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TERCERA CONVOCATORIA CSJ 2018

“UNA VIDA TEMEROSA DE DIOS”

INTRODUCCIÓN

“Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sión de juicio y de
justicia. Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de
salvación; el temor de Jehová será su tesoro” (Isaías 33:5-6).

El temor de Dios es un tesoro para la vida del consagrado, éste es el principio de


la sabiduría que le permite vivir y transmitir la abundancia de salvación; aquella
que con justicia nos permitirá reinar, gobernar nuestras vidas y familias, la obra de
Dios y el mundo. (Tomado del libro Consagración. Página 68. Jimmy Chamorro)

1. EL TEMOR DE DIOS REFLEJADO EN LA VIDA DE HOMBRES DE FE

Aunque son abundantes las referencias que hace la Biblia sobre el temor de Dios,
nos vamos a detener a estudiar este tema por medio del ejemplo de dos hombres
de fe: Abraham y Jacob.

1.1. Abraham y el temor de Dios:

Génesis 20:5-7, 9-12, 14-18

Abimelec, rey de Gerar, se interesó en Sara y la quiso tener para él; lo que no
sabía Abimelec es que ella estaba casada con Abraham. Pero Dios se le apareció
en sueños para hacerle entender su pecado, y frente a esto, Abimelec expone a
Dios su situación (V.5-7).

Dios le hace entender que aunque ha procedido con corazón limpio, el pecado
está vigente (la conciencia que Dios nos dio nos permite saber lo bueno y lo malo).
La conciencia de Abimelec atestiguaba contra él, y es por esto que Dios le lleva a
buscar a Abraham para que orara, con el fin de que no murieran, ni su pueblo, ni
él.

Abimelec busca a Abraham reconviniéndole frente a este hecho, y entiende que el


pecado es grande y que lo expone a él y a su pueblo. Abraham argumenta que lo
que hizo fue incentivado por el hecho de creer que en Gerar no había temor de
Dios, y le aclara también su lazo familiar con Sara, por lo cual quedaba claro que
no había mentido, a pesar de ocultar que era su mujer. Sin embargo, es
importante que miremos lo concerniente a la actitud de Abraham, quien tuvo
miedo (un sentimiento muy humano), pero el miedo no puede ser lo que nos
impulsa a tomar decisiones, éstas deben provenir más bien de una vida de fe (V.9-
12).

Posterior a esto, Abimelec restituye a Abraham devolviéndole a Sara, dándole la


oportunidad de que habitara en sus terrenos, y a Sara le da presentes que
vindicaran su error (V. 14-16). Abraham ora por Abimelec y Dios lo sana tanto a él,
como a su esposa y siervas, ya que por su acto Dios había cerrado la matriz de
ellas (V.17-18).

Como vemos, la falta de temor de Dios lleva a consecuencias desagradables que


no sólo nos afectan a nosotros, sino también a las personas que amamos. Si
antes de pecar viéramos las consecuencias de nuestros actos, lo pensaríamos
dos veces. A medida que busquemos a Dios permanentemente, él nos dará la
sabiduría para tomar las mejores decisiones. No basta tener un corazón limpio
como lo tenía Abimelec, es necesario contar con la sabiduría de Dios cada vez
que nos enfrentemos a una decisión importante.

1.2. Jacob y el temor de Dios:

La historia de Jacob es muy diferente a la que tuvieron Abraham e Isaac, pero


todos tuvieron dificultades, y todas estas situaciones fueron necesarias para
desarrollar el carácter y la templanza que los llevaría a cumplir su papel como
patriarcas de nuestra fe.

Cuando Jacob huye de Esaú, Labán lo recibe en su casa, donde éste encuentra
no sólo una familia, tal y como lo querían sus padres, sino también un trabajo, y su
futura descendencia, al encontrar la mujer de sus sueños. Siendo Labán un
hombre astuto, y viendo que Jacob tenia la gracia de Dios y la capacidad de
multiplicar la obra de sus manos, quiso retenerlo, y qué mejor manera que a través
de sus hijas, con las cuales logra hacer que Jacob trabaje por catorce años; luego
logra hacer que se quedara seis años más en una completa explotación laboral.

Jacob detalla cómo ha sido su trabajo con su suegro (Génesis 31:36-42), y queda
claro el abuso que han cometido con él, pero Dios conoce el corazón de su siervo,
y Él es quien ve y recompensa su trabajo. Si hubiera sido por decisión de Labán,
Jacob nunca hubiera salido de su casa.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que el temor de Dios viene de


generación en generación: “El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre
nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por Aquel a quien temía Isaac su
padre” (Génesis 31:53). Nuestros padres vivieron bajo este parámetro, tal como lo
vemos en este momento especial, donde Jacob jura por Aquel a quien temía Isaac
su padre, quedando claro que nuestros patriarcas nos abrieron un camino que hoy
debemos recorrer, de acuerdo con lo que vimos de ellos.

2. CONCLUSIONES

2.1. Abraham tenía claro que vivía en un ambiente sin temor de Dios, no había
principios morales ni espirituales; esto lo llevó a encubrir la relación con su
esposa, y las consecuencias no se tardaron. Todo lo que se encubre o se guarda,
evidencia un temor, que nos estanca y nos impide ver la gloria de Dios.

2.2. El temor de Dios está ligado a una conciencia limpia, la cual está en quienes
anhelan agradar a Dios, obedeciéndole y haciendo su voluntad, conforme a sus
mandamientos.

2.3. No importa que a nuestro alrededor haya personas que quieran abusar de
nosotros o dañarnos. Labán actuó sin temor de Dios, usando a sus hijas como un
recurso para retener a un “buen empleado” como Jacob, a quien usaba y de quien
abusaba, pero tal como sucedió con el padre del pueblo de Israel, Dios siempre
traerá la recompensa a nuestra buena obra.

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

El temor de Dios se tiene que convertir en mi tesoro personal, ya que así nos
mostraron nuestros padres que debíamos vivir, pues vimos el fruto en sus vidas de
haberse consagrado a Dios en temor reverente.
Por otra parte, el temor de Dios se convierte en mi seguro y mi protección, pues a
medida que vivo en él, experimento el respaldo de Dios sobre todo lo que hago.

No obstante, todos estamos expuestos a ser maltratados y explotados en la vida


laboral, y posiblemente en muchas ocasiones sentiremos que abusan de nosotros;
pero es importante entender que Dios todo lo ve y habrá recompensa para nuestro
trabajo, si vivimos todos los días en el temor de Dios, de la misma manera que
anduvieron nuestros padres.

Canción para la oración:

Me persigue tu amor. Epicentro live

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