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El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por
parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y
asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente a
El bullying implica una repetición continuada de las burlas o las agresiones y puede provocar la
La escuela debería ser siempre un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para
muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son
víctimas y que ejercen sus propios compañeros, se trata del acoso escolar o bullying. Hay niños
que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través
corporal.
El acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el
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- Suele estar provocado por un alumno, apoyado por un grupo, contra una víctima que se
encuentra indefensa.
- Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a
- En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se produce falta de
- Se reduce la calidad de vida del entorno en el que se produce: dificultad para lograr objetivos
Causas
Las causas que originan el bullying dependen de cada caso concreto, aunque suelen tener unas
El origen de la violencia del acosador puede venir causado ante la ausencia de un padre o que
éste tenga una conducta violenta. Situaciones como esta pueden provocar que el niño
Otros factores que pueden incidir son una situación socioeconómica mala en casa, poca
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Tipos de Bullying
En ocasiones es difícil de detectar, no solo porque tenga lugar lejos de la presencia física y
visibilidad de los adultos, sino porque tiende a diversificarse y, en el caso del ciberbullying,
aprovecha las nuevas tecnologías para amplificar los actos de humillación a la víctima
misma víctima durante mucho tiempo: meses, todo un curso escolar e incluso varios años.
Podemos hablar de varios tipos de acoso escolar que, a menudo, aparecen de forma
simultánea:
Bullying físico
Es el tipo de acoso más común, especialmente entre chicos. Incluye golpes, empujones e
incluso palizas entre uno o varios agresores contra una sola víctima, En ocasiones, se produce
Bullying psicológico
En este caso existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas
al otro. Son acciones que dañan la autoestima de la víctima y fomentan su sensación de temor,
con el problema añadido que son las más difíciles de detectar por parte de profesores o padres
porque son formas de acoso o exclusión que se llevan a cabo a espaldas de cualquier persona
que pueda advertir la situación. Frecuentemente, los agresores utilizan esta forma de acoso
con el fin de subrayar, reforzar o resaltar acciones llevadas a cabo con anterioridad,
manteniendo así latente la amenaza. Incrementan la fuerza del maltrato, pues el acosador
exhibe un poder mayor al mostrar que es capaz de amenazar, aunque esté presente una figura
percibe este atrevimiento como una amenaza que tarde o temprano se materializará de
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manera más contundente. Pueden consistir, por ejemplo, en una mirada, una señal obscena,
Bullying verbal
Son acciones no corporales con la finalidad de discriminar, difundir chismes o rumores, realizar
acciones de exclusión o bromas insultantes y repetidas del tipo poner apodos, insultar,
amenazar, burlarse, reírse de los otros, generar rumores de carácter racista o sexual, etc. Es
más utilizado por algunas chicas a medida que se van acercando a la adolescencia.
Bullying sexual
íntimas del cuerpo de la víctima. Incluye el bullying homófobo, que es cuando el maltrato hace
imaginaria.
Bullying social
Pretende aislar al niño o joven del resto del grupo, ignorándolo, aislándolo y excluyéndolo del
resto Puede ser directo: excluir, no dejar participar a la víctima en actividades, sacarlos del
grupo o indirecto: ignorar, tratar como un objeto, como si no existiera o hacer ver que no está
ahí.
Con la penetración de las nuevas tecnologías, cada vez es más frecuente este tipo de actos. Es
un tipo de acoso muy grave y preocupante por la gran visibilidad y alcance que se logra de los
acosadores. Los canales son muy variados: mensajes de texto en móviles, tablets y
ordenadores, páginas web y blogs, juegos on line, correos electrónicos, chats, encuestas on
line de mal gusto, redes sociales, suplantación de identidad para poner mensajes, etc. El
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contenido del acoso va desde los típicos insultos a montajes fotográficos o de vídeo de mal
gusto, imágenes inadecuadas de la víctima tomadas sin su permito, críticas respecto al origen,
religión, el nivel socioeconómico de la víctima o de sus familiares y amigos, etc. Todo vale con
el fin de humillarla. Con independencia del tipo de bullying, el perfil del acosador suele ser el
de una persona físicamente fuerte, impulsiva, dominante, con conductas antisociales y con
El hostigamiento, la agresión física, las amenazas, contar mentiras o manipular el entorno para
excluir o perjudicar a la víctima. Las redes sociales no están ajenas a este problema, son
cyberbullying. Los agresores virtuales utilizan internet para hacer creer a sus víctimas
afirmaciones que no son ciertas, poner a la gente en su contra o agredir a otro en su nombre
para generar una pelea. Es una forma de manipulación más sofisticada y sutil porque
No es difícil intuir las características de la figura del agresor y de la figura de la víctima en este
proceso.
A nivel internacional, la OMS (Organización Mundial dela Salud), dicta tres criterios
como tales. (El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la
crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de
esta escala).
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La repetición de la conducta que ha de ser evaluada por quien la padece como no meramente
accidental, sino como parte de algo que le espera sistemáticamente en el entorno escolar en la
resistencia del niño y afectando significativamente a todos los órdenes de la vida: académico,
Participantes
Los participantes de toda situación de Acoso Escolar son tres: los acosadores, la víctima y los
Cabe aclarar que en la mayoría de los estudios realizados sobre este tema se menciona la
lugar del otro, vive una relación familiar poco afectiva, y tiene muy poca empatía.
Según los expertos criminalistas y psicólogos (Avilés, J.M.), un niño puede ser autor de Bullying
cuando solo espera y quiere que hagan siempre su voluntad, cuando le gusta probar la
sensación de poder, cuando no se siente bien o no disfruta con otros niños, si sufre
frecuentemente humillado por los adultos, o cuando vive bajo constante presión para que
tenga éxito en sus actividades. Los agresores ejercen su acción contra su víctima de diversas
formas: les golpean, les molestan, provocan, acosan con empujones y golpes, les nombran de
una forma desagradable o despectiva, les generan rumores, mentiras o bulos, les aíslan del
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Normalmente, los jóvenes agresivos no agreden delante de los adultos, por lo tanto los
desafortunadamente no pueden hacer algo para detener a los agresores o ayudar a los jóvenes
sensación de superioridad -sobre todo física hacia la víctima. Esta tendencia es persistente y
termina provocando la consolidación de la conducta, con lo que se supera lo que podrían ser
situaciones meramente episódicas. Es decir, los alumnos bully se caracterizan por una
ridiculizadoras, los golpes y empujones, los daños a las pertenencias de los compañeros. De
nuevo debemos advertir que los alumnos bully pueden ser, en muchos casos, los meros
organizadores, instigadores u ordenadores para que otros alumnos sean los actores directos
de las conductas agresivas (no es impensable que alumnos víctimas se vean obligados a ello,
dentro de su proceso de opresión y como búsqueda de un medio que les permita congraciarse
con el agresor).
En definitiva, el alumno bully es físicamente fuerte, de igual o mayor edad que la víctima
dominar, tener y sentir su poder. Por otra parte, su comportamiento presenta características
que también pueden ayudar a su localización: tienen un temperamento fuerte, dado al enojo,
poco dúctil al diálogo o a la modificación de pautas (lo asumen como una debilidad que atenta
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desafiantes hacia los adultos; baja tolerancia a la frustración (lo que puede provocar un mayor
ensañamiento con las víctimas si éstas oponen algún tipo de resistencia); su autoestima es
baja, aunque ellos están convencidos de que sus actos les fortalecen y de que persistir en ellos
que provoque otras consecuencias: las víctimas los ven como malvados y duros (en el fondo
Todo ello les hace poco soportados por el resto de los alumnos, aunque su popularidad puede
semejantes de los alumnos bully puede despertar cierta admiración, aunque no se comparta
su manera de ser). Además, sobre todo en los cursos elevados de secundaria, una clara actitud
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Informan de frecuentes conflictos familiares, de autoritarismo y hostilidad.
Además, el agresor suele presentar cuatro necesidades básicas que se resumen en el siguiente
3) Necesidad de sentirse diferente: Los agresores suelen crearse una reputación y una
identidad particular en el grupo de iguales que les rodea; pretenden ser diferentes y
rechazan todo aquello que no es igual o similar a la imagen que han creado.
o reaccionar con afecto ante los estímulos diarios; por el contrario, persiguen
Los comportamientos y actitudes con los que hemos caracterizado al agresor hacen que su
Ausencia de empatía.
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Percepción errónea de la intencionalidad de los demás: siempre de conflicto y
Autosuficiente
agresión familiar.
Habitualmente, son niños que no disponen de recursos o habilidades para reaccionar, son
poco sociables, sensibles y frágiles, son los esclavos del grupo, y no saben revirar por
La personalidad del agredido, más difícil de precisar y que no justifica que sea objeto de
vejaciones, suele ser la de un niño identificado como víctima, débil, inseguro y con bajos
niveles de autoestima. Se caracterizan por falta de competencia social, la cual se refleja en una
obesidad…).
Su rendimiento académico es superior al de los agresores y no tiene por qué ser peor
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Se sienten sobreprotegidos por sus padres y con escasa independencia.
El niño agredido vive normalmente en una situación social de aislamiento (con frecuencia no
tiene ni un solo amigo entre los compañeros); en relación a lo cual cabe considerar su escasa
asertividad y dificultad de comunicación, así como su baja popularidad, que según algunos
estudios llega a ser incluso inferior a la de los agresores. Para explicarlo, conviene tener en
cuenta que la falta de amigos puede originar el inicio de la victimización, y que ésta puede
Estos niños suelen tener una conducta muy pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de
vulnerabilidad (de no poder defenderse ante la intimidación), alta ansiedad (a veces incluso
consideran más vergonzosa de lo que consideran su situación los agresores (que a veces
Las victimas pasivas suelen poseer cierta orientación a los adultos, que cabe relacionar con el
hecho observado en algunos estudios entre las víctimas pasivas de haber sido y/o estar siendo
Personalidad insegura.
Débiles y sumisos.
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Introvertidos, tímidos y con dificultades de relación y de habilidades sociales.
Manifiestan o padecen indefensión aprendida. Algunos chicos/as parecen entrar en una espiral
de victimización después de sufrir uno o dos episodios de agresión por parte de otros.
Seguramente su incapacidad para afrontar un problema poco serio. Les lastimó la autoestima y
La conducta de las víctimas pasivas coincide con algunos de los problemas asociados al
estereotipo femenino, como la fragilidad y la debilidad (Bosch Fiol, Esperanza; Ferrer Pérez,
Victoria A., 2008). La situación de acoso es sufrida por igual por los chicos (que probablemente
serán más estigmatizados por dichas características) y por las chicas (entre las que las
características con conductas infantiles permite explicar, por otra parte, por qué las víctimas
Dentro de las victimas, se han distinguido, al menos, dos subgrupos: los rechazados agresivos y
(Bierman, 1986; Coie y Kupersmidt, 1983; Dodge, 1983), llegándose incluso a asumir que la
conducta violenta constituía la principal causa de rechazo por el grupo de iguales (Dodge, Coie,
Petit y Price, 1990), sin embargo, como venimos diciendo, en la actualidad el rechazo se ha
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comportamiento inmaduro, las conductas evitativas y los niveles elevados de síntomas
comportamientos violentos
Reflejan dos maneras distintas de reaccionar frente al acoso y agresión por parte de sus
compañeros:
Por un lado, la víctima puede interpretar la victimización como una experiencia crítica muy
Por otro lado, es posible que la víctima desarrolle actitudes tan negativas hacia sus iguales que,
junto con una tendencia a la impulsividad, desencadene una reacción agresiva hacia sus
propios agresores; ésta sería la víctima provocativa o agresiva (Crick, Grotpeter y Rockhill,
1999).
Ambos tipos de víctimas presentan algunas características en común, como su situación social
características propias, como vemos en las descripciones anteriores donde se recogen los
resultados obtenidos en los trabajos de Criado, del Amo, Fernández y González (2002),
Los alumnos elegidos como víctimas por los bully lo pasan verdaderamente muy mal, y sufren
daños morales y físicos. La situación que les atenaza les provoca, de un modo duradero, altos
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niveles de ansiedad y una considerable tensión nerviosa, materializada en síntomas físicos
con sus compañeros y profesores, en comparación con aquellos adolescentes sin problemas de
rechazo escolar (Coie, Dodge y Kupersmitdt, 1990; Gifford-Smith y Brownell, 2003; Maag, Vasa,
Reid y Torrey, 1995; Newcomb, Bukowski y Pattee, 1993). Estos estudios también han
mostrado que, sin embargo, la agresión no es la única causa de que estos adolescentes sean
rechazados, sino que más bien se trataría de la combinación de elevados niveles de violencia
con bajos niveles de competencia social. Además, los adolescentes rechazados presentan
puede contribuir a que el adolescente sea poco aceptado socialmente en el aula. (Cava y
Los espectadores o testigos del maltrato entre iguales son de forma mayoritaria los
compañeros de las víctimas y de los agresores. Entre los espectadores suele producirse una
inhibición a intervenir ante las situaciones de maltrato. Esta inhibición está motivada por el
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encuesta, el 30% de los testigos “intentó ayudar a la víctima”, mientras que el 70% no intentó
intervenir. Desglosada esta cifra, el 40% no hizo nada porque “no era de su incumbencia”, y el
30% no ayudó aunque “sintieron que deberían hacerlo”, probablemente por temor a ser
víctimas13. Hay una intención que no se traduce en conducta, lo que podría ser modificado.
Los agresores necesitan del silencio y la complicidad de los espectadores para continuar con su
conducta. La violencia que ejercen sobre las víctimas tiene en los espectadores un efecto
disuasorio que les impide denunciar, pero en numerosas ocasiones llega incluso a producirse
un contagio social que hace que los espectadores se impliquen directa o indirectamente en la
agresión.
Es frecuente la falta de apoyo por parte de los compañeros que, en el mejor de los casos
observan sin intervenir (espectadores neutrales) y con demasiada frecuencia se añaden a las
vertientes: por una parte el miedo a sufrir las mismas consecuencias si apoyan a la víctima,
(mientras le agreden a él, no se meten conmigo) y por otra por el fenómeno de contagio social
Algunos expertos indican que el cambiar la actitud de los niños que son testigos, pero que no
son víctimas del comportamiento agresivo, puede tener un gran impacto en los agresores.
Debido a que a los agresores les encanta tener una audiencia, el espectador o también
conocido como mirón, que alienta o tolera hace que el agresor se sienta más fuerte y popular.
posible situación peligrosa. El mirón puede parar al agresor al decir simplemente: “Eso no es
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Es normal apreciar en sus conductas pautas de victimización “estable”, es decir, se trata de
alumnos cuya manera de ser o de comportarse parece una “invitación” a que sus compañeros
(Eysenck y Eysenck. Adap. Seisdedos y Cordero), que contempla las siguientes escalas: N=
personalidad y de sociabilidad junto con variables específicas de la dinámica bullying para cada
lado de la moneda. Los resultados nos permiten afirmar que, algunas dimensiones de la
personalidad se revelan claramente diferenciadoras para cada uno de los sujetos implicados en
Precisando algunos elementos del perfil de los agresores, nuestras conclusiones apuntan a
que, junto a algunos aspectos de tipo físico como el ser varón (en una proporción de tres a
uno) y poseer una condición física fuerte, estos jóvenes establecen una dinámica relacional
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La personalidad es un constructo psicológico, con el que nos referimos a un conjunto dinámico
Los sujetos que están en el otro lado de esta dinámica, -los víctimas-, los que suelen ser el
blanco de los ataques hostiles sin mediar provocación, por el contrario, muestran rasgos
complexión débil, acompañada, en ocasiones, de algún tipo de handicap. Viven sus relaciones
interpersonales con un alto grado de timidez que, en ocasiones les llevan al retraimiento y
tendencia a tener una alta puntuación en Neuroticismo junto con altos niveles de Ansiedad e
Según estos resultados, comparándolos con los obtenidos por Slee y Rigby (1993), se confirma
por el contrario, nuestros datos no confirman la asociación con baja autoestima. Además
disimulo. Entre los rasgos de personalidad des aparece la variable sinceridad como aspecto
destacado de la personalidad del agresor, frente a las altas tasas de ansiedad y timidez del
víctima.
Edad y género
Respecto del curso o edad en el que es más probable que se den este tipo de
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aparentemente contradictorios sobre la edad de mayor incidencia del bullying pueden tener a
la base en distintas concepciones y medidas del bullying que los investigadores deben tener en
cuenta.
Algunos autores sostienen que las conductas de bullying o victimización son más frecuentes en
la educación primaria (6-11 años) que en la secundaria (12-16 años) (Olweus, 1998; Borg,
1999), mientras que otros afirman que es estable a lo largo de toda la educación obligatoria o
Por otro lado, dentro de la educación secundaria, son numerosas las investigaciones que
señalan el segundo ciclo (entre los 14 y los 16 años) como el más conflictivo
Parece existir acuerdo en la idea de que después de los 16 años, generalmente, desciende la
Algunos autores como Eslea y Rees (2001) sugieren que a medida que el niño va entrando en la
adolescencia concede más importancia a las agresiones directas, mientras que las indirectas
pasan a un segundo plano y, por tanto, no las incluyen en su definición particular de bullying (y
puede que no las reflejen en los cuestionarios o entrevistas de los investigadores). De hecho,
parece ser que existe una escalada en el tipo de actos violentos cometidos por los
implican formas menos serias de agresión como molestar a los compañeros, para pasar
posteriormente (sobre los 14-16 años) a comportamientos que implican más el contacto físico
o la violencia abierta
Por otra parte, es posible que el predominio masculino en el bullying encontrado en la mayor
parte de los trabajos, obedezca a un sesgo en las medidas de los estudios. Este hecho podría
explicar por qué en aquellas investigaciones en las que se toman medidas de bullying
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considerando exclusivamente conductas agresivas directas y físicas, los chicos presenten una
frecuencia de implicación muy superior a las chicas, mientras que aquéllas en las que se tiene
la exclusión social), las diferencias en función del sexo tienden a desaparecer (por ejemplo,
Ahman y Smith, 1994; Andreou, 2000; Craig, 1998; Hoover y Juul, 1993). En este sentido, sería
posible que chicos y chicas utilicen preferentemente distintos tipos de agresión pero en niveles
similares, de modo que las diferencias entre ambos sean más cualitativas que cuantitativas
Distintas investigaciones ofrecen datos a favor de esta hipótesis y ponen de manifiesto que los
chicos suelen utilizar más frecuentemente que las chicas la agresión física directa y el daño a
pertenencias de otros compañeros, mientras que las chicas se decantan por formas de
por último, chicos y chicas utilizan por igual la agresión verbal como poner motes o dejar en
ridículo (Mynard y Joseph, 1998; Olweus, 1998; Ortega y Mora- Merchán, 2000).
Síntomas de la victima
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y
rendimiento escolar.
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o No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
Estadísticas – 2018
En los últimos 12 meses se registraron casi 3 mil casos que generaron al menos 120 intentos de
suicidio en chicos de primaria, secundaria y hasta jóvenes que van a la universidad, según la
ONG Bullying sin Fronteras. En los últimos 12 meses los casos de bullying se incrementaron un
33% y con mayores niveles de violencia, provocando al menos 120 intentos de suicidio en
que calificó a esto como “una situación alarmante”. En total, desde noviembre del año pasado
hasta principios de este mes, las autoridades registraron casi 3 mil hechos, un panorama
impulsado principalmente por la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires, donde ocurren
el 40% de los episodios, según establece el relevamiento realizado por la ONG Bullying Sin
Fronteras. El informe dio cuenta que durante el año pasado hubo 2.236 denuncias por
bullying, mientras que en 2018 hay hasta ahora 2.974. “Todos los años hay un crecimiento
importante en las cifras, pero este 33% nos habla de una situación alarmante”, resaltó el titular
preocupantes porque, a la vez que tenemos más casos denunciados, también hay más
violencia, con al menos 120 intentos de suicidio entre niños de primaria, adolescentes de
secundaria y jóvenes universitarios, que ya no podían soportar la tortura cotidiana del acoso
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escolar”.A su turno, alertó sobre las modalidades cibernéticas vía redes sociales. “Cada vez se
jóvenes, llevando las ofensas a niveles insostenibles, las 24 horas del día, los 365 días del año”,
destacó, mientras diferenció: “Hay legiones de trolls pagos para atacar a aquellos que, por
ejemplo, cuestionan las políticas del gobierno de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y
Horacio Rodríguez Larreta. Pero también hay otros que solo atacan por pura maldad”.
realiza desde 2013 el Equipo Multidisciplinario de Bullying Sin Fronteras, que se nutre de
denuncias en correos y redes sociales de la ONG. Por esto, advirtió que “la cifra total de casos
de acoso escolar y ciberacoso en la Argentina puede ser aún mayor”. Y añadió: “Tomamos el
primero de noviembre de cada año como fecha de corte porque nos muestra una tendencia de
casos de bullying que difícilmente vaya a cambiar nuestros guarismos anuales. Así podemos
informar con suficiente antelación para que padres, docentes y estudiantes tomen conciencia.
Si fuera en vacaciones, sería poco lo que podrían hacer”. El titular de Bullying sin Fronteras
desmenuzó los números geográficamente y sentenció que “más de la mitad de los casos se
Federal (527), Santa Fe (377), Córdoba (298), Mendoza (191), San Luis (177), San Juan (159),
Formosa (191), Corrientes (177) y Misiones (159)”. Más atrás aparecen Mendoza (149), San
Luis (64), Santiago del Estero (62), San Juan (43), Tucumán (31), Neuquén (30), Río Negro (29),
Entre Ríos (28), Chubut (24), Catamarca (22), Salta (21), Jujuy (20), La Pampa (19), La Rioja (17),
Neuquén (14), Santa Cruz (10) y Tierra del Fuego (8). “Cada día son más los casos de chicos que
terminan con golpes, fracturas y heridas luego de un continuado acoso escolar. En Provincia,
Capital pasa con el Penna en Pompeya; el Piñero en Flores; el Zubizarreta en Villa Devoto; el
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Fernández en Palermo; el Pirovano en Colegiales y el Durand en Parque Centenario”, dijo
Miglino. Finalmente, repasó que este flagelo es “causa directa de más de 200 muertes anuales
entre suicidios y homicidios en América Latina y España” y recordó: “Desde 2013 sufrimos los
homicidios de Nayra Cofreces, cuyas asesinas fueron condenadas en Junín el pasado 2 de mayo
Instituto ORT del barrio porteño de Núñez, Oriana Belén Picotti el año pasado en Entre Ríos;
Bibliografía virtual
Las diversas formas de bullying: físico, psicológico, verbal, sexual, social y ciberbullying
psicologico-verbal-sexual-social-y-ciberbullying/
Definición de bullying
infancia/acoso-escolar-bullying
Bullying
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Recuperado de: https://www.eltribuno.com/salta/nota/2015-6-7-13-33-0-triste-estadistica-
argentina-lidera-el-ranking-de-bullying-en-los-colegios-bullying
argentina/
un-mayor-nivel-violencia-n374754
bullying
Recuperado de:
https://infocielo.com/nota/87367/preocupante_argentina_primero_en_el_ranking_de_chicos
_que_dejan_la_escuela_por_el_bullying/
los-casos-de-bullying-en-argentina/
Estadísticas de Bullying 2018 en ARGENTINA. Informe del Dr. Javier MIGLINO y Equipo
Internacional de B.S.F.
en-argentina.html
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