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Es de manifestar que con fecha 06 de julio del presente año el señor

Farhad acudió a las instalaciones de la Agencia de Empleos “Chamba de México”


para solicitar que a través del personal que designará ésta, se presentará al
domicilio donde tiene sus asientos su negocio de abarrotes, para realizar el
cambio de chapa de la puerta principal, manifestando que generaba un esfuerzo
para lograr cerrarla y que originaba ciertos riesgos de seguridad respecto de su
mercancía, aunado a ello también menciono que esa falla la presento su puerta
desde días atrás.

Situación la anterior que dio origen a la celebración de un contrato de


prestación de servicios, suscrito entre el señor Farhad como “CLIENTE” y la
persona moral denominada “Chamba de México” como “EL PRESTADOR”, en
virtud del cual éste último se obligó a prestar como único servicio el de cerrajería,
consistente en el cambio de chapa de una puerta, trabajo que ejecutaría mediante
uno de sus empleados, de nombre Daniel Ruíz, persona a la que se le hizo saber
en qué consistía el servicio, además de que de la misma factura expedida por la
agencia, se desprendía el trabajo a realizar así como el costo que éste generaría.
Habría que decir también, que el “CLIENTE” se obligó a pagar al “PRESTADOR”
por concepto de honorarios por la prestación citada la cantidad de $ 500.00 M. N.
(QUINIENTOS PESOS CERO CENTAVOS M. N.), mismo monto que sería
entregado al momento de que éste diera cumplimiento con el cambio de chapa,
acordando de esa forma que el servicio se ejecutaría el día 07 de julio del año en
curso a las 11 horas.

Cabe precisar que ese día 07 de julio el trabajador asistió a la hora y


dirección señaladas en el contrato, para dar cabal cumplimiento a la prestación
objeto del multicitado contrato, mismo que consistía en cambiar la cerradura de la
puerta principal del comercio del señor Farhad, puntualizando que al realizar dicha
actividad el empleado se percató que aún y cuando la puerta ya tenía la cerradura
nueva seguía presentado fallas, por lo que después de revisarla minuciosamente
determino que el desperfecto estaba en la puerta, ya que ésta rozaba de sus 4
bordes incluso hasta el punto de no ajustarse en el marco, lo que provocaba que

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tanto la chapa nueva como la que se quitó no cerrara adecuadamente; avería que
le comunico de manera inmediata al señor Farhad, haciéndole también la
recomendación de que cambiara la puerta porque era ésta la que generaba
problemas para cerrar, sin embargo el señor Farhad no solo reacciono de forma
muy agresiva contra el señor Daniel, sino que además le hizo el señalamiento de
que era un estafador, negándose por obviedad a cubrirle el pago convenido en el
contrato celebrado entre éste y la agencia de empleo, pormenor que el empleado
notifico de forma inmediata al responsable de la persona moral donde labora. A
causa de lo descrito anteriormente, el 9 de julio del año que corre, el señor Farhad
sufrió un robo a su tienda de abarrotes, la cual fue saqueada, destruida y pintada
con grafitti, dicha eventualidad lo llevo a demandarle a la Agencia de Empleos
“Chamba de México”, la reparación de daños materiales por hechos ejecutados
con mala fe.

En relación con lo anterior, es dable señalar que para generar la reparación


de daños a la que hace alusión la parte actora, se debió actualizar una serie de
aspectos que hicieran atribuible dicha responsabilidad emanada de su demanda,
para lo cual se debe tener en cuenta que no hubo un acto voluntario por parte del
demandado para dañar el patrimonio del actor, ya que para tal efecto debe
configurarse la intención de dolo o imprudencia, entendiendo el primero como
el engaño o fraude llevados a cabo con la intención de dañar a alguien mediante la
acción u omisión de una determinada conducta; y el segundo, como la falta de
precaución que implica omitir la diligencia requerida, es decir, se trata de un olvido
de la previsión aconsejable para realizar algún hecho que la prudencia popular
recomendaría.

Siguiendo esa tesitura, en el caso que nos ocupa es de subrayar que no


encuadran tales supuestos, ya que el empleado advirtió al hoy actor de que la
puerta no estaba en buenas condiciones aunado a que también paso el reporte en
la agencia de empleo; siendo necesario recalcar que, la compañía de seguros al
emitir su dictamen indico que no podía hacerse responsable de pagar los daños

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generados por el robo porque tal acto lo calificaron como un caso de negligencia
por parte de él, ya que le habían aconsejado cambiar la puerta y no lo hizo.

Considerando lo que antecede, y en vista de lo que suscito la parte actora


con sus aseveraciones sin prueba y fundamento, demando de manera
reconvencional al señor Farhad, la reparación del daño por responsabilidad
contractual, ya que debió dar cumplimiento a la prestación pactada en el contrato
que se celebró, consistente en el pago por el servicio de cambio de cerradura,
puesto que de los hechos descritos en líneas anteriores se advierte que la agencia
de empleo, hoy parte demandada inicial y actora reconvencional, cumplió con la
obligación consistente en prestar el servicio.

Finalmente, cabe señalar que cuando se trata de una reclamación por este
tipo de responsabilidad contractual hay que probar ciertas presunciones, las
cuales son: el daño, el incumplimiento y la existencia de una obligación contractual
previa que sujetaba a las partes. De modo que el primer elemento se prueba con
las disminuciones de ganancias que dejo de obtener la agencia de empleo al no
ser contratada para prestar los servicios que ofrece, aseveración que se
demostrara con una prueba pericial en contabilidad; el segundo elemento, surge al
momento de que el señor Farhad se negó a cubrir la cantidad pactada como
retribución por el servicio que se realizó de cerrajería, a pesar de que la agencia
dio cabal cumplimiento al colocar a través de su empleado la chapa nueva; y el
tercer elemento, se comprueba mediante la exhibición del contrato de prestación
de servicios que celebraron los hoy contendientes.

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