Biblia nos dice que Él sufría ahí, no por sus peca-
dos, sino por los pecados de todos aquellos que
creerían en Él. “Mas Él herido fue por nuestras re- beliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). El testamento de Guizón proveyó agua fresca para todos los pobres de la ciudad de Marsella. El Señor Jesucristo, por medio de Su muerte y resu- rrección, ha hecho posible que todos nosotros po- damos tomar del agua de la vida eterna, con tan solo creer en ÉL. Agua de vida La auto-negación de alguien como Guizón no se compara con el costo infinito que proveyó el Señor Jesús. El agua de vida está fluyendo hoy y pode- mos beber libremente “sin dinero y sin precio” ( Isaías 55:1) . “A todos los se- dientos: Venid a las aguas” (Isaías 55:1) . “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Juan 7:37). “El que en Mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). “El que quiera, tome del agua de la vida gra- tuitamente” (Apoca- lipsis 22:17).
Biblia nos dice que Él sufría ahí, no por sus peca-
dos, sino por los pecados de todos aquellos que creerían en Él. “Mas Él herido fue por nuestras re- beliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). El testamento de Guizón proveyó agua fresca para todos los pobres de la ciudad de Marsella. El Señor Jesucristo, por medio de Su muerte y resu- rrección, ha hecho posible que todos nosotros po- damos tomar del agua de la vida eterna, con tan solo creer en ÉL. Agua de vida La auto-negación de alguien como Guizón no se compara con el costo infinito que proveyó el Señor Jesús. El agua de vida está fluyendo hoy y pode- mos beber libremente “sin dinero y sin precio” ( Isaías 55:1) . “A todos los se- dientos: Venid a las aguas” (Isaías 55:1) . “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Juan 7:37). “El que en Mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). “El que quiera, tome del agua de la vida gra- tuitamente” (Apoca- lipsis 22:17). L a ciudad de Marsella y sus alrededores al sur de Francia son bien conocidos por sus bellos jar- dines. Sin embargo, en el pasado aquella área care- Al paso del tiempo, su espalda fue tomando una línea encorvada a causa del trabajo incesante. Su cabello se tornó en blanco, y con más de ochenta cía del recurso vital del agua, llegando a ser un años, Guizón un día murió. lugar árido y sombrío. Finalmente, se pudo traer a Los testamentarios de sus bienes descubrieron la región agua del río Durance por medio del canal que había amasado una fortuna de oro y plata. En- que se construyó, el cual medía once kilómetros. tre otros papeles encontraron su testamento, el Mucho tiempo antes de que esto ocurriera un cual contenía el siguiente párrafo: hombre llamado Guizón vivía en Marsella. Siem- «Una vez fui pobre, y observé que la población de pre estaba ocupado, y parecía estar inclinado a Marsella sufría grandemente a causa de la escasez de ahorrar dinero en todo tiempo. Esto lo lograba por agua pura. Como no tengo familia, he dedicado mi vida medio de su duro trabajo y sus cuidadosos aho- a ahorrar una suma de dinero suficiente para construir rros. Su vestimenta estaba obviamente vieja y gas- un acueducto que pueda surtir a la ciudad de Marsella tada. Su comida era de lo más sencilla y barata. agua pura, para que aun los más pobres puedan dispo- Vivía solo, privándose de lujos y aun las comodi- ner de suficiente agua.» dades de la vida ordinaria. Vivió despreciado y sin amigos. Llenó sus días de soledad. Vivió y murió, pudiendo proveer Griterías abusivas agua pura a aquellos que lo malentendieron y lo Guizón era conocido como el avaro. Aunque maltrataron. ciertamente era honesto en todas sus transacciones, y fiel en lle- El despreciado var a cabo sus deberes, era Hubo otro Hombre en el oriente que también despreciado por todos. En fue malentendido, “despreciado y desechado en- la calle, los jóvenes al ver tre los hombres” (Isaías 53:3). Su vida, también, fue andar a aquella figura po- una llena de pobreza voluntaria. No tuvo un hogar bremente vestida, le gri- o lugar donde reclinar Su cabeza. “Que por amor taban, «¡Ahí va el viejo a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que flacucho!» Él, sin em- vosotros con Su pobreza fueseis enriquecidos” bargo, ignorando aque- (2ª Corintios 8:9). Pero la odiosa voluntad humana, llas griterías abusivas, en contra de este Hombre manso y humilde, fue seguía caminando. Y al tan grande que la gente llegó a clamar por Su contrario, siempre que al- muerte: “Crucifícale, crucifícale” (Lucas 23:21). No guien le dirijía la palabra, usando de Su poder, permitió que lo trataran respondía de una manera como un criminal, se le dio una pena injusta y fue gentil y paciente. crucificado. Mientras Él colgaba sufriendo en la cruz, aquellos que lo veían se reían de Él. Pero la
L a ciudad de Marsella y sus alrededores al sur de
Francia son bien conocidos por sus bellos jar- dines. Sin embargo, en el pasado aquella área care- Al paso del tiempo, su espalda fue tomando una línea encorvada a causa del trabajo incesante. Su cabello se tornó en blanco, y con más de ochenta cía del recurso vital del agua, llegando a ser un años, Guizón un día murió. lugar árido y sombrío. Finalmente, se pudo traer a Los testamentarios de sus bienes descubrieron la región agua del río Durance por medio del canal que había amasado una fortuna de oro y plata. En- que se construyó, el cual medía once kilómetros. tre otros papeles encontraron su testamento, el Mucho tiempo antes de que esto ocurriera un cual contenía el siguiente párrafo: hombre llamado Guizón vivía en Marsella. Siem- «Una vez fui pobre, y observé que la población de pre estaba ocupado, y parecía estar inclinado a Marsella sufría grandemente a causa de la escasez de ahorrar dinero en todo tiempo. Esto lo lograba por agua pura. Como no tengo familia, he dedicado mi vida medio de su duro trabajo y sus cuidadosos aho- a ahorrar una suma de dinero suficiente para construir rros. Su vestimenta estaba obviamente vieja y gas- un acueducto que pueda surtir a la ciudad de Marsella tada. Su comida era de lo más sencilla y barata. agua pura, para que aun los más pobres puedan dispo- Vivía solo, privándose de lujos y aun las comodi- ner de suficiente agua.» dades de la vida ordinaria. Vivió despreciado y sin amigos. Llenó sus días de soledad. Vivió y murió, pudiendo proveer Griterías abusivas agua pura a aquellos que lo malentendieron y lo Guizón era conocido como el avaro. Aunque maltrataron. ciertamente era honesto en todas sus transacciones, y fiel en lle- El despreciado var a cabo sus deberes, era Hubo otro Hombre en el oriente que también despreciado por todos. En fue malentendido, “despreciado y desechado en- la calle, los jóvenes al ver tre los hombres” (Isaías 53:3). Su vida, también, fue andar a aquella figura po- una llena de pobreza voluntaria. No tuvo un hogar bremente vestida, le gri- o lugar donde reclinar Su cabeza. “Que por amor taban, «¡Ahí va el viejo a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que flacucho!» Él, sin em- vosotros con Su pobreza fueseis enriquecidos” bargo, ignorando aque- (2ª Corintios 8:9). Pero la odiosa voluntad humana, llas griterías abusivas, en contra de este Hombre manso y humilde, fue seguía caminando. Y al tan grande que la gente llegó a clamar por Su contrario, siempre que al- muerte: “Crucifícale, crucifícale” (Lucas 23:21). No guien le dirijía la palabra, usando de Su poder, permitió que lo trataran respondía de una manera como un criminal, se le dio una pena injusta y fue gentil y paciente. crucificado. Mientras Él colgaba sufriendo en la cruz, aquellos que lo veían se reían de Él. Pero la