el Instinto del Mal ya que, por un lado, fue creado para contener al alma y
permitirle así crecer y generar frutos mientras que, por otro lado, el Instinto del Mal lo incita
para satisfacer sus deseos materiales.

Esto pone a Sara entre la espada y la pared, ya que ama a su esposo y también ama a su
hermano. Más adelante veremos que al final ella determinará lo que sucederá en la casa; de
la misma manera es al cuerpo a quien el alma le habla por un oído y el Yetzer Hará le susurra
por el otro.
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. ,‫שׁר ָרכָׁשּו‬ֶ ‫שׁם ֲא‬ָ ‫ ְואֶת ָכּל ְרכּו‬,‫ ְואֶת לֹוט ֶבּן ָאחִיו‬,‫שּׁתֹו‬ ְ ‫ש ַׂרי ִא‬
ָ ‫ַו ּי ִ ַקּח ַאב ְָרם אֶת‬

Y tomó Abram a Saray su esposa, y a Lot el hijo de su hermano y todas las


‫ַארצָה ְ ּכנָעַן‬
ְ ‫ ַויָּב ֹאּו‬,‫ַארצָה ְ ּכנַעַן‬
ְ ‫שׁר עָׂשּו ְבח ָָרן; ַו ּי ֵצְאּו ָל ֶלכֶת‬ ֶ ‫” ְואֶת ַהנֶּפֶׁש ֲא‬

posesiones que reunieron y todas las almas que hicieron…; y salieron para
caminar…y vinieron a la tierra de Kená’an (Bereshít 12:5)

Este versículo se refiere al nacimiento de la persona, momento a partir del cual los tres
elementos caminan juntos por el sendero de la vida. El versículo también menciona que
Abraham lleva consigo todas sus pertenencias y todas las almas que hicieron, insinuando
que el bagaje que trae el alma a este viaje está conformado por las vidas anteriores, como se
explicó ampliamente en mi libro, “El secreto de la Reencarnación”.

El lugar específico donde Abraham arribó obedeciendo la orden de Dios, el versículo lo


llama “Kená’an”. En su sentido literal, la tierra a la que Dios indicó a Abraham que viajara
se llamaba así. Sin embargo, el Zóhar explica que este nombre oculta, metafóricamente, el
destino de cada alma cuando llega a este mundo.

El término “Kená’an” en hebreo proviene del verbo “Lehajní’a” (doblegar), pues la esencia
del propósito del alma en este mundo es doblegar a su Instinto del Mal. De hecho, en la
historia de Abraham y Lot la diferencia entre ellos es muy clara: Abraham lucha por hacer lo
correcto, mientras que Lot se deja llevar por sus intereses. Además, Abraham se esfuerza por
convencer a Lot de hacer lo correcto, mientras que Lot incita a Abraham por hacer lo que él
desea.

Sin duda alguna, la misión de Abraham de “Lehajní’a” (doblegar) a Lot no será nada fácil.
El siguiente versículo narrará lo que sucedió con Abraham una vez que llegó a su destino, la
tierra de Kená’an.

‫ָּארץ‬
ֶ ‫ ְו ַה ְ ּכנַ ֲענִי ָאז ָב‬,‫מֹורה‬
ֶ ‫ עַד אֵלֹון‬,‫שכֶם‬
ׁ ְ ‫ עַד מְקֹום‬,‫ָּארץ‬
ֶ ‫ַויּ ַעֲב ֹר ַאב ְָרם ָב‬
Y atravesó Abram por la tierra, hasta el lugar Shejém, hasta Elón Moré,
y el Kena’aní estaba entonces en la tierra (Bereshít 12: 6

Abraham, tras atravesar la tierra de Kená’an, llegó a los lugares llamados “Shejem” y
“Elón Moré”. Además, comenta la Torá, los habitantes de la ciudad eran los Kena’anim.
Es interesante que, de todos los lugares que Abraham atravesó a lo largo de su viaje, sólo
se destacaron estos dos lugares. Explica el Zóhar que el término “Shejem” proviene de la
palabra “Shejiná”, Divinidad mientras que “Moré” se deriva de la palabra “Lehorot”, instruir.
De modo que el significado del versículo anterior es que el alma, ya en este mundo, busca a

21
Dios y descubre que puede encontrarlo en las sinagogas (Bet Hakenéset), donde se reza; y
en los lugares destinados al estudio de la Torá (Bet Midrásh), donde se aprende e instruye el
modo en que debemos llevar a cabo la voluntad Divina. Es por eso que Dios está presente en
ambos lugares.

Uno de los símbolos más representativos del pueblo de Israel es el Maguén David, escudo de
David, el cual está compuesto por dos triángulos entrelazados, uno en dirección hacia arriba
y otro en dirección hacia abajo. El triángulo en dirección hacia arriba representa a los Baté
Kenesiot, donde elevamos nuestras plegarias al Cielo; y el triángulo en dirección hacia abajo
representa a los Baté Midrásho”t, en los que esperamos comprender el llamado que Dios
nos hace. Dicho de otro modo, en el Bet Hakenéset presentamos a Dios nuestros pedidos, y
en el Bet Midrásh Dios nos informa Sus órdenes. Es por eso que es conveniente rezar en el
mismo lugar donde se estudia Torá, para así formar los dos triángulos en un mismo sitio y
entrelazarlos, forjando un Maguén David espiritual.

Sin embargo, aunque el alma anhela asistir al Bet Hakenéset y al Bet Midrásh, el versículo
advierte que, “el Kena’aní estaba entonces en la tierra”, lo que significa que los deseos
mundanos se encuentran en la Tierra antes de que el alma arribe.

Esto nos enseña que el alma arriba a una tierra complicada (Ke’enan), la cual quiere doblegar
(Lehajní’a) a esta alma pura y de una forma u otra “materializarla”, enamorarla de los placeres
terrenales, haciendo que se olvide del Cielo.

En términos de futbol, le toca al alma jugar de visitante, mientras que las tentaciones y
placeres son el equipo local, están en casa, con todas las ventajas que ello implica: conocen
el campo, tienen una “porra” fuerte, numerosa y muy escandalosa. ¡Con estas condiciones es
muy difícil ser el equipo visitante!

Sin embargo, el equipo visitante tampoco es una perita en dulce:

¡Viene directamente de la “Champion’s League” Celestial!

El alma viene por la victoria y no aceptará nada menos. Por eso dice la Torá: “Y vio Dios
todo lo que hizo y vio que estaba muy bien” (Bereshít 1:31).

Nuestros Sabios preguntan, Dios dijo sobre toda la Creación que todo lo que hizo estaba bien,
sólo al final está escrito que vio todo lo que hizo y dijo, “Muy bien”. ¿Sobre qué se dijo frase
tan contundente? La respuesta es sorprendente: “Al ver el Instinto del Mal”, en su papel de
equipo local. Y cabe preguntar: ¿acaso Lot en Ke’enan es algo “muy bueno”? La respuesta
es SI, ya que sólo un gran rival nos obliga a trabajar duro por la medalla de oro.

Sin esfuerzo no hay placer en la victoria…

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‫שׁם ִמזְ ֵ ּב ַח לַה’ ַהנִ ְּראֶה‬ ָ ‫ ַויּ ִבֶן‬,‫ָָארץ הַז ֹּאת‬
ֶ ‫ ְלז ְַרעֲָך אֶתֵ ּן אֶת ה‬,‫ַוי ֵ ָּרא ה’ אֶל ַאב ְָרם וַי ֹּאמֶר‬
‫שׁם‬
ָ ‫ ַויּ ִבֶן‬,‫ ֵבּית אֵל ִמיָּם ְו ָהעַי ִמ ֶקּדֶ ם‬,‫ ַויֵּט ָאהֳֹלה‬,‫ ִמ ֶקּדֶ ם ְלבֵית אֵל‬,‫שּׁם ָהה ָָרה‬ ָ ‫ ַויּ ַעְתֵ ּק ִמ‬.‫ֵאלָיו‬

Y se presentó Dios a Abram y le dijo, ‘A tu descendencia daré la tierra esta’…


‫ ַויּ ִ ַסּע ַאב ְָרם הָלֹוְך ְונָסֹו ַע ַהנֶּגְ ָבּה‬.’‫שׁם ה‬
ֵ ּ‫ ַו ּי ִק ְָרא ְב‬,’‫ִמזְ ֵ ּב ַח לַה‬

Y se trasladó de allá a la montaña, al este de Bet El, e instaló su tienda…


construyó allá un altar para Dios… yendo y viajando hacia el sur (Bereshít 12:7-9)

Literalmente, Dios promete a Abraham que su descendencia heredará la tierra de Kená’an.


En agradecimiento por la promesa dada, Abraham construye un altar en honor a Dios y
continúa su viaje hasta llegar a Bet-El, donde nuevamente construye otro altar en honor a
Dios y reza. Por último, Abraham sigue avanzando hacia el sur.

Metafóricamente, estos versículos describen la fase exitosa del alma en su recorrido por
este mundo. De hecho, los resultados son tan exitosos, que no debería preocuparse por sus
descendientes, pues los dejará debidamente orientados con la educación que les proporcionará.
Sobre el altar se ofrecen sacrificios. Esta acción se le conoce como “Lehakriv Korbán”,
presentar un sacrificio. La palabra “Lehakriv” no sólo representa el hecho de presentar
un sacrificio sobre el altar, sino que también significa acercarse, ya que cuando hacemos
sacrificios en la vida, también nos acercamos a Dios.

Por ello, la Torá indica que, tras estar en los Baté Kenesiot y los Baté Midráshot, el alma se
acerca a Dios cada vez más. Por eso la Torá detalla que el viaje era en dirección “hacia la
montaña”, lo cual implica que el alma siempre está progresando. Además, aunque es arduo
subir, más difícil es mantenerse arriba y no permitir que lo logrado se pierda. El alma también
consigue este dominio, pues “instaló su tienda” en la cima de la montaña, lo que indica que
se mantuvo en su nivel, para después elevarse todavía más.

Esto indica que el alma no se detiene, pues incluso después de haber alcanzado grandes
metas, asistiendo a los lugares donde se encuentra Dios para instalarse ahí, continúa adelante,
elevándose cada vez más y aproximándose más a Dios, construyendo de nuevo su morada ahí
mismo, evitando retroceder.

Pero nunca hay que “cantar victoria”, como afirma la Mishná: “No confíes en ti, sino hasta
tu ultimo día de vida” (Pirkei Avot 3:4) indicándonos que nunca se debe bajar la guardia, ya
que en cualquier momento se puede desmarcar un aguerrido delantero del equipo contrario,
quien no dudara en lanzar un potente disparo contra nuestra portería.

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“‫שׁר ִהק ְִריב‬ ֶ ‫ ַויְהִי ַכּ ֲא‬.‫ָּארץ‬
ֶ ‫ ִכּי ָכבֵד ה ָָרעָב ָב‬,‫שׁם‬ ָ ‫ ַוי ֵ ֶּרד ַאב ְָרם ִמצ ְַריְמָה לָגּור‬,‫ָּארץ‬
ֶ ‫ַויְהִי ָרעָב ָב‬
‫ ְו ָהי ָה ִכּי י ְִראּו‬.ּ ְ‫שׁה יְפַת מ ְַראֶה ָאת‬
ּ ָ ‫ ִהנֵּה נָא י ָדַ עְתִ ּי ִכּי ִא‬,‫שּׁתֹו‬
ְ ‫ש ַׂרי ִא‬
ָ ‫ וַי ֹּאמֶר אֶל‬,‫לָבֹוא ִמצ ְָריְמָה‬
‫ ְל ַמעַן י ִיטַב לִי‬,ּ ְ‫ אֲח ֹתִ י ָאת‬,‫ ִאמ ְִרי נָא‬.‫ ְוה ְָרגּו א ֹתִ י וְא ֹתָ ְך יְחַּיּו‬,‫שּׁתֹו ז ֹאת‬
ְ ‫א ֹתָ ְך ַה ִ ּמצ ְִרים וְָאמְרּו ִא‬

Y hubo hambruna en la tierra, y bajó Abram a Egipto para vivir allá, pues pesada era la
‫שׁי ִבּגְ ָללְֵך‬
ִ ‫ ְו ָחי ְתָ ה נַ ְפ‬,‫ֲבּורְך‬
ֵ ‫” ַבע‬

hambruna en la tierra…Saray mujer de bello aspecto eres…me matarán y a ti te dejarán


vivir. Di que mi hermana eres…viva mi alma por tu mérito (Bereshít 12:10-14)

Cuando se desata la hambruna en la tierra de Kená’an, Abraham se ve obligado a viajar a


Egipto. Al aproximarse a la frontera, comenta a su esposa que por su belleza, los egipcios lo
asesinarán para tomarla por esposa. Por ello, para proteger su vida, le pide no revelar que es
su mujer, sino que es su hermana.

Espiritualmente estos versículos describen la infortunada etapa del alma en su recorrido por
este mundo, etapa en la que siente “hambre” espiritual por no asistir a rezar y estudiar Torá,
pues “Shejem” (los Baté Kenesiot) y “Elón Moré” (los Baté Midráshot) quedaron muy atrás.
La consecuencia inmediata es que el alma “desciende” de su nivel hasta llegar a Egipto.
La palabra hebrea para Egipto “Mitzraim” proviene del término “Metzarim” (estrechos).
La Torá advierte que si el alma no cumple con su misión y se deja llevar por los deseos
materiales, caerá hasta llegar a lugares tan estrechos que no podrá encontrar la salida. Sin
embargo, esto no es el fin del problema.

La complicación consiste en que, estando el alma estancada en lugares inferiores, estrechos y


sin salida, la belleza del cuerpo (representada por Sara) corre peligro: el materialismo llama,
las tentaciones crecen y la búsqueda de placeres se intensifica…

Es ahora cuando el alma se percata del riesgo en el que se metió y en un acto desesperado,
ruega al cuerpo que continúe siendo su hermana y no la hermana de Lot, el Instinto del Mal.
En otras palabras, el alma ruega al cuerpo superar los desafíos que, por su culpa, deberá
enfrentar, manteniéndose así fiel al alma misma, y no convertirse en aliada del Instinto del
Mal. De este modo “vivirá mi alma por tu mérito” en todos los sentidos.

“‫ ַוי ִ ְּראּו‬.‫שׁה ִכּי יָפָה הִוא מְא ֹד‬ ּ ָ ‫ ַוי ִ ְּראּו ַה ִ ּמצ ְִרים אֶת ָה ִא‬,‫ַויְהִי ְכּבֹוא ַאב ְָרם ִמצ ְָריְמָה‬

Y vino Abram a Egipto, y vieron los egipcios a la mujer que era muy bella…
‫שּׁה ֵבּית ַפ ְּרע ֹה‬
ָ ‫ וַתֻ ּ ַקּח ָה ִא‬,‫ ַוי ְ ַהלְלּו א ֹתָ ּה אֶל ַפ ְּרע ֹה‬,‫ש ֵׂרי פ ְַרע ֹה‬
ָ ‫”א ֹתָ ּה‬

y la alabaron… y fue llevada ante Faraón (Bereshít 12:14-15)

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Justamente como Abraham temió, Sara fue capturada por el Faraón, con la intención de
seducirla. Espiritualmente hablando, Faraón representa a todos los que intentan convencer
al cuerpo a pecar y abandonar las indicaciones de su alma, pues las letras empleadas en el
nombre hebreo “Par’ó”, son las mismas que componen las palabras “Pe Ra” (boca maligna),
haciendo referencia a todos los que hablan y persuaden perversamente para que Sara (el
cuerpo) abandone a Abraham (el alma).

“‫ ַויְהִי לֹו צ ֹאן ּו ָבקָר ַוחֲמ ִֹרים ַו ֲעבָדִ ים‬,‫ֲבּורּה‬


ָ ‫ּולְַאב ְָרם הֵיטִיב ַבּע‬

Y Abram se benefició por causa de ella, y tuvo ovejas, vacas,


‫שׁפָח ֹת ַואֲת ֹנ ֹת ּוגְ ַמ ִלּים‬
ְ ‫ּו‬.

asnos, siervos, siervas, asnas y camellos. (Bereshít 12:16)

Además de lengua seductora, Par’o emplea el soborno y gratifica con abundantes bienes a
Abraham, para que éste se quede tranquilo y no moleste.

En la vida diaria, el mundo no desiste de atraer al cuerpo para lo que usa muchas tentaciones
que ofrecen los “estrechos” de nuestro Mitzraim. Nos llama a través de la publicidad,
películas, novelas, amigos seductores, etc. Y al mismo tiempo sutilmente intenta sobornar
nuestra parte espiritual, haciéndole sentir que puede estar tranquila, que todo le conviene,
intentando “anestesiarla” para que no moleste.

Este ingenioso soborno no fue exitoso con Abraham Avinu, pero en la mayoría de nosotros
-lamentablemente- sí funciona…

¡¡Y FUNCIONA MUY BIEN!!

Y afligió Dios al Faraón con plagas grandes, por Saray la mujer


‫שׁת ַאב ְָרם‬
ֶ ‫ש ַׂרי ֵא‬
ָ ‫ עַל דְ ּבַר‬,‫” ַויְנַגַּע ה’ אֶת ַפ ְּרע ֹה נְגָעִים גְּדֹלִים ְואֶת ֵבּיתֹו‬

de Abram (Bereshít 12:17)

Pese a las persuasiones del Faraón, Sara se mantiene fiel a Abraham. Supera la difícil prueba
y decide no dejarse llevar por el pecado. Por ello, tan pronto toma su decisión, se propone
enfrentar la situación y Dios se presenta para ayudarla, afligiendo al Faraón y obligándolo a
liberarla. Cuando el cuerpo decide hacer frente a las persuasiones de la gente y al llamado de
este mundo material, Dios la ayuda a salir de la tentadora situación, permitiéndole regresar
fielmente con el alma. Esto se logra “castigando” a las seducciones que tiene este mundo, es
decir, reduciendo el llamado, el encanto y la atracción hacia el materialismo, silenciando a las
personas que incitan al cuerpo a caer en el pecado y la tentación.
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Todo esto es posible cuando elevamos los ojos al Cielo y pedimos ayuda, como dice la
Guemará: “Cada día el Instinto del Mal y su ejército se alistan para vencer a la persona y
si Dios no ayuda es imposible vencerlo” (Kidushín 30b). Es decir, la batalla diaria es terrible
y se necesita la ayuda Divina, la cual llega solamente si se ruega por ella. En forma similar
si entraran a una casa a robar y saquear los bienes -Dios nos libre- sería muy difícil que el
dueño de la casa pudiera defenderse, sin embargo, llamando al 911 podrá llegar el apoyo que
lo ayudará a salir del peligro. También nosotros sufrimos diariamente un intento de atraco,
donde Par’o nos quiere saquear, para quitarnos lo mas valioso: a nuestra Sara, por lo que
debemos marcar inmediatamente al #911HASHEM y solicitar Su ayuda.

Lo que ocurrió entre Abraham y Sara en Egipto, fue un anticipo de lo que le iba a suceder a
todos los judíos en Egipto, esclavizados por Par’o.

No logramos salir de Mitzraim hasta que alzamos nuestros ojos al Cielo y clamamos al Creador,
entonces Él y sólo Él, acudió al llamado y vino a sacarnos de la estrechura, dominada por
Par’o y nos llevó a la libertad en el desierto, un lugar sin fronteras, para demostrar la libertad
que se vive cuando el cuerpo y el alma superan las pruebas y salen adelante.

“‫שׁתְ ָּך‬
ְ ‫ ָל ָמּה ֹלא ִהגַּדְ תָ ּ ִלּי ִכּי ִא‬,‫שׂיתָ ִלּי‬ ִ ‫ מַה ז ֹּאת ָע‬,‫ַו ּי ִק ְָרא פ ְַרע ֹה לְַאב ְָרם וַי ֹּאמֶר‬
‫ ַויְצַו‬.‫שׁתְ ָּך קַח ָולְֵך‬ ְ ‫ ְועַתָ ּה ִהנֵּה ִא‬,‫שׁה‬ ּ ָ ‫ ָלמָה ָאמ ְַרתָ ּ אֲח ֹתִ י הִוא ָו ֶא ַקּח א ֹתָ ּה לִי ְל ִא‬.‫הִוא‬

Y llamó el Faraón a Abram y le dijo… ¿por qué no me dijiste que ella es tu


‫שׁר לֹו‬ֶ ‫שּׁתֹו ְואֶת ָכּל ֲא‬ ְ ‫ש ְלּחּו א ֹתֹו ְואֶת ִא‬ ׁ ַ ְ ‫ ַוי‬,‫שׁים‬
ִ ָ‫” ָעלָיו ַפ ְּרע ֹה ֲאנ‬

mujer? ...Y la tomé para mí como mujer… Tómala y vete. Y ordenó a sus
hombres, llevarlos y a todo lo que era suyo (Bereshít 12:18-20)

Finalmente, el Faraón deja libre a Sara y acto seguido la pareja es expulsada de Egipto, no sin
antes llenarlos de premios, regalos y bienes.

Gracias a la intervención de Dios, el Instinto del Mal es sometido y el cuerpo se entrega de


nuevo a la voluntad del alma, con una gran recompensa: todas las pruebas superadas nos
hacen crecer espiritualmente.

Recordemos que justamente para eso vino el alma al mundo, a “desarrollar musculo” y esto
se logra únicamente con los ejercicios, esfuerzos y “fuercitas” que hay entre nuestra alma y
el Instinto del Mal y ésa es justamente la riqueza que obtiene Abraham.

Y como vimos en el versículo anterior de la misma forma que en el episodio particular de


Abraham, el episodio general de todo el pueblo judío en Egipto, donde también se menciona
que al salir de las estrechuras del Egipto y el yugo de Par’o, nos llevamos un gran botín.

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Capítulo 2
El equilibrio en la vida
“‫ וְַאב ְָרם ָכּבֵד‬.‫ ַהנֶּגְ ָבּה‬,‫שׁר לֹו וְלֹוט עִּמֹו‬ ֶ ‫שּׁתֹו ְוכָל ֲא‬ְ ‫ הּוא ְו ִא‬,‫ַויּ ַעַל ַאב ְָרם ִמ ִ ּמצ ְַרי ִם‬
‫שׁר‬ֶ ‫ עַד ַה ָמּקֹום ֲא‬,‫ ַו ּי ֵלְֶך ְל ַמ ָסּעָיו ִמנֶּגֶב ְועַד ֵבּית אֵל‬.‫מְא ֹד ַבּ ִ ּמ ְקנֶה ַ ּב ֶכּסֶף ּו ַבזָּהָב‬
‫שׁם‬
ָ ‫שׂה‬ ָ ‫שׁר ָע‬ֶ ‫ אֶל מְקֹום ַה ִמּזְ ֵ ּב ַח ֲא‬.‫ ֵבּין ֵבּית אֵל ּובֵין ָהעָי‬,‫שׁם ָאהֳֹלה ַבּתְ ּ ִח ָלּה‬ ָ ‫ָהי ָה‬
‫שׁם ה‬
ֵ ּ‫שׁם ַאב ְָרם ְב‬
ָ ‫ ַו ּי ִק ְָרא‬,‫אשנָה‬ ֹׁ ‫”’ ָב ִּר‬
Y subió Abram de Egipto, él y su mujer…y Lot con él… Y Abram era muy
rico… Y caminó por sus viajes… hasta el lugar de su tienda, ente Bet El y
Ha’ay… y le llamó allá Abram en nombre de Dios (Bereshít 13:1-4)

Estos versículos tratan del regreso de Abraham a su lugar donde se dedica a alabar a Dios,
agradecerle y ofrendarle. En forma similar cuando la persona se somete a una tentación y
la supera siente la paz y la tranquilidad de regresar a la normalidad, pero además de eso se
siente “rico” espiritualmente, elevado y es comprensible ya que logró una gran victoria. Esta
situación no continúa así, ya que la regla que rige el juego es el libre albedrio y para que éste
sea auténtico debe estar equilibrado, sin embargo, ahora el equipo del bien es millonario y
se le hace fácil ir a Bet-El, la casa de Dios, para rezar y ofrendar. Entonces, ¿dónde está el
contrapeso? Esto lo aclara la Torá en el siguiente versículo.

‫ ָהי ָה צ ֹאן ּו ָבקָר וְא ֹ ָהלִים‬,‫ְוגַם לְלֹוט הַהֹלְֵך אֶת ַאב ְָרם‬
Y también Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas,
vacas y tiendas (Bereshít 13:5)

Cabe mencionar que la recompensa con la que Abraham se retiró del palacio del Faraón fue
descomunal, como se mencionó anteriormente (Bereshít 13:2). Por ello, ahora se indica que,
“…también Lot, que andaba con Abraham, tenía ovejas, vacas y tiendas”. Metafóricamente,
ya que el cuerpo siempre debe vivir con un libre albedrío equilibrado, el Instinto del Mal debe
estar en un panorama similar al del alma. Es por eso que Lot (el Instinto del Mal) también
se hizo dueño de riquezas inmensas, para tener la misma capacidad que el alma y persuadir
al cuerpo. Antes de la prueba, el alma era peso pluma y tras vencer subió a la división de los
pesados, y lo mismo sucedió con el Instinto del Mal, que también subió a los pesos pesados,
para que en siguiente combate en el ring de la vida todo sea parejo.
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“.‫שבֶת יַחְדָ ּו‬ ׁ ֶ ‫ וְֹלא יָכְלּו ָל‬,‫שׁם ָרב‬ ָ ‫שׁבֶת יַחְדָ ּו ִכּי ָהי ָה ְרכּו‬ֶ ‫ָָארץ ָל‬
ֶ ‫שׂא א ֹתָ ם ה‬
ָ ָ‫וְֹלא נ‬
‫שׁב‬ ֵ ֹ ‫ ְו ַה ְ ּכנַ ֲענִי ְו ַה ְפ ִּרזִּי ָאז י‬,‫ַויְהִי ִריב ֵבּין רֹעֵי ִמ ְקנֵה ַאב ְָרם ּובֵין רֹעֵי ִמ ְקנֵה לֹוט‬
,‫ ַאל נָא תְ הִי מ ְִריבָה ֵבּינִי ּובֵינֶָך ּובֵין רֹעַי ּובֵין רֹעֶיָך‬,‫ וַי ֹּאמֶר ַאב ְָרם אֶל לֹוט‬.‫ָּארץ‬ ֶ ‫ָב‬
‫שּׂמ ֹאל‬ ְ ‫ אִם ַה‬,‫ ִה ָפ ֶּרד נָא ֵמ ָעלָי‬,‫ָָארץ ְל ָפנֶיָך‬ ֶ ‫ הֲֹלא כָל ה‬.‫שׁים ַאחִים ֲאנָחְנּו‬ ִ ָ‫ִכּי ֲאנ‬

Y no les alcanzó a ellos la tierra para habitar juntos… Y hubo pleito entre
‫שׂ ְמאִילָה‬
ְ ‫ ְואִם ַהיּ ָמִין וְַא‬,‫”” ְואֵי ִמנָה‬

los pastores…Y dijo Abram a Lot, ‘Que no exista pleito entre yo y tú…pues
hermanos somos…sepárate, por favor de mí… (Bereshít 13:6-9)

Como resultado de la inmensa fortuna que tenían Abraham y Lot, simplemente les era
imposible vivir juntos. Metafóricamente, el alma y el Instinto del Mal siempre están luchando
para poner al cuerpo de su lado, de modo que el resultado de cada contienda que deba enfrentar
el cuerpo siempre terminará en “dos contra uno”, es decir: el cuerpo y el alma contra el
Instinto del Mal, o el cuerpo y el Instinto del Mal contra el alma. En este caso, el alma y el
Instinto del Mal “no se soportan”, así que buscan el modo de solucionar sus diferencias y,
para ello, el alma ruega al Instinto del Mal que se retire.

El término “pleito” en hebreo, puede expresarse en masculino (“Rib”) y en femenino


(“Meribá”). Además, la expresión “Rib” representa un solo pleito, mientras que “Meribá”
alude a varios pleitos (precisamente por estar en femenino y, al igual que la mujer tiene la
facultad de procrear varios hijos, así Meribá se refiere a pelea de la que nacen más peleas).
El alma emplea la expresión “Meribá” cuando exige al Instinto del Mal que se aparte, ya
que sus discusiones con el Instinto del Mal no se limitan a una sola, sino que consisten en un
pleito tras otro, sin terminar jamás.

Cabe mencionar que Abraham no solicitó la muerte de Lot, sino que solamente se alejara lo
suficiente para evitar pleitos entre ellos. Del mismo modo de ninguna manera el alma pide
al Instinto del Mal que desaparezca, ya que no sólo es imposible, sino que la vida misma
ya no tendría su razón de ser, ya que sin batallas que librar, mejor nos hubiésemos quedado
allá arriba. No obstante, hay un nivel muy elevado que el cuerpo puede alcanzar, en el que
consigue apartar a su Instinto del Mal lo suficientemente lejos como para que no interfiera
con el propósito del alma.

Este concepto se aprende de Yaakov Avinu cuando menciona su batalla y victoria para
conquistar la ciudad de Shejém, “La conquisté gracias a mi espada y flecha”(Bereshít 48:22)
Las batallas generalmente se libran lanzando flechas a distancia y solamente después los
combatientes emplean la espada en el cuerpo a cuerpo. Esto hace preguntar a los comentaristas,
¿por qué Yaakov Avinu cambió el orden? Siguiendo los lineamientos de este capitulo
entendemos la enseñanza en la frase de Yaakov Avinu la cual alude a la forma de conquistar
Shejém, es decir, los lugares de Shejiná, lugares sagrados donde Dios mora.

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Si quieres llegar a esos lugares tienes que librar una batalla, y debido a que el enemigo está
en casa, la batalla comienza cara a cara, “con mi espada” y cuando ya tienes a Lot lejos de ti,
la guerra prosigue con “mis flechas”.

Pero no dejes de cuidarte porque aunque Lot está a distancia, ¡sigue teniendo un brazo
poderoso y una excelente puntería…!

Los siguientes versículos describen la reacción del Instinto del Mal ante dicha petición.

‫שחֵת ה’ אֶת‬ ׁ ַ ‫ ִל ְפנֵי‬,‫שקֶה‬ ׁ ְ ‫ ַוי ַ ְּרא אֶת ָכּל ִ ּכ ַכּר ַהי ַ ְּרדֵ ּן ִכּי ֻכ ָלּּה ַמ‬,‫שׂא לֹוט אֶת עֵינָיו‬ ּ ָ ִ ּ‫ַוי‬
‫ ַויּ ִ ְבחַר לֹו לֹוט אֵת ָכּל ִ ּכ ַכּר‬.‫ ב ֹּ ֲאכָה צֹעַר‬,‫ ְכּגַן ה’ ְכּא ֶֶרץ ִמצ ְַרי ִם‬,‫סְד ֹם ְואֶת עֲמ ָֹרה‬
‫ וְלֹוט‬,‫שׁב ְבּא ֶֶרץ ְ ּכנָעַן‬ ַ ָ ‫ ַאב ְָרם י‬.‫ ַויּ ִ ָפ ְּרדּו אִיׁש ֵמעַל ָאחִיו‬,‫ ַויּ ִ ַסּע לֹוט ִמ ֶקּדֶ ם‬,‫ַהי ַ ְּרדֵ ּן‬

Alzó Lot sus ojos y observó toda la llanura regada, antes de que destruyera
‫שׁי סְד ֹם ָרעִים ְו ַח ָטּאִים לַה’ מְא ֹד‬ ֵ ְ‫ וְַאנ‬.‫ ַויּ ֶ ֱאהַל עַד סְד ֹם‬,‫שׁב ְבּע ֵָרי ַה ִ ּכ ָכּר‬
ַ ָ‫י‬

Dios a Sedom y ‘Amorá, era como el jardín de Dios…eligió toda la


llanura…y se separaron… Abram se asentó en la tierra de Kená’an y Lot
instaló sus tiendas hasta Sedom. Y la gente era mala (Bereshít 13:10-13)

Lot acepta la solicitud de Abraham y parte en dirección a Tzó’ar, hasta llegar a Sedom y
decide permanecer ahí.

El Instinto del Mal percibe que el cuerpo y el alma se han unido tanto, que no tiene nada que
hacer ahí. Su hermana (el cuerpo) lo traicionó, aceptando la petición del esposo, firmando
ambos su decreto de expulsión. Por ello, comprende que el terreno no le es favorable.
Con esto, Abraham y Sara alcanzan un nivel extremadamente elevado, al que todo ser humano
debe aspirar pues cada uno cuenta con los recursos para lograrlo, logrando con esto una gran
reparación del pecado de Adam y Javá. Veamos como funciona esta reparación:

Nuestros Sabios explican que, antes del pecado de Adam Harishón, el Instinto del Mal
acechaba a la persona desde fuera. Era una especie de llamado que podía percibirse con
claridad quién lo estaba pronunciando. A raíz de consumir el fruto del Árbol de la Sabiduría,
este mismo llamado ahora exhorta a la persona desde su propio interior, confundiéndolo de
este modo al no poder distinguir quién está hablando, si su alma o su Instinto del Mal.

En otras palabras, en un principio el llamado del Instinto del Mal era percibido en tercera
persona. Era como si alguien externo intentara persuadirlo a uno para hacer la voluntad de ese
alguien. No obstante, después de consumir del fruto, la persona escucha estos llamados en
primera persona, como si de él mismo saliera eso que escucha desde su interior. Esto origina,
evidentemente, mayor confusión y facilita caer en las redes del Instinto del Mal.
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Por ejemplo, en un principio, cuando la persona veía algo prohibido de consumir, una voz
externa le decía frases como, “Debes comerlo”. Después de consumir del fruto del Árbol de
la Sabiduría, ahora es una voz interna la que le dice frases como, “Se me antoja comerlo”.
No obstante, en ambos casos jamás es el cuerpo o el alma quien expresa cualquiera de estas
frases, sino que “alguien más” lo hace, sólo que ahora confundiéndolo, haciéndole pensar que
es él mismo quien lo dice.

La confusión que conlleva al cuerpo escuchar estas dos voces hablando al mismo tiempo,
y ambas expresándose como si él mismo lo estuviera diciendo, es inmensa; de modo que,
además de la difícil tarea que tiene en decidir a cuál de estas dos voces hacer caso, primero
tiene que descubrir o reconocer quién dijo qué. Es decir, la idea que acaba de percibir, el deseo
que acaba de sentir, la opinión que acaba de pensar, ¿quién la dijo? ¿De dónde proviene? Y
sólo después de descubrirlo podrá decidir si llevarla a cabo o no.

Al respecto revelan nuestros Sabios, que la corrección ante la falta de Adam Harishón la
llevó a cabo Abraham Avinu, pues alcanzó el elevado nivel de expulsar al Instinto del Mal
de su interior y ubicarlo de nuevo a distancia, donde originalmente fue situado por Dios en
la Creación.

‫שׁר‬ֶ ‫ּוראֵה מִן ַה ָמּקֹום ֲא‬ ְ ‫שׂא נָא עֵינֶיָך‬ ָ ,‫ ַאח ֲֵרי ִה ָפ ֶּרד לֹוט ֵמעִּמֹו‬,‫וַה’ ָאמַר אֶל ַאב ְָרם‬
‫שׁר ַאתָ ּה רֹאֶה לְָך אֶתְ ּנֶנָּה‬ ֶ ‫ָָארץ ֲא‬ ֶ ‫ ִכּי אֶת ָכּל ה‬.‫ צָפֹנָה ָונֶגְ ָבּה ָוקֵדְ מָה ָוי ָ ָמּה‬,‫שׁם‬
ָ ‫ַאתָ ּה‬
‫שׁר אִם יּוכַל אִיׁש ִלמְנֹות אֶת‬ ֶ ‫ ֲא‬,‫ָָארץ‬
ֶ ‫שׂמְתִ ּי אֶת ז ְַרעֲָך ַכּ ֲעפַר ה‬ ַ ‫ ְו‬.‫ּו ְלז ְַרעֲָך עַד עֹולָם‬

Dios dijo a Abram después que se separó Lot de él… ‘Alza tus ojos y observa
‫ ִכּי לְָך אֶתְ ּנֶנָּה‬,‫ְָאר ָכּּה ּול ְָר ְח ָבּּה‬
ְ ‫ָּארץ ל‬
ֶ ‫ קּום הִתְ ַה ֵלְּך ָב‬.‫ָָארץ גַּם ז ְַרעֲָך י ִ ָ ּמנֶה‬
ֶ ‫ֲעפַר ה‬

toda la tierra que te daré y a tu descendencia para siempre…tu descendencia


como el polvo de la tierra… recorre la tierra a su largo y a su ancho, pues a
ti te la daré’ (Bereshít 13:14-17)

Mientras el malvado Lot estaba con Abraham, Dios no se le aparecía. Por ello, tan pronto Lot
se apartó de Abraham, Dios se le apareció y Abraham profetiza algo maravilloso: recibirá
toda la tierra de Kená’an y será de sus descendientes por siempre.

Metafóricamente, una vez que el cuerpo se une al alma en un nivel tan elevado que consigue
distanciar al Instinto del Mal tan lejos que no puede afectarle más en el futuro, Dios le revela
al alma algo maravilloso:

David Hamélej, quien también alcanzó en vida el nivel de expulsar al Instinto del Mal de

30
su interior, ameritando componer el libro de Tehilím, afirma, “Mi corazón está hueco en
mi interior” (Tehilím 109:22), refiriéndose a la ausencia del Instinto del Mal dentro de su
cuerpo. Nuestros Sabios comentan que fue precisamente ese vacío el que lo inspiró a escribir
todos los capítulos del Tehilím, ya que, cuando hay ausencia del bien, el vacío se llena con
mal, y cuando existe un vacío del mal este se rellena con bien.

De ahí que sólo después de que Lot se apartara de Abraham, ameritó recibir el bien (a Dios
Mismo) y verse beneficiado eternamente con la recompensa que en la profecía se le prometió.
De este modo Abraham consigue completar exitosamente su primera misión: crecer y generar
dividendos en este mundo, de manera que consiga la bendición de Dios al cabo de su misión
en el Mundo Venidero.

Por ello, inmediatamente después, Dios le encomienda a Abraham (el alma) su segunda
misión: “Alza por favor tus ojos y observa desde el lugar que estás, al norte, al sur, al este
y al oeste… levántate, recorre la tierra a su largo y a su ancho”. Es decir, Dios indica a
Abraham que ha llegado el momento de preocuparse por el bienestar espiritual de los demás,
de modo que deberá buscar a la gente que necesite ayuda para someter a su cuerpo ante su
alma y perseverar hasta que lo consigan.

Ésta es justamente la diferencia entre el termino rashá (malvado) y el termino tzadik (justo),
donde las letras de la palabra rashá en hebreo forman las iniciales de ratzón shel atzmó/
egoísta que ve sólo por sí mismo, mientras que la palabra tzadik se forma con las iniciales de
los puntos cardinales: tzafón, darom yama y kedma, ya que a diferencia del rashá, el tzadik
siempre ve a su alrededor, para ver a quién puede ayudar.

Por ello Dios le ordena: “Voltea a todos los lados y ese nivel que alcanzaste para ti, ayuda a
los demás a alcanzar, para que el día de mañana respondas las dos preguntas principales:
Ayecá y He Hebel Ajija /¿dónde estás y en dónde está tu hermano?”

Y tendió su tienda Abram y vino y se asentó en el llano de Mamré que está


‫שׁם ִמזְ ֵ ּב ַח לַה‬
ָ ‫ ַויּ ִבֶן‬,‫שׁר ְ ּב ֶחבְרֹון‬
ֶ ‫שׁב ְבּאֵֹלנֵי ַממ ְֵרא ֲא‬
ֶ ֵ ּ‫ַויּ ֶ ֱאהַל ַאב ְָרם ַויָּב ֹא ַוי‬

en Jevrón, y construyó ahí un altar a Dios (Bereshít 13:18)

Acto seguido Abraham se dirige al llano de Mamré y ahí construye un altar en honor a Dios.
Metafóricamente, el alma comprende su nueva responsabilidad de atender a los demás y se
asienta en donde habita su amigo y mejor consejero, Mamré.

Nuestros Sabios comentan que, cuando Dios ordenó a Abraham circuncidarse, Abraham se
dirigió con tres de sus mejores amigos para escuchar su consejo: ‘Aner, Eshcol y Mamré.
‘Aner le sugirió no circuncidarse, pues no es conveniente provocarse sufrimientos. Esta
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tendencia se insinúa en las letras que componen el nombre “‘Aner” (‘áin, nun y resh), pues
coinciden con las iniciales de las palabras “‘Inuy Néfesh Rá’” (el sufrimiento del ser es malo).
Eshcol también le sugiriere no circuncidarse, pues sólo un necio se corta sus miembros.
Asimismo, esta idea se insinúa en las letras que componen el nombre “Eshcol” (álef, shin, caf
y lámed), pues coinciden con las iniciales de las palabras “Abraham Shoté Coret Leebarav”
(“Abram es un ingenuo que corta sus miembros”).

Mamré es el único que le propone obedecer la orden de Dios, como lo indican las letras que
componen su nombre: “Mamré” (mem, mem, resh y alef), pues coinciden con las iniciales de
las palabras “Mul Maher Rofeja É-l” (circuncídate rápido, tu curandero es Dios).

Esta escena ocurrió más adelante, pero ya desde un inicio Abraham reconoció que Mamré era
un buen amigo y este título se lo merece únicamente quien ayuda a mantenerte en el sendero
del bien, puro y derecho y no quien te empuja hacia el mal. Con esto Abraham nos enseña que
cuando elevas tu nivel debes vivir en lugares positivos y rodearte de gente buena, amigos de
verdad, quienes te ayudarán a seguir “construyendo altares para Dios”, elevándote en ellos.

No debemos olvidar que ayudar a los demás espiritualmente implica estar en contacto con
ideas ajenas a las de la Torá de modo que incluso consiguiendo este propósito, influenciar a
los demás para el bien, podría verse seriamente afectada la persona.
Cuando dialogas, discutes y compartes también escuchas y observas conductas e ideas
incorrectas y alguna de ellas pueden llegar a “moverte el tapete”.

Esto se asemeja al proceso del agua de la vaca roja, que quien salpicaba esta agua al impuro,
lo purificaba y él mismo se convertía en impuro por hacer este proceso.
Ésta es una observación muy importante para nosotros: antes de intentar ayudar a las personas
que están por debajo del nivel espiritual en el que nos encontramos, debemos pedir consejo
de quienes entienden mejor estos temas, de lo contrario, se corre el riesgo de perder mucho
en el intento.

Además de asentarse con Mamré, la Torá indica que Abraham “construyó ahí un altar para
Dios”.

Como sabemos, los sacrificios que se ofrecían antiguamente fueron reemplazados en la


actualidad por el rezo. Significa que, además de pedir consejo antes de bajar de las alturas
para ayudar a los demás, es necesario rezar a Dios para no vernos afectados en nuestra misión
y pedirle que Él nos acompañe y proteja. Como sucede con los médicos que van a vacunar en
zonas afectadas por epidemias; antes de trabajar se protegen con trajes aislantes especiales,
para brindar curación sin infectarse.

Así funcionan los rezos y las plegarias hechas antes de esta misión. Nos “visten” de Luz
Divina: ¡un traje protector contra el mal!

32
Capítulo 3
Desenmascarando a Lot
‫ ַו ּי ִקְחּו‬...‫ ַויּ ַע ְַרכּו אִתָ ּם ִמ ְל ָחמָה‬...‫ ַו ּי ֵצֵא ֶמלְֶך סְד ֹם‬...‫שנְעָר‬ ׁ ִ ‫ַויְהִי ִבּימֵי ַאמ ְָרפֶל ֶמלְֶך‬
‫שׂר‬
ָ ‫שׁמֹנָה ָע‬ ְ ,‫ ַוי ָ ֶּרק אֶת ֲחנִיכָיו יְלִידֵ י בֵיתֹו‬,‫שׁ ָבּה ָאחִיו‬ ְ ִ‫שׁמַע ַאב ְָרם ִכּי נ‬ ְ ִ ּ‫ ַוי‬...‫אֶת לֹוט‬

Amrafel, rey de Shin’ar… y salió el rey de Sedom… y presentaron contra


‫ ַו ּי ַ ֵכּם‬...‫ ַוי ִ ְּרד ֹּף עַד דָ ּן‬,‫שֹׁלׁש מֵאֹות‬ ְ ‫ּו‬

ellos guerra… y tomaron a Lot… y escuchó Abram que fue capturado su


hermano, y dispuso a sus discípulos nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y
los persiguió hasta Dan… y los derrotó (Bereshít 14:1-15)

Como mencionamos, Lot decide asentarse en Sedom, un lugar bello y atractivo. Con el
tiempo, estalla una guerra entre dos grupos de reyes y Lot es secuestrado. Abraham se entera,
y viaja con su gente y milagrosamente vence en la batalla, recuperando la libertad de Lot y
de todos los que estaban con él.

El Instinto del Mal (al no poder ser destruido) se aleja del cuerpo y del alma hasta ubicarse
en Sedom. ¿Qué representa Sedom desde el punto de vista místico?

El aspecto de Lot era muy similar al de Abraham y una vez que se distanció de nuestro
querido Patriarca no dejó de hacer el mal. Nuestros Sabios comentan que Lot se dirigió a
Sedom y aprovechó su apariencia física para convencer a la gente de que él era Abraham. De
este modo recibía el cariño de la gente, y no contento con eso, difamó a Dios y elogió a la
idolatría también en nombre de Abraham.

Análogamente, éstas son las flechas que el Instinto del Mal arroja desde lejos, pues el Instinto
del Mal jamás se calla.

Sin embargo, estas flechas no son proyectadas por el Instinto del Mal en dirección al cuerpo
o al alma, de la misma forma que Lot no atacaba a Abraham directamente, pero si lo difamó
durante su estancia en Sedom. Lot afectaba a los habitantes de Sedom confundiéndolos.
Asimismo, el Instinto del Mal, una vez que el cuerpo alcanzó niveles extremos como aliado
del alma, no puede influir en el cuerpo ni en el alma desde lejos. No obstante, lo que sí puede
hacer es afectar a los demás, y es aquí donde la segunda misión del alma en este mundo se
dificulta, pues no sólo debe preocuparse por atender a los demás en su superación espiritual,
sino que también debe desenmascarar al Instinto del Mal ante la gente para librarlos de su
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confusión, pensando que el alma propuso algo que jamás haría. Por lo general, la Torá no
entra en detalle de los números que expresa, en general emplea números cerrados. Por ello,
es interesante que en este versículo especifique la cantidad de hombres que Abraham reclutó
(trescientos dieciocho) para luchar contra el enemigo que había secuestrado a Lot.

Según algunas explicaciones, Abraham se dirigió a la guerra con sólo una persona a su lado:
Eli’ézer (pues la suma de las letras que conforman su nombre resulta trescientos dieciocho).
Eli’ézer representa la fuerza espiritual, incluso el enviado angelical, que Dios manda para
ayudarle, ya que la palabra Eli’ezer significa “Mi Dios me ayuda”. Por ello, se comprende
cómo fue que el alma tuvo tanto éxito en su misión para rescatar a los cautivos, ya que obtuvo
Ayuda Divina.

Otra explicación que figura en el Zóhar interpreta este episodio del siguiente modo: el
cuerpo humano cuenta con doscientos cuarenta y ocho miembros, los cuales empleamos para
movernos. El alma se representa con el número setenta, que es la suma de las letras hebreas
que conforman la palabra “Sod” (“secreto”). Sumados el cuerpo y el alma resultan trescientos
dieciocho. Significa que el alma tiene la aptitud de ganar la guerra contra las malas influencias
sólo si sale con cuerpo y alma, es decir, cuidando en todo momento no perder el elevado nivel
espiritual que consiguió a lo largo de su vida.

...‫ תֶ ּן לִי ַהנֶּפֶׁש ְוה ְָרכֻׁש קַח לְָך‬,‫ וַי ֹּאמֶר ֶמלְֶך סְד ֹם אֶל ַאב ְָרם‬...‫שׁב אֵת ָכּל ה ְָרכֻׁש‬
ֶ ָ ּ‫ַוי‬
‫ אִם‬.‫ָָארץ‬
ֶ ‫שׁ ַמי ִם ו‬ָ ‫ ה ֲִרמ ֹתִ י י ָדִ י אֶל ה’ אֵל ֶעלְיֹון קֹנֵה‬,‫וַי ֹּאמֶר ַאב ְָרם אֶל ֶמלְֶך סְד ֹם‬

Y devolvió todo el botín y también a Lot… y dijo el rey de Sedom a Abram


‫שׁר לְָך‬ ֶ ‫ ְואִם ֶא ַקּח ִמ ָכּל ֲא‬,‫שׂרֹוְך נַעַל‬
ְ ‫מִחּוט ְועַד‬

‘Dame a las personas y el botín tómalo para ti’… y le respondió Abram


‘¡Alzo mi mano a Dios, dueño del cielo y la tierra…nada tomaré de lo
tuyo!’ (Bereshít 14:16-23)

Abraham devuelve el botín de la guerra y permite a todo mundo regresar a sus hogares con
sus pertenencias. El rey de Sedom insiste en que Abraham tome al menos el botín y Abraham
jura no quedarse con absolutamente nada. Esta batalla no se libró con fines de lucro sino para
desenmascarar a Lot y que todos conocieran al verdadero Abraham.

El alma consigue ayudar a los demás a tomar el buen camino y recuperar de nuevo todo
el esplendor que les pertenece, después de que Lot los había convencido de abandonar a
Dios y aferrarse a la idolatría, haciendo creer que ésas eran las indicaciones de Abraham.
Ideológicamente hablando entramos en diálogo y discusión con los cercanos, haciéndoles
creer qué es lo malo que se oculta tras la máscara de Abraham y que es lo puro y verdadero

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en la vida. Lo más bello de este episodio es que el alma, cuando se le ofrece el pago por
sus servicios, levanta sus manos y no acepta tomar nada a cambio, pues lo hace “Leshem
Shamaim” (sin fines de lucro), es decir, sólo porque ésa es la voluntad de Dios, del mismo
modo que Abraham no acepta tomar parte del botín de guerra, pese a las insistencias del rey
de Sedom para que se quedase con el botín.

‫ןִיָיָו םֶחֶל איִצֹוה םֵלָׁש ְךֶלֶמ קֶדֶצ יִּכְלַמּו‬, ‫ןֹויְלֶע לֵאְל ןֵהֹכ אּוהְו‬. ‫רַמאֹּיַו ּוהֵכְרָבְיַו‬, ‫ְךּורָּב‬

Y Malquitzédek, rey de Shalem, sacó pan y vino; él era Cohén de Dios eleva-
‫ץֶרָאָו םִיַמָׁש הֵנֹק ןֹויְלֶע לֵאְל םָרְבַא‬. ‫ָךֶדָיְּב ָךיֶרָצ ןֵּגִמ רֶׁשֲא ןֹויְלֶע לֵא ְךּורָבּו‬

do…. y dijo, ‘Bendito Abram por Dios dueño del cielo y la tierra. Y bendito
Dios que entregó a tus enemigos en tu mano’ (Bereshít 14:18-20)

Abraham recibe la bendición del rey de Shalem por haber salido a la guerra y rescatarlos
a todos ellos. En forma similar cuando el alma, a raíz de hacer su labor de salvar a los
demás espiritualmente, sin aceptar ningún pago a cambio, la gente lo alaba y lo bendice
eternamente, además de alabar a Dios por Su salvación. Con esto finaliza exitosamente la
segunda misión del alma en este mundo y el siguiente versículo define su recompensa. Así
es en la vida, al principio a los que intentas convencer te tachan de “metiche”, equivocado,
fanático, anticuado… y al final, cuando ya entendieron que solamente quieres recordarles su
verdadera misión en la Tierra y les regresas su libertad espiritual, terminan bendiciéndote
todos los días.

‫ ָאנֹכִי‬,‫ּירא ַאב ְָרם‬


ָ ִ‫ ַאל ת‬,‫ַאחַר הַדְ ּב ִָרים ָה ֵא ֶלּה ָהי ָה דְ בַר ה’ אֶל ַאב ְָרם ַבּ ַ ּמ ֲחזֶה לֵאמ ֹר‬

Después de estos hechos, fue la palabra de Dios a Abram en visión diciendo,


‫שכ ְָרָך ה ְַר ֵבּה מְא ֹד‬ׂ ְ ,‫ָמגֵן לְָך‬

‘No temas Abram, Yo te protegeré, tu recompensa es muy grande’ (Bereshít 15:1)

Abraham recibe una profecía en un nivel exclusivo y muy particular, llamado “en visión”,
donde Dios le promete Su protección y que le espera una recompensa inmensa por su labor.
En forma similar, “Después de estos hechos”, refiriéndose al éxito en sus dos misiones, Dios
le promete al alma Su protección en este mundo y una recompensa extraordinaria en el Mundo
Venidero, ya que se ocupó cabalmente de su propia superación espiritual y posteriormente se
preocupó por los demás. Así termina la primera etapa del alma en este mundo.

El siguiente capítulo narra el fallecimiento de Sara (que representa la separación del cuerpo
y del alma al momento de despedirse de este mundo).
35
Capítulo 4
Cuando el alma se despide del cuerpo
La vida del ser humano tiene fecha de bienvenida… y también de despedida.
¡Con salud y vida larga para todos! nadie se queda aquí ¡ni por error!.

Llega el momento cuando este maravilloso matrimonio entre nuestro “Abraham y Sará”, una
esplendida sociedad, llega a su fin. Pero, ¿qué es exactamente lo que pasa en esos momentos?

El Zóhar nos explica detalladamente diversos conceptos de la despedida del alma y del viaje
al Mundo Venidero y muchos de esos conceptos están justamente insinuados en los siguientes
versículos.

El alma, al despedirse del cuerpo tiene que velar por tres cosas:

• Aceptación y respeto de los cuerpos enterrados a su alrededor.


• Recibimiento digno del cuerpo (a nivel angelical).
• “Resguardar” al cuerpo hasta que regrese el alma durante la resurrección.

‫ש ָׂרה‬ ָ ‫ וַתָ ּמָת‬.‫ש ָׂרה‬ ָ ‫שנֵי ַחיֵּי‬ ׁ ְ ,‫שנִים‬


ׁ ָ ‫שׁבַע‬
ֶ ‫שנָה ְו‬ ׁ ָ ‫ש ִׂרים‬ ְ ‫שנָה ְו ֶע‬
ׁ ָ ‫ש ָׂרה מֵָאה‬
ָ ‫ַויּ ִהְיּו ַחיֵּי‬
‫ ַו ּי ָקָם‬.‫ש ָׂרה ְו ִלבְכ ֹּתָ ּה‬
ָ ‫ ַויָּב ֹא ַאב ְָרהָם ִלסְפ ֹּד ְל‬,‫ַאר ַבּע הִוא ֶחבְרֹון ְבּא ֶֶרץ ְ ּכנָעַן‬
ְ ‫ְ ּבק ְִרי ַת‬

Y fue la vida de Sará… falleció en Kiriat Arbá’, vino Abraham para hacer
‫ ַוי ְדַ ֵבּר אֶל ְ ּבנֵי חֵת לֵאמ ֹר‬,‫ַאב ְָרהָם ֵמעַל ְ ּפנֵי מֵתֹו‬

duelo y llorar por ella… se levantó delante de su muerto, y habló a los hijos
de Jet (Bereshít 23:1-3)

En este capítulo se narra el fallecimiento de Sara a los ciento veintisiete años de vida, en la
ciudad de Jevrón ubicada en la tierra de Kená’an. Abraham guarda duelo y llora por ella.
Acto seguido, se dirige en dirección a los hijos de Jet para adquirir un lugar donde enterrar
a Sará.

Espiritualmente, el nombre de la ciudad denota la unión del cuerpo con el alma y de otros
elementos que prescindirá de ellos y que lo mantenían con vida, pues el término “Jevrón”
proviene de la palabra “Jibur” (unión). Por ello, Abraham (el alma) y Sará (el cuerpo) se
despiden precisamente en Jevrón, donde esa unión llega a su fin.

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Podríamos suponer que cuando el alma se desprende del cuerpo simplemente se eleva a los
Cielos, dejando abandonado al cuerpo en la Tierra. Sin embargo, la realidad es que incluso
antes de fallecer, este suceso se compone de varias etapas como veremos a continuación.
Cuando el momento en que el alma debe abandonar al cuerpo se aproxima, el alma vela y
llora por el cuerpo, ya que está profundamente preocupada por dejarlo solo y vacío.

Si bien el alma podría simplemente despedirse del cuerpo y dejarlo a su suerte, no debemos
olvidar que el cuerpo y el alma fueron socios, literalmente, durante toda una vida. De hecho, el
alma consiguió elevarse gracias al cuerpo, como lo afirma la Torá: “Y Abram se benefició por
causa de ella” (Bereshít 12:16), haciendo alusión a que el alma (Abraham) se ve beneficiada
por el cuerpo (Sara), por ser el vehículo que le permite estar en constante movimiento.

Esto nos lleva a entender la esencia básica del agradecimiento. En hebreo se dice, “Hakarat
Hatov/reconocer el bien que alguien te hizo y devolverle el favor”. Si alguien te ayudó, por
muy sencillo que sea el favor, le debes Hakarat Hatov. Entonces, ¿qué se espera del alma
que tuvo a su disposición al cuerpo? Un cuerpo que tuvo que madrugar y abandonar su
mullida cama, e ir caminando en Shabat, sin importar si hacía frío o calor, para que el alma
se encontrara en la sinagoga con el Creador, donde rezaba y escuchaba Sus mandamientos
escritos en la Torá. O cuando el cuerpo tuvo que abstenerse de muchos placeres carnales y
terrenales, sólo porque son prohibidos e incomodan al alma. ¡El alma no puede irse sin dar
las gracias! Y mucho más que eso…

Todas estas privaciones no fueron gratis, vienen a raíz de que el cuerpo aceptó ser el hermano
del alma, como lo explicamos anteriormente, cuando Abraham le rogó a Sara (Bereshít 12:14)
“Di, por favor, que mi hermana eres, para que me beneficie por tu causa y viva mi alma por
tu mérito”, y rechazó su hermandad con Lot (el Instinto del Mal).

Por ello, cuando esta hermandad llega a su fin, el alma se siente eternamente agradecida con
el cuerpo. No es de sorprenderse, entonces, que llore y se preocupe por él antes de despedirse.
Sobre esto, el Zóhar agrega un dato muy interesante: para que el alma pueda descansar en
paz en el Gan Edén (paraíso), es preciso que el cuerpo descanse en paz en la tierra, pues no
se trata solamente de una despedida conmovedora, sino que el descanso del alma misma
dependerá del descanso del cuerpo. Por ello, el alma debe asegurar el bienestar del cuerpo
antes de abandonarlo.

Una de las frases con las que se despide a los difuntos es deseando “Veyanuju beshalom ‘al
mishkavam/y descansen en paz sobre sus lechos”, basada en un versículo del Tanáj (Yesh’ayá
57:2). La pregunta que surge es por qué si el cuerpo ya no tiene vida requiere -aparentemente-
una bendición para descansar en paz. ¿Por qué se dice esta frase?
Una de las explicaciones sobre esta expresión, es para que el alma consiga descansar en paz,
por medio de que su cuerpo también descansa en paz sobre su lecho. La paz y descanso del
cuerpo se consigue primeramente, al ser enterrado. No obstante, existen otros factores que

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podrían afectar su descanso, como los cuerpos que están enterrados alrededor suyo, el lugar
específico donde es enterrado y otros detalles.

Es por eso que el versículo anterior comenta que el alma (Abraham) se dirigió a los hijos de
Jet para negociar la debida sepultura del cuerpo (Sara).
¿A quién representan “los hijos de Jet”?

El término “Jet” en hebreo, empleando la letra “Tet” al final de la palabra, significa “pecado”;
mientras que el término “Jet” escrito con la letra “Tav” significa “temer”, como se traduce el
versículo, “Vaihí jitat Elo-him/y fue el temor de Dios” (Bereshít 35:5). En otras palabras, el
alma sabe que el descanso del cuerpo sin vida dependerá de si es enterrado alrededor de gente
justa, que supo someterse en vida a los dictados del alma. Por ello, procura que sea enterrado
entre gente temerosa de Dios y para ello dirige sus pasos con los “hijos de Jet”, es decir, con
los difuntos que en vida temieron de Dios.

Explica el Zóhar que lo mismo sucede cuando la persona fallece: el alma acompaña al cuerpo
hasta su lugar de sepultura y habla con todos los difuntos enterrados alrededor de la sepultura
donde yacerá su socio. Para ello, primero se presenta, como lo indica el siguiente versículo.

Aceptación

Extranjero soy y habitante entre ustedes, denme una parcela para sepultura
‫ ְו ֶא ְק ְב ָּרה מֵתִ י ִמ ְלּ ָפנָי‬,‫ תְ ּנּו לִי ֲא ֻחזַּת ֶקבֶר ִע ָ ּמכֶם‬,‫שׁב ָאנֹכִי ִע ָ ּמכֶם‬
ָ ‫גֵּר וְתֹו‬

entre ustedes y enterraré a mi muerto de delante de mí (Bereshít 23:4)

Abraham Avinu se presenta ante los hijos de Jet y solicita su autorización de adquirir un lugar
de sepultura para su esposa. De igual manera el alma se presenta ante los demás difuntos
antes de llevar a cabo la sepultura del cuerpo, comentando que es “extranjero y habitante
entre ustedes”.

Las palabras “extranjero” y “habitante” son mutuamente contradictorias. El extranjero está


de paso, mientras que el habitante es parte de la gente que vive en el lugar (esta pregunta
es aplicable también a la explicación literal del versículo y en esta oportunidad no daremos
dicha explicación). El alma, mientras reside en el cuerpo, es considerada habitante, por otro
lado, existen situaciones en la que almas se introducen en el cuerpo temporalmente para
ayudarlo, como en Shabat, que es cuando recibimos la “Neshamá Yeterá” (alma agregada).
Este proceso se conoce bajo los términos de la Cabalá como “Ibur” (embarazo). En el caso
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de Shabat, la Neshamá Yeterá se introduce en el cuerpo durante su estancia en Shabat,
ayudándole a aprovechar este sagrado día al máximo. Por otro lado, existen situaciones en las
que el “alma extranjera” se introduce en el cuerpo para beneficiarse a sí misma, empleando
al cuerpo como herramienta para conseguir su propósito.

Un ejemplo común es el de la persona que en vida no superó determinada prueba y falleció.


En lugar de regresar en reencarnación y vivir de nuevo una vida completa para reparar su
falta, se le facilita buscar la oportunidad de introducirse en el cuerpo de alguna persona viva
que está a punto de ser sometida a una prueba similar. Una vez dentro, su labor consiste en
ayudar a ese cuerpo y esa alma a superar la prueba. Si lo consigue, habrá reparado su falta y
podrá retirarse de ese cuerpo para retornar, sin ningún inconveniente, al Cielo

En resumen, el alma, que reside en el cuerpo desde el nacimiento hasta la muerte, se considera
“habitante”, mientras que la estancia esporádica de un alma para ayudarle temporalmente se
considera “extranjera”.

Es importante mencionar que este proceso no tiene relación con el exorcismo ni nada parecido,
pues el cuerpo que acepta la ayuda de esa alma peregrina, ni siquiera percibe su presencia.

Es por eso que el alma, antes de pedir permiso para sepultar su propio cuerpo, se presenta
diciendo, “extranjero y habitante soy entre ustedes”, es decir, que como alma en ocasiones fue
“huésped temporal” y en ocasiones fue habitante, y eso pudo haber sucedido “entre ustedes”,
ya que esta misma alma pudo haber estado en cualquiera de esos cuerpos en reencarnaciones
pasadas como “habitante”, o bien, pudo haberse introducido transitoriamente en cualquiera
de esos cuerpos mientras vivían para ayudarlos a superar alguna prueba y mantenerlos como,
“hijos de Jet”, refiriéndose al temor a Dios que se mantuvo por medio del alma.

Es así como el alma solicita “una parcela para sepultura entre ustedes” para “enterrar a mi
muerto de delante de mí”. En un sentido más profundo, el alma pide a los cuerpos enterrados
que respeten este cuerpo que ahora entierra y así pueda descansar entre ellos, dando testimonio
que fue bien recibida como habitante y además tuvo muchos “visitantes temporales” que la
elevaron espiritualmente.

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Recibimiento
,‫שׂיא אֱֹלהִים ַאתָ ּה ְבּתֹוכֵנּו‬ ִ ְ‫ נ‬,‫שׁ ָמעֵנּו אֲדֹנִי‬
ְ .‫ַויּ ַעֲנּו ְבנֵי חֵת אֶת ַאב ְָרהָם לֵאמ ֹר לֹו‬
.‫ אִיׁש ִמ ֶמּּנּו אֶת ִקבְרֹו ֹלא י ִ ְכלֶה ִמ ְמָּך ִמ ְקּב ֹר מֵתֶ ָך‬,‫ְבּ ִמ ְבחַר ְקב ֵָרינּו קְב ֹר אֶת מֵתֶ ָך‬

Y respondieron los hijos de Jet a Abraham diciéndole... príncipe de Dios eres


‫ ִל ְבנֵי חֵת‬,‫ָָארץ‬ֶ ‫שׁתַ ּחּו ְלעַם ה‬ ְ ִ ּ‫ַו ּי ָקָם ַאב ְָרהָם ַוי‬

tú…entierra a tu difunto… nadie lo impedirá. Y se levantó Abraham y se


prosternó al pueblo de la tierra, a los hijos de Jet (Bereshít 23:5-7)

Abraham es elogiado por los habitantes del lugar y le permiten enterrar a Sará en donde él
elija, incluso en los lugares privilegiados de sepultura. Abraham agradece inclinándose ante
ellos en señal de agradecimiento.

Espiritualmente hablando, los difuntos responden al alma que no es ni extranjero ni habitante,


sino mucho más que eso: es considerada como un príncipe entre ellos y tiene permiso de
enterrar su cuerpo en donde desee. Como diciendo, “Llegaste como extranjero y con el tiempo
te convertiste en un habitante, pero tu excelencia te convirtió en el guía y eso fue gracias a
Sará, tu cuerpo, por lo tanto, merece que se le brinden todos los honores”.

Al escuchar la respuesta de los demás cuerpos, “se levantó Abraham”, es decir, al fin el alma
se tranquiliza y su preocupación por el bienestar del cuerpo termina (al menos en esta primera
etapa, como veremos más adelante).

‫שׁמָעּונִי ּו ִפגְעּו לִי‬


ְ ,‫שכֶם ִלקְב ֹּר אֶת מֵתִ י ִמ ְלּ ָפנַי‬ ׁ ְ ‫ אִם י ֵׁש אֶת נַ ְפ‬,‫ַוי ְדַ ֵבּר אִתָ ּם לֵאמ ֹר‬
‫ ְ ּב ֶכסֶף‬,‫שׂדֵ הּו‬
ָ ‫שׁר ִ ּב ְקצֵה‬ֶ ‫שׁר לֹו ֲא‬ ֶ ‫ ְוי ִתֶ ּן לִי אֶת ְמע ַָרת ַה ַ ּמ ְכ ֵ ּפלָה ֲא‬.‫ְבּ ֶעפְרֹון ֶבּן צֹחַר‬

Y habló…enterrar mi muerto de delante de mí…intercedan con ‘Efrón... ‘Y


‫ ַל ֲא ֻחזַּת ָקבֶר‬,‫ָמלֵא י ִתְ ּנֶנָּה ִלּי ְבּתֹו ְככֶם‬

me dará la cueva doble que tiene… con la plata colmada me la dará…como


lugar de sepultura’ (Bereshít 23:8-9)

Abraham, después de agradecer a los hijos de Jet por su buena voluntad, les comenta que está
decidido a enterrar a Sará en un lugar específico: la “cueva doble”.

Existen varios motivos del nombre tan peculiar de esta cueva. Según algunas explicaciones,

40
se debe a que tenía dos pisos. Otros explican que en su interior serían enterradas un total
de cuatro parejas. Hay quienes comentan que Dios “dobló” a Adam Harishón para poder
introducirlo a la cueva, de ahí su apelativo “doble”. Según una cuarta explicación, se trataba
de una cueva dentro de otra cuerva.

Abraham ruega a los hijos de Jet para que persuadan a ‘Efrón, el dueño de dicha cueva y del
campo que la rodeaba, para que acepte vendérsela para sepultura. Abraham informa, además,
que está dispuesto a cubrir el costo absoluto de la cueva.

De la misma manera, el alma procede a su segunda etapa de garantizar el bienestar del cuerpo.
El Zóhar explica que ‘Efrón representa al ángel Dumá, quien se encarga de los cuerpos sin
vida en este mundo, como lo menciona David Hamélej “De no ser que Dios me ayudó, casi
reposó en manos de ‘Dumá’ mi ser” (Tehilím 94:17). David Hamélej agradece de este modo a
Dios por haberlo salvado de que su cuerpo pierda la vida y quede en manos del ángel Dumá,
el guardián responsable de los cuerpos sin vida.

Así es que el alma decide negociar con el ángel Dumá lo que sucederá con su cuerpo, con
el fin de que le dé un trato digno al cuerpo que entregará, evitando esencialmente el proceso
conocido como “Jibut Hakéber” (azote del sepulcro).

De hecho, el nombre ‘Efrón insinúa al personaje que representa, pues a los difuntos se les
conoce como “Shojené ‘Afar” (los que descansan en la tierra), de modo que el ángel Dumá
podría definirse como “el encargado de los que yacen bajo tierra”, y el nombre ‘Efrón proviene
precisamente del término “Afar” (tierra).

El alma ya consiguió el consentimiento de los difuntos que yacen alrededor de la fosa en donde
pretende enterrar a su cuerpo, ahora espera que el ángel Dumá acepte tratarlo debidamente
durante su entierro. Sin embargo, eso todavía no es suficiente, pues existe una tercera fase
donde el alma debe preocuparse por el bienestar del cuerpo: cuando suceda la resurrección
de los muertos. Este concepto está insinuado en el lugar en donde Abraham tenía en mente
enterrar a Sará: la cueva doble.

¿Por qué Abraham quería una “cueva doble” para enterrar a Sará, pudiéndola enterrar en
cualquier superficie? Explica el Zóhar que la cueva doble alude a la doble petición que
extiende el alma ante el ángel Dumá: que trate bien al cuerpo durante y después de su entierro,
y que lo trate bien también cuando se levante de nuevo, con la llegada del Mashíaj.
Como si le dijera, “Te entrego este cuerpo y en el futuro vendré por él”, es decir, como si el
cuerpo viviera dos veces, por ello, el alma debe preocuparse de su bienestar en ambas vidas.
Desarrollemos un poco más este concepto.

Recordemos algo fundamental: la fe en la Resurrección de los Muertos es un concepto


esencial en el judaísmo. El Talmud (Sanhedrín 100b) es muy preciso con la fe que debemos

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tener en que algún día los muertos vivirán de nuevo, pese a ser una noción más allá del
entendimiento humano y de cualquier explicación posible.

Como pueblo, tenemos el precepto fundamental de tener fe incluso en lo imposible. Que


en la actualidad se estudie Torá en Israel y el resto del mundo es un milagro. Imaginemos
lo que respondería cualquier judío durante la Inquisición, la expulsión de España, durante
los pogromos… y ni hablar durante el Holocausto, ante la afirmación de que, algún día, el
pueblo de Israel será libre, construirá monumentales centros de estudio, los cuales estarán
colmados de gente que consagrará todo su tiempo al estudio de la Torá y no solo eso, sino
que construirán un increíble país, libre y exitoso, el cual tendrá uno de los mejores y más
efectivos ejércitos del mundo. Un país donde cada uno podrá respetar la Torá y cumplir sus
Mitzvot sin miedo, y será respetado por los demás pueblos. ¿Qué diría?

Probablemente respondería que esta más cerca el día de la Resurrección de los Muertos…

De hecho, tal vez no estaría muy alejada su respuesta, pues lo que nos ocurrió puede entenderse
como la “resurrección de los muertos”, sólo que a nivel nacional, que fue posible gracias a
Dios, el “Gran Resurrector” y si lo logró con todos nosotros, como pueblo, cuánto y más lo
hará con cada uno de nosotros, pero a nivel individual. Por ello, el que los demás no lo crean
posible y la ciencia no encuentre el modo de explicarlo, no debe de interferir con nuestras
creencias. La Resurrección de los Muertos es uno de los trece principios fundamentales que
refiere Maimónides para todo yehudí, ¡y tenemos fe absoluta de que así será!

El concepto de la resurrección de los muertos está presente en la naturaleza, como podemos


apreciarlo al enterrar cualquier semilla y sólo después de descomponerse, nace un árbol que
genera frutos iguales o mejores que la semilla de la cual provino.

Nadie en el mundo se sorprende al ver brotar la vegetación de lo profundo de la tierra. Nadie


exclama, “¿cómo es posible que una semilla , aparentemente sin vida, haya generado una
nueva existencia?”, pues es algo que vemos a diario y es parte de la naturaleza.
Por un momento supongamos que los hijos brotaran de la tierra, ¿qué diríamos si repentinamente
una mujer diera a luz?

Sin lugar a dudas, todo el mundo se sorprendería al escuchar que una persona “emergió” de
otra persona. No obstante, nadie piensa que es más absurdo suponer que la tierra originará
vida de la nada, que imaginar que una mujer con vida dando vida a un bebé.

Sin embargo, eso es lo que sucede todos los días con las semillas. ¿Cómo reaccionaríamos si
al partir una manzana, brotará una segunda manzana? ¡Sin duda alguna diríamos que fue arte
de magia! Por otro lado, que una semilla, aparentemente sin vida, origine un árbol con vida,
es normal, es natural.

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Debemos recordar que ningún milagro deja de serlo solamente porque es repetitivo y nos
hayamos acostumbrado a verlo.

Continuando con el episodio del alma y su preocupación por el bienestar del cuerpo en el
día en que comience su segunda vida, podríamos preguntarnos, ¿por qué debe haber una
Resurrección de los Muertos?

Como sabemos, fuimos enviados a este mundo con una misión y de cumplirla, nos ganaremos
el Mundo Venidero. Así que, cuando el cuerpo muere el alma se dirige al Mundo Venidero y
recibe su merecida recompensa. ¿Para qué volvería a este mundo?

Si ya llegamos al final del camino y recibimos nuestra recompensa, ¿para qué volver de
nuevo a la tierra? Después de todo, el verdadero regocijo y deleite es estar en el Mundo
Venidero. ¿Qué propósito tiene volver a la Tierra para recibir placeres mundanos y dejar de
lado los placeres espirituales?

Como mencionamos anteriormente, el cuerpo y el alma son socios y el cuerpo también


se esforzó por conseguir los niveles que el alma alcanzó: ¿Cuánta comida se abstuvo de
consumir por no ser Kasher, cuántas veces -venciendo el cansancio- se levantó de su cama y
muy temprano fue a rezar, cuántos lugares no visitó por no ser apropiado...?

Resulta que el alma habrá recibido su pago en el Mundo Venidero por sus logros. Sin embargo,
el cuerpo todavía no ha recibido ninguna recompensa por su labor. De hecho, desde que el
alma lo abandonó, fue enterrado sin la posibilidad de percibir placer alguno.

Por ello, lo justo es que exista la Resurrección de los Muertos, para que así cada cuerpo reciba
su merecida recompensa por toda su labor realizada en esta vida -su primera vida- y así, en
su segunda vida, gozará libre y merecidamente de todos los placeres de este mundo material.

Retomando el tema: el alma solicita del ángel Dumá, en primer lugar, un trato digno al
cuerpo, durante y después de su entierro (finalizando así su primera vida). Además también
solicita que su cuerpo se levante de nuevo en la Resurrección de los Muertos (su segunda
vida), para que reciba una merecida retribución por toda su labor en su primera vida. Todo
esto representado por la “cueva doble” que Abraham solicita de ‘Efrón para enterrar a Sará.

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Resguardo
‫ לְכ ֹל ָבּאֵי‬,‫ ַויּ ַעַן ֶעפְרֹון ַהחִתִ ּי אֶת ַאב ְָרהָם ְבָּאזְנֵי ְבנֵי חֵת‬,‫שׁב ְבּתֹוְך ְ ּבנֵי חֵת‬ ֵ ֹ ‫ְו ֶעפְרֹון י‬
,ָ‫שׁר ּבֹו לְָך נְתַ תִ ּיה‬
ֶ ‫ ְו ַה ְמּע ָָרה ֲא‬,‫שׂדֶ ה נָתַ תִ ּי לְָך‬
ּ ָ ‫ ַה‬,‫שׁ ָמ ֵענִי‬
ְ ‫ ֹלא אֲדֹנִי‬.‫שׁעַר עִירֹו לֵאמ ֹר‬ ַ

…Respondió ‘Efrón el Jití a Abraham … mi señor, escúchame; el campo te


‫ָָארץ‬
ֶ ‫שׁתַ ּחּו ַאב ְָרהָם ִל ְפנֵי עַם ה‬ ְ ִ ּ‫ ַוי‬.‫ קְב ֹר מֵתֶ ָך‬,‫ְלעֵינֵי ְבנֵי ַע ִמּי נְתַ תִ ּי ָה ָלְּך‬

está dado y la cueva que hay en él te está dada…entierra a tu difunto’. Y se


prosternó Abraham ante el pueblo de la tierra (Bereshít 23:10-12)

‘Efrón responde a Abraham que, no sólo le autoriza enterrar a Sará donde prefiera, sino que le
asegura no cobrarle por ello. De modo que acepta entregarle la cueva y la tierra que la rodea
gratuitamente. Abraham agradece profundamente su amable gesto con una reverencia. De
igual modo, el ángel Dumá acepta la petición del alma y le asegura que su cuerpo se levantará
en la Resurrección de los Muertos y que será bien atendido. Además, no exige por ello ningún
pago, “con mucho gusto le hago el favor”. Esto se convierte en un compromiso por parte del
ángel Dumá y el alma, en primera instancia, agradece y acepta su generosidad. De este modo
el trato está hecho. No obstante, de inmediato se percata de un detalle importante que casi
pasa por alto, como lo describe el siguiente versículo.

‫ נָתַ תִ ּי ֶכּסֶף‬,‫שׁ ָמ ֵענִי‬


ְ ‫ אְַך אִם ַאתָ ּה לּו‬,‫ָָארץ לֵאמ ֹר‬ ֶ ‫ַוי ְדַ ֵבּר אֶל ֶעפְרֹון ְבָּאזְנֵי עַם ה‬

Y habló a ‘Efrón a oídos del pueblo de la tierra diciendo, ‘No obstante, si tú


‫שׁ ָמּה‬
ָ ‫ ְו ֶא ְק ְב ָּרה אֶת מֵתִ י‬,‫שׂדֶ ה קַח ִמ ֶ ּמנִּי‬
ּ ָ ‫ַה‬

ojalá me escucharás, te he cedido la plata del campo, tómala de mí, y enterraré


a mi muerto allá’ (Bereshít 23:13)

Abraham insiste en comprar la cueva doble, pagando su valor, pues no acepta recibirla como
regalo. De igual modo, el alma recuerda un detalle muy importante que no le permite al cuerpo
regresar a la vida gratuitamente. Nuestros Sabios explican que Dios nos creó para disfrutar.
Sin embargo, el disfrute verdadero no lo encontraremos en este mundo material, sino en el
Mundo Venidero. Por ello, inicialmente Dios creó cada alma y la ubicó en Su cercanía, para
que se deleitara de Su presencia. No obstante, existe un factor que no le permite disfrutar de
este placer plenamente: cada alma ansía ganarse ese disfrute y no recibirlo gratis.

Nadie goza al ser un mendígo que recibe caridad…


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Así que Dios, en Su bondad y como resolución para cumplir Su propósito de que el alma goce
sin límites, decide enviarla a este mundo terrenal, envuelta y protegida por el cuerpo humano,
con la misión de cumplir la Torá cabalmente. Si se esmera y lo consigue, regresará al mismo
lugar de donde provino y con el mismo propósito: disfrutar de la cercanía de Dios, sólo que
esta vez sin la incomodidad de comer el “pan de la vergüenza” (Nahamá Dekisufá).

Ahora podrá recibir su “pan” merecidamente conseguido. Ahora, el cuerpo yace sin vida y el
alma pide al ángel Dumá que se ocupe de regresarle la vida una vez más, precisamente para
que reciba su merecida retribución, al igual que el alma la recibirá en el Mundo Venidero. Sin
embargo, tampoco dicha resurrección podría ser gratuita, pues el cuerpo sentiría el desagrado
que el alma sintió en un principio, cuando recibía el “pan de la vergüenza.

Por ello, el alma ruega al ángel Dumá que reciba de sus manos cuanto fuera necesario para
regresarle la vida al cuerpo el día de la Resurrección de los Muertos, pues no sería apropiado
que reciba la recompensa de sus actos como un acto gratuito, lo cual incomodaría al cuerpo
eternamente. En resumen Abraham le dice a ‘Efrón: “No quiero ningún favor de ti, este
cuerpo no necesita tzedaká, se lo merece, se lo ganó, por tanto esfuerzo que hizo por mí
durante la vida; así que toma ‘el dinero’”.

Analiza su esfuerzo y su esmero, eso es lo que el cuerpo pagó para merecerse la resurrección.

‫שקֶל ֶכּסֶף ֵבּינִי‬ ׁ ֶ ‫ַאר ַבּע מֵא ֹת‬ ְ ‫ א ֶֶרץ‬,‫שׁ ָמ ֵענִי‬


ְ ‫ אֲדֹנִי‬.‫ לֵאמ ֹר לֹו‬,‫ַויּ ַעַן ֶעפְרֹון אֶת ַאב ְָרהָם‬
‫שׁק ֹל ַאב ְָרהָם ְל ֶעפְר ֹן‬ ְ ִ ּ‫ ַוי‬,‫שׁמַע ַאב ְָרהָם אֶל ֶעפְרֹון‬ ְ ִ ּ‫ ַוי‬.‫ ְואֶת מֵתְ ָך קְב ֹר‬,‫ּובֵינְָך מַה הִוא‬
‫ ַו ּי ָקָם‬.‫ַסחֵר‬
ֹּ ‫ עֹבֵר ל‬,‫שקֶל ֶכּסֶף‬ ׁ ֶ ‫ַאר ַבּע מֵאֹות‬
ְ ,‫שׁר דִ ּ ֶבּר ְבָּאזְנֵי ְבנֵי חֵת‬ ֶ ‫אֶת ַה ֶכּסֶף ֲא‬

Y respondió ‘Efrón…una tierra de cuatrocientos shékel de plata, entre tú y yo


‫שּׁתֹו‬ְ ‫ש ָׂרה ִא‬ָ ‫ וְַאח ֲֵרי כֵן ָקבַר ַאב ְָרהָם אֶת‬...‫ לְַאב ְָרהָם‬...‫שׁר ַבּ ַ ּמ ְכ ֵ ּפלָה‬ ֶ ‫שׂדֵ ה ֶעפְרֹון ֲא‬
ְ

¿qué es? A tu difunto entierra’. Y pesó Abraham cuatrocientos shékalim de


plata … enterró Abraham a Sará su esposa (Bereshít 23:14-18)

Ante la insistencia de Abraham, ‘Efrón fija el precio por la cueva doble y la tierra que lo
rodea. Abraham, sin dudarlo, paga lo acordado y es así como Abraham adquiere la cueva
doble, procediendo a enterrar a Sará.

Espiritualmente, el ángel Dumá acepta los méritos que el cuerpo hizo en este mundo (durante
su primera vida) para proveerle vida el día de la Resurrección de los Muertos. De este modo
no se sentirá incómodo al disfrutar su retribución.

Es así como el alma termina exitosamente sus esfuerzos por el bienestar -presente y futuro-
del cuerpo, así que aprueba su entierro y se retira, para ahora sí, descansar en paz.
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Y Abraham era un anciano entrado en años, y Dios bendijo a
‫ וַה’ ֵב ַּרְך אֶת ַאב ְָרהָם ַבּכ ֹּל‬,‫וְַאב ְָרהָם זָקֵן ָבּא ַ ּביּ ָמִים‬

Abraham en todo (Bereshít 24:1)

La Torá comenta que Abraham a su avanzada edad gozaba de la bendición de Dios en todo.
Desde un punto de vista literal, este versículo parece ser el comienzo del siguiente capítulo,
donde se narra el esfuerzo de Abraham por conseguir la esposa ideal para su hijo Itzjak, ya
que por causa de su avanzada edad, decidió que era momento de ocuparse del matrimonio de
su hijo.

No obstante, desde un punto de vista metafórico, este versículo conforma la última etapa
del alma al momento de abandonar al cuerpo que por fin yace bajo tierra. El alma se aleja
con dirección al Cielo después de haber crecido y desarrollado en sociedad con el cuerpo y
alcanzar la vejez, “entrado en años”.

La expresión en hebreo “Ba Bayamim” (entrado en años), literalmente se traduce como “viene
con sus días”. Explican nuestros Sabios que Abraham Avinu supo aprovechar cada día de su
vida, de modo que todos y cada uno de sus días los llevaba consigo. Análogamente, el alma se
acerca finalmente a Dios y le muestra como cada día de su vida con el cuerpo, independiente
del ayer y del mañana, fue bien aprovechado.

El Ór Hajaim Hakadosh explica que cada día del ser humano es en realidad, un ciclo de vida
completo, el cual se vive en veinticuatro horas. Por las mañanas amanecemos como un bebé,
sin fuerzas, apenas atento a lo que ve y escucha, y sin razonar adecuadamente. A las pocas
horas es como el joven en la flor de su juventud, con entusiasmo y lleno de energía. Por el
atardecer comienza su etapa adulta, la fatiga se intensifica y el entusiasmo se debilita. Por
la noche es como el anciano, que razona y continúa en movimiento, pero casi sin fuerzas.
Finalmente llega la noche, la cual se asemeja a la muerte, razón por lo cual se recita el
“Shemá Israel” antes de dormir.

Así es cada día, un ciclo de vida independiente. Por ello, la cantidad de “chispas” que, en
conjunto, componen el alma completa con las que cuenta el alma de cada persona, será la
cantidad de días que vivió: una “chispa” por día.

Es importante tener presente esta idea todo el tiempo, pues cuando se pierde cualquiera de
esos días, de nada servirá que días anteriores o posteriores se aprovechen debidamente, ya
que ese día (que corresponde a un ciclo de vida completo) se habrá perdido. Dicho de otro
modo, la “chispa” que le dio vida ese día, habrá fracasado en su misión. Recordemos que
cada alma anhela llegar al Cielo con su “paquete” completo: con rezos, Mitzvot, estudio, sin
pecados, etc. De nada le servirá a esa “chispa” que ayer haya estudiado Torá o que mañana
se levante temprano para rezar, si ese mismo día no lo hace.
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Nuestro problema es que contemplamos la vida como un “paquete total” compuesto
por muchos días y años. Por eso, si un día, una semana o un mes se pierde, no le damos
importancia al compararlo con todos los demás que fueron aprovechados. Sin embargo, como
explicamos, es un grave error pensar así, pues cada día es una vida por sí mismo. Significa
que -después de larga vida- cuando Dios evalúe la vida de cada ser humano, no examinará
al alma como un “entero”, sino que inspeccionará cada “chispa” que constituye esa alma
de manera independiente, sin tomar en cuenta a las demás. Como resultado, se obtendrá la
cantidad de días que el “alma en conjunto” habrá vivido realmente.

Por eso, cuando el alma llega al Cielo, como un “anciano entrado en años”, es decir, con
todos los días de su vida bien aprovechados, como lo consiguió Abraham Avinu, entonces
es que se puede afirmar: “Dios bendijo a Abraham en todo”. Metafóricamente, el alma será
bendecida por Dios en el Mundo Venidero “en todo”.

En el siguiente capítulo, donde se narra la historia de Itzjak y Rivká, se abordará la segunda


vida del cuerpo durante la Resurrección de los Muertos.

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Capitulo 5
Preparativos para laResurrección
.‫שׂים נָא י ָדְ ָך תַ ּחַת י ְֵרכִי‬ ִ ,‫שׁר לֹו‬ ֶ ‫שׁל ְ ּבכָל ֲא‬ ֵ ֹּ ‫ הַמ‬,‫ זְקַן ֵבּיתֹו‬,‫וַי ֹּאמֶר ַאב ְָרהָם אֶל ַעבְּדֹו‬
‫שׁה ִל ְבנִי ִמ ְבּנֹות ַה ְ ּכנַ ֲענִי‬ ּ ָ ‫שׁר ֹלא תִ ַקּח ִא‬ ֶ ‫ ֲא‬,‫ָָארץ‬ֶ ‫שּׁ ַמי ִם וֵאֹלהֵי ה‬ָ ‫ש ִבּיעֲָך ַבּה’ אֱֹלהֵי ַה‬
ׁ ְ ‫וְַא‬

Dijo Abraham… ‘Coloca tu mano bajo mi muslo…no tomarás mujer para mi hijo
‫שׁה ִל ְבנִי ְלי ִ ְצחָק‬ ּ ָ ‫ ְו ָל ַקחְתָ ּ ִא‬,‫ַארצִי ְואֶל מֹולַדְ תִ ּי תֵ ּלְֵך‬ ְ ‫ ִכּי אֶל‬.‫שׁב ְ ּבק ְִרּבֹו‬
ֵ ‫שׁר ָאנֹכִי יֹו‬ ֶ ‫ֲא‬

de las hijas del Kena’aní … a donde nací irás, y tomarás una mujer para mi
hijo Itzjak’ (Bereshít 24:2-4)

Abraham Avinu, en su ancianidad, ordena a su mayordomo Eli’ézer que busque a la mujer


indicada para su hijo Itzjak. Para ello, le hace jurar que no traerá una mujer de las que viven
a su alrededor en la tierra de Kená’an, sino que deberá viajar a Jarán, la tierra natal de
Abraham, y llevar ahí su cometido.

El Zóhar explica que este episodio alude al momento previo a la Resurrección de los Muertos,
cuando el alma (Abraham) se propone regresar al cuerpo para darle vida de nuevo por segunda
vez. Sin embargo, después de tanto tiempo y de tantos cuerpos que empleó en este mundo
durante sus reencarnaciones, la cuestión que ahora el alma debe resolver es, ¿cuál de ellos
será el elegido para retornar a la vida?

El alma estuvo en el Cielo, gozando de la cercanía de Dios, absorbiendo la Torá en su máximo


esplendor, por lo tanto su esencia habrá cambiado. Hemos de considerar, además, que en la
Resurrección de los Muertos no viene un ángel para hacerle olvidar todo lo que estudió
previamente, a diferencia de su primera vida, donde toda la Torá estudiada en el vientre de su
madre es olvidada tan pronto nace.

Lo mismo sucede con el cuerpo, que después de haber permanecido bajo tierra todo ese
tiempo, su esencia es diferente. Es por eso que sus nombres también serán diferentes a partir
de ahora, de modo que el alma, hasta ahora conocida bajo el nombre de Abraham, la Torá
ahora la mencionará con el nombre de Itzjak. Asimismo, el cuerpo ya no será conocido con
el nombre de Sará, sino con el nombre de Rivká.

Es interesante que estos nuevos personajes insinúan en sus propios nombres el cambio que
cada uno de ellos (cuerpo y alma) pasó mientras tanto: el cuerpo humano, en su primera vida,
provino de la matriz de su madre. La palabra matriz, en hebreo, se le conoce también como

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“Hakis” (la bolsa), palabra conformada por las mismas letras que contiene el nombre “Iská”,
que era otro de los nombres con los que se conocía a Sará, como dice el versículo: “Harán,
avi Milcá, vaavi Iská/Harán, el papá de Milcá y papá de Iská (Sara) (Bereshít 11:29). De
ahí que el cuerpo en su primera vida sea representado en la Torá bajo el nombre de Sará.
No obstante, el cuerpo en su segunda vida proviene de la tumba, “Hakéber”, palabra que en
hebreo está conformada por las mismas letras que forman el nombre “Rivká”. Esto expresa
el origen del cuerpo en la Resurrección de los Muertos.

El nombre Itzjak representa al alma en esta nueva etapa, lo cual leemos en el versículo que
afirma, “Az imalé sejok pinu, entonces se colmará de risa nuestra boca” (Tehilím 126:2),
refiriéndose al día en que llegue el Mashíaj y suceda la Resurrección de los Muertos. Este
versículo emplea el término “Sejok” para referirse a este día, el cual está relacionada con el
nombre Itzjak (pues ambos significan “reír”). Otro versículo que también hace referencia a
este día afirma “Vatisjak leyom ajarón, y reirá el último día” (Mishlé 31:25), empleando de
nuevo la misma expresión (Vatisjak, y reirá) relacionada con el nombre Itzjak.

Dicho día es conocido como “Ketz Jay, final de los vivos”, frase compuesta por las mismas
letras que componen el nombre Itzjak. Por ello, siendo que Itzjak alude al último día de
duración de este mundo (cuando las almas regresen a los cuerpos, iniciando así su segunda
etapa de vida), fue elegido representante del alma en esta segunda vida.
En resumen, el matrimonio de Itzjak con Rivká, narrado en la Torá, indica la unión del alma
en un nivel superior con el cuerpo digno de recibirla.

Como ya mencionamos, esta misión es puesta en las confiables manos de Eli’ézer, el sirviente
principal de Abraham Avinu.

Explica el Zóhar que Eli’ézer representa al gran ángel llamado Metatrón (mejor conocido
como “Mem Tet”). Este ángel es el administrador de todas las llaves celestiales, es decir, es
el sirviente principal de Dios.

Por ello, cuando el momento de la Resurrección de los Muertos se aproxime, el alma (conocida
hasta ahora como Abraham) pedirá a dicho ángel (representado por Eli’ézer, el sirviente
principal) que de entre todos los cuerpos en los que ha reencarnado, elija al más digno, al más
perfecto (nombrado “mujer” en el versículo) para su hijo.

El término “Libní” (para mi hijo) en hebreo, puede leerse también como “Lebinyaní” (para
mi construcción) y en el sentido metafórico, el alma ruega del ángel que elija un cuerpo digno
para su construcción y nivel que consiguió durante toda su estancia en el Mundo Venidero.

Para ello, el alma le advierte que debe buscarlo en su tierra natal, es decir, elegir un cuerpo de
los que fue socio en vida y de ninguna manera tomar un cuerpo que no empleó anteriormente.
Sólo así podrá renacer como Itzjak.

49
‫שׁב‬ ֵ ‫ ֶה ָה‬,‫ָָארץ הַז ֹּאת‬
ֶ ‫שׁה ָל ֶלכֶת ַאח ֲַרי אֶל ה‬ ּ ָ ‫ אּולַי ֹלא ת ֹאבֶה ָה ִא‬,‫וַי ֹּאמֶר ֵאלָיו ָה ֶעבֶד‬
‫שׁיב‬
ִ ּ ָ‫שּׁמֶר לְָך ֶפּן ת‬
ָ ‫ ִה‬,‫ וַי ֹּאמֶר ֵאלָיו ַאב ְָרהָם‬.‫שּׁם‬ ָ ‫שׁר יָצָאתָ ִמ‬ֶ ‫ָָארץ ֲא‬ ֶ ‫שׁיב אֶת ִ ּבנְָך אֶל ה‬ ִ ‫ָא‬
‫ ַרק אֶת ְ ּבנִי ֹלא‬...‫שּׁם‬ ָ ‫שׁה ִל ְבנִי ִמ‬ ּ ָ ‫שלַח ַמלְָאכֹו ְל ָפנֶיָך ְו ָל ַקחְתָ ּ ִא‬ׁ ְ ִ ‫ י‬...’‫ ה‬.‫שׁ ָמּה‬ ָ ‫אֶת ְ ּבנִי‬

Y dijo… ‘Quizá no acepte la mujer ir detrás de mí… Dijo Abraham ‘Cuídate de


‫שּׁבַע לֹו עַל הַדָ ּבָר ַהזֶּה‬ ָ ִ ּ‫ ַוי‬,‫שׂם ָה ֶעבֶד אֶת י ָדֹו תַ ּחַת י ֶֶרְך ַאב ְָרהָם אֲדֹנָיו‬ ֶ ָ ּ‫ ַוי‬.‫שׁ ָמּה‬
ָ ‫שׁב‬ֵ ָ‫ת‬

no regresar a mi hijo allá… enviará su ángel delante de ti y tomarás una mujer


para mi hijo de allá’ …Colocó su mano debajo del muslo de Abraham y juró…
(Bereshít 24:5-9)

Eli’ézer teme no encontrar a la mujer ideal para Itzjak, o bien, que la mujer no esté dispuesta
a viajar para casarse con Itzjak. Por ello, pregunta a Abraham si bajo esas circunstancias
cuenta con su consentimiento para buscar otra mujer en algún otro lado. Abraham le responde
que de ninguna manera. Además, le asegura que Dios le ayudará y conseguirá a la futura
esposa de su hijo Itzjak en su tierra natal. Es así que Eli’ézer jura a Abraham que así lo hará.
En forma similar, el ángel pregunta al alma qué hacer si no encuentra un cuerpo “que acepte”
es decir que no califique para recibir dicha alma especial del nivel “Itzjak”.

¿Podría elegir algún otro cuerpo que el alma no conoce y en el cual jamás estuvo dentro en
vidas anteriores? El alma le responde que de ninguna manera, y que Dios le asistirá para
elegir al cuerpo apropiado, de los cuerpos que alguna vez le dio vida, y dicho cuerpo aceptará
vivir de nuevo aceptando al alma una vez más. A continuación, los versículos definen la labor
del ángel Mem Tet en su misión para conseguir al cuerpo digno en el cual el alma retornará
en la Resurrección de los Muertos.

‫ ַו ּי ָקָם ַו ּי ֵלְֶך אֶל‬,‫ ְוכָל טּוב אֲדֹנָיו ְ ּבי ָדֹו‬,‫ש ָׂרה גְ ַמ ִלּים ִמגְּ ַמ ֵלּי אֲדֹנָיו ַו ּי ֵלְֶך‬
ָ ‫ַו ּי ִ ַקּח ָה ֶעבֶד ֲע‬

Y tomó diez camellos… y fue con lo mejor de su señor …y caminó hacia Aram
‫ ַויּ ַב ְֵרְך ַהגְּ ַמ ִלּים מִחּוץ ָלעִיר‬.‫א ֲַרם נַה ֲַרי ִם אֶל עִיר נָחֹור‬

Naharáim, la ciudad de Najor. Y agazapó a los camellos fuera de la ciudad…


en el momento del anochecer (Bereshít 24:10-11)

Eli’ézer respeta fielmente su juramento y emprende su camino hacia la tierra natal de Abraham
Avinu (Aram Naharáim), acompañado de diez camellos cargados con lo mejor de su dueño.
El término “Gamal” (camello) en hebreo, proviene de la palabra “Guemul” (retribución).

Todo lo que hacemos se clasifica en diez categorías, basadas en las diez Sefirot (dimensiones)
que enumera el Zóhar, en las diez menciones con las que Dios creó el mundo, en las diez
pruebas a las que Abraham Avinu fue sometido, en las diez plagas que devastaron Egipto, en
los diez mandamientos, etc.
50
Lo importante aquí es comprender que la retribución por nuestras acciones se presenta con diez
tipos diferentes de maneras de recompensa, equivalentes a los diez tipos de comportamiento
que hayamos llevado a cabo. En estas diez clasificaciones de retribución se incluye todo el
bien que pudiera existir.

Metafóricamente, el ángel Mem Tet baja a la tierra en busca del cuerpo que acogerá al alma
por segunda vez, y para ello viaja con “diez camellos, de los camellos de su señor” y con
“lo mejor de su dueño en la mano”, refiriéndose al alma, que con dicho ángel envía de todo
lo mejor al cuerpo, producto de las buenas acciones que hicieran en vida, todo dividido y
clasificado en diez medios de retribución.

Para ello, el ángel se dirige “hacia la ciudad de Najor”. La palabra “Najor” en hebreo
proviene del término “Jor” (hoyo), refiriéndose al sepulcro donde yace el cuerpo sin vida. Es
por eso que el versículo indica que “agazapó a los camellos fuera de la ciudad”, ya que los
cementerios, por lo general, se ubican fuera de la ciudad.

Por último, el versículo indica que todo esto sucederá “en el momento del anochecer”,
refiriéndose al periodo en que el mundo vivirá esta etapa, descrito en el Zóhar como el ocaso
al anochecer del viernes.

Dicho de otro modo: el mundo se creó en seis días, siendo Shabat el séptimo, por lo tanto,
cada día de la Creación alude a un milenio. Debido a que el viernes de la Creación, antes
del anochecer, ocurrió la falta de Adam y Javá a través del Najásh (serpiente), de igual
manera la reparación de la Humanidad será en su tiempo equivalente, es decir en el milenio
correspondiente.

En otras palabras: en nuestros días, ya que estamos en el ocaso en el tiempo equivalente al


viernes de la Creación, fecha programada desde un inicio para la reparación. Y en lugar de
la serpiente que causó al hombre y a la mujer la pena de muerte, cuando Dios decretó, “De
la tierra viniste y a la Tierra regresarás” (Bereshít 3:19), en estas fechas será al revés, ya
que de la tierra donde te enterraron, te levantarás y eso será a través del Mashíaj, cuyo valor
numérico es 358, al igual que la palabra Najash, indicando así el equivalente reparador.

Y dijo, ‘Dios de mi señor Abraham, presenta por favor ante mí hoy, y haz favor con mi
‫שׂה ֶחסֶד עִם אֲדֹנִי ַאב ְָרהָם‬
ֵ ‫ ַו ֲע‬,‫ ַהק ְֵרה נָא ְל ָפנַי הַּיֹום‬,‫וַי ֹּאמַר ה’ אֱֹלהֵי אֲדֹנִי ַאב ְָרהָם‬

señor Abraham’ (Bereshít 24:12)

51
Eli’ézer llega a su destino y ruega a Dios que le indique cuál es la mujer destinada para Itzjak.
Para ello, conviene con Dios lo siguiente: la mujer a la que le pida agua para beber, si le da de
beber a él y a todos sus camellos, será la mujer indicada para ser la esposa de Itzjak, y sabrá
Eli’ézer de este modo que su ruego fue escuchado.

En el plano espiritual aprendemos que para cumplir su misión correctamente, incluso el ángel
Mem Tet necesita de la ayuda Divina, ya que la misión y oficio principal del Creador, desde que
terminó de crear el mundo es “hacer parejas”, lo cual no sólo se refiere a parejas de marido-
mujer, sino cualquier sociedad, reparación, etc., como ya hablamos en otras ocasiones.

También en este caso - y en ambos sentidos- se trata de un shiduj, una unión entre Itzjak
y Rivká, un alma esplendorosa y un cuerpo resurrecto, y además tenemos al casamentero
Eli’ezer/Mem Tet, pero aún así se necesita ayuda de la Central para lograrlo correctamente.
Por ello, al llegar al cementerio para elegir al cuerpo apropiado para el alma se complica
su misión, pues de los millones de cuerpos sin vida, que están bajo tierra, deberá elegir sólo
entre aquellos donde el alma se introdujo en vida, y de ellos decidir por el mejor de todos.
Ante esta titánica tarea el ángel ruega a Dios para que ilumine su camino y pueda elegir el
cuerpo indicado.

Por lo tanto Eli’ezer/Mem Tet, hará todos los preparativos al alcance de su mano, siguiendo las
indicaciones al pie de la letra, mientras que el detalle final lo dará Dios, bajo la regla, “Donde
tus fuerzas terminan, Dios empieza”. Por lo tanto, comienza con los exámenes básicos…

. ‫שׁר‬ ֶ ‫ ְו ָהי ָה ַהנַּע ֲָר ֲא‬.‫שׁא ֹב ָמי ִם‬ ְ ‫שׁי ָהעִיר יֹצְא ֹת ִל‬ ֵ ְ‫ ּובְנֹות ַאנ‬,‫ִהנֵּה ָאנֹכִי נִ ָצּב עַל עֵין ַה ָ ּמי ִם‬
‫ א ֹתָ ּה ה ֹ ַכחְתָ ּ ְל ַעבְדְ ָּך‬,‫שקֶה‬ׁ ְ ‫שׁתֵ ה ְוגַם גְּ ַמ ֶלּיָך ַא‬
ְ ‫ וְָאמ ְָרה‬,‫שׁתֶ ּה‬ְ ‫אֹמַר ֵאלֶי ָה ַה ִטּי נָא כַדֵ ְּך ְו ֶא‬

He aquí yo estoy parado junto al manantial de agua y las hijas de la gente de la


‫שׂיתָ ֶחסֶד עִם אֲדֹנִי‬ ִ ‫ ּובָּה אֵדַ ע ִכּי ָע‬,‫” ְלי ִ ְצחָק‬

ciudad salen para extraer agua. Y será la muchacha a la que yo le diga, ‘Inclina
por favor tu cántaro y beberé’ y ella responda, ‘Bebe, incluso también
a tus camellos daré de beber’, a ella la mostraste para tu siervo Itzjak, y con ella
sabré que has hecho favor con mi señor (Bereshít 24:13-14)

Es decir, “Al cuerpo al que le pida que le proporcione de su agua para beber y que responda
que no sólo me dará a él, sino también a todos sus “camellos”, ese será el cuerpo elegido para
el alma y sabrá de este modo que su ruego fue escuchado. ¿Qué significa todo esto?
El Talmud comenta que la Torá es comparada con el agua, pues de la misma manera que el
agua proporciona vida al mundo, la Torá nos provee nuestra vida. Esto incluye los veinticuatro
libros que conforman el Tanáj. El número veinticuatro en hebreo se escribe empleando las
mismas dos letras que conforman la palabra “Kad” (cántaro).
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De modo que el ángel Mem Tet revisa cuál es el cuerpo que tiene su cántaro lleno de agua,
es decir, que los veinticuatro libros del Tanáj los conserva colmados de estudio de Torá;
y el cuerpo que responde que cuenta con suficiente agua para darle de beber a él y a sus
diez camellos, es decir, que estudió Torá en todos los niveles y en cantidad suficiente para
abastecer a los demás sedientos, dándoles de su agua, “de su Torá”, ése será el cuerpo digno
de recibir al alma en el nivel que ahora se encuentra.

Capitulo 6
LaResurrección
“‫שׁר‬ֶ ‫ ְו ִהנֵּה ִר ְבקָה יֹצֵאת ֲא‬,‫ַויְהִי הּוא ט ֶֶרם ִ ּכ ָלּה לְדַ ֵבּר‬

Y sucedió que, todavía no había terminado de hablar, y he aquí salía Rivká,


‫ש ְכמָּה‬
ׁ ִ ‫ ְוכַדָ ּּה עַל‬,‫שׁת נָחֹור ֲאחִי ַאב ְָרהָם‬ֶ ‫ ֵא‬,‫”י ֻ ְלּדָ ה ִלבְתּואֵל ֶבּן ִמ ְל ָכּה‬

hija de Betuel, hijo de Milká, esposa de Najor, hermano de Abraham,


con su cántaro sobre el hombro (Bereshít 24:15)

Eli’ézer descubre a una mujer excepcional con su cántaro sobre el hombro que resultó ser
Rivká, de la familia de Abraham Avinu. De la misma manera, el ángel percibe a un cuerpo
excepcional de nombre Rivká (como explicamos anteriormente, que alude al hecho de que
proviene de la tumba y no del vientre materno). Esta mujer es hija de Betuel. El nombre
Betuel se compone de las palabras “Bitó Shel É-l” (hija de Dios). Expliquemos este concepto.

Dios redimió al pueblo de Israel de Mitzraim (Egipto), en donde estaban esclavizados bajo el
yugo de Par’ó (el Faraón) y salieron a la libertad.

Como ya mencionamos arriba, en hebreo la palabra Egipto significa “estrechos” y la palabra


Par’o significa “boca mala”. Esta esclavitud negativa nos da el titulo “esclavos de Par’o”
pero al lograr salir de este yugo, obtenemos el honorable titulo de “Hijos de Dios”.

De hecho, éste es uno de los motivos por los que la hija del Faraón se llamaba Bitiá (hija de
Dios), ya que había desafiado a su padre y abandonado las impurezas de Egipto, incluyendo
los deleites que le ofrecían como princesa en el palacio real. Por eso Dios mismo la llamó Su
hija, ya que había alcanzado el nivel de “salir de Egipto” y liberarse del yugo de su padre, el
Faraón.
53
Metafóricamente, el ángel Mem Tet distingue un cuerpo que en vida salió del materialismo
y se liberó del yugo del Instinto del Mal, consiguiendo así el título de “hijo de Dios”, Betuel
Asimismo, este cuerpo es llamado “Ben Milcá” (hijo de Milcá), que también significa “hijo
del Rey”, pues la palabra “Milcá” se compone de las mismas letras que la palabra “Ha Melej”
(el Rey), quedando entonces:

• Rivká: cuerpo digno, que proviene la tumba


• Betuel: Hija de Dios
• Milcá: el Rey

Y la muchacha era muy bella de apariencia,


“‫ ְבּתּולָה‬,‫” ְו ַהנַּע ֲָר טֹבַת מ ְַראֶה מְא ֹד‬

virgen”(Bereshít 24:16)

La Torá describe las maravillosas cualidades de Rivká, entre ellas, que era virgen. El mes
de Elul es caracterizado por nuestros Sabios como la etapa del año en la que nos limpiamos
de nuestros pecados y nos renovamos en nuestro servicio a Dios como preparación para
Rosh Hashaná. Madrugamos cada mañana para decir Selijót en el Bet Hakenéset, hacemos
introspección y Teshubá, de manera que finalizamos el mes siendo personas diferentes. Esta
maravillosa relación la comparó el rey Salomón con un matrimonio, en el que Dios es el rey
-el esposo- y nosotros somos la pareja -su doncella-. Sin embargo, en esta analogía hay un
problema grave…

Desde el punto de vista técnico, si Dios fuera nuestra pareja y nosotros le fuimos infieles, ¿hay
manera de corregir nuestra falta? ¡Aparentemente es imposible!, ya que Dios fue comparado
en algunos versículos con el Cohén Gadól, y la Torá prohíbe que el Cohén Gadól tome por
esposa a una mujer que se prostituyó. Desafortunadamente, ése es nuestro estatus actual.
Los Profetas compararon al pecador con alguien que es prácticamente infiel al Creador, de
modo que, por ley, aunque estemos muy arrepentidos de nuestro pasado, no podemos tener
la posibilidad de retornar a Él.

Incluso aunque nuestro arrepentimiento fuera tan sincero que nuestro pasado sea parcialmente
olvidado, un pasado al cual jamás regresaríamos, con todo y eso seríamos como una mujer
divorciada y de igual manera no solucionamos nada, ya que el Cohén Gadól tiene prohibido
casarse con ella.

Y aunque nuestro arrepentimiento fuera tan intenso que viéramos nuestro pasado como
muerto, sin ninguna posibilidad de volverá él, aun así seríamos como una mujer viuda, la

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cual tampoco puede ser desposada por el Cohén Gadól. Siendo así, ¿de qué sirve la Teshubá
si, de cualquier manera, no podemos reunirnos con nuestra pareja, Dios?

La respuesta se encuentra en el versículo del profeta: “Venivnet betulat Israel”/Constrúyete


virgen de Israel” (Irmiyahu 31:3), dándonos con esto una clave de la Teshubá. Una Teshubá
que equivale a una renovación absoluta, de tal forma que no nos llamamos más, “mujerzuela,
divorciada o viuda” sino que gracias al efecto de esa Teshubá es como si volviéramos a nacer,
adquiriendo el titulo de “virgen”, y ahora sí el Sumo Sacerdote -Dios- puede desposarse con
nosotros.

Por eso el signo zodiacal del mes de Elul es la virgen, para indicar justamente este concepto .
De igual manera, nuestro versículo revela que el día de la Resurrección de los Muertos no
habrá ciegos, cojos, sordos o tartamudos. Tampoco persistirán las malas cualidades como
el enojo, el orgullo o la pereza. Simplemente será un mundo perfecto, sin defectos físicos o
espirituales, como la mujer virgen. En términos del versículo, “Rivká (representa al cuerpo
que proviene de la tierra) y es virgen (sin imperfección alguna)”

“‫ וַת ֹּאמֶר‬.‫ וַי ֹּאמֶר ַהגְמִיאִינִי נָא ְמעַט ַמי ִם ִמ ַכּדֵ ְּך‬,‫ַוי ָ ָּרץ ָה ֶעבֶד ִלק ְָראתָ ּה‬
‫ וַת ֹּאמֶר‬,‫שׁק ֹתֹו‬ְ ‫ וַתְ ּכַל ְל ַה‬.‫שקֵהּו‬ ׁ ְ ּ ַ‫ וַתְ ּ ַמהֵר וַת ֶֹּרד ַכּדָ ּּה עַל י ָדָ ּה וַת‬,‫שׁתֵ ה אֲדֹנִי‬
ְ
‫ַש ֹקֶת‬
ּׁ ‫ וַתְ ּ ַמהֵר וַתְ ּעַר ַכּדָ ּּה אֶל ה‬.‫שׁת ֹּת‬ ְ ‫שָׁאב עַד אִם ִכּּלּו ִל‬ ְ ‫גַּם ִלגְ ַמ ֶלּיָך ֶא‬,

…Y el siervo dijo, ‘Dame de beber, por favor. Y respondió, ‘Bebe, mi señor’


‫שַׁאב ְלכָל גְּ ַמ ָלּיו‬ְ ּ ִ‫ וַת‬,‫שׁא ֹב‬ ְ ‫”וַתָ ָּרץ עֹוד אֶל ַה ְבּאֵר ִל‬

y le dio de beber…y dijo, ‘A tus camellos traeré hasta que terminen de beber’…
y vertió su cántaro en el abrevadero…y extrajo para todos
sus camellos (Bereshít 24:18-20)

Eli’ézer, de acuerdo con el plan, solicita de Rivká que le dé de beber. Ella lo hace y le ofrece
dar de beber también a sus camellos, lo cual también hace. Del mismo modo, aunque el
cuerpo afirme haber estudiado todos los libros del Tanáj y profundizado en ellos, el ángel
Mem Tet debe comprobarlo y para ello, respetuosamente le pide al cuerpo que “le dé de su
agua”, refiriéndose a la Torá (como explicamos anteriormente).

El cuerpo, sin titubear, comienza a proporcionar de su agua al ángel y a cada uno de sus
“camellos”, los cuales representan los diez tipos de niveles en los que se clasifican nuestras
acciones y su retribución equivalente, satisfaciendo la sed de cada uno de ellos. De este modo
el cuerpo demuestra su capacidad de ser el socio ideal para el alma, digno del elevado nivel
que el alma alcanzó en el Cielo.

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“‫ ַמח ֲִריׁש לָדַ עַת ַה ִה ְצלִי ַח ה’ דַ ְּרּכֹו אִם‬,‫שׁתָ ּאֵה לָּה‬ ְ ‫ְו ָהאִיׁש ִמ‬
‫ ַו ּי ִ ַקּח ָהאִיׁש נֶזֶם‬,‫שּׁתֹות‬
ְ ‫שׁר ִכּּלּו ַהגְּ ַמ ִלּים ִל‬ ֶ ‫ ַויְהִי ַכּ ֲא‬.‫ֹלא‬

Y estaba asombrado… en silencio…terminaron los camellos de beber,


‫ש ָקלָם‬
ׁ ְ ‫ש ָׂרה זָהָב ִמ‬
ָ ‫ ֲע‬,ָ‫שנֵי ְצמִידִ ים עַל י ָדֶ יה‬ ׁ ְ ‫ ּו‬,‫שקָלֹו‬ ׁ ְ ‫ ֶ ּבקַע ִמ‬,‫”זָהָב‬

y tomó el hombre un aro de oro, de una Beca’, y dos brazaletes


sobre su mano, de diez (monedas) de oro su peso (Bereshít 24:21-22)

Eli’ézer, conmovido por lo sucedido, recompensó a Rivká regalándole algunas de las joyas
que trajo consigo, manifestando así el éxito con el que Dios le favoreció en su búsqueda de
la esposa ideal para Itzjak. Asimismo, el ángel Mem Tet comprueba que dicho cuerpo sea el
indicado para regresar a la vida, de modo que lo elige para recibir de nuevo al alma con la que
alguna vez fue socio, en su primera vida.

Incluso, en el sentido literal, es interesante que la Torá especifique las joyas que Eli’ézer
entregó a Rivká en ese momento, lo cual, aparentemente, no parece tener relevancia.
En sentido figurado, explican nuestros Sabios, que la primera joya que el ángel entrega al
cuerpo para honrarlo como “el elegido” es un aro de oro para la nariz (adorno muy común en
aquella época). El motivo es porque cuando Dios insufló el alma a Adam Harishón lo hizo por
su nariz, como narra la Torá: “…e insufló en su nariz aliento de vida” (Bereshít 2:7).

También cuando el alma debe abandonar al cuerpo humano, lo hace por la nariz.
Por ello, cuando el ángel Mem Tet elige a ese cuerpo para volver a la vida, adorna primero su
nariz, como preparación y en señal de que él será el receptor del alma, la cual se introducirá
por ahí.

Posteriormente, el ángel le entrega dos “Tzemidim” (brazaletes), que también significa


“uniones”, pues son la consecuencia inmediata después de recibir al alma: unir a los dos
(cuerpo y alma) en uno solo.

“De diez (monedas) de oro su peso”, de nuevo figura a aquí el numero diez, aludiendo a los
diez niveles de las Sefirot que se introducen en este nuevo cuerpo, simbolizando siempre con
este número la perfección.

Y Rivká tenía un hermano, y su


“‫שׁמֹו ָלבָן‬
ְ ‫ ּו‬,‫”ּול ְִר ְבקָה ָאח‬

nombre era Laván (Bereshít 24:29)

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Literalmente, la Torá comenta que el hermano de Rivká se llamaba Laván. Siguiendo la línea
con la que comenzamos este libro, de Abraham, Sara y Lot y llegando en estos capítulos a la
nueva etapa con Itzjak y Rivká, ¿qué pasa con Lot? ¿Qué sucederá con el Yétzer Hará en esta
futura etapa de la Creación?

El Zóhar revela que Laván representa al Instinto del Mal (anteriormente representado por
Lot). El motivo por el que el Instinto del Mal cambió su nombre por el de Laván, es porque
después de la Resurrección de los Muertos continuará habiendo Instinto del Mal, sólo que en
una dimensión diferente. Expliquemos esto:

La persona siempre pensó que el Instinto del Mal era el adversario de Dios. Algo así como
un ángel malvado que no aceptó Su autoridad y decidió huir (o lo expulsaron) del Cielo, y
que ahora trata de convencer a la gente para que se rebele y desobedezca Sus órdenes. Sin
embargo, cuando el alma regresa al Cielo se lleva una gran sorpresa al ver ahí al Instinto
del Mal. Resulta que ese ángel “malvado” resultó ser precisamente el emisario de Dios
que, disfrazado de adversario en la primera vida, sólo llevaba a cabo fielmente Su voluntad,
poniendo a prueba a la gente. Por ello, ahora el Instinto del Mal ya no será conocido como tal,
sino como “Laván” (“blanco”), pues sus intenciones puras habrán sido reveladas.

Este concepto lo comentan nuestros Sabios en el Talmud (Sucá 52a) con una frase un tanto
impresionante: “En el futuro Dios traerá al Instinto del Mal y le hará shejitá”, lo que suele
interpretarse como que ya no habrá más Instinto del Mal en el hombre cuando llegue el
Mashíaj y todo termine y nadie querrá revelarse contra Dios ni pecar, de modo que Dios
terminará con la existencia del Instinto del Mal degollándolo y todo será bueno de ahí en
adelante.

No obstante, dicha explicación no define por qué Dios degollará al Instinto del Mal, ya que
sería suficiente con que lo extermine.
La explicación correcta está basada en lo anterior: Dios no exterminará al Instinto del Mal
sino que le hará shejitá, lo cual es muy diferente a “eliminar”, ya que la shejitá es un proceso
que se emplea para matar de una forma especifica al animal para “kasherizarlo” , es decir,
convertirlo en apto.

Lo mismo hará Dios con el Instinto del Mal en el futuro. Siendo que todos veremos con
claridad la verdad, reconoceremos al Instinto del Mal como un amigo. Este proceso en el
cual Dios nos permitirá dejar de ver al Instinto del Mal como enemigo nuestro y de Dios y
comenzar a apreciarlo como nuestro mejor amigo y de Dios, el Talmud lo simplifica con el
término “hacerle shejitá”.

Los siguientes versículos narran la conversación entre el ángel Mem Tet con Dios, su misión
y el orden en que los sucesos se desarrollaron. Por último, siendo que el cuerpo digno para el
alma ya fue elegido y preparado por el ángel Mem Tet, sólo resta dar aviso al alma para que
proceda a la Resurrección de los Muertos.
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Capitulo 7
Un nuevo matrimonio
“ַ‫ ַו ּי ֵצֵא י ִ ְצחָק לָׂשּוח‬.‫שׁב ְבּא ֶֶרץ ַהנֶּגֶב‬ ֵ ‫ וְהּוא יֹו‬,‫י ִ ְצחָק ָבּא מִּבֹוא ְבּאֵר ַלחַי רֹאִי‬
‫שּׂא ִר ְבקָה אֶת עֵינֶי ָה וַתֵ ֶּרא‬ ָ ּ ִ‫ וַת‬.‫שּׂא עֵינָיו ַוי ַ ְּרא ְו ִהנֵּה גְ ַמ ִלּים ָבּאִים‬ ָ ִ ּ‫ ַוי‬,‫שׂדֶ ה ִלפְנֹות ע ֶָרב‬
ּ ָ ּ‫ַב‬
‫שׂדֶ ה ִלק ְָראתֵ נּו‬ ּ ָ ּ‫ מִי ָהאִיׁש ַה ָלּזֶה הַהֹלְֵך ַב‬,‫ וַת ֹּאמֶר אֶל ָה ֶעבֶד‬.‫ וַתִ ּפ ֹּל ֵמעַל ַהגָּמָל‬,‫אֶת י ִ ְצחָק‬,
‫ ַוי ְ ַס ֵפּר ָה ֶעבֶד ְלי ִ ְצחָק אֵת ָכּל‬.‫ וַתִ ּ ַקּח ַה ָצּעִיף וַתִ ּתְ ָכּס‬,‫ הּוא אֲדֹנִי‬,‫וַי ֹּאמֶר ָה ֶעבֶד‬
‫ ַו ּי ִ ַקּח אֶת ִר ְבקָה וַתְ ּהִי‬,‫ש ָׂרה אִּמֹו‬ָ ‫ ַוי ְ ִב ֶא ָה י ִ ְצחָק הָא ֹ ֱהלָה‬.‫שׂה‬ ָ ‫שׁר ָע‬ ֶ ‫הַדְ ּב ִָרים ֲא‬

E Itzjak llegó desde el manantial Lajay Ro’í y habitaba en la tierra del Néguev. …
‫ ַו ּי ִ ּנָחֵם י ִ ְצחָק ַאח ֲֵרי אִּמֹו‬,ָ‫שׁה ַויּ ֶ ֱא ָה ֶבה‬
ּ ָ ‫”לֹו ְל ִא‬

Y salió para rezar en el campo y levantó sus ojos y vio camellos... Rivká vio a Itzjak
descendió del camello…preguntó, ‘¿Quién es el hombre aquél’…respondió,
‘Él es mi señor’. Y tomó el velo y se cubrió. Y la trajo Itzjak a la tienda de Sará ,
y tomó a Rivká y fue su mujer y se consoló Itzjak ”. (Bereshít 24:62-66)

Itzjak regresaba de rezar y Rivká lo percibió desde lejos. Preguntó a Eli’ézer quién es ese
hombre que se les aproxima, y Eli’ézer le informa que es Itzjak. Así es que Itzjak lleva a
Rivká al hogar donde vivía su madre Sará, la toma como mujer y se consuela por la pérdida
de su madre.

Análogamente, el alma regresa del manantial “Lajay Roí”, insinuando del Mundo en el que
se encontraba; “manantial” por el hecho de que en él se estudia Torá continuamente (y la
Torá fue comparada con el agua, como mencionamos anteriormente); “Lajay” proviene de
los términos “hermano” o “vida”, pues en ese mundo Celestial todas las almas son hermanas
y realmente viven; “Ro’í” que significa “visión”, pues pueden verlo todo desde ahí y perciben
la Presencia Divina.

En su camino de regreso, el alma pasa “por el campo” refiriéndose al Gan Edén (Paraíso); en
el horario “antes del anochecer”, refiriéndose a la víspera del momento en que este mundo
llegue a su final (como comentamos anteriormente) y finalmente encuentra el cuerpo que
adoptará de nuevo (Rivká) montado en los camellos (haciendo alusión al pago que generó por
sus propios méritos). El cuerpo, a su vez, rinde honor al alma humildemente.

Es entonces cuando el alma lleva al cuerpo a su hogar, el tercer Beth Hamikdásh, que hasta
ahora no estaba habitado (como sucedió con la tienda de Sará, que nadie la ocupó hasta que

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Rivká llegó). Nuestros Sabios comentan que en la tienda de Sará se daban tres milagros:

• La nube de la Divinidad la cubría


• Las velas que encendía en honor a Shabat quedaban encendidas hasta el
siguiente viernes.
• La masa que elaboraba era bendecida.

Estos tres milagros hacen alusión a tres de los milagros que sucedían en el Beth Hamikdásh:

• La nube de la Divinidad descendía en el Kódesh Hakodashim.


• La luz de la Menorá continuaba encendida hasta la siguiente vez que
debían encenderla.
• El pan del Léjem Hapanim duraba fresco toda la semana.

Además, en el Beth Hamikdásh -dentro del Kódesh Hakodashim- se encontraban los Kerubim,
dos ángeles: uno con rostro de niño y otro con rostro de niña, demostrando unión y hermandad.
Asimismo, ahora el alma y el cuerpo entrarán al tercer Beth Hamikdásh para unirse de nuevo.
Esta unión de cada alma con el cuerpo más digno traerá consigo dos aspectos: amor y
consuelo, como afirma el versículo que le sucedió a Itzjak cuando tomó a Rivká como esposa.
Es decir, consuelo por todo lo que sufrimos en la historia hasta ese momento y un amor eterno
a Dios por Su bondad y paciencia.

Y ahora si…¡A DISFRUTAR!

Sólo queda aclarar:

• ¿Esta resurrección incluirá a todos, o solamente a los justos?


• ¿Qué pasará con las almas y cuerpos que no ameriten dicho premio?
• ¿Ésta se dará antes de la construcción del Tercer Templo o después?

El último versículo lo aclara.

Y volvió Abraham y tomó una mujer,


“‫ְטּורה‬
ָ ‫שׁמָּה ק‬
ְ ‫ ּו‬,‫שּׁה‬
ָ ‫”וַיֹּסֶף ַאב ְָרהָם ַו ּי ִ ַקּח ִא‬

y su nombre es Keturá (Bereshít 25:1)

Abraham Avinu, después del fallecimiento de su esposa Sará y de haber casado a su hijo
Itzjak con Rivká, se casa de nuevo, en esta ocasión con una mujer de nombre Keturá.

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Nuestros Sabios comentan que dicha mujer era Agar, su sirvienta, a quien Abraham había
desposado y expulsado de su hogar, y ahora Itzjak su hijo la había traído de regreso desde un
lugar llamado “Beer (manantial) Lajay Ro’í”.

¿Qué significa que Itzjak, quien representa el alma que regresó del Mundo Venidero, con su
gran esplendor, para resucitar en esta época tan especial, asuma el papel de unir en matrimonio
a Abraham, aquella alma añeja, con Agar?

Comencemos por definir algunos aspectos fundamentales. Para obtener la victoria en las
guerras del pueblo de Israel, se deben cumplir tres etapas:

• La designación de un “rey”
• Enfrentar la guerra
• La edificación de un lugar sagrado.

Mencionemos algunos ejemplos:



• Para salir de Egipto se necesitó la designación de Moshé Rabenu como rey, la
guerra contra los egipcios y la construcción del Tabernáculo en el desierto.
• Para ingresar a la tierra de Israel -con el fin de habitarla- debimos
primeramente designar a Shaul Hamélej (y posteriormente a David
Hamélej) como rey, luego guerrear contra los enemigos y finalmente construimos
el Beth Hamikdásh.
• En las festividades que celebramos al comienzo de cada año, primero
reconocemos a Dios como Rey del Universo en Rosh Hashaná, luego
combatimos con el Instinto del Mal en Yom Kipur y finalmente construimos una
Sucá en Sucot.

Asimismo, la redención final se llevará a cabo mediante este mismo proceso. Se nombrará al
Mashíaj como nuestro Rey, el cual realizará la guerra final de Gog y Magog y construirá el
Tercer Templo. En el inter sucederá la Resurrección de los Muertos, y la pregunta es, ¿todo
esto será antes o después de la construcción del Tercer Templo?

Anteriormente explicamos que cuando Eli’ézer trae consigo a Rivká y la presenta ante Itzjak,
finalmente Itzjak la ingresa a la tienda donde residía Sará, su madre. Este episodio insinúa el
momento de la Resurrección de los Muertos, cuando el alma (Itzjak) se une de nuevo con el
cuerpo (Rivká). Explicamos además que dicha tienda representa al Beth Hamikdásh (por la
similitud de los milagros que sucedían en ambos lugares).

Esta narración podría revelar el orden de los factores, sin embargo, todavía es algo confuso.
Por un lado, Itzjak desposó primeramente a Rivká y sólo después la hizo entrar a la tienda
de su madre, lo que significa que la Resurrección de los muertos anticipará la edificación del

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tercer Beth Hamikdásh. Por otro lado, Itzjak se relacionó con Rivká sólo después de haberse
introducido en la tienda, de modo que la edificación del tercer Beth Hamikdásh será primero.
La respuesta es que ambas son correctas. Como cita el Talmud (Ta’anit 30b) que afirma que
“Todo aquél que guarda luto por Yerushalaim, tiene el mérito de ver su alegría”. Explican
los Comentaristas que la Resurrección de los Muertos será en dos etapas: algunos cuerpos
se levantarán de sus tumbas antes de la edificación del Beth Hamikdásh y otros lo harán sólo
después de haber sido edificado.

Los grandes eruditos de cada generación, aquéllos que respetaron la Torá y cumplieron las
Mitzvot con entrega, aquéllos que fueron fieles a Dios y guardaron el luto sobre la destrucción
del Templo, en sus múltiples ayunos y días de conmemoración, ellos serán los que se levanten
primero, como diciendo, “Por llorar la destrucción, disfrutarás su construcción”. Luego el
Beth Hamikdásh será edificado y una gran celebración se llevará a cabo.

Comenta el Zóhar que, en ese momento, estas grandes almas elevarán un ferviente rezo a
Dios para que conceda a los demás cuerpos el mérito de levantarse para disfrutar de este
gran momento, ya que la alegría no será completa, porque faltan queridos familiares, amigos,
etc., que no ameritaron dicho premio. Por lo tanto todos se unirán en rezo, para pedirle al
Creador que se apiade y beneficie a todas las almas, incluyendo a aquellas de nivel inferior
que en vida no alcanzaron grandes niveles, debido a su cuerpo esclavizado por los placeres.
Así, en conjunto, conseguirán su propósito y será cuando se levanten los demás cuerpos de
sus tumbas.

En este rezo tan especial, ¿quién será el oficiante que dirigirá los rezos? Responden nuestros
Sabios de que entre todos los que resuciten , entre todos los Profetas y grandes Sabios, quien
dirigirá el rezo será Itzjak Avinu, ya que en él se cumple la regla, “No le pidas a Dios lo que
tú no cumples; no le pidas que Te ayude si tú no ayudas; no le pidas que Te perdone si tú no
perdonas”.

Iztjak Avinu tuvo dos hijos: el virtuoso Yaakov y el travieso y malvado Esav. La Torá atestigua
que a pesar de todo, Itzjak amaba a Esav, es decir aprendió a tolerar sus impulsos negativos
y tenerle paciencia y por consiguiente quererlo a pesar de ser malvado, ya que era su hijo.
Esta cualidad le da el derecho de pedirle a Dios, en este gran rezo, que al igual él, Dios
también tiene dos tipos de hijos “Señor del Mundo tu tienes Yaakoves y Esaves”… y en Tu
misericordia todos los primeros ya resucitaron y disfrutan de esta época tan elevada, pero
querido Dios , debes de amar también a los demás como yo lo hice…”

Afirman nuestros Sabios que este rezo será escuchado y logrará la redención para todos.
Gracias a esto ahora entendemos el significado del versículo inicial. La unión de Abraham
con Sará representa la primera vez que el alma y el cuerpo se unieron. Más tarde, Itzjak
y Rivká se unen en un nivel mucho más elevado de matrimonio, representando el primer
momento parcial de la Resurrección de los Muertos. Por último, gracias a Itzjak, Abraham
contrae matrimonio nuevamente, esta vez con Keturá.
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En este nuevo matrimonio no hablamos de un cuerpo del nivel de Sará o de Rivká, sino uno
de menor categoría, llamado “Keturá”, la sirvienta, quien representa la segunda etapa de la
Resurrección de los Muertos, la cual sólo se consigue gracias a Itzjak, quien encabezará el
rezo de entre los Profetas y los grandes eruditos de la Torá.

Al igual que el cuerpo, el alma tampoco será de un nivel elevado como el de Itzjak: un alma
en su máximo esplendor. Los cuerpos de “nivel Keturá” recibirán un alma acorde a su nivel
menor. Esto explica por qué en la Torá Abraham se vuelve a casar con su antigua sirvienta, lo
que representa la resurrección del alma con un cuerpo de menor categoría.

La pregunta es evidente, pues siendo que de cualquier manera el Mashíaj llegará y el tercer
Beth Hamikdásh se edificará, ¿para qué esforzarnos? Si de cualquier manera Dios iluminará
a todas las almas de Su pueblo, ¿qué caso tiene esmerarse para ser merecedores?
La respuesta está en el último versículo, con el que se cierra este gran mensaje:

Y a los hijos de las concubinas de Abraham,


“‫ נָתַ ן ַאב ְָרהָם מַתָ ּנ ֹת‬,‫שׁר לְַאב ְָרהָם‬
ֶ ‫שׁים ֲא‬
ִ ְ‫” ְו ִל ְבנֵי ַה ִפּי ַלג‬

entregó Abraham regalos (Bereshít 25:6)

La Torá narra que Abraham le entregó a Itzjak Avinu en herencia todo lo que poseía. Pero a
los hijos de Keturá tan solo les dio regalos… Hay una gran diferencia entre herencia y regalos.
La herencia es por derecho y se recibe dignamente, mientras que los regalos se dan como un
favor: “No te lo mereces tanto, pero de todos modos aquí tienes…” De igual manera sucede
con nosotros, “venimos a ganarnos el sitio de honor y no que nos sea dado como regalo”

Dios es bondadoso y por su parte nos brinda luz, placer, abundancia, etc. La mano del Dador
está abierta. El problema es nuestra mano que recibe, ya que siempre está flotando la duda:
¿lo recibimos cabizbajos, como pobres que reciben un favor; o con la cabeza en alto y digna,
comiendo nuestro pan ganado con el sudor de nuestra frente?

Y en la palabra pan se incluye desde la manutención literal hasta el Paraíso en el Mundo


Venidero, e incluso posterior a él, en la resurrección y construcción del Tercer Templo.
Aunque finalmente la mano bondadosa de Dios nos dará a todos el Mashíaj, cuando le
estrechemos la mano el nivel de la satisfacción y placer será muy diferente, ya que a uno le
dirá, “¡Gracias a ti llegue!” y a otro le dirá “A pesar de ti llegue…”. Esto lo resumió Shelomó
Hamélej en el versículo: “Metuká Shenat Haobed/Qué placentero es el descanso de aquél
que trabajó duro” (Kohelet 5:11).

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Por lo tanto, hagamos un gran esfuerzo hoy, para erguir airosamente la cabeza el día de mañana.
Es interesante notar que Ya’acov Avinu, que fue caracterizado con el número siete por sus
propios méritos, exclamó, “Y será Dios para mí como Dios” (Bereshít 28:20), expresando
en primer lugar el nombre de Dios que define misericordia (“Ado-nay”) y a continuación el
nombre de Dios que define justicia (“Elo-him”).

Yaakov Avinu es el tercer Patriarca, y en él se resume la conclusión de todo lo dicho


anteriormente. Yaakov Avinu le pide a Dios ropa para vestir, pan para comer y Compañía
Divina para toda la vida. Sobre esta petición -que incluye lo material y lo espiritual- Yaakov
aclara: “No la quiero bondadosamente (Adon-nay) sino que lo quiero por ley, por justicia,
merecido con mi sudor y mi buen comportamiento (Elo-kim).

Por eso, su nombre al final se transforma de Yaakov a Israel, ya que esos dos nombres son
totalmente opuestos. Yaakov viene de la palabra, “mi talón”, incluso son las mismas letras, lo
cual alude al nivel bajo, a ras de suelo. Sin embargo, el nombre Israel, proviene de la palabra
cabeza, “Le Roshi” que también son las mismas letras de Israel y obviamente alude a un
nivel más elevado, a una cabeza levantada y erguida, insinuándonos con esto que regalos de
bondad de parte de Ado-nay nos ponen en el nivel “Yaakov” pero al recibir herencia de parte
de Elo-kim nos pone en el nivel “Israel”.

Por eso, un versículo dice, “Mi sirviente Yaakov” y otro versículo dice, “Mi hijo Israel”
aclarando la diferencia antes mencionada, entre el hijo Itzjak y los sirvientes, hijos de Keturá.
La parte central de la vida de Yaakov Avinu, consiste en su tormentoso matrimonio con Rajel
y Leá. Aunque ambas terminaron siendo esposas del tercer patriarca -al igual que al final
todos estaremos disfrutando del Tercer Templo- hay una diferencia muy grande en el placer y
sentimientos de cada una de ellas, ya que Rajel es el matrimonio fundado en el amor mutuo
entre Yaakov y Rajel.

Rajel enamoró a nuestro patriarca Yaakov con su belleza y buen comportamiento, con belleza
interna y belleza externa. Con Lea no fue así. ya que la metieron a la Jupá en forma oculta:
Ella sabía que no había amor y aun así -de una u otra forma- se le aceptó, haciéndole un favor.
Esto nos indica los dos tipos de personas que hay en todo este largo viaje del alma, almas
Leá, casadas con Yaakov y almas Rajel, casadas con Israel. En conclusión, Dios nos tiene
destinado todo lo bueno, pero hay época de trabajo y hay época de pago y aunque digamos
que al final a todos se nos pagará por igual, nunca será el mismo placer de quien se lo ganó
y a quien se lo regalaron.

Así que cumplamos el consejo del rey David:


“Los que siembran con sudor y lagrimas, cosecharán con risas y alegría”
( Tehilím 126:5).

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64
ShirHashirim
El cántico del alma a su amado Dios

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Introducción al Shir Hashirim
E l Shir Hashirim, escrito por Shelomó Hamélej, es uno de los libros más hermosos jamás
escritos. Y no solo eso, además de la belleza con que fue escrito este bello libro, tambien
contiene conceptos más allá de lo que se percibe a primera vista. Con el Favor Divino
intentaremos estudiarlo a fondo y revelar estos secretos, logrando así una visión diferente y
así apreciaremos al Shir Hashirim de manera muy distinta a como lo hemos hecho hasta el
día de hoy; de tal manera que, de ahora en adelante, en cada oportunidad en que lo leamos,
nuestra experiencia será diferente.

De hecho, acorde a la explicación del Málbim —nuestro guía en este viaje de descubrimiento—,
incluso adoptaremos un nuevo propósito en la vida, comprendiendo la forma de conseguir,
cada uno acorde a su capacidad, diferentes niveles de conexión con Dios.

La persona creyente en Dios tiene ante si dos maneras para llevar su relación con el Creador:
La primera consiste en creer en Él, cumplir sus preceptos y hasta rezarle tres veces al día;
sorprendentemente esto se puede cumplir sin apegarse a Dios, como diciendo: “El está allá,
yo estoy aquí y procuro portarme bien con Él”, como un matrimonio donde hay fidelidad,
regalos, convivencia, incluso hijos, pero no necesariamente hay amor que los convierta en
uno, sino una relación con “territorios marcados”.

De la misma manera hay judíos que llevan su relación con Dios; podremos discutir si está
bien o mal (porque pudiera ser peor) pero seguramente no es lo óptimo.

La segunda opción es cumplir el versículo “Uldovka Bo y te apegaras en Él” llevándonos a


un nivel más elevado que el anterior, el cual consiste en sentir al Creador frente de ti, amarle
-ya que está dentro de ti- y sentirse acompañado de su Presencia debido a que no está “allá”
sino “aquí”, envolviéndote. Aunque suene como una pequeñísima diferencia, en la realidad
estamos hablando de un judaísmo totalmente diferente. Para alcanzar este nivel se necesita
desconectarse para conectarse, cuasi desdoblarse para que nuestra parte interna, la cual está
escondida detrás de nuestro cuerpo material, se apegue en el Creador, quien se oculta detrás
de su Creación.

Antiguamente los Profetas debían alcanzar un alto nivel de desprendimiento de su cuerpo


para poder profetizar, ya que mientras se está unido con el cuerpo es difícil lograr la debida
conexión con Dios y ser merecedores de la Revelación Divina.

Aunque no estamos en ese nivel -y si muy lejos de el-, con todo eso podemos obtener, a
través de los secretos del Shir Hashirim, las claves para lograr llegar a lo máximo de nosotros
mismos y sentir esa satisfacción plena del abrazo de Dios
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Es importante mencionar que este libro no es de lectura, sino de estudio y es fundamental
leerlo y repasarlo una y otra vez, de forma similar a los grandes músicos quienes ensayan sin
descanso hasta rozar la perfección.

Sólo así se alcanzarán los resultados esperados.

El autor del Shir Hashirim fue Shelomó Hamélej, quien además escribió los libros de Mishlé
y Kohélet —entre otros—, aunque existen diferentes opiniones con relación al orden en
que los escribió. Por ejemplo, algunas opiniones afirman que Shelomó Hamélej escribió
primeramente el Shir Hashirim, luego Mishlé y finalmente Kohélet. Esto basado en las etapas
de la vida, pues durante la juventud es común cantar (“Shir Hashirim” significa “El Cantar
de los Cantares”), en la edad adulta es habitual hacer comparaciones (“Mishlé” significa
“comparaciones”) y, por último, durante la vejez, reconoce el primer versículo de Kohélet:
“Hébel Habalim, Hacol Hábel” (que la vida es vana sin igual).
El Midrásh comenta que el Mundo fue planeado para diez Cánticos, siendo el Shir Hashirim
uno de ellos:

1 – El cántico que entonó Adam Harishón.


2 – El cántico que entonó Abraham Avinu.
3 – El cántico que fue entonado durante la división del Mar Rojo.
4 – El cántico que fue entonado cuando el pozo de agua en el desierto resurgió.
5 – El cántico con el que Moshé Rabénu se despidió de nosotros, el último día de su vida.
6 – El cántico de Yehoshú’a Bin Nun.
7 – El cántico que entonó la profetiza Deborah.
8 – El cántico que entonó David Hamélej.
9 – El cántico que entonó Shelomó Hamélej.
10 – El cántico que se entonará con la llegada del Mashíaj.

Esto significa que, hasta el día de hoy, el Cántico de Shelomó Hamélej es el ultimo de la serie,
ya que el décimo todavía no es entonado.

El Talmud revela que en un principio nuestros Sabios no estaban del todo dispuestos a
integrar al Shir Hashirim como parte de los 24 libros del Tanáj, esto debido a su contenido
aparentemente amoroso y erótico; sin embargo, cuando Rabí Akiva proclamó: “todos los
escritos son Kódesh (sagrados) y el Shir Hashirim es Kódesh Kodashim (sagrado de entre
los sagrados)” definiendo así la superioridad del Shir Hashirim por encima de todos los
demás escritos, fue que decidieron incluirlo.

¿Por qué es tan maravilloso el Shir Hashirim, más que cualquier otro escrito?
Por si fuera poco, el mismo Rabí Akiva afirmó: “todo el mundo completo no tiene validez,
como el día en que se entregó el Shir Hashirim al pueblo de Israel”.
Y cabe preguntar: ¿que tanto?

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Para comprender esto mejor, debemos considerar que en ocasiones nuestros Sabios explican
los textos del Tanáj interpretando de distinta manera a los personajes, objetos o conceptos que
los versículos mencionan. De este modo, toda la historia cobra un significado completamente
diferente. Claro está que los acontecimientos que figuran en cada versículo realmente
sucedieron. No obstante, Dios empleó dichos acontecimientos para esconder secretos que
serán posible revelar sólo profundizando en cada historia.

Por otro lado, lo que se narra en el Shir Hashirim jamás sucedió, son eventos metafóricos.
Todo el Shir Hashirim es sólo un bello relato que ejemplifica el concepto que se pretende
exponer, de hecho, es el único texto bíblico que relata una historia que jamás ocurrió.
Dicho de otro modo, cuando los versículos de la Torá cuentan una historia, lo sustancial
es la historia física tal cual es narrada, la cual nos permite -como complemento-, descubrir
mensajes ocultos que nos instruyen. En el Shir Hashirim, en cambio, lo sustancial es el
mensaje que esconde, siendo la historia en sí el complemento.

Esto explica por qué Rabí Akiva proclamó: “Todos los escritos son Kódesh (sagrados) y el
Shir Hashirim es Kódesh Kodashim (sagrado de entre los sagrados)”. Como sabemos, en el
planeta Tierra cualquier persona tiene la oportunidad de vivir donde desee; sin embargo, en
la antigüedad no cualquiera tenia permitido ingresar a Yerushalaim. Asimismo, la cantidad de
personas que tenían permitido ingresar al Beth Hamikdásh era menor, de tal manera que los
que tenían acceso al área del “Kódesh” dentro del Beth Hamikdásh estaba limitada para los
Cohanim y sólo el Cohén Gadol podía entrar al Kódesh Hakodashim.

Esta es la razón por la que Rabí Akiva comparó a todos los escritos con el Kódesh, ya que
la cantidad de gente que tiene la capacidad de comprensión para revelar sus secretos es muy
limitada; mientras que al Shir Hashirim lo distinguió como el Kódesh Hakodashim, ya que la
gente que tiene la habilidad de comprenderlo totalmente es todavía menor.

Ante estos hechos nuestros Sabios tuvieron la duda: ¿integrar o no, al Shir Hashirim en el
Tanáj? Ahora entendemos que Nuestros Sabios consideraban que la mayoría se quedaría en
el Pshat, atorados en lo literal y viendo con desprecio un texto bíblico tan bajo, pero Rabí
Akiva les hizo entender que es por esas pocas personas que lo entenderán a fondo y entraran
al Santo de los Santos de este texto, valdrá la pena todo el desprecio que los demás realicen
al texto.

El Málbim llama al Shir Hashirim con el nombre de “Shiré HaNéfesh” (los cánticos del alma)
y en sus escritos difiere de todas las demás explicaciones relacionadas con esta monumental
obra, siendo su interpretación todo un desafío para la lógica.
Cabe mencionar que el Málbim es muy estricto en hacer coincidir lo que expone con todas las
palabras de cada versículo. Es decir, no se concentra solamente en una palabra o en un grupo
de palabras para desarrollar un concepto, sino que se preocupa de que cada palabra tenga
un claro significado que armonice con su explicación en conjunto, sin omitir detalle alguno,

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relacionando ingeniosamente cada suceso como parte de un todo. Veamos las claves que nos
pone el Málbim para comprender el Shir Hashirim.

El Cántico, en forma literal, trata sobre una Campesina y el amor de su vida, quien es un
hermoso Pastor. Un poderoso rey la deseo solo para él y para lograrlo la recluye en un palacio
dentro de la ciudad amurallada, donde pone guardianes que la vigilaran a cada instante y
donde tendrá doncellas a su servicio, todo con tal de que ella no se reúna nuevamente con el
Pastor. Ahora nos toca convertir cada uno de estos elementos en lo que insinúa y así entender
el secreto detrás del canto.

Elementos en el Shir Hashirim


y lo que representan
• La ciudad o Yerushalaim —llamada en el Shir Hashirim como “Tzión”—
representa al cuerpo humano. Además, Yerushalaim es una ciudad amurallada, lo cual
ilustra precisamente al cuerpo humano por proteger al alma que lleva en su interior con sus
“murallas”.

• Las doncellas o habitantes de Yerushalaim, “Benot Yerushalaim”, literalmente


“las hijas de Yerushalaim”, representan las energías que comprende el cuerpo humano como
la capacidad de pensar, el deseo, los sentimientos, los impulsos y demás.

• Los guardias de la ciudad “Hashomerim Ba’ir” representan a toda la materia
física del cuerpo humano, su función es evitar que nuestro verdadero “yo” (el alma) se salga
del cuerpo.

• El rey,“Hamélej”, representa al Instinto del Mal, ya que lamentablemente por lo


general es el rey que domina al cuerpo humano (Yerushalaim). Además, el mismo Shelomó
en su libro Kohélet, definió al Instinto del Mal como “rey anciano y tonto”.

• El Pastor alude al Creador, como dijo el Rey David: “Hashem es mi Pastor”

La historia que expone el Shir Hashirim consiste en que el rey —el Instinto del Mal— cuenta
con una abundante cantidad de doncellas que son las energías que se agrupan en el cuerpo
humano. En una ocasión, una Campesina particularmente bella (el alma) hace su aparición
y el rey decide apoderarse de ella, llevándola a su residencia ubicada en Yerushalaim, con lo
que queda representando el cuerpo humano. Es entonces cuando descubre una contrariedad:
la Campesina estaba enamorada, desde su infancia, de un bello Pastor (Dios).
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Por ello, el rey decide aprisionarla, rodeándola de guardias (la materia física que compone el
cuerpo humano) para impedir que escape y se reúna con el Pastor de quien está enamorada.
No obstante, la Campesina, de algún modo, consigue escapar, que es cuando el alma se aísla
del cuerpo y se encuentra con el Pastor en el campo, es decir, experimenta una desconexión
terrenal y una conexión celestial. Las doncellas, tan pronto perciben la ausencia de la
Campesina, la hacen regresar a la ciudad, que es el momento en que el cuerpo se estremece
por la ausencia del alma y la obligan a volver, finalizando así su conexión con lo divino

Para comprender mejor este evento, tomemos por ejemplo al cuerpo humano cuando duerme:
la materia que compone el cuerpo humano (las doncellas) y las energías del cuerpo (los
guardianes) se apaciguan, incluso el Instinto del Mal queda en reposo y el alma (la Campesina)
aprovecha la oportunidad y abandona el cuerpo (la ciudad) para reunirse con Dios (el Pastor).
Es entonces cuando sueña y, en ocasiones, puede llegar a obtener sueños premonitorios que
provienen del encuentro con el Pastor. Pasadas algunas horas, la materia del cuerpo y las
energías deciden despertar y exigen al alma su regreso al Palacio, terminando así su travesía
celestial.

Para sorpresa de muchos, esta experiencia es posible llevarla a cabo también conscientemente.
Por ejemplo, a la hora de rezar, especialmente cuando rezamos la Amidá donde debemos
conseguir el modo para que la Campesina abandone la ciudad y se reúna con su Pastor, al
menos durante los minutos de la lectura de la Amidá. Es decir, la Campesina evade al Rey y
a sus Guardianes, que no la dejan concentrarse en el encuentro con el Pastor, pero al lograrlo
y desconectarse y sentir en esos minutos de rezo, como el Alma se transportó al Mundo
Celestial y está de pie, ni más ni menos que frente al Trono Celestial, alabando, pidiendo,
agradeciendo y en ese preciso momento se siente un abrazo del Creador, el cual equivale al
encuentro amoroso entre la Campesina y el Pastor.

Otro ejemplo es el día de Shabat, donde nuevamente la Campesina se desprende del mundo
material: el trabajo, el sudor para ganar el pan, los viajes, la tecnología y huye del palacio
real, es decir, salimos metafóricamente al campo para recibir el Shabat, un día de conexión
y amor con Dios.

Cabe aclarar que la palabra “conexión” tiene muchos niveles, por ejemplo: sí la Campesina se
asoma por la ventana del palacio y ve al Pastor podemos decir que hay conexión, por lo menos
visual. Si le saluda es una conexión más elevada, ¡y ni hablar cuando salió a platicar con Él,
darle la mano, abrazarse, darse un beso! Cada una de estas expresiones refleja conexión, pero
de distinta intensidad.

Así es con el Creador, puedes verle y creer en Él desde tu palacio corporal, puedes saludarle
con un Modé Aní en la mañana o con una Berajá sobre el alimento, puedes platicar con Él
desahogándote sobre un problema, leyendo Tehilím o estudiando su Torá, pero todas estas
conexiones son desde el Palacio; pero hay un nivel superior, el cual consiste en desprenderse

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del cuerpo y emprender una travesía espiritual y alcanzar una conexión a niveles de saludo
de mano, abrazo e incluso un “beso”.

El Rey del Palacio -el Instinto del Mal- sabe de ese amor y de la posibilidad de escape, por
lo tanto, procura que durante el día el alma se enamore de los placeres mundanos. Le ofrece
un sinfín de goces materiales con el único propósito de destruir el amor que originalmente
siente por Dios. De este modo, incluso cuando tenga la oportunidad de unirse con Dios, el
alma preferirá no hacerlo.

Por su lado, la tarea de la Campesina es continuar fiel en su amor por el Pastor y esperar
siempre el momento en que pueda unirse con Él, sin caer en las seducciones del rey.

El Málbim dividió el Shir Hashirim en cinco canciones, aunque el libro este dividido en
ocho capítulos. Sobre esto es bueno saber que el concepto “capítulos”, que encontramos
en nuestros Textos Sagrados, no son de hechura judía, sino que fueron establecidos por los
gentiles cuando los tradujeron a diferentes idiomas. Asimismo, la numeración de dichos
capítulos y los versículos que comprenden también fue definida por los gentiles, quienes
buscaban poner cierto orden acorde a su entender y así ubicar la información que requerían.
Cuando se inventó la imprenta los gentiles imprimieron los textos bíblicos divididos en
capítulos y desde entonces quedo así. Por lo tanto, aunque veas ocho capítulos, en realidad
son cinco canciones.

(Los entiendo, no leyeron al Málbim…)

Cabe preguntar: ¿por qué el Rey Shelomó escribió cinco canciones sobre este concepto y
no más o menos Cánticos?, a lo que responde el Málbim: “Durante su vida el rey Shelomó
experimentó cinco intensos encuentros espirituales – a nivel profético- con el Creador, tal
y como se describe en el libro de Melajim; y sobre cada uno de estos entono un Cántico,
describiendo el proceso para alcanzarlo y la experiencia que vivió en el, todo para que cada
uno de nosotros, a su nivel y propia escala, logre vivir su propio encuentro”.

La quinta vez que Shelomó Hamélej se encontró con Dios fue el día de su muerte, encuentro
del que ya no retornó a su cuerpo. Dicho encuentro lo escribió Shelomó Hamélej en vida,
anticipando lo que sucederá cuando se despida de este mundo.

Es por eso por lo que el Málbim afirma que el libro de Shir Hashirim lo escribió Shelomó
Hamélej al final de sus días (en desacuerdo con las opiniones que afirman que lo redactó
cuando era joven), ya que fue sólo después de haber vivido sus encuentros con Dios, que
pudo describir lo que experimentó en cada uno de ellos, incluso anticipando el que todavía
estaba por suceder.
Y quién si no Shelomó Hamélej pudo entender la guerra interna que vive la Campesina, entre
el amor al Pastor y los sobornos del Rey/ Instinto del Mal.

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Era poderoso, acaudalado, inteligente, amado por todos, admirado, honorable, condecorado y
muy respetado. De hecho, contaba con todo lo que cualquier ser humano podría anhelar, sin
importar el valor o dónde se encontrara. Podía comunicarse con toda la creación, desde los
vegetales, animales, seres humanos hasta con los seres espirituales.

Nada lo limitaba…

Prácticamente ha sido la única persona en la historia que tuvo todo lo necesario para que
su alma prefiera abandonar a Dios y gozar de los sobornos del Palacio, sin embargo, en sus
canciones nos muestras sus altibajos; en muchas ocasiones logra vencer la atracción terrenal
y se conecta con el Creador, mientras que en otras tantas cae en las redes de los placeres
materiales, a expensas del abrazo Divino.

Esta experiencia -tan humana- le permitió crear un libro realista para cada uno de nosotros, el
cual leemos desde nuestros propios altibajos, haciéndonos entender lo mucho que ganamos
al desprendernos de lo material y abrazar al Creador y todo lo que perdemos al aceptar el
soborno del Rey del Palacio.

Esta explicación profunda del Málbim sobre el Shir Hashirim encuentra sus raíces en la
forma en que Maimónides entendió este hermoso Cántico, tal y como escribió: “Debemos
querer al Creador del mundo con un amor inmenso, hasta que el alma se una a Dios y todo
el Shir Hashirim es un ejemplo de esto”.

En su magna obra “Moré Nebujim”, Maimónides comenta que el Shir Hashirim describe
las fuerzas que contiene el cuerpo humano y que el amor que debemos sentir por Dios debe
alcanzar tal nivel que nuestra alma decida abandonar el cuerpo para apegarse a Dios, siendo
esto a lo que se refirió Shelomó Hamélej cuando escribió en el Shir Hashirim: “Ishakeni
Mineshikot Pihu” (que me bese con besos de su boca), aludiendo al nivel máximo de conexión
y apego con el Creador.

Sin más preámbulos pasemos a conocer a fondo los cinco Cánticos, obteniendo de cada uno
de ellos un sinfín de conocimientos, consejos y aprendizajes.

Asómense al Palacio y conozcan a la Princesa…

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Primer Cántico
Cantar de los Cantares, que es de Shelomó (1:1)
‫שֹׁלמ ֹה‬
ְ ‫שׁר ִל‬
ֶ ‫ ֲא‬,‫ׁירים‬
ִ ‫ש‬ ּ ִ ‫שׁיר ַה‬
ִ

Como vimos en la introducción, esta obra Shelomó Hamélej la dividió en cinco cánticos y
lo insinuó en el primer versículo ya que, en hebreo, el término “Hashirim”, de los cánticos,
puede dividirse en dos palabras: “He–Shirim”, cinco cánticos, en hebreo la letra Hei suma
cinco, indicando a modo de introducción que el Shir Hashirim se compone de cinco cánticos
y éste es el primero. El primer versículo es sólo una introducción a los cánticos que veremos
a continuación.

El primer paso para conectarte con Dios es tener el anhelo y el deseo de lograrlo.
La Campesina comienza a describir su anhelo por encontrarse con el Pastor.

Que me bese con los besos de su boca (1: 2)


‫שׁיקֹות ִפּיהּו‬
ִ ְּ‫ש ֵקנִי ִמנ‬
ּׁ ָ ִ ‫י‬

La Campesina comienza a expresar su deseo el Shir Hashirim mientras está cautiva en el


palacio del rey, expresando su anhelo por unirse de nuevo con el Pastor a quien ama, y recibir
sus besos, y que en estos momentos se encuentra en tierras lejanas, fuera de la ciudad.
La Campesina a pesar de estar presa y aislada del Pastor no suspira solamente por ver a su
amado, sino que anhela uno de los más altos niveles de unión con el Pastor (besarse), sin
conformarse con un mero saludo o un abrazo.

En la vida cotidiana, podríamos relacionarlo con el hombre de negocios (la Campesina) que
estando lejos del Bet Hakenéset (cautiva en un lugar distante), anhela el momento en que
finaliza su jornada de trabajo y pueda “escapar” al Bet Hakenéset para rezar a Dios (el Pastor).
Esto mismo se repite al llegar al Bet Hakenéset. Es decir, aunque haya podido “escapar”
de su negocio e ingresar físicamente al Bet Hakenéset, su mente continúa pensando en los
negocios. De modo que, una vez más, deberá “escapar” de sus pensamientos hasta conseguir
concentrarse en cada párrafo del rezo que pretende decir.

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En ocasiones, esto suele repetirse varias veces hasta conseguir verdaderamente el propósito:
unirse con Dios al máximo nivel.

Pues son mejores tus amores (refiriéndose a los besos de su boca) que el vino;
‫שׁ ָמנֶיָך טֹובִים‬
ְ ‫ִכּי טֹובִים ד ֹּדֶ יָך ִמ ּי ָי ִן; ל ְֵרי ַח‬

tus ungüentos tienen olor agradable (1, 2:3)

A lo largo del Shir Hashirim advertiremos que hay tres elementos que se repiten con
frecuencia y se comparan con diferentes conceptos: aroma, bebida y comida, por ejemplo,
“Deseo percibir el aroma de tu perfume”, “Anhelo beber de tu vino” o “Apetezco probar de
tus manzanas” figuran una y otra vez en el Shir Hashirim. ¿Qué significan estos tres términos?

Estos tres elementos existían en el Beth Hamikdásh. Ahí se apreciaba el aroma del incienso
que ardía sobre el Mizbéaj Hazahav, se vertía vino y agua sobre el Mizbéaj Hanejóshet y se
consumían los diferentes sacrificios. El ser humano con su cabeza hace estas tres actividades:
oler, beber y comer. De hecho, la palabra “cabeza” en hebreo “Rosh” se forma de las iniciales
de las palabras “Réaj”, olor, “Ajilá”, comida y “Shetiá”, bebida.

Cada vez que la Campesina pretende unirse con el Pastor, anhela tomar algo de él. Por
ejemplo, en ocasiones expresa que desea visitarlo y recibir de sus manzanas; acompañarlo y
beber de su vino; abrazarlo y percibir su perfume, con el propósito de contar con algo que le
permita sentir la presencia del Pastor estando en la ciudad donde el rey la retiene.

En otras palabras, la Campesina sabe e informa al Pastor que, sin otra alternativa, debe
regresar con el rey, sin embargo, no quiere olvidar al Pastor y para ello le pide que le dé algo
que le permita continuar pensando en él incluso cuando se encuentra lejos.

Como mencionamos en la Introducción, cada uno de los cinco cánticos del Shir Hashirim
insinúa uno de los cinco encuentros que Shelomó Hamélej tuvo con Dios. Este primer cántico
se refiere a la primera vez en que Shelomó Hamélej “visitó” a Dios y profetizó. Por ello, es
importante exponer cómo fue ese encuentro.

Los versículos comentan que, incluso antes de haber edificado el primer Beth Hamikdásh,
Shelomó Hamélej amaba a Dios en forma extraordinaria. Repetidas veces había ofrecido
sacrificios en altares privados (lo que se permitía en aquella época por no contar todavía
con el Beth Hamikdásh), con el propósito de unirse a Dios al máximo nivel. No obstante, no
obtuvo los resultados que esperaba.

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Por eso, finalmente decidió viajar al lugar donde se erigía el Tabernáculo, en la ciudad
de Guib’ón y ofreció ahí sacrificios en su gran Mizbéaj. Supuso que ahí, probablemente,
conseguiría la unión con Dios que tanto anhelaba (lo que el Shir Hashirim representa
como “besos de tu boca”). Además, Shelomó Hamélej pretendía recibir vino en su visita
al Tabernáculo. En sentido figurado, esto representa el nivel más profundo de estudio de la
Torá.

Es oportuno recordar que las bebidas pueden clasificarse en cuatro grupos: agua, jugo, aceite
y vino, cada uno con características propias, las cuales se asemejan a los escalones para
estudiar la Torá:

• Estudiar la Torá a nivel Pshat, es tan simple como acarrear agua de un manantial.

• Estudiar la Torá a nivel Rémez, es un poco más complicado, es como extraer el


jugo de su fruto, exprimiéndolo.

• Estudiar la Torá a nivel Drásh, es todavía más complejo, es como extraer el aceite
de las aceitunas, prensándolas.

• Estudar la Torá a nivel Sod, es el nivel más difícil, pues además de su cuidada
extracción (como el vino de las uvas), es preciso vigilar en todo momento que todo
se lleve en orden (como se debe cuidar al vino para que no se haga vinagre).

Nuestros Sabios comentan que existen 70 maneras de explicar la Torá, indicando al mismo
tiempo que el nivel más profundo es el Sod. La suma de las letras que conforman la palabra
Sod es 70 igual que la palabra “Yain”, vino, que también es 70.

Todo yehudí debe estudiar la Torá en estos cuatro niveles, comenzando por el Pshat y
avanzando poco a poco hasta conseguir dominar el nivel de Sod, revelando los secretos ocultos
de la Torá. Shelomó Hamélej pretendía conseguirlo al unirse a Dios en el Tabernáculo.
Continúa la historia y comenta que Shelomó Hamélej, una vez en el Tabernáculo, ofreció
la gran cantidad de mil sacrificios en un solo día. En el sentido llano, fueron degollados
mil animales para ofrecerlos sobre el Mizbéaj. En sentido metafórico, la palabra Korbán,
sacrificio, en hebreo se origina del término Lehitkarev, acercarse, de modo que lo que
Shelomó Hamélej hizo en realidad mediante sus sacrificios fue acercarse a Dios mil veces.
Cada sacrificio lo acercaba un paso más a Dios, hasta que finalmente “en Guib’ón, Dios se
reveló a Shelomó”. ¡Lo había conseguido!

“Y Dios le preguntó (a Shelomó) ‘¿Qué deseas que Te dé?’”. Esto era lo que Shelomó
esperaba. No sólo solo anhelaba un encuentro con Dios, sino además llevarse algo de Él para
seguir viviendo ese encuentro posteriormente.

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Shelomó, después de alabar y agradecer a Dios por todos los favores que le había concedido
hasta la fecha (comenzando con su padre David Hamélej) explicó que, siendo tan joven
se le dificultaría dirigir al pueblo de Israel como su rey. Rogó a Dios que le concediera un
corazón que escuchara y comprendiera a cada integrante del pueblo; tener la habilidad de
distinguir entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, pues ¿cómo podría juzgar
sin sabiduría? Fue entonces que Dios le confirió una inteligencia sin igual.

Es interesante que Shelomó Hamélej nombra al obsequio que pide de Dios como el vino
ya que, como mencionamos anteriormente, el vino representa el nivel más profundo del
entendimiento de la Torá y de la Voluntad Divina.
En el siguiente episodio, el Tanáj narra la famosa historia entre las dos mujeres que se
presentan ante Shelomó Hamélej con un juicio muy peculiar: traían consigo un bebé y ambas
afirmaban que era su hijo.

Recientemente las dos habían dado a luz y ambas dormían en la misma vivienda, una junto a
la otra y uno de los dos bebés había fallecido. Una de las mujeres comentó que la otra mujer
se había dormido cerca de su bebé y durante la noche lo sofocó al colocarse encima de su
cuerpo. Al darse cuenta de ello, cambió a los bebés sin que se diera cuenta. La otra mujer
refutaba todo y afirmaba que el bebé vivo era su hijo. Shelomó Hamélej con la sabiduría que
Dios le concedió después de su primer encuentro con Él, logró descubrir (¡con tan solo 12
años y, según algunas opiniones, con 20 años!) a la verdadera madre del bebé vivo.

Nuestros Sabios comentan que, tan pronto terminaron de hablar ambas mujeres, Shelomó
Hamélej se volteó hacia el Sanhedrín e indicó cuál era la mujer que decía la verdad y cuál
mentía. El Sanhedrín, al escuchar el veredicto de Shelomó Hamélej -aparentemente sin
fundamentos- no aceptaron su resolución. Fue entonces que Shelomó Hamélej ordenó partir
al bebé en dos, para que cada mujer recibiera medio cuerpo. Una de las mujeres estuvo de
acuerdo y la otra prefirió que le entregarán el bebé a la otra mujer y así salvar su vida. De
este modo Shelomó Hamélej demostró públicamente quién era la verdadera madre del bebé.
Esto quiere decir que la prueba de la espada con la que dividirían al bebé no fue para que
Shelomó Hamélej resolviera el caso, sino solamente para demostrar al Sanhedrín y a todos
los presentes que él tenía razón. No obstante, la pregunta es, ¿y él mismo cómo supo quién
era la verdadera madre del bebé vivo?

Nuestros Sabios explican que gracias a la sabiduría que Dios le había infundido, Shelomó
Hamélej dedujo del modo en que ambas mujeres se expresaron quién estaba mintiendo y
quién hablaba con la verdad.

Una de ellas dijo, “El muerto es suyo y el vivo es mío”, mientras que la otra mujer dijo, “El
vivo es mío y el muerto es suyo”. La mujer que decía la verdad anticipó al bebé vivo a causa
de defender lo que a ella le pertenecía. Ella expresó, “El bebé vivo es mío, el otro (es decir, lo
que resta) le pertenece”. La mujer que accidentalmente asfixió a su hijo mientras dormían, lo

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primero que percibió fue a su hijo sin vida. Por ello, inconscientemente mencionó lo sucedido
en orden cronológico: primero “El muerto es suyo” y posteriormente “y el vivo es mío”. Fue
así como Shelomó Hamélej comprendió quién tenía la razón.

Este es un modo de entender el Sod en los detalles de la vida y percatarse de ellos antes que
los demás se den cuenta y este don tú también lo puedes tener.

Tus ungüentos tienen olor agradable,


‫שׁמֶָך‬
ְ ‫ּתּורק‬
ַ ‫שׁמֶן‬
ֶ ,‫שׁ ָמנֶיָך טֹובִים‬
ְ ‫ל ְֵרי ַח‬

tu nombre es como ungüento purificado (1: 3)

Con esta expresión, la Campesina (el alma) llama al Pastor (Dios) como “Shemen Turak”,
ungüento purificado. El término Turak se deriva también del verbo Leharik, verter, haciendo
alusión al “aceite que se vierte”, es decir, así como el aceite es vertido de un recipiente a
otro, del mismo modo, los niveles espirituales se “vierten” para avanzar al siguiente nivel,
profundizando cada vez más, hasta alcanzar un único nivel reuniendo el contenido de todos
los recipientes anteriores en uno solo. Este último “recipiente” es único y solamente él puede
alcanzar el nivel más profundo.

En términos de la Cabalá, el alfabeto hebreo se compone de dos partes. La primera parte son
las letras que ascienden y la otra mitad son las letras que descienden. Las letras que ascienden
definen la senda que cada yehudí debe recorrer para acercarse a Dios, mientras que las letras
que descienden aluden el camino que Dios viaja para acercarse a nosotros.

La senda que debemos recorrer para acercarnos a Dios comienza con la letra “Alef” (que
suma uno), luego las letras “Bet”, “Guimel” y “Dálet” que suman dos, tres y cuatro,
respectivamente. Posteriormente, continúan las únicas cinco letras del alfabeto hebreo que
son finales, es decir, que se emplean únicamente cuando figuran al final de alguna palabra:
“Jaf Sofit”, “Mem Sofit”, “Nun Sofit”, “Fe Sofit” y Tzadik Sofit (que suman 500, 600, 700,
800 y 900, respectivamente), por último, la secuencia finaliza con la letra Álef Rabatí (la gran
Alef, que suma mil).

Por eso, cuando el versículo indica que Shelomó Hamélej ofreció mil sacrificios, insinúa que
además llevó a cabo todo el trayecto, paso a paso, para acercarse a Dios, elevándose hasta
alcanzar la Álef Rabatí. Fue así que mereció que Dios también “descendiera” a su encuentro
y se le presentó.
Es por eso que, con relación a Dios, el alma lo define como “el aceite que se vierte”, pues Él
está dispuesto a descender de un recipiente a otro hasta encontrarse con el alma, siempre y
cuando el alma haga también su recorrido para encontrarse con Dios.
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Por eso te aman las doncellas (1:3)
‫עַל ֵכּן ֲעלָמֹות ֲאהֵבּוָך‬

Recordemos que este diálogo lo expresa la Campesina en el palacio del rey sin siquiera haber
visto al Pastor, pues todavía no ha salido de ahí. Se deduce que la primera condición para
poder unirse con el Pastor es que en la Campesina se despierte el deseo de esa unión y el ansía
de verlo, abrazarlo y besarlo.
En el palacio real se encuentran diversos tipos de mujeres, desde la encargada de la limpieza
hasta la reina misma. Las doncellas, como las llama la Campesina, son las mujeres más
distinguidas dentro del palacio y cuidan el orden dentro de él; ellas entienden el amor de la
Campesina por el Pastor.

En sentido figurado, como mencionamos anteriormente, las doncellas representan a las


energías que tiene el cuerpo humano (la capacidad de pensar, el deseo, los sentimientos,
los impulsos y otros). Aquí, las distinguidas doncellas a las que hace alusión la Campesina
son las fuerzas más destacadas con las que cuenta el cuerpo humano, las que se conocen
como Jojmá, Biná y Dá’at (sabiduría, entendimiento y conocimiento). La sabiduría, el
entendimiento y el conocimiento anhelan el momento de comprender y presenciar a Dios, es
decir, el alma comprende que cuenta con estas fuerzas para cumplir su deseo; aunque al final
estas mismas fuerzas la limitarán para regresar a palacio.

Jálame, detrás de Ti correremos (1:4)


‫ ַאח ֲֶריָך נָּרּוצָה‬,‫ש ֵכנִי‬
ׁ ְ ‫ָמ‬

El alma entiende que, aunque desee el encuentro, necesita un “empujoncito” de parte


del Creador para lograrlo y a pesar del extraordinario deseo que la Campesina siente por
encontrarse con el Pastor, no descubre la forma de escabullirse del palacio y la ciudad donde
el rey la tiene cautiva. Por ello, pide ayuda del Pastor para salir a su encuentro. Le pide que
le arrojé una soga o algo similar para que sea el Pastor quien la jale fuera del palacio. Así, la
Campesina promete al Pastor que correrá detrás suyo.

Me introdujo el rey a sus habitaciones, nos regocijaremos y nos alegraremos en ti (1:4)


‫שׂ ְמחָה ָבּך‬
ְ ִ‫ נָגִילָה ְונ‬,‫ֱהבִיַאנִי ַה ֶ ּמלְֶך חֲדָ ָריו‬

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El rey, al ver el amor de la Campesina por el Pastor, intenta sobornarla con los placeres del
palacio, por lo tanto, la introduce en los maravillosos aposentos que tiene, llenos de lujo, y
que ofrecen placer y regocijo, todo para distraerla de sus deseos. De la misma manera nuestro
Yétzer Hará se ocupa de colmarnos de placeres mundanos, para lograr que nos olvidemos
de nuestro querido Dios. La Campesina expresa en este cántico que el rey no ha logrado su
propósito y cierto es que en el palacio real y en compañía del rey, aparentemente, no le falta
nada, sin embargo, el anhelo de la Campesina es regocijarse y alegrarse con el Pastor.

La diferencia entre Naguila, nos regocijaremos y Nismejá, nos alegraremos está en que
“Naguila” proviene del término “Guilá”, que significa “alegría momentánea”. “Nismejá”,
en cambio, se origina de la palabra “Simjá”, que significa “alegría que perdura”. Es por eso
que la Campesina expresa ambos sentimientos, ya que anhela un momento de alegría que se
convierta en una alegría permanente; un encuentro momentáneo con el Pastor que perdure
incluso después de haberlo dejado para regresar al palacio. El alma anhela un encuentro con
Dios que perdure incluso después de haber regresado a la vida cotidiana. Es decir, una guilá
tan excepcional que se convierta en una “Simjá”.

Enunciaremos tu amor más que el vino, con rectitud te amo (1:4)


‫ש ִׁרים ֲאהֵבּוָך‬
ָ ‫ מֵי‬,‫ּירה ד ֹדֶ יָך ִמ ּי ַי ִן‬
ָ ‫נַזְ ִכ‬

Cuando alguien está ebrio se olvida de todo. Parecería ser que nada importa durante esos
momentos. La Campesina desea que el encuentro con el Pastor sea tan maravilloso, que todo
lo que sucede a su alrededor pase por desapercibido, que se olvide de todo lo que tiene en
mente y se concentre sólo en su encuentro con el Pastor. Ya que la única forma de gozar en el
encuentro es logrando la desconexión y evitando la distracción.

Lo interesante es que la Campesina denomina su amor como “recto”, ¿qué significa eso?
Explican nuestros Sabios que, en la mayoría de los casos, la gente ama las cosas como medio
o como herramienta para conseguir algo más, pero no con un sentido recto del amor. Por
ejemplo, la gente ama la riqueza ya que por medio de ella consigue el respeto de la gente.
Significa que su amor a la riqueza es el medio, no el fin, por lo tanto no es un amor recto
y directo. Sin embargo, tampoco podríamos asumir que su amor al respeto de la gente es
genuino, ya que también ese amor lo siente para conseguir altos niveles en la sociedad, y así
sucesivamente sin llegar jamás a un amor genuino.

La Campesina certifica que su amor hacia el Pastor es sincero, pues ama al Pastor genuinamente
y no como medio para conseguir algo más. Metafóricamente, el alma expresa a Dios que lo
ama en esencia y no para conseguir su protección o más beneficios, simplemente porque lo
ama.
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Si somos sinceros con nosotros mismos, por lo general amamos “para que nos vaya bien”,
es decir, nuestro amor a Dios no es genuino, sino es sólo un medio para conseguir lo que
buscamos (sustento, alivio, salvación y otros). Por eso es admirable el amor que la Campesina
siente por el Pastor, siendo un nivel de conexión con Dios extremadamente alto. Además,
sumemos el hecho de que se encuentra dentro del palacio del rey, rodeada de todos los lujos
y placeres que pudiera anhelar y de la compañía del rey mismo, hecho que para la Campesina
no tiene valor comparado con el amor que siente por el Pastor.

Cierto es que la Campesina, en un momento dado, aceptó unirse con el rey, en un amor falso
para así recibir la distinción de llamarse doncella o para satisfacer sus deseos, pero no quiere
que el amor al Pastor sea de ese mismo “color”, por lo tanto, con Él ella quiere una relación
desinteresada, el encuentro por el encuentro, una cercanía por el solo hecho de estar cerca,
sin interés de por medio. Eso es Mesharim Ahevuja.

Es interesante reflexionar sobre cada amor que sentimos, si es falso o legítimo. Por ejemplo,
la frase “amo el pescado” es completamente absurda, pues si uno amara al pescado, debería
dejarlo vivo bajo el agua. La expresión correcta debería ser, “Me amo a mí mismo y, como
me gusta el pescado, lo consumo”. Podemos concluir que un amor así al pescado es un
amor falso, mientras que su amor por sí mismo es genuino y el pescado es el medio para
demostrarlo.

Reflexionemos cada vez que sentimos que amamos algo o a alguien si ese amor es recto
(genuino) o sólo es un medio (falso) para conseguir algo más. Incluso con Dios es válido tener
contacto, aunque sea por interés y rezar pidiéndole o donar para que nos vaya bien, pero de
vez en cuando, debemos logar una elevación personal y anhelar un encuentro desinteresado,
un amor verdadero.

Cuando logramos despertar el deseo de cercanía y estamos muy motivados, llega una voz interna, una voz que
corre por los pasillos del palacio y cuya misión es bajar la autoestima y nos dice:

“¿Acaso crees que el Pastor te querrá ver a ti con el costal de pecados que cargas?, Entonces, la Campesina/
alma comienza hacer un trabajo para levantar su autoestima y su valor propio.

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Negra soy y hermosa, hijas de Yerushalaim (1:5)
‫ש ָל ִם‬
ׁ ָ ‫ ְבּנֹות י ְרּו‬,‫ׁחֹורה ֲאנִי ְונָאוָה‬
ָ ‫ש‬ ְ

Mientras la Campesina suspiraba en sus anhelos por encontrarse con el Pastor, voltea a ver
a las doncellas y al ver sus miradas comprende que está perdiendo el tiempo. Puede ser que
esté perdidamente enamorada del Pastor, sin embargo, el Pastor probablemente ni siquiera
piensa en ella. Entonces, ¿para qué continuar ansiando algo que, de cualquier manera, no
funcionará?

En realidad, la intención de las doncellas es convencer a la Campesina que se quede con el


rey y olvide al Pastor, suponiendo que él no la espera. Para eso, las doncellas convencen
a la Campesina de que no es atractiva ni digna de ser amada. Le hacen ver que su piel es
oscura por la suciedad que ha acumulado, debido a los pecados que cometió, y que el Pastor,
difícilmente se enamoraría de alguien así.

La Campesina responde a las doncellas que, pese a lo maltratado de su piel, no es su color


natural. En realidad, su piel es blanca, solo que el sol la bronceó y es por eso que luce así.
Metafóricamente, el alma responde a las energías del cuerpo humano (que no le permiten
salir para encontrarse con Dios), que es poco atractiva en cuerpo, pero bella en alma. Es decir,
aunque pudimos pecar, fallar, no cumplir lo debido, etc., debemos saber que la esencia de
nuestra alma siempre se mantuvo pura y mientras la voz interna del rey nos hace ver nuestro
lado negativo, para convencernos que el Pastor nos rechaza, la misión de la Campesina es
levantarse el ánimo y ver su lado bello y positivo, y saber que justamente eso es lo que el
Pastor ve.

En la vida real, esta escena se repite una y otra vez. Por ejemplo, cuando un buen amigo
procura convencernos de acercarnos a Dios, nos comenta lo ideal y agradable que es un
modo de vida cerca de Dios y que podríamos alcanzar incluso niveles espirituales altos. El
primer pensamiento que acosa nuestras mentes es, “¡Si me conociera!”. Las energías del
cuerpo le indican al alma que no es candidato para semejante acercamiento, demostrándole
que es “oscura y poco atractiva”, pecadora, viciosa y corrupta. Le recuerda en un instante
todas las faltas que ha cometido, especialmente las recientes, desmoralizándola, hasta que se
convence de lo “mal que está” y abandona el deseo de apegarse a Dios. Debemos reconocer
que una de las tareas más difíciles como seres humanos es definir quién está hablando dentro
de nosotros. En ocasiones somos nosotros mismos y en ocasiones una voz interna intenta
persuadirnos a tomar decisiones que, pensándolo bien nunca hubiésemos tomado.

Tal es el caso cuando se nos invita a acercarnos a Dios. El alma sabe que es bella y que lo
puede lograr, pero las energías del cuerpo le demuestran lo contrario, exhibiendo lo oscura
que es como consecuencia de sus pecados.

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uestros Sabios comentan que, en un principio, cuando Dios creó al Universo, el Hombre y el
Instinto del Mal estaban completamente separados. Eran dos entes que luchaban y discutían
hasta decidir si hacer lo correcto o lo incorrecto.

La ventaja era que siempre estaba bien definido quién era el bueno y quién era el malo.

Sin embargo, cuando Adam Harishón consumió del fruto prohibido, mismo que provenía
del Árbol de la Sabiduría, el Instinto del Mal se infiltró en su ser, de modo que ya no le era
posible distinguir quién le hablaba en su interior y la confrontación se elevó inmensamente.
Ya no podía saber a quién debía hacerle caso.

Así es la situación dentro de cada uno de nosotros en la vida diaria. Antes podíamos decir con
certeza, “yo digo” o “tú dices”. Ahora, ambos diálogos se han convertido en “yo digo”, sin
importar lo que se exprese. Rara vez podemos discernir e identificar cuando queremos hacer
lo incorrecto si es uno el que lo busca, o “alguien más” que está dentro de su propio cuerpo.
No obstante, existen casos en los que, sin lugar a dudas, sabemos que es el Instinto del Mal
el que está hablando: cuando nos intenta convencer de que no somos dignos, aptos o lo
suficientemente íntegros para acercarnos a Dios. Expresiones como, “Esto no es para ti”,
“No naciste para esto”, “Es demasiado tarde para comenzar” y similares, definitivamente no
provienen de nuestro verdadero “yo”.

Es ejemplar el modo en que la Campesina aborda la desaprobación de las doncellas. En lugar


de ceder y convencerse de que no es digna de estar con el Pastor, acepta sus faltas, admite que
es oscura y poco atractiva, pero es sólo su exterior y generado por factores externos. Pero con
una buena “ducha, jabón y shampoo”, Teshubá y arrepentimiento, ella regresará a ser bella,
guapa y blanca y el Pastor la amará sin lugar a dudas. Es así como la Campesina se alienta a
sí misma y no se rinde.

Un ejemplo práctico para comprender mejor este concepto sería el caso de un costoso
diamante que se ensució con tierra. El diamante no se deteriora ni reduce su valor. Éste sería
el perfecto caso de “negra soy y hermosa”, ya que el diamante sigue siendo diamante sólo
será necesario limpiarlo para que reluzca de nuevo.

Como las tiendas de Kedar, como las cortinas de Shelomó (1:5)


‫שֹׁלמ ֹה‬
ְ ‫ּיריעֹות‬
ִ ‫ְכָּא ֳהלֵי קֵדָ ר ִכ‬

La Campesina se compara con las tiendas de campaña que Shelomó extendía en el patio real.

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Dichas carpas, después de un tiempo bajo el sol, cambiaban de color y se cubrían de tierra. Sin
embargo, no las desechaban. Simplemente se lavaban debidamente y se utilizaban de nuevo.
Del mismo modo, afirma la Campesina, sólo tendrá que hacer introspección, arrepentirse
de su pasado, mejorar en el futuro, estudiar Torá y cumplir las Mitzvot como Dios espera.
Automáticamente quedará blanca y bella como siempre lo fue y el Pastor la buscará sin lugar
a dudas. ¿Por qué, entonces, perder las esperanzas de encontrarse con él?

‫ ְ ּבנֵי ִא ִמּי נִחֲרּו בִי‬,‫שּׁמֶׁש‬


ָ ‫שּׁזָפַתְ נִי ַה‬
ְ ׁ‫ש‬
ֶ ,‫שח ְַרח ֶֹרת‬
ׁ ְ ‫שׁ ֲאנִי‬
ֶ ‫ַאל תִ ְּר ֻאנִי‬,

No me vean que soy negra, porque el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre
‫ש ִלּי ֹלא נָט ְָרתִ ּי‬ ׁ ֶ ‫ ַכ ְּרמִי‬,‫שׂ ֻמנִי נֹט ֵָרה אֶת ַה ְכ ָּרמִים‬
ָ

se enojaron conmigo, me pusieron a guardar las viñas, y mi propia viña no guardé (1: 6)

Como vimos anteriormente, la Cabalá interpreta el significado de algunos términos de la


vida de Abraham Avinu, consiguiendo así un mensaje diferente. El resultado final es una
percepción diferente de lo que parecería ser la vida de Abraham Avinu, reemplazándola por
el viaje de nuestra alma a este mundo y las dificultades que debe superar.

Es interesante mencionar que el alma llama a Lot y a Sará “Bené Imí”, los hijos de mi madre,
siendo que todos provienen del Cielo, son como medios hermanos. Al respecto se lamenta el
alma indicando que son ellos (el cuerpo y el Instinto del Mal) los que pretenden destruirla, ya
que la obligan a cuidar sus viñas (del cuerpo y del Instinto del Mal) y desatender su propia
viña. En el sentido metafórico, el alma desatiende la Torá y las Mitzvot por atender a su
cuerpo y las ambiciones del Instinto del Mal.

Con relación a la Campesina, sería el equivalente a que el rey le hubiese encargado maquillar
y ataviar a las doncellas del palacio, y a ella no le quedara tiempo para maquillarse a sí
misma. Es por eso, explica la Campesina, que no es bella. No obstante, tan pronto se ocupe
de su arreglo personal, conseguirá embellecerse y el Pastor indudablemente la amará tanto
como ella lo ama a él.

En síntesis, este episodio proyecta el momento en que la persona experimenta un diálogo


interno para definir si es digna de acercarse a Dios o desistir suponiendo que jamás logrará
“embellecerse”. Éste, podría llamarse, el primer intento empleado para que la persona no se
acerque a Dios: creer que no es apta, que no es meritoria o simplemente que no puede.

La Torá describe cuando Javá es seducida por la serpiente y decide consumir del fruto
prohibido. Según algunas explicaciones, como la del gran comentarista Sforno, jamás hubo
una serpiente ni tampoco un diálogo para convencer a Javá. Lo que en realidad sucedió es que

83
Javá discutía con su “serpiente interior” respecto a si comer o no del fruto prohibido. La Torá
lo narra de este modo para que lo podamos percibir como un diálogo entre dos personajes,
con el propósito de tomar la lección de que lo mismo que le sucedió a Javá en aquel entonces,
le sucede a cada ser humano todos los días de su vida (cabe mencionar que esta explicación
difiere con la que mencionamos anteriormente, que el Instinto del Mal era externo y que se
introdujo en la persona tras consumir del fruto prohibido).

Hasta ahora podríamos concluir que cada uno de nosotros debe vivir como si estuviera preso
dentro de un palacio, lleno de lujos y escoltado por el rey (el Instinto del Mal), quien no le
permite escapar para acercarse a Dios. Además, cuenta con abundantes doncellas (energías
del cuerpo) que lo convencen cada día de que no es apto para semejante acercamiento.

Esto es lo que nos enseña Shelomó Hamélej en estos seis primeros versículos de Shir
Hashirim para acercarnos a Dios: conoce las barreras a las que te enfrentas al comienzo de tu
camino para unirte a Dios. Deberás eludir al rey, a sus doncellas y encontrar el modo de salir
de palacio, y eso lleva tiempo, pero es posible.

El segundo paso para lograr tener cercanía con Dios es reconocer que puedes lograrlo, que
gozas de un alma muy bella. Es cierto que está un poco sucia a causa de las faltas, sin
embargo, ninguna falta es imposible de limpiar. Todas las manchas que haya recibido el
diamante pueden limpiarse y el diamante seguirá siendo tan bello como siempre lo fue.
En tercer lugar, hay que recordar que la labor de las doncellas es hacerle creer al alma que,
por mucho que se esmere, Dios no la estará esperando y todo su esfuerzo que haga será en
vano. Hacerle creer que el Pastor ni siquiera piensa en ella y si la ve, incluso podría pasar
desapercibida. Por ello, la labor de la Campesina es recordarse una y otra vez que el Pastor
la ama, tanto como ella a él.

Esto lo repetimos todos los días durante el rezo de Shajrit con las palabras “Ahavat Olam
Ahavtanu”, un amor eterno nos has amado, es decir, un amor imposible de extinguir, sin
importar lo que suceda.

Este último paso es, probablemente, el más importante de todos. Sólo quien está consciente
de que lo están esperando con amor, se anima a salir para ser recibido. Sólo el que reconoce
que Dios lo está esperando en el Bet Hakenéset anhelando sus rezos, espera el momento en
que pueda cerrar el negocio e ir a Su encuentro. En cambio, el que sabe que Dios está en el
Bet Hakenéset, pero no necesariamente porque lo está esperando, y más aún si llega a pensar
que es rechazado por el Creador, difícilmente tendrá la buena voluntad de ir al Bet Hakenéset
para rezar con gusto.

Cuando la persona supone que sus rezos no son escuchados o bien recibidos ya sea por su
bajo nivel espiritual, por su mala pronunciación del rezo, o por el estilo de vida que lleva, no
tiene ganas de ir a rezar y si por algún motivo va y no se concentra debidamente, sólo espera

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el momento de terminar. Por otro lado, quien sabe que Dios está en el campo, con los brazos
abiertos, deseando que logres esquivar a los guardianes del palacio y correr hacia Él, va al
templo y reza sintiendo que Dios está ansioso por escucharlo y se esmera en cada palabra que
expresa con fe.

Pero ¿dónde se halla el Pastor? Debido a que está en un campo extenso y distante, nos preguntamos, ¿en cuál
de todos los caminos lo encuentro? Ya que cabe la posibilidad que buscarlo en lugares equivocados o tomar
atajos que no lleven a ningún lugar, la Campesina pide su ubicación y un mapa que la guíe hacia Él.

Dime, Amado de mi alma, ¿en dónde pastoreas?


‫ אֵיכָה תַ ְּר ִבּיץ ַ ּב ָצּה ֳָרי ִם‬,‫ אֵיכָה תִ ְרעֶה‬,‫שׁי‬
ִ ‫שָׁא ֲהבָה נַ ְפ‬
ֶ ,‫ַהגִּידָ ה ִלּי‬

¿En dónde descansas (tu rebaño) al mediodía? (1:7)

Literalmente en este versículo la Campesina envía un mensaje al Pastor para conocer su


ubicación y así encontrar la manera de reunirse con él. A primera vista, parecería que la
Campesina formula la misma pregunta dos veces (¿En dónde pastoreas? y ¿En dónde
descansas a tu rebaño al mediodía?). Sin embargo, existe una sutil diferencia entre estas
dos preguntas. El verbo “pastorear” es llevar el rebaño de un lugar a otro. En cambio, la
acción de “descansar al rebaño” se refiere al momento en que el Pastor decide detenerse y
permitir que el rebaño se mueva libremente dentro de un perímetro, sin guiarlo. En resumen,
la Campesina pregunta al Pastor en dónde puede encontrarlo, ¿mientras pastorea al rebaño o
cuando descansa?

Nuestros Sabios explican que estos términos hacen alusión a las dos formas en que Dios
supervisa y maneja al mundo. El primero se le conoce como “Hashgajá Kelalit”, supervisión
general y consiste en que Dios permite que el mundo este regido por las leyes de la naturaleza,
sin intervenir. La otra forma se le conoce como “Hashgajá Peratit”, supervisión particular,
que es cuando Dios controla de manera individual y específica, incluso llegando a romper las
reglas de la naturaleza, si es necesario.

La Hashgajá Kelalit se representa cuando el Pastor detiene su rebaño y le permite andar libre
en su cercanía, sin intervenir. La Hashgajá Peratit, en cambio, se representa en el momento
en que el Pastor conduce al rebaño, observa cada oveja, y la orienta en cada paso que da para
que haga exactamente lo que el Pastor espera.

Interpretando el Shir Hashirim, el alma pregunta a Dios si le es posible encontrarlo sólo


cuando se conduce con el mundo bajo la Hashgajá Peratit, o también lo puede hallar cuando
el mundo esta regido en forma de Hashgajá Kelalit. Es como si preguntara: ¿te encuentro en
la naturaleza o en los milagros?
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Un ejemplo conocido en el que la Hashgajá Peratit se reveló a un nivel muy alto y
reconocimos a Dios manifiestamente, fue el momento en que el pueblo de Israel cruzó el Mar
Rojo y testimonió cómo las leyes de la naturaleza se rompieron y apreciaron a Dios Mismo.
Llegaron a un nivel que pudieron señalarlo y exclamar, “¡Éste es mi Dios y lo embelleceré!”.
Así también durante los 40 años que Dios nos encaminó por el desierto hasta entrar a la
tierra prometida, diariamente observábamos cómo todas las leyes de la naturaleza eran
quebrantadas. En ambos ejemplos Dios nos “Pastoreó”, nos llevó de la mano durante todo el
camino y lo apreciamos en cada momento.

Sin embargo, en Purim también tuvimos un milagro de salvación, pero este milagro Dios lo
manejó por medio de la naturaleza. Fue muy normal y natural que el rey se emborrachara, que
pidiera algo ilógico a la reina, que ella lo rechazara, que el rey se enojara y la ejecutara, que
el rey buscara una nueva reina, que esta fuera judía, que un malvado nos odiara y decretara
contra nosotros y la reina judía lo cancelara. Este tipo de manejo del mundo se conoce como
Hashgajá Kelalit.

Por lo tanto, la Campesina/alma pregunta: ¿Dónde encuentro a Dios y cuando puedo unirme
a Él? ¿En la vida diaria, en la casa, en el negocio, en las vacaciones o cuando viva un milagro
repentino, una salvación especial, una manifestación divina? Cuando los versículos nombran
a Dios bajo el término Elo-kim indican que se revela mediante el sistema de Hashgajá Kelalit,
permitiendo que el mundo “descanse” bajo las leyes de la naturaleza. Por otro lado, cuando es
nombrado bajo el término de Ado-nay, es cuando se manifiesta a modo de Hashgajá Peratit,
cuando nos “pastorea” rompiendo las leyes de la naturaleza. Por lo tanto, la pregunta de la
Campesina es:

¿Qué escribo en el “Waze”, Elo-kim o Ado-nay; Pésaj o Purim?

¿Por qué he de ser como la que se cubre con un velo junto


‫ עַל עֶדְ ֵרי ֲחב ֵֶריָך‬,‫ש ָלּמָה ֶא ְהי ֶה ְכּע ֹ ְטי ָה‬
ַׁ

a los rebaños de tus compañeros?” (1:7)

Es decir: ¿por qué estaré cubierta, sin poder ver el panorama, confusa y equivocada al buscarte
y encontrando en mi búsqueda otros rebaños y pastores y no a Ti? Mucha gente en el mundo
está en busca de “energía”, de “sentir su entorno”, de paz mental y trata de conseguirlo a
través de sectas y movimientos espirituales diversos. A estas energías, el Shir Hashirim las
llama amigos del Pastor (o “los rebaños de tus compañeros”). La Campesina, en esta ocasión,
comenta al Pastor que lo está buscando a él y sólo a él. Sin embargo, los amigos del Pastor
parecen ofrecer lo mismo que él tiene y, entre tanta confusión, le ruega por algún indicio
para no caer en manos de otros. En forma similar el alma se confunde entre la diversidad de

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energías, fuerzas y conceptos en el mundo que parecen ofrecer lo mismo que podría recibir si
se acercara a Dios. Sin embargo, está consciente de que no son esas energías lo que realmente
busca sino sólo a Él.

Por eso le ruega que le ilumine el camino para no desviarse en el servicio de otros dioses
que parecerían prometer lo mismo y para permanecer firme en su fe en Dios. Dicho de otro
modo, evitar “pastorear en campos ajenos junto a los rebaños de tus compañeros” para sentir
un desprendimiento y vivir una conexión con el “más allá. No obstante, la Campesina insiste
en buscar al Pastor y a nadie más.

Hasta ahora el diálogo se concentró únicamente en la Campesina. En el siguiente versículo el Pastor comienza
a hablar respondiendo la Campesina dónde podrá encontrarlo. Metafóricamente, Dios nos revela el camino a
seguir para acercarnos a Él.

Si no lo sabes, la más hermosa entre las mujeres: sal tras los pasos del rebaño
‫ש ְכּנֹות הָרֹעִים‬
ׁ ְ ‫ּורעִי אֶת גְּדִ י ֹּתַ י ְִך עַל ִמ‬
ְ ,‫ ְצאִי לְָך ְבּ ִע ְקבֵי הַצ ֹּאן‬:‫שׁים‬
ִ ָּ‫אִם ֹלא תֵ דְ עִי לְָך ַהיּ ָפָה ַ ּבנ‬

y pastorea a tus cabritos junto a las moradas de los pastores (1: 8)

Lo primero que el Pastor afirma a la Campesina es que de entre todas las doncellas del palacio
del rey, ella es la más hermosa. Es ahora el Pastor quien declara su amor a la Campesina y le
hace saber que él también la busca, pues la considera la mujer más bella. Metafóricamente,
Dios considera importante que la persona sepa que su alma es lo más bello que tiene y
que Él también está interesado en encontrarse, así como el alma lo anhela. No importa sus
aptitudes, dones, posición económica, social o política. Tampoco importa su fuerza, atractivo
o inteligencia. Siempre, para Dios, lo más bello del ser humano es su alma y su pureza. Es
como si Hashem dice: “no importa Mi conducta o Mi Nombre, tanto en Hashgajá Kelalit o
Pratit, Hashem o Elo-kim, Pésaj o Purim, siempre me puedes encontrar, sólo que debes de
saber dos cosas importantes para que logres encontrarme”.

Primero, no intentes buscar al Pastor directamente, sólo deberá seguir las huellas que dejó
su rebaño. Al principio, sólo podrás vislumbrar las huellas. Con el tiempo alcanzarás a las
últimas ovejas del rebaño del Pastor hasta que, finalmente, encuentres al Pastor frente a su
rebaño.

Algunas personas, cuando comienzan a rezar, pretenden encontrar a Dios cuando abren su
libro de rezos. Suponen que experimentarán el encuentro perfecto con Dios al momento de
mencionar la primera palabra de rezo o que podrán profetizar. Grande es su desilusión cuando
esto no sucede y no están conscientes de que su error es buscar directamente a Dios estando

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inicialmente tan alejados. No es posible brincarse el largo camino que debemos recorrer para
alcanzar niveles espirituales más elevados. De hecho, no es posible saltarse ni un solo nivel
de los que se deben superar para conseguirlo. Es preciso trabajar y esmerarse hasta lograrlo.
Para esto, la persona debe seguir las huellas de nuestros Sabios y andar por ese camino
sin desviarse. Leer, aprender mucho y llevarlo a la práctica. Leyes, ética, moral y demás
conceptos que nuestros Sabios dejaron como un legado para las siguientes generaciones, esas
son sus “huellas”. Apegarse a los eruditos de la Torá para saber cómo conducirse, ellos son
“las ultimas ovejas”. Sólo así podrá subir de un nivel a otro, hasta encontrar a las últimas
ovejas del rebaño, seguirlas y finalmente encontrar a Dios.

¿Por qué debe ser éste el primer paso para buscar al Pastor? Para que la persona esté consciente
de que no es un camino fácil. De hecho, está lleno de dificultades que pueden terminar en
frustraciones, si no está dispuesto a enfrentarlas. Si fuera fácil, ya todos lo hubieran logrado.
Es infantil suponer que, por sólo intentarlo, llegará rápidamente a un jardín de rosas. Sin
lugar a dudas, es todo un reto.

Todos entendemos que no se conquista el Everest de la noche a la mañana. Se requiere


que leamos las historias y experiencias de quienes lo lograron antes, además de un gran
entrenamiento físico y mental, tener el mejor equipo y apoyarse en compañeros experimentados
y sobre todo tener mucha paciencia y fuerza de voluntad ante el desafiante clima. Quien siga
estos pasos lo logrará.
La segunda condición, comenta el Pastor, consiste en convertirse en la Pastora del propio
rebaño y no pretender ser una oveja más: tener autocontrol y no permitir ser manipulado.

Expliquemos un poco más este concepto. Para poder “desconectarse” de uno mismo y
conseguir una conexión espiritual, lo primero es poder controlar nuestra mente y dominar la
imaginación. También, poder controlar nuestros deseos, impulsos y reacciones. Podríamos
llamarlo “ser tu propio Pastor” y no ser “el borrego” de otros. Para poder encontrar al Pastor,
es necesario primero ser nuestro propio Pastor (lograr autodominio).

Todos los preceptos exigen autodominio, sin excepción. Cuando un alimento apetitoso es
prohibido, se precisa de autodominio para controlar el deseo de querer comerlo. Lo mismo
sucede con el deseo de ver lo que no se permite o escuchar lo que no se debe. Todo esto es
“ser Pastor de uno mismo”.

En resumen: para poder unirse a Dios se debe comenzar por ubicar el camino a seguir (las
huellas de Su rebaño) y de lograr autocontrol. Continuemos con el ejemplo del quien está
dispuesto a rezar, pero esta vez de modo práctico para conseguir resultados favorables.

Aplicando la primera regla, no deberá buscar a Dios desde un principio ni esperar sentir
que se une con Él mientras reza, sino que debe comenzar desde el principio del camino,
estudiando y esmerándose, comprender la traducción del rezo, incrementar la comprensión

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de más párrafos del rezo, extender sus conocimientos del rezo y profundizar en ellos, así
como profundizar en el concepto de Shabat o de cualquier estudio de Torá que son puentes
para el encuentro con el Creador, además de apegarse a personas espirituales y sabias, que lo
orienten y guíen.

Aplicando la segunda regla, no permitir que lo que sucede a su alrededor lo desvíe de su


objetivo, consiguiendo de esta manera pasar al segundo reto: el autocontrol (este tema se
puede consultar ampliamente en mi libro El Control de la Vida).

El Talmud comenta (Sucá 28a) que cuando Rab Jonatán Ben Uziel estudiaba Torá las aves
que pasaban por encima se quemaban. Cabe preguntar, ¿es meritorio quemar aves inocentes
como resultado de la santidad de su estudio? ¿No sería mayor elogio que las aves enfermas
se curaran a causa de su estudio, en lugar de morir incineradas?

La respuesta es que es una metáfora ya que las aves a las que el Talmud se refiere son las ideas
superficiales que entran en la cabeza de la persona. Son los inoportunos “pajaritos que pasan
por la cabeza” y que no permiten concentrarse debidamente durante el rezo o el estudio.
La grandeza del Rab Jonatán Ben Uziel es que cuando se sentaba a estudiar o rezar, ningún
“pajarito” que le pasaba por la cabeza podía confundirlo o distraerlo de su estudio, pues lo
“quemaba” en el preciso momento en que pasaba. En una palabra: autocontrol.

Aprendamos de Rab Jonatán Ben Uziel a controlar nuestro rebaño y en el momento que
percibamos que el lobo se acerca, alejarlo de inmediato, especialmente mientras rezamos
o estudiamos Torá. A eso se refiere el versículo anterior cuando advierte “y pastorea a tus
cabritos junto a las moradas de los pastores”, es decir, que aunque los demás pastores no
estén de acuerdo con la forma en que pastoreas a tu rebaño, de todos modos hazlo y no te
dejes llevar por el comportamiento o las ideas de los demás, mostrando de esta forma un
perfecto autocontrol.

Es por eso que el versículo emplea el término “Al mishkenot haro’im/ sobre las moradas de
los pastores”, pues precisamente el resultado esperado es que la Campesina guíe a su rebaño
“por encima” de los demás pastores y no junto a ellos, tratando de imitarlos.

Es importante tener en cuenta que el Shir Hashirim exige mucho más de lo que esperábamos,
sin embargo, también promete resultados más allá de lo que cualquiera podría esperar.
Recordemos que se pueden conseguir joyas de fantasía en cualquier lado y a un precio
bastante accesible. No obstante, los diamantes autenticos son difíciles de conseguir y son
bastante caros. Por eso son diamantes.

Los niveles que exige el Shir Hashirim son, sin lugar a dudas, diamantes.

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A mi caballo en el carruaje del Faraón te comparé, amada mía (1:9)
‫ ַר ְעי ָתִ י‬,‫ְל ֻססָתִ י ְב ִּר ְכבֵי פ ְַרע ֹה דִ ּ ִמּיתִ יְך‬

¿De cuántos caballos consta el ejército de un imperio tan extenso como el de Egipto de aquel
entonces? Sin lugar a dudas un numero muy grande, especialmente cuando salen a la guerra
y cada uno viaja a su ritmo. Claro está que un caballo más o un caballo menos no hará gran
diferencia en el número total. Sin embargo, existe un solo corcel diferente a todos los demás:
el que lleva en su lomo al rey.

Esto es lo que Dios afirma al alma. Por un lado, podría caracterizarse como una parte más
de nosotros. Después de todo, cada uno tiene alma, cabeza, entusiasmo, raciocinio, dinero
y muchos otros elementos que, entre todos juntos, nos caracterizan y dan forma a nuestras
vidas. Al respecto, Dios expresa al alma que es lamentable, ya que en realidad es muy especial
para Él y no tiene comparación con todos los demás elementos. Simplemente, es única.
En la narración del Shir Hashirim, el Pastor comenta a la Campesina que es triste percibir que
ella sea una mujer más dentro del palacio, ya que para él, ella es la única mujer en su vida.
Recordemos que en el Shir Hashirim en varias ocasiones se repiten enunciados que ayudan
a reforzar la unión que el Pastor y la Campesina sienten, siendo esta frase una de ellas. Se
asemeja a las frases que el marido expresa a su mujer y viceversa con el propósito de animar
la relación que tienen, “¡Eres la única mujer en mi vida!”, pese a existir infinidad de mujeres
en el mundo.

El motivo por el que el Pastor compara a la Campesina con el caballo que monta el Faraón
es porque en versículos anteriores (1:8) el Pastor indicó a su amada convertirse en Pastora,
pues sólo así podría encontrarlo. Para comprender mejor este concepto, nos remitiremos
al Midrásh que explica cómo fue que los egipcios se atrevieron a introducirse al Mar Rojo
cuando Dios lo dividió para salvar al pueblo de Israel.

El Midrásh revela que, en realidad, cuando el Faraón y los egipcios presenciaron la división
del mar se detuvieron a sus orillas ya que comprendieron que, si se metían, ya no saldrían.
Evidentemente Dios había divido el mar para salvar a Su pueblo, de modo que sería ridículo
suponer que les permitiría continuar su camino saliendo por el otro lado. El problema estaba
en que estas conclusiones las habían advertido los jinetes, pero, en esta persecución, los
caballos llevaban el mando. Es decir, los caballos llevaban las riendas y los jinetes se sometían
a lo que sus caballos decidieran hacer. Así fue que el caballo del Faraón decidió continuar la
persecución y todo su ejército lo siguió, comprobando que sus conclusiones eran correctas.

Dicho sea de paso, no conviene permitir que un caballo decida nuestro destino…

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Regresando al Shir Hashirim, el Pastor le pide a la Campesina que sea Pastora, pero no como
cualquier Pastora, sino como el caballo que el Faraón montaba, el que tomaba las decisiones
y guiaba a todos los demás.

Metafóricamente, el rey es el Instinto del Mal y siempre intenta persuadir al alma para
orientarla a lugares desfavorables. Por ello, Dios pide al alma que se comporte como el
caballo del Faraón, quien tomó las riendas y dirigió a todo el ejército a donde más convenía,
sin darle la más mínima importancia a su jinete, aunque fuese el rey.

En un sentido más profundo, el Faraón comprendió que si continuaba avanzando terminaría


muerto. Sin embargo, su caballo no razonó así y decidió avanzar en dirección al mar. En
forma similar Dios le pide al alma que, incluso cuando el Instinto del Mal le presente un
razonamiento perfecto y evidente, no lo considere, sino que tome sus propias decisiones y
siga adelante sin escuchar lo que el Instinto del Mal aconseja.

Según esta explicación podemos relacionar directamente el versículo en el que el Pastor


indica a la Campesina “pastorea a tus cabritos junto a las moradas de los pastores” (1:8) con
este versículo, en el que la compara con el caballo del Faraón, pues uno complementa al otro.
Es decir, le pide que Pastoree a su rebaño con disciplina y sin permitir que el comportamiento
de los demás pastores afecte sus decisiones, precisamente porque el Pastor la considera como
el caballo del Faraón, que toma sus propias decisiones sin considerar lo que opine su jinete,
aunque sea el rey.

Eres bella con tus adornos, tu cuello con collares; collar de oro se te hará,
‫ עִם נְקֻּדֹות ַה ָכּסֶף‬,‫שׂה ָלְּך‬
ֶ ‫ּתֹורי זָהָב נַ ֲע‬
ֵ ‫ּארְך ַ ּבחֲרּוזִים‬
ֵ ‫ ַצ ָו‬,‫נָאוּו ְל ָחיַי ְִך ַבּת ִֹּרים‬

con incrustaciones de la plata (1, 10:11)

En este versículo el Pastor revela a la Campesina cuál será su retribución si consigue dirigirse
por la senda correcta hasta encontrarlo. En la narración ficticia, el Pastor promete agraciar a la
Campesina con finas joyas para embellecerla aún más. Sin embargo, ella debe buscarlo hasta
encontrarlo, pues el Pastor en ningún momento ofreció ir a su encuentro ni enviar a alguien
para que la trajera. Las joyas están con el Pastor y él sólo aguardará a que la Campesina se
presente para entregarle todas esas joyas, como recompensa a su esfuerzo.

Así es como Dios dice al alma, “Tengo como adornarte, puedo elevarte a niveles espirituales
y hacerte brillar inmensamente, pero debes venir a Mí para conseguirlo. Ven con tu medalla
de plata y Yo te la bañare en oro”. Por ello, cada vez que el alma evita al cuerpo y sus deseos,
cada vez que no obedece a lo que su Instinto del Mal le indica hacer, se acerca más a Dios y
brilla más, consiguiendo cada vez un nivel espiritual más elevado.
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Cabe resaltar que el Pastor no promete adornar a la Campesina con joyas incrustadas con
plata, sino “con incrustaciones de la plata”. Es decir, ella traerá consigo ya un nivel de plata,
el cual será elevado al nivel oro.

Es decir, el alma ya cuenta con sus propios méritos incluso antes de bajar a este mundo y ser
introducida en un cuerpo. No obstante, es enviada a este mundo precisamente para buscar oro
puro (en su acercamiento a Dios) e incrustar en él sus propios méritos. Dicho de otro modo,
el Pastor le dice a la Campesina que todo el amor que le tiene a el desde el palacio y todo el
anhelo, fidelidad y devoción que obtiene a pesar de estar en el palacio bajo el dominio del
rey son valiosos, pero aun así se llaman joyas de plata. Sin embargo, cada vez que alcance
una elevación espiritual y salga a una meditación y conexión con el Creador, se elevará y
adornará su alma con joyas de oro.

La Campesina, al entender la exigencias del Pastor, le responde diciendo: “Sí tengo collares de plata,
si te recuerdo incluso en los placenteros banquetes del palacio, siempre deseando dejar todo y salir a verte“

Mientras el rey está en su festejo, mi nardo emanó su fragancia;


‫שׁדַ י יָלִין‬
ָ ‫ ֵבּין‬,‫ נ ְִרדִ ּי נָתַ ן ֵריחֹו צְרֹור הַמ ֹּר ּדֹודִ י לִי‬,‫שׁ ַה ֶ ּמלְֶך ִבּ ְמסִּבֹו‬
ֶ ‫עַד‬

manojo de mirra es mi Amado para mí, entre mi pecho estará (1, 12:13)

Ahora es turno de la Campesina responder al Pastor. En la época que Shelomó Hamélej


gobernaba, las mujeres llevaban colgando de su cuello una pequeña bolsa rellena de plantas
aromáticas, la cual descansaba en su pecho y de donde emanaba un aroma agradable.

La Campesina, encantada y entusiasmada por encontrarse con el Pastor, le comenta que


incluso cuando se encuentra en compañía del rey en su palacio festejando, rodeada de
manjares, música y todo lo que puede desear, sólo piensa en el Pastor y en el momento de
llegar a verlo. Por ello, descubre la bolsa aromática que el Pastor le regaló tiempo atrás e
inhala su complaciente fragancia, para tener presente a su Amado.

Debemos destacar que este nivel es muy meritorio por sí mismo. Si el rey no atendiera
debidamente a la Campesina, de todos modos, sería admirable que prefiriera estar con el
Pastor, con más razón si el rey la trata como una reina. Más aún si durante el festejo donde
lo tiene todo, sólo piensa en su querido Pastor y su único deseo es encontrarse con él, incluso
inhalando la fragancia que lleva consigo que él le regaló, y haciendo de lado lo que le rodea,
es un gran nivel.

Así es como el alma responde a Dios que pese a tener todos los lujos y cubrir todos sus deseos
en este mundo, preferiría abandonarlo todo y estar cerca de Él. Además, este pensamiento
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lo tiene incluso al tiempo en el que sus deseos están siendo cumplidos y disfruta lo que este
mundo puede ofrecerle. Del mismo modo, el alma recuerda a Dios en todo momento y le
afirma que incluso cuando goza de este mundo y sus placeres, jamás se olvida de Él y del
momento en que finalmente lo encontrará para unirse y abandonar el palacio mundano que
la aprisiona lejos de Él.

Es fácil buscar a Dios cuando las cosas no van bien. Es común ver gente que se acerca a
Dios como consecuencia de alguna catástrofe -¡Dios nos libre!-. Sin embargo, recordar a
Dios durante un viaje placentero o en medio de un banquete digno de reyes, sólo pocos
pueden hacerlo. En la vida práctica: durante una plácida tarde viendo un partido de fútbol y
levantarse para buscar un Minián para rezar, equivale a sacar la fragancia que nos recuerda a
Dios, esas son palabras mayores...

“Mi Amado es para mí como un racimo de perfume, en los viñedos de ‘En Guedi (1: 14)
‫ ְ ּבכ ְַרמֵי עֵין גֶּדִ י‬,‫שׁכ ֹּל הַכֹּפֶר ּדֹודִ י לִי‬
ְ ‫ֶא‬

En el versículo anterior la Campesina comenta lo que tiene del Pastor: una pequeña bolsa
rellena de plantas aromáticas; sin embargo, el Pastor es mucho más que eso: es el racimo
entero de perfume, el origen mismo de la agradable fragancia que la Campesina puede
percibir inhalando de su pequeña bolsa. De este modo la Campesina pone en claro que no
le es suficiente “recordar” a su querido Pastor, sino que su máximo anhelo es encontrarlo y
estar con él.

Esto hace alusión a cada uno de nosotros, pues contamos con una diminuta parte de Dios:
nuestra alma. Ésa es nuestra pequeña bolsa aromática que nos recuerda al Creador. Sin
embargo, no nos conformamos con eso, pues nuestro máximo anhelo es encontrarlo a Él y
estar a su lado, siendo el origen de la vida misma.

La Campesina indica, además, que la fragancia que emana el Pastor puede percibirse desde
lejos, pues él se encuentra “en los viñedos de ‘En Guedi”. Asimismo, el alma afirma a Dios
que por muy distante y elevado que se encuentre, siempre lo percibimos, incluso en este
mundo terrenal.

En este versículo y los siguientes, Shelomó Hamélej define dos niveles de unión con Dios,
que en hebreo se dice Jibur. El primer nivel se consigue cuando existe una alianza del cuerpo
con el alma, lo cual en sí representa un nivel elevado de cercanía y unión con Dios. Sin
embargo, existe un nivel mucho más elevado, que es cuando se consigue la unión del alma
con Dios. Profundicemos un poco más en estos niveles.

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El primer nivel se alcanza cuando se está consciente del alma que porta dentro de su cuerpo
y adecúa su comportamiento corporal de acuerdo a lo que su alma le indica. Cuando se
reconoce al alma y se somete al cuerpo para cumplir sus expectativas, cuando se dedica al
desarrollo sano y mejoramiento del alma, cuando la siente y la vive, es cuando se consigue
la unión (“Ijud”) del cuerpo con el alma (materia con energía), alcanzando así el primer nivel
de cercanía con Dios.

El segundo nivel de cercanía con Dios se alcanza, como mencionamos, cuando el alma se une
con Dios Mismo, lo cual se definirá en el siguiente versículo.

Eres hermosa amada mía, eres hermosa, tus ojos de palomas (1:15)
‫ עֵינַי ְִך יֹונִים‬,‫ ִהנְָּך יָפָה‬,‫ִהנְָּך יָפָה ַר ְעי ָתִ י‬

El Pastor responde a la Campesina lo hermosa que es y que su comportamiento le recuerda


los ojos de las palomas. Varias especies de palomas son profundamente fieles a su pareja y
sus ojos no se desvían para ver a nadie más, incluso después de perder a su pareja. Como es
sabido, las palomas procrean un macho y una hembra y tras la partida de sus crías esta pareja
se une para procrear de nuevo. Si alguno de ellos pierde la vida, su pareja guarda una especie
de luto y se queda sola por un largo periodo, en algunos casos para siempre.

En este versículo Dios afirma al alma dos veces que es hermosa: una dirigida por haber
conseguido el nivel de unión con su cuerpo y otro más por haber conseguido el nivel de unión
con Dios Mismo. Es por eso que cuando repite que es hermosa, la compara con los ojos de la
paloma, ya que el nivel más elevado de unión se alcanza cuando el alma se comporta como
la paloma, fijando su mirada sólo en Dios, sin importarle nada ni nadie más.

Eres hermoso Amado mío, también agradable, asimismo nuestro lecho es frondoso (1:16)
‫שׂנּו ַר ֲענָנָה‬
ֵ ‫ ַאף ע ְַר‬,‫ִהנְָּך יָפֶה דֹודִ י ַאף נָעִים‬

Ahora la Campesina responde al Pastor que es hermoso y agradable.

El término “hermoso” aplica con referencia a lo que se percibe de lejos. Por otro lado, el
término “agradable” se menciona con relación con lo que se tiene contacto directo o una
unión. Cuando percibimos un paisaje maravilloso expresamos que la vista es hermosa,

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mientras que cuando sentimos una complaciente brisa decimos que es agradable.
El alma responde a Dios que es hermoso y agradable, haciendo referencia de nuevo a los dos
niveles de unión que podemos conseguir con Él.

Cuando el cuerpo y el alma se estabilizan, descubrimos a Dios “desde lejos” y expresamos


que es hermoso. No obstante, cuando la unión es palpable y disfrutamos de Su compañía,
afirmamos que es agradable.

Claramente la Campesina indica al Pastor que, pese a contar con dos niveles de unión, ella
anhela conseguir el segundo nivel, anunciando al Pastor que “el lecho está listo” y conseguir
así la firme unión con su Amado. De la misma manera el alma, después de escuchar de Dios
lo hermosa que es a Sus ojos y que el nivel más alto de hermosura lo consigue uniéndose a
Él, reafirma estos dos niveles y le manifiesta su anhelo de conseguirlo cuanto antes: “nuestro
lecho es frondoso”, como diciendo “el lecho está listo y esperándonos”.

Ahora que los deseos de ambos están bien declarados ,y la campesino y el Pastor están listos para el encuentro ,
la única pregunta que queda es, ¿cuál es el lugar adecuado para el encuentro?

Las vigas de nuestra casa son de cedro, nuestros pasadizos de ciprés (1:17)
‫ ַרהִיטֵנּו ְבּרֹותִ ים‬,‫ק ֹרֹות ָבּתֵ ּינּו א ֲָרזִים‬

La Campesina comenta al Pastor que su vivienda es de madera de cedro y los pasillos que
conectan entre las diferentes estancias dentro de ella están hechos de madera de ciprés.
En el versículo anterior la Campesina exclamó al Pastor que el lecho estaba listo, una indirecta
que se comprende bien. Sin embargo, en este versículo parece no tener sentido presumir el
material con el que fue elaborada la vivienda donde se encontrarán y de los pasillos que la
conforman.

Para comprender esta expresión, recapitularemos lo que explicamos en la introducción y al


comienzo de este primer cántico. El Shir Hashirim consta de cinco cánticos, cada uno de
acuerdo a los cinco encuentros de la Campesina con el Pastor. Shelomó Hamélej tuvo en su
vida cinco encuentros proféticos con Dios.

El primer cántico alude a la primera vez en que Shelomó Hamélej “visitó” a Dios y profetizó.
Este encuentro sucedió cuando visitó el Tabernáculo. Shelomó Hamélej, incluso antes de
haber edificado el primer Beth Hamikdásh, amaba a Dios extraordinariamente. Repetidas
veces había ofrecido sacrificios en altares privados con el propósito de unirse a Dios en su
máximo nivel. No obstante, jamás obtuvo los resultados que esperaba. Finalmente decidió

95
viajar a Guib’ón donde se erigía el Tabernáculo y ofrecer sacrificios en su gran Mizbéaj. Una
vez en el Tabernáculo ofreció mil sacrificios en un solo día, lo que simboliza que se acercó a
Dios mil veces. Cada sacrificio lo acercaba más a Dios, hasta que finalmente “…en Guib’ón
se reveló Dios a Shelomó”.

En nuestro versículo Shelomó Hamélej se refiere al Beth Hamikdásh como el lugar de


encuentro con Dios. ¿Por qué el Beth Hamikdásh debe ser el lugar para encontrarse con Dios?
Para entenderlo debemos definir las dos partes que pretenden encontrarse: por un lado, está
la persona, la cual está limitada por todos lados y en cualquier sentido. Por otro lado, está
Dios, ilimitado, quien puede hacer lo que desee sin que nada lo detenga. ¿Dónde, entonces,
deberían acordar su lugar de encuentro? ¿En la zona del finito o en la zona del infinito?

Retomemos la parábola con el Pastor y la Campesina para encontrar la respuesta. El Pastor


se halla en el campo pastoreando, en un lugar infinito. Nada lo limita, el espacio está abierto
en los cuatro sentidos. Por otra parte, la Campesina está en el palacio real, rodeada de cuatro
paredes y custodiada por guardias de día y de noche. Limitada por todos lados.

Ahora bien, la Campesina desea encontrarse con el Pastor y para ello elige un punto
intermedio: una cabaña de madera. Es decir, no intentó que el Pastor se introdujera en el
palacio para verla. Tampoco ella pretendía viajar hasta el campo donde se hallaba el Pastor.
La opción más viable para encontrarse era un lugar limitado hasta cierto punto.

La cabaña de madera a la que se refirió la Campesina representa al Beth Hamikdásh. Una


casa común está limitada en todo sentido: es material y dentro de ella se desenvuelve la vida
cotidiana. El Cielo, la morada de Dios, es ilimitado en todo sentido: no hay paredes ni nada
que la limite.

El Beth Hamikdásh, en cambio, es una combinación del hogar común y el Cielo. Por un lado,
está edificado con materia, contiene piedras, está adornado con oro, cortinas y demás. Por
otro lado, los milagros que día a día se percibían con asombro mostraban claramente que no
era una construcción común. Era Divina, Celestial. No aplicaban las leyes de la naturaleza ni
ninguna otra limitación conocida.

Sin lugar a dudas, el lugar indicado para encontrarse con Dios era el Beth Hamikdásh, la
“cabaña de madera” que conformaba el punto medio entre el Cielo y la Tierra, lo ilimitado y
lo limitado (haciendo referencia a la madera como material de construcción de la morada de
Dios, por ser que el Tabernáculo se mantenía erigido con vigas de madera).

De hecho, este concepto lo manifestó de nuevo Shelomó Hamélej más adelante (capítulo 4),
en el versículo que afirma: “Como la torre de David es tu cuello”, refiriéndose también al
Beth Hamikdásh. ¿Por qué comparó al Beth Hamikdásh con el cuello de la persona?

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El ser humano consta de dos partes: cuerpo y cabeza. El cuerpo representa la acción, mientras
que la cabeza representa al intelecto. El punto donde se encuentran estos dos conceptos es el
cuello, quien los une para formar una sola entidad. Es por eso que Shelomó Hamélej comparó
al Beth Hamikdásh precisamente con el cuello, por ser el punto de encuentro entre Dios y el
ser humano.

Reconocer que la zona de encuentro con Dios es en un punto intermedio entre lo finito y
lo infinito, es de suma importancia en nuestro esfuerzo por buscar y encontrar a Dios, sin
importar el medio por el que lo intente (meditación, profecías u otro). Es un error intentar
encontrarse con Dios en el infinito, en Su morada en los Cielos. El encuentro con Dios sólo
puede presentarse en el Beth Hamikdásh, el punto de unión entre el Cielo y la Tierra. Tampoco
puede formalizarse dicho encuentro en la Tierra. Es preciso separarse sólo un poco del cuerpo
y la materia para encontrarse con Dios, pero no demasiado.

Esto lo indica la Torá, cuando comenta el encuentro de Moshé Rabenu con Dios en el
momento de la entrega de la Torá: “Y bajó Dios al monte Sinaí, a la cima de la montaña… y
subió Moshé (al monte Sinaí)” (Shemot 19:20).

Moshé, y el pueblo de Israel se encontraban en el desierto. El momento de encontrarse con


Dios para recibir la Torá había llegado. Dios no bajó a tierra firme, al desierto. Tampoco
Moshé subió a los Cielos para recibir la Torá. El encuentro se formalizó en un punto medio:
la cima del monte Sinaí. Un lugar intermedio entre el Cielo y la Tierra, donde Dios baja un
poco y el humano se eleva para el encuentro.

El pueblo de Israel tuvo un encuentro con Dios después de haber salido de Egipto. Es decir,
una vez que abandonaron la impureza y materialismo que caracterizaba a Egipto, Dios bajó
al monte Sinaí y fue ahí donde se encontraron, sin que abandonaran aún más el materialismo
y se encontraran en los Cielos. El no tener presente este importante dato costó terriblemente
a grandes personalidades de nuestra historia.

El Talmud (Jaguigá 14b) relata sobre cuatro grandes Rabinos que pese a su enorme erudición
en la Torá y su disciplina íntegra en el cumplimiento de las Mitzvot buscaron a Dios en lo
más alto, en lugar de formalizar su encuentro en un punto intermedio. El resultado fue que
Ben Azay falleció tan pronto se asomó, Ben Zomá se vio afectado mentalmente hasta perder
la razón tan pronto se asomó y Elishá Ben Abuyá renegó de la Torá, de Dios y a todo lo
relacionado con el judaísmo. Sólo Rabí Akiva tuvo el mérito y la suerte de salir ileso. Esas
son las consecuencias de buscar a Dios en Su morada, un lugar infinito e ilimitado.

Ahora queda claro por qué la Campesina define al Pastor que su lugar de encuentro es, y debe
ser, una cabaña de madera. Debemos de saber que nuestra cabaña es nuestra mesa de Shabat,
un lugar hermoso con todos los lujos, pero a la vez espiritual. Lo mismo pasa con nuestros
templos, construidos con mármol, finas maderas y candelabros, pero llenos de santidad. Y en

97
nuestras manos esta convertir muchos lugares de nuestra vida en lugares de encuentro, ya que
nuestra misión no es crearnos una residencia en el Paraíso, sino crearle a Dios una residencia
en la Tierra.

Este mismo concepto lo podemos ver en el simple hecho de soñar por las noches. También
allá se encuentra una cabaña, ya que, aunque Shelomó Hamélej en el Shir Hashirim se refirió
al encuentro con Dios estando despierto, en ocasiones, el encuentro con Dios se formaliza
en sueños. Por otro lado, no todos los sueños ni todo lo que soñamos en un mismo sueño es
válido o verídico. Todo depende de los orígenes del sueño.

Todo sueño se origina forzosamente de alguno de los tres elementos espirituales que
contenemos: Néfesh, Rúaj o Neshamá.
Cuando despertamos por la mañana y estamos algo perturbados por lo que soñamos
preguntándonos qué significa, en realidad la pregunta que nos hacemos (o deberíamos
hacernos) es ¿quién es el director de la película nocturna: mi Néfesh, ¿mi Rúaj o mi Neshamá?

• El Néfesh, es la parte básica de nuestra alma. No se desprende de nosotros ni siquiera


al dormir, y es la encargada de desahogarnos de todo lo vivido en el día mediante los sueños.
Por esto, los sueños que se generan por el Néfesh no significan absolutamente nada.

• El Rúaj es el punto intermedio entre los dos, es la “cabaña”. El típico sueño que
mezcla fantasía con mensaje, palabra divina mezclada con desahogo mental. Separar e
interpretar correctamente estos mensajes es todo un arte.

• La Neshamá es la parte más elevada que contenemos. A la hora de dormir se aísla


del cuerpo y se eleva hasta lo alto para encontrarse directamente con lo Celestial, de modo
que los sueños que produce son auténticos; nivel muy difícil de alcanzar.

En resumen, a mayor elevación, mayor autenticidad tendrá el sueño. Así sucede cuando
estamos despiertos. Mientras más consigamos desprendernos del materialismo, más efectivo
y auténtico será nuestro encuentro con Dios, siempre y cuando “no nos pasemos de la raya”
que delimita la zona intermedia. ¿Por qué sólo Rabí Akiva salió ileso de su encuentro con
Dios en el infinito?

Explican nuestros Sabios que la actitud de Rabí Akiva al momento de introducirse más allá
de los límites fue: “Entró en paz y salió en paz”. Podríamos cuestionar que el Talmud sólo
debió afirmar que Rabí Akiva “salió en paz”, a diferencia de los otros tres eruditos que no
corrieron con la misma suerte. ¿Qué significa que “entró en paz”? De hecho, también los
otros tres entraron en paz, su problema fue que su salida no fue tan placentera.

Que Rabí Akiva haya entrado en paz representa el motivo por el que salió en paz. Es decir,
Rabí Akiva fue sensato al momento de adentrarse en donde pretendía encontrarse con Dios,

98
definiendo claramente hasta dónde era seguro avanzar. De este modo, entrando “en paz”,
consiguió jamás rebasar la línea permitida y salió en paz. Él supo construir anticipadamente
la “cabaña de madera” donde encontraría a Dios, y así fue. Por su parte, los otros tres eruditos
no actuaron así. Ellos pensaron, ¿Por qué encontrarme con Dios en una cabaña de madera?
¿No sería mejor encontrarlo en el vasto campo? Sin embargo, los resultados fueron fatales,
pues pretendieron encontrarse con Dios en el lugar equivocado, más allá de lo permitido. Ese
es el motivo por el que el primer encuentro de Dios con la humanidad fue en el Gan Edén,
donde Dios puso a Adam y Javá, un lugar muy interesante. No era en el Cielo, ni en “Las
Vegas”; fue un jardín en la Tierra, con arboles, manantiales, frutas y aromas, pero a la vez un
paraíso espiritual: ¡Un lugar divino! Ésa es la cabaña ideal de la vida y cada quien debe crear
su propio “Gan Edén”, donde la palabra Gan, que en hebreo se escribe con Guimel y Nun,
son justamente la iniciales de Guf (cuerpo) y Neshamá (alma). Cuando sepamos unirlos para
el encuentro con Dios, ahí entonces creamos la cabaña.

Cada vivencia espiritual con Dios tiene dos componentes: la vivencia misma y lo que me llevó de ella para mi
vida cotidiana de esa vivencia. Es como ir de compras. Esta la vivencia de pasear en el mall y disfrutar el
paseo y otra cosa es adquirir algo para llevarlo a la casa.

Soy un lirio de Sharón, rosa de los valles (2:1)


‫שנַּת ָה ֲע ָמקִים‬
ׁ ַ ‫ ׁשֹו‬,‫שּׁרֹון‬
ָ ‫ֲאנִי ֲח ַב ֶ ּצלֶת ַה‬

La intención de este versículo es revelar el propósito de la Campesina en su encuentro con el


Pastor. En primera instancia, podríamos responder que sólo pretende gozar de su compañía,
pasar un rato juntos y nada más. Sin embargo, conociendo la historia de la Campesina y su
eterno amor hacia el Pastor, es evidente que tiene planes más significativos.

De la misma manera, al hombre que pretende encontrarse con Dios le preguntamos, ¿para
qué quiere hacerlo? ¿Sólo para sentir la energía y el goce de percibir la cercanía de Dios, o
debería tener propósitos más transcendentales?

Como ejemplo, cuando hacemos viajes interesantes a diferentes lugares del mundo, lo cual es
muy entretenido, deberíamos preguntarnos antes de comenzar el viaje si además del simple
entretenimiento tenemos presente algún propósito más relevante.

A esta pregunta responde la Campesina que se distingue con las propiedades del lirio y de la
rosa. El lirio tiene la característica de abrirse con la salida del sol (como el girasol) para absorber
sus rayos, y permanece así durante el día. Sólo por las noches se mantiene cerrado. La rosa es
aromática. Sin embargo, su fragancia no se percibe bien durante el día, sino por las noches.
Probablemente el aire fresco de la noche hace que la flor despida su aroma y permita apreciarlo.
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En resumen: la ventaja del lirio es que durante el día absorbe los rayos del sol y la ventaja de
la rosa es que su perfume se aprecia durante la noche.

El encuentro con Dios se representa con el día, y el regreso al palacio que aísla del encuentro
con Dios se representa con la noche. El alma anhela encontrarse con Dios durante el día, y
llevar con ella al palacio rosas aromáticas para así poder difundir la fragancia que se generó
en ese encuentro.

En este primer cántico, Shelomó Hamélej manifestó su encuentro con Dios, y por eso lo
definió con estos principios, ya que en su primer encuentro con Dios (en el Tabernáculo,
después de ofrecer mil sacrificios), el versículo indica que:“Y le preguntó Dios (a Shelomó),
‘¿Qué deseas que Te Dé?’”. Shelomó, después de alabar y agradecer a Dios por todos los
favores que le había concedido hasta ese momento, confesó que siendo tan joven se le
dificultaría dirigir al pueblo de Israel como su rey.

Por ello, rogó a Dios que le concediera un corazón que escuche y comprenda a cada integrante
del pueblo, la habilidad para distinguir entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto,
pues, ¿cómo podría juzgar sin sabiduría? Fue entonces que Dios le confirió una inteligencia
sin igual. Es decir, que Shelomó en este encuentro con Dios demostró las características del
lirio y pidió llevarse rosas de sabiduría para juzgar con su aroma al pueblo de Israel.

Dicho de otro modo, durante el encuentro con Dios el deseo debe tener las cualidades del
lirio: absorber y preservar, y si lo logramos, nos llevaremos una luz interna, como las rosas,
a nuestro palacio en penumbras, para que el tiempo que no se goce del encuentro con Dios el
aroma de la rosa nos acompañe.

Como rosa entre las espinas, es mi amada entre las doncellas (2:2)
‫ ֵכּן ַר ְעי ָתִ י ֵבּין ַה ָבּנֹות‬,‫שנָּה ֵבּין הַחֹוחִים‬
ׁ ַ ‫ְכּׁשֹו‬

Dios se complace con la petición de Shelomó y le concede una sabiduría sin igual, como
mencionamos. En lugar de solicitar honor, fuerza, riqueza, dominio y un sinfín de deseos
dignos de cualquier rey, Shelomó Hamélej pide inteligencia para ayudar a su pueblo. Sin
embargo, existe cierto riesgo, y se lo advierte mediante este versículo.

Regresando a la comparación anterior, el lirio no corre ningún peligro, ya que sólo de día se
abre para recibir los rayos solares y de noche se mantiene cerrado. En forma similar, cuando
el hombre tiene una vivencia espiritual con Dios no corre ningún riesgo, pues está en buena
compañía.

100
Sin embargo, las rosas que se llevan a plantar al palacio corren el peligro de ser dañadas por
las espinas que crecen alrededor.

Lo mismo aconteció con Shelomó Hamélej. Fue dotado de una inteligencia excepcional y
con intenciones puras. Sin embargo, se vio afectado por esa sabiduría, pues tuvo demasiada
confianza en sí mismo y tomó el rumbo equivocado al casarse con muchísimas mujeres,
al traer caballos de Egipto, y al derrochar cantidades descomunales de dinero y riquezas,
pasando por alto prohibiciones que todo rey debe respetar. Finalmente, permitió que sus
esposas practicaran idolatría y se cumplió en él lo que la Torá advierte: “que su corazón será
desviado”.

Esto quiere decir que a pesar de que Shelomó Hamélej fue un excelente lirio ante Dios,
finalmente se vio severamente afectado a causa de las espinas (las fuerzas del cuerpo) en su
intento por ayudar a los demás, pues precisamente los “rayos de sol” que consiguió absorber
durante el día (la sabiduría sin igual), fue la que lo devastó durante la noche (cuando ya no
estaba en compañía de Dios).

Esto nos enseña que quizá logremos concentrarnos en el rezo, consiguiendo un maravilloso
apego con Dios, que tengamos un Shabat lleno de paz y unión con el Creador y ser un bonito
“lirio”, obteniendo con esto maravillosas bendiciones, tales como Parnasá Tová, salud, éxito,
etc., en nuestra vida cotidiana, pero hay que saber que son rosas entre espinas, a las que
hay que cuidar y disfrutar con límites y estar alerta de que los “espinos” no dañen nuestro
hermoso ramo de rosas.

Como manzano entre los árboles del bosque, es mi Amado entre los jóvenes;
‫ ּופ ְִריֹו מָתֹוק ְל ִח ִכּי‬,‫שׁבְתִ ּי‬
ַ ָ ‫ ֵכּן ּדֹודִ י ֵבּין ַה ָ ּבנִים; ְ ּבצִּלֹו ִח ַמּדְ תִ ּי ְוי‬,‫ְכּתַ ּפּו ַח ַבּ ֲעצֵי ַהיּ ַעַר‬

su sombra deseo y me siento, y su fruto es dulce a mi paladar (2:3)

Después de que la Campesina pidió disfrutar del lirio y llevarse rosas, lo que ya se le concedió,
aumenta su petición al Pastor para estar bajo su sombra y protección y llevarse también
manzanas.

Como mencionamos anteriormente, en el Shir Hashirim figuran tres términos que representan
diferentes acciones con profundo significado: aroma, bebida y comida. Ejemplos como,
“Deseo percibir el aroma de tu perfume”, “Anhelo beber de tu vino” o, como nuestro versículo
indica, “Apetezco probar de tus manzanas”. Estos tres conceptos existían cotidianamente
en el Beth Hamikdásh. Ahí se apreciaba el aroma del incienso que ardía sobre el Mizbéaj
Hazahav, se vertía vino y agua sobre el Mizbéaj Hanejóshet y se consumían los diferentes
sacrificios.
101
Cada vez que la Campesina desea encontrarse con el Pastor, pretende tomar algo de él. Por
ejemplo, en ocasiones expresa que desea visitarlo y recibir sus manzanas, como en nuestro
caso; acompañarlo y beber de su vino; abrazarlo y percibir su perfume. Todo esto con el
propósito de contar con algo que le permita sentir la presencia del Pastor cuando regrese
a la ciudad donde el malvado rey la retiene. La diferencia entre las dos peticiones (rosas y
manzanas) es que una refleja aroma y placer y la otra alimento y vida, indicando al Creador
que queremos salir con dos beneficios:

• Un buen aroma, que nos dé una vida placentera y que gocemos de todos los
beneficios, es decir una vida plena de sonrisas.
• Tener los elementos básicos que se requieren para la vida, bendición en la
manutención, un hogar sólido, una familia unida, etc.

Me condujo a la casa del vino, y su bandera sobre mí era el amor (2:4)


‫ וְדִ גְלֹו ָעלַי ַא ֲהבָה‬,‫ֱהבִיַאנִי אֶל ֵבּית ַה ּי ָי ִן‬

Al obtener la Campesina estas dos peticiones, le da confianza pedir algo más: visión y
sabiduría profunda sobre todo lo que nos ocurre en la vida, una inteligencia para descifrar los
secretos de la vida, simbolizado por el vino .

Es por esto que la Campesina describe cómo el Pastor la llevó a “la casa del vino”.
Como explicamos anteriormente, Shelomó Hamélej pretendía “recibir vino” durante su
primer encuentro con Dios en el Tabernáculo. Esto representa el nivel más profundo de
estudio de la Torá y sabiduría.

Es oportuno recordar que la habilidad de estudiar la Torá en el nivel de Sod se compara con el
vino, lo cual representa la máxima capacidad de sabiduría, de ahí que en este primer cántico
relate el encuentro de la Campesina con el Pastor como una visita a la casa del vino. Este
último regalo refleja el don de sabiduría que puedes obtener cuando logres una comunicación
profunda con el Creador, y al regresar a la vida cotidiana tienes “Lentes de InfraSod®”, así
que no importa donde voltees, un texto bíblico, la naturaleza, un negocio y las personas, verás
mucho más allá de lo simple y aparente, dándote una visión profunda de las cosas.

Sostenedme con copas (de vino), sustentadme con manzanas,


‫ ִכּי חֹולַת ַא ֲהבָה ָאנִי‬,‫ ַר ְפּדּונִי ַבּתַ ּּפּוחִים‬,‫שׁיׁשֹות‬
ִ ‫ַס ְמּכּונִי ָבּ ֲא‬

porque enferma de amor estoy (2:5)

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La petición de la Campesina/Rey Shelomó fue concedida y tuvo con el Creador una relación
de la cual salió “embarazada” de rosas, manzanas y vino, pero nos aclara nuestra Campesina
cuál es la condición para realmente obtener de Dios estas bendiciones: “…porque enferma
de amor estoy”, es decir amor se responde con amor, entrega con entrega, y al dar se recibe,
por lo tanto cada quien debe preguntarse, ¿cuál es mi nivel de amor por el Creador? ¿Cuál es
mi entrega?, ya que cuanto más “enfermo” de amor estés, más apego y bendición obtendrás
de Él.

Su izquierda debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace (2:6)


‫ וִימִינֹו תְ ּ ַח ְ ּב ֵקנִי‬,‫שׁי‬
ִ ‫שׂמ ֹאלֹו תַ ּחַת לְר ֹא‬
ְ

La Campesina insiste en definir que su encuentro con el Pastor fue muy cercano. Para ello,
expone que el Pastor sostuvo su cabeza con su brazo izquierdo y la abrazó con su brazo
derecho. Un abrazo que demuestra afecto, protección y unión.
Con relación al alma, existe cierto término místico que puntualiza el momento en que la
Divinidad “envuelve” con su inmensa luz radiante, demostrando así estos tres conceptos:
afecto, protección y unión.

Esto vivió Shelomó Hamélej en su primer encuentro con Dios. Nuestros Sabios explican que
el brazo izquierdo representa la justicia, de modo que en este versículo se hace alusión a las
festividades de Rosh Hashaná y Yom Kipur, que es cuando Dios juzga a todo el planeta. Es
como si Dios colocara su izquierda bajo la cabeza de cada uno para determinar su juicio. No
obstante, tan pronto transcurre Rosh Hashaná, Dios nos instruye con su brazo derecho, que
representa a la bondad Divina, haciendo alusión a la festividad de Sucot.

El motivo por el que el abrazo de Dios alude a la festividad de Sucot, explica el Gaón de
Vilna, se debe a que la Sucá que habitamos en estos días debe contar como mínimo, con dos
paredes completas y una tercera pared con medidas mínimas. Esta estructura coincide con
el brazo, que cuenta con dos huesos largos y la mano. Esto, una vez más, expresa la unión
tan cercana que la Campesina tuvo con el Pastor, pues al igual que todo nuestro cuerpo está
dentro de la Sucá, así el Pastor abrazó a la Campesina (y Dios a Shelomó Hamélej) en su
primer encuentro.

Además, cuando la Campesina pretendía salir en búsqueda del Pastor, investigó dónde
encontrarlo: “Dime, Amado de mi alma, ¿en dónde pastoreas? ¿En dónde descansas (tu
rebaño) al mediodía?” (1:7).

Explicamos la diferencia entre estas dos preguntas: “pastorear” consiste en llevar el rebaño

103
de un lugar a otro, mientras que “descansar al rebaño” se refiere al momento en que el Pastor
decide detenerse y permitir que el rebaño se mueva libremente dentro de un perímetro.
Como explicamos anteriormente estos términos hacen alusión a los dos modos en que Dios
supervisa y controla al mundo: Hashgajá Kelalit o supervisión general que es cuando Dios rige
al mundo de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mientras que Hashgajá Peratit o supervisión
particular es cuando Dios controla de manera específica, rompiendo si es necesario, las reglas
de la naturaleza.

La Hashgajá Kelalit se representa cuando el Pastor detiene a su rebaño y le permite andar en su


cercanía, permitiendo el libre comportamiento, sometiéndolo a leyes de “acción y reacción”
preestablecidas en las reglas del mundo, que se denominan Midat Hadin. La Hashgajá Peratit,
en cambio, se representa en el momento en que el Pastor conduce a su rebaño, observando
cada oveja y orientándola en cada paso que da para que haga exactamente lo que el Pastor
desea, demostrando así mucho amor, misericordia y bondad, conocidos como Midat Hajesed.
Este concepto se entiende en forma semejante cuando los versículos nombran a Dios bajo
el término “Elo-kim”, ya que actúa bajo el sistema de Hashgajá Kelalit, permitiendo que el
mundo “descanse” bajo las leyes de la naturaleza. Por otro lado, es aludido bajo el término
de “Ado-nay” cuando se manifiesta a modo de Hashgajá Peratit, cuando rompe las leyes de
la naturaleza.

En forma similar, el alma pregunta a Dios, ¿dónde Te encuentro? ¿En Rosh Hashaná y Kipur?
cuando Te vistes de Midat Hadim y te nombras Elo-kim, dirigiendo el mundo en Hashgajá
Peratit, ¿o en los días de alegría de Sucot? cuando me envuelves con amor bajo las alas de la
Sucá, estando yo en un momento de alegría, comiendo carne y bebiendo vino, refiriéndome a
Ti como Ado-nay, mientras manejas el mundo bajo el modo de Hashgajá Kelalit.
Ahora la Campesina recibió la respuesta a su pregunta, pues percibió al Pastor con ambos
brazos, representando el juicio y la bondad al mismo tiempo. A Dios cuando se manifiesta
como Elo-kim y cuando se manifiesta como Ado-nay. En resumen, es posible encontrarse con
Dios en ambas condiciones.

‫שׂדֶ ה‬
ּ ָ ‫ ִ ּב ְצבָאֹות אֹו ְבַּאי ְלֹות ַה‬,‫שׁלִ ַם‬
ָ ‫שׁ ַבּעְתִ ּי אֶתְ כֶם ְבּנֹות י ְרּו‬
ְ ‫ ִה‬,

Les hago jurar a ustedes, doncellas de Yerushalaim, por los cervatillos


‫שׁתֶ ּ ְח ָפּץ‬
ֶ ‫ עַד‬,‫ּעֹוררּו אֶת הַָא ֲהבָה‬
ְ ְ‫אִם תָ ּעִירּו ְואִם ת‬

o las gacelas del campo, no despierten ni molesten al amor, sino hasta que lo desee (2:7)

Mientras dormimos todo parece real. El alma se eleva, percibimos nociones más allá de
lo que despiertos podemos concebir, la imaginación vuela y todo parece estar sucediendo.
Entonces, súbitamente, despertamos. No importa en qué momento o episodio del sueño

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estemos, simplemente despertamos. La pregunta es, ¿quién nos ha despertado? Y la respuesta
es el cuerpo. Por el motivo que fuere el cuerpo decide que ha llegado el momento de despertar.
Pudo haber sido el despertador, alguien que nos sacudió o un ruido fuerte. El cuerpo, al
percibir el llamado, exige al alma regresar de inmediato y juntos despertar.

De igual manera el primer cántico finaliza con las doncellas de Yerushalaim, quienes
descubren que la Campesina huyó del palacio y la hacen volver. De esta forma también el
cuerpo llama al alma para despertar.

Sin embargo, la Campesina advierte a las doncellas quienes, por cierto, están molestas y
celosas de ella, que no molesten su apego con el Pastor. En forma similar, el alma advierte a
las fuerzas del cuerpo, quienes no están muy de acuerdo con su aislamiento y apego con Dios,
que no estropeen su encuentro con Él. Claro está que después de un encuentro tan cercano
con Dios, su actitud relacionada con asuntos mundanos será muy diferente. Probablemente
ya no desee placeres ni buscará bienes materiales. Este proceder, evidentemente, no es bien
aceptado por el cuerpo.

Por otro lado, el cuerpo puede actuar de forma diferente y en vez de interrumpir, puede
“empujar” al alma a un encuentro mayor y más intenso, ya que esto es para el cuerpo regocijo
y motivo de orgullo. De hecho, las fuerzas del cuerpo están encantadas con el apego y la
unión que el alma consiguió con Dios, ya que ahora el orgullo tendrá con qué pavonearse, y el
honor tendrá motivos para estar altivo. Efectivamente, son muchas las fuerzas del cuerpo que
estarán complacidas con el encuentro del alma con Dios. Es por eso que el alma les advierte
no estropear ese encuentro, desviando el propósito puro y convirtiéndolo en motivo para
verse perjudicado, como le ocurría al Gaón de Vilna, quien explicaba que su problema en la
vida era que su Instinto del Mal le empuja a alcanzar niveles muy elevados para los cuales él
no estaba preparado todavía.

En ambos casos, la Campesina exige control. Es por eso que la Campesina expresa su
advertencia con dos términos: “no despierten” mi amor en direcciones equivocadas, y “no
molesten” este amor con intenciones de anularlo. Simplemente no estropeen este fabuloso
encuentro. Veamos esto desde otro punto de vista, mencionamos anteriormente que el
encuentro de la Campesina y el Pastor debía ser en un punto intermedio entre el palacio real
y el campo: una cabaña de madera. Esto para evitar ir demasiado lejos y verse afectado, y al
mismo tiempo para alcanzar una cercanía significante en su encuentro con el Pastor.

¿Cómo podrían las doncellas estropear el encuentro con el Pastor? De dos maneras: procurando
disminuir su amor y deseo de verlo, o bien, incrementarlo hasta que rebase los límites. En
ambos casos, la relación de la Campesina con el Pastor se vería severamente afectada. Es por
eso que les advierte “no despertar” dicho amor y “no molestarlo”, “sino hasta que lo desee”,
es decir, que por sí mismo se permita dicho amor avanzar o disminuir según sus posibilidades
y situación en que se dé el encuentro.

105
Esto es semejante al momento en que la persona decide adentrarse en una adicción.
Probablemente existe cierto “debate” entre las diferentes fuerzas de su cuerpo; algunas
estarán en desacuerdo con la destrucción del cuerpo y de la propia existencia, mientras que
otras se inclinarán decididamente por el goce del momento. Finalmente será la decisión del
intelecto quien decida qué hacer, silenciando a todas las fuerzas del cuerpo. Del mismo modo,
la Campesina silencia a las doncellas (y el alma a las fuerzas del cuerpo) para poder tomar
sus decisiones por sí misma.

Anteriormente (1:8) el Pastor comentó a la Campesina que hay dos modos de encontrarlo.
En forma análoga, Dios explica al alma que existen dos maneras de acercarse y conseguir
unirse con Él.

La primera, no buscar al Pastor directamente, sino seguir las huellas que dejó su rebaño. Al
principio, sólo podrá vislumbrar las huellas y con el tiempo alcanzar a las últimas ovejas del
rebaño del Pastor hasta que, finalmente, encuentre al Pastor mismo.

El segundo consiste en convertirse en la Pastora de su propio rebaño y no pretender ser una


oveja más. Es decir, tener autocontrol y no permitir ser manipulada pues para poder encontrar
al Pastor es necesario primeramente ser Pastora (tener autodominio).

En resumen: para poder unirse a Dios se debe comenzar por ubicar el camino a seguir
(las huellas de Su rebaño) y demostrar autocontrol. Es por eso que la Campesina, mediante
este versículo advierte a las doncellas no entrometerse en su relación con el Pastor y lo
demostró con seguridad y autodominio en sus actos, en respuesta a lo que el Pastor le exigiera
anteriormente para poder encontrarlo y unirse con Él.

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Segundo Cántico
Mientras el primer Cántico habla de la Campesina que sale al encuentro con el Pastor, el segundo Cántico trata
del Pastor que viene al palacio para ver a la Campesina, es decir también tú, a veces, sales a buscar al Creador
y en otras ocasiones Él viene hacia ti.

‫ ּדֹומֶה דֹודִ י ִל ְצבִי‬.‫ ְמ ַק ֵפּץ עַל ַהגְּבָעֹות‬,‫ מְדַ ֵלּג עַל ֶהה ִָרים‬,‫קֹול ּדֹודִ י ִהנֵּה זֶה ָבּא‬

La voz de mi Amado he aquí que viene, brinca sobre las montañas, salta sobre las colinas.
‫ ֵמצִיץ מִן ַהח ֲַר ִכּים‬,‫שגִּי ַח מִן ַה ַחֹלּנֹות‬
ׁ ְ ‫ ַמ‬,‫ ִהנֵּה זֶה עֹומֵד ַאחַר ָכּתְ לֵנּו‬,‫אֹו לְעֹפֶר הַָא ּי ָלִים‬

Parece mi Amado a la gacela o al cervatillo, he aquí que se para detrás de nuestra pared,
observa por entre las ventanas, se asoma entre las celosías (2:8-9)

Ante todo, debemos razonar la importancia de estar bien preparado antes de un encuentro con
Dios. Pues, ¿cómo un ser humano, con sus necesidades y defectos, con su rutina diaria para
subsistir, siendo de carne y hueso, podría resistir una repentina visita del propio Dios?
De hecho, si analizamos los diferentes encuentros que Dios tuvo con Sus Profetas a lo largo
del Tanáj, veremos que siempre tuvieron el tiempo suficiente y la debida preparación para
dicho encuentro. El punto es que era muy poco probable que fuera repentino ya que, sin duda
alguna, nadie podría resistirlo. Por lo tanto, dichos encuentros requerían de un tiempo de
preparación, el cual servía de “amortiguador” para dicha reunión.
Imaginemos que un poderoso rey irrumpe en la casa de cualquier persona sin previo aviso
y lo encuentra comiendo, descansando o llevando a cabo cualquier otra actividad cotidiana.
Seguramente entraría en shock…

Analicemos algunos ejemplos: Nuestros Sabios comentan que la primera vez que Dios le
habló a Moshé Rabenú, Su voz era la misma que la de Amram,su padre. Queda claro que,
si Dios hubiera llamado a Moshé con una voz acorde a Su magnificencia, ese encuentro
repentino hubiera terminado con su vida. Al escuchar Moshé la agradable voz de su padre se
tranquilizó y le sirvió de preparación para, posteriormente, encontrarse con Dios y escuchar
Sus instrucciones para salvar a Sus hijos de la esclavitud en Egipto.

Yaacov Abinu supuso que Yosef, su hijo, había sido devorado por una fiera salvaje muchos
años atrás. Finalmente fue hallado como virrey de Egipto y había llegado el momento de
darle esta noticia. Yaacov no hubiese podido soportar semejante noticia tan fácilmente.
Por eso, sus hijos decidieron informarle por medio de su nieta Séraj, la hija de Asher. Ella,

107
con su agradable voz, cantaba a Ya’acov: “Yosef todavía está vivo, es rey de Egipto, y le
nacieron (dos hijos:) Menashé y Efraim”. Séraj cantaba mientras Yaacov rezaba y meditaba,
acercándose a Dios.

Yaacov, en un principio, oía la canción sin escuchar su contenido. Séraj repetía la letra, con
lo que poco a poco Yaacov comprendía, aunque sin prestarle atención. Sin embargo, al repetir
Séraj estas palabras una y otra vez, Yaacov comenzó a asimilar lo maravilloso que sería si sus
palabras fueran verdad, sin todavía creer lo que cantaba.

Posteriormente los hijos de Yaacov Abinu se le aproximaron y demostraron la veracidad de


lo que Séraj le había cantado. Así, en forma progresiva, prepararon su mente para la noticia
Igual ocurrió cuando llego el momento de encontrarse realmente con Yosef en las afueras de
Egipto, el primer carruaje real se detuvo junto a Yaacov, la puerta se abrió y un joven salió
de ella para saludarlo llamándolo “abuelito”. Un segundo carruaje llegó y sucedió lo mismo.
Por fin, el carruaje de Yosef se aproximaba. Al principio, Yaacov sólo podía divisar un
diminuto punto en el horizonte. Poco a poco asumía lo que estaba próximo a descubrir.
De este modo Yaacov Abinu se fue preparando para el encuentro con Yosef, a quien vería
después de tantos años y así fue capaz de resistir la increíble noticia, de modo que se alegró
mucho cuando Yosef se le presentó. Fue gracias a la preparación que tuvo que pudo resistir
el encuentro de Yosef… sin sufrir un infarto fulminante.

Por otro lado, están registrados algunos casos en los que Dios se presentó repentinamente a
Sus Profetas, como sucedió con Aharón y Miriam. Sin embargo, un caso concreto para ver la
diferencia entre estar preparados y no preparados ante una grave noticia lo encontramos en
Abraham y Sara, respecto al sacrificio de Itzjak

Cuando Dios decidió poner a prueba a Abraham Abinu por décima vez, le indicó que debía
sacrificar a su único hijo, Itzjak. También Sará Imenu lo supo. Sin embargo, Abraham superó
el impacto de la orden e incluso se dirigió con seguridad para cumplir la orden de Dios,
mientras que Sará perdió la vida tan pronto se enteró de que su único hijo sería sacrificado.
¿Por qué Abraham Abinu lo superó y Sará Imenu falleció? Porque Abraham fue preparado
por Dios para soportar la dura noticia: primero le indicó solamente, “Toma, por favor”, es
decir, que tomara a alguien, sin definir a quién específicamente ni qué hacer con él. Fue
entonces cuando Abraham preguntó a quién debía tomar y la respuesta fue, “a tu hijo”.

Ante la incógnita Abraham preguntó, ¿A cuál de los dos? Se refería a Itzjak o a Ishmael (quien
también era su hijo). Entonces se le reveló, “Tu único (hijo)”. A esto Abraham cuestionó que sus
dos hijos eran únicos para cada una de sus madres y la respuesta fue que tomara, “Al hijo que
amas”. Abraham respondió que amaba a sus dos hijos. Finalmente, se le informó con claridad
que debía tomar a su hijo Itzjak. De este modo Abraham estaba siendo preparado gradualmente
para el momento final cuando Dios le revelaría que era su hijo Itzjak. Por su parte, Sará Imenu
tuvo un conocimiento repentino de la noticia, cuando recibió el mensaje de que su hijo había
sido elegido para ser sacrificado y al no contar con la debida preparación, falleció.
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Otro caso fue el de la revelación de Dios en el monte Sinaí durante la entrega de la Torá. Con
relación a este acontecimiento, en el Shir Hashirim figura una expresión clara que afirma,
“Mi alma salió cuando Habló”, refiriéndose al momento en que todo el pueblo de Israel
perdió la vida en el momento en que Dios mencionó el primero de los Diez Mandamientos.
¿Y por qué sucedió esto? Porque no estaban lo suficientemente preparados para semejante
impacto ¡Escuchar la voz Divina! ¡La presencia de Dios Mismo! Por eso, su alma se desprendió
del cuerpo y sólo con una “reanimación cardio-espiritual Divina” pudieron continuar con
tan majestuoso encuentro.

En los versículos anteriores la Campesina comenta que el Pastor se acercó hasta ella
paulatinamente, hasta que por fin llegó al palacio que la aprisionaba. Así es que, inicialmente,
al enterarse la Campesina que su amado Pastor está listo para visitarla, lo expresa diciendo,
“La voz de mi Amado he aquí que viene”. Entonces llega el momento en que lo divisa y
afirma que, “brinca sobre las montañas”. Después se acerca más y percibe que, “salta sobre
las colinas”. Ya estando muy próximo al palacio real, la Campesina observa que, “se para
detrás de nuestra pared”, luego “observa por entre las ventanas” y finalmente adentra su
cabeza en la habitación de la Campesina y “se asoma entre las celosías”.

Es así como la Campesina describe su encuentro con el Pastor, que se fue incrementando
gradualmente. De este modo el Pastor consigue, con su sabiduría, evitar que la Campesina
pierda la vida al contemplar repentinamente al Pastor en su habitación, sin previa preparación
física y emocional.

Es interesante que la Campesina describe un total de cinco expresiones para definir la


aproximación del Pastor: brinca sobre las montañas, salta sobre las colinas, se para detrás de
nuestra pared, observa por entre las ventanas y se asoma entre las celosías (la expresión, “La
voz de mi Amado he aquí que viene” sólo indica que la Campesina está consciente de que el
Pastor tiene intenciones de visitarla, como mencionamos anteriormente, sin definir que está
en camino).

Esto se relaciona con las cinco secciones o “mundos” en los que Dios dividió su Creación
(como lo cita la Cabalá), conocidas como: Adam Kadmón, Atzilut, Beriá, Yetzirá y Asiá.
De igual manera, el alma también cuenta con cinco partes: Jayá, Yejidá, Neshamá, Rúaj y
Néfesh. Cada una de las cinco partes del alma se relaciona con cada uno de los cinco Mundos
y esta relación siempre es el orden correspondiente.
Cabe señalar que estas cinco expresiones se encuentran en el Shir Hashirim en dos versículos,
como se expuso anteriormente. Las primeras dos (“brinca sobre las montañas” y “salta sobre
las colinas”) están en un solo versículo, y las otras tres (“se para detrás de nuestra pared”,
“observa por entre las ventanas” y “se asoma entre las celosías”) en el versículo siguiente.
Explica el Málbim que el primer versículo define el modo como Dios dirige al mundo:
Hashgajá Kelalit, supervisión general. Es decir, que desde lejos observa Su mundo y lo
orienta. Esto se simboliza con “las montañas”, es decir, observa desde lo alto lo que sucede
en general y lo “monitorea”.
109
Un paso cercano es cuando Dios vigila y controla Su mundo desde “las colinas”, pues está
más cerca de la humanidad, pero todavía se considera “desde lejos”.

El segundo versículo, en cambio, define el modo en que Dios supervisa a cada persona
individualmente: Hashgajá Peratit, supervisión personal. Esto se entiende de la expresión,
“detrás de la pared”, la cual explica que Dios distingue y contempla cada hogar de manera
individual, detrás de su propia pared.

Adentrándose un poco más, Dios “observa por entre las ventanas” del cuerpo para divisar
el alma que está en su interior. Esto con el propósito, como afirman nuestros Sabios, de
ayudarle a salir adelante en caso de que haya decidido tomar el buen camino: “El que viene
a purificarse le ayudan en su esfuerzo”. Por ello, Dios observa su alma para definir qué tanto
está dispuesto a tomar la senda correcta y, proporcionalmente, ayudarle a conseguirlo.

Por último, Dios “se asoma entre las celosías”, es decir, se adentra en el alma misma y
se consigue la unión con Dios. Así como el que se asoma introduce su cabeza entre las
persianas, del mismo modo Dios se “introduce” en el alma que se lo permite, para ser uno
sólo y conseguir una unión y una potente conexión espiritual.

Esto es lo que Shelomó Hamélej quiso resaltar en su parábola de la Campesina y el Pastor.


Su encuentro con Dios hasta poder profetizar fue paulatino, no repentino. Shelomó primero
percibió a Dios desde las montañas, en su manera de vigilar al mundo en general. Luego lo
descubrió más cerca, “sobre las colinas”. Así fue como, poco a poco, superó un nivel tras
otro hasta poder apreciar la presencia de Dios en su cuerpo y alma, hasta poder finalmente
disfrutar la unión de su alma con Dios y entrar en un estado profético.

Respondió mi Amado y me dijo: levántate, mi amada, mi hermosa, y camina (2:10)


‫ יָפָתִ י ּו ְלכִי לְָך‬,‫ קּומִי לְָך– ַר ְעי ָתִ י‬:‫ָענָה דֹודִ י וְָאמַר לִי‬

Ahora el Pastor se encuentra cara a cara con la Campesina. Dos versículos atrás la Campesina
expresó, “la voz de mi Amado he aquí que viene”, manifestando que se encuentra lejos,
como si sólo escuchara su eco. Ahora el Pastor le responde directamente a la Campesina
para decirle… ¿que se levante y se retire? ¿Qué sucede? Tanta espera y emoción por el
maravilloso momento en que por fin verá a su amado Pastor en su propia habitación ¿y le
pide que se vaya?

El popularmente conocido “escudo de David” es una estrella que formada por dos triángulos:
uno que mira de arriba hacia abajo, y que representa a Dios; y otro que apunta de abajo hacia
arriba, y representa al pueblo de Israel.
110
El triángulo que representa a Dios expone lo que tuvo que hacer para poder “integrarse” en
este mundo, introduciendo el alma (que es una parte de Dios) en cada persona: Él es infinito
y la energía que emana también lo es. Significa que ningún planeta o creación limitada podría
contener a Dios de ninguna manera. Por ello, decidió regular dicha energía; “ajustando” su
magnitud para poder hacer presencia en este mundo.

Pongamos un ejemplo: calculemos la electricidad que genera la planta eléctrica para una
ciudad entera. Ahora intentemos conectar la instalación eléctrica de una casa directamente a
dicha planta, ¿qué sucedería? ¡La casa explotaría en cuestión de segundos por no poder
contener tanta energía!

Sin embargo, es un hecho que miles de hogares disfrutan de la energía eléctrica y el


funcionamiento de sus aparatos eléctricos es óptimo gracias a que están conectados a la
planta eléctrica de su ciudad. ¿Por qué no explotan? Porque la energía emitida es regulada
de manera que sólo entra a la casa la potencia precisa para el buen funcionamiento de cada
artefacto. Es así como es posible encender un diminuto foco durante días sin que se funda.
Del mismo modo, Dios “instaló” un regulador, entre mundo y mundo, entre nivel y nivel,
el cual “ajusta” su magnificencia a la “dimensión” que el planeta Tierra pueda tolerar sin
“explotar”. Este concepto se llama Zinzum y se representa con el triángulo que comienza
ancho y se va “regulando” hasta terminar en punta en dirección a la tierra.

Por otro lado, el triángulo que apunta hacia arriba representa a cada uno de nosotros,
viviendo en un mundo material lleno de placeres profanos. La elevación que se nos pide
es ir reduciendo nuestra pasión por las cosas prohibidas, las vanas y las innecesarias e ir
cumpliendo el propósito que tenemos de subir y subir hasta unirnos con Dios.

Este concepto se refleja también en el alfabeto hebreo: el orden desde la letra Alef a la letra
Tav representa al camino que debe seguir el hombre, pues la letra Alef cuenta con el menor
valor numérico (1). Dios, en cambio, sigue el camino inverso, comenzando desde lo más alto,
la letra Tav cuyo valor numérico por ser el más alto (400), está por encima de todo, regulando
esta magnitud hasta tocar la Alef.

Por eso la letra Alef es la inicial de las palabras: persona (adam), yo (aní), tú (atá), nosotros
(anajnu), hombre (ish), mujer (ishá), padre (aba), madre (ima), hermano (aj), hermana (ajot),
conceptos que definen la existencia en la tierra que, por cierto, también comienza con la letra
Alef (áretz).

Por su parte, la letra Tav es la letra inicial de los principales conceptos espirituales, como
Torá, estudio de la Torá (Talmud Torá), rezo (Tefilá), arrepentimiento (Teshubá), Filacterias
(Tefilím) y donación (Terumá), entre otros.

El Pastor, apenas se presenta en la habitación de la Campesina en el palacio real, espera que

111
la Campesina reconozca todo lo que tuvo que realizar para conseguirlo, como diciendo, “Yo
ya puse mi triángulo” y ahora le pide que se levante y sea ella quien se eleve hasta acercarse
hasta Él, poniendo ella su triángulo, formando así el Maguén David, la unión perfecta.

En forma similar, Dios le indica al alma que Él ya ha hecho Su parte al presentarse en este
mundo limitado y terrenal, regulando su grandiosidad. Por ello, es turno ahora del alma
encaminarse y elevarse hasta conseguir su unión con Dios.

Cabe señalar que el Pastor, literalmente, dice a la Campesina, “Levántate para ti… y camina
para ti” (Kumi laj… ulji laj). El término Laj, para ti, agregado en ambas expresiones indica
que la Campesina debe levantarse y encaminarse en dirección al Pastor, no como una cuota o
compromiso, sino para su propio beneficio.

Una de las diez pruebas a las que Dios sometió a Abraham Abinu fue abandonar su tierra natal,
dejar todo atrás y viajar a un lugar desconocido. Era de esperarse que esa migración, siendo
una prueba, vendría acompañada de sacrificios y dificultades. Sin embargo, Dios afirmó a
Abraham Abinu, “Lej Lejá” (vete para ti), es decir, “Vete por tu bien” (Bereshít 12:2). La
Torá define en el siguiente versículo que ese viaje finalmente le favorecería y beneficiaría
en muchas áreas, la económica, tendría una gran descendencia y una distinguida fama. Del
mismo modo, Dios afirma al alma que dicho proceso que debe llevar para poder unirse con
Él, aunque requiera de esfuerzo y sudor, será a su favor y en su propio beneficio.

Entre los dos encuentros del rey Shelomó con Dios, transcurrió mucho tiempo, por lo que casi pudiéramos decir
que Dios lo extrañó y por eso vino a tocar la puerta del palacio, comparando el encuentro con el verano, lleno
de luz mientras que a la pausa la compara con el invierno, frío y nublado, como reclamándole,
“Alargaste mucho el invierno”

‫ עֵת ַהזָּמִיר‬,‫ָָארץ‬ֶ ‫ ַה ּנִ ָ ּצנִים נ ְִראּו ב‬.‫ ָהלְַך לֹו‬,‫שׁם ָחלַף‬ ֶ ֶּ‫ ַהג‬,‫ִכּי ִהנֵּה ַה ְסּתָ ו ָעבָר‬

He aquí que el otoño pasó, la lluvia transcurrió, se fue. Los retoños se ven sobre la tierra,
‫ ְו ַהגְּ ָפנִים ְסמָדַ ר נָתְ נּו ֵרי ַח‬,ָ‫ הַתְ ּ ֵאנָה ָחנְטָה ַפגֶּיה‬.‫ַּארצֵנּו‬
ְ ‫שׁמַע ְב‬ ְ ִ‫ וְקֹול הַּתֹור נ‬,ַ‫ִהגִּיע‬

el momento en que el ave zamir canta ha llegado y la voz de la tórtola se escucha en nuestra tierra.
La higuera germinó sus verdes higos y los viñedos de sus flores exhalaron aroma (2, 11:13)

Literalmente, el Pastor indica a la Campesina que el invierno había pasado y ya no había


motivo para continuar en su habitación. La primavera había comenzado y todo afuera volvió
a florecer, los retoños se divisan sobre la tierra y el canto de las tórtolas (que emigran en
el invierno para regresar en primavera) se percibe por todas partes. En resumen, el Pastor
comenta a la Campesina que fuera del palacio real todo es agradable y el momento de salir
juntos había llegado.
112
Ahora comparemos esta parábola con la vida real. En ocasiones sentimos una atracción
especial hacia Dios. Esto sucede con frecuencia durante una conferencia de Torá, en Yom
Kipur, en una visita al Kotel Hama’arabí o algún suceso similar. La persona se entusiasma
por mejorar, por estudiar Torá, por tomar el camino correcto, etc. Tomemos como ejemplo
la celebración que se hace en homenaje de todos aquellos que terminaron de estudiar todo
el Talmud, el célebre “Siyum Hashás” que se conmemora cada siete años y medio. Mucha
gente se maravilla y toma la decisión de terminar de estudiar todo el Talmud en este ciclo que
comienza al día siguiente de la ceremonia. La emoción que envuelve a cada persona que lo
vive o incluso sólo lo escucha, es impresionante.

A todos estos momentos tan especiales que experimentamos a lo largo de la vida, Maimónides
les llama “relámpagos”. Es como una luz inmensa que se abre paso en medio de la oscuridad
durante un muy breve espacio de tiempo. De hecho, explica Maimónides, las profecías que
recibían aquellos que conseguían unirse a Dios en un momento dado, también se les denomina
“relámpagos”, ya que se distinguen por ser un instante de luz extraordinaria que recibe el
profeta en un momento dado.

Ahora bien, la diferencia entre el nivel de un profeta y otro se define por el tiempo que
transcurría entre las profecías que recibía. Algunos tenían una sola profecía en toda su vida.
Otros cada año, otros cada mes y otros más a diario. Mientras más seguidas sean las profecías
que recibe un profeta mayor será su nivel.

La profecía o relámpago se representa también con términos como luz, sol, verano y similares.
Por ello, al tiempo que separa entre dos profecías se le define como oscuridad, invierno,
vacío, etc.
Sin embargo, es necesario que exista un espacio entre dos profecías, del mismo modo que
la tierra debe descansar durante el invierno para poder producir en el verano. Por otro lado,
dicho espacio no debe ser prolongado, pues podría retrasar al verano próximo.

El Pastor, en este versículo, comenta a la Campesina que ya había transcurrido demasiado


tiempo desde su primer encuentro. En el caso de Shelomó Hamélej, Dios le notifica que desde
aquella ocasión en que lo visitó por primera vez en el Tabernáculo y consiguió profetizar, no
volvió a experimentar una cercanía tan próxima y ya había llegado el momento de hacerlo
de nuevo.

Es por eso por lo que el Pastor (Dios), comenta a la Campesina (el alma) que el verano
ya llegó, “el otoño pasó” y “la lluvia transcurrió”. Por ello, le explica que había llegado el
momento en que sus fuerzas internas florecieran de nuevo. Por eso le afirmó que “los retoños
se ven sobre la tierra… la higuera germinó sus verdes higos y los viñedos de sus flores
exhalaron aroma”, todo esto aludiendo a las fuerzas que la Campesina tiene y que ha llegado
el momento de descubrir.

113
Nuestros Sabios revelan que dentro de cada uno de nosotros existen fuerzas con el potencial
de desarrollarse y prosperar. La cuestión está en que las mantenemos aprisionadas todo
el tiempo. Esas fuerzas están esperando el momento indicado para florecer, pero está en
nosotros tomar esa iniciativa.

En ocasiones nos sucede que durante determinado tiempo dejamos de estudiar Torá, no rezamos
con Minián o bajamos las defensas ante las pruebas que este mundo nos tiende. Entonces
llega el momento en que decidimos regresar y tomar el camino correcto. Equivocadamente
suponemos que, después de tanto tiempo de habernos alejado de Dios, “ya es demasiado
tarde”. Sin embargo, este pasaje del Shir Hashirim nos indica lo contrario. De hecho, la
clave para que existan dos veranos es que los separe un invierno. Por ello, aunque haya sido
prolongado el “invierno” alejado de Dios, lo importante ahora es reconocer que ya llegó el
verano y es momento de tomar de nuevo las riendas de la vida para acercarse a Dios.

El Pastor indica, además, que “el momento en que el ave zamir canta ha llegado y la voz
de la tórtola se escucha en nuestra tierra”. El zamir (una de las tres especies del ruiseñor),
cuando comienza el invierno se mantiene en silencio. La falta de luz solar, el frío, la lluvia y
los demás aspectos que caracterizan al invierno no le permiten cantar. Sólo cuando el verano
se asoma y las flores renacen es cuando comienza a cantar, al percibir una vez más la intensa
luz del sol, el calor y el ambiente agradable.

La tórtola, en cambio, cuando llega el invierno emigra. Para ella, lo que el invierno trae
consigo le hace abandonar su lugar, para retornar de nuevo cuando el verano inicia de nuevo.
Es por eso por lo que, con relación al zamir la expresión es que su momento de cantar ha
llegado, pues siempre estuvo presente, sólo que no estaba en circunstancias de cantar. Sin
embargo, la tórtola estaba ausente y ahora llegó de nuevo, de modo que la expresión más
apropiada es afirmar que su voz se percibe de nuevo “en nuestra tierra”.

Anteriormente explicamos que el alma tiene cinco partes: Jayá, Yejidá, Neshamá, Rúaj y
Néfesh. El Rúaj y el Néfesh son esenciales para vivir y se encuentran dentro del cuerpo
humano. La Neshamá es un nivel muy elevado que se puede alcanzar y también está dentro
de nosotros. Jayá y Yejidá son niveles muy elevados y externos que difícilmente se podría
conseguir.

El Málbim explica que el zamir hace alusión a la Neshamá y la tórtola representa a la Jayá
y Yejidá. Cuando entramos en una situación “invernal”, la Neshamá guarda silencio. No
canta, no se desenvuelve, no piensa; sin embargo, al menor destello de luz se entusiasma y
comienza a cantar. Es entonces cuando se abre camino para conseguir niveles elevados. En
otras palabras, la Neshamá está presente en todo momento, sólo que durante el invierno no
canta, al igual que el zamir.

Los niveles de Jayá y Yejidá no están presentes durante el invierno, es decir, no hay manera

114
de alcanzarlos cuando se pasa por situaciones comprometidas espiritualmente. Sólo en
verano es posible alcanzarlas, cuando se acepta plenamente la Torá y el cumplimiento de sus
Mitzvot cabalmente, si se sabe aprovechar el momento indicado, beneficiándose de la luz de
la ocasión cuando se presente .

Shelomó Hamélej nos indica con estos versículos que algunas oportunidades se presentan
una sola vez en la vida entera. Nuestros Sabios lo comparan con el que anda por el bosque
durante la noche, en medio de una total oscuridad sin saber siquiera en qué dirección dar
el siguiente paso. Hasta que, de repente, un relámpago ilumina perfectamente toda la zona.
Dicho destello de luz habrá durado tan solo un instante, sin embargo, puede ser suficiente
para enseñarle por dónde continuar su camino e incluso, cómo salir del bosque.
De no aprovechar la oportunidad, es decir, si mantuvo sus ojos cerrados cuando el relámpago
iluminó su camino, es probable que, pudiendo tener la salida del bosque a unos metros al
norte, decida seguir buscándola cientos de kilómetros hacia al sur, adentrándose todavía más
en el laberinto en el que está. Además, nadie le asegura que presenciará otro relámpago, ni
siquiera a largo plazo. En la vida sucede lo mismo.

A veces nos sentimos confundidos, “perdidos”, sin saber en qué dirección caminar. Sin
embargo, se nos presenta un relámpago que lo ilumina todo y nos sentimos motivados a
tomar la senda correcta. Esa fuerza tan especial tiene la propiedad de impulsar a la persona
a alcanzar niveles incluso de Jayá y Yejidá, como lo han demostrado grandes personalidades
en la historia que aprovecharon el momento indicado para dejar su mal proceder y comenzar
una nueva vida en la dirección correcta, alcanzando niveles espirituales extraordinarios. No
obstante, si se cierran los ojos en ese preciado momento, simplemente se pierde la oportunidad
sin tener garantía de que se le volverá a presentar de nuevo en su vida.

Levántate – mi amada, mi hermosa – y camina (2:13)


‫ יָפָתִ י – ּו ְלכִי לְָך‬,‫קּומִי לְָך – ַר ְעי ָתִ י‬

Aunque la persona sepa aprovechar el relámpago y encontrar las indicaciones en el oscuro y


confuso invierno de su vida y empezar a orientarse, debe entender que lo ideal es vivir una vida
de sol, luz y claridad, por eso en este versículo el Pastor le pide levantarse y avanzar como le
dijo anteriormente apenas se presentó en la habitación de la Campesina, donde le indicó esta
misma expresión (2:10): “Levántate – mi amada, mi hermosa – y camina”. Ahora, después
de explicar con amplitud por qué ha llegado su momento de levantarse y caminar, lo reitera.

El Pastor mencionó que, “los retoños se ven sobre la tierra”. El árbol siempre está presente,

115
incluso durante el invierno. Sin embargo, sus frutos están ausentes y se presentan durante el
verano, cuando el clima lo permite.

El árbol representa a la Neshamá, que siempre está presente, aunque durante el invierno no se
desarrolla y los frutos representan los niveles de Jayá y Yejidá, qué sólo es posible apreciarlos
durante el verano en un intento por manifestar con claridad que su momento de florecer ha
llegado. De hecho, la Campesina había rogado al Pastor que le ayudara a salir adelante,
diciendo “Jálame, detrás de ti correremos” (1:4). Ahora llegó el momento en que el Pastor
respeta la petición de la Campesina e intenta “jalarla” para que corra detrás suyo.
Con este texto Dios indica a Shelomó que no puede alargar demasiado los “inviernos”.

Mi paloma está en las grietas de la roca, en lo escondido del peldaño (2:14)


‫ ְבּסֵתֶ ר ַה ַמּדְ ֵרגָה‬,‫יֹונָתִ י ְ ּב ַחגְוֵי ַה ֶ ּסלַע‬

El término “Madregá” en hebreo significa “peldaño” o “nivel”. El Pastor indica a la


Campesina que debe aprovechar la oportunidad y elevarse por los niveles. Expliquemos esto.
La profecía podría compararse con los sueños que pueden ser confusos, difíciles de descifrar,
o bien, ser claros con un mensaje evidente. Esto dependerá del nivel que la persona haya
alcanzado durante el día, pues eso será lo que definirá el nivel que su alma alcanzará durante
la noche de modo que, a mayor nivel, mayor claridad.

Lo mismo sucede con las profecías. La claridad de su mensaje dependerá directamente del nivel
que el profeta haya alcanzado previamente. Por ello, el Pastor emplea el término “peldaño”
para insinuar a la Campesina que le conviene elevarse cuanto más pueda espiritualmente y
así conseguir una profecía más clara y despejada. En la vida “invernal” recibimos relámpagos
que no iluminan las indicaciones de la vida, incluso también, en los veranos nos enseña las
“señales de tránsito” puestas ahí por Dios para nosotros, pero no porque estén puestas allí
significa que son fáciles de leer y descifrar. Sin embargo, a mayor pureza, mayor claridad.

Muéstrame tu apariencia, hazme escuchar tu voz (2:14)


‫שׁמִי ִענִי אֶת קֹולְֵך‬
ְ ‫ ַה‬,‫ה ְַראִינִי אֶת מ ְַרַאי ְִך‬

El Pastor pide a la Campesina que le permita verla y escucharla. Al concluir su primer encuentro
con Dios, Shelomó Hamélej se vio agraciado con una sabiduría sin igual. Ahora Dios le exige que
tenga “temor al pecado”, es decir, que tome las precauciones necesarias en su vida para no fallarle.
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Nuestros Sabios advierten: “Todo aquel que su temor al pecado anticipe a su sabiduría,
su sabiduría perdurará; y todo aquel que su sabiduría anticipe a su temor al pecado, su
sabiduría no perdurará” (Avot 3:9). También advirtieron: “Si no hay sabiduría, no hay temor
(al pecado); y si no hay temor (al pecado), no hay sabiduría” (Avot 3:17).

La frase “hazme escuchar tu voz” representa la sabiduría, pues no se exhibe lo físico


sólo se escucha. El rostro o la apariencia de la persona no revela necesariamente su nivel
intelectual. Sólo cuando se le escucha hablar se puede asegurar si es sabia o no. “Muestra
tu apariencia”, en cambio, demuestra el temor al pecado que la persona tiene y que se
manifiesta en su manera de vestir, de comportarse, hacia dónde dirige su mirada, e incluso su
modo de caminar. Cada movimiento descubre qué tanto se mantiene aislado del pecado. Por
ello, Dios pide a Shelomó Hamélej en este segundo encuentro, que le muestre su apariencia y
le permita escuchar su voz, en ese preciso orden, refiriéndose a que debe anteponer su temor
al pecado a su sabiduría, pues de nada servirá su vasta sabiduría si finalmente se perderá por
no anteponerla con el temor al pecado. Además, como lamentablemente sucedió al final de
su vida, dicha sabiduría lo perjudicó, al tomar decisiones equivocadas basadas precisamente
en su célebre inteligencia.

El mismo Shelomó Hamélej puntualizó este importante concepto en el“Éshet Jail”, donde
define a la esposa ideal: “Falsa es la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme a Dios,
ella será alabada” (Mishlé 31:30).
En resumen, Dios está dispuesto a escuchar la voz de la sabiduría de Shelomó Hamélej, sólo
si demuestra primero la belleza de su temor al pecado.

Pues tu voz es agradable y tu apariencia es hermosa (2:14)


‫ִכּי קֹולְֵך ע ֵָרב ּומ ְַראֵיְך נָאוֶה‬

Al comienzo del Shir Hashirim (1:5) la Campesina afirmó a las doncellas: “Negra soy y
hermosa, hijas de Yerushalaim”, haciendo alusión a su apariencia que, como explicamos
anteriormente, representa su temor al pecado.

Shelomó Hamélej en ese versículo comenta a Dios que su apariencia es oscura a causa de sus
pecados; sin embargo, le asegura que su interior es bello. Ahora, en este segundo encuentro,
Dios le exige ver lo bello que oculta en su interior. Para Dios no es suficiente tener la belleza
en el interior, Él exige remover la oscuridad de la apariencia exterior para revelarla.
Con esto cada uno debe saber que el hecho de que se sienta judío, puro, santo, bondadoso y su
interior esté lleno de esas sensaciones, de nada sirve si no se lleva a la realidad, exteriorizando
y realizando tu potencial.

117
Apegarse a Dios puede ser de dos maneras: buscando a Dios en el campo o que Él nos sorprenda en el palacio.
Veamos las ventajas y desventajas de cada uno.

Nos han asido zorros, zorros pequeños que destruyen los viñedos,
‫ ּוכ ְָרמֵינּו ְסמָדַ ר‬,‫שׁ ָעלִים ְק ַטנִּים ְמ ַח ְ ּבלִים ְכ ָּרמִים‬
ֻ ,‫שׁ ָעלִים‬
ֻ ‫ֶאחֱזּו לָנּו‬

y (los frutos de) nuestros viñedos no han madurado (2:15)

Ahora es el turno de la Campesina para hablar con el Pastor. En este versículo la Campesina
responde y expone al Pastor la dificultad que se presenta en su segundo encuentro, pues
zorros pequeños se adentraron en sus viñedos para arruinarlos. ¿Qué significa este concepto?
En este reencuentro es palpable el extenso diálogo que guardan el Pastor y la Campesina.
Cuando dialogamos con Dios ya sea durante el rezo común o en ocasiones especiales, ¿qué
es lo que más afecta nuestra comunicación? Los pensamientos ajenos que no nos permiten
concentrarnos en lo que decimos. Lo mismo sucede durante el estudio de la Torá que, si bien
comenzamos con entusiasmo, no faltan los pensamientos que nos estimulan a “volar” en
otras dimensiones y perder “el hilo” de lo que estamos estudiando.
Esos pensamientos son los “zorros pequeños” que destruyen nuestros viñedos y su producción.
Estos “zorros” los envían las doncellas, para estropear la relación de la Campesina con el
Pastor. De la misma manera, en nuestra vida cotidiana, son las fuerzas del cuerpo y el Instinto
del Mal los que liberan estos pensamientos para interrumpir nuestra comunicación con Dios
y Su Torá.

Todavía resta explicar por qué nuestro rezo y superación en el estudio de la Torá fue
simbolizado en este versículo con los viñedos y no con campos.

Como explicamos antes, el nivel más elevado para estudiar Torá fue comparado con el vino,
por la dificultad que presenta extraerlo de las uvas y vigilarlo para que no se avinagre. Por eso,
nuestros Sabios (Sanhedrín 38a) afirman que, “Cuando entra el vino, salen los secretos”,
refiriéndose también a los secretos ocultos en la Torá. Es por eso por lo que todo encuentro
cercano se relaciona con el vino.

También comentamos que el vino es la bebida más completa ya que, entre otras características,
tiene la propiedad de permitir a quien lo bebe de alcanzar altos niveles o “perder la cabeza”.
De hecho, a los Profetas algunas personas los llamaban dementes (Melajim II 9:11), ya que
en el momento en que se unían con Dios y profetizaban se comportaban como lo hace la
gente con desequilibrio mental: no respondían a lo que sucedía a su alrededor, se perdían en
su mirada, sonreían… literalmente “perdían la cabeza”, como quien bebió vino en exceso y
no percibe nada de lo que ocurre con él o en su entorno.
118
En versículos anteriores (2:4), la Campesina comparó su primer encuentro con el Pastor con
“la casa del vino”, ya que Shelomó Hamélej pretendía “recibir vino” en su primer encuentro
con Dios en el Tabernáculo. Por ello, siendo para que lo más preciado Shelomó en estos
momentos era la sabiduría (su viñedo) que había absorbido de su primer encuentro con
Dios, lamenta saber que en este encuentro “zorros pequeños” lo distraen de la posibilidad de
disfrutar del Sod del vino.

Por otro lado, el versículo describe que “(los frutos de) nuestros viñedos no han madurado”.
Esto se debe a que, siendo que en este segundo encuentro de Dios con Shelomó se dio gracias
a que Dios buscó a Shelomó (a diferencia del primer encuentro, en el que Shelomó buscó
a Dios), la profecía se dio brevemente y en un nivel inferior, como el viñedo cuyos frutos
todavía no maduran. Además, apenas era el segundo encuentro, de modo que su relación
apenas comenzaba, como el viñedo cuyos frutos todavía están en proceso de madurar. La
unión que Shelomó experimentó en este encuentro con Dios fue menor con relación al
encuentro anterior.

Éste es otro motivo por el que se comparó con el viñedo y no directamente con el vino, ya
que su relación con Dios apenas comenzaba. Como el que apenas ingresa al viñedo y todavía
le falta cuidar y cortar los racimos de uva y exprimirlos para beber el vino.

Shelomó Hamélej percibió que este encuentro fue breve y reducido, y que sólo estaba en el
comienzo. Es por eso, además, que los zorros pudieron ingresar al viñedo para destruirlo.
Shelomó, alarmado, lo expresa rogando que sean removidos cuanto antes.

Anteriormente (1:8) comentamos que el Talmud afirma (Sucá 28a) que las aves que pasaban
por encima de Jonatán Ben Uziel cuando estudiaba Torá, se quemaban, ya que eran los
inoportunos “pajaritos que pasan por la cabeza” y que no permiten concentrarse debidamente
durante el rezo o el estudio. En esta ocasión el Shir Hashirim equipara a esos “pajaritos” con
zorros, ya que tienen en común destruir el estudio o el rezo y afectar nuestra relación con
Dios.

Mi Amado es para mí y yo soy para Él, el que pastorea entre las rosas (2:16)
‫שנִּים‬
ׁ ַ ‫ הָרֹעֶה ַבּּשֹׁו‬,‫ּדֹודִ י לִי ַו ֲאנִי לֹו‬

El Shir Hashirim define cada encuentro de la Campesina con el Pastor especificando la medida
o la calidad de unión. Esto nos revela qué nivel de acercamiento tuvo Shelomó Hamélej con
Dios en cada encuentro.

119
Más adelante (6:3) la Campesina afirma, “Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí”,
a diferencia de nuestro versículo en el que comenta lo mismo, pero en orden inverso: “Mi
Amado es para mí y yo soy para él”. ¿Cuál es la diferencia?

Cuando Dios viene hacia nosotros se llama Hit’aruta Deleela (Despertar Celestial) y cuando
la persona emprende el camino para apegarse a Dios eso se llama Hit’aruta Deltata. Esta
última tiene muchas ventajas ya que provoca preparación y deseo, lo que da lugar a que
las “uvas” estén maduras y así sea más fácil obtener el vino. Sin embargo, en el caso del
despertar celestial es halagador que te busquen, pero te pueden “agarrar en curva”.

El concepto de la rosa se emplea para definir cuando se dispone a elegir lo deseado de entre
todo lo demás, como mencionamos anteriormente (2:2), cuando el Pastor comparó a la
Campesina como una “rosa entre las espinas, es mi amada entre las doncellas”. Es decir,
Dios compara al alma a una rosa que se encuentra entre espinas que pueden afectarla.

Más adelante este concepto se repite de nuevo en el versículo 6:2 cuando se comenta que
el Pastor “bajó a su jardín… para recolectar rosas”, refiriéndose al momento en que Dios
bajó al mundo para elegir a Su pueblo de entre los demás pueblos. La comparación con rosas
representa, en esencia, discernir y elegir lo bello de entre lo que no lo es.
Esta comparación evidentemente es halagadora. ¿Quién no disfruta que lo nombren “el
elegido”? Más aún cuando el que lo eligió fue Dios Mismo.

Esto fue lo que Shelomó Hamélej percibió en este encuentro con Dios al bajar a este mundo
para elegirlo y encontrarlo y agradece y alaba a Dios por haberle concedido esa gloriosa
proclamación, al presentarse para elegirlo como Su rosa y ser Él su Pastor y protector.
Sin embargo, el problema es que Dios fue el que vino y no Shelomó quien fue hacia Él,
provocando que el encuentro fuera menos intenso debido a la falta de preparación y madurez
para poder tomar un “buen vino”.

Hasta que despunte el día y se remuevan las sombras, vuelve,


‫ דְ ּמֵה לְָך דֹודִ י ִל ְצבִי אֹו לְעֹפֶר הַָא ּי ָלִים עַל ה ֵָרי בָתֶ ר‬,‫שיָּפּו ַח הַּיֹום ְונָסּו ַה ְ ּצ ָללִים ס ֹב‬
ׁ ֶ ‫עַד‬

compárate mi Amado a la gacela o al cervatillo sobre las montañas de Báter (2:17)

Éste es el último versículo con el que finaliza el segundo cántico, por lo que indica cuándo
terminó. El Rey Shelomó reconoce que este encuentro comenzó como el amanecer con
el sol lejano y luz débil y fue fortaleciéndose hasta parecerse al medio día, lleno de luz y
sin sombras. Por eso dijo: “Hasta que despunte el día y se remuevan las sombras”, (este
momento es el mediodía cuando el sol se ubica a lo alto, y no se proyecta ninguna sombra).

120
Anteriormente mencionamos que Shelomó Hamélej comparó el momento en que se unió con
Dios con el verano, a diferencia del invierno que denota oscuridad y vacío. Ahora Shelomó
expresa el éxtasis del verano, cuando el sol está por sobre todo y no se divisa ninguna sombra
en ninguna parte, es decir, el ego personal.

Como cualquier cosa buena en la vida, el rey Shelomó entiende que este encuentro ha llegado
a su fin y Dios se retira y regresa a las montañas, de donde originalmente vino, pues el camino
que realizó fue desde las montañas, como lo indica el primer versículo de este Cántico:
“brinca sobre las montañas, salta sobre las colinas. Parece mi Amado a la gacela o al
cervatillo, he aquí que se para detrás de nuestra pared, observa por entre las ventanas, se
asoma entre las celosías”. Por eso, en este versículo la Campesina hace alusión nuevamente
a la gacela, al cervatillo y a las montañas con relación al Pastor, sólo que ahora en orden
inverso.

Esta segunda ocasión en la que Shelomó se une con Dios nos enseña a tener consciencia de que
en muchas ocasiones Dios nos busca, literalmente, después de las “vacaciones de invierno”
que decidimos tomar, dejando de lado el estudio de la Torá y el debido cumplimiento de
las Mitzvot, sin embargo, Dios decide que llegó el momento en que debemos acercarnos de
nuevo a Él y eso nos los hace apreciar con entusiasmo. Percibimos que el verano llegó y las
aves (nuestra alma) quiere cantar de nuevo, para alcanzar niveles muy elevados e iluminarse
intensamente. Lo único que nos pide Dios es no cerrar los ojos durante el relámpago de luz.
Recordemos que cuando Dios nos busca es porque nos ha elegido por sobre todos los demás.
De no ser así, no nos estaría buscando.Por otro lado, es importante estar consciente que
cuando Dios nos busca, representa un arma de doble filo, ya que despreciar ese “Esfuerzo”
Divino sería una absoluta falta de respeto.

Hay un relato sobre un distinguido rey al que se le informó que dos de sus principales y más
allegados ministros robaron joyas de la corona. Ambos iban de camino a su casa, de modo
que podían capturarlos con la evidencia en sus manos.

Ahora el rey estaba en un dilema: por un lado, no podía dejar de lado lo sucedido. La gente
podría suponer que robar joyas de la corona no era tan grave, después de todo. Por otro
lado, estos ministros eran vitales para el perfecto funcionamiento de su reinado, por lo que
no podía ejecutarlos ni siquiera encarcelarlos.

Finalmente, el rey ordenó que salieran a apresar a los dos ministros. Cuando el rey se
quedó a solas, se comunicó con ambos ministros y les dijo: “Me informaron que robaron las
joyas de la corona y ahora mismo están en camino para apresarlos. ¡Arrojen cuanto antes
lo que tomaron! Luego haremos cuentas. Por ahora, ¡desháganse de la evidencia!”. Uno
de los ministros hizo caso a la advertencia del rey, mientras que el otro ministro no quiso
desprenderse de tan preciadas joyas así que las escondió bien. En poco tiempo el ejército
real los alcanzó. El primero, por falta de evidencias, fue liberado de inmediato. El segundo
fue esposado y presentado ante el rey.
121
Cuando el rey lo vio y escuchó lo sucedido, pidió que todos se retiraran de la habitación.
Una vez a solas, le dijo con dolor:

“Me molesté en llamarte, te busqué e intenté salvarte, pero hiciste caso omiso.
Sin otra alternativa, deberás soportar el peso de la ley…”.

Dios busca a la persona y es un elogio enorme, un gran privilegio. Por ello, es momento de
atender Su llamado. De lo contrario, estará imitando la conducta del segundo ministro y Dios
le dirá posteriormente “Te llamé, te busqué e intenté salvarte. ¿Por qué no Me respondiste?”.
Ahora comprendemos por qué Dios se molestó tanto con Shelomó Hamélej cuando transgredió
los claros estatutos de la Torá que limitan la conducta del rey –como acumular cantidades
extraordinarias de dinero, de caballos y de esposas— ya que Dios Mismo se acercó a Shelomó
para buscarlo y sólo le pidió: “debes ser bella, poner tu temor a Dios antes que tu sabiduría”,
como diciéndole, “Te voy a dar de todo, no me falles” y, sin embargo, Shelomó finalmente
falló...

Recordemos este segundo encuentro de Shelomó con Dios, especialmente cuando esta chispa
que llevamos dentro se enciende durante un rezo, estudiando Torá, una conferencia o una
visita al Kótel Hama’arabí, abriendo bien los ojos y tomando las decisiones apropiadas,
respondiendo al llamado de Dios mientras nos busca. Así es como finaliza este segundo
cántico, que representa el segundo encuentro de Shelomó Hamélej con Dios, cuando fue el
Pastor al palacio, para decirle a la Campesina “¡Te amo, no me falles!”

122
Introducción al Cántico 3
En muchas ocasiones en nuestra vida, salimos a buscar a Dios y más allá de rezarle o pedirle, queremos sen-
tirlo, recibir de Él una señal, sentirnos orientados y guiados por Él y así saber hacia dónde encaminar nuestros
pasos. Pero no siempre sentimos Su presencia y no porque no nos escuche, sino porque actúa como un padre al
lado de su bebé que empieza a caminar. Le da la sensación de que está a un paso de él, pero cuando el bebé da
ese paso, el papá retrocede un poco, exigiéndole hacer un mayor esfuerzo. El niño da un paso más firme y el
papá vuelve a retroceder. Hasta que finalmente, al ver el máximo esfuerzo del bebé se acerca y lo toma entre
sus brazos y le sonríe.
Así es con Dios.

En este tercer cántico es la Campesina la que busca al Pastor. Sin embargo, no le es fácil y
muestra su pesar al no encontrarlo. En forma similar el alma busca a Dios y se le dificulta
encontrarlo, como sucedió con Shelomó Hamélej que intentó elevarse espiritualmente por
tercera vez para profetizar, sin obtener resultados inmediatos. El tercer cántico también fue
descrito en el libro de Melajim I y es conveniente estudiar esta profecía para comprenderlo
mejor.

Los siete años que duró la construcción del Beth Hamikdásh fueron de ilusión para todo el
pueblo. Los dedicados obreros, el material a emplear, los planos a seguir… todo rebozaba de
vida en medio de un ambiente de esperanza y ánimos al dirigirse hacia un objetivo concreto.
Todos se sentían esperanzados de que Dios reposaría Su Divinidad en la magna obra. Iban
a tener el privilegio de presenciarlo y conseguir unirse a Él. Después de todo, era una
oportunidad única para conseguir niveles espirituales superiores. Las adicciones son un gran
peligro, ya que empiezan en forma muy simple y pueden desarrollarse de forma tan radical
que el individuo puede estar dispuesto a arriesgar su vida para satisfacer su adicción. Existen
adicciones espirituales que, al igual que las adicciones físicas, si se arraigan vigorosamente,
el individuo estará dispuesto a poner su vida en riesgo para satisfacer esa necesidad.

Eso fue lo que les sucedió a Nadav y Abihú, los hijos de Aharón Hacohén, ellos, al igual
que todo el pueblo de Israel, experimentaron el nivel de profecía durante la entrega de la
Torá en el monte Sinaí. No obstante, querían vivir de nuevo esa maravillosa experiencia y
convirtieron esa ansiedad en una especie de adicción. Por eso, durante la inauguración del
Tabernáculo en el desierto, arriesgaron su vida ofreciendo incienso en la habitación más
santa del Tabernáculo. El resultado fue que la consiguieron, pero a cambio de perder la vida.

A Shelomó Hamélej le sucedió algo similar. Después de dos encuentros con Dios, podríamos
asegurar que estaba en camino de convertirse en un “adicto a la cercanía de Dios”. Además,

123
quería saber si después de la titánica obra de construcción y preparación del Templo, Dios
realmente estaría con él y contento con la obra. Por eso deseaba intensamente conseguir de
nuevo un acercamiento con Dios y profetizar por tercera vez. ¡Qué mejor momento para
conseguir un encuentro directo con Dios que la inauguración del Beth Hamikdásh! Y más
considerando que Shelomó mismo era el arquitecto y jefe de obra.

“Entonces congregó Shelomó a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las Tribus,
príncipes de las (casas) paternas de los hijos de Israel, (para presentarse) ante el rey Shelomó
en Yerushalaim, para hacer subir el Arca del Pacto de Dios, desde la ciudad de David, que
es Tzión” (Melajim I, 8:1).

Shelomó convocó a grandes personalidades y el magno evento culminaría con el acontecimiento


más importante: el momento en que el Arca, que contenía la Torá y las Tablas de la Ley que
Moshé había recibido directamente de Dios, sería introducida en el Beth Hamikdásh, en el
recinto más santo de todos, el Kódesh Hakodashim.

“Y se congregaron con el rey Shelomó todo hombre de Israel en el mes de Etanim, en la


festividad, que corresponde al mes séptimo” (Melajim I, 8:2)

Además, la inauguración del Beth Hamikdásh fue en una fecha que propicia la cercanía de
Dios con Su pueblo: el mes de Tishré. También esperó el día en que la cercanía y cariño que
Dios muestra a Su pueblo es inigualable: Sucot, que además de ser la última festividad, todos
están alegres y la gente rebosa santidad por las festividades que experimentaron pocos días
atrás. Como afirma el Talmud: “La Divinidad posa sólo si se está alegre” (Shabat 30b). Esto
garantizaría todavía más que su intento por unirse a Dios sería exitoso.

Para ser más precisos, la inauguración comenzó siete días antes de Sucot, no se ayunó en Yom
Kipur de ese año y se prolongó un total de 14 días (Melajim I, 8:65).

Cabe mencionar que el motivo por el que el mes de Tishré es llamado en este versículo como
el mes de “Etanim” (gigantes), se debe a que los gigantes del pueblo de Israel, quienes le
dieron su origen, nacieron precisamente en este mes: Abraham, Itzjak y Ya’acov. Este dato
realza aún más el motivo por el que Shelomó optó por inaugurar el Beth Hamikdásh en este
mes, lo cual también favorecería su intento de acercarse a Dios y alcanzar profecía.

“Y vinieron todos los ancianos de Israel y alzaron los Cohanim el Arca” (Melajim I, 8:3)

Todo era perfecto. Sin embargo, la profecía que tanto anhelaba tener Shelomó Hamélej,
todavía no había llegado… al respecto y para enfatizar su aflicción, Shelomó escribió en el
Shir Hashirim “Lo busqué y no lo encontré” (3:1).

En ese momento el Arca del Pacto y los utensilios del Beth Hamikdásh estaban fuera de la
construcción pues sólo los tenían listos para el evento de inauguración.
124
“Y subieron el Arca de Dios, la tienda de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban
en la carpa, y los subieron los Cohanim y los Leviim” (Melajim I, 8:4).

Al ver que todavía no profetizaba, Shelomó supuso que tal vez introduciendo los utensilios
al Beth Hamikdásh se cumplirían sus sueños. Sin embargo, no fue así.

“Y el rey Shelomó y toda la congregación de Israel que se reunieron con él, (estaban) con
él delante del Arca, sacrificando ganado y toros, que no se pueden contar ni enumerar de
cuantiosos” (Melajim I, 8:5)

Al darse cuenta de que su plan no había surtido efecto, Shelomó decidió intentar de nuevo lo
que sí le había funcionado la primera vez que se unió a Dios: ofrecer sacrificios. Sin embargo,
tampoco resultó.

“Y trajeron los Cohanim el Arca del Pacto de Dios a su lugar, a lo santo de la casa, al
Kódesh Hakodashim, bajo las alas de los Kerumbim” (Melajim I, 8:6)

Finalmente, Shelomó decidió introducir el Arca sagrada y ubicarla en su lugar dentro del
Kódesh Hakodashim, lo cual seguramente emanaría una santidad particular al estar “todas las
piezas en su lugar” y le permitiría conseguir unirse a Dios.

“Y sucedió al salir los Cohanim del Lugar Santo que la nube colmó la casa de Dios, y no
pudieron los Cohanim pararse para servir a causa de la nube, pues colmaba el honor de
Dios la casa de Dios” (Melajim I, 8:10-11).

Fue sólo cuando los Cohanim terminaron de colocar el Arca de la Alianza en el Lugar
Santísimo cuando al retirarse una extraña nube, que claramente exhibía su Divinidad, llenó
todo el espacio dentro del Beth Hamikdásh y no permitía a los Cohanim regresar a hacer su
servicio dentro del Lugar Santo; no obstante, Shelomó todavía no había profetizado.

“Entonces dijo Shelomó: Dios dijo que morará en neblina, ¡he construido una casa para
habitar para Ti, residencia para que Mores eternamente!” (Melajim I, 8:12-13).

Shelomó indicó a Dios que la edificación de Su casa había culminado y Él había prometido
habitarla. Los siguientes versículos expresan las bendiciones que dirigió al pueblo, luego
bendijo a Dios, le agradeció por elegirlo para construir Su casa e imploró por varios asuntos
relacionados con el Beth Hamikdásh. De este modo, supuso Shelomó, conseguiría unirse a
Dios todavía más y profetizar, pero no sucedió.

“Y se levantó Shelomó delante del Altar de Dios, ante toda la congregación de Israel, y
extendió sus palmas al cielo” (Melajim I, 8:22)

125
Shelomó supuso que lo que había hecho no surtía efecto por haberlo hecho fuera del Beth
Hamikdásh, de modo que se introdujo hasta ubicarse delante del Altar y lo intentó de nuevo,
alabando a Dios y rezando. Una vez frente al Altar, ofreció más sacrificios. Nuestros Sabios
explican que el término “Korbán” (sacrificio) en hebreo también significa “acercamiento”.

“Y fue cuando terminó Shelomó de rezar a Dios, a todos los ruegos y todas las súplicas, se levantó de delante
del Altar de Dios, de estar arrodillado y sus palmas extendidas al cielo” (Melajim I 8:54)

“Y se puso de pie y bendijo a toda la congregación de Israel en voz alta, diciendo… que nuestro Dios esté con
nosotros como lo estuvo con nuestros padres” (Melajim I, 8:55-57)
Ahora Shelomó prueba con algo diferente para profetizar, dando un paso más.

Después de concluir su rezo y no conseguir la unión con Dios que tanto esperaba, se puso
de pie y bendijo a toda la concurrencia. Probablemente se fundamentó en el principio que
prometen nuestros Sabios en el Talmud: “Todo el que suplica clemencia por su compañero
y él mismo precisa de ella, será correspondido él primero” (Babá Kamá 92ª). Si él rogaba
a Dios para que se acercara a Su pueblo, seguramente él sería retribuido primero con el
acercamiento a Dios que tanto anhelaba.

“Y el rey y todo Israel con él ofrendaron sacrificios antes Dios, y ofrendó Shelomó los
sacrificios Shelamim que ofreció a Dios, 22,000 toros y 120,000 corderos” (Melajim I, 8:62-
63).

El rey Shelomó en conjunto con toda la concurrencia, sacrificó 142,000 animales para
Dios. En esta ocasión, Shelomó optó por ofrecer sacrificios de Shelamim, ya que los sebos
se ofrecen a Dios quemándolos sobre el Altar y algunos de los miembros se otorgan a los
Cohanim (como la Torá ordena) y el resto lo consumen sus dueños. De este modo, todos se
ven beneficiados de las ofrendas.

“E hizo Shelomó en aquel entonces la fiesta y todo Israel con él, una congregación grande,
desde la entrada de Jamat hasta el arroyo de Egipto, ante nuestro Dios, siete y siete días – 14
días” (Melajim I, 8:65).

“En el día octavo envió al pueblo, bendijeron al rey, se fueron a sus hogares contentos y
felices de corazón, por todo el bien que había hecho Dios” (Melajim I, 8:66)

Shelomó debió sentirse muy apesadumbrado cuando todo terminó y la gente se encaminó a
sus hogares. Al darse cuenta de que no consiguió profetizar, despidió a todo mundo, quienes
se retiraron dichosos por lo que habían vivido. Sólo Shelomó repetía una y otra vez, “Lo
busqué y no Lo encontré”. No obstante, grande fue su sorpresa momentos después.

“Y se apareció Dios a Shelomó por segunda vez, como se le había aparecido en Guib’ón”
(Melajim I, 9:2).
126
Cuando todos se retiraron y Shelomó Hamélej se quedó solo, Dios se le apareció. Se
respiraba tranquilidad total alrededor, todo era silencio. Ahí Shelomó pudo alcanzar el nivel
de meditación y tuvo un encuentro con su alma para unirse a Dios.

Si trazamos tres líneas curvas en nuestro rostro: de oído a oído, de ojo a ojo y de una fosa
nasal a la otra y luego trazamos una línea vertical de la boca a la frente (cerebro), obtendremos
una especie de candelabro. Esto simboliza el estado cuando la persona consigue el equilibrio
perfecto entre el silencio apropiado (oídos), la tranquilidad visual (ojos) y la respiración
apropiada (nariz). En ese momento el eje principal se enlaza y se consigue una armoniosa
conexión entre la mente y el habla, permitiendo que la meditación rinda resultados favorables.
¿Por qué el versículo define este encuentro “por segunda vez”, si prácticamente es la tercera
ocasión que Shelomó profetiza?

El Málbim responde que, siendo que el segundo encuentro de Shelomó Hamélej con Dios
fue en un nivel inferior al primero, la intención del versículo es especificar que la intensidad
de este encuentro es similar al primero que tuvo en el Tabernáculo. Por ello, podría llamarse
este encuentro como el segundo, si consideramos que sólo dos de los tres alcanzó este nivel
tan alto de profecía y unión con Dios.

Otra explicación es que la primera vez que Shelomó profetizó fue él quien buscó a Dios,
el segundo encuentro lo inició Dios buscando a Shelomó. Así, este tercer encuentro es el
segundo en que Shelomó busca a Dios inicialmente y es denominado como su segundo
encuentro, lo cual es conocido como Hita’ruta Deltata (el despertar de abajo hacia arriba).
En un sentido más profundo, ambas explicaciones se complementan, pues siempre será de
mayor intensidad el encuentro con Dios cuando la persona Lo busca, que cuando Dios busca
a la persona.

“Y dijo Dios a Shelomó, ‘He escuchado tu rezo y tu súplica que has rogado ante Mí. He
santificado esta casa que has construido para poner Mi Nombre ahí eternamente” (Melajim
I, 9:3).

Dios aclaró a Shelomó que, aunque lo que finalmente le permitió alcanzar el nivel necesario
para profetizar fue la tranquilidad a su alrededor, todo lo que hizo previamente no fue en
balde. De hecho, si no hubiera llevado a cabo todo ese proceso previo, no hubiera conseguido
finalmente encontrarlo y unirse a Él.

Dios advierte a Shelomó que se aferre a la Torá y a sus Mitzvot, y a cambio Él enaltecerá el
Beth Hamikdásh por encima de cualquier otra cosa.Con esto damos por finalizada la tercera
profecía, tal y como es narrada en el libro de Melajim I.

Con el fin de complementar el episodio del tercer encuentro de Shelomó con Dios, es
conveniente extraer algunos aspectos que complementa el libro de “Dibré Hayamim”.

127
“Cuando terminó Shelomó de rezar, un fuego descendió del cielo y consumió (los sacrificios)
‘Olá y Shelamim, y el honor de Dios colmaba la casa” (Dibré Hayamim II, 7:1).

La presencia de Dios era evidente pues una nube colmaba el Beth Hamikdásh y fuego del
cielo había descendido para consumir los sacrificios. La cuestión era que Shelomó todavía no
había conseguido el alto nivel de unión con Dios para poder profetizar.

“Se presentó Dios a Shelomó por la noche y le dijo: He escuchado tu rezo” (Dibré Hayamim II ,7:12).

El tan anhelado encuentro de Shelomó con Dios se dio por la noche, cuando el silencio
reinaba en cada espacio y Shelomó pudo meditar sin interrupciones.

Esto explica por qué en el primer versículo del tercer cántico del Shir Hashirim la Campesina
comenta “Sobre mi lecho busqué al que ama mi alma”, haciendo alusión a la noche, ya que
su encuentro con el Pastor finalmente se dio por la noche.

Shelomó Hamélej jamás se rindió, pese a no ver resultados de sus intentos en ningún
momento. Finalmente, todo había valido la pena pues este encuentro con Dios fue excepcional,
precisamente a causa del esfuerzo que había invertido para conseguirlo.

Una vez que decidimos buscar a Dios, debemos intentarlo cuantas veces sea necesario, con
la confianza de que finalmente lo conseguiremos.

Esto se refleja principalmente en el versículo que analizaremos a continuación: “Lo busqué y


no lo encontré. Me levantaré ahora” (Shir Hashirim 3, 1:2), es decir, que, aunque me esmeré
por encontrar a Dios y no lo conseguí, de todos modos, me levantaré de nuevo “…hasta que
lo encontré” (Shir Hashirim 3, 3:4).

128
Tercer cántico
‫שׁתִ ּיו וְֹלא ְמצָאתִ יו‬ ְ ּ‫ ִ ּב ַק‬,‫שׁי‬
ִ ‫שָׁא ֲהבָה נַ ְפ‬ ֶ ‫שׁתִ ּי אֵת‬
ְ ּ‫ש ָכּבִי ַ ּב ֵלּילֹות ִ ּב ַק‬
ׁ ְ ‫עַל ִמ‬.

Sobre mi lecho busqué al que ama mi alma, lo busqué y no lo encontré.


‫שׁתִ ּיו וְֹלא ְמצָאתִ יו‬
ְ ּ‫ ִ ּב ַק‬,‫שׁי‬
ִ ‫שָׁא ֲהבָה נַ ְפ‬ ֶ ‫שׁה אֵת‬ ָ ‫ש ָוקִים ּוב ְָרח ֹבֹות ֲא ַב ְק‬ ּׁ ְ ּ‫ ַב‬,‫ָאקּומָה נָּא ַואֲסֹו ְבבָה ָבעִיר‬

Me levantaré ahora y recorreré la ciudad, por los mercados y por las calles
buscaré al que ama mi alma, lo busqué y no lo encontré” (3, 1:2)

Este versículo expresa los notorios esfuerzos de la Campesina por encontrar al Pastor, sin
resultados. También representa el momento en que Shelomó Hamélej se esmeró para unirse a
Dios y poder profetizar, sin conseguirlo. En la introducción general comentamos que cuando
en el Shir Hashirim se menciona el término “ciudad” o” Yerushalaim” (llamada “Tzión” en
el Shir Hashirim) hace alusión al cuerpo humano.

La ciudad representa al cuerpo humano porque está integrada por habitantes que constituyen
la parte fundamental por las labores que desempeñan. Algunos se destacan por su inteligencia
y pensamiento, siendo éstas sus principales herramientas de trabajo, por ejemplo, se dedican
a calcular, planear o diseñar. Otros se destacan más por escuchar u observar a los demás,
vigilando o monitoreando para estar al tanto de lo que sucede a su alrededor. Otros más
a verificar la producción de los alimentos, otros elaboran y supervisan perfumes, y así
sucesivamente.

Todas estas personas representan la cabeza, por su relevancia y por contener a los diferentes
sentidos que le ayudan a desenvolver y desarrollar el cuerpo humano. Por otro lado, está la
gente envidiosa, dadivosa, orgullosa, noble, cruel, piadosa, etc. Todos ellos representan el
corazón, donde residen las cualidades. Otras personas se dedican a cocinar y otros más a
recolectar los desechos de la ciudad. Ellos representan al sistema digestivo en general.

Aunque el Málbim desarrolla extensamente la explicación de cada individuo que forma


parte de la ciudad y lo que representa en el cuerpo humano, nosotros resumiremos que cada
individuo es parte fundamental del mismo, pues el aporte de cada uno de ellos permite que
la ciudad en conjunto se desempeñe perfectamente, de la misma manera que cada órgano y
miembro del cuerpo es esencial para su funcionamiento.

Ahora bien, aunque los habitantes de cada ciudad se extienden por todas partes, es común
encontrar a la mayoría de ellos en los mercados, ya que los une el factor común de compra/venta.
En forma análoga, aunque el cuerpo cuenta con innumerables fuerzas para desenvolverse, la
gran mayoría se concentran en el cerebro, el mercado principal del cuerpo.
129
Shelomó Hamélej comenta que, “…por los mercados y por las calles buscaré al que ama mi
alma”, refiriéndose a que se concentró y meditó por un tiempo prolongado, en un intento de
conectar su mente y alma con el propósito de abrir la puerta que le permita encontrar a Dios
y profetizar. Esto se debe a que la mente es la puerta que nos permite trasladarnos hasta la
dimensión donde se encuentra Dios, por contener en ella al alma y acortar de este modo la
distancia entre el hombre y Dios. Sin embargo, grande fue su desilusión cuando rotundamente
afirmó, “…lo busqué y no lo encontré”.

Me encontraron los guardianes que rondan la ciudad,


‫שׁי ְראִיתֶ ם‬
ִ ‫שָׁא ֲהבָה נַ ְפ‬
ֶ ‫ְמצָאּונִי הַשּׁ ֹמ ְִרים הַס ֹּ ְבבִים ָבּעִיר אֵת‬

¿al que ama mi alma vieron? (3:3)

Después de buscar a Dios incluso por los mercados de la ciudad y no hallarlo, el alma decide
preguntar dónde podría encontrarlo, ya que entiende que Dios le exige, esta vez, mayor
esfuerzo para esquivar a los guardianes que estorban la salida. Debemos recordar que los
guardianes representan a las fuerzas internas del cuerpo (la ciudad) y es por eso por lo que
la Campesina interroga a los guardianes, para conocer mejor, sus virtudes y debilidades y así
lograr evadirlos.

Apenas los pasé (a los guardianes)


‫שׁי‬
ִ ‫שָׁא ֲהבָה נַ ְפ‬
ֶ ‫שׁ ָ ּמצָאתִ י אֵת‬
ֶ ‫שׁ ָעב ְַרתִ ּי ֵמהֶם עַד‬
ֶ ‫ִכּ ְמעַט‬

encontré al amado de mi alma (3:4)

Como era de esperarse, las fuerzas del cuerpo desconocen el modo en que el alma se une con
Dios. Sin embargo, apenas el alma deja detrás las fuerzas del cuerpo, Dios se presenta. En la
parábola, el momento que tanto anhelaba la Campesina sucede. ¡Encuentra al Pastor! El alma
encuentra a Dios y Shelomó Hamélej finalmente profetiza.

Aunque en este encuentro la Campesina tomó la iniciativa de buscarlo, no salió de la ciudad,


aunque abandonó el palacio real para ir por los mercados y las calles (a diferencia del
primer encuentro, en el que se vieron en una cabaña de madera, fuera de Yerushalaim). La
Campesina no se alejó mucho del palacio real, como lo indica el versículo que apenas pasó a
los guardianes, encontró al Pastor.

En forma similar, el encuentro del alma con Dios en esta oportunidad se llevó a cabo muy
cerca del cuerpo, ya que Dios apreció el esfuerzo y se acercó lo más posible y ahora que el
alma cruzó la barrera le da la mano y la mete al palacio
130
Este encuentro le costó mucho esfuerzo al rey Shelomó, y a mayor esfuerzo, mayor recompensa. Por lo tanto,
esta vez no se trata de un encuentro fugaz y momentáneo, si no que la Campesina decide meter al Pastor al
palacio en forma permanente y éste, al ver el esfuerzo previo que realizó la Campesina para encontrarlo, como
un indicativo de amor, responde también con amor y acepta esta propuesta.
Es el momento donde, gracias a tu esfuerzo, Dios deja el Cielo y entra a morar en ti.

Lo sujeté y no lo soltaré, hasta traerlo a la casa de mi madre,


‫הֹורתִ י‬
ָ ‫שׁ ֲהבֵיאתִ יו אֶל ֵבּית ִא ִמּי ְואֶל חֶדֶ ר‬
ֶ ‫ עַד‬,‫ַאר ֶפּּנּו‬
ְ ‫ֲא ַחזְתִ ּיו וְֹלא‬

y a la habitación de quien me engendró (3:4)

Lo que se obtiene después de arduo trabajo, dedicación y esmero, es muy bien valorado. Por
ello, tan pronto la Campesina encuentra al Pastor, después de buscarlo por todos los mercados
y calles de la ciudad, lo sujeta y no lo suelta. De la misma manera, Shelomó Hamélej, cuando
encuentra a Dios después de su incansable labor para profetizar, lo sujeta y no lo suelta.
Una vez que se encuentran el Pastor y la Campesina cerca del palacio real, la Campesina lo lleva
directamente a su habitación en el palacio y vive con él por un largo tiempo. Análogamente el
alma quiere elevarse más e introducir a Dios en su vida, ya no quiere encuentros esporádicos,
ahora quiere vivir con Dios.

La intención de la Campesina es que este encuentro debe ser muy especial. No como un
“relámpago” que viene y se va en fracciones de segundo. Ahora le espera todo un día soleado
en compañía del Pastor. Así también Shelomó Hamélej espera que esta unión con Dios sea
más duradera que las anteriores.

El Talmud (Kidushín 30a) explica que la persona es creada con la asistencia de tres socios: el
padre, la madre y Dios. Ahora bien, el único lugar físico en el mundo que cumple con estas
características es el Kódesh Hakodashim, pues en él se encuentran los Kerumbim, donde uno
de ellos es masculino y el otro femenino, y es la morada de la Divinidad. Por ello, Shelomó
Hamélej expresa que ahora que encontró a Dios por tercera vez, es su deseo “introducirlo” al
Kódesh Hakodashim. Dicho deseo se definió con mayor claridad en el libro de Melajim I, en
el versículo que comenta que:“Y trajeron los Cohanim el Arca del Pacto de Dios a su lugar,
a lo santo de la casa, al Kódesh Hakodashim, bajo las alas de los Kerumbim”, tal y como lo
explicamos en la introducción.

Los encuentros duraban tan solo unos minutos. La Campesina pensó el motivo y llegó a la
conclusión de que se debía al lugar donde llevaban a cabo sus citas: una cabaña de madera
o la habitación de la Campesina en el palacio real. Por ello, concluyó que, si quería que sus
encuentros con el Pastor fueran más duraderos, debía conseguir un lugar más apropiado.

131
Dicho y hecho, le buscó trabajo en el palacio mismo. De este modo sus encuentros ya no
serían breves y a escondidas, sino que podría gozar de su presencia por más tiempo; además,
ya no serían tan esporádicos, sino que podría verlo más seguido.

Asimismo, Shelomó se percató de que sus primeros encuentros con Dios fueron relativamente
breves. Esta vez esperaba un encuentro más duradero. Así que indagó en la Torá y encontró
el versículo en el que Dios proclama: “Y Me harán un Santuario y moraré entre ustedes”
(Shemot 25, 8), lo que garantiza que, si se edifica un Beth Hamikdásh, Él morará dentro de
cada yehudí, por el hecho de estar más cerca.

Fue entonces cuando Shelomó edificó el Beth Hamikdásh y se propuso introducir el Arca del
Pacto para dejarlo ahí permanentemente. De este modo sus encuentros con Dios se llevarían
a cabo, de ahora en adelante, sólo ahí y durarían más tiempo, además que podrían ser con
más frecuencia. Tú también tienes un palacio corporal y tu mente es el Sanctum Sanctorum.
Puedes salir a encontrarte con Dios, pero si quieres más encuentros Lo introduces dentro de ti
y vives, respiras a Dios, en tu casa, negocio, vacaciones etc., ya que Él se asentó en tu mente
y donde esté tu mente, Él está.

En nuestra búsqueda por encontrar a Dios, es importante recordar que una vez que lo hemos
hallado debemos “sujetarlo y no soltarlo”. Por ejemplo, durante el día de Yom Kipur, en una
plática de Torá o una visita al Kótel Hama’arabí. Nuestra misión en ese momento es buscar
el modo de “llevar” a Dios a casa y continuar manteniendo Su presencia en la vida práctica.
Esto se refleja en el concepto de día de descanso de Shabat y los seis días laborales de la
semana, donde el sábado nos encontramos con Dios huyendo de todas las ocupaciones de la
semana y le damos la mano cantando Shabat Shalom, Sin embargo, la intención final debe
de ser introducirlo a los seis días laborales, teniendo así toda una semana bendecida por Él.

Sobre todas estas buenas intenciones que puedas tener, no pienses que son fáciles de llevar a la práctica. Tu
cuerpo, los deseos, tus hábitos y por supuesto tu Instinto del Mal, no te dejarán introducir fácilmente a Dios a
tu vida, meter al Pastor al palacio. Sin embargo, debes de saber que, si fue difícil traer al Pastor al palacio, es
más difícil mantenerlo en el palacio.

‫שׂדֶ ה‬
ּ ָ ‫שלַם ִ ּב ְצבָאֹות אֹו ְבַּאי ְלֹות ַה‬
ׁ ָ ‫שׁ ַבּעְתִ ּי אֶתְ כֶם ְבּנֹות י ְרּו‬
ְ ‫ ִה‬,

Les hago jurar a ustedes, doncellas de Yerushalaim, por los cervatillos


‫שׁתֶ ּ ְח ָפּץ‬
ֶ ‫ עַד‬,‫ּעֹוררּו אֶת הַָא ֲהבָה‬
ְ ְ‫אִם תָ ּעִירּו ְואִם ת‬

o las gacelas del campo, no despierten ni molesten al amor, sino hasta que lo desee (3:5)

132
Ahora entran en acción las doncellas del palacio, quienes de ninguna manera permitirán que
la Campesina se encuentre con el Pastor. Mucho menos si dicho encuentro pretenden hacerlo
en el palacio real y, por si fuera poco, que el Pastor labore en el palacio donde la Campesina
reside. Eso ya sería demasiado.

De la misma manera las fuerzas del cuerpo se incomodan con la presencia del Pastor en el
palacio, temen a los posibles cambios que el Pastor exigirá, ya que bajo el mando del rey/
Instinto del Mal, el palacio rebosa de placeres, con festines, borracheras y demás excesos.
Las doncellas se sienten a gusto, pero ahora, con el Pastor “religioso” cómo será la vida y
como dice el dicho, “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”.
Por eso la Campesina exige a las doncellas que no se entrometan y no estropeen su deseo y
su propia decisión.

Este versículo contiene la misma frase que fue analizada anteriormente (2:7). Resumamos lo
que hemos visto. Cuando dormimos todo parece real, pero de pronto despertamos sin previo
aviso.

En el primer cántico las doncellas descubren que la Campesina huyó del palacio para
encontrarse con el Pastor y la hacen volver, como el cuerpo cuando llama al alma para
despertar, sin embargo, la Campesina exige a las doncellas que no la molesten mientras está
con el Pastor. En este tercer cántico las doncellas perciben los planes de la Campesina y
procuran estropearlo. Por ello, la Campesina les advierte nuevamente que no se entrometan.
Lo mismo sucede con el alma en su apego a Dios. Sin embargo, después de este acercamiento
el alma no estará muy interesada en los placeres mundanos.

Con este versículo concluye el tercer encuentro de la Campesina con el Pastor, del alma
con Dios y de Shelomó con la profecía. No obstante, siendo que se abordó el tema de las
doncellas (las fuerzas del cuerpo), quienes pretenden evitar que la Campesina (el alma) se
una con el Pastor (Dios), Shelomó Hamélej aprovecha este espacio para resolver este dilema:
¿cómo puede conseguir el alma encontrar a Dios estando dentro de un cuerpo que no se lo
permite? Tomemos en cuenta que “el cuerpo” como tal, abarca también la mente, de modo
que incluso el modo de pensar de la persona no le ayuda a buscar a Dios, lo que hace aún más
difícil la misión.

En la parábola de la Campesina, la pregunta es más clara: ¿Cómo una humilde Campesina


puede evadir a los guardias reales y al rey mismo y conseguir abandonar el palacio para
encontrarse con el Pastor? O todavía más: ¿cómo una humilde Campesina puede hacer pasar
al Pastor hasta su habitación dentro del palacio real, burlando toda la seguridad que la vigila
en todo momento?

133
¿Quién es la que sube del desierto como columnas de humo,
‫ מִכ ֹּל ַא ְבקַת רֹוכֵל‬,‫ ְמ ֻק ֶט ֶּרת מ ֹר ּולְבֹונָה‬,‫שׁן‬
ָ ‫מִי ז ֹאת עֹלָה מִן ַה ִמּדְ ָבּר ְכּתִ ימֲרֹות ָע‬

perfumada con mirra e incienso, con todas las fragancias del mercader? (3:6)

Esta pregunta no la hace el Pastor, ni la Campesina, ni el rey, ni las doncellas. Esta pregunta
la hace el narrador del Shir Hashirim. Es como si por un momento se pone pausa a la historia
y el escritor voltea para aclarar un tema que podría parecer confuso. De este modo se asegura
que el público comprenda lo que está sucediendo y lo que está por suceder. Ahora el narrador
expresa su asombro al comentar que la Campesina surge del desierto perfumada con mirra,
incienso y todas las fragancias del mercader.

El Málbim explica que la fragancia “Mor” es de origen animal. Cabe aclarar que la traducción
contemporánea de “Mor” es “mirra”, una sustancia resinosa de color rojo y olor intenso,
compuesta de aceites esenciales, resina y goma, y se extrae de los árboles. Antiguamente
la fragancia “Mor” era extraída de los animales, (como lo indica el Málbim). La fragancia
“Leboná” (incienso) proviene del reino vegetal y “todas las fragancias del mercader” hace
alusión a los aromas obtenidos de sustancias minerales o inertes.

Significa que la Campesina se había perfumado con aromas provenientes de todos los reinos
(animal, vegetal y mineral), mostrando con ello que se había perfeccionado en todos sus
aspectos y niveles: en su Néfesh, Rúaj y Neshamá; en su cuerpo, carne y huesos; en la parte
animal, vegetal y mineral que componen su ser. En otras palabras, el aroma que la Campesina
emana demuestra que su reciente encuentro con el Pastor debió haber sido muy intenso.

He aquí el lecho de Shelomó 60 fuertes la rodean, de los fuertes de Israel.


‫ ְמ ֻל ְמּדֵ י ִמ ְל ָחמָה‬,‫ ֻ ּכ ָלּם ֲא ֻחזֵי ח ֶֶרב‬.‫ש ָׂראֵל‬
ְ ִ ‫ ִמגִּב ֵֹּרי י‬,‫שּׁים גִּב ִֹּרים ָסבִיב לָּה‬
ִ ׁ‫ש‬
ִ ‫שֹׁלמ ֹה‬
ְ ּ‫ש ִל‬
ׁ ֶ ‫ִהנֵּה ִמ ָטּתֹו‬

Todos portan espada, entrenados para la guerra (3:7-8)

El narrador, sorprendido de ver a la Campesina y percibir el intenso encuentro que tuvo


con el Pastor, hace una pausa para preguntar cómo lo había logrado. Después de todo, ella
duerme en la cama del rey Shelomó (el Instinto del Mal). Dicha cama está custodiada por
60 corpulentos hombres, de los más fuertes de Israel. Cada uno de ellos porta su espada y
están entrenados para guerrear. “No lo comprendo -cuestiona el narrador- ¿cómo conseguiste
escapar”?

En forma similar, el alma está encerrada en el cuerpo. Las fuerzas del cuerpo no le permiten
salir y sólo procuran alejarla de Dios. ¿Cómo es posible, entonces, que consiga unirse a Dios?
134
Dicho en términos más prácticos: ¿cómo el yehudí puede cumplir Mitzvot? ¿Cómo se puede
concentrar durante el rezo? Ya que el Instinto del Mal está completamente armado y listo para
hacer frente y ante cualquier intento de respetar la voluntad de Dios, siempre está acechando
para evitarlo. Sin embargo, somos testigos de que una y otra vez conseguimos escapar del
palacio que nos apresa, evadir al rey, evitar a los armados guardias y encontrarnos con el
Pastor. ¿Cómo es eso posible?

Antes de continuar con la respuesta, cabe mencionar que el número 60 representa todos los
componentes del cuerpo humano (huesos, miembros y demás), ya que todos ellos se dividen
en 60 clasificaciones, como lo explica el Málbim con lujo de detalle. Es por eso por lo que en
la parábola se hace mención precisamente a “60 fuertes guardianes”.

Así también, la expresión “…de los fuertes de Israel” aparentemente no es apropiada, ya que
el rey Shelomó representa al Instinto del Mal, quien apresa al alma y no le permite unirse
con Dios. ¿Por qué, entonces, su ejército pertenece a Israel, el pueblo elegido por Dios para
cumplir con Su voluntad?

En realidad, el término “Israel” que emplea el versículo no se refiere precisamente al pueblo


de Israel. De hecho, el nombre “Israel” se originó cuando Yaacov Abinu luchó contra un
ángel y lo derrotó. Fue el ángel quien le asignara dicho nombre (Bereshít 32:29), compuesto
de los términos “Sarita” (“luchaste”) y “Elo-kim” (refiriéndose a las fuerzas espirituales).
Por ello, es apropiado llamar al ejército del Instinto del Mal bajo el término de “Israel”,
indicando que su propósito consiste en luchar contra el alma (las fuerzas espirituales) para
evitar que se encuentre con Dios.

Además, estos guerreros están “…entrenados para la guerra” y cuentan con bastante
experiencia. Este concepto es muy acertado para definir al Instinto del Mal, quien no sólo
tiene habilidad en su misión con cada individuo que enfrenta, lo que equivale a los años que
ha vivido, sino que además tiene práctica desde la Creación. Después de todo, ha enfrentado
a Adam Harishón, los Patriarcas, Moshé Rabenu y toda la Humanidad con sus numerosas
personalidades que destacan en la historia.

Cada uno (ciñe) su espada sobre su muslo, por el temor de las noches (3:8)
‫אִיׁש ח ְַרּבֹו עַל י ְֵרכֹו ִמ ַ ּפחַד ַ ּב ֵלּילֹות‬

La respuesta ante la sorpresa del narrador es que ningún soldado pudo hacer algo para evitar
que la Campesina abandone el palacio, por motivo que sus espadas se habían quedado firmes
a sus muslos a causa del “temor de las noches”.

135
La clave para escapar del palacio y encontrarse con el Pastor está en inmovilizar a los
guardianes y lo consiguió gracias al temor de las noches. ¿Qué significa esto?

La explicación viable es como lo indica literalmente el versículo: los vigilantes, por algún
motivo, temían tanto a las noches que se quedaban inmóviles en su lugar. La Campesina
percibió esta debilidad y fue en la noche que aprovechó la oportunidad para huir, confiada en
que nadie podía detenerla.

En forma similar el alma consigue desprenderse del cuerpo, encontrar a Dios y regresar,
aprovechando el momento en que las fuerzas del cuerpo se paralizan. Expliquemos este
concepto.

El día se relaciona con correr, tráfico, gritos, estrés, trabajo, problemas, etc. Y la noche se
relaciona con el silencio, descanso, recogerse en casa, etc. Así también es en la vida.
Mientras estás agitado, apurado, desconcentrado es muy difícil que entres en razón y con
ello lograr la conexión con Dios, sin embargo, cuando encuentras un espacio de “noche” te
tranquilizas y puedes entrar en un estado de meditación y conseguir esa conexión. Es a este
estado al que temen tus guardianes, que pueden controlar la seguridad del palacio durante el
día y con movimientos bruscos y ruidosos de parte de la Campesina, pero cuando ésta lo hace
de noche y de “puntitas”, lograra evadirlos, salir e incluso a traer al Pastor a medianoche a
su cuarto.

Es importante saber que toda la oposición de las doncellas y el miedo de los guardianes ante
la presencia del Pastor en el palacio es sólo al principio, por temor a lo desconocido, pero
en un momento dado, cuando lo conozcan se enamoraran de Él y del manejo que hace del
palacio. Como dice el Rey David, “Prueben y verán que tan bueno es Dios” (Tehilím 34:9)

En verdad lo que ocurre ahora en el palacio, no es más que un “golpe de estado”, en el que la
Campesina, bella prisionera del rey, convierte al Pastor en el rey del palacio y automáticamente
ella queda como reina, lo que permitirá que el encuentro sea muy duradero.

‫ ְרפִידָ תֹו‬,‫שׂה ֶכסֶף‬ ָ ‫ עַּמּודָ יו ָע‬.‫ ֵמ ֲעצֵי ַה ְלּבָנֹון‬,‫שֹׁלמ ֹה‬


ְ ‫שׂה לֹו ַה ֶ ּמלְֶך‬
ָ ‫ַא ִפ ְּריֹון ָע‬

Palio se hizo el rey Shelomó, de los árboles de Levanón.


‫שלָם‬ ׁ ָ ‫ ּתֹוכֹו ָרצּוף ַא ֲהבָה ִמ ְבּנֹות י ְרּו‬,‫ַארגָּמָן‬ְ ‫ מ ְֶר ָכּבֹו‬,‫זָהָב‬

Sus columnas hicieron de plata, su respaldo de oro, su asiento de lana púrpura,


su interior enlosado de amor de las hijas de Yerushalaim (3:9-10)

El palio al que se refiere el versículo, no se refiere a un palio nupcial, sino al dosel que se

136
erigía por encima de la reina para glorificarla. Esta bella doncella deja de ser “la Campesina”
y comienza a ser “la reina”. Así también su amado deja de ser “el Pastor”, para convertirse
en el nuevo “rey de Yerushalaim”, tomando el lugar del Instinto del Mal. De hecho, fue
precisamente por haber convertido al Pastor en su nuevo rey, en lugar del Instinto del Mal, lo
que hizo que la Campesina subiera su posición al de reina.

Aquí se da un cambio en la narrativa del Shir Hashirim, ya que en los siguientes versículos el
rey es “el rey Shelomó”. Explica el Málbim que esto se debe a que, en todo el Shir Hashirim,
el rey representa al Instinto del Mal, mientras que ahora el término rey se refiere a Shelomó
Hamélej en persona.

Esto significa que, en los siguientes versículos, aunque continua la narración de la Campesina
y el Pastor, ahora es Shelomó Hamélej quien expone y transmite lo que él mismo vivió cuando
se unió a Dios en su tercer encuentro y el modo en que lo obtuvo. Es por eso por lo que estos
versículos forman un paréntesis que en parte interrumpe la narración del Shir Hashirim.
Los primeros dos cánticos fueron muy breves, como un “relámpago” que ilumina el camino
por un muy breve espacio de tiempo. Este tercer encuentro dura mucho más, de modo que
la profecía se extiende por mayor tiempo y, además, la conexión con Dios prevalece durante
muchos años después, aunque sin profetizar.

Pero ¿cómo se consigue eso?

A lo largo de nuestra vida experimentamos momentos fugaces de unión con Dios, como en
Yom Kipur. La emoción y apego a Dios se desvanecen tan pronto termina el rezo de Ne’ilá
en Motzaé Yom Kipur. Lo que Shelomó Hamélej definirá a continuación es cómo conseguir
que dicho encuentro perdure durante los demás días del año, e incluso durante toda la vida.
En este tercer cántico Shelomó Hamélej se esmeró mucho por encontrar a Dios. Una y otra
vez lo intentó durante 14 días sin resultados, hasta que finalmente consiguió su encuentro
prolongado con Dios en el Beth Hamikdásh.

Dicho de otro modo, la clave para conseguir un encuentro estable y prolongado con Dios es
tratar a Dios en forma diferente. Expliquemos este concepto. Shelomó Hamélej se dio cuenta
que el motivo por el que se le dificultaba tanto encontrar a Dios y que sus encuentros fueran
tan breves, se debía a que lo trataba como a un concepto más en su vida. Y entre banquete
y banquete, paseo y viaje, buscaba unos momentos para encontrarse con Dios, pero ahora a
través de la construcción del Templo quiere vivir con Dios una vida plena de espiritualidad
y apego.

Cuando el alma deja de ser tratada como un elemento más de nuestra existencia y es respetada
como “la reina”, es entonces cuando se consigue una unión a Dios con mayor eficacia y
duración, incluso por años. Eso es lo que ayuda a que los “relámpagos espirituales” que
tenemos de vez en cuando (como en Yom Kipur) perduren.

137
En la historia real, Shelomó Hamélej se dio cuenta que en el momento que apreció a Dios
como algo especial y no como un concepto más de su vida, su unión fue duradera. Esto lo
comprendió al edificar el Beth Hamikdásh y dedicar a Dios un trato y aprecio muy especial,
coronándolo como su rey, derrocando al Instinto del Mal de su trono.

Es importante notar que el versículo anterior detalla cuatro características del palio que erigió
para su amada Campesina, la nueva reina: “Sus columnas hizo de plata, su respaldo de oro,
su asiento de lana púrpura, su interior enlosado de amor de las hijas de Yerushalaim”.
El palio en sí representa al Beth Hamikdásh y los cuatro distintivos que le construyó
representan cuatro secciones.

• El “Jatzer” del Beth Hamikdásh estaba reservado para realizar los sacrificios y era
donde se erigía el enorme Altar de piedra, perteneciendo al área más aislada de la
presencia de Dios dentro del Beth Hamikdásh, en una zona al aire libre.

• En el “Kódesh” se ubicaban la Menorá (candelabro de siete brazos), el Shulján


(donde se acomodaba el Léjem Hapanim) y el Altar de oro, donde se quemaba el
incienso. Estaba techado y era amplio.

• El “Kódesh Hakodashim” en sí, aunque era una sola estancia, Shelomó Hamélej
la dividió en dos partes: la estancia en sí incluyendo el Arca del Pacto que contenía
las Tablas de la Ley y los Kerumbim que cubrían el arca con dos ángeles de oro
encima.

Ahora bien: las columnas de plata representan al Jatzer, el respaldo de oro al Kódesh, el
asiento al Kódesh Hakodashim y el interior enlosado de amor a los Kerumbim, que simbolizan
el amor entre la persona y sus semejantes. El cuerpo humano, también puede dividirse en
cuatro secciones: de los pies a las costillas, de las costillas al corazón, el rostro y la cabeza.
La primera parte (de los pies hasta las costillas) contiene el sistema digestivo, donde se
digieren los alimentos. Esta sección representa al Jatzer del Beth Hamikdásh, donde se
consumía la carne de los sacrificios. Abarca las manos y los pies, y en el Jatzer del Beth
Hamikdásh se ubicaba el Kior, el lavabo destinado para el lavado de manos y pies de los
Cohanim para llevar a cabo el servicio. Esta sección del cuerpo comprende también las vías
por las que el cuerpo limpia los alimentos (como el riñón) y expulsa los desechos y en el
Jatzer se llevaba a cabo el servicio de remover el Deshen (las grandes cantidades de cenizas
generada de la madera y sacrificios que se incineraban sobre el Altar de piedra) para llevarlo
fuera del Beth Hamikdásh.

La segunda sección incluye las costillas, los pulmones y el corazón: Las costillas representan
las bandejas donde se colocaba el Léjem Hapanim sobre el Shulján, en el área del Kódesh
del Beth Hamikdásh; los pulmones de los animales cuentan con siete lóbulos, haciendo
referencia a los siete brazos del candelabro; y el corazón representa al Altar donde se quemaba

138
el incienso y con él se conseguía satisfacer a Dios (como indican los versículos que el aroma
que despedía el incienso era “…un aroma agradable ante Dios”). La tercera parte (el rostro)
representa la zona del Kódesh Hakodashim con el Arca del Pacto, pues es “el rostro” del Beth
Hamikdásh, siendo el lugar que contiene las Tablas de la Ley y la Torá.

La cuarta y última sección incluye los dos hemisferios del cerebro, mismos que representan
a los dos ángeles que cubrían al Arca del Pacto, los Kerumbim.

El Málbim nombra cada una de estas secciones de acuerdo a la parte espiritual que contiene
el ser humano del siguiente modo: de los pies a las costillas está el Néfesh, de las costillas al
corazón está el Rúaj, el rostro contiene la Neshamá y la cabeza contiene a la Jayá y Yejidá.
Shelomó Hamélej edificó el Beth Hamikdásh y lo seccionó en cuatro partes, como lo aludió
en el versículo del Shir Hashirim. De este modo santificó un Santuario para Dios y al mismo
tiempo santificó su propio cuerpo, preparándolo así para unirse a Dios de un modo más
prolongado, pues cada una de las secciones del Beth Hamikdásh representa al mismo tiempo
cada sección del cuerpo humano, llevando a cabo, al pie de la letra, el versículo que afirma “Y
me harán un Santuario y moraré entre ustedes” (Shemot 25:8) ya que, como mencionamos
anteriormente, aquí Dios garantiza que si se le edifica un Beth Hamikdásh, Él morará dentro
de cada yehudí -“entre ustedes”-.

Fue así como Shelomó Hamélej desarrolló su Néfesh, Rúaj, Neshamá y especialmente su
Jayá y Yejidá al máximo, convirtiéndolos en lo principal, por encima de todo lo demás, como
lo alude en el Shir Hashirim, que apreció a la Campesina (su alma) y la convirtió de una
doncella más en la reina. A partir de ahora Shelomó Hamélej ya no era el rey poderoso que
complacía sus deseos y también atendía a su alma, incluso visitando de vez en cuando a Dios;
sino que se había convertido en el rey que había convertido su alma en lo esencial y vivía con
Dios en todo momento, dejando de lado todos los placeres mundanos.

Cuán especial es este extraordinario encuentro en el que no sólo la Campesina se convierte


en reina, sino que las doncellas, quienes en todo momento evitaban que la Campesina se
encontrara con el Pastor, a partir de ahora la apoyan y estimulan para conseguirlo.
Este concepto se ve reflejado en nuestro versículo, que define que el rey Shelomó hizo
“…su interior enlosado de amor de las hijas de Yerushalaim”, refiriéndose a las doncellas
cuyo amor ahora se dirigía al palio en el que el nuevo rey (antiguo Pastor) y la nueva reina
(antigua Campesina) se encontrarían.

Adaptando esta enseñanza a la vida práctica, veremos que mientras la persona vive su vida y
de vez en cuando atiende su alma como una cosa más (estudiando Torá, rezando, ayunando
en Yom Kipur, etc.), las “doncellas” o fuerzas del cuerpo no le permiten ir más allá de los
límites del palacio (su cuerpo). Por ello, tan pronto perciben que el alma pretende “escapar”
subiendo cada vez más para unirse con Dios, la detienen y regresan con expresiones como,
“Tómalo con calma”, “No es para tanto” o “No vas a poder”.

139
No obstante, cuando el alma se convierte en lo principal de uno mismo, todas las fuerzas del
cuerpo, después de ver lo maravilloso que se vive con esta nueva reina, quien llenó el palacio
con fe, alegría y satisfacción, dándole a todos un propósito de vida, unas metas que alcanzar
y una recompensa segura en el Mundo Venidero, pasan de ser la oposición a ser fieles aliados,
la animan y ayudan a reforzar los vínculos con Dios, con expresiones entusiastas como “Esta
vez voy a rezar como nunca”, “Me voy a quedar otra media hora estudiando Torá” o
“Prefiero no consumir este producto, podría no ser kasher del todo”.

Así es como el cuerpo percibe que el alma es la nueva reina y todas sus fuerzas ocultas no sólo
se someten a su dirección, sino que gustosamente le ayudan a salir adelante. Repentinamente
hay “ganas”, entusiasmo y energía para superarse.

Parece que la historia llegó a su clímax: Pastor-Rey, Campesina-Reina, Palacio-Espiritual= Final Feliz…
¡PERO NO! Nunca se llega a la plenitud ya que estamos hablando de una conexión entre el alma eterna y
Dios Infinito y esto no tiene fin. Siempre puedes seguir elevándote.

Salgan y vean hijas de Tzión al rey Shelomó, con la corona que lo coronó
‫שׂ ְמחַת לִּבֹו‬
ִ ‫שׁ ִע ְט ָּרה ּלֹו אִּמֹו ְבּיֹום חֲתֻ נָּתֹו ּובְיֹום‬
ֶ ‫ ַבּ ֲעט ָָרה‬,‫שֹׁלמ ֹה‬
ְ ‫ּוראֶינָה ְבּנֹות צִּיֹון ַבּ ֶ ּמלְֶך‬
ְ ‫ְצאֶינָה‬

su madre el día de su boda y el día de la alegría de su corazón (3:11)

Ahora, el Pastor es el rey de Yerushalaim y la Campesina es la reina. Entre ellos hay


convivencia dentro del palacio. En ocasiones desayunan juntos, otras veces salen a caminar
por el jardín real, tomados de la mano y de vez en cuando tienen momentos muy íntimos.
Esto significa que incluso viviendo juntos dentro del mismo palacio, el contacto que
experimentan es diferente en cada momento, desde lo más trivial hasta lo más significativo.
En otras palabras, la unión que llevan no es constante, sino que varía y podría clasificarse en
niveles.

La Campesina (la nueva reina) siempre anheló vivir con el Pastor (el nuevo rey) en el palacio
en un estado constante de amor sin fronteras. No obstante, dicha relación jamás podrá
darse con la presencia de las doncellas ya que, incluso si apoyan su relación con su amado,
obstaculizan su privacidad. Por ello, el paso a seguir es aislar a las doncellas.

En forma similar, ahora que el alma consiguió el nivel de convencer a las fuerzas del cuerpo
para que la apoyen para reunirse con Dios y acercarse cada vez más a Él, todavía son un
obstáculo para alcanzar niveles superiores, pues su presencia misma limita su privacidad con
Dios. De modo que el paso a seguir será aislar a las fuerzas del cuerpo por completo.
En la vida cotidiana, la persona que finalmente decidió tomar el camino correcto y vivir con

140
Dios en cada paso y aunque ahora estudia Torá y cumple las Mitzvot fielmente que incluso su
cuerpo mismo lo estimuló a conseguir, llega un momento en que anhela un nivel todavía más
elevado: quiere vivir una vida de espiritualidad constante, sentir a Dios en todo momento,
vivir un apego mayor.

Sin embargo, las fuerzas del cuerpo, aunque pretenden ayudar y estimular a la persona a
encontrar a Dios, después de todo obstaculizan este propósito, simplemente por ser materiales.
Por ejemplo, los Profetas conseguían un nivel superior de profecía y unión con Dios, en
proporción al grado en que anulaban su cuerpo y sentidos, resultando en una “privacidad”
con Dios de mayor calidad.

En este versículo, lo que la Campesina hasta ahora llamaba “hijas de Yerushalaim”, en


su posición de reina se dirige a ellas como “hijas de Tzión”. El motivo es porque “hijas
de Yerushalaim” se refiere a las fuerzas del cuerpo que están en su contra y le dificultan
conseguir sus propósitos. En cambio, el término “hijas de Tzión” representa un nivel más
elevado, dirigiéndose a las mismas doncellas como las fuerzas del cuerpo que ahora están de
su lado para apoyarla y facilitarle unión con el Pastor, el nuevo rey.

Anteriormente la Campesina comentó al Pastor que (2:15), “Nos han asido zorros, zorros
pequeños que destruyen los viñedos”. Explicamos que su segundo encuentro con el Pastor se
vio afectado por zorros pequeños que se adentraron en sus viñedos para arruinarlos, haciendo
referencia a los pensamientos que no nos permiten concentrarnos en lo que decimos mientras
rezamos o estudiamos Torá. En ambos casos, si bien comenzamos con entusiasmo, no faltan
los pensamientos que nos impulsan a “volar” a otras dimensiones y olvidar lo que estamos
haciendo. Estos pensamientos son los “zorros pequeños” que destruyen nuestros viñedos y
su producción.

Estos zorros los envían las doncellas para estropear la relación de la Campesina con el Pastor.
Así también, en la vida cotidiana, son las fuerzas del cuerpo y el Instinto del Mal los que
liberan estos pensamientos para interrumpir nuestra comunicación con Dios y Su Torá.
Ahora que las doncellas pretenden ayudarla, la nueva reina las envía a una misión mucha más
distinguida: “Salgan y vean hijas de Tzión al rey Shelomó, con la corona que lo coronó su
madre el día de su boda y el día de la alegría de su corazón”. Sólo resta explicar a dónde y
qué exactamente es lo que les pidió ver.

Nuestros Sabios explican en la Mishná (Ta’anit 4, 8) que el pueblo de Israel experimentó


una unión extremadamente intensa con Dios en sólo dos ocasiones: durante la entrega de la
Torá y en la inauguración del Beth Hamikdásh. Y es precisamente a estos acontecimientos
a los que se refiere este versículo: el momento de la coronación el día de su boda por medio
de su madre se refiere al día de la entrega de la Torá, en la que el pueblo de Israel se unió
en matrimonio con Dios y cada individuo fue coronado con dos coronas; y el momento de
la alegría de su corazón se refiere al día en que se inauguró el Beth Hamikdásh, cuando la
alegría de cada integrante del pueblo de Israel no conoció límites.
141
Igualmente, el alma comenta a las doncellas (las fuerzas del cuerpo) que hubo dos momentos
maravillosos en la historia en los que experimentó una unión con Dios sin igual. Por ello,
les pide que “salgan” de su camino y “vean” dichos momentos para que los analicen, ya que
ahora su nuevo propósito es conseguir ese intenso encuentro con Dios, sin que nadie más se
interponga.

En otras palabras, neutralizar los sentidos equivale a despedir a las doncellas y conseguir así
un nivel más elevado de unión con Dios.

Ahora bien, es importante definir la diferencia entre profetizar dormido y profetizar despierto.
Cuando se duerme y el alma sube, y recibe información Divina, la mente la acompaña.
Significa que el cuerpo se desconecta de su alma y de su mente, y ambos van de la mano a
escuchar la palabra de Dios y envían la información al cuerpo.

Cuando se profetiza despierto, la mente se neutraliza y permanece en el cuerpo, permitiendo


que el alma se eleve para escuchar la palabra de Dios. Significa que en ese momento el
cuerpo percibe lo que sucede a su alrededor (hasta cierto punto), ya que la mente no lo
ha abandonado. Además, el alma se une con Dios sin dificultades, mientras la mente sigue
conectada con la Jayá y Yejidá que contiene, como explicamos anteriormente. En ambos
casos, el cuerpo debe estar ausente, “fuera de línea”, ya que no tiene la capacidad de absorber
o sentir esa Presencia Divina.

Cuando la Divinidad se introdujo al Tabernáculo, el versículo indica que, “No pudo Moshé
entrar al Tabernáculo, pues posó sobre él la nube, y el honor de Dios llenó el Tabernáculo”
(Shemot 40:35). Literalmente, ni siquiera Moshé Rabenu pudo entrar al Tabernáculo, pues
la Divinidad lo colmaba de principio a fin. No obstante, en un sentido más profundo, el
motivo por el que nadie podía ingresar al Tabernáculo era porque ningún cuerpo humano está
capacitado para sentir la Presencia Divina, sino sólo el alma y la mente.

En resumen: este versículo indica que la reina advirtió a las doncellas, el alma a las fuerzas
del cuerpo y Shelomó Hamélej a su propio ser, que estaban próximos a unirse con su amado
y ese encuentro será tan intenso, que no pueden estar presentes.

Esto no se refiere, obviamente, a la muerte, al abandono del cuerpo para unirse a Dios (eso será
explicado en el quinto cántico) sino a una meditación profunda. Incluso quien está conectado
a Dios diariamente puede seguir elevándose y alcanzar mayores niveles y obtener una mayor
conexión y con ella, mayor sabiduría y regalos Divinos, como vimos con Moshé Rabenu,
quien, a pesar de ser el libertador de Israel y un hombre de fe y acción absoluta sin igual,
Dios le ordenó subir a la montaña del Sinaí, como si le dijera, “Puedes seguir elevándote”.
Por lo tanto, la frase, “40 días no comió y no bebió” es justamente para aclararnos el nivel
de desprendimiento corporal de Moshé Rabenu, quien sólo así pudo conectarse con Dios y
bajar la sabiduría de la Torá.

142
Tú también debes de saber que no hay límites a los niveles y conexión con Dios y cada paso
es una preparación para un nivel mayor.

El elogio une corazones por dos motivos: Porque el elogiado se siente alabado y querido y se entrega a quien lo
elogió. Al elogiar aprecias al otro, porque cantas sus virtudes y grandezas y por lo tanto te apegas más a él.

Por eso, lo siguientes versículos tratan de los elogios mutuos para lograr mantener la unión en este alto nivel
espiritual. Así debe cada persona, mientras escala hacia arriba, alabar a Dios y a su Torá .

‫שׂע ְֵרְך ְכּעֵדֶ ר ָה ִעזִּים‬ ַ ,‫ עֵינַי ְִך יֹונִים ִמ ַבּעַד ְל ַצ ָמּתֵ ְך‬,‫ ִהנְָּך יָפָה‬,‫ִהנְָּך יָפָה ַר ְעי ָתִ י‬
‫ש ֻ ּכ ָלּם מַתְ אִימֹות‬ ׁ ֶ ,‫שׁעָלּו מִן ה ַָר ְחצָה‬ ֶ ‫ש ּנַי ְִך ְכּעֵדֶ ר ַה ְקּצּובֹות‬ ׁ ִ .‫שׁגָּלְׁשּו ֵמהַר גִּ ְלעָד‬ ֶ
‫ ְכּ ֶפלַח ה ִָרּמֹון ַר ָקּתֵ ְך ִמ ַבּעַד‬,‫ ּומִדְ ָב ֵּרְך נָאוֶה‬,‫שׂפְתֹותַ י ְִך‬ ִ ‫שנִי‬
ּׁ ָ ‫ ְכּחּוט ַה‬.‫ש ֻ ּכלָה אֵין ָבּהֶם‬ ׁ ַ ‫ְו‬
‫ּּבֹורים‬
ִ ִ‫ש ְלטֵי ַהג‬ ׁ ִ ‫ כ ֹּל‬,‫ ֶאלֶף ַה ָמּגֵן תָ ּלּוי ָעלָיו‬,‫ ָבּנּוי לְתַ ְל ִפּּיֹות‬,‫ּארְך‬ ֵ ‫ ְכּ ִמגְדַ ּל דָ ּוִיד ַצ ָו‬.‫ ְל ַצ ָמּתֵ ְך‬.

He aquí que eres hermosa amada mía, eres hermosa, tus ojos de paloma detrás de tu velo,
‫שנִּים‬
ׁ ַ ‫ הָרֹועִים ַבּּשֹׁו‬,‫שנֵי ֳעפ ִָרים תְ ּאֹומֵי ְצ ִביָּה‬ ׁ ְ ּ‫שׁדַ י ְִך ִכ‬
ָ ‫שנֵי‬ְׁ

tus cabellos como el rebaño de cabras que descendieron del monte Guil’ad. Tus dientes
como el rebaño esquilado que subieron del lavaje (del río), que todas son iguales
y ni un defecto hay en ellos. Como hilo de lana púrpura son tus labios, y tu hablar es bello,
como pedazo de granada es tu mejilla detrás de tu velo. Como la Torre de David es tu cuello,
construido para ornamentos, mil escudos están colgados sobre él, todos los escudos de los valientes.
Tus dos senos son como dos jóvenes gemelas de gacela, que pastan entre las rosas (4:1-5)

Estos cinco versículos expresan el diálogo que hubo entre la reina y el rey como preparación
para su próximo encuentro. Estos versículos están llenos de elogios y alabanzas por ambas
partes, además, estos versículos ocultan conceptos emocionantes. Nuestros Sabios explican
detalladamente a qué se refiere cada expresión y definición de los versículos anteriores, así
como lo que representan. No obstante, los pasaremos de largo, siendo que su análisis no es
relevante en relación a los encuentros de la reina con el rey (del alma con Dios y de Shelomó
Hamélej con la Divinidad).

Hasta que despunte el día y se vayan las sombras, me iré al monte de la mirra
‫ ֵאלְֶך לִי אֶל הַר הַּמֹור ְואֶל גִּ ְבעַת ַה ְלּבֹונָה‬,‫שיָּפּו ַח הַּיֹום ְונָסּו ַה ְ ּצ ָללִים‬
ׁ ֶ ‫עַד‬.

y a la colina del incienso. (4:6)

143
Aunque la persona se esfuerce constantemente por vivir una vida plena de espiritualidad,
no hay forma de evitar los altibajos espirituales. Recuerdo las atinadas palabras de mi
rabino, Rab Eliahu Rot z”l: “Cuando conectan a la persona a un monitor para hacerle un
electrocardiograma, en la pantalla aparece la gráfica de los latidos, con subidas y bajadas,
algunas más altas y otras bajas. Sin embargo, en una persona muerta la gráfica sería sólo
una línea recta, indicándonos esto que mientras estemos vivos tendremos altibajos”.

La presencia continua de Dios no sería justa ya que sentirlo constantemente y con mayor
claridad rompería el equilibrio indispensable para el libre albedrio, cuyo éxito depende de la
confusión, la falta de claridad y la distracción.

Como explicamos anteriormente, este encuentro se da de noche, en el silencio. Por lo tanto,


en este versículo se habla de la probabilidad de que amanezca y de nuevo con día y con
sol, ruido y distracciones, el intenso encuentro se debilitará, por lo que hace falta estar
preparado y no perder la concentración en ningún momento. Se permite aligerar un poco la
conexión intensa, pero nunca llegar al alejamiento. Podrá el Pastor/rey salir del palacio, pero
se ubicará enfrente, en las colinas aromáticas, para que, tiempo después, regrese al palacio y
a la Campesina/reina.

‫ּׁשּורי‬
ִ ָ‫ ת‬,‫ אִתִ ּי ִמ ְ ּלבָנֹון תָ ּבֹואִי‬,‫ ַ ּכ ָלּה‬,‫ אִתִ ּי ִמ ְלּבָנֹון‬.‫ ּומּום אֵין ָבְּך‬,‫ ַר ְעי ָתִ י‬,‫ֻ ּכ ָלְּך יָפָה‬

Eres completamente bella, mi amada, y defecto no hay en ti. Conmigo desde el Levanón,
‫ ֵמה ְַר ֵרי נְמ ִֵרים‬,‫ ִמ ְמּע ֹנֹות א ֲָריֹות‬,‫שנִיר ְוח ְֶרמֹון‬ ׂ ְ ‫מֵר ֹאׁש ֲא ָמנָה מֵר ֹאׁש‬

novia, conmigo desde el Levanón vendrás, observa desde la cima de Amaná, desde la cima
del Senir y Jermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos (4:7-8)

Durante un estado más tranquilo y menos pasional de la relación es importante mantener el


elogio mutuo, para que la baja intensidad no llegue a provocar una desconexión, por lo que
debemos mantener presentes dos claves importantes que ayudaran a potenciar rápidamente
la conexión:

• Fe
• Pureza

La fe conecta y la pureza une, por eso el Pastor le dice a la Campesina, “No olvides que, para
mí, siempre eres bella y no posees ningún defecto” y si pasas por un “bachecito” espiritual
aférrate rápidamente a la Amaná, es decir a la Emuná y “blanquéate” en el Levanón. El lugar
“Levanón” representa al Beth Hamikdásh, como explica el Talmud (Yomá 39b), “¿Por qué se
le llamó Levanón (al Beth Hamikdásh)? Porque blanquea los pecados del pueblo de Israel”

144
(la palabra “Levanón” significa “el que blanquea”). La expresión “…observa desde la cima de
Amaná” indica que la fe (“Emuná” en hebreo, término similar a “Amaná”) es indispensable
para poder percibir a Dios, especialmente cuando se “ausenta” y debemos buscarlo.

También en estos versículos se hace alusión a los leones y a las panteras. Nuestros Sabios
indican que el león representa la fuerza, mientras que la pantera denota valor. Ambas cualidades
también son imprescindibles para que nuestro apego a Dios no se debilite mientras tanto.
En el primer cántico (1:8) mencionamos que la persona debe seguir las huellas de nuestros
Sabios apegándose a los eruditos de la Torá para saber cómo conducirse. Esto se repite en
este cántico, cuando el rey le indica a la reina que debe tener fe en todo momento, y continuar
siempre por el mismo camino sin desviarse.

Además, mencionamos que el segundo paso consiste en convertirse en la Pastora de su propio


rebaño y no ser una oveja más, es decir, tener autocontrol y no permitir ser manipulada. Este
concepto también lo repite ahora el rey (antiguo pastor), al indicarle que debe tener fuerza
(autocontrol) y valor (no permitir ser manipulada).

¿Por qué vio necesario el rey advertir a la reina sobre estos conceptos de nuevo?
Nuestros Sabios indican que a medida que la persona se eleva espiritualmente, la dificultad
para seguir adelante se incrementa proporcionalmente. Es decir, que, en un nivel espiritual
inferior, los deseos y tentaciones son menores comparados con lo que le espera al alcanzar
nuevos niveles.

Abordando la narración del Shir Hashirim: el rey de Yerushalaim (el Instinto del Mal) está
molesto por el “golpe de estado” del Pastor, derrocándolo de su propio palacio y tomando el
trono. Por ello, el rey de Yerushalaim se refuerza para atacar y recuperar lo que perdió. Es por
eso que el nuevo rey advierte a la reina que, en su ausencia, el rey de Yerushalaim intentará
conquistar de nuevo el palacio, esta vez con tácticas y estrategias más sofisticadas.

Desafortunadamente, estas advertencias son un presagio de lo que realmente sucederá, como


lo veremos en el cuarto cántico. En la historia real, Dios advierte a Shelomó Hamélej estar
constantemente vigilando su fe, la purificación de sus pecados, su fuerza y su valor en el
camino que eligió, especialmente ahora que había conseguido un encuentro tan intenso con
Dios. Sin embargo, Shelomó Hamélej no procedió así y finalmente lo perdió todo: su palacio,
su dominio y el contacto con la reina (su alma).

Cautivaste mi corazón, mi hermana mía novia, cautivaste mi corazón con uno de tus ojos,
‫ ְבַּאחַד ֲענָק ִמ ַ ּצ ְוּרֹנָי ְִך‬,‫ ִל ַבּבְתִ ּנִי ְבַּאחַת ֵמעֵינַי ְִך‬,‫ִל ַ ּבבְתִ ּנִי אֲח ֹתִ י ַכ ָלּה‬

con una perla de tus collares (4:9)

145
El nuevo rey termina su consejo a la reina expresando lo mucho que la ama, al grado de haber
conseguido que su propio corazón y el de ella se unan hasta convertirse en uno solo. Esto
lo expresó con la palabra “Libavtini” (cautivaste mi corazón) que también significa “dos
corazones en uno solo”.

En forma similar el alma se une con Dios cuando sus anhelos son los mismos que los “anhelos”
de Dios, pues es así como ambos “corazones” armonizan y forman parte de una sola unidad.
Eso es “Libavtini”: lo que amas yo amo.

Con relación a la expresión, “Cautivaste mi corazón con uno de tus ojos” explica el Málbim
que Dios indica que en su “ausencia”, el alma continúe observándolo con un solo ojo, mientras
que con el otro ojo no desatiende el palacio, es decir, su propio cuerpo.

Esta advertencia señala que, aunque Dios espera que la persona esté constantemente a la mira
de la Su voluntad y vele por respetarla, jamás debe poner en juego su salud o poner en riesgo
su persona. El amor que debe sentir hacia a Dios no debe exceder los límites, de tal manera
que el “palacio” se vea en peligro.

Este concepto lo comentan nuestros Sabios en la Mishná: “Si no hay Torá no hay Dérej Éretz,
y si no hay Dérej Éretz no hay Torá” (Pirké Avot 3:17). El término “Dérej Éretz” significa,
según algunos comentaristas, “el camino de la vida”, de modo que la Mishná anterior asegura
que cuando no hay Torá, no hay manera de llevar el camino a la vida, y viceversa, pues
ambos conceptos siempre van de la mano: Torá y cuidado de la vida. Por ello, siempre un ojo
debe estar puesto en la Torá, al tiempo que el otro ojo esté puesto en el “camino de la vida”.

Cuán bellos son tus afectos, mi hermana novia, cuán buenos son tus afectos más que el vino,
‫שׂמִים‬
ָ ּ‫שׁ ָמנַי ְִך ִמ ָכּל ְב‬
ְ ‫ ו ְֵרי ַח‬,‫ מַה ט ֹּבּו ד ֹדַ י ְִך ִמ ּי ַי ִן‬,‫מַה יָּפּו ד ֹדַ י ְִך אֲח ֹתִ י ַכ ָלּה‬

y la fragancia de tus aceites que todos los perfumes (4:10)

Una vez más se alude al vino y al perfume que manifiesta el profundo apego entre el nuevo
rey y la reina. Ahora el nuevo rey recuerda a la reina que, desde su primer encuentro, su
unión fue excepcional, como una visita a la casa del vino o como estudiar Torá en el nivel
más elevado.

146
‫שלְמ ֹתַ י ְִך ְכ ֵּרי ַח‬
ׂ ַ ‫ ו ְֵרי ַח‬,‫ דְ ּבַׁש ְו ָחלָב תַ ּחַת לְׁשֹונְֵך‬,‫ ַ ּכ ָלּה‬,‫שׂפְתֹותַ י ְִך‬
ִ ‫נֹפֶת תִ ּט ֹּ ְפנָה‬

Miel fluye (de) tus labios, novia, miel y leche bajo tu lengua, y el aroma de tus prendas
‫ ַמ ְעי ָן חָתּום‬,‫ גַּל נָעּול‬,‫ גַּן נָעּול אֲח ֹתִ י ַכ ָלּה‬.‫ְלבָנֹון‬

es como el aroma de Levanón. Jardín cerrado (es) mi hermana novia, fuente cerrada,
manantial cerrado (4:11-12)

El nuevo rey expresa indirectamente a la reina su agradecimiento por haberle sido fiel en todo
momento, como un jardín, fuente o manantial cerrados que no permiten el acceso a extraños,
pese a estar durante mucho tiempo bajo el dominio del rey anterior que no le permitía salir
del palacio. Del mismo modo, Dios expresa su aprecio al alma por no haber caído jamás en
la idolatría y no dejarse llevar por los goces de este mundo material.

‫ ָקנֶה ְו ִקנָּמֹון‬,‫ נ ְֵרדְ ּ ְוכ ְַרכ ֹּם‬.‫ ְכּפ ִָרים עִם נ ְָרדִ ים‬,‫ש ָל ַחי ְִך ַפ ְּרדֵ ּס ִרּמֹונִים עִם ְפ ִּרי ְמגָדִ ים‬
ְׁ
‫ ְבּאֵר ַמי ִם ַחיִּים‬,‫ ַמ ְעי ַן גַּנִּים‬.‫שׂמִים‬ ָ ‫שׁי ְב‬
ֵ ‫ מ ֹר ַו ֲאהָלֹות עִם ָכּל ָרא‬,‫עִם ָכּל ֲעצֵי לְבֹונָה‬

Tu tierra de regadío es una huerta de granadas con frutas deliciosas, a


‫ י ָב ֹא דֹודִ י ְלגַּנֹו וְי ֹאכַל ְפ ִּרי ְמגָדָ יו‬,‫שׂמָיו‬ָ ‫ ָהפִיחִי גַנִּי יִזְּלּו ְב‬,‫עּורי צָפֹון ּובֹואִי תֵ ימָן‬
ִ .‫וְנֹזְלִים מִן ְלבָנֹון‬

lheñas con nardos. Nardo y cúrcuma, caña y canela con todo árbol de incienso; mirra
y aloes con todos los principales perfumes. Manantial de jardines, pozo de agua surgente
y fluye desde el Levanón. Despierta (viento del) norte y ven (viento del) sur,
sopla mi jardín (para que) esparza sus fragancias, vendrá mi amado a su jardín
y comerá el fruto de sus manjares (4:13-16)

El nuevo rey elogia a la reina detallando cada aspecto físico en ella que, al mismo tiempo,
representa diferentes méritos del alma que Dios aprecia. En estos versículos alude, además,
los muchos beneficios que se obtienen al alcanzar elevados niveles de unión con Dios,
caracterizados por “tierras de regadío”, “huerta de granadas”, “frutas deliciosas” y demás.
Cada uno de estos aspectos manifiestan ventajas espirituales que el alma disfruta, definidos
principalmente por la Cabalá.

He venido a mi jardín, mi hermana novia, he recogido mi mirra con mi perfume,


‫שׁתִ יתִ י י ֵינִי עִם ֲח ָלבִי‬
ָ ,‫שׁי‬
ִ ‫ ָא ַכלְתִ ּי יַע ְִרי עִם דִ ּ ְב‬,‫שׂמִי‬
ָ ּ‫מֹורי עִם ְב‬
ִ ‫ָאריתִ י‬
ִ ,‫ אֲח ֹתִ י ַכ ָלּה‬,‫ָבּאתִ י ְלגַנִּי‬

comí mi caña con mi miel, bebí mi vino con mi leche (5:1)

147
El nuevo rey finaliza sus alabanzas resumiendo el modo en que la reina lo recibió en este
tercer encuentro, comparándola con un jardín amplio que espera su llegada y exponiendo su
sentimiento personal al respecto. Anteriormente, la reina hace alusión al olor impregnado del
Pastor, ahora es él quien comenta que se impregnó del perfume de ella, que consumió de sus
deliciosos alimentos y bebió con agrado de lo que a ella pertenece. En un principio el alma
se impregnaba del aroma de Dios, comía y bebía de Él y ahora es Dios quien aprecia haberse
“impregnado” de la fragancia que emana del alma y de comer y beber de sus frutos.

La explicación es que, en un encuentro con Dios, es el alma la que disfruta y se beneficia


definitivamente. A Él no le falta nada, no obstante, cuando el encuentro con Dios es tan intenso
como lo fue el tercero, Dios expresa que Él mismo lo “disfrutó” y se “favoreció” estando con
dicha alma. Esto, como explican nuestros Sabios, se debe entender de la siguiente manera:
Dios se sienta en su Trono Celestial todo el tiempo y en el momento en que se le “permite”
vivir con nosotros en este mundo, introduciéndose incluso dentro de la persona misma, le
genera una satisfacción especial (todo esto, dicho en términos que podamos comprender). Es
como si hubiera establecido Su Trono Celestial dentro del alma misma.

Dios, en relación con el pueblo de Israel, es denominado como género masculino, mientras
que el pueblo de Israel es nombrado como género femenino. Esto es porque Él es quien
siempre da y nosotros recibimos. No obstante, cuando le damos “placer” a Dios con nuestro
comportamiento, los papeles cambian. Es por eso que a lo largo de toda la Amidá, nos
referimos a Dios como masculino, empleando el término “Baruj Atá” (en femenino se diría
“Berujá At”). Sin embargo, en la bendición de “Modim”, en la que agradecemos a Dios por
todo lo que nos da, nos dirigimos a Él en femenino: “Modim Anajnu Laj” (en masculino se
diría “Modim Anajnu Lejá”), precisamente porque cuando le agradecemos sinceramente, Él
lo “disfruta”.

Dios es Todopoderoso y, no obstante, existen impresiones que, a nuestro entender, sólo


nosotros podemos generar y brindarle ese placer, por ejemplo, agradecerle por todo lo que
recibimos día a día, y que lo expresamos precisamente en la bendición de Modim, generando
un “sentimiento Divino” como que Dios puede gozar por nuestro sincero esfuerzo de
agradecerle (una vez más, todo esto dicho en términos que podamos comprender). De hecho,
el más grande regalo que podemos dar a Dios son los “placeres” generados por nuestra bonita
conducta, por agradecer, por rezar, por estudiar, causándole al Creador un regocijo que sólo
nosotros podemos darle.

Lamentablemente siempre que nos aproximamos a Dios pensamos en nuestro beneficio,


meditando sobre lo que Él nos puede dar y cuánto podemos recibir, sin embargo, muy pocas
veces y muy pocas personas piensan al revés: ¿qué le puedo dar a mi Creador?

¿Cómo puedo sacarle una sonrisa a Dios?

148
Coman compañeros, beban y embriáguense queridos (5:1)
‫שכְרּו ּדֹודִ ים‬
ׁ ִ ‫שׁתּו ְו‬
ְ ,‫ִאכְלּו ֵרעִים‬

En el libro Néfesh Hajaim, explica Rabí Jaim de Volozhim que la persona y su comportamiento
en esta Tierra ilumina o apaga el Cielo y todos los niveles espirituales y angelicales que existen
en el, ya que Dios es el inicio y la cúspide de todo y el humano, quien es el propósito de la
Creación, está abajo, al final de la cadena y cuando aquí el hombre se logra unir fuertemente
con su Creador, introduciendo al Rey al palacio y convertirlo en su Rey, se completa el circuito
de principio a fin, lo cual genera una luz espiritual que ilumina todo el Cielo, iluminando y
beneficiando a las almas en el paraíso, a los ángeles celestiales , etc.

Es por esto por lo que Dios expresa a sus “compañeros” (almas en el Paraíso, los ángeles y
demás creaciones Divinas) que aprovechen la oportunidad de Su paso para comer y beber
hasta embriagarse, es decir, de absorber de esta luz Celestial que el alma consiguió originar
con sus méritos en su encuentro con Dios.

Con este versículo finaliza el tercer cántico y, con él, el tercer encuentro de la reina con el
nuevo rey, así como de Shelomó Hamélej con la profecía y del alma con Dios.

149
Introducción al Cuarto Cántico
Hasta este momento tenemos una excelente imagen de Shelomó Hamélej: un rey excepcional que busca a Dios
incesantemente, consiguiendo incluso profetizar tres veces. Pero no toda su vida fue de color rosa, tuvo un
“bajón” espiritual muy fuerte y sobre esto escribió este cuarto Cántico del Shir Hashirim.

En el libro de Melajim I se narra la vida y el final del reinado de Shelomó Hamélej, lo cual
servirá como introducción al cuarto encuentro que tuvo con Dios. Estos capítulos fueron
escritos antes de que Shelomó Hamélej escribiera el cuarto cántico del Shir Hashirim. Por
ello, es conveniente explicar ese episodio para comprender mejor el cuarto cántico.

“Y se engrandeció el rey Shelomó más que todos los reyes del mundo, en riqueza y en
sabiduría. Y toda (la gente de) la tierra buscaba el rostro del rey Shelomó, para escuchar su
sabiduría que puso Dios en su corazón. Estos traían cada hombre su presente; utensilios de
plata, utensilios de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos; año con año” (Melajim
I 10, 23-26).

Shelomó Hamélej había demostrado poseer una sabiduría sin igual, reconocida por todo el
mundo. Además, todos sabían que dicha sabiduría había sido un regalo de Dios, pues era
extraordinario el modo en que dirigía su reino y los equilibrados juicios que emitía. Por ello,
muchos poderosos viajaban por largo tiempo para verlo, platicar con él o incluso poner a
prueba su sabiduría. En cualquiera de los casos, siempre venían acompañados de un presente
que corresponde a un rey de tal poder y magnificencia. El resultado fue que Shelomó superó
a todos los reyes sobre la tierra en riqueza y sabiduría. Era de esperarse, entonces, que la
posición económica del reino que gobernaba debía ser muy boyante.

“Reunió Shelomó carruajes y jinetes, él tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes…
Puso el rey la plata en Yerushalaim como piedras… por su abundancia… la procedencia de
los caballos que tenía Shelomó era de Egipto” (Melajim I 10, 26-28)

La descomunal cantidad de caballos que Shelomó había amasado era sorprendente.


Además, aunque parece increíble, el versículo testifica que la riqueza en la que vivía la gente
bajo el régimen de Shelomó era tan elevada que la plata, pese a ser un metal precioso, no
representaba un valor especial. De hecho, muchas personas lo consideraban como piedras…

“Y el rey Shelomó amó a numerosas mujeres gentiles y a la hija del Faraón. Moabiot,
Amoniot, Adomiot, Tzedniot y Jitiot. De los pueblos que dijo Dios a los hijos de Israel no
vayan a ellos y ellos no vengan a ustedes, pues ciertamente inclinarán vuestro corazón tras
sus dioses; con ellas se unió Shelomó para amar” (Melajim I 11, 1-2)

150
Este nuevo capítulo de la vida de Shelomó Hamélej opaca el brillo de sus acciones anteriores,
pues el gran rey de Israel tenía una grave debilidad: sentía una atracción muy especial por las
mujeres gentiles. Según otras explicaciones, lo que Shelomó Hamélej buscaba en realidad
era cimentar la paz con todos los pueblos vecinos de Israel, por lo que debía desposar a
las princesas de cada país. De este modo, el rey de cualquiera de los países vecinos jamás
declararía la guerra, ya que su propia hija era la esposa del soberano al que atacaría. No
obstante, el versículo claramente afirma que, de cualquier manera, las amaba (según la
segunda explicación, aunque en un principio se casó con ellas por política, finalmente las
amó).

De entre las muchas princesas que había desposado destacaba una: la hija del Faraón. Esta
mujer era muy especial en su vida y, posteriormente, fue una de las grandes causantes de su
desgracia.

La primera pregunta que resalta es ¿cómo es posible que Shelomó Hamélej se haya casado con
mujeres gentiles? La respuesta es simple: evidentemente, primero las convirtió al judaísmo
y sólo después las desposó.

La Torá (Devarim 17, 16-17) prohíbe al rey de Israel amasar grandes cantidades de caballos,
de esposas y de riqueza (oro y plata, literalmente). Como lo indican los versículos anteriores,
Shelomó Hamélej incurrió en estas tres prohibiciones. Además, la Torá especifica que el
motivo por el cual prohíbe al rey tener grandes cantidades de caballos es para evitar que su
gente viaje a Egipto para conseguirlos y así mantener una estrecha relación con ese país,
lleno de idolatría, brujería, materialismo y libertinaje. Tal y como leímos anteriormente, los
caballos de Shelomó provenían precisamente de Egipto y esa relación causo que finalmente
se casara con la hija de Faraón.

“Él tuvo 700 mujeres princesas y 300 concubinas” (Melajim I 11, 3)

Parece increíble, pero el versículo atestigua que Shelomó Hamélej tuvo un total de mil
mujeres.

Antes que nada, es importante definir lo que significa “concubinas” y por qué dicha traducción
no es apropiada para la palabra “Pilagshim”, la cual es la palabra hebrea con la que se designan
a las 300 mujeres del rey.

La definición de “concubina”, según el diccionario, es la mujer que convive con un hombre sin
estar casados. El judaísmo prohíbe rotundamente unirse a una mujer sin estar casados, como
lo establece Maimónides: “Antes de la entrega de la Torá, cuando la persona encontraba una
mujer en la calle, si aceptaba él y ella de casarse, la introducía a su casa… y se convertía
en su esposa. Por cuanto que se entregó la Torá, fueron ordenados los yehudim que, si desea
el hombre desposar una mujer, debe adquirirla primeramente ante testigos y sólo después

151
será su mujer… esta adquisición es llamada Kidushín” (Halajot Ishut 1, 1). De igual manera,
Maimónides define más adelante (Halajot Ishut 1, 4) la prohibición de tener relaciones con
una mujer sin desposarla.

Además de los Kidushín, es preciso llevar a cabo otro proceso llamado Nisuín para convertir
a la mujer adquirida en su esposa. Por último, nuestros Sabios obligaron a escribir una Ketuvá
en cada matrimonio. La Ketuvá impone al esposo a pagar una cierta cantidad de dinero a su
mujer en caso de divorciarla, además de definir las obligaciones que debe respetar durante su
matrimonio para con ella. El propósito de la Ketuvá es de evitar que los hombres se divorcien
con facilidad, al considerar lo que deberá retribuir a su mujer en caso de divorciarla.

El Talmud (Sanhedrín 21a) explica que “Pilégesh” es la mujer que fue desposada con
Kidushín y Nisuím, pero sin Ketuvá. De modo que la Piléguesh no goza de ningún beneficio
ni obligación por parte de su esposo, además de que, en caso de ser divorciada, no recibirá
ninguna retribución a cambio. Queda claro ahora por qué la traducción común de “concubina”
no es acertada para el término “Pilégesh”, ya que también la Pilégesh es su esposa, sólo que
sin privilegios ni obligaciones monetarias.

Cabe preguntar ¿porque se llaman pilagshim?, y nos responde el Gaón de Vilna:

“En hebreo, la palabra “hombre” se escribe “Ish” (empleando tres letras: Alef, yud y shin),
mientras que la palabra “mujer” se escribe “Ishá” (empleando también tres letras: Alef,
shin y he). Significa que las palabras hombre y mujer tienen en común dos letras (Alef y
shin), y se diferencian por que el hombre cuenta con la letra yud y la mujer con la letra he,
obteniendo así dos de las cuatro letras que conforman el Sagrado Nombre de Dios: Yud,
He, Vav, He. El documento que autoriza su matrimonio se llama “Ketuvá”. Esta palabra se
conforma, en realidad, de las mismas letras que conforman las palabras “Ketov Va”, que
significa “escribe (las letras) vav y he”, obteniendo así las dos letras faltantes para formar
el Sagrado Nombre de Dios

Por ello, cuando se toma por esposa a una Pilégesh, el nombre de Dios en esta pareja estará
incompleto. Es por eso por lo que se le llama “Pilégesh”, que significa “Plag Shem” (medio
nombre), refiriéndose al nombre de Dios que, en su caso, sólo figura la mitad compuesta por
la letra yud del hombre y la letra he de ella, faltando así, por no tener la Ketuvá, las otras
dos letras.”

Ahora regresemos a la historia de Shelomó Hamélej. El versículo comenta que Shelomó


contaba con 300 Pilagshim. ¿Qué falta hay en esto? Después de todo, la prohibición de la
Torá de desposar a más de 18 mujeres no aplica en Pilagshim. Entonces, ¿por qué no habría
de hacerlo? Según una explicación muy interesante, la falta de Shelomó Hamélej consistió
en el sufrimiento que todas ellas vivieron día con día, a raíz de la prohibición de tomar por
esposa a la viuda o divorciada del rey.

152
La ley judía prohíbe casarse con la mujer que alguna vez fue esposa del rey, esto para no
faltar al honor del rey. De modo que, incluso en vida del monarca, podrían considerarse como
“viuda en vida de su esposo”. Esta ley aplica también para las Pilagshim (Radak y Málbim
en Shemuel II 20, 3). Por ello, al desposar 300 Pilagshim, Shelomó Hamélej les ocasiono ser
“viudas en vida de su esposo” a todas ellas, ya que no eran princesas ni reinas y no tenían
ningún futuro. Además, Shelomó Hamélej falleció a la temprana edad de 52 años, de modo
que sus 300 Pilagshim se quedaron en el camino, sin nada más que esperar de la vida como
mujeres.

“Y se encaminó Shelomó tras Ashtóret, dios de los Tzidonim, y tras Milkom, abominación de
los Amonim. E hizo Shelomó lo malo ante los ojos de Dios y no fue íntegro detrás de Dios
como David su padre. Entonces construyó Shelomó un altar a Kemosh, abominación de
Moav en la montaña frente a Yerushalaim, y a Mólej, abominación de los hijos de Amón. Y
así hizo para todas sus mujeres gentiles, ahumaban y sacrificaban para sus dioses” (Melajim
I 11, 5-9)

Pese a que los versículos indican con toda claridad que Shelomó Hamélej mismo había
incurrido en el pecado de idolatría, nuestros Sabios aclaran en el Talmud (Shabat 56b) que
esto jamás sucedió. En realidad, Shelomó jamás practicó idolatría ni nada que se le parezca.
No obstante, al no reprender a sus esposas para que no lo hagan, se le consideró como si él
mismo lo hubiera hecho físicamente (Metzudot David en Melajim I 11, 5). Esto basado en
la regla que afirma el Talmud (Shabat 54, 2) que todo el que está en sus manos evitar que
su familia incurra en una falta, si no lo impide, se le considera como si él mismo la hubiera
cometido.

Los siguientes versículos sirven como introducción puntual para el cuarto cántico del Shir
Hashirim (además de la historia en sí que transmiten):

“Y se enfureció Dios con Shelomó, porque desvió su corazón de Dios, Dios de Israel, que
se le había aparecido dos veces. Y le ordenó sobre este asunto, de no caminar tras dioses
ajenos, pero no respetó lo que le ordenó Dios” (Melajim I 11, 9-10)

Aunque para estos momentos Shelomó había profetizado tres veces, este versículo sólo
enumera los encuentros en los que Shelomó había buscado a Dios: el primero y el tercero.
Según otra explicación, de los tres encuentros, sólo en los dos últimos Dios había advertido
a Shelomó no desviarse del camino correcto. Por ello, este versículo enumera sólo esas dos
ocasiones.

“Y dijo Dios a Shelomó, por cuanto que sucedió esto contigo y no respetaste mi pacto y mis
decretos que ordené sobre ti, romper romperé el reino de sobre ti y lo entregaré a tu siervo.
No obstante, en tus días no lo haré, por causa de David tu padre, pues en manos de tu hijo
lo romperé. Sin embargo, a todo el reino no romperé, una tribu entregaré a tu hijo por David
mi siervo y por Yerushalaim, que he elegido” (Melajim I 11-13)
153
Estos versículos definen la cuarta profecía que tuvo Shelomó, la cual representa el cuarto
cántico del Shir Hashirim y, al mismo tiempo, el cuarto encuentro de la nueva reina (antigua
Campesina) con el nuevo rey (antiguo Pastor). Esta profecía, como sabemos, se cumplió al
pie de la letra.

Pero ¿qué le paso al gran rey de Israel, por que lo hizo, que le faltaba?Si ya el Rey entro al palacio,
como fue que la Campesina perdió el rumbo y se fue al otro extremo hasta sacar al Rey de su vida.

Es común que el hombre piense que jamás le sucederá algo que pueda afectarle. Su situación
económica, política y social es perfecta. Además, es sabio, goza de buena salud y todo parece
caminar sobre ruedas. Entonces ¿qué podría sucederle? El problema es que esta soberbia
puede cavar nuestra tumba personal; tal fue el caso de Shelomó, a quien la confianza excesiva
en su propia inteligencia le hizo caer y perderlo todo.

El pensó que con su inteligencia podría dominar a tantas mujeres, controlar la mente idolatra
de muchas de ellas, ocuparse de la educación de todos sus hijos, lo cual, al final, no resulto
cierto.

Pensó Shelomó: “no pasa nada si traigo caballos de Egipto y así mantengo relaciones
mejores relaciones con Faraón… con su hija no pasa nada, la enamorare del judaísmo, la
convertiré y seremos muy felices…”

La realidad fue muy diferente, la hija de Faraón obstaculizo el servicio del Beth Hamikdásh y
los sacrificios a tal grado que, en una ocasión, tuvo que entrar la madre del rey y abofetearlo.
De igual forma pensó Shelomó: “el dinero es poder y cuanto mas tenga mas me respetaran,
el dinero no me hará perder la cabeza”

Pero la realidad fue muy diferente...

Shelomó ostentaba su riqueza y las derrochaba de tal forma que el tesoro se agotó; sin embargo,
de ninguna manera podía aceptar su caída y vivir una vida más austera. El inigualable sabor
de los manjares, las fiestas y el honor que recibía diariamente no podían ser suprimidos.

Shelomó Hamélej ya no contaba con recursos suficientes para continuar su ritmo de vida
y, en su vasta sabiduría, decide cobrar impuestos a cualquiera que desee ingresar al Beth
Hamikdásh. Es decir, la misma casa que él había edificado en honor a Dios, ¡ahora tenía una
cuota de entrada!

Claro está que nadie estuvo de acuerdo con sus decretos: por un lado, el hecho de tener que
pagar para poder rezar a Dios u ofrecerle un sacrificio les parecía absurdo. Por otro lado,
sin duda alguna, cada vez una menor cantidad de personas visitaría el Beth Hamikdásh, al
considerar que deberían pagar la entrada, lo cual hería los sentimientos de todos, incluyendo
a la gente acaudalada, la cual no habría tenido problema alguno en pagar.
154
Esto incitó a uno de sus súbditos de nombre Yerov’am Ben Nevat a rebelarse públicamente,
clamando por las calles y convenciendo a la gente de que Shelomó Hamélej no estaba
procediendo correctamente. La gente no lo reprendió, pues tampoco estaban de acuerdo con
los nuevos dictámenes. No obstante, el reinado de Shelomó no se vio afectado.

Poco después de la muerte del rey Shelomó, su hijo Rejav’am subió al trono, continuó
gobernando, respetando las leyes que su padre había impuesto. Los súbditos se le acercaron
para presentar su queja, solicitando que suprima la ley de pagar para ingresar al Beth
Hamikdásh. Rejav’am no sabía qué hacer, de modo que pidió consejo a dos grupos de
amistades: los sabios le aconsejaron escuchar a la gente y atender sus quejas, suprimiendo
el costo de la entrada al Beth Hamikdásh. Sus jóvenes amigos, por su lado, le recomendaron
hacer caso omiso a las quejas de la gente ya que, si atendía sus demandas, lo considerarían
como un rey débil y pagaría por ello con el tiempo.

Rejav’am decidió seguir la propuesta de sus jóvenes e inexpertos compañeros y desechó


la recomendación de los sabios de atender los reclamos del pueblo. El resultado fue que
los inconformes proclamaron un nuevo rey, Yerov’am Ben Nevat, quien gobernó sobre diez
de las 12 tribus de Israel. Rejav’am, el hijo de Shelomó Hamélej, se resignó a gobernar
únicamente sobre las dos tribus restantes (Yehudá y Binyamín), dividiendo así el reino de
Israel, perdiendo la descendencia del rey Shelomó la gloria del reinado sobre todo el pueblo
de Israel.

En conclusión, en esta época de su vida el rey Shelomó tuvo un bajón espiritual, causado por
una excesiva confianza en su gran inteligencia, lo cual lo condujo a la desobediencia de las
ordenes divinas. Esto causó que el rey (Dios) huya del Palacio, ya que su persona y su Alma
(Campesina) no eran merecedoras de su presencia, pero aun y con todo esto, Dios se tomo la
“molestia” y fue a tocarle la puerta.

155
Cuarto cántico
Mientras el rey Shelomó se alejaba de Dios, tomando un camino equivocado en la vida, Dios decide tocarle la
puerta esperando un cambio de rumbo. Esas oportunidades no se repiten con frecuencia en la vida, por lo tanto
hay que estar atentos al llamado y aprovecharlo.

Yo estoy dormida y mi corazón despierto (5:2)


‫שנָה ְו ִל ִבּי עֵר‬
ׁ ֵ ְ ‫ֲאנִי י‬

Esta expresión describe a la persona que duerme, pero, al mismo tiempo, está atenta a lo que
sucede a su alrededor. En estas líneas la nueva reina confiesa que se había cansado y “bajó
las defensas”, hasta quedarse dormida; no obstante, todavía vigilaba lo que sucedía a su
alrededor. Shelomó Hamélej admite que su apego y su entrega a Dios se habían deteriorado,
todo por no continuar por dicho camino. Entró en la etapa en la que se distanció de Dios por
estar desanimado y con una evidente falta de interés.

Es importante recalcar que, aunque nuestros Sabios afirman que Shelomó Hamélej no
había incurrido activamente en el pecado de idolatría, sí se había distanciado de Dios y,
probablemente, incluso había dejado de acudir al Beth Hamikdásh para buscarlo. No se
interesaba en seguir dioses paganos, pero tampoco buscaba a Dios. Estaba “dormido”, sin
embargo, no había perdido la fe, pues “su corazón seguía despierto y consciente”.

La voz de mi querido toca (5:2)


‫קֹול ּדֹודִ י דֹופֵק‬

En la narración de la Campesina y el Pastor, el rey/Yetzer Hará, que había sido expulsado


de su trono yacía fuera del palacio, sin perder la esperanza de retomar algún día su lugar.
Mientras tanto, el Pastor se puso la corona, tomó el lugar del rey y nombró a la Campesina
como la nueva reina.

156
Ahora el rey anterior regresa a su palacio, expulsa al Pastor desterrándolo muy lejos y
“anestesia” a la Campesina, dejándola dormida en su habitación. Acto seguido, el Pastor
aparece repentinamente y golpea la puerta de la habitación en la que la Campesina duerme.
Relacionándolo con el alma y su encuentro con Dios, el Instinto del Mal había sido expulsado
y la unión del alma con Dios era perfecta. Posteriormente, el Instinto del Mal retoma la
autoridad y “anestesia” al alma por un tiempo, hasta que Dios se le presenta de nuevo y la
llama.

Es evidente el cambio de la Campesina (el alma) en estos episodios, de haber estado “enferma
de amor” por el Pastor, hasta estar dormida y apenas consciente de su llegada. Nuevamente
el antiguo rey (el Instinto del Mal) se apodera de todo y la domina hasta dejarla sin poder
defenderse, esto debido al fuerte contraataque que el antiguo rey organizó contra el “golpe de
estado” que el Pastor había hecho.

Ábreme mi hermana, mi compañera, mi paloma, mi íntegra (5:2)


‫ תַ ָמּתִ י‬,‫ יֹונָתִ י‬,‫ ַר ְעי ָתִ י‬,‫ִפּתְ חִי לִי אֲח ֹתִ י‬

Como dijimos anteriormente hay ocasiones en que la persona busca a Dios y en otras Dios
busca a la persona. En esta ocasión, en la que evidentemente es Dios quien busca a la persona,
es importante resaltar las diferencias con relación al segundo encuentro que tuvo Shelomó
Hamélej con Dios, pese a que también en dicho encuentro fue Dios quien lo buscó.
La expresión “Ra’yatí” (mi compañera), que en ocasiones es traducida como “mi esposa”,
también significa “mi Pastora”, pues la Campesina había anhelado ser la pareja ideal del
Pastor cuando todavía era Pastor. Así llama el Pastor a la nueva reina recordando ese amor
tan particular que sentía por él tiempo atrás.

Dios llama al alma en esta ocasión bajo el mismo término con el que Él mismo se denomina,
como “el Pastor” (“Ro’é” en hebreo), para definir el aprecio que le tiene por haber anhelado
encontrarlo y unirse a Él. Los demás términos de aprecio con los que el Pastor se dirige a la
Campesina son los mismos que ha empleado a lo largo del Shir Hashirim, recordando cada
momento inolvidable que vivieron hasta ahora.

Pues mi cabeza se llenó de rocío, mi cabello de gotas de la noche (5:2)


‫ ְק ֻוּּצֹותַ י ְרסִיסֵי ָליְלָה‬,‫שׁי נִ ְמלָא טָל‬
ִ ‫שׁר ֹא‬
ֶ

157
El Pastor clama a la Campesina y le explica lo incómodo que se siente estando fuera del
palacio. En forma similar, Dios le dice al alma que, aunque mora en los Cielos y tiene todo,
está incómodo. Él desea morar con el alma, como el versículo lo indica, “Y moraré dentro de
ustedes” (Shemot 25:8).

El Málbim explica de la expresión “…mi cabeza se llenó de rocío”, que la palabra tal, rocío,
alude a las 39 luces con las que Dios llevará a cabo la resurrección de los muertos con la
llegada del Mashíaj, como lo insinúa el versículo (Yesha’yahu 26:19), “Pues rocío de luces
es Tu rocío”, ya que la suma de las letras que conforman la palabra tal, rocío, en hebreo,
resulta 39. De modo que Dios garantizó a Shelomó Hamélej que, si retornaba al buen camino,
Él emplearía las 39 luces para “resucitarlo” y regresar las cosas como eran antes y mejor aún,
pues disfrutaría además de la bendición que dichas luces emanan.

Me he removido mi túnica, ¿cómo la vestiré?


‫ אֵי ָככָה ֲא ַטנְּפֵם‬,‫ ָר ַחצְתִ ּי אֶת ַרגְלַי‬,‫שנָּה‬
ׁ ֶ ּ‫ אֵי ָככָה ֶא ְל ָב‬,‫שטְתִ ּי אֶת ֻכּתָ ּנְתִ ּי‬
ׁ ַ ּ‫ָפ‬

Me he lavado mis pies, ¿cómo los ensuciaré? (5:3)

La Campesina responde al llamado del Pastor explicándole que está cansada y no tiene fuerzas
para vestirse de nuevo y abrirle la puerta. Además, ya se lavó los pies y no está dispuesta a
ensuciarlos de nuevo para dirigirse hasta la puerta y atender su llamado.

Con relación a la unión del alma con Dios, explica el Málbim que cuando la persona ama
a Dios intensifica su estudio de Torá, reza fervientemente, busca mayor apego y alcanza
niveles de profecía elevados, se viste con un concepto llamado “túnicas de luz”, las mismas
que Adam Harishón vestía. En la actualidad podría definirse como un “resplandor celestial”,
el cual es difícil de concebir.

La luz que emanan dichas túnicas espirituales no permite sufrir daños a quien las porta, ni
siquiera los más hambrientos leones, como sucedió con Daniel en la fosa a la que fue arrojado
(Daniel capítulo 6), quien también se envolvió con estas túnicas y los leones no lo lastimaron.
Basado en esta explicación, Dios pide a Shelomó que vuelva a vestir esas túnicas de luz que
alguna vez vistió y Shelomó le responde, “Me he quitado la túnica, ¿cómo la vestiré?”. Es
decir, reconoce que alguna vez estuvo apegado a Dios y consiguió vestir esas túnicas, pero
ahora ya no está dispuesto a recorrer de nuevo el camino para conseguirlo.

Respecto a la queja de la Campesina, “Me he lavado mis pies, ¿cómo los ensuciaré?”, la
respuesta es más que obvia: ¡Usar calzado!, ¿por qué entonces se niega a calzarse los pies y
abrir la puerta?

158
Explica el Néfesh Hajaim que el alma de cada persona se origina desde el Trono Celestial y
en línea recta se extiende hasta introducirse dentro del cuerpo. Es decir, el cuerpo humano
bien podría representar “el calzado” del alma que porta, por ser el extremo final de la misma,
y viceversa, que el calzado representa al cuerpo humano, por contar ambos con la misma
función de contener el extremo final de la existencia del sujeto.

Nuestros Sabios explican que cuando Dios se le presentó a Moshé Rabénu en la zarza
ardiente para encomendarle salvar al pueblo de Israel de Egipto, dividir el mar y entregar la
Torá, entre otras, primero le ordenó: “Descalza tus zapatos de tus pies” (Shemot 3:5). En un
sentido más profundo, Dios le indicó que, para poder alcanzar los niveles para llevar a cabo
dichas misiones, debía primero “salir de su calzado”, es decir, aislar su alma (que comienza
desde el Trono Celestial) de su cuerpo (su “zapato”), dejando de lado su vida cotidiana y lo
que este mundo material puede ofrecer. Quizá esto podría explica por qué la reflexología
afirma que es posible distinguir e incluso sanar todo el cuerpo humano desde la planta del pie.

Éste es el motivo que encierra la prohibición de cubrir los pies con calzado de cuero en Yom
Kipur. Para poder conseguir el nivel que Dios espera de nosotros en este día es dejando de
lado el materialismo, aislándonos de nuestro “calzado” (cuerpo) para buscarlo a Él. Ahora
que Dios pide a Shelomó que regrese al buen camino, le advierte que primero debe dejar
atrás el materialismo, pues no le será aceptable que le “abra la puerta” si su cuerpo (aludiendo
al alma) porta calzado (es decir, continúa aferrado al materialismo). Shelomó responde,
“Sin zapatos no iré hacia Ti para abrirte la puerta”, dando a entender que se ha introducido
demasiado en el materialismo y no está en posición de renunciar a su “zapatos”.

Mi amado extendió su mano por el agujero (de la puerta)


‫ ּו ֵמעַי הָמּו ָעלָיו‬,‫שלַח י ָדֹו מִן הַחֹור‬
ׁ ָ ‫ּדֹודִ י‬

y mis entrañas se conmovieron por él (5:4)

El Pastor no se rinde y decide abrir la puerta él mismo, pasando la mano por el cerrojo de la
puerta, sin resultados. Análogamente, Dios no acepta las disculpas de Shelomó Hamélej y Se
siente decepcionado. Después de todo, fue Shelomó quien se había apartado y Dios se “tomó
la molestia” de buscarlo en su propio palacio para que regresara; le extendió la mano y le
garantizó que todo regresaría a la normalidad, sin resentimientos. ¿Y cuál fue su respuesta?
“No tengo ganas”, “No tengo fuerzas”, “No me interesa”...

De modo que Dios continúa fuera del cuerpo de Shelomó Hamélej y, en Su misericordia,
introduce un poco de luz divina en el cuerpo del rey para “tocarle el alma”, con la esperanza
de que eso lo despierte y abra sus puertas. Lamentablemente tampoco funciona y Dios se

159
retira. Fue entonces cuando a la Campesina (el alma) le remuerde la conciencia. En un sentido
más profundo, la introducción de Dios en el alma de Shelomó originó, contra la voluntad del
rey, cierta profecía. Después de todo, cualquier contacto con Dios promueve cierta unión que
revela secretos. Así fue como dicho encuentro, aunque desde “detrás de la puerta”, hizo que
Shelomó recibiera un mensaje en su interior que al poco tiempo surtió efecto y originó que,
“Mis entrañas se conmovieron por Él”. Sin embargo, para ese momento ya era demasiado
tarde, como lo expresan los siguientes versículos.

Me levanté para abrirle a mi amado y mis manos goteaban mirra,


‫ ְו ֶא ְצ ְבּע ֹתַ י מֹור עֹבֵר עַל ַכּּפֹות ַה ַ ּמנְעּול‬,‫ַקמְתִ ּי ֲאנִי ִלפְּת ֹ ַח לְדֹודִ י ְוי ָדַ י נָטְפּו מֹור‬

y mis dedos impregnaban mirra sobre el pasador de la cerradura (5:5)

Finalmente, la Campesina se levanta para abrir la puerta a su amado. Al hacerlo, percibe que
cuando el Pastor intentó abrirla desde afuera la impregnó de mirra, de modo que se adhería a
las manos de la Campesina hasta gotear esa esencia e impregnarse en sus dedos sólo por tener
contacto con el pasador de la cerradura. El momento en que Shelomó reaccionó y decidió
buscar de nuevo a Dios fue cuando le advirtió que su reinado se dividiría, quedando tan solo
una pequeña porción bajo el mando de su hijo, Rejav’am.

Abrí a mi amado y mi amado dio la vuelta retirándose, mi alma salió cuando hablaba,
‫ ק ְָראתִ יו וְֹלא ָענָנִי‬,‫שׁתִ ּיהּו וְֹלא ְמצָאתִ יהּו‬
ְ ּ‫ ִ ּב ַק‬,‫שׁי יָצְָאה בְדַ ְבּרֹו‬
ִ ‫ נַ ְפ‬,‫ָפּתַ חְתִ ּי ֲאנִי לְדֹודִ י וְדֹודִ י ָחמַק ָעבָר‬

lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no me respondió (5:6)

Es triste que anteriormente cuando la Campesina buscaba al Pastor, éste se aparecía y le


llenaba la vida de regocijo. Ahora la Campesina abre la puerta, lo busca y lo llama, y no
hay respuesta. Después de especificar que su amado se fue y no le respondió, la Campesina
comenta que, “…mi alma salió cuando hablaba”. Está claro que no se refiere al presente,
pues a continuación afirma que el Pastor no responde a su llamado, además, esta frase está
en pasado. ¿Qué sentido tiene comentar en este momento, que se le salía el alma cuando el
Pastor le hablaba tiempo atrás? La explicación es que Shelomó comenta que cuando Dios le
informó que su Imperio sería dividido, “se le salió el alma” y fue entonces cuando decidió
levantarse para buscar a Dios, como explicamos en el versículo anterior.

160
En un principio, Shelomó buscó a Dios y Dios buscó a Shelomó. Ese momento se entiende
como un “encuentro cara a cara”. Posteriormente, Shelomó ignora a Dios, aunque Dios
todavía lo buscaba. Ese momento pudiera entenderse como “Te hable y me diste la espalda”.
Más adelante Dios se aleja dándole la espalda a Shelomó; el rey reacciona y lo busca. Esos
momentos se definen como “Te busqué y sólo vi Tu Espalda”, de modo que Shelomó lo
único que puede vislumbrar es la “espalda” de Dios y es por eso que Dios no responde a sus
llamados.

Aunque inicialmente Shelomó buscó a Dios por amor, en esta ocasión fue por temor a perder
la mayor parte de su reinado. Es por eso también que Dios no está dispuesto a responderle.
En un principio Shelomó estaba (2:5) “enfermo de amor” por Dios y ahora está “enfermo
de miedo”...

Me encontraron los guardianes que circundan a la ciudad, me golpearon, me hirieron,


‫שׂאּו אֶת ְרדִ ידִ י ֵמ ָעלַי שֹׁמ ְֵרי הַח ֹמֹות‬
ְ ָ‫ נ‬,‫ ְפצָעּונִי‬,‫ הִּכּונִי‬,‫ְמ ָצ ֻאנִי הַשּׁ ֹמ ְִרים הַס ֹּ ְבבִים ָבּעִיר‬

se llevaron mi joya de sobre mí los guardianes de las murallas (5:7)

En la narración la Campesina se angustia porque al intentar salir de nuevo a buscar al Pastor


los guardianes de la ciudad y de las murallas la regresan al palacio una y otra vez, en ocasiones
incluso con agresividad.

En forma análoga, el alma intenta de nuevo encontrar a Dios. Para eso, se propone una
vez más aislarse del cuerpo que la encierra. Sin embargo, el materialismo, sus deseos y la
ambición no se lo permiten, de modo que una y otra vez la golpean y no le permiten escapar
ni por un instante. Lo mismo le sucedió a Shelomó en sus intentos por encontrar a Dios de
nuevo, porque el estilo de vida al que se había acostumbrado ya no se lo permitía.

Así sucede con las adicciones. La persona comienza con una “probadita”, más tarde se
convierte en un placer y con el tiempo en una adicción de la que casi es imposible liberarse.
Se sabe de casos en los que incluso al borde de la muerte, la gente se siente incapaz de dejar
su adicción y pierde la vida sin remedio. Les sucede lo mismo que a Shelomó Hamélej: lo
intentan o al menos quieren intentarlo, pero su propio cuerpo los golpea hasta herirlos por
sólo intentarlo y los regresa a su “normalidad”.

Es por eso que la Campesina expresa que los guardianes de la ciudad “…se llevaron mi
joya de sobre mí”. Esta joya llamada “Redidí” se coloca sobre una especie de diadema o
coronilla que adorna el cabello, por encima de la cabeza (por eso comenta que la joya fue
tomada “de sobre mí”). En forma similar el alma afirma que el cuerpo le ha quitado “la joya
de sobre su cabeza”, haciendo alusión a su capacidad de tomar decisiones y hacer lo que
161
considera conveniente en ese momento. Esta joya que agracia la cabeza, ahora la tienen los
guardianes de la ciudad, pues son sólo ellos los que toman las decisiones. Shelomó Hamélej
comenta con pesar que había perdido su maravillosa sabiduría y que, ahora, estaba a merced
de sus impulsos corporales, los que se rigen acorde a su vida material, haciéndole perder su
capacidad de dejar de lado las “adicciones” y encontrar de nuevo a Dios, ya que su cabeza
quedó atrapada en manos de los guardianes y ya no importa cuán sabio sea, se comporta
como un tonto.

Les hice jurar a ustedes, hijas de Yerushalaim, si encuentran a mi amado ¿qué le dirán?
‫שׁחֹולַת ַא ֲהבָה ָאנִי‬
ֶ ,‫ אִם תִ ּ ְמצְאּו אֶת ּדֹודִ י מַה תַ ּגִּידּו לֹו‬,‫שלָם‬
ׁ ָ ‫ ְבּנֹות י ְרּו‬,‫שׁ ַבּעְתִ ּי אֶתְ כֶם‬
ְ ‫ִה‬

Que enferma de amor estoy (5:8)

La Campesina, desde lo más profundo del palacio que la apresa, busca el modo de hacerle
saber al Pastor que todavía está enferma de amor por él. Shelomó Hamélej, al percatarse
de que todos sus intentos por encontrar a Dios son inútiles, decide hacerle saber que está
arrepentido y su nuevo propósito es encontrarlo.

El término “…hijas de Yerushalaim” alude a cualquiera que pudiera estar al alcance de la


Campesina (o de Shelomó Hamélej) para poder transmitir sus sentimientos al Pastor (es
decir, a Dios). No importa el medio, lo relevante ahora es que su mensaje sea entregado.

En el momento de que el rey Shelomó decide retractarse de su camino equivocado y buscar a Dios, inicia un
dialogo interno, con preguntas, respuestas y mucha convicción; ya que como dijo la Mishná, ”Debes saber qué
responder al ateo”, a lo que agregaron: “al ateo que está en ti”.

¿Qué tiene tu amado más que otro amado, la más bella entre las mujeres?
‫שׁ ַבּעְתָ ּנּו‬
ְ ‫ש ָ ּככָה ִה‬
ׁ ֶ ,‫ מַה ּדֹודֵ ְך מִּדֹוד‬,‫שׁים‬
ִ ָּ‫ ַהיּ ָפָה ַ ּבנ‬,‫מַה ּדֹודֵ ְך מִּדֹוד‬

¿Qué tiene tu amado más que otro amado, que así nos hiciste jurar? (5:9)

Todos cuestionan a la Campesina, ¿qué fue lo que vio en el Pastor más que en cualquier otra
persona? ¿Por qué lo busca con tanta ansiedad al nivel de estar “enferma de amor” por él?
De la misma forma, el cuerpo comienza a cuestionar al alma con todo tipo de dudas: ¿por
qué elegir el camino que lo acerque a Dios? ¿Qué puede encontrar en ese estilo de vida que
lo mundano no pueda ofrecerle?

162
En la vida práctica, algunos comentaristas explican que las “…hijas de Yerushalaim” a las que
el versículo anterior se refiere son los diferentes pueblos del mundo (quienes en comparación
con Yerushalaim son minúsculas, como sus hijas), y preguntan al pueblo de Israel, ¿qué es
lo que ven en Dios más que en otros dioses? ¿Por qué se aferran con tanta devoción a su
doctrina y rechazan por completo las creencias de otras religiones?

Mi amado es blanco y rojo, abanderado de multitudes. Su cabeza es como oro fino,


‫ּעֹורב‬
ֵ ‫שׁח ֹרֹות ָכ‬
ְ ,‫ ְקוֻּצֹותָ יו תַ ּלְתַ ּ ִלּים‬,‫ ר ֹאׁשֹו ֶכּתֶ ם ָפּז‬.‫ דָ ּגּול מ ְֵר ָבבָה‬,‫ּדֹודִ י צַח וְָאדֹום‬

su cabello rizado, negro como el cuervo (5:10-11)

Estos versículos que intentan definir a Dios se introducen principalmente en el mundo de la


Cabalá, analizando lo que se conoce como las diez “Sefirot”. Literalmente, la Campesina
describe el aspecto del Pastor para precisar por qué está tan enamorada de él: tiene aspecto
blanco y rojo, y su cabello es hermoso, como el oro que resalta sobre un negro intenso.

La cabeza alude a la Sefirá de “Kéter” (Corona), la cual está elaborada de un oro muy
costoso que no permite ver la cabeza de quien lo porta. En forma similar, el alma expresa que
Dios es bello y perfecto, pero desconoce sus pensamientos y el porqué de Sus decisiones,
pues Su corona lo oculta todo. Es por eso que nuestros Sabios definen al modo en que Dios
dirige al mundo como “más oculto que lo oculto” (como figura en los párrafos del “Pataj
Eliahu Hanabí”), pues nada ni nadie puede descubrirlos. Por otro lado, la Campesina define
con claridad el aspecto físico de su amado Pastor: es blanco y rojo.

Aunque no comprendemos las decisiones de Dios, sabemos que todas se dividen en blanco
o rojo, es decir, provienen de la misericordia o del juicio. Nuestros Sabios los definen como
derecha o izquierda, Jojmá (Inteligencia) o Biná (Sabiduría), Jésed (Favor) o Gueburá
(Fuerza), Nétzaj (Eternidad) o Hod (Belleza). Todas estas expresiones definen las diferentes
maneras en que Dios se comporta con nosotros, originando Su proceder de una de estas dos
fuentes: blanco o rojo.

Sus ojos son como palomas junto a los arroyos, bañadas en leche,
‫שׁבֹות עַל ִמ ֵלּאת‬
ְ ֹ ‫ י‬,‫ רֹחֲצֹות ֶ ּב ָחלָב‬,‫עֵינָיו ְכּיֹונִים עַל ֲאפִיקֵי ָמי ִם‬

sentados sobre sus cuencas (5:12)

163
La Campesina expresa otro aspecto que define la belleza del Pastor que lo hace resaltar por
encima de todos los demás pastores: el encanto de sus ojos. Este versículo nos dice que la
mirada de Dios se asemeja a los ojos de las palomas cuando vuelan bajo, por encima de
los arroyos. Es decir, se mantiene bajo, con la mirada en descenso. Además, los ojos hacen
alusión a las Sefirot de Jojmá (Inteligencia) y Biná (Sabiduría). La Jojmá representa las ideas
primordiales y la Biná representa el desarrollo de dichas ideas.

Esta mirada de Dios se baña en bondad, la cual se representa en el versículo por la blanca
leche. Además, el término “bañadas” expresa que está debidamente construido y no le falta
nada.

La expresión “sentados sobre sus cuencas” significa perfección. Los ojos son bellos
cuando no están demasiado sumidos dentro de sus cuencas ni demasiado fuera de ellas, sino
perfectamente “sentados” sobre ellas. Así también el proceder de Dios es perfecto, pues
asienta bien donde debe ir.

Sus mejillas son como jardín de perfume, donde crecen dulces hierbas,
‫ נֹטְפֹות מֹור עֹבֵר‬,‫שנִּים‬
ׁ ַ ‫שׂפְתֹותָ יו ׁשֹו‬
ִ ,‫ ִמגְדְ ּלֹות מ ְֶר ָקחִים‬,‫שׂם‬
ֶ ֹּ ‫ְל ָחי ָו ַכּעֲרּוגַת הַב‬

sus labios como rosas, gotean mirra que se extiende (5:13)

La Campesina continúa expresando el encanto físico de su amado Pastor, ahora refiriéndose


al aspecto de sus mejillas y labios. Las mejillas representan en la analogía el poder del habla.
Nuestros Sabios revelan que Dios planeó la creación del Universo antes de crearlo físicamente.
Esto se insinúa en el primer versículo de la Torá: “Al principio Dios creó el Cielo y la Tierra”
(Bereshít 1:1), ya que la palabra “Bereshít” (al Principio) incluye las letras que forman la
palabra “Beroshí” (en Mi Cabeza), indicando que en un principio Dios “meditó” primero
cómo crearía al universo y sólo después lo hizo.

“Sus mejillas son como jardín de perfume, donde crecen dulces hierbas”. Después que,
en la “Cabeza Divina” se pensó y proyectó la Creación con el Kéter, Jojmá, Bina, llega
el momento de la ejecución, el momento en que Dios dice y se hace, continuando con las
seis Sefirot llamadas “Ze’er Anpín”, que son Jésed, Gueburá, Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod.
Por último, la décima Sefirá que concuerda con la séptima Sefirá de esta segunda cuenta,
corresponde a Maljut. La Sefirá de Maljut es la combinación de todas las demás Sefirot.

Para comprender mejor estos conceptos, comencemos por explicar qué significa cuando los
versículos expresan que Dios dijo algo. Por ejemplo, en los versículos de la Creación, en
los que Dios decía lo que quería que fuera creado y se creaba, ¿qué fue exactamente lo que
sucedió?
164
Cuando la persona habla, primero piensa lo que quiere decir, luego lo analiza y finalmente
decide expresarlo. Estos tres aspectos se relacionan con las primeras tres Sefirot: Kéter
representa al momento de pensar, Jojmá alude al momento en que se analiza lo que está
dispuesto a decir y Biná es la determinación de decirlo.

Luego de este proceso se deriva la emisión misma de lo que se pensó, analizó y decidió decir.
Para ello, el ser humano cuenta con cinco medios para hacerlo, emitiendo cada letra desde
un origen diferente: gutural, labial, dental, palatal y alveolar. Las Sefirot Jésed, Gueburá,
Tiféret, Nétzaj y Hod representan a cada uno de estos “canales” por los que se generan
las consonantes. La Sefirá Yesód es la que emplea y combina estos cincos “canales” para
articular palabras y frases completas. Por último, la Sefirá de Maljut representa al receptor, es
decir, al oído de la persona que escucha las palabras de quien las emite. Por ello, cuando los
versículos definen que Dios “habló”, manifiestan de este modo que todas las Sefirot tomaron
parte para que la voluntad de Dios se materializara, incluyendo a la tierra que escuchó y llevó
a cabo Su orden.

En nuestro versículo, el alma define a la palabra de Dios como “sus labios como rosas,
gotean mirra que se extiende”, pues todo se originó por Su orden.
Con esto la Campesina (rey Shelomó) está reflexionando sobre la grandeza divina y como
todo se hace y se deshace con su sola palabra, la cual de simple no tiene nada, todos sus
caminos son analizados y ejecutados por el orden de la Diez Sefirot.

Sus manos como varas de oro ornamentadas con crisólito,


‫ּירים‬
ִ ‫שׁן ְמ ֻע ֶלּפֶת ַס ִפ‬
ֵ ‫שׁת‬
ֶ ‫ ֵמעָיו ֶע‬,‫שׁיׁש‬
ִ ‫י ָדָ יו גְּלִילֵי זָהָב ְמ ֻמ ָלּאִים ַבּתַ ְּר‬

su abdomen es como marfil macizo cubierto de zafiros (5:14)

Este versículo alude a la entrega de la Torá, misma que Dios escribió con Sus propias manos
(metafóricamente). Además, comenta que la Torá es de oro por fuera y llena de zafiros, como
una caja de oro que contiene un tesoro colmado de diamantes y piedras preciosas. Cuando
observamos la Torá desde afuera, nos sorprendemos de su perfección y los asombrosos
preceptos que contiene. No obstante, cuando se estudia con profundidad se descubren
conceptos cientos de veces más perfectos y sorprendentes.

Sus piernas como pilares de mármol que descansan sobre bases de oro,
‫ ָבּחּור ָכּא ֲָרזִים‬,‫ מ ְַראֵהּו ַ ּכ ְלּבָנֹון‬,‫שׁׁש ְמי ֻ ָסּדִ ים עַל ַאדְ נֵי פָז‬
ֵ ‫ׁשֹוקָיו עַּמּודֵ י‬

su aspecto es como el Levanón, elegido como los cedros (5:15)

165
La Campesina define la apariencia del final del cuerpo del Pastor (sus piernas) y su aspecto
en general. Análogamente, el alma aborda la última de las Sefirot (Maljut), que se ubica en lo
más bajo, y de su aspecto general que es tan bello como los cedros del Levanón.

Su paladar es dulce y todo él es dulzura, éste es mi amado


‫שלָם‬
ׁ ָ ‫ זֶה דֹודִ י ְוזֶה ֵרעִי ְבּנֹות י ְרּו‬,‫חִּכֹו ַממְתַ ִקּים ְוכֻּלֹו ַמ ֲחמַדִ ּים‬

y éste es mi compañero, hijas de Yerushalaim (5:16)

Por último, la Campesina define que su amado Pastor no sólo es bello en su aspecto físico,
sino que también lo es en su manera de ser. El alma define a Dios por su dulzura, pues todo lo
que nos da son regalos. Además, cuando reconocemos que todo lo que Dios nos proporciona
son regalos dulces, anhelamos la cercanía de Dios. Esto se insinúa en la palabra “Majmadim”
(dulzura) que también significa “deseado”.

Así es que con las palabras “…éste es mi amado y éste es mi compañero” Shelomó Hamélej
termina de definir a Dios y el anhelo que tiene de encontrarlo de nuevo, después de haber
rehusado a acercarse para abrirle la puerta cuando Él se lo propuso.

Esta forma en que el Málbim explica los versículos es sorprendente, ya que los versículos
en Melajim I no insinúan en ningún momento que Shelomó Hamélej se haya arrepentido de
su actitud de alejarse de Dios. Por ello, es interesante saber que, después de todo, Shelomó
Hamélej acudió al llamado de Dios, aunque un poco tarde, terminando los días de su vida
arrepentido por su actitud. No obstante, jamás volvió a tener un encuentro con Dios, como
veremos en el siguiente y último cántico, en el que Shelomó desea y pide morir, al darse
cuenta de que ésa era la única manera de encontrarse de nuevo con Dios, el deseo que tanto
anhelaba.

Shelomó está tan decepcionado al saber que no podrá encontrarse más con Dios, que sólo
espera que su alma se separe de su cuerpo definitivamente y así poder estar con Él. Además,
incluso depositando su alma en el Cielo, nada ni nadie le garantizaba que vería a Dios
nuevamente, pues existen diversas divisiones en el Mundo Venidero y no en todas se goza de
la cercanía con Dios. Sin embargo, de algo estaba seguro Shelomó Hamélej: sea como fuera
que finalizaría su vida en este mundo, su paradero sería el Mundo Venidero.

166
Introducción al Quinto Cántico
Sufrir una fuerte pasión y adicción por algo, provoca en la persona la posibilidad de llegar a perder todo lo
valioso que tiene para intentar calmar su adicción. Así sucede también en lo espiritual. Quien probó lo que es la
profecía, la Revelación Divina, etc., la anhela tanto, que está dispuesto a perder todo.

Esto compone la esencia del Quinto Cántico del rey Shelomó, que tanto desea volver a sentir a Dios que llega a
desear su propia muerte, con tal de volver a estar con Él.

En el Primer Cántico, la Campesina declara su amor intenso por el Pastor. No obstante, es


llevada al palacio y se convierte en una de las mujeres del rey. La Campesina logra escapar
del palacio y se encuentra con el Pastor. Más tarde la encuentran y la regresan de nuevo al
palacio.

En el Segundo Cántico es el Pastor quien encuentra el modo de llegar hasta la Campesina.

En el Tercer Cántico la Campesina busca al Pastor, lo lleva hasta el palacio donde está
cautiva y llevan a cabo un “golpe de estado”, derrocando al rey y situándose el Pastor como
nuevo rey, al lado de la Campesina.

En el Cuarto Cántico el antiguo rey regresa para tomar de nuevo el poder y destierra al
Pastor, ubicándolo muy lejos de la Campesina quien lamentablemente, se olvida de él y se
queda con el rey. Más tarde el Pastor regresa hasta la puerta de la habitación de la Campesina,
sin embargo, ella no está dispuesta a levantarse para abrirla. El Pastor insiste, después de
mucho suplicar desiste y se retira. La Campesina se arrepiente, se levanta de su cama y corre
desesperadamente para buscarlo. Pero ya no encuentra al Pastor, quien le da la espalda. Ella
entiende que se equivocó y a pesar de grandes esfuerzos no lo volvió a encontrar. Shelomó
Hamélej no alcanzó a profetizar de nuevo. Finalmente, la Campesina entiende que necesita
salir del palacio y unirse al Pastor en el campo donde el malvado rey ya nunca la molestará.

Shelomó Hamélej se arrepiente de haberse alejado de Dios y no acudir a Su llamado, anhelando


de nuevo volver a encontrarlo, desgraciadamente sin éxito. Por ello, ante el gran deseo de
volver a sentir el abrazo celestial y escuchar de nuevo la voz Divina, el rey Shelomó entiende
que es la hora de fallecer, que llegue el momento de desprenderse del palacio y encontrar
al Pastor en los campos celestiales . Hablar de la muerte no es agradable, sin embargo, en
este Quinto Cántico Shelomó Hamélej describe de manera tan maravillosa el momento en
que el alma se desprende del cuerpo para abandonar este mundo, que logra emocionarnos
positivamente, ya que describe la hora del adiós como un momento colmado de despedidas y
encuentros. El alma se despide de compañeros de toda la vida como el cuerpo y el Instinto del
Mal y se encuentra en una etapa nueva con Dios, conceptos angelicales, almas de Tzadikim
y el Paraíso mismo. Es por esto que vale la pena estudiar este tema como lo describió el más
sabio de los hombres, el rey Shelomó.
167
Quinto Cántico
¿A dónde ha ido tu Amado, la bella entre las mujeres?
‫שּׁנּו ִע ָמְּך‬
ֶ ‫ ּונְ ַב ְק‬,‫ ָאנָה ָ ּפנָה דֹודֵ ְך‬,‫שׁים‬
ִ ָּ‫ ַהיּ ָפָה ַ ּבנ‬,‫ָאנָה ָהלְַך ּדֹודֵ ְך‬

¿A dónde se dirigió tu Amado, y lo buscaremos contigo? (6:1)

Las fuerzas del cuerpo al ver que el alma esta dispuesta a abandonar el palacio corporal e
irse definitivamente, le ofrecen por desesperación la alternativa de quedarse en el palacio y
ellas le ayudarán a encontrar al Pastor y traerlo de regreso Con estas palabras las doncellas
demuestran a la Campesina que les quedó bien claro por qué ama tan intensamente al Pastor.
De la misma manera, las fuerzas del cuerpo garantizan a Shelomó Hamélej que lo ayudarán
a regresar a Dios haciendo Teshubá. Para esto, le ofrecen su ayuda para encontrarlo de nuevo
en este mundo sin la necesidad de irse al Mundo Venidero

Mi Amado bajó a su jardín, a las parcelas de perfumes, para pastar (a su rebaño)


‫שנִּים‬
ׁ ַ ‫ ל ְִרעֹות ַבּגַּנִּים ְו ִללְק ֹט ׁשֹו‬,‫שׂם‬
ֶ ֹּ ‫ ַלעֲרּוגֹות הַב‬,‫ּדֹודִ י י ַָרד ְלגַּנֹו‬

por los jardines y para recoger rosas (6:2)

Este versículo describe el momento en que Dios baja al mundo terrenal y tiene dos motivos
por los que viene:

• Para pastorear, es decir manejar su rebaño, concepto conocido como Hashgajá


Pratit, y a eso se refiere el versículo con, “…para pastar (a su rebaño) por los jardines”.

• El segundo motivo en el que el Creador baja a Su jardín es para recolectar almas a


las cuales les llegó el momento de dejar el jardín terrenal y ser plantadas en el Paraíso. A eso
se refiere el versículo, “…y para recoger rosas”.

Con esto aclara el rey Shelomó a su cuerpo que ya es muy tarde. La decisión Divina de venir
por su alma ya está dada, “así que mejor me preparo adecuadamente para el encuentro”.

168
Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí, que pastorea entre las rosas (6:3)
‫שנִּים‬
ׁ ַ ‫ הָרֹעֶה ַבּּשֹׁו‬,‫ֲאנִי לְדֹודִ י וְדֹודִ י לִי‬

Este versículo describe el momento en que el alma se prepara para salir del cuerpo que la
contiene y entregarse en manos de Dios como una rosa, para que la recoja y disponga entre
las demás rosas que recogió en el pasado, haciendo alusión a las demás almas puras que
permanecen en el Paraíso.

Bella eres, mi amada, como (la ciudad de) Tirtzá, hermosa como Yerushalaim,
‫ ֲאי ֻ ָמּה ַ ּכנִּדְ גָּלֹות‬,‫שלָם‬
ׁ ָ ‫ נָאוָה ִכּירּו‬,‫ ְכּתִ ְרצָה‬,‫ ַר ְעי ָתִ י‬,ּ ְ‫יָפָה ַאת‬

imponente como (ejércitos) abanderados (6:4)

Después de describir al Pastor que viene a recolectar, pasa a describir la bella alma que
ve el Pastor. Comentamos anteriormente que la tierra de Israel se dividió en dos reinos
independientes durante el reinado de Rejav’am, el hijo de Shelomó Hamélej.

El reinado que comprendía diez de las 12 tribus se le conocía como “Reino de Israel” y su
capital, en un principio, era la ciudad de Tirtzá. En ella residían los reyes de Israel y, como
era de esperarse, era una ciudad que se mantenía especialmente bella en todo momento, cada
detalle que constituía a la ciudad como sus residencias, caminos y bosques. Es importante
hacer notar que desde los días del rey Shelomó esta ciudad era reconocida por su enorme
belleza. Tiempo después fue reemplazada por la ciudad de Shomrón, la nueva capital de
Israel.

El reinado que comprendía a las dos tribus restantes se le conocía como “Reino de Yehudá”
y su capital era Yerushalaim, ciudad de por sí bella y que era el lugar del Beth Hamikdásh.
Además, era la sede de los rezos de todo el pueblo de Israel y su santidad y riqueza eran
palpables.

Por ello, era común en aquel entonces, nombrar a las ciudades de Tirtzá y Yerushalaim para
ejemplificar la perfección, tanto material como espiritual. Tal es el caso de nuestro versículo
en el que compara al alma de Shelomó Hamélej con estas dos ciudades, definiendo así su
perfección material y espiritual.

Nuestros Sabios comentan que ante cada Mitzvá que se cumple en este mundo se crea un ángel
positivo, de modo que, es de esperarse que al final de su vida un hombre recto haya creado

169
ejércitos completos de ángeles abanderados con el nombre de Dios bien en alto. Por ello, la
expresión “imponente como (ejércitos) abanderados” alude a los numerosos y grandiosos
ángeles creados por el Tzadik. Estos ángeles acompañan a su alma al momento de abandonar
al cuerpo y al encuentro con Dios. Es por esto que Dios exclama al alma que es bella como
las ciudades de Tirtzá y Yerushalaim, además de venir acompañada de extensos ejércitos de
ángeles creados por sus Mitzvot.

Dirige tus ojos hacia mí, pues me enorgullecen (6:5)


‫שׁהֵם ה ְִרהִי ֻבנִי‬
ֶ ,‫ָה ֵס ִבּי עֵינַי ְִך ִמנֶּגְדִ ּי‬

Anteriormente el Pastor (en ese momento el nuevo rey) le dijo a la Campesina (4:9)
“Cautivaste mi corazón con uno de tus ojos”. Sin embargo, ahora le pide que lo mire con
ambos ojos.
Anteriormente Dios le indicó al alma que en su “ausencia” espera que el alma continúe
observándolo con un ojo, mientras que con el otro atienda sus necesidades corporales. Esta
advertencia indica que, aunque Dios espera que la persona esté buscando el cumplimiento
de Su voluntad, jamás debe poner en riesgo su salud o su persona. El amor que debe sentir
hacia a Dios no debe exceder ciertos límites, es decir, que su cuerpo no esté en peligro o sea
desatendido. Por ello, ahora que el alma se separa del cuerpo, Dios le pide que lo mire con
ambos ojos.

El versículo continúa detallando alabadamente diversas partes del cuerpo, las cuales expresan la excelencia del
alma. El motivo por el que Shelomó Hamélej empleó estos términos corporales y no describió directamente al
alma, es porque desconocemos la estructura y constitución del alma. Por ello, cualquier intento por definirla
resultaría poco útil. De este modo consiguió Shelomó Hamélej aproximarnos un poco a la comprensión de estas
difíciles expresiones con las que Dios elogia al alma al momento de recibirla.

‫שׁעָלּו מִן ה ַָר ְחצָה‬ֶ ‫ש ּנַי ְִך ְכּעֵדֶ ר ה ְָר ֵחלִים‬


ׁ ִ .‫שגָּלְׁשּו מִן ַהגִּ ְלעָד‬ ׁ ֶ ‫שׂע ֲֵרְך ְכּעֵדֶ ר ָה ִעזִּים‬
ַ ,

Tu cabello es como un rebaño de cabras que descienden del (monte) Guil’ad.


‫ ְכּ ֶפלַח ה ִָרּמֹון ַר ָקּתֵ ְך ִמ ַבּעַד ְל ַצ ָמּתֵ ְך‬.‫ש ֻ ּכלָה אֵין ָבּהֶם‬
ׁ ַ ‫ש ֻ ּכ ָלּם מַתְ אִימֹות ְו‬
ֶׁ

Tus dientes como el rebaño de ovejas que subió del lavaje (del río), que todas son iguales y
ni un defecto hay en ellas. Como pedazo de granada es tu mejilla detrás de tu velo (6:5-7)

Es interesante notar que estas primeras alabanzas están dirigidas a la cabeza (cabellos, dientes
y mejillas). Esto se debe a que Dios elogia al alma según el orden como abandona al cuerpo

170
y siendo que la primera etapa consiste en aislarse de la cabeza, es precisamente la zona de
la cabeza la primera que vislumbra a Dios y la elogia de inmediato. Es así como Shelomó
Hamélej describe lentamente la salida del alma de su cuerpo ya que no es repentina ni de un
solo golpe, sino que poco a poco va dejando atrás al cuerpo. Es por esto que, de la misma
manera, describe con detalle su partida.

ִ‫ יֹונָת‬,‫ ַאחַת הִיא‬.‫ ַו ֲעלָמֹות אֵין ִמ ְס ָפּר‬,‫שׁים‬ ִ ְ‫שׁמֹנִים ִפּי ַלג‬ְ ‫ ּו‬,‫שּׁים ֵה ָמּה ְמלָכֹות‬ ִ ׁ‫ש‬
ִ

Sesenta son las reinas, y ochenta concubinas, y doncellas sinnúmero. Única es ella,
‫שׁים ַוי ְ ַהלְלּו ָה‬
ִ ְ‫ ְמלָכֹות ּופִי ַלג‬,ָ‫שׁרּוה‬
ּ ְ ‫ ָראּו ָה בָנֹות ַוי ְַא‬,‫ ָב ָּרה הִיא לְיֹולַדְ תָ ּּה‬,‫ ַאחַת הִיא ְל ִא ָמּּה‬,‫ תַ ָמּתִ י‬,‫י‬

mi paloma, mi íntegra, única es ella para su madre, selecta es ella para la que la concibió,
la vieron las mujeres y la elogiaron, las reinas y las concubinas la alabaron (6:8-9)

Regresando a la narración original del Shir Hashirim, en este versículo el Pastor afirma a
la Campesina que son muchas las reinas, pilagshim y doncellas que hay por doquier. Sin
embargo, para él, la Campesina es única. En forma análoga, Dios reconoce al alma de Shelomó
Hamélej que el cuerpo que ahora abandona cuenta con un sinfín de aspectos, cualidades,
fuerzas, poderío y demás propiedades dignas de alabanza. No obstante, su alma es lo único
que Le importa y es ella la única rosa que vino a recoger de ese vasto jardín que la contiene.

¿Quién es la que luce como el amanecer, bella como la luna, clara como el sol,
‫ ֲאי ֻ ָמּה ַ ּכנִּדְ גָּלֹות‬,‫ ָב ָּרה ַ ּכ ַח ָמּה‬,‫ יָפָה ַכ ְ ּל ָבנָה‬,‫שחַר‬
ׁ ָ ‫ש ָקפָה ְכּמֹו‬
ׁ ְ ִּ‫מִי ז ֹאת ַהנ‬

imponente como (ejércitos) abanderados? (6:10)

Las doncellas que residen en el palacio donde la Campesina está cautiva, a lo largo de todo
el Shir Hashirim procuraron incomodarla y alejarla del Pastor. Siempre fueron inoportunas
y en tanto percibían la ausencia de la Campesina en el palacio, corrían para traerla de nuevo.
Además, procuraban estropear su amor por el Pastor para que lo abandonara.

Por ello, el Pastor garantiza a la Campesina que ahora que abandonará el palacio definitivamente,
esas mismas doncellas la alabarán encarecidamente, pues por fin reconocerán lo mucho que
ella significaba mientras permanecía dentro del palacio real. Así será que expresiones de
sorpresa como, “¿Quién es la que se ve como lucero, bella como la luna, clara como el
sol, imponente como (ejércitos) abanderados?” dirán las doncellas al momento en que la
Campesina abandone el palacio.

171
De la misma manera, las fuerzas del cuerpo resienten la salida del alma de su cuerpo y, pese
a que en vida no le permitían acercarse a Dios, ahora reconocen lo importante que es su
presencia dentro del cuerpo. Así es que, primero la comparan con el amanecer, ya que cuando
el día comienza se destella un diminuto resplandor en medio de la oscuridad de la noche.
Posteriormente, ese brillo se extiende y, poco a poco, el mundo entero se ilumina. Del mismo
modo sucede cuando el alma se aísla del cuerpo: se aparta lentamente, iluminando su salida
poco a poco. Este espectáculo lo perciben las fuerzas del cuerpo y por eso la comparan con
el amanecer.

A continuación, las fuerzas del cuerpo relacionan al alma con la luna, el sol y las estrellas
representadas por los ejércitos abanderados de la luna. Anteriormente explicamos que el
eclipse lunar ocurre cuando el planeta Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, impidiendo
que los rayos solares la iluminen y, como consecuencia, no es visible. Los versículos equiparan
a Dios con el sol, al alma con la luna y al cuerpo con la Tierra.

Del mismo modo, cuando el cuerpo humano se interpone entre Dios y el alma, sucede un
“eclipse espiritual”. Sólo cuando el cuerpo humano se mantiene a un lado, la luz que Dios
emana todo el tiempo puede iluminar el alma. Es por eso por lo que la luna llena representa
al mejor momento del pueblo de Israel, pues significa que la Luz Divina la alumbra en su
totalidad sin que nada se interponga.

Ahora comprendemos por qué en el momento en que el alma se separa del cuerpo se ilumina:
simplemente el planeta Tierra (el cuerpo humano) se retira por completo y permite que el Sol
(Dios) ilumine de lleno a la Luna (el alma).

Las fuerzas del cuerpo aprecian esta maravillosa e imponente luz que refleja el alma y
sorprendidas se preguntan, “¿Acaso esta grandeza estaba aquí dentro, entre nosotras?”.
Desafortunadamente la reconocieron demasiado tarde, pues, aunque dentro del cuerpo no
resplandecía con esa magnitud, era el cuerpo mismo el que se lo impedía intencionalmente al
interponerse entre la luz divina y el alma.

Es interesante que las fuerzas del cuerpo comparan al alma con el sol, aunque en un principio
la compararon con la luna. Esto se debe a que la intensidad del resplandor que recibe el alma
directamente de Dios es tan intensa, que ella misma parecería ser un sol.

De hecho, esta transformación la expresamos cada mes en el Bircat Halebaná, en la que


agradecemos a Dios por la luz de la luna. En ella mencionamos la profecía que afirma que
cuando llegue el Mashíaj (Yeshayahu 30, 26 y en Rashí) “Y será la luz de la luna como la luz
del Sol, y la luz del Sol será trescientas cuarenta y tres veces más, como la luz de los siete días
(de la Creación)”. ¿Esta profecía es literal? ¿La luna y el sol irradiarán una luz tan intensa?

¿Dejará de haber noche en el mundo?

172
La respuesta es que dicha profecía se refiere esencialmente al alma que, cuando llegue el
Mashíaj, irradiará tanta luz como el sol, pues el cuerpo humano no obstaculizará más la
luz que Dios le emane. Asimismo, Dios se revelará en este mundo con mayor fuerza, sin
obstrucciones, como lo hizo en los siete días de la Creación.

Al jardín de nogal bajé para ver los frutos del río, para ver si floreció la viña,
‫ ֵהנֵצּו ה ִָר ֹּמנִים‬,‫ ל ְִראֹות ֲהפ ְָרחָה ַהגֶּפֶן‬,‫אֶל גִּנַּת אֱגֹוז י ַָרדְ תִ ּי ל ְִראֹות ְבּ ִא ֵבּי ַה ּנָחַל‬

si brotaron las granadas (6:11)

Ahora es turno del alma responder a las fuerzas del cuerpo. El alma, originalmente, se
encuentra en los cielos, bajo el Trono Celestial. Por orden divina es enviada a la Tierra e
introducida en el cuerpo humano. Por ello, en un principio el alma no responde a los elogios
de las fuerzas del cuerpo, pues reconoce que todo es cierto. No obstante, le explica que, “Al
jardín de nogal bajé”, indicando que bajó desde las alturas para permanecer en un jardín de
nogal, pues al igual que la nuez aísla su fruto del exterior con una fuerte cubierta, el alma
estuvo aislada de Dios por el cuerpo que no le permitía encontrarlo.

Cuando un niño tiene una nuez en sus manos por primera vez, lo más probable es que suponga
que es una piedra y la deseche. Del mismo modo, el cuerpo en ocasiones aísla al alma de la
cercanía de Dios con tanta eficacia que cualquiera que lo viera supondría que ese cuerpo no
contiene ninguna alma.

La tarea difícil para el alma en este mundo siempre fue la misma: buscar el modo de romper
la cáscara que la aprisiona “para ver los frutos del río (aludiendo a la fe en Dios y la Torá,
que fue comparada con el agua pura que fluye), para ver si floreció la viña (aludiendo al
estudio profundo de la Torá), si brotaron las granadas (aludiendo al cumplimiento de las 613
Mitzvot, como la cantidad de granos que contiene la granada)”

En otras palabras, el alma responde a las fuerzas del cuerpo que estando apresada, vivía como
el fruto dentro de la dura cáscara de nuez, siempre con esperanzas de salir para fortalecer su
fe en Dios, profundizar en el estudio de la Torá y optimizar el cumplimiento de sus Mitzvot,
pero las paredes del palacio no se lo permitían, y no sólo eso, le hicieron olvidar de dónde
viene y cuán grande es, como diciendo, “Ustedes están asombradas de mi luz, yo también ya
que estando en el palacio no supe valorarme”

No he sabido, mi alma me ha puesto (en) carros de mi pueblo noble (6:12)


‫שׂמַתְ נִי מ ְַר ְכּבֹות ַע ִמּי נָדִ יב‬
ָ ‫שׁי‬
ִ ‫ נַ ְפ‬,‫ֹלא י ָדַ עְתִ ּי‬

173
El Pastor mandó una carroza para recoger a la Campesina del palacio y llevarla hacia Él.
Ahora que las fuerzas del cuerpo comprenden lo excelsa que es el alma y le queda claro la
misión que tenía en este mundo durante los años que estuvieron juntos, las fuerzas del cuerpo
se interesan por saber adónde se dirige. El alma responde que desconoce su paradero, sólo
sabe que se le ha colocado dentro de un carro que la llevará hasta su noble pueblo, es decir,
al mismo lugar en que las demás almas terminan, sin saber dónde precisamente es ese lugar,
“Lo único que sé es que me voy con el Pastor”. Análogamente, cuando llega la hora de partir,
el alma presencia la llegada de un “transporte divino” acompañado por ángeles y almas de
sus antepasados, quienes están ahí para recogerla y llevarla con Dios.

Adónde va no sabe, pero sabe con quién sí va…

Vuelve, vuelve, la íntegra, vuelve, vuelve, y te observaremos (7:1)


‫ ׁשּובִי ׁשּובִי ְונֶ ֱחזֶה ָבְּך‬,‫ ַהּשּׁו ַל ִמּית‬,‫ ׁשּובִי‬,‫ׁשּובִי‬

Como era de esperarse, el cuerpo finalmente reacciona y ruega al alma que regrese.
Inicialmente, la reconoce como “la íntegra”, la perfección que jamás le hizo ningún daño
a nadie. Seguidamente, le garantiza que “te observaremos”, afirmando que en adelante la
apreciará y atenderá sus demandas debidamente, respetándola y honrándola como se merece.
En la narración de la Campesina, cuando las doncellas tristemente observan que la Campesina
se propone abandonar el palacio definitivamente, la reconocen como la mujer perfecta y dicen
que, en adelante, no la molestarán más. Además, le ayudarán a conseguir sus propósitos, con
tal de que se quede en el palacio.

En pocas palabras, las fuerzas del cuerpo ofrecen sus disculpas al alma y ponen a su disposición
lo que pida, con tal de que no abandone el palacio.

Así es en la vida, uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde…

¿Qué observarán en la íntegra? ¡Como las rondas de los campamentos! (7:1)


‫ ִכּמְחֹלַת ַה ַ ּמ ֲחנָי ִם‬,‫מַה תֶ ּחֱזּו ַ ּבּשּׁו ַל ִמּית‬

El alma responde a las fuerzas del cuerpo que nada de lo que le puedan ofrecer la convencerá
de regresar al cuerpo, se entiende de la pregunta “¿Qué observarán en la íntegra?”, es decir,
que aunque de ahora en adelante la observen todo el tiempo como la integridad perfecta

174
y continuamente velen por sus necesidades y propósitos, de todos modos jamás estaría
dispuesta a regresar, pues el cuerpo es “como las rondas de los campamentos”, es decir, todo
un rodeo y dolor de cabeza incesante, a causa de los dos campamentos que gobiernan dentro
del cuerpo y lo acechan todo el tiempo.

Regresando a la narración de la Campesina, al momento de escuchar la admirable propuesta


de las doncellas de quedarse en el palacio y que a cambio la atenderán con la dignidad que
merece una reina, la Campesina les responde que no está dispuesta regresar al palacio por
un solo motivo: está cansada de “bailar en dos bodas a la vez”. Es decir, a ratos siente
atracción por el Pastor y nada más el mundo le interesa, y a ratos permanece con el rey y
no le interesa salir del palacio. Como si estuviera recorriendo la marcha de dos rondas de
diferentes campamentos al mismo tiempo. Por ello, decidió finalmente seguir al Pastor y
quedarse con Él, eternamente.

Asimismo, el alma responde al cuerpo que, aunque su propuesta es muy apreciada, no está
dispuesta a permanecer de nuevo dentro del cuerpo, ya que dos autoridades la dominan en
todo momento: por un lado, está Dios, el estudio de la Torá, el cumplimiento de las Mitzvot,
las restricciones que impone cada prohibición, temor al castigo, el Mundo Venidero y demás.
Por otro lado, está el “otro campamento”: el Instinto del Mal que persuade sin cesar, anhelos,
deseos y simplemente, hacer lo que le plazca sin restricciones. Por ello, decide rechazar la
propuesta de las fuerzas del cuerpo para viajar hasta Dios y quedarse con Él. Podríamos
suponer que, a estas alturas, las fuerzas del cuerpo habrán cedido a la oposición del alma y
le permitirían retirarse en paz, sin embargo, a continuación, las fuerzas del cuerpo componen
una frase difícil de evadir, con el fin de convencer al alma de regresar al cuerpo pese a las
contrariedades que los “dos campamentos” pudieran provocarle.

¡Qué hermosos son tus pasos en tus zapatos, hija de dadivoso! (7:2)
‫ ַבּת נָדִ יב‬,‫מַה יָּפּו ְפ ָע ַמי ְִך ַ ּבנְּ ָעלִים‬

Las fuerzas del cuerpo, antes de despedirse del alma, le advierten que su belleza existe sólo
cuando tiene los “zapatos puestos”. Anteriormente explicamos que el alma de cada persona
se origina desde el Trono Celestial y se extiende hasta introducirse en el cuerpo. Por ello, el
cuerpo humano representa “el calzado” del alma al ser su extremo final. En base a esto, las
fuerzas del cuerpo le comentan que su hermosura es incuestionable. Sin embargo, sólo es
vigente mientras esté dentro del cuerpo, su calzado. ¿Qué méritos puede conseguir el alma
solitaria sin un cuerpo? ¿Cómo podría cumplir Mitzvot o vencer a su Instinto del Mal estando
libre, fuera del cuerpo humano?

Definitivamente, esta pequeña observación podría desmoronar todas las razones del alma
para retirarse pues, ¿qué valor tiene si abandona el cuerpo?
175
La frase “Hija de dadivoso” se refiere a Abraham Avinu (como lo comprueban los
Comentaristas comparando con otros versículos) como diciendo al alma: “Observa la vida
de tu Patriarca Abraham, el cual durante los años que estuvo calzado en su cuerpo hizo
obras maravillosas con la gente y con Dios y sólo en su vejez, en su ultimo día de vida, dice
el versículo que éste falleció satisfecho de lo bien que aprovechó sus años de vida. ¿Acaso tú,
hija del dadivoso Abraham estás harta y satisfecha? ¿Acaso no tienes deseos de hacer más?”

‫ש ְׁר ֵרְך ַאגַּן ַה ַסּהַר ַאל י ֶ ְחסַר ַה ָמּזֶג‬ ָ .‫שׂה י ְדֵ י ָא ָמּן‬ֵ ‫ ַמ ֲע‬,‫חַּמּוקֵי י ְֵר ַכי ְִך ְכּמֹו ֲח ָלאִים‬,
‫ּארְך‬
ֵ ‫ ַצ ָו‬.‫ תָ ּ ֳאמֵי ְצ ִביָּה‬,‫שנֵי ֳעפ ִָרים‬ׁ ְ ּ‫שׁדַ י ְִך ִכ‬
ָ ‫שנֵי‬ ׁ ְ .‫שנִּים‬ ׁ ַ ‫ִ ּב ְטנְֵך ע ֲֵרמַת ִח ִטּים סּוגָה ַבּּשֹׁו‬
‫ ַא ֵפְּך ְכּ ִמגְדַ ּל ַה ְלּבָנֹון צֹופֶה ְ ּפנֵי‬,‫שׁעַר ַבּת ַר ִבּים‬ ַ ‫שּׁבֹון עַל‬ ְ ‫ עֵינַי ְִך ְב ֵּרכֹות ְ ּב ֶח‬,‫שּׁן‬
ֵ ‫ְכּ ִמגְדַ ּל ַה‬

El contorno de tus muslos es como alhajas, obra de artesano. Tu ombligo es (como)


‫ ֶמלְֶך ָאסּור ָב ְּר ָהטִים‬,‫ַּארגָּמָן‬
ְ ‫שְׁך ָכ‬ ֵ ‫ וְדַ ַלּת ר ֹא‬,‫שְׁך ָע ַלי ְִך ַ ּכ ַכ ְּרמֶל‬ ֵ ‫ ר ֹא‬.‫שׂק‬ ֶ ּ‫דַ ָמ‬

un jarrón que no le falta (agua para) diluir (el vino), tu vientre es (como)
un manojo de (espigas de) trigo cercado con rosas. Tus dos senos son como dos jóvenes gacelas,
mellizas de la gacela. Tu cuello es como una torre de marfil, tus ojos son (como) estanques
de (la ciudad de) Jeshbón junto al portón “Bat Rabim”, tu nariz es como la torre de
Levanón que observa frente a Damásek. Tu cabeza sobre ti es como el Carmel,
y el trenzado de tu cabeza es como la púrpura, el rey está atado en trenzas” (7:2-6)

Anteriormente, cuando Dios alabó al alma al momento en que se separaba del cuerpo
(6:5-7), aludió en primer lugar a la cabeza (cabellos, dientes y mejillas). Por ello, siendo que
la primera etapa consiste en aislarse de la cabeza, es la que vislumbra a Dios en primer lugar
y Dios la elogia de inmediato.

Ahora es el cuerpo el que elogia al alma y lo hace en el mismo orden en que percibe su
desprendimiento, es decir, de abajo hacia arriba comenzando con sus piernas hasta llegar a
la cabeza.

Los Comentaristas explican, sobre estos versículos, que los elogios están relacionados
con cada parte del alma. Para no alargar innecesariamente el texto sólo resumiré que cada
expresión consiste en alabar al alma y su grandeza y resaltar las huellas que dejaron en el
alma cada buena acción que hizo con las distintos partes del cuerpo. Por ejemplo, si caminó
en Shabat, si corrió a una Mitzvá lleno de esplendor, todo ello se refleja en los muslos, al
digerir alimento kasher llenó su estómago espiritual de luz y así sucesivamente, cada Mitzvá
alumbró otra parte de la anatomía espiritual.

Con estas frases, las fuerzas del cuerpo se lamentan por el aislamiento del alma al distinguir
su belleza y, al mismo tiempo, intentar convencerla de quedarse demostrándole lo mucho que
la aprecian y que toda esa belleza dejará de crecer si abandona al cuerpo.
176
Finalmente, las fuerzas del cuerpo le ruegan al alma que no se vaya, pues “…el rey está atado
en trenzas”, ¿qué significa esto?

El rey es la fuente de vida del reinado. Sin él, todo se viene abajo y el país se destruye por sí
mismo. Las doncellas le explican que durante su estancia en el palacio fue menospreciada.
No obstante, ahora que lo abandona se dan cuenta que el rey está paralizado por su partida.
Sin la ayuda del rey, no hay Reino y todo se vendrá abajo en poco tiempo. Por ello, le ruegan
que no se retire y regrese al palacio.

Análogamente, las fuerzas del cuerpo le explican al alma que, durante los años de vida que
estuvieron juntos fue menospreciada y no le permitían acercarse a Dios. No obstante, ahora
que se retira “…el rey está atado en trenzas”, es decir, la vida depende de ella y si se va, no
quedará nada más en su ausencia. Sólo quedará un cuerpo sin vida. Con esta súplica, junto
con las anteriores, las fuerzas del cuerpo esperan que el alma “reaccione” y elija quedarse. Si
no lo hace por conveniencia, al menos lo haga por compasión.

Fallecer es sinónimo de despedirse. Es el momento en el que la persona se despide de su familia, del hogar, de su
mundo y también el alma se despide de su cuerpo y de todas las fuerzas que contenían las doncellas del palacio,
incluso también hay una despedida del rey/ el Instinto del Mal pero aquí se encuentra con una gran sorpresa…

¡Cuán bello y qué agradable es el amor con los placeres! (7:7)


‫מַה יּ ָפִית ּומַה נָּ ַעמְתְ ּ ַא ֲהבָה ַבּתַ ּעֲנּוגִים‬

Hasta ahora, el alma se despidió de las fuerzas del cuerpo mediante un diálogo muy extenso.
Pacientemente el alma escuchó todas las razones por las que debería quedarse en el cuerpo,
sin embargo, sin dar ninguna respuesta simplemente hace caso omiso y continúa su camino,
no sin antes despedirse de su amigo inseparable (o enemigo jurado) de toda la vida: el Instinto
del Mal.

Es el Instinto del Mal el último que despide al alma y, al igual que las fuerzas del cuerpo, hace
su mejor esfuerzo para que el alma decida quedarse.

Es interesante pensar por un momento: ¿qué podría ofrecer el Instinto del Mal al alma
para convencerla que siga combatiendo contra él, como lo ha hecho hasta ahora? ¿Quién
aceptaría continuar peleando y rehusar su bien merecido “Plan integral de jubilación”?

Cuando nos referimos al Instinto del Mal pensamos en él como un enemigo, como algo o
alguien que busca perjudicarnos y nuestra labor es aniquilarlo, como si fuese el propósito
mismo por el que venimos a este mundo.
177
Sin embargo, nuestros Sabios explican que el Instinto del Mal es un ángel celestial que
cumple la Voluntad de Dios. Quiere decir que lejos de suponer que el Instinto del Mal es un
ángel que desertó y se reveló en contra de Dios para hacer pecar al hombre y encauzarlo en
Su contra, el Instinto del Mal es un aliado de Dios que representa su papel como Él mismo
ha establecido. De hecho, es Su mano derecha. Aunque parezca increíble esta afirmación es
cierta y lo explicaremos con la siguiente parábola:

Un poderoso rey quiso descubrir cuál de sus súbditos le era fiel y cuál podría estar dispuesto
a ser parte de un golpe de estado. Para ello, el rey le pidió a un buen amigo suyo que se
disfrazara como uno de sus peores enemigos. Luego debía caminar entre la gente e intentar
convencerla a levantarse en su contra, ya sea para desobedecer sus órdenes, derrocarlo o
incluso asesinarlo. Finalmente, el amigo debía presentar ante el rey los nombres de cada
persona y la reacción que tuvo ante su llamado.

Así fue como el supuesto “enemigo del rey” se acercó con cada persona y lo persuadió con
palabras como, “¡No deberíamos someternos bajo el mandato tiránico de este rey! ¡Es hora
de hacerlo a un lado!”.

Algunos aceptaron la propuesta diciendo, “Tienes razón ¡Yo también detesto al rey!”. Estas
personas pensaron que, al momento de expresar su aprobación, indudablemente estarían
del mismo lado que el supuesto “enemigo”, lo que los podría convertir en aliados y buenos
amigos por el resto de sus vidas. Sin embargo, estas personas desconocían quién era ese
hombre y que esa aprobación lo desgarraba por dentro y le rompía el corazón, al darse
cuanta que no todos querían al rey como él mismo lo amaba.

Otros, al escuchar la propuesta de este hombre, rechazaron por completo su invitación


diciendo, “Yo amo a mi rey y no me atrevería jamás a faltarle”. Estas personas suponían
que sus palabras provocarían disgusto en aquel hombre, enemigo del rey. Podrían incluso
pensar que esta persona les guardaría rencor y los rechazaría de aquí en adelante. Lo que
desconocían era la gran satisfacción que le ocasionaban cuando escuchaba la lealtad hacia
su amo y amigo, el rey.

Finalmente, el emisario se presentó ante el rey y le informó con regocijo la lista de las
personas que le eran fieles y, con lágrimas en los ojos, le confesó que algunos de sus súbditos
lo detestaban y sin pensarlo dos veces se unirían a un golpe de estado para derrocarlo.
Estas personas fueron llamadas ante el rey, uno por uno. Grande fue su sorpresa cuando
encontraron al “rival” del rey sentado a su lado conversando amistosamente.
Los que fueron fieles al rey comprendieron que ese hombre, el “renegado”, en realidad jamás
pretendió atentar contra el rey. Por el contrario, siempre fue su fiel súbdito y sincero amigo y
ahora, también el suyo. Hasta ahora lo detestaban por estar (a su juicio) convenciendo a la
gente en traicionar a su querido rey y ahora se convirtieron en un grupo de buenos amigos.
Los que estuvieron de acuerdo con el “adversario” también se llevaron una gran sorpresa al
verlo sentado platicando cómodamente con el rey. Les fue impactante comprender que aquel
178
hombre que tanto apreciaban por estar de su lado y en contra del rey, resultó ser fiel servidor
y buen amigo del rey y ellos cayeron en su propia trampa.

Leyendo atentamente esta parábola podemos comprender lo que expresa el versículo anterior.
La persona supone durante toda su vida que el Instinto del Mal es el adversario de Dios.
Algo así como un ángel malvado que no aceptó la autoridad de Dios y decidió huir del
Cielo, tratando de convencer a Sus creaciones de revelarse y desobedecer Sus órdenes. Sin
embargo, en el momento en que el alma se separa del cuerpo se lleva, sólo entonces, una gran
sorpresa: ese ángel malvado resultó ser el mejor amigo de Dios que, disfrazado de adversario,
obedecía fielmente Su voluntad para poner a prueba a la gente y saber quién estaba de Su lado
y quién no, dándonos así el privilegio del libre albedrio, de la lucha, de la batalla ganada y el
sabor de la victoria, ya que sin él, no habría mérito en lo que hacemos. Instintivamente y sin
pensarlo dos veces, el alma se complace de saludar a su nuevo buen amigo, al que siempre
conoció como “el Instinto del Mal”.

Este concepto lo revelaron nuestros Sabios en el Talmud con una frase un tanto impresionante:
“En el futuro Dios traerá al Instinto del Mal y lo degollará” (Sucá 52a).

Comúnmente se suele interpretar este mensaje del siguiente modo: cuando todo termine y
el Mashíaj se revele, ya no habrá más Instinto del Mal en el hombre. Nadie querrá rebelarse
contra Dios ni hacer cosas indebidas. Para ello, Dios terminará con la existencia del Instinto
del Mal y todo será bueno de ahí en adelante. No obstante, dicha explicación no explica por
qué Dios degollará al Instinto del Mal, siendo suficiente con que lo desaparezca.
El concepto de degollar representa convertir algo que no se permite consumir en permitido,
lo que conocemos como “Shejitá”.

La Shejitá no se realiza para matar al animal, sino para “kasherizarlo”. Para terminar
con la vida del animal existen muchos otros procesos más sencillos. Por ello, no se permite
consumir carne, a menos que se le haya degollado debidamente, convirtiendo su carne en
Kasher. Lo mismo hará Dios con el Instinto del Mal en el futuro. Ya que todos veremos con
claridad la verdad, reconoceremos al Instinto del Mal como el amigo que siempre fue. Este
acto, el que Dios nos permita dejar de ver al Instinto del Mal como enemigo nuestro y de Dios
y empezar a apreciarlo como nuestro mejor amigo y de Dios, el Talmud lo simplifica con el
término, “hacerle Shejitá”.

Este fenómeno sucederá para todos cuando llegue el Mashíaj. No obstante, cada uno y de
manera individual, lo vive con su propio Instinto del Mal en el momento de abandonar su
cuerpo y percibir la verdad en su camino para encontrarse con Dios.

Por ello, el Instinto del Mal expresa al alma del hombre justo, precisamente ahora que deja
al cuerpo atrás, “¡Cuán bello y qué agradable es el amor con los placeres!”, definiendo lo
agradable que fue estar a su lado durante todos esos años, amando y deleitándose con el alma

179
que no aceptaba dejarse llevar por sus seducciones, ya que el Instinto del Mal siempre estuvo
consciente de que era amigo del alma y jamás su contrincante.

Él sí disfrutó su permanencia con el alma todo el tiempo, pese a que el alma supuso que era
su enemigo y lo detestaba en vida. Por eso le dice el Instinto del Mal al alma, cuán bello y
agradable fue ver tu amor a Dios a pesar de los placeres que yo te ofrecía. Al rechazarlos o
no caer en ellos demostraste una gran lealtad y cariño al Creador.

Este porte tuyo es similar al de la palmera datilera,


‫שׁכ ֹּלֹות‬
ְ ‫שׁדַ י ְִך לְַא‬
ָ ‫ ְו‬,‫ז ֹאת קֹומָתֵ ְך דָ ּמְתָ ה לְתָ מָר‬

y tus pechos (se asemejan) a racimos (de uvas) (7:8)

En todos los escritos, la palmera datilera representa perfección por estar colmada de
bendiciones: por sus dátiles, cuando son diminutos, se bendice (antes de consumirlos) “Boré
perí haadamá”, cuando maduran se bendice, “Boré perí ha’etz” y si se procesan hasta
convertirlos en miel se bendice, “Shehacol nihyá bidbaró”; con sus palmas se techa la Sucá
y se bendice al habitarla, “Asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu lishev basucá”; de su
corazón se extrae el Lulav por el que se bendice, “Asher kideshanu beMitzvotav vetzivanu ‘al
netilat lulav”, etc.

La palmera datilera es también un árbol multiusos: proporciona agradable sombra, su madera


es excelente para la construcción y magnífica como leña, produce apetitosos frutos, etc.
Además, el tronco siempre está en línea recta hacia el cielo. Es por eso que el Instinto del
Mal, ahora que se revela como el amigo de toda la vida del alma, le expresa que su porte
siempre fue como el de la palmera datilera: íntegra y siempre dirigida al cielo.

Al hombre justo se le comparó con la palmera datilera, como está escrito: “El hombre recto
como la palmera datilera florecerá” (Tehilím 92:13)

La analogía de sus senos con racimos de uvas se describe en el siguiente versículo.

Había dicho subiré en la palmera datilera, me sujetaré de sus ramas,


‫ש ְכּלֹות ַהגֶּפֶן ו ְֵרי ַח ַא ֵפְּך ַכּתַ ּּפּוחִים‬
ׁ ְ ‫שׁדַ י ְִך ְכּ ֶא‬
ָ ‫ ְויִהְיּו נָא‬,‫ א ֹ ֲחזָה ְבּ ַסנְ ִסנָּיו‬,‫ָאמ ְַרתִ ּי ֶא ֱעלֶה בְתָ מָר‬

y serán ahora tus senos como racimos de uvas y el aliento de tu boca como
(el aroma de) las manzanas (7:9)

180
Ahora el Instinto del Mal, después de descubrirse como amigo del alma y lo mucho que
siempre la apreció, explica por qué durante todos esos años sólo buscaba aparentemente
perjudicarla, persuadiéndola a desobedecer a Dios.

Aclaramos que la palma datilera se refiere a una plenitud y anteriormente vimos que la viña
también alude a lo profundo y grandioso, así también las manzanas que eran regalos del
Pastor a la Campesina. Todo esto no se hubiera podido obtener si el Instinto del Mal “no
diera pelea” ya que sólo con esfuerzo y sudor se obtienen los logros y las medallas. Con esto
explica el Instinto de el Mal: “Yo quería que tuvieras palmera, vino, manzanas etc., por eso
me mandó el rey a seducirte y ahora estoy feliz por cada batalla donde me venciste, con cada
medalla que te concedieron”

Tu paladar es como el vino bueno (que) va a mi Amado directamente,


‫שנִים‬
ׁ ֵ ְ ‫שׂפְתֵ י י‬
ִ ‫ ּדֹובֵב‬,‫ש ִׁרים‬
ָ ‫ְו ִח ֵכְּך ְ ּכי ֵין הַּטֹוב הֹולְֵך לְדֹודִ י ְלמֵי‬

mueve los labios de los dormidos (7:10)

El Instinto del Mal continúa explicando al alma lo que hizo en vida y le comenta que todo ese
buen vino que generó con sus méritos finalmente está destinado “a mi Amado”, refiriéndose
a Dios. Es interesante que el Instinto del Mal no nombra a Dios como “tu Amado”, por ser el
Amado del alma de toda la vida, sino que le llama “mi Amado”, pues el Instinto del Mal ama
más a Dios que lo que el alma misma puede amarlo. Con esta expresión declara claramente,
una vez más, que el Instinto del Mal siempre estuvo del lado de Dios y jamás pretendió ir en
Su contra.

Con esto termina el diálogo entre el Instinto del Mal y el alma, y a eso se refiere el versículo
con las palabras, “mueve los labios de los dormidos”, es decir, que el último murmullo de
los labios por parte del cuerpo y lo que contiene (en este caso, del Instinto del Mal por ser
el último en tomar la palabra) antes de despedir al alma, es poner en claro que Dios siempre
fue su amigo.

Ahora comienza la segunda etapa: los encuentros.

Yo soy para mi Amado y sobre mí está su deseo (7:11)


‫ֲאנִי לְדֹודִ י ְו ָעלַי תְ ּׁשּוקָתֹו‬

181
La primera expresión que clama la Campesina apenas abandona el palacio con la categórica
decisión de no regresar es, “¡Yo soy para mi Amado!”, como si gritara “¡Adiós palacio real,
adiós rey y adiós doncellas! ¡Soy libre!” y lo único que llena su mente ahora es entregarse
por completo a su Amado Pastor. Además, agrega que puede percibir que también el Pastor
desea verla: “sobre mí está su deseo”.

De igual forma, la primera expresión que clama el alma apenas abandona el cuerpo es, “¡Yo
soy para Dios! ¡Adiós cuerpo, adiós Instinto del Mal y adiós fuerzas del cuerpo!”. Ahora lo
único que le interesa es unirse por completo a Dios, además de que percibe que Él también
anhela recibirla.

Cuando el alma se desprende va a los grandes prados del Paraíso, donde los árboles son las acciones que uno
sembró en vida, donde cada mitzvá era una semilla. Por lo tanto, el alma anhela ver los árboles que crecieron
de cada acción realizada en vida.

‫ נ ְִראֶה אִם ָפ ְּרחָה ַהגֶּפֶן‬,‫ש ִכּימָה ַל ְכ ָּרמִים‬


ׁ ְ ַ‫ נ‬.‫ נָלִינָה ַ ּב ְכּפ ִָרים‬,‫שׂדֶ ה‬
ּ ָ ‫ נֵצֵא ַה‬,‫ דֹודִ י‬,‫ ְלכָה‬,

Caminemos, mi Amado, salgamos al campo, pernoctemos en los pueblos. Madruguemos


‫שׁם אֶתֵ ּן אֶת ד ֹּדַ י לְָך‬
ָ ,‫ ֵהנֵצּו ה ִָרּמֹונִים‬,‫ִפּתַ ּח ַה ְסּמָדַ ר‬

(para ir) a las viñas, observemos si floreció la vid, (si) han brotado las uvas nacientes,
(si) han brotado las granadas, ahí entregaré mi cariño a ti (7:12-13)

Al encontrar al fin a su amado Pastor le expone sus planes. Dejar de encontrarse a escondidas
como lo hacían antes, caminar juntos, salir al campo, dormir y madrugar juntos, visitar las
viñas y los plantíos de granadas. Ahora sí, “ahí entregaré mi cariño a ti”, sin preocupación
alguna.

Al mismo tiempo, el alma expresa a Dios sus sentimientos y deseos de “pasear de la mano”
abiertamente. No más escondites ni encuentros breves. Recorrer el campo (haciendo alusión
al Paraíso), disfrutar de las viñas y de las granadas (haciendo alusión al resultado de las
horas de estudio de la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot que “sembró” en vida y disfruta
ahora de ellas). Por otro lado, el alma también tiene “curiosidad” por ver lo que consiguió
en este mundo, su estudio de Torá y el cumplimiento de cada mitzvá que con entrega llevó
a cabo en su estancia dentro del cuerpo. Es por eso que es ahí donde pretende demostrarle
todo su cariño, precisamente en el lugar donde tanto se esmeró por cumplir con Su voluntad
venciendo las persuasiones del Instinto del Mal que Él mismo había enviado para comprobar
su lealtad.
182
Además, ahora que no cuenta con un cuerpo material que la limite, es momento de poder
garantizar la entrega de todo su amor y apego que siempre sintió por Él, sin barreras, sin
límites y sin miedo.

Las mandrágoras exhalaron fragancia y en nuestra puerta todos los manjares,


‫ ָצ ַפנְתִ ּי לְָך‬,‫ ּדֹודִ י‬,‫שנִים‬
ׁ ָ ְ ‫שׁים גַּם י‬
ִ ָ‫ חֲד‬,‫הַּדּודָ אִים נָתְ נּו ֵרי ַח ְועַל ְפּתָ חֵינּו ָכּל ְמגָדִ ים‬

nuevos también añejos, mi Amado, guardé para ti (7:14)

Ya en la puerta del Paraíso se percibía intensamente la fragancia de todo aquello que el alma
había sembrado en este mundo. Todo había germinado y su labor había dado frutos.
Además, el alma misma había olvidado muchos méritos que generó en sus primeros años
con el cuerpo. Por ello, grande fue su satisfacción cuando se dio cuenta que todo estaba
ahí, “nuevos también añejos”. Sin embargo, jamás apreció lo que estaba haciendo mientras
estaba en este mundo, pues el alma no tiene la facultad de ingresar al Paraíso en vida (salvo
algunos casos excepcionales). Por ello, comentó que todo esto siempre “guardé para ti”.
Ahora había llegado el momento de disfrutarlo.

Nuestros Sabios comentan que los “Dudaím” (comúnmente traducido como “mandrágoras”),
pertenecen a un tipo de flor que contiene en sí misma la parte masculina y femenina y por
ello, representa la unión absoluta. Por ejemplo, la Torá comenta (Bereshít 30:14-18) que
Reubén trajo unos “Dudaím” del campo para su madre Leá. Rajel, la hermana de Leá, se los
pidió y a cambio aceptó que Yaacov Abinu (el marido de ambas) pasara la noche con Leá.
Así fue que de dicha relación Leá dio a luz a Isajar. Es por eso por lo que la Campesina (el
alma) emplea esta flor como ejemplo, para expresar su unión absoluta con el Pastor (Dios).

El nombre “Isajar” se compone de dos palabras: “Yesh Sajar/hay pago”, garantizando que en
el Mundo Venidero habrá remuneración por todo lo que hayamos hecho en este mundo. Por
otro lado, cuando Yaacov Abinu estaba por fallecer y bendijo a cada uno de sus hijos, cuando
se dirigió a Isajar le dijo: “Isajar… observó el descanso que es bueno y la tierra que es
agradable. Inclinó su hombro para cargar y fue trabajador tributario” (Bereshít 49:14-15).

Aparentemente suena contradictorio: ¿si vio que es bueno el descanso, por qué se puso a
trabajar duramente?

Explican nuestros Sabios que la bendición de Yaacov Abinu se refería al descanso en el


Mundo Venidero, precisamente donde recibirá la retribución por todos sus logros en este

183
mundo. Por ello, siendo que Isajar “observó el descanso que es bueno y la tierra agradable”
en el Mundo Venidero (como su propio nombre lo indica), donde disfrutará de su merecida
retribución por todos sus méritos, por eso “inclinó su hombro para cargar y fue trabajador
tributario” en este mundo cumpliendo con la Voluntad de Dios.

En el siguiente y último Cántico del Shir Hashirim se describe la estancia del alma en el
Paraíso con Dios, donde experimenta la preocupación de principalmente dos circunstancias: la
Resurrección de los Muertos (en la que deberá regresar de nuevo al cuerpo) y la reencarnación
(en la que una parte de ella deberá regresar a este mundo en un cuerpo diferente para completar
lo que no alcanzó a hacer con el cuerpo anterior). También identificaremos en el cuerpo de
quién reencarnó Shelomó Hamélej para reparar sus faltas y completar su misión en este
mundo.

184
Medio Cántico más…
Durante toda la vida el cuerpo y el alma fueron socios y cada uno cumplía su parte en la misión,
de tal forma que la despedida entre los dos no es nada fácil.

Sin embargo, un ser humano perfecto, que vivió como es debido, con un entendimiento mutuo entre el cuerpo y
el alma, en ese caso, la separación se da con afecto, y momentos antes del que el alma entre a descansar en el
Gan Edén, brevemente voltea para mirar el entierro del cuerpo que fue su “vehículo” durante todos esos años,
anhelando que le den al cuerpo un entierro digno y un merecido reconocimiento por el gran servicio que brindó.

La resurrección de los muertos es un tema que para mucha gente resulta difícil de creer y
más aún de comprender. Sin embargo, en el judaísmo es uno de los 13 principios de la fe y
tiene su lógica y razón de ser. Si analizamos detenidamente entendemos que es el cuerpo el
que de verdad se esfuerza, ya que le exigimos ceder, perdonar y esforzarse. Por ejemplo: si
una persona se levantó a rezar, su alma es la que se llenó de esplendor, pero fue el cuerpo
quien dejó su dulce almohada y realizando un gran esfuerzo, abrió los ojos y se preparó
rápidamente para ir al Templo. De igual manera sucede cuando deja de comer un manjar
no-kosher o renuncia a una ganancia monetaria por no trabajar en Shabat. Entonces cabe la
pregunta: ¿Cuál es la recompensa del cuerpo? ¿Acaso su esfuerzo y su sacrificio no valen? El
alma se regocijará en el paraíso y…

¿Y el cuerpo qué?

Gracias al concepto de la resurrección de los muertos comprendemos a cabalidad el gran


sentido de justicia y recompensa que hay detrás de el, ya que es la acción adecuada para
brindarle al cuerpo placer y regocijo material en este mundo. Explicar el porqué de este
hermoso momento fue el anhelo de Shelomó al momento de describir el último deseo del
alma por el cuerpo, pidiendo un digno sepulcro ya que – algún día- regresaremos y nos
reuniremos nuevamente con él en una vida llena de pureza.

¡Oh quién me daría a ti como hermano que mama los pechos de mi madre;
‫יָבֻזּו לִי‬-‫שקְָך גַּם ֹלא‬
ּׁ ָ ‫שׁדֵ י ִא ִמּי ֶא ְמ ָצאֲָך בַחּוץ ֶא‬
ְ ‫מִי י ִתֶ ּנְָך ְכָּאח לִי יֹונֵק‬

de modo que al encontrarte afuera, te besaré, y no me menospreciarán! (8:1)

185
Para entender esta parte es necesario recordar en forma resumida el secreto cabalístico que ya
estudiamos en la historia de Abraham y Sara así como en la historia de Itzjak y Rivká.

Según explica el Zóhar, Abraham simboliza a la Neshamá, Sara al cuerpo y Lot al Yétzer
Hará. Abraham llora por Sara y vela para que reciba un sepulcro adecuado, negociando con
Efrón la compra de un terreno digno para sepultar a su amada esposa. Esto se refiere al gran
esfuerzo e interés del alma para que el cuerpo reciba un merecido descanso. Posteriormente
la Torá nos relata la historia de Itzjak y Rivká en la que Itzjak simboliza al alma y Rivká al
cuerpo, pero en esta ocasión se trata del encuentro después de la resurrección. El mayordomo
Eliézer, el encargado de buscar la pareja adecuada para Itzjak, simboliza al ángel Metatrón
el encargado de la resurrección y de la reunión del cuerpo con el alma. Eliézer encuentra a la
pareja ideal fuera de la ciudad, lugar donde generalmente están los cementerios.

La Torá aclara que Rivká sale con un kad/cántaro de agua, aludiendo a los 24 libros del Tanáj
y el agua simboliza la bondad que fluye de arriba hacia abajo. Esto concuerda con lo dicho
por nuestros Sabios: “Al final de los días seremos redimidos gracias a la Torá y a la bondad”.
Cuando Eliézer se da cuenta de la excelencia y dignidad de Rivká le pone un arete en la nariz.
Esto encierra un profundo simbolismo, ya que es por la nariz por donde se insufla el alma al
cuerpo, como dice el versículo, “Insufló Hashem la Neshamá a Adam Harishón por la nariz”
(Bereshít 2:7).

Así también Shelomó Hamélej describe en las líneas finales del Shir Hashirim, la despedida
del alma. Ésta se eleva y en un momento dado voltea a ver al cuerpo con el que estuvo
asociada y desea que cuando llegue el día de la resurrección de los muertos, cuando el
“casamentero” Metatrón salga a las afueras de la ciudad (es decir al cementerio) para buscar
a aquella digna “Rivká” (aquel meritorio cuerpo) que merecerá “casarse” con “Itzjak” (el
alma). El alma desea que Metatrón encuentre en el cuerpo que dejó atrás la perfección y la
hermandad para volver a juntarlos y con un beso la insuflara nuevamente en este cuerpo y así
podrán vivir como buenos “hermanos de leche”, como leemos en este versículo “de modo
que al encontrarte afuera, te besaré, y no me menospreciarán”, es decir el alma y el cuerpo
podremos vivir juntos, sin ninguna vergüenza, siendo buenos socios nuevamente.

¡Te conduciré y te traeré a la casa de mi madre, que me enseñará


‫שקְָך ִמ ּי ַי ִן ה ֶָרקַח ֵמ ֲעסִיס ִר ֹּמנִי‬
ׁ ְ ‫ ֵבּית ִא ִמּי תְ ּ ַל ְמּדֵ נִי ַא‬-‫ֶאנְ ָהגְָך ֲאבִיאֲָך אֶל‬

y te daré de beber vino sazonado del mosto de mis granadas! (8:2)

186
El alma le dice al cuerpo: “Juntos iremos al Tercer Templo y tú me enseñarás a mí”. Surge
la pregunta: ¿esto es posible? Siempre hemos pensado que lo espiritual es superior a lo
material, entonces, ¿cómo es posible que el alma, la cuál proviene de un nivel superior le
pida enseñanzas al cuerpo material?

La clave para entender esto es saber que el cuerpo tiene grandes dones y aprendizajes, sólo
que nos referimos al cuerpo después de la resurrección. En ese momento tiene muchas cosas
para compartir y apoyar al alma y esto nos lleva a un segundo punto relacionado con el tema
del cuerpo y la resurrección. La humanidad se divide en dos tipos de cuerpo: el primero es el
cuerpo que tenían Adán y Javá y el segundo es el de todos los que vinieron después. Adán y
Javá fueron creados por la Mano Divina, creados de la tierra, mientras que todos los cuerpos
restantes provienen de la matriz de Javá.

Los cuerpos de Adán y Javá eran de una pureza suprema por lo que eran dignos de recibir
Shabat en el paraíso. Lamentablemente la serpiente los sedujo y les envenenó el cuerpo
y de esta manera perdieron la gran oportunidad del Shabat en el Paraíso. Por eso -al final
de los tiempos- sucederá la Resurrección, donde todos (incluso quienes estén vivos en ese
momento) fallecerán, se desintegrarán y volverán a formarse. A partir de ese acontecimiento
tan majestuoso, todos los cuerpos ya no se formarán en una matriz (heredando con esto el
veneno en sus genes) sino serán creados de la Tierra de la misma manera que la primera
pareja. Todo esto con la finalidad de recibir un alma, que aunque pareciera ser la misma, es
mucho más elevada ya que estuvo en el paraíso infinito -que no puede ser medido por el reloj
terrenal- estudiando la Torá infinita, y que no hay mente terrenal que pueda captarla, ya que
no hay ningún maestro en la Tierra que la pueda transmitir. Sólo entonces, la pareja perfecta
“Itzjak y Rivká”, cuerpo y alma podrán, por fin, alcanzar el Shabat del Paraíso.

Ahora analicemos la frase: “el alma le dará de beber”. ¿Qué le ofrecerá el alma al cuerpo?
¡El alma le dará de beber de los mejores vinos y del jugo de granada! Es decir el alma le
brindará al cuerpo todo lo mejor del estudio de Torá que realizó en el Gan Edén, con el mejor
entendimiento de las Mitzvot, ya que esta alma viene cargada de muchísimos conocimientos
que adquirió en la Yeshivá Celestial, donde le compartieron del “vino reposado de los seis días
de la Creación”, es decir, los secretos más profundos de la Torá y el significado verdadero y
amplio de cada semilla de granada de las Mitzvot.

¡Imaginemos como será ese momento tan especial!

La unión de un cuerpo hecho por la Mano Divina y un alma esplendorosa: ¡eso sí se llamará
el Gran Paraíso Sabático! En ese momento, la palabra Gan Edén (Jardín del Edén) cobrará
su profundo significado, ya que en hebreo la palabra gan se compone de dos letras: Guimel
y Nun, que son las iniciales de las palabras Guf y Neshamá, cuerpo y alma en el Edén. Al
imaginarnos esta maravilla uno anhela vivirla y esto es justamente lo que intenta transmitirnos
el Rey Shelomó, lo que siente el alma al despedirse del cuerpo, como diciéndole, “Hasta
luego. Ojalá y nos veamos más adelante, tú y yo juntos en esa etapa, socios para siempre”.
187
Su izquierda está debajo de mi cabeza, y su derecha me abrazará (8:3)
‫שׁי וִימִינֹו תְ ּ ַח ְ ּב ֵקנִי‬
ִ ‫שׂמ ֹאלֹו תַ ּחַת ר ֹא‬
ְ

Ahora que estoy abrazada por Bore Olam, Quien con Sus manos derecha e izquierda me
está abrazando y Su abrazo me llena de conocimientos, pureza y amor, todo esto quiero
compartirlo contigo -mi querido cuerpo- el día de mañana, por que tú también mereces un
pago y una recompensa por todo lo que hiciste por mí. Ahora es mi turno servirte como tú
me servías a mí durante mi vida. Gracias a ti alcance el placer Celestial. En esta etapa quiero
darte a ti momentos de regocijo terrenal.

Les hago jurar, oh doncellas de Yerushalaim, que no despierten,


‫שׁתֶ ּ ְח ָפּץ‬
ֶ -‫הַָא ֲהבָה עַד‬-‫תְ ּע ְֹררּו אֶת‬-‫תָ ּעִירּו ּומַה‬-‫ש ָלי ִם מַה‬
ׁ ָ ‫שׁ ַבּעְתִ ּי אֶתְ כֶם ְבּנֹות י ְרּו‬
ְ ‫ִה‬

ni remuevan al amor, hasta que Él quiera (8:4)

Ésta es la tercera ocasión que este versículo se repite, sin embargo, ahora adquiere un nuevo
significado. Recordemos, ¿quiénes son las doncellas de Yerushalaim? Las fuerzas del cuerpo
que se oponían a la relación entre la Campesina y el Pastor ya que dicha unión afectaba
sus intereses. Ahora la situación ha cambiado y estas fuerzas, que en el pasado fueron un
obstáculo, ahora serán un apoyo.

Por eso en los versículos anteriores dice “Imtairu Ve Imtoreru” ya que en la vida normal las
doncellas, es decir los deseos corporales, obstaculizaban la unión y frenaban a la Campesina,
pero ahora, en esta etapa del Gran Paraíso Sabático no hay frenos, no hay límites, no hay
barreras, ya que se juntan aquí el Infinito con la información infinita en los cuerpos infinitos,
por lo tanto, todas las doncellas se unen al festín.

‫עֹור ְרתִ ּיָך‬


ַ ‫ּדֹודָ ּה תַ ּחַת הַתַ ּּפּו ַח‬-‫ ַה ִמּדְ ָבּר מִתְ ַר ֶ ּפקֶת עַל‬-‫מִי ז ֹאת עֹלָה מִן‬

¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su Amado? Debajo de un manzano
‫שׁ ָמּה ִח ְ ּבלָה יְלָדַ תְ ָך‬
ָ ‫שׁ ָמּה ִח ְ ּבלַתְ ָך ִא ֶמָּך‬
ָ

te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz (8:5)

188
¿Quién hace esta pregunta? Son las almas del Gan Edén que ven a la nueva Neshamá que
llega. Una Neshamá plena de luz y belleza y sorprendentemente preguntan, ¿quién es ésta
que está llegando del desierto, es decir del Mundo Terrenal el cual, a pesar de sus bellezas, es
un desierto comparado con el Gan Edén. Y no sólo viene del desierto, sino que además está
abrazada de su Querido, es decir de Bore Olam.

Y la respuesta resuena en el aire puro del Jardín: Es aquella que nació bajo el manzano, es
decir del Árbol de la Sabiduría, del bien y del mal, que en la Cabalá se le llama Dajakal
Tapujim, cuya traducción literal significa “manzanar” (aun y cuando no se trate de manzanas
físicas como las conocemos hoy, y en el tratado de la Guemará aparecen las diversas opiniones
sobre qué fruto era).

Bajo ese árbol nacimos, literalmente, refiriéndose a la primera pareja que fue creada allá y
que contenía todas las almas futuras. En Adán todos lo hombres y en Javá todas las mujeres,
por lo que nosotros somos chispas de esas grandes almas.

Ahí nacimos y en forma mas detallada la Cabalá explica que ese lugar se llama Majzav
Haneshamot, “el lugar donde se esculpen las almas”. De ahí bajan al mundo y después de
terminar de ser reparadas y vivir una vida plena y perfecta regresan al Paraíso, a un lugar
llamado Zeror Hajaim.

El versículo se entiende de la siguiente forma: ¿quién es esta alma esplendorosa que sube del
desierto? ¡No la reconocemos! Cuando se fue era pequeña, poco iluminada y justamente en
el “desierto terrenal” encontró su campo de entrenamiento y crecimiento y aquella bebé que
nació aquí y partió tan pequeña ahora regresa grande, madura y llena de luz.

‫ ַעזָּה ַכ ָ ּמוֶת‬-‫זְרֹועֶָך ִכּי‬-‫ ִל ֶבָּך ַכּחֹותָ ם עַל‬-‫שׂי ֵמנִי כַחֹותָ ם עַל‬


ִ

Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo;


‫ש ְל ֶהבֶתְ י ָה‬
ׁ ַ ‫שׁ ֵפּי אֵׁש‬
ְ ‫שׁפֶי ָה ִר‬
ָ ‫שׁאֹול ִקנְָאה ְר‬ ְ ‫שׁה ִכ‬
ָ ‫ַא ֲהבָה ָק‬

porque el amor fuerte es como la muerte; duro como el sepulcro el celo; sus brasas,
brasas de fuego, fuerte llama (8:6)

Aquí el alma le pide a Bore Olam: “¡Por favor tenme cerca de Ti!, ¡Ponme cerca de Tu
corazón! Surge la pregunta, ¿por qué la Neshamá pide esto a Bore Olam?
Tenemos la creencia de que el Gan Edén es un lugar muy hermoso, como una vasta playa
celestial, en donde todas las almas están en un inmenso círculo, sentadas alrededor de un
fuego, con guitarras en mano y cantando alegremente, ¡¡Hava Naguila hava…!!

¡Y definitivamente no es así!
189
El Gan Edén ciertamente es un lugar hermoso e impresionante, pero muy alejado de nuestro
entendimiento; a veces pensamos que se trata de una sala de fiestas, en el mismo piso, la
misma orquesta y el mismo menú, ¡pero no es así! El Paraíso está conformado por mil
niveles, ¡muchísimos niveles!, los cuales -metafóricamente- están acomodados en forma
vertical, uno sobre el otro y cuanto más alto, más cerca están del Creador y por lo tanto
tienen mayor esplendor, goce y los conceptos transmitidos y estudiados allá son de más alto
nivel. Es preciso hacer una aclaración al respecto: el nivel asignado a cada alma corresponde
directamente con su trabajo, esfuerzo y sudor empeñados en el cumplimiento de las Mitzvot y
la abstinencia de los pecados, ¡por eso se llama el Mundo de la Verdad! porque cada esfuerzo
se toma muy en cuenta. Esto nos permite entender la angustia de la Neshamá cuando ve que
hay tantos y tantos niveles y cae en cuenta que hay una gran posibilidad de no alcanzar los
altos y mejores sitios y por el contrario quede en un nivel mucho más modesto. Ahora cobra
sentido el ruego de la Neshamá al Creador, pidiéndole, “ponme en tu corazón y tenme en tus
brazos”.

El alma fundamenta esta petición con dos motivos:

1. Porque fuerte es mi amor por Ti y por lo tanto quiero estar más cerca de Tu
Presencia.

2. Al ver a los demás gozando en un nivel mayor que el mío, el celo me puede llegar
a quemar como brasas ardientes,

Es por esto que el versículo termina diciendo que hay dos fuegos: el fuego del amor y el
fuego de los celos. Aprendemos que el celo, el amor y la envidia y todas las emociones están
en el alma, no en el cuerpo y así como el alma se desarrolló en lo material es como llegará a
lo espiritual. Si en la vida terrenal te molestaba la comparación entre tu viejo Toyota contra
el flamante Ferrari de tu vecino, seguramente te “morirás” de la envidia al comparar tu
habitación Celestial con la mansión de tu vecino y seguramente pensarás: “…Todo eso sólo
por cumplir un par de Mitzvot más…”

Debemos prepararnos por si acaso éstas dos peticiones no tienen los méritos suficientes para
ser concedidas, y para “curarse en salud” la persona debe durante su vida fomentar y avivar
el fuego del amor por el Creador y apagar las brasas de los celos, para realmente disfrutar del
Paraíso.

‫י ִתֵ ּן‬-‫שטְפּו ָה אִם‬ׁ ְ ִ ‫הַָא ֲהבָה ּונְהָרֹות ֹלא י‬-‫ַמי ִם ַר ִבּים ֹלא יּוכְלּו ְלכַּבֹות אֶת‬

Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos.


‫הֹון ֵבּיתֹו ָבַּא ֲהבָה ּבֹוז י ָבּוזּו לֹו‬-‫ ָכּל‬-‫אִיׁש אֶת‬

Si diese el hombre toda la riqueza de su casa por este amor,


ciertamente lo menospreciarán (8:7)

190
En este versículo se sigue hablando de la clase de amor ardiente que siente la Neshamá por
Dios y como no hay aguas que puedan apagarlo, indicando así que si durante la vida amabas
al Creador y cumplías Su Voluntad y acatabas Sus designios no hay nada que te impida la
elevación y la cercanía a Él en el Mundo Venidero: ¡No hay agua que apague esa llama!
Por otro lado, en la segunda parte del versículo, se descarta la idea de “no haber amado”
durante la vida y al final “sobornar” al Juez. Esto funciona en ciertos lugares del planeta
Tierra, sin embargo, lamentablemente no funciona en el Mundo de la Verdad. No existe
posibilidad alguna, ¡ni lo sueñes! Por eso continúa el versículo: “Si diese el hombre toda la
riqueza de su casa por este amor” -para reemplazar con la riqueza la falta de este amor-
“ciertamente lo menospreciarán”.

Cabe preguntar, si no sirven todos los bienes y riquezas, entonces ¿para qué sirven?: para que
durante tus años de vida en esta Tierra sean el medio para servir al Creador.
El mismo Rey Shelomó, en su libro Kohélet comienza diciendo que todo en la vida es Hebel,
que suele traducirse como vanidad. Dice: “Vanidad de vanidades, dijo Kohelet, vanidad
de vanidades, todo es vanidad”. Preguntaron nuestros Sabios: ¿por qué mencionó el rey
Shelomó siete veces la palabra vanidad? (tomando en cuenta que en el versículo aparece dos
veces la palabra vanidad en plural y el mínimo de menciones para ser plural es dos, por lo
tanto, son siete veces). Sorprendentemente contesta el MiDrásh: “Dijo Rabí Yehudá hijo de
Simón: por todo lo existente y formado durante los siete días de la Creación, por eso se dijo
siete veces la palabra vanidad” Kohélet Raba (1:3).

Surge la pregunta, ¿todo es vanidad? No olvidemos que uno de los días de la Creación es
Shabat, ¿acaso este sagrado día también es vanidad? Y la respuesta es sí, todo es Hebel,
solamente que hay que traducir y entender esta palabra en forma diferente: No significa
vanidad, sino medio. Es decir, todo lo creado fue hecho como un medio para que el alma
crezca y alcance el Mundo Venidero.

El problema en la vida es que nos dedicamos a obtener el máximo de propiedades y bienes


posibles. En hebreo adquisición se dice Kinian, que a su vez proviene de la palabra Caín,
como dijo Javá, la primera mamá de la Humanidad al tener a su primer hijo: “Kaniti ish/
he adquirido un ser humano y por lo tanto lo llamó Caín”. Y a su segundo hijo le llamó
justamente Hebel y con esto la Humanidad recibió un gran mensaje. Hay dos formas de ver
la vida. Por un lado como Kaniti, adquirí, perseguir las adquisiciones y creer que son eternas,
sólidas y verlas como la finalidad de la vida, es decir “visión Caín” y la otra forma de ver la
existencia, es la “visión Hebel”, que significa que las adquisiciones son tan solo un medio
para alcanzar la perfección.

¡El problema es que nuestro Caín asesina a Hebel…!

La persona puede llenarse de mucho Kaniti/Caín, tener muchas adquisiciones, bienes, etc.,
pero solamente como un medio y no como un fin. El judaísmo no está peleado con el buen

191
whisky y un rico corte de carne, tampoco rechaza una hermosa mansión y una riqueza
abundante, siempre y cuando todo se convierta en Hebel, es decir en un medio para educar
correctamente a la familia, gozar de un hermoso Shabat, tener paz y tranquilidad mental para
estudiar Torá y obviamente ayudar a los necesitados.

Para terminar de ejemplificar este hermoso concepto veamos lo que pasa con un vaso
con agua. El vaso es hebel ya que lo principal no es beber agua para calmar la sed sino lo
verdaderamente esencial es la Berajá que pronunciamos al tomar el agua. Esta Berajá es
la que nos permite adquirir nuestra entrada al Gan Edén. Y como este ejemplo son todas las
cosas en la vida. Disfrútalas en la Tierra para ganarte el Cielo.

En las páginas 27 y 28 de mi libro El Secreto de la Reencarnación, explico claramente un concepto que


será de mucha ayuda. Aunque el alma alcance el Paraíso, si una parte de ella necesita reparación, debe volver
al mundo, bajo el concepto reencarnación. El alma no es como el cuerpo que no puede estar en dos lugares al
mismo tiempo. El alma no tiene estas restricciones y puede dividirse en “porciones”, de tal manera que el 90%
de ella puede estar disfrutando en el Paraíso y el 10% faltante puede estar en la Tierra para repararse y de
esto tratan los siguientes versículos.

Tenemos una pequeña hermana, que aún no tiene pechos. ¿Qué haremos
‫ ָבּּה‬-‫שיְּדֻ ַבּר‬
ׁ ֶ ‫שׂה ַלאֲחֹותֵ נּו ַבּּיֹום‬
ֶ ‫נַּ ֲע‬-‫שׁדַ י ִם אֵין לָּה מַה‬
ָ ‫ָאחֹות לָנּו ְק ַטנָּה ְו‬

a nuestra hermana cuando de ella se hablare? (8:8)

Aquí la Campesina/alma está feliz en los campos con el Pastor, sin embargo muestra
preocupación por la pequeña hermana que se quedó en la ciudad y su preocupación aumenta,
tan solo de pensar que llamarán a su pequeña hermana a ocupar su lugar, ya que -por lo mismo
que es pequeña- no ha aprendido todavía cómo funciona el “sistema” palacio-rey-Pastor.
¡Todavía no tiene fuerza!

Es decir, el 90% del alma manifiesta su preocupación por su “pequeña hermana”, su pequeña
porción que regresará al palacio/cuerpo y se someterá de nuevo a las tentaciones y al deseo
de encontrarse con el Pastor/Dios en los campos. Se pregunta, “¿qué será de mi pequeña
hermana inmadura? ¿Logrará la reparación absoluta?”

Si ella es muro, edificaremos un palacio de plata; y si es puerta,


‫ָארז‬
ֶ ‫דֶ ּלֶת הִיא נָצּור ָעלֶי ָה לּו ַח‬-‫ִירת ָכּסֶף ְואִם‬
ַ ‫חֹומָה הִיא נִ ְבנֶה ָעלֶי ָה ט‬-‫אִם‬

la guarneceremos con tablas de cedro (8:9)

192
Para calmar la gran preocupación que siente la Campesina, Hashem declara: Si va a ser
fuerte, si va a poner límites, le construiremos un palacio de plata, es decir, “tendrá un
Gan Edén maravilloso”, y si fuera puerta que abre y cierra pondremos en ella un “sostén”
para que le ayude a tener firmeza, prometiéndole al alma: “Tranquila, tu pequeña hermana
tendrá que ser fuerte y no caer y cuando veamos que tambalea, tú y Yo la reforzaremos, para
encaminarla y no dejarla caer”. ¡Ojalá y nos haga caso…!

Yo soy muro, y mis pechos como torres, así me vi en sus ojos,


‫שׁלֹום‬
ָ ‫שׁדַ י ַכּ ִמּגְדָ ּלֹות ָאז ָהי ִיתִ י ְבעֵינָיו ְכּמֹו ְצאֵת‬
ָ ‫ֲאנִי חֹומָה ְו‬

como quien halló la paz (8:10)

Se despide la hermana mayor de la hermana menor diciéndole, “Fíjate en mí, fui muralla
sólida, con grandes senos (símbolo de madurez). Sé como yo para que juntas veamos la paz
absoluta en el Mundo Venidero.

‫ ַה ֶכ ֶּרם ל ַֹּנט ְִרים אִיׁש יָבִא ְבּפ ְִריֹו ֶאלֶף‬-‫שֹׁלמ ֹה ְבּ ַבעַל הָמֹון נָתַ ן אֶת‬ ְ ‫ֶכ ֶּרם ָהי ָה ִל‬

Shelomó tuvo una viña en Baal-Hamón, la cual entregó a guardias,


‫ ִפ ְּריֹו‬-‫שֹׁלמ ֹה ּומָאתַ י ִם לְנֹט ְִרים אֶת‬ ְ ‫ש ִלּי ְל ָפנָי ָה ֶאלֶף לְָך‬
ׁ ֶ ‫ָכּסֶף ַכ ְּרמִי‬

cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto. Mi viña, que es mía,
está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Shelomó, menos doscientas, que serán
de los que guardan su fruto (8:1-12)

Pareciera que este versículo no tiene sentido. ¿Es acaso una relación de cómo y en dónde
Shelomó Hamélej tenía negocios? ¿A quién y por qué debía pagarle 200 monedas? Siguiendo
la línea de la pequeña hermana, que se refiere a una parte del alma que reencarnará, en este
versículo el rey Shelomó se expresa, aludiendo a una Voz Celestial que resuena en el Cielo,
aclarándole lo siguiente:

En uno de los primeros versículos del Shir Hashirim, Shelomó Hamélej comparó la vida con
el trabajo en una viña, reclamando, “Me pusieron a cuidar la viña, cuide la de los demás y
mi propia viña he abandonado” , reconociendo así posibles fallas en el cuidado de la vida.
En forma más explícita lo menciona en su otro libro Kohélet (2:12): “Y me he desviado para
observar la sabiduría, la locura y la insensatez (es decir me puse a analizar que a raíz de mis
locuras y actos insensatos) ¿quién es la persona que vendrá después del rey?”. Es decir, ¿en
qué persona reencarnaré?, entendiendo que tendrá una “hermana pequeña”. Es por eso que

193
en este versículo dice, “Tenía una viña que vale mil”, aludiendo a los mil niveles del Mundo
Venidero, pero lamentablemente, tuve que dejar doscientas monedas a los guardias, es decir
la parte de mi alma que necesita regresar a laborar en la viña, con el fin de terminar la labor.
Para complementar la información y la historia de las reencarnaciones del rey Shelomó,
presentaremos al final de este capítulo el resumen extraído de mi libro “El Secreto de la
Reencarnación” en el que estudiaremos este aspecto de la vida de Shelomó Hamélej, sus
fallas y errores y en quiénes reencarnaron estas “200 monedas” y así sabremos quiénes fueron
sus “hermanas pequeñas”.

Tú, que te sientas en los jardines, los amigos queremos escuchar


‫שׁמִי ִענִי‬
ְ ‫שׁיבִים לְקֹולְֵך ַה‬
ִ ‫שבֶת ַבּגַּנִּים ֲחב ִֵרים ַמ ְק‬
ׁ ֶ ‫הַּיֹו‬

tu voz; házmela oír (8:13)

El gran cabalista Rabí Shimón bar Yojay se preparaba para su partida de este mundo, ya que
sabía que en el sagrado día de Lag Baomer, terminaría su ciclo en la Tierra y su “Campesina”
se encontraría con su Pastor. Por ello mandó a reunir a sus queridos alumnos alrededor de
su lecho de muerte para despedirse adecuadamente de ellos. Repentinamente interrumpió
sus palabras y comenzó a saludar a las sagradas almas que bajaron del Paraíso para recibir
su Neshamá. La cantidad de almas fue tal, que el agonizante Sabio pedía a sus alumnos que
se movieran para dar espacio y respeto a las almas que no paraban de bajar. Los alumnos
testimoniaron que la casa se inundó de luz y un esplendor inimaginable. Justo en ese momento
Rabí Shimón bar Yojay se levantó de su humilde lecho, su cara reflejaba que estaba analizando
algo de vital importancia y al final dijo: “Cuando un estudioso de la Torá fallece y llega al
Paraíso, las almas lo reciben amablemente y lo primero que le piden es que dé un discurso.
Enséñanos un dicho tuyo, comparte con nosotros tu sabiduría” -prosiguió Rabí Shimón bar
Yojay. “Sabía que ese momento iba a llegar y me dedique en vida a preparar una clase muy
profunda, para presentarme en el Mundo Venidero. Sin embargo, pero ahora que todas esas
sagradas almas bajaron a recibirme a la Tierra, en vez de dar esta clase allá la daré aquí,
para que la escuchen los vivos y los fallecidos”.

Este relato sobre el fallecimiento de este gigante de la Torá explica perfectamente el sentido
del final de este versículo, ya que el alma, al terminar de despedirse se eleva hacia el Paraíso,
hermoso lugar donde están todos los familiares, amigos y Sabios, sentados, pendientes de que
el alma pronuncie su discurso de bienvenida, diciéndole, “házmela oír”.

¿y tú, de qué vas a hablar en tu discurso de bienvenida?

Si aquí finalizara el Shir Hashirim sería un final bonito, agradable y comprensible, y podríamos decir “capítulo cerra-
do”. Sin embargo, Shelomó Hamélej, con la sabiduría que le caracterizaba, agregó un versículo más, que parecería estar
fuera de lugar y quizás te deje con un extraño sabor de boca pensando, “y ahora a qué se refiere…” , pero el gran sabio
Shelomó nos brinda un “chicle”, pequeño y de aspecto raro, pero que da mucho para masticar.

194
Corre, Amado mío; y sé semejante a la gacela o al cervatillo,
‫שׂמִים‬
ָ ‫לְָך ִל ְצבִי אֹו לְעֹפֶר הַָא ּי ָלִים עַל ה ֵָרי ְב‬-‫ְב ַּרח ּדֹודִ י ּודְ מֵה‬

sobre las montañas de las especias (8:13)

Este versículo es casi el mismo que se encuentra en el segundo Cántico, en el que se reflejaba
el anhelo de la Campesina de que el Pastor corriera de la montaña a la colina, de la colina al
campo, del campo al palacio y la viniera a ver, o el anhelo de la Campesina de salir a esos
campos y brincar y correr con su amado Pastor.

Cabe preguntar: ¿por qué habría de volverse a entonar un cántico que hablara de una situación
que ya pasó? El alma ya está en el Gan Edén, ya se reunió con su amado Pastor, ya dejó atrás
el palacio con todos sus problemas y ahora parece que se repite la situación: el alma le pide
al Creador que regrese de vez en cuando a visitarla.

¿Esto tiene sentido? Como dije anteriormente, este “chicle” tiene mucho para masticar, y es
profundo lo que tiene que decir. Comencemos el análisis: El Mundo Venidero está conformado
por niveles y mundos, y sin entrar en muchos detalles, este mundo (el de los seres humanos)
se llama Asiá, el de los ángeles se llama Yetzirá, el mundo de las almas se llama Beriá y el
de la Presencia Divina se llama Atzilut. Terminando su paso por Asiá, el alma parte hacia el
Paraíso, el cual se ubica en Beriá, y aunque suene extraño, ese mundo también se convierte
en el “Palacio de la Campesina”, donde vuelve a anhelar la presencia del Pastor, quien está
en el mundo de Atzilut.

También allá, en esos niveles tan anhelados, siguen vigentes los conceptos de Hita’rutá
Deleilá (el despertar de arriba hacia abajo) lo que significa que el Pastor viene al Paraíso/
Palacio, ubicado en Beriá, donde están todas las almas, gozando del ambiente, el estudio de
Torá y ahí reciben la visita Divina.

De igual manera, en esos mundos elevados, también está vigente el Hita’rutá Deltata (el
despertar de abajo hacia arriba), por lo que el alma tiene el privilegio de salir del palacio en
Beriá y elevarse al mundo de Atzilut. Recordemos que tres veces al año, en Pésaj, Shavuot
y Sucot, subía el pueblo de Israel a Yerushalaim, al lugar Sagrado y así explican nuestros
Sabios el versículo “Y subirán para ver a Dios” (Devarim 15:15) traduciendo este versículo
como subirás a ver el lugar sagrado.

Sobre esto explica el Zóhar que en el Mundo Venidero también ocurre lo mismo, y las almas
(tal y como hacían en la Tierra) se elevan a la Yerushalaim Celestial, al mundo de Atzilut y
es ahí donde el versículo cobra su sentido literal: ver la Presencia Divina. En esos niveles
tan elevados el alma vuelve a crear el amor, la ilusión y la emoción de ver nuevamente al
Pastor, en su infinidad de niveles y goce de encuentros. Con esto el rey Shelomó cierra su
libro, diciéndonos:
“No hay fin para el amor...”
195
ElRey Shelomó
y sus reencarnaciones
El Rey Shelomó fue el hijo del Rey David, heredó el trono y reinó sobre todo Israel durante
40 años, desde los 12 hasta los 52 años. Una de sus virtudes más destacadas fue su famosa
sabiduría, la cual causaba que fueran a visitarlo reyes y reinas, como la reina de Saba, tan
sólo para disfrutar de su sabiduría y aprender de él. Además, nuestros Sabios aclaran que el
Rey Shelomó era experto en el idioma de los animales terrestres, de las aves y de las plantas,
como lo indica el versículo (Melajim 4:33). Sin embargo, con el tiempo, esa sabiduría se
convirtió en su principal obstáculo y el motivo de su caída.

El Rey Shelomó erigió el Primer Templo, cuya construcción tomó siete años y medio, y con
ello se cumplió por fin la profecía y el deseo del pueblo de Israel de construir una Casa para
Dios en Yerushalaim. En la misma noche que terminó la inauguración del Templo, realizó su
boda con la hija de Paró, el rey de Egipto, (unión que fue muy criticada en el Cielo y en la
Tierra). Con eso comenzó su descenso en todos los aspectos. Con ese matrimonio, por medio
de una conversión sólo por interés de parte de la hija de Paró, dio un mal ejemplo a toda la
juventud y además a ella no le interesaba el judaísmo ni el servicio en la Casa de Dios, hecho
que se comprobó cuando en su noche de bodas cubrió las ventanas de la recámara real con
telas negras en las cuales estaban cosidos muchos diamantes que provocaban la ilusión de
que aún era de noche y brillaban las estrellas, ocasionó que, al día siguiente, se retrasara la
hora de sacrificar el Korbán Tamid, que se ofrendaba todas las mañanas.

Además, la hija de Paró llevó su idolatría al palacio real y el Rey Shelomó no se lo impidió.
Estos hechos ocasionaron que la inauguración del Beth Hamikdásh comenzara con “el pie
izquierdo”, como dijo el profeta Irmiyahu, quien profetizó en nombre de Dios la destrucción
del Templo, diciendo: “Estoy decepcionado de este Templo desde el día en que se construyó”
(Irmiyahu 32:31).

La sabiduría que tenía el Rey Shelomó le dio demasiada confianza y creía que muchas leyes
no se aplicaban a él. Por ejemplo, la Torá ordenó que el rey no puede tener muchas mujeres,
a fin de que no desvíen su mente y su corazón del servicio a Dios, pero el Rey Shelomó
opinó que eso era para una persona normal y no para alguien superdotado como él. Por ello,
al final se permitió tener mil mujeres, como lo indica el libro de Melajim 11:3: “Y tuvo 700
esposas, 300 concubinas...”; pensando Shelomó que al ser muchas de ellas princesas de
los reinos vecinos de Israel, mantendría así la paz en todo su país, ya que ninguno de sus
suegros le declararía la guerra. En verdad, esta estrategia de paz funcionó a nivel político,
pero no funcionó a nivel espiritual, pues al final se cumplió la advertencia de la Torá y el
196
Rey Shelomó terminó perdiendo el control sobre sus esposas, de manera que el palacio real
se convirtió en un lugar de múltiples servicios paganos de cada una de ellas a su dios. Eso
provocó que la historia del Rey Shelomó en el Tanáj finalice con un versículo tan fuerte como
éste: “Y las esposas del Rey Shelomó desviaron su corazón hacia la idolatría...”. Aclaran
nuestros Sabios que el rey no hizo idolatría, pero al permitir a sus esposas realizarla y no
reprocharlas, se consideró como si él mismo la hubiera hecho. (Les recuerdo que el castigo
para un pecado como éste es Sekilá, lapidación).

Así sucedió con la prohibición de la Torá de que el rey no puede estar obsesionado con el
dinero, el oro o los diamantes. Esta ley también la transgredió el Rey Shelomó llenando las
calles de Yerushalaim con riquezas. Sin embargo, terminó malgastando todo hasta que al
final tuvo que imponer un pago a cada habitante del pueblo que quisiera ir a la Casa de Dios,
a modo de impuesto. Este error es el que provocó la rebelión de Yerobam Ben Nevat, que
terminó con la división del Reino de Israel.

La tercera advertencia de la Torá al rey es que no puede tener muchos caballos egipcios, a fin
de no mantener contacto con el país que nos había esclavizado, ya que eso puede causarnos
regresar allá. También esta ley la desobedeció el Rey Shelomó, a tal grado que su carroza
real era llevada por caballos egipcios así como su caballería. Todo esto provocó que Dios se
enojara con el Rey Shelomó, como se expresa fuertemente en el versículo: “Y se enojó Dios
contra el Rey Shelomó por no cuidar lo que Él ordenó...” (Melajim 11:9 y 10).

El Rey Shelomó construyó el Templo y realizó gran cantidad de sacrificios lo que quizá le
hizo sentir que con ello cumplía con Dios y eso compensaría sus errores. Pero no fue así, y
el mismo que levantó el Templo fue el mismo que causó su destrucción (410 años después).
No solamente en el aspecto espiritual —ya que el principal motivo fue la idolatría que inundó
Israel y cuya semilla germinó con las esposas del Rey Shelomó—, sino también en el aspecto
físico, ya que el destructor, Nebujadnetzar, fue descendiente de la reina de Saba, que fue
a Jerusalén para conocer la sabiduría de Shelomó y regresó embarazada de él a su nación
(Shalshelet Hacabalá 44).

Resumamos, por tanto, la tarea de reparación que correspondió al alma del Rey Shelomó:

1. Se casó con la hija de Paró y de otros reyes idólatras, todas convertidas por interés.

2. Tuvo muchas mujeres, mucho dinero y muchos caballos egipcios, lo cual está
prohibido por la Torá.

3. Buscó la paz por medio de la asimilación.

4. No reprochó a sus esposas por cometer idolatría.

5. Impuso pagos para entrar a la Casa de Dios.


197
Descifrar las frases que pronunciaron los Sabios del Sod diciendo que el Rey Shelomó
reencarnó en el profeta Irmiyahu, en Hilel Ha-Zakén y en Rabí Tarfón realmente no fue una
tarea fácil. Pero gracias a Dios, y sólo a Él, logré armar este rompecabezas. A continuación
les presento la conclusión, basada en lo escrito en el libro Guilgulé Neshamot (40 y 60),
donde dice que el mismo Rey Shelomó, al final de su vida, se quedó intrigado y preocupado
por saber en quién regresaría para repararse diciendo en: “Y me dediqué a analizar y ver...
el hombre que vendrá después del rey” Kohélet (2:12), en referencia a sus reencarnaciones
futuras, ya que sabía que tenía mucho por reparar. Y en verdad, Shelomó Hamelej tuvo que
regresar cuatro veces más.

Rey Shelomó - Profeta Irmiyahu


(PrimeraReencarnación)
El profeta Irmiyahu vivió en la época de la destrucción del Primer Templo. Él fue quien advirtió
mediante muchísimas profecías que, mientras no cambiaran su mala conducta espiritual hacia
Dios causarían que el rey de Babilonia, Nebujadnetzar destruyera Yerushalaim y el Templo.
Esas malas noticias causaron que el profeta Irmiyahu fuera odiado y rechazado por todos,
incluyendo su propia familia. Pero él no cesaba y seguía advirtiéndoles; entraba al Patio del
Templo, se paraba ante la multitud y les suplicaba que cambiaran para que no fuera destruido
el Templo. Sin embargo, como esa época era de paz y tranquilidad nadie le hizo caso.

Sin embargo, al insistir, fue llevado a prisión por los reyes de Israel, quienes lo consideraron
un falso profeta y desmoralizador del pueblo. En verdad, lo que procuraba hacer el profeta
Irmiyahu era reparar el daño que comenzó cuando fue el Rey Shelomó, como él mismo dijo
en la profecía mencionada arriba de que Dios estaba a disgusto con el Templo desde el día en
que se inauguró. Por ello, el profeta Irmiyahu (el Rey Shelomó) intentó salvar el Templo de
su propio descendiente, Nebujadnetzar, y reprochar al pueblo por haber caído tan bajo en la
idolatría que él permitió que sus esposas siembren.

Al respecto, me di cuenta de una profecía directa del profeta Irmiyahu (44:15) hacia los
hombres, pidiéndoles que reprocharan a sus esposas por hacer idolatría. Con esto el profeta
Irmiyahu intentaba reparar el hecho de que él no reprochaba a sus esposas idólatras cuando
fue el Rey Shelomó. Lamentablemente, el profeta Irmiyahu no lo logró y el Templo fue
destruido por Nebujadnetzar. Pero por lo menos lo intentó, y con lágrimas, ayunos, reproches
y encarcelamientos pagó Shelomó, en su reencarnación como Irmiyahu, las consecuencias
de la “buena vida” que tuvo.
198
El profeta Irmiyahu fue el único hombre a quien Dios le ordenó que no se casara (Irmiyahu
16:2). Y ahora entendemos por qué: vino a reparar el pecado del exceso de mujeres que tuvo
Shelomó; por ello esta vez debía abstenerse de cualquier relación conyugal. Además, con su
vida de pobre, viviendo quizá sólo de limosnas, el profeta Irmiyahu pagó el derroche del rey
Shelomó. Por la paz negativa del rey Shelomó, con la cual logró tranquilidad política a costa
de las leyes de Dios, el profeta Irmiyahu es conocido como un profeta de conflictos, porque
terminó peleando con todos, desde su familia hasta los grandes reyes de Israel por difundir
la palabra de Dios.

El punto más importante, sorprendentemente, está en que, después de la destrucción del


Templo, un líder llamado Yojanán ben Kareaj decide llevarse al resto de los judíos a Egipto,
algo que alarmó al profeta Irmiyahu y por esto salió gritando que por favor no regresaran a
ese país, intentando reparar así la adquisición de caballos egipcios por el Rey Shelomó, lo
que había advertido Dios que nos causaría regresar un día a Egipto. Sin embargo, el profeta
Irmiyahu no logra evitarlo e incluso él mismo es llevado por la fuerza a Egipto, donde fue
apedreado por judíos rebeldes y asesinado (Séder Hadorot y MiDrásh Hagadá Bamidbar
30:11). Con esta Sekilá paga el Rey Shelomó la idolatría que se realizó en su casa por la
egipcia, hija de Paró.

Rey Shelomó- Hilel Hazakén


(SegundaReencarnación)
Hilel vivió en la época del Segundo Templo (siglo I antes de la era común). El segundo
Templo se construyó con el liderazgo de Ezrá HaSofer, pero al paso de los años se perdieron
muchas de las costumbres y parte de las leyes del servicio debido a un mal manejo de los
Cohanim, y fue gracias a Hilel Hazakén que se recuperaron.

De esta forma volvió el Rey Shelomó (Hilel) a cuidar su Templo, y es curioso que justamente
la ley que llevara a Hilel a ser nombrado como el presidente de todo Israel (al igual que
Shelomó fue el rey de todo Israel) fue respecto al sacrificio de Pésaj, en el que todo el
pueblo se olvidó de un detalle de esa ley, e Hilel, basándose en varios versículos que hablan
del sacrificio Korbán HaTamid, logró restablecerla (Pesajim 66a). Paradójicamente, es el
mismo sacrificio que se retrasó aquélla mañana cuando la esposa del Rey Shelomo, la hija de
Paró, oscureció la habitación para que no se levante, causando que se postergue el Korbán
HaTamid.

199
Con este Korbán empezó el descenso del Rey Shelomó y a su vez el ascenso de Hilel.
Además, Hilel es uno de los pocos rabinos sobre los cuales se ha dicho que entendía las
conversaciones entre árboles, flores, aves, animales, etc., al igual que el Rey Shelomó
(Maséjet Sofrim 16:9).

Respecto a su antecedente espiritual como el profeta Irmiyahu, se relata en la Guemará


(Sanedrín 11a) que una vez estaban sentados los grandes Sabios de Israel en Jericó y
escucharon una Bat Kol, una “Voz Divina”, la cual dejó de existir después de la época de los
tanaitas, que les dijo: “Desde que murieron los últimos Profetas, sólo hay revelación Divina
por medio de Bat Kol,. Sin embargo, entre ustedes hay uno que en verdad se merece alcanzar
un nivel de profecía como el de Moshé Rabenu, sólo que su generación no es apta para eso”.
En ese momento, todos los Sabios dirigieron la mirada hacia Hilel Hazakén, para indicar
que todos sabían que se trataba de él. Ahora entendemos que eso se debía a su categoría de
profeta, habiendo sido él, el profeta Irmiyahu.

Hilel fue considerado un hombre muy humilde, a tal punto que la Guemará (Shabat 31a)
dice: “Siempre debe procurar la persona ser humilde como Hilel...”, pero eso lo alcanzó
no sin antes haber probado las malas consecuencias del orgullo proveniente del exceso de
sabiduría, como se relata en la Guemará de Pesajim (66a), que dice que después de que vio
Hilel la falta de conocimientos halájicos que tenía el pueblo, y que él los poseía con gran
sabiduría, los regañó y humilló diciéndoles: “Son flojos, ¡qué lástima que no hayan acudido
como yo a las clases de Shemayá y Avtalión!” En ese instante le preguntaron una ley muy
obvia respecto a Shabat, y olvidó la respuesta, entendiendo que había sido una señal Celestial
para no volver a caer en la soberbia de la sabiduría, y que, según entendemos ahora, fue la
misma falla que tuvo como el Rey Shelomó que su soberbia le causó transgredir las leyes del
reinado diciendo que no se aplicaban a él. Por tanto, se convirtió Hilel en una persona tan
humilde que hoy es todavía un modelo a seguir para cada uno de nosotros.

También fue un modelo de advertencia contra la soberbia causada por exceso de inteligencia,
como dijo Rabí Yehudá, en nombre de Rav: “Cada sabio que se enorgullezca de su sabiduría
la perderá por lo menos por un instante, y eso lo aprendemos de Hilel”. Al igual que el
profeta Irmiyahu, Hilel se paraba en el Patio del Templo, en la festividad de Sucot, cuando
se congregaba allí la mayoría del pueblo de Israel, y exclamaba: “Si cuidamos que Dios
siempre esté morando en esta Casa, nada nos faltará. Pero si Lo alejamos de Su Casa, de
nada servirá todo lo que tengamos”. Y en nombre de Dios seguía diciendo: “Si tú vienes a
Mi Casa y la cuidas, Yo iré a tu casa para brindarte protección. Si no proteges Mi Casa, no
protegeré la tuya” (Sucá 53a).

Con esto hacía Hilel un trabajo de prevención para que el Templo fuera cuidado y protegido,
y no destruido. Así llevó a cabo el esfuerzo de proteger el Templo que el profeta Irmiyahu no
logró concretar. En cuanto a las conversiones equivocadas realizadas por el Rey Shelomó,
sobre Hilel nos relata la Guemará (Shabat 31a) de varios gentiles que desearon convertirse

200
por amor a la Torá y a Dios, y fueron rechazados por el gran rabino Shamay, pero aceptados
por Hilel, quien con humilde sabiduría logró convertirlos en grandes estudiosos de la Torá.
Y como ellos mismos testimoniaron diciendo: “Gracias a Dios y gracias a la sencillez de
Hilel logramos apegarnos a la Torá y a la Presencia Divina”. Con esto Hilel logró reparar
las conversiones dudosas de las esposas de Shelomó hechas por el interés de casarse con él.
Respecto al pago que impuso el Rey Shelomó por subir al Templo, que seguramente impidió
a muchos ir a la Casa de Dios, la historia de Hilel comienza con la anécdota que relata la
Guemará (Yomá 35b) que en esa época había que pagar para entrar a la Casa de Estudio y
el que no tenía dinero no podía entrar. Hilel era muy pobre, ganaba seis monedas al día, con
tres comía y tres las pagaba para entrar a estudiar. Cierto invierno, no tuvo dinero y con tal de
no perderse la clase, subió a la azotea y se acostó sobre el tragaluz para escuchar desde allí.
Esa noche nevó muy fuerte y debido a su concentración en la clase y su cansancio terminó
desmayándose por la congelación, y casi paga con su vida el hecho de tener que pagar para
entrar a la Casa de Estudio. Ahora podemos entender que esto representó un castigo para
Hilel por lo que hizo como el Rey Shelomó.

El rey Shelomó logró una paz negativa casándose con todas las princesas gentiles de alrededor
y el profeta Iymiyahu provocó peleas que con sus profecías, ambos llegaron a extremos que
fueron malos, ya que no debemos amar a la gente dando la espalda a Dios, ni amar a Dios
dando la espalda a la gente, sino como dijo Hilel (en Maséjet Avot 1:12): “Procura ser de
los alumnos de Aharón: ama y persigue la paz, ama al prójimo y acércarlo a la Torá”. Así
estableció Hilel la perfección que debe alcanzar el yehudí: ser bueno con Dios y con la gente.

Rey Shelomó -RabíTarfón


(TerceraReencarnación)
Dice el Haramá Mipano que el profeta Irmiyahu (que era reencarnación del Rey Shelomó)
regresó como Rabí Tarfón. Rabí Tarfón vivió la destrucción del Segundo Templo, al igual
que Irmiyahu presenció la del Primer Templo. Con esa tristeza y angustia de ver cómo era
destruido el Segundo Templo, pagó de nuevo el Rey Shelomó con lágrimas, haber causado el
mal comienzo del Primer Templo.

La Guemará Yerushalmí (Yebamot 4:12) relata que Rabí Tarfón era sacerdote, por lo que
recibía grandes cantidades de ofrendas de todo tipo y contribuciones que se daban a los
Cohanim; esa comida era sagrada y sólo el Cohén, su esposa e hijos podían comerla. Ya que
en esa época muchos judíos sufrían hambre, Rabí Tarfón decidió hacer algo inusual: se casó
con 300 mujeres pobres sólo para poder darles de comer de esa comida sagrada. De esa forma
reparó el casamiento del Rey Shelomó con las 300 concubinas.
201
Además, se relata en Maséjet Kalá que en cierta ocasión Rabí Akivá fue a ver a Rabí Tarfón
y le dijo: “Tienes, gracias a Dios, muchísimo dinero. Tengo la oportunidad de comprarte una
aldea o dos. Dame cuatro mil monedas de oro y harás el negocio de tu vida”. Rabí Tarfón
aceptó y le dio esa suma, pero Rabí Akivá, en lugar de comprar las propiedades, repartió el
dinero a los niños pobres. Después de un tiempo, le dijo Rabí Tarfón: “¿Puedes llevarme
a ver las propiedades que compraste para mí?”. Rabí Akivá dio la mano al anciano Rabí
Tarfón y lo llevó a los colegios y a las casas de estudio, y señalando a los niños le dijo: “Aquí
están tus propiedades”. Con inmensa emoción, Rabí Tarfón agradeció a Rabí Akivá. Con
este hecho ayudó Rabí Akivá a Rabí Tarfón para reparar el mal derroche de dinero del Rey
Shelomó.

Resulta interesante observar una ley en la que se equivocó Rabí Tarfón, como relata la
Guemará (Sanhedrín 33a). Se trata de una vaca que provenía de Egipto a la que se le había
extraído la matriz. El dueño preguntó a Rabí Tarfón: “Después de degollarla me di cuenta
de este defecto. ¿Es kosher o no?” Rabí Tarfón contestó: “Tírala a los perros. No puedes
disfrutarla”. Sin embargo, los Jajamim lo corrigieron explicándole que la vaca provenía
de Egipto y allá era costumbre que, al sacar del país ganado y caballos de raza egipcia, les
extraían la matriz para que no procrearan en otra nación. Rabí Tarfón lamentó mucho su error.
Según el Sod, podemos entenderlo, en lo profundo de su alma sentía un gran rechazo por
lo que proviniera de Egipto, ya que la mujer que trajo de allá arruinó su vida cuando fue el
Rey Shelomó, así como los caballos egipcios que adquirió provocaron el regreso de Israel a
Egipto en la época del profeta Irmiyahu.

Rey Shelomó -Rabí Abraham Haleví


(CuartaReencarnación)
El Marán HaJidá escribió en su libro Shem Haguedolim una anécdota increíble, la cual,
pienso yo, puede darnos una conclusión interesante de toda la reparación del alma del Rey
Shelomó: “En la ciudad de Tzefat, hace 450 años, en la época del Arizal, vivió un jasid
muy grande llamado Rabí Abraham Haleví Berujim, que se encargaba todas las noches
de levantar a la gente para que rezara Tikún Jatzot. Éste es un rezo especial que realizan
cada media noche los Tzadikim, sentados en el piso, ponen ceniza en su cabeza y lloran la
destrucción de los Templos.
Rabí Abraham era el promotor en Tzefat para este rezo. Un día se enfermó tan gravemente
que lo dieron por muerto y cuando fue el Arizal a visitarlo, Rabí Abraham le dijo: ‘Por favor,
Rabí, reza por mí. Quiero seguir motivando a la gente para que rece por la destrucción de los

202
dos Templos y que clamen a Dios por la construcción del Tercero’. Arizal le respondió: ‘Voy
a pedir que te cures, con la condición de que incrementes tus esfuerzos para que todos lloren
y recen por el Templo. Pero para que te motives más, prométeme que lo primero que harás al
levantarte será viajar a Yerushalaim e irás al Kotel, donde rezarás con todo tu corazón ante
la Presencia Divina (que cabalísticamente es considerada “la reina” por medio de la cual
Dios se refleja en la Tierra), y quiero que sepas que esta labor es tu obligación ya que tú eres
la reencarnación del profeta Irmiyahu’”. Al curarse de manera milagrosa, Rabí Abraham
emprendió su viaje a Yerushalaim y, de regreso, con temor y estremecimiento, contó al Arizal
lo que había visto:

“Después de llorar toda la noche sobre las piedras del Kotel, vi una imagen inusual,
indescriptible, como una mujer vestida de negro, llorando por su casa, que había sido
destruida, y por sus hijos, que habían sido exiliados.

La imagen fue tan fuerte que me desmayé. Y como en sueños vi esa imagen otra vez limpiando
mis lágrimas y diciéndome: ‘Consuélate, Abraham, hijo mío. Gracias a tus lágrimas y al rezo
de Tikún Jatzot que promueves, te prometo que en unos años llegará el día en que regresarán
todos los hijos a su Tierra, Israel”. El Arizal sonrió y le dijo: “Viste a la Shejiná Divina.
Vivirás 22 años más. Dedícalos a tu misión”...

Y efectivamente así ocurrió...

203
204
El libro de

Yoná
La travesía del alma al mundo

205
Introducción
c omencemos por resumir la narración literal del primer capítulo del libro de Yoná,
agregando algunas explicaciones para facilitar su comprensión literal.

Dios ordena a Yoná, hijo de Amitay, que se dirija a Nínive —la gran ciudad— y comunique
a sus habitantes gentiles que andan por el mal camino a tal nivel que “su maldad subió ante
Mí”, que reflexionen al respecto o sufrirán las consecuencias.

Yoná, por su lado, decide no llevar a cabo su misión. En cambio, decide dirigirse a la ciudad
de Tarshish. Cuando se encuentra en el puerto de Yaffo un barco se aproxima y Yoná se
prepara para abordarlo para salir de inmediato, “escapando” así de su misión.

El capitán del barco le informa que no es posible partir de inmediato, pues todavía no había
embarcado la cantidad necesaria de pasajeros para cubrir los gastos del viaje. Yoná, sin
pensarlo dos veces, paga el dinero faltante y consigue zarpar de inmediato. De este modo
“huye” de la misión que Dios le encomendó, aparentemente con éxito.

Comencemos por resumir la narración literal del primer capítulo del libro de Yoná, agregando
algunas explicaciones para facilitar su comprensión literal.

Dios ordena a Yoná, hijo de Amitay, que se dirija a Nínive —la gran ciudad— y comunique
a sus habitantes gentiles que andan por el mal camino a tal nivel que “su maldad subió ante
Mí”, que reflexionen al respecto o sufrirán las consecuencias.

Yoná, por su lado, decide no llevar a cabo su misión. En cambio, decide dirigirse a la ciudad
de Tarshish. Cuando se encuentra en el puerto de Yaffo un barco se aproxima y Yoná se
prepara para abordarlo para salir de inmediato, “escapando” así de su misión.

El capitán del barco le informa que no es posible partir de inmediato, pues todavía no había
embarcado la cantidad necesaria de pasajeros para cubrir los gastos del viaje. Yoná, sin
pensarlo dos veces, paga el dinero faltante y consigue zarpar de inmediato. De este modo
“huye” de la misión que Dios le encomendó, aparentemente con éxito.

Una vez en altamar, Dios envía una tempestad fuera de lo común, no sólo por ser majestuosa,
sino además porque dicha tempestad afectaba sólo al barco en el que Yoná viajaba. Es decir,

206
los tripulantes contemplaban a las demás embarcaciones navegar por los cuatro puntos
cardinales en un mar despejado, sereno y sin problemas, mientras que su propio barco estaba
a punto de romperse en pedazos a causa de la desmedida tempestad.
Ninguno de los marineros comprendía lo que sucedía, ¿por qué sólo a ellos les afectaba el
mal tiempo? En un intento por salvar sus vidas comenzaron a arrojar objetos del barco y
así alivianar el peso del navío. Sin embargo, para ese momento Yoná se había retirado para
recostarse y se quedó dormido.

Al parecer, su ausencia fue evidente. Cuando fue encontrado lo despertaron con la actitud
correspondiente del que está a punto de morir: “¿Por qué duermes? ¡Levántate y reza a tu
Dios!”.
Al llegar a la conclusión de que nada ayudaba para mejorar su situación y que algo sobrenatural
estaba sucediendo, decidieron hacer diferentes tipos de sorteos para ubicar al culpable de lo
que sucedía. Evidentemente, todos los sorteos señalaron a Yoná.

La tripulación se interesó por saber a qué se dedicaba, de dónde venía, cuál era su tierra y su
pueblo. Yoná respondió que era hebreo y que huía de Dios, el Creador del Cielo. “¿Qué es lo
que nos has hecho?” fue lo primero que cuestionó la tripulación sin esperar respuesta alguna.
Entonces le preguntaron de inmediato, “¿qué podemos hacer ahora?” y Yoná les respondió
que sin lugar a dudas todo lo que sucedía era su culpa y la única manera de salvar el navío era
arrojándolo al mar, en medio de la tempestad.

Los marineros, pese a su disgusto con Yoná, no aceptan esa resolución. De modo que intentan
remar con fuerza para regresar a tierra firme sin conseguirlo, ya que la tempestad se agravaba
a cada momento. Fue entonces que, sin otra alternativa, decidieron hacer caso a lo que Yoná
sugirió. Los marineros exclamaron: “¡Dios, perdónanos por lo que vamos a hacer! ¡No nos
castigues por culpa de este hombre!”. Tomaron el cuerpo de Yoná, sumergieron sólo sus pies
en el mar y milagrosamente la tempestad se calmaba. Cuando lo subían de nuevo al barco, la
tempestad comenzaba de nuevo. Sólo entonces comprendieron con claridad lo que sucedía
y del poderío de Dios, así que concluyeron que no había otra solución. Finalmente se vieron
en la necesidad de arrojar a Yoná al mar y sólo entonces el mar se tranquilizó. La tripulación,
ante semejante escena, temieron mucho a Dios y prometieron hacer sacrificios en su honor
tan pronto llegaran a tierra firme, y así lo hicieron.

Éste es el resumen, casi literal, del primer capítulo de Yoná. Comencemos ahora a compren-
der lo sucedido desde el profundo punto de vista de la Cabalá, convirtiendo toda la historia
a su sentido metafórico (aunque la historia fue real, ya aprendimos que siempre se escribe de
una forma que se entienda también como una insinuación metafórica a la vida de cada uno
de nosotros).

Como introducción, debemos considerar que en los capítulos en los que la Torá narra la
vida de Abraham Abinu, la Cabalá cambia el significado de algunos términos y consigue
así un significado diferente de dichos capítulos. Por ejemplo: Abraham Abinu representa al
207
alma, Sará Imenu al cuerpo, Lot representa al Instinto del Mal, y así con otros términos. El
resultado final es una percepción diferente de lo que parecería ser la vida de Abraham Abinu.
Este mismo procedimiento lo aplica la Cabalá a la historia de Yoná Hanabí, mismo que
intentaremos exponer a continuación.

El Zóhar, según la explicación del Gaón de Vilna, explica que Yoná representa al alma, el
barco al cuerpo que la contiene, los marineros son los miembros del cuerpo, Nínive es la
misión del alma en este mundo y la tempestad son los sufrimientos por los que pasa mientras
tanto. Es interesante comentar que el Gaón de Vilna, por lo general, explica los versículos
de cualquier escrito de la Torá primeramente en su comprensión literal y sólo después en su
explicación mística. Sin embargo, el libro de Yoná lo explica sólo según la explicación mística,
lo que incita a suponer que la historia de Yoná en sí tiene una sola explicación: la mística.

La Halajá nos indica leer el libro de Yoná como Haftará en Yom Kipur. Si contamos con un
sinfín de historias de yehudim que retornaron al buen camino, ¿por qué leer la historia de
Nínive, habitada por gentiles que se arrepintieron?

Yom Kipur es el día en que los yehudim debemos hacer Teshubá, de modo que debía ser más
correcto leer como Haftará alguna de las muchas historias de yehudim que se arrepintieron
de su mal camino. Sin embargo, según la narración del Zóhar, la historia de Nínive es un
mensaje para que el alma retorne al buen camino, como lo explicaremos a continuación, por
eso es más que apropiado leerla en Yom Kipur.

Comencemos de nuevo, teniendo siempre presente el “código” para interpretar el texto:

Yoná: Alma
Barco: Cuerpo
Marineros: Miembros del cuerpo.
Tempestad: Los sufrimientos a soportar durante la misión.
Nínive: La misión del Alma en este mundo

208
Capítulo Uno
‫וַ ֽי ְ ִה ֙י דְ ּבַר־י ְה ֔ ָוה אֶל־יֹונָ ֥ה בֶן־ ֲאמ ִ֖תַ ּי לֵאמֹֽר׃‬
‫ּדֹול֖ה ּוק ָ ְ֣רא ע ֶָל֑י ָה ִ ּכֽי־ ָעל ְָת֥ה ָרע ָ ָ֖תם ְלפָנָ ֽי׃‬
ָ ְ‫֠קּום ֵלְ֧ך אֶל־ ִנ ֽינְוֵ ֛ה ה ִָע֥יר ַהג‬
Y fue la palabra de Dios a Yoná, hijo de Amitay para decir:
Levántate, ve a Nínive la ciudad grande y proclama sobre ella,
porque subió maldad de ellos ante Mí (Yoná 1:1-2)

U sando el código explicado anteriormente, el primer versículo se leería: “Y fue la palabra


de Dios al alma, hija de Dios” (“Amitay” proviene del término “Emet”, que significa verdad
y es el sello de Dios), y le dice: “¡Viaja al mundo terrenal, la gran ciudad y proclama en ella
para que sus habitantes se arrepientan y retomen el buen camino, pues su maldad ha subido
ante Mí!”. Ésta es la misión que Dios encarga al alma: viajar al mundo para reparar lo que
esté a su alcance.

‫ְהו֑ה ַו ּ֨י ֵ ֶרד י ָ֜פֹו ַויּ ִמְצָ ֥א ָאנִ ּי ָ֣ה ׀ ָב ָ ּ֣אה תַ ְר־‬
ָ ‫שׁה ִמ ִלּפ ְֵנ֖י י‬
ָ ‫שי‬ ׁ ִ ֔ ‫ַו ֤ ּי ָקָם יֹונָה֙ ִלב ְ֣ר ֹ ַח תַ ְּר‬
‫שׁה ִמ ִלּפ ְֵנ֖י י ְהוָ ֽה׃‬ ָ ‫שי‬ ׁ ִ ֔ ‫שכ ָָ֜רּה ַו ּי ֵ ֶ֤רד ָבּּה֙ לָב֤ ֹוא ִע ָמּהֶם֙ תַ ְּר‬ ׂ ְ ‫שיׁש ַוי ִ ּ֨תֵ ּן‬
ִׁ ֗
Y se levantó Yoná para escapar a Tarshish, de delante de Dios,
y bajó a Yaffo y encontró una nave que iba a Tarshish y dio
su pago y la abordó para ir con ellos a Tarshish, de delante de
Dios (Yoná 1:3)

El Gaón de Vilna explica que “Tarshish” significa “joya”, pues así se llamaba una de las
piedras preciosas que contenía el pectoral. De modo que el versículo indica que el alma, tan
pronto aborda su barco (el cuerpo), se encuentra con el dinero y los placeres que ofrece este
mundo y decide huir en dirección a “Yaffo” o la belleza material (del término “Yafé”, bello).
En pocas palabras opta por dejar de lado su misión para buscar los placeres mundanos.

209
Entonces Dios envía una gran tempestad y hubo un torbellino
‫שּׁבֵ ֽר׃‬
ָ ‫שּ ָ ׁ֖בה ְל ִה‬
ְ ‫וַ ֽיה ֗ ָוה ה ִ ֵ֤טיל ֽרּוחַ־גְּדֹולָה֙ אֶל־ ַה ּ֔י ָם ַוי ְִה֥י ַסֽעַר־גָ ּ֖דֹול ַ ּב ּ֑י ָם ו ָ ְ֣ה ֳאנִ ּ֔י ָה ִח‬

creciente, y la embarcación parecía quebrarse (Yoná 1:4)

Cuando Dios observa que el barco con Yoná (el cuerpo con el alma) se dirige en la dirección
equivocada, buscando los placeres mundanos y alejándose de la misión de su vida, le envía
señales para que recapacite y retorne al buen camino. A veces las insinuaciones son regalos,
bienes terrenales, propiedades que Dios manda a quien se salió del camino esperando que
recapacite diciendo: “Cuán bien se porta Dios conmigo a pesar de lo mal que yo me porto,
¡no puedo, realmente no puedo traicionarlo! Mejor enderezo mi camino...” Sin embargo,
a veces eso no funciona; incluso se dan casos, en los que en lugar de mejorar parecería que
“le vemos la cara” a Dios, por lo tanto Dios no tiene otra opción y acude al Plan B: Mandar
unas olas al barco

La Guemará pregunta: ¿qué se considera un sufrimiento, que se considera “olas”? Responde


que incluso el hecho de introducir la mano al bolsillo para tomar dinero y percatarse que el
dinero está en el otro bolsillo y tener que introducir la mano de nuevo en el otro bolsillo para
sacar el dinero, ese pequeño inconveniente se considera sufrimiento.

Con esto nuestros Sabios quisieron enseñarnos que cualquier detalle, por mínimo que
sea, el cual altera la tranquilidad cotidiana, ya se considera una pequeña señal y es muy
conveniente que la persona haga un análisis para “entender” por qué está sucediendo. Si algo
tan insignificante como meter la mano en el bolsillo ya debe llamar la atención, ¿en cuántas
cosas más debe ponerse atención en la vida?

Es cierto que no es fácil interpretar los mensajes Divinos y saber exactamente en qué debo
mejorar, cuál -de todos mis pasos- Le disgustó, sin embargo, nuestros Sabios nos brindaron
una clave para realizar el análisis, basado en el versículo que dice, “Reprochar, reprocharás
al prójimo” (Vaikrá 19:17). Nuestros Sabios se preguntan ¿por qué se repite dos veces la
palabra? y la explicación es muy profunda: Antes de reprochar a los demás, repróchate a ti
mismo.

La pregunta es evidente: si yo no cometí ese pecado, ¿por qué debo de reprocharme a mí


mismo? La respuesta es que, si viste que otro cometió ese pecado, quiere decir que tú mismo,
en otras ocasiones y circunstancias, lo cometes.No existe la “casualidad” en la vida. No es
coincidencia que pasaste “al azar” y justo viste el pecado. Lo más probable es que Dios te
quiso enseñar, como en un espejo, lo que quiere de ti, pero ya que nuestro amor propio nos
ciega el entendimiento, tiene que enseñártelo en otro, para que así, quizás, lo veas en ti.

Este mensaje lo entienden nuestros Sabios del caso de la mujer Sotá. “Todo el que observa

210
a una mujer infiel (sotá) al momento de ser castigada, deberá convertirse en nazir”. Lo
anterior no fue dicho para quien escuchó sobre el caso de una sotá, sino para quien la vio al
momento de ser castigada, pues eso quiere decir que de alguna manera también está afectado
con el mismo pecado y ésa es la forma en que Dios se lo revela; a través de lo que llamamos
“coincidencias de la vida” o “casualidades”.

Si alguna vez viste a alguien robando dinero, significa que tú mismo robas dinero y debes
reparar tu falta. Ése es el mensaje de Dios. De la misma manera, si ves a alguien enojado y
en su furia se comporta inapropiadamente, es porque ese error tú también lo cometes y debes
considerarlo, pues por eso Dios te lo mostró.

Las interpretaciones de los sueños existen porque por algún motivo se sueñan determinados
temas o ideas. A veces son realmente señales Divinas que terminan siendo un llamado de
atención para mejorar algo de nuestra vida. Del mismo modo, existe la “interpretación
de la realidad”, que de hecho, es más importante que la interpretación de los sueños.
Desafortunadamente, la gente se preocupa por la interpretación de lo que sueña, pero no se
preocupa por comprender la interpretación de lo que le sucede.

Regresando a la historia de Yoná: en el mar se desata una tempestad comenzando con olas
ligeras, eso es equivalente a introducir la mano en el bolsillo y verse en la necesidad de
introducirla en el otro bolsillo para buscar lo que necesita. Las señales de Dios comienzan
siempre de la forma tenue, moderada. Algo similar observamos con el castigo de lepra que
afectó a los yehudim cuando entraron a la tierra prometida: primero actuaba sobre las paredes
de la casa, luego en la ropa y finalmente en el cuerpo. El mensaje, sin duda alguna, es “Si me
escuchas cuando murmuro, no necesitaré gritarte...”

Lo mismo se insinúa la historia de Yoná, como lo explica el Zóhar: Dios primero envió un
viento en contra del navío y no obtuvo respuesta. El barco continuó su ruta, sin intentar
regresar a tierra firme, con la seguridad de que todo estaría bien. Posteriormente, el mar
comienza a embravecerse en forma creciente y así sucesivamente hasta que finalmente “el
barco estaba a punto de romperse en dos” que es equivalente a cuando el cuerpo sufre y la
vida misma está en peligro. ¡Dios nos libre!

Es bien sabido que los decretos pueden ser eliminados. Es por eso que el enfermo puede
curarse. Sin embargo, esto depende en primera instancia del avance del decreto: si lleva mucho
tiempo en vigor, será más difícil detenerlo. En cambio, cuando apenas está comenzando, es
más fácil anularlo.Esta “bola de nieve” rápidamente se vuelve imparable, con consecuencias
que jamás imaginamos.

Puede suceder, por ejemplo, con un problema legal. Cuando la querella legal apenas empieza
es muy probable que no sea necesario destinar mucho tiempo y dinero para resolverla. Sin
embargo, es muy común que el afectado diga, “Lo arreglo después”. No obstante, la querella

211
avanza y cuando el afectado se acerca al primer juzgado para intentar resolverla, la respuesta
será, “Lo siento, pero su caso ya no está en este juzgado, debe acudir a una instancia
superior”. Esto implica mayor esfuerzo personal y monetario. Y así sucederá en cada juzgado
donde se ventile la querella hasta llegar a la Corte Suprema, donde sus probabilidades de
éxitos son mucho menores....

Y así sucede también cuando nos falla el auto o cuando inicia una enfermedad del cuerpo. Lo
mejor es escuchar los susurros y evitar los gritos en la tempestad. De esta manera, cuanto más
abiertos tenga los ojos la persona y capte “el murmullo Divino” -las pequeñas insinuaciones
de Dios-, más rápido se calmarán las aguas. Sin embargo, conforme el decreto avanza y se
complica cada vez más, como consecuencia del nulo cambio mostrado por el cuerpo, será
más difícil conseguir detenerlo, de la misma manera que la tempestad se agravaba a cada
momento en que el barco no hacía nada al respecto.

Desde un principio, cuando Yoná tenía intenciones de abordar el barco y le informaron que
no partiría hasta que se completara la cantidad mínima de pasajeros, debió comprender que
Dios le insinuaba que ése no era el camino que debía tomar y desistir de inmediato. Sin
embargo, Yoná decidió pagar el monto de los pasajeros faltantes y zarpar de inmediato. Una
vez en altamar observó el fuerte viento que azotaba al barco y seguía sin reaccionar. Más
tarde las olas amenazaron con partir el barco en dos y sólo cuando la tempestad alcanzó un
nivel insoportable, se decidió hacer algo para salvar la embarcación. Sin embargo, para esos
momentos fueron necesarios muchos méritos para detener el decreto y no siempre se cuenta
con ellos.

Es sabido que algunos decretos Divinos son sellados con barro, lo que significa que se
pueden anular. Otros decretos son sellados con sangre, lo que significa que son prácticamente
inquebrantables, aunque no imposible de eliminarlos. Es un hecho que algunos decretos
comienzan sellados con barro y sólo con el tiempo, debido a que no fueron atendidos,
terminan siendo sellados con sangre, dificultando así su cancelación.

Y temieron los marineros y rezaron a sus dioses (1:5)


: ֒‫ַו ּי ִ ְֽיר ֣אּו ַה ַ ּמ ָ ּל ִ֗חים וַ ֽיּ ִזְעֲק ּ֮ו ִ ֣איׁש אֶל־אֱֹלהָיו‬

Los miembros del cuerpo, al comprender la situación en la que se encontraban, comenzaron


a analizar el motivo de lo sucedido: las manos se preguntan ¿será porque no estoy haciendo
ejercicio? Los ojos se preguntan, ¿será porque vi una luz potente que daña la vista? La boca
se pregunta, ¿será porque comí algo poco saludable? Y así cada miembro comienza a buscar
el motivo “natural” de la catástrofe por la que está pasando, sin encontrar respuesta.

212
Hagamos una pausa para formular una pregunta que, probablemente, no tenga respuesta:

¿Quién debe temer a quién: el cuerpo al alma o el alma al cuerpo?

El alma podría defenderse diciendo que por su parte todo está en orden: “Respeto Shabat, me
cuido de comer sólo kasher, estudio Torá, etc. Sin embargo, le tengo miedo al cuerpo en el
que me encuentro, pues no sé lo que sucederá cuando se presente alguna tentación… ¿Podrá
resistirse o me arrastrará al pecado?” El alma está consciente de que no siempre cuenta con
las “riendas” que controlan al cuerpo y evitar que haga lo incorrecto.

Por otro lado, el cuerpo se siente bien. Está tranquilo, respeta sus dietas, hace deporte, lleva
una vida sana y disfruta con buenas amistades, respetando además lo que indica la Torá. Sin
embargo, le perturba lo que esconde el alma: ¿Qué misión tendrá en esta vida? ¿Será una
reencarnación? ¿Qué es lo que debe reparar? ¿Qué tendré que pagar yo por su culpa?

Imaginemos un avión de combate que sólo puede funcionar si el piloto y el copiloto lo


guían en forma adecuada, de manera que si cualquiera de los dos comete alguna falla, por
menor que sea, el avión se estrellará. Ahora supongamos que ninguno de los dos conoce a
su acompañante. Es evidente que durante todo su viaje no podrá dejar de pensar uno del otro
“¡Ojalá mi compañero no cometa ningún error!”

Por lo tanto, cuando nos pasa algo, por ejemplo en el área de la salud, debemos analizar por
qué nos está pasando eso, antes de culpar a Dios (aunque sea “culpándolo” con fe) diciendo:
“Acepto todo lo que Dios me manda, seguro que es para bien”. O aún mejor: “Todo esto es
Kaparat Avonot (expiación de pecados)”.

Pues no. No todo lo malo que nos pasa es de Dios, hay muchas cosas donde el copiloto (cuerpo)
es el culpable, ya que no cabe en la mente que una persona tome drogas, envenenándose el
cuerpo, sufra las consecuencias y se lo adjudique a Dios; y aunque piense que viene de Él y
lo acepte con palabras de fe, amor y aceptación, una Voz Divina le responde diciendo: “A Mí
no me culpes por tus errores, no son decretos celestiales y no fueron mandados por Mí.
Tu terquedad te lo provocó”.

Por lo tanto solamente después de un análisis profundo, que demuestre que el cuerpo no
tiene culpa y más bien se portó bien, cuidando la salud con alimentación sana y practicando
deporte y a pesar de todo le sucedió algo “inusual”, entonces eso sí viene de Dios y fue
causado por problemas con el alma. Lo mismo sucedía con Yoná, el barco era manejado por
marineros expertos y sin un motivo aparente, sucede lo inesperado. Analizan la situación y
no comprenden dónde está el error: el barco está bien, el clima era excelente, los marineros
expertos, el peso de la mercancía no es excesivo, en resumen los marineros del cuerpo
llegan a pensar: “La tarea que nos corresponde está bien, ¿entonces qué está pasando aquí?”.
Obviamente desconocen que Yoná, el alma, está dentro del barco y es por el alma que llegó
la tempestad.
213
‫ֵיהם וְיֹו ָ֗נה י ַָר ֙ד אֶל־י ְַר ְכ ֵ ּ֣תי‬
֑ ֶ ‫שר ָֽ ּב ֳאנִיָּה֙ אֶל־ ַה ּ֔י ָם ְלה ֵ ָ֖קל מֵ ֽ ֲעל‬
ׁ ֶ ֤ ‫ַו ּי ָ ִ֨טלּו אֶת־ ַה ֵ ּכ ִ֜לים ֲא‬

Y arrojaron los objetos que había en la nave al mar, para aligerar


‫ש ּ֖ ַכב ַוי ֵ ָּר ַדֽם׃‬
ׁ ְ ִ ּ‫ַה ְסּפִי ָ֔נה ַוי‬

el peso sobre ellos, y Yoná bajo a los extremos del barco y se acostó y
se durmió (Yoná 1:5)

Ahora bien, el problema fue identificado y es entonces cuando comienzan a idear soluciones.
Al principio arrojan los objetos del barco al mar para aligerar el peso, es decir, el cuerpo
comienza a dar tzedaká para alivianar sus sufrimientos. Sin embargo, la tzedaká es efectiva
para librarse de los sufrimientos sólo si el alma se despierta en arrepentimiento. Por eso, si
Yoná (el alma) se retira a dormir, de nada sirve su tzedaká. Es equivalente a intentar sobornar
a Dios, lo que es un total absurdo.

Del mismo modo, cuando se ofrecía un sacrificio en el Beth Hamikdásh era preciso confesarse
primero, pues el sacrificio sin arrepentimiento no es lo que Dios espera de nosotros y no es
efectivo. Desafortunadamente, cuando la gente procede así (dando tzedaká sin arrepentirse de
sus malos actos), la situación empeora, pues ahora el alma duerme tranquilamente suponien-
do que con haber “arrojado los objetos del barco” ha cumplido con su deber, o al menos con lo
que se esperaba que hiciera. Sin embargo, antes de dar tzedaká por lo menos estaba despierta
y atenta a su mal proceder.

‫ו ּי ִק ַ ְ֤רב ֵאלָי ֙ו ַ ֣רב הַח ֹ ֵ֔בל ו ַּי ֹ֥אמֶר ל֖ ֹו מַה־ ְלָּך֣ נ ְִר ֑דָ ּם ֚קּום ק ָ ְ֣רא אֶל־אֱֹל ֶ֔היָך אּו ֞ ַלי‬

Y se le acercó el jefe del barco y le dijo: ¿qué haces tú dormido.


‫ֱֹלה֛ים ָל֖נּו וְֹל֥ א נ ֹאבֵ ֽד׃‬
ִ ‫שת ָהא‬ ּׁ ֵ ֧ ‫י ִתְ ַע‬

Levántate e invoca a tu Dios, quizá nos reconsiderara el


Todopoderoso y no pereceremos (Yoná 1:6)

Entonces, “se acerca el Rab Hajobel (capitán del barco) a Yoná”, haciendo alusión a un
Rabino (del término “Rab”) o el cerebro de la persona que representa el intelecto, que se pone
a meditar y a analizar la situación y buscar el origen de los sufrimientos. Éste le reprocha (al
alma) diciendo “¡Por qué duermes! ¿De qué te sirve dar tzedaká si duermes? ¡Levántate
y clama a Dios!” También, los miembros del cuerpo le dicen al alma: “Ya hicimos nuestra
parte: dimos tzedaká, dejamos de fumar, fuimos al doctor, pero nada ayuda ¡Arrepiéntete de
tus pecados!”

214
‫ש ְל ִּמ֛י ה ָָר ָע֥ה ה ַֹּ֖זאת ָל֑נּו‬
ׁ ֶ ּ‫ֹֽור ֔לֹות ו ְֵנ֣דְ ָ֔עה ְב‬
ָ ‫ֶל־ר ֵ֗עהּו לְכ ּ֙ו ְונַ ּ֣ ִפילָה ג‬ ֵ ‫י ֹּאמ ְ֞רּו ִ ֣איׁש א‬

Y dijeron unos a otros, hagamos suertes y sabremos por quién es la


‫ַּגֹורל עַל־יֹונָ ֽה׃‬ ֖ ָ ‫ֹֽור ֔לֹות ַוי ִ ֹּּ֥פל ה‬
ָ ‫ַויּ ַ ִ ּפ֙ל ּ֙ו ּג‬

desgracia esta, y cayó el sorteo sobre Yoná (Yoná 1:7)

“Hicieron sorteos”, refiriéndose a la introspección y a la meditación para encontrar el pecado,


“y cayó el sorteo sobre Yoná”, es decir, sobre el alma, pues no está cumpliendo con su misión.

‫שר ְלמִי־ה ָָר ָע֥ה ה ַֹּ֖זאת ָל֑נּו‬ ׁ ֶ ֛ ‫וַי ֹּאמ ְ֣רּו ֵא ָ֔ליו ַהגִּידָ ה־ ּ֣נָא ָ֔לנּו ַבּ ֲא‬

Y le preguntaron: Dinos por favor por causa de quién es este mal


‫ַאר ֶ֔צָך וְאֵ ֽי־ ִמ ּזֶ֥ה ַ ֖עם אָ ֽתָ ּה׃‬
ְ ‫מַה־ ְ ּמלַאכְתְ ּ ָ֙ך ּומ ַ ֵ֣אי ִן תָ ּ֔בֹוא ָ ֣מה‬

sobre nosotros, ¿cuál es tu trabajo y de dónde vienes?¿Cuál es tu


tierra y de qué pueblo eres tú? (Yoná 1:8)

“Y le preguntaron (al alma): ¿Explícanos por qué está sucediendo esto?” Siempre hay un
lugar en el alma que está consciente y sabe la verdad, pues su nombre es “Yoná el hijo de
Amitay”, es decir, “el alma, hija de la verdad”.

Las preguntas específicas que plantean al alma son: ¿Cuál es tu misión? ¿Estás consciente de
dónde vienes?¿Cuál es tu tierra y adónde vas? ¿De qué pueblo vienes?

En resumen: debes saber cuál es tu misión, de dónde vienes, adónde te diriges y con quién es
tu misión. Estas preguntas las debemos hacer todos los días que estemos en el planeta Tierra:
¿cuál es mi misión de vida? ¿Estoy reparando, o más bien, dañando y acumulando más tareas
pendientes?

A este respecto, deseo compartir con ustedes la siguiente historia, la cual nos ayudará a
comprender mejor este concepto: Cuentan que en cierta ocasión, se escapó un prisionero
de un terrible presidio en Siberia y tras lograr salir de la prisión corrió hacia el norte donde
hace más frío y todo se congela. Los guardianes encargaron la persecución al más temible de
ellos advirtiéndole, “No te atrevas a regresar sin él”. El fiero guardián persiguió al fugitivo,
kilómetro tras kilómetro. Nada lo detenía, ni la profunda nieve, ni el terrible y helado viento.
Con su poderosa voz le gritaba “¡DETENTE, DETENTE!”. Obviamente el reo no obedecía
la orden del terrible guardián y más rápido trataba de escapar de él, hasta que la potente
voz le dijo: “¡No tienes escapatoria! Tarde o temprano te voy a atrapar. Hazte un favor y
ríndete, ya que cuanto más lejos corras más camino de regreso tendremos que recorrer”.
Tras escuchar esto el reo detuvo su carrera, meditó sobre lo que había escuchado y sin más
se entregó al guardia.

215
Así es la vida, cuanto más dañamos en nuestro camino, más camino tendremos que regresar
para reparar; sin embargo, para encontrar la misión y hacer un balance de nuestra vida hace
falta detenerse y sentarse en un rincón en el fondo del barco y reflexionar. Eso es justo lo
que hizo Yoná y por eso su historia se lee en Yom Kipur, el día en que nos desconectamos del
mundo, nos aislamos del mundo material y entramos en una introspección sobre nuestra vida
y sólo entonces subimos a la cubierta del barco con la conclusión…

‫שּׁ ַ֙מי ִם֙ ֲא ִנ֣י‬


ָ ‫ֱֹלהי ַה‬ ֤ ֵ ‫ָאנ ֹכִי ְואֶת־י ְה ָ֞וה א‬
֑ ‫ֵיהם ִעב ִ ְ֣רי‬ ֖ ֶ ‫ּי ֹ֥אמֶר ֲאל‬

Y les respondió: hebreo soy y al Dios Todopoderoso de los Cielos yo


‫ּשׁה׃‬ֽ ָ ‫שה אֶת־ ַה ּ֖י ָם ְואֶת־ ַהיּ ַ ָב‬ׂ ָ ֥ ‫שׁר־ ָע‬
ֶ ‫י ֵָ֔רא ֲא‬

venero, quien hizo los Mares y la Tierra (Yoná 1:9)

Es ahora, por fin, cuando llega el momento en que el alma reacciona y se despierta, gracias
a las palabras del capitán (que representa el cerebro), la conciencia o al Rabino, como lo
indica el Gaón de Vilna, en contraste con el corazón que no tiene inconveniente en continuar
navegando como hasta ahora.

Yoná, el alma, responde, “¡Soy hebreo!”, afirmando que proviene del otro lado del mundo.
“¡Tienen razón! Yo no pertenezco a este barco que viaja en la dirección equivocada, pues a
Dios, el Dios del Cielo, yo temo Quien creó el Cielo y la Tierra”.

Es decir no somos dueños de esta casa ni del barco, y aunque digas incansablemente, “Mi
cuerpo, mis manos, mis ojos, mi…” no son tuyos y la prueba es que según el judaísmo no
tienes ningún derecho de cortarte un dedo y menos aún de quitarte la vida; incluso ciertas
cirugías estéticas requieren de un permiso halájico, ya que el cuerpo no es tuyo, Dios te lo
prestó para cumplir una misión. Este vehículo te acompañará por un tiempo limitado, durante
el cual debes aprovecharlo al máximo para cumplir la misión.

‫שיתָ ִ ּכֽי־י ָדְ ע֣ ּו ָה ֲאנָ־‬ ׂ ִ ֑ ‫ַה־ז ֹ֣את ָע‬


ּ ‫שׁים֙ י ְִר ָ ֣אה גְדֹו ָ֔לה וַי ֹּאמ ְ֥רּו א ֵָל֖יו מ‬ ִ ָ‫ַו ּי ִ ְֽיר ֤אּו הָ ֽ ֲאנ‬

Aquellos hombres se atemorizaron grandemente, y le dijeron: ¿Por


‫שים ִ ּכֽי־ ִמ ִלּפ ְֵנ֤י י ְהוָה֙ ה֣ ּוא ב ֵֹ֔ר ַח ּ֥ ִכי ִה ּ֖גִיד לָהֶ ֽם׃‬
ִׁ ֗

qué has hecho esto? Pues sabían que iba huyendo de Dios,
porque él se los había dicho (Yoná 1:10)

En el momento en que el alma reflexiona y expresa, “Tengo una misión y la quiero cumplir”,
sorprendentemente el cuerpo también entra en reflexión y toma una decisión, “No nos conviene
negar esto ante Dios, más vale que hagamos algo al respecto y apoyemos a Yoná” Y esto
es lo que expresa este versículo, que todos los marineros/miembros del cuerpo, empezaron a
tener temor y respeto a Dios.

216
Y le dijeron: ¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar se nos
‫ש ׁ֥ת ֹּק ַה ּ֖י ָם מֵ ֽע ֵָל֑ינּו ּ֥ ִכי ַה ּ֖י ָם הֹולֵ ְ֥ך וְס ֵֹעֽר׃‬
ְ ִ ‫שׂה ֔ ָ ּלְך ְוי‬
ֶ ‫וַי ֹּאמ ְ֤רּו ֵאלָי ֙ו מַה־ ּ֣נַ ֲע‬

aquiete? Porque el mar iba embraveciéndose cada vez más


(Yoná 1:11)

Entonces el cuerpo se pone a disposición del alma: “Dime qué quieres, estamos dispuestos
a darte el apoyo necesario, cediendo a nuestros caprichos y planes. No nos importa hacia
dónde queríamos viajar, no importa cuál era nuestra meta. Ahora todo se convirtió en
secundario ante tu misión”.

‫יֹוד ַע ָ֔אנִי‬
֣ ֵ ‫ֵיכ֑ם ֚ ִ ּכי‬
ֶ ‫ש ׁ֥ת ֹּק ַה ּ֖י ָם מֵ ֽ ֲעל‬
ְ ִ ‫שׂאּ֙ונִ ֙י ַו ֲהטִילֻ ֣ נִי אֶל־ ַה ּ֔י ָם ְוי‬
ָ ‫ו ַּי ֹ֣אמֶר ֲאלֵי ֶ֗הם‬

El les respondió: Agárrenme y échenme al mar, y el mar se aqui-


‫ש ֔ ִ ּלי ַה ֧ ַ ּסעַר ַהגָ ּ֛דֹול ַה ּ֖זֶה ֲעלֵיכֶ ֽם׃‬ ׁ ֶ ‫ּ֣ ִכי ְב‬

etará, pues bien sé yo que esta gran tormenta ha sobrevenido por mí


(Yoná 1:12)

El problema es que alma se despertó muy tarde y ella ya duda si hay forma de reparar su
misión y entra en una especie de abandono, “tirando la toalla”, diciendo, “mejor expúlsenme
del cuerpo”.

Aquellos hombres trataron de volver la nave a tierra, mas no pud-


‫שה וְֹל֣ א י ָ֑כ ֹלּו ּ֣ ִכי ַה ּ֔י ָם הֹולֵ ְ֥ך וְס ֵ ֹ֖ער ֲעלֵיהֶ ֽם׃‬
ׁ ָ ֖ ּ‫שיב אֶל־ ַהיּ ַ ָב‬
ׁ ִ ֛ ‫שים ְל ָה‬
ׁ ִ ֗ ָ‫ַו ּי ַחְתְ ּ֣רּו ָה ֲאנ‬

ieron, pues el mar cada vez más se embravecía (Yoná 1:13)

El cuerpo no acepta, e intenta por todos lo medios sanarse, curarse y recuperar el timón, para
no tener que sacar a Yoná (alma) del cuerpo (barco).

‫ׁש ה ִ ָ֣איׁש ַה ּ֔זֶה וְַאל־‬ ֙ ‫ַאל־נ֣א נ ֹאבְדָ֗ ה ְ ּב ֶ֙נ ֶפ‬ ָ ֙‫ּי ִק ְְר ֨אּו אֶל־י ְה ֜ ָוה וַי ֹּאמ ְ֗רּו ָא ּ֤נָה י ְהוָה‬

Entonces clamaron a Dios, diciendo: ¡Oh Dios! Que no perezcamos


‫ָשׂיתָ ׃‬
ֽ ִ ‫שר ח ַ ָ֖פצְתָ ּ ע‬ ׁ ֶ ֥ ‫ֽי־ַאתָ ּה י ְה ֔ ָוה ַכּ ֲא‬
֣ ‫תִ ּ֥תֵ ּן ע ֵָל֖ינּו ֣דָ ּם נ ִ ָ֑קיא ִ ּכ‬

nosotros por la vida de este hombre y no pongas sobre nosotros sangre


inocente, ya que Tú, Dios, como lo deseaste lo hiciste (Yoná 1:14)

Todos los esfuerzos físicos (doctores, medicina, etc.) son acompañados de rezos y plegarias
como diciendo, “Vemos ya el sello de sangre, a ver si con todo nuestro esfuerzo logramos
romperlo”.
217
“Y agarrando a Yoná, lo echaron al mar,
‫שׂא ּ֙ו אֶת־יֹו ָ֔נה ַויְט ִֻל֖הּו אֶל־ ַה ּ֑י ָם ַויּ ַע ֲ֥מ ֹד ַה ּ֖י ָם ִמזַּ ְעּפֹֽו׃‬
ְ ִ ּ‫ַוי‬

y el mar se aquietó en su furia (Yoná 1:15)

Como ya mencionamos anteriormente -en nombre del Midrásh- los marineros agarraron a
Yoná de las manos y metieron sus pies al mar y el mar se tranquilizó. Lo subieron y el mar
se agitó de nuevo y así varias veces. Sólo hasta que lo arrojaron el barco pudo salvarse de la
tempestad. Esto simboliza el momento del fallecimiento, ya que en ciertas ocasiones, el alma
va y viene y el cuerpo no puede descansar. Cuando el alma sale por completo, la paz absoluta
invade el cuerpo. Finalmente, Yoná es arrojado al mar, y con esto llega a su fin el viaje del
alma en el mundo sin haber logrado cumplir su misión.

‫ְהו֑ה ַו ּי ִֽזְ ְבּחּו־ ֙זֶבַח֙ לַ ֽיה ֔ ָוה וַ ֽיִּדְ ּ֖רּו נְדָ ִ ֽרים‬
ָ ‫ְדֹול֖ה אֶת־י‬
ָ ‫שים י ְִראָ ֥ה ג‬
ׁ ִ ֛ ָ‫ַו ּי ִ ְֽיר ֧אּו ָה ֲאנ‬

Temieron aquellos hombres a Dios y ofrecieron sacrificios


y le hicieron votos (Yoná 1:16)

Este versículo habla de la reacción de los familiares después del fallecimiento del ser querido.
Si leemos con detenimiento vemos que en este versículo ya no se llaman marineros sino
hombres -las personas-; ya que no se trata del cuerpo y su tripulación, que ya descansan con
Yoná, sino que habla de los familiares, los cuales “ofrecen sacrificios y hacen votos” para la
elevación del alma.

Los días de luto son de respeto al fallecido, pero también son días de reflexión para el deudo.
Pensar: “El difunto vivió, hizo y deshizo y cumplió su ciclo”.

Y yo, ¿voy bien o voy mal? ¿Cuánto me falta por vivir? ¿Alcanzaré a cumplir mi misión...?

Estas preguntas y muchas más, acompañadas de mucha meditación e introspección son un


motivo de reflexión durante los días de luto. La asistencia a la casa de los que están sentados
y de luto, es un momento espiritual muy valioso. Por eso dijo el rey Shelomó: “Es mejor ir a
una casa de luto que a un banquete” (Kohélet 7:2), ya que en un banquete nos olvidamos de
la vida y en una casa enlutada reflexionamos sobre ella.

La pregunta es: ¿qué pasa cuando un alma no aprobó los exámenes?

¿Existen exámenes extraordinarios…?

218
Capítulo Dos
‫שה י ִ ָ֖מים‬
ׁ ָ ֥ ‫שֹׁל‬
ְ ‫ֶת־יֹונ֑ה ַוי ִ ְ֤הי יֹונָה֙ ִבּמ ֵ ְ֣עי ה ַ֔דָ ּג‬
ָ ‫ַוי ַ ְ֤מן י ְהוָה֙ ֣דָ ּג גָ ּ֔דֹול ִלבְֹל֖ ַע א‬

Dios había dispuesto un pez muy grande para que tragase a Yoná,
‫שה לֵילֹֽות׃‬ ׁ ָ ֥ ‫שֹׁל‬
ְ ‫ּו‬

y Yoná estuvo en el vientre del pez durante tres días y tres noches
(Yoná 2:1)

E l versículo nos dice que tan pronto como Yoná fue arrojado al mar, un pez enorme lo
devoró. El término “pez” hace referencia al “Din Gadol”, el gran juicio, palabra cuyas
iniciales en hebreo forman la palabra “dag”, pez. Esto significa que Yoná ahora se encuentra
en las entrañas del gran juicio y ahí permanecerá durante tres días, como lo indican los
siguientes pesukim. El Gaón de Vilna explica que después de fallecer la persona tarda tres
días en admitir y asimilar que todo terminó. Debido a esto, nuestros Sabios destinaron los
primeros tres días después del fallecimiento de un ser querido para llorar su partida (siendo
siete en total los días para guardar luto).

‫ֱֹלהיו ִמ ְמ ֵ ּ֖עי הַדָ ּגָ ֽה׃‬


֑ ָ ‫ְהו֖ה א‬
ָ ‫ַויִּתְ ַ ּפ ּ֣ ֵלל יֹו ָ֔נה אֶל־י‬

Desde el vientre del pez Yoná dirigió su plegaría a Dios, diciendo


(Yoná 2:2)

Durante este terrible periodo, el alma ruega a Dios por una nueva oportunidad. La pregunta
es, ¿qué podría argumentar el alma para volver a merecer la confianza Divina? ¿Por qué Dios
permitiría al alma regresar nuevamente al cuerpo, esperando que, ahora sí todo será difer-
ente? Está más que comprobado que no reaccionaba a las señales y avisos que recibía para
regresar al buen camino. Un buen argumento podría ser que al final de sus días comenzó
a comportarse de acuerdo a lo que Dios esperaba de él. De esta forma podría solicitar una
segunda oportunidad con el siguiente argumento: “Dios, estoy consciente de que fallé cumplir
mi misión. De hecho, intenté en todo momento huir del propósito para el que fui enviado. Sin
embargo, demostré que estaba en mis manos conseguirlo. Mi problema fue que desperté y lo
comprendí demasiado tarde. Por ello, te ruego que en mérito del esfuerzo que puse al final del
camino, me permitas intentarlo de nuevo”.

Anteriormente mencionamos los intentos de la tripulación para salvar sus vidas durante la
tempestad, arrojando objetos del barco, buscando aligerar el peso del navío y remando en
dirección a tierra firme, sin lograr nada. Es importante aclarar que Yoná tomó parte en los
intentos anteriores por salvar el navío y a sí mismo.

219
De igual forma, arrojar objetos del barco se refiere a la tzedaká, mientras que remar en
dirección a tierra firme significa hacer Teshubá en un intento de regresar al buen camino. Sin
embargo, nada de ello surtió efecto, pues finalmente la única solución fue que Yoná (el alma)
descendiera del barco (el cuerpo).

Por lo tanto podemos concluir que, después de todo, los intentos tardíos por regresar al buen
camino sirvieron de algo: merecer una segunda oportunidad, como dice el refrán, “Más vale
tarde que nunca...”

Esto ayuda a calmar la preocupación de mucha gente, ya que después de rezar e implorar por
el bienestar del ser querido que finalmente fallece, piensan que sus esfuerzos fueron en vanos,
ya que sus rezos no lograron su cometido. Ahora saben que sus rezos, desvelos y plegarias
servirán en un futuro para otros objetivos.

Clamé a Dios en mi angustia y Él me oyó. Desde el seno del


‫שׁמַ ֥ עְתָ ּ קֹולִ ֽי׃‬
ָ ‫ש ּ֖ ַועְתִ ּי‬
ׁ ִ ‫ש ׁ֛אֹול‬
ְ ‫ְהו֖ה וַ ֽיּ ַע ֵ ֲ֑ננִי ִמ ֧ ֶ ּבטֶן‬
ָ ‫ו ַֹּ֗יאמֶר ֠ ָק ָראתִ י ִמ ּ֥ ָצ ָרה ִל֛י אֶל־י‬

“Sheól” clamé, y Tú escuchaste mi voz… (Yoná 2:3)

Pero yo te ofreceré sacrificios acompañados de alabanzas, te cumpliré


‫ְׁשּועתָ ה לַיהוָ ֽה׃‬
֖ ָ ‫ש ֑ ֵ ּלמָה י‬
ׁ ַ ‫שר נ ַ ָ֖ד ְרתִ ּי ֲא‬
ׁ ֶ ֥ ‫ַו ֲא ִ֗ני ְב ּ֤קֹול ּתֹודָ ה֙ ֶאזְ ְ ּבחָה־ ֔ ָ ּלְך ֲא‬

mis votos. De Dios es la salvación (Yoná 2:10)

La lectura de estos versículos nos deja ver claramente como el alma “ruega” a Dios para
que acepte su Teshubá. En realidad, la Teshubá siempre es aceptada por Dios, por lo que ni
siquiera hay que pedírselo. Sin embargo, en estos momentos el alma ya no está en el cuerpo.

Además, el decreto Divino fue determinante, sellado con sangre.

Es por eso que Yoná (el alma) se vio en la necesidad de implorar para que Dios aceptara su
Teshubá, al menos para contar con otra oportunidad.

“Y rezó Yoná a Dios desde las entrañas del pez, diciendo: Dios recuerda que te he rezado
y lo mucho que sufrí con las olas que me golpeaban. Estaba consciente de que me habías
expulsado de delante de Ti, sin embargo, procuré apegarme a Tu presencia… recuerda que
juré antes de morir que si me salvo de la muerte cambiaré mi actitud. Cierto es que no lo
conseguí, sin embargo, si me permites una segunda oportunidad, cumpliré mi palabra...”
El alma en este momento implora a Dios para recibir una nueva oportunidad, por el mérito
de su proceder poco antes de fallar en su última misión: Intentó hacer Teshubá, recapacitar.
No consiguió continuar con vida, ya que el decreto para ese entonces ya estaba sellado con
sangre. Sin embargo, en mérito a su actitud, merece intentarlo de nuevo.
220
‫ּשׁה׃‬
ֽ ָ ‫ֶת־יֹונ֖ה אֶל־ ַה ּי ַ ָב‬
ָ ‫ְהו֖ה ל ַ֑דָ ּג ַוי ָ ֵ ּ֥קא א‬
ָ ‫ו ַּי ֹ֥אמֶר י‬

Y ordenó Dios al pez que expulse a Yoná a la tierra ( Yoná 2:11)

El pez expulsa a Yoná por orden de Dios —aludiendo a la reencarnación— y Dios le da de


nuevo al alma la misma misión que le fue encomendada anteriormente: “Levántate y dirígete
a Nínive”.

Si el alma hubiera hecho una Teshubá completa antes de morir, ameritaría la vida en el Mundo
Venidero. No obstante, en el caso de Yoná sólo demostró estar arrepentido y con buenas
intenciones antes de haber sido arrojado al océano. Es por eso que mereció una segunda
oportunidad, para demostrar si sus buenas intenciones eran legítimas.

La vida se compara con una escuela en la que constantemente nos hacen exámenes y nosotros
“los alumnos” debemos acreditar y obtener buenas calificaciones, no obstante, el “Director”
de esta escuela es muy bondadoso, ya que en lugar de “reprobarnos” nos permite presentar
exámenes “extraordinarios”. Obviamente el examen extraordinario será de la misma materia
en la que reprobó durante el año escolar.

La vida es así. Al fallar ciertos exámenes se nos da la oportunidad de presentar “extraordinarios”


en la siguiente reencarnación. Este examen tendrá cierto parecido con el fallado, pero lo más
probable es que tenga un grado mayor de dificultad.

221
CapítuloTres
‫ש ִנ֥ית לֵאמֹֽר׃‬
ׁ ֵ ‫ֶל־יֹונ֖ה‬
ָ ‫ַוי ִ ְ֧הי דְ בַר־י ְהוָ ֛ה א‬
Llegó por segunda vez la palabra a Yoná, diciendo: (Yoná 3:1)

E ste versículo alude al diálogo que se da entre Dios y el alma antes de bajar al mundo, en
el que le notifica todos los detalles de su nueva vida: dónde irá, por cuánto tiempo, qué deberá
cumplir, etcétera. Sin embargo, cuando el alma se “encaja” en el nuevo cuerpo material,
es bloqueada por el cuerpo y la persona anda en la vida confusa sobre su misión y por qué
viajó de nuevo a “Nínive”, de tal forma que solamente cuando logré bajar la intensidad
al materialismo y lo mundano, alejándose de lo prohibido e incrementando su nivel de
espiritualidad le dará al alma la posibilidad de expresarse. Sólo entonces la persona logrará
“intuir” (desarrollando su sexto sentido que proviene del alma) hacia dónde dirigirse y qué
hacer, como dijo el rey David:

“Venafshi yodaat meod/Mi alma sabe mucho” (Tehilím 139:14).

‫שר ָאנ ִֹכ֖י‬


ׁ ֶ ֥ ‫ּדֹול֑ה ִ ּוק ָ ְ֤רא ֵא ֶל֙י ֙ ָה אֶת־ ַה ְק ִּרי ָ֔אה ֲא‬
ָ ְ‫֛קּום לֵ ְ֥ך אֶל־ ִנ ֽינ ְֵו֖ה ה ִ ָ֣עיר ַהג‬

Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y pregona en ella lo


‫ד ֹּבֵ ֥ר אֵלֶ ֽיָך‬

que Yo te diré (Yoná 3:2)

Es interesante notar las diferencias entre las dos ocasiones en que a Yoná se le ordenó llevar
a cabo su misión. La primera vez se le ordenó: “Levántate y dirígete a Nínive, la gran ciudad
y clama a ellos, pues su maldad subió ante mí”. Ahora, en su segunda oportunidad, se le
ordena: “Levántate y dirígete a Nínive, la gran ciudad y clama a ellos lo que Yo te diré”.
Es evidente que la primera misión fue más específica, mientras que la segunda carece de
claridad. Esto para entender que en la primera oportunidad al alma le es más fácil definir cuál
es su misión para llevarla a cabo. No obstante, cuando se trata de una segunda oportunidad,
es decir, cuando reencarna, le llevará mayor esfuerzo descubrirlo.

Tomemos como ejemplo un estudiante que debió hacer su tarea, pero no la hizo. Sería injusto
permitirle que la entregue al día siguiente bajo los mismos términos, pues mientras sus demás
compañeros de clase se esforzaron e invirtieron de su tiempo para realizar sus labores, él
decidió no hacerlo. Lo justo sería aumentar la dificultad en la tarea a entregar para que así
expíe su falta por no haberla entregado a tiempo.

222
Otro ejemplo sería el del soldado que después de recibir la orden de correr diez kilómetros
para recibir un permiso, decide retirarse a dormir. Si posteriormente solicita una segunda
oportunidad, probablemente ahora se le exigirá correr 12 kilómetros para ganar el mismo
permiso.

En síntesis, ahora el cuerpo requerirá una mejor unión con su alma y llevar una vida más
pura y santa, para poder definir cuál es su misión esta vez. Es por eso que las primeras
generaciones contaban con Profetas que indicaban a la gente con precisión cuál era su misión
en este mundo. En la actualidad no contamos con dicha ayuda, pues desaprovechamos aquella
primera oportunidad y ahora andamos tal y como dice el refrán: “Dando palos de ciego” y a
eso nos referimos también por la mañana en el rezo de las bendiciones matutinas: “Bendito
Dios, que abre los ojos al ciego”, como pidiéndole “en esta vida tan ciega, por favor
ábreme los ojos para ver el camino que debo escoger...”

‫שׁת י ָמִ ֽים‬


ֶ ֥‫שֹׁל‬
ְ ‫ְהו֑ה ְו ִנ ֽינְ ֗ ֵוה ָהי ָ ְ֤תה עִיר־גְּדֹולָה֙ לֵ ֽאֹל ִ֔הים ַמה ֲַלְ֖ך‬
ָ ‫ַו ֣ ּי ָקָם יֹו ָ֗נה ַו ֛ ּי ֵלְֶך אֶל־ ִנ ֽינ ְֶו֖ה ִכּדְ ַ ֣בר י‬
Y Yoná se levantó y se dirigió a Nínive, como se lo ordenó Dios. Nínive era
una ciudad enorme, que se transitaba en tres días (Yoná 3:3)

Yoná caminó durante un día en Nínive y clamó que


‫ַאר ָב ִ ּ֣עים י֔ ֹום ְו ִנ ֽינ ְֵו֖ה נֶ ְה ָֽ ּפכֶת‬
ְ ‫ַו ֤ ּי ָחֶל יֹונָה֙ לָב֣ ֹוא ָב ִ֔עיר ַמה ֲַלְ֖ך יֹ֣ום א ָ ֶ֑חד ַו ּי ִק ְָר ֙א וַי ֹּא ַ֔מר ֚עֹוד‬

en cuarenta días Nínive se destruiría (Yoná 3:4)

El término “Yoná se levantó” en lo que al alma se refiere, alude a que creció y se elevó
espiritualmente al nivel que pudo concientizar y definir su misión.

El día en que Yoná comenzó su caminata dentro de Nínive era Rosh Jódesh Elul. Entonces
clamó que, al cabo de cuarenta días, es decir, en Yom Kipur, Nínive se destruiría.

Esto nos da una explicación más de por qué se lee este libro en Yom Kipur, ya que además
de hablar de forma general de la Teshubá, coincide con la fecha estipulada para se cumpliera
el decreto Divino, algo que al final no ocurrió. Sin embargo, nos da a entender que nosotros
también con la Teshubá en general y en particular en Yom Kipur, podemos cancelar los
decretos y ser sellados en el libro de la vida.

¡Ahora sucede lo increíble!


Veamos la reacción de los habitantes de Nínive...

223
‫ּדֹול֖ם ְועַד־ ְק ַט ּנָֽם‬
ָ ְ‫ש ֔ ִ ּקים ִמג‬
ׂ ַ ‫ֽאֹלהים ַו ּי ִק ְְראּו־צֹום֙ ַו ּי ִ ְל ְב ּׁ֣שּו‬
֑ ִ ‫שי ִנ ֽינ ְֵו֖ה ֵ ּב‬
ׁ ֵ ֥ ְ‫וַ ֽיּ ַא ֲִמ֛ינּו ַאנ‬

La gente de Nínive creyó en Dios, y pregonaron ayuno y se


vistieron de saco, desde el más grande al más pequeño (Yoná 3:5)

Nínive era habitada por gentiles malvados. De repente un anciano se presenta y anuncia
que la ciudad será destruida en cuarenta días. La lógica indica que debieron haber hecho
caso omiso a su predicción, no sólo por lo absurdo de la escena, sino por lo improbable que
sucediera. Sin embargo, toda la población de Nínive creyó inmediatamente en sus palabras.
Ahora todos intentaban hacer Teshubá, ayunando y vistiendo arpillera (especie de tejido muy
áspero). El mismo rey bajó de su trono, se retiró los atuendos reales y la corona, para tomar
parte en el luto que la gente llevaba a cabo.

Es interesante mencionar que la mayoría de los comentaristas se extienden en explicar la


gran Teshubá que hicieron los habitantes de Nínive. El Gaón de Vilna, en cambio, ni siquiera
la menciona. Esto se debe a que el Gaón define la historia de Yoná más bien como una
alusión a la misión del alma en este mundo. Por ello, en su opinión, lo que haya sucedido
en Nínive carece de importancia, ya que sólo representa el ejemplo de “reparación” de Yoná
cumpliendo su misión llamada Nínive, de manera que para cada uno de nosotros su misión
puede tener otro nombre, otro propósito y otro lugar.

Ahora podemos distinguir con mayor claridad la diferencia entre la explicación del Gaón
de Vilna y los demás comentaristas, respecto al motivo por el que se lee la historia de Yoná
en Yom Kipur. Según la opinión de los demás comentaristas, se lee para difundir que los
habitantes de Nínive retomaron el buen camino y por lo tanto cada uno de nosotros debe
aprender a escuchar las llamadas de atención que nos hacen los Grandes Rabinos de nuestra
generación, como lo hicieron los habitantes de Nínive.

En cambio, la opinión del Gaón de Vilna es que se lee para propagar la Teshubá de Yoná, al
conseguir llevar a cabo con éxito su misión, independientemente del resultado, como dice la
Mishná en Pirkei Avot: “No tienes la obligación de terminar la tarea, pero tampoco tienes el
derecho a renunciar a ella” (2:16).

Esto nos enseña un concepto muy importante: la misión de cada uno es lo que importa. Lo
que suceda después de ello, si se consiguió o no lo esperado al final no es relevante, de mismo
modo en que el Gaón se preocupa por explicar sólo la misión de Yoná, haciendo caso omiso
de su efecto en los habitantes de Nínive.

224
Es interesante hacer notar la gran similitud que existe entre la historia de Yoná y la de Nóaj:
barcos, escape, destrucción, etc. No obstante, Nóaj supuso que sus palabras de reproche no
conseguirían que los habitantes de la tierra retomaran el buen camino, por eso nunca lo hizo.
Yoná, por su parte, aunque en un principio evitó su misión, finalmente la llevó a cabo y su
reproche surtió efecto. Es importante aclarar que aunque a Nóaj no se le ordenó directamente
que reprochara a la gente debió suponerlo en el momento en que Dios le ordenó construir el
arca para salvarse del Diluvio Universal.

De hecho, nuestros Sabios afirman que Nóaj no concluyó su misión completamente, pues
no reprochó a su gente por su mal proceder, sin embargo Moshé Rabenu, por otro lado,
siempre reprochaba y luchaba por la reparación de los pecadores, hablándoles sin descanso
y también no paró de implorar incondicionalmente a Dios por la salvación de su pueblo.
Por eso, nuestros Sabios de la Cabalá concluyeron que Moshé fue la reencarnación de Nóaj,
reparando en su “examen extraordinario” su misión fallida.

Yoná comprendió este concepto: dedícate a llevar a cabo tu misión, sin poner atención en
los resultados, pues las consecuencias son tarea de Dios. Es importante aclarar que Yoná,
en un principio, intentó huir de su misión, suponiendo que la misión que debía llevar a cabo
“no convenía” o “no le convenía”, como lo definen los comentaristas. Esta “voz interna”
que cuestiona las órdenes de Dios, nos susurra desde nuestro interior todo el tiempo, y no
es más que la misma voz de la serpiente en el Gan Edén persuadiendo a Javá a pecar contra
la voluntad de Dios. Esto se aplica en todos los argumentos que nos sugieren alejarnos de la
voluntad de Dios.

‫שבּו מִדַ ְּר ּ֣ ָכם ה ָָר ָ ֑עה ַו ּי ִ ּ֣נָחֶם ָהאֱֹל ִ֗הים עַל־‬
ׁ ָ ֖ ‫שׂי ֶ֔הם ִכּי־‬
ֵ ‫ֽת־מ ֲע‬
֣ ַ ֶ‫ַו ּי ַ ְ֤רא הָ ֽאֱֹלהִים֙ א‬
‫ָשׂה‬
ֽ ָ ‫שׁר־דִ ּ ּ֥ ֶבר ַלעֲׂשֹות־ל ֶ ָ֖הם וְֹל֥ א ע‬ ֶ ‫ה ָָר ָע֛ה ֲא‬

Y vio Dios lo que hicieron, retornando de su mal camino,


y arrepintiéndose del mal que les dijo les haría y no lo hizo
(Yoná 3:10)

En este versículo brilla la bondad Divina. Vemos que la persona que falló y pecó, al momento
de arrepentirse y cambiar su conducta es perdonando por todo lo hecho, rompiendo en mil
pedazos el decreto malo, con una sola condición: que no sea un arrepentimiento de palabra,
si no con hechos, ya que las palabras son fáciles de pronunciar y se las lleva el viento, pero
la validación de la Teshubá es cuando cambian los hechos y por eso dice el versículo, “ Y vio
Dios lo que hicieron” y no lo que prometieron hacer…

Ésta es una indicación para el día de Kipur:


No sólo planees y prometas cambiar ¡CAMBIA!
225
Capítulo Cuatro
Se entristeció de sobremanera Yoná y se enojó (Yoná 4:1)
‫ְדֹול֑ה ַו ּ֖י ִחַר לֹֽו‬
ָ ‫ֶל־יֹונ֖ה ָר ָ ֣עה ג‬
ָ ‫ַו ּי ֵ ַ֥רע א‬

Y oná se sorprendió al ver cómo sus palabras surtieron efecto de modo inmediato y con
gran éxito. Dios perdonó a los habitantes de Nínive y lo esperado hubiera sido que Yoná
quedara satisfecho al conseguir el objetivo de su misión. Sin embargo, la historia relata que
Yoná se molestó por el hecho de que Dios hubiera perdonado el decreto que tenía en contra
de los habitantes de Nínive, lo cual es inconcebible. La respuesta es que Yoná no se molestó
porque Dios perdonó a los habitantes de Nínive, sino más bien se molestó porque Dios no lo
había perdonado a él por haber huido en un principio de su misión.

Definamos lo anterior con más claridad. El alma en un principio tenía una misión. En un
momento dado, decidió huir de su misión y dedicarse a hacer dinero y disfrutar de los placeres
de este mundo y ése fue su pecado y aunque tuvo la intención de retornar en Teshubá antes de
morir y así enmendarlo todo, no fue perdonada. Por otro lado, la Teshubá de los habitantes de
Nínive fue aceptada de inmediato, y eso fue lo que molestó a Yoná, o en nuestro caso, al alma.
No obstante, Dios procedió así por un simple motivo: cuando la persona peca, su Teshubá es
aceptada sin ningún tipo de obstáculo. Pero cuando la persona peca con intenciones de hacer
Teshubá más tarde, no será merecedor de una segunda oportunidad.

Ahora podemos comprender por qué la tzedaká, los rezos y los intentos de regresar en Teshubá
cuando el barco en el que navegaba Yoná estaba en la tempestad, no consiguieron su objetivo.
Fue necesario arrojar a Yoná al mar para que todo cesara, ya que Yoná era conocedor y muy
creyente de Dios y sabía muy bien lo que eso significaba. Lo hizo porque contó con el plan
de Teshubá pensando: “Dios es tan bueno que al final me perdonará”. Sobre este tipo de
pensamientos dijeron nuestros Sabios: “Aquél que dice pecaré y después pediré perdón, ya
que Dios es bondadoso y al final cede”, a esa persona no se le dará el premio del perdón, ya
que en vez de ver la cara de Dios, trata de “verle la cara” a Dios, lo que es una tontería ya que
Dios es bueno, pero no tonto...

No debemos confundir la Teshubá de las personas que intentan una y otra vez retornar al
buen camino, fallando en cada ocasión, pues esas personas no lo hacen con la intención de
aprovechar la bondad de Dios, sino que su intento es sincero sólo que su instinto malo es
poderoso y las vence de nuevo.

226
‫ַויִּתְ ַ ּפ ֨ ֵ ּלל אֶל־י ְה ֜ ָוה וַי ֹּא ַ֗מר ָא ּ֤נָה י ְהוָה֙ הֲלֹוא־ ֶז֣ה דְ ב ִָ֗רי עַד־הֱיֹותִ ֙י עַל־ַאדְ מָתִ֔ י‬
‫שׁה ּ֣ ִכי י ָדַ֗ עְתִ ּי ּ֤ ִכי ַאתָ ּה֙ אֵ ֽל־חַּנ֣ ּון ו ְַר ֔חּום ֶ ֤א ֶרְך‬
ָ ‫שי‬
ׁ ִ ֑ ‫עַל־ ּ֥ ֵכן ק ִ֖דַ ּמְתִ ּי ִלב ְ֣ר ֹ ַח תַ ְּר‬

Y oró a El Eterno, diciendo: ¡Dios! ¿No es esto lo que me decía yo


‫ַא ַ֙ ּפי ִם֙ ו ְַרב־ ֶ֔חסֶד ְונ ָ ִ֖חם עַל־ה ָָר ָעֽה‬

estando en mi tierra? Por eso, quise huir a Tarshish, pues sabía


que eres Dios clemente y misericordioso, tardo a la ira y de gran
piedad… (Yoná 4:2)

De hecho, existen dos tipos de impulsos negativos: el instinto malo que se presenta antes
de hacer determinada mitzvá y el instinto malo que se presenta después de hacerla. Esto lo
insinuamos en las bendiciones de Arvít, en la petición “Retira, Dios, al instinto malo que está
delante de mí y que está detrás de mí”.

Yoná fue acosado por el instinto malo antes de comenzar la misión que Dios le ordenó.
El impulso del mal le indicaba huir y así lo hizo. Posteriormente, al recibir una segunda
oportunidad, en esta ocasión no sintió ningún impulso que le impidiera cumplir con su misión.
De hecho, la hizo de inmediato tan pronto llegó a tierra firme. Sin embargo, al momento de
conseguirla, el instinto malo lo acosó de nuevo, esta vez originando en Yoná el sentimiento
de arrepentimiento por haber cumplido con su deber.Sabemos que el arrepentimiento elimina
el pasado, sin importar si se trata de Mitzvot o de comportamientos malos. Tomemos como
ejemplo la muerte de Sará Imenu.

Ella falleció en el momento que debía morir. Sin embargo, la escena en que falleció estuvo
ligada con la grandiosa mitzvá que hizo Abraham Abinu: obedecer a Dios aunque Él le pidió,
“Sacrifica a tu hijo”. Al regresar Abraham de la Akedá, le dieron la terrible noticia de que
su esposa se había enterado de la orden Divina y se infartó. Esto fue orquestado por el
instinto malo para que Abraham Abinu se sintiera culpable de la muerte de su esposa y
se arrepintiera de lo que había hecho, perdiendo así el mérito de haber superado esa gran
prueba. Es por eso que Abraham lamentó calladamente el fallecimiento de su esposa, para
que en ningún momento fuera mal interpretado como si se hubiera arrepentido de la mitzvá
que supuestamente originó su desgracia.

En resumen: Yoná fue acosado por el instinto malo antes de cumplir la mitzvá de reprochar a
los habitantes de Nínive en su primera oportunidad, mientras que en la segunda oportunidad
fue acosado sólo después de haber cumplido su misión.

Y ahora, Dios, toma mi vida, pues prefiero estar muerto que


‫מֹותי ֵמ ַח ּי ָֽי׃‬
֖ ִ ‫שי ִמ ֑ ֶ ּמנִּי ּ֛ ִכי ֥טֹוב‬
ׁ ִ ֖ ‫ְוע ַ֣תָ ּה י ְה ֔ ָוה קַח־נָ ֥א אֶת־נַ ְפ‬

continuar viviendo (Yoná 4:3)

227
Yoná suplica por devolver su alma a Dios ya que sentía que estaba perdiendo su estabilidad
espiritual y, como consecuencia, corría el grave riesgo de arruinarlo todo, borrándolo de la
historia… como si jamás lo hubiera logrado. Después de todo, ya había cumplido su misión
y ahora el instinto malo lo intentaba convencer para que se arrepintiera y perdiera su mérito.

Nuestros Sabios afirman que, “Todo se define según su final”. Debemos recordar que Yoná
terminó su primera oportunidad en un intento por salir adelante, y fue por ello que mereció
una segunda oportunidad. Ahora, si en este nuevo intento terminaba arrepintiéndose, las
probabilidades de merecer una tercera oportunidad serían muy escasas, y con un mayor nivel
de dificultad, por lo tanto prefirió retirarse “abollado hoy y no roto el día de mañana”.

‫ֵיטב ָח ָ֥רה לָ ְֽך‬


֖ ֵ ‫ו ַּי ֹ֣אמֶר י ְה ֔ ָוה ַהה‬
Y le dijo Dios: ¿Te parece que haces bien en enojarte así? (Yoná 4:4)

Es por eso que Dios no accede a las súplicas de Yoná, pues no le convenía terminar su
vida en el estado en que estaba, molesto con el proceder de Dios y con sentimientos de
arrepentimiento a pesar de conseguir exitosamente su misión. Yoná, por su lado, parece no
reaccionar ni responder al proceder de Dios. No obstante, posteriormente veremos que Dios
le da a Yoná un mensaje con una gran moraleja para hacerle reaccionar y poder así terminar
su vida en buen estado, evitando perder todo lo que había logrado.

‫שׁב תַ ּחְתֶּ֙י ֙ ָה‬


ֶ ֵ ‫שם ֻס ֗ ָ ּכה ַו ֤ ּי‬ ׁ ָ ֜ ‫ׂש ֨לֹו‬
֩ ‫שׁב ִמ ֣ ֶ ּקדֶ ם ל ִ ָ֑עיר ַויּ ַ ַע‬
ֶ ֵ ‫ַוי ֵ ֵּצ֤א יֹונָה֙ מִן־ ָה ִ֔עיר ַו ּ֖י‬
‫שר י ְִר ֶ֔אה מַה־יּ ִ ְה ֶי֖ה ָבּעִ ֽיר‬ ׁ ֶ ֣ ‫ַ ּב ֔ ֵ ּצל ֚ ַעד ֲא‬
Y salió Yoná de la ciudad… y se construyó una Sucá. Habitó en
ella bajo su sombra hasta descubrir lo que sucederá con la ciudad
(Yoná 4:5)

Yoná se retira y se instala fuera de la ciudad. Construye una Sucá y espera dentro hasta ver
lo que sucederá con Nínive. El término Sucá significa refugio o lugar de protección. Después
de Yom Kipur construimos Sucot o cabañas para protegernos del Instinto del Mal, quien
en esos momentos está muy disgustado por el hecho de que todos nuestros pecados fueron
perdonados. Por ello, el instinto malo sabe bien que la última oportunidad que tiene para
ganar la batalla y regresar todo como estaba, es haciendo que nos arrepintamos de todo lo
que hicimos hasta ahora, es decir, de la Teshubá, de los buenos actos, de las decisiones de
cambiar, etcétera. De este modo, todo se borra y estaríamos como en un principio.

228
Por ejemplo, si algún inconveniente sucede después de Yom Kipur, la posible reacción de
cualquiera sería decir: “Antes de hacer Teshubá no me sucedían estas cosas, ¿ahora que me
acerqué a Dios debo sufrir? ¿Realmente me convino regresar al buen camino?”, perdiendo
de esta forma todo su mérito. Es por eso que después de Yom Kipur nos resguardamos a
la sombra de la Sucá, pues tiene la virtud de proteger todo nuestro esfuerzo de Teshubá
conseguido hasta entonces, como lo indican nuestros Sabios. Del mismo modo, la Neshamá
(Yoná) se resguarda en una Sucá, pues ante el riesgo de perderlo todo a causa del instinto
malo que le incita a arrepentirse después de haber logrado cumplir con su misión, se ve en la
necesidad de protegerse para evitarlo.

‫ֹאׁשֹו ְל ַה ּ֥ ִציל‬
֔ ‫ַוי ַ ְ֣מן י ְהוָ ֽה־ ֠ ֱאֹלהִים קִיקָי֞ ֹון ַו ֣ ּי ַעַל ׀ מ ַ ֵ֣על לְיֹו ָ֗נה לִ ֽ ְהיֹ֥ות ֵצל֙ עַל־ר‬
‫שׂמ ְָח֥ה גְדֹולָ ֽה‬
ִ ‫שׂמַ ֥ח יֹונָ ֛ה עַל־ ַה ִ ּקֽיקָי֖ ֹון‬
ְ ִ ּ‫ל֖ ֹו מ ָ ֵֽרע ָ֑תֹו ַוי‬
Dios hizo crecer un kikayón (árbol frondoso), que daba sombra sobre
su cabeza y lo resguardaba del calor y Yoná se alegró mucho por el
kikayón (Yoná 4:6)

El problema ahora, como lo indica el pasuk, es que la Sucá que había construido Yoná
producía muy poca sombra, de manera que los rayos del sol se infiltraban. Por ello, Dios
milagrosamente hace que un kikayón creciera en un solo día por encima de la Sucá en la que
Yoná se resguardaba. De este modo, la sombra del kikayón protegía a Yoná maravillosamente
y Yoná se alegró mucho.

Y envió Dios un gusano al siguiente día, por la mañana, secando el


‫שחַר לַ ֽ ָ ּמח ָ ֳ֑רת ו ַ֥תַ ְּך אֶת־ ַה ִ ּקֽיקָי֖ ֹון ַויִּיבָ ֽׁש‬
ּׁ ַ ֖ ‫ַוי ַ ְ֤מן הָ ֽאֱֹלהִים֙ ּתֹו ַ֔לעַת ַבּעֲל֥ ֹות ַה‬

kikayón (Yoná 4.7)

El siguiente día fue muy caluroso. Probablemente Yoná estaba despreocupado, pues contaba
con la sombra del kikayón que lo protegía. Sin embargo, Dios tenía otros planes y quería
darle una lección, por lo que envió un gusano que destruyó el kikayón que Yoná tanto quería.
Esto se asemeja a la lección que Dios le dio al profeta Hoshea Ben Be’eri, a quien Dios le
encomendó ocuparse del bajo nivel del pueblo judío y de los pecados que estaban cometiendo
y que rogara por el bien de ellos. El profeta Hoshea contestó a Dios: “Mejor ya deja a este
pueblo terco y busca otro pueblo” (Hoshea 1:2). Por esta respuesta Dios se molestó con él y
le quiso dar una lección. Unos días después le ordenó al profeta, “Cásate con esta prostituta
y ten con ella hijos”. El profeta, sorprendido por la orden, la cumplió sin chistar. Después de
unos años, recibió otra orden, “Ahora divórciala y abandona a tus hijos”. El profeta se quejó,

229
“¡Pero los amo! Son mis hijos”. Por esto Dios lo regaña: “Tú te enamoraste de una prostituta
y tienes hijos que ni siquiera estás seguro que son tuyos. Y ahora te molesta que Te ordene
que los abandones y busques una nueva familia, ¿y entonces te atreviste a decirme a Mí que
a mi Pueblo Elegido, a mis queridos hijos de Israel, Yo los abandone…?”

Con la misma finalidad, Dios permitió a Yoná “enamorarse” del kikayón, para darle al final
una lección.

‫ַל־ר ֹאׁש‬
֥ ‫שמֶׁש ע‬ ּׁ ֶ ֛ ‫שית ו ַ֥תַ ְּך ַה‬
ׁ ִ ֔ ‫שמֶׁש ַוי ְ ַ֨מן אֱֹל ִ֜הים ֤רּו ַח קָדִ ים֙ ח ֲִרי‬ ּׁ ֶ ֗ ‫ַוי ִ ְ֣הי ׀ ִכּז ְ֣ר ֹ ַח ַה‬
‫מֹותי ֵמ ַח ּי ָֽי׃‬ ֖ ִ ‫ש ַ ׁ֤אל אֶת־נַפְׁש ֹ֙ו ל ָ֔מּות ו ַֹּ֕יאמֶר ֥טֹוב‬ ְ ִ ּ‫יֹונ֖ה ַויִּתְ ַע ֑ ָ ּלף ַוי‬ ָ
Al salir el sol mandó Dios un viento recio solano, y el sol hirió en la
cabeza a Yoná, que, angustiado, deseaba la muerte, diciendo:
¡Mejor sería para mí morir que vivir! (Yoná 4:8)

Y para incrementar su necesidad por el kikayón y con ello lamentar más su pérdida, Dios creó
unas circunstancias para que a Yoná le doliera más el hecho de perderlo. Los rayos del sol se
infiltraron por la Sucá golpeando su calor sobre la cabeza de Yoná, quien casi desmayado y
sin fuerzas, ruega a Dios que termine con su vida.

Entonces Dios dijo a Yona: ¿Te parece bien enojarte por el kikayón?
‫ה־ל֖י עַד־מָ ֽוֶת׃‬
ִ ‫ֵיט֥ב ָח ָֽר‬
ֵ ‫ֵיט֥ב ח ָ ָֽרה־לְָך֖ עַל־ ַה ִ ּקֽיקָי֑ ֹון ו ַֹּ֕יאמֶר ה‬
ֵ ‫ו ַּי ֹ֤אמֶר אֱֹלהִים֙ אֶל־יֹו ָ֔נה ַהה‬

Y él respondió: Sí; me parece bien enojarme hasta la muerte


(Yoná 4:9)

Dios pregunta a Yoná “¿Disfrutaste del kikayón? ¿Sufriste por su desaparición?” y Yoná
responde afirmativamente a ambas preguntas.

Con esta pregunta retorica Dios quiere confirmar el amor y el cariño que desarrolló Yoná por
un efímero kikayón, para después regañarlo y así darle una lección, como hizo Dios con el
profeta Hoshea. Por eso cuando Yoná contesta afirmativamente, “Me encariñé con el kikayón
y sufro por su pérdida”, ahora si estaba listo el profeta para la “regañada”.

230
‫ש ִבּן־‬
ׁ ֶ ‫שר ֹלא־עָמַ ֥ לְתָ ּ ּב֖ ֹו וְֹל֣ א גִדַ ּל ְּ֑תֹו‬ׁ ֶ ֛ ‫ַאתָ ּה ֙ ַחסְתָ֙ ּ עַל־ ַה ֣ ִ ּקיקָי֔ ֹון ֲא‬
֥ ‫ו ַּי ֹ֣אמֶר י ְה ֔ ָוה‬

Dios le dijo: tú tienes lástima del kikayón, por el que no trabajaste


‫לַ ֥יְלָה ָה ָי֖ה ּובִן־לַ ֥יְלָה ָאבָ ֽד׃‬

para hacerlo crecer, que surgió una noche y otra noche pereció
(Yona 4:10)
‫שׁתֵ ּים־‬
ְ ֽ ִ‫שר י ֶׁש־ ֡ ָ ּבּה ה ְַר ֵבּה֩ מ‬ ׁ ֶ ֣ ‫ּדֹול֑ה ֲא‬
ָ ְ‫ָאחּוס עַל־נִינ ְֵו֖ה ה ִ ָ֣עיר ַהג‬ ֔ ‫וַ ֽ ֲאנִ ֙י ֹל֣ א‬

¿Y Yo no voy a tener piedad de Nínive, la gran ciudad, donde hay


‫ֹאלֹו ּו ְבה ָ ֵ֖מה‬
֔ ‫שׂמ‬ ְ ‫שר ֹלֽא־י ָדַ ע֙ ֵבּין־יְמִינ֣ ֹו ִל‬ׁ ֶ ֤ ‫ש ֵׂ֨רה ִר ּ֜בֹו ָאדָ֗ ם ֲא‬
ְ ‫ֶע‬

más de ciento veinte mil hombres que no distinguen entre su mano


derecha y su mano izquierda, y, además hay mucho ganado?
(Yoná 4:11)

Rabi Eliahu Dessler dice, “Cuanto más das, más amas”, es decir uno no ama a quien nos da
un regalo, sino que ama a la persona a quien uno le da un regalo y la mejor prueba es que los
padres aman a los hijos más de lo que los hijos aman a los padres. Cuando tú dedicas tiempo o
dinero, inviertes, das de ti, te encariñas de lo invertido, sin importar si es un perro o una casa,
seres humanos, familia o pareja. Al sacrificarte y dar, te acercas y amas, por eso en hebreo la
palabra para “sacrificar y acercar” es la misma lehakriv, y bajo este tenor es que Dios quiere
dar la lección a Yoná, diciendole:

“¡¿Cómo esperas que no sufra por la desaparición de los habitantes de Nínive!?” ¿Como
puedes amar algo en lo que no invertiste ni te costó? ¡No derramaste ni una gota de sudor
para obtenerlo, ni dedicaste un minuto de pensamiento para obtenerlo!
Si no diste nada, ¿cómo es que lo amas? Y si a pesar de todo esto me contestas, “Sí, lo amé,
¿qué dire Yo sobre todos los seres humanos de Ninive, que Yo -como Dios- los cree y como
a cualquier habitante del planeta Tierra les doy todo: desde el sol por la mañana, hasta el
alimento por la noche; de ellos me preocupo dándoles hijos, salud y felicidad, etc.
No te olvides Yoná, al dar uno ama y Yo -como tu Dios- amo a cada habitante del planeta
Tierra, y en algo tienes mucha razón: amo más al que se porta bien, a quien me obedece, a
quienes me sirven con alegría. Nunca pierdas de vista que Yo, tu Dios, amo incluso al ser
humano malvado, lo amo más que de lo que una mamá ama a su ejemplar y única hija.
¡Así que no te sorprendas cuando perdono!

Lo que aparentemente aún no queda claro es, ¿cómo corresponde el episodio del kikayón con
el enojo de Yoná por no haber merecido la piedad de Dios cuando la necesitó, mientras que
los habitantes de Nínive sí se salvaron? La clave de la respuesta está en poner en claro un
concepto importante:

A Dios le importa más el bienestar de tu alma que el de tu cuerpo o tus pertenencias.

231
Tomemos un ejemplo: un padre observa a su hijo absorto en un juego electrónico indigno, de
manera que toma dicho aparato y lo hace pedazos.

Analicemos: ¿al padre le importa el bienestar de su hijo? Indudablemente sí. ¿Por qué entonces
rompió su juguete? Porque le importa más la educación de su hijo que sus pertenencias, de
manera que cuando se ve en la necesidad de sacrificar una por la otra, opta por la educación
de su hijo y sacrifica sus pertenencias, sin ningún tipo de duda.

Lo mismo modo sucede con Dios: El alma (o Yoná) se queja cuestionando, ¿por qué no te
apiadaste de mi cuerpo (el barco en el que navegaba)? A lo que Dios responde: Porque me
importas más tú que tus pertenencias, de modo que, si me veo en la necesidad de sacrificarlas
para salvarte a ti, lo haré.

Ésa fue la enseñanza del kikayón: Dios le preguntó a Yoná si sufrió la pérdida del kikayón. Yoná
responde afirmativamente. Ante esto Dios le explica que a Él no le atormentó la desaparición
del kikayón, pues se trata de algo pasajero. En este momento podríamos comparar el kikayón
con el cuerpo y a Yoná con el alma y a Nínive con su misión: “Por lo tanto, no Me importa
hacerte perder un simple kikayón, con tal de darte a ti Yoná, alma, una potente enseñanza y
moraleja”.

De este modo Dios consigue que Yoná comprenda que no fue falta de piedad lo que sucedió
en el barco, sino todo lo contrario. Justamente por la inmensa piedad que tiene por su alma,
fue que decidió “bajarlo” del barco. De hecho, sin la tempestad que amenazó al navío, Yoná
hubiera escapado de su misión y todo hubiera sido un total fracaso, de tal manera que no
tendría argumento alguno para merecer una nueva oportunidad y así enmendar su falta.

Podríamos compararlo con un pararrayos, cuya función es absorber el impacto del rayo,
protegiendo así al inmueble, como lo indica el pasuk: “El metal se rompió y nosotros nos
salvamos” ( Tehilím 124:7). Es decir, más vale que el rayo caiga sobre un auto o una lavadora
y sea kapará, y de esta manera cuidar y proteger nuestro cuerpo y su bienestar corporal, ya
que es mucho más importante y valioso el cuerpo que los bienes, como dice el refrán, “Duele
más la carne que la camisa”, así -en una escala mayor- entre el cuerpo y el alma, más vale
que le caiga el rayo al cuerpo y no al alma.

Este concepto le conocemos como kapará, pero, en profundidad, ¿qué significa esta palabra
y cómo exactamente funciona?

En los siglos XIV y XV, se desató entre los cabalistas una intensa discusión sobre si existe la
posibilidad de reencarnar en algo no humano, como plantas, frutas, piedras o animales.
Algunos decían que sí, mientras que otros opinaban que ésa no era la forma de Dios de juzgar
a las almas. En mi humilde opinión, creo que se puede encontrar una fórmula que medie entre
ambas opiniones, lo cual nos dará la explicación a lo discutido anteriormente.

232
El Zóhar indica que el carnero que sacrificó Abraham Abinu en lugar de sacrificar a su hijo,
contenía la porción del alma de Itzjak que debía sacrificarse. De este modo la mitzvá se
llevó a cabo. Es decir Dios ordenó a Abraham Abinu reparar el alma de Itzjak, la cual -como
explica el Zóhar- necesitaba “suavizarse” ya que contenía una alta dosis de “Midat Hadin”, lo
que puede traducirse como un “alma dura y severa”, por la que no toleraría ninguna pareja.

Al final esta parte dañina en el alma de Itzjak se “transportó” al carnero y al sacrificarlo


se reparó el alma de Itzjak; de igual forma los sacrificios que se realizaban en el Templo,
“cargaban” la parte dañina que tenía el oferente, de la misma forma que en la actualidad
hacemos con las “kaparot” previas a Yom Kipur. Con esto combinamos las dos opiniones:
¿hay o no reencarnación de humano a no humano? No la hay de una vida a otra vida. La hay
durante la vida. Esto se llama Kapará.

Lo mismo sucede con cada uno de nosotros. Dios, en su gran misericordia, cuando llega
el momento en que debemos reparar, evita que la “caricia” afecte directamente a nuestro
cuerpo. En cambio, “transporta” la parte de nuestra alma que necesita reparación, a un
material externo “reencarnando” ahí esa parte para que sea reparada: descarga el rayo en
nuestros bienes materiales y pasajeros y mantiene limpia nuestra alma celestial.

Por ejemplo, si alguien debe sufrir y Dios prefiere evitar que todo su cuerpo experimente
dicho sufrimiento, Dios traslada la parte del alma que debe sufrir a un vaso que le pertenece
al cuerpo, pues se considera como una extensión del cuerpo mismo. Este vaso se rompe y así
liquida su deuda, sin que su cuerpo se vea afectado. A eso le llamamos (¡y exclamamos de
inmediato cuando nos sucede!) “¡Kaparat Avonot!”.

Esta amorosa misericordia también se puede vivir a través de los sueños. Un sueño incómodo
que nos hace sufrir, sudar, temblar y casi caernos de la cama, en realidad no es más que kapará,
ya que lo sufrimos “en un sueño” y no en vivo y en directo. Es por eso que en la mañana,
tras soñar una terrible pesadilla debemos levantar los ojos al Cielo y decir simplemente,
“¡Gracias!”

Ahora comprendemos por qué es tan delicado el pecado de robar, ya que siendo que “esos
bienes” nunca te podrán pertenecer, no son aptos para servir como “pararrayos”, ya que no
son extensión de tu cuerpo y por ello no sirven para perdonar tus faltas.

De hecho, el robo es uno de los motivos por los que el Diluvio Universal se desató. Los
hombres de esa generación cometían pecados mucho más graves pero al no ser dueños
legítimos de lo que poseían, no hubo otra alternativa mas que el Diluvio para absolver sus
pecados.

233
Veamos otro ejemplo: La Torá indica que el día de Shabat y los días de fiestas debes descansar
tú y todo lo que te pertenece, como tus animales, negocio etc. El problema es que algunas
personas hacen diferencia entre ellos y sus bienes, de tal manera que ellos sí descansan en
Shabat pero no así sus fabricas, tiendas, autos, etc. que siguen laborando. De esta forma
declaran sin querer: “Esas pertenencias no tienen que ver conmigo. Lo más importante es
que yo cuido Shabat”, y no se dan cuenta que con esto separan sus bienes de su persona y ya
no podrán servir de pararrayos.

Retomando el tema: con el kikayón, Dios le enseñó a Yoná que para Él es más importante su
alma y su misión, que su cuerpo.

Éste es un motivo más para leer la historia de Yoná en Yom Kipur. Ya que en el día más
sagtrado del año, somos más alma que cuerpo, dejamos muchos de los placeres corporales de
lado, como comer, beber, bañarnos, tener relaciones maritales, etc., y damos cabida a nuestra
alma, envueltos con el Talit, como ángeles, sentados todo el día en el templo, rezando y
reflexionando, en especial pidiendo perdón por todas las manchas, para justamente, borrarlas
sin tener que desviar los rayos sobre ningún bien, ya que en vez de rodearnos de pararrayos,
preferimos parar el rayo, para que ni siquiera salga. Esto es el premio mayor de este gran día.
Pero lo ideal no es vivir una vida acumulando rayos y esperar a Yom Kipur para eliminarlos.
Lo mejor es llenar la vida con luz Divina, cumplir nuestra misión, navegando placenteramente
sobre aguas calmadas en nuestro barco.

Quiero finalizar con un consejo del Or Hajaim Hakadosh, quien nos dice: “El alma está
compuesta de muchas chispas y cada día vive una de ellas y la necesitas llenar de luz y tener
cuidado de no mancharla. Por ello cada día representa el ciclo de la vida: amanecemos,
comemos, bebemos y durante el día nos desarrollamos como un joven: con energía y ganas
de comernos el mundo… Y en la noche, ya cansados de tanto correr por el mundo, que
equivale a nuestra vejez, vamos a dormir… y el dormir equivale a la muerte. Nos despedimos
de la vida con el Keriat Shemá.

Mañana será una nueva chispa la que viva, por lo que cada día debes de:

• Rezar tres veces


• Estudiar Torá
• Dar Tzedaká
• Portarte bien con Dios y con el prójimo
• Etcétera, etcétera, etcétera...

Por lo tanto, a tu chispa de nada le sirve lo que hiciste ayer, ni tampoco le importa lo que
planeas para mañana, ya que hoy es su “vida” y quiere su propia luz…

234
Con este maravilloso pensamiento borraremos definitivamente frases como, “Yo ya
colaboré”, “Ya lo estudié”, “Planeo unas vacaciones terminando...”, “Recién me case
entonces empezaré…”, ya que ni el pasado ni el futuro iluminan la chispa presente.

Borremos de nuestro vocabulario la palabra mañana, especialmente la terrible frase, “No


dejes para mañana, lo que puedes dejar para pasado mañana”. Debemos ir a contracorriente,
diciendo con nuestros actos, “No dejes para después lo que puedes hacer ya”. Así y sólo así
se obtiene un gran “Yoná”, cumpliendo con éxito la misión de nuestra vida.

Una última pregunta para cerrar: ¿Dios nos ayuda a cumplir nuestra misión o no interviene
para nada?

La respuesta es: “Ayúdate que Yo te ayudaré”, es decir si a ti no te importa tu misión, si ni


siquiera te interesa saber cuál es y mucho menos cumplirla, no esperes ayuda Divina. Así
como nosotros como padres no debemos hacer las tareas de nuestros hijos, pero cuando
vemos que se esfuerzan por responder la primera y la segunda pregunta, y después siguen
esforzándose por responder la tercera, entonces los ayudamos, así sucede con nuestro querido,
“Papá Dios”, cuando ve que nos esforzamos, analizamos, pensamos y nos preguntamos:

• ¿Cuál es mi tarea de vida

• ¿Qué vine a reparar?

• ¿Cuál es mi misión hoy?

• ¿Qué herramientas poseo?

• ¿Cuál es mi deber en la sociedad?


• ¿Estoy cumpliendo mi misión, o me estoy alejando de ella?

• ¿Qué quiere Dios que yo haga: esto o lo otro?

Cuando Dios ve que te rompes la cabeza por encontrar la respuesta, piensas, lees, consultas y
a final te topas con un signo de interrogación, ahí, Él te “soplará” desde el Cielo y te indicará
la respuesta, poniéndote señales y pistas en el “rally” de tu vida.

En conclusión: sé un gran Yoná, capitán de tu propio barco, el cual construyes con el mejor
material, el mejor motor, los mejores lujos y con belleza. Levanta la vela, calibra tu brújula,
señala tu rumbo en el mapa y Dios te “soplará” para guiarte por el sendero de los justos,
llegando a tu destino, a los 120 años, y al voltear hacia atrás te llenarás de regocijo, placer y
satisfacción, cerrando los ojos con una gran sonrisa.

“No hay que temer a la muerte, sino


a no vivir correctamente”
235
236
Meguilát Esther
La lucha interna de los súbditos del Rey

237
Comencemos con una pregunta un tanto atrevida: los relatos que figuran en la Torá ¿realmente
sucedieron? Es decir, ¿fueron hechos reales o la Torá intenta transmitirnos mensajes ocultos
a través de narraciones ficticias?

La respuesta, evidentemente, es que todo lo escrito en la Torá sucedió, sólo que la Torá lo
relata con el propósito de que revelemos el mensaje oculto en cada una de ellas. Al respecto,
nuestros Sabios explican la Torá en diferentes ocasiones de un modo muy distinto al que
figura, aclarando que “En Mikrá Yotzé Midé Peshutó”, es decir, que el pasuk jamás podrá ser
alterado de su traducción literal, pese a que oculta diferentes secretos.

Cada episodio de la Torá significa literalmente lo que indica, pues sucedió tal cual, y al mismo
tiempo puede ser interpretado un tanto más místico, que descifra una historia completamente
diferente a la literal, que nos deja un mensaje más profundo. Como ya vimos en la historia
de Nuestros Patriarcas, Shir Ha Shirim así como en Yoná, donde un “código” similar
puede ser aplicado a la historia que se relata en la Meguilat Esther, obteniendo un profundo
mensaje, muy acorde con la vida actual, el cual intentaremos exponer más adelante.

Abordemos ahora una segunda pregunta, esta vez no tan atrevida: ¿Quiénes somos en
realidad? Lo primero que nos viene a la mente, podría ser el cuerpo. Diríamos “yo soy este”,
señalando nuestro cuerpo. Después de pensarlo mejor, responderíamos que, en realidad, “yo
soy mi alma”, esta vez sin señalar nada, pues comprendemos que es algo espiritual. Estas
respuestas no son acertadas, ya que no eres ni tu cuerpo, ni tu alma y la prueba esta que en
todos los idiomas decimos: “mi cuerpo, “mi alma”, “mi coche”, “mi casa”, etc.; es decir hay
un punto que se llama “mi”, al cual le pertenecen todas estas cosas.

Por la mañana, en los Bircot Hashájar, agradecemos a Dios por regalarnos la vida, mediante
la frase “Elokay, Neshamá Shenatata Bi, Tehorá Hi” (Mi Dios, el alma que pusiste dentro de
mí es pura). La expresión “Shenatata Bi” refleja claramente que yo soy yo, y en mi interior
Dios puso un alma. En otras palabras, yo no soy mi alma, sino que yo contengo al alma que
me permite vivir.

El cuerpo, como sabemos, es tan solo “el estuche” del alma. De hecho, ni siquiera nos
pertenece, ya que Dios nos lo prestó y es nuestro deber regresárselo, después de larga vida,
en perfecto estado. Es por eso, entre otros motivos, por lo que no se permite dañarlo en forma
alguna; veamos un ejemplo: si una persona decide cortarse un dedo -“tan solo por que le dio
la gana”- no le es permitido y no puede argumentar: “es mío y hago con el lo que me da la
gana...” ¡NO!, no es tuyo, se te dio un cuerpo al igual que un alma y tienes la obligación de
regresarlo, lo mejor posible, al Dueño.

Siendo así, la pregunta inicial continúa en pie: ¿quién soy en realidad?, ¿quién es ese “Mi” a
quien todo le pertenece?, ¿Qué significa “Dios me dio cuerpo y alma” ?, ¿a quien se le dio?,

¿QUIEN SOY YO?...


238
Recordemos: somos un ente profundo y elevado: “el punto intelecto”, la capacidad de razonar
y para entender este concepto debemos navegar hasta el inicio de la Creación y no me refiero
a Bereshít, sino mucho, mucho antes.

Cuando hablamos del “punto cero” de la Creación nos referimos al momento en que Dios
estaba solo, llenando todos los espacios con su Divina Luz, un estado incomprensible al
intelecto humano, ya que un finito no puede comprender al Infinito. En un momento dado,
Dios decide ejercer su cualidad principal, conocida como Bondad y así compartir Su luz; de
esta manera se da el primer paso de la Creación, tal y como indica el MiDrásh Rabá, Bereshít
8,7: “crea las almas, denominadas Nishmát Tzadik y a ellas les comparte de su Grandeza”
y estas son las que en un futuro se convertirán en el “punto intelecto”.

En algún momento, estas almas se presentaron ante Dios, quejándose que el bien que
gozaban era gratuito y por lo tanto denigrante (famoso concepto conocido como el “pan
de la vergüenza”) y por lo tanto pidieron que se creara el Mundo -confuso, lleno de dudas,
dificultades y tareas-, obteniendo el libre albedrio y gracias a un trabajo difícil y laborioso,
sirviendo a Dios desde la Tierra, poder regresar al Mundo Venidero para gozar nuevamente
de la Luz Divina, pero esta vez como sueldo y no como tzedaká.

Al “punto Intelecto” tan elevado, se le dio un cuerpo y un alma, un Instinto del Bien y un
Instinto del Mal (ambos en equilibrio), lo cual permite el libre albedrio. Estas cinco partes
están representadas por los cinco protagonistas de la Meguilat Esther: Ajashverosh, Mordejai,
Hamán, Esther y Vashtí, pero vamos despacito, paso a paso.

Uno de los conceptos que más nos confunden, es suponer que somos un alma y es ella la
responsable de todo. Es su deber someter al cuerpo y no permitir que nuestros deseos nos
desvíen del buen camino. Como mencionamos, esto es un error.

Está escrito en el libro de Iyov: “mibesarí ejeze eloká”; es decir la anatomía del cuerpo revela
nuestra anatomía espiritual: el ser humano está compuesto de una cabeza, que es el punto
elevado de su ser, dos manos a cada lado y dos pies. Estas cinco partes se corresponden con
lo arriba mencionado. La cabeza es el punto intelecto, lo principal; las manos a los lados se
refieren al Instinto del Bien y al Instinto del Mal; mientras que los dos pies son la columna
del cuerpo y la columna del alma, los pilares de nuestra vida.

Por ello, cuando nuestros Sabios comentan que estamos compuestos por “Néfesh, Rúaj
Unshamá”, no significa que somos tres factores unidos en uno solo, sino que somos una
sola entidad: la Neshamá (refiriéndose al intelecto), misma que contiene un Néfesh Behemít
(“instinto animal) y un Rúaj (refiriéndose a Néfesh Maskélet o componente espiritual).

Sintetizando: somos lo que se conoce como “Neshamá”, refiriéndose al intelecto que existió
incluso antes de haber sido creado el universo. Esta Neshamá fue provista de dos conceptos
que, de hecho, ella misma los pidió: un Néfesh Behemít y un Néfesh Maskélet.
239
Con esto nos queda claro que todo se creó para el intelecto “la cabeza”, quien tendrá que
tomar las decisiones. Ahora sólo resta definir cuál es la diferencia entre “Néfesh Behemít”
y el Instinto del Mal y cuál es la diferencia entre “Néfesh Maskélet” y el Instinto del Bien,
es decir la diferencia entre la mano y pie izquierdo y la mano y pie derecho de nuestra
anatomía espiritual. Néfesh Behemít es la necesidad animal en dirección al materialismo
(comer, dormir, pasear, etc.), es decir, el Néfesh Behemít es el sentimiento de “necesidad”
por conseguir lo material, es un estado de ánimo general; mientras que el Instinto del Mal
se ocupa de orientarlo en el sentido equivocado, de manera particular, con un propósito
específico de tomar la decisión por “hacer” lo incorrecto.

En contraparte, el Néfesh Maskélet es la necesidad divina en dirección a lo espiritual (servir


a Dios, mejorar la actitud, etc.). El Instinto del Bien es el consejero que incita y estimula al
Néfesh Maskélet por hacer lo correcto (estudiar Torá, cumplir las Mitzvot, etc.). El Néfesh
Maskélet es el sentimiento de “necesidad” por conseguir lo espiritual, es un estado de ánimo
general; mientras que el Instinto del Bien se ocupa de orientarlo en el sentido apropiado, de
manera particular, con un propósito específico de tomar la decisión por “hacer” lo correcto.

Dada esta introducción, pasemos ahora a explicar el relato de la Meguilat Esther desde el
punto metafórico, convirtiendo ciertas palabras según el “código”.

Definamos los personajes:

• El rey Ajashverosh representa la Neshamá (intelecto)

• La reina Vashtí representa al Néfesh Behemít

• Hamán representa al Instinto del Mal

• La reina Esther representa al Néfesh Maskélet

• Mordejai representa al Instinto del Bien.

Ahora definamos las acciones:

• La entrega del anillo real representa “quién manda aquí”

• La extensión del cetro real representa “prestar atención”, “te escucho”.

• Shushán, la capital, representa al cerebro

• Los Yehudim representan a las Mitzvot.

Ahora sí, comencemos la historia.


240

¿Quién manda en tu vida?
Y fue en los días de Ajashverosh…
‫שוֵרֹוׁש‬
ׁ ְ ‫ַויְהִי ִבּימֵי ֲא ַח‬

Nuestros Sabios explican que el término “Vaihí” expresa tristeza y sufrimiento. En el sentido
simple, el hecho que alguien como Ajashverosh fuera rey era suficiente para angustiarse.
En el sentido metafórico, el intelecto estaba adolorido (“Ajashverosh”, se compone de las
palabras “Jash” – “dolor”, y “Rosh” – “cabeza”, que es donde reside el intelecto), pues
llegó su momento de bajar a este mundo. Es por eso que comienza la Meguilá con el término
“Vaihí”, para denotar esta aflicción, puesto que el alma no sabe si tendrá éxito o fracasará; si
será siervo o será rey.

Que reinaba desde la India hasta África, siete y 20 y 100 países


‫ש ִׂרים ּומֵָאה מְדִ ינָה‬
ְ ‫שׁבַע ְו ֶע‬
ֶ ‫ַמלְֵך מֵהֹּדּו ְועַד ּכּוׁש‬
ֹּ ‫ה‬

Es curioso que la Meguilá haya expresado el número 127 mencionando las unidades, las
decenas y las centenas, en forma individual. Además, ¿qué importancia tiene definir el
primero y el último país que gobernaba, si en total dominaba el mundo entero?

Nuestros Sabios revelan que la anatomía espiritual del cuerpo se compone de diez “Sefirot”
(literalmente “cuentas”, refiriéndose a la energía que le proporciona la vida necesaria para
existir): Kéter, que se asigna por sí misma en un solo grupo por su relevancia; Jojmá y Biná,
que conforman el segundo grupo; y otras siete Sefirot que en conjunto resultan las diez Sefirot
mencionadas. Además, en términos cabalísticos, la palabra “Hodu” representa los pies y
“Kush” representa la cabeza.

La numeración en hebreo puede denotar el número literal, o bien, puede insinuar un número
menor como unidad. Por ejemplo, el número 400 puede ser interpretado como tal o como el
número cuatro y el número 30 puede ser interpretado como tal o como el número tres.

En conclusión, el pasuk anterior insinúa que el intelecto (“Ajashverosh”) reina sobre el


cuerpo, desde sus pies (“Hodu”) hasta su cabeza (“Kush”), que se compone de siete Sefirot
(“Shevá”, representando al número siete), Jojmá y Biná (“Ve’esrim”, representando al
número dos) y Kéter (“Mea”, representando al número uno). El pasuk nos advierte que el
intelecto tiene como propósito y es responsable de gobernar sobre todo el cuerpo. Esto como
introducción a lo que se relatará a continuación.
“Bishnat Shalosh Lemoljó ‘Asá Mishté Lejol Sarav
241
En el tercer año de su reinado, hizo un festín a todos sus ministros
…‫שׁמֹונִים ּומְַאת יֹום‬
ְ ‫ש ָׂריו ַו ֲעבָדָ יו‬
ָ ‫שׁתֶ ּה ְלכָל‬
ְ ‫שׂה ִמ‬
ָ ‫שׁלֹוׁש ְל ָמלְכֹו ָע‬
ָ ‫שנַת‬
ׁ ְ ּ‫ִב‬

y sirvientes… 180 días.

Cuando la persona alcanza los tres años, comienza a disfrutar la vida. El goce material da su
inicio y el impulso inmediato es de celebrar con un festín. Así comenzamos todos. Es a los 18
años cuando el ser humano comienza a sentir la responsabilidad de sus actos y la importancia
de tomar las decisiones correctas en su vida. Hasta ese entonces, todo es disfrute. Esto se
refleja en la cantidad de días que Ajashverosh ofreció banquetes a su gente, 180, que también
insinúa el número 18, como mencionamos anteriormente.

También la reina Vashtí hizo un festín.


‫שׁתֵ ּה‬
ְ ‫שׂתָ ה ִמ‬
ְ ‫שׁתִ ּי ַה ַ ּמ ְל ָכּה ָע‬
ְ ‫גַּם ַו‬

El Néfesh Behemít, al ver que el intelecto sólo se preocupa por gozar de la vida durante sus
años de juventud, comienza a tomar las riendas y decide tomar las decisiones por sí mismo,
haciendo sus propios festines. Es decir, al principio el intelecto percibe al mundo material y
su impulso natural por disfrutarlo se descubre, como el niño que es, sin malas intenciones.
Sin embargo, el niño sigue creciendo y su Néfesh Behemít comienza a dominarlo, gozando
sin límites de lo que puede…. y de lo que no puede también.

‫שׁתִ ּי ַה ַ ּמ ְל ָכּה‬
ְ ‫ְל ָהבִיא אֶת ַו‬

De traer a Vashtí la reina… y se negó la reina Vashtí.


…‫שׁתִ ּי‬ ְ ‫וַתְ ּ ָמאֵן ַה ַ ּמ ְל ָכּה ַו‬

Es interesante que, a lo largo de la Meguilá, Ajashverosh se refiere a su esposa como “Vashtí


la reina”, mientras que Vashtí se definía a sí misma como “la reina Vashtí”. Aunque al
parecer ambas expresiones parecen significar lo mismo, la Meguilá nos revela con esto que
el rey Ajashverosh enfrentaba problemas de paz conyugal. Ajashverosh aclaraba en todo
momento a su esposa que era reina sólo por haberse casado con él. Es por eso que la llamaba
“Vashtí, la reina”, pues por sí misma era sólo “Vashtí”, y fue gracias a él que se le agregó

242
el distintivo de “la reina”. Vashtí, en cambio, proclamaba que era “la reina Vashtí”, pues era
ella la legítima reina, siendo él el afortunado de casarse con ella y así convertirse en rey. La
discusión consistía en “quién manda aquí”, quién es el legítimo soberano y quién es el que
“se le adjuntó”. En el sentido metafórico, en un momento dado en la vida de la persona se
decide por hacer introspección. Siente que llegó el momento de comprobar quién lleva la
directriz de su vida, ya que después de tanto tiempo de goce material, percibe que ha perdido
el control de su Néfesh Behemít y en lugar de dominar, es el dominado. Es entonces cuando
el intelecto (Ajashverosh) ordena traer a su Néfesh Behemít (Vashtí) y supervisar si le hace
caso, comprobando así que todavía lo domina.

Para su pesar, su Néfesh Behemít (Vashtí) hace caso omiso a su orden, lo cual revela que ya
no está bajo su control. Además, se lo aclara diciendo que no es “Vashtí la reina”, pues no
depende de la aprobación del intelecto para hacer lo que desea, sino que es “la reina Vashtí”,
la única soberana que maneja el cuerpo humano a su gusto.

‫וַי ֹּאמֶר ַה ֶ ּמלְֶך ַל ֲח ָכמִים‬

Y dijo el rey a los sabios… siete ministros de Persia y Media,


…‫ש ֵׂרי ָפ ַּרס ּומָדַ י רֹאֵי ְ ּפנֵי ַה ֶ ּמלְֶך‬
ָ ‫שׁ ְבעַת‬
ִ

los que ven el rostro del rey.

Dada la situación, el intelecto decide consultar a sus siete consejeros o “portones” de la


cabeza: dos ojos, dos oídos, dos fosas nasales y la boca. Es decir, se concentra empleando
toda su cabeza para tomar cartas en el asunto, pues definitivamente ya no es el soberano de
su vida. Sin darse cuenta, confirió el control a su Néfesh Behemít, quien ahora hace lo que le
plazca sin someterse a las órdenes del verdadero rey: el intelecto.

Y se enojó el rey mucho, y su furia se le encendió en su interior.


‫ַו ּי ִקְצ ֹף ַה ֶ ּמלְֶך מְא ֹד ַו ֲחמָתֹו ָבּע ֲָרה בֹו‬

Ahora el intelecto, la esencia del ser humano, comienza su fase de “Teshubá”, analizando si
su proceder es apropiado o debe hacer algo al respecto. Su primera reacción es enfurecerse,
arrepentirse de todos esos años desperdiciados en la búsqueda del materialismo y buscar una
solución. Luego lo toma con mayor naturalidad, considerando que tal vez no estuvo tan mal,
después de todo. Finalmente decide consultarlo para tomar una decisión concluyente.

243
‫ש ִׂרים ֹלא עַל ַה ֶ ּמלְֶך ְלבַּדו‬ ּ ָ ‫וַי ֹּאמֶר מְמּוכָן ִל ְפנֵי ַה ֶ ּמלְֶך ְו ַה‬

Y dijo Memuján ante el rey y sus ministros, no contra el rey solamente pecó
‫ש ִׂרים ְועַל ָכּל ָה ַע ִמּים‬
ּ ָ ‫שׁתִ ּי ַה ַ ּמ ְל ָכּה ִכּי עַל ָכּל ַה‬ְ ‫ָעוְתָ ה ַו‬

Vashtí la reina, sino contra todos los ministros y contra todos los pueblos.

El intelecto se da cuenta que lo sucedido puede empeorar. Hasta ahora fue un niño, gozó
como tal y digamos que no pasó a mayores. Sin embargo, se percata que, si continúa así,
finalmente su Néfesh Behemít dominará el resto de su cuerpo, material y espiritual (“todos
los ministros y todos los pueblos”). Considera que hasta ahora no pudo controlar su impulso
por comer y beber, pero más tarde no controlará tampoco los placeres que la Torá prohíbe,
el cumplimiento de las Mitzvot, la actitud que Dios espera de él y demás. Es por eso que
reflexiona en poner un alto a su conducta y obtener de nuevo el control de su vida, antes de
que sea demasiado tarde, mediante un acto que defina terminantemente que es el intelecto el
que controla su vida.


‫ַויִּיטַב הַדָ ּבָר ְבּעֵינֵי ַה ֶ ּמלְֶך‬

Y fue bien visto el asunto a los ojos del rey…


…‫ַויּ ַעַׂש ַה ֶ ּמלְֶך ִכּדְ בַר מְמּוכָן‬

e hizo el rey como aconsejó Memuján.

Finalmente, la decisión se lleva a cabo y el Néfesh Behemít (Vashtí) es ejecutado. El


intelecto consigue una Teshubá auténtica y aplaca sus impulsos animales de una sola vez.
Ahora comienza una nueva etapa de su vida. Cabe agregar que, además de consultar su
dilema consigo mismo (sus siete consejeros de su cabeza), estos siete consejeros representan
también a nuestros Sabios, como el nombre Memuján lo indica, pues proviene del término
“Muján” (preparado). Es por eso que la manera eficaz de conseguir una Teshubá auténtica,
es consultando a una persona lo suficientemente preparada para ayudarnos a salir adelante.
Así fue como Memuján (el rabino) le definió al intelecto el modo eficaz de aplacar su Néfesh
Behemít para poder tomar de nuevo las riendas de su vida.

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Los Dos Consejeros
‫שוֵרֹוׁש אֶת ָהמָן‬
ׁ ְ ‫ַאחַר הַדְ ּב ִָרים ָה ֵא ֶלּה גִּדַ ּל ַה ֶ ּמלְֶך ֲא ַח‬

Después de estos sucesos, engrandeció el rey Ajashverosh a Hamán…


…‫שׁר אִּתֹו‬ֶ ‫ש ִׂרים ֲא‬ ּ ָ ‫שׂם אֶת ִכּסְאֹו ֵמעַל ָכּל ַה‬ ֶ ָ ּ‫שּׂאֵהּו ַוי‬
ְ ַ‫יְנ‬

y lo levantó, y colocó su silla por encima de todos los ministros que estaban con él.

Existe una regla en la vida: cuando la fuerza del bien crece, la fuerza del mal debe crecer
proporcionalmente, de lo contrario, no habría libre albedrío. Es por esto que, tan pronto la
Neshamá (el intelecto) tomó la resolución de elegir al Néfesh Maskélet como el nuevo regidor
de su vida, inmediatamente el rey debe engrandecer al Instinto del Mal, para que incentive al
Néfesh Behemít en contraposición y exista un justo equilibrio.

Proporcionalmente a la decisión de gobernar su vida por medio del Néfesh Maskélet, el


Instinto del Mal se elevó “por encima de todos los ministros que estaban con él”, refiriéndose
a las diez Sefirot (divisiones espirituales) que componen y dan vida al humano. En este punto,
el que manda es el Néfesh Maskélet, pero el Instinto del Mal se ubica al mismo nivel para
intentar someterlo en cualquier momento, imponiendo al Néfesh Behemít por encima de todo
y de todos.

‫שׁמֹו מ ְָרדֳ ּכַי‬


ְ ‫ּירה ּו‬
ָ ‫שׁן ַה ִב‬
ַ ‫אִיׁש י ְהּודִ י ָהי ָה ְבּׁשּו‬

Un hombre yehudí vivía en Shushán la capital,


‫שׁ ְמעִי ֶבּן קִיׁש אִיׁש יְמִינִי‬ ִ ‫ֶבּן יָאִיר ֶבּן‬

de nombre Mordejai, hijo de Yair, hijo de Shim’í, hijo de Kish,


un hombre de Binyamín.

El consejero (Ish) con el propósito de ayudar al intelecto a hacer Mitzvot (yehudí), se presenta
con el nombre de Mordejai (el Instinto del Bien) para contrarrestar al Instinto del Mal. Es por
eso que es llamado “Mordejai”, pues proviene del término “Méred” (rebelión), siendo esta
su finalidad: revelarse en contra del Instinto del Mal. Además, tiene otros propósitos, como
lo indica el pasuk anterior, que es “hijo de Yair” – representando al poder de iluminar al
intelecto (“Yair” en hebreo significa iluminar), es “hijo de Shim’í” – representando al poder
de estimularlo a que preste atención a lo que le aconseja hacer (Shim’í en hebreo significa

245
escuchar) y es “hijo de Kish” – representando el poder de llamar la puerta, es decir, de alentar
al intelecto para recapacitar (“Kish” en hebreo significa tocar la puerta )

El pasuk agrega un detalle más: el Instinto del Bien se ubica del lado derecho de la persona.
Esto lo refleja con las palabras “Ish Yeminí”, pues, aunque en su traducción literal significa
“un hombre de (la tribu de) Binyamín”, el término “Yeminí” significa también “derecha”
(dando a entender que este hombre, Mordejai, está a la derecha del intelecto).

‫ְוכָל ַעבְדֵ י ַה ֶ ּמלְֶך‬


…‫שׁתַ ּ ֲחוִים ְל ָהמָן‬ ְ ‫כ ְֹּרעִים ּו ִמ‬

Y todos los sirvientes del rey… se inclinan y prosternan ante Hamán…


‫שׁתַ ּ ֲחוֶה‬
ְ ִ ‫ּומ ְָרדֳ ּכַי ֹלא יִכ ְַרע וְֹלא י‬

pero Mordejai no se inclina ni se prosterna.

Finalmente, todos los instintos del hombre se subyugan ante el poderío del Instinto del Mal;
sin embargo, el Instinto del Bien “no se inclina ni se prosterna”, pues su misión es rebelarse
en contra. En resumen, la batalla entre los instintos es equitativa. Ambos tienen las mismas
posibilidades en todo momento, y es decisión del intelecto ordenar quien hablará y quien
callará y al final decidir a quien obedecer. En esta parte de la Meguilá, pese a que el intelecto
(Ajashverosh) haya decidido coronar a su Néfesh Maskélet (Esther), le esta dando mucho
poder a la voz del Instinto del Mal (Hamán) y presta mucha atención, especialmente a la
petición de eliminar a los yehudim (Mitzvot), y ¿por que no?, matar primero a Mordejai
(callar al Instinto del Bien)

Es interesante que, como se comenta al final de la Meguilá, Hamán cuenta con diez hijos,
uno para cada una de las diez Sefirot que componen el cuerpo humano y debe someter sus
intenciones materiales.

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El Plan de Batalla
‫שׁתַ ּ ֲחוֶה לֹו ַויּ ִ ָ ּמלֵא ָהמָן ֵח ָמ‬
ְ ‫ַוי ַ ְּרא ָהמָן ִכּי אֵין מ ְָרדֳ ּכַי כ ֵֹּר ַע ּו ִמ‬
… ‫שֹׁלח י ָד ְבּמ ְָרדֳ ּכַי ְלבַּדֹו‬ ְ ‫ַו ּי ִבֶז ְבּעֵינָיו ִל‬

Y se percató Hamán que Mordejai no se inclina ni se prosterna ante él,


‫שׁמִיד אֶת ָכּל ַהיְּהּודִ ים‬ ְ ‫ַוי ְ ַב ֵקּׁש ָהמָן ְל ַה‬

y se llenó de furia. Le fue despectivo asesinar a Mordejai solamente…


y pretendió Hamán exterminar a todos los yehudim.

El intelecto eligió al Néfesh Maskélet como rey y el Instinto del Bien es su fiel consejero.
Si bien el Néfesh Behemít fue aplacado, el Instinto del Mal se ubica al nivel del Instinto del
Bien, así que decide atacar. Como principio, el Instinto del Mal (Hamán) decide no enfrentar
directamente al Instinto del Bien (Mordejai). En su lugar, prefiere lanzar un ataque audaz:
dominar al intelecto en su totalidad de manera que, automáticamente, el Néfesh Behemít tome
el poder y el Néfesh Maskélet sea aplacada.

Para ello, elige una estrategia de batalla muy simple que, además, probablemente sea el
único modo para derrotar a su enemigo: alejar al intelecto del cumplimiento de las Mitzvot
(el equivalente a “exterminar a todos los yehudim”). El Instinto del Mal sabe que mientras el
Néfesh Maskélet se “alimente” cumpliendo Mitzvot, no habrá manera de vencerla. Por eso,
el primer paso a tomar es impedir que continúe cumpliendo Mitzvot. En otras palabras, si el
Instinto del Mal consigue quitarle las ganas al intelecto de cumplir Mitzvot, su “Mordejai”
(el Instinto del Bien) se debilitará lo suficiente para someterlo y manipular al intelecto a
voluntad.

Y dijo Hamán al rey Ajashverosh.


‫שוֵרֹוׁש‬
ׁ ְ ‫וַי ֹּאמֶר ָהמָן ַל ֶ ּמלְֶך ֲא ַח‬

El Instinto del Mal -por si mismo- no tiene poder alguno en la práctica; después de todo es
solo un consejero. Por ello, para conseguir ejecutar su plan de batalla y lograr que se dejen
de cumplir las Mitzvot, precisa de alguien que pueda llevarlo a cabo físicamente. El Néfesh
Behemít por ahora está aplacado y no tiene la facilidad de tomar decisiones o de incitar al
intelecto para actuar.
247
Sin otra alternativa, el Instinto del Mal (Hamán) comprende que debe dirigirse directamente
con el intelecto (Ajashverosh) para poner en marcha su plan. De alguna manera tiene que
convencerlo a dejar de lado a su Néfesh Maskélet, a los consejos del Instinto del Bien y
preferir las sugerencias del consejo del mal.

No olvidemos que, en la historia literal de Purim, el plan original de Hamán era ofrecer al
Rey Ajashverosh a su hija como esposa, lo que en el sentido metafórico es procurar que el
intelecto se “case” con un Néfesh Behimí mucho peor que Vashtí.

‫שׁנֹו עַם ֶאחָד ְמ ֻפזָּר ּומְפ ָֹרד ֵבּין ָה ַע ִמּים‬ ְ ֶ‫י‬

Existe un pueblo dividido y esparcido entre los pueblos…


…‫שוֶה ְל ַהנִּיחָם‬ ֹׁ ‫שׂים ְו ַל ֶ ּמלְֶך אֵין‬
ִ ֹ ‫וְדָ תֵ יהֶם ש ֹׁנֹות ִמ ָכּל עָם ְואֶת דָ ּתֵ י ַה ֶ ּמלְֶך אֵינָם ע‬

y su religión es distinta a la de los demás pueblos,


las leyes del rey no cumplen y al rey no le conviene dejarlos.

En definitiva, el Instinto del Mal encuentra los argumentos perfectos para persuadir al intelecto
a dejar de escuchar al Instinto del Bien y rechazar a su Néfesh Maskélet: lo convence que es
incómodo cumplir las Mitzvot.

Las razones son las siguientes:



“Existe un pueblo dividido y esparcido entre los pueblos” – el cumplimiento de las Mitzvot
divide al pueblo, pues de ninguna manera pueden congeniar con los demás pueblos. Esto a
casusa de que “su religión es distinta a la de los demás pueblos” – no comen lo mismo, no
descansan el mismo día, no visten igual… todo es diferente, de modo que no hay manera de
ser como todos.

Además, el intelecto, por defecto, desea el materialismo, pues así vivió toda su infancia y es
lo que exhibe el mundo materialista en el que crece. Hasta que un día, los sentimientos de
introspección lo inquietaron, se arrepintió de su pasado y decidió mejorar en el futuro. Sin
embargo, es un hecho que las Mitzvot no concuerdan con lo que realmente le gustaría ser o
hacer.

248
Por ejemplo:

• El intelecto preferiría dormir hasta muy tarde, pero las Mitzvot lo limitan con el
horario en que se permite rezar Shajrit.

• El intelecto preferiría comer lo que le plazca, pero las Mitzvot lo obligan a comer
casher.

• El intelecto preferiría ver, escuchar o platicar lo que le viniera a la mente,


pero las Mitzvot le impiden hablar “Lashón Hará”.

• El intelecto quiere vestir a su manera, pero las Mitzvot le exigen Tzniut (recato).

En resumen, “las leyes del rey no cumplen” – las tendencias del intelecto no pueden cumplirse
a causa del cumplimiento de las Mitzvot.

Por eso se escucha una suave voz: “Por ello, mi querido Rey, no le conviene dejarlos,
simplemente no cuadran con los deseos reales, elimínalos de tu reinado y vivirás mejor”

‫ש ֶׂרת ֲא ָלפִים ִ ּכ ַכּר ֶכּסֶף‬


ֶ ‫אִם עַל ַה ֶ ּמלְֶך טֹוב י ִ ָכּתֵ ב לְַא ְבּדָ ם ַו ֲע‬

Si al rey le parece, que sea escrito exterminarlos


…‫ְל ָהבִיא אֶל גִּנְזֵי ַה ֶ ּמלְֶך‬

y diez mil barras de plata… serán traídas a los tesoros del rey.

Ahora viene lo mejor que el Instinto del Mal tiene para ofrecer al intelecto. El intelecto acepta
que es incómodo cumplir las Mitzvot, además que desacuerdan con sus gustos personales. Sin
embargo, ¿qué sucederá si deja de cumplirlas? ¿cómo podría seguir adelante?

El Instinto del Mal está preparado también para esas cuestiones: “si tú cedes a tus diez
Sefirot santas por mí, yo te daré a cambio “diez mil barras de plata”. Es decir, ¡recibirás el
materialismo equivalente a mil por uno!”

Esto es lo que el Instinto del Mal propone, lo cual es bastante prometedor: dejar de hacer las
incómodas Mitzvot y gozar del mundo sin limitaciones.

¿Qué más se puede pedir?

249
¡La Decisión!
Existe un famoso refrán que dice “dime con quien andas y te diré quien eres”, el cual tiene
mucha razón; ya que quien escuchas termina por convencerte. Esto es verdad en el terreno
interno, ya que cuando el Intelecto escucha al consejero del Mal, este termina convenciéndole.

“Y retiró el rey el anillo de su mano, y lo entregó a Hamán”


…‫ַויּ ָסַר ַה ֶ ּמלְֶך אֶת ַט ַבּעְּתֹו ֵמעַל י ָדֹו ַויִּתְ ּנָּה ְל ָהמָן‬

El Instinto del Mal lo consigue y el intelecto le cede el mando total. Ahora es él quien lo
domina todo. Es cuestión de tiempo llevar las cosas de la teoría a la práctica, pues el camino
ya se trazó: el Intelecto había tomado la decisión de elegirlo como nuevo gobernador.

…‫שׁר ִצ ָוּה ָהמָן‬ ֶ ‫ַו ּי ִ ָכּתֵ ב ְ ּככָל ֲא‬


…‫שׁלֹו ַח ְספ ִָרים‬ ְ ִ‫ְונ‬
‫שׁים‬
ִ ָ‫שׁמִיד ַלהֲר ֹג ּולְַא ֵבּד אֶת ָכּל ַהיְּהּודִ ים ִמנַּעַר ְועַד זָקֵן טַף ְונ‬ ְ ‫אֶל ָכּל מְדִ ינֹות ַה ֶ ּמלְֶך ְל ַה‬

Y se escribió todo lo que ordenó Hamán… y fueron enviadas las cartas…


a todos los países del rey, de exterminar, asesinar y aniquilar a todos los yehudim,
al joven y al anciano, niños y mujeres.

El Instinto del Mal no pierde su tiempo. Tan pronto recibe el poder, envía mensajes de
inmediato a todo el cuerpo con la orden de exterminar todas las Mitzvot: chicas y grandes,
sean nuevas o antiguas, fáciles o difíciles. Simplemente, dejar de hacer Mitzvot y gozar de la
vida.

250
El Contraataque
‫שׂה ַו ּי ִק ְַרע מ ְָרדֳ ּכַי אֶת ְבּגָדָ יו ַו ּי ִ ְל ַבּׁש‬
ָ ‫שׁר נַ ֲע‬
ֶ ‫ּומ ְָרדֳ ּכַי י ָדַ ע אֶת ָכּל ֲא‬

Y Mordejai supo de todo lo sucedido, se rompió la ropa, vistió arpillera,


‫שׂק ָו ֵאפֶר ַו ּי ֵצֵא ְבּתֹוְך ָהעִיר ַויּ ִזְעַק זְ ָעקָה גְדֹלָה ּומ ָָרה‬ַ

salió dentro de la ciudad y clamó un grito inmenso y amargo.

Ha llegado el momento en que el Instinto del Bien lance un poderoso contraataque. Si bien el
Instinto del Mal fue condecorado por el intelecto para tomar las riendas de la vida, el primero
en enterarse es el Instinto del Bien, por lo que se rasga la ropa y entra en luto, intentando
llamar la atención del intelecto y hacerle entender la equivocada decisión que tomó. Para
ello, grita a todo el cuerpo que su conducta no es conveniente al abandonar el cumplimiento
de las Mitzvot.

Sin embargo, percibe que esto no es suficiente. El cuerpo está sometido al intelecto que decidió
someterse ante el Instinto del Mal quien a su vez planea coronar a una nueva Néfesh Behemít
para que el reinado se conforme de cuerpo, con deseos carnales, un malvado consejero y un
intelecto dominado (la hija de Hamán, Hamán y Ajashverosh)

Por ello, el Instinto del Bien (Mordejai) comprende que su única alternativa para ganar la
guerra es reforzar al Néfesh Maskélet (Esther) para no permitir que su dominio sobre el
intelecto sea despojado por el Néfesh Behemít.

Y dijo Mordejai responder a Esther.


‫שׁיב אֶל ֶאסְתֵ ּר‬
ִ ‫וַי ֹּאמֶר מ ְָרדֳ ּכַי ְל ָה‬

Al igual que el Instinto del Mal llegó a la conclusión de que no le sería posible dominar al
intelecto sin demostrarle que no le convenía seguir los pasos del Néfesh Maskélet, ahora el
Instinto del Bien debía demostrarle al intelecto lo perjudicial y el amargo final que le espera
si se somete ante los consejos del Instinto del Mal.

Estos mensajes debía enviarlos al intelecto por medio del Néfesh Maskélet, quien todavía tiene
cierto dominio sobre el intelecto, antes de que el Néfesh Behemít lo domine por completo.
Para ello, Esther (el Néfesh Maskélet) invita al rey Ajashverosh (el intelecto) a reunirse con
251
Hamán (el Instinto del Mal), representa el momento en que el Néfesh Maskélet exige al
intelecto un juicio lógico en conjunto con el Instinto del Mal para, de nuevo, considerar si su
proceder es el apropiado.

Lo que ocurrió en la primera cena fue que Esther no dijo nada, ya que no encontró la
oportunidad de atraer la atención de Ajashverosh (el intelecto) debido a que el vinculo entre
Hamán y el rey es demasiado fuerte, por lo que decide esperar el momento adecuado, razón
por la cual pidió una nueva reunión para el día siguiente. Al salir de la cena y no concluir nada
al respecto, Hamán (el Instinto del Mal) se retira satisfecho, pues ahora supone que incluso
Esther (el Néfesh Maskélet) está de su lado. Es decir, que su plan por convencer al intelecto
de abandonar el cumplimiento de las Mitzvot fue tan exitoso, que incluso el Néfesh Maskélet
se convenció en hacer el bien, acorde con el mal.

Eso se refleja en el típico judío que, respetando y llevando en alto su esencia como judío,
practica el budismo, se adapta a los gentiles y demás prácticas que destruyen el poco judaísmo
que le queda, suponiendo que hace lo correcto como buen judío de corazón.

252
Introspección del Intelecto
En aquella noche se perturbó el sueño del rey.
‫שנַת ַה ֶ ּמלְֶך‬
ׁ ְ ‫ַ ּב ַ ּליְלָה הַהּוא נָדְ דָ ה‬

El Intelecto, después de la cena con el Néfesh Maskélet y el Instinto del Mal, siente que algo
no esta bien, y de nuevo siente que esta perdiendo el poder, tal y como le paso en la época de
la “reina Vashtí” por lo que entra en una introspección tan profunda, que no le permite dormir.

Lo que le perturba, esencialmente, es: el Instinto del Mal ¿busca mi bien o todo lo contrario?
Lo que me sucedió hace tiempo con Vashtí (el Néfesh Behemít) ¿se repetirá de nuevo o ahora
será diferente?

Hasta ahora, el Intelecto supuso que el Instinto del Mal era su mejor aliado. Sin embargo,
ante las advertencias y predicciones del Néfesh Maskélet, comienza a dudarlo y a considerar
que no todos son buenos. Sin lugar a duda, uno de los caminos es el bueno y el otro es el
camino a la perdición, pero ¿cómo descubrir cuál es cuál? ¿quién es el malo y quién es el
bueno?, ¿Quién me aconseja y quien me aconseja para el mal?

Es cuando el Intelecto entra en un estado de confusión y busca la manera de aclararlo todo


para tomar una decisión final a su destino.

‫שׁר ַה ֶ ּמלְֶך ָחפֵץ ִבּיקָרֹו‬ ֶ ‫וַי ֹּאמֶר לֹו ַה ֶ ּמלְֶך מַה ַלעֲׂשֹות ָבּאִיׁש ֲא‬
‫וַי ֹּאמֶר ָהמָן ְ ּבלִּבֹו ְלמִי יַחְפ ֹּץ ַה ֶ ּמלְֶך ַלעֲׂשֹות יְקָר יֹותֵ ר ִמ ֶ ּמנִּי‬.

Y le dijo el rey ¿qué hacer con el hombre que el rey valora? Y dijo Hamán en su corazón
…‫וַי ֹּאמֶר ָהמָן אֶל ַה ֶ ּמלְֶך‬

¿a quién querría el rey valorar más que a mí? Y respondió Hamán al rey…

Al Intelecto se le ocurre un método eficaz para descubrir quién busca su bien y quién intenta
arruinarlo. En la historia real, el rey Ajashverosh sospechaba que Hamán intentaba llevar a
cabo un golpe de estado, pues era posible que deseara el reinado y, para ello, debía destronar
al rey Ajashverosh. Mordejai, en cambio, había salvado la vida del rey en el pasado.

253
Ahora Hamán parecía ser afectuoso con el rey. No obstante, el rey sentía la responsabilidad
de corroborarlo. Para ello, mandó llamar a Hamán por la mañana y le preguntó qué debería
hacer el rey al hombre que deseaba demostrar lo mucho que lo aprecia.

Hamán supuso que se refería a él, de modo que no escatimó para revelar el honor que merece:
vestir los atuendos del rey, llevar puesta la corona del rey, montar el caballo del rey y recorrer
la ciudad ante todos los habitantes, en manos del ministro más sobresaliente que tenga el rey.

De hecho, Ajashverosh se percató de que la historia se repetía de nuevo. Recordó lo mucho


que sufrió con Vashtí con relación a quién era el soberano. Él la llamaba “Vashtí la reina” y
ella se llamaba a sí misma “la reina Vashtí”. Vashtí siempre quería manifestar que ella era
la reina, y ahora Hamán pretendía hacer lo mismo. Fue así como el rey Ajashverosh cayó
en cuenta que Hamán, evidentemente, deseaba ser el rey y todas sus dudas se solucionaron:
Hamán era el malo y Mordejai era el bueno.

Un hombre perverso y enemigo, Hamán el malvado éste.


‫אִיׁש צַר וְאֹוי ֵב ָהמָן ה ָָרע ַהזֶּה‬

En el segundo festín, Esther (el Néfesh Maskélet) confirma a Ajashverosh (el Intelecto) las
conclusiones a las que había llegado ese mismo día por la mañana: Hamán (el Instinto del
Mal) intenta terminar contigo, en este mundo y en el Mundo Venidero.

Es sólo entonces cuando el Intelecto recapacita y se percata del error que estaba a punto de
cometer al permitir que el Néfesh Behemít lo domine, conforme los consejos del Instinto del
Mal. Por ello, concluye hacer al Instinto del Mal lo mismo que aplicó a su Néfesh Behemít
(Vashtí): aplacarlo.

Y Hamán fue empujado a su casa, en duelo y abatido.


‫אִיׁש צַר וְאֹוי ֵב ָהמָן ה ָָרע ַהזֶּה‬

Durante su recorrido por la ciudad, Hamán pasó a un lado de su propia casa, vociferando todo
el tiempo “así se le hace al hombre que el rey anhela su aprecio”, refiriéndose a Mordejai.
Desde algunas horas antes, los habitantes de la ciudad se reunían en las calles para ver la
impactante escena. Por la ventana de su casa se asomó la hija de Hamán. También ella había

254
escuchado que Mordejai y Hamán harían su aparición por la calle, suponiendo que el que
montaba el caballo era su padre y quien lo dirigía era Mordejai. Por ello, decidió tomar la
bacinica con todos los desechos que contenía y los arrojó sobre el que dirigía el caballo…

Hamán, al recibir tan desagradable “regalo”, levantó la vista para saber quién fue su
“benefactor” y poder en un futuro regresarle “el favor”. Cuando su hija reconoció a su padre
y lo que le había hecho, la vergüenza y el temor por lo que le esperaba la dominaron y se
arrojó por la ventana.

Es por eso que la Meguilá señala que Hamán estaba en duelo cuando regresó a su casa, pues
se enteró del fallecimiento de su hija.

Desde el punto de vista metafórico, no en balde se suicidó la hija de Hamán, pues representando
el Néfesh Behemít supremo que debía tomar el puesto de Vashtí (el Néfesh Behemít aplacado
por el intelecto) con la ayuda de su padre (el Instinto del Mal), al ver que su padre y aliado
había sido subordinado bajo la autoridad del Instinto del Bien (Mordejai), comprendió que su
misión había fracasado. Esto representa al momento en que el intelecto toma la decisión final
de aplacar por completo al Instinto del Mal y al Néfesh Behemít.

255
La Decisión Correcta
En este momento la victoria es total, el Intelecto pone orden en su reinado, honra adecuadamente
a Esther; mientras que brinda prestigio y atención a la voz y consejos de Mordejai (el Instinto
del Bien).

‫שׁר ֶה ֱעבִיר ֵמ ָהמָן ַויִּתְ ּנָּה‬


ֶ ‫ַויּ ָסַר ַה ֶ ּמלְֶך אֶת ַט ַבּעְּתֹו ֲא‬

Y se retiró el rey su anillo que había recogido de Hamán,


‫שׂם ֶאסְתֵ ּר אֶת מ ְָרדֳ ּכַי עַל ֵבּית ָהמָן‬ ֶ ּ ָ‫ְלמ ְָרדֳ ּכָי וַת‬

y lo entregó a Mordejai; y ubicó Esther a Mordejai


sobre la mansión de Hamán.

Consecuentemente, el Intelecto cede el anillo real al Instinto del Bien, y el Néfesh Maskélet
ubica al Instinto del Bien como consejero oficial del intelecto, desempeñado por el Néfesh
Maskélet para llevar a la práctica lo que el Instinto del Bien indique.

Y muchos de los ciudadanos se convertían al judaísmo.


‫ָָארץ מִתְ יַהֲדִ ים‬
ֶ ‫ו ְַר ִבּים ֵמ ַע ֵמּי ה‬

Si metafóricamente en la Meguilá los yehudim representan a las Mitzvot, los ciudadanos


que se convierten al judaísmo deben representar a los pecados. Significa que, una vez que
el intelecto decide ceder el control de su vida en manos del Néfesh Maskélet, incluso sus
pecados se transforman en Mitzvot.

El Néfesh Maskélet, bajo el consejo del Instinto del Bien, demuestra al intelecto que cumplir
las Mitzvot no limitan a la persona; por el contrario, le permiten disfrutar de este Mundo para
que pueda gozarlo de la mejor manera posible: puedes consumir precisamente los alimentos
que más te conviene para vivir mejor, puedes relacionarte con la gente que más te conviene
para vivir mejor y así sucesivamente.

256
En resumen, le demuestra que respetar las Mitzvot es el manual para gozar del mundo de un
mejor modo y por más tiempo. A eso se refiere el pasuk diciendo que los ciudadanos
— que representan los pecados— se convertían al judaísmo (descubriendo cómo disfrutar del
mundo sin pecar ni sobrellevar una vida de limitaciones).

De este modo concluye la Meguilá de Esther la historia de la vida de un hombre que lo probó
todo, cometió sus errores y finalmente encontró el camino correcto que le permitió gozar de
este mundo y continuar gozando del Mundo Venidero que le espera. Todo esto sucedió en
Shushán la capital (el cerebro humano).

257
258
Eshet Jail
El cántico del cuerpo al alma

259
Introducción
Aunque el texto del Eshet Jail es ampliamente conocido y prácticamente ya lo sabemos de
memoria, conviene hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué es el Eshet Jail? ¿Qué tema
específico aborda? ¿Quién y para quién lo escribió?

A primera vista, parece ser un hermoso poema escrito por un marido a su esposa o por un
hijo a su madre que expresa las cualidades de una mujer. De hecho, ésa es la traducción
literal de sus primeras palabras: “Eshet Jail ¿mi imtzá?/mujer virtuosa ¿quién encontrará?”
refiriéndose a las cualidades de la mujer virtuosa.

Sobre su autoría, algunos Comentaristas afirman que el Eshet Jail lo escribió Abraham Abinu
para alabar las cualidades de Sará, su esposa. Otros afirman que fue el Hesped (discurso para
honrar la memoria del fallecido) que leyó Abraham Abinu cuando enterró a su queridísima
esposa.

Según otras opiniones, el Eshet Jail fue escrito por Shelomó Hamélej para ensalzar a su
madre. Otros más aseveran que fue escrito en honor de Ruth la moabita.

Como hemos enseñado a lo largo del presente libro, cada versículo del Tanáj puede estudiarse
con cuatro profundidades diferentes: Pshat, Rémez, Drásh y Sod.

Pshat es la traducción literal del versículo, presentando las cosas tal cual; Rémez es lo que
ese versículo insinúa; Drásh es la explicación oculta de ese mismo versículo; Sod son los
secretos que se revelan al profundizar en la interpretación del versículo.

A continuación, explicaremos el Eshet Jail de acuerdo al Pshat y profundizaremos un poco


más para revelar el Rémez que ocultan sus versículos. Esto nos permitirá percibir este cántico
desde una perspectiva muy diferente a la que ofrece la explicación literal del Pshat.

Veamos qué insinúa este maravilloso cántico en el que descubriremos que el poeta es nuestro
“intelecto”, y dedica esta canción a nuestra “Néfesh Maskélet” y para que no parezca que
hablamos “en chino”, asentemos ciertos conceptos básicos.

260
Ratzón / Voluntad
Dios, antes de la Creación, se denominaba como el Infinito y en un momento dado decidió
ejercer Su bondad y crear seres a los cuales brindar Su luz, es decir, el primer paso de la
Creación fue un acto de voluntad, que en hebreo se dice:“Ratzón”. Así comenzó la Creación
de Dios y en forma similar comienza el mundo de cada uno de nosotros: sin “Ratzón”
(voluntad), no puedes hacer nada.

Esta condición aplica a todos y para todo. Es simple: si quiero hacer algo, lo hago. Si no tengo
ningún interés, no lograré hacerlo.

De hecho, lo que llamamos “flojera” -e incluso los principios de la depresión- se generan al


despertar por la mañana sin “Ratzón” y no tener ganas de hacer nada. Esto origina no querer
levantarse y continuar en cama ya que no se tiene ningún propósito.

Podríamos concluir que sin voluntad, no hay mundo ni vida.

Siguiendo el orden que la Torá enseña, Dios creó a todos los animales sobre la Tierra y
después decidió crear al ser humano, proclamando: “Na’asé Adam/hagamos una persona”
(Bereshít 1:26).

¿Qué es un “Adam”?
Si fuera un animal extraordinario, Dios lo hubiera creado como los demás animales con sus
propias particularidades, sin que hubiera necesidad de proclamar su creación aparte. Además,
si la persona fuese un animal más, no se le hubiera asignado un nombre que lo distinga de
las demás especies. ¿En qué exactamente se diferencia el ser humano de todas las demás
creaciones? ¿De qué exactamente está hecho el “Adam”?

Nuestros Sabios explican que todo ser humano está integrado de tres componentes: Néfesh
Behemít, Néfesh Maskélet y Bá’al.

Conozcamos a fondo a cada uno de ellos.

261
Néfesh Behemít
y Néfesh Maskélet
La traducción correcta de la palabra “Néfesh” es voluntad. Esto se manifiesta en versículos
como “Im yesh et nafshejem”/Si es Su voluntad (Bereshít 23:8) o “Tinatén li nafshí bishelatí/
Sea otorgada mi voluntad por mi pedido (Meguilat Esther 7:3)

Por ello, “Néfesh Behemít” significa “voluntad animal” o deseos materiales; mientras que
“Néfesh Maskélet” significa “voluntad pensante” o deseos espirituales.

En términos más simples la “Néfesh Behemít” es representada por el cuerpo y la “Néfesh


Maskélet” es representada por el alma. De hecho, el término “Maskélet” se deriva de la
palabra “Séjel” (cerebro), lugar donde reside el alma. Es necesario aclarar que el Néfesh
Maskélet no es el alma, así como el Néfesh Behemít no es el cuerpo, sino que tan sólo son
aliados para conseguir sus propósitos. Es decir, el cuerpo se ayuda del Néfesh Behemít para
impulsarnos en dirección a los deseos mundanos y el alma se asiste con el Néfesh Maskélet
para promover ideales espirituales (los animales, por ejemplo, sólo se componen de Néfesh
Behemít. Es por eso que todo su ser es impulsado por necesidades y deseos materiales).

¿Quién toma las decisiones? ¿Quién decide entre las dos opciones? ¿Quién realiza cada acto
que hacemos? Quien tiene la responsabilidad de hacerlo es el Bá’al, palabra que en hebreo
literalmente significa “el esposo y dueño”, porque estas dos Néfashot son como sus dos
esposas y él decide con quién relacionarse; también se entiende como dueño porque ésa parte
del ser humano debería ser la dueña de sus deseos, Néfesh y no al revés, ya que el Bá’al es el
punto intelecto que debe ser el dominante y el líder en la integración del ser humano.

En esencia, nosotros somos el Bá’al y los otros dos son componentes que en nuestro interior
discuten y defienden sus prioridades. No obstante, sólo el Bá’al —es decir, “el punto
intelecto”— toma la decisión final de lo que se hará en la práctica.

Es importante puntualizar algo: no es posible suprimir ninguna de estas dos voluntades.


Mientras la persona está viva, el Néfesh Behemít y el Néfesh Maskélet siempre generan deseos
según su esencia. Ni siquiera el Bá’al puede desarraigar estos sentimientos, solamente decide
a cuál atender.

¿A cuál de estas dos “esposas” se debe escuchar?

262
Evidentemente la respuesta es a ambas, como lo indica el versículo, “Veahavtá et Ado-nay
Elo-heja, bejol levavejá, ubejol nafshejá, ubejol meodeja/Y amarás a Hashem tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu voluntad y con todo tu dinero (Devarim 6:5). Nuestros Sabios
explican que la frase, “Bejol levavejá” en realidad significa “con tus dos corazones”, de
modo de las palabras, “Ubejol nafshejá” significa “y con tus dos voluntades”. Claramente la
Torá indica que debemos atender a la voluntad del Néfesh Behemít, no menos que la voluntad
del Néfesh Maskélet. Pongamos algunos ejemplos.

El Néfesh Behemít exige comida, procrear y disfrutar. Es decir las necesidades y placeres
básicos que se obtienen de lo material satisfacen sus deseos y no es correcto hacer caso omiso
de estos impulsos, pues la vida misma podría estar el peligro. De igual manera el Néfesh
Maskélet exige ser bondadoso, bueno con Dios y con el prójimo, amable, un ser pleno de
valores y obviamente también estudiar Torá, cumplir Mitzvot y comportarnos como la Torá
indica. Tampoco es correcto hacer caso omiso de estos impulsos, para que el alma también
esté feliz.

Mientras se pueda satisfacer tanto a una como a la otra no hay problema; el conflicto nace
cuando los deseos de nuestras esposas son opuestos y lo que es placentero para una es doloroso
para la otra. Aquí es donde interviene el Bá’al para decidir qué hacer. Por ejemplo: el Néfesh
Behemít exige satisfacer sus deseos mundanos, aunque para ello se tenga que cometer un
pecado, a lo que el Néfesh Maskélet se opone y toca al Bá’al tomar la decisión final.

Lo mismo sucede cuando el Néfesh Maskélet exige entregarse por completo al cumplimiento
de determinada mitzvá, aun y cuando ponga su vida en riesgo. El Néfesh Behemít no acepta
este sacrificio a ningún precio. Una vez más, es papel del Bá’al decidir qué hacer en la práctica.

El Néfesh Behemít quiere conquistar este mundo mientras que el Néfesh Maskélet quiere
merecer el Mundo Venidero; y el Bá’al debe de tomar las decisiones correctas para ganarse
ambos mundos.

Por naturaleza nuestro Néfesh Behemít nos habla desde niños y por eso perseguimos los
placeres materiales y mundanos; la pregunta es, ¿qué pasa con nuestra Néfesh Maskélet? A
ella hay que ponerle cuidado e interés, y escucharla con atención ya que pertenece al plano
espiritual/celestial y requiere otro tipo de antena, más potente y precisa, para poder captar su
“transmisión”.

Podríamos asegurar que algunas personas tienen a su Néfesh Maskélet muy desarrollada, es
decir “a todo volumen”, otros la han puesto en “modo vibrar” ya que la obedecen sólo de vez
en cuando y otros más la tienen en “modo silencio” ya que la acostumbraron a permanecer
en silencio, sin opinar. De hecho, algunas personas probablemente ni siquiera sepan de su
existencia, ya que jamás han escuchado su llamado y virtualmente la tienen en “modo avión”,

…y la mandaron a volar…
263
Todo ser humano cuenta con dos esposas que le hablan de forma muy diferente: su Néfesh
Maskélet le habla con calma y en un tono bajo; mientras que su Néfesh Behemít exige sus
derechos a gritos, además que no deja de hablar. La diferencia entre ellas se debe a la atención
que le damos -o no- a cada una de ellas.

Por ejemplo, la persona que silencia a su Néfesh Maskélet cada que puede y le pide que no sea
tan exigente o simplemente que deje de molestar, le enseña a no opinar con tanta frecuencia.
Con el tiempo, la Néfesh Maskélet entiende que no es bienvenida por el Bá’al y que su voz
casi no es tomada en cuenta, así es como, poco a poco, se apaga. Por otro lado, la persona
que presta atención a cada deseo de su Néfesh Maskélet, aprecia sus comentarios y procura
cumplir sus deseos, le permite tomar el poder y la motiva a expresar sus necesidades con
mayor facilidad.

Hay otro motivo por el cual nuestros Sabios establecieron cantar el capítulo del Eshet Jail, al
menos una vez a la semana, en la noche de Shabat. Además de su sentido literal (Pshat), en el
que se reconocen las virtudes de la esposa ideal, también reforzamos las virtudes del Néfesh
Maskélet y la animamos a despertar y expresarse sin impedimentos. Esto se realiza el día
sagrado, el día del alma: el santo Shabat; ¡qué mejor día para reflexionar sobre este aspecto
celestial y espiritual que nos está susurrando desde adentro!

Vayamos un poco más al fondo. ¿Cuál es el motivo por el que al Néfesh Maskélet se le trata
como esposa, llamándola la “Eshet Jail , mujer virtuosa?

La Guemará afirma: “La bendición en el hogar depende de la esposa” (Babá Kamá 59a);
mientras que en otro tratado enseña: “Si tu esposa es de corta estatura, agacha tu oído hasta
ella y escucha su consejo” (Babá Metziá 59a). Por otro lado, la Halajá nos dice: “Al Cohén
soltero, debido a que no tiene mujer se le considera incompleto y por lo tanto no puede dar
la bendición de Bircat Cohanim”; (respecto a la Halajá final, que cada quien consulte con
su rabino).

Estas afirmaciones de nuestros Sabios (y otras parecidas) se refieren literalmente a nuestras


esposas, pero en su lado profundo nos insinúan a nuestra Néfesh Maskélet, fuente de nuestra
bendición, consejera de primera y aunque sea “bajita y tenga voz tenue” agacha la cabeza y
tu orgullo y escúchala, ya que sin ella uno es defectuoso y no califica ni siquiera para dar una
bendición.

En forma similar, el cuerpo humano se parece al Santuario; el cual fue construido con belleza
y adornado con joyas, sin embargo, lo más importante no es el lujo sino que sea la Morada
Divina. Asimismo el ser humano cuenta con un cuerpo físico (su Néfesh Behemít), mismo que
debe ser atendido y cuidado debidamente para que perdure por muchos años y para lograrlo
debemos estar atentos a sus necesidades, desde las más básicas como alimento, vestimenta y
descanso, hasta las más singulares como distracciones, lujos y deseos.

264
Sin embargo, jamás debemos olvidar que todo este bienestar físico tiene como propósito
conseguir que la Divinidad (su Néfesh Maskélet) resida dentro cómodamente y con todo
esplendor.

La Presencia Divina en el Templo provocaba y brindaba claridad, por ejemplo profecía a los
Profetas, orientación al Sumo Sacerdote (a través del Pectoral), así como iluminación y guía
a cada uno de los que acudían a rezar en ese lugar sagrado. De igual manera nuestra Néfesh
Maskélet nos brinda rumbo, claridad e iluminación en la vida, y lo que el mundo llama
“sexto sentido”, nosotros lo llamamos Néfesh Maskélet

Por ejemplo, cientos de veces nos cruzamos con decisiones que debemos tomar y no sabemos
cómo actuar: “Voy o no voy. Vendo o no vendo. Me mudo o me quedo. Acepto o me niego,
etc.” El Néfesh Maskélet es un excelente consejero si tan solo se animara a decirnos lo que
opina. O más bien, si tan solo tuviéramos el oído para escucharla y ella tuviera la suficiente
fuerza para guiarnos.

Desafortunadamente hay muchas personas, que en su desesperación por encontrar la


respuesta correcta a sus problemas están dispuestos a cometer graves errores, desde consultar
brujos hasta impostores que se hacen pasar por grandes “cabalistas”, sin percatarse que la
respuesta la podrían encontrar en su interior. El problema es que, con el paso del tiempo, han
enmudecido a su Néfesh Maskélet y no perciben siquiera su existencia.

Por lo tanto, cantemos el Eshet Jail y alabemos a nuestra esposa Néfesh Maskélet y de la
misma forma que el “Cantar de los Mariachis” despierta a la amada para que se asome a
la ventana, así este cantar le demostrara nuestro cariño y admiración y la despertara para
guiarnos y llenar nuestro cuerpo / Santuario, de luz Divina.

Para alcanzar la cima y lograr este resultado tan elevado y glorioso, es necesario colocar una
escalera de 22 peldaños y subir por ella paso a paso, motivo por el cual Shelomó Hamélej
compuso este cántico en orden alfabético, usando cada letra del alfabeto hebreo como un
peldaño para así, paso a paso, letra a letra ir avanzando y elevándonos.

265
‫א‬
Peldaño Alef

Mujer virtuosa ¿quién encontrará? (Mishlé 31:10)


…‫ מִי י ִ ְמצָא‬,‫שׁת ַחי ִל‬
ֶ ‫ֵא‬

Para explicar correctamente el primer peldaño lo dividiremos en dos partes, para facilitar su
comprensión. Previo a la explicación detallada de los versículos, es necesario explicar por
qué el Bá’al no recita este cántico en primera persona y el motivo se comprenderá mejor con
la siguiente parábola, que también nos servirá como hilo conductor durante los siguientes
versículos del Cántico.

Dos hombres contrajeron matrimonio con las hijas del rey. El primero trató a su esposa muy
mal, mientras que el segundo siempre la enaltecía. En cierta ocasión ambos se encontraron y
mientras platicaban tocaron el tema de cómo les iba en la vida:

—Pues mi vida es un desastre—, argumentó el primero. “No consigo el éxito en nada, todo
intento es un nuevo fracaso. Es tan difícil…
—¿Por qué lo dices? — preguntó el segundo con asombro—. ¿A qué se debe? ¿Tu esposa no
te ayuda?
—Para ser precisos, todo es culpa de mi mujer; es ingenua y obstinada… hace de mi vida un
infierno.
—Recuerda que nuestras esposas son hermanas, ¡Hijas del rey! —le mencionó el segundo —.
Ellas fueron instruidas con gran sabiduría, saben manejar negocios, entienden de política,
cuentan con riqueza, son inteligentes y astutas. ¡No comprendo cómo pudiste tomar una
joya tan excepcional y humillarla hasta convertirla en el motivo de tus fracasos! Permíteme
relatarte lo exitosa que es mi vida, fruto directo de la esposa que tomé…

El cántico lo entona el esposo exitoso para el esposo fracasado, quien no supo aprovechar a
su propia Eshet Jail.

De igual modo, este hermoso cántico es la declaración del Bá’al, que supo reconocer y
aprovechar a su Néfesh Maskélet. Sin embargo, no lo hace para presumir o humillar, sino con
el noble propósito de ayudar a que otro Bá’al logre el mismo éxito.

266
De este modo, quienes escuchamos este cántico nos beneficiamos con sus palabras,
reconociendo a nuestra propia Néfesh Maskélet, “rescatándola” del olvido, para glorificarla
y darle la confianza para hablarnos.

El Bá’al / punto intelecto, comienza su cántico o poema con una pregunta, “¿Quién tendrá
el mérito de encontrar a una mujer virtuosa para tenerla a su lado?”, refiriéndose a la Néfesh
Maskélet. Este concepto se insinúa por la pregunta, “¿Quién encontrará?”, lo que significa que
esa “mujer virtuosa” existe y sólo es necesario “encontrarla”. En un sentido más profundo, la
palabra “Imtzá” (encontrará) en hebreo se emplea refiriéndose a algo que está perdido. Por
ello, siendo que el Néfesh Maskélet siempre estuvo en el interior del ser humano, “Imtzá”
pone en claro que algo está extraviado y la tarea es, precisamente, encontrarlo.

Ahora bien ¿cómo se encuentra lo extraviado? ¿Cómo se obtiene de regreso lo que se ha


perdido?

Cuando un amigo nos dice que se comprometió con la mujer ideal, lo felicitamos con un
“¡Simán tov umazal tov!”, diciendo que este acontecimiento es una buena señal (Simán tov)
y que goce de buena suerte (Mazal tov). Desearle buena suerte tiene sentido, pero, ¿qué
significa “una buena señal”?

El Talmud (Kidushín 2b) explica que la mujer, al momento de la Creación, era parte del
cuerpo del hombre y posteriormente fue desprendida, lo que significa que el hombre ha
“extraviado” a su pareja y su misión es encontrarla. Desde un punto de vista espiritual, la
mujer es la “mitad” del alma y antes de que el hombre naciera, una Voz Divina anunció en el
Cielo: “Éste se casará con la hija de Fulano o Mengano”. Por lo tanto la misión del hombre
es buscar su “media naranja / parte pérdida”, la cual debe de “Imtzá”/ encontrarla.

Cuando acudimos a la oficina de objetos extraviados para reclamar nuestra posesión,


debemos dar una descripción correcta del objeto perdido, ya que sólo así lo recuperaremos.
Es por esto que algunos hombres tardan en encontrar a su complemento: buscan en los
lugares equivocados y la describen (es decir, se imaginan a la “mujer ideal”), con ciertas
características “señales incorrectas”.

Pongamos un ejemplo: durante una fiesta un hombre extravió su reloj. A los pocos minutos,
alguien anuncia que encontró un reloj (el reloj extraviado). Inmediatamente el dueño acude a
reclamarlo, sólo que para que le regresen el reloj le piden que describa cómo es.

El hombre que lo extravió, por algún extraño motivo, piensa que perdió un Rolex de oro,
repujado con diamantes y describe el reloj según su imaginación y no como es en realidad;
por lo tanto quien encontró su reloj decide no entregárselo.

Lo mismo sucede al buscar cónyuge: en lugar de buscar a la mujer con características realistas,
la fantasía domina y buscan algo más allá que una esposa. Esto se debe a la influencia del
267
cine y diferentes medios de comunicación, donde se encuentra a la “mujer perfecta” y no a la
“mujer ideal y adecuada”. Bajo esta influencia es muy probable que la mujer ideal esté frente
a sus ojos, pero al proporcionar datos fantasiosos en su “solicitud”, simplemente ignorará, o
peor aun, rechazará a su “parte perdida”.

Es por eso que cuando alguien encontró a la mujer ideal, le decimos “¡Simán Tov!”, como
diciendo, “Has proporcionado las señales (o particularidades) correctas y es por eso que
encontraste a la mujer que estaba predestinada para ti”.

De igual manera, para poder encontrar a nuestra Néfesh Maskélet, el primer paso es reconocerla
(saber cómo es). De esta manera, será posible dar las señales adecuadas, evitando ignorarla
o rechazarla.

Es por es que Shelomó Hamélej expresa con asombro: “Mujer virtuosa ¿quién encontrará?”
aclarando que dichoso aquel Bá’al que sepa:

• Reconocer -en sí mismo- que hay algo perdido


• Que lo sepa buscar
• Saber qué es lo que busca
• Cuáles son las señales para reconocerla

Definamos ahora tres rasgos de una mujer virtuosa, y en forma similar, del Néfesh Maskélet:

• La mujer virtuosa emplea su sabiduría para edificar su hogar.


• La diferencia entre sabiduría y erudición es que el erudito sabe mucho,
mientras que el sabio reconoce lo que ve, lo interpreta, lo resguarda y sabe
cómo transmitirlo, lo cual le permite conducirse prudentemente por la vida.
• La mujer virtuosa no es únicamente erudita, sino también es sabia. Una
mujer virtuosa proporciona a su esposo sabiduría y conocimiento y ella misma es
la herramienta necesaria para emplear ambos conceptos.

En el sentido espiritual, el Néfesh Maskélet cuenta con la sabiduría necesaria para “bajar” de
las alturas lo que Dios espera del Bá’al y al mismo tiempo que posee la información lo más
importante, tiene la habilidad de poder transmitirla.

Shelomó Hamélej denomina a la mujer virtuosa como “Eshet Jail” y aunque la expresión
“Éshet” es muy clara (esposa), el término “Jail” es un tanto confuso sin embargo, ahora
es muy claro, ya que las letras que conforman esta palabra son las iniciales de las palabras:
“Jojmá” (sabiduría), refiriéndose a la propiedad de saber cómo orientar la vida, “Yedi’á”
(erudición), refiriéndose al poder de almacenar y “Lashón” (habla), refiriéndose a la facilidad
de comunicar lo que sabe, concentrando en una sola palabra “Jail” las tres principales
particularidades de la mujer virtuosa y del Néfesh Maskélet.

268
Y (mucho más) lejos que las perlas es su origen (Mishlé 31:10)
‫ו ְָרח ֹק ִמ ְ ּפנִינִים ִמכ ְָרּה‬

La segunda mitad de este versículo / peldaño Alef, es cuando el Bá’al comienza a alabar a la
hija del Rey, a su Néfesh Maskélet, aclarando su origen, su descendencia real, como diciendo.
“Ella viene del Más Allá.”

Antes que nos sumerjamos en la profundidad de este precioso versículo quiero dejar claro que
la esposa es más valiosa que cualquier perla del mundo, sólo que ahora estamos abordando
la explicación a nivel Rémez del Eshet Jail y es por eso que no desarrollaremos este tema.
No obstante, jamás debemos olvidar el Pshat de los versículos, especialmente del Eshet Jail.

Quisiera recordar aquí un pasaje de mi libro “Shabat Airlines” sobre lo que dijo Muthar
Kent el Director General de Coca Cola: “La persona es un malabarista que juega cada día
con cinco pelotas: la pelota de la fe, de los negocios, la familia, los placeres y amigos. En
cada momento del día sostenemos una de esas cinco pelotas en la mano, a la hora de hacer
dinero, a la hora del rezo, la hora de los amigos, la hora de la familia y la hora de un buen
placer, sin embrgo, no hay que olvidarse que las pelotas son de goma, y si se cae de la mano
tan solo rebota y mañana puedes volver a jugar con ella, salvo la pelota de la familia, ésa
es de vidrio, si ésa se te cae de las manos difícilmente se recupera”; por lo tanto debemos
siempre recordar que nuestra Eshet Jail vale más que cualquier perla valiosa.

El término “Mijrá” del versículo puede entenderse como “origen”, por ejemplo, la palabra
“Mijré” en hebreo significa “mina” ya que indica el origen de diferentes elementos
(“Mijré Zahav”, mina de oro, “Mijré Pejam”, mina de carbón, “Mijré Yahalomim”, mina
de diamantes). Asimismo, el versículo (Yejezquel 16:3) comenta: “Mejorotaij umoldotaij
meéretz hakena’aní”, que se traduce, “Tu origen y tu nacimiento (fue) de la tierra de los de
Kená’an”. Una vez más, observamos que el término “Mejorotaij” (el cual se deriva también
de la palabra “Mijrá”) significa origen.

Según esta traducción, la frase anterior afirma que el origen del Néfesh Maskélet supera el
valor de las perlas.

Las perlas, como es sabido, son difíciles de encontrar ya que se encuentran en las profundidades
del mar. Esto las hace especialmente más valiosas, y más en aquel entonces que no contaban
con tanques de oxígeno ni equipo para bucear. Todos sabían que las perlas estaban ahí, en el
fondo del mar, pero difícilmente se podían extraer. Es por eso que una expresión muy común
por esa época para mencionar algo más allá de las posibilidades humanas era, “¡Está más
allá de las perlas!”

269
Por ello, la frase anterior afirma que el Néfesh Maskélet proviene de un lugar muy lejano:

“Y más lejos que las perlas, es su origen”, confirmando que las raíces y el origen de esta
fuerza interna que tenemos, su “mina de nacimiento” se encuentra en las profundidades del
Cielo, debajo del Trono Celestial.

Por ello, no debe venderse (es decir, sacrificarse o menospreciarse) para comprar las perlas
que el Néfesh Behemít exige.

En hebreo existen dos palabras muy parecidas: “Li” y “Bi”. Ambas significan “tengo”, sin
embargo, expresan dos conceptos muy diferentes.

El término “Li” se emplea para definir lo que uno posee en cuestión material. Por ejemplo,
“Yesh li báit” (Tengo casa), “Yes li oto” (Tengo auto) o “Yesh li jultzá” (Tengo camisa).

El término “Bi”, en cambio, se emplea para definir lo que uno posee y contiene en términos
espirituales. Por ejemplo, “Yesh bi emuná” (Tengo fe), “Yesh bi midot” (Tengo cualidades) o
“Yesh bi Torá” (Tengo Torá).

En conclusión, la persona no se mide por su “Li”, sino por su “Bi”.

“Li” define los bienes que poseemos y que a los 120 años se extinguen, mientras que “Bi”
refleja quiénes somos y es lo que se queda con nosotros y nos ayuda a elevarnos espiritualmente,
en vida y posteriormente.

Algunos centros de estudio se dedican a inculcar en el alumnado sólo el “Li”: estudiar una
carrera para generar bienes y honores en este mundo material, sin importar sus cualidades
y factores morales. Estos lugares se preocupan por ofrecer “información”. Otros centros de
estudio tienen como propósito principal fomentar el “Bi”. Es decir, valores, conocimientos
éticos y educación. Estos lugares se preocupan por inculcar “formación”.

Por lo tanto, el Li es terrenal y el Néfesh Behemít se refleja en él y batalla por él, mientras
que la “mina” del Néfesh Maskélet es celestial y por lo tanto se identifica y pelea por el “Bi”.
Y mientras no choquen ambas, el Bá’al debe brindar espacio y atención para conseguir el
“LiBi” (Mi Corazón), el cual simboliza el amor y la vida.

Pero cuando el “Bi” entra en confrontación con el “L”i, debemos voltear a ver el origen de
cada uno para saber hacia donde nos llevará. Es por esto que Shelomó Hamélej nos advierte:
“No destruyas tu “Bi” para conseguir más ‘Li’ ”.

No profanes el día de Shabat laborando, sólo para obtener más dinero, no robes ni destruyas
tus valores para obtener un bien económico mayor, no sacrifiques tus maravillosas cualidades

270
para aplastar a otro, sólo para obtener más honores y puestos honoríficos, ya que tu “Bi”
proviene de un lugar más distante y cuenta con mayor valor que cualquier “Li” que pudieras
conseguir a cambio; tampoco olvides que el “Bi” es eterno y te acompañará en el Mundo
Venidero, mientras que el “Li” tiene fecha de caducidad y a los 120 dejamos el “Li” y
emprendemos un viaje a la Eternidad con el “Bi” .

El Bá’al es la cabeza del hombre, pues con la cabeza piensa y decide finalmente a qué
voluntad someterse. Es interesante que las letras que conforman la primera palabra de la
Torá (“Bereshít”) son las mismas que conforman las palabras “Rosh Bi” (Tengo cabeza),
mientras que las letras que conforman la última palabra de la Torá (“Israel”) son las mismas
que conforman las palabras “Rosh Li” (Poseo cabeza). Esto para insinuar que es la cabeza
(el Bá’al) el responsable de decidir entre el “Bi” (el Néfesh Maskélet) y el “Li” (el Néfesh
Behemít).

Es interesante que este concepto también se insinúa en la Meguilat Esther: El rey Ajashverosh,
desposó a dos mujeres, Vashtí y Esther. Vashtí representa al Néfesh Behemít (“Li”), ya que
sólo buscaba lo que el mundo material podía ofrecer. Esther, en cambio, representa al Néfesh
Maskélet (“Bi”), pues buscaba el bien de todos. Ajashverosh era el responsable de tomar la
decisión final. Es por eso que su nombre incluye la palabra “Rosh” (“cabeza”), ya que es el
lugar donde reside el Bá’al/ Punto Intelecto, encargado de decidir qué hacer en la práctica.

Antes de continuar con el siguiente versículo, deberíamos preguntarnos sobre la respuesta a


la cuestión de Shelomó Hamélej: ¿Es afirmativa o negativa?

Es decir, ¿es posible encontrar a la mujer virtuosa? ¿Es posible encontrar al Néfesh Maskélet?
La respuesta la expresan nuestros Sabios con una frase muy popular: “Si alguien te dice, ‘Me
esforcé y no lo encontré’, no le creas; ‘No me esforcé y lo encontré’ – tampoco le creas; ‘me
esforcé y lo encontré’, créele” (Meguilá 6b). Es imposible encontrar al Néfesh Maskélet sin
esforzarse. No obstante, si uno se esfuerza, encontrará a su “Eshet Jail”. En otras palabras, la
respuesta a la pregunta de Shelomó Hamélej, “Mujer virtuosa ¿quién encontrará?” es que
sí sabes de donde proviene y sabes cuán valiosa es, emprenderás un camino de búsqueda y
conquista.

“Así que, querido concuño, comienza a analizar el origen de la casa real de donde viene tu
Néfesh Jail, y emprende el camino lleno de esfuerzo para que ella se enamore de ti, dándote
una vida llena de sabiduría, sentido y rumbo, convirtiendo tu travesía en un paraíso terrenal
y celestial…”

Sigue mi orientación en los siguientes versículos y te prometo que al final del esfuerzo lo
encontrarás. Recuerda lo que dijo Shelomó Hamélej: “Si la anhelas como el dinero y como
los diamantes la buscas, entonces comprenderás el temor a Dios” (Mishlé 2: 4)

271
‫ג‬- ‫ב‬
Peldaños Bet y Guimel

Confió en ella el corazón de su esposo, y botín no le faltará.


‫ כ ֹּל יְמֵי ַחיֶּי ָה‬,‫ גְּ ָמלַתְ הּו טֹוב וְֹלא ָרע‬.‫שלָל ֹלא י ֶ ְחסָר‬
ׁ ָ ‫ ְו‬,‫ָ ּבטַח ָבּּה לֵב ַבּ ְעלָּה‬

Le retribuye bien y no mal, todos los días de su vida” (Mishlé 31:11-12)

El Bá’al/Punto Intelecto proclama que confía en el Néfesh Maskélet, pues sabe que busca
su bien. El Néfesh Behemít, en cambio, sólo tiene voluntad para disfrutar ahora placeres
fugaces, sin importar las consecuencias.

Nuestros Sabios afirman que: “¿Quién es sabio? El que prevé el futuro” (Avot 4:1). La
esencia de la sabiduría consiste en considerar las consecuencias que conllevará cada acción.
El Néfesh Maskélet, no sólo se preocupa por el futuro del Bá’al en este mundo, sino también
en el Mundo Venidero. Es por eso que “botín no le faltará”, pues siempre tendrá riqueza para
vivir espléndidamente.

El término “botín” fue empleado en esta frase (en lugar de “riqueza”), ya que sólo de las
guerras se obtiene el botín. Por ello, siendo que la riqueza que se obtiene de someterse a
la voluntad del Néfesh Maskélet procede de haber vencido una “guerra” contra el Néfesh
Behemít, el término más apropiado es “botín”, la recompensa que el Néfesh Maskélet ofrece
a cambio de cumplir su voluntad. Dicha recompensa es, sin lugar a dudas, “bien y no mal”,
de modo que jamás sufrirá por ello “todos los días de su vida” y, como sabemos, el alma es
eterna.

Antiguamente, existieron dos ciudades en Israel, una de nombre Cesárea y la otra Yerushalaim,
que correspondían a la sede de dos entidades completamente diferentes: Cesárea era la ciudad
de los romanos, mientras que Yerushalaim era la ciudad de los yehudim, la ciudad sagrada.
Nuestros Sabios comentan que Cesárea se edificó con las ruinas de Yerushalaim y Yerushalaim
se edificó con las ruinas de Cesárea. En su sentido llano, cuando Yerushalaim fue destruida,
se tomaron de sus piedras para edificar Cesárea. Asimismo, cuando Cesárea fue vencida y
devastada, sus piedras sirvieron para reconstruir Yerushalaim. Sin embargo, la pregunta es
evidente, ¿acaso no contaban con piedras para construir de algún lugar más cercano? ¿Qué
necesidad había de edificar cada uno su sede con las ruinas del enemigo?
272
En un sentido más profundo, la interpretación lo anterior es la siguiente: Cesárea representa
al cuerpo, asistida por el Néfesh Behemít; mientras que Yerushalaim representa al alma,
asistida por el Néfesh Maskélet. Esto no es sólo un decir, sino un hecho. Como narran los
historiadores, que en Cesárea había luchas entre gladiadores, diversión, deseos mundanos y
materialismo sinfín. Por su parte, en Yerushalaim se respiraba santidad, no sólo dentro del
Beth Hamikdásh, sino incluso en las calles.

Cada vez que el Bá’al/Punto Intelecto concede los anhelos del cuerpo que no debería permitir,
se convierte en una victoria para el Néfesh Behemít y ésta se construye de las ruinas del alma,
sin embargo cada vez que el Bá’al se inclina hacia el Néfesh Maskélet, sacrificando un poco
su Néfesh Behemít y sus deseos carnales y mundanos, de “esas ruinas” se construye un piso
más en el palacio del alma, que la eleva hacia el Cielo.

En otras palabras: cada “Bi” afectado beneficia los “Li”, y viceversa.

Es por eso que el Bá’al deposita su confianza en el Néfesh Maskélet, ya que sabe que por cada
victoria, recibirá un botín que le beneficiará en este mundo y en el Venidero, sometiendo al
mismo tiempo a su Néfesh Behemít.

Antiguamente, los idólatras ofrecían sacrificios humanos a sus ídolos. La Torá, en cambio,
solicita únicamente sacrificios animales. Análogamente, cuando la persona sacrifica su alma
(y a su Néfesh Maskélet) en beneficio de su cuerpo (y a su Néfesh Behemít), se asemeja a
aquellos idólatras que sacrificaban humanos en beneficio de sus pretensiones. Por otro lado,
el que sacrifica a su cuerpo en beneficio de su alma, estará sacrificando su parte animal
(Behemít) en honor de su alma, que proviene de Dios.

‫ד‬
Peldaño Dalet

Exigió lana y lino, y cosió con ellos el deseo de sus manos (Mishlé 31:13)
‫ וַתַ ּעַׂש ְ ּב ֵחפֶץ ַכּ ֶפּי ָה‬,‫שׁתִ ּים‬
ְ ‫שׁה ֶצמֶר ּו ִפ‬
ָ ‫דָ ְּר‬

En los versículos anteriores el Bá’al/Punto Intelecto declaró lo valiosa que es su Néfesh


Maskélet, su prestigiado origen, la confianza que le tiene y la seguridad de recibir grandes
273
riquezas, siempre para bien y no para mal. Sin embargo, el Néfesh Maskélet tiene sus
requerimientos, no es gratis. Esto con la intención de que la relación que guardará el Bá’al
con el Néfesh Maskélet perdure y tenga éxito.

Y, ¿qué es lo que el Néfesh Maskélet exige? Lana y lino por aparte. Es decir, le ruega al Bá’al
que jamás mezcle lana con lino. ¿Qué significa esto?

El versículo anterior afirmó que el Néfesh Maskélet sólo proporciona bien, jamás el mal. En
la Torá figura (Bereshít 2:17) que Dios creó el Árbol del Conocimiento, al que llamó “el
Árbol del Bien y del Mal”. Este árbol representa al Néfesh Maskélet ya que, en esencia, juega
el mismo papel en la vida: reconocer lo correcto de lo incorrecto. Es por eso que la Torá lo
definió como, “Venejmad ha’etz lehaskil” (y es agradable el árbol para comprender) (Bereshít
3:6), pues el término “lehaskil” proviene de la palabra “maskélet”.

Cuando Adam Harishón transgredió la orden de Dios consumiendo del fruto de dicho árbol,
causó que el bien y el mal se mezclaran. Es decir, cuando Dios creó al universo, el bien y el
mal estaban perfectamente bien definidos y aislados; a partir ahora estaban combinados.

De hecho, el nombre bíblico de este árbol es “Etz Hadá’at” (Árbol de la Sabiduría), ya que
el término “Dá’at” significa también “relacionarse”, como lo indica el versículo: “Veadam
yadá’ et Javá ishtó”/Y Adam se relacionó con Javá su mujer (Bereshít 4:1), empleando el
término “Yadá” para expresar relación. Asimismo, la consecuencia de consumir del fruto del
Árbol de la Sabiduría fue, precisamente, relacionar y mezclar el bien con el mal. En base a
esta explicación, el nombre de dicho árbol es, “Etz Hada’at Tov Vará”, El árbol que relaciona
el bien con el mal.

Los resultados de este acontecimiento los sufrimos hasta la fecha, al estar confundidos y no
poder definir con claridad entre el bien y el mal.
Como mencionamos, el Néfesh Maskélet se dedica a emanar sólo el bien, jamás el mal. Sin
embargo, el problema de la persona (el Bá’al), es que no sabe distinguir entre estos dos
factores y los mezcla sin darse cuenta.

Nuestros Sabios explican que, antes del pecado de Adam Harishón, el bien y el mal llamaban
a la persona desde fuera de su ser. Era una especie de llamado que podía percibirse y definirse
con claridad quién lo emitía, si el bien o el mal. Tras consumir el fruto del Árbol de la Sabiduría,
estos mismos llamados ahora exhortan a la persona desde su interior, confundiéndolo al no
poder distinguir quién está hablando.

Además, en un principio estos llamados eran en tercera persona. Era como si alguien externo
intentaba persuadir a la persona para hacer la voluntad del locutor. No obstante, después de
consumir del fruto, la persona escucha estos llamados en primera persona, como si él mismo
tuviera la voluntad de hacer lo que escucha desde su interior. Eso origina, evidentemente,
mayor confusión aún.
274
Por ejemplo, en un principio, cuando la persona veía algo que era prohibido consumir, la voz
externa/”La serpiente” le decía frases como, “Debes comerlo”. Después del consumir del
fruto del Árbol de la Sabiduría, ahora una voz interna le dice frases como, “Se me antojó
comerlo”. No obstante, en ambos casos jamás fue el Bá’al quien dijo estas frases, sino que
“alguien más” lo hizo, sólo que ahora haciéndole pensar que él mismo las dijo.

Lo mismo aplica con relación a lo bueno: en un principio percibía una voz externa que le
decía, “No deberías comerlo”, ahora esta misma voz la escucha desde su interior diciéndole,
“No debería comerlo”, en primera persona.

La confusión que conlleva el Bá’al es escuchar a sus dos “esposas” hablando al mismo
tiempo, y ambas expresándose como si el Bá’al mismo lo estuviera diciendo. De modo que,
además de la difícil tarea que tiene en decidir a cuál de sus dos “esposas” hacer caso, primero
tiene que descubrir o reconocer quién dijo qué. Es decir, la idea que acaba de presentir, el
anhelo que acaba de abordar, la opinión que acaba de pensar, ¿quién la dijo? ¿De dónde
proviene? Sólo después podrá decidir si llevarla a cabo o no.

Si cada voz interna se presentara previamente, indicando claramente quién la está hablando,
jamás habría confusión alguna. El problema está en que cualquier voz que nos habla desde
nuestro interior siempre se presenta como “yo” (“Yo opino que…”). De ahí que se dificulte
tanto decidir cómo proceder para hacer lo correcto. En resumen, llevamos dentro una mezcla
de lana y lino, y es bien sabido que la Torá prohibió mezclar estos tejidos en una prenda de
vestir.

Por ello, el Néfesh Maskélet exige una sola cosa: reconocer entre la lana y el lino y no
mezclarlos, es decir, saber distinguir entre los impulsos que sentimos y determinar de dónde
proviene cada uno. Por otro lado, si fuera fácil, todo mundo lo haría y para gozar de algo
especial, es necesario hacer un trabajo especial.

Mencionemos un último ejemplo para definir mejor este concepto: la pareja recién casada,
después de platicarlo durante largo tiempo, toma una decisión de común acuerdo. Poco
después, la mujer conversa por teléfono con su madre y tras colgar el teléfono, reanuda
el tema con su esposo y le dice, “Lo estuve pensando y creo que sería mejor tomar una
opción diferente”. La reacción del marido podría ser una respuesta como, “¿Lo pensaste tú y
decidiste cambiar de opinión o es la opinión de tu madre la que me vas a decir?”

Ella, sin pensarlo dos veces, algo ofendida, le asegura que es su propia decisión y que su madre
no tiene nada que ver con el tema. Sin embargo, después de conversar de nuevo, se descubre
que, después de todo, su madre sí tuvo algo que ver en el cambio de opinión y finalmente
reconoce que aunque en un principio acordaron lo pactado, después de conversarlo con su
madre decidió cambiar de parecer.

275
La pregunta ahora es, ¿quién realmente está opinando? ¿Ella o su madre a través de ella? Es
evidente que ahora defiende su nuevo parecer como si fuera propio pero, ¿realmente es su
juicio el que la llevó a esa nueva conclusión?

En resumen: el pecado de haber consumido del fruto prohibido mezcló en nuestro interior las
voluntades del Néfesh Maskélet y del Néfesh Behemít, de modo que la dificultad para identificar
cada impulso es mayor y nuestra misión consiste en saber reconocerlas para separarlas y así
saber quién está hablando, y no tejer nuestra vida, mezclando el “Lino Maskélet” con nuestra
“Lana Behemít”.

Esto se asemeja a una de las labores prohibidas en Shabat, llamada “Borer” (distinguir), que
consiste en reconocer lo que no se desea consumir de un alimento y removerlo del resto.
Significa que “Borer” es la solución que repara el “Irbub” (mezcla). Por ello fue catalogada
como una Melajá (labor), ya que es un trabajo que lleva toda la vida hacerlo.

Esta labor de Borer necesitamos aplicarla incluso cuando estamos por cumplir una mitzvá,
por ejemplo, debemos analizar y checar que no nos mezclaron un pecado con una máscara de
mitzvá, ya que el peor “jametz” o comida taref ostenta un falso sello de kashrut.

Veamos lo que pasó con Miriam, hermana de Moshé. Ella difamó a Moshé ante Aharón,
suponiendo que cumplía con una mitzvá. La historia fue así: Dios ordenó que todos los
hombres se apartaran de sus esposas durante los tres días previos a la entrega de la Torá, ya
que hablaría directamente con todo el pueblo y debían estar en un nivel de pureza superior.
Después de la entrega de la Torá, Dios pidió a Moshé que anunciara a todo el pueblo que
podían regresar con sus esposas. No obstante, Moshé comprendió que, siendo que Dios le
hablaba en todo momento, no debía regresar con su esposa Tziporá. Así fue que, de ahí en
adelante, se mantuvo separado de su mujer.
Tiempo después, Miriam se enteró de la decisión de Moshé lo cual, a su entender, no era
correcto. Por eso, en un intento de regresar el Shalom Báit (paz conyugal) entre Moshé y
Tziporá, encontró correcto difamarlo ante su hermano Aharón. Además, Moshé tuvo dos
hijos varones y para cumplir la mitzvá de “Peru Urbu” (procrear y multiplicar), nuestros
Sabios concluyeron que ésta se cumple teniendo -al menos- un niño y una niña, de tal forma
que Moshé todavía no había cumplido con este precepto. Por este motivo su hermana habló
mal para que Moshé entendiera que era imperioso que regresara con su mujer.

Así fue que Miriam tomó su equivocada decisión, suponiendo que provenía de su Néfesh
Maskélet. Grande fue su desilusión cuando Dios le comunicó su grave error y pagó las
consecuencias. Todo esto a raíz de haberse confundido entre las voluntades internas que su
propio ser le indicaba.

Lo mismo sucedió con los espías quienes tras regresar de su recorrido por la tierra de Israel,
decidieron asustar a la gente para que prefirieran continuar en el desierto. Nuestros Sabios
276
ofrecen varias explicaciones para comprender su decisión, no obstante, el factor común es que
lo hicieron con buenas intenciones, suponiendo que era su Néfesh Maskélet quien proponía
proceder así. Sabemos su trágico final cuando se les informó que no actuaron apropiadamente
y comprendieron que fue su Néfesh Behemít quien los estaba manipulando.

A Kóraj le sucedió lo mismo, ya que siguiendo su criterio valientemente decidió encarar a


Moshé Rabenu en un intento por hacer lo correcto. Finalmente, la tierra se abrió a sus pies
y hasta la fecha sigue pagando su osadía, como lo revelan nuestros Sabios. Kóraj pensó que
se sometía a la voluntad de su Néfesh Maskélet, cuando en realidad era su Néfesh Behemít
la que le hablaba, influyendo en su mente para suponer que llevaba a cabo una mitzvá,
cuando en realidad hacía todo lo contrario (estos temas y varios ejemplos mas podrán leerlos
detalladamente en mi libro “Las Alturas de mi Pueblo”, en las Perashiot correspondientes).
Vemos que los más grandes de todos los tiempos también tuvieron dificultades para identificar
entre sus diferentes impulsos, cometiendo finalmente un pecado en nombre de Dios.

Cuando Ya’acov Abinu luchó contra el ángel que protegía a su hermano Esav, le preguntó
por su nombre y el ángel le respondió, “Por qué preguntas cuál es mi nombre?”. Aunque el
diálogo aparentemente está claro, es obvio que debe haber algo más que una simple plática.

¿Por qué era tan importante para Ya’acov Abinu conocer el nombre de su contrincante y por
qué el ángel se abstuvo de revelárselo?

Explican nuestros Sabios que Ya’acov Abinu sabía que el ángel contra el que luchó era
quien incitaba a la gente a pecar. Por ello, al cabo de la contienda le preguntó, ¿por qué era
tan exitoso en su labor? ¿Cómo lograba que las personas quedaran atrapadas en sus redes,
incitándolas a pecar? A eso se refirió cuando preguntó por su nombre, como diciendo, ¿cómo
te presentas ante la Humanidad para conseguir tu propósito?
La respuesta del ángel fue, “¿por qué preguntas cuál es mi nombre?”, como insinuando
“Consigo que la gente me haga caso cuando no pregunta mi nombre”. Es decir, la fuerza
principal del Instinto del Mal (o Néfesh Behemít) es cuando pasa desapercibido, cuando la
persona no se preocupa por descubrir quién le está hablando. De este modo no es identificado
y se confunde con el Néfesh Maskélet o, peor aún, es reconocido como si uno mismo (el
Bá’al) está opinando y es así como consigue que la gente peque una y otra vez.

Ya entrando en la ejecución de la labor de “Borer”(de discernir) podemos ejemplificarlo como


alguien que escucha una conferencia de Torá o lee un libro donde aprende nuevos conceptos,
consejos y orientación que desconocía. Por lógica no todo lo que se dice le sirve, hay palabras
que no encajan en su realidad cotidiana o ejemplos y conceptos que son duros o muy elevados
para su nivel. Quien toma las cosas en serio, aplica su propio “Borer”/discernimiento y omite
aquello que no le sirve, dejando aquellas palabras y conceptos aptos para él y lo aplica en
adelante en su vida. En cambio, quien no aplica su “Borer”, en el momento de que algo no le
gusto o no encajo en su realidad cotidiana, incluso basta que un chiste del orador no estuvo

277
en su lugar, desecha toda la información, perdiendo valiosos conocimientos que le serian de
gran utilidad.

Lo mismo sucede con los amigos, los alimentos, los conceptos y demás. Es preciso que la
persona identifique lo que le está afectando y lo deseche. De lo contrario, jamás podrá salir
adelante, ya que supone que está haciendo lo correcto cuando en realidad es lo contrario.A
continuación, Shelomó Hamélej describe en los siguientes versículos los beneficios que se
obtienen de identificarse con su Eshet Jail (su Néfesh Maskélet) para incentivar a la persona
a descubrirla y someterse a su voluntad.

En realidad Shelomó Hamélej no debería extenderse en describir los beneficios de atender


la voluntad del Néfesh Maskélet ya que para eso estamos en este mundo, sin embargo, ya
que es una labor muy difícil de llevar a cabo (descubrir al Néfesh Maskélet, rescatarla de
su humillación, animarla a comunicarse con nosotros hasta convertirla en la gobernadora
de nuestras vidas), encontró apropiado estimularnos, revelando los muchos beneficios que
recibe la persona que lo hace.

‫ה‬
Peldaño Hei
Fue como los navíos mercantes, de lejos traerá su pan (Mishlé 31:14)
‫ ִמ ֶמ ְּרחָק תָ ּבִיא ַל ְחמָּה‬,‫ָהי ְתָ ה ָכּ ֳאנִּיֹות סֹוחֵר‬

Shelomó Hamélej fue el primer hombre, registrado en el Tanáj, que traía mercancía en barcos
desde lugares distantes. Algunos comentaristas afirman que sus navíos visitaron incluso
América para traer oro. Traía también diferentes especies de animales, como monos y otras
cosas que no se conseguían en su lugar de residencia, pero se hallaban en abundancia en otras
tierras.

Esto originó una terminología en su época para definir elementos costosos y difíciles de
conseguir: “Mercancía importada”. Evidentemente, entre más lejos se conseguía la
mercancía, era más apreciada y su costo se elevaba. En este versículo Shelomó Hamélej
compara la sabiduría, las ideas, la energía, los consejos y los beneficios que ofrece el Néfesh

278
Maskélet con la mercancía que los navíos mercantes traían desde lejos, precisamente como
símbolo de elementos difíciles de encontrar y por lo tanto, muy especiales y caros.

Es importante observar que —además de su explicación metafórica— este versículo define


concretamente lo que el Néfesh Maskélet ofrece, pues no es posible encontrar sus consejos en
nuestro entorno. De hecho, su sabiduría no se halla en este mundo material, pues la ha traído
desde lejos: el Trono Celestial.

Supongamos que contratan a un comerciante para que se ocupe de conseguir alguna materia
prima que se requiera. Este hombre, aunque vive en la misma ciudad de su cliente, es originario
de un lugar muy lejano. No es de extrañarse que cuando se le solicite mercancía la ordene de
su país natal. Lo mismo sucede con el Néfesh Maskélet, cuando “ofrece sus servicios”, no es
de extrañarse que los provea de su tierra natal.

Sólo resta explicar, ¿por qué de toda la gama de mercancías que pudieran servir como ejemplo,
el versículo eligió al pan?

El pan representa muchos conceptos. Uno muy característico es la Torá, como Shelomó
Hamélej escribió, “Vayan y consuman de mi pan” (Mishlé 9:5), refiriéndose a la Torá.

Además, el pan es reconocido como el alimento universal y el sustento más importante sobre
la tierra (es el único alimento por el que la Torá ordena decir Bircat Hamazón después de
consumirlo). No olvidemos también que el pan representa la manutención del ser humano.
De ahí que se haya elegido al pan como la mercancía que el Néfesh Maskélet trae desde lo
más distante.

Otra explicación que define los consejos del Néfesh Maskélet como una mercancía que es
traída de lugares muy remotos está basada en una cuestión que vivimos día a día. Uno de
los principales inconvenientes que se derivan de traer mercancía de importación es que la
mercancía nacional baja de precio, especialmente porque la mercancía que se importa es, por
lo general, de mayor calidad o menor precio que la que se puede conseguir a nivel nacional.

Por ello, Shelomó Hamélej comparó la “mercancía” del Néfesh Maskélet como la que se
importa desde lejos ya que, en efecto, origina que mucha de la “mercancía” que obtuvimos
en este mundo se deprecie y sea desechada. De hecho, éste es el principal propósito de la
sabiduría que el Néfesh Maskélet nos ofrece: cambiar el veneno que adquirimos y utilizamos
desatinadamente en este mundo y canjearlo por el elixir de la vida eterna.

Por ejemplo, un individuo que está sumido en la “mercancía local” ya sea una adicción a
la bebida, al cigarro y similares, para poder “cerrar” esos “negocios” tendrá que conseguir
“mercancía de importación” que mejore la calidad y ofrezca algo mucho mejor que la
mercancía que ahora consume. Eso es lo que el Néfesh Maskélet ofrece en sus “navíos
mercantes que de lejos trae su pan”, logrando que la “mercancía local” se abarate a los ojos
del hombre.
279
‫ו‬
Peldaño Vav

Y se levantó durante la noche, y entregó alimento a su familia


‫ וַתִ ּתֵ ּן ט ֶֶרף ְלבֵיתָ ּה וְח ֹק ְלנַעֲר ֹתֶ י ָה‬,‫וַתָ ּקָם ְבּעֹוד ַליְלָה‬

y ración a sus sirvientas (Mishlé 31:15)

El Néfesh Maskélet trae consigo suficiente pan para todos, de modo que lo proporciona a toda
su familia, haciendo alusión a todas las fuerzas corporales, beneficiando al Bá’al y toda su
existencia. ¿Qué significa esto?

En una de las bendiciones matutinas agradecemos a Dios por “preparar los pasos del
hombre”. Esto significa que Dios, antes de que nos pongamos de pie por la mañana, ya
preparó los pasos que daremos durante ese día, guiando cada uno de ellos para enfrentar las
pruebas a las que se nos someterá durante ese día.

Una pregunta que origina mucha controversia es: ¿existe realmente el libre albedrío? La
respuesta correcta es “no-si-no”. Es inevitable evitar la prueba a la que será sometida la
persona, por lo tanto, no tiene libre albedrío, pues no está en sus manos evadirla. Una vez
enfrentando el evento, cuenta con libre albedrío, ya que sólo él decidirá cómo lo resolverá.
Posteriormente, las consecuencias de lo que haya elegido son inevitables, sin contar con un
libre albedrío para evitarlo.

Es por eso que bendecimos a Dios cada mañana, distinguiéndolo como “el que prepara los
pasos del hombre” durante la noche, ya que nadie podrá evitar por dónde andará durante el
día y evadir las pruebas a las que será sometido con la gente en diferentes situaciones y en su
momento preciso.

El Néfesh Maskélet conoce bien este proceso y mientras la persona esta durmiendo, ella ya
sabe cada paso que la persona dará durante el día y a las pruebas a las que será sometida en
cada momento, y por lo tanto se prepara adecuadamente para ofrecerle al Bá’al la solución
correcta. A eso se refiere este versículo cuando revela que uno de los beneficios del Néfesh
Maskélet es que se levanta durante la noche, mientras el Bá’al continúa dormido, con el fin
de poder entregar el sustento a su familia de acuerdo a cada situación que lo desafiará cuando

280
despierte (como una madre que prepara suficiente alimento para sus hijos, apropiado para los
lugares y las actividades que tendrán durante el día).

El Néfesh Behemít, en cambio, no se prepara durante la noche para que el Bá’al la elija al
enfrentar sus pruebas. En lugar de ello, opta por simplemente “sobornar” al Bá’al en cada
momento, según las circunstancias.

Es como en un tribunal de justicia: el juez se prepara, en primera instancia, para llevar a cabo
un juicio correcto. Una de las partes se prepara anticipadamente con abogados, evidencia
y demás elementos que pudieran convencer al juez para que emita el veredicto a su favor.
La contraparte no se prepara en absoluto, simplemente soborna al juez segundos antes de
comenzar el juicio y el veredicto estará a su favor. Así es como actúa el Néfesh Behemít:
simplemente le abre los ojos al Bá’al para que se deje llevar por los placeres mundanos
y lo “soborna” para que le dé la razón. La tarea del Bá’al / Juez es no dejarse convencer,
rechazando el soborno, permitiendo al mismo tiempo que el Néfesh Maskélet presente con
amplitud su posición y beneficios que ofrece ante la prueba que se avecina.

De hecho, éste es el principal problema que debemos superar en cada reto: no permitir que
el soborno del Néfesh Behemít surta efecto antes de escuchar lo que el Néfesh Maskélet tiene
que decir. Por ejemplo, la persona se encuentra manejando de regreso del trabajo y comienza
a dudar entre dirigirse al Bet Midrásh para asistir a su clase de Torá o conducir directamente
a su casa. En primera instancia, ni siquiera considera los beneficios que el estudio de Torá le
producirán en este mundo y en el Venidero. Posiblemente sólo se imagina estar sentado en
el cómodo sofá de su casa, mientras mata su tiempo con los diferentes aparatos electrónicos
y disfruta de su serie favorita. En otras palabras, ni siquiera dejó hablar al Néfesh Maskélet,
pues permitió sobornarse por el Néfesh Behemít incluso antes de comenzar el debate.

El término “soborno” se le conoce en hebreo como “Shójad”. Nuestros Sabios explican que
esta palabra se compone de dos expresiones sintetizadas: “Sheroé – Jad” (que ve – uno).
Es decir, cuando la persona recibe soborno, ya no ve dos partes, sino sólo una: a la que le
proporcionó el soborno; y en cuanto a la contraparte, hace oídos sordos o simplemente no
le permite pronunciar palabra alguna. Es por eso que mucha gente se queja diciendo que
le faltan ganas para hacer lo correcto, como la conocida expresión de “No me nace”. Esto
porque premeditadamente se dejan llevar por lo que ofrece este mundo material y no dan
espacio para que su Néfesh Maskélet opine.

Es importante aclarar que es un hecho de que el combate entre el Néfesh Behemít y el Néfesh
Maskélet no es equitativo, ya que el Néfesh Behemít ofrece beneficios “en efectivo”, mientras
que el Néfesh Maskélet siempre habla de ganancias “a futuro”. Y no perdamos de vista lo que
dice el popular refrán: “Más vale pájaro en mano que ciento volando”. Sin embargo, esto
mismo es parte del soborno, de la misma manera que el juez debe considerar la tentación de
tomar el dinero en efectivo que le proporcionan ahora antes que aceptar promesas a futuro.
No obstante, Shelomó Hamélej afirma que cada noche el Néfesh Maskélet se prepara para
281
ayudarnos durante el día, pese a que sabe de antemano que no se le permitirá siquiera opinar,
ya que ésa es su labor y siempre estará lista, en caso de que le prestemos oído…

Sólo resta descifrar la diferencia entre “alimento a su familia” y “ración a sus sirvientas”.
Más adelante (en el versículo 18) se menciona que la Eshet Jail “prueba”, lo que significa que
prepara alimentos con sabor. En hebreo la palabra “Tá’am” significa “sabor” o “motivo”. De
hecho, ambos términos tienen un significado en común, pues cuando se conoce el motivo de
las cosas, reciben una especie de sabor, ya que es así como las comprendemos.

Un ejemplo sería con el cumplimiento de las Mitzvot: cuando la persona cumple una mitzvá
sin entender lo que hace o por qué lo hace, “no tiene sabor”. Sin embargo, cuando pregunta
“¿Má Hatá’am Shel Hamitzvá Hazot?” (¿cuál es el motivo de esta mitzvá?) y se le explica
en qué consiste, sus orígenes y motivos, cuando la realiza nuevamente es que “recibe sabor”.
Por otro lado, la palabra “Jok” (ración) en hebreo, también significa “ley sin explicación”.
Por ello, este versículo comenta que el Néfesh Maskélet prepara durante la noche dos tipos de
consejos: los alimentos que tienen sabor y esos se los proporciona a su familia, explicando
el porqué de cada consejo; y las raciones de comida sin sabor, proporcionándolos a sus
sirvientas sin dar explicaciones.

El Bá’al se denomina como “familia” cuando tiene la capacidad de comprender el motivo


del consejo que el Néfesh Maskélet ofrece. Es por eso que el Néfesh Maskélet le dedica
unos momentos para explicar su posición. Sin embargo, cuando el Bá’al no está en posición
de comprender el porqué de lo que se le dice, se denomina como “sirvienta” y recibe los
impulsos del Néfesh Maskélet sin explicación alguna, sólo percibe que eso es lo correcto y
que lo debe de hacer sin cuestionar, depositando su confianza en su Eshet Jail.

Lo que debemos saber es que, si la Néfesh Maskélet considera sensato dar explicaciones,
lo hará. De lo contrario, optará por sólo dar indicaciones, confiando en que tomaremos la
decisión correcta aún sin entenderla. Es un hecho que mucho de lo que hacemos en la vida
lo comprendemos sólo al final del camino. En muchas ocasiones nos decimos, “No sé por
qué lo hice, pero qué bueno que lo hice”, “Tuve un “feeling /corazonada”, “Sentí a mi sexto
sentido orientándome”, “Fue como una voz interna”, es bueno saber que a todo esto se le
llama Néfesh Maskélet.

Veamos un ejemplo de la vida cotidiana: un hombre sube a su auto con un destino en mente.
Aunque ha visitado ese lugar algunas veces, todavía no está muy seguro de cómo llegar, así
que programa su GPS y arranca el auto. Repentinamente el dispositivo le indica tomar una
avenida que jamás había tomado, ya que hay mucho tráfico en la ruta original.

El conductor, sin pensarlo dos veces, obedece las indicaciones; sin embargo hay ocasiones
en que el GPS no da explicaciones. Simplemente indica una ruta diferente por un motivo
desconocido. Es ahí cuando el conductor comienza a dudar.

282
Si decide obedecer las órdenes y como resultado llega a su destino diez minutos antes de lo
que esperaba, con una sonrisa en la cara expresa, “Aunque en su momento no comprendía lo
que me indicaba el GPS, fue bueno haberle hecho caso”.

Lo mismo sucede con el Néfesh Maskélet cuando nos da órdenes sin explicaciones; con la
diferencia que con relación al Néfesh Maskélet tenemos la confianza de que, “retribuye bien
y no mal, todos los días de su vida” (versículo 12).

Después de valorar el beneficio que nos produjo haber obedecido al Néfesh Maskélet, debemos
recordar la importancia de mencionar (o al menos pensar) que valió la pena hacerle caso, ya
que eso la estimula e intensifica su “valor” para continuar ayudándonos en el futuro.

Del mismo modo que sucede con la gente que, si es elogiada después de hacer un favor, lo
volverá a hacer en el futuro. De hecho, podríamos afirmar que cada elogio genera una nueva
fuerza. Esto podemos apreciarlo, por ejemplo, en el deporte. Cuando un equipo escucha
desde las tribunas cómo su gente lo aclama, simplemente va por más, sin importar como vaya
el partido. Por lo tanto si todavía no escuchas a tu Néfesh Maskélet, no es porque no la tengas,
sino porque no abres el oído para escucharla. Cuando lo hagas quizás escucharás murmullos,
pero cuando aprecies el consejo susurrado y alabes a tu Néfesh Maskélet y le cantes el “Eshet
Jail” veras como repentinamente alza su voz y te habla en forma más frecuente, clara y más
entendible, convirtiéndose en tu GPS.

Cuando Abraham Abinu despidió a Hagar con su hijo Ishmael de su casa, la Torá relata:
“Se terminó el agua del cántaro” (Bereshít 21:14), lo cual podría reflejar cierta crueldad
en Abraham Abinu al no proporcionarles suficiente agua para el camino; sin embargo, esto
contradice rotundamente la personalidad de Abraham Abinu, quien siempre fue bondadoso y
piadoso con todo mundo.

No obstante, la respuesta a lo sucedido la encontramos en el versículo anterior (Bereshít


21:13), pues cuando Hagar salió de casa de Abraham Abinu, “Caminó y se perdió por el
desierto”. Significa que llevó consigo suficiente agua, pero se desperdició en el camino por
andar de un lado a otro, en lugar de tomar la ruta directa a su destino.

Lo mismo sucede con las personas: el Néfesh Maskélet tiene suficiente “combustible” para
proveer a la persona de todo lo que necesita en su vida y conseguir así cumplir cabalmente
su propósito en la vida en este mundo y el Venidero. El problema está en que a cada cruce de
caminos, en lugar de escuchar al Néfesh Maskélet, la ignora, y al equivocarse y tomar la ruta
equivocada, gasta su “agua/gasolina” sin lograr llegar a su destino final.

283
‫ז‬
Peldaño Zain

Considera un campo y lo toma, con el fruto de las palmas


‫ ִמ ְפ ִּרי ַכ ֶפּי ָה נָ ְטעָה ָכ ֶּרם‬,‫שׂדֶ ה וַתִ ּ ָ ּקחֵהּו‬
ָ ‫זָ ְממָה‬

de sus manos planta la viña (Mishlé 31:16)

Para comprender exactamente el significado de este versículo, es oportuno resumir lo que


hasta ahora se ha explicado.

• Se debe saber que está “casado con dos mujeres”. En otras palabras, su ser
se conforma de tres elementos: él (el Bá’al), su Instinto del Bien (el Néfesh Maskélet)
y su Instinto del Mal (el Néfesh Behemít).

• Se debe estar consciente de que existe una enorme confusión de


“personalidad” en su interior, lo que dificulta identificar quién está opinando en
cada situación, ya que ambas Néfashot hablan empleando el término “yo”, como
si fuera el Bá’al quien estuviera expresándose.

• Reconocer que la misión personal es aprender a definir quién le está hablando


y ubicar con claridad de dónde proviene cada palabra que percibe.

• Apreciar los consejos del Néfesh Maskélet sabiendo que provienen desde muy
lejos, tienen un valor inigualable y se prepara cada noche eligiendo la
recomendación apropiada a los acontecimientos que enfrentaremos durante el día.

• Convencerse de que absolutamente todo lo que el Néfesh Maskélet opina


es beneficioso y de ninguna manera generará algún perjuicio, sea en este mundo o
en el Venidero.

• Recordar que a medida en que el Néfesh Maskélet es apreciado, se incentiva


a opinar con mayor confianza y claridad, convirtiéndose en tu GPS de vida.

Este último punto se desarrolla de la siguiente manera: al principio, el Néfesh Maskélet ofrece

284
su “mercancía de importación”. Si es rechazada por la “mercancía local”, guarda silencio y
la próxima vez que intente ofrecer algo, lo pensará dos veces. Sin embargo, si es bienvenida
y apreciada, se animará para traer más mercancía en el futuro. Con el tiempo, adquirirá su
propio campo dentro del Bá’al y ofrecerá los mismos frutos, sin la necesidad de traerlos
desde lejos.

A esto se refiere este versículo: “considera” lo bien que le está funcionando su negocio
con el Bá’al, al ser un estupendo comprador, “toma un campo”, para que “con el fruto de
las palmas de sus manos” haciendo alusión a los resultados positivos que consiguió con la
confianza que el Bá’al depositó en sus consejos “planta la viña” y genera así los mismos
frutos que antes debía traer desde lejos.

Podríamos preguntarnos, si el Néfesh Maskélet consigue su mercancía desde lejos o la siembra


en un terreno local sería lo mismo ya que finalmente al Bá’al le llegan los mismos resultados,
entonces, ¿qué beneficio resalta este versículo?

La respuesta la encontramos en el término con que se denomina cada mercancía: la que es


conseguida desde lejos y trasladada hasta el Bá’al es conocida como “mueble”, precisamente
porque fue trasladada de un lugar a otro. Sin embargo, la mercancía que surgió del campo
que el Néfesh Maskélet adquirió dentro del Bá’al mismo, es conocida como “inmueble”, pues
está enraizada en el propio Bá’al. Esto significa que los consejos que propone ya no son de
“importación”, sino que el Bá’al los acepta como si fueran propios.

En resumen: la Eshet Jail comenzó como importadora y con las ganancias amplió su negocio
y empezó a sembrar y obtener “bienes y raíces” ya que siente que es escuchada y su palabra
y consejo se toma con los oídos abiertos, por lo tanto debe dar la talla que se espera de
ella, como sucede con cualquier rabino conferencista, si nadie lo quiere escuchar se le seca
el manantial cerebral y su lengua se le pega al paladar; pero cuando siente que el público
tiene sed de escuchar y los oídos abiertos, amplía “su negocio” y si al principio “importaba”
mercancía de los libros existentes o de los dichos de otros rabinos ésa era la “mercancía” que
ofrecía a su publico; ahora a raíz del elogio y aprecio empieza a ofrecer su propia cosecha:
ideas, explicaciones, Jidushim propios, ampliando así su caudal de consejos y sabiduría.

Este concepto es bien conocido por los hombres de negocios: invertir los ingresos que obtienen
de la venta de su mercancía en inmuebles y así conseguir nuevos ingresos que se generan
por sí mismos (mejor conocidos como “activos”). Asimismo, el Néfesh Maskélet invierte
cada logro que consigue vendiendo su mercancía al Bá’al en “inmuebles”, aferrándose en la
entidad misma del Bá’al.

Existe una diferencia más entre traer mercancía del extranjero y fabricarla localmente:
cuando se trae mercancía, el encargado sólo se limita a supervisar; pero cuando la fabrica la
dedicación es absoluta y los resultados son diferentes. Asimismo, cuando el Néfesh Maskélet

285
tiene como misión transportar sus recomendaciones y advertencias desde el Trono Celestial,
aunque lo haga con mucha dedicación, no es un trabajo “personalizado”. Es por eso que
el versículo anterior manifiesta que “se levantó durante la noche”, insinuando que también
el Néfesh Maskélet se toma su tiempo para dormir. No obstante, cuando se hace dueño de
su propio campo, no se menciona que se levanta, ya que está todo el tiempo atendiendo y
haciendo prosperar el “negocio” con sus propias manos. Así es como se intensifica y mejora
la “producción” del Néfesh Maskélet, sugiriendo en cada ocasión consejos más acertados
obteniendo mejores resultados.

Sólo queda explicar, ¿por qué, de todos los frutos, comparó la producción del Néfesh Maskélet
con la viña?

Es oportuno recordar aquí que las bebidas pueden clasificarse en cuatro grupos: agua, jugo,
aceite y vino. Asimismo, la Torá puede estudiarse de cuatro modos: Pshat, Rémez, Drásh y
Sod.

Estudiar la Torá a nivel Sod implica una compleja extracción (como el vino de las uvas), una
atenta supervisión (como al vino para que no se avinagre), que está insinuado en la suma
de las letras que conforman las palabras “Yáin” (vino) y “Sod” (secreto) en hebreo, pues en
ambas resulta 70.

Todo yehudí debe estudiar la Torá, comenzando por el Pshat y avanzando poco a poco hasta
conseguir dominar el nivel del Sod, revelando los secretos ocultos de la Torá, y eso es lo que
ofrece el Néfesh Maskélet: desenmascarar los secretos más profundos de la Torá, si tan solo
se lo permitimos.

‫ח‬
Peldaño Jet
Ciñe con firmeza su cintura y esfuerza sus brazos (Mishlé 31:17)
‫ וַתְ ַּא ֵמּץ זְרֹוע ֹתֶ י ָה‬,ָ‫ָחג ְָרה בְעֹוז מָתְ נֶיה‬

Así como el cuerpo se fortalece mediante el ejercicio, el alma también se fortalece con sus
propios ejercicios que consisten en “vencer batallas”. Significa que, al salir victoriosos de
cada prueba a la que somos sometidos, nuestra alma se fortifica.

286
Estos ejercicios que fortalecen al alma se dan en tres zonas: pensamiento, habla y acción.
El Néfesh Maskélet, como fiel asistente del alma, se preocupa por apoyarnos de manera
independiente en estas tres zonas.

Cada una de estas zonas cuenta con su adversario particular que contrarresta los esfuerzos
del Néfesh Maskélet. Por ejemplo, cada vez que el Néfesh Maskélet procura ayudarnos para
hablar apropiadamente con el prójimo, un impulso interno nos incitará a expresarnos de
manera inapropiada o abordar temas indignos. Asimismo, cada vez que nos preparamos para
rezar con la debida concentración, algo interno nos “introduce” todo tipo de pensamientos
que nos hace la tarea mucho más difícil de lo que suponíamos, haciendo “interferencia” entre
lo que decimos y lo que pensamos.

Por eso la Mishná afirma, “¿Quién es el fuerte? El que conquista a su instinto” (Avot 4:1),
pues como explicamos anteriormente, el “ejercicio” que hace “fuerte” a su Néfesh Maskélet
es la victoria en batalla contra el instinto, y esto sucede tras el cumplimiento de cualquier
mitzvá.

Nuestra existencia se compone de un concepto conocido como “luz interna” (Or Hapenimí).
Dicha luz se origina y nos permite vivir por medio de tres factores: el Néfesh, el Rúaj y la
Neshamá. La pregunta es, cuando cumplimos una mitzvá, ¿cuál de estos tres factores se
beneficia y fortalece?

Para responder esto de la mejor manera recordemos cómo son los aparatos del “gimnasio
espiritual”.

En el gimnasio existen aparatos específicos para el abdomen, otros para las piernas, otros
específicos para el bíceps y tríceps -el anhelado “conejo”-; de igual manera los músculos de
nuestro “Néfesh, Rúaj y Neshamá” se desarrollan con ejercicios específicos.

• Néfesh: ubicado en el hígado-sangre, alude a la acción, por lo tanto cada vez


que hagamos una mitzvá que involucre una acción, estaremos desarrollando el Néfesh.

• Rúaj: ubicado en el corazón (pulmón) alude al habla, por lo tanto cuando la


mitzvá consiste en pronunciar palabras eso desarrollará nuestro Rúaj.

• Neshamá: ubicado en el cerebro-pensamiento, alude a la concentración e


intención, de tal forma que cada vez que se hace una mitzvá en la cual debemos
de pensar o concentrarnos este ejercicio desarrollará la Neshamá.

Hay Mitzvot que en su cumplimiento debemos usar una de las tres, otras dos de tres y algunas
otras las tres.

287
Por ejemplo, la mitzvá de Tefilín incluye colocarse los Tefilín/Acción, mencionar su respectiva
bendición/Pronunciación y controlar la mente para evitar tener pensamientos inapropiados/
Pensamiento.

Así, al “activar” nuestro pensamiento, nuestra habla y llevar a cabo la acción, “fortificaremos”
nuestro Néfesh, Rúaj y Neshamá, mientras que la mitzvá de rezar, en cambio, sólo beneficia
dos áreas, ya que consiste sólo en hablar y pensar. La mitzvá de creer en Dios, amarlo, amar al
prójimo, desarrolla únicamente la Neshamá ya que no hay en esta mitzvá especifica ni habla
ni acción.

La Néfesh Maskélet cumple la función del entrenador del gimnasio, sólo que nos orienta
a desarrollar nuestros músculos espirituales. No debemos olvidar que contamos con otros
dos elementos que también debemos fortalecer, llamados “Jayá” y “Yejidá”, sólo que estos
factores son externos a nuestro cuerpo, los cuales se desarrollan con la forma cómo cumplimos
los preceptos; es decir con alegría, entusiasmo, haciendo más de lo que se nos pide. Estos
conceptos ya han sido desarrollado en otros de mis libros.

Lo que afirma este versículo es que debido a que nuestra Eshet Jail (el Néfesh Maskélet)
se siente bien apreciada y como consecuencia “ciñe con firmeza su cintura y esfuerza sus
brazos”, es decir, se fortalece y logra así conseguir cada vez más y mejores resultados
para beneficiarnos en todo nuestro ser (como mencionamos anteriormente, que cambia su
“negocio” y en lugar de conseguir mercancía desde lejos, siembra campos locales y se dedica
a su producción para que sea aún mejor).

El concepto que indica este versículo mediante expresiones figuradas, lo define con claridad
en el siguiente versículo.

‫ט‬
PeldañoTet

Probó que es buena su mercancía, no apagará por la noche su vela (Mishlé 31:18)
‫ ֹלא י ִ ְכ ֶבּה ַב ַ ּליְלָה נ ֵָרּה‬,‫ָט ֲעמָה ִכּי טֹוב ַסח ְָרּה‬

Cuando el Néfesh Maskélet comprobó que su mercancía es útil, ya que el Bá’al la “compra”
288
y se beneficia con ella eficazmente, toma la decisión de trabajar “horas extras”, de modo que
ya no descansa ni siquiera por las noches, sino que, “no apagará por la noche su vela”.

Esto es una mejora de la situación que se ya se narró en el versículo 15, donde el Néfesh
Maskélet se levanta durante la noche, indicando que sí duerme, aunque “madruga” para poder
preparar su plan de trabajo antes del amanecer. Aquí se nos indica que ya ni siquiera duerme,
expresándonos la fuerza, poder y dedicada atención que nuestra Néfesh Maskélet nos brinda,
con solo darle atención y aprecio.

Esta fuerza extraordinaria del Néfesh Maskélet, la cual le permite no descansar de día y noche,
con el único fin de ayudar al Bá’al, se nutre de los elogios que el Bá’al le proporciona en cada
ocasión que se beneficia por seguir sus consejos, y de ver también cómo sus indicaciones
como buen entrenador, durante los “ejercicios”, dieron muy buenos resultados, logrando
afinar la “figura espiritual”.

Es importante reiterar que este concepto es válido en todas las áreas de la vida, especialmente
en el comercio. Es un hecho que cuando el mercader percibe que determinada mercancía se
vende con facilidad y deja buenos dividendos, renueva la fuerza y origina una perspectiva tan
especial, que la gente está dispuesta a pasar sus noches en vela con tal de generar ganancias
mayores.

Asimismo, cuando su mercancía es elogiada, inmediatamente la mente del vendedor comienza


a pensar qué más puede ofrecer al comprador para satisfacer sus necesidades, considerando
que le complace adquirir su mercancía.

Es por eso que el capítulo de Eshet Jail adopta como principal ejemplo al trabajo, el comercio
y la mercancía para definir con mayor claridad la labor del Néfesh Maskélet en sus “ventas”
al Bá’al.

De hecho, este concepto lo vemos también en asuntos de Torá: cuando alguien expone una
conferencia y el público asiste, atiende, pregunta y lo elogia, inmediatamente el conferencista
se entusiasma para disertar de nuevo.

Asimismo, la mujer que cocina y su familia expresa lo delicioso que son sus guisados, se
siente complacida y se motiva para probar nuevas recetas y prepararlas.

289
‫י‬
Peldaño Yud

Sus manos extendió en el huso, y las palmas de


‫ ְו ַכ ֶפּי ָה תָ ּמְכּו ָפלְֶך‬,‫ש ְ ּלחָה ַב ִכּיׁשֹור‬
ׁ ִ ‫י ָדֶ י ָה‬

sus manos sostienen la rueca (Mishlé 31:19)

La labor del Néfesh Maskélet fue comparada, en el versículo 10, con la mercancía que es
importada desde lejos. Más adelante, en el versículo 16, fue comparada con el trabajo de
campo. Ahora es comparada con la costura y composición de ropa. ¿Qué significa esto?

La importación de mercancía es, hasta cierto punto, una de las labores más fáciles y que exigen
menor desgaste físico. El mercader simplemente busca los artículos que está interesado en
vender, los adquiere, los trae a su ciudad y los vende. Ahí termina su labor.

Por otro lado, quien se dedica al trabajo de campo debe destinar mayor cantidad de tiempo
y esfuerzo para que su labor rinda grandes ganancias. Debe arar, sembrar, regar y finalmente
cosechar para disfrutar los frutos de su trabajo; sin embargo, también este tipo de trabajo es
limitado.

Después de todo, tan pronto termina de sembrar, puede irse a descansar esperando a que
llueva y sólo cuando la plantación florezca, será momento de poner de nuevo manos a la obra.
En cambio, la costurera/tejedora jamás se detiene.

Su labor es interminable pues cada ves que suspenda su labor la prenda quedará inconclusa, a
diferencia del campesino y del comerciante, que pueden descansar entre etapas. En el trabajo
de la costurera no hay día ni noche, no importa cuál época del año sea: la prenda no se
termina por sí sola.

Análogamente, el Néfesh Maskélet se compara con el mercader que consigue sus consejos
desde lejos, teniendo tiempo incluso para dormir. Después, el Néfesh Maskélet “crece” y se
fortifica con nuestros elogios, de modo que al percibir que su mercancía es bien recibida,
decide ampliar el negocio de importación y también se dedica a los bienes raíces.

Dicho y hecho, “compra” su propio campo en el Bá’al y su labor se intensifica, pues ahora
se trata de trabajo de campo. Ya no duerme por las noches, pero todavía no es tan intenso.
290
Tiempo después, debido al éxito obtenido de sus negocios con el Bá’al, el Néfesh Maskélet
decide invertir todo su esfuerzo para beneficiar al Bá’al asemejando su labor a la de la
costurera, que jamás descansa pues siempre está enmendado ropa o tejiendo nuevas prendas.
Otra diferencia relevante entre estas tres ocupaciones es que el mercader labora fuera del
país, el trabajo de campo se realiza en su misma localidad, mientras que la costurera labora
en su casa.

Todo esto se relaciona con la Néfesh Maskélet quien al principio se ve en la necesidad de


“ausentarse” para poder traer su mercancía, más adelante se consigue que labore en el cuerpo
mismo sin la necesidad de viajar y, por último, se alcanza el nivel de que el Néfesh Maskélet
labore en casa, como un integrante más de la familia. Todo esto paralelo a la relación que el
Néfesh Maskélet mantiene con el Bá’al.

Por último, existe una diferencia más entre estas tres ocupaciones: el mercader provee
mercancía, el campesino provee comida y la costurera provee vestimenta, aludiendo nuestra
unión con el Néfesh Maskélet que nos provee de todo lo necesario en la vida.

En un sentido más profundo y para comprender mejor este último concepto (el Néfesh Maskélet
provee vestimenta al Bá’al), nos remontaremos a la vestimenta que Dios confeccionó para
cubrir el cuerpo de Adam Harishón.

Es importante considerar que existen infinidad de labores comparadas con la de la costurera,


en las que el trabajo jamás termina (como el carpintero, el alfarero y similares). No obstante,
Shelomó Hamélej eligió el ejemplo de la costurera. Además, en ningún momento reveló qué
tipo de ropa repara o compone esta “costurera”.

El versículo sólo se limitó a comentar que puso las manos sobre el huso y las palmas de sus
manos sostienen la rueca, sin explicar qué es exactamente lo que confecciona.

Nuestros Sabios revelan que el cuerpo de Adam Harishón resplandecía con una luz radiante,
a causa de la vestimenta espiritual que cubría su cuerpo. Algo similar sucedió con Moshé
Rabenu, quien al recibir las Tablas de la Ley directamente de Dios, mantuvo un contacto y
cercanía intensa con el Creador, que su rostro resplandecía con una luz impactante.

Esto también se debía a una especie de “vestimenta espiritual” que recubría su rostro.

Después de que Adam Harishón y Javá pecaron, probando el fruto prohibido, Dios les
confeccionó ropa de cuero. En su explicación literal, Adam y Javá estaban descubiertos y
Dios, en su gran misericordia, les proveyó de ropa, la cual consistía de trajes de piel.

En un sentido más profundo, la ropa que cubría los cuerpos de Adam y Javá en un principio
eran de luz. Ahora Dios les había confeccionado “ropa” material de piel, la misma piel que
hasta la fecha cubre nuestra existencia y no permite irradiar luz.
291
Este concepto se insinúa en los términos empleados, pues en un principio la “vestimenta”
que cubría a Adam y Javá se le conocía como “Cotnot Or” (ropa de luz) y la “vestimenta”
que posteriormente los cubrió, el versículo Bereshít 3:21 la define como “Cotnot ‘Or” (ropa
de piel).

Significa que, en esencia, era la misma vestimenta la que los cubría, con diferencia de una
sola letra: la palabra “Or” (luz) se escribe en hebreo empleando la letra Alef y para escribir
la palabra “‘Or” (piel) se emplea la letra Áin. La Cabalá indica que la letra Alef representa
conceptos espirituales, mientras que la letra Áin representa asuntos mundanos.

Por ejemplo, el término “Ósher” (felicidad) que representa un concepto espiritual, se escribe
con la letra Alef; mientras que la palabra “Ósher” (riqueza) que representa un concepto
material, se escribe con la letra Áin. Por lo tanto, la letra Áin materializa a la espiritualidad.

Analizando el concepto de luz que irradiaban los cuerpos de Adam y Javá, los tres componentes
internos que mencionamos anteriormente (Néfesh, Rúaj y Neshamá) son los que generan la
luz interna del cuerpo, mientras que los dos componentes externos (Jayá y Yejidá) producen
la luz externa que irradia el cuerpo.

Ambas se vieron afectadas al ser cubierto el cuerpo por su nueva “vestimenta” de piel
material, como consecuencia de su pecado.

Ahora comprendemos por qué, de todos los oficios, Shelomó Hamélej eligió al de la
costurera para ilustrar la nueva labor del Néfesh Maskélet, ya que en este nuevo nivel como
“empresario”, se dedica a enmendar nuestra ropa espiritual, tanto la interior como la exterior,
buscando la manera de reparar nuestra “ropa de piel” (Cotnot ‘Or) y recuperar nuestra “ropa
de luz” (Cotnot Or).

Es por eso que el Néfesh Maskélet agregó a sus negocios el oficio de costurera y se dedicó
ahora a enmendar ropa, pues es lo que el Bá’al necesita ahora en este nuevo nivel.

Ahora cobra mayor sentido la indicación de Shelomó Hamélej: “En todo momento mantén
tu ropa blanca” (Kohélet 9:8), pues no sólo se refería a la limpieza manifiesta, sino también
a la limpieza de la ropa que el Néfesh Maskélet confecciona para vestirnos y protegernos.

292
‫כ‬
Peldaño Kaf

Su palma tendió al pobre, y sus manos extendió al menesteroso (Mishlé 31:20)


‫ש ְ ּלחָה ָל ֶאבְיֹון‬
ׁ ִ ‫ ְוי ָדֶ י ָה‬,‫שׂה ֶל ָענִי‬
ָ ‫ַכּ ָפּּה ָפ ְּר‬

Los siguientes versículos definen con mayor precisión qué tipo de ropa es la que el Néfesh
Maskélet se dedica a enmendar y lo que hace con ella. No obstante, este versículo indica un
aspecto muy importante que el Néfesh Maskélet comprendió y que debía anticipar a su nueva
labor como costurera.

Este versículo aborda dos tipos de necesitados: el “Aní” (pobre) y el “Evión” (menesteroso).
Por lo general, se suele explicar que la diferencia entre estas dos infortunadas personas es
que el Evión se encuentra en una situación por debajo de la del ‘Aní. De ahí que algunas
traducciones definan al Evión como “paupérrimo”.

No obstante, existen otras explicaciones que definen la diferencia entre estos dos individuos:
el Evión es el que alguna vez fue rico y perdió toda su riqueza, mientras que el ‘Aní siempre
fue pobre. Cabe mencionar que, también según esta explicación la situación del Evión está
por debajo de la del ‘Aní, aunque no necesariamente desde el punto de vista económico.

Asimismo, el Néfesh Maskélet comprende que existen dos tipos de Bá’al: uno es el que jamás
tuvo contacto con su parte espiritual y otro es el que alguna vez era rico “espiritualmente” y
perdió su riqueza espiritual.

Por ejemplo, la persona que nació de padres laicos y jamás supo nada de su judaísmo, tan
solo el hecho mismo de ser judío. Esta persona cuenta con un Bá’al de nivel ‘Aní, pues
siempre fue así. Por otro lado, una persona que nació en un entorno religioso y conoció bien
su judaísmo hasta que, en un momento dado de su vida, se fue por el camino equivocado y
lo descuidó. El Bá’al de este hombre se denomina como Evión, pues lo que tenía lo perdió.
El Néfesh Maskélet sabe distinguir entre cada Bá’al y lo considera antes de comenzar su
nueva labor como costurera, para saber el tipo de traje que le debe confeccionar, con el fin de
desempeñarse efectivamente, acorde al Bá’al que debe atender.

293
La ley indica que el dinero destinado para la caridad debe distribuirse entre la gente necesitada
de acuerdo al nivel de vida que llevaba hasta la fecha. Por ello, al ‘Aní se le proporciona
vestimenta sencilla, básica y mínima necesaria. Sin embargo, al Evión se le debe proporcionar
la misma ropa que habituaba vestir antes de perder su posición económica.

Existe además otro aspecto que diferencia entre el ‘Aní y el Evión: el ‘Aní está acostumbrado
a vivir de la caridad, mientras que el Evión se avergüenza de tomar limosna de la gente.

De la misma manera, la ropa que el Néfesh Maskélet confecciona dependerá del Bá’al que
debe vestir. Si es ‘Aní, le proporcionará ropa apropiada para el que siempre fue pobre; pero si
es Evión, le confeccionará atuendos propios a lo que vestía cuando era adinerado.

Análogamente, al que jamás probó su judaísmo, le conferirá consejos sencillos y humildes


que podrá “vestir” sin ningún problema. De lo contrario, es decir, si no se acomoda al Bá’al
según su estilo de vestir, simplemente no lo aceptará. Por otro lado, al que alguna vez probó
su espiritualidad y la dejó, le ofrecerá consejos más avanzados, de acuerdo al nivel que
alguna vez tuvo, ya que sin lugar a dudas los identificará y aceptará con cariño.

Visto desde otro punto de vista, el ‘Aní pide, ya que siempre vivió de la caridad. El Evión,
en cambio, no pide, simplemente no está habituado a solicitar ayuda, pues jamás la necesitó.
Esto se insinúa en el versículo, pues con relación a ayudar al ‘Aní menciona que “su palma
tendió al pobre”. Es decir, las monedas están sobre la palma de la Eshet Jail, listas para que el
pobre las tome por sí mismo. No obstante, con relación al Evión, la acción que toma la Eshet
Jail es “extender su mano” para entregarle personalmente la ayuda que necesita, a causa de
que él jamás la pedirá ni tomará de manos de nadie, por ello es preciso dársela.

Análogamente, existen dos tipos de Bá’al: el que pide y el que no sabe que necesita ayuda.
Al Bá’al que pide ayuda, el Néfesh Maskélet lo apoya emitiendo sus consejos de acuerdo a
la solicitud recibida y otros consejos más que le acomodan con lo que pide, pero que jamás
solicitó, sólo que el Néfesh Maskélet sabe que lo necesita. Por otro lado, al Bá’al que no pide
ayuda de su Néfesh Maskélet por el motivo que fuere, le ofrece sus consejos considerando lo
que realmente necesita y presentándolos de la manera en que esté gustoso de aceptarlo.

Por ejemplo, cuando un cliente entra a la tienda de ropa y solicita una camisa para comprar, el
vendedor le mostrará algunas camisas que pudieran agradarle; sin embargo, un buen vendedor
le ofrecerá además una colección de corbatas que combinen con la camisa que pudiera elegir.
Igualmente, el Néfesh Maskélet se preocupa por ofrecer lo que el Bá’al pide y, además, lo que
necesita aunque no lo pida, presentándolo en una agradable “combinación” para que el Bá’al
acepte llevar a cabo lo que se le sugiere.

A continuación, los siguientes versículos detallan las “prendas” que el Néfesh Maskélet se
dedica a reparar o confeccionar, conforme al alto nivel de confianza y aprecio que ha recibido
por parte del Bá’al.
294
‫ל‬
Peldaño Lamed

No temerá por su familia a causa de la nieve, pues toda su


‫שנִים‬
ׁ ָ ‫ ִכּי כָל ֵבּיתָ ּה ָלבֻׁש‬,‫שלֶג‬
ּׁ ָ ‫ירא ְלבֵיתָ ּה ִמ‬
ָ ִ‫ֹלא ת‬

familia viste lana púrpura (Mishlé 31:21)

La ropa de luz que va a proporcionar el Néfesh Maskélet al Bá’al se divide en dos clases:

• Or Makif, vestimenta de luz exterior, la cual envuelve a la persona


• Or Penimi, vestimenta de luz interna, la cual la llena de luz

Mientras la luz interna se forma por el Néfesh, el Rúaj y la Neshamá, tres partículas divinas
que se hallan en nuestro interior (mente, corazón y hígado), la luz exterior se forma de las dos
partículas externas llamadas Jayá y Yejidá.

Las iniciales de los tres órganos internos que conforman la luz interna –Moaj, cerebro, Lev,
corazón y Kaved, hígado- forman la palabra MELEJ, rey, mientras que la luz externa se
conforma por la Jayá y la Yejidá, cuyas iniciales forman la palabra JAY, vivo.

Cada mañana en nuestro agradecimiento matutino decimos “Modé Aní Lefaneja MELEJ
JAY…”, agradeciendo con nuestras primeras palabras al amanecer justamente estas
vestimentas de luz , las internas y las externas.

Inicialmente, el Néfesh Maskélet se preocupa por el “Or Makif” (luz envolvente). Es decir,
la “ropa de luz” exterior que protege al ser humano, ya que si no está debidamente cubierto
y “calientito”, el tremendo frío de la nieve que lo rodea afectará gravemente su “salud
espiritual”.

Durante el otoño, el viento desprende las hojas de los árboles afectando a la gente que
camina. A finales del otoño y principios del invierno, las corrientes de aire son más intensas,
desprendiendo incluso ramas secas de los árboles, lo cual podría dañar aún más a las personas.
Cuando la nieve aparece, el frío es tan intenso que, en ocasiones, ni siquiera permite andar
por las calles.
295
En este versículo, la nieve es empleada como símbolo de destrucción y la Eshet Jail lo
combate cubriendo el exterior de su familia con prendas elaboradas con lana púrpura.

Aunque el concepto está claro, todavía queda explicar, ¿cuál es el peligro que amenaza la
nieve y por qué la combate el Néfesh Maskélet empleando “lana púrpura”? La nieve, como
explicamos, enfría. En forma similar, el riesgo que previene la Néfesh Maskélet son las malas
influencias, que enfrían y confunden al Bá’al de los conceptos que ha adquirido en el pasado.

Es un hecho que el mundo —con cada generación que pasa— se vuelve más frío ante lo
espiritual. Cada vez contamos con mayor tecnología, surgen nuevos aparatos para evitar la
fatiga y el esfuerzo, así que todo aquello que realmente vale la pena se ve afectado.

Es por esto, que en primer lugar, la Eshet Jail se preocupa por construir una muralla que
proteja lo que hasta ahora se ha conseguido y no se vea perjudicado por la sociedad que lo
rodea.

El término “Shanim” (lana púrpura) también significa “doble”, haciendo referencia a los
dos tipos de prendas que el Néfesh Maskélet debe confeccionar para proteger al Bá’al: la
interior y la exterior. Por ello, aunque en primera instancia se preocupa por la ropa exterior,
no olvida en ningún momento que dicha ropa debe “combinar” con la ropa interior que
confeccionará posteriormente, con el fin de que todo armonice y el Bá’al se sienta muy
cómodo al “vestir” todas las combinaciones de ropa que la Néfesh Maskélet le ofrece.

De esta manera, la Néfesh Maskélet consigue proporcionar la luz externa que el Bá’al necesita
para defenderse contra los ataques externos que amenazan su ser.

El siguiente versículo detalla la ropa interior que la Eshet Jail elabora para el Bá’al.

‫מ‬
Peldaño Mem

Tapices hizo para ella, lino fino y púrpura es su vestimenta (Mishlé 31:22)
‫שּׁה‬
ָ ‫ְַארגָּמָן לְבּו‬
ְ ‫שׁׁש ו‬
ֵ ,‫שׂתָ ה ָלּּה‬
ְ ‫מ ְַרבַדִ ּים ָע‬

296
Estos materiales representan los diferentes atuendos que la Néfesh Maskélet considera
importantes para vestir interiormente y así proteger el interior espiritual de la persona.

La amenaza interna que inquieta al Néfesh Maskélet es el Instinto del Mal, mismo que desde
el interior del Bá’al le incita a hacer lo incorrecto. Para ello, la Néfesh Maskélet debe dotarlo
de una luz interior (“Or Penimí”) que lo proteja.

Es interesante que los materiales que emplea la Néfesh Maskélet para confeccionar la ropa
exterior y la ropa interior, coinciden con los que fueron empleados en la construcción del
Mishkán. El motivo se debe a que cada persona es un Mishkán en el que Dios mora, como lo
indica el versículo cuando Dios pidió a Moshé que solicitara al pueblo de Israel que elaboren
un Mishkán: “Hagan para Mí un Mishkán y habitaré dentro de ellos” (Shemot 25:8), y
nuestros Sabios explican que la expresión “habitaré dentro de ellos” se refiere dentro de
cada yehudí que decide hacer de sí mismo un Mishkán para Dios.

En un sentido más profundo, no es posible erigir un Mishkán sin Betzalel, es decir un


“arquitecto” que indique cómo construirlo. Análogamente, sin una Néfesh Maskélet que
dirija al Bá’al en cada paso que construye, el Bá’al jamás podrá ser un Mishkán humano
donde Dios acepte morar . Claro está que como requisito primordial está que el Bá’al respete
las sugerencias de su “arquitecto” para conseguir los resultados deseados.

El pueblo de Israel, durante su travesía por el desierto, contó con dos grandes dirigentes:
Moshé Rabenu y Aharón Hacohén. Moshé Rabenu representa la “luz envolvente”, es decir,
la luz exterior del pueblo de Israel. Aharón Hacohén, en cambio, representa la “luz interior”.

Como mencionamos anteriormente, dos de los cinco factores que componen nuestro ser
son “Jayá” y “Yejidá”. Jayá es como el cordón umbilical que une a la persona con Dios,
mientras que Yejidá se ocupa de resguardar a la esencia misma de la persona.

Por ello, Moshé Rabenu se asemeja a Jayá, pues se encargaba de mantener la relación del
pueblo de Israel con Dios: subía al Monte Sinai, se comunicaba con Dios y así nos mantenía
unidos a Él. Aharón Hacohén, por su parte, se asemeja a Yejidá, ya que se dedicaba a mantener
la paz dentro del pueblo. Moshé Rabenu se encargaba de la parte exterior, mientras que
Aharón Hacohén se responsabilizaba de la parte interior.

La labor de Moshé y Aharón con relación al pueblo de Israel, es la misma que se da en


cada persona con relación a la luz que su Néfesh Maskélet le provee, proporcionándole la
combinación de “luz externa” y “luz interna”.

El campamento del Pueblo de Israel en el desierto estaba organizado con esta misma formula:
a su alrededor tenían las Nubes de Honor que los protegían, una Luz Divina de Or Makif que

297
les resguardaba de todo ataque externo. En medio del campamento estaba el Tabernáculo,
con los sacerdotes, los sacrificios y bellos cánticos y alabanzas; un lugar lleno de Luz Divina
de Or Penimi, de tal forma que el pueblo estaba bien “vestido y abrigado”.

A nivel particular, nuestra Néfesh Maskélet quiere encargarse justamente de abrigarnos y


protegernos de cualquier oscuridad, tanto externa como interna y eso lo hace “Llenándonos
de Luz” y cuando ésta se prende, la oscuridad desaparece.

‫נ‬
PeldañoNun

Es conocido en los portones su marido, cuando se sienta con


‫ָארץ‬
ֶ ‫שׁבְּתֹו עִם זִ ְקנֵי‬
ִ ּ‫ ְב‬,‫שּׁע ִָרים ַ ּב ְעלָּה‬
ְ ּ‫נֹודָ ע ַב‬

los ancianos de la tierra (Mishlé 31:23)

El hombre que cuenta con una Eshet Jail tan excepcional, es reconocido en todas partes.
Análogamente, cuando la Néfesh Maskélet es debidamente apreciada y mantiene una relación
sana y de confianza con el Bá’al, éste es reconocido en todos lados, ya que “Detrás de un
gran hombre, hay una gran mujer”.

El hombre fue comparado con el árbol, como lo indica la Torá: “Pues el hombre es el árbol
del campo” (Devarim 20:19). Uno de los motivos de esta comparación se debe a que todos
elogiamos al árbol por lo que vemos: un tronco firme, fuertes ramas, hojas, y deliciosos
frutos; sin embargo, olvidamos que todo eso se lo debe a sus raíces, las cuales no se ven, pues
están escondidas bajo tierra.

Del mismo modo, toda persona exitosa es elogiada por sus logros, pero pocos saben reconocer
que esos triunfos se los debe a un factor que no está a la vista. En el caso del hombre, su
mujer. En el caso del Bá’al, su Néfesh Maskélet.

Por ello, cuando percibimos que una persona consigue sus ideales y crece en el camino de
la verdad, aunque lo reconocemos a él (es decir, al Bá’al) como una gran personalidad, en

298
realidad lo que debemos reconocer es que durante su vida apreció debidamente a su Néfesh
Maskélet y fue así como consiguió lo que es ahora, impulsado por su Néfesh Maskélet, la cual
no se percibe.

En la actualidad, somos testigos de cómo grandes personalidades caen en la adicción y otros


males que los destruyen. Muchachos universitarios con un futuro prometedor, se desvían del
buen camino y se pierden.

Sin distinción de edad, cada vez más hombres y mujeres quedan “fuera de juego”: divorcios,
drogas, “aventuras” y similares destruyen a individuos que jamás hubiéramos pensado les
sucedería. ¿Por qué?

Por otro lado cabe preguntar, ¿por qué en la actualidad se han incrementado las clases de Torá
por doquier? Antiguamente, sólo los hombres adultos asistían a clases de Torá. De hecho,
ni siquiera existían pláticas para mujeres o actividades para los menores. Todo se limitaba a
asistir a la escuela y la mujer permanecía en casa.

¿Qué sucedió últimamente en todo el mundo que dondequiera se imparten conferencias para
todas las edades y géneros?

Como mencionamos anteriormente, el hombre fue comparado con el árbol, el cual debe
tener raíces proporcionales a la parte visible del árbol mismo. Aquel árbol que crezca
desmedidamente sobre la superficie de la tierra, sin contar con raíces que lo afiancen
apropiadamente, caerá ante el primer viento que sople en su contra.

Antiguamente, la gente no salía lejos de casa. Los hombres laboraban en los campos, siempre
próximos a la ciudad. Los comerciantes tan sólo se alejaban unas cuadras de su casa para
llegar al negocio. Las mujeres estaban en casa y los niños asistían a la escuela que no estaba
a más de cinco minutos caminando.

Por ello, siendo que la sección de sus árboles visibles no era especialmente frondosa, no
requerían de profundas raíces que los mantuvieran firmes.

En la actualidad nadie está quieto. Hombres, mujeres y niños viajan por todo el mundo
desmedidamente. Sea en vacaciones o no, los medios de transporte permiten movilizarse de
un lugar a otro en cuestión de minutos.

Pero eso es lo de menos, gracias a los medios de comunicación convertimos a la Tierra


en una aldea y podemos estar en cualquier lugar sin movernos de nuestra silla; nuestros
jóvenes y niños son particularmente vulnerables pues se exponen a una inmensa cantidad de
información -buena o mala- con un sencillo click. Esto ha originado que el follaje de cada
árbol crezca.

299
Por ello, si las raíces no se atienden debidamente, el árbol caerá con facilidad. Es por eso que
todas esas grandes personalidades, muchachos universitarios y mujeres aparentemente con
fuertes ideales, caen ante las adicciones y otros riesgos amenazantes.

Simplemente “crecieron mucho” desplazándose en todas direcciones, sin estar bien arraigados
a sus raíces. Por ello, se han incrementado las clases de Torá por todas partes, para que
equitativamente crezcan las raíces de las personas y puedan mantenerse en pie frente a las
batallas que el mundo expone.

Este concepto lo insinúa el versículo anterior, pues “es conocido en los portones su marido”,
es decir, que el Bá’al no teme viajar a los portones de las ciudades pues siempre es bien
apreciado, ya que cuenta para sus viajes con una Néfesh Maskélet proporcionalmente
desarrollada para mantenerlo firme a sus ideales.Sólo resta explicar: ¿qué significa “cuando
se sienta con los ancianos de la tierra”? Hay un dicho que dice:

“¡Si los jóvenes supieran, si los ancianos pudieran…!”

Esta frase denota la falta de experiencia de los jóvenes quienes, pese a tener el tiempo y la
capacidad de actuar, no lo hacen. Por otro lado, los ancianos conocen bien el camino y saben
a dónde deben llegar, sólo que ya no pueden. Dicho de otro modo, los jóvenes tienen reloj
(tiempo), mientras que los ancianos tienen brújula (directriz).

No obstante, cuando el Néfesh Maskélet es debidamente apreciado y desarrollado, incluso


el Bá’al joven puede “sentarse con los ancianos”, ya que habrá obtenido su propia brújula.

Esto es lo que la Torá llama en Bereshít (41:43) “Abrej”, término compuesto de dos palabras:
“Ab” (padre) y “Raj” (tierno), es decir, “padre de la sabiduría y tierno en edad”. Significa
que lo que el anciano pudiera adquirir a lo largo de su vida, el joven podría alcanzarlo en poco
tiempo, si tan sólo apreciara su Néfesh Maskélet.

Debemos recordar que el Néfesh Maskélet está ansioso por proveernos de toda la mercancía
que puede conseguir, generar o confeccionar. Sólo está a la espera de que apreciemos su
labor.

300
‫ס‬
Peldaño Sámej

Manto hizo y vendió, y cinto entregó al mercader (Mishlé 31:24)


‫ ַוחֲגֹור נָתְ נָה ַל ְ ּכנַ ֲענִי‬,‫שׂתָ ה וַתִ ּמְכ ֹּר‬
ְ ‫סָדִ ין ָע‬

El versículo nos dice que este joven, al tener una excepcional unión con su Néfesh Maskélet
“es conocido en los portones cuando se sienta con los ancianos de la tierra”, refiriéndose a
los lugares donde se estudia la Torá, la enseñanza y la cultura verdadera, e incluso agrega de
sus propios conocimientos a los ancianos eruditos con los que se sienta, destacándose entre
los demás.

En este versículo Shelomó Hamélej nos indica la relación que debemos adoptar con las demás
personas al momento de alcanzar el nivel descrito en el versículo anterior.

En primer lugar, en este versículo se menciona por primera vez que el Néfesh Maskélet tiene
algo que vender, pues hasta ahora todo era para el uso personal y familiar y lo había ofrecido
sin esperar ningún pago a cambio. No obstante, el versículo define que el Néfesh Maskélet
vende sólo a los ancianos (mencionados en el versículo anterior), mientras que al mercader
le obsequia el cinto sin que deba pagar por él.

La explicación es la siguiente: el Néfesh Maskélet comenta al Bá’al que, ahora que ha


conseguido sentarse con los grandes Sabios de la Torá, debe tomar de los mantos que le
regaló anteriormente, confeccionarlos y venderlos a dichos eruditos.

El proceso de vender consiste en dar algo a cambio de otra cosa; por lo general se entrega
mercancía y se recibe dinero. No obstante, es común recibir mercancía a cambio de mercancía,
sin que por ello deje de considerarse dicha transacción como un trueque.

En este caso, el Néfesh Maskélet aconseja al Bá’al ofrecer de su sabiduría a los eruditos que
lo acompañan, sin dejar de prestar atención a la sabiduría que ellos le conferirán a cambio,
es decir, “venderla” intercambiando de su sabiduría para recibir de la sabiduría de los demás.
Nuestros Sabios explican que el término “Zakén” (anciano) en hebreo se compone de
tres letras que son las iniciales de las palabras “Ze kaná jojmá” (éste adquirió sabiduría),
refiriéndose a los ancianos con los que se sienta el Bá’al, pues habrán adquirido también ellos
301
sabiduría y es tarea del Bá’al absorberla. Para ello, le indica la Néfesh Maskélet, es preciso
que les ofrezca de su propia mercancía (los mantos) y así recibirá mercancía a cambio.

Este consejo del Néfesh Maskélet es, al mismo tiempo, una advertencia para compartir
sabiduría sólo con personas que son conocidas como “Zakén”, pues sólo ellos podrán discernir
y aprobar su sabiduría, corrigiendo o compensando según sea necesario. Asimismo, sólo de
ellos deberá recibir “mercancía”, pues la de otras personas que no son “Zakén” puede ser una
decisión arriesgada.

Una tercera recomendación de la Néfesh Maskélet al Bá’al es que, al alcanzar el nivel de


sentarse junto a sabios y eruditos de la Torá, incluso enriqueciendo sus pláticas con sus
palabras, no debe olvidar el sentido literal de la palabra “Zakén” (anciano), por lo que les
debe respeto y sumisión en todo momento. En otras palabras, debe absorber de su sabiduría,
pero siempre como el vendedor que cede y consiente a su cliente, está predispuesto y lo
respeta, especialmente si se trata de una persona mayor.

Sin embargo, el versículo menciona que existe otro tipo de personas: el Kena’aní (mercader).
El Zóhar explica que el término Kena’aní proviene de la palabra “Kenu’im” (sometidos) y
hace alusión a la gente que se rindió ante su Instinto del Mal. Por ello, a esas personas se les
debe ofrecer la mercancía gratis, pues no hay sabiduría o consejo alguno que podría ayudar
al Bá’al para recibir a cambio de lo que él les ofrece.

Sólo resta explicar ¿por qué con relación a los ancianos, la mercancía del Bá’al es designada
como “manto”, mientras que la misma mercancía es distinguida como “cinto” cuando la
regala al Kena’aní?

Cuando la persona se dispone a rezar, debe disociar la parte superior del cuerpo de la parte
inferior, ajustando un cinto en la cintura (o cualquier otra prenda que consiga el mismo
resultado). Esto con el fin de presentarse ante Dios apropiadamente durante el rezo.

En un sentido más profundo, la sección inferior del cuerpo representa los deseos y la
impureza, pues contiene la desnudez, las plantas de los pies y la expulsión de los desechos
del cuerpo. Además, habitualmente está unida a la tierra. La parte superior del cuerpo, en
cambio, representa lo espiritual, pues contiene al corazón, responsable de los sentimientos y
las emociones, además de ser la morada del Rúaj; al cerebro responsable de los pensamientos
y la sabiduría y ser la morada de la Neshamá; y al hígado receptor del Néfesh.

Es por eso que no se permite rezar mientras el corazón sea socio de la parte inferior del
cuerpo, ya que el resultado será que el deseo y la impureza se apropie de la parte espiritual
del cuerpo. Sin embargo, si un cinto aísla estas dos secciones del cuerpo, es decir, cuando
la persona aprende a distinguir entre estas dos zonas y comprende que fue creado “mitad
animal (terrenal), mitad ángel (celestial)”, como indica el Talmud (Jaguigá 16a) que el ser

302
humano se asemeja en tres aspectos a los animales y en tres aspectos a los ángeles:

• Comemos, bebemos y nos procreamos como los animales
• Pensamos, hablamos y caminamos erguidos como los ángeles

Esta combinación complica nuestro ser, ya que es más fácil ser completamente animal o
completamente ángel, evitando batallar con nosotros mismos veinticuatro horas al día; sin
embargo esta batalla encierra el secreto de nuestra grandeza, ya que a pesar de lo opuesto
de nuestras dos mitades sabemos poner un cinto de separación, atendiendo nuestra Tierra y
cuidando nuestro Cielo.

El cinto que ajustamos en la cintura antes de rezar nos recuerda este concepto: no fusionar lo
espiritual con lo material y darle su tiempo a cada asunto.

De ahí que al Kena’aní (la gente que se somete a su Instinto del Mal), se le deba regalar cintos,
para que aprenda a disociar su parte espiritual de su búsqueda por lo material, reservando un
espacio de su tiempo para atender sus asuntos espirituales, sin olvidar atender sus necesidades
corporales.

‫ע‬
Peldaño Ain

Fuerza y esplendor son su vestidura,


‫שחַק לְיֹום ַאחֲרֹון‬
ׂ ְ ּ ִ‫ וַת‬,‫שּׁה‬
ָ ‫עֹוז ְוהָדָ ר לְבּו‬

y ríe por el día último (Mishlé 31:25)

A partir de este versículo el cántico del Eshet Jail concluye detallando los resultados que
obtiene el Bá’al que se sometió a la voluntad de su Néfesh Maskélet y se prepara para
despedirse de este mundo. Este versículo, por ejemplo, define la calidad de la ropa que el
Néfesh Maskélet confeccionó para el Bá’al, el cual nunca vio físicamente, ya que el ojo
humano esta vedado a las visiones espirituales, pero a los ciento veinte años, después de la
última vez que pronuncie el “Shemá”, al desprenderse del cuerpo, se revela esta dimensión y
con ella esta visión y por primera vez el Bá’al ve esta capa real que le confeccionó el Néfesh

303
Maskélet y gracias a esta hermosa visión el Bá’al “ríe por el día ultimo”.
La ropa bella, por lo general, no es resistente y la ropa resistente (como la industrial)
difícilmente es bella. Es complicado conseguir ropa bella y resistente. No obstante, la ropa
que elabora la Néfesh Maskélet es fuerte y esplendorosa, es decir: es bella y agradable de
vestir en este mundo y su resistencia le permite acompañarnos también en el Mundo Venidero,
que es eterno.

¿Cómo se consigue que el Néfesh Maskélet elabore ropa bella y resistente?

En cada ocasión que el Bá’al obedece la voluntad de su Néfesh Maskélet para abstenerse de
hacer algo indebido, la Néfesh Maskélet se refuerza; y en cada ocasión que el Bá’al acepta el
consejo del Néfesh Maskélet para llevar a cabo alguna acción positiva, la Néfesh Maskélet se
embellece. En otras palabras: cada vez que se abstiene del pecado se refuerza y cada vez que
se decide y lleva a cabo una mitzvá se embellece.

La Torá expresa, “Éste es mi Dios y lo embelleceré” (Shemot 15:2) y nuestros Sabios


explicaron en el Talmud que esto insinúa que debemos, “Embellecernos ante Dios mediante
las Mitzvot” (Shabat 133b). Literalmente, esta indicación consiste en cumplir las Mitzvot con
belleza, por ejemplo, construyendo una Sucá bella para Sucot, tocando un Shofar hermoso
en Rosh Hashaná y vistiendo un Talit bonito todos los días. En un sentido más profundo, lo
anterior sugiere que cuando cumplimos Mitzvot embellecemos a nuestro Néfesh Maskélet y
así nos embellecemos a nosotros mismos ante Dios.

Muy probablemente, el día que todo el mundo teme es el último día de la existencia terrenal,
cuando el alma se desprende del cuerpo y percibe la realidad de las cosas: la falsedad de este
mundo material, sus errores más y menos graves y, por encima de todo, la insensata manera
en que empleó su tiempo mientras permanecía vivo. Peor aún es cuando se da cuenta de lo
lejos que se encuentra el destino al que debía llegar.

Sin embargo, cuando la persona en vida, refuerza y embellece su Néfesh Maskélet, consigue
la mejor de las recompensas al despedirse de este mundo: “reír el último día de su vida”,
admirando la bella y luminosa ropa que lleva el alma.

En el Shir Hashirim, se insinúa el momento en que la persona deja este mundo, en el versículo
que expresa, “¿Quién es la que sube del desierto?” (Shir Hashirim 3:10). Al respecto, nuestros
Sabios revelan que cuando el alma se desprende del cuerpo, percibe una impresionante luz
que la aturde. Es una luz bella, radiante y muy especial. Finalmente, después de asombrarse
de la impactante luz, se da cuenta que ella misma originó esa luz en vida, producto de cada
ocasión en que se sometió a la voluntad de su Néfesh Maskélet.

A esto mismo se refiere nuestro versículo al afirmar que el Bá’al de la Eshet Jail reirá el
último día, cuando descubra la inmensa luz que generó con sus méritos, obedeciendo los

304
consejos de su Néfesh Maskélet.
Vale la pena detenernos para imaginar esta extraordinaria satisfacción: reír en el día más
temido por la Humanidad, disfrutar el mismísimo día de la muerte, pasando de la vida a una
mejor vida, fruto de nuestras decisiones.

No de balde el lugar a donde vamos se le llama “ el Jardín del Edén” ya que cada consejo
y acción positiva fueron semillas y cada estudio de Torá, que es comparada al agua, regó
esas semillas e hizo florecer nuestro jardín de Edén. Podremos gozarlo por la eternidad, pero
nunca debemos olvidar que nuestro jardinero fue la Néfesh Maskélet.

‫פ‬
Peldaño Pei

Su boca abrió con sabiduría, y ley de benevolencia hubo en su lengua (Mishlé 31:26)
‫ְתֹורת ֶחסֶד עַל לְׁשֹונָּה‬
ַ ‫ ו‬,‫ִפּי ָה ָפּתְ חָה ְב ָח ְכמָה‬

Como dijimos al principio, el hombre está casado con dos mujeres: una que ama y una
que odia, aludiendo al Bá’al casado con su Néfesh Behemít y su Néfesh Maskélet. Cabe
preguntar: ¿quién es la amada y quién es la odiada? Sorprendentemente la odiada fue la
Néfesh Maskélet, nuestro Instinto del Bien y la amada nuestro Instinto del Mal, la Néfesh
Behemít ya que de ésta última todas su palabras y consejos consistieron en ofrecernos placeres
mundanos, prohibidos y deliciosos, cuyo goce era ”aquí y ahora”, bajo la regla lo prohibido
es lo deseado.

Por otro lado la Néfesh Maskelet es un poco fastidiosa, ya que nos regaña por cada error, nos
llena de remordimientos por cada pecado y nos exige siempre más y más nivel y dedicación;
muchas veces todas esas palabras nos incomodaban bajo la regla “la verdad duele…”

Pero ahora, al final del camino, cuando todo terminó, el Bá’al voltea atrás y se da cuenta
que su esposa incomoda “Su boca abrió con sabiduría…”, ya que todo lo que dijo era muy
sabio y correcto, sólo que era como un niño que no entiende la inteligente orden de sus sabios
padres y ahora también entiende que su esposa “ley de benevolencia hubo en su lengua”
y todo lo que le dijo era por bondad, para ayudarlo a triunfar espiritualmente y cumplir su
305
misión en la Tierra.
Este versículo lo dice el Bá’al el último día de su vida, acompañado de un gran suspiro, como
diciendo, “¡Qué bueno que la obedecí...!”

Esto nos sirve para reflexionar mientras vivimos, ¿de qué nos sirve darnos cuenta, al terminar
la vida, que estuvimos rodeados de muchas bocas sabias, de cuyos labios manaba leche y miel
para nuestro bienestar, pero nunca nos quitamos los tapones de los oídos para escucharlos?
Por eso Shlomo Hamélej, en este cántico, nos recomienda: “Escucha a tu Néfesh Maskélet”
o como escribió en Mishlé: “Escucha hijo los regaños de tu padre y no abandones las
enseñanzas de tu madre” (Mishlé 1:8) y aunque sean verdades dolorosas, es una bondad para
ti.

Algo similar lo narra la Torá con relación a Ya’acov Abinu.

Ya’acov Abinu, antes de fallecer, reúne a todos sus hijos alrededor de su lecho y los bendice.
Sin embargo, si analizamos bien el contenido de lo que expresó, no parecieran ser bendiciones,
sino más bien reprimendas. En sus palabras hace alusión a los errores que cometieron en
el pasado y los amonesta. Entonces cabe preguntar, ¿si son reproches, por qué la Torá las
llama bendiciones? Al respecto explican nuestros Sabios que la mayor bendición consiste en
aconsejar al prójimo para que prospere, y ésa fue la bendición de Ya’acov Abinu a sus hijos.

Todos conocemos el refrán que dice “Uno no valora lo que tiene hasta que lo ve perdido”,
lo cual aplica -tristemente- cuando perdemos a nuestros queridos padres, abuelos , maestros
o rabinos, y empezamos a lamentar y a extrañar aquella boca sabia, con lengua benevolente,
diciendo “Qué lastima que no están aquí para ayudarme y aconsejarme”.

Dichoso aquel que sabe valorar en vida lo que vale un consejo de ellos, una bendición y como
siempre digo: “Si hay alguno de ellos a quien amas, agacha tu cabeza y pídele un consejo,
bésale la mano y pídele una bendición”.

La triste realidad es que también ellos sabían que sus palabras no son escuchadas en vida,
pero serán extrañadas el día de mañana, por ello los testamentos de las grandes personalidades
que el pueblo de Israel ha conservado a lo largo de la historia, no mencionan cómo repartir
sus bienes o cómo dirigir sus negocios. Más bien están colmadas de enseñanzas, sabiduría
y consejos. Instrucciones éticas sobre el cumplimiento de las Mitzvot o cómo evadir el mal
camino. Eso es lo que hace el Bá’al que tuvo una Néfesh Maskélet debidamente desarrollado
en vida y ahora se despide: “su boca abre con sabiduría”.

No en vano se dice, “No hay más sordo que quien no quiere oír” y lo opuesto decimos todos
los días: “Shemá Israel…” ¡Dichoso aquel que dejó a su Néfesh Maskélet expresarse y más
aún, bienaventurado quien prestó oído a sus consejos! Todo esfuerzo vale la pena tan solo por
dar el gran suspiro al final del camino, cantando este versículo.

306
‫צ‬
PeldañoTzadi

Vigila la marcha de su familia, y pan de la pereza no come (Mishlé 31:27)


‫ ְו ֶלחֶם ַעצְלּות ֹלא ת ֹאכֵל‬,‫צֹו ִפיָּה ֲהלִיכֹות ֵבּיתָ ּה‬

Imaginemos un hombre en sus últimos momentos, con una vejez satisfactoria tras de sí. En su
lecho voltea a su alrededor y ve con orgullo a sus hijos, nietos y bisnietos. “Vigila la marcha
de su familia”, es decir, observa a sus descendientes y se percata que cada uno de ellos se
conduce de manera paralela a sus enseñanzas. Sabe que le queda poco tiempo de vida, sin
embargo, lo que vislumbra es motivo para sonreír de nuevo, pese a ser el último día de su
vida.

Es probable que ésta sea la única escena que le permite a la persona despedirse del mundo y
descansar en paz. De hecho, cada mañana suplicamos a Dios en las Bircót HaTorá: “Y que
seamos nosotros y nuestros descendientes y los descendientes de nuestros descendientes,
todos conocedores de Tu Nombre y auténticos estudiosos de Tu Torá”. Sin lugar a dudas, este
debe ser el máximo anhelo de todo yehudí cada día de su vida.

En forma similar, el Néfesh Maskélet observa el último día con gran orgullo, todos los
“descendientes” que engendró durante su vida, es decir, todas las batallas victoriosas, todas
las veces que consiguió convencer al Bá’al para seguir sus consejos y todo el recorrido que
exitosamente caminó hasta llegar a su destino.

Nuestros Sabios explican que Dios nos creó para disfrutar; sin embargo, el disfrute verdadero
no lo encontraremos en este mundo material, sino en el Mundo Venidero. Por ello, inicialmente
Dios creó a cada alma y la ubicó cerca de Él, para que se impregne y se deleite de Su presencia.
No obstante, existe un factor que no le permite obtener este extremo placer, y es el hecho
de no merecerlo. Cada alma ansía ganarse ese disfrute y no recibirlo gratis: detesta sentirse
como un pobre recibiendo caridad.

Así es que Dios decide enviar al alma a este mundo terrenal, envuelta y protegida por el cuerpo
humano, con la misión de cumplir la Torá íntegramente. Si lo consigue, regresará al mismo
lugar de donde provino con el mismo propósito (de disfrutar de la cercanía de Dios), sólo que
esta vez sin el desagrado de comer el “pan de la vergüenza” (“Nahamá Dekisufá”). Ahora

307
podrá recibir su “pan” orgullosamente, después de haber trabajado y ganárselo debidamente.
A esto se refiere el final de nuestro versículo cuando afirma que el Néfesh Maskélet no quiere
que comamos el pan de la pereza, refiriéndose al “pan de la vergüenza” que recibe el alma
mientras está inactiva cerca de Dios sin haberse ganado su “sustento celestial”. Por eso
bajamos a este mundo y, con mucho esfuerzo conseguir el “pan celestial” sin sentir vergüenza.

En su compendio de normas para consumir los alimentos saludablemente, Maimónides


advierte que “La regla es someter y esforzar el cuerpo cada día por la mañana hasta que
se caliente. Después descansar un poco hasta serenarse y posteriormente comer” (Halajot
De’ot 4, 2). En el sentido literal tiene mucho sentido: primero se ejercita el cuerpo para subir
la temperatura corporal, luego se reposa un breve momento y sólo después se procede a
comer.
Esta regla se aplica también a nuestra misión en este mundo: primero se esfuerza (cumpliendo
la Torá íntegramente), luego se “descansa” (aludiendo al fallecimiento) y sólo después se
come (en el Mundo Venidero). Éste es el método más eficaz para disfrutar del pan, a diferencia
del alma que vergonzosamente lo consume “en frío”, es decir, sin bajar a este mundo para
ganárselo “con el sudor de su frente”.

La despedida de este mundo es tan agradable para el Bá’al, que le nace sonreír una y otra
vez en el último día de su vida al percatarse del alto nivel que alcanzó, percibiendo que
todos sus “descendientes”, tanto espirituales que obtuvo en su matrimonio con la Néfesh
Maskélet, como los terrenales que engendró en esta Tierra se encuentran en el buen camino,
bendiciendo a su “familia” con sabios consejos y sabiendo que el “alimento” que recibirá en
el Mundo Venidero ya no será el “pan de la vergüenza”.

‫ק‬
Peldaño Kof

Se levantaron sus hijos y la felicitaron, y su marido le alabó (Mishlé 31:28)


‫ ַבּ ְעלָּה ַוי ְ ַה ְללָּה‬,ָ‫שׁרּוה‬
ּ ְ ‫קָמּו ָבנֶי ָה ַוי ְַא‬

En este momento se une a la felicitación y agradecimiento del Bá’al toda su descendencia,


tanto la celestial como la terrenal, lo alaban y agradecen ya que entienden que toda su

308
existencia y bienestar es debido a su orientación, por lo tanto “Se levantaron sus hijos y la
felicitaron…”

Este versículo guarda cierta similitud con el momento en que Sará Imenu falleció. La Torá
narra que Abraham Abinu, antes de enterrarla, disertó y lloró por ella. Nuestros Sabios revelan
que Abraham Abinu disertó mucho cuando percibió el alto nivel que ella había alcanzado en
vida precisamente mientras disertaba sobre sus cualidades, pero lloró poco, ya que se dio
cuenta de que había conseguido su propósito en este mundo.

En esa hora de despedida se percata Abraham / Bá’al que todo su éxito en la vida fue gracias
a Sara / Néfesh Maskélet, como dice el versículo “Y Abraham se benefició gracias a ella”
(Bereshít 12:15) y eso gracias a la Orden Divina “Todo lo que te diga Sara obedece” (Bereshít
21:12). Por lo tanto al ver este gran beneficio personal y bendición con buena descendencia
“y su marido la alabó”.

Es por eso que nuestro versículo hace mención de que la familia de la Néfesh Maskélet tan
sólo se levanta para felicitarla y alabarla, sin mencionar ningún llanto por su despedida, ya
que habiendo conseguido el alto nivel que adquirió en vida, sólo resta festejarla y en vez de
llorar el final de la misión de esta Néfesh Maskélet, mejor obedece a la tuya para que rías el
resto de tu vida.

‫ר‬
PeldañoResh

Muchas hijas hicieron botín, y tú ascendiste sobre todas (Mishlé 31:29)


‫ וְַאתְ ּ ָעלִית עַל ֻ ּכ ָ ּלנָה‬,‫ַרּבֹות ָבּנֹות עָׂשּו ָחי ִל‬

Uno de los elogios que la familia del Néfesh Maskélet menciona, es que muchas hijas es decir
otras mujeres, aludiendo a la segunda esposa de todos nosotros: nuestra Néfesh Behemít,
quien también ofreció obtener un gran botín material, mundano, vano y pasajero, pero tú
“ascendiste sobre todas” debido al botín espiritual que obtuvimos gracias a ti.

Es interesante que este versículo hace alusión también al primer versículo del Eshet Jail, ya

309
que en este se menciona que “Rabot banot ‘ásu Jail” (muchas hijas hicieron botín) y el primer
versículo pregunta, “Eshet Jail ¿mi imtzá?” (mujer virtuosa ¿quién hallará?), empleando en
ambos versículos el término “Jail”.

La palabra “Jail” en hebreo significa virtuosa, ejército o botín. De hecho, estos tres términos
tienen algo en común, pues manifiestan dominio y supremacía. Por ello, la verdadera Eshet
Jail es virtuosa y así recluta ejércitos completos de gente como ella, y merecidamente recibe
el botín que se genera de cada uno de ellos.

Análogamente, el Néfesh Maskélet asciende día con día virtuosamente gracias al aprecio del
Bá’al, de este modo no sólo lo ayuda a llegar a la cima, sino también a muchos otros, logrando
reclutar un ejército que obedece sus consejos e ideales, y finalmente en el Mundo Venidero
recibirá su propio pan bien merecido y del pan que los demás generen por sus méritos.

Con este versículo concluyen las alabanzas que recibe la Néfesh Maskélet en este mundo.
A continuación se describe el viaje del Bá’al después de despedirse de este mundo y los
sentimientos que la acompañan.

‫ש‬
Peldaño Shin

Falsa es la gracia y vana la hermosura, la mujer


‫שׁה י ְִרַאת ה’ הִיא תִ תְ ַה ָלּל‬
ּ ָ ‫ ִא‬,‫שקֶר ַהחֵן ְו ֶהבֶל הַיֹּפִי‬
ֶׁ

que teme a Dios ella será alabada (Mishlé 31:30)

Lo primero que percibe el Bá’al al desprenderse del cuerpo y vislumbrar el Mundo Venidero,
es la falsedad de la gracia y la vanidad de la hermosura de todo lo que percibió en este mundo
material.

El brillo del oro, la hermosura de los bienes adquiridos, la gracia que genera tener
dinero… todo eso resultó ser falso y vano.

310
Estos dos términos (falso y vano) unificados resultan el equivalente a “fraude”. La persona en
esta vida persiguió todos esos conceptos materiales suponiendo que algo beneficioso recibiría
finalmente. Se esfuerza día con día para amasar fortunas, adquiere bienes materiales, viaja por
placer y no renuncia a sus anhelos hasta que consigue satisfacerlos. Todo esto se desvanece
cuando la persona se despide de este mundo y lo deja todo aquí, dándose cuenta finalmente
que todo eso era vano; comprendiendo que, “Falsa es la gracia y vana la hermosura…”

Por ello, sólo “la mujer (refiriéndose a la Néfesh Maskélet) que teme a Dios será alabada”,
ya que fue la única verdad en el mundo de la mentira, la única joya auténtica en un mundo de
fantasías. El Talmud (Babá Batrá 10a) relata que Yosef, el hijo de Rabí Yehoshú’a, falleció y
regresó a la vida. Su padre le preguntó qué es lo que vio mientras estaba muerto, y Yosef le
respondió que su alma llegó al Mundo Venidero y “Un mundo al revés observé: los superiores
estaban abajo y los inferiores estaban arriba”. De inmediato su padre lo corrigió diciéndole
“Un mundo claro fue lo que viste”.

Existen muchos comentaristas que interpretan el mensaje de Yosef y de su padre Rabí


Yehoshú’a de diferentes maneras, cada una con un mensaje en particular. Con relación al
Eshet Jail, la explicación es la siguiente: en este mundo vemos a gente adinerada, personas
poderosas e influyentes, a las que se les rinde honores por doquier y muchos los consideran
exitosos en su misión de vida, afortunados, un ejemplo a seguir, aunque hay en ellos algunos
que hicieron su fortuna pisoteando, engañando y robando a los demás, incluso profanando las
festividades sagradas para obtener mas riqueza y ,a veces, convirtiéndose en peores pecadores
que aquellos que hicieron el Becerro de Oro, ya que esos dieron oro y joyas para hacer su dios
y estos venden a su Dios para obtener mas dinero y oro.

Todo esto no es impedimento para verlos como gente elevada y grande. Estas personas,
comenta Yosef, en el Mundo Venidero no son muy bien apreciadas. De hecho, nadie los
reverencia. Por otro lado, la gente humilde que hicieron su fortuna con honestidad y rectitud,
respetando a Dios y al prójimo, tal vez no vestían con lujo ni habitaban grandes mansiones,
pero se conducían con rectitud, a estos los vemos -lamentablemente- como gente simple, un
don nadie, nadie siquiera recuerda su existencia, sin embargo ellos son muy bien apreciados
en el Mundo Venidero.

Rabí Yehoshú’a explicó a su hijo que ése es el mundo claro, pues lo que aquí vemos es falso
y vano. Sin embargo, no lo evaluamos así y nos dejamos llevar por la gracia y la vanidad,
de modo que lo reverenciamos. Por otro lado, la gente que no se deja llevar por el dinero o
el poder y a nuestros ojos parece gente humilde, en el Mundo Venidero es bienvenida y muy
apreciada, pues allá saben bien el valor verdadero de las cosas.

Podríamos cuestionar que, si el dinero y los bienes de este mundo son falsos y vanos deberíamos
evitarlos en su totalidad. Después de todo, son un fraude. Sin embargo, la realidad demuestra
lo contrario, pues no es posible subsistir sin dinero y bienes materiales.

311
Siendo así, ¿qué es lo que debemos hacer: evitar el dinero o dejarnos llevar por su falsedad
para poder subsistir?

Algunos comentaristas explican que los libros de Mishlé y Kohélet escritos por Shelomó
Hamélej, se complementan del siguiente modo: Mishlé es el primer libro, continuando con el
Eshet Jail y Kohélet es la continuación y conclusión de ambos.

Por ello, el primer versículo del libro Kohélet está anclado con los últimos versículos del
Eshet Jail. Es por eso que tras el versículo: “Falsa es la gracia y vana la hermosura, la
mujer que teme a Dios ella será alabada”, Kohélet comienza con el versículo: “Vanidad de
vanidades, dijo Kohélet (refiriéndose a Shelomó Hamélej), vanidad de vanidades, todo es
vanidad”.

Este primer versículo de Kohélet expresa siete veces que todo es vano (el término “vanidades”
está en plural, de modo que equivale a decir dos veces “vanidad”), refiriéndose a cada día
de la Creación. Significa que Shelomó Hamélej afirma definitivamente la vanidad de todo lo
que se creó en todos y cada uno de los siete días de la creación, incluyendo así absolutamente
todo lo que encierra este mundo. ¿Por qué?
Es importante considerar que Shelomó Hamélej incluyó bajo la definición de “vano” también
al día de Shabat, al calor que emite el Sol, a la Humanidad Misma y a toda la Creación sin
excepción alguna. Además, el mismo Shelomó Hamélej amasó fortunas incontables, contrajo
matrimonio con muchas mujeres y ni qué hablar de su palacio, caballos y bienes materiales
que acumuló. ¿Cómo es posible, entonces, que se atreviera a definir de ese modo -como
vanidad- a todo lo que Dios Creó?

La respuesta es que traducimos equivocadamente el versículo. En hebreo, la palabra “Hébel”


significa “vanidad” o “medio”, siendo esta última traducción a la que se refería Shelomó
Hamélej. Es decir, que absolutamente todo lo que Dios elaboró en los siete días de la Creación
son tan sólo medios para conseguir una finalidad: el Mundo Venidero.

En otras palabras, Shelomó Hamélej nos advierte en este versículo que jamás debemos
suponer que cualquier elemento de la Creación es la finalidad, ni siquiera Shabat. Todo está
aquí tan sólo para emplearlo como un medio para conseguir el Mundo Venidero. Lo mismo
aplica para cada mitzvá, incluso para el estudio de la Torá: todo está Aquí para llegar Allá.

312
‫ת‬
PeldañoTav

Denle a ella del fruto de sus manos, y la alabarán


‫שׂי ָה‬
ֶ ‫שּׁע ִָרים ַמ ֲע‬
ְ ‫ וִי ַהלְלּו ָה ַב‬,ָ‫תְ ּנּו לָּה ִמ ְפ ִּרי י ָדֶ יה‬

en los portones sus obras (Mishlé 31:31)

En el primer versículo comentamos que el cántico de Eshet Jail es la “plática” y enseñanza


que el esposo exitoso da al esposo fracasado quien no supo aprovechar a su propia Eshet
Jail. Análogamente, el cántico del Eshet Jail es el comunicado del Bá’al que supo apreciar y
aprovechar a su Néfesh Maskélet, a la persona que no supo hacerlo. Nosotros, al escuchar este
comunicado, nos deja pensando en que también contamos con una “Eshet Jail” que podemos
aprovechar para salir adelante.

No obstante, este último versículo, a diferencia de todos los demás, no es mencionado por el
Bá’al. Más bien es la Voz Celestial que el Bá’al, escucha al momento de entrar en el Mundo
Venidero, acompañado de su esposa legítima, su amada Néfesh Maskélet, la cual se honra en
presentarle su jardín de Edén, el cual floreció gracias a las semillas que ella le proveyó.

Por lo tanto una Voz Celestial anuncia: “Denle a ella del fruto de sus manos”, para que se lo
muestre y se lo dé, como un jardinero que se enorgullece de mostrar al dueño/ Bá’al el jardín
hermoso que le plantó.

Estos frutos son resultados del sudor y no son el pan de la vergüenza, convirtiendo así la
maldición “Con el sudor de tu frente comerás el pan...” en una bendición, pues ahora come
su pan con regocijo, gracias al trabajo y sudor de tu frente ahora obtendrás el pan con alegría.

Esta escena es muy hermosa y emocionante y sólo cerrando los ojos podemos imaginarnos
ese bello momento en el Mundo Venidero, ante todas esas almas sagradas sentadas en el
Paraíso, asomándose cada uno desde su portón, aplaudiendo y alabándola por su misión: “Y
la alabarán en los portones sus obras”.

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Epílogo
¿Por qué se implantó la costumbre de recitar el cántico de Eshet Jail específicamente los
viernes por la noche?

Shabat, como es sabido, es una referencia del Mundo Venidero. Shabat es el día en que
gozamos de una extensión de nuestra alma y nos acercamos a Dios en una dimensión diferente,
desprendiéndonos de este mundo material. De hecho, el Mundo Venidero fue nombrado por
nuestros Sabios como “El mundo en que todo es Shabat”.

La persona labora durante la semana (lo que representa la vida en este mundo) y posteriormente
descansa en Shabat (representando el Mundo Venidero). Por ello nuestros Sabios advirtieron
en el Talmud: “El que se esforzó el viernes, comerá en Shabat” (Avodá Zará 3a) pues más
allá del sentido evidente de esta frase, significa además que sólo el que se esforzó en este
mundo en el cumplimiento de la Torá, disfrutará de los resultados en el Mundo Venidero.

Por ello, cuando entramos al hogar y descubrimos la mesa bellamente servida, repleta de
deliciosos manjares, toda la familia vestida elegantemente, la casa limpia y brillante, producto
de nuestra labor durante la semana, concluye que así como consiguió lo que percibe en Shabat
gracias a su labor semanal, llegará el día en que disfrutará también de su labor llevada a cabo
en este mundo, en el Mundo Venidero.

Es entonces cuando debemos recapacitar y pensar cómo podría alcanzar ese sueño, y la
respuesta la encuentra precisamente en los versículos del Eshet Jail: apreciando a su Néfesh
Maskélet, depositando nuestra confianza y sometiéndose a cumplir su voluntad plenamente.

Es interesante que el Eshet Jail se acostumbra a recitar después de mencionar los párrafos de
“Shalom Alejem”, en los que damos la bienvenida a los ángeles y finalmente nos despedimos
de ellos.

Cabe preguntar, ¿por qué este cántico concluye con el Betsejem Leshalom si acabamos de
decirles “bienvenidos”? La respuesta de nuestros Sabios es (como lo explique ampliamente
en mi libro Shabat Airlines) los ángeles tienen encomendada la misión de ser mensajeros y
enviados entre Dios y la Humanidad, pero cuando la persona alcanza en su vida un nivel muy
elevado, obtiene el privilegio de una comunicación directa, la cual deja a los ángeles fuera
de la jugada, por eso les agradecemos por venir y amablemente les decimos, “Tenemos línea
directa con el Jefe”, ya que el Bá’al que desarrolló su Néfesh Maskélet debidamente, tiene la
recompensa bien merecida de permanecer junto a Dios sin la necesidad de la presencia de los
ángeles que lo ayuden, pues los habrá superado con sus acciones.

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Sorprendentemente este cántico de Shalom Alejem lo vamos a volver a cantar cuando estemos
entrando al Mundo Venidero, ya que cuando Dios creó a las almas, les preguntó quién prefería
trabajar para conseguir su propio sustento en el Mundo Venidero y quién prefería continuar
recibiendo “pan de la vergüenza”. Las almas que optaron por ganarse el pan con el sudor
de su frente fueron enviadas a la Tierra. En cambio, las almas que prefirieron no someterse
a los riesgos de este mundo material se convirtieron en ángeles, sustentándose por la gracia
de Dios.

Es por eso que cuando el Bá’al, con un Néfesh Maskélet del nivel que describe el cántico
de Eshet Jail se presenta en el Mundo Venidero, salen los ángeles para recibirlo y el Bá’al
entona el Shalom Alejem, saludándoles y agradeciéndoles su presencia y compañía, pero
rápidamente concluye su Cántico diciéndoles amablemente Betsejem Leshalom, “Váyanse
en paz, no se necesita vuestro servicio, ya que ante todos estos santas y sagradas almas,
ubicadas en los portones de su recinto y la Luz Divina que está al frente, quedan ustedes
fuera de la jugada, no puedo compartir con ustedes mi fruto ni mi pan, ya que para ustedes
es el pan de la vergüenza y para mí el pan del orgullo y del placer”.

El Bá’al seguirá avanzando hacia la Luz , la cual lo arropa y junto con los abrazos de las
almas iguales a él, será acompañado a su recinto en el Mundo Venidero y ahí, de por vida,
recordara quién fue la que le ayudo a alcanzar esta cima y por lo tanto no dejará de cantar:

ESHET JAIL MI IMTZA…

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