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Las cuatro revoluciones tecnológicas clave para comprender el

desarrollo de la comunicación

La 1º revolución tecnológica: LA IMPRENTA


Los orígenes de la imprenta se remontan a China. En el SXI los chinos comienzan a
imprimir con caracteres móviles de madera, como si fueran sellos individuales. La
invención de la imprenta en Occidente se adjudica a Johannes Gutenberg (Alemania
1397-1468). Fue él quien entre 1450 y 1455 imprime por primera vez la Biblia a través
de caracteres móviles de metal.
Hasta ese momento, el libro era una obra única e irrepetible, manuscrita. Podemos
afirmar que antes de la imprenta había tantas enunciaciones como ejemplares de libros.
Cada ejemplar tenía algo personal: guardaba las huellas de un artesano que interpretaba
el original y lo reescribía a su modo. En tanto, la imprenta logra producir varios
ejemplares en un mismo proceso de enunciación.
Por otra parte, la imprenta proporciona la primera mercancía en comunicación.
Antes de su desarrollo, los pocos ejemplares de libros permanecían en sitios
privilegiados. Aun cuando durante la Edad Media el grado de analfabetismo es muy
elevado, los libros dejan de ser propiedad de unos poquísimos nobles y comienzan a
difundirse entre la clase burguesa.
Además, el desarrollo de la imprenta permite que cada persona se contacte
directamente con la escritura y logre la lectura aislada y en soledad (de manera privada).
Hasta el desarrollo de la imprenta, las noticias sociales –en especial las hazañas de los
héroes nacionales- circulaban en forma de narraciones poéticas cantadas y eran
difundidas de ciudad en ciudad a través de los juglares. Por eso, podemos reconocer que
la información estaba “afuera”, en los lugares públicos, en la voz de una persona y en
presencia de otros.
Durante el Renacimiento, además de lo meramente literario y religioso, surge la
necesidad de conocer de modo práctico y rápido qué pasa en lo económico y lo político.
Es así como en el SXVI surgen los avvisi: hojas manuscritas redactadas por los
buscadores de noticias, que hoy podríamos considerar lo primeros periodistas, y a las
que pronto comienzan a producir los impresores. Las hojas informativas tienen gran
aceptación por parte del público, lo que las convierte en un medio influyente y, por esta
razón, los gobernantes comienzan a prohibir su distribución y a crear publicaciones
oficiales para evitar las críticas a sus gobiernos. Así, llega el nacimiento de las primeras
gacetas semanales en el S XVII. A lo largo del siglo se imponen grandes restricciones a
la prensa mediante concesión de licencias y otras limitaciones relacionadas con la
censura civil y religiosa, aunque eso no impide que a principios del XVIII la prensa
semanal sea ya un fenómeno generalizado en toda Europa. En estas gacetas aparecen
formas rudimentarias de publicidad comercial y son el embrión de publicaciones de
carácter literario, satírico y científico. Debido a su periodicidad y contenido, podemos
considerarlas el antecedente de las revistas modernas.
Con pequeños matices, el nacimiento de las primeras publicaciones periódicas
semanales es muy similar en toda Europa, salvo en el caso del Reino Unido, que en 1702
se funda el primer diario que todos los días publica noticias políticas, de guerra y
comerciales, el Daily Courant.
Además, el Reino Unido es pionero en relación a la libertad de prensa: a partir de 1712
se desarrolla la prensa libre, aunque a través de un impuesto que se extiende hasta 1855
funciona la censura encubierta.
Mas allá de las limitaciones, la prensa sigue su camino y el diario aparece en el resto
de Europa.
Durante el SXIX se multiplican las publicaciones y se mejoran notoriamente las
condiciones técnicas de la prensa gráfica, tales como la invención de las prensas
rotativas o las máquinas para fabricar papel. Comienza a utilizarse la ilustración y llega

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un invento que revolucionará la concepción de los medios gráficos: la fotografía.
Además, en 1832 se creó la primera agencia de noticias, encargada de la cobertura
periodística de los hechos, su síntesis y el envío de cables o pequeñas notas que eran
vendidos a otros medios de comunicación. Con el paso del tiempo fueron
especializándose por secciones o temáticas.
En esa época, los diarios y revistas comienzan a diferenciarse definitivamente (por la
frecuencia de publicación como por los temas que abarcan) y a partir de la influencia de
la literatura y de los intereses de lectura de los norteamericanos surge la prensa amarilla
cuando se incluyen “nuevos” temas: policiales, hechos cotidianos, etc. y se da un
tratamiento sensacionalista a las noticias.
También en esa época se da el auge de un género literario originado en las
publicaciones periodísticas: el folletín. A pesar de la crítica de intelectuales, varios
escritores de prestigio publican sus novelas de manera fragmentada.
A fines del SXIX y principios del XX los burgueses, dueños de fábricas y comercios
eran dueños también de los periódicos y habían accedido al poder político. La mayor
difusión de la educación pública había generado una nueva población alfabetizada y eso
facilitó la expansión del mercado periodístico. Poco a poco, el periodismo se convierte en
una herramienta de suma importancia para la política. Los diarios no sólo se constituyen
en un espacio de información, sino también en el medio de difundir ideas políticas
(opinión) entre gran cantidad de ciudadanos y de esa manera se van definiendo dos
tipos fundamentales de periodismo: de información y de opinión.

La 2º revolución tecnológica: EL TELÉGRAFO


La 2º revolución tecnológica fue provocada por el telégrafo que funcionó por primera
vez en 1837. Al principio, los impulsos eléctricos pulsados desde el emisor quedaban
impresos en una cinta de papel en el polo receptor del circuito (mediante el alfabeto de
puntos y rayas inventado por el norteamericano Samuel Morse). Luego, fue posible
escuchar los sonidos y la decodificación se hizo más rápida.
A comienzos del SXIX, antes del telégrafo, la difusión de la información de un
lugar a otro dependía de la escasa velocidad en que podían trasladarse las personas; la
velocidad máxima era 60 km/hora, a los que lograba circular el tren. Con el telégrafo,
por primera vez, la información pudo desprenderse de los brazos humanos que la
trasladaban y pude ser recibida a kilómetros de distancia en apenas segundos.
Asimismo, puede apreciarse que la tecnología de la comunicación y la tecnología de los
transportes comenzaban a desvincularse.
En la década de 1870 la mayor parte de las ciudades del mundo estaba conectada
por telégrafo; de hecho, fue en 1874 cuando se colocó el cable telegráfico submarino que
comunicó a América con Europa.
En tanto, el telégrafo sería perfeccionado por el teléfono, cuando en 1876
Alexander Grahan Bell fabricó el primer aparato con éxito.
El teléfono inalámbrico, inventado en 1896 por el italiano Guglielmo Marconi,
significó un gran avance al posibilitar las radiocomunicaciones mediante ondas
electromagnéticas que, transmitidas desde el telégrafo, viajaban a través del aire y eran
recibidas por una antena conectada a un aparato de radio.
En principio, la ventaja fue establecer comunicaciones con los barcos en alta mar
pero tiempo después comenzaría el desarrollo de la radiodifusión: la transmisión con la
finalidad de ser captada por un público masivo en la que el emisor y el receptor no
tienen la posibilidad de dialogar por esa vía.
En Estados Unidos, el 15 de junio de 1920 se inauguró el sistema con un concierto
de la cantante Nellie Melba, que captó amplias zonas de ese país y a barcos que
navegaban a considerables distancias. En Argentina, la primera emisora de radio se

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produjo el 27 de agosto de ese mismo año, con la transmisión de “Parsifal” (una ópera
de Richard Wagner) desde la azotea del teatro Coliseo de Buenos a Aires y a cargo de los
apodados “los locos de la azotea”, cuatro médicos radioaficionados: Enrique Susini,
Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero. Existe una discusión en torno a la validez
de experiencia norteamericana; aún con ella, nuestro país es considerado pionero de la
inauguración del sistema radiofónico. En 1925 ya había doce estaciones de radio
(sintonías) en la Ciudad de Buenos Aires y diez en el interior; los horarios eran breves,
entrecortados y duraban desde el atardecer hasta la medianoche.
Por aquellos tiempos, escuchar la radio era una actividad en sí misma, como hoy
podría ser sentarse a ver una película y llevó a los hogares la posibilidad de la noticia
inmediata. La transmisión de un hecho mientras éste se desarrolla, lo que luego la
televisión denominó “el vivo y en directo”, dio a la radio una enorme ventaja frente a los
diarios y revistas de entonces, aunque la función de las radios era esencialmente el
entretenimiento y hasta la década del 50, la información continuaba, fundamentalmente,
a cargo de los diarios.
Cuando la televisión se populariza en los años 60 se teme su desaparición pero la
salvan y la potencian dos factores: en lo técnico la pasividad del transistor que la
convierte en portátil (la manualidad de los aparatos receptores y su abaratamiento de los
costos permitieron a la radio “acompañar” a la gente en otras actividades) y desde lo
artístico el impacto de nuevos formatos de programas que determinan que la radio pase
a ser información y logran que la televisión quede atrás en la instantaneidad.
Por otra parte, la emisión en frecuencia modulada (FM) había comenzado en 1940
en Estados Unidos; en la Argentina Radio Nacional recién efectuó la primera emisión en
1966. Dado que instalar una FM requería menor inversión, este espacio pudo ser
cubierto, en buena medida, por pequeños grupos. En Argentina, a partir de 1982,
comenzaron a funcionar numerosas estaciones de FM, en su mayoría en forma
clandestina. Existían dos tendencias en las intenciones de estas radios: quienes copiaban
una programación semejante a la ya existente en las grandes radios comerciales y
quienes apostaron a una forma de comunicación diferente, más comunitaria, más
participativa y de menor alcance.
Paralelamente a todos estos cambios, la radio fue organizándose en secciones de
información, entretenimiento, música y de diversos temas de interés y desarrolló una
gran cantidad de estilos y géneros.
Es de destacar que la voz genera una conexión con el público bastante especial e
íntima. La fidelidad que se le guarda a una emisora de radio es mayor que la fidelidad
hacia otros medios. Los receptores de radio que tiene memoria de cinco o seis
frecuencias suelen acotar el universo del dial a esas posibilidades seleccionadas.

La 3º revolución tecnológica: LA FOTOGRAFÍA –LA IMAGEN-


La 3º revolución tecnológica tuvo lugar a partir de la reproducción de imágenes (la
fotografía) que se popularizó a partir de la daguerrotipia, -un procedimiento para fijar
imágenes químicamente en planchas de bronce cubiertas por cloruro de plata y sensible
a la luz-, inventada por el físico y decorador Louis Jacques Daguerre en 1839.
Hasta entonces todos los códigos utilizados para producir mensajes tenían el claro
sello de la “intervención humana”: a partir del código morse, con palabras, dibujos y
pintura. La fotografía –y luego las cámaras móviles- permitieron disfrazar la
mediatización, ya que las cámaras imitan la percepción del ojo humano. Sin embargo,
es evidente que la persona que maneja la cámara elige reflejar ciertos aspectos de la
realidad y descartar otros, enfocando desde determinado ángulo de acuerdo con una
intención determinada.
“Una imagen vende más que 1000 palabras” parece haber sido el lema de los
periódicos a la hora de incorporar la fotografía en sus páginas. Utilizaron el valor
periodístico de la imagen, no sólo para acompañar los textos, sino también para
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sintetizar y profundizar las informaciones. Las fotos tuvieron, rápidamente mayor
proporción en el contenido de sus páginas, especialmente en los diarios con una línea
más popular y en las revistas.
La fotografía dio lugar a una nueva técnica: la proyección de imágenes móviles
y, a partir de ellas, al surgimiento del cine. Fueron los hermanos Louis y Auguste
Lumière quienes patentaron en Francia en 1895 su cinematógrafo. Entre sus
proyecciones se destacan La salida de los obreros de la fábrica Lumière, La llegada del tren a la
estación Ciolat, destinadas a reflejar la modernidad de los principios de siglo, y El regador
regado que fue el primer gag: un niño pisa la manguera con que riega un jardinero,
impide el paso del agua y dejan que el chorro empape al desprevenido (en el cine el gag
designa cualquier situación que adquiera tono gracioso o ridículo a partir de algún
hecho imprevisto).
Los hermanos Lumière no confiaron en la posibilidad cómica del cine. Charles
Chaplin, Buster Keaton, Laurel y Hardy (el gordo y el flaco) luego harían del gag uno de
los géneros más vendidos y disfrutados por el público de la industria cinematográfica.
Apenas seis después de ser presentados en Paris, el 18 de julio de 1896, se vieron
en el Teatro Odeón de Buenos Aires las primeras películas en nuestro país.
Estas películas no tenían el esquema argumental y fílmico que hoy entendemos
como parte de una película. Eran simples escenas o cuadros referidos a alguna situación
como hoy podrían ser los videos familiares que simplemente reflejan un evento o
anécdota. De manera que las producciones periodísticas, las revistas y la radio
convivieron durante la primera parte del SXX con la cinematografía, constituida en una
gran costumbre social.
Hacia 1930, ya se habían realizado alrededor de 200 películas mudas, noticieros y
documentales de los más variados: desde históricos y gubernamentales hasta la
filmación de intervenciones quirúrgicas. Muchas de estas películas se han perdido. La
Revolución de Mayo, estrenada según se cree el 22 de mayo de 1909 se considera la
primera película argumental argentina cuyo original contaba con 15 escenas de la gesta
patriótica, de las cuales sólo se rescataron 6.
La primera película sonora mundial fue El cantor de jazz que se estrenó en 1927 en
Estados Unidos y sólo tenían algunos segmentos de sonido. En la Argentina la primera
película sonora fue Muñequitas porteñas de José Agustín Ferreya, estrenada en 1931. Los
primeros filmes tienen forma teatral: la iluminación es vertical y neutra y el ojo de la
cámara está puesto en la misma posición que la del espectador sentado en su butaca. La
narrativa fílmica se consolida más tarde, con sus rupturas espacio-temporales y los
efectos especiales.
En tanto, científicos rusos que habían emigrado a los Estados Unidos después de
la Revolución de 1917, se dedicaron a estudiar allí las posibles transmisiones televisivas,
pero fue otro científico también ruso, Vladimir Zwoeykin, quien logró idear lo que se ha
considerado la cámara totalmente electrónica en 1932. Ya en 1925 se había realizado en
Londres una demostración del primer sistema de televisión y en 1936, se transmitieron
en directo mediante una unidad móvil, los juegos Olímpicos de Berlín, y ese mismo año
en Gran Bretaña se inauguró el primer servicio de televisión del mundo.
El 20 de octubre de 1938 la empresa de telecomunicaciones RCA anunciaba que
había comenzado la producción en escala industrial de un televisor económico.
Al comienzo de la televisión, los programas previamente filmados y el video –tape
(grabación de video) no existían; se transmitían imágenes “en vivo”. Los conductores y
actores emitían en estudio las imágenes que los televidentes recibían en el mismo
momento. La gran novedad de la televisión fue llevar a los hogares las imágenes en
movimiento, que hasta entonces sólo podían verse en el cine.
Los primeros programas fueron musicales, de teatro y noticieros. El teatro
televisado es el antecedente de los teleteatros, y en el noticiero está el origen de todos los
programas de corte periodístico.

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En Argentina, la primera transmisión se realizó por Canal 7, única canal, en el año
1951. En 1959 aparecieron las primeras televisoras privadas: Canal 13, Canal 11, Canal 9.
Más tarde se sumaría desde La Plata Canal 2, que agregó a la programación habitual –
centrada en el entretenimiento y la emoción- una nueva atracción: las emisoras
deportivas. La función de informar apareció luego, cuando las cámaras aportaron la
sensación de “ser testigos” de los hechos.
Con el surgimiento de la televisión, los modelos de financiamiento económico de
ese medio fueron dos: un sistema básicamente europeo, en el cual la televisión había
quedado en manos del Estado y el sistema norteamericano de la televisión financiada
por la publicidad. En nuestro país se instaló claramente el segundo modelo,
Formalmente se trata de un sistema mixto. Al menos un canal (Canal) ha permanecido
durante décadas en manos del Estado. Los otros grandes canales han sido manejados
alternativamente por privados y por el Estado según distintos vaivenes políticos. Pero
todos ellos han sido financiados siempre en toso sus períodos a través de recursos
publicitarios.
Por otra parte, a principios de la década del 40, los sistemas de distribución
audiovisual por cable se utilizaban en Estados Unidos sólo para sustituir la transmisión
por aire. En aquellas zonas en donde, por razones técnicas, no podía llegar la onda
hertziana de la TC abierta, se instalaba en la comunidad una gran antena para recibir la
señal con nitidez y luego se distribuía la imagen a partir de un cableado de cobre que
llegaba a cada uno de los particulares. También en Argentina se aplicó este sistema a
partir de 1960 en algunas regiones del interior del país en las cuales no llegaba a captarse
las señales de los canales abiertos. Los canales de cable repetían, entonces, la
programación de las emisoras de la televisión abierta de las grandes ciudades. Tiempo
después, el cable generó dos fenómenos sociales: la especialización de los canales y la
posibilidad de ver noticias o espectáculos en vivo desde cualquier lugar del mundo
(globalización).
El lanzamiento del primer satélite privado de comunicaciones a larga distancia,
llamado Telstar I, podía recibir las ondas de radio y amplificarlas antes de remitirlas
nuevamente a la base terrestre. Con él fue posible transmitir programas de televisión a
través del Atlántico. En la actualidad las telecomunicaciones vía satélite son reguladas
por organizaciones internacionales e imponen una concentración de información desde
el punto de vista técnico. Más allá de los altos costos para poner un satélite en
funcionamiento, se trata de una tecnología en sí misma centralizante, porque una
imagen transmitida por satélite, tal como fue codificada por unos pocos emisores, tiene
un poder de reproducción que llega hasta miles de millones de receptores en todo el
mundo.
Teniendo en cuenta el gran poder que tiene los medios de comunicación, estaba
prohibido que los propietarios de diarios tuvieran señales de radio o de televisión, para
evitar la concentración de los medios en manos de particulares. A partir de 1989, se
privatizaron dos de los tres canales estatales que existían y se modificó la legislación, de
modo que se formaron grupos de medios pertenecientes a un mismo dueño,
denominados multimedios. Cada uno de estos conglomerados multimediáticos controla
ciertos diarios, revistas, emisoras de radio y señales de televisión que difunden la
información según sus intereses económicos o ideológicos particulares. Para revertir esta
situación, la nueva ley de medios argentina pretende garantizar la libertad de
información de los ciudadanos prohibiendo la formación de monopolios y restringiendo
la concentración de los grupos.

En la actualidad, además de la televisión abierta o canales de aire, que son de


acceso gratuito, existen los servicios de televisión por cable y satelital, que se contratan
mediante un abono mensual y ofrecen una gran cantidad de señales o canales.

La cuarta revolución tecnológica: LA INFORMÁTICA

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La máquina de escribir se inventó y patentó a principios del SVIII. Sin embargo, su uso
sólo se popularizó hacia fines del SXIX, cuando la fábrica máquinas de escribir de armas
Remington se dedicó a producir y distribuirlas, mejorando su técnica. A principios del
SXX eran más veloces, silenciosas y pequeñas y su uso ampliamente incorporado.
El primer uso al que se ha asociado la PC es el de acelerar el proceso de escritura
de esas máquinas de escribir y el de las planillas de cálculo o de base de datos y los
diseños y dibujos.
Más tarde, el desarrollo de la tecnología informática llegaría a revolucionar
completamente todo el sistema de manejo de la información: las redes, la posibilidad de
almacenar datos a escalas antes impensadas, de acceder a bancos de datos, de acelerar el
tiempo de búsqueda de la información, el mundo de internet, la interacción... La
aparición de internet es el último gran avance en la historia de las comunicaciones;
comenzó en la década del 80 y desde entonces ofrece múltiples posibilidades.
Todos los cambios tecnológicos posteriores a las revoluciones tecnológicas en
comunicación (imprenta- telégrafo e imagen) parecen haber perfeccionado alguno de los
tres tipos de cambios, basándose en ellos: luego de la imprenta, las rotativas y la
producción en serie; tras el telégrafo, el teléfono, el fax, las conexiones de redes
informáticas, el correo electrónico y después de la imagen, las móviles, luego el color y la
incorporación del sonido hasta llegar a la tridimensión de las imágenes virtuales.
La informática, en cambio, es mucho más que la profundización de una de estas
lógicas. La combinación permanente de las distintas tecnologías ha potenciado a tal
grado sus posibilidades que ha logrado establecer un cambio cualitativo en actividades
de todo tipo: institucionales, comerciales, laborales y sociales, en el ámbito de estudio
y en el de la vida cotidiana.

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