Está en la página 1de 4

Monica Muñoz Delgado

Ciencia, sociedad e historia

Pueblos indígenas vs. Patentes


La patente es un derecho o privilegio legal que concede el Estado a una persona
física o moral, durante 20 años improrrogables (Art. 23, LPI) para producir en forma
exclusiva, un producto o procedimiento que sea resultado de su creatividad o
actividad inventiva. El encargado de la recepción, estudio y otorgamiento de
patentes en nuestro país es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI),
organismo público descentralizado que se crea por decreto presidencial. La función
del Instituto es perfeccionar simplificando el proceso de gestión, brindar mayor
protección para evitar que los infractores causen daños a los titulares, establecer un
sistema más eficaz, castigar las violaciones de derechos humanos y ajustar las
leyes con las disposiciones de los tratados internacionales firmados en México y
fortalecer la infraestructura institucional para la gestión de los derechos de
propiedad industrial (Córdova et. al, 2007).
Reconocer la importancia de la investigación científica y tecnológica como origen de
la invención, la innovación y la competencia en el desarrollo de una nación es la
tarea fundamental del IMPI. Un inventor necesita que se exponga cualquier
beneficio que la invención conlleva, lo que ocasiona el plagio de sus ideas. La
expedición de patentes de igual manera, beneficia a los consumidores al causar la
pronta producción y comercialización de bienes y servicios. También, facilita a los
investigadores el acceso a la información de las patentes disponibles, evita duplicar
estudios y contribuye al incremento de conocimientos.
Existen dos clases de patente, las patentes de invención, las cuales reconocen el
derecho exclusivo para fabricar, ejecutar, producir, utilizar o vender el objeto a que
se refiere la patente como explotación industrial lucrativa y las patentes de
introducción, con las que se otorga el derecho a fabricar, ejecutar, producir y vender
el objeto patentado, de acuerdo con una licencia de invención extranjera no
divulgada ni puesta en circulación en el país en el que se solicita la misma. Existen
otras formas para proteger la propiedad industrial en México, como el registro de
marca, modelo de utilidad, avisos y nombres comerciales y denominaciones de
origen (Córdova et. al, 2007).
De acuerdo con el OMPI, el conocimiento tradicional es el conocimiento, el conocer,
las habilidades y prácticas desarrolladas, mantenidas y pasadas de generación en
generación dentro de una comunidad, a menudo formando parte de su identidad
cultural o espiritual. Este concepto puede dividirse en dos áreas: la primera
reconoce el contenido del conocimiento en sí mismo, así como expresiones
culturales tradicionales, esto incluye símbolos asociados con dicho conocimiento. La
segunda se refiere al conocimiento como tal, en particular el conocimiento derivado
de actividad intelectual en un contexto tradicional, este incluye el conocer, las
prácticas, habilidades e innovaciones (WIPO, 2015)
La protección de los conocimientos y expresiones culturales de los pueblos
indígenas en todo el mundo es uno de los mayores problemas que se plantean en el
campo de la propiedad intelectual. Los grupos indígenas tienen el derecho de recibir
algún tipo de compensación por sus conocimientos o, por lo menos, el
reconocimiento cuando el conocimiento es utilizado por terceros. Son necesarios los
incentivos para la preservación y divulgación de los conocimientos de los grupos
indígenas, y prevenir su desaparición, y se necesitan barreras que ayuden a
compensar la explotación económica a largo plazo de las culturas indígenas (Gurry,
2015).
Las partes que se oponen a aplicar restricciones más estrictas al uso de los
conocimientos tradicionales sostienen que los grupos indígenas, así como sus
culturas y prácticas, son dinámicos y las restricciones perjudican su desarrollo. La
gente indígena también opina que "todo el mundo puede aprovechar las ventajas de
al menos ciertos usos de los conocimientos tradicionales y, sobre todo, de los
recursos genéticos, especialmente cuando éstos se utilizan para solucionar
problemas modernos, como los problemas médicos actuales". Existen ejemplos
clásicos de lo anterior en todo el mundo, uno de los más conocidos es el de la
planta denominada Hoodia, una suculenta que crece en el sur del continente
africano (Gurry, 2015). El pueblo San del desierto del Kalahari la ha utilizado por
siglos debido a que sus efectos suprimen la sed y el hambre; los datos más antiguos
que se tienen de su uso son del antropólogo Francis Masson en 1798; sin embargo,
en 1955 el Consejo Sudafricano para la Investigación Científica e Industrial solicitó
una patente en Sudáfrica para la utilización de los componentes activos
responsables de la supresión del apetito. Dos años después, SACIR firmó un
acuerdo con Phytopharm, quien a su vez le transfirió a Pfizer los derechos de
desarrollo y comercialización de una posible droga como tratamiento para la
obesidad en 1998. Las compañías involucradas fueron criticadas por organizaciones
no gubernamentales al no haber contactado al pueblo San para obtener su
consentimiento previo e informado para acceder a ese conocimiento, y por no haber
llegado a un acuerdo con dicho pueblo para la distribución de los beneficios. En
2002, SACSIR firmó un memorando de entendimiento, en el que reconoció al pueblo
San como custodio del conocimiento tradicional asociado a la Hoodia (Wynberg,
2004). Debido a situaciones de este tipo, la protección del conocimiento tradicional
ha sido una preocupación continua de los pueblos indígenas y tribales. En lo que
respecta a México, es importante señalar que el país se encuentra en una posición
especial frente al tema En primer lugar, es uno de los 17 países megadiversos del
mundo; éstos son aquellos que a pesar de contar con menos de 10% de la
superficie global, tienen más de 70% de biodiversidad. Además, existen en el
territorio mexicano cerca de 70 pueblos indígenas, con una población de alrededor
de 10 millones de personas (Navarrete, 2010), que cuentan con una amplia gama
de conocimientos tradicionales en distintas áreas. Por ende, puede concluirse que
México tiene, o debería de tener, un interés especial en proteger el conocimiento
tradicional de los pueblos y comunidades que habitan su territorio, ya que es
sumamente variado y coincide con una de las mayores diversidades biológicas del
mundo (Gurry, 2015).
En algunos países, los sitios tradicionales y sagrados están explotados o han sido
destruidos por el turismo. Muchos de estos sitios son de gran importancia espiritual
y cultural además de ser también reservas ecológicas que han sido aprovechadas,
conservadas y administradas por pueblos indígenas a través de sus conocimientos y
prácticas tradicionales. En otros casos, el arte y los materiales indígenas sagrados
son utilizados sin la autorización de los artistas o la comunidad indígena. Muchos
artefactos culturales y restos humanos ancestrales que fueron extraídos de los sitios
sin la autorización de los pueblos indígenas se conservan en museos y colecciones.
Ahora es más frecuente que los pueblos indígenas traten de conseguir que estos
objetos regresen a las comunidades, por respeto a sus tradiciones y su cultura. La
propiedad intelectual indígena incluye todas las creencias,prácticas e ideas
filosóficas que hacen característica a esa cultura. Al extraer el conocimiento
tradicional de una comunidad indígena, pierde el control sobre la manera de utilizar
este conocimiento (Córdova et. al, 2007). Este conocimiento se formó a lo largo de
muchos siglos y generaciones, es exclusivo de las costumbres, tradiciones, tierras y
recursos de los pueblos indígenas. Estos pueblos tienen el derecho de proteger su
propiedad intelectual, incluyendo el derecho de proteger esta propiedad contra su
utilización o explotación inadecuadas. De forma paralela, los pueblos indígenas
hacen el intento de proteger sus conocimientos y prácticas culturales y tradicionales
contra la explotación comercial. Ante el crecimiento de la ciencia y la tecnología, el
interés hacia los recursos naturales aumenta al igual que el interés por apropiarse
de los conocimientos indígenas con fines científicos y comerciales. Algunas
instituciones de investigación y empresas farmacéuticas están registrando patentes
sobre plantas medicinales tradicionales de las culturas, aun cuando pueblos
indígenas han utilizado estas plantas durante generaciones. En la mayoría de los
casos, estas entidades no reconocen la propiedad tradicional de los pueblos
indígenas sobre estos conocimientos y privan a estos pueblos de una parte
equitativa en los beneficios económicos, médicos o sociales que se derivan del uso
de sus conocimientos o prácticas tradicionales.
El derecho de los pueblos indígenas a proteger y disfrutar de su patrimonio cultural
está reconocido en diversos instrumentos internacionales, entre ellos la Declaración
Universal de Derechos Humanos, los Pactos Internacionales de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y de Derechos Civiles y Políticos, el Convenio Nº
169 de la Organización Internacional del Trabajo y el proyecto de declaración de las
Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, el
carácter de la propiedad intelectual de los pueblos indígenas, que es inseparable en
muchos casos de los aspectos espirituales, culturales, sociales y económicos de la
vida indígena y la noción del carácter colectivo de dicha propiedad, no se tratan
adecuadamente en la normativa internacional en vigor en materia de propiedad
intelectual. En el Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad
intelectual relacionados con el comercio, aprobado por la Organización Mundial del
Comercio (OMC), se establecen normas mínimas para la protección de la propiedad
intelectual y se prevé un mínimo de protección para la propiedad intelectual de los
pueblos indígenas. De conformidad con el Acuerdo, los Estados miembros de la
OMC tienen la obligación de prestar a los ciudadanos de otro Estado la misma
protección que prestan a sus propios nacionales. Esto quiere decir que la
protección de la propiedad intelectual indígena depende de la adopción por los
gobiernos de disposiciones legislativas internas efectivas que protejan claramente la
propiedad intelectual de los pueblos indígenas en su territorio.

Bibliografía
Córdova, G, Flores, R & Camacho, L. (2007). Patentar o no patentar. 13/01/2021, de
Instituto Politécnico Nacional Sitio web:
https://www.mundosigloxxi.ipn.mx/pdf/v02/06/09.pdf
Gurry, F. (2015). La propiedad intelectual y los pueblos indígenas: un desafío
importante. Febrero 13, 2021, de OMPI Sitio web:
https://www.wipo.int/pressroom/es/stories/tk_seminar2015.html
Navarrete Linares, F. (2010), Pueblos indígenas de México, 1ª. ed., México, Castillo.
?. (2003). La OMPI y los pueblos indígenas. Febrero 13, 2021, de OHCHR Sitio
web: https://www.ohchr.org/Documents/Publications/GuideIPleaflet12sp.pdf
WIPO. World Intellectual Property Organization (2015), Leveraging Economic
Growth through Benefit Sharing, Case Studies, Resources, disponible en
«https://www.wipo.int/ipadvantage/en/details.jsp?id=2594».
Wynberg, R. (2004), “Rhetoric, Realism and Benefit-Sharing: Use of Traditional
Knowledge of Hoodia Species in the Development of an Appetite Suppressant”, The
Journal of World Intellectual Property, vol. 7, núm. 6, pp. 851-876.

También podría gustarte