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desarrollo de la comunicación
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un invento que revolucionará la concepción de los medios gráficos: la fotografía.
Además, en 1832 se creó la primera agencia de noticias, encargada de la cobertura
periodística de los hechos, su síntesis y el envío de cables o pequeñas notas que eran
vendidos a otros medios de comunicación. Con el paso del tiempo fueron
especializándose por secciones o temáticas.
En esa época, los diarios y revistas comienzan a diferenciarse definitivamente (por la
frecuencia de publicación como por los temas que abarcan) y a partir de la influencia de
la literatura y de los intereses de lectura de los norteamericanos surge la prensa amarilla
cuando se incluyen “nuevos” temas: policiales, hechos cotidianos, etc. y se da un
tratamiento sensacionalista a las noticias.
También en esa época se da el auge de un género literario originado en las
publicaciones periodísticas: el folletín. A pesar de la crítica de intelectuales, varios
escritores de prestigio publican sus novelas de manera fragmentada.
A fines del SXIX y principios del XX los burgueses, dueños de fábricas y comercios
eran dueños también de los periódicos y habían accedido al poder político. La mayor
difusión de la educación pública había generado una nueva población alfabetizada y eso
facilitó la expansión del mercado periodístico. Poco a poco, el periodismo se convierte en
una herramienta de suma importancia para la política. Los diarios no sólo se constituyen
en un espacio de información, sino también en el medio de difundir ideas políticas
(opinión) entre gran cantidad de ciudadanos y de esa manera se van definiendo dos
tipos fundamentales de periodismo: de información y de opinión.
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produjo el 27 de agosto de ese mismo año, con la transmisión de “Parsifal” (una ópera
de Richard Wagner) desde la azotea del teatro Coliseo de Buenos a Aires y a cargo de los
apodados “los locos de la azotea”, cuatro médicos radioaficionados: Enrique Susini,
Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero. Existe una discusión en torno a la validez
de experiencia norteamericana; aún con ella, nuestro país es considerado pionero de la
inauguración del sistema radiofónico. En 1925 ya había doce estaciones de radio
(sintonías) en la Ciudad de Buenos Aires y diez en el interior; los horarios eran breves,
entrecortados y duraban desde el atardecer hasta la medianoche.
Por aquellos tiempos, escuchar la radio era una actividad en sí misma, como hoy
podría ser sentarse a ver una película y llevó a los hogares la posibilidad de la noticia
inmediata. La transmisión de un hecho mientras éste se desarrolla, lo que luego la
televisión denominó “el vivo y en directo”, dio a la radio una enorme ventaja frente a los
diarios y revistas de entonces, aunque la función de las radios era esencialmente el
entretenimiento y hasta la década del 50, la información continuaba, fundamentalmente,
a cargo de los diarios.
Cuando la televisión se populariza en los años 60 se teme su desaparición pero la
salvan y la potencian dos factores: en lo técnico la pasividad del transistor que la
convierte en portátil (la manualidad de los aparatos receptores y su abaratamiento de los
costos permitieron a la radio “acompañar” a la gente en otras actividades) y desde lo
artístico el impacto de nuevos formatos de programas que determinan que la radio pase
a ser información y logran que la televisión quede atrás en la instantaneidad.
Por otra parte, la emisión en frecuencia modulada (FM) había comenzado en 1940
en Estados Unidos; en la Argentina Radio Nacional recién efectuó la primera emisión en
1966. Dado que instalar una FM requería menor inversión, este espacio pudo ser
cubierto, en buena medida, por pequeños grupos. En Argentina, a partir de 1982,
comenzaron a funcionar numerosas estaciones de FM, en su mayoría en forma
clandestina. Existían dos tendencias en las intenciones de estas radios: quienes copiaban
una programación semejante a la ya existente en las grandes radios comerciales y
quienes apostaron a una forma de comunicación diferente, más comunitaria, más
participativa y de menor alcance.
Paralelamente a todos estos cambios, la radio fue organizándose en secciones de
información, entretenimiento, música y de diversos temas de interés y desarrolló una
gran cantidad de estilos y géneros.
Es de destacar que la voz genera una conexión con el público bastante especial e
íntima. La fidelidad que se le guarda a una emisora de radio es mayor que la fidelidad
hacia otros medios. Los receptores de radio que tiene memoria de cinco o seis
frecuencias suelen acotar el universo del dial a esas posibilidades seleccionadas.
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En Argentina, la primera transmisión se realizó por Canal 7, única canal, en el año
1951. En 1959 aparecieron las primeras televisoras privadas: Canal 13, Canal 11, Canal 9.
Más tarde se sumaría desde La Plata Canal 2, que agregó a la programación habitual –
centrada en el entretenimiento y la emoción- una nueva atracción: las emisoras
deportivas. La función de informar apareció luego, cuando las cámaras aportaron la
sensación de “ser testigos” de los hechos.
Con el surgimiento de la televisión, los modelos de financiamiento económico de
ese medio fueron dos: un sistema básicamente europeo, en el cual la televisión había
quedado en manos del Estado y el sistema norteamericano de la televisión financiada
por la publicidad. En nuestro país se instaló claramente el segundo modelo,
Formalmente se trata de un sistema mixto. Al menos un canal (Canal) ha permanecido
durante décadas en manos del Estado. Los otros grandes canales han sido manejados
alternativamente por privados y por el Estado según distintos vaivenes políticos. Pero
todos ellos han sido financiados siempre en toso sus períodos a través de recursos
publicitarios.
Por otra parte, a principios de la década del 40, los sistemas de distribución
audiovisual por cable se utilizaban en Estados Unidos sólo para sustituir la transmisión
por aire. En aquellas zonas en donde, por razones técnicas, no podía llegar la onda
hertziana de la TC abierta, se instalaba en la comunidad una gran antena para recibir la
señal con nitidez y luego se distribuía la imagen a partir de un cableado de cobre que
llegaba a cada uno de los particulares. También en Argentina se aplicó este sistema a
partir de 1960 en algunas regiones del interior del país en las cuales no llegaba a captarse
las señales de los canales abiertos. Los canales de cable repetían, entonces, la
programación de las emisoras de la televisión abierta de las grandes ciudades. Tiempo
después, el cable generó dos fenómenos sociales: la especialización de los canales y la
posibilidad de ver noticias o espectáculos en vivo desde cualquier lugar del mundo
(globalización).
El lanzamiento del primer satélite privado de comunicaciones a larga distancia,
llamado Telstar I, podía recibir las ondas de radio y amplificarlas antes de remitirlas
nuevamente a la base terrestre. Con él fue posible transmitir programas de televisión a
través del Atlántico. En la actualidad las telecomunicaciones vía satélite son reguladas
por organizaciones internacionales e imponen una concentración de información desde
el punto de vista técnico. Más allá de los altos costos para poner un satélite en
funcionamiento, se trata de una tecnología en sí misma centralizante, porque una
imagen transmitida por satélite, tal como fue codificada por unos pocos emisores, tiene
un poder de reproducción que llega hasta miles de millones de receptores en todo el
mundo.
Teniendo en cuenta el gran poder que tiene los medios de comunicación, estaba
prohibido que los propietarios de diarios tuvieran señales de radio o de televisión, para
evitar la concentración de los medios en manos de particulares. A partir de 1989, se
privatizaron dos de los tres canales estatales que existían y se modificó la legislación, de
modo que se formaron grupos de medios pertenecientes a un mismo dueño,
denominados multimedios. Cada uno de estos conglomerados multimediáticos controla
ciertos diarios, revistas, emisoras de radio y señales de televisión que difunden la
información según sus intereses económicos o ideológicos particulares. Para revertir esta
situación, la nueva ley de medios argentina pretende garantizar la libertad de
información de los ciudadanos prohibiendo la formación de monopolios y restringiendo
la concentración de los grupos.
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La máquina de escribir se inventó y patentó a principios del SVIII. Sin embargo, su uso
sólo se popularizó hacia fines del SXIX, cuando la fábrica máquinas de escribir de armas
Remington se dedicó a producir y distribuirlas, mejorando su técnica. A principios del
SXX eran más veloces, silenciosas y pequeñas y su uso ampliamente incorporado.
El primer uso al que se ha asociado la PC es el de acelerar el proceso de escritura
de esas máquinas de escribir y el de las planillas de cálculo o de base de datos y los
diseños y dibujos.
Más tarde, el desarrollo de la tecnología informática llegaría a revolucionar
completamente todo el sistema de manejo de la información: las redes, la posibilidad de
almacenar datos a escalas antes impensadas, de acceder a bancos de datos, de acelerar el
tiempo de búsqueda de la información, el mundo de internet, la interacción... La
aparición de internet es el último gran avance en la historia de las comunicaciones;
comenzó en la década del 80 y desde entonces ofrece múltiples posibilidades.
Todos los cambios tecnológicos posteriores a las revoluciones tecnológicas en
comunicación (imprenta- telégrafo e imagen) parecen haber perfeccionado alguno de los
tres tipos de cambios, basándose en ellos: luego de la imprenta, las rotativas y la
producción en serie; tras el telégrafo, el teléfono, el fax, las conexiones de redes
informáticas, el correo electrónico y después de la imagen, las móviles, luego el color y la
incorporación del sonido hasta llegar a la tridimensión de las imágenes virtuales.
La informática, en cambio, es mucho más que la profundización de una de estas
lógicas. La combinación permanente de las distintas tecnologías ha potenciado a tal
grado sus posibilidades que ha logrado establecer un cambio cualitativo en actividades
de todo tipo: institucionales, comerciales, laborales y sociales, en el ámbito de estudio
y en el de la vida cotidiana.