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INSTITUCIÓN EDUCATIVA

“APRENDE HACIENDO”
“José Abelardo Quiñones” EDUCACIÓN RELIGIOSA LOGRO
NVO. CHIMBOTE
5° Secundaria

HOJA DE TRABAJO Nº 11
APELLIDOS Y NOMBRES: _______________________________Nº DE ORDEN: _____
SECCIÓN: 5° FECHA: 06/06/2022 DOCENTE: Ruben Cortez Martinez

TEMA N° 11: COHERENCIA CON LOS PRINCIPIOS DE SU FE RELIGIOSA

LA COHERENCIA
Una primera aproximación a lo que significa la coherencia la encontramos en el diccionario:
«Conexión, relación o unión de unas cosas con otras». Al aplicar esta definición a la vida
cristiana nos referimos principalmente a esa conexión, relación o unión que debe existir entre fe
y vida, entre aquello que creemos el Señor Jesús y su Evangelio y el modo como vivimos en lo
cotidiano. En esta coherencia está el secreto de la santidad, a la que Dios nos llama a cada
uno de nosotros, en nuestro propio estado de vida. Por ello es tan importante que de la fe en la
mente y en el corazón pasemos a la fe en la acción.

COHERENCIA DE FE
Un cristiano coherente es aquél que sostiene con sus obras lo que cree y afirma de palabra. No
hay diferencia entre lo uno y lo otro. Se descubre en él o en ella una estrecha unidad entre la fe
que profesa con sus labios, la fe acogida en su mente y corazón, y su conducta en la vida
cotidiana: su fe pasa a la acción, se muestra y evidencia por sus actos. Así los principios
tomados del Evangelio orientan su conducta y su pensamiento cristiano, su piedad y afectos, y
se reflejan en la acción práctica. Esta coherencia la vive no sólo cuando las cosas se le
presentan "fáciles", sino también cuando es puesto a prueba.

Un cristiano incoherente con su fe y condición de bautizado, en cambio, es aquél cuyas obras


contradicen abiertamente lo que sostiene con sus palabras, lo que dice creer y lo que en su
corazón anhela en lo más profundo de su ser. Es, por ejemplo, aquél que dice: "soy creyente,
pero no practicante", es decir, lo que llamamos un "agnóstico funcional", un bautizado que
aunque a veces va a Misa y reza algo de vez en cuando actúa del mismo modo como lo hace
un hombre que no cree en Dios, que no conoce la fe.

Incoherentes somos también nosotros, quienes nos hemos encontrado con el Señor Jesús y
nos esforzamos por llevar una vida cristiana seria, cuando negamos con nuestras obras las
enseñanzas del Evangelio, cuando no hacemos lo que a otros predicamos o exigimos.
¡Ciertamente todos, más o menos, tenemos algo de incoherentes...!

HACIA UNA COHERENCIA DE FE DECADA VEZ MAYOR


Al tomar conciencia de las dificultades que tenemos que afrontar para vivir la fe con coherencia,
no buscamos abrumarnos o desalentamos. Se trata de vivir en un sano realismo: la
incoherencia, mayor o menor, la experimentamos todos y nos acompañará mientras estemos
como peregrinos en este mundo. El primer paso hacia una vida de mayor coherencia es
aceptar con humildad y sencillez esta verdad, y a partir de allí buscar reducir cada vez más la
distancia que hay entre nuestra mente y corazón, nutrida de la fe, sostenida por la esperanza y
animada por la caridad, y nuestras acciones cotidianas; entre nuestras palabras y obras; entre
la fe y la vida. Para ello, hay que poner medios concretos para ir ganando en hábitos de
coherencia y avanzar así, poco a poco, hacia un estado de una cada vez mayor coherencia.
Así, con la fuerza que nos viene del Señor y el apoyo que encontramos en la comunidad, nos
iremos acercando cada vez más al horizonte de plena coherencia que descubrimos en el Señor
Jesús y en su Santísima Madre.

COHERENCIA Y APOSTOLADO
Estoy llamado a ser un apóstol. Cada cual en su puesto y lugar, desde el propio estado de vida,
nuestra misión es la de anunciar el Evangelio, transmitir al Señor y hacer partícipes a muchos
otros del don de la reconciliación que Él nos ha traído. Ello implica necesariamente que yo
mismo me esfuerce por ser el primero en acoger y vivir el Evangelio con máxima coherencia.

El Concilio Vaticano II ha enseñado que, con frecuencia, «la incoherencia de los creyentes
constituye un obstáculo en el camino de cuantos buscan al Señor». La incoherencia afecta,
según el grado, nuestro propio testimonio, y puede tomar estéril la Palabra que estamos
llamados a proclamar y transmitir. Tomar conciencia de la necesidad de ser coherentes con la
fe que predicamos para que el apostolado sea fecundo y eficaz es una fuerte motivación en el
camino cotidiano de nuestra propia santificación.
En este empeño tengamos en cuenta aquél dicho que reza: "Las palabras mueven, el ejemplo
arrastra". Y es que «cuanto más se refleje Cristo en nuestra vida, tanto más mostrará la
atracción irresistible que él mismo anunció hablando de su muerte en la cruz: "Cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hada mi".

¡Cuánto apela, cuestiona, mueve los corazones, por la firmeza, paz y seguridad que transmite,
el testimonio de una persona que es coherente con el Evangelio ¡Cuántos al verlo, al verla,
feliz, radiante, dicen: "yo quiero eso para mí", "yo quiero ser así"! Y así el cristiano coherente se
convierte en un excelente apóstol, porque irradia el gozo y la plenitud que nos dan el llevar a
Cristo muy dentro. ¡Cuanto más eficaz es el anuncio del Evangelio cuando las palabras se ven
respaldadas por el testimonio luminoso de una vida cristiana coherente!

ACTIVIDAD:

 ¿Qué es la Coherencia?
 ¿Qué es coherencia de fe? Definición y poner un ejemplo:
 ¿Qué diferencia hay entre Coherencia y Apostolado?
 Realizar un mapa CONCEPTUAL.

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